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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.21 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2014

 

Psicología Clínica y Psicopatología

Conflicto psíquico y transformaciones simbólicas en niños y adolescentes con problemas de aprendizaje

Psychical conflicts and symbolic transformations in children and adolescents with learning problems

Rego, M. Victoria1; Schlemenson, Silvia2

1Doctora en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. Magíster en Psicología Educacional, UBA. Docente de grado y posgrado, terapeuta e investigadora de la Cátedra de Psicopedagogía Clínica, UBA. Supervisora clínica en la Carrera de Especialización en Psicopedagogía Clínica, UBA. E-mail: mvrego@psi.uba.ar

2Doctora en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. Titular de la cátedra de Psicopedagogía Clínica, UBA. Directora del Servicio de Asistencia Psicopedagógica en la Facultad de Psicología, UBA. Directora de proyectos de investigación (UBACyT, CONICET, ANPCYT). Directora de la Carrera de Especialización en Psicopedagogía Clínica, UBA. E-mail: sons@psi.uba.ar

RESUMEN
Los sujetos con problemas de aprendizaje presentan restricciones simbólicas que se sostienen en conflictivas psíquicas irresueltas en distintos momentos constitutivos, en los que se configuran modalidades fallidas de simbolización que caracterizan posteriormente su actividad representat va (sus formas de narrar, dibujar, leer o escribir). El tratamiento psicopedagógico grupal propone un encuadre clínico que favorece la actualización de esos enquistamientos y se centra en tareas representacionales que propician la elaboración de las conlictivas y el despliegue de recursos simbólicos.
Este artículo sintetiza los principales resultados de la investigación "Transformaciones en los procesos de simbolización de niños y adolescentes con problemas de aprendizaje"1 cuyo objetivo fue caracterizar las principales modificaciones encontradas en la producción simbólica de sujetos con dificultades de aprendizaje que asistieron durante dos años a tratamiento psicopedagógico grupal, a partir de la elaboración de dimensiones de análisis y descriptores clínicos que posibilitaron interpretar la movilidad de procesos psíquicos complejos involucrados en el despliegue de la actividad representativa.

Palabras clave:
Problemas de aprendizaje -Conflicto psíquico - Transformaciones simbólicas - Tratamiento psicopedagógico

ABSTRACT
Children with learning problems have symbolic constraints that are held in uresolved psychic conlicts that take place in different constitutivemoments, which failed symbolization processes that characterize subsequently their representative activity (forms of narrative, drawning, reading and writing).
The psychopedagogical treatment proposes a clinical setting that favors those conflicts updating and focuses on representational tasks that promotes the development of conflict and the deployment of new symbolic resources. This article summarizes the main results of the research "Transformations in symbolic processes in children and adolescents with learning problems" whose objective was to characterize the main changes found in the symbolic production of individuals with learning problems who attended for two years psychopedagogical treatment , and allowed the elaboration of dimensions for the analysis and the interpretation of clinical descriptors that caused mobility of complex psychical processes involved in the deployment of representative activity.

Key words:
Learning problems- Psychical conflicts - Symbolic transformations - Psychopedagogical treatment

PERSPECTIVA CONCEPTUAL Y EPISTEMOLÓGICA DE LA INVESTIGACIÓN
El estudio realizado se enmarca en el Programa de Investigación de la Cátedra de Psicopedagogía Clínica, cuyos ejes centrales de indagación se desprenden del trabajo clínico con niños y adolescentes con problemas de aprendizaje consultantes al Servicio de Asistencia Psicopedagógica de la Facultad de Psicología, UBA.2

Desde 1988 hasta la actualidad, dicha articulación clínica e investigativa orientó distintos proyectos de investigación que ahondaron en las principales características de la constitución psíquica y la organización de la actividad representativa, las condiciones para la instauración del pensamiento y los procesos de simbolización, y son los resultados de estas investigacioneslos que fundamentan a su vez el diseño de un modelo clínico de abordaje de los aspectos psíquicos que comprometen el proceso de aprendizaje.
La producción conceptual de esta línea de investigación parte de los aportes del Psicoanálisis Contemporáneo, donde las contribuciones de autores como André Green (1996), Cornelius Castoriadis(1993), Piera Aulagnier(1977) y Julia Kristeva(1996) entre otros, brindan las herramientas teóricas necesarias para comprender los procesos de simbolización desde una perspectiva libidinal e histórica, que posibilita entender al aprendizaje como un proceso psíquico de máxima complej idad, constitutivo de la subjetividad en intercambio e interdependencia con los objetos sociales y de conocimiento, en cuya dinámica singular cada sujeto simboliza el mundo de acuerdo a sus experiencias afectivas y oportunidades sociales existentes (Schlemenson, 2004).

Desde este enfoque, es en el marco de las primeras relaciones con los objetos primarios en donde se concretan y despliegan la curiosidad y el deseo de conquista de novedades, a partir de la oferta erógena y simbólica inicial por la que se transfieren oportunidades satisfactorias y sustitutivas para la apropiación de objetos sociales. Estas formas tienen su origen en las reservas simbólicas de los adultos a cargo de la crianza de los niños, quienes a través de su asistencia a las necesidades básicas autoconservativas instalan también la dimensión pulsional como un plus de placer a ser satisfecho en nuevos investimientos potenciales.
Es decir que aprender involucra ante todo un movimiento deseante de investimiento de objetos (Aulagnier, 1977) los que a su vez son metabolizados en diversos niveles de complejidad simbólica, mutuamente inclusivos y articulados entre sí, en una heterogeneidad representativa (Green, 1996) que da cuenta de los distintos momentos de constitución del psiquismo y su actividad de representación. De este modo coexisten en el psiquismo modalidades representativas primitivas como el pictograma, junto a las fantasías como forma paradigmática de las representaciones cerradas sobre sí mismas propias del proceso primario y el enunciado o idea característicos del proceso secundario, atravesados por las leyes del discurso y las significaciones compartidas (Aulagnier, 1977).
Por su parte, la especificidad del enfoque propuesto acuerda con los postulados epistemológicos planteados con el Paradigma de la Complejidad (Morin, 2000), que subrayan que el abordaje de todo objeto de conocimiento debe incluir un trabajo permanente de reconocimiento del conflicto, la contradicción y la incertidumbre, lo cual permite realzar por un lado la heterogeneidad de los procesos de simbolización que cada sujeto despliega en sus distintas modalidades de producción simbólica (los modos en que un sujeto dibuja, narra, lee o escribe), y a su vez considerar a las transformaciones de dichas modalidades como resultado de complejos procesos psíquicos que se movilizan y articulan a lo largo del proceso terapéutico (Rego, 2012).
André Green (2005) plantea que los distintos niveles de complejidad psíquica se reflejan en la calidad de la actividad representativa de un sujeto y pueden evaluarse como un gradiente en el cual diferentes modalidades de su productividad simbólicase interpretan como una serie progresiva y heterogénea que va de menor a mayor complejidad representacional, pero que, a medida que se enriquece, se transforma en heterogénea por la inclusión de formas anteriores de simbolización que no se pierden sino que se manifiestan en la riqueza del potencial con el cual un sujeto representa al mundo (Schlemenson, 2009). Estas ideas radican en la concepción de los procesos terciarios (Green, 1996) como una forma combinada y armónica en donde la singularidad de las representaciones del proceso primario encuentran oportunidades de ordenamiento y transmisibilidad por su mixtura con representaciones secundarizadas que garantizan su posibilidad de ser compartidas con otros. De este modo, estos procesos aseguran formas dúctiles, creativas e imaginativas de pensamiento, necesarias, en el caso de los niños y adolescentes, para tramitar experiencias satisfactorias con los objetos de conocimiento.

CONFLICTO PSÍQUICO Y RESTRICCIONES SIMBÓLICAS
La donación de un caudal libidinal y simbólico inicial suficiente resulta entonces uno de los requisitos necesarios para promover posteriormente el despliegue de la actividad representativa, ya que la calidad de esos primeros encuentros condiciona la productividad y confianza en los niños, y orienta la potencialidad de su riqueza psíquica.
Sin embargo, existen sujetos para quienes estas primeras relaciones han sido extremadamente inestables, traumáticas, restrictivas, y es en esos casos en donde los deseos de entrelazamiento libidinal no se instituyen, que el psiquismo se constituye con niveles de precariedad simbólica significativos y los objetos sociales adquieren aspectos hostiles o amenazantes que se resuelven en retracciones y movimientos de desinvestimiento que empobrecen las opor tunidades de inscripción social y el acceso a novedades y conocimientos.
Se trata de situaciones conflictivas de carácter intersubjetivo que conllevan un sufrimiento psíquico inelaborable, ya sea por el exceso afectivo comprometido como por la carencia de los recursos simbólicos necesarios para su tramitación. Al no encontrar estrategias resolutivas novedosas, estas situaciones favorecen fijaciones y detenimientos en donde se rigidizan formas precarias de resolución que posteriormente se repiten en las distintas situaciones problemáticas que estos niños atraviesan, generando sufrimiento y frustración por la diicultad para concretar su elaboración satisfactoria.
De este modo, se realzan en cada niño ejes de conflicto psíquico singulares alrededor de determinados momentos histórico-libidinales que diicultan en cada caso el sentido progrediente de la actividad psíquica y la organización de los procesos de simbolización. Son precisamente las formas de presentación de la producción simbólica de estos sujetos (sus formas de narrar, dibujar, leer y escribir) las que dan cuenta de estas capturas a partir de ciertos indicios igurales y/o de sentido que permiten deducir los momentos en los cuales se concentraron las situaciones conlictivas no resueltas, con consecuencias clínicas diversas (Schlemenson, 2010).

Los conflictos en los momentos de constitución primaria producen una preeminencia de aspectos fantasmáticos en las producciones, que coartan el deseo de investimiento de significaciones sociales y se presentan como deformaciones excesivas en las que se pierde la transmisibilidad (gráficos desbordantes de fantasmatización, historias que no logran el ordenamiento necesario de su trama narrativa, dificultades para la comprensión de un texto por predominancia de interpretaciones subjetivas), o bien, aquellos conflictos padecidos más tempranamente, durante la organización de lo originario (Aulagnier, 1977) que dan como resultado fuertes tendencias a la descarga, a la ausencia de esperas y postergaciones, acompañadas de un significativo vacío representacional. También aquellas conflictivas padecidas más tardíamente rigidizan el funcionamiento del proceso secundario produciendo sobreinvestimientos excesivos de la estabilidad y el ordenamiento de sentidos que aparecen desligados de componentes subjetivos y referencias singulares (descripciones estáticas de hechos sin posibilidad de inventar historias imaginativas, gráficos esquemáticos, copias clisé).

En todos estos casos, el conflicto psíquico no representa una oportunidad para la complejización psíquica y el despliegue de procesos de simbolización novedosos, sino que, por el contrario, detiene y rigidiza la actividad psíquica, restringiendo el acceso a recursos simbólicos de mayor calidad.
En este sentido es posible afirmar que los procesos de simbolización de estos niños dan cuenta de formas defensivas rígidas de tramitación pulsional que limitan las posibilidades de inscripción de formaciones intermediarias entre fronteras (Green, 2005), entre los procesos de producción de sentidos singulares y los trabajos de apropiación secundaria de las significaciones socialmente compartidas que apuntalan el investimiento de procesos de intercambio con los otros y la apertura sustitutiva al campo social (Alvarez y Grunin, 2010).
De esta manera se instalan modalidades representativas estancas, que llevan a la pérdida del equilibrio y la combinatoria dinámica entre diferentes gradientes representacionales que caracterizan el acceso a los procesos terciarios (Green, 2007). Las distintas formas de productividad simbólica de estos niños muestran la prevalencia de modalidades representativas correspondientes a uno solo de los momentos de organización psíquica, el cual se vuelve exclusivo, perdiendo la relación gradual con los otros y la posible articulación entre niveles de complejidad psíquica diferentes.
Todo lo anterior favorece la consolidación de formas precarias de simbolización que no cuentan con la articulación y transicionalidad esperables y atentan contra la plasticidad psíquica esperable para la producción de conocimientos y aprendizajes. La pérdida de heterogeneidad representativa se acompaña a su vez de fuertes tendencias a la desobjetalización (Green, 1996) que precarizan la relación de la pulsión con los objetos, lo que se manifiesta en la retracción del interés y la curiosidad por la realidad circundante, y también por un significativo desmantelamiento de la actividad psíquica representacional, en pos de defensas rígidas al modo de la contrainvestidura, o de la tendencias evacuativas de desborde pulsional.
Las estrategias clínicas con los niños con restricciones simbólicas tienen como uno de sus objetivos principales la prevención y evitación de la instalación de estas modalidades precarias de trabajo psíquico y la elaboración de las conflictivas psíquicas históricas en que las mismas se sustentan.
Entre los principales objetivos terapéuticos del tratamiento psicopedagógico se encuentra entonces intervenir sobre los conflictos no resueltos que sostienen las restricciones simbólicas de cada niño, intentando movilizar la búsqueda de nuevas respuestas frente a los mismos y la apertura de oportunidades de investimiento y acceso a formas de placer más sofisticadas y atractivas.
Como en todo dispositivo clínico, el encuadre (Laplanche 1990, Green 2005) brinda las condiciones de estabilidad y permanencia necesarias para la actualización de enquistamientos libidinales en un lugar terapéuticamente significativo y compartido, a partir de propuestas de tareas y actividades representacionales diversas en las que emergen aspectos distintivos de la producción simbólica de cada niño, cuyos quiebres y errores se convierten en las vías de ingreso privilegiadas para las intervenciones clínicas, generando movimientos psíquicos para su transformación y despliegue (Schlemenson, 2009).
A su vez, el encuentro entre semejantes moviliza procesos reflexivos e imaginativos novedosos (Castoriadis, 1993) que rompen con lo instituido en un complejo juego de mecanismos introyectivos y proyectivos de identificaciones y resonancias subjetivas que quiebran las formas habituales de producción simbólica y abren el acceso a la búsqueda de estrategias originales y creativas.
No obstante, si bien se trata de un encuadre grupal, las intervenciones terapéuticas procuran ser siempre singulares y dirigidas a cada sujeto en particular. El terapeuta posee un conocimiento profundo de las vicisitudes de la historia libidinal de cada uno de los niños, de la modalidad singular de organización de su actividad representativa y las formas preponderantes de circulación pulsional. La consideración de estos ejes dinámicos e intersubjetivos es
lo que posibilita realizar intervenciones específicas con cada paciente, tendientes a dinamizar y complejizar la calidad de sus recursos simbólicos, promoviendo nuevas oportunidades sustitutivas y enlaces más estables entre el afecto y la representación, que posibiliten posteriormente un trabajo de reelaboración historizante en relación a sus principales conflictivas no resueltas.

TRANSFORMACIONES EN LOS PROCESOS DE SIMBOLIZACIÓN
Desde el año 2004 hasta la actualidad, las principales investigaciones llevadas a cabo por el Programa de Investigación de la Cátedra de Psicopedagogía Clínica han realzado al tratamiento psicopedagógico como eje central de sus indagaciones.3 Distintos proyectos se diseñaron con el objetivo de caracterizar especificidades del encuadre clínico en la asistencia a niños con dificultades de aprendizaje, haciendo especial hincapié en los aspectos prevalentes de las estrategias e intervenciones clínicas tendientes a la resolución de las problemáticas psíquicas que sostienen las restricciones simbólicas de estos sujetos. Paralelamente, se desarrollaron investigaciones que permitieron el seguimiento de la dinámica terapéutica de estos pacientes y la ponderación de sus potenciales cambios y transformaciones a lo largo del trabajo clínico.
En esta última línea se diseñó el estudio "Transformaciones en la producción simbólica de niños con problemas de aprendizaje" (Rego, 2009)4 el cual permitió una primera aproximación al análisis de los cambios en la producción simbólica durante el tratamiento psicopedagógico, constituyendo así el antecedente más próximo a esta investigación doctoral.
En ese primer proyecto se realizó un estudio comparativo en el que se contrastaron las producciones simbólicas iniciales de cada niño correspondientes a su proceso diagnóstico, con la repetición posterior de esas mismas pruebas y test al finalizar un tiempo significativo de asistencia terapéutica. La comparación entre las primeras producciones de Dibujo Libre y el Test de Inteligencia Infantil de Weschler (WISC III) y la replicación de esas mismas pruebas al cumplirse el segundo año de tratamiento, posibilitaron una primera descripción sistematizada de los cambios encontrados en la producción gráfica y cognitiva de un grupo de niños entre 8 y 10 años de edad que habían asistido de forma ininterrumpida a tratamiento psicopedagógico por sus dificultades de aprendizaje.
Estos primeros hallazgos daban cuenta de importantes transformaciones entre un momento y otro, con cambios significativos en la modalidad de producción simbólica de cada niño: los dibujos reflejaban mayor transmisibilidad de componentes afectivos y conflictivos, adquirían deta
lles y elementos de mayor riqueza representativa, y los perfiles del dispersigrama del WISC III mostraban más dinamismo y plasticidad en los procesos de investimiento y desinvestimiento de objetos, donde parecían perder fuerza ciertas tendencias rígidas y sesgadas de interrelación con los objetos y formas de resolución de tareas.
Los resultados posibilitaron hipótesis alentadoras sobre la complejización de los recursos simbólicos de cada niño. Sin embargo, también generaron nuevas incógnitas, ya que persistía aún cierto desconocimiento en relación al tiempo que mediaba entre un momento y otro del análisis comparativo: el tratamiento psicopedagógico permanecía al modo de "caja negra", variable interviniente que alimentaba nuevas preguntas acerca de la dinámica procesual que acompañaba estos cambios. Quedaba aún vacante conocer con más precisión qué procesos psíquicos estaban implicados en estas transformaciones de la producción simbólica, es decir, qué aspectos del trabajo representativo se movilizaban durante el tratamiento psicopedagógico. A estos interrogantes conceptuales los acompañaban también otros de índole metodológica:¿cómo podrían evaluarse las transformaciones?¿qué indicios encontraríamos de ellos en las narraciones, en los gráficos, en los escritos?

DIMENSIONES E INDICADORES PARA EL ANÁLISIS DE LAS TRANSFORMACIONES
La formulación de estos nuevos interrogantes dio lugar al diseño de una investigación doctoral que realzara esta vez la dimensión procesual en un estudio longitudinal intensivo de análisis de casos (Hernández Sampieri y otros, 1997) en donde fueron estudiados 3 sujetos púberes entre 11 y 13 años de edad, en la dinámica de sus procesos terapéuticos singulares a lo largo de dos años de asistencia a tratamiento psicopedagógico grupal.

El principal objetivo de la investigación fue la creación de dimensiones de análisis e indicadores que permitieran evaluar las transformaciones en los procesos de simbolización de estos sujetos en un encuadre clínico y transferencial específico (Green, 2000) focalizado en la resolución de la restricciones psíquicas manifiestas en sus problemas de aprendizaje.
La investigación se propuso entonces generar ejes de análisis conceptuales y descriptores en el material clínico que posibilitaran mediaciones entre las principales modificaciones observables en la producción simbólica y la creación de hipótesis de interpretación teórico-clínica sobre la movilidad de diversos procesos psíquicos intervinientes en la complejización del trabajo representativo.
La elaboración conceptual de los ejes de análisis se fundamentó en la noción de conflicto psíquico (Freud 1915, Laplanche 1992), la cual permite destacar los aspectos dinámicos e intersubjetivos involucrados en los procesos de simbolización, como diferentes dimensiones de la conflictiva que se movilizan durante el trabajo clínico. En este sentido, las dos dimensiones diseñadas para evaluar las transformaciones simbólicas fueron respectivamente:
1. Modos de elaboración singular de la dinámica intersubjetiva

2. Formas de circulación del afecto en la actividad representativa

En la primera dimensión, se intentaron conocer las formas de metabolización singular que cada sujeto producía sobre su propia experiencia con los otros significativos, tanto en el entramado libidinal primario como en sus modos de acceso al espacio social compartido. Esta dimensión se propuso analizar las representaciones psíquicas particulares que cada sujeto elaboraba en relación a la oferta simbólica e identificatoria primaria, su posicionamiento en el entramado familiar y sus modos de elaboración de experiencias históricas constitutivas, las principales conlictivas realzadas, así como también la modalidad de investimiento de nuevos referentes identitarios en el espacio exogámico y extrafamiliar.
Por su parte, la segunda dimensión focalizó en el análisis de los aspectos dinámicos involucrados en los modos de tramitación del afecto en el trabajo representativo, las formas defensivas predominantes (modalidades de ligadura y desligadura entre el afecto y la representación), los procesos psíquicos prevalentes, los niveles de plasticidad y heterogeneidad representativos y la complejidad simbólica resultante en las producciones.
Para ello, se escogió el material clínico de tres momentos diferentes del proceso de investigación: las producciones del diagnóstico inicial, de las sesiones de tratamiento y de la reevaluación posterior (replicación de las pruebas diagnósticas dos años después del diagnóstico) de cada uno de los tres sujetos estudiados.
Se seleccionaron específicamente para el análisis las producciones gráficas y escritas realizadas por los niños en cada uno de estos cortes temporales de la investigación, y se construyeron indicadores clínicos para cada modalidad representacional en cada una de las dimensiones de análisis:

1. Modos de elaboración singular de la dinámica intersubjetiva: en los gráficos, se consideraron indicadores tales como los personajes principales (realces y ausencias significativas), las perspectivas posicionales entre los mismos, los detalles significativos, tamaños y proporciones, atributos, características, acciones sugeridas. En la escritura, los descriptores fueron los sujetos destacados en los relatos, las adjetivaciones y descripciones de los mismos, las acciones realizadas y también la forma pronominal con la que los sujetos eran presentados (indicando distancia o proximidad afectiva, determinación o indeterminación)

2. Formas de circulación del afecto en la actividad representativa: en los gráficos, se tuvieron en cuenta los modos de organización del espacio, la calidad del trazo y la línea, la complejidad representativa de las figuras, los detalles, omisiones o agregados. En la escritura, los indicadores se dividieron en figurales (como las posibilidades de organización en el espacio de la hoja, miramiento por la linealidad y el orden; tamaño, forma de la letra y condiciones de legibilidad; tachaduras, borrones, y otros detalles significativos) y de sentido (organización de la trama narrativa; condiciones de transmisibilidad -lógica temporal y causal-; riqueza predicativa - uso de conectores y circunstanciales- y posibilidad de nombrar estados afectivos o sentimientos)

Es importante aclarar que el proceso de análisis contempló la convergencia de indicios (González Rey, 1999) para la interpretación clínica, esto es, que en cada caso, la interpretación deun indicador dependió de su interrelación con otros, ya que un mismo indicador puede tener diversas posibilidades interpretativas en un sujeto u otro o también en un mismo sujeto en distintos momentos del tratamiento.
Finalmente, se destaca que una vez realizado el análisis del material la interpretación de resultados se realizó en dos etapas diferenciadas:

1. Análisis de las modificaciones de cada dimensión en cada niño a fin de elaborar hipótesis sobre la heterogeneidad y complejidad de los procesos de transformación y sus modalidades de elaboración en el proceso terapéutico singular de cada sujeto.

2. Comparación e interpretación de los resultados de las transformaciones encontradas en los tres casos estudiados para dar cuenta de semejanzas y/o diferencias particularmente signiicativas en la elaboración simbólica que comprometen de diversas maneras los procesos psíquicos implicados.

A continuación se presentan algunas viñetas clínicas de uno de los casos estudiados, con el objetivo de dar cuenta del análisis realizado y los modos de interpretación de resultados.

TRANSFORMACIONES SIMBÓLICAS EN EL TRATAMIENTO PSICOPEDAGÓGICO
Carolina tiene 12 años y asiste a 4to grado en una escuela de recuperación a la que fue derivada por sus reiteradas repeticiones. El informe escolar destaca su dificultad para resolver situaciones problemáticas en Matemáticas, restricciones para comprender textos, dispersión, falta de interés por los objetos escolares. Desde la primera entrevista de Diagnóstico se hace notable un intenso compromiso psíquico para poder pensar estas cuestiones, sobre todo en relación a sus conlictos y al motivo por el que la derivaron también a realizar el psicodiagnóstico. Carolina dice no saber por qué le va mal en la escuela, y aproxima una respuesta muchas veces repetida: "es que yo tengo ADD". La terapeuta le pregunta de qué se trata aquello, a lo que la niña responde: "no sé, yo sólo sé que tengo eso y por eso no me va bien en la escuela", destacando su fuerte tendencia a adscribir a enunciados de terceros, con escasas posibilidades para el despliegue de procesos reflexivos de mayor autonomía.
Carolina vive con su mamá, F. (27 a) y sus hermanos F. (8 a) y K. (1 a). Unos meses antes del diagnóstico, M. (25 a), pareja de su mamá y padre biológico de sus dos hermanos,
se fue de la casa. la niña es hija de una primer pareja de su mamá en la adolescencia, con quien nunca tuvo contacto, y desde sus dos años convivía con M., quien la adoptó.
En lo que sigue, se sintetizan algunas hipótesis clínicas inferidas de las producciones de su Diagnóstico Inicial:
Modos de elaboración de la dinámica intersubjetiva: el gráfico de Familia Kinética (fig.1) muestra un grupo familiar del que Carolina y su mamá parecen ser sus principales figuras de sostén. Ambas están en los extremos del gráfico, mirándose mutuamente. Es llamativo que las figuras poseen escasas diferencias generacionales. Las acciones propuestas brindan elementos lúdicos e infantiles a los hermanos (hacer la tarea, jugar) de las que ella queda exenta, al realizarse haciendo tareas domésticas y de colaboración con su madre. Hay una intensa especularidad con la figura materna, formas muy precarias de tramitación de la alteridad y las diferencias.
Formas de circulación del afecto en la actividad representativa: sus figuras son ricas en detalles, se ven acompañadas por objetos que agregan particularidades a cada integrante, el trazo es remarcado y firme. Sin embargo, el uso del espacio es algo rígido, las figuras se presentan estáticas, sin dinamismo, y con superposiciones y transparencias que realzan esta modalidad. Por otro lado, algunos elementos que se repiten en todos los personajes dan cuenta de cier ta estereotipia. Algunos detalles remarcados como el pelo o las braguetas de los pantalones también reflejarían cierta disrupción pulsional que no encuentra formas de simbolización más logradas.
Ya en tratamiento, Carolina frecuentemente cuenta que se le hace difícil hacer los deberes porque debe ayudar con las cosas de su casa, por lo que a veces también falta a clases si su mamá no encuentra con quién dejar a su hermanita. Es llamativa la dificultad de la niña para poder poner en cuestión estos ordenamientos familiares que de esta forma se mantienen estables, propiciando una fuerte captura narcisística para Carolina. En una sesión, los chicos en el grupo conversan acerca de los problemas que tienen para pedir dinero a sus padres. Se quejan de que no les dan, de que siempre les dicen que todo es caro. El encuentro se desarrolla con un especial realce de los conflictos en relación a las figuras parentales. El terapeuta esboza una consigna para trabajar en sus cuadernos: "realicen una historieta en la que un chico le pide algo a sus padres". Carolina dibuja primero los tres cuadros en los que desarrollará la historia, numerando los dos primeros (fig. 2). Luego realiza dos figuras de palotes que se repiten iguales, en las tres partes, y tacha algo que escribió.
Modos de elaboración de la dinámica intersubjetiva: el gráfico realza aspectos identiicatorios con la madre, a quien la niña realiza igual a ella, sin ningún detalle ni diferencia en tamaño que permita distinguir a una de otra. Incluso los mismos errores son tachados en ambas figuras, las cuales además están espacialmente dibujadas en espejo. La palabra anulada ("hija") refuerza aspectos de fuerte indiscriminación y simetría en la relación filial.
Formas de circulación del afecto en la actividad representativa: las figuras son palotes esquemáticos, de significativa pobreza representativa. Los personajes carecen de agregados o detalles, destacando cierta dificultad para plasmar sentidos subjetivos en los gráficos. El guión narrativo que acompaña la historieta muestra la obturación de elementos conflictivos: una hija pde dinero a su madre y ésta se lo da sin rodeos, con un resultado satisfactorio que se resume en el final "gracias". La producción muestra de esta forma una significativa tendencia a disociar elementos conflictivos, donde los aspectos de posible hostilidad y tristeza quedan escindidos de la figurabilidad gráfica.
Sin embargo, el seguimiento del proceso terapéutico de esta niña permitió observar importantes transformaciones simbólicas que daban cuenta de la movilización de aspectos conflictivos y de la incorporación de aspectos dinámicos y de sentido novedosos a sus producciones.
Esto sucedió por ejemplo en un encuentro en que los chicos discutían sobre las cosas que los hacían enojar. Cada quien relataba peleas con amigos, la bronca que les daba tener que estudiar, y fue ese núcleo temático el que promovió la consigna de "representar una situación en la que se enojaron mucho, sin usar palabras". A pesar de haber estado bastante callada en la primera parte de la sesión, Carolina tomó el lápiz y se puso a dibujar en su cuaderno a dos figuras sumamente enojadas, en una producción que ella misma tituló "cuando me enojo" (fig. 3).
Modos de elaboración de la dinámica intersubjetiva: Carolina cuenta que dibujó una situación en que se peleó con su mamá porque no la dejaba salir el fin de semana a un encuentro con amigas. Lo significativo es que esta vez, el gráfico representa a dos personajes más diferenciados, con distinciones en el plano (una por detrás de la otra) y un elemento altamente subjetivante en la igura de la niña: una remera que deja el ombligo al aire, destacando características propias y puberales en relación al cuerpo.
Formas de circulación del afecto en la actividad representativa: la producción muestra mayor complejidad representativa, las figuras son más complejas, bidimensionales, con detalles y elementos que las particularizan. Por otro lado, la expresión gestual de sus rostros da cuenta de nuevos recursos simbólicos para la proyección figural de componentes afectivos ligados a la hostilidad, antes fuertemente disociados.
También la escritura comienza a mostrar interesantes transformaciones en una utilización más subjetivante del código, y en donde también elementos de conflicto y estados afectivos asociados a éste pueden transcribirse con mayor plasticidad (fig. 4).
Modos de elaboración de la dinámica intersubjetiva: se trata de una producción escrita que nuevamente realza aspectos conflictivos en relación con las figuras parentales, e incluye esta vez distancias, separaciones, posibilidades de cuestionamiento y modos de resolución.
Formas de circulación del afecto en la actividad representativa: la escritura se complejiza, deja de ser tan descriptiva y posibilita la emergencia de estados de ánimo y emociones que encuentran mayores posibilidades de transmisibilidad, sin necesidad de recurrir a modalidades defensivas más precarias.

CONCLUSIONES
La originalidad del estudio realizado radica en la posibilidad de circunscribir cambios representacionales que tienen lugar en un encuadre clínico y transferencial específico, que sostiene y promueve la complejización de los procesos de simbolización a partir del realce del conflicto como oportunidad para el despliegue de formas elaborativas inéditas.

Por esta razón, el enfoque coloca en el centro del análisis a la conflictiva psíquica en tanto constitutiva y estructurante de los procesos de simbolización, y realza la consideración de las distintas dimensiones que la atraviesan para organizar los principales ejes de indagación.
Por esta razón, las transformaciones simbólicas encontradas muestran la articulación de aspectos dinámicos e intersubjetivos que se interrelacionan de manera compleja y heterogénea durante el trabajo representativo, al incorporar aspectos dinámicos y de sentido novedosos a la producción simbólica.

Los cambios encontrados en la segunda dimensión realzan la inclusión de mayor plasticidad y heterogeneidad representativa en la actividad gráfica y escrita. La complejización de la figurabilidad, el dinamismo que adquiere el trazo al dibujar o escribir, los nuevos modos de organización de una trama narrativa o la posibilidad de nominar sentimientos, constituyen indicios significativos de nuevos modos de articulación entre el afecto y la representación, con pérdida de aspectos defensivos previos y ganancia de mayor complejidad en los recursos simbólicos. Por su parte, la adquisición de mayor complejidad representacional parece posibilitar el despliegue de nuevas formas de elaboración simbólica sobre las conflictivas históricas, lo que caracteriza los distintos cambios encontrados en la primera dimensión. Desde una lectura compleja, estas transformaciones se muestran articuladas a las anteriores, ya que es la inclusión de nuevos recursos simbólicos lo que favorece, por ejemplo, la apertura a trabajos de historización en relación a los antecedentes libidinales o la revisión de posicionamientos infantiles previos. Los cambios en esta primera dimensión también destacaron la aparición de cuestionamientos a aspectos históricos anteriormente silenciados o enigmáticos y la conmoción de ordenamientos familiares previos, por la aparición de procesos imaginativos y reflexivos novedosos. Asimismo, las modiicaciones reflejan una mayor plasticidad para el investimiento de nuevos referentes identitarios, entre los que cobra especial relevancia la figura del semejante, y nuevas formas de acceso al campo social, con oportunidades para una inclusión más satisfactoria y de mayor autonomía.
Las transformaciones realzan a su vez una interpretación compleja de la temporalidad, ya que estos cambios no siguen un camino lineal, evolutivo ni progresivo; por el contrario, la investigación desarrollada realza aquellos hitos o momentos de mayor transformación por la incorporación novedosa de indicadores de mayor complejidad representativa a los indicadores previos, que muchas veces subsisten y coexisten con éstos. En este sentido, también en algunos casos la desorganización de la producción, si bien regresiva, fue interpretada como indicio de complejización, por ejemplo, en aquellas producciones anteriormente repetitivas o esquemáticas, que mostraban un ordenamiento defensivo excesivamente rígido.
De la síntesis anterior puede concluirse entonces que las transformaciones en los procesos de simbolización tienen lugar a partir de la articulación compleja y heterogénea de aspectos dinámicos e intersubjetivos que se tramitan a través de la actividad representativa.
Las transformaciones simbólicas se desplegaron en la intersección de procesos psíquicos diversos que se dinamizaron al interior de un encuadre clínico y transferencial específico.
La movilidad de estos procesos se sustentó en distintas formas de transicionalidad, que denotaron un movimiento complejo desde la restricción hacia la transformación, involucrando la creación de nuevas articulaciones entre los aspectos intrapsíquicos, que incluyen formas de representación novedosas sostenidas en el ingreso de mayor plasticidad y heterogeneidad, y el de los aspectos intersubjetivos que propiciaron la apertura a nuevos objetos de investimiento en el espacio social.
Estos resultados aportan herramientas teórico-clínicas originales para el análisis de las transformaciones en los procesos de simbolización de niños y adolescentes con problemas de aprendizaje y brindan novedades en relación a los modos de pensar las estrategias clínicas en un encuadre específicamente orientado a la resolución de las restricciones simbólicas.

Fig. 1 - Carolina, Familia Kinética Diagnóstico Inicial.

Fig. 2 - Carolina, encuentro nro. 7

Fig. 3 - Carolina, encuentro nro. 15

Fig. 4 - Carolina, encuentro nro. 23

1 Tesis doctoral de la Dra. Ma. Victoria Rego, dirigida por la Dra. Silvia Schlemenson, que contó con las becas UBACyT (2007-2010) y CONICET Tipo II (2010-2012) para su realización.

2 Secretaría de Extensión Universitaria

3 "Problemas de aprendizaje: compromiso psíquico e intervenciones clínicas específicas" (UBACyT 2004 - 2007), "Procesos de simbolización y transformaciones psíquicas durante el tratamiento psicopedagógico" (UBACyT 2008 - 2010), "Procesos imaginativos en la producción simbólica de niños y adolescentes con problemas de aprendizaje" (UBACyT 2011 - 2014).

4 Rego, MV (2009): Tesis de Maestría en Psicologa Educacional, Facultad de Psicología, UBA. (Beca de Maestría UBACyT 2005-2007).

BIBLIOGRAFÍA

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Fecha de presentación: 13 de abril de 2014
Fecha de aceptación: 21 de agosto de 2014

 

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