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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.19 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2012

 

SALUD, EPIDEMIOLOGÌA Y PREVENCIÓN

Consumo de sustancias psicoactivas y contexto familiar en una población clínica de niños entre 8 y 12 años. Resultados preliminares

Consumption of psychoactive substances and family context in a clinical  sample of children between 8 and 12 years old. Preliminary results

 

Grigoravicius, Marcelo1; Iglesias, Andrea; García Poultier, Julieta; Pandoli, Marcela; Ponce, Paula2

1 Lic. en Psicología, UBA. Magíster de la UBA en la problemática del uso indebido de drogas. Director del proyecto de investigación UBACyT (programación 2010/12): "Consumo de sustancias psicoactivas y expectativas hacia el alcohol en niños escolarizados entre 8 y 12 años". Docente de la asignatura Psicoanálisis: Escuela Inglesa cátedra II de la Facultad de Psicología UBA. E-mail: mgrigoravicius@hotmail.com

2 Docentes e Investigadoras UBACyT.

 


Resumen
El trabajo expone resultados preliminares de un proyecto de investigación UBACYT (Programación 2010/12) "Consumo de sustancias psicoactivas y expectativas hacia el alcohol en niños escolarizados entre 8 y 12 años", Director: Marcelo Grigoravicius. Se estudia una población clínica que recibe asistencia psicológica en un Servicio de atención clínica de niños, dependiente de la Segunda Cátedra de Psicoanálisis: Escuela Inglesa de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, ubicado en un par tido del sur del conurbano bonaerense. Se indaga acerca del consumo y las actitudes, valores y creencias de los niños sobre el uso de estas sustancias. Se realizan las mismas indagaciones a los adultos responsables a cargo de estos niños.
La muestra está conformada por 22 niños y los 22 adultos responsables.
Se administró el CORIN (Conductas de riesgo en niños), un cuestionario para padres o adultos responsables y un protocolo de datos sociodemográficos.

Palabras clave:
Sustancias psicoactivas; Niños; Contexto familiar; Población clínica

Abstract
The paper presents preliminary results of an investigation Project UBACYT (Programming 2010/12) "Consumption of psychoactive substances and expectancies towards alcohol in school children between 8 and 12 years old", Director: Marcelo Grigoravicius. The paper studies a clinical sample that recieves psychological asistance in a Child Clinical Psychology Unit that depends on Segunda Cátedra de Psicoanálisis: Escuela Inglesa ,Facultad de Psicología, UBA, situated in a location of the conurbano bonaerense. It investigates the consumption, and the attitudes, values and believes the children have towards the use of these substances. Adults in charge of these children are inquired on the same subjects.
The sample is composed of 22 children and their 22 adults in charge.
The CORIN (Children Risk Behaviour), a questionnaire for parents or responsible adults and a protocol of sociodemographic information were administrated.

Key words:
Psychoactive substances; Children; Family context; Clinical population


 

Introducción
El estudio del consumo de sustancias psicoactivas es materia de interés en la gran mayoría de los ámbitos de investigación científica. La marcada tendencia al descenso en la edad de inicio en el consumo ha orientado a estudiar dicha problemática en el campo de la adolescencia y la niñez. Con los resultados de los estudios pudo observarse que el consumo de sustancias psicoactivas no comienza necesariamente con la adolescencia, sino que puede encontrarse en edades más tempranas.
Según los criterios de los especialistas, los conceptos de uso y abuso se establecen en función del consumo que una persona hace de las sustancias psicoactivas. El uso es entendido como las experiencias ocasionales o excepcionales con las sustancias y el abuso se encuentra definido según los criterios diagnósticos del DSM IV, como"un patrón desadaptativo de consumo de sustancias que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativos" (American Psychiatric Association, 1994, p.188).
El relevamiento de las investigaciones acerca del consumo de sustancias psicoactivas realizadas en diversas partes del mundo permite observar que la gran mayoría se realizan sobre una población de 12 años de edad en adelante, destacándose la f ranja etárea de los adolescentes. Los resultados señalan que el inicio del consumo se produce cada vez a edades más tempranas, entre los 11 y 13 años, principalmente con bebidas alcohólicas (Clark & Cornelius, 2004; Ellickson, Collins, Hambarsoomians & McCaffrey, 2005; Francis, 1991; Gutierrez Raina, 2004; Jie Wu Weiss & Xinguang Chen, 2007; Melchior, Chastang, Goldberg & Fombonne, 2007; Míguez, 2004, 2010; Moral & Ovejero, 2005).
La situación actual en América Latina es similar a las encontradas en ot ras lat i tudes, regist rándose un descenso en la edad de inicio en el consumo. El Observatorio Interamericano sobre Drogas dependiente de la CICAD, en su informe regional del año 2009 realizado a jóvenes estudiantes latinoamericanos de entre 13 y 17 años, señala que el alcohol es la droga de mayor consumo en la región: casi el 70% de los jóvenes han consumido alguna vez en la vida alguna bebida alcohólica. Respecto del tabaco, se registró que uno de cada cinco estudiantes ha consumido en el último mes. De las drogas ilegales, la marihuana se presenta como la sustancia de mayor uso, casi el 11% de los estudiantes ha experimentado alguna vez en la vida con esta sustancia. Asimismo, se destaca que el 42% de estos jóvenes había consumido marihuana por primera vez, antes de los 15 años. No obstante, cabe señalar que existen importantes diferencias porcentuales entre los distintos países de la región. Si bien estos datos arrojan altas tasas de prevalencia en el consumo precoz, no se han encontrado estudios latinoamericanos oiciales realizados con niños menores de 13 años que permitan conocer la problemática a edades más tempranas (CICAD, 2010).
En nuestro país las investigaciones sobre el consumo de sustancias psicoactivas realizadas por SEDRONAR a través del Observatorio Argentino de Drogas resultan de interés por tratarse de datos nacionales oficiales sobre el tema. Los estudios suelen centrarse en poblaciones de jóvenes y adultos, a partir de la adolescencia, excluyendo del relevamiento a niños. La última encuesta publicada, realizada en 2009, sobre una muestra de jóvenes escolarizados de ambos sexos entre 13 y 17 años, señala la existencia de elevadas proporciones de consumo de sustancias psicoactivas. Entre las sustancias consumidas se destaca el consumo de alcohol, que alcanza al 50% de los adolescentes, y el consumo de tabaco al 28% de esa población (SEDRONAR, 2010). Se esperan los resultados de la última encuesta realizada con población adolescente en 2011, que al momento de realizado este trabajo aún no habían sido publicados.
El estudio nacional más reciente realizado por el citado organismo data del año 2010 sobre una población general de entre 12 y 65 años de ambos sexos, que no incluye a niños. Este estudio también registró que en el grupo etáreo de 12 a 17 años, las bebidas alcohólicas son la sustancia de mayor uso, alcanzando al 35% de los jóvenes. El consumo de alcohol es seguido por el consumo de tabaco con un 10%. En cuanto a las sustancias ilegales, se registra que la marihuana es la de mayor consumo, pero en una proporción mucho menor que el alcohol , alcanzando al 3% de los jóvenes (SEDRONAR, 2011).
Es de importancia mencionar el documento elaborado en 2011 por la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, que aborda el estado actual de la situación epidemiológica de la salud mental infantil en Argentina y América Latina en el período 1980-2010 (Ministerio de Salud de la Nación, 2011). Los resultados ponen de manífiesto la escasez de estudios acerca de la salud mental en la infancia, en particular sobre la problemática del consumo de sustancias psicoactivas. Asimismo, se destaca desde el organismo, la importancia de priorizar en la agenda científica, política e institucional, las indagaciones sistemáticas acerca de las problemáticas de la salud mental que afectan a niños y adolescentes.
En la provincia de Buenos Aires, ya en 1998 Hugo Míguez realizó estudios con escolares entre los 12 y 15 años de edad, según los que "pudo veríficarse que la problemática del uso indebido no estaba circunscripta a los adolescentes sino que llegaba ya a la población escolar. El uno por ciento ya había probado alguna droga ilícita y el cinco por ciento había tenido un ofrecimiento" (Míguez, 1998, p. 154). Cabe destacar que estos estudios se realizaban sobre una población mayor a 12 años de edad.
A partir del año 2006, el Observatorio sobre el Uso de Sustancias Adictivas de la Subsecretaría de Atención a las Adicciones de la Provincia de Buenos Aires, incluía en sus estudios a alumnos de entre los 11 y 15 años de edad, a quienes se les administraba el CORIN (Conductas de Riesgo en Niños). Los resultados de las encuestas indican que más de la mitad de los alumnos ha consumido alcohol alguna vez en su vida, un tercio de ellos lo hizo durante elúltimo año y un 15% lo hizo en el último mes a la administración del instrumento. En cuanto al consumo de tabaco, la prevalencia de vida alcanza el 16%; un 10% ha fumado en el último año y un 8% fumó en el último mes. En relación a las sustancias ilegales, un 3% reconoció haber
consumido alguna vez en la vida y un 2% manifestó haber consumido en los 30 días previos al estudio. Asimismo, se observó que el 15% manifestó tener algún amigo que consume drogas ilegales, principalmente marihuana y "pastillas" (SADA, 2007). Lamentablemente dichos relevamientos realizados con niños se vieron interrumpidos, discontinuando el monitoreo de la problemática.
Entre los escasos estudios que abordan la problemática del consumo especíicamente en la niñez, se destaca una investigación con sede en el Laboratorio de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba, realizada con niños de 8 a 12 años. Los resultados señalan que la mayoría de los niños (72%) probó bebidas alcohólicas antes de los 12 años y casi el 50% afirmó consumir bebidas alcohólicas desde algunas veces por año, hasta dos o tres veces por mes. Asimismo, se ha observado que los niños que ya habían bebido anticipaban efectos positivos sobre el consumo de alcohol, en mayor proporción que los que no habían bebido. A su vez, resulta de interés que se registró que el consumo de alcohol en estos niños se efectuaba en contextos relacionados al ambiente familiar y al encuentro con pares (Pilatti, Godoy & Brussino, 2010, 2011). No obstante su importancia, estos resultados sólo resultan válidos para una zona geográfica determinada.
En el año 2010 Hugo Míguez junto al Programa de Epidemiología Psiquiátrica del CONICET y la Secretaría de Coordinación en Prevención y Asistencia de las Adicciones de la Provincia de Córdoba, desarrolló un monitoreo en un grupo etáreo entre 10 y 19 años, sobre las consultas de emergencias hospitalarias relacionadas con el abuso de sustancias psicoactivas. Se observó que el 1,3% de los jóvenes entre 10 y 14 años declaró haber consumido alguna sustancia durante las últimas 6 horas anteriores a la emergencia. En cuanto al motivo de la urgencia se registró que el 80% de ese grupo etáreo, había ingresado por intentos de suicidio, estrés emocional o situaciones de violencia. En relación al consumo de sustancias asociado, se observó una situación de policonsumo en los casos de intento de suicidio, y de consumo de alcohol en los otros (Míguez, Fernández & Mansilla, 2010). Como puede observarse, la problemática del consumo de sustancias psicoactivas ya alcanza a las consultas hospitalarias por emergencias pediátricas. Además, señala la importancia de realizar estudios que indaguen las condiciones del consumo como pueden ser las situaciones de violencia, el contexto familiar y social, entre otras.
Por último, se destaca un reciente estudio, realizado durante 2010, en el Hospital Público de Niños Dr. Pedro de Elizalde de Buenos Aires. Se relevaron 2909 historias clínicas elaboradas por las consultas de pacientes menores de 19 años realizadas entre el año 2002 y el 2009 en la Unidad de Toxicología de dicho hospital (Rodríguez De Behrends, 2010). Los resultados indican que en un 7,35% de las consultas pediátricas totales, se maniiesta el consumo o la utilización del alcohol: se registraron 15 casos de niños menores de 5 años; 14 casos de niños entre 6 y 12 años; 94 casos de niños entre 13 y 15 años; y 91 casos entre 16 y 19 años de edad. No debe dejar de destacarse que el 13% de los casos se trata de niños menores de 12 años de edad. Entre los niños entre 6 y 12 años, 6 de los casos se trataban de niños en "situación de calle", que presentaban cuadros de intoxicación aguda con alcohol en el marco de un policonsumo de sustancias. Otros 7 casos manifiestan explícitamente el consumo de bebidas alcohólicas en compañía de su grupo de pares. Asimismo, se ha registrado un caso de intoxicación alcohólica cuyo consumo se realizó en el ámbito del hogar, en una fiesta familiar, con el consentimiento de los adultos a cargo.
Este informe resulta de importancia ya que ubica el consumo de alcohol como una problemática pediátrica y hace visibles algunos condicionantes del contexto social del niño. Es necesaria la realización de investigaciones que exploren esta franja etárea y las posibles condicionantes sociales para una mayor comprensión del fenómeno del consumo temprano de sustancias psicoactivas.
En este sentido, la comunidad científica en general considera al consumo de sustancias psicoactivas como un fenómeno multidimensional, asegurando que no hay un factor causal único que condicione el consumo. Sin embargo, cuando se trata de investigaciones acerca del uso de sustancias en niños, la dimensión familiar cobra importancia dada la etapa evolutiva del desarrollo. El relevamiento realizado en las investigaciones permite observar que son escasas aquellas que indagan la relación existente entre las condicionantes familiares y el consumo de sustancias en niños. Dichos estudios conforman un conjunto bastante heterogéneo desde el punto de vista teórico y no se concentran en regiones geográicas determinadas.
Se encuentran diversas investigaciones que aseveran que en las familias monoparentales, la incomunicación entre miembros así como un ambiente familiar desfavorable podrían inducir al consumo de sustancias (Hollist & Mcbroom, 2006; I.E.A., 2004, enero 21; Nation, & Helinger, 2006; Ramírez Ruiz & De Andrade, 2005).
Algunos trabajos afirman que dentro del contexto familiar se construyen actitudes favorables hacia el consumo, otros consideran a la familia como el ámbito propicio en el cual se generan las actitudes de prevención del consumo, sosteniendo que un diálogo luido entre los miembros es la mejor forma de instrumentar la prevención (I.E.A.; 2003, febrero 19). Otro trabajo señala la importancia que poseen las conductas y actitudes de los adultos hacia las sustancias, ya que estos se constituyen como modelos a seguir por los niños de la familia (I .E.A. ; 2004, octubre 27) . En el continente americano se destaca un estudio realizado en Perú, de enfoque sistémico. Se encontró una alta correlación entre el consumo abusivo de alcohol en algún miembro de la familia y el consumo de pasta base de cocaína en alguno de los hijos. Se considera al síntoma adictivo como una forma de mantener unida a la familia (Francis, 1991).
En la Argentina se han encontrado escasos trabajos acerca del tema. Entre ellos se destaca la investigación realizada por SEDRONAR en el año 2007 donde se establece la relación entre el consumo de sustancias y el entorno de los jóvenes: el tener amigos o familiares que consumen drogas legales y/o ilegales, se vio asociado a una mayor tasa de consumo para todas las sustancias (SEDRONAR
2007). Si bien se aportan datos oiciales, no se estudia el fenómeno en forma exhaustiva y sistemática y no se incluye a niños.
Por otra parte, ya hace tres décadas en la ciudad de Córdoba, se realizó un estudio piloto en escuelas primarias que señala la existencia de una relación entre cuadros de alcoholismo en la familia, situaciones de violencia familiar y alteraciones en la conducta escolar de los niños. Se registró que los niños provenientes de familias con algún miembro alcohólico presentaban mayores problemas escolares que los que provenían de familias sin miembros alcohólicos (Belascuain, M.; 1982).
Desde el año 2002 en la Facultad de Psicología de la U.B.A., en el Servicio de Psicología Clínica de Niños (en adelante SPCN) dependiente de la Segunda Cátedra de Psicoanálisis: Escuela Inglesa, que funciona en la sede Regional Sur de la U.B.A. en el partido de Avellaneda, nuestro equipo de investigación realiza un relevamiento continuo sobre el consumo de sustancias psicoactivas en niños escolarizados entre 10 y 12 años, tanto en poblaciones clínicas como no-clínicas, incluyéndose desde el año 2010 a niños desde los 8 años de edad. Al mismo tiempo se realiza una indagación similar en los padres y adultos responsables de los niños asistidos. A partir de los resultados obtenidos, pudo afirmarse la existencia de consumo de sustancias psicoactivas en edades que aún no eran incluidas en las estadísticas oficiales sobre el tema. Se registró, en los sucesivos relevamientos, sobre todo la prevalencia de consumo de alcohol por parte de los niños, alcanzando a más del 50% de la población estudiada; a su vez se registró que las primeras experiencias de consumo se habían realizado en el ámbito familiar.
En consonancia con los estudios oiciales, el consumo de alcohol fue seguido por el consumo de tabaco y en mucha menor medida se registró el uso de sustancias ilegales. Además, se han observado elevadas proporciones en el consumo de alcohol y tabaco en los adultos responsables de los niños así como importantes antecedentes familiares de consumo de sustancias psicoactivas (Slapak & Grigoravicius, 2006, 2007, 2008; Grigoravicius & Ducos López, 2009a, 2009b; Grigoravicius, Cella, Nigro, García Poultier, Pandoli, Seoane, Bradichansky & Iglesias, 2010; Grigoravicius, Iglesias & Ponce, 2011).
El presente trabajo se realiza en el marco del proyecto de investigación UBACYT Programación 2010/12 "Consumo de sustancias psicoactivas y expectativas hacia el alcohol en niños escolarizados entre 8 y 12 años", Director: Mgter. Marcelo Grigoravicius. El proyecto indaga el consumo de sustancias psicoactivas y expectativas, actitudes, valores y creencias de niños escolarizados de 8 a 12 años de edad, comparando una población clínica y una población no-clínica. Se presentaran los resultados preliminares de la primer etapa del estudio realizada durante 2010, con niños escolarizados de 8 a 12 años de edad que reciben atención psicológica en el SPCN y con sus padres o adultos responsables.

Metodología
Muestras:
Muestra de niños: todos los niños y niñas entre 8 y 12 años que fueron admitidos entre marzo y diciembre del año 2010 (período de atención) en el SPCN. Se conformó una muestra total de n= 22 niños, varones: 14 niños y mujeres: 8 niñas.
Se trata de niños provenientes de hogares carenciados del sur del conurbano bonaerense, que no cuentan con cobertura de servicios de salud, requisito de admisión al SPCN.
Muestra de adultos: todos los padres o adultos responsables que concurrieron con los mencionados niños y niñas entre marzo y diciembre del año 2010. Se conformó una muestra total de n=22 adultos, 2 varones y 20 mujeres; cuyas edades oscilan entre 27 y 64 años.

Instrumentos:
. CORIN: Conductas de Riesgo en Niños (Míguez, 1998). Fuente: CONICET/Programa de Epidemiología Psiquiátrica. Se trata de un instrumento conformado por 47 ítems de respuesta cerrada, que evalúa situaciones de riesgo de uso de sustancias psicoactivas en niños escolarizados. Indaga la existencia del consumo de sustancias psicoactivas (alguna vez en la vida, en el último año, en el último mes), y las actitudes, valores y creencias relacionadas con dicho consumo. Asimismo, indaga las percepciones del niño acerca de su ambiente familiar. Este instrumento fue administrado en forma individual a cada uno de los niños de la muestra.
. Cuestionario para padres o adultos responsables:
se trata de un instrumento conformado por 38 ítems de respuestas cerradas y abiertas. Indaga hábitos de consumo de sustancias psicoactivas (prevalencia de vida, año y último mes), como asimismo la cantidad y frecuencia del mismo. Indaga actitudes, valores y creencias relacionadas con dicho consumo, y la manera de abordar el tema con sus hijos. Este instrumento fue administrado en forma individual a los adultos de la muestra.
. Protocolo de datos socio-demográficos: se trata de un instrumento destinado a la recolección y sistematización de datos contenidos en las historias clínicas de los niños que son utilizadas en el SPCN. Registra datos como vivienda, historia vital evolutiva, escolaridad, contexto familiar, antecedentes familiares de consumo, situación laboral, violencia familiar, separaciones y muertes, entre otros.
Es importante destacar que se implementó un consentimiento informado por escrito, en el cual se explicitó el tema y propósito de la investigación y se aclaró el resguardo de la identidad del participante; dicho consentimiento debió ser irmado por todos los adultos responsables que acompañan a los niños asistidos en el SPCN.
Debe mencionarse que en un estudio de estas características la importancia no está dada por el número de casos, sino porque conforman el total de la población objetivo.

Resultados
a.- Datos sociodemográficos
Muestra de niños:
La mayoría de la muestra, el 77% (17 casos) tienen entre 8 y 10 años, mientras que el 23% (5 casos) restante está conformado por niños de entre 11 y 12 años. Respecto del sexo, la mayor proporción está conformada por varones en un 64% (14 casos), alcanzando las niñas el 36% (8 casos) de la muestra.
Dimensión habitacional
Se trata de una muestra constituida por niños provenientes de familias con grandes problemas socioeconómicos. Una amplia proporción de niños, el 86% (19 casos) vive en casas o departamentos de mampostería. Se registran tres casos (14%) que habitan en villas de emergencia o viviendas que no están destinadas a ines habitacionales. En cuanto al número de habitantes en la vivienda, se observa que casi en un 60% (13 casos) conviven entre 3 y 4 personas, y cerca del 14% (3 casos) entre 7 y 10 personas. Cabe mencionar que el 45% (10 casos) de los niños, comparte el espacio en el que duerme con sus padres, otros niños u otros adultos. Además resulta relevante el alto porcentaje de colecho: el 50% (11 casos) de los niños comparte la cama; la mayoría la comparte junto a los padres u otros adultos (8 casos) y el resto con otros niños (3 casos).
Dimensión escolar
El total de los niños de la muestra se encuentra escolarizado. El 36% (8 casos) ha repetido de año al menos una vez; y casi la mitad, el 45% (10 casos) ha cambiado de escuela al menos una vez en su vida. A su vez, se registran dos niños que abandonaron la escuela al menos por 6 meses y un niño refiere haber trabajado durante el último año, además de concurrir a la escuela.
Dimensión familiar
En lo referente al grupo familiar, merece destacarse que el 68% de los niños (15 casos) tiene padres separados, y en ese mismo porcentaje (68%) se registran situaciones de violencia física y/o verbal dentro del grupo familiar. Asimismo, el 22% (5 casos) de los niños afirma haber atravesado la muerte de algún familiar cercano.
En cuanto a la problemática especíica de la investigación, se destaca una elevada proporción de antecedentes de consumo en la familia de los niños: en el 73% (16 casos) de los casos existen problemas de consumo de alcohol o drogas ilegales en alguno de sus miembros.
En relación al familiar que presenta dichos problemas de consumo, se observa que en la gran mayoría se trataba del padre del niño (8 casos); también se registran antecedentes en algún tío/a (4 casos) y en alguno de los abuelos/as del niño (3 casos), en menor proporción se encuentran hermanos mayores y parejas actuales de los padres. Merece destacarse que en cuatro casos se registran antecedentes de consumo en más de un integrante de la familia.
En relación a la sustancia consumida por estos familiares se observa que el primer lugar lo ocupa el alcohol, que representa a la mitad de los casos con problemas de consumo (9 casos), seguido por la cocaína, (8 casos) y en tercer lugar se ubica la marihuana (5 casos). Como puede observarse, más de la mitad de los familiares con problemas de consumo consume alguna sustancia ilegal . Por otra parte merece destacarse que se registraron siete casos en que el familiar realiza un policonsumo de sustancias.
Muestra de adultos:
Se trata de un total de 22 adultos (20 mujeres y 2 hombres) cuyas edades oscilan entre 27 y 64 años. La muestra incluye una diversidad en el vínculo de parentesco con los niños: 16 madres, 2 padres, 1 tío/a y 3 abuelos/as. No obstante, como puede observarse, suele ser la madre, la que se ocupa de acompañar al niño en las consultas.
Todos los adultos asisten al SPCN con los niños que reciben psicoterapia y como se mencionó oportunamente provienen de hogares con problemas económicos del sur del conurbano bonaerense, que no cuentan con cobertura de servicios de salud, requisito de admisión al SPCN. En relación a la situación laboral, el 54 %(12 casos) habían trabajado durante el último año y merece destacarse que el 27% (6 personas) de la muestra afirma haber trabajado y estudiado en ese mismo período.

b.- Consumo de sustancias psicoactivas
Muestra de niños:
Se registró que el 36% (8 casos) de la muestra manifiesta haber tomado bebidas alcohólicas alguna vez en su vida y el 18% (4 casos) afirma haberlo hecho durante el último año, no registrándose casos de consumo durante el último mes. De los 8 niños que afirman haber consumido alcohol alguna vez en la vida, la mayoría tenía entre 8 y 10 años de edad (6 casos). En un nivel descriptivo, de los 8 casos que tomaron alcohol, 5 casos eran varones y 3 casos eran mujeres. No obstante, al analizar las proporciones según sexo, no se han registrado diferencias importantes: ha bebido el 37% del total de las niñas y el 36% del total de los varones.
Es interesante resaltar, en consonancia con los resultados obtenidos por el equipo de Córdoba, que el consumo de alcohol se da mayoritariamente dentro del ámbito familiar y en el contexto de cumpleaños, festejos, fechas festivas, etc. En cuanto a la bebida consumida, la sidra se ubica en primer lugar; asimismo se registra un caso que ha tomado cerveza y un caso que ha tomado bebidas blancas.
Si se analizan las características de los niños que declararon haber tomado alcohol alguna vez en su vida, se observa que el 87% de los casos (7 casos) tienen a sus padres separados. Además, el 75% (6 casos) afirma haber vivenciado algún tipo de violencia física o verbal dentro del grupo familiar y se destaca que el 87% (7 casos) posee antecedentes familiares de consumo de sustancias.
En cuanto al consumo de tabaco, se registra un caso de que afirmó haber fumado durante el transcurso del año en el que se llevó a cabo la investigación.
En relación al consumo de las sustancias ilegales, dos niños afirmaron haber tenido un ofrecimiento de marihuana; sin embargo, ninguno de ellos afirma haberla probado en esa ocasión. Resulta importante destacar que el ofrecimiento provino del entorno del niño, siendo un familiar y un vecino en cada caso.
Muestra de adultos:
La gran mayoría de los adultos, el 95% (21 casos) aseguró haber consumido alcohol alguna vez en su vida. El 64% (14 casos) lo hizo en el último año y el 50% de los adultos (11 casos) bebió en el último mes.
En cuanto a la modalidad de consumo, se registra que de los 14 adultos que bebieron durante el último año, tres casos tuvieron al menos un episodio de consumo abusivo en ese periodo1. Entre ellos, se encontraban dos casos de mujeres y un varón cuyas edades oscilan entre los 27 y 35 años de edad. En relación al grado de parentesco se trata, en todos los casos, de los padres del niño.
Asimismo se registró que de los 11 casos que bebieron en el último mes, cuatro casos registraron al menos un episodio de consumo abusivo en los últimos 30 días. Se trata de tres casos de mujeres y un varón, entre 27 y 35 años de edad. En todos los casos se trata de los padres del niño.
Acerca del consumo de tabaco, el 68% de los adultos (15 casos) aseguró haber fumado alguna vez en su vida; el 63% (14 casos) manifestó haber fumado el último año y el mismo porcentaje fumó en el último mes, lo que expresa un consumo sostenido de tabaco en el tiempo. En relación a la cantidad de cigarrillos diarios, se observó que dos casos de mujeres entre 27 y 35 años, declararon fumar al menos 20 cigarrillos diarios en el último mes, lo que es considerado un consumo abusivo. En ambos casos se trataba de las madres de los niños; resulta de interés destacar que dichas madres también realizaron un consumo abusivo de alcohol en el mismo período.
En relación al consumo de sustancias ilegales, tres adultos manifestaron haber consumido alguna vez en su vida marihuana y cocaína. Se trata de dos hombres y una mujer cuyas edades oscilan entre 30 y 45 años. En todos los casos se trata de los padres del niño.
A su vez, se registraron tres casos que afirmaron haber consumido psicofármacos sin prescripción médica pero no recordaban el tipo de medicamento. Se trataba de dos mujeres y un varón entre 40 y 65 años. En dos casos se trataba de los padres del niño y un caso se trataba de la abuela.

c.- Actitudes, valores y creencias
Muestra de niños:
La gran mayoría de los niños maniiesta una actitud de rechazo hacia el consumo de sustancias psicoactivas. Enrelación al alcohol, el 91% (20 casos) señala que su consumo puede perjudicar la salud. Asimismo el 95% (21 casos) declara que si en una reunión le ofrecen cerveza, rechazarían la oferta.
Sin embargo, se registran casos de niños que expresan actitudes positivas hacia el consumo: un caso que aceptaría el ofrecimiento de beber alcohol, dos casos afirman que tomar cerveza "los hace más grandes" y dos casos se muestran indiferentes cuando en una fiesta no se sirven bebidas alcohólicas.
Resulta sorprendente que cuando se trata de consumo abusivo de alcohol la actitud de rechazo se encuentra menos extendida: si bien el 91% de los niños rechaza el consumo ocasional de alcohol, sólo el 41% (9 casos) rechaza abiertamente el consumo abusivo.
En relación al consumo de marihuana, la totalidad de los niños maniiesta un abierto rechazo. Asimismo, el 77% de los niños (17 casos) dice que si a un niño lo invitan a fumar marihuana, debe decir que no e irse del lugar. Sin embargo, existe un 18% (4 casos) que si bien rechazaría la oferta, se quedaría en el lugar, y se registra un caso que aceptaría el ofrecimiento por temor a la burla o el enojo. Resulta de interés que casi la mitad de los niños manifiesta una valoración positiva del uso de algunas sustancias psicoactivas ante una situación de estrés. El 41% (9 casos) afirma que ayudaría a su madre ofreciéndole "pastillas para los nervios" para afrontar una situación estresante.
Muestra de adultos:
Al igual que los niños una amplia mayoría de los adultos manifiesta una actitud de rechazo hacia el consumo de sustancias psicoactivas; el 91% (20 casos) señala que el consumo de alcohol es perjudicial para la salud. Sin embargo, se destacan dos casos que afirman que ante el ofrecimiento de cerveza en una reunión, su hijo debería "agarrar el vaso y no tomar".
En relación a la actitud de rechazo al consumo abusivo de alcohol, los adultos duplican los porcentajes de los niños: la gran mayoría maniiesta una actitud de rechazo, tal es así que el 95% (21 casos) asegura rechazar a los hombres que se emborrachan, y el 91% (20 casos) manifiesta ese rechazo ante las mujeres que se emborrachan.
Sin embargo, merece destacarse que cuando la pregunta se orienta hacia un familiar que se emborracha en una iesta, el porcentaje de rechazo desciende al 58% (13 casos), lo que podría expresar una mayor tolerancia en el consumo abusivo cuando éste se realiza dentro del ámbito familiar. En la misma dirección, ante la pregunta de cuántas botellas de alcohol calculan por persona al organizar una fiesta, más de la mitad de los adultos, el 54% (12 casos) afirmaron calcular una botella de cerveza por persona, lo que los expertos consideran consumo abusivo. Además una gran mayoría agregó espontáneamente al entrevistador: "cuando se acaban (las cervezas), que los invitados vayan a comprar más", lo que señala que el consumo de alcohol en una iesta suele ser mayor al reflejado por esta pregunta del cuestionario.
Resultan de interés mencionar algunos resultados que muestran actitudes positivas de parte de los adultos hacia el consumo de alcohol: el 18% (4 casos) de la muestra
expresa rechazo hacia las personas que nunca consumen bebidas alcohólicas y un 32% (7 casos) se muestra indiferente. Más de la mitad, el 55% (12 casos) respondió que si lo invitan a una iesta donde no hay bebidas alcohólicas ésta "sería más aburrida o que no pasa nada", lo que podría expresar la creencia que el alcohol es condición de diversión.
En relación al consumo de marihuana se registran resultados similares a los niños: todos los adultos manifestaron una actitud de rechazo hacia su consumo. Asimismo, todos aseguran que un niño debería negarse ante el ofrecimiento de marihuana; en el mismo sentido un 73%, (16 casos) responde que ellos mismos no aceptarían fumar marihuana en una iesta donde se les ofrezca.
Al igual que los niños, los adultos maniiestan una actitud de aprobación acerca del uso de sustancias psicoactivas ante una situación emocional estresante: el 32% (7 casos) buscaría relajarse tomando alcohol o fumando cuando se siente "nervioso".

d.- Diálogo familiar sobre sustancias
Muestra de niños:
El 55% de los niños (12 casos) afirma que sus madres nunca hablan con ellos sobre el alcohol y el cigarrillo; asimismo el 59% de los niños (13 casos) afirma que su madre nunca habla con ellos sobre las drogas ilegales. Cuando se trata de entablar un diálogo acerca de cómo cuidarse del VIH-SIDA, se destaca que el 73% (16 casos) de los niños dice que sus madres no hablan nunca con ellos sobre ese tema.
Muestra de adultos:
A diferencia de lo que los niños afirman, cerca de la mitad de los adultos asegura dialogar siempre con sus hijos acerca de sustancias psicoactivas; el 45% (10 casos) dice hablar siempre acerca del cigarrillo y las bebidas alcohólicas. El porcentaje asciende al 54% (12 casos) cuando se trata del diálogo sobre drogas ilegales, lo que evidencia una importante diferencia en las percepciones de los niños y de los adultos sobre la frecuencia del diálogo familiar acerca del consumo de sustancias psicoactivas.
Por otro lado, el 54% (12 casos) de los adultos reconoce la ausencia de diálogo con sus hijos sobre el VIH-SIDA, lo que podría expresar una mayor diicultad por parte de los adultos para abordar el tema con los niños.

Conclusiones
Se registra la presencia de consumo ocasional de alcohol en niños y niñas entre 8 y 12 años. Se destaca que la mayoría de los niños que bebieron alcohol contaban con menos de 10 años de edad, observándose la existencia del consumo de alcohol en edades mucho menores a las estudiadas oicialmente. En la muestra estudiada no se han observado diferencias importantes según sexo.
Resulta de interés destacar, que el consumo de alcohol por parte de los niños se realizó en eventos festivos de índole familiar. Contrariamente a la creencia popular según la cual el consumo se iniciaría "fuera de la casa" o "con malas juntas", los resultados preliminares de la presente investigación, junto a los informes elaborados por otros equipos (Pilatti, Godoy & Brussino, 2011), señalan por el contrario, que las primeras experiencias de los niños con el alcohol se producen en ámbitos familiares y en compañía de los adultos. Dicha característica se replica en los sucesivos relevamientos realizados por nuestro equipo en esta población desde 2002. Asimismo debe mencionarse que, al ser la sidra la bebida de mayor uso, podría indicar la existencia de una falsa creencia según la cual dicha bebida no contendría alcohol y que resultaría inocua para los niños, cuando posee una graduación alcohólica del 4%.
Merece destacarse que los niños de la muestra que han consumido alcohol alguna vez en su vida, registran en mayor proporción que los que no han bebido, antecedentes familiares de consumo de sustancias psicoactivas, separación de sus padres, y situaciones de violencia familiar. Esto podría indicar la existencia de características familiares que acompañan el inicio temprano del consumo.
En cuanto a los adultos responsables de los niños, se han registrado importantes proporciones de prevalencia de vida, de año y de mes, tanto en el consumo de alcohol como de tabaco; incluso, se registran casos de padres y madres que realizan un consumo abusivo de dichas sustancias. Las proporciones registradas de consumo de sustancias ilegales son mucho menores. Asimismo, se observa la existencia de un alto porcentaje de problemáticas de consumo dentro de las familias, que alcanza al 73% de la muestra.
Merece subrayarse que tanto los niños como los adultos de las muestras estudiadas maniiestan actitudes positivas hacia el uso de sustancias psicoactivas (psicofármacos, alcohol y tabaco) ante una si tuación emocional estresante. Esto parece señalar la existencia de otra creencia, según la cual el uso de sustancias psicoactivas sería un método eficaz para resolver situaciones emocionales conflictivas.
Tanto en los niños como en los adultos se observan contradicciones entre las actitudes, valores y creencias hacia las sustancias psicoactivas y las conductas efectivas de consumo: si bien expresan una actitud de fuerte rechazo hacia el consumo, muchos de ellos realizan un consumo ocasional de alcohol, registrándose en los adultos además, situaciones abusivas.
En relación al diálogo familiar sobre la temática, se observan claras diferencias entre las percepciones de los niños y las de los adultos: los adultos aseguran dialogar sobre el tema con mayor frecuencia que lo que los niños manifiestan. En relación a esta divergencia podría pensarse que, los adultos frente al entrevistador tienden mostrar lo que es socialmente esperable, es decir la existencia de un diálogo luido; o bien que los niños pueden no registrar o internalizar los dichos de sus padres. En todo caso, estos resultados indicarían cierta deficiencia en el diálogo familiar sobre las sustancias psicoactivas, y más aún sobre el VIH-SIDA.
Para inalizar, debe mencionarse que los resultados del presente trabajo deben ser considerados como provisionales ya que se trata de los resultados parciales provenientes de la primera etapa de ejecución de un proyecto
de investigación actualmente en proceso. A su vez, debe considerarse que provienen de una muestra no representativa y numéricamente pequeña, por lo cual, los resultados no pueden ser ampliados a la población general. En ese sentido, la investigación está siendo extendida, incluyendo a mayor número de individuos y con diversas características socioeconómicas. No obstante, contribuye a "visibilizar" un fenómeno que se creía involucraba sólo a los jóvenes a partir de la adolescencia.

1 La medición del consumo de alcohol en una persona se realiza a partir de su concentración en la sangre. La cantidad de alcohol en la sangre se registra en gramos de alcohol puro por cada litro de sangre, calculada mediante una fórmula que considera el volumen ingerido y la graduación alcohólica de cada bebida. La tasa de alcohol en sangre puede variar en función del peso corporal, el estado de salud, el sexo o la velocidad de la ingesta, etc. Si bien existe variación entre distintos países y escuelas, los expertos suelen considerar 40gr de alcohol de consumo diario en el hombre y 35gr para la mujer, como límite entre el beber moderado y el abusivo. Esa fue la medida tomada en el presente estudio, indagando tipo y cantidad de bebida ingerida.

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Fecha de recepción: 10 de abril de 2012
Fecha de aceptación: 26 de julio de 2012