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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.20 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2013

 

PSICOANÁLISIS

Apuntes sobre el recuerdo en psicoanálisis

A note on the memory in psycho-analysis

Acuña-Matayoshi, Cynthia1

1 Dra. en Psicología de la Universidad de Buenos Aires, investigadora del Proyecto UBACYT (2011-2014): "El supuesto de la pulsión de muerte", dirigido por el Dr. Juan Carlos Cosentino. Docente universitaria. E-mail: cacuna@psi.uba.ar


Resumen
Este artículo trata el problema del recuerdo en Freud. Es en 1914, en "Recordar, repetir, reelaborar" que el estatuto del recuerdo se encuentra en una frontera. Ya no es tan claramente la contracara del olvido. Me interesa situar los problemas que surgen en 1914 y a partir de 1920 en relación con la teoría del recuerdo. El marco teórico está compuesto por los escritos técnicos de Freud como así también los textos de la segunda tópica. Como conclusiones sostengo que lo que cambia a partir de 1920 son las modalidades del retorno. A nivel de las representaciones, el retorno se produce como formación de compromiso producto de la represión. Pero la noción freudiana de impresión (Eindruck) presenta otra modalidad de retorno, vinculada más bien a lo pulsional en su modalidad desligada (Bindung).

Palabras clave:
Recuerdo; Represión; Impresión; Ello

Abstract
This article addresses the problem of memory in Freud. It is in 1914, in "Remembering, Repeating and Working-Through" that the statute of memory is in a border. It is no longer so clearly the counterpart of oblivion. I want to place the problems in 1914 and from 1920 in relation to the theory of memory. The theoretical framework consists of the technical writings of Freud as well as the texts of the second topic. In conclusion I argue that what changes from 1920 are the modalities of return. At the level of representations, the return formation occurs as a result of the repression commitment. But the Freudian notion of impression (Eindruck) presents another fallback mode, linked more to the drive in its unbound form (Bindung).

Keywords:
Memory; Repression; Impression; Id

"El perfume es un canto duradero"1


 

Presentación
Para hablar del recuerdo en Freud debemos despegar esta palabra del sentido común, de las definiciones del diccionario, de la tradición filosófica y de la psicología. Tratarlo como un término nuevo, problemático y fronterizo. Incluso en el marco de la obra freudiana su sentido va cambiando. Es en 1914, en "Recordar, repetir, reelaborar" que el estatuto del recuerdo se encuentra en una frontera. Ya no es tan claramente la contracara del olvido, se vuelve problemático como partenaire de la represión. Allí dirá Freud que algo puede ser "recordado" sin que jamás haya sido olvidado, en el sentido de que nunca llegó a la conciencia (Freud, 1914: 150-151). La conciencia no es el único escenario del recuerdo. El recuerdo adopta muchas caras, juega en varios escenarios. Por eso cabe hacer una aclaración: hablaré de recuerdo, incluso en aquellos casos en que el término no coincide con aquello que retorna de lo reprimido, confundiéndose con otras formaciones como la fantasía, ya que es el término usado por Freud. Y a pesar de esto quisiera transmitir el carácter problemático del término mismo.

CINCO MODOS DE IMBRICACIÓN DEL RECUERDO CON EL OLVIDO
Cuando quiero decir una palabra pero esta no me viene a la cabeza... otras acuden en su lugar. Esta es una de las formas en que puede imbricarse el recuerdo con el olvido. Se trata de un olvido que se produce por cierto bloqueo a nivel del preconciente.2 En general, asociamos la palabra olvido a este fenómeno. Trafoi..., Botticelli..., Boltrafo... (Signorelli). Las palabras juegan sus juegos de asociación por contigüidad, por sonoridad. Como una danza de signifcantes en la que el sujeto aparece dividido. Sorprende. Es la dimensión de la castración a nivel del lenguaje. Basta tirar del hilo del significante para que aparezcan toda una serie de nudos, redes de asociación, restos mnémicos, relaciones acústicas. Es que hay escenas, vivencias e impresiones que como restos diurnos quedan murmurando, susurrando a nivel del preconsciente. Murmuran porque hay algo que late detrás que no puede decirse: muerte y sexualidad.

También hay recuerdos de cosas insignificantes que no se escabullen de ese modo. Hay recuerdos que se dibujan con un brillo especial, que detrás de su nitidez no nos dejan ver alguna escena, que velan. Freud considera que son encubridores. Así se presenta generalmente lo infantil, bajo cierta luminosidad, con el trazo de lo hipernítido {überdeutlich). Como una lente fotográfica, se registran con detalle instantes cotidianos, impresiones indiferentes, de ningún modo angustiosas. Detalles pequeños de los objetos aparecen con claridad, especialmente visuales. Todo aparece bajo la forma del "hiperrelieve" (Freud, 1899: 299-300). La infancia tiene esa vestidura. El revés de la trama no se muestra pero se infiere: fantasías, experiencias sexuales reprimidas, vivencias simultáneas que pudieron conmocionar al niño. Eso no se muestra, la cámara lo ha desechado.3 No importa de dónde proviene el registro, si se trata de una construcción a partir de lo contado por otros... importa la forma de la vestidura. Por eso cabe el símil con la fotografía. Desde el momento en que algo ha sido registrado ya no contamos con la escena real, nunca tendremos acceso a lo infantil de modo inmediato. Hay fotos. Algunas brillantes, otras desechadas. Pero no sólo las vivencias e impresiones son afectadas por el olvido. Freud en 1914 hace referencia a una serie de procesos psíquicos "que como actos puramente internos uno puede oponer a las impresiones y vivencias", que "deben ser considerados separadamente en su relación con el olvidar y recordar" (Freud, 1914: 150); se trata de fantasías, procesos de relaciones, mociones de sentimiento, nexos. En estos casos, sucede con frecuencia que se "recuerde" algo que nunca pudo ser "olvidado", porque jamás se lo advirtió, nunca fue conciente. Incluso dice Freud, carece de importancia, que uno de esos nexos hubiera llegado a la conciencia y luego se olvidara o que no hubiera llegado nunca a la conciencia (Freud, 1914: 151). ¿A qué procesos se refiere? Este grupo es heterogéneo y está diferenciado de las vivencias... ¿podría tratarse de frases que se manifiestan en forma aislada, que no hacen nexos y se repiten, separadas del tejido de la neurosis? En el texto no queda esclarecido. Parece estar situando algo que escapa al recuerdo en términos de representaciones reprimidas.
Por otra parte, la disolución de nexos y el aislamiento podemos ubicarlos: apuntan a lidiar con el afecto adherido a la representación. Es que la representación y el monto de afecto que representa a la pulsión se descomponen y pueden experimentar destinos diferentes.4 Cuando se habla de represión es preciso rastrear de manera separada, como si se tratara de dos vías independientes, qué pasó con la representación y qué pasó con la energía
pulsional adherida a ella (Freud, 1915a: 147). La neurosis obsesiva muestra muchos de estos casos en que lo olvidado se ciñe a la disolución de nexos, al desconocimiento de consecuencias, al aislamiento de recuerdos. (Freud, 1914: 151).
Hay un escenario privilegiado para el recuerdo: el sueño. Hay vivencias que tienen una importancia especial; cuando ocurrieron-en la infancia muy temprana-no había modo de que fueran entendidas. Sólo después se les atribuyó algún sentido, con efecto retardado {nachträglich}. Para estas vivencias es imposible despertar un recuerdo. Sólo se manifiestan en el escenario del sueño (Freud, 1914: 151) -quizás por este carácter tan temprano, más cercano al tiempo primordial que a la infancia velada de los recuerdos encubridores-. Aunque aquí no importa tanto el aspecto temporal como este otro: la ausencia de significación por lo anticipado respecto a la posibilidad de darle sentido. Esta es la marca de la sexualidad humana. Se manifiesta antes de que el infans pueda ponerle palabras. El intervalo como lapso entre el acontecimiento sin sentido y la activación de la vivencia hace su trabajo. Cabe aquí aludir al caso del Hombre de los lobos, cuyo sueño funciona como trauma. La "activación de la escena" -dice Freud, para no hablar de recuerdo- tiene el mismo efecto que si se tratara de una vivencia reciente. Se trata de una escena que produce efectos con posterioridad (Freud, 1918: 42).
Otras veces el recuerdo toma como escenario la transferencia y se expresa en acto (agieren) con el analista, es decir, adopta el carácter de lo actual. Es que la transferencia ha pasado a ser un espacio particular-espacio desdoblado entre el Otro y el sujeto-, pasaje por la terceridad, en donde aquello que no se recuerda se actúa. Aquí también las escenas infantiles pueden ser activadas, como si se tratara de Otro escenario.

LA TOPOLOGÍA DEL RECUERDO
En 1915 Freud se pregunta si el pasaje de lo inconsciente a la conciencia implica una segunda transcripción de la representación -lo cual conllevaría una nueva localización psíquica, permaneciendo la transcripción originaria, inconsciente- o un cambio de estado que se cumpliría en idéntico material y en la misma localidad. En esta pregunta está en juego el recuerdo en términos de traducción, de escritura. En una traducción siempre algo queda afuera, no traducido. Una respuesta a la pregunta por la transcripción deriva en la postulación freudiana de que una representación conciente abarca la representación cosa (formada por la investidura de huellas mnémicas derivadas de la cosa) más la representación palabra. En cambio, la representación inconsciente es la representación cosa sola. Es decir que el devenir conciente tiene que ver con a sobreinvestidura de a representacón cosa por a representación palabra (Freud, 1915b: 198).
La representación, cuando la representación no es aprehendida en palabras (sobreinvestida) queda en el inconciente, reprimida. Aquí, el lenguaje tiene su incidencia, porque permite conectar esos elementos, a través de detalles acústicos, de restos mnémicos de palabras -este enlace no produce el devenir conciente pero sí el acceso al Preconciente-.
A partir de 1923 la reformulación del inconsciente como un inconsciente no todo reprimido trastoca la topología del recuerdo. El ello es la sede de las pulsiones, lo más íntimo y lo más ajeno. Una parte del yo es inconsciente a partir de la segunda tópica. El derrotero del recuerdo tiene la marca de la escisión del sujeto por el ello. Los textos freudianos llevan ese estigma, se ocupan de fragmentos, de lo fragmentario, de los restos no analizables. La conciencia es entendida como superficie del aparato anímico y funciona como superficie de percepción; de percepciones sensoriales (provenientes de afuera) y de sensaciones y sentimientos (provenientes del interior).
"El yo y el ello (1923)" Freud retoma la pregunta de 1915: ¿Qué significa hacer consciente algo?¿Cuándo algo deviene preconciente? En lo que respecta a los procesos de pensamiento es decir, las representaciones, por conexión con las representaciones-palabra correspondientes. Por mediación de las representaciones-palabra los procesos internos de pensamiento las representaciones se convierten en percepciones (Freud, 1923: 24).5 Las representaciones-palabras son restos mnémicos, que alguna vez fueron percepciones y pueden volverse nuevamente concientes.6 En suma, en "El yo y el ello" dirá que las representaciones inconscientes pueden volverse conscientes si se les aportan "eslabones de conexión". Estos eslabones son huellas mnémicas preconscientes, compuestas de restos de palabras (provenientes de percepciones acústicas) y de restos visuales. Gracias a ellos algo reprimido puede volverse preconciente. Hasta aquí la cuestión que atañe a las representaciones.
Pero Freud también va a decir que hay otro tipo de procesos que pueden alcanzar la conciencia: las sensaciones (de placer-displacer). Estas son más elementales y originarias que los procesos provenientes de afuera. Provienen de lugares diversos. Las de displacer esfuerzan a la alteración y a la descarga. Freud llama a estas un "otro cuantitativo-cualitativo" (Freud, 1923: 24). No se trata de representaciones. Eso otro se comporta como una moción reprimida pero difiere de las representaciones en que se trasmiten directamente hacia adelante, no necesitan de aquellos eslabones intermedios preconscientes que sí precisan las representaciones. Devienen concientes de manera directa. Estos procesos también conforman, si se quiere, una modalidad otra de retorno.

EL SUEÑO, ESCENARIO DE LAS IMPRESIONES INFANTILES
A partir de 1920 Freud se ocupará especialmente de aquello que aparece en sueños, morada preferida del ello, como
el lugar privilegiado para manifestarse. El sueño ve impedida su función de cumplimiento de deseo por la fijación a un trauma y por la censura onírica al servicio del superyó; pasa a ser el intento de un cumplimiento de deseo.
Aparecen entonces los sueños de guerra y los sueños traumáticos, en los que la compulsión vuelve a presentar una y otra vez la escena de terror. El sueño es, asimismo, escenario de recuerdos que no corresponden a la experiencia del soñante, que son parte de la herencia arcaica previa a cualquier experiencia del sujeto (Freud, 1939: 165). También en los sueños se manifiestan las vivencias infantiles enlazadas con "impresiones dolorosas de angustia, prohibición, desengaño y castigo" (Freud, 1933: 27). Impresiones infantiles (Eindruck) que tienen el carácter de lo no ligado -ocurridas en una época tan temprana en la que aun no podía adjudicársele significatividad-, conformadas de restos visuales y acústicos (lo visto y lo oído).
Se trata de impresiones que no tienen escritura. Restos acústicos que no conforman una cadena de signifcantes. Y si se trata de palabras, no tienen la dimensión pacificadora del lenguaje ni su forma articulada. Son palabras imperativas, que están desencadenadas. En "Moisés", esas impresiones son comparadas a la tradición oral, es decir, a lo que no fue escrito en la historiografía oficial.
Pasamos del problema de la transcripción al problema de la no inscripción. La tradición oral es lo que perdura, por fuera de la escritura, como una demanda pulsional que pide satisfacción (Freud, 1939: 122).

EL RECUERDO, EN TÉRMINOS DE LIGADURA
Freud advierte que el aparato anímico tiene la tarea de ligar la excitación pulsional pero puede hacerlo independientemente del principio de placer y, en parte, sin tomarlo en cuenta. Dirá que el fracaso de la ligazón provoca una perturbación análoga a la neurosis traumática (Freud, 1920: 35).
Es preciso problematizar la idea de que lo ligado, Bindung y lo no ligado, Entbindung sean opuestos. No son simétricos. La ligadura es característica del proceso secundario. El recuerdo de una representación reprimida, cuando deviene a nivel de la conciencia, implica un proceso de ligadura. Pero al postular Freud la existencia de impresiones infantiles no escritas, que retornan en sueños, ¿cómo pensarlas? Estas impresiones tienen el carácter de lo no ligado. Y lo no ligado es un movimiento de desprendimiento a la vez que una exigencia pulsional.
Cuando lo que irrumpe es lo no ligado, el "recordar" ¿funciona acaso bajo el modo de un libramiento(Entbindung) de displacer?7; el término libramiento se refere a algo que se desprende, se libera y permanece dentro del aparato psíquico como perturbador, exigiéndole un trabajo para el que éste no está preparado (Cosentino, 2011: 540 n 26). Se trata de impresiones de algo que no se inscribió como tal. Marca que constituye un exceso de goce en el cuerpo, vivido como fuera del cuerpo. ¿Podemos seguir hablando de recuerdo en estos casos?

PALABRAS FINALES

Como vimos, ya en 1914 Freud se encuentra con el problema de pensar el recuerdo como la contracara del olvido, producto de la represión. ¿Cómo retorna algo que no fue reprimido? En este sentido, lo que la segunda tópica presenta es una nueva topología para el recuerdo. A nivel de las representaciones, Freud subraya que estas son percibidas como algo exterior, como condición para devenir conscientes.

También debemos pensar diversos modos de retorno. A nivel de las sensaciones inconscientes tenemos un retorno directo, sin mediación de las huellas mnémicas. Las impresiones infantiles que no tienen escritura y la denominada herencia arcaica, podrían retornar como imágenes (auditivas o visuales), en los sueños o como restos de palabras no articuladas.

Muchas son las preguntas aún abiertas en torno del recuerdo: ¿Cómo pensar el retorno de las impresiones infantiles o de la denominada herencia arcaica? ¿Qué vinculaciones podemos encontrar entre estas modalidades y aquellos procesos internos, como las sensaciones, que retornan de manera directa, sin mediación del lenguaje? ¿Nos aporta algún entendimiento para pensar estos procesos el lenguaje de las pulsiones? ¿No deberíamos, en algunos casos, hablar de exigencia, de demanda, antes que de retorno o recuerdo?

1Los chinos consideran el perfume y el sonido armonioso como los dos atributos por excelencia de lo invisible que proceden por ondas rítmicas. Hay un ideograma en el que se encuentran ambos, xin, significa: "perfume que se extiende a lo lejos, perfume imperecedero". En su parte superior este ideograma tiene un signo que significa "piedra musical", la parte inferior está compuesta de otro signo que significa "fragancia". Según un tratado taoísta de la dinastía Han (siglo II ac) "en la remota antigüedad, cuando un dios tañe la piedra musical, de esta emana una resonancia que va de lo más próximo a hasta lo más lejano, sin desaparecer nunca" ¿No actúan acaso los recuerdos como esas resonancias? Para ellos, no existe el tiempo ni tampoco el espacio. Ver Cheng, François, (2007), Cinco meditaciones sobre la belleza, Madrid, Siruela, p. 34

2Las referencias al olvido y al recuerdo las he tomado aquí de "Recordar, repetir, reelaborar" (Freud, 1914): a) olvido por retención preconsciente; b) el recuerdo encubridor; c) procesos internos que se oponen a las vivencias e impresiones (fantasías, nexos, procesos de referimiento, mociones de sentimiento); d) recuerdos que se presentan en sueños; e) el actuar (agieren).

3Aquí hago referencia a un pasaje en el que Freud prefiere hablar de elementos "desechados" (weggelasen) antes que "olvidados." (Freud, 1899: 300)

4EI destino de la representación es desaparecer de la conciencia si fue antes conciente. El factor cuantitativo de la agencia representante de pulsión tiene tres destinos posibles: "la pulsión es sofocada por completo, de suerte que nada de descubre de ella, o sale a la luz como un afecto coloreado cualitativamente de algún modo, o se muda en angustia" (Freud, 1915a: 148)

5Nótese que Freud está diciendo que para que una representación se vuelva consciente debe convertirse en percepción, por mediación de representaciones-palabra. Las representaciones, vía sobreinvestidura, devienen percibidas real y efectivamente, como de afuera; "todo saber proviene de la percepción externa" (Freud, 1923: 25).

6Sólo puede devenir conciente lo que alguna vez fue percepción conciente, a excepción de los sentimientos.

7EI libramiento es distinguido por J. C. Cosentino de la descarga de la excitación vía motilidad así como de la transferencia de cantidad vía representaciones (Cosentino, 2003: 22)

Referencias bibliográficas

1- Cosentino, J.J. (2011), El yo y el ello. Manuscritos inéditos y versión publicada, Bs. As., Mármol izquierdo         [ Links ]

2- Cosentino, J.C. & Escars, C. (2003), El giro de 1920. Más allá del principio de placer, Bs. As., Imago Mundi         [ Links ]

3- Freud, S. (1899) "Sobre los recuerdos encubridores", en Obras completas, Bs. As. Amorrortu, tomo III         [ Links ]

4- Freud, S. (1914), "Recordar, repetir, reelaborar", en Obras completas, Bs. As. Amorrortu, tomo XII         [ Links ]

5- Freud, S. (1915a), "La represión", en Obras completas, Bs. As. Amorrortu, tomo XIV         [ Links ]

6- Freud, S. (1915b), "Lo inconciente", en Obras completas, Bs. As. Amorrortu, tomo XIV         [ Links ]

7- Freud, S. (1918), "De la historia de una neurosis infantil", en Obras completas, Bs. As., Amorrortu, tomo XVII         [ Links ]

8- Freud, S. (1923), "El yo y el ello", en Obras completas, Bs. As. Amorrortu, tomo XIX         [ Links ]

9- Freud, S. (1933), "29a conferencia. Revisión de la doctrina de los sueños", en Obras completas, Bs. As. Amorrortu, tomo XXII         [ Links ]

10- Freud, S. (1939), "Moisés y la religión monoteísta, en Obras completas", Bs. As. Amorrortu, tomo XXIII         [ Links ]

11- Freud, S. (1940), "Esquema del psicoanálisis", en Obras completas, AE, XXIII         [ Links ]

Fecha de recepción: 15 de mayo de 2013
Fecha de aceptación: 22 de septiembre de 2013