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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.19 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./dic. 2012

 

Psicoanálisis

La investigación en psicoanálisis y las versiones de la ciencia

The psychoanalysis research and the science versions

 

Murillo, Manuel1

 

1 Lic. en Psicología, UBA. Miembro del equipo de investigación UBACyT "Lógicas de producción en el campo de investigaciones en psicoanálisis". Docente de Metodología de la investigación, Cátedra II y de Escuela Francesa de Psicoanálisis, Cátedra I, Facultad de Psicología, UBA. E-mail: manuelmurillo@psi.uba.ar

 


Resumen
En el presente trabajo se exploran las relaciones entre psicoanálisis e investigación, con el propósito de delimitar el campo de investigación en psicoanálisis. Se toman como punto de partida las referencias de Freud y Lacan respecto a este tema, y en particular la formalización que hace Lacan de los discursos. A partir de la estructura de los discursos se analizan las relaciones entre psicoanálisis y ciencia. Se concluye que investigación y psicoanálisis constituyen prácticas organizadas a partir de una estructura de discurso; que la investigación psicoanalítica está ubicada en una posición privilegiada para interrogar las versiones que la ciencia construye acerca del método de la ciencia.

Palabras clave:
Psicoanálisis; Investigación; Práctica; Discurso

Abstract
This paper explores the relationship between psychoanalysis and research, in order to delimit the field of research in psychoanalysis. We consider as starting point the Freud and Lacan references on this subject, and in particular the Lacan discourses formalization. Since the structure of discourse we analyzes the relationship between psychoanalysis and science. We concluded that research and psychoanalysis are practices organized by a discourse structure; that psychoanalytic research is located in a privileged position to question the versions that science builds on the science method.

Key words:
Research; Psychoanalysis; Practice; Discourse


 

INTRODUCCIÓN
El presente trabajo ha sido elaborado en el marco del proyecto UBACyT Lógicas de producción en el campo de investigaciones en psicoanálisis (Azaretto y Ros, 2011). Para esta comunicación hemos tomado como punto de partida la afirmación de J. Lacan: "Para hacer nuestra ciencia, no hemos entrado en la pulsación de la naturaleza, sino que hemos hecho intervenir letritas y numeritos… (…) no hay por el momento, y hasta nuevo aviso, ningún modo de hacer un puente entre las formas más evolucionadas de los órganos de un organismo vivo y esta organización de la ciencia." (1967, p. 46-47) De modo que la organización de la ciencia no depende de la naturaleza sino del orden simbólico.

LA ORGANIZACIÓN DE LA CIENCIA:
SU ESTRUCTURA DE DISCURSO
En Televisión Lacan señala: "Concluyo que el discurso científico y el discurso histérico tienen casi la misma estructura, lo que explica el error que Freud nos sugiere de la esperanza de una termodinámica en donde el inconsciente encontraría en el porvenir de la ciencia su póstuma explicación." (1974a, p. 523) Lacan se refiere a la referencia, explícita en Freud, en varios pasajes de su obra al respecto. Para dar un ejemplo paradigmático, citemos el Historial de Dora: "Aquellos de mis colegas que consideran puramente psicológica mi teoría de la hister ia, declarándola así, a priori, incapaz de resolver un problema patológico, verán en el presente trabajo cómo su reproche transfiere injustificadamente a la teoría un carácter de la técnica. Sólo la técnica terapéutica es puramente psicológica. La teoría no omite señalar la base orgánica de la neurosis, aunque no la busque en una alteración anatomopatológica y sustituya la supuesta alteración química inaprehensible aún, por la interinidad de la función orgánica." (1905, p. 997) Frente a la afirmación freudiana caben leer al menos dos posiciones: o bien Freud realmente creía que el desarrollo científico-tecnológico podría dar cuenta en lo real-natural de los sustratos orgánicos de sus explicaciones psicológicas; o bien se trata para Freud de una hipótesis retórica (Samaja, 1993), al modo de una concesión asintótica para "aquellos colegas", que en 1901 no eran tanto psicoanalistas sino médicos, psiquiatras, neurólogos. Esto último sugiere Lacan al señalar que en la historia de estas disciplinas no se registra ningún aporte hecho por parte de Freud (Lacan, 1954-1955, 1956-1957).
Extraigamos de esto dos conclusiones: en primer lugar Lacan señala que la ciencia es un discurso, o que hay un discurso de la ciencia; en segundo lugar, que este discurso de la ciencia tiene una afinidad estructural con el discurso histérico. En la historia de la ciencia hay un momento inaugural donde un filósofo, de origen francés, asocia discurso y ciencia: R. Descartes en su Discurso del método (1637). Descartes evidencia que más allá de la palabra revelada por las autoridades de su época, hay métodos para conocer, y sin tratar de indicar a otros cómo deben conocer, simplemente da cuenta de cómo lo hizo él. Es decir que su discurso, da cuenta de su método:"… mi propósito no es enseñar aquí el método que cada cual debe seguir para conducir bien su corazón, sino solamente mostrar de qué manera he tratado yo de conducir el mío." (1637, p. 45) La posición cartesiana recuerda la posición freudiana de Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico: "Las reglas técnicas a continuación propuestas son el resultado de una larga experiencia (…) …si la técnica aquí aconsejada ha demostrado ser la única adecuada a mi personalidad individual, no es imposible que otra personalidad médica, distintamente constituida, se vea impulsada a adoptar una actitud diferente ante los enfermos y ante la labor que los mismos plantean." (1912, p. 1653)
En el Seminario El reverso del psicoanálisis Lacan mismo asocia el surgimiento de la ciencia a Descartes. Señala la operación por la cual surgen filosofía y ciencia, como discursos: la filosofía surge cuando en la relación del amo al esclavo, el amo extrae, roba, sustrae el saber del esclavo; el saber del esclavo se convierte entonces en saber del amo. "La ciencia sólo nació el día que alguien, en un movimiento de renuncia a este saber, mal adquirido, si puedo decirlo así, extrajo por primera vez la función del sujeto de la relación estricta de S1 con S2 , me refiero a Descartes." (1969-1970, p. 21)
De manera que hay una particular relación entre método y discurso en el desarrollo mismo de la ciencia: se trata de un discurso que comienza a dar cuenta de un método, llamado científico. Resulta fundamental subrayar esto porque signífica que el discurso es secundario respecto al método, y que el discurso no es necesariamente El método, sino una versión del mismo. A lo largo de la historia se han construido diferentes versiones acerca del método científico, que constituyen las llamadas epistemologías y metodologías de la ciencia. La de Descartes es una versión, que recibió el nombre de racionalismo, pero también debemos contar el empirismo de Locke, el historicismo de Vico, la dialéctica de Kant y Hegel, el positivismo de Compte, el pragmatismo de Peirce, el falsacionismo de Popper, entre otras (Samaja, 1993, 1996). Esta idea permite construir una particular temporalidad: en primer lugar debemos afirmar que hay método o está la ciencia, como un hecho de la realidad humana (Lacan, 1953); en segundo lugar, y sobre este primer tiempo, se funda un discurso del método como una versión acerca de lo que él es, de cómo se investiga, de qué es la ciencia, etc; pero la historia ha mostrado que hay además un tercer tiempo, donde constituida ya una versión de la ciencia, hay ahora la posibilidad de prescribir acerca del método, es decir, indicar, recetar, cómo investigar (Ynoub, 2010). Por lo general los manuales de metodología de la investigación suelen tener esta estructura, la de indicar cuáles son los pasos a seguir para hacer una investigación. Como ya dijimos es esto precisamente lo que la posición cartesiana y freudiana rechazan: prescribir standards, acerca del método o acerca de la técnica analítica. Lo que hacen entonces es participar de una práctica, la de investigar en el caso de Descartes, la analítica en el caso de Freud, y, a posteriori de dicha práctica, es que intentan dar cuenta de lo que hicieron, los caminos, las carreteras por las cuales pudieron abrirse paso en dicha práctica; ese es su discurso.
Tanto en la obra de Freud como en la enseñanza de Lacan se pueden ubicar diferentes posiciones y versiones respecto de la ciencia1, incluso muchas veces contradictorias entre sí. A lo largo de este trabajo daremos cuenta de algunas. Destaquemos desde ya que la posición freudiana de Consejos al médico es diferente de la posición, que Lacan calífica de discurso histérico. El error al que se refiere Lacan, "que Freud nos sugiere…", es el de "meterse", alienarse en una versión de la ciencia ajena al psicoanálisis, lo cual lo lleva a la necesidad de validar sus propios descubrimientos en un discurso que no es el analítico. En ese punto discurso científico y discurso histérico se acercan en Freud, aun sin ser lo mismo. Señalemos otra versión freudiana, puntualmente contrapuesta a la anterior, la de El porvenir de una ilusión: "…nuestra ciencia [el psicoanálisis] no es una ilusión. En cambio sí lo será creer que podemos obtener en otra parte cualquiera lo que ella no nos pueda dar." (Freud, 1927, p. 2992). Por "otra parte cualquiera" Freud se refiere no sólo a otras ciencias, sino también a la religión y la filosofía. En esta perspectiva, sería una ilusión del psicoanálisis esperar de la tecnología médica lo que en el dispositivo analítico mismo no se puede veríficar.
De manera entonces que hay discursos del método, o discursos de la ciencia, pero también debemos subrayar que la ciencia tiene ella misma estructura de discurso. Lacan ha señalado a propósito de los discursos que no se trata del discurso de un sujeto, sino de que el sujeto mismo está interesado, inscripto, asentado, atrapado por un discurso (Lacan, 1959, 1967, 1969-1970, 1971-1972a). El sujeto no es el agente del discurso, sino más bien su siervo o su empleado. Por ello la ciencia tiene una organización que no es natural, sino simbólica, y cuya estructura es, por lo menos, análoga a la de un discurso. La práctica científica en sí misma supone ya una estructura de discurso. Esto admite diferentes posiciones del sujeto, pero no se trata sin embargo de que el sujeto investigue, lo cual supone la ilusión imaginaria de ser agente del discurso. Y el sujeto investigador es más bien un sujeto tomado por el discurso, un instrumento del discurso, alguien que no domina el discurso para el que trabaja, que incluso muchas veces no sabe lo que está haciendo, o los amos para los que trabaja. En el Seminario 17 Lacan subraya respecto del lenguaje, que no se trata de un sujeto que habla, que emplea el lenguaje, sino más bien de un sujeto que es empleado del lenguaje (1969-1970, p. 70). Para el caso de la investigación, la ilusión imaginaria del investigador es que él se sirve del método para investigar, cuando lo que revela la estructura de su discurso, es más bien que es el método lo que utiliza al investigador como instrumento de la investigación.

LA PREGUNTA POR LA CIENTIFICIDAD Y LA PREGUNTA POR LA ESPECIFICIDAD
La posición freudiana según la cual la ciencia psicoanalítica no es una ilusión afirma desde ya que el psicoanálisis es una ciencia y en lugar de preguntarse por esto, lo que se pregunta es: ¿es una ilusión? Ha sido Lacan quien con más fuerza ha vuelto a instalar la pregunta: ¿es el psicoanálisis una ciencia? Se trata de una pregunta que atraviesa al psicoanálisis desde su surgimiento mismo y hasta nuestros días. Sin embargo la llamada ciencia o método científico no ha sido algo directamente abordado por el psicoanálisis, sino más bien tangencialmente, lateralmente estudiado. Lo cual no quiere decir que no pueda hallarse en la teoría psicoanalítica observaciones de interés respecto a este tema. Pero lo que vale preguntarse es si existe en la teoría psicoanalítica una epistemología, o una metodología de investigación, que le sea específica, lo cual lleva a la pregunta por la específicidad de la investigación en psicoanálisis, admitiendo que el psicoanálisis incluya una investigación, sea esta científica o no. En algún sentido la pregunta por la específicidad supone que el psicoanálisis también porta alguna versión acerca de la ciencia, tal como lo hacen el racionalismo, el empirismo, el positivismo, la dialéctica, etc. Sin embargo, sobre esto cabe señalar que tanto Freud como Lacan fueron psicoanalistas, es decir, no fueron epistemólogos ni metodólogos de la ciencia, tal como sí lo fueron Descartes, Kant o Compte, por ejemplo. Pero por otro lado, dado que no hace falta ser un teórico de la ciencia para saber-investigar, tanto Freud como Lacan sí fueron investigadores para el psicoanálisis, o al menos esa es la idea que intentaremos desarrollar aquí. Con lo cual lo que la pregunta por la científicidad se interroga es si las investigaciones freudianas y lacanianas son científicas, es decir, si su método lo es.
Esta pregunta debe interrogarse ella misma, es decir los términos en los que está planteada. En toda investigación las preguntas pueden funcionar como carreteras principales, pero también como callejones sin salidas. Lo cual nos parece ser el caso de esta pregunta, en la medida que su formulación misma esconde dos presupuestos que no se ponen en discusión: 1-ya sabemos lo que es el psicoanálisis y ya sabemos lo que es la ciencia, 2-hay un acuerdo generalizado respecto de estas dos definiciones. Con lo cual, frente a lo que ya sabemos, y aquello que nos preguntamos, nos quedan dos posibilidades: o bien el psicoanálisis sí es una ciencia, y aquí se abre el otro interrogante: dado que es una ciencia y es evidente que no opera como las otras, cuál es su específicidad como ciencia; o bien el psicoanálisis no es una ciencia, es decir, el método que sigue no es el método llamado científico.
Así formulada la pregunta entonces, la respuesta que debemos dar es: el psicoanálisis no es una ciencia, pero tampoco lo contrario. Con lo cual lo que estamos rechazando son los términos mismos en que está planteada la pregunta, y propondremos reformularla a partir de re-abrir, re-instalar los interrogantes: a qué llamamos psicoanálisis, a qué llamamos ciencia. Respecto del psicoanálisis no dudamos que sea en primer lugar una praxis (Freud, 1923; Lacan, 1976). Sin embargo resulta menos claro que toda investigación llamada científica sea también, ella misma, y en sus fundamentos, algo del orden de la praxis (Samaja, 1993; Ynoub, 2010). Lacan mismo lo señala, cuando en el seminario de Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis advierte que no hay que confundir agricultura con agronomía (Lacan, 1964a: p. 18), es decir aquello que delimita el campo de una praxis, en su ejemplo, la de cultivar la tierra, de aquello que delimita un objeto de estudio, relativo a dicha praxis, es decir el estudio aplicado a dicho objeto. En el caso de la ciencia, no debe confundirse lo que en ella es del orden de la praxis, cuyo soporte es el sujeto investigador, de lo que ya hemos llamado las versiones de la ciencia, montadas por los teóricos de la ciencia. De la misma manera que no son lo mismo un sujeto que teoriza acerca del psicoanálisis, es decir que formaliza la experiencia a los fines de su comunicación y transmisión, que un analista en función, es decir aquel que soporta en el dispositivo clínico la transferencia analítica.
De modo que en primer lugar psicoanálisis e investigación científica son dos formas de praxis. En segundo lugar, debemos decir que ambas praxis, constituyen, y se constituyen por discursos. De allí que Lacan haya formalizado el discurso psicoanalítico (1969-1970), y que ya hallamos definido a la ciencia como un discurso. Siendo entonces psicoanálisis e investigación dos formas de praxis y de discurso, la pregunta por hacerse es: ¿cómo se articulan entre sí? Y para esta pregunta sí tenemos respuestas, tanto en Freud como en Lacan. En la conferencia de Milán de 1973 Lacan señala: "Desde hace tiempo hacemos un pequeño esfuerzo por fundar una práctica del discurso que
se sostenga. A eso llamamos: la ciencia." (1973, p. 59) Adviértase que se trata aquí de una versión lacaniana de la ciencia: la ciencia es una práctica del discurso que se sostiene. En lo que leemos: 1- que la ciencia es una praxis, 2-que no se trata de cualquier praxis, sino de una praxis de discurso capaz de sostenerse en los mismos términos en que se plantea. Respecto de este punto Lacan señaló desde muy temprano en su enseñanza (1957-1958) que no hay metalenguajes pero sin embargo sí formalizaciones. De modo que esta "práctica del discurso que se sostiene", no se sostiene de ningún metalenguaje, sino de los términos mismos en que ella halla su formalización. Esto resulta de interés, porque permite ubicar que la posición histérica freudiana antes señalada, supone a la neurología o la medicina, es decir las llamadas ciencias naturales, un meta-lenguaje del psicoanálisis, al esperar hallar en ellas la validación de sus propios descubrimientos.
Otra respuesta que hayamos también en Lacan destaca un dato histórico: "…es impensable que el psicoanálisis como práctica, que el inconsciente, el de Freud, como descubrimiento, hubiesen tenido lugar antes del nacimiento, en el siglo que ha sido llamado el siglo del genio, el XVII, de la ciencia…" (1965, p. 835-836). "No es por casualidad que el psicoanálisis apareció bastante después de la instalación del discurso científico. Es de la misma naturaleza que éste." (1975, p. 138) Aquí está en juego otra versión de la ciencia en su relación al psicoanálisis: el psicoanálisis no es un discurso científico, aunque sea de la misma naturaleza que dicho discurso. Lo que interesa subrayar aquí es que hay razones de estructura por las cuales el psicoanálisis tal como nació con Freud, no habría podido nacer, antes de que se instalara en la realidad humana la práctica y discurso llamado científico. Esto no signífica necesariamente que el psicoanálisis sea científico, pero sí lo ubica en una relación de filiación a la ciencia: el psicoanálisis no es sin el discurso de la ciencia, aun cuando él mismo no sea científico.
Debe destacarse que la pregunta por la científicidad es, curiosamente, una pregunta formulada tanto por los detractores del psicoanálisis, por la comunidad en general, como por los psicoanalistas mismos, comenzando por Freud y Lacan. Esto es para nosotros un indicador, en primer lugar, de que el psicoanálisis no es algo naturalmente asimilable por el discurso de la ciencia: es decir que se trata de un producto de la ciencia, pero de un producto que la misma ciencia en la que nace, no puede re-absorberlo. En este sentido el psicoanálisis es un real de la ciencia. En segundo lugar nos indica que no es cierto que la ciencia interrogue al psicoanálisis por su científicidad, sino que es más bien el psicoanálisis quien por su posición histórica interroga a la ciencia. Y esto en dos puntos, que aquí señalaremos como el sujeto localizado en el signíficante, y el sujeto localizado en el objeto a (Lacan, 1959, 1965).
Para continuar desarrollando estas ideas propuestas, debemos empezar a de-consistir lo que se llama La ciencia. Tal como ya señalamos, lo que todas las discusiones entre los teóricos de la ciencia, desde Descartes hasta la actualidad enseñan, es que no hay universal de la ciencia, sino más bien versiones particulares acerca de la ciencia. Por lo tanto La ciencia es algo del orden de lo que Lacan escribe como tachado, como La mujer (L, (Lacan, 1972-1973), indicando que no existe: La ciencia no existe, sino que existen prácticas y discursos llamados científicos, que portan cada uno versiones particulares acerca de la ciencia. Lacan mismo sugiere esta idea en las Reseñas de enseñanzas del Seminario de Los cuatro conceptos…: "…la pregunta que da radicalidad a nuestro proyecto: aquella que va de ¿es el psicoanálisis una ciencia? a ¿qué es una ciencia que incluya al psicoanálisis?" (1964b, p. 28) Se trata de una torsión de la pregunta por la científicidad que vira hacia una pregunta por la ciencia misma, es decir, las versiones que de ella hay y cómo se articulan con ellas el psicoanálisis. Adviértase que la pregunta por la cientificidad hace automáticamente existir, consistir a La ciencia como universal . La segunda pregunta en cambio, halla al psicoanálisis ubicado en una posición privilegiada para "interrogar lo que resulta de la cultura en posición de amo" (1970b), en este caso la ciencia, y en los dos sentidos antes señalados: porque interroga al sujeto localizado en el signíficante, desde que Freud mismo funda el psicoanálisis tomando aquello que la ciencia de su época dejaba de lado: sueños, chistes, tropiezos de la palabra, síntomas neuróticos. Y por ello dice Lacan que el sujeto con el que operamos en psicoanálisis no es otro que el sujeto de la ciencia (1965, p. 837) Y en segundo lugar, porque interroga al sujeto localizado en el objeto a, es decir aquello mismo que la ciencia forcluye, a saber, la verdad como causa en el sujeto (Lacan, 1965: p. 850).
En lo que hasta aquí hemos desarrollado se esbozan ya dos grandes registros en los que la pregunta por la ciencia interesa al psicoanalista; dos registros que no deben confundirse, porque de esa manera se diluye toda la complejidad de sus relaciones: 1- el registro del acto analítico, porque el sujeto que el psicoanalista recibe en su consultorio, e incluso él mismo, se han constituido también a partir de este discurso llamado de la ciencia, y porque es este mismo discurso el que les ofrece algunas vías por las que es posible no saber nada acerca de la castración (Lacan, 1965, 1972-1973); 2- el registro de la formalización, porque lo que el analista dice de su acto, la formalización de su praxis involucra algo que es por lo menos de la misma naturaleza que el discurso científico.
Respecto de la pregunta por la específicidad, concluyamos provisoriamente que no hay un único rasgo que defina, agotando con ello, la específicidad de la investigación en psicoanálisis. Existen más bien un conjunto de rasgos, que sin duda responden a una estructura común en que se ordenan, a partir de los cuales es posible pensar esta específicidad. Lo que resulta de interés señalar es que esta pregunta no hace existir sin más al universal de la ciencia, sino que se inscribe dentro de la pregunta por la ciencia, la cual se podría formular: ¿cómo se explica a partir de las versiones existentes de la ciencia lo que el psicoanálisis en su investigación tiene de específico?

SABER-INVESTIGAR, IMPOTENCIA DEL SABER DEL AMO, TODO-SABER DE LA UNIVERSIDAD
Dado que psicoanálisis e investigación científica son dos formas de discurso, para lo que sigue intentaremos precisar estas ideas desarrolladas a partir de la estructura que ofrecen los discursos tal como Lacan los formalizó: discurso del amo, discurso histérico, discurso analítico, discurso universitario (Lacan, 1968-1969, 1969-1970, 1971, 1971-1972a, 1971-1972b, 1972, 1972-1973, 1973). Aclaremos que Lacan pensó en primer término estos discursos como algo que daban cuenta de la clínica. Nosotros no haremos aquí un uso directamente clínico de ellos, sino que los tomaremos como un modelo o esquema formal, intentando transmitir a través de esta forma la materia que nos interesa. Comencemos por ubicar que psicoanálisis, como una formalización de la clínica, y epistemología y metodología, como una formalización de la investigación científica, suponen la estructuración de un discurso, en donde es posible reconocer posiciones de enunciado y de enunciación, lo cual escribiremos S1→S2, que es el piso superior del discurso del amo. En tanto que todo discurso se soporta de la articulación signíficante (Lacan, 1969-1970: p. 22), debemos reconocer en él, en principio, la estructura del discurso del amo: la articulación del significante amo S1 al saber S2, la producción de un resto, articulado a un punto de división en el lugar de la verdad (gráfico 1: discurso del amo)

En este sentido toda versión de la ciencia constituye un discurso del amo, pero también toda formalización psicoanalítica tiene ella misma la estructura del discurso del amo. De manera que en términos de este discurso debemos situar que por un lado psicoanálisis, y por otro, epistemología y metodología, son dos formas de discurso, que responden cada uno a la praxis de la que surgen.
Ahora bien, considerando que epistemología y metodología constituyen discursos de la ciencia, cuando el psicoanálisis se pregunta por su cient íficidad, lo que está haciendo es interrogar a estos discursos. Lo cual puede plantearse en los términos del discurso histérico (gráfico 2: discurso histérico):

El psicoanálisis en posición de división, en tanto que no sabe acerca de la investigación científica, se dirige para interrogar a la epistemología y metodología, en posición de amo, que es puesto a trabajar para producir un saber acerca de la particularidad de la investigación psicoanalítica, acerca de cómo investigar en psicoanálisis. Lo que sucede, por la estructura propia de este discurso, es que el saber producido no toca la verdad que está en juego, en la base de la división. Es decir que el saber producido siempre se revela impotente para explicar la investigación psicoanalítica, los manuales de metodología nunca sirven para realizar una investigación en psicoanálisis. Entonces si lo que el psicoanálisis pregunta al amo es por la específicidad de su investigación lo que este amo le responde es: el psicoanálisis no es una ciencia. Un ejemplo de esta posición la señala Lacan en El momento de concluir: "…el psicoanálisis debe ser tomado en serio, aun cuando no sea una ciencia. Porque lo enojoso, como lo ha mostrado superabundantemente un llamado Karl Popper, es que no es una ciencia porque es irrefutable." (Lacan, 1977-1978: 15-11-77) Adviértase que se trata aquí de otra versión de la ciencia, en este caso del falsacionismo de Popper: la ciencia opera falsando hipótesis. De manera que en los términos de este discurso, la posición del psicoanálisis es: si la investigación científica consiste en falsar hipótesis, nuestra investigación no es entonces científica, y el saber de Popper no llega a nuestra verdad, que permanece así oculta, incluso para nosotros mismos.
Para que esta verdad se ponga en funcionamiento, debemos inscribir la pregunta en los términos del discurso analítico (gráfico 3: discurso analítico):

Aquí la particularidad de la investigación en psicoanálisis está puesta en el lugar de causa y la epistemología y metodología están no ya en posición de amo, sino en posición de división. El psicoanálisis en el lugar de la causa pone a trabajar las versiones de la ciencia, separando lo que en ellas es signíficante amo y saber, es decir, desarticulando sus versiones mismas. Si el discurso de la histeria refleja a pregunta por la científicidad, aquí el discurso analítico refeja la pregunta por la ciencia y supone no ya que la ciencia interrogue al psicoanálisis, sino que el psicoanálisis interrogue a la ciencia misma. Tal como lo formula Lacan: ¿qué es una ciencia que incluya al psicoanálisis?
Hay una cuarta relación dada por la estructura del discurso universitario (gráfico 4: discurso universitario):

Aquí epistemología y metodología están en posición de saber y el psicoanálisis en posición de objeto. En el Seminario 19 Lacan da un ejemplo que ilustra esta estructu-ra: comenta que recibió por parte de un Comité de investigación científica una investigación sobre el miedo, que él, en calidad de evaluador, debía valorar en cuanto a la calidad científica de la misma (1971-1972a, 9-2-72). Aquí la supuesta calidad científica de la investigación es evaluada en los términos del saber, ubicado en el lugar de agente del discurso, que Lacan calífica de burocracia universitaria (1969-1970, p. 32) y que se conoce como los protocolos y formularios a los que una investigación debe ajustarse, y en los que debe fundamentarse, para ser aprobada en la universidad. Así, la validación científica es re-definida por la estructura propia de este discurso como aprobación del protocolo de investigación. Este S2 de la burocracia, ubicado en el lugar de agente del discurso, signífica desde su etimología que lo que gobierna, lo que manda, son los papeles. Lacan lo define como un todo-saber, en la medida que allí, al menos en los términos en que está planteado como discurso, no hay lugar para otra cosa que no sea saber, papeles, burocracia (1969-1970, p. 32). Lo que queda velado siempre aquí, que se ubica como soporte de la burocracia universitaria es alguna versión de la ciencia que opera como signíficante amo en el lugar de la verdad. Todo protocolo de investigación porta de manera por lo menos latente alguna versión acerca de la ciencia. Y en el marco de la universidad, no es indiferente que esta versión sea el positivismo, el empirismo, el racionalismo o la dialéctica, sólo por marcar algunos contrastes de escuelas. Finalmente señalemos lo que este discurso produce, según Lacan: una tesis (1970a, p. 496). En el campo de las ciencias llamadas humanas, la universidad toma al sujeto (sujet) y hace de ello un tema de tesis (sujet de thèse). Lacan ironiza sobre este punto en Radiofonía cuando le preguntan por lo que él había dicho, que Freud anticipa las investigaciones de Saussure. La universidad, no satisfecha con esto, dice, hará con ello un tema de tesis: "influencia sobre el genio de Ferdinand de Saussure del genio de Freud; demostrar por dónde le llegó a uno el viento del otro, antes que existiera la radio." (1970a, p. 496)
La situación de la investigación en psicoanálisis, ya sea cuando recurre al todo-saber de la universidad, o al saber impotente del amo recuerda algo que observaba Heidegger respecto del hombre moderno y el hombre griego (1951-1952, 1952, 1955, 1964). El hombre moderno se pregunta qué es la filosofía, qué signífica pensar, y qué es filosofar, a diferencia del hombre griego que hacía todo ello sin que la pregunta estuviera instalada para él. Entonces, concluye Heidegger, debemos advertir que el hecho de que nosotros nos estemos haciendo la pregunta, qué signífica pensar, filosofar, es el signo de que no lo estamos haciendo. Lo cual resuena con una observación que hace Lacan respecto de la histeria y la feminidad, a saber, que cuando una mujer se pregunta qué es ser una mujer es el signo de que su posición no es la de la feminidad, sino la de la histeria (Lacan, 1955-1956: p. 254). Esta es la misma estructura de la pregunta que ya hemos ubicado en el discurso histérico, en sus relaciones con la investigación: qué es una investigación en psicoanálisis. Pregunta que formulada en los términos del discurso histérico no apunta más que a revelar la impotencia del saber del amo, y arma dos posiciones en disyunción: la práctica de investigación y la pregunta por la investigación: preguntarse acerca de cómo investigar en psicoanálisis es el signo de que no se lo está haciendo, y efectivamente investigar, supone que no hay pregunta respecto a ello, hay allí un saber-hacer con eso. Entonces: cuando se investiga, no se sabe cómo se lo hace, y cuando se instala la pregunta, no se investiga. La primera es la posición freudiana y lacaniana en el punto en que ninguno se pregunta cómo investigar en su campo, sino que ya lo hacen, tienen un saber-hacer sobre ello a tal punto que no tienen dudas al respecto. En todo caso sobre lo que sí han tenido preguntas es sobre aquello que han investigado, pero no sobre su investigación misma: cuál es el sentido de los sueños, cuál es la etiología de los síntomas neuróticos, cuáles son las manifestaciones de la sexualidad infantil, cuál es la función de la palabra en la cura, qué es un padre, cómo se constituye un sujeto, etc. En este sentido C. Azaretto ha señalado que el mejor tratado de epistemología y metodología de la investigación en psicoanálisis sigue siendo La interpretación de los sueños, donde Freud revela un saber-hacer con la investigación en el campo que está fundando. Sin embargo es un síntoma del discurso histérico y de esta época que no se busque allí cómo investigar, y que se busque en cambio ese saber en versiones de la ciencia ajenas al psicoanálisis, o en la universidad, que en último término, también responde por estas mismas versiones.

EL PSICOANÁLISIS EN EL LUGAR DE LA EXCEPCIÓN Y EN EL LUGAR DEL NO-TODO
La pregunta por la científicidad supone lo que en metodología de la ciencia se ha llamado el criterio demarcatorio de la ciencia (Samaja, 1993; Ynoub, 2010), es decir algún rasgo que marca un punto de corte entre métodos científicos y no-científicos. Dado que se trata de la función de un límite o borde que organiza dos campos, nos valdremos aquí de las lógicas del conjunto cerrado y conjunto abierto con las que Lacan formaliza la sexuación en el ser hablante (Lacan, 1972-1973).
Tal como señalamos, la pregunta por la científicidad hace existir y consistir al universal de La ciencia, universal que como tal funda el criterio demarcatorio entre los métodos científicos y no-científicos. Se trata de una lógica del conjunto cerrado, fundado por la excepción al conjunto: es la existencia de lo no-científico aquello que funda como tal a lo científico, y viceversa. Lo que existe es un límite o borde a partir del cual se organizan estos dos campos Esto crea la ilusión imaginaria de la científicidad del conocimiento, a saber, que el conocimiento es válido porque es científico, sin que se interrogue lo que aquí signífica validez, científicidad, es decir el límite mismo del conjunto y el signíficante amo del que se soporta. El psicoanálisis se ubica en el lugar de la excepción2 en la pregunta por la científicidad, cuya estructura es la del discurso histérico, en la medida que al ser al menos uno que no, da consistencia al límite que funda el conjunto cerrado del método científico.
Ahora bien, esta lógica no es la única a partir de la cual analizar estos problemas. Nos hemos servido de las fórmulas de la sexuación porque se sopor tan a la vez en la lógica del conjunto cerrado y del conjunto abierto. Del lado del conjunto abierto se sitúa lo que hemos llamado inexistencia del universal de La ciencia. Se trata de una lógica que ignora la excepción, con lo cual borra el límite demarcatorio y el universal del método. Aquí ya no hay método científico o método no-científico. De modo que sólo cabe afirmar hay método. La afirmación hay método o hay investigación quita el artículo definido indicando que el método o la investigación no existen como universales. Lo cual tampoco quiere decir que haya los métodos, es decir, métodos particulares para cada ciencia o disciplina, porque se trata simplemente de otra forma de universal: el método de las ciencias naturales, el método de las ciencias sociales, el método de las ciencias humanas, etc. No se sitúa la inexistencia del método científico o de los métodos científicos como tales sino la inexistencia de ellos como un conjunto cerrado, lo cual abre la posibilidad de concebir el método como no-todo científico. Esta se trata de otra posición posible para el psicoanálisis: la investigación en psicoanálisis puesta en contrapunto con algunas versiones de la ciencia demuestra ser no ya no-científica, sino no-todo científica. Tomemos como ejemplo la versión de Popper ya citada: la ciencia opera falsando hipótesis. Sin lugar a dudas Freud es un ejemplo y paradigma de lo que en metodología se llama la falsación de una hipótesis. La mayoría de los textos freudianos abundan en tesis que Freud debe rectíficar, reformular, volver a situar en nuevos planteos, en la medida que su experiencia clínica así se lo ha indicado. Lo que sucede es que esta versión es una versión limitada para describir la investigación en psicoanálisis. La investigación freudiana no se limita a un acto de falsación de hipótesis. En ese sentido la investigación en psicoanálisis se ubica en la posición de ser no-todo científica, es decir que aun siendo científica hay en ella algo que escapa a esta versión de la ciencia que se erige como universal del método. Por ello Lacan formula la pregunta, que ahora debemos situar del lado del conjunto abierto: ¿qué es una ciencia que incluya al psicoanálisis?

YO NO BUSCO, ENCUENTRO - YO NO ENCUENTRO, BUSCO
Existe en la enseñanza de Lacan una fórmula que en parte refiere a lo que se llama clásicamente en metodología de la ciencia descubrimiento: la noción de encuentro. En el Seminario de Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis se refiere a esto, en términos que en apariencia y en parte contradicen lo que hasta aquí hemos desarrollado: "Se me dirá: de todas maneras, el psicoanálisis es una investigación. (…) no me fío de dicho término. En lo que a mí respecta, nunca me he considerado un investigador. Como dijo una vez Picasso, para gran escándalo de quienes lo rodeaban: yo no busco, encuentro." (Lacan, 1964a: p. 15) Hacia la última época de su enseñanza invirtió la fórmula, resultando: yo no encuentro, busco. En primer lugar en el Seminario 22 comenta que alguien le dice: más que encontrar se lo ve buscar bastante. A lo que Lacan respondió: "Yo encuentro a pesar de todo." (Lacan, 1974-1975: 13/05/75) En el Seminario 23 señala: "Hubo un tiempo en el que yo era un poco estridente. Decía como Picasso -porque eso no es mío- yo no busco, encuentro. Pero ahora me cuesta más desbrozar mí camino." (1975-1976, p. 89) En los seminarios 24 y 25 vuelve sobre lo mismo: "Hace mucho me sucedió decir, a imitación de un célebre pintor -yo no busco, encuentro. En el punto en el que estoy, no encuentro tanto como busco. Dicho de otro modo, giro en redondo." (Lacan, 1976-1977: 15/03/77) "Había enunciado en otros tiempos que 'no busco, encuentro'. Son mis palabras tomadas en préstamo a alguien que tenía en su tiempo una cierta notoriedad, a saber el pintor Picasso. Actualmente no encuentro, busco. Busco, e incluso algunas personas no encuentran inconveniente en acompañarme en esta búsqueda." (1977-1978, 14/03/78)
Adviértase que la fórmula yo no busco, encuentro (Je ne cherche pas, je trouve) supone también una versión de la ciencia: investigar es buscar. De allí que Lacan concluya: dado que yo no busco, no soy un investigador, el psicoanálisis no es una investigación. En francés esto resulta subrayado dado que rechercher tiene tanto la acepción de buscar como de investigar, pero además la lengua francesa tiene otra palabra para buscar que es chercher. En inglés sucede lo mismo con las palabras search y research. En español en cambio hay dos palabras: buscar e investigar. Un investigador es un rechercheur, alguien que busca, pero además, lo cual está indicado por el preijo re- alguien que vuelve sobre ello, o como dice Lacan, que gira en redondo.
Ahora bien, otra acepción tanto del francés rechercher como del español investigar incluye en su definición la noción de descubrir. Es decir que en el signíficante investigar están ya contenidas las nociones de buscar y encontrar. Más allá de esta relación dada por el lenguaje mismo, C. Azaretto ha señalado la relación necesaria de la investigación a las dos fórmulas lacanianas: investigar es buscar y encontrar. Yo no busco, encuentro y yo no encuentro, busco son dos posiciones que asume el investigador en diferentes momentos de la investigación, y que llevan a la pregunta por la temporalidad de esta:

buscar → encontrar
buscar ← encontrar

La investigación no sigue una temporalidad lineal (Ynoub, 2010) tal como la indican por ejemplo los proyectos o diseños de investigación, en donde se ordenan en una secuencia lineal el tema, problema, propósitos, marco teórico, objetivo, hipótesis, etc. de una investigación. Sigue más bien una temporalidad semejante a la del signíficante, de anticipación y retroacción, en la medida que la investigación no es sin alguna orientación: una pregunta, una hipótesis, un problema clínico, una inconsistencia de la teoría, entre otros, pueden tomar la función de aquello que orienta al investigador en su trabajo hacia el descubrimiento, es decir el dominio de la búsqueda. Por otro lado, esta búsqueda no es sin el domino de lo que se encuentra, en la medida que este define retroactivamente lo que se busca en la investigación. Esto mismo lo señala Lacan cuando se refiere a la fórmula que marca la temporalidad retroactiva de la investigación, yo no busco, encuentro: "Cuando les dije, al principio de nuestras charlas: No busco, encuentro, eso quiere decir que, en el campo de Freud, uno no tiene más que agacharse para recoger lo que hay que encontrar. La nachträglich, por ejemplo, ha sido desperdiciada en su alcance real, aunque estuviese ahí y sólo hubiese que recogerla." (1964, p. 224)

LAS POSICIONES IMPOSIBLES:
GOBERNAR, EDUCAR, ANALIZAR, INVESTIGAR
Respecto de la práctica de investigación y del acto de investigar debemos decir que se trata de una tarea imposible, en la medida que supone una contradicción en su núcleo mismo. Freud subrayó que hay tres profesiones que son imposibles de sostener: gobernar, educar, y una tercera que nace con él mismo: analizar (Freud, p. 3361). A partir de la formalización de los discursos Lacan asoció la imposibilidad de estas profesiones a la imposibilidad que supone la estructura misma del discurso, indicada por el vector superior de cada discurso (Lacan, 1969-1970, p. 188): la imposibilidad de gobernar en el discurso del amo: S1→S2; la imposibilidad de educar en el discurso universitario: S2→a; la imposibilidad de analizar en el discurso psicoanalítico: a→$. A partir de esto quedó abierta la pregunta por la tarea imposible que se asociaría al discurso histérico, $→S1. En el mismo Seminario 17 Lacan sugiere, dejando abierta la posibilidad, que esta tarea es la de hacer desear (Lacan, 1969-1970, p. 187). En una entrevista de 1974 (1974b) sugirió otra posibilidad como cuarta tarea imposible: la de la ciencia, cuyo verbo es investigar .
Para Lacan se trata de posiciones imposibles porque son insostenibles pero además porque son reales (Lacan, 1969-1970: p. 187-188), en el sentido lacaniano del término real. Gobernar, educar, analizar, investigar son tareas imposibles de sostener porque suponen saber-hacer con un real del que cada una se soporta. El soporte real de la investigación está dado por lo que J. Samaja llamó la contradicción interna de la ciencia, situada en el núcleo mismo de su praxis (Samaja, 1996):

universal ← investigación → particular

La contradicción está dada por las dos exigencias a las que está sujeta y debe responder la investigación (Samaja, 1996). Universal y particular son dos amos a los que la investigación debe servir: por un lado el conocimiento producido debe ser comprobable empíricamente, es decir en el marco de alguna experiencia posible. En el caso de la investigación psicoanalítica esta experiencia es por excelencia la experiencia analítica. Lo que esto quiere decir es que la teoría psicoanalítica, todo el cuerpo de conceptos que la constituye (inconsciente, pulsión, deseo, transferencia, etc.) debe ser algo ajustado y orientado a la lógica de la experiencia analítica, debe dar cuenta de ella a la vez que veríficarse en ella. Por otro lado el conocimiento producido debe ser de orden universal, es decir, aplicable para todos los casos en los marcos en que la exper iencia analít ica es posible. La contradicción resulta de la imposibilidad de responder, a la vez, a ambas exigencias: la comprobación en los hechos es siempre particular, del orden de lo que se llama caso por caso, lo cual hace imposible la universalización; la universalización por su parte, en tanto que se pretende para todos los casos hace imposible la comprobación en los hechos, en la medida que esta es siempre de orden particular. Lo que hemos situado como versiones de la ciencia son versiones acerca de esta imposibilidad de investigar, modos de solucionar esta contradicción (Samaja, 1996). Casi toda la historia de la teoría del conocimiento se ordena a partir de los distintos modos en que puede ser resuelta esta contradicción (Samaja, 1993, 1996). Más allá de estas versiones, que no revisaremos aquí, señalemos que esta es la razón por la cual investigar es un acto: es en el punto mismo de imposibilidad de la investigación donde es posible, pero no está garantizado, el acto de investigación.

PARA CONCLUIR
A modo de conclusión destaquemos en siete puntos las tesis propuestas a lo largo del trabajo, tomando como punto de partida la tesis inicial de Lacan: 1. la organización de la ciencia depende del orden simbólico; 2. hay discursos (versiones) de la ciencia, pero además la ciencia misma tiene una estructura de discurso; 3. psicoanálisis e investigación son dos formas de praxis humana que se constituyen a partir del discurso psicoanalítico y del discurso de la ciencia; 4. el psicoanálisis no es sin el discurso de la ciencia, aun cuando él mismo no sea científico; 5. las relaciones del psicoanálisis al discurso de la ciencia pueden analizarse a partir de los cuatro discursos de Lacan, resultando de ello cuatro posiciones discursivas: psicoanálisis, metodología y epistemología como discursos amo en sus respectivas disciplinas; la pregunta por la científicidad del psicoanálisis y por una técnica de investigación (discurso histérico), solidario de la posición del psicoanálisis ubicado en el lugar de la excepción al método científico; la interrogación del psicoanálisis hacia las versiones de la ciencia (discurso analítico), solidario de la posición del psicoanálisis como no-todo científico; la investigación validada a partir de la burocracia de los protocolos de investigación (discurso universitario); 6. yo no busco, encuentro y yo no encuentro, busco son dos posiciones del sujeto que se asumen en diferentes momentos de la investigación; 7. Investigar es imposible, por ello se trata de algo del orden del acto.

1 Idea sugerida por C. Azaretto.

2 Idea sugerida por C. Azaretto.

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Fecha de recepción: 4 de abril de 2012
Fecha de aceptación: 26 de octubre de 2012

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