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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.19 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./dic. 2012

 

Psicología del Desarrollo

Apego y juego. Marcas epocales en la conformación de las funciones parentales

Attachment and play. Epochal marks in the conformation of parental functions

 

Paolicchi, Graciela1 ; Kohan Cortada, Ana; Colombres, Raquel M.; Pennella, María; Maffezzoli, Mabel; Garau, Andrea; Maestro, M. Cecilia; Rodríguez, M. Fernanda; Abreu, Lucía; Bosoer, Eliana2

 

1 Licenciada en Psicologia, UBA. Profesora Regular Adjunta, Cátedra ifi Psicologia Evolutiva- Niñez, Facultad de Psicologia, UBA. Directora del Proyecto UBACYT "Juego, apego y poblaciones vulnerables. El juego como facilitador del desarrollo infantil y su relación con las modalidades de apego en poblaciones vulnerables". E-mail: gpaolicchi@ibertel.com.ar
2 Docentes e Investigadoras, Facultad de Psicología, UBA. Programación UBACyT.

 


Resumen
El presente trabajo aborda la hipótesis de que las actitudes de los adultos significativos con respecto al juego infantil se relacionan con las modalidades de apego de sus vínculos intersubjetivos primarios. A tal fin, se exploran los desarrollos teóricos del Conductismo, el Psicoanálisis y la Teoría de Bowlby sobre la temática. Asimismo se realiza un trabajo de campo en dos poblaciones de características sociodemográicas diversas empleando metodología mixta. Si bien ambas muestras presentan perfiles diferenciales, se constatan dificultades análogas para pensar y ejercer la función parental, así como también facilitadores similares para el desempeño de su rol. Los resultados obtenidos en el proyecto de investigación UBACyT posibilitan replantear y enriquecer el trabajo implementado en el marco del Programa de Extensión Universitaria "Juegotecas Barriales". De este modo, se espera favorecer el desarrollo de redes que brinden sostén en tiempos donde las condiciones socioculturales parecen fragilizar los lazos parentoiliales.

Palabras clave:
Apego; Contexto; Juego; Lazo parento-filial

Abstract
This paper approaches the hypothesis that the attitudes of significant adults in relation to children's play are related to their attachment of primary intersubjective bonds. For this purpose, we explore the theoretical developments of Behaviorism, Psychoanalysis and Bowlby's theory on the subject. We have developed, as well, ield work in two populations of different sociodemographic characteristics using mixed methodology. Although both samples show differential proiles, we have found analogous dificulties in thinking and exercising the parental function, as well as similar facilitators to fulill their role. The results obtained in the research project UBACyT made it possible to rethink and enrich the work implemented under the University Extension Program "Neighborhood Toy Libraries." Thus, it is expected to favor the development of networks that provide support in times when sociocultural conditions seem to weaken the parent-child bonds.

Key words:
Game; Context; Attachment; Parent-child bonds


 

INTRODUCCIÓN
Los seres humanos son criaturas destinadas a humanizarse gracias a la presencia de un semejante empático, en un contexto socio histórico específico que deberá proveer las condiciones para el desarrollo del cachorro humano. Su desvalimiento inicial, aspecto nodal de la condición humana, provocará un sinnúmero de consecuencias. De allí que el concepto proveniente de la sociología "condiciones de producción de subjetividad" servirá para analizar las formas con las cuales las sociedades influyen en la constitución de sujetos capaces de integrarse a sistemas que le otorgan un lugar. Ese lugar que preexiste al sujeto es "instituyente", como diría Castoriadis, por cuanto hace al conjunto de elementos que van a producir un sujeto histórico, socialmente situado.
Desde esta perspectiva nos preguntamos por las condiciones actuales de producción de subjetividad y su influencia en las características de los lazos de amor o de odio al semejante en tiempos de crianza. En la Modernidad, el Estado como metainstitución era la usina productora de subjetividad: la familia y la escuela adquirían su validez y solidez sostenidas en el Estado que las albergaba, las conectaba y les otorgaba sentido en su tarea de"velar por la infancia " (Duschatzky & Corea , 2002) ; estas instituciones promovían en su seno un tipo de subjetividad que no es el que encontramos en el momento actual. La transformación relacionada con la globalización de las comunicaciones, de la información, de los capitales, y las consecuencias de la exclusión de amplias franjas de la sociedad del acceso a los bienes de consumo y de conocimiento, produjo la destitución de "las instituciones que producían infancia " (Duschatzky & Corea, 2002). En un contexto desestabilizado y en permanente cambio, el Estado, la escuela y la familia, hallan fragilizada su función, ya no contienen lo que antes contenían, consolidaban y ayudaban a producir: la formación de un sujeto con herramientas para la socialización, para "la producción de algún sentido para la vida" (Bleichmar, 2008). De allí las preguntas sobre la forma en que las características epocales condicionan el lazo social en general, y los estilos de apego en par ticular, y si estas características constituyen un factor de vulnerabilidad en la conformación de la subjetividad.
El apego, lazo afectivo importante que el ser humano es capaz de establecer con otros y que responde a la necesidad básica de sentirse protegido y ayudado, es uno de los ejes de la Investigación UBACyT a la que estamos abocados. La teoría del apego parte de una concepción relacional del desarrollo que privilegia el fenómeno temprano de "estar con otro" como uno de los rasgos centrales de la experiencia humana. De esta forma la intersubjetividad deviene fuente y trama básica de la subjetividad intrapsíquica. Al ser internalizadas, las vivencias vinculares tempranas se constituyen en prototipo de las posteriores relaciones afectivas. (Bowlby, 1979; Dio Bleichmar, 2005). Entre otros propósitos, se espera que la mencionada investigación contribuya a tender puentes entre el Psicoanálisis y la Teoría del Apego, puentes que ayuden a pensar la labor que se implementa al interior del Programa de Extensión Universitaria "Juegotecas Barriales". Este Programa propicia el desarrollo de dos dispositivos de intervención en la comunidad: la coordinación de Talleres dirigidos a padres y el facilitar la dinámica de Juegotecas Comunitarias y Escolares. Ambos dispositivos tienen como propósito enriquecer la conformación de redes sociales entre la institución familiar, escolar y de salud tendientes a potenciar la creación de tramas intersubjetivas de ayuda y sostén mutuo.

HIPÓTESIS Y OBJETIVOS
La investigación UBACyT "Juego, apego y poblaciones vulnerables. El juego como facilitador del desarrol lo infantil y su relación con las modalidades de apego en poblaciones vulnerables" toma la siguiente hipótesis de origen: "Las actitudes de los adultos significativos -padres - con respecto al juego infantil se relacionan con las modalidades de apego de sus vínculos intersubjetivos primarios".
En este trabajo se plantearán como objetivos:
1. Explorar los vínculos y el valor otorgado al juego en la infancia por parte de un grupo de padres a través del relato de sus biografías lúdicas y
2. Examinar la percepción de un grupo de padres sobre los límites de la función parental en la actualidad.

A fin de dar cuenta del progreso en la consecución de los objetivos señaladas, en el último año se llevaron adelante las siguientes tareas:
1) Revisión bibliográfica. El recorrido realizado supuso ubicar la noción de apego según las perspectivas teóricas del Conductismo, el Psicoanálisis y la Teoría de Bowlby, profundizando en las nociones derivadas de esta última. Por otra parte, desde el punto de vista teórico, se estudiaron algunas semejanzas y diferencias entre la propuesta de la teoría de apego en Bowlby y la teoría Psicoanalítica respecto de la relación entre la noción de apego y los conceptos psicoanalíticos de juego y fenómenos transicionales.
2) Trabajo en terreno, de investigación-acción, que se implementó a lo largo del año gracias a una metodología de carácter cualitativo y cuantitativo en dos poblaciones. Por un lado, un grupo de padres de un barrio en zona vulnerable de CABA, que concurrieron a los Talleres/Charlas dirigidos a ellos por parte de un grupo de profesionales del equipo.Por el otro, un grupo de padres que viven en la ciudad capital de Salta y que compartieron su percepción sobre algunos aspectos de la crianza de sus hijos que concurren a una escuela privada en esa ciudad. Tanto la Revisión Bibliográica como el Trabajo en Terreno han brindado insumos que permitieron mejorar la comprensión de los procesos involucrados así como seleccionar un conjunto de escalas que están en vías de adaptación en una metodología cuantitativa puesta al servicio de sistematizar la indagación sobre las modalidades de apego que desarrollaron los padres en sus vínculos primarios así como la actitud hacia el juego de sus hi jos en la actualidad. Dichas escalas, descriptas en el trabajo actualmente se encuentran en proceso de aplicación

1. RASTREO BIBLIOGRÁFICO

1.1. El fenómeno del apego humano:
algunas perspectivas explicativas
El apego como fenómeno se circunscribe a aquellas conductas que llevan tempranamente adelante las crías de diversas especies- incluida la humana- de búsqueda activa de una figura protectora. Los interrogantes que han despertado estas conductas han merecido diversas respuestas en el campo psicológico tanto desde el Conductismo como desde el Psicoanálisis o la Teoría Etológica de Bowlby.
Desde el Conductismo se adopta el modelo de reducción del impulso, en el que se otorga importancia al papel de la alimentación en la interacción madre-hijo. Se considera que las conductas de dependencia que el bebé tiene con su madre son debidas fundamentalmente a un impulso secundario aprendido como consecuencia de una asociación repetida entre la presencia de la madre y la satisfacción que le produce al niño saciar su hambre. Estos modelos no explican ni por qué o de qué manera los lazos que se establecen en la infancia perduran a través del ciclo vital incluso cuando la figura de apego está ausente (y no puede por lo tanto proporcionar refuerzos).
La Teoría Psicoanalítica freudiana no representa un modelo homogéneo, ya que el propio Freud redeinió muchos de los conceptos a lo largo de su vida, y se pueden retomar de su obra tanto puntos de vista semejantes a los de la teoría del apego de Bowlby, como también postulados abiertamente opuestos (Fonagy, 2001). El estudio del clásico debate entre la importancia o primacía de la realidad externa (objetiva) versus el mundo interno (fantasía) para la constitución subjetiva es un ejemplo de ello. Por un lado en su propuesta de un "narcisismo primario", Freud sitúa a un niño cerrado a los estímulos externos y considera el desarrollo psíquico orientado primariamente alrededor de las pulsiones generadas en forma endógena y dirigidas hacia su gratificación (Freud, 1900,1905,1915, 1920) . Se considerará entonces al apego como secundario respecto de la gratificación oral y libidinal, y a las pulsiones sexuales infantiles apuntaladas en aquellas de orden autoconservativo. En esta línea se privilegiará la primacía del mundo interno (endogenismo pulsional) el cual no toma en cuenta el papel que el medio ocupa en la estructuración íntima de la pulsión. Pero en la otra dirección encontramos postulados tan importantes y útiles a la hora de analizar el conflicto humano como el de las "Series Complementarias", que considera el interjuego entre factores constitutivos y adquiridos y que de alguna manera supera la alternativa según la cual habría que elegir entre factores exógenos o endógenos (a la hora de analizar el trauma psíquico y por extensión la constitución subjetiva) ; estos factores son, en realidad, complementarios, pudiendo cada uno de ellos ser "tanto más débil cuanto más fuerte es el otro", de tal forma que el conjunto puede ser ordenado dentro de una escala en la que los dos tipos de factores varían en sentido inverso; sólo en uno de los extremos de la serie se encontraría un solo factor (Diccionario de Psicoanálisis,1981) . En una de sus últimas obras, El Moisés y la religión monoteísta (1939) Freud retoma la conceptualización del trauma como la repetición de vivencias tempranas "realmente acontecidas", con lo cual da pie a toda una serie de importantes investigaciones y postulados dentro de la Teoría Psicoanalítica acerca de la importancia, antecedencia y primacía de lo intersubjetivo en relación a lo intrasubjetivo, con la concepción de un Inconciente abierto a las influencias de lo que acontece en el intercambio con los otros sujetos y en el contexto, concepción más cercana a la considerada en la Teoría del Apego.
Bowlby, en su teorización sobre el apego, se mostró particularmente contrario a la formulación que considera un infante "forzado" a ir hacia el objeto después de que el proceso primario de alucinación del pecho ha fracasado en conseguir la gratificación de la pulsión. Para los teóricos del apego el interés en los objetos es algo vital: el niño muestra preferencia por particulares tipos de configuraciones visuales y auditivas y disfruta de su capacidad para lograr que ocurran cosas en el mundo -físico y vincular- a través del "uso" variado de objetos. En consecuencia, el desarrollo temprano está basado en las relaciones, en las interacciones con el cuidador primario -con el "ambiente facilitador" diría Winnicott (1971)- que eventualmente conducirán a la interiorización de la relación, dando lugar a la conformación de los llamados "modelos operantes", entendidos como "un sistema interno de expectativas y creencias acerca del self y de los otros que les permite a los niños predecir e interpretar la conducta de sus figuras de apego. Estos modelos se integran a la estructura de la personalidad y proveen un prototipo para futuras relaciones sociales" (Bowlby, 1979)
Bowlby estudió medicina y se dedicó a la psiquiatría. Comenzó su formación psicoanalítica en Londres alrededor de los años 30 teniendo a Melanie Klein como su supervisora. Entre 1941 y 1945, se desarrollaron grandes polémicas referentes a cuestiones de teoría y técnica en la Asociación Psicoanalítica Británica. Como resultado de estas discusiones se dividió la asociación en tres grupos: freudianos, kleinianos e independientes. Esta división aún existe y cada grupo tiene su propia estructura orgánica dentro de la institución. En el grupo de los llamados independientes se ubican analistas como Bowlby, Balint, Fairbairn, Winnicott, Bion, Bollas, entre otros, siendo una de sus características distintivas la búsqueda del origen de la psicopatología en sucesos reales (Fonagy, 2001).
En ese contexto, Bowlby postula una nueva forma de pensar los sistemas de motivación que impulsan la conducta humana; una de las ideas centrales es que la necesidad que motiva la formación y mantenimiento de las relaciones de apego es primaria y diferenciada de la necesidad que motiva la conducta sexual o de alimentación. Para ello toma aportes de diversos campos disciplinarios de su época: la biología, la teoría de la evolución, la etología -con los descubrimientos de Lorenz sobre el fenómeno de imprinting- , la cibernética, y la teoría de los sistemas de información. Así, entiende la organización psíquica en términos de un sistema cibernético o de control homeostático, que lleva adelante un procesamiento inconciente de información. De esta forma, en lugar de centrarse en un modelo energético que busca la descarga, plantea como conceptos centrales los derivados del sistema conductual de interacción social y su control o regulación a partir de intercambios de información y la consecuente retroalimentación negativa, que piensa como una forma conductual de homeostasis.
Bowlby cuestionó las teorizaciones psicoanalíticas sobre la "relación de objeto". En principio decidió abandonar el uso de la palabra "objeto" debido a que consideraba que era un término inexacto que se prestaba a interpretaciones diferentes; para él la palabra "objeto" se vincula tanto a una concepción innata sobre el otro (que en opinión de algunos autores precede a la experiencia interpersonal), como a representaciones mentales de otra persona (que se originan en la vida real) . Además, el objeto puede ser considerado como total o parcial. Por ello, en vez de referirse al cuidador primario como un "objeto externo", prefirió el término de "figura de apego". En vez de considerar la representación interna del otro como un "objeto interno", utilizó el término de "modelo operativo interno" de las figuras de apego (Marrone, 2001).
El nuevo modelo fue más adecuado para que Bowlby pensara su trabajo como psiquiatra con familias y niños, y le permitió observar el impacto de los problemas parentales sobre los hijos; llegó a la conclusión de que lo más importante, a nivel etiológico, era la interacción entre el individuo y su entorno. De esta forma propicia un retorno, con variantes, a la primera teoría de la neurosis de Freud (la teoría traumática), que tanta importancia otorgaba a las experiencias realmente acontecidas en la génesis de los síntomas. Es válido recordar que si bien Freud abandonó su hipótesis sobre la seducción originaria traumática a favor de su segundo modelo, en donde enfatizó la teoría del desarrollo psicosexual endógeno y el papel jugado por la fantasía, él mismo nunca suprimió completamente su teoría de la seducción. Por ejemplo en la 23ª Conferencia de Introducción al Psicoanálisis airma : "Particular interés presenta la fantasía de la seducción, aunque sólo sea porque a menudo no es una fantasía sino un hecho real" (Freud, 1917, p.337).
Según Bowlby el apego evoluciona en cuatro etapas: fase de preapego (0-6 semanas), fase de formación del apego (6 semanas-a los 8/6 meses), fase de apego propiamente dicha (6/8meses a los 18/ 24 meses) y formación de relaciones recíprocas (18-24 meses en adelante). Durante los primeros meses de vida el niño muestra muchas de las respuestas que constituyen lo que más tarde será la conducta de apego, pero la pauta organizada se desarrolla durante la segunda mitad del primer año de vida. A partir de los nueve meses la gran mayoría de los bebés responden con protestas y llantos cuando se los deja con una persona desconocida, y también con el enojo y el rechazo más o menos prolongado de dicha persona. Estas observaciones demuestran que el niño tempranamente conforma un patrón o "modelo operativo interno" (MOI o IWM: Internal Working Models) de la madre que se vuelve accesible para él con el in de establecer comparaciones durante su ausencia y de reconocerla cuando regresa. Como complemento a su modelo de madre, desarrolla un "modelo operante" de sí mismo en interacción con ella; y lo mismo hace con su padre. Estos patrones o matrices (MOI) signan los orígenes de las estructuras intrapsíquicas (Dio Bleichmar, 2005) en base a la organización paralela de un sistema conductual cuya inalidad es mantener la proximidad del cuidador. La interacción deviene un sistema de control homeostático que favorece la regulación de los afectos frente a situaciones ansiógenas. Cabe señalar, que la noción de "modelos operativos" es compleja; se piensa que están compuestos además de "memorias" -de carácter procedimental o "en acción", episódica y semántica- de las experiencias de apego, de creencias, actitudes y expectativas. (Dio Bleichmar, 2005; Casullo & Liporace, 2005).
Progresivamente el niño pasará de orientarse únicamente hacia sus cuidadores en búsqueda de protección (lo que da lugar a estructurar relaciones asimétricas) para orientarse hacia la relación con sus pares (lo cual dará lugar a la estructuración de relaciones recíprocas).
La exploración del entorno, incluyendo el juego y las diversas actividades con los compañeros, es considerada un componente básico de la conducta de apego (Bowlby, 2009), porque en tanto lazo de dependencia, permite establecer una "base segura" que habilita la exploración y el dominio del entorno. Si el cuidador es una figura cercana a la que el niño puede volver en caso de riesgo, proporcionará experiencias de apego seguras; si por el contrario, la figura de apego no está adecuadamente disponible y no es receptiva a las necesidades del niño, éste experimentará inseguridad, miedo y ansiedad. A su vez, las expectativas de disponibilidad y accesibilidad se incorporan a los distintos modelos operativos de funcionamiento del apego, que como se ha dicho, relejan experiencias tempranas y son transferidos a relaciones futuras actuando como "guiones" que orientan percepciones y conductas a lo largo de la vida lo que ha sido denominado "apego adulto" (Feeley y Nooler, 2002).
El apego constituye un sistema conductual y operativo de carácter adaptativo, por ello un punto clave en la teorización de Bowlby lo constituye el estudio de la capacidad del yo para crear defensas que organicen la constitución caracterológica y sintomática. A lo largo de toda su obra, se preocupó por describir con detalle los mecanismos de distorsión perceptual y cognitiva necesarios para el funcionamiento de los Modelos Operativos Internos; en ellos la meta es protegerse de percepciones, sentimientos y pensamientos que de otro modo causarían ansiedad intolerable y sufrimiento psicológico. (Bowlby, 1980). El estudio de los mecanismos de defensa contra la ansiedad de separación mostró que los mismos no son generados internamente, sino que surgen como respuesta a sucesos interpersonales (Marrone, 2001). De este modo, se piensa que las defensas psíquicas son estrategias interpersonales para lidiar con ambientes por debajo de lo óptimo. Su meta no es tanto preservar la integridad del individuo cuando éste es confrontado con los conflictos de sus pulsiones internas, sino más bien tratar de mantener el apego enfrentado a fuerzas que amenazan con destruir el vínculo. (Holmes, 2001).

1.2. El apego en el adulto. Problemáticas derivadas de su medición: ¿Categorías vs. dimensiones?
Gracias a la importancia que Bowlby atribuyó a la observación directa y a los estudios prospectivos, la teoría del apego ha dado lugar a valiosas investigaciones que brindaron un fuerte sustento empírico a los postulados de la Teoría del Apego y del Psicoanálisis. Actualmente existen interesantes discusiones teóricas referidas a cuál es el instrumento más adecuado para la evaluación de los estilos o vínculos de apego. (Fraley y Spieker, 2003). Por un lado, se debate si los patrones de apego en adultos deben ser considerados categorías o dimensiones, en tanto que a su vez, se plantea cuál es la mejor manera de conceptualizar las dimensiones subyacentes a los tipos de apego; no queda claro hasta el momento si las mediciones deben tener en cuenta variaciones en los contenidos de los modelos operativos internos, o cambios en el funcionamiento del sistema de apego. En otras palabras, si se deben contemplar variables cognitivas o bien conductuales.
Ainsworth & Bell (1970) a partir de sus estudios empíricos con bebés en una experiencia de laboratorio llamada"situación extraña" clasificó en tres tipos las conductas encontradas. Aquellas que se correspondían a un apego de tipo "seguro" y otras dos, que se circunscribían a apegos de tipo "inseguro" -de carácter "evitativo" o "ambivalente", según el caso- hacia la figura del cuidador. Con posterioridad Main, introduce un cuarto estilo de apego inseguro: el "desorganizado" (Ybarra & Sierra García, 2002). Si bien la construcción de estas categorías ayudó a conocer mejor las interacciones tempranas, se ha cuestionado la delimitación de estos patrones a partir de los estudios transculturales que desnaturalizaron la idealización de ciertas categorías. Se ha podido constatar que el contexto sociocultural influye en los tipos de apego predominantes, ya que el entorno condiciona el perfil de las respuestas que se promueven y valoran en el niño hacia el cuidador primario.
Cabe señalar que Bowlby explícitamente consideró su teoría como un constructo aplicable a todo el desarrollo humano, lo que hizo evidente que su medición debía trascender el período de la temprana infancia. Uno de los primeros pasos en esta dirección lo dio Mary Main quien en 1984 creó la Adult Attachment Interview, una entrevista destinada a evaluar los patrones de apego en adultos a través de sus "estados mentales" con respecto a las relaciones tempranas con sus padres (Martínez & Santelices, 2004). Main y col. (1985, 1992, 2000) se preguntaron sobre la relación entre los patrones de apego infantil identificados en la "situación extraña" y el apego de los padres, es decir, si los lazos de apego (seguros o inseguros) que los padres tuvieron en la infancia tienen alguna influencia en el apego de los hijos. Lo innovador de esta investigación es la relación que se establece entre el apego y el uso del lenguaje del adulto, utilizando como herramienta la Entrevista del Apego Adulto (EAA). A partir del análisis literal de las transcripciones de las entrevistas se establecen los distintos tipos de apego en el adulto: autónomos (aquellos padres que valoran y reconocen la influencia de las relaciones de apego, pero al mismo tiempo son capaces de hablar de el las con objetividad) ; desentendidos (aquel los que desprecian la importancia de las relaciones de apego y tienden a idealizar a sus padres sin poder aportar ejemplos concretos para defender su postura); preocupados (son adultos muy emotivos que no pueden hablar con objetividad de sus experiencias tempranas de apego; están muy preocupados con el pasado.); y pendientes de resolución (son padres que todavía no han reconciliado sus pasadas relaciones de apego con el presente, en ocasiones todavía están reconciliándose con la pérdida de sus propios padres y las vivencias relacionadas con ello). El hincapié estuvo puesto en pensar los efectos de los sucesos pasados en su funcionamiento actual; más allá del contenido se prestó particular importancia a la estructura del relato parental, ya que se consideró que los interlocutores capaces de mantener un discurso coherente y cooperador mientras describen y evalúan sus experiencias tempranas, tienden a tener infantes seguros. Cuando no se respetan ciertas categorías podrían predecirse estilos inseguros. Los interlocutores que violan las categorías de forma, relevancia y cantidad, tienden a tener infantes con apegos resistentes-ambivalentes, mientras que los que violan las de verdad y consistencia tienden a tener niños con apegos evitativos. De esta forma, a través de la coherencia y cohesión del discurso, se pueden operacionalizar las distintas defensas yoicas que predominan según la teoría kleiniana al interior de las dos posiciones que durante toda la vida se alternan, pudiendo predominar una sobre la otra. Así, la predominancia de la posición esquizo-paranoide está marcada por la labilidad de las representaciones mentales y por la presencia de mecanismos de defensa como la proyección, la escisión, la idealización, etc. Estas características contribuirán a conformar un discurso con contradicciones e inconsistencias (pensemos por ejemplo en la escisión que supone atribuir todo lo bueno y todo el amor a un objeto idealizado; y todo el dolor, el estrés y lo malo al objeto persecutorio) que se manifestarán en una discrepancia entre la memoria semántica y la episódica; esto constituirá un marcador importante de inseguridad en la EAA, especialmente dentro de la categoría inseguro desentendido. A diferencia de esta, en la posición depresiva el objeto ya no se ve de forma parcial sino total, identificándolo como la fuente tanto de experiencias buenas como malas. (Klein, 1935). La operacionalización del apego seguro en las historias narrativas se manifiesta en la posibilidad de valorar tanto el amor como el reconocimiento y la aceptación de la imperfección y el odio del cuidador. Esta posición supone que el sujeto toma conciencia de su propia capacidad de amar y de odiar a los padres. El descubrimiento por parte del niño de esta ambivalencia y el miedo ante la amenaza de perder el objeto atacado, abren en él la experiencia de la culpa tras la hostilidad. En la EAA la memoria y el reconocimiento del propio rol dentro del conflicto interpersonal, aumenta la coherencia del relato. Más aún, la capacidad de monitorear los propios pensamientos y sentimientos es evaluada como marca metacognitiva de un estado de la mente seguro. La teoría kleiniana mantiene que el dolor psíquico asociado con la integración del objeto parcial escindido puede ser tan grande que el sujeto puede llegar a requerir la utilización de la negación en forma maníaca, la reparación en forma obsesiva o el desprecio al objeto. En la EAA el sistema de codificación está dirigido a encontrar narrativas desorganizadas (desprecio), incapacidad de recordar (negación) o idealización (reparación maníaca), como muestras de apego inseguro. Segal (1964) vinculó las capacidades defensivas de simbolización y sublimación con la reparación depresiva. La codificación de la EAA está fuertemente orientada hacia el análisis del habla y del discurso, dominio en el que los individuos seguros también muestran de forma substancial una mayor competencia.
Tanto el estudio de Ainsworth como el de Main se ubican en la primera línea de investigación que relaciona los estilos de apego con categorías. Su objetivo consiste en evaluar por la vía de entrevistas semiestructuradas (EAA), u observaciones en el caso de niños (SE), los diversos modelos internos del apego. La codificación de las entrevistas permite realizar una clasificación de los sujetos en una serie de cuatro categorías discretas, no superpuestas entre sí.
La segunda línea de investigación en apego adulto fue iniciada a mediados de la década de 1980 por psicólogos sociales, quienes estudiaron el apego en el marco de las relaciones amorosas. La propuesta de los modelos dimensionales es la búsqueda de componentes comunes que engloben las categorías tradicionales y las dimensiones cuantitativamente. La mayoría de los que utilizan estos modelos (Hazan & Shaver, 1987; Bartholomew, 1990; Klimkiewicz, A., 1993; Casullo y Liporace, 2005; Fraley, R., 2009, entre otros), a su vez utilizan auto-reportes y cuestionarios intentando dar cuenta de un compor tamiento de apego en relaciones interpersonales pasadas o actuales. Esta aproximación implica, primero, que las personas son ordenadas cuantitativamente de acuerdo a su posición dentro de un continuo dimensional. Segundo, esto implica que cada dimensión tiene un efecto independiente de otra dimensión, es decir, no habría interacción entre distintas dimensiones. Un estudio sobre estas técnicas diseñadas para la evaluación de los vínculos de apego ha mostrado resultados interesantes, ya que propone que el común denominador entre las diversas escalas autoadministrables sobre el tema, remiten a la existencia de dos tipos de dimensiones. Si estos vínculos son analizados "en términos afectivos-comportamentales cabe hablar de las dimensiones de la ansiedad y la evitación. Por otra parte, si estos vínculos se analizan desde una perpectiva cognitivo-representativa -que toma como referencia los modelos operativos internos- se toman en cuenta los modelos de sí mismo y de los otros". (Brennan y cols. 1998).
Ambas formas de evaluar el apego, reiriéndolo a categorías, o a dimensiones, suponen diversas ventajas y desventajas a considerar (Martínez & Santelices, 2004). Sólo señalaremos que la referencia del apego a patrones o categorías que se evalúan a través de técnicas como la Entrevista de Apego del Adulto, permite identificar estrategias defensivas que no necesariamente operan a nivel conciente mientras que al medir los vínculos de apego haciendo referencia a dimensiones que se evalúan a través de cuestionarios autoadministrables se torna viable conocer los estilos del apego en general, y no mecanismos de defensa en particular. Según la sugerencia de Bartholomew y Shaver (1998) para ahondar más acabadamente en el concepto psicológico del apego, se vuelve necesario combinar distintos formatos de evaluación, integrando los estudios de orientación psicoanalítica con investigaciones empíricas.
Los trabajos llevados adelante por Casullo, M.M & Fernández Liporace, M. (2004) para elaborar una escala argentina autoadministrable destinada a evaluar los estilos de apego en población adulta supuso partir de las propuestas teóricas de la psicóloga canadiense Bartholomew. Esta autora arribó a la conclusión de que existen dos dimensiones mayores subyacentes a las relaciones de apego en jóvenes y adultos: la ansiedad (frente al abandono o el amor insuficiente) y la evitación (de la intimidad y la expresión emocional). Estas dimensiones, se pueden organizar en relación con otras dos relacionadas con las representaciones de sí mismo (positivas o negativas) y del otro (protector o rechazante). De las combinaciones de estas dimensiones pueden derivarse cuatro patrones o estilos de apego: seguro, evitativo, ansioso y temeroso.
En esta línea de trabajo, en que se recurre a dimensiones para circunscribir el estilo del vínculo parento-filial, se ubican las investigaciones de la psicóloga evolutiva Diana Baumrind (1971, 1973) quien ha buscado identificar aquellos ingredientes de los estilos de crianza parentales que promueven un desarrollo saludable. La "crianza" de los hijos constituye una noción mucho más amplia que la de crear condiciones para generar un vínculo temprano de apego. Una dimensión importante de esta variable es los diferentes estilos de crianza utilizados cuando aquellos interactúan con sus niños. Se parte del supuesto de que la paternidad/maternidad requiere habilidades interpersonales complejas que demandan para su constitución de información que oriente la tarea parental; en especial porque la mayoría de los padres aprenden las experiencias de crianza de sus padres y cuando los métodos de crianza pasan implícitamente de una generación a la siguiente pueden perpetuarse no sólo las experiencias deseables sino también aquellas indeseables. Diana Baumrind clasificó las interacciones que observó entre padres y niños preescolares en dos grandes dimensiones: exigencia y receptividad. La dimensión exigencia buscaba discriminar si en las interacciones los padres eran o no rígidos a la hora de imponer normas y hacer que sus hijos las cumplieran. Asimismo, la otra dimensión tomaba en cuenta si los padres eran o no sensibles o receptivos ante las demandas que les hacían sus hijos. Estas categorías y su contenido, fueron redeinidas por MacCoby y Martín en 1983. Así, la dimensión exigencia fue denominada control y hace referencia al grado de presión que los padres ejercen sobre sus hijos para que éstos cumplan los objetivos educativos que consideran deseables. Por otra parte, la receptividad fue incluida en la dimensión denominada afecto y supone el grado de sensibilidad y capacidad de los padres para tomar en cuenta y responder a las demandas de sus hijos (sobre todo aquellas referidas al ámbito emocional).
Atendiendo a la combinación de estas dos dimensiones, se propusieron cuatro estilos educativos o de crianza: el estilo parental autoritario (de carácter restrictivo y punitivo, en el que los padres exhortan a sus hijos a que los obedezcan y respeten, y carecen de receptividad o capacidad empática); el estilo parental autoritativo o democrático (que impulsa a los niños a ser independientes, pero aún impone límites ; los padres son más cálidos y apoyan a los hijos); el estilo parental indiferente (los padres no se involucran en la vida de sus hijos y estos desarrollan el sentimiento de que otros aspectos de la vida de los padres son más importantes que ellos; carecen tanto de capacidad de control como afectiva); y el estilo parental permisivo (los padres se encuentran muy involucrados con sus hijos, son altamente receptivos, pero imponen pocos límites o restricciones).
Recapitulando, si tomamos en cuenta las diversas medidas del apego en adultos podemos enumerar las más destacables por los diversos tipos de procedimientos para operacionalizar el constructo apego más allá de la primera infancia y sus marcas en el adulto:
1) En primer término debemos mencionar la Entrevista de Apego del Adulto (AAI, Adult Attachment Interview; George, Kaplan, & Main, 1996), que requiere de un entrenamiento previo para su administración de al menos 200 horas; y la entrevista para padres y pares, Parent Scale y Peer Scale (IPPA) de Greenberg, Siegal, & Leitch, el Parental Relationship Questionnaire, (PRQ) de Kenny.
2) En 1987 Hazan, & Shaver, construyen caracterizaciones en torno a las cuales los sujetos debían seleccionar cuál se correspondía mejor con sus sentimientos; sólo lograron obtener proporciones de respuesta para cada estilo de apego, por lo tanto es de tipo categorial.
3) En 1990 Simpson construye una escala de estilo de apego (ASM, Attachment Style Measure).
4) Contemporáneamente Collins & Read construyen la Escala de Apego Adulto (AAS, Adult Attachment Style), el RSQ, Relatinship Scales Questionnaire de Bartholomew & Horowitz, (1991), a partir del cual en nuestro país se realizaron estudios (Casullo & Liporace, 2005). Los estudios de Baumrind y Bartholomew que toman los modelos operativos internos como base de los diferentes tipos de apego construyendo entrevistas semiestructuradas cuyos aportes han sido muy valorados.
5) En 1991 Sperling & Berman crean el instrumento ASI Attachment Style Inventory, que consiste en cuatro viñetas que están configuradas en función de estilo de apego y frente a cada una, el sujeto debe puntuar entre 1 y 9, eligiendo el estilo que le es más consonante. Lo original del mismo es que se repiten los itemes sobre la base del apego a amigos, pareja, madre y padre. Éste es el modelo, aunque mejorado y modificado por Fraley en 2009, (ECR-RS, Questionnaire Self-report measures of Adult Attachment), que nosotros decidimos elegir y pusimos a prueba en esta etapa de nuestra investigación para realizar la adaptación y los análisis psicométricos iniciales.

1.3. Apego y juego: algunas puntuaciones
Aunque Freud raramente basó sus postulados en la observación directa, en una o dos ocasiones que lo hizo esto resultó clave para el desarrollo de su teoría. Ejemplo de ello es la observación del juego del niño con el carretel en el que basa mucha de su argumentación en Más allá del principio del placer (1920) y en Inhibición, Síntoma y Angustia (1926). En estos textos trata de dar una nueva explicación a las conclusiones contradictorias respecto de la angustia, busca y encuentra "tierra firme" al observar cómo los niños se comportan cuando se quedan solos, en la oscuridad, o con extraños.
Así, Freud contribuye a dilucidar no sólo las funciones que en la constitución del psiquismo cumple la actividad lúdica sino también el papel que desempeña el otro auxiliar. Al jugar, el niño deviene agente creador de un nuevo orden, de un mundo que se teje por el apuntalamiento de fantasías en objetos de la realidad (Freud, 1907). Por lo tanto, una de las condiciones para desplegar esta producción simbólica es contar con un mundo de objetos que se presten a ser soporte de fantasías. Tanto la función parental como las condiciones socio-históricas de pertenencia deben donar, ofrecer ese mundo de objetos, esas realidades. Asimismo, esta actividad constituye un espacio en el que el niño puede hacer el trabajo de elaboración psíquica de situaciones padecidas, es decir, acontecimientos de los que no ha sido agente. (Freud, 1920).
Donald Winnicott enriquecerá estas ideas relacionando la emergencia de la capacidad del niño de jugar con el ejercicio de la función materna. Postulará que entre el espacio interior -intrapsíquico- y el espacio exterior -signado por la percepción de la realidad objetiva- existe un tercer espacio: ni interno, ni externo, al que llamará "intermedio". Este territorio de transición - que demarca límites entre el mundo subjetivo y el mundo objetivo- permite los intercambios tempranos entre el niño y sus padres, dando lugar a acontecimientos particulares denominados "fenómenos transicionales". Entre ellos se destaca el jugar. El espacio transicional se co-construye entre el bebé y su madre, gracias a la contención y sostén que los padres despliegan tempranamente permitiendo que en el niño crezca la Ilusión, la creencia y la conianza sobre su propia capacidad creadora. (Winnicott, 1971).
Se podría pensar que existe una relación entre esta confianza y aquello que Bowlby señaló como una de las funciones centrales de los vínculos de apego: contribuir a la conformación de una base segura desde la cual explorar el mundo. A su vez, se podrían trazar similitudes entre los momentos en que el apego se va transformando a lo largo de la vida según Bowlby, y la teoría sobre el juego en Winnicott la cual supone cuatro momentos estructurantes: a. fusión entre el niño y el objeto; b. el objeto es repudiado, reaceptado y percibido en forma objetiva; c. jugar solo en presencia de alguien; y d. el niño permi te una superposición de dos zonas de juego y disfruta de ello. Para que el jugar constituya una actividad saludable, es necesario hacer lugar a la creatividad, a la espontaneidad, a que el niño "se sorprenda a sí mismo"; porque si el adulto busca imponer sus ideales en el intercambio, se genera un juego de "acatamiento o aquiescencia que sólo redunda en empobrecimiento subjetivo". (Winnicott, 1971, p76).
De esta manera, la aparición de la actividad lúdica en el niño estará condicionada tanto por el ejercicio de las funciones parentales como por la conformación de vínculos de apego de tipo seguro, e indica la presencia de trabajos psíquicos instituyentes de subjetividad: la actividad transformadora y elaborativa del Yo frente a lo traumático, el recurso de ilusionarse y de crear, el producir símbolos -memoria- de los lazos afectivos tejidos en el vínculo con los padres y inalmente, la capacidad de ocupar un lugar, un tiempo, dominando a los objetos gracias a su uso.

2. TRABAJO EN TERRENO
Como se mencionó el trabajo en terreno se llevó adelante a través de metodologías de carácter cualitativo y cuantitativo con dos poblaciones.

2.1. Trabajo realizado con un grupo de padres en Los Piletones, CABA
A lo largo del año 2011 se llevaron adelante Talleres a padres en una Fundación ubicada en el barrio de Villa Soldati, CABA. En su mayoría los padres tienen entre 20 y 30 años y han migrado de países limítrofes. Su inserción laboral es informal y consiste en trabajar en talleres textiles. Su nivel de instrucción es bajo, algunos son analfabetos. Viven en el barrio Los Piletones, con instalaciones y servicios públicos precarios.
El espacio y el tiempo de los encuentros entre padres, docentes del Jardín de Infantes y profesionales del equipo de Extensión pueden concebirse como una "zona intermedia de experiencia". Tejer una red grupal en la cual insertarse tiene la potencia de enriquecer las referencias desde las cuales pensarse en el rol de padre, madre, maestro; a la vez interroga y problematiza alguna de las perspectivas desde donde pueden pensar a sus hijos o alumnos.
Una de las estrategias de trabajo es dar lugar a narraciones biográficas que actualicen el valor que el juego y los vínculos primarios han tenido en sus propias vidas en la niñez, para la confección de "biografías lúdicas". Para el Psicoanálisis el tiempo se relaciona íntimamente con la estructuración del deseo y del sujeto, con los procesos de ligadura y simbolización -que el proceso de historización habilita-. Temporalidad deseante, supone enlazar no uno sino tres tiempos -presente, pasado y futuro- habilitando procesos de resignificación de las experiencias vividas . Frente a una situación frustante en el presente, el fantaseador recurre a modelos pasados con el in de proyectar en el futuro soluciones plausibles frente a las problemáticas padecidas (Freud, 1907). Por ello, se supone que a la hora de contar a otros partes de la historia de la propia vida, de los juegos en la infancia se produce algo más que la enunciación de hechos ordenados en una secuencia temporal: al rememorar y expresar algo vivido, no sólo se trae el pasado, sino que se crea, produce, interpreta, valora, y otorga significado a las vivencias y experiencias (Ricouer ,1999; Bruner, 2002, entre otros). Lo vivido en el pasado puede volver a ser pensado , simbolizado y elaborado en función de quién se es en el presente; y ese simple acto enfrenta al sujeto consigo mismo, con lo que es para sí mismo y para los otros, y con lo que podría llegar a ser . De este modo se espera que cada padre-narrador pueda ir reflexionando sobre la construcción del vínculo con sus hijos, sobre los modelos identificatorios -pasados y presentes-, sobre los vínculos intersubjetivos primitivos que constituyen el soporte de la función parental, de sus potencialidades y limitaciones. A continuación se presenta un fragmento de las crónicas de los talleres en los que se habilitan estos procesos de significación respecto al juego:
"Las maestras comunican su preocupación porque en la sala de 1 y 2 años los niños se muerden entre sí… En un primer momento todos están callados, se percibe cierta incomodidad. La consigna: "Recordar y comentar algún recuerdo lindo de cuando eran niños y jugaban", se dispara luego de crear un clima amable y acogedor. Al escucharla, una mamá cambia su gesto y sonríe como para sí misma. Otra mamá comenta con tono muy alegre el 'juego de la vuelta al mundo' que compartía con sus primos y amigos (treparse a lo alto de un mástil, desde allí descender por turnos observando una visión amplia de la plaza). Se comenta: "Cuánto se abre la visión del mundo cuando un niño puede jugar … Es como dar una vuelta al mundo.." ; alguien recuerda las muñecas con mazorcas de choclo que le hacía su abuelo; un padre comenta que el suyo trabajaba con herramientas y le construía algunas en miniatura para que él jugara… Alguien acota: "qué importante que haya un adulto que mire al niño y piense en él, le construya una muñeca o unas herramientas de juguete con lo que hay a mano; hay niños porque hay adultos que les dan ese lugar de niño que juega".
Una alumna de Psicología que participa del taller escribe en su crónica de ese día: "Durante un momento de recuerdos y padres sensibilizados, se me ocurrió dejar de escribir por un segundo y mirar la escena que transcurría. Así, me encontré con todos los padres mirando el suelo… vi caras alegres y tristes, ojos llorosos, algunas madres que habían ido con sus bebés, los acariciaban... Fue muy interesante y lindo a la vez observar cómo este ejercicio de recuerdos gratos había ido trasladando a los padres a recordarse como niños, a pensar en su historia".
El morder de los niños no fue un tema ese día en el taller; pero se pudo valorar que la posibilidad de reapropiarse de algo de la propia historia de infancia conlleva integrar al niño que uno fue con el que tiene a su cargo en la actualidad, en la trama intersubjetiva de padres y docentes: el niño deja de ser alguien extraño, ajeno, que realiza acciones incomprensibles (morder), y se comienzan a establecer puentes que nos acercan como adultos a la difícil, a veces muy solitaria tarea que puede ser vivir la niñez cuando no existe empatía en el adulto encargado de sus cuidados. Las dificultades de los adultos para identificarse con el niño y sostenerlo, pueden ser atenuadas con la oportunidad de recordar (etimológicamente: "volver a pasar por el corazón") las experiencias de juego en sus infancias (y por lo tanto también su vínculo con sus propios padres). De esa manera se abre la chance de "ver" con otros ojos aquellos aspectos de sus hijos -o alumnos- que antes los desconcertaban.
Considerando el tema de la Investigación, se valora que este proceso de historización en los padres concurrentes a los talleres permite visualizar las representaciones que se han ido tejiendo sobre la modalidad de apego con sus propios padres, habilitando procesos de revisión y resignificación de esos vínculos primarios cuando constituyen un obstáculo para ofrecerles una "base segura" de contención y sostén a sus propios hijos.
A continuación, un fragmento de otra crónica de un encuentro:
"Habla L., madre de José (1 año y 10 meses) quien refiriéndose al pequeño dice riéndose: 'Mi hijo se llama José, todos en mi familia lo queremos mucho. Es hijo único 'por ahora'. Todas las madres ríen ante el 'por ahora'; agrega que cuando el niño está con ella 'es sólo suyo, de nadie más". Recuerda que siendo una niña jugaba a "la casita" con las muñecas. Destaca que José aprendió a estar con otras personas desde que viene al jardín, ella está estudiando el secundario por la noche y José se queda con la abuela. L menciona también que siente que su infancia ha sido fácil, ya que contó con su madre, con el juego, y ahora cuenta con ella como abuela de José.
Luego es es D. quien toma la palabra; es madre de Clara (2 años). Cuenta que la niña juega a cambiarle el pañal a las muñecas, lo improvisa, "Hace como si existiera el pañal". D. expresa su asombro frente a la forma en que Clara "sostiene" al muñeco, lo cambia y lo mece. Además cuenta cómo la niña la imita: "a veces agarra el cinto y amenaza a su hermano (6 años) quien le tiene miedo". Su relato expresa naturalidad, como si fuera aceptable el hecho de pegar con un cinto. Se le pregunta sutilmente sobre esto. La madre dice no lastimar a sus hijos pero sí amenazarlos con el cinto (riéndose también). Luego afirma que el padre sí les pega. Le preguntamos cómo fue su infancia. D. dice que nunca le pegaron; otra mamá que está a su lado se dirige a ella diciendo: "¿A vos no te pegaron y vos lastimás a tus hijos?" D. ríe nuevamente. Luego nos cuenta que jugaba a la pelota. Recuerda que en su infancia no tenía juguetes, los inventaba."
Se observa cómo el proceso de historización que enlaza presente-pasado y futuro se ve en cierta forma preservado en la madre de José. De su pasado extrae modelos que le permiten no sólo identificarse y sostener a su hijito, sino ofrecerle fragmentos de mundo para que comparta con otros, para que se lance a explorarlo para construir su incipiente autonomía. El ingreso al jardín coincide con esta operación. En cambio en la madre de Clara, vemos cómo alguno de los juegos de su hija le muestra una faceta de sí misma que no puede ser pensada ni integrada a la visión que de sí misma tiene: su niña la imita amenazando con pegar a su hermanito. Al detenernos en ello D. se contradice: sí, la niña la imita pero no es ella quien pega sino su marido; y además, ella "no lastima" a sus hijos. Al preguntarle por su pasado, al invitarla a historizar, parece que los recuerdos no acuden a la cita: ¿es que no le pegaban, es que no recuerda, o es que no desea/ no puede recordar? De hecho no comparte en ese momento experiencias infantiles, sí destaca la ausencia de juguetes. Podríamos pensar estas contradicciones e inconsistencias presentes en su relato como indicadores de procesos yoicos defensivos que impiden la acción de la función integradora del yo. En el campo de la teoría del apego, Bowlby piensa que cuando las defensas se relacionan con escisiones y negaciones podemos pensar en relaciones de apego de carácter traumáticas. Por otra parte, como se mencionó Main, en su EAA, sostenía que cuando un discurso presenta contradicciones e inconsistencias, estas constituyen en un marcador importante de inseguridad en la EAA, especialmente, dentro de la categoría de Apego Inseguro Desentendido.
El Taller a padres, es un dispositivo que invita a la conversación y al diálogo, a la revisión no sólo de la propia historia infantil sino también a los sentidos que en la actualidad vincular se le otorga al juego de los hijos; en el caso de D. puede ser vivido como una experiencia extraña y desconcertante.

2.2. Trabajo realizado con una muestra de padres en Salta
Antecedentes de esta parte del trabajo se basan en la construcción de una escala que se aplicó a una muestra de tipo incidental conformada por los padres y madres participantes de los Talleres de Crianza y Juego, de niños cursando educación escolar formal en escuelas de CABA. (Paolicchi & otros, 2011, 2011).
Se decidió en el año 2010 realizar una aplicación a otra muestra incidental de 367 sujetos de la ciudad capital de la provincia de Salta, con el in de estudiar la estructura factorial latente de la escala. La aplicación fue de forma autoadministrada y anónima y la muestra poseía las siguientes características: Respecto de país de origen: el 96,4% informaron haber nacido en Argentina, 0,5% en otros países, no limítrofes (Alemania, Irak y Gran Bretaña) y un 3% no respondió a la pregunta. En relación con el nivel educativo alcanzado por los padres y madres de esta muestra un 1,9% tenía secundario completo, el 15,7% informó tener nivel universitario incompleto y el 82,4% restante tenía estudios universitarios completos. El valor Alfa de Cronbach fue α=.708. Se realizaron los estudios descriptivos de la escala. El puntaje medio obtenido fue de 56 puntos con un desvío estándar de 10,28.
Esta experiencia prosiguió con la aplicación de dos escalas, con el in de complementar la información recabada hasta el momento. Se trata en principio de la ECR-RS, "Questionnaire Self-report measures of Adult Attachment" construida por Fraley en 2009, quien toma como antecedentes los trabajos de Bartholomew sobre apego en adultos. Con esta escala se procedió, utilizando el método back translation, a efectuar la traducción del inglés al castellano y posteriormente una nueva traducción al inglés, lo cual se l levó a cabo con la colaboración de traductores profesionales. La misma tiene una estructura likert de 7 puntos compuesta por diez itemes que indagan acerca de la percepción de apego de los adultos en relación con cuatro figuras de apego, a saber: madre, padre, pareja y mejor amigo/a. También es del tipo autoadministrada. Se administró de forma anónima. En segunda instancia se seleccionó la escala "Parent report of child behavior and toward Parent inventory" CBTPI creada por Schaefer y Finkelstein y que fue adaptada para población argentina por Andrea R. Klimkiewicz en el año 1993. La misma es una escala Likert con tres opciones de respuesta y de 25 itemes. También es del tipo autoadministrada Se administró de forma anónima. En la actualidad ambas escalas se encuentran en proceso de aplicación.

Paralelamente a la administración de la escala mencionada, se realizaron preguntas abiertas cuyas respuestas espontáneas han sido analizadas cualitativamente siguiendo metodología adecuada; por un lado se analizaron las respuestas que dieron padres y madres en conjunto, y por el otro se analizaron diferenciando el sexo del progenitor. Producto de lo descrito se conformaron 6 categorías de respuestas, obteniendo un total de 369 respuestas a la pregunta "¿Cree que necesitaría modificar algunos aspectos en relación a la educación de sus hijos? ¿Cuáles?". Tomando las respuestas brindadas por padre y madre juntos fueron: 1) Nada: 73 (19,8%), 2) Algo pero no sabe qué, o bien no contesta u otros: 65 (17,6%), 3) Mejorar el tiempo compartido con sus hijos en frecuencia y/o calidad: 61 (16,5%), 4) Replantear la puesta de límites: 126 (34,1%), 5) Promover la comunicación (en frecuencia y/o calidad): 27 (7,3%),. 6) Propiciar la independencia: 17(4,6%).
Como se observa, la categoría que registró mayor frecuencia de ocurrencias fue la que reiere a la necesidad de cambios en la "puesta de límites" en el vínculo con los hijos, lo cual estaría relacionado con la explicitación de las dificultades que son autopercibidas por los padres y madres en su desempeño del rol. Esta respuesta fue muy frecuente, tanto en padres como en madres, cuando fueron tomados en conjunto como un corpus de respuestas; sin embargo al segmentar la muestra en función del sexo del progenitor, se hicieron evidentes las diferencias sustanciales y estadísticamente significativas que dan cuenta de las diferencias en el involucramiento, ya que los padres varones expresaron una frecuencia mayor de respuesta en "no cambiaría nada" (30.4%) mientras que las madres son quienes explicitaron la necesidad de un cambio en la puesta de límites (46.7%). A la categoría "Replantear la puesta de límites", le siguen en importancia otras dos categorías: la necesidad de "mejorar la calidad del tiempo compartido" y "la comunicación". Cabe señalar que luego de la categorización y diferenciación de los resultados estos fueron evaluados aplicando una prueba de diferencia de proporciones (a una cola) para averiguar si se hallaban diferencias estadísticamente significativa entre ellas. Once de las quince combinaciones entre categorías se diferenciaron de forma estadísticamente significativa, o sea valores comprendidos entre z=1,90, (p≤0,05) y z=3,95, (p≤0,01); mientras que las restantes resultaron no significativos con valores comprendidos entre los valores de z=0,39 y z=1,55.
Para profundizar el análisis de las 369 respuestas a la pregunta a la pregunta "¿Cree que necesitaría modificar algunos aspectos en relación a la educación de sus hijos? ¿Cuáles?", se conformaron 6 categorías: 1) Nada: 19,8%; 2) Algo pero no sabe qué, o bien no contesta u otros: 17,6%; 3) Mejorar el tiempo compartido con sus hijos en frecuencia y/o calidad: 16,5%; 4) Replantear la puesta de límites: 13,41%; 5) Promover la comunicación (en frecuencia y/o calidad): 7,3%; 6) Propiciar la independencia: 4,6%. En primera instancia, el grupo que manifestó dificultades en la puesta de límites, explicitó tensiones entre la permisividad, el desafío en la construcción de la autoridad y el autoritarismo. Algunos padres señalan que deben superar la oscilación entre ser algunas veces "demasiado condescendientes" y otras "demasiado severos." Otros perciben que deben construir una puesta de límites más clara para con sus hijos, que "falta disciplina" o conformar acuerdos en torno a la legalidad. En algunos casos se menciona que "los malcrían", los miman en exceso y esto genera dificultades en el vínculo. En un caso una madre manifestó "mimar" a su hijo en exceso como "consuelo" cuando discute con la pareja. Algunos explicitan con claridad las dificultades que sienten para ocupar un lugar de autoridad, y les es más sencillo ser permisivos que poner límites; otros dan cuenta de cómo la falla en esta función repercute en la imagen de sí mismos, ya que manifiestan el desazón y la preocupación de no sentirse respetados o escuchados por sus niños. Como contrapartida, en esta categoría también manifiestan que perciben que se falla en la puesta de límites pero no por carencia sino por falta de tolerancia , por "excederse". Pocos manifiestan gritarles, tenerles poca paciencia a sus hijos "perdiendo el control"; incluso una madre relató que está tomando conciencia de que se "descarga" con el hijo cuando está enojada con otras personas. Algunos padres y madres pusieron en relación el "estar decepcionados" de sus hijos y en contrapunto exigirles más de lo que consideran saludable. Es decir, que perciben dificultades para ocupar un lugar de autoridad, ya que caen en el "autoritarismo" llevados en ocasiones por la impotencia de creer que "sus hijos no los escuchan" o no los reconocen en un lugar de autoridad cuando "simplemente les hablan". Algunos padres manifiestan experimentar "culpa" frente a esta dificultad. Podemos por tanto observar cómo la imagen de sí y del otro quedan implicadas en la dinámica vincular.
En segunda instancia, otro de los grupos de respuestas brindadas explicita que la mayor preocupación es la necesidad de crear un tiempo y un espacio de calidad para la construcción del vínculo parento-ilial. Algunos padres perciben una carencia respecto del tiempo que comparten con sus hijos por condicionantes tales como: cansancio, exceso de trabajo, estar sobrepasados de preocupaciones o estar muy centrados en los problemas de "uno". En otros casos explicitan los motivos por los que desean más espacio y tiempo con sus hijos: a) para "disfrutarlos" más; b) para estar atentos a sus necesidades; c) para ayudarlos en sus tareas o participar más de las reuniones y actos escolares; d) jugar más con ellos. Algunos hacen notar que este mayor intercambio les permitiría conocer mejor qué piensan y sienten sus hijos, entender por qué desarrollan gustos y aiciones que les resultan extraños (como los juegos de computadoras), pensando que al comprenderlos mejor podrían encontrar soluciones más creativas frente a las dificultades que se van presentando cotidianamente.

CONCLUSIONES
A partir de las experiencias del trabajo en terreno tanto en talleres como en la aplicación de escalas y preguntas abiertas analizadas a la luz de los estudios bibliográicos, se podría concluir que las características presentes en la constitución y ejercicio de las funciones parentales obedecen a múltiples condicionantes, tal como se anticipaba en la Introducción. Uno de ellos, que se ubica en un terreno "micro", focaliza directamente en el tema de la Investigación : el vínculo de apego; tanto el que los adultos desarrollaron con sus propios padres para establecer un modelo de relaciones o modelos operantes internos , como el que se está conformando en los hijos gracias al vínculo intersubjetivo con sus figuras de apego.
En el polo que podríamos denominar "macro" y que refiere a las condiciones de "producción de subjetividad", los condicionantes podrán ser ubicados en la si tuación sociocultural actual, "instituyente" por cuanto hace al conjunto de elementos que van a producir un sujeto histórico, socialmente situado. La globalización de la economía y de la cultura, se acompaña de la globalización de nuevas formas de padecimiento de las poblaciones. Una de las especificidades del sufrimiento contemporáneo es la incertidumbre y la desprotección. Se les propone a todos los actores sociales que sean "activos forjadores de su propio destino", pero los sujetos no pueden gestionar por sí mismos las funciones de protección que recibían del Estado y de otras instituciones.
Ambas vertientes, micro y macro, orientan la comprensión de por qué en ambas muestras del trabajo en terreno, cuyas características sociodemográicas y geográicas difieren, se encontraron similares dificultades y facilitaciones a la hora de pensar y ejercer la función parental: por un lado falta de tiempo para estar con los hijos, y falta de espacio (mental en un caso, físico y mental en el otro) para el juego, el intercambio, el acercamiento, y la reflexión sobre el rol parental. Por el otro, tanto el reencuentro con la propia historia de juego a partir del intercambio en los talleres, como el pensarse a sí mismos en el ejercicio del rol al momento de responder las encuestas, posibilitan un acercamiento a ese niño /hijo; llegar a ver cómo alguien pensable en términos fundamentalmente de "objeto a quien poner límites" puede convertirse en alguien cercano, atendible, quien además de destinatario de límites puede ser destinatario de afectos, sonrisas, e intercambios lúdicos, es un logro.
El adulto, hoy más que nunca, necesita construir referencias para reinventar su lugar de transmisor de cultura, de guía y sostén de las nuevas generaciones. Y en esta labor es necesario que no esté solo: los espacios institucionales (la Universidad, la Escuela, las Instituciones de Salud) deberán ofrecer cada vez más oportunidades a la familia para llevar adelante ese trabajo creativo acompañando estos procesos de forma sostenida a lo largo del tiempo. Se torna relevante proyectar intervenciones que tiendan a fortalecer las relaciones intersubjetivas que se tejen al interior de la pareja, la familia, la escuela y la comunidad. Ese tejido puede sostener y apuntalar a los padres de hoy, potenciando la construcción conjunta de "bases seguras" para explorar su mundo así como para ofrecerlo a las nuevas generaciones cuando se trata de desplegar el deseo de ser padres y madres en tiempos de complejidad e incertidumbre.

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Fecha de recepción: 19 de abril de 2012
Fecha de aceptación: 29 de octubre de 2012

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