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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.19 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./dic. 2012

 

Psicoanálisis

Variaciones de la noción de tiempo: psicoanálisis e institución

Variations of the notion of time: psychoanalysis and institution

 

Sotelo, M. Inés1; Belaga, Guillermo2; Rojas, María Alejandra; Miari, Antonella S.; Cruz, María Alejandra; Paturlanne, Emilia; Vigil, Mariela; Coronel, Marta3

 

1 Lic. en Psicología, UBA. Profesora Titular Regular de Psicopatología, carrera de Musicoterapia, UBA. Profesora adjunta de la Práctica Profesional y de Investigación "Clínica de la Urgencia". Carrera de Psicología, UBA. Directora de Proyecto UBACyT. E-mail: misotelo@psi.uba.ar
2 Médico Especialista en Psiquiatría. Docente en la práctica Profesional y de Investigación "Clínica de la Urgencia". Carrera de Psicología de la UBA. Director de Proyecto UBACyT.
3 Docentes e Investigadores UBACyT.


Resumen
El siguiente artículo se enmarca en el Proyecto de Investigación UBACyT: "Proyectos terapéuticos bajo la clínica psicoanalítica en el hospital público" cuyo objetivo principal es establecer la eficacia de los tratamientos psicoterapéuticos, conducidos desde la perspectiva del psicoanálisis, en un período de 16 entrevistas realizadas en el Servicio de Salud Mental del Hospital Central de San Isidro (Provincia de Buenos Aires, Argentina).
En este trabajo nos centraremos en la variable "tiempo" con el propósito de circunscribir la función del tiempo lógico en psicoanálisis, subrayar su valor clínico e interrogar su posible articulación con el tiempo de tratamiento institucional. Para ello hemos tomado como referencia el escrito de J. Lacan "El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo soisma", único escrito dedicado específicamente a desarrollar la noción de tiempo lógico.

Palabras clave:
Psicoanálisis; Institución; Tiempo; eficacia

Abstract
The following article is part of the Research Project UBACyT: 'Therapeutic projects under the psychoanalytic clinic in public hospital" whose main objective is to establish the eficiency of psychotherapeutic treatments conducted from the perspective of psychoanalysis in a period of 16 interviews carried out at the Department of Mental Health at the Central Hospital of San Isidro (Buenos Aires Province, Argentina).
In this paper we focus on the "time" variable in order to circumscribe the role of logical time in analysis, underline its clinical value and examine its possible joint with institutional treatment time. So we've taken as a reference the article "The logical time and the assertion of anticipated certainty, a new sophism ", written by J. Lacan, the only specifically dedicated to develop the notion of logical time.

Key words:
Psychoanalysis; Institution; Time; Efficiency


 

A. INTRODUCCIÓN
El siguiente artículo se enmarca en el Proyecto de Investigación UBACyT: "Proyectos terapéuticos bajo la clínica psicoanalítica en el hospital público"1 cuyo objetivo principal es establecer la eficacia de los tratamientos psicoterapéuticos, conducidos desde la perspectiva del psicoanálisis, en un período de 16 entrevistas2 realizadas en los Consultorios Externos del Servicio de Salud Mental del Hospital Central de San Isidro (Provincia de Buenos Aires, Argentina). A partir de lo antedicho, puede deducirse que las variables de tiempo y de eficacia, adquieren un valor fundamental en esta investigación.
Uno de los principales factores que regula la atención de los pacientes en Salud Mental a través del dispositivo de tratamiento ambulatorio, es la variable "tiempo". De acuerdo con estudios epidemiológicos consultados se pudo determinar que el 60% de dicha población, recibe habitualmente un tratamiento de aproximadamente 4 meses de duración. Tomando esta referencia es que se estableció para esta investigación proponer a los consultantes un tratamiento de 16 entrevistas y, al concluir dicho plazo, evaluar los efectos del tratamiento mediante un protocolo diseñado para tal fin administrado por un profesional externo al Servicio.
Ahora bien, en los últimos años y fundamentalmente como respuesta a las exigencias del mercado con sus imperativos de rapidez, optimización y rentabilidad social, fueron surgiendo distintas psicoterapias focalizadas que prometen eficacia a corto plazo. Paralelamente, y de manera creciente, se ha cuestionado la eficacia del psicoanálisis como método terapéutico por considerarlo un dispositivo que requiere de un tiempo extenso para su desarrollo y consecuencias clínicas. Estas terapias no analíticas "pretenden centrar el cuestionamiento al psicoanálisis en cuestiones "técnicas", tratamientos cortos y menos onerosos, tipos de intervenciones, planificación de los casos para poder demostrar objetivamente su eficiencia y eficacia" (Gurevicz 2008, 148). El acento está puesto, principalmente, en la brevedad.
Sin embargo, la discusión "tratamiento breve versus tratamiento prolongado" se problematiza si afirmamos que la dimensión cronológica del tiempo no es equivalente a la concepción de temporalidad que se inaugura a partir de las producciones teóricas de Freud y de Lacan.
En un trabajo anterior3 en el que nos refer imos a la función del tiempo en psicoanálisis, se destacó que la dimensión temporal se presenta habitualmente enlazada con tres puntos principales - el tiempo o duración de las sesiones, la "atemporalidad del inconsciente" y el problema de la duración y el final de los tratamientos. Consideramos que estos puntos convergen en una concepción del tiempo que Freud instituye a partir del descubrimiento de cierta particularidad de los procesos psíquicos: nos referimos a los procesos psíquicos inconscientes. En más de un lugar y desde los inicios de sus teorizaciones, Freud destaca la tesis acerca de la atemporalidad del inconsciente, es decir, que los procesos de ese sistema "no están ordenados con ar reglo al tiempo, no se modifican por el transcurso de este ni, en general, tienen relación alguna con él" (Freud 1915, 184). Se trata de un inconsciente cuyas propiedades se corresponden con los puntos nodales que Freud destaca en la clínica de las neurosis: atemporalidad inseparable del concepto freudiano de repetición y del rechazo de la finitud como un modo de la castración. De modo que, hasta el final de su obra, Freud insiste en la"inmortalidad" de las mociones inconscientes "que se comportan durante décadas como si fueran acontecimientos nuevos" (Freud 1933, 69). En oposición a esta"inmortalidad de las mociones inconscientes", Freud sitúa un otro tiempo: el tiempo cronológico de la conciencia, tiempo de la linealidad discursiva, que sólo admite la posibilidad de una sucesión diacrónica.
En este artículo proseguiremos con el estudio de la variable "tiempo" con el propósito de circunscribir la función del tiempo lógico en psicoanálisis, subrayar su valor clínico e interrogar su posible articulación con el tiempo de tratamiento institucional. Para ello hemos tomado como referencia el escrito de J. Lacan "El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma", único escrito dedicado específicamente a desarrollar la noción de tiempo lógico.

B. DESARROLLO DEL TEMA
B.1. El tiempo en psicoanálisis a la luz del escrito de J. Lacan
Antes de abordar el texto nos interesa acentuar que el contexto histórico mundial en el que se enmarca son los sucesos acontecidos durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), período en el cual Lacan no realiza publicaciones. Además, si bien Lacan había tomado conocimiento sobre el aserto en 19354, recién diez años más tarde publica este artículo.
Ya en la primera nota a pie de página podemos localizar su origen: Christian Zervos - director de la revista Les Cahiers d'Arts- con motivo de su reedición (1945), invita a Lacan y a otros intelectuales de la época a escribir para ese número. Se trataba de una edición especial cuyo tema era "la victoria de la libertad sobre la opresión" (Roudinesco 1993, 263).
El escrito está centrado en el desarrollo de la noción de tiempo a partir de un apólogo en el que tres hombres se liberan, colectivamente, mediante un razonamiento lógico. Recordamos brevemente el relato con el cual se inicia el texto: el director de una cárcel plantea un problema a tres de sus prisioneros, otorgándoles la oportunidad de obtener la libertad a quien lo resuelva y pueda argumentar su conclusión en términos de lógica. Una vez aceptadas estas condiciones, se le coloca un disco blanco a cada prisionero en la espalda debiendo, cada uno, deducir su color a partir de disponer de dos elementos de inicio: sa
ber que existen tres discos blancos y dos negros y la posibilidad de observar los discos de sus pares. De esta manera, luego de cierto tiempo, los tres se apresuran a salir simultáneamente para declarar el color blanco del disco que portan "argumentando las mismas razones de concluir" (Lacan 1945, 188). Pero, ¿cómo han llegado los prisioneros a esa conclusión?
Lacan se interesa especialmente en el valor lógico de la solución del problema situando, en el movimiento de los prisioneros, dos suspensiones que considera cruciales para resolver el soisma. Así, tras someterlo a discusión de las posibles objeciones, afirma que éste conserva "todo el rigor constrictivo del proceso lógico, a condición de integrarle el valor de las dos escansiones suspensivas" (Lacan 1945, 191). Es decir, a partir del momento en que" los fenómenos aquí en litigio" (Lacan 1945,193) entran en juego como significantes es que prevalece la estructura temporal del proceso lógico, y no la espacial.
Lo que las mociones suspensivas denuncian no es lo que los sujetos ven sino lo que han descubierto por lo que no ven, o sea, discos negros. Su valor crucial, dice Lacan, no es el de una elección binaria entre combinaciones posibles sino el "movimiento de verificación instituido por un proceso lógico en el que el sujeto ha transformado las tres combinaciones posibles en tres tiempos de posibilidad" (Lacan 1945, 193). Estas instancias constituyen el proceso mismo del soisma y permiten ubicar un "verdadero movimiento lógico" (Lacan 1945, 193) en el que se identifican distintas modulaciones del tiempo o "momentos de la evidencia" (Lacan 1945, 194): el instante de la mirada, el tiempo para comprender y el momento de concluir. Allí Lacan subraya que, en el paso de un momento hacia el otro, se irán reabsorbiendo "subsistiendo el último que los absorbe" (Lacan 1945, 194). Si bien la instancia del tiempo se presenta de manera diferente en cada uno de ellos, es importante destacar que su valor lógico no radica en exponerlos en una sucesión cronológica sino en captar la discontinuidad tonal que marca el pasaje de uno a otro.
Lacan plantea que la proposición "estando ante dos negros, se sabe que se es un blanco" (Lacan 1945, 194) es la exclusión lógica que da base al movimiento. Pero para que se logre esta deducción es necesaria la instancia temporal que destacará como primer momento y llamará instante de la mirada justamente por "el valor instantáneo de su evidencia" (Lacan 1945, 194). En relación a este tiempo Jacques Alain Miller plantea que "podríamos tomarlo por un no-tiempo" (Miller 2004, 345), un instante carente de duración, impersonal, no subjetivo. En el instante de la mirada se destaca la presencia de un saber del que se parte, algo que se sabe y que es evidente. Se trata entonces, en este primer tiempo, de un saber sabido. El instante de la mirada introduce al siguiente momento que señala el problema real: "el atributo ignorado del sujeto mismo" (Lacan 1945, 194). A partir de este saber sabido es que el sujeto, al ver en sus pares discos blancos, entra en la incógnita del problema, ya que entonces él puede tener en su espalda tanto un disco blanco como uno negro. Y justamente, este atributo ignorado inaugura otra modulación temporal: el tiempo para comprender. Tiempo que implica un transcurrir, que tiene una duración y en el cual cada prisionero se debate sobre su situación a partir de los movimientos y de los no movimientos de los otros. Miller en "Los usos del lapso" (Miller 2004) señala que éste es un tiempo subjetivo, histórico, diacrónico, en el que los acontecimientos cuentan. Es un tiempo de elaboración y de espera que transcurre en la indeterminación subjetiva, un "mientras tanto" (Barros 2009, 81) que puede perdurar indefinidamente ya que para arribar a una decisión no alcanzará con saber sobre las combinaciones posibles sino que para ello hará falta un nueva discontinuidad tonal por la que se produzca el pasaje hacia el momento de concluir, tercer momento de la evidencia. A diferencia del momento anterior, en el que hay un saber que se sabe, aquí se trata de la indeterminación subjetiva, de un saber no sabido a descifrar; es decir que supone la introducción al inconsciente. Como afirma Lacan en "La equivocación del sujeto supuesto al saber" (Lacan 1967), el inconciente es algo que se dice sin que el sujeto se represente ni se diga allí: sin que se sepa qué dice.
En el escrito, el pasaje al tercer momento se presenta de la siguiente manera: "Me apresuro a afirmar que soy un blanco, para que estos blancos, así considerados por mí, no se me adelanten en reconocerse por lo que son" (Lacan 1945, 195). Entonces el sujeto se apresura a afirmar que tiene un disco blanco en su espalda para que los otros dos no se le adelanten: "es éste el aserto sobre uno mismo porque el sujeto concluye el movimiento lógico en la decisión de un juicio" (Lacan 1945, 195). Pero se trata de un juicio que se sostiene en la incompletud, puesto que ninguno sabe a ciencia cierta cuál es su atributo ignorado."Es entonces a una lógica que incluye en su centro una falta, un vacío, que Lacan suspende el momento de concluir y su precipitación en el acto" (Miller 2004, 265).
Marcelo Barros destaca que este momento se caracteriza por la precipitación de la acción, es "un demasiado pronto que busca evitar un demasiado tarde" (Barros 2009, 82). Es que allí, el tiempo para comprender resurge para el sujeto "bajo el modo subjetivo de un tiempo de retraso respecto de los otros en ese movimiento mismo, y se presenta lógicamente como la urgencia del momento de concluir" (Lacan 1945, 195). Entonces "es bajo la urgencia del movimiento lógico como el sujeto precipita a la vez su juicio y su partida" (Lacan 1945, 196). Juicio sin certeza, pero con una certidumbre anticipada que es soporte del acto. Podríamos decir que en este movimiento lógico Lacan intenta demostrar que el tiempo es articulación significante.

B.2. Sobre su valor clínico
De este escrito nos interesa destacar el valor clínico que adquieren los tres momentos de la evidencia propuestos por Lacan en tanto constituyen un aparato de formalización. Es decir que podemos valernos de éstos para formalizar una entrevista así como también un caso. Pero es fundamental destacar que estos momentos, como hemos mencionado, se absorben uno a otro permaneciendo sólo el último y es desde allí que podremos hacer una lectura que permita formalizar una situación clínica, y esto porque desde Freud, la temporalidad en psicoanálisis se da en un movimiento de anticipación - retroacción. No podemos pensar estos momentos como tiempos cronológicos sino como lógicos.
A modo explicativo o simplemente con fines didácticos los presentaremos en un orden. Por ello diremos que el primer momento, el instante de la mirada, representa el momento de quiebre o de ruptura de la homeostasis del principio de placer5, en la que existe cierta significación que es soporte del deseo y del sujeto. La evanescencia del deseo y del sujeto que se coagulan en el saber del fantasma: una frase que equivale a aquello que Lacan ubica como se sabe6.
Podemos tomar como ejemplo a la urgencia, en la que como señala Inés Sotelo "la dimensión del tiempo es central" (Sotelo, 2007, 30). Situaremos a la urgencia entre el instante de la mirada y el tiempo para comprender. ¿De qué modo?: si entendemos a la urgencia -en parte- como un modo de lo preliminar al tratamiento, también es posible conceptualizarla a partir de estos tres tiempos. Partimos de la concepción de que "cada consulta tiene un punto de urgencia, que hay que leerla y encontrarla" (Sotelo, 2007, 31), entendiendo por urgencia a una ruptura aguda de la cadena significante. Dicha ruptura produce como efecto un colapso temporal entre el instante de la mirada y el momento de concluir: es lo que en muchas ocasiones se presenta bajo el modo característico del pasaje al acto o el acting out. La vivencia subjetiva en ese momento es la de "no hay tiempo". Frente a ello, la intervención analítica introduce, según las particularidades que presente cada caso, un paréntesis, un tiempo mediante el despliegue del relato, que permita producir un sujeto. Es por ello que el tiempo para comprender supone la instalación de la transferencia como sujeto supuesto saber, la apertura del inconsciente y la institución de la indeterminación subjetiva S1-S2 soporte de la asociación libre. En este sentido podemos ilustrar este pasaje de la urgencia hacia el tiempo de comprender a partir de lo que Ricardo Seldes plantea en términos de que el analista interviene de modo tal "que un pasaje al acto pueda transformarse en un acto fallido" (Seldes 2005, 88). Este momento, a diferencia del anterior, tiene una duración y tiende a eternizarse. Si este tiempo se instala y no se produce el pasaje al momento de concluir, el efecto analítico es la versión interminable del análisis en términos de Freud, en tanto la asociación libre se eterniza bajo la suposición de que podría hacerse consciente todo lo inconsciente.
Ahora bien, con respecto al momento de concluir, este "se caracteriza por la precipitación de la acción" (Barros 2009, 82) bajo la forma de un acto. Acto que pone fin a la asociación libre propia del tiempo para comprender. Este momento supone un corte o diferencia respecto de cierta posición subjetiva que es soporte de los síntomas. Posición subjetiva que Lacan nombra fantasma y que es el sostén de la repetición en la neurosis, es decir, de aquello que no cesa de escribirse y que se instaura como un eterno presente, un verdadero fuera de tiempo. A este "fuera de tiempo del síntoma neurótico" (Barros 2009, 76) oponemos el momento de concluir como un momento de ruptura respecto de dicha inmutabilidad neurótica que Freud atribuye a la resistencia del ello. En este sentido, nos interesa destacar que Freud advertía que la satisfacción se enlaza al analista y al dispositivo y que la cura misma puede volverse un medio de satisfacción pulsional a través de la transferencia.

C. EL TIEMPO EN LA INSTITUCIÓN HOSPITALARIA
En un trabajo anterior7 nos hemos referido a la función del tiempo en psicoanálisis y en la institución partiendo de situar la concepción del tiempo en Occidente. En dicho artículo se pudo determinar que el tiempo concebido cronológicamente -es decir, como una serie de momentos que se suceden regularmente uno a continuación de otro sin que el momento posterior pueda incidir en el que lo antecede-, y que tiene su soporte en la concepción aristotélica del instante puntual, es el tiempo que regula el trabajo en las instituciones.
Como ya se mencionó, la variable "tiempo" constituye uno de los principales elementos que regula los tratamientos psicológicos a través del dispositivo8 institucional ambulatorio. Y estos dispositivos de atención que se construyen y promueven, no son ajenos a los parámetros propios del modelo capitalista actual que exige la mejor calidad en el más corto plazo. En concordancia con estas exigencias, se establecen determinadas normas respecto a la duración de los tratamientos que dependen, principalmente, de las políticas de cada institución, así como de la relación entre la demanda y el número de profesionales con el que dicha institución cuenta.
Entonces, ¿Es posible articular la temporalidad que concierne al psicoanálisis con la temporalidad con la que se rige la institución hospitalaria?

D. CONCLUSIONES
En primer lugar, hacemos propio el planteo de Enrique Rivas Padilla: "El psicoanálisis basa su eficacia en la intervención de lo simbólico sobre lo real, también en la institución y promueve una clínica de lo real, lo que apunta a una clínica universal para todo ser parlante, ya que lo real como imposible de soportar, hace síntoma e insiste para todo sujeto estructurado como neurótico, perverso o psicótico" (Rivas Padilla 2003, 26). Por otro lado, consideramos que -en parte- la exigencia de resultados en el más breve plazo es lo que conduce a cuestionar la eficacia del psicoanálisis como método de tratamiento. Y esto en gran medida porque el psicoanálisis mismo se ha resistido a esta demanda de medición de resultados. Fundamentalmente, porque los mismos suelen calcularse en términos
de alivio sintomático.
Sucede que este modo particular de entender la eficacia, se opone a la manera en que el psicoanálisis concibe la cura. Ya Freud distinguía los síntomas de la enfermedad afirmando que "la eliminación de aquellos no es todavía la curación de esta" (Freud 1916-17, 326). Del mismo modo Lacan, en su retorno a Freud, expresa esta concepción freudiana insistiendo en que la cura viene por añadidura y que el deber del psicoanálisis es "mejorar la posición del sujeto" (Lacan 1962-63, 68). Es decir, el analista apunta a un más allá de los síntomas pero valiéndose de ellos, teniendo como horizonte producir una modificación en la economía libidinal del sujeto.
Por otro lado, el mismo concepto de inconsciente conduce a una imposibilidad de plantear objetivos terapéuticos acordados previamente con el paciente, en la medida en que las razones de su padecimiento le son, en parte, desconocidas. Si al decir de Freud, el síntoma es resultado de un conlicto psíquico, y si una de dichas instancias en conflicto es inconsciente, ¿Quién prestaría su acuerdo cuando se establecen dichos objetivos? Más aún si Freud mismo afirma que "toda la teoría psicoanalítica está edificada sobre la percepción de la resistencia que nos ofrece el paciente cuando intentamos hacerle consciente su inconsciente" (Freud 1932-36, 63).
Por lo antes expresado, con todos los cuestionamientos que recibe el psicoanálisis como método de tratamiento, consideramos esencial evitar el reduccionismo que implica pensar al problema a partir de la polarización "breve-prolongado", sostenida en la concepción del tiempo entendido como cronológico, para abordarlo desde la noción de tiempo lógico. Este problema nos parece central en tanto "El discurso dominante apunta a convertir al psicoanálisis en una teoría valorada en los medios intelectuales pero excluida de la práctica clínica efectiva" (Barros 2009, 64). Este discurso dominante, representado por los sistemas de salud con sus criterios mercadotécnicos, apunta a la estandarización de los tratamientos y de las personas, acentuando la utilidad, y a que ambos se integren armónica y dócilmente en el circuito de las estadísticas y las optimizaciones. Como afirma Eric Laurent, "(…) La estrategia es en todas partes la misma: reducir los gastos y racionalizar la economía de la salud" (Laurent 2000, 94). A partir de estas puntualizaciones, nos interesa volver sobre el punto de partida de nuestra relexión. Si el psicoanálisis como método de tratamiento, es cuestionado debido a que se afirma que requiere de un tiempo demasiado prolongado para su desarrollo y consecuencias clínicas, y si en la actualidad, y desde lo social, se enfatiza acotar los plazos de tratamiento ambulatorio. ¿Cómo pensar la validez de la inclusión del psicoanálisis en las instituciones?
La investigación en curso, de la cual se desprende este artículo, parte de la hipótesis de una articulación posible entre el psicoanálisis y las instituciones. Con el objetivo de indagar su articulación, es que en ella se propone un tratamiento de una duración específica establecida de antemano, y conducido desde el marco teórico del psicoanálisis. De esta manera, ¿Por qué se plantearon 16 entrevistas? En primer lugar, se trata de la duración estándar, es decir, responde a las condiciones actuales de práctica de las psicoterapias en la mayoría de las instituciones. Ahora bien, que se propongan 16, ¿qué implica para un analista en cuanto a la dirección de la cura?
Aunque se parta de un número deinido de entrevistas, esto no determina lo que en ese plazo pueda producirse.¿Por qué? En primer lugar, porque las 16 entrevistas se proponen de antemano y desde una concepción cronológica del tiempo que no contempla el tiempo subjetivo ni las particularidades del tiempo en las neurosis. No es posible anticipar los efectos de las intervenciones porque sobre el tiempo cronológico viene agregarse otro tiempo, el tiempo subjetivo. Más allá de la cronología, se sitúa el registro subjetivo del tiempo, con sus variaciones en la clínica, que oscilan -a modo de ejemplo- entre la procastinación del obsesivo, la detención temporal en la melancolía, hasta la desimplicación propia de la histeria. La vivencia del tiempo se encontraría de este modo anudada a la estructura. Pero, además, si nos valemos de la noción de tiempo lógico y de los tres momentos de la evidencia que propone Lacan, tanto la cura como cada sesión, pueden pensarse a partir de estos tres tiempos, que como ya se destacó, no se ordenan a partir de una concepción temporal cronológica. Esto no excluye la necesidad de que, para que se pueda llevar adelante un análisis es necesario contar con cierto tiempo, que supone un transcurrir, que permita el despliegue de las asociaciones. Recordemos que Lacan destaca que el tiempo para comprender tiene una duración. De este modo es que consideramos que, en el hospital, y aún con sólo 16 entrevistas, es posible producir efectos terapéuticos a partir de un tratamiento sostenido desde el marco teórico del psicoanálisis, aunque ello no implique un análisis en sentido estricto. Y esto porque, aun con las particularidades de los tratamientos en la institución hospitalaria, el psicoanálisis no debe ceder por ello a sus principios. Ya Freud destacaba esta condición en relación con las entrevistas preliminares: "…ese ensayo previo ya es el comienzo del psicoanálisis y debe obedecer a sus reglas". (Freud 1913, 126) Aquí es donde cobra relieve la diferencia entre psicoanálisis puro y psicoanálisis aplicado. Es decir que, lo que se lleva adelante en el hospital es psicoanálisis aplicado a la terapéutica, "donde la apuesta es a favor del bien decir en la palabra, pero que no excluye una serie de importantes recursos" (Campolongo 2005, 46) tales como"la interconsulta, los fármacos, intervenciones judiciales, etc." (Campolongo 2005, 46) lo que supone cierta adaptación del dispositivo más no de sus principios.
En este sentido es que entendemos que, sin responder necesariamente a las exigencias del mercado, el psicoanálisis debe estar a la altura de la subjetividad de la época. Y esto es una indicación del propio Lacan: "Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época" (Lacan 1953, 309). Es decir que será desde este Otro de la cultura que se podrá proponer una escucha que, sin perder la orientación a partir de lo real del síntoma, apunte a la emergencia de un sujeto.

El equipo de investigación está integrado por: Sotelo, I. (Directora); Belaga, G. (Co-director); Leserre, L; Rojas, A; Moraga, P; Coronel, M; Mazzia, V; Santimaria, L; Méndez, P; Vigil, M; Cruz, A; Castro, M; Miari, A; Fazio, V; Irrazabal, E; Tustanoski, G; Marini, M; Paturlanne, E. (Investigadores en Formación); Bento de Mello, D; Mc Cabe, C; Rodríguez, L. (Investigadores Estudiantes)

1 Programación científica: 2010-2012, Directora: María Inés Sotelo, Co-director: Guillermo Belaga, Secretaría de Investigaciones, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires.

2 El universo de estudio está conformado por 50 casos de pacientes de ambos sexos, mayores de 21 años, que han solicitado una consulta de manera espontánea o que han sido derivados para tratamiento psicoterapéutico individual no farmacológico, en el Servicio de Salud Mental del Hospital Central de San Isidro, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

3 Rojas, M.; Miari, A; Coronel, M; Cruz, M.; Paturlanne, E.: "El empleo del tiempo y la clínica psicoanalítica en el Hospital Público". Op.cit.

4 Lo conoce por medio de Weiss.

5 Momento de despertar que suele constituir el motor de la consulta.

6 Véase, por ejemplo, el modo en que Lacan define al fantasma a la altura del Seminario 5, en la clase XXIII, como "un imaginario capturado en una determinada función significante" (Pág. 419). Es decir, como una significación que presenta el carácter de fijeza.

7 Rojas, M.; Miari, A; Coronel, M; Cruz, M.; Paturlanne, E.: "El empleo del tiempo y la clínica psicoanalítica en el Hospital Público". Op.cit.

8 Entendemos al término dispositivo en el mismo sentido que Foucault: un conjunto heterogéneo de elementos que se articulan entre sí conformando una compleja red de relaciones atravesada por factores intra y extra institucionales. Foucault se refiere a las instituciones, discursos, disposiciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, aquello que es dicho pero también "no dicho". Esta compleja red de elementos articulados entre sí, tiene una función determinada de acuerdo al momento histórico de que se trate: responden a una estrategia que a la vez incluye y supera los límites de una institución, como por ejemplo, de un hospital. (Cf. con Foucault, M. El juego de Michel Foucault, en Saber y verdad, op.cit.

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Fecha de recepción: 9 de abril de 2012
Fecha de aceptación: 1 de octubre de 2012

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