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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.18  Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2011

 

PSICOANALISIS

 

La hipótesis de los tres registros - simbólico, imaginario, real - en la enseñanza de J. Lacan

The three registers hypothesis - symbolic, imaginary, real - in the J. Lacan work

 

Murillo, Manuel1

1 Lic. en Psicología. Miembro del Equipo de Investigación UBACyT P053 "Lectura metodológica de textos: Freud y Lacan". Docente de Metodología de la Investigación, Cátedra II, Facultad de Psicología, UBA. Colaborador Docente de Escuela Francesa de Psicoanálisis, Cátedra I, Facultad de Psicología, UBA). E-mail: manuelmurillo@psi.uba.ar

 


Resumen
En el presenta trabajo exploramos algunos interrogantes en torno a lo que llamamos la hipótesis de los tres registros -simbólico, imaginario, real- en la enseñanza de J. Lacan. El objetivo que nos propusimos fue identificar los momentos privilegiados en la enseñanza de Lacan para el abordaje en la temática y describir su hipótesis de los tres registros. De acuerdo a nuestra hipótesis los tres registros constituyen en la enseñanza de Lacan una tesis inédita en el campo del psicoanálisis que implica a la vez un retorno a Freud y una interrogación a Freud. Para este estudio nos hemos servido principalmente de la conferencia que Lacan dictó en 1953 sobre los tres registros, y del
seminario 22 de 1974-1975, también dedicado, en gran medida, a los tres registros. Concluimos que los registros son los nombres del padre, a la par que las dimensiones del ser hablante y los fundamentos del discurso y práctica psicoanalíticos.

Palabras clave:
Freud; Lacan; Registros; Psicoanálisis

Abstract
In this paper we explore some questions about what we call the three registers hypothesis -symbolic, imaginary, real- in J. Lacan work. The objective we set was to identify the pivotal moments in the work of Lacan to approach the subject and describe his three records hypothesis. According to our hypothesis, three records are in the work of Lacan an original thesis in the psychoanalysis field, which involves both a return to Freud and an interrogation to Freud. For this study we used mainly the conference that Lacan gave in 1953 on three records, and the seminar 22, 1974-1975, also dedicated largely to the three records. We conclude that the records are the father's names, and at
the same time, the speaking being dimensions and psychoanalytic discourse and practice fundaments.

Key words:
Freud; Lacan; Registers; Psychoanalysis


 

La siguiente presentación surgió como resultado del trabajo realizado en el equipo de investigación UBACYT P053 Lectura metodológica de textos: Freud y Lacan. El proyecto de investigación que desarrollamos tiene como propósito aportar herramientas conceptuales, teóricas y metodológicas al campo de investigaciones en psicoanálisis. El objetivo general de esta presentación es explorar algunos interrogantes en torno a los tres registros -simbólico, imaginario, real- en la enseñanza de Jacques Lacan. Los desarrollos que proponemos son exploratorios y preliminares, y en muchos aspectos el trabajo contiene ideas que deberán ser retomadas y ampliadas de manera singularizada en futuras presentaciones; pero creemos que se justifica en esta ocasión realizar una presentación de conjunto de estas ideas con miras a introducir una pregunta por los tres registros.

1. Introducción de la pregunta por los tres registros:
Lacan ha realizado aportes fundamentales en la teoría y práctica psicoanalíticas. El recorrido trazado por su enseñanza, ha implicado una revisión de los principios y conceptos fundamentales del psicoanálisis, abarcando tanto los desarrollos freudianos como los de posteriores escuelas de psicoanálisis en Inglaterra, Estados Unidos y Francia.
La enseñanza de Lacan se extiende desde 1953, año en que él mismo fecha el inicio de su enseñanza (Lacan, 1967), hasta 1981. Pero además incluye intervenciones y textos de Lacan previos a 1953, que también constituyen aportes de significativa relevancia para el campo psicoanalítico.
A lo largo de toda su enseñanza se puede observar como una constante el desarrollo de una idea fundamental que él introduce en una conferencia llamada Lo simbólico, lo imaginario y lo real (1953a). Allí presenta una idea que va a sostener hasta el final de su enseñanza, a saber, que hay tres registros esenciales de toda realidad humana: lo simbólico, lo imaginario y lo real (1953a, p. 15). Hacia el final de su enseñanza, en una de sus últimas intervenciones (1980), en Caracas, subrayará que sus tres son lo real, lo simbólico, y lo imaginario, a diferencia de los tres de Freud: el ello, el yo, el superyó.
Interesados por este fenómeno profundizaremos en esta idea de Lacan a partir de los siguientes ejes de análisis: 1- los tres registros se revelan como los registros en que se ordenan tanto la teoría como la práctica psicoanalítica (Lacan, 1953d: p. 119). En este sentido llama la atención la enseñanza de Lacan porque se advierte que el desarrollo conceptual que él ha desbrozado, tanto a nivel teórico como a nivel clínico, se estructura a partir de sus tres registros y puede analizarse en esa triple perspectiva. Así, la construcción conceptual que Lacan elabora se presenta como un fenómeno inédito en el campo del psicoanálisis, dado que tanto los desarrollos freudianos como post-freudianos no revelan esta triplicidad de forma de la teoría y la práctica psicoanalíticas. En este sentido, cabe preguntarse: ¿Qué significa, si es que algo significa, que haya tres registros esenciales de toda realidad humana, de los cuales dan cuenta tanto la teoría como la práctica psicoanalítica?
2- los tres registros son introducidos en 1953 y mantenidos en número de tres hasta el final de la enseñanza de Lacan. Si bien es cierto que Lacan no presentó los registros como conceptos acabados en 1953, sino que la conceptualización de los mismos se haya a lo largo de todo el recorrido de su enseñanza, resulta llamativo que desde 1953 nunca agregó ni quitó registros de su tríada, que en este sentido ha permanecido invariable. Esto lleva a la pregunta: ¿Qué significa, si es que algo significa, que estos registros esenciales de toda realidad humana sean tres y no más o menos de tres? En un sentido similar Lacan se ha hecho también esta pregunta en diferentes momentos de su enseñanza (cfr. por ejemplo 1953d, p. 394 y 1974-1975, 10/12/74).
3- Finalmente, dada la función central que asumen los registros en la enseñanza de Lacan, nos preguntamos: ¿Qué constituyen los tres registros? ¿De qué son registros los tres registros?
Creemos que Lacan mismo nos aporta una "pista" para explorar de la manera más radical estas preguntas. Como referíamos más arriba, en una de sus últimas intervenciones y hacia el final de su enseñanza, el 12 de julio de 1980, en Caracas, Lacan señala: "Sean ustedes lacanianos, si prefieren. Yo soy freudiano. Por eso creo adecuado decirles algunas palabras del debate que mantengo con Freud, y que no es de ayer. Aquí está: mis tres no son los suyos. Mis tres son lo real, lo simbólico y lo imaginario. Me vi llevado a situarlos con una topología, la del nudo, llamado borromeo. El nudo borromeo pone en evidencia la función de al-menos-tres. Anuda a los otros dos desanudados. Eso les di yo a los míos. Se los di para que supieran orientarse en la práctica. ¿Pero se orientan mejor que con la tópica legada por Freud a los suyos? Hay que decirlo: lo que Freud dibujó con su tópica, llamada segunda, adolece de cierta torpeza. Me imagino que era para darse a entender dentro de los límites de su época. ¿Pero no podríamos más bien aprovechar lo que allí igura la aproximación a mi nudo?".
De esta referencia partiremos: Lacan señala un contra- punto entre la segunda tópica freudiana -ello, yo y superyó- y sus tres registros. Veremos que este contrapunto resulta clave para organizar la pregunta por los tres registros y retomando los ejes de análisis antes desarrollados, precisaremos ahora nuestras preguntas en torno a la temática añadiendo tres ejes:
4- Freud elaboró en su obra dos tópicas o teorías del aparato psíquico. La primera, constituida por el inconsciente, preconsciente y consciencia, y la segunda, constituida por el ello, yo y superyó. En ambos casos se trata de provincias o instancias del aparato psíquico. Dado que Lacan señala que sus tres no son los de Freud -ello, yo y superyó-, sino los tres registros, y ese es un debate que Lacan, aun siendo freudiano, mantiene con Freud: ¿constituyen los tres registros lacanianos una tercera tópica para el psicoanálisis que viene a agregarse a las dos tópicas freudianas? ¿Existe en la enseñanza de Lacan una teoría del aparato psíquico más allá de la freudiana?
5- Dado que la teoría freudiana parte de una distinción de base, que Freud mantendrá a lo largo de toda su obra, entre lo anímico (aparato psíquico) y lo corporal (Freud, 1890, 1915a, 1917, 1923, 1938): los registros lacanianos, ¿son registros del aparato psíquico freudiano? ¿Son registros de lo corporal? ¿Son registros de lo anímico y lo corporal?
6- ¿Qué articulaciones teóricas y clínicas es posible esta- blecer entre los tres de Freud -ello, yo y superyó- y los tres de Lacan -simbólico, imaginario, real-? ¿Qué articulaciones teóricas y clínicas es posibles establecer entre los tres registros lacanianos y la distinción freudiana de lo anímico y lo corporal?
No es nuestro propósito responder en esta ocasión, sistemáticamente, a todas las preguntas que hemos abierto hasta aquí, tarea que deberemos retomar en futuras presentaciones. El propósito que nos convoca aquí es llamar la atención a la pregunta por los tres registros, tal como hemos intentado desbrozarla en estos seis ejes de análisis.

2. Antecedentes:

2.1. Antecedentes freudianos en la temática
La conceptualización freudiana del aparato psíquico parte de una distinción de base entre el dominio de lo psíquico y el dominio de lo somático. En Tratamiento psíquico (Tratamiento del alma), escrito en 1890, Freud subraya particularmente este aspecto: "La relación entre lo corporal y lo anímico (en el animal tanto como en el hombre) es de acción recíproca (Freud, 1890: p. 116) La categoría de lo psíquico constituye la base para la construcción conceptual del aparato psíquico, desarrollo que se puede seguir en textos fundamentales como el Proyecto de psicología para neurólogos (1985), La interpretación de los sueños (1900), donde Freud presenta la primera tópica -inconsciente, preconsciente, consciente- y El yo y el ello (1923), donde Freud presenta la segunda tópica -ello, yo, superyó.
En pulsiones y destinos de pulsión (1915) se subraya nue- vamente la relación cuerpo-alma vía el concepto de pulsión: "la 'pulsión' nos aparece como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una medida de exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal." (1915a: p. 114 y 117).
La instancia psíquica del ello tiene en la segunda tópica freudiana una inspiración en la noción de ello de George Groddeck. En la Correspondencia (Freud-Groddeck, 1917) que mantuvo Freud con Groddeck seis años antes de escribir El yo y el ello, el 27 de mayo de 1917 escribe Groddeck a Freud: "...había arraigado en mí la convicción de que la distinción entre cuerpo y alma no era más que una distinción nominal e inesencial, y que el cuerpo y el alma constituyen una cosa común, que en ellos se encierra un Ello, una fuerza por la que somos vividos mientras creemos que somos nosotros quienes vivimos." (Freud-Groddeck, 1917: p. 33) El 5 de junio de 1917 Freud responde a Groddeck: "¿Por qué desde su bonita base se arroja Ud. a la mística, suprime la diferencia entre lo anímico y lo corporal, y se aferra a teorías ilosóicas que no vienen al caso? Sus experiencias no conducen sino al reconocimiento de que el factor psic. tiene una importancia insospechadamente grande incluso respecto de la aparición de enfermedades orgánicas. Pero, ¿el solo hecho de que produzca estas enfermedades afecta de algún modo la diferencia entre lo anímico y lo corporal? Tan petulante me parece atribuir un alma a la naturaleza, como desespiritualizarla radicalmente. Dejémosle con su grandiosa diversidad que de lo inanimado asciende a la vida orgánica, y de la vida corporal a lo anímico. Es cierto que el Ic constituye la auténtica mediación entre lo corporal y lo anímico, acaso el tanto tiempo buscado 'missing link'. Más, que al fin lo hayamos descubierto no nos permite ver más lejos. Me temo que sea Ud. también un filósofo y tenga la inclinación monística de menospreciar las bellas diferencias de la naturaleza en aras de la seductora unidad. ¿Acaso con ella nos libramos de las diferencias?" (Freud-Groddeck, 1917: p. 39) Destaquemos que en esta referencia Freud está situando al inconsciente en el lugar de mediación y lazo entre lo anímico y lo corporal. Freud rechaza la perspectiva monista de Groddeck, que elimina toda diferencia entre lo anímico y lo corporal y se pronuncia a favor de una perspectiva dualista, tal como venimos señalando, que ubica al cuerpo, el alma, y las interrelaciones entre ambos dominios. Pero aun, señala Freud, cuando se abandona el dualismo y se concibe al cuerpo y al alma como una unidad, no es posible eliminar sus diferencias, es decir: bien puede ser que cuerpo y alma se conciban como uno, pero las diferencias entre ambos dominios no quedan por eso disueltas.
En el Esquema del psicoanálisis (1938a), capítulo 1, "El aparato psíquico", Freud afirma: "El psicoanálisis establece una premisa fundamental cuyo examen queda reservado al pensar filosófico y cuya justificación reside en sus resultados. De lo que llamamos nuestra psique (vida anímica), nos son consabidos dos términos: en primer lugar, el órgano corporal y escenario de ella, el encéfalo (sistema nervioso) y, por otra parte, nuestros actos de consciencia, que son dados inmediatamente y que ninguna descripción nos podría transmitir. No nos es consabido, en cambio, lo que haya en medio; no nos es dada una referencia directa entre ambos puntos terminales de nuestro saber. Si ella existiera, a lo sumo brindaría una localización precisa de los procesos de consciencia, sin contribuir en nada a su inteligencia." (Freud, 1938a: p. 143) Señalemos que aquí Freud deja para la filosofía la revisión de la premisa fundamental de la psique, y por otro lado, no se pronuncia acerca del término que articula lo somático y lo psíquico, es decir, no re-afirma que la pulsión o el inconsciente sean ese término medio entre psique y soma, en este caso, consciencia y sistema nervioso. En uno de sus últimos textos, en 1938, Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis (1938b) se pregunta por "La naturaleza de lo psíquico" y señala que no sabemos con precisión qué es lo psíquico, que lo psíquico constituye un supuesto de base para la teoría: "El psicoanálisis es una parte de la ciencia sobre el alma, de la psicología. También se lo llama 'psicología de lo profundo' (...) Si alguien preguntara qué es propiamente lo psíquico, fácil sería responderle remitiéndolo a sus contenidos. Nuestras percepciones, representaciones, recuerdos, sentimientos y actos de voluntad, todo esto pertenece a lo psíquico. Pero si esa inquisición prosiguiera, y ahora quisiera saber si todos esos procesos poseen un carácter común que nos permitiera asir de una manera más ceñida la naturaleza o, como también se dice, la esencia de lo psíquico, sería más difícil dar una respuesta. Si se hubiera dirigido una pregunta análoga a un físico (p. ej., acerca de la esencia de la electricidad), su respuesta -hasta hace muy poco tiempo- habría sido: 'Para explicar ciertos fenómenos suponemos unas fuerzas eléctricas que son inherentes a las cosas y parten de ellas. Estudiamos estos fenómenos, hallamos sus leyes y aun logramos aplicaciones prácticas. Provisionalmente nos basta. En cuanto a la esencia de la electricidad, no la conocemos; quizá más tarde, en el progreso de nuestro trabajo, logremos averiguarla'." (Freud, 1938b: p. 284) Destaquemos que para Freud, al menos en una primera impresión, psique equivale a alma, con lo cual está reconociendo que no sabemos qué es el alma, y que la noción de alma es un supuesto de base en la teoría.
Finalmente, señalemos la anotación freudiana del 22 de agosto de 1938 en Conclusiones, ideas, problemas: "La espacialidad podría ser la proyección de la extensión del aparato psíquico. Ninguna otra derivación es probable. En lugar del a priori kantiano, las condiciones de nuestro aparato psíquico. La psique es extensa, pero nada sabe de ello." (Freud, 1938d: p. 3432) Esta nota establece un contraste con las referencias anteriores dado que al afirmar la extensión de la psique Freud está por lo menos matizando la distinción que hasta aquí hemos explorado entre psique y soma, dado que la extensión es históricamente para la filosofía una propiedad del cuerpo y no del alma.

2.2. Algunos antecedentes posteriores a la enseñanza de Lacan:
Destaquemos a continuación algunos antecedentes posteriores a la emergencia de la enseñanza de Lacan, en que se puedan analizar las perspectivas propuestas en torno al alma, el cuerpo y los tres registros.
En torno a Freud un eje de discusión (De Kruyff, s/f; Scar- fone, 1999; Czerlowski, 2008) es si su teoría del aparato psíquico reposa sobre un monismo o un dualismo (Ferrater Mora, 1941) del cuerpo y el alma. Quienes afirman que la teoría freudiana es dualista destacan las referencias de Freud donde se distinguen y articulan el cuerpo y el alma, como entidades diferenciables y articulables o integrables. Por otro lado quienes afirman que la teoría freudiana es monista destacan que en Freud nunca es posible separar radicalmente cuerpo de alma, y que no es posible concebir el aparato psíquico freudiano sin consideración del cuerpo; lo psíquico, de esta manera, se asienta necesariamente sobre lo somático.
Sobre la enseñanza de Lacan parece haber mayor acuerdo en que no se trata de construcciones dualistas, y la discusión oscila entre las tesis monistas o ternarias.
Así, Ogilvie (1987) señala que Lacan no es dualista, sino monista, indicando la influencia de la filosofía de Spinoza en su enseñanza. Carbajal y otros (1991: p. 78) y Lucioni (1993: p. 21) asocian los tres registros al misterio de la "Trinidad cristiana", en la medida en que son a la vez tres y uno. Balat (2000) por su parte realiza un trabajo en el que compara los tres registros lacanianos a las categorías de Charles S. Peirce, de primeridad, segundidad y terceridad, retomando la asociación que ya había hecho Lacan (1975-1976: p. 119; 1976-1977: 11/1/77) entre sus tres registros y la lógica ternaria de Peirce.
A propósito de los tres registros, en varias fuentes pueden hallarse menciones y desarrollos de los mismos en la enseñanza de Lacan, aunque no necesariamente sean articulados o puestos en contrapunto con la problemática del cuerpo y el alma en Freud (cfr. Marini, 1986; Miller, 1989; Cababié, 1991; Soler, 1997; Menassa y Diez Cuesta, 1997; Porge, 2001).
Algunos autores se han ocupado no sólo de tratar sobre los registros en la enseñanza de Lacan sino de indagar el origen o fuente de inspiración de los tres registros lacanianos (cfr. Dreyfuss, 1987; Rabinovich, 1995b, 1995c; Miller, 2005).
En la articulación de las nociones de cuerpo-alma y los tres registros algunos autores sugieren, como algo implícito o de suyo, aunque formulado explícitamente en sus textos, que los tres registros de Lacan son los tres registros del aparato psíquico, asimilando de esa manera los tres registros lacanianos al registro psíquico freudiano (cfr. Roudinesco, 1993: p. 319; Baudes de Moresco, 1995: p. 9 y 21; Grignoli, 1999: p. 42)
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En otros textos puede leerse una línea de pensamiento que articula lo real al cuerpo, lo imaginario al alma, siguiendo una indicación de la propia enseñanza lacaniana, y lo simbólico al nexo que articula cuerpo y alma (Laurent e Indart, 2008). Esta perspectiva de entender el problema recuerda una de las propuestas freudianas señalada anteriormente, según la cual el inconsciente es el mediador entre el alma y el cuerpo (Freud-Groddeck, 1917: p. 39) Rabinovich (1995a) y Allouch (2007: p. 48-49) retoman otra línea de pensamiento, también recogida de la enseñanza de Lacan, que subraya y acentúa la crítica que hace Lacan a la noción de alma o psiquis. En este caso, no se trata de concebir al alma como lo imaginario, sino de desestimar como tal la categoría de alma para la elaboración conceptual del discurso psicoanalítico.
En una línea semejante de articulación, algunos autores han señalado que Lacan sustituye las tópicas freudianas con sus tres registros (cfr. Lucioni, 1993: p. 18 y 22; Assoun, 2000: p. 140) En este sentido, los registros lacanianos no serían una tercera tópica o teoría del aparato psíquico, sino un "modelo" alternativo a las tópicas freudianas. En el mismo sentido, algunos autores (Rabinovich, 1986; Allouch, 1993) postulan que los tres registros de Lacan son superadores del modelo dualista freudiano, aunque no se reieran explícitamente al dualismo del cuerpo y del alma, sino a otras formas de dualismo, como ser la relación sujeto-objeto o el dualismo pulsional.
Finalmente, algunos autores (Garrido Elizalde, 2007; Villalba Francia, 2007) postulan explícitamente que los tres registros de Lacan constituyen un modelo superador del esquema dual freudiano cuerpo-alma.

3. Hipótesis:
Expongamos a continuación nuestra hipótesis con respecto al interrogante abierto por los tres registros, hipótesis que se nutre de las diferentes perspectivas antes señaladas y que deberemos explorar luego en la enseñanza misma de Lacan:
Los tres registros lacanianos son en primer lugar una hipótesis original de Lacan. Señalemos entonces en qué sentido entendemos que los tres registros constituyen una hipótesis.
Adoptamos de Lacan la perspectiva según la cual el psicoanálisis se deine en primer término por ser una praxis (Lacan, 1964, 1976-1977). Pero además adoptamos la perspectiva en la que el mismo Lacan ha insistido, con diferentes matices a lo largo de toda su enseñanza, según la cual el discurso psicoanalítico que él elabora es un intento de formalización de la práctica analítica, con miras a una transmisión posible de la misma (cfr. Lacan, 1953b, p. 272; 1964, p. 18; 1974-1975, p. 7, 37, 172).
Así, en el contexto de este trabajo, entenderemos por hipótesis (cfr. Samaja, 1993):

1- las tesis o proposiciones que Freud y Lacan han formu- lado con el in de dar cuenta de la praxis analítica y promover una formalización y transmisión posibles de la misma; 2-las respuestas conjeturales a los interrogantes y obstáculos que se presentan en la teoría y praxis analíticas, tal como Freud y Lacan los han sabido formular.
Por otro lado, las categorías que operan como fundamento de la práctica psicoanalítica (tales como deseo, pulsión, transferencia, etc.) no han sido extraídas por Freud y Lacan de campos ajenos al psicoanálisis, sino que han implicado un trabajo de construcción interno al campo mismo del psicoanálisis en la tensión que se sostiene entre la práctica analítica y su intento de formalización y transmisión.

En dicho trabajo de construcción de las categorías psicoanalíticas resulta fundamental considerar el diálogo que el psicoanálisis ha mantenido con otras formas de discurso: neurología, filosofía, matemática, lingüística, antropología, etc.

En este sentido, las categorías de psique (o alma) y cuerpo, que Freud toma como punto de partida para la elaboración de su teoría del aparato psíquico, no constituyen inicialmente categorías psicoanalíticas, sino que tienen origen en tradiciones de pensamiento filosóficas y teológicas. Freud tomó dichas categorías como punto de partida para intentar dar cuenta de su propia experiencia como psicoanalista. De esta manera, la construcción teórica del aparato psíquico elaborada por Freud ha hallado un límite natural en dichos esquemas de pensamiento, límite que señala Lacan: "Hay que decirlo: lo que Freud dibujó con su tópica, llamada segunda, adolece de cierta torpeza. Me imagino que era para darse a entender dentro de los límites de su época" (Lacan, 12/07/1980).
En el caso de Lacan, creemos que se ha apoyado en su experiencia analítica y en los textos freudianos para elaborar la hipótesis de los tres registros. Pero asimismo se ha valido de otros discursos (lingüística, antropología, filosofía, etc.) que le han permitido nutrir y desarrollar esta hipótesis. Pero aun así, los registros simbólico, imaginario y real constituyen desde su fundación misma por Lacan categorías especíicamente y originalmente psicoanalíticas.
Por otro lado creemos que los tres registros no se proponen como una tercera tópica que se suma a las freudianas, sino que subvierten desde su introducción misma el esquema de pensamiento monista o dualista: cuerpo-alma. En este sentido, los registros no son registros del aparato psíquico o del cuerpo sino registros de la realidad humana (Lacan, 1953a), del ser-hablante y del campo práctico del dispositivo analítico mismo (Lacan, 1974-1975).
De esta manera, la introducción de los tres registros en el psicoanálisis por parte de Lacan, orientado inicialmente por un retorno a freud, es solidaria de un re-ordenamiento de la clínica psicoanalítica y poseen desde su fundamento mismo, a diferencia de las categorías de cuerpo y alma, un carácter y valor clínicos fundamentales en la teoría psicoanalítica.

4. La hipótesis de los tres registros en 1953 y en 1974:

4.1. La conferencia de 1953, Lo simbólico, lo imaginario y lo real:
Analizando el lugar que tienen los tres registros en la enseñanza de Lacan, advertimos que la conferencia de 1953 y el seminario 22, llamado "RSI", constituyen dos fuentes fundamentales para explorar la temática.
Lacan fecha el inicio de su enseñanza en 1953 (Lacan, 1967), indicando que su propósito es realizar un retorno a Freud, a la experiencia freudiana, a los textos freudianos (Lacan, 1953a; 1953b). Ahora bien, el modo como Lacan retorna a Freud es muy particular, porque sus llamados registros no son, como tales, estrictamente freudianos. En este sentido, como intentaremos explorarlo en lo que sigue, Lacan regresa a Freud, pero no lo hace con "las manos vacías", sino provisto de sus registros.
La conferencia de 1953 fue la primera reunión llamada cientíica de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (Miller, 2005: p. 105) Ha sido posteriormente establecida y publicada por J.-A. Miller en un volumen que además incluye la clase única de Lacan del seminario De los nombres del padre. Refiere Miller en la nota introductoria del volumen: "'Lo simbólico, lo imaginario y lo real' precede inmediatamente la redacción, durante el verano, del informe de Roma sobre 'Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis', que anunciaba el comienzo público de 'la enseñanza de Lacan', como se dirá más tarde. La conferencia constituye la primera presentación temática de la famosa tríada que la elaboración de Lacan La conferencia de 1953 fue la primera reunión llamada científica de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (Miller, 2005: p. 105). Ha sido posteriormente establecida y publicada por J.-A. Miller en un volumen que además incluye la clase única de Lacan del seminario de los nombres del padre. Refiere Miller en la nota introductoria del volumen: "'Lo simbólico, lo imaginario y lo real' precede inmediatamente la redacción, durante el verano, del informe de Roma sobre 'Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis', que anunciaba el comienzo público de 'la enseñanza de Lacan', como se dirá más tarde. La conferencia constituye la primera presentación temática de la famosa tríada que la elaboración de Lacan sostendrá de cabo a rabo durante las siguientes tres décadas, hasta volverse el objeto esencial, no solo conceptual, sino también matemático y material, con la forma del nudo borromeo y sus derivados." (Miller, 2005: p. 9)
¿Por qué reúne Miller la conferencia de los tres registros del año 1953 con la clase única sobre los nombres del padre del año 1963? Miller mismo nos comenta el criterio que ha seguido: "La reunión de estos dos textos ciertamente se justificaría desde una perspectiva histórica (...) Pero la verdadera razón que me decidió a juntarlos está en otra parte: hacer hincapié en la indicación que dio Lacan en su última enseñanza, mezcla de humorada y sentencia, bien en su estilo de medio-decir, según la cual lo simbólico, lo imaginario y lo real son los verdaderos Nombres del Padre." (Miller, 2005: p. 9).
Esta referencia de Miller señala el recorrido de los tres registros desde 1953 hasta la última época de la enseñanza de Lacan, en donde articula los tres registros al nudo borromeo y a los nombres del padre (Lacan, 1974-1974). Tomaremos de esta conferencia dos referencias: "...no hay captura más completa de la realidad humana [réalité humaine] que la que realiza la experiencia freudiana..." (Lacan, 1953a: p. 14); "...trataré sobre todo, muy simplemen te, de decir algunas palabras so bre lo que quiere decir la posición de tal proble ma; sobre lo que quiere decir la confrontación de esos tres registros que son precisamente los registros esenciales de la realidad humana [réalité humaine], registros muy distintos y que se llaman: lo simbólico, lo imaginario y lo real. (Lacan, 1953c: p. 2) Más allá de esta última referencia, Lacan no volverá a referirse a los tres registros, de manera conjunta, al nivel de registros esenciales de la realidad humana. Incluso en toda la enseñanza de Lacan, no son muchas las ocasiones en que Lacan se reiera directamente a los tres registros en conjunto. Los momentos privilegiados de su enseñanza a este respecto son esta conferencia y el Seminario 22, llamado RSI.
Destaquemos en esta conferencia la noción que Lacan toma para referirse a los tres registros: realidad humana. La idea de realidad humana aparecerá en varios pasajes de la conferencia, puesta en contrapunto con la realidad animal, a partir del símbolo: "Se trata justamente de puntos donde el símbolo constituye la realidad humana (...) La creación de símbolos introduce una realidad nueva en la realidad animal." (Lacan, 1953a: p. 56 y 57) ¿Qué significa para Lacan en esta época inicial de su enseñanza la noción de realidad humana? Retomaremos esta pregunta más adelante.
Señalemos dos referencias a los tres registros que aparecen en el seminario Los escritos técnicos de Freud (1953d) que es, después de Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis (1953b) el primer seminario de su enseñanza: "...lo imaginario, lo simbólico y lo real. Nada puede comprenderse de la técnica y la experiencia freudianas sin estos tres sistemas de referencia (...) La tripartición de lo simbólico, lo imaginario y lo real -categorías elementales sin las cuales nada podemos distinguir en nuestra experiencia- se sitúa en la dimensión del ser." (Lacan, 1953d: p. 119 y 393).
En 1953, entonces, los registros se presentan en la ense-ñanza de Lacan situados en la dimensión del ser como categorías elementales, y en ese sentido, fundamentales, tanto de la técnica y la experiencia freudianas como de la realidad humana.

4.2. Seminario 22, RSI:
En este seminario no se trata para Lacan de retornar a Freud como en la primera época de su enseñanza (desde 1953), dado que esa es una labor en la que viene trabajando desde hace veintiún años. De esa manera es que Lacan puede articular la relación de Freud a los tres registros lacanianos en este seminario: "Freud no tenía la idea de lo Simbólico, de lo Imaginario y de lo Real. Pero a pesar de todo, tenía de ello una sospecha." (Lacan, 1974-1975: 13/1/75)
Una primera articulación a señalar en este seminario, es la relación que hace Lacan de los tres registros, a los tres redondeles de cuerda que constituyen al nudo borromeo, indicando que el nudo borromeo (de tres) se constituye de tres registros (Lacan, 1974-1975): "...el ser que habla está siempre en alguna parte mal situado entre dos y tres dimensiones. Es precisamente por eso que ustedes me han escuchado producir esto que es la misma cosa, la misma cosa que mi nudo, este equívoco sobre dit-mension, que yo escribo, ustedes lo saben porque se los he machacado, que yo escribo: dit, guión, y después, mansion, mansión del decir." (Lacan, 1974-1975: 13/01/75) Dit-mension (dimensión) produce en francés un equívoco entre la morada del dicho (dit-mansion), mención del dicho (dit-mention) y dimensión (ditmension). En este mismo seminario Lacan introduce un término neológico, una invención conceptual, para designar a ese alguien que habita o vive en la dit-mansion (la morada del dicho), para quien habita en la palabra: parlêtre, que en francés es una condensación de parler (hablar) y être (ser). Para Lacan, parlêtre o l'être parlant (el ser hablante) refiere a "esos seres que no hablan simplemente para ser (à être) sino que son por el ser (par l'être)" (Lacan, 1974-1975: 17/12/74) Lacan invierte la definición, sugiriendo que no se trata de un ser que habla
(un être qui parle), sino de hablar para ser (parlêtre), señalando la dependencia ontológica del parlêtre a la palabra. Con el término parlêtre Lacan designa algo que por momentos se confunde con su noción de sujeto, y por momentos se revela como algo diferente. En la clase del 18/03/75 Lacan afirma que el sujeto se condiciona por el nudo borromeo: "...parto de la tesis según la cual el sujeto es eso que está determinado por la igura en cuestión, determinado, no de ninguna manera en que él sería el doble, sino que es a partir de los calces del nudo, de eso que en el nudo determina puntos triples, del hecho del apretamiento del nudo, que el sujeto se condiciona" (Lacan, 1974-1975: 18/03/75) Por otro lado, en una clase anterior, había afirmado: "La consistencia para el parlêtre, para el ser-hablante (l'être parlant), es lo que se fabrica y que se inventa. En este caso, es el nudo en tanto que se lo ha trenzado." (Lacan, 1974-1975: 11/02/75) En este sentido, creemos que una articulación posible, y no única, de estos conceptos en la última época de la enseñanza de Lacan, sugiere que parlêtre es el nudo en tanto que trenzado, y el sujeto es aquello que resulta condicionado como tal, por el nudo. De esta manera es que podemos pensar que la noción de parlêtre más allá de ser una condensación de palabras en francés, designa en la enseñanza de Lacan una producción conceptual original en el seminario 22, que cuenta con un plus de significación con respecto a algunos conceptos anteriores de Lacan.
A partir de estas referencias es que podemos pensar los tres registros en relación al nudo borromeo y al ser-hablante o parlêtre. Más precisamente, los tres registros se revelan como la trama o tejido real-simbólico-imaginario que es parlêtre en tanto nudo.
Destaquemos que en el seminario 22, como así también en seminarios posteriores, Lacan realizará varios ensayos en torno al nudo borromeo, que por momentos lo presentará constituido de tres redondeles de cuerda, y por momentos de cuatro o más. Pero en ningún caso Lacan ha vacilado en pensar que los registros puedan ser más o menos de tres, y en ese sentido es que los tres registros se revelan en su enseñanza como una hipótesis constante.
De manera articulada a estas referencias Lacan asociará también en este seminario los tres registros a los nombres del padre, de manera pluralizada, noción con la que cuenta desde 1963 (Lacan, 1963). La relación entre la función del padre y los tres registros no es original de este seminario, tiene antecedentes muy tempranos en la enseñanza de Lacan (cfr. por ejemplo Lacan, 1953e: p. 57; 1957- 1958: p. 173-200).
En este seminario define la función del padre con un sesgo particular, como acto de nombrar: "...las tres formas del nombre del padre, las que nombran como tal lo Imaginario, lo Simbólico y lo Real, pues es en esos nombres mismos que se sostiene el nudo." (Lacan, 1974-1975: 18/03/75, 15/04/75) En este sentido los tres registros son los nombres del padre. Así, la función del padre como nombrante es, en tanto tal, anterior lógicamente a la categoría de parlêtre, en la medida en que los nombres del padre hacen al nudo-parlêtre, como condición de posibilidad de todo sujeto. De esta manera, la noción de parlêtre designa el nudo-de-registros, en tanto que trenzado; y los tres registros son los nombres del padre, en tanto lo que hacen trenza o en tanto aquello de lo que el nudo se sostiene. La condición del sujeto entonces es relativa a la historia constituida por los nombres del padre, y de la estructura dada como parlêtre.
Así, vemos que los tres registros para Lacan, pueden remitir en último término a la realidad humana, a la experiencia psicoanalítica, al ser, al parlêtre como nudo borromeo, a los nombres-del-padre.

5. La subversión ontológica de Heidegger:
Hemos señalado más arriba que los tres registros son lacanianos y tienen como principal fuente de inspiración la propia práctica analítica de Lacan y el estudio de los textos freudianos; pero además, hay otros discursos de los que Lacan se ha nutrido para forjar sus propias ideas psicoanalíticas. Uno de ellos es la ilosofía de Heidegger. Debemos aclarar que la ilosofía de Heidegger en modo alguno agota la vasta densidad conceptual que involucra la hipótesis de los tres registros en la enseñanza de Lacan pero sin duda constituye un resorte fundamental en la construcción de la misma. Por ello dedicaremos una breve referencia a Heidegger aquí.
Heidegger es un filósofo cuya principal y gran obra, Ser y tiempo, constituye una radical subversión de la ontología del ser y del hombre. En el marco de un programa de investigación filosófico, que se inicia con Ser y tiempo, y que ocupará a Heidegger toda su vida filosófica, Heidegger parte de re-abrir la pregunta por el sentido del ser (Heidegger, 1927: p. 21) e interroga a la filosofía por la ontología del hombre: "¿qué es el hombre?" (Heidegger, 1927: p. 66) Pero no es esta la pregunta que se hace Heidegger, dado que los términos en que esta pregunta se formula, implican una ontología que es justamente lo que Heidegger pretende subvertir. Por ello no se preguntará por el hombre sino por el Dasein. La palabra alemana Dasein designa para Heidegger, en su ilosofía, la existencia humana:
"A este ente que somos en cada caso nosotros mismos, y que, entre otras cosas, tiene esa posibilidad de ser que es el preguntar, lo designamos con el término Dasein." (Heidegger, 1927: p. 28)

Destaquemos algunas referencias de la primera parte de Ser y tiempo que ilustren la interrogación heideggeriana: "Unas de las primeras tareas de la analítica consistirá en hacer ver que si se pretende partir de un yo o sujeto inmediatamente dado, se yerra en forma radical el contenido fenoménico del Dasein. Toda idea de 'sujeto' -si no está depurada por una previa determinación ontológica fundamental- comporta ontológicamente la posición del subiectum, por más que uno se deienda ónticamente en la forma más enfática contra la 'sustancialización del alma' o la'cosificación de la consciencia'. La coseidad misma tienen que ser previamente aclarada en su procedencia ontológica, para que se pueda preguntar qué es lo que debe entenderse positivamente por el ser no cosificado del sujeto, del alma, de la consciencia, del espíritu y de la persona (...) No es, pues, un capricho terminológico el que nos lleva a evitar estos términos, como también las expresiones 'vida' y 'hombre', para designar al ente que somos nosotros mismos [Dasein] (...) Los actos son algo no-psíquico. Pertenece a la esencia de la persona existir solamente en la ejecución de los actos intencionales (...) Toda objetivación psíquica y, por ende, toda concepción de los actos como algo psíquico, equivale a una despersonalización (...) El ser psíquico no tiene, pues, nada que ver con el ser-persona (...) La cuestión crítica no puede empero detenerse aquí. Lo que está en cuestión es el ser del hombre entero, ser que se concibe de ordinario como unidad de cuerpo, alma y espíritu." (Heidegger, 1927: p. 67 y 69)
De esta manera Heidegger inicia su puesta en cuestión de las ontologías clásicas y antiguas, previas a él, y desarrollará a lo largo de toda su filosofía una ontología del hombre en la cual puede prescindir de comprender al hombre como un compuesto o unidad de cuerpo, alma y espíritu.
Creemos que la enseñanza de Lacan de alguna manera participa de esta subversión de la ontología del hombre iniciada por Heidegger en la medida que la hipótesis de los tres registros puede prescindir de situar a las categorías de pensamiento psique-soma o alma-cuerpo como fundamento de la teoría.
En algunos momentos de su enseñanza Lacan ha criticado directamente estas categorías. En la Conferencia en Ginebra sobre el síntoma, del mismo año que el seminario 22, afirma: "Es sorprendente que el psicoanálisis no haya brindado aquí el más mínimo estímulo a la psicología. Freud hizo todo lo posible para ello, pero, obviamente, los psicólogos son sordos. Esa cosa que sólo existe en el vocabulario de los psicólogos -una psique adherida como tal a un cuerpo. ¿Por qué diablos, cabe decirlo, por qué diablos el hombre sería doble?." (Lacan, 1975: p. 130)
Por otro lado, en el seminario 23, El sinthome, señala di- rectamente la relación de los registros al hombre: "El hombre, y no Dios, es un compuesto trinitario. ¿Compuesto de qué? De lo que llamamos elemento (...) Real, imaginario y simbólico bien vale la otra tríada que, si se escucha la lección de Aristóteles, compone al hombre, a saber, nóus, psyché, soma, o incluso voluntad, inteligencia, afectividad." (Lacan, 1975-1976: p. 143-144)
De esta manera lo que queremos sugerir es que la onto- logía del hombre que construye Lacan en su discurso y que está supuesta en su práctica no parte de concebir al hombre como un compuesto de alma y cuerpo, sino como un tejido de simbólico, imaginario y real; y lo que se llama hombre, se presenta en el seno de la praxis psicoanalítica no como hombre, persona o individuo sino como realidad humana, parlêtre y sujeto.
Y ha sido, en parte, la filosofía de Heidegger, con toda la crítica a la ontología antigua y clásica que este filósofo condensa en su noción de Dasein, lo que ha permitido a Lacan re-interrogar la praxis analítica de una manera original, y pensar la realidad humana, la experiencia freudiana y el ser hablante o parlêtre de una manera inédita para el psicoanálisis.
Hay dos datos históricos, que por ser asuntos de la histo- ria no dejan de tener relevancia para contextualizar estas ideas. En la clase del 8/04/75 del seminario 22 Lacan comenta que durante las vacaciones fue a visitar a Heidegger, antes de que ambos se "disolvieran", dice; visita que no es la primera puesto que ambos se conocen personalmente desde el 1955. Es decir que de alguna manera está presente Heidegger en el seminario.

El segundo dato histórico refiere a la traducción francesa de Ser y tiempo. En general la obra de Heidegger plantea obstáculos para toda traducción y particularmente el término Dasein, que para Heidegger es intrínsecamente intraducible (Martineau, 1985).

Una traducción francesa de Ser y tiempo a la que presumiblemente ha tenido acceso Lacan, pero también el conjunto de intelectuales franceses de la época, ha sido la de Henry Corbin (Martineau, 1985), traducción en la cual el término Dasein es vertido al francés por réalité humaine, realidad humana, término al que Lacan asocia los tres registros en 1953. En 1985 aparece la traducción francesa de Ser y tiempo de Emmanuel Martineau, en la que el traductor opta por no traducir Dasein y deja el término en alemán, término que al francés había sido traducido ya por: réalité-humaine, être-là y être-le-Là en anteriores traducciones.
Lacan bien pudo haber leído a Heidegger en alemán, o haber leído la traducción de Corbin u otra, pero debemos advertir que Corbin tuvo una inluencia no menor en la transmisión de la filosofía de Heidegger en Francia, con lo cual el término réalité humaine no es un término insignificante para Lacan o su auditorio, sino un término que en el contexto de la conferencia de 1953 sobre los tres registros, circulaba entre los intelectuales franceses, en el auditorio de Lacan, en Lacan mismo. En algún sentido, no se trata de una palabra vacía de sentido, sino que condensa, de manera más o menos velada, toda una tradición de pensamiento en aquella época.
Volviendo sobre las referencias que hemos hecho de los tres registros en la enseñanza de Lacan, hay dos de ellas que nos evocan la tradición de la filosofía de Heidegger. En primer lugar, Lacan señala en el seminario 1 que la tripartición de los registros se sitúa en la dimensión del ser (Lacan, 1953d: p. 393). Y en el seminario 22 subraya el equívoco entre dimensión y dit-mansion, morada del dicho. Ambas referencias recuerdan rápidamente a Heidegger, quien por un lado interroga el sentido del ser vía el Dasein (Heidegger, 1927) y por otro lado afirmaba que el lenguaje es la morada del ser (Heidegger, 1946).
Además hemos mencionado que los registros son los registros de la realidad humana, en 1953, y del parlêtre, en 1974-1975. En este sentido, creemos que lo que Lacan llama realidad humana y parlêtre, sin ser lo mismo, son una manera de re-interpretar al interior del discurso psicoanalítico lo que Heidegger designaba con el término Dasein en su filosofía. Sin dudas el parlêtre de Lacan no es el Dasein de Heidegger, pero hay algo en la noción de Dasein y en la subversión ontológica a la que invita la filosofía de Heidegger en general que Lacan ha tomado para nutrir su elaboración conceptual para el discurso psicoanalítico. Así, la ontología del parlêtre y del sujeto en
el discurso de Lacan no es ingenua, sino que es una ontología advertida, y por eso Lacan puede desprenderse, por ejemplo, de la noción de psique como categoría de base o fundamento. El analizante, tal como lo concibe Lacan, no es un compuesto de cuerpo y alma, sino un tejido de registros; lo real, lo simbólico y lo imaginario constituyen su morada (Heidegger, 1946; Lacan, 1974-1975: 13/01/75) y su condición de posibilidad como sujeto (Lacan, 1974-1975: 18/03/75).

6. Comentarios finales:
Sin duda, tal como lo señala Lacan, el discurso freudiano desborda los límites de los esquemas de pensamiento de su época. Ese mismo desborde hace que Lacan haya podido extraer los tres registros de los textos y la experiencia freudiana, dado que Freud tenía una sospecha de ellos, como dice Lacan (1974-1975: 13/01/75), aun cuando no pudiera formalizarlos como tal.

Esto no significa que Lacan haya desestimado las categorías de psique y cuerpo freudianas, como así tampoco las construcciones freudianas derivadas de ellas, pero sí significa que Lacan no ha construido su discurso tomando a ellas como base o fundamento. Lacan se ha apropiado de manera singular de la primera y segunda tópicas freudianas, como así también de los modos en que Freud conceptualiza al cuerpo, y ha logrado re-instalar esos conceptos de una manera particular a partir de su hipótesis de los tres registros. En ese sentido es que por momentos Lacan puede, por ejemplo, referirse a la psique como perteneciente al registro imaginario (cfr. Lacan, 1975-1976: p. 38) o puede por ejemplo referirse a las determinaciones imaginarias y reales del cuerpo (Lacan, 1953d). A partir de la instalación de la hipótesis de los tres registros, tanto cuerpo como alma son categorías dependientes y a posteriori de lo simbólico, lo imaginario y lo real.
Hay una distinción no menor entre las categorías de psique-soma freudianas y los tres registros lacanianos: Freud señalaba que la categoría de lo psíquico constituye una base o fundamento de su construcción teórica, y en tanto tal, un fundamento no interrogado, al punto que Freud dice que no sería capaz de decir directamente qué es lo psíquico. En el caso de Lacan, lo que se sitúa a nivel de fundamento o base de su discurso, son los tres registros, y, en relación a ellos, sí puede decir de qué se tratan, qué son, qué constituyen. En algún sentido, los tres registros son el despliegue mismo de la enseñanza de Lacan, desde la conferencia de 1953 y el Discurso de Roma hasta la conferencia de Caracas en 1980. La enseñanza de Lacan da cuenta, constantemente, de los tres registros. Y toda deinición de los registros en una u otra época de su enseñanza resulta siempre parcial, fragmentaria.
Por eso Lacan ha dicho en la clase del 16/11/1976 que RSI es su nombre propio, es decir, un nombre más allá del nombre del padre: "Enuncié lo simbólico, lo imaginario y lo real en el 54. Titulé a una conferencia inaugural con estos tres nombres devenidos en suma para mí lo que Frege llama 'nombres propios'. Fundar un nombre propio es una cosa que hace subir un poquito vuestro nombre propio. Elúnico nombre propio en todo esto, es el mío. La extensión de Lacan a lo simbólico, a lo imaginario y a lo real, es lo que permite a estos tres términos consistir. No estoy especialmente orgulloso de ello." (Lacan, 1975-1977: 16/11/76)

Lacan había señalado en 1964 que hay algo de "pecado original" en Freud, en tanto padre del psicoanálisis, "el deseo del propio Freud, o sea, el hecho de que algo, en Freud, nunca fue analizado" (Lacan, 1964: p. 20); tal como señala el mismo Lacan una homofonía entre RSI y hérésie (herejía) (Lacan, 1975-1976: p. 15), hay algo de herejía por parte de Lacan en su enseñanza, y en relación al padre del psicoanálisis.
En francés, hereje, hérétique, incluye la palabra "ética, étique (Lacan, 1975-1976), que remite como tal a la dimensión del acto. La posición de herejía en Lacan es el acto mismo de su enseñanza, en la medida en que el retorno a Freud no ha sido sin una interrogación a Freud. En ese sentido, RSI, como nombre propio, es para Lacan un modo de prescindir del nombre del padre, a condición de servirse de él (Lacan, 1975-1976: p. 133)
Los tres registros como tal condensan en la enseñanza de Lacan las dimensiones de la praxis y discurso psicoanalíticos, las dimensiones del parlêtre y las dimensiones del nombre-del-padre. Hay una comunidad que no es meramente conceptual ni casual entre los términos a los que remiten los tres registros: los nombres del padre, el parlêtre, la praxis analítica, el discurso psicoanalítico; los tres registros responden en el mismo sentido como: los fundamentos de constitución del parlêtre como sujeto, y, por eso mismo, como los registros de los que da cuenta el discurso psicoanalítico en tanto que los tres constituyen los fundamentos de su práctica.

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Fecha de recepción: 22 de marzo de 2011
Fecha de aceptación: 8 de julio de 2011

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