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Anuario de investigaciones

On-line version ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.20 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Dec. 2013

 

PSICOANÁLISIS

De la transmisión de un padre a lo que se transmite en la voz de la madre. El padre como síntoma letra

From the transmission of a father to what is transmitted in the voice of the mother. Father as symptom letter

Buchanan, Verónica1; San Miguel, Tomasa2

1Lic. en Psicología. Ayudante Regular de Trabajos Prácticos de la Cátedra II de Psicopatología, Facultad de Psicología (UBA). Investigadora Becaria UBACyT. E-mail: verobuchanan@gmail.com

2Lic. en Psicología. Jefa Regular de Trabajos Prácticos de la Cátedra II de Psicopatología, Facultad de Psicología (UBA). Jefa Regular de Trabajos Prácticos de la Práctica Profesional Clínica de la Urgencia, Facultad de Psicología (UBA).


Resumen:
El presente trabajo es un avance de la investigación UBACyT 20020100100016 (2011-2014) "Versiones del padre en el último período de la obra de Jacques Lacan (1971-1981)".  Ubicaremos diferentes versiones del padre que Lacan produce a partir de la pluralización del Nombre del Padre, articulado a la transmisión.

Realizamos un trayecto en espiral que parte de la diferenciación de las versiones del padre en las psicosis y las neurosis. Luego localizaremos la transmisión que se realiza en la voz de la madre, destacando la perspectiva del objeto voz en juego para que dicha transmisión se produzca.
Situaremos el decir y la voz como aquello que se articula en el síntoma como letra de goce y ubicaremos esta versión del síntoma como una versión del padre que transmite un decir y una marca en el cuerpo, respecto de lo femenino. 

Palabras Clave:
Padre; Decir; Voz; Síntoma

Abstract:
This paper is a research progress UBACyT 20020100100016 (2011-2014) "Versions of the father in the last period of the work of Jacques Lacan (1971-1981)". Lacan will place different versions of the Father produced by the pluralization of the Name of the Father, we will articulate with transmission.
We conducted a spiral path of differentiation father versions in psychoses and neuroses. Then locate the transmission that takes place in the mother's voice, emphasizing the perspective of the object voice as necessary to such transmission occurs.
Situate the sayings and the voice as what is articulated in the symptom as letter of enjoyment and will place this version of the symptom as a parent version conveys a say and a mark on the body, about the feminine.

Key Words:
Father; Say; Voice; Symptom


 

Introducción
El presente trabajo se produce como avance de la investigación UBACyT 20020100100016 período 2011-2014 "Versiones del padre en el último período de la obra de Jacques Lacan (1971-1981)". A partir de la hipótesis que se propone recorrer, ubicar y diferenciar las versiones del padre que Lacan produce a partir de la pluralización del Nombre del Padre, realizamos un recorrido que produce un primer cierre en este trabajo que articula las versiones del padre a la transmisión.
La lógica que orienta este escrito realiza un trayecto en espiral que parte de la diferenciación de las versiones del padre en las psicosis y dentro de las neurosis. Pasaremos luego a localizar la transmisión que se realiza en la voz de la madre, destacando la perspectiva del objeto voz en juego para que dicha transmisión se produzca.
Situaremos el decir (paterno) y la voz (materna) como aquello que se articula en el síntoma como letra de goce y ubicaremos esta versión del síntoma como una versión del padre que transmite un decir y una marca en el cuerpo, respecto de lo femenino.

1La transmisión del decir de un padre
En este apartado trabajaremos las diferentes versiones del padre, acentuando su carácter de transmisión. Tomaremos como referencia una publicación anterior (San Miguel, 2012) donde a partir de la articulación de un caso, se distinguió la neurosis de la psicosis, haciendo eje en dos posiciones del padre contrapuestas: impostura o transmisión.

a) Padre de la impostura.
La versión del padre como impostura fue articulada con la psicosis. Allí ubicamos al padre como legislador, subrayamos la ausencia de una transmisión que dé lugar a la inclusión de un sujeto en un linaje. Captación imaginaria del padre que opera como suplencia instalando un orden de hierro. Retomamos esta conceptualización en formulaciones posteriores en la obra de Lacan, específicamente la referencia al "nombrar para".
Esta nominación imaginaria que Lacan plantea como preferida en la época responde, en la psicosis, a la forclusión de la castración y el rechazo de las cosas del amor como efecto de la incidencia del pseudodiscurso del capitalismo actual.
El "nombrar para" se sostiene de dos rasgos: 1-allí la madre se basta por sí sola para designar su proyecto, prescinde de articular su deseo a la prohibición del padre y 2-respecto de la época es lo social lo que toma predominio de nudo, con su consecuente "orden de hierro" en la dimensión del lazo social.

b) Transmisión de un padre: Edipo
Respecto del padre de la neurosis ubicamos por un lado la operación del padre dentro del Complejo de Edipo, vía significación fálica del deseo de la madre.
El padre del Edipo no detenta la ley sino que él se encuentra atravesado por ella. Se trata de una ley que no contempla lo singular en tanto ordena el campo del goce y del deseo, para todos, respecto del falo como ordenador. Esta versión del padre transmite un deseo que, enraizado en la matriz de la novela edípica, lee toda contingencia como necesaria.

c) Transmisión de un padre: decir
Por otro lado, situamos lo que llamamos padre de un decir, entendido como acontecimiento. Se trata de la transmisión singular de una posición, que bordea pero no obtura el agujero de la castración y lo femenino. Ubicamos en el padre de la transmisión la apertura al encuentro con la contingencia lo que cesa de no escribirse- que funda una diferencia respecto de la repetición edípica.
Es en este sentido que señalamos la transmisión de un deseo que no sea anónimo como punto de discontinuidad con el "para todos" que funda la ley del Edipo.
En "Dos notas sobre el niño" (Lacan, 1969) Lacan ubica en el deseo no anónimo el fundamento de una "transmisión irreductible" y su efecto en la constitución subjetiva. "La función de residuo que la familia conyugal sostiene (a la vez que mantiene) en la evolución de las sociedades, pone de relieve lo irreductible de una transmisión que es de un orden bien distinto que el de la vida según las satisfacciones de las necesidades vitales pero que es de una constitución subjetiva que implica la relación con un deseo que no sea anónimo" (Pág. 56, Lacan, 1969).
"Las funciones del padre y de la madre se juzgan de acuerdo con una lógica de esa clase. La de la madre: en la medida en que sus cuidados llevan la marca de un interés particularizado, aunque sólo fuese por la vía de sus propias faltas. La del padre: en tanto que su nombre es el vector de una encarnación de la Ley en el deseo" (Págs. 56-57, Lacan, 1969).
El deseo del que se trata, no es el deseo edípico, implica aquello que Lacan refiere como "encarnación" de la Ley en el deseo. Se trata de un deseo no anónimo porque señala el modo en el que un padre ha sabido arreglárselas con el agujero de la castración. Deseo que no se sostiene de la novela edípica ni del fantasma sino que apunta al Significante de la falta en el Otro. El deseo no anónimo que se funda en un modo singular de relación con el Significante de la falta en el Otro, vehiculiza una transmisión singular que, más allá de la novela edípica que funda una articulación ley/deseo para todos, sostiene un decir como acontecimiento, marca singular de lo que para cada uno fue el trauma de lalengua.
En esta vía, queremos realizar una articulación con aquello que Lacan en la respuesta que da a una pregunta de Marcel Ritter, llama lo real del inconciente. En esa respuesta lo articula con el ombligo del sueño, marca en el inconciente del trauma de lalengua. Se trata de la huella del exilio de la relación sexual. Si para todo ser hablante no hay relación sexual, eso deja una huella singular, cicatriz de ese encuentro fallido. Huella que luego devendrá letra.
Ubicamos en este nivel la operación del padre del decir, decir como acontecimiento que se sostiene de un deseo no anónimo en tanto bordea la relación de ese padre con el agujero de la castración y lo femenino.
El padre del decir se opone al padre de la impostura que rechaza la inscripción en un orden generacional, inscripción que se produce a partir de la transmisión de la relación con el agujero de la castración. Si el niño, como lo plantea Lacan en el Seminario 5, adviene a una frase que comenzó antes de su llegada, entonces será en el nivel de la encarnación de esa frase que se dirimirá para un sujeto la impostura o la transmisión.
Por otro lado, ubicamos la posición del padre del decir en línea con la operación del analista. Esta orientación permite plantear el margen de libertad de lo que puede producirse como transmisión en el encuentro con un analista que esté afectado por un deseo no anónimo.

d) Padre y fórmulas
Ahora bien, habiendo ubicado la impostura del padre en relación con las psicosis y el padre de la transmisión para las neurosis, ya sea en su transmisión fantasmática o aquella del decir, nos interesa abordar esta oposición a partir del mito freudiano de "Tótem y tabú" y de la lógica modal a partir de las fórmulas de la sexuación tal como Lacan las escribe en el Seminario 20.
En primer lugar, ubicamos al padre de la horda primitiva del mito freudiano, lo leemos en el lugar de la excepción que permite que se cierre el conjunto en el piso superior de las fórmulas de la sexuación. Es en tanto "existe uno que dice no a la lógica fálica" que se funda el universal que cierra el conjunto del para todos respecto del falo.
En este punto destacamos el carácter universal de la castración en tanto afecta a todo ser hablante. Se trata de la castración real que opera lalengua, aquella respecto de la cual la castración simbólico-imaginaria del Edipo es ya un redoblamiento. En la única clase del Seminario "Los nombres del padre", Lacan lo plantea del siguiente modo: "El padre primordial es el padre anterior a la prohibición del incesto, anterior a la aparición de la Ley, al orden de las estructuras de la alianza y el parentesco, en una palabra, anterior a la aparición de la cultura" (Pág. 86, Lacan, 1963). Se trata de lo que Freud en "Sinopsis de las neurosis de transferencia" (Freud, 1915) ubica como anterior a la aparición del lenguaje; efectivamente, el lenguaje es ya un tratamiento respecto del traumatismo, del desamparo inicial de lalengua. Esta operación del padre de la horda como castración real de lalengua, funda el campo del ser hablante más allá de la inscripción o no del significante del Nombre del Padre.
En segundo lugar, señalamos la posición del padre del Edipo. Acá suponemos la inscripción del significante del Nombre del Padre y la orientación que provee la lógica fálica. Ubicamos en esta versión del padre a la perversión polimorfa del macho y la articulamos y distinguiremos con la referencia de Lacan en el Seminario 22 (Lacan, 1974-75) que refiere como el padre del respeto a aquel que ha hecho de una mujer causa de su deseo. Esta versión del padre produce un redoblamiento de la castración real en términos simbólico-imaginarios. Si la castración real funda el imposible de la relación sexual para los seres hablantes, la operación del Edipo lee como prohibición lo imposible.
Es en este punto que nos interesa producir una lectura con el piso inferior de las fórmulas. Es que la versión edípica implica ya una versión de lo Otro, de lo femenino. Esto se esclarece en la escritura de las fórmulas de la sexuación. Ahí Lacan diferencia el "goce del idiota", aquel que manteniéndose del lado hombre de las fórmulas vincula al Sujeto con el Falo, del goce propio del fantasma que realiza un pasaje al lado femenino de las fórmulas enlazando al Sujeto con el objeto a.
Dice Lacan: "Sin embargo, sólo aborda la causa de su deseo, que designé con el objeto a. El acto de amor es eso. Hacer el amor, tal como lo indica el nombre, es poesía. El acto de amor es la perversión polimorfa del macho, y ello en el ser que habla" (Pág. 88, Lacan, 1972-73).
Se trata de ubicar cómo la trama del fantasma leída en las fórmulas de la sexuación muestra que hay ahí una versión de lo femenino. Versión que implica una traducción, una traición también en tanto maldice lo femenino al reducirlo al objeto a del fantasma.
Esta lectura introduce una diferencia con aquella del Seminario 22 en donde la mujer es llevada al lugar de objeto causa del deseo por el padre merecedor de respeto.
Versiones del padre del Edipo que encontramos en Freud: "Sobre la huella correcta de la interpretación, uno es guiado por el discernimiento de que de esas escenas se registra más de una versión en la fantasía inconciente de los pacientes. (...) el ser humano busca en esas formaciones de la fantasía sobre su primera infancia, borrar la memoria de su quehacer autoerótico, (...) Responde por entero al complejo nuclear infantil que el padre reciba el papel del oponente sexual y del perturbador del quehacer autoerótico..." (Pág. 162, Freud, 1909).
Se trata de versiones en plural que dan un tratamiento al goce del autoerotismo anudando las pulsiones parciales a la lógica fálica, aunque de esta operación haya siempre un resto.
Finalmente, la tercera versión del padre que nos interesa delimitar es aquella que hemos llamado padre del decir. Ubicamos en la versión del padre de la transmisión a aquel que, vía el decir, bordea lo femenino en relación con el Significante de la falta en el Otro. Decir que, más allá de los dichos del Edipo, no reduce lo Otro a un objeto del fantasma, ni la imposibilidad a la prohibición, más bien articula el amor a la castración. El decir en este punto queda articulado a la contingencia y a la poesía como invención respecto de lo imposible con aquello que le es dado.
Esta traducción no importa un sentido como significación, sino como orientación respecto del Significante de la falta en el Otro, de lo que no tiene significación. Ubicamos en este nivel de la transmisión en el decir de un padre, el medio decir sobre su goce al que se refiere Lacan en el Seminario 22: "Un padre no tiene derecho al respeto, si no al amor más que si el dicho respeto, el dicho amor está pere-versement orientado, es decir hace de una mujer objeto a que causa su deseo. De lo que ella se ocupa es de otros objetos a, que son los hijos, junto a los cuales el padre sin embargo interviene para mantener en la represión, en el justo medio decir, la versión que le es propia por su perversión. Pere-versión, única garantía de su función de padre, la cual es la función del síntoma"
(Clase del 21/1/1975, Lacan, 1974-75). Retomamos esta cita de Lacan para ubicar esta función del padre como función del síntoma, de lo que más adelante articularemos como síntoma-letra.
Versión traumática del padre ya que, vía el amor a la castración, se dirige al significante de la falta en el Otro para en su borde, escribirse como letra.
En su texto, "El saber del psicoanalista", Lacan plantea: "¿qué es el psicoanálisis? Es la localización de lo que se comprende de oscurecido, de lo que se oscurece en comprensión, por el hecho de un significante que marcó un punto del cuerpo. El psicoanálisis es lo que reproduce una producción de la neurosis...esta neurosis que se atribuye no sin razón a la acción de los padres no es alcanzable más que en la medida en que la acción de los padres se articula justamente... por la posición del psicoanalista. Es en la medida en que esta converge hacia un significante que emerge de ahí, que la neurosis va a ordenarse según el discurso cuyos efectos han producido al sujeto. Todo padre traumático está en definitiva en la misma posición que el psicoanalista, la diferencia está en que el psicoanalista por su posición reproduce la neurosis y en cuanto al padre traumático la produce inocentemente" (Clase del 4/5/1972, Lacan, 1972).
Siguiendo este planteo, el padre traumático en su función de S1 produce a neurosis como respuesta de anudamiento. En este punto afirmamos que el padre traumático, como S1, implica ya un orden de respuesta, de anudamiento, respecto del padre como agujero. Del mismo modo, interrogamos si la posición del analista, que consiste en la reproducción de la operación del padre traumático implica algún orden de anudamiento, por la vía de acercarse al S1 para "arrinconarlo al pie del muro" (Clase del 4/5/1972, Lacan, 1972).
Operación aparentemente paradojal, porque dirigiéndose a la marca del traumatismo de lalengua, ofrece una tramitación en ese medio decir sobre su goce. Es en este punto que afirmamos que el goce del padre, anuda los registros y es constitutivo de una transmisión.
Es a partir de este abordaje que leemos la cita del Seminario 22 ubicando que el padre merecedor del respeto es aquel del Edipo, el que toma a una mujer como objeto de su fantasma, podríamos decir, causa de un deseo fantasmático. Y el padre merecedor del amor lo ubicamos en aquel que, más allá del falo y vía el medio decir sobre su goce transmite una orientación respecto de lo femenino. En este punto, ubicamos al padre que hace de una mujer su síntoma, aquello que va más allá de la lógica fálica.
Esta distinción nos permite situar matices clínicos dentro de las neurosis y nos orienta respecto del decir del analista, del deseo del analista, deseo no anónimo que, como acontecimiento, funda el discurso analítico.

2La transmisión en la voz de la madre
En el Seminario 21, Lacan plantea que es por el ejercicio del amor que la transmisión del nombre del padre opera en la voz de la madre:
"... la madre por la cual la palabra se transmite, la madre hay que decirlo es reducida a traducir ese nombre por un no, justamente el no que dice el padre..." (Clase del 19/3/1974, Lacan, 1973-74).
"El desfiladero del significante por el cual pasa al ejercicio ese algo que es el amor, es muy precisamente ese Nombre del Padre que sólo es no a nivel del decir, y que se amoneda por la voz de la madre en el decir no de cierto número de prohibiciones; esto en el caso, en el feliz caso, aquel donde la madre quiere con su pequeña cabeza, proferir algunos cabeceos". (Clase 19/3/1974, Lacan, 1973-74).
Queremos subrayar que el amor está relacionado con un decir, en tanto acontecimiento, es amor a la castración, operación que orienta la posición del analista, en tanto se trata allí de un "decir que importe a lo real" (Pág. 39, Lacan, 1977).
En este punto, destacamos la vertiente por la cual la operación de la transmisión tiene como una de sus caras la encarnación del decir en la voz de la madre. Subrayamos la transmisión como una función que se soporta de la voz más allá de la figura de la madre.
La voz como resto del significante que afecta lo imaginario del cuerpo constituyéndolo. Se trata de lo que Lacan, en la respuesta a la pregunta de Marcel Ritter, ubica como lo real pulsional, cicatriz del cuerpo como marca del exilio del propio origen.
Ya en el seminario 5 ubicamos que la transmisión del padre tiene como soporte a la voz en lo que Lacan llama en ese momento invocación. Dice: "Es el proceso de la invocación. Esta palabra significa que apelo a la voz, es decir, al soporte de la palabra. No a la palabra sino al sujeto en cuanto él la sostiene" (Pág. 155, Lacan, 1957-58).
Y unas clases más adelante, agrega: "El hecho de que haya significante es aquí absolutamente esencial, y el principal intermediario de su experiencia de la realidad es de todas formas la voz". (Pág. 230, Lacan, 1957-58).
En el Seminario 23 Lacan define a la pulsión como el "eco en el cuerpo del hecho que hay un decir" (Pág. 18, Lacan, 1975-76). Y agrega: "Es que el cuerpo tiene algunos orificios, entre los cuales el más importante es la oreja, porque no puede taponarse, clausurarse, cerrarse. Por esta vía responde en el cuerpo lo que he llamado la voz" (Pág. 18, Lacan, 1975-76).
La operación de la transmisión vía la voz consiste en amonedar, traducir/traicionar un nombre por un no, en tanto articula el amor a la castración a la constitución del cuerpo como efecto de la resonancia de la voz del otro.
Amonedar es la operación por la cual el metal toma la forma de la moneda, esa operación implica acuñarlo y traducirlo en monedas. La voz, haciendo eco en el vacío que bordea el nombre, fija un punto de goce.
Se trata de la marca en el cuerpo que constituye para Freud el grano de arena del síntoma, que en tanto fijación pulsional constituirá la precondición somática del síntoma histérico.
Articulamos entonces la voz con lo real pulsional del cuerpo como una de las caras de la letra del síntoma.
Este goce inédito se produce a partir del encuentro entre el nombre, la voz y el viviente una vez que se ha separado el goce de la vida del cuerpo, efecto de la castración real.
Darle cuerpo a la ex sistencia, funda el goce hasta ese momento ausente. Nombre del padre soportado en la voz de la madre, decir respecto de la castración que funda el goce en el cuerpo como plus y como causa.
Esta operación nos permite distinguir dos vertientes de la versión del padre señaladas por Lacan en su última enseñanza: el que uniega y el e-pater ordenando la vertiente de la palabra por un lado y del objeto por otro.
Tomamos la versión del padre que uniega en la referencia que Lacan hace en el Seminario 19 en donde dice "... este Unier que se funda, hay uno, existe uno que dice que no. No es lo mismo que negar. Pero esta fabricación del término U-n-i-e-r como un verbo que se conjuga y donde podríamos adelantar que, en lo respectivo a la función representada en el análisis por el mito del P-a-d-r-e, esto une (Unie). (...) Entonces, el padre Une. En el mito hay ese correlato de "todas", todas las mujeres. Si se siguen mis inscripciones cuánticas (q-u-á-n-t-i-c-a-s) se introduce allí una modificación: él las une (las uniega), es cierto, pero "no todas" justamente aquí se toca a la vez todo aquello que no es de mi cosecha, decir, a saber el parentesco entre la lógica y el mito. (...) Por el momento, recuerdo que con aquello que me he permitido de la aproximación al padre, con lo que he inscripto para im-pactar los (é pater: sorprender, impactar), ven que la vía que une el mito con la burla no nos es extraña" (Clase 14/671972, Lacan, 1972).
De esta cita recortamos la versión del padre que uniega que funda la vertiente de la palabra por la cual se delimita el lugar de la excepción que permite armar el conjunto "todos" respecto del falo, pero señalamos que esta versión del padre se caracteriza por fundar a su vez el "no-todas" del lado femenino.
Lacan, en "El saber del psicoanalista", define la función del padre como la de impactar, sorprender; vía de inscripción por la cual el padre afecta el cuerpo. "Es la función del impactar, e-pater: asombrar, dejar pasmado, causar sensación, escandalizar.... Es la única función verdaderamente decisiva del padre" (Clase del 1/6/1972, Lacan, 1972).
Define como efecto del impacto del padre (en tanto afectación y afectos) sobre la carne al "a-péreitivo", es trazar una zona que en tanto sea nombrada como extracción en términos fálicos operará como plus de goce y causa de deseo. Dice: "...igual que el plus de gozar proviene de la pére-version de la versión a-peritiva del gozar" (Clase del 8/4/1975, Lacan, 1974-75).
Es por el impacto del padre que se constituye un borde que posibilita la constitución de un cuerpo en tanto orificios. En el Seminario 22, Lacan dice: "el cuerpo no entra en la perspectiva analítica más que en tanto que hace orificio y que se anuda a algo simbólico o real. Y es justamente de un círculo, (...) de un orificio que lo imaginario está constituido" (Clase del 13/5/1975, Lacan, 1974-75).
En la "Apertura de la Sección Clínica", Lacan se refiere a la transmisión indicando la siguiente operación: "...una de las cosas que omití poner de relieve es que hay un campo que designé con el nombre de goce del Otro, goce que debe representarse por lo que es, o sea, como inexistente. Lo que haría falta es dar cuerpo-hay que decirlo- a ese goce del Otro ausente, y hacer un pequeño esquema donde lo imaginario se hallaría en continuidad con lo real. Es manifiesto que lo imaginario forma parte de lo real, el hecho de que haya cuerpos forma parte de lo real" (Pág. 43, Lacan, 1977).
La voz es el soporte de la transmisión, y la transmisión es dar cuerpo a ese goce del Otro ausente. El goce del Otro ausente en la escritura nodal es homólogo a la represión primaria, agujero que se riza, se hace bucle, en dos cicatrices: la del cuerpo, voz, y la del inconciente, decir que hace acontecimiento.
En este mismo texto, Lacan dice: "para cada cual no se sabe por qué vía, de esas primeras palabras oídas viene caminado algo que hace que cada cual tenga su inconciente" (Pág. 41, Lacan, 1977). Antes mencionó, tomando a Freud en la carta 52, la eficacia de la traducción del signo perceptivo en huella mnémica. Ubicamos aquí el Inconciente como escritura de las trazas, lo escrito es efecto de la borradura que constituye al sujeto. Afirmamos que la vía a la cual Lacan se refiere es la voz, que traduce el Nombre del Padre por un no.
La articulación que nos interesa producir consiste en localizar que la transmisión implica el anudamiento de la letra del padre escrita en el cuerpo a partir de la voz de la madre.
Nos interrogamos sobre la pregnancia de la figura del padre o la madre como quien transmite la castración. Más bien consideramos que se trata de funciones, función de la letra y función de la voz como fijación de un goce en el cuerpo.

3El padre síntoma: letra de goce
En este apartado, queremos comenzar por ubicar al síntoma como letra de goce. Consideramos que esta versión del síntoma implica la imbricación entre la traza como vacío -que articulamos a la transmisión del decir de un padre- y la fijación pulsional -que trabajamos en el decir no, que se soporta de la voz-. El síntoma como letra de goce remite a la relación de analogía que Lacan propone entre la cicatriz del cuerpo y la cicatriz del inconciente en la Respuesta a la pregunta de Marcel Ritter.
Indicamos que esta vertiente del síntoma como letra de goce es lógicamente anterior al sentido psíquico y constituye el núcleo, grano de arena del síntoma. Corroboramos que en "Fragmentos de un caso de histeria (Dora)" (Freud, 1905) Freud destaca la cara pulsional del núcleo del síntoma histérico al trabajar la precondición somática y proponer su soldadura con los sentidos psíquicos. Sin embargo, no encontramos en ese historial freudiano el punto de apoyo necesario para ubicar que esa cara pulsional del síntoma supone la letra de goce como articulación entre la traza y la fijación pulsional.
Es en el "Proyecto de psicología para neurólogos" (Freud, 1895) que encontramos una referencia freudiana para pensar el síntoma como letra de goce en tanto fundante del aparato psíquico. Específicamente, nos referimos a la experiencia primaria de dolor y la vivencia primaria de satisfacción.
En ese texto, Freud trabaja aquello que se presenta como los restos de la experiencia primaria de dolor, y lo llama afecto. Señalamos en este punto el afecto como el efecto en el cuerpo del encuentro con lalengua, se trata del cuerpo afectado por lalengua. Freud defne al dolor como el fenómeno que se puede coordinar con el fracaso de los dispositivos de pantalla. Ubica que el dolor deja secuelas, marcas en el aparato como vías facilitadas para la huída. Respecto de la vivencia de dolor, la presenta como "toda vez que Q hipertróficas perforan los dispositivos-pantalla en 9", (Pág. 364, Freud, 1895), experiencia en que se ve profundamente perturbada la pantalla de las huellas mné-micas del aparato. Esta vivencia deja una imagen mnémica del objeto hostil que, al volver a ser investida, funciona como fuente de displacer. "Merced a la vivencia de dolor, la imagen-recuerdo del objeto hostil ha conservado una facilitación privilegiada con estas neuronas llave, en virtud de la cual se desprende entonces displacer en el afecto". (Pág. 365-366, Freud, 1895). Es a vivencia de dolor aquella que queda como condición de la constitución del aparato psíquico. Se trata de aquella operación estructural y fundante del aparato que Freud llama Represión Primaria. Operación que no deja una huella mnémica en el aparato psíquico, deja sí una marca que no se constituye como representación. Marca que es condición de toda represión posterior.
Lacan, en el Seminario 24, lee la reversión de un solo toro como la identificación primaria, operación constitutiva de afrmación y rechazo primordial (Bejahung - Ausstossung). Y articula esta operación al amor y al padre: "una Identificación para la cual él reserva, no se sabe bien por qué, la calificación de amor, es la identificación al padre" (16/11/1976, Lacan 1976-77). Y ya en el Seminario 17 sostenía: "El padre se revela como el que preside toda Identificación primera. Porque él es el que merece el amor de una forma privilegiada" (Pág. 92, Lacan 1969-70).
En este punto es interesante articular la vivencia primaria de satisfacción, en tanto funda el deseo como motor de recuperación de la huella mnémica del objeto perdido. Tensión irreductible que causa el trabajo del aparato psíquico.
Tomamos este desarrollo Freudiano para ubicar el síntoma como letra de goce, portador de una traza (vacío del deseo como motor de recuperación) y una fijación pulsional (afecto como efecto en el cuerpo del encuentro con lalengua). Tomando la Respuesta de Lacan a la pregunta a Marcel Ritter ubicamos la relación de analogía entre la cicatriz del cuerpo y la cicatriz del inconciente en la que consiste el síntoma como letra de goce. Es en este punto que, el nombre del padre y el decir no, no son equivalentes sino que están anudados por una traducción, Lacan lo llama también relación de analogía.
A partir de este recorrido, habiendo ubicado por un lado, la transmisión de un padre en relación al decir que se orienta al Significante de la falta en el Otro, y por otro lado, la traducción que opera el decir no, soportado en la voz de la madre; nos interesa dar el paso que consiste en situar una versión del padre como síntoma letra de goce.
Esta versión del padre como síntoma letra de goce es producto de la operación de la transmisión que leemos en sus dos caras, la de traza, vacío, huella; y la de fijación pulsional soportada de la voz de la madre. Decir y pulsión, las dos caras del síntoma como letra de goce, letra vaciada de sentido, letra como traducción del inconciente real "Es lo que, del inconciente, puede traducirse por una letra, en tanto que es solamente en la letra, que la identidad de sí a sí es aislada de toda cualidad". (21/01/1975, Lacan 1975-76). Destacamos la función del padre como síntoma letra de goce en tanto vaciada de toda significación, pero portando ya la transmisión de la traza y de la fijación pulsional como efecto del traumatismo de lalengua. Señalamos que esta función del padre como síntoma letra de goce, implica ya un tratamiento de lo imposible para todo ser hablante.

4- Conclusión y nuevos interrogantes
En el presente trabajo hemos partido de ubicar una versión del padre como decir respecto de lo imposible, sostenido de un deseo no anónimo orientado por el significante de la falta en el Otro. Decir del padre más allá del Edipo que posibilita una transmisión singular.
Por otro lado, articulamos la transmisión del Nombre del Padre con el decir-no que se soporta en la voz de la madre. En esta vía, destacamos la vertiente por la cual la Incidencia de la voz resuena, hace eco en el vacío del decir constituyendo el cuerpo afectado por la pulsión.
Por último, situamos que el decir del padre articulado a la Incidencia de la voz, constituye el síntoma como letra de goce. Es así que afirmamos que en el síntoma letra de goce se aloja la transmisión respecto de lo imposible, transmisión en el nivel de la palabra y del cuerpo. Entendemos de este modo la repercusión entre la cicatriz del cuerpo y la del inconciente, como marcas de lo imposible de reconocer para quienes están exiliados de su propio origen.
A partir del recorrido realizado, planteamos algunos interrogantes para continuar con nuestro trabajo de investigación.
En primer lugar, nos interesa delimitar la relación entre la versión del padre, como síntoma letra de goce, y la posición del analista. Tomamos una referencia de Lacan que dice: "el discurso analítico parte de un decir que constituye acontecimiento" (Clase 18/12/1973, Lacan, 1973-74). Versión del padre y posición del analista que operan por la vía de un decir que afecta el cuerpo.
En segundo lugar, de nuestro recorrido surge la necesidad de diferenciar algunas referencias de Lacan en el Seminario 20 y el Seminario 22. Lacan plantea que un hombre accede a lo femenino reduciendo a una mujer a su objeto del fantasma, es así como lo escribe en las fórmulas de las sexuación. En el Seminario 22, destaca que esa relación implica hacer de una mujer el objeto que causa su deseo. Sin embargo, de la lectura de estas referencias, no se deduce una diferencia entre el objeto a del fantasma y el objeto que causa su deseo. Más bien, la escritura de las fórmulas localizaría que a la mujer como objeto que causa su deseo, no la puede abordar sino en los términos del fantasma. Se trata del acto de amor y de la versión edípica de relación a lo femenino.
Encontramos en el Seminario 22 la vía por la cual ubicar una relación a lo femenino que no se reduzca al marco del fantasma. Es la referencia que sostiene que una mujer puede ser para un hombre un síntoma. Lacan dice: "Para quien está estorbado por el falo, que es una mujer? Es un síntoma" (Clase 21/1/1975, Lacan, 1974-75).
Ha planteado en este seminario que un síntoma es la operación por la cual se extrae una letra del inconciente, aquello sobre lo que el inconciente se soporta. Síntoma como letra de goce, ahí donde se cree en ella. Ella como síntoma, letra de goce en la que se cree, causa en él el trabajo del inconciente por descifrarla.
Sobre la base de esta distinción entre la reducción de lo femenino al objeto a, y la mujer como síntoma letra de goce, planteamos el tercer interrogante: ¿Puede una mujer desde esa posición ser sinthome? En el trabajo planteamos que el padre, como síntoma letra de goce, anuda, ajusta un cuerpo en la articulación del decir y la voz. Nos preguntamos si la mujer como síntoma letra de goce puede venir al lugar de lo que anuda, ajusta un cuerpo articulando un decir de lo imposible. Mujer como síntoma que anuda alojando la castración real. Lacan refiere en 1978 "Hay un sinthome él y un sinthome ella. Es todo lo que queda de lo que llamamos la relación sexual. La relación sexual es una relación 'intersinthomatique'" (Lacan, 09/07/1978). En este punto oponemos el acto de amor a lo que Lacan en el Seminario 20 llama hacer el amor, articulado a la invención y la poesía "....para el hombre a menos que haya castración, es decir algo que dice no a la función fálica, no existe ninguna posibilidad de que goce del cuerpo de la mujer, en otras palabras, de que haga el amor" (Pág. 88, Lacan, 1972-73).
Estos últimos interrogantes dejan la vía abierta para trabajar diferentes versiones del amor como aquello que viene a suplir, dar un tratamiento a la relación sexual que no hay. En el Seminario 21, Lacan va a afirmar que un hombre se enamora de una mujer por azar, vía por la cual la contingencia permite el encuentro entre cuerpos y la resonancia de las marcas de lo imposible. Concluimos, finalmente, ubicando nuestro interrogante en la articulación entre la transmisión y e amor como modo de suplir o imposible; "es evidente que en todo lo que se aproxima a esta relación (la relación sexual), el lenguaje sólo se manifiesta por su insuficiencia. Lo que suple la relación sexual es precisamente el amor" (Pág. 59, Lacan, 1972-73).

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Fecha de recepción: 15 de mayo de 2013
Fecha de aceptación: 28 de octubre de 2013