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Anuario de investigaciones

On-line version ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.20 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Dec. 2013

 

PSICOLOGÍA JURÍDICA

La incidencia del estilo de apego en las representaciones de los adolescentes que transgreden la ley penal

The impact of attachment style representations of teenage criminal law transgresses

Sarmiento, Alfredo J.1; Puhl, Stella M.2; Ghiso, Claudio3; Desimone, Claudia4; Siderakis, Melina5; Cross, Gabriela6; Labanca, Marisa7

1Doctor en Ciencias Penales, UJFK. Lic. en Psicología, UBA. Prof. asociado de la cátedra I "Psicología Jurídica" y a cargo de la cátedra "Intervenciones psicológico-forenses en disfunciones y patologías familiares", Facultad de Psicología, UBA. Director del Proyecto de Investigación UBACyT (2010-2013): "Estudio de las Representaciones en Adolescentes en Conficto con la Ley Penal". E-mail: ajsarmiento@psi.uba.ar 2Especialista en Psicología Forense/Jurídica. Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires. Licenciada en Psicología, UJFK. Profesora adjunta regular de "Psicología Jurídica", Facultad de Psicología, UBA.

3Licenciado en Psicología, UBA. Profesor adjunto regular de "Psicología Jurídica", Facultad de Psicología, UBA.

4Licenciada en Psicología, UBA. Profesora adjunta interina de "Psicología Jurídica". JTP de la materia "Niños y Adolescentes en conficto con la Ley Penal" Facultad de Psicología, UBA.

5Licenciada en Psicología, UBA. Profesora adjunta interina de "Psicología Jurídica". JTP de la materia "Intervenciones psicológico forenses en disfunciones y patologías familiares" Facultad de Psicología, UBA.

6Licenciada en Psicología, UBA. Ayudante de primera interina de "Psicología Jurídica", Facultad de Psicología, UBA. 

7Idem 6


Resumen
Las consideraciones que aquí se refejan, encuentran directa relación con la investigación UBACYT denominada "Estudio de las representaciones en adolescentes en conflicto con la ley penal" (código 20020090100187), la que se encuentra actualmente en la etapa fnal de su desarrollo. El abordaje de la transgresión penal en la adolescencia implica una acción integral a nivel político, comunitario e institucional. Las instituciones que abordan esta población específca son dispositivos complejos, que son confrontados con la exigencia social y política de dar respuesta eficaz y eficiente a una problemática compleja. Frente a este escenario se hace necesario crear una base teórica de intervención desde la cual los profesionales que se desempeñan en el sector puedan realizar una contribución real y efectiva, mediante estrategias de intervención efcientes y con sustento académico. Será entonces pertinente una profundización teórico-conceptual que contribuya a la elaboración de mejores prácticas institucionales, brindando una mayor comprensión de los procesos psicológicos presentes en el adolescente transgresor.                                                                     

Palabras clave:
Representaciones; Ley penal; Adolescentes

Abstract
The considerations are refected here, are directly related to research UBACYT called "Study of representations in adolescents in confict with the law", which is currently in development. The approach to criminal trespass in adolescence involves a comprehensive political action, community and institutional. The institutions that address this specifc population are complex devices, which are confronted with the social and political demands to respond effectively and effciently to a complex problem. Given this scenario it is necessary to create a theoretical basis for intervention from which the professionals working in the sector to make a real and effective contribution by effective intervention strategies and academic support. It is then relevant theoretical and conceptual deepening contributing to the development of best business practices, providing a greater understanding of the psychological processes present in the adolescent offender

 Key words:
Representations; Criminal law; Teenagers: Attachment style


 

Introducción

El presente trabajo se enmarca en el proyecto de investigación UBACYT denominado "Estudio de las representa ciones en adolescentes en conflicto con la ley penal" (código 20020090100187), que se encuentra actualmente en la etapa fnal de su desarrollo.

Sabido es que, las representaciones sociales constituyen una mediación que permiten dar cuenta del sujeto y su relación con el mundo (Jodelet, 2002). El planteo del que partimos es el de contribuir en el mejo ramiento de las intervenciones institucionales en relación al grave problema actual que signifca en nuestra socie dad la problemática del adolescente que transgrede la ley penal. A partir de lo cual es de suma relevancia conocer las representaciones que estos adolescentes tienen de sí mismos y cómo perciben el mundo exterior. Es así que uno de os objetvos centraes de a investgacón es proveer de un marco teórico-conceptual que le de sus tento a mejores practicas institucionales. Para ello, es ne cesaro no sólo conocer as conductas transgresoras en as cuales se involucran, sino también cómo internalizan las situaciones de conficto en que se ven involucrados. Es importante, además, tener presente cómo se han ido construyendo éstas representaciones, y qué sesgos y distorsiones presentan, ya que estos jóvenes han viven-ciado alteraciones en su subjetividad como consecuencia de la multiplicidad de traumas psicosociales a los que han estado expuestos.

Conceptualizaciones sobre representaciones sociales

En primer lugar, comenzaremos abordando el concepto de representaciones sociales, según Fisher (1990), quien pantea que se trata de un proceso de eaboracón percep tiva ymental de la realidad que transforma los objetos sociales (personas, contextos, situaciones) en categorías simbólicas (valores, creencias, ideologías). Esto les confiere un estatuto cognitivo que permite captar los aspectos de la vida ordinaria mediante un reformulación del marco de nuestras propias conductas en el interior de las inte racciones sociales.

En este sentido, las representaciones sociales, como construcción social y cultural, son el mecanismo interpre tativo producto del sistema en el que el individuo está inmerso. Considerando además que las mismas tienen un componente cultural y otro individualizado confgurado en relación a las experiencias particulares vividas. No repre senta simplemente opiniones sobre imágenes o actitudes sino teorías o ramas del conocimiento para el descubrimiento y organización de la realidad. Las representaciones sociales no son unívocas ni homo géneas; ante un mismo estímulo cada individuo puede dotarle de diferente signifcado dependiendo de su bagaje, implicando entonces diferentes acciones o decisiones sobre su actuación. Estas representaciones o esquemas interpretativos son la antesala del comportamiento, el motor y la dirección de la acción.

Es así que el discurso, las imágenes, las formas de relacionarse y las concepciones que sobre un determinado tema reposan, alimentan y se generan en las representaciones sociales, son un buen conducto para conocer la represen tación que subyace en el joven transgresor en torno a si mismo y a la realidad circundante, y por consiguiente para entender y explicar las acciones que realizan. Moscovici (1986) y otros autores atribuyen a las represen taciones sociales un papel fundamental en la dinámica de las relaciones. Por tanto, consideran que éstas responden a cuatro funciones esenciales:

1) De conocimiento o saber: Adquirir conocimientos e in tegrarlos en un marco comprensible para los individuos, que responda a los valores a los cuales ellos adhieren y faciliten la comunicación.

2) Funciones identitarias: Tienen la función de situar a los individuos en el campo social, permitiendo la elaboración de una identidad social compatible con el sistema de normas y valores social e históricamente determinados.

3) Función de guía para el comportamiento: Al ser la re presentación un sistema de precodificación de la realidad, se constituye en una guía para la acción.

4) Funciones Justifcativas: Las representaciones, permi ten justifcar la toma de posición y los comportamientos a posteriori en la interacción. Lo anterior nos permite tener mayor claridad en cuanto a la función de las representa ciones sociales, por tanto, nuestro interés apunta a iden tifcar, comprender el sentido de las mismas.

Según Denisse Jodelet (1993), la objetivación y el anclaje corresponden a dos procesos que se referen a la elabo ración y al funcionamiento de una representación social, éstosmuestran la interdependencia entre la actividad psicológica y sus condiciones sociales:

1.  La objetivación (lo social en la representación) hace referencia a la propiedad de hacer concreto lo abstracto, de materializar la palabra, es decir, materializar signifca dos a esquemas conceptuales. "Objetivizar es reabsorber un exceso de signifcados materializándolos" (Moscovici, 1976).

En éste sentido, podemos encontrar que para hallar esas representaciones sociales en los jóvenes transgresores, es necesario tratar de adentrarnos en ese mundo simbó lico que están construyendo estas personas, es pregun tarnos cuáles son los signifcados, los conceptos, las ac titudes, las creencias, prejuicios, que construyen en esa interacción con el otro.

2.  El anclaje (La representación en lo social) se trata en éste caso de articular esa materialización conceptual con la ya preexistente hallándole un signifcado y una utilidad propia que se convierte en un sistema de lectura de la realidad social que se traduce en un sistema de valores que permiten la comunicación entre los grupos y las formas de interacción entre estos.

La relación dialéctica entre esos dos procesos permiten que la realidad sea comprendida por los sujetos y a partir de ello, resulte un conocimiento práctico y funcional; un conocimiento social que nos permita desenvolvernos en el entramado de relaciones y situaciones de la vida cotidiana.

Podríamos seguir citando muchos argumentos teóricos que sustenten conceptos concernientes a las representaciones sociales, pero consideramos que los planteamien tos hasta ahora referidos nos dejan una claridad concep tual muy puntual sobre las representaciones sociales y las formas en como operan.

Las representaciones sociales son defnidas como una forma particular de conocimiento que tiene una génesis y una expresión social, con una orientación practica, propi ciando la construcción de una realidad cotidiana compar tida por un grupo social.

Históricamente, las relaciones entre los padres y los ni ños/ niñas han sido el refejo de condiciones particulares, en las cuales se expresan una serie de valores, conceptos y sentimientos; existe una imagen internalizada de los niños y niñas propias de la cultura y de la historia personal y, de la misma forma, estos construyen una representa ción de los adultos.

A pesar de que las representaciones sociales posean tres dimensiones (un nodo central o núcleo fgurativo, un sis tema de categorización y un conjunto de informaciones, actitudes y creencias organizadas en torno a ese núcleo), las personas se informan y se representan algo únicamente después de haber tomado posición y en función de la posición tomada (Moscovici, 1986). Es decir, se produ ce un proceso de ponderación, dando un peso diferencial a cada elemento, defniendo así la importancia de cada uno dentro de la génesis de la representación. Después de esta ponderación se produce un segundo proceso de selección mediante el cual se elegirán los elementos congruentes con la representación,mientras que aquéllos incongruentes serán transformados u obvia dos. (Abric, 2001)

Funcionalmente, las representaciones sociales que clasifican a los objetos sociales, los explican y evalúan sus características a partir del discurso y creencias de lo que se ha llamado "saber de sentido común" (Jodelet, 1989).

Representaciones sociales de los jóvenes transgre-sores a la ley penal

Las representaciones sociales, decíamos anteriormente no son unívocas; ante un mismo estímulo cada individuo puede otorgarle un signifcado diferente dependiendo de su bagaje, implicando entonces diferentes acciones o decisiones sobre su actuación. Entendidas como tal, par timos de la afrmación de que las representaciones socia les de los jóvenes transgresores, generalmente están cargadas de distorsiones y sesgos valorativos. El presen te escrito intentará profundizar sobre este tema, dando cuenta de lo hasta ahora estudiado. En primer lugar será necesario entonces considerar los vínculos primarios de éstos jóvenes, como primera instan cia de construcción de la realidad y otorgamiento de sig nifcado al mundo circundante.

Uno de los requisitos fundamentales para un desarrollo psicoemocional adecuado es la calidad del vínculo paterno-filial. Bowlby (1999) ha establecido el apego como el vínculo que se establece entre el niño y sus progenitores a través de un proceso relacional progresivo. El apego es fundamental para la conformación de la seguridad de base: a partir de ella el niño llegará a ser una persona

capaz de establecer vínculos interpersonales adecuados. La calidad y tipo de apego determinará también la capa cidad de la empatía, la modulación de sus impulsos, de seos y pulsiones y la construcción de un sentimiento de pertenencia, así como un autoconcepto. Asimismo un apego seguro permitirá la formación de una conciencia ética y adaptación social.

Mary Ainsworth (1978) establece tres tipos de apegos inseguros o disfuncionales:

.   Trastorno del Apego Inseguro Evitativo

.   Trastorno Del Apego Inseguro Ansioso-Ambivalente

.   Trastorno del Apego Inseguro Desorganizado

En una investigación reciente (UBACYT P811 "Inhibición Psicológica y su relación con la transgresión en adoles centes en conficto con la Ley"), se concluyó que cuando por incompetencia de las fguras parentales los vínculos primarios resultan defcitarios nos encontramos con tras tornos en el apego, resultando el inseguro evitativo uno de los factores de riesgo en los adolescentes que trans greden la ley penal. El défcit en los vínculos primarios se presenta como condición de los comportamientos que implican una transgresión a la ley penal en los adolescen tes (Sarmiento, Várela, Puhl, y otros, 2010). Quienes muestran un apego inseguro evitativo tienden a afrontar las situaciones estresantes negándolas y adop tando lo que Bowlby denominó "autoconfanza compulsiva", donde quitan importancia al acontecimiento estresan te e inhiben la expresión de emociones negativas. Es decir usan estrategias evitativas del problema que suelen ir acompañadas de una ansiedad subyacente que refeja el fracaso del sujeto para afrontar la situación. El trastorno del apego inseguro evitativo se caracteriza porque el cuidador primario ante sus propias difcultades en el cuidado del niño, ofrece como respuesta ante sus necesidades tomar distancia de su estado emocional forzándolo a modifcarlo, distorsionando sus sentimientos o negándolos. El bebé en consiguiente organizará una estra tegia evitativa para relacionarse con su cuidador. La inhibición de signos afectivos tiene el efecto predecible de reducir el rechazo maternal y la rabia, aprendiendo de ésta manera que la expresión del afecto es contraproducente. La evitación de la experiencia primaria provoca un gran riesgo para el futuro emocional del niño. Ainsworth (1978) señala que las emociones más frecuentes de los bebés con apego evitativo en la situación extraña es la ausencia de angustia y de enojo ante las separaciones del cuidador y la indiferencia cuando vuelve; en la interacción relevan distancia y evitación. Mikulincer (2003), enfatiza que en el estilo evitativo no hay seguridad en el apego, se produce una autosufciencia compulsiva y existe preferencia por una distancia emocional de los otros. En la adolescencia este estilo de apego puede generar importantes problemas conductuales, especialmente en situaciones de estrés o cambios en el entorno. La incapa cidad del adolescente para pedir ser reconfortado o alivia do puede fácilmente llevarlo a tener comportamientos hostiles y antisociales. Ya en 1944 Bowlby afrmaba que estas incapacidades pueden ser precursoras de personalidades antisociales. Diversos estudios han relevado como los trastornos de apego inseguro evitativo se encuen tran en la base de los comportamientos violentos y transgresores. Crittenden (2002)

Investigaciones recientes han demostrado las relaciones existentes entre el estilo de apego que un adolescente evidencia y la representación de sí que ha construido. Una representación de sí saludable, que contemple debilidades y fortalezas del propio self, se encuentra en directa relación con un apego seguro en la infancia, que permitió construir una autoimagen positiva, que posibilita a su vez, la capacidad de establecer vínculos de empatía y de afecto. Las características de los vínculos respecto al estilo de apego predominante en las relaciones con otros signifcativos, se asocian a aspectos más desadaptativos en la percepción de sí mismos, si se encuentra de base un trastorno en el apego. (Martínez Festorazzi, Castañeiras, y otros, 2011)

Por ello, se podría afrmar que el apego es fundamental en el desarrollo afectivo del niño y que, por tanto, la cali dad de éste determinará algunos de los patrones de con ducta propios del trastorno disocial. La teoría del apego trata de explicar a través del "Modelo Interno Operante (MIÓ)" cómo las interacciones precoces padre/hijo, así como su desarrollo infuirían en las expectativas que el adolescente puede tener del otro como sus estrategias adaptativas. Todo ello en función de las relaciones preco ces a las fguras de apego.Igualmente, nos ampliaría la comprensión de la génesis del comportamiento social y antisocial.

Han sido estas investigaciones las que han puesto de manifesto que distintas anomalías en el apego pueden estar asociadas con la etiología, con su desarrollo o con elmantenimiento de los problemas de conducta. De he cho un gran número de conductas consideradas como precursoras de los trastornos de conducta (las rabietas, las agresiones, las conductas de oposición, el desafío) podrían ser estrategias de apego que intentarían llamar la atención o el acercamiento a la fgura de apego cuando éstas se encuentran insensibles a las señales del niño. Otro mecanismo que podría explicar los problemas de conducta estaría relacionado con la forma en cómo se han desarrollado a lo largo del tiempo la percepción, la cognición y la motivación. De esta forma el apego inseguro puede conducir a sesgos hostiles en la percepción del otro, dando lugar a reacciones de agresividad de tipo reactivo. En tanto que el apego seguro daría lugar a re laciones interpersonales basadas en la confanza. El apego juega un rol muy importante en lo que se refere a la regulación emocional. Esta regulación, dependiendo del tipo de apego, puede ser fexible o rígida. Se sostiene que la seguridad en el apego permite y facilita la capaci dad auto-reflexiva y la mentalización que asegura la comprensión intuitiva de las motivaciones del otro y su predic ción. Esto protegería contra los trastornos de conducta en la medida que el adolescente es capaz de intuir los sentimientos del otro, generando relaciones empáticas. Asimismo la contrapartida de un self empobrecido, es la representación social disfuncional que se ha construido respecto de los otros. Los adultos cercanos, principales referentes emocionales del adolescente, han evidenciado graves fallas en el ejercicio de su parentalidad, evidenciando defciencias en las tres tareas básicas de la parentalidad: defciencias en la función nutridora, socializadora y educativa. Barudy, Dantagnan (2005). La representación social que estos adolescentes tienen sobre el contexto social se encuentra distorsionada. El mundo social se torna un espacio del cual no se puede esperar contención ni estabilidad, el otro no es vivenciado como una posible fgura calmante o estabilizadora que funcione como una posible herramienta de modulación y monitoreo interno de sus emociones. La representación que estos jóvenes tienen sobre los otros se encuentra relacionada con la indiferencia y la distancia interpersonal, el otro no es considerado como un otro signifcativo capaz de ofrecer sostén.

En tanto prima la inhibición afectiva de los estados emocionales como estrategia de vinculación con el mundo circundante, la proximidad del otro es vivenciada como potencialmente peligrosa y desestabilizadora. En conse cuencia existe una representación del mundo asociada a valores de peligrosidad, inestabilidad e incapacidad de contención.

Comportamientos hostiles y representaciones sociales

Beck (1999) plantea que los comportamientos hostiles han evidenciado cómo el circuito de conductas que termi nan concluyendo en conductas de violencia se encuentra directamente relacionado con experiencias tempranas de pérdida y miedo. Estas experiencias, generan estados de angustia y orientaciones del enfoque hacia el "ofensor", que fnalizan en violencia

Beck explica que los antecedentes inmediatos de las con ductas violentas o antisociales se encuentran en directa relación con la representación que tiene el individuo de sí, en tanto el comportamiento hostil toma la signifcancia de un contraataque que neutraliza el daño que ha sufrido su imagen social proyectada y su autoestima, a la vez que alivia temporalmente el dolor psíquico. No obstante los recuerdos de la vulnerabilidad e indefensión experimentadas permanecen y consodan una representacón de sí asoca da a la debilidad y la precariedad de recursos. El problema psicológico de base de todos los compor tamientos violentos es la representación que tiene el individuo de sí y de los demás. El perfl psicológico de un ofensor se encuentra relacionado con un concepto de sí mismo en relación a factores como vulnerabilidad, inesta bilidad y derechos frágiles. En relación a los otros, estas personas han creado un concepto en donde los otros son adversarios hostiles y peligrosos. Planteado así el mundo, las relaciones interpersonales, en consecuencia, serán fallidas en donde la estrategia imperante de vinculación será la violencia defensiva. Beck (1999). Lykken (2000) propuso un modelo para explicar el desarrollo de las personalidades antisociales. Según Lykken, los sociópatas comunes son el resultado directo de una crianza inefcaz por parte de sus cuidadores primarios. Se caracterizan por la presencia de conductas impulsivas, poco respetuosas con las normas sociales más amplias, por vivir el presente sin hacerse grandes planes y por te ner una conciencia y representación de sí mismo precaria y débil. En líneas generales podría afrmarse que para Lykken el individuo que presenta comportamientos anti sociales presenta una carencia de empatía, la cual se debe a la ausencia de una comunicación positiva, en términos emocionales, con sus cuidadores primarios en épocas tempranas de su vida.

Conclusiones

El presente trabajo se ha propuesto describir cómo se construyen las representaciones de los jóvenes transgre-sores, para ello hemos debido trabajar sobre los vínculos primarios, dado que consideramos que son la base de gestación de las mismas.

Sumado a ello planteamos que una parte muy importante en la construcción de la identidad en la etapa de la ado lescencia y, en términos generales, a cualquier edad, es la construcción de una auto-imagen adecuada. Por ello, creemos, porque por lo general dicha auto-imagen es el producto de lo que los demás nos han dicho y no de nues tra convicción real.

La idea que tenemos de nosotros mismos se forma, en primera instancia, de la información que recibimos del medio, de lo que nos dicen los demás que somos o debe ríamos ser. Los demás, principalmente los más cercanos (familia nuclear, extensa, red social próxima), van a colo carnos etiquetas que nosotros terminaremos por asimilar de modo que, tengamos esas características o no, vamos a terminar por actuar y reaccionar del modo esperado según las etiquetas.

Se ha demostrado que los niños con un trastorno negati-vista desafante presentan de forma signifcativa un apego Inseguro a las fguras parentales. Sin embargo, el hecho de que un porcentaje importante de niños con trastornos de conducta presenten un apego seguro, nos indica que el apego inseguro no es más que un aspecto de los impli cados en la génesis de los trastornos de conducta. Por tanto es importante resaltar que la "inseguridad" en el apego no es sinónimo de psicopatología. Los niños con apego desorganizado, si lo comparamos con las demás modalidades de apego, presentarán un repertorio mayor de conductas agresivas, violentas, abusos sexuales y han estado expuestos con más frecuencia a experiencias te rrorífcas a igual que sus padres. Posiblemente, las repre sentaciones mentales internas de apego no sea posible cambiarlas, sobre todo cuando acceden en momentos de estrés, pero sí proporcionarle a la persona representacio nes nuevas.

En Argentina el 28 de septiembre de 2005, se sancionó la Ley N° 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, un suceso de importan cia social, jurídica y política que propició un cambio para digmático en la concepción e intervención con los adoles centes, incluso con los infractores a la ley penal aún hoy

en día sometidos al régimen de la denominada Ley penal de Menores (22803 del año 1983). Se da entonces por realizado el compromiso que asumió el Estado Argentino en 1994, hasta entonces pendiente, de concordar la legis lación nacional a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, pasando de la Doctrina de la Situación Irregular del Menor a la Doctrina de Protección Integral del Niño y del Adolescente.

La mencionada ley tiene por objeto la protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes que se encuentren en el territorio de la República Argentina. Instituye la aplicación obligatoria de la Convención Inter nacional sobre los Derechos del Niño, en toda medida que se considere respecto de las personas menores de edad. La Ley de Protección Integral tiene como principio rector el interés superior del niño, entendiéndolo como la máxima satisfacción integral y simultánea de los derechos y garantías reconocidos.

Este nuevo marco legislativo plantea desafíos específ cos. Asigna nuevas funciones al Estado, en su órbita ju dicial e institucional, que requieren cambios estructurales en losmodelos de trabajo profesional y en las estrategias de intervención institucional implementadas para la protección y promoción de derechos. Siendo la privación de la libertad como una severa restricción de derechos, como una medda de útimo recurso, de aplcacón excepcional, que deberá ser limitada en el tiempo y reservada para los casos particularmente severos. La misma deberá ser dictada con absoluto respeto de los derechos y garantías del joven y su familia, ya que de no ser aplicada adecuadamente, provoca deterioros irrever sibles en el desarrollo y evolución de los niños, niñas y adolescentes por el nivel de padecimiento que conlleva. Es de este modo que se hace imprescindible la mejora de las instituciones que albergan niños y adolescentes, entre ellas los Centros de Régimen Cerrado, para optimizar la modalidad de intervención profesional, y acotar al máximo la permanencia en un dispositivo de máxima restricción de libertad. Ya que, en la medida que se mantengan las acciones de rotulación social en torno a jóvenes infractores (tanto por los organismos de control social como por los agentes comunitarios), se contribuirá a la producción y reproducción del fenómeno delictual a nivel juvenil, So bre todo si se realiza éste proceso en etapas tempranas del desarrollo de la personalidad, donde existe una menor defnición respecto de la autoidentidad y por tanto una mayor permeabilidad a defniciones y etiquetamientos externos.

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Fecha de recepción: 27 de mayo de 2013

Fecha de aceptación: 10 de septiembre de 2013