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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.20 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2013

 

PSICOANÁLISIS

La especificidad de la operación toxicómana en la psicosis: diferencias entre paranoia y esquizofrenia a partir de un abordaje nodal

The specific use of toxic substances in psychosis: differences between paranoia and schizofrenia in a knot theory approach

Naparstek, Fabián A.1; Mazzoni, M. Yanina2; Arca, Gabriela A.3

1Dr. en Ciencias Humanas y Ciencias Sociales, mención en Psicoanálisis, Universidad de Paris VIII. Profesor Titular Regular de la asignatura anual Psicopatología I, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Profesor Titular Regular a cargo de la asignatura Clínica de las Toxicomanías y el alcoholismo, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. E-mail: fanapa@eol.org.ar

2Lic. en Psicología, Universidad de Buenos Aires. Profesora Adjunta Interina de la asignatura anual Psicopatología I, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Profesora Adjunta Interina de la asignatura Clínica de las toxicomanías y el alcoholismo, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires.

3Lic. en Psicología, Universidad de Buenos Aires. Docente de la asignatura anual Psicopatología I, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Docente de la asignatura Clínica de las toxicomanías y el alcoholismo, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires.


Resumen
El trabajo se propone interrogar la modalidad del consumo de tóxicos en sujetos psicóticos para determinar si existen diferencias entre el polo paranoico y el polo esquizofrénico en relación a este consumo de modo de poder cernir cierta especificidad de la operación toxicómana en la psicosis. El marco teórico del trabajo es psicoanálisis de orientación lacaniana y el abordaje es a partir de la teoría de nudos.

Palabras Clave:
Toxicomanía; Psicosis; Esquizofrenia; Paranoia; Teoría de nudos; Psicoanálisis

Abstract
This article proposes to examinate the use of toxic substances within psychosis in order to interrogate if there are differences between the schizofrenic pole and the paranoid pole related with this use.

Key Words:
Addiction; Drug abuse; Psychosis; Schizofrenia; Paranoia; Knot theory; Psychoanalisis


 

El artículo aquí presentado es un producto del trabajo de investigación realizado sobre las relaciones entre la psicosis y las toxicomanías. En esta vía, interrogamos las coordenadas particulares del consumo de sustancias tóxicas en sujetos psicóticos y las resonancias teóricas y clínicas que de ello se desprenden. La pregunta que orienta este trabajo consiste en determinar si es posible situar diferencias en el consumo al interior de la estructura psicótica, entre lo que ubicamos como el polo paranoico y el polo esquizofrénico.
A partir de los desarrollos sobre la llamada última enseñanza de Lacan, pensamos la toxicomanía como una clínica de los enganches y los desenganches del Otro, que otorga mayor importancia a la posibilidades de cada sujeto de hacer lazo, de hacer pasar algo del goce -radicalmente autoerótico- al campo del Otro; es decir, hacer de ese goce un lazo con el Otro.
En este sentido, el tóxico se presenta como un modo posible de hacer lazo para el sujeto psicótico; una solución que tiene su arista riesgosa, en la medida en que tratar lo real por lo real mismo, en la vía del "hacer" con el goce, puede conducir a un verdadero desenganche. Esta clínica tiene su fundamento en los desarrollos sobre la teoría de nudos que Lacan introduce para dar cuenta de lo real de la estructura subjetiva.

Para avanzar en determinar la particularidad de la operación toxicómana en la paranoia y en la esquizofrenia tomamos dos referencias fundamentales. La primera de ellas es de Eric Laurent (Laurent 1994) quien propone reconsiderar el concepto esquiroliano de monomanía para describir una modalidad particular de toxicomanía donde el consumo se halla limitado a una sola droga. Ya no estamos en el campo del "todo vale" sino que la manía aparece circunscrita a un objeto con cierta fjeza y, de algún modo, controlada y anudada a la estructura. La exclusividad y la fijeza son los atributos que Laurent retoma para pensar esta modalidad de consumo. Esta concepción encuentra resonancias en las últimas consideraciones lacanianas sobre la paranoia, en particular a partir de su abordaje nodal.

Paranoia

Nuestra formulación constituye una lectura de las referencias del Seminario sobre Joyce, donde Lacan a propósito de la paranoia indica: "En tanto que un sujeto anuda de a tres, lo imaginario, lo simbólico y lo real, es soportado sólo por su continuidad. Lo imaginario, lo simbólico y lo real son una sola y misma consistencia, y es en eso en que consiste la psicosis paranoica"1.
La presentación nodal que propone entonces para la paranoia es el nudo de trébol. Dicho nudo muestra esta particularidad paranoica, ya que es un nudo de una sola consistencia. Podemos afirmar entonces que la psicosis paranoica no estaría dando cuenta de una lógica de desencadenamiento sino de una particular unificación y localización del goce vía el armazón interpretativo delirante.
Así, podemos ubicar ya en estas referencias, la consistencia, la fijeza y el pegoteo imaginario que encontramos como fenómeno clínico en el cuadro y que puede rastrearse hasta los autores canónicos de la psiquiatría clásica a propósito del desarrollo delirante del paranoico en términos de certeza, inquebrantabilidad, incoercibilidad, etc.; como así también a los desarrollos de Esquirol sobre las monomanías en los términos ya destacados de delirio exclusivo, fjo y pertinaz.
Resta entonces un elemento, fundamental: la cuestión de la personalidad, que también puede ubicarse en las descripciones nosológicas clásicas y en los trabajos de Freud donde se subraya la particular exaltación de la estima de sí, es decir la arista megalomaníaca de la paranoia. Proponemos entonces situar en el nudo estos elementos: la consistencia y fjeza del registro simbólico, imaginario y real en la paranoia, dado que se encuentran en continuidad y el estatuto de este elemento cuarto que cernimos en términos de personalidad.
Para hacerlo tomamos dos referencias del mismo seminario. La primera remite a la cuestión de la personalidad: "Si durante tanto tiempo me resistí a volver a publicarla, [su tesis De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad] fue simplemente porque la psicosis paranoica y la personalidad no tienen como tales relación, por la sencilla razón de que son la misma cosa"2.
 La otra nos permite esclarecer la presentación del nudo: "Si se entiende bien lo que hoy enuncio, podría deducirse que a tres paranoicos -es decir a tres nudos de trébol, tres nudos triviales- podría anudarse, en calidad de síntoma, un cuarto término que se situaría como personalidad, en la medida en que ella misma sería distinta respecto de las tres personalidades precedentes y de su síntoma."3
Si pensamos en principio los tres registros desanudados por completo, el cuarto término -la personalidad- viene a reparar el lapsus del nudo de modo tal que se trata de un elemento que permite la sutura o el empalme de los tres, que quedan entonces en continuidad. Si eliminamos los trayectos de cada registro que quedan desconectados por efecto de la sutura, obtenemos el nudo de trébol. Lo real, lo simbólico y lo imaginario conforman una misma consistencia, lo que permite verificar la fijeza de este tipo de anudamiento.

Esquizofrenia

La otra referencia fundamental es de Jacques Alain Miller (Miller 1985) que establece la particularidad del sujeto esquizofrénico en relación al lenguaje de la siguiente manera: el sujeto se halla dentro del lenguaje pero fuera de discurso, en defensa contra lo real. Propone entonces considerar el discurso del amo modificado como aquél que permite dar cuenta de la posición esquizofrénica. La forclusión impide la representación del sujeto en su carácter fijo y privilegiado con consecuencias que define así: "En la esquizofrenia veremos aparecer lo que Lacan llama el enjambre de significantes, pero esta vez irremediablemente disperso".4
Se evidencia una pluralización del significante amo -S1-que lleva a su desaparición. De esta manera es posible pensar los fenómenos de la esquizofrenia en términos de dispersión y desaparición del significante amo. Mientras que en la paranoia -en términos de discurso- el objeto a permanece ubicado en el Otro, que existe y es real. A diferencia de la esquizofrenia, advertimos una cierta fijeza y exclusividad en esta "relación" que nos orienta a vincular a las monomanías con la paranoia y a las toxicomanías, en términos de dispersión, con la esquizofrenia.

Avanzando con el abordaje nodal, la presentación del nudo en la esquizofrenia es como sabemos lo que ocupa a Lacan en su seminario sobre Joyce. El nudo Joyce, nudo paradigmático de la esquizofrenia, pone de relieve el desamarre del registro imaginario debido al lapsus del nudo, con a consecuente interpenetración entre os registros simbólico y real de la que dan cuenta los múltiples fenómenos de lenguaje de esta psicosis. Del desanudamiento del registro imaginario podemos ubicar la catatonía como un fenómeno paroxístico que muestra de modo contundente el estado estuporoso en que se encuentra el sujeto, producido por esa invasión de lo real-lo real del lenguaje- sin la mediación de lo imaginario, cuando el sujeto no puede disponer de algún recurso. La escritura nodal nos permite entonces deducir lógicamente lo que encontramos en la clínica como fenómenos:

-desanudamiento del registro imaginario:
el desamarre del registro imaginario tiene consecuencias de dos órdenes: en lo que concierne a su conexión con lo real, donde se verifican los fenómenos en relación al cuerpo ampliamente descriptos de perplejidad, estupor, catatonía, derrumbe imaginario, pulverización del cuerpo, fenómenos de fragmentación corporal, alucinaciones cenestésicas, etc.
En lo que concierne a su conexión con lo simbólico, el impasse del sujeto esquizofrénico en producir una significación, significación abierta, dispersión del Significante 1 con el consecuente enjambre significante imposibilidad de representación del sujeto entre significantes (S1 S S2)

-interpenetración de los registros simbólico y real:
fenómenos del significante que retorna en lo real, como consecuencia de la interpenetración de estos dos registros: alucinaciones verbales, voces, palabras impuestas, neologismos, interceptación y eco del pensamiento, etc.

Lacan propone que la psicosis en Joyce no se desencadena (Lacan 1976) porque el logra construir una solución singular, excepcional, que consiste en hacerse un nombre propio, suplencia del nombre del padre, que funciona reparando efectivamente el lapsus del nudo en el lugar donde se produjo. Se trata de una solución sinthomática respecto del lapsus del nudo. Un elemento cuarto, que Lacan llama Ego, viene a reparar el lapsus en el lugar donde se produjo y es identificado por Lacan como Sinthome.
 El Sinthome-ego en Joyce, que Lacan ubica en el forja-miento de un nombre propio, en ser EL artista -vg. El retrato del artista adolescente- repara el lapsus del nudo en el lugar donde se produjo impidiendo que el registro imaginario se desamarre y por lo tanto que la psicosis en Joyce se desencadene. También destaca el singularísimo trabajo que realiza Joyce con el lenguaje, como lo que le permite resolver lo que de la palabra se impone, en razón de la interpenetración de los registros simbólico y real.

Especifcidad de la operación toxicómana

En razón de lo desarrollado pasaremos a situar en qué consiste la particularidad toxicómana para la paranoia y la esquizofrenia.

Para dar cuenta de la función del tóxico en la psicosis paranoica, elegimos ilustrarla con un caso célebre de la psiquiatría: el caso Wagner.

El pastor Ernst Wagner fue un maestro alemán de escuela primaria que en el año 1913 cometió un asesinato serial entre cuyas víctimas se encuentran su mujer y sus propios hijos. Robert Gaupp, psiquiatra que realizó el informe médico legal que lo declaró insano y que mantuvo contacto durante 25 años con él, es quien aporta la mayor cantidad de información sobre el caso. De la lectura de dichas aportaciones podemos extraer importantes referencias para ubicar la relación entre la manía alcohólica y la paranoia en el caso. El estudio de la personalidad del enfermo conforma gran parte de los trabajos de Gaupp. Se destacan los rasgos de orgullo, elevada opinión de sí, autosuficiencia, ambición, inteligencia, escrupulosidad y un profundo sentido de la justicia pero también una gran sensibilidad e inseguridad interior. Se subrayan también la constante preocupación de Wagner por ser una persona culta y de una férrea moral; el cuidado excesivo que pone en su apariencia; su negativa a hablar suavo -dialecto campesino- y su empeño en hablar y enseñar una lengua alemana sumamente culta, algo discordante para alguien de su origen y condición.
Por otro lado Gaupp se ocupa largamente del lugar que tuvo el alcoholismo en la vida de Wagner al que varias veces ubica como "su perdición".

Nacido en el seno de una familia de campesinos pobres Wagner obtuvo una educación de calidad "gracias a ser un alumno preferido y aplicado"; aprovechando sus dotes intelectuales y su ambición logró abrirse paso en un contexto familiar y social desfavorable y logró trabajar como maestro.
A una infancia difícil sobrevino un cierto apaciguamiento en la pubertad que Gaupp ubica como "un período de religiosidad tranquila" que ordena la vida del sujeto.
A los 18 años se verifican efectos de una primera desestabilización: comienza a mantener una actividad sexual maníaca onanista y al mismo tiempo pierde su fe. El onanismo se e impone como una aberración que escapa a su control, volviéndose motivo de angustia y culpa en el sujeto.
La pérdida de la fe religiosa será algo que reservará para sí. Considera que es parte de obligaciones ofíciales" seguir manteniendo un semblante de religiosidad e impartiendo clases de religión.
En estas coordenadas comienza el consumo de alcohol que no tardará en constituirse en una verdadera manía y puede también ubicarse el comienzo de cierta ideación persecutoria respecto de los empleos de baja categoría que le otorga, adrede, la administración pública, ideación que escalará rápidamente.
Poco tiempo después justamente bajo los efectos del alcohol -durante el trayecto de regreso a su casa desde una taberna- ocurre un hecho que signará el desencadenamiento de la psicosis: incurre en una actividad sexual zoofílica en los establos que encuentra en el camino. Esta acción lo inunda de asco, vergüenza y culpa. Nunca en su vida hablará de ello más que indirectamente, por alusión. El siguiente paso en la evolución de la psicosis lo constituye la instalación de un delirio de persecución que consiste de que los habitantes del pueblo ya saben y comentan sus delitos sexuales. Idea que el sujeto declara que se le impone inmediatamente casi después de cometidos estos actos.
En este contexto ocurre una contingencia: el embarazo de una mujer con quien tenía relaciones sexuales esporádicamente y que lo contraría notablemente. La noticia llega a oídos de las autoridades oficiales que le sancionan y durante unos meses queda sin empleo hasta que es asignado a un puesto en otra localidad rural. Con pesar, se casa con esta mujer con quien tendrá tres hijos más en un período de tiempo muy breve. Gaupp señala que los encuentros sexuales con esta mujer son siempre o casi siempre bajo el efecto de la intoxicación alcohólica.
La mudanza a la nueva localidad aleja al Pastor de los cuchicheos del pueblo de y encuentra allí cierta tranquilidad. Durante gran parte de esos años se dedicará a la escritura de piezas dramáticas y de su Autobiografía, actividad que parece lograr aplazar durante mucho tiempo el acto homicida, dirigido a asesinar a los cuchichea-dores del pueblo y a sus propios hijos para terminar con el linaje degenerado de su herencia.
El crimen es finalmente consumado en 1913, 12 años después del inicio de la práctica de zoofilia que ocasiona la eclosión delirante.
En este momento de la vida del sujeto la manía alcohólica era muy severa.
Ernst Wagner será encarcelado para luego ser trasladado a un asilo y permanecerá recluido hasta su muerte en 1938. Confesará allí que a su mujer decidió asesinarla por compasión, para que no tuviera que sobrevivir a la muerte de sus hijos y al suicidio de su deshonrado marido, nunca concretado.
En el asilo continúa escribiendo, poesía y obra dramática; el delirio declina en intensidad y experimenta una transformación: aparece la idea de un plagio por un renombrado autor del momento -Werfel-.
Antes de pasar a examinar el estatuto de la manía alcohólica nos parece interesante ubicar la dimensión del acto en el caso, pues es posible localizar cómo un acto es el que ocasiona la eclosión delirante de la alusión a sus prácticas de goce y es otro acto, el acto homicida, el que resuelve y apacigua la tortura que para el sujeto tenían estos fenómenos. La escritura como recurso no se verifica eficaz de producir algún apaciguamiento y estabilización sino después de que el acto ha sido consumado y el sujeto se halla confinado en el asilo.

Examinaremos el caso Wagner desde la perspectiva que nos interesa ahora en relación a la toxicomanía para ubicar el efecto de la operación del tóxico en la estructura. Tomaremos tres ejes en caso: el alcoholismo, la sexualidad y lo tocante a la personalidad.

A propósito del componente sexual en la psicosis de Wagner y la cuestión de la personalidad, un temprano Lacan realiza una indicación sumamente valiosa:
"El diagnóstico se funda en la estructura anterior de la personalidad del sujeto, y en ciertas particularidades etiológicas y sintomáticas de la psicosis en relación con el cuadro común de la paranoia.
La personalidad anterior del sujeto está marcada ante todo por un inacabamiento de las conductas vitales. (.) los fracasos no se refieren propiamente a la eficacia del rendimiento social y profesional (que a menudo se mantiene satisfactorio), sino a la realización de las relaciones de la personalidad que atañen a la esfera sexual, o sea de los lazos amorosos, (.) hipertensión sentimental con manifestaciones correlativas de apragmatismo sexual en la adolescencia (. )5"

Entendemos este apragmatismo sexual como uno de los impasses del sujeto, quien se halla en lo tocante a la sexualidad compelido a prácticas que lo avergüenzan, inculpan y asquean (el onanismo, luego la zooflia). Aparece allí una certeza en relación al goce -sin sentido- que denuncia al sujeto totalmente desprovisto de un recurso a la significación, sin posibilidad de un recurso fálico para abordar el problema sexual. Esta ausencia -de regulación fálica- operando como punto de basta, da cuenta también de la condición maníaca de goce en el sujeto.

La personalidad del sujeto en su afán religioso y moral puede ubicarse como lo que permite durante algún tiempo alguna estabilización; regulación que luego se pierde en el empuje alcohólico. La manía alcohólica es entonces lo que permite al sujeto acceder a la práctica sexual zoofílica, empuje que retorna incesantemente en el cuchicheo que habla de lo ignominioso de su ser de goce.
De esta manera ubicamos el alcoholismo, puesto en relieve por el propio Gaupp, operando en una suerte de empuje maníaco que conduce al sujeto a la realización de la práctica sexual que ocasiona la eclosión delirante. El Otro encarnado en el cuchicheo del pueblo toma la iniciativa, el sujeto es gozado.

Podemos ubicar entonces por un lado la función de sutura de la personalidad en Wagner que opera manteniendo los tres registros en una misma consistencia y podemos ubicar momentos de falla en esta sutura, donde un goce innombrable se presentifica para el sujeto. Ejemplos de estos momentos son: la pérdida de la fe y la irrupción del goce onanista; el apragmatismo sexual, la manía alcohólica y la irrupción del goce perverso (zoofílico).

Ahora bien, lo que nos interesa destacar allí es la función del tóxico en una operación de empuje maníaco que lleva a lo peor.
Podemos afirmar, al menos provisoriamente, siguiendo la lógica que ilustramos a través de este caso que la función del tóxico en la psicosis en el polo paranoico introduce una desregulación, un empuje al goce que compromete la estabilidad nodal de la paranoia. El tóxico no aparece como un recurso con el que el sujeto puede dar tratamiento a los fenómenos de los que padece, sino como un factor de desestabilización. Una indicación más de Lacan nos orienta en esta dirección: "Señalemos la reactividad del delirio a las influencias endógenas, sobre todo a los ritmos sexuales, pero también a la intoxicación, al surmenage (...)"6.
Consideramos sumamente valiosa esta indicación tan temprana, apuntando a la cuestión de la intoxicación y la sexualidad como factores relacionados con la reactividad delirante.

Para avanzar ahora sobre lo que entendemos sería la especificidad de la operación toxicómana en la esquizofrenia tomaremos las elaboraciones lacanianas sobre Joyce. Tomando en cuenta estos desarrollos es posible pensar en otras reparaciones del lapsus del nudo en relación al uso de tóxicos.

Una vía la ubicamos en una operación imaginaria una identificación al "ser toxicómano", semblante con el que el sujeto psicótico logra cierta estabilización. Se trata de un trabajo de conexión de los significantes que permite la emergencia de un sentido. Consiste en una solución a la dispersión del S1 que permite al sujeto lograr un amarre de lo imaginario por la vía de la significación. Es frecuente en las comunidades terapéuticas dedicadas al tratamiento de las toxicomanías hallar casos de este tipo, donde largamente abandonado el consumo, el sujeto sigue circulando por estos dispositivos ubicado en la referencia al ser: adicto, ex-adicto; adicto en recuperación; etc.
Como se trata de una solución al desamarre imaginario vía la conexión significante, proponemos ubicarla en el nudo, entre Simbólico en Imaginario.

Otra vía la encontramos en el tratamiento real -de la sustancia- sobre los fenómenos de goce en relación al cuerpo, solución que ubicamos en el nudo entre el registro Imaginario y el Real. En estos casos es frecuente verificar que el sujeto "trata" los fenómenos de órgano propios del desamarre imaginario con la sustancia. A modo de ilustrar esta operación reproducimos algunos dichos de sujetos esquizofrénicos, atendidos en un servicio de toxicomanía que señalan la particularidad, acaso el uso singular del tóxico: -"Yo uso la cocaína para dormir, porque cuando tomo el cuerpo se vuelve una máquina, y a la máquina la puedo apagar, y duermo..."
-"La droga es lo que hace que sienta el cuerpo, cuando no consumo, no lo siento, siento que adentro no hay nada, que estoy vaciado..."

También podemos ubicar un modo de tratamiento vía el tóxico de la interpenetración entre simbólico y real, un tratamiento de las voces y de los fenómenos intrusivos de la palabra que el tóxico consigue apaciguar. Se trata de una solución a lo que de la palabra se impone, parásita. Otro paciente relataba: -"Si tomo [cocaína] mis pensamientos van más rápido, hablo, me muevo, hago cosas, voy tan rápido que [las voces] no me pueden seguir... al rato, se callan".
También es frecuente en ciertos sujetos que el consumo favorezca cierto empuje a la escritura, que logra hacer algo con la intrusión parasitaria de la palabra, en tanto impuesta.

Retomamos aquí la propuesta de pensar la esquizofrenia a partir de una modificación del discurso del amo que da cuenta del impasse de la esquizofrenia de representar el sujeto por el significante S1 S S2, a causa de la forclusión, lo que se presenta como "el enjambre de significantes, pero esta vez irremediablemente disperso"7 que mencionamos al principio. Esta dispersión es tributaria de lo que ubicamos en el nudo como desanudamiento del registro imaginario e interpenetración entre simbólico y real.

Lo trabajado hasta aquí nos permite afirmar que en el polo esquizofrénico de la psicosis el recurso al tóxico puede constituir una vía de solución, de tratamiento al lapsus del nudo.
Entendemos que son soluciones distintas en términos de eficacia y también de riesgo para la vida del sujeto, ya que no puede desconocerse el efecto de lo real del tóxico en el organismo.

Nos interesa señalar, a modo de conclusión, que a partir del trabajo realizado hemos podido discernir diferencias en relación al uso del tóxico al interior de la psicosis. Fue posible verificar cómo la operación toxicómana puede ser un recurso que estabilice la psicosis por distintas vías:
en la vertiente esquizofrénica, por la vía del sentido -anudando Simbólico e Imaginario; por la vía del cuerpo -anudando Imaginario y Real; y por la vía del tratamiento de la interpenetración entre Simbólico y Real.

En la vertiente paranoica, recurriendo al caso Wagner para ilustrarlo, pudimos ubicar un hecho frecuente en la clínica: el uso del tóxico en la paranoia comporta la rigidez y la fijeza de la estructura nodal de esta entidad clínica que pusimos en relación con el concepto de monomanía-, a la vez que produce un empuje maníaco que logra romper con el cuarto elemento que en su función de sutura permite el particular anudamiento paranoico. Esta ruptura ocasiona el soltamiento de los registros, evidenciado en los fenómenos de vacuidad del desencadenamiento paranoico, provocando su desestabilización. Esta ruptura es radical y en el caso examinado verificamos que es vía el acto que puede instalarse un nuevo ordenamiento en la estructura.

1Lacan, J. (1975 -1976) 2006, El seminario, Libro 23, El Sinthome, Buenos Aires: Paidós, p. 53

2Lacan, J. 2006, Op.Cit.

3Lacan, J. 2006, Op.Cit.

4Miller, J-A. 1985, Esquizofrenia y Paranoia en Psicosis y Psicoanálisis, Buenos Aires: Manantial, p. 24

5Lacan, J. (1932) 1976, De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad, Buenos Aires, Siglo XXI, p. 244

6Lacan, J. (1932) 1976, De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad, Buenos Aires, Siglo XXI, p. 248

7Miller, J-A. 1985, Op. Cit.

Referencias bibliográficas

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2- Gaupp, R. (1999) Enfermedad y muerte del maestro titular Wagner, asesino en serie paranoico. Una epicrisis (1938), IRevista Asociación Española de Neuropsiquiatría, 19 (069): 089-098.         [ Links ]

3- Gaupp, R. 1999, Enfermedad y muerte del maestro titular Wagner, asesino en serie paranoico. Una epicrisis, IIRevista Asociación Española de Neuropsiquiatría, 19 (070): 259-278.         [ Links ]

4- Lacan, J. (1976). De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad, Buenos Aires: Siglo XXI.         [ Links ]

5- Lacan, J. (2006). El seminario, Libro 23, El Sinthome, Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

6- Lacan, J. (2012) Otros Escritos, Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

7- Laurent, E. (1994) Tres observaciones sobre la toxicomanía . En D. Silliti, E.Sinatra & M.Tarrab (Comp.), Los fundamentos de la clínica II- Sujeto, goce y modernidad II (pp.15-23), Buenos Aires: Ed. Atuel; Ed. TyA; Ed. ICF         [ Links ]

8- Miller, J-A, (1985) Esquizofrenia y Paranoia. En Broca, Roland y otros, Psicosis y Psicoanálisis (pp. 7-31), Buenos Aires: Manantial.         [ Links ]

9- Miller, J-A. (2000) La transferencia negativa: Seminario sobre política de la transferencia, Buenos Aires: Ed. Tres Haches.         [ Links ]

Fecha de recepción: 15 de mayo de 2013
Fecha de aceptación: 20 de agosto de 2013