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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.21 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2014

 

Psicología Social, Política y Comunitaria

Imaginarios sociales, algunas reflexiones para su indagación

Some thoughts to inquire social imaginary

D'Agostino, Agustina M. E.1

1 Psicóloga y Profesora en Psicología. Becaria de investigación por Universidad Nacional de La Plata, en el tema "Imaginarios estudiantes acerca de las prácticas del psicólogo en políticas sociales". Integrante del proyecto "Los psicólogos en el ámbito público: ayer y hoy. Salud-Desarrollo Social- Seguridad y Justicia" (Directora Psic. Edith Alba Pérez). Docente Psicología Institucional, Facultad de Psicología, UNLP. E-mail: dagostinoag@gmail.com

RESUMEN
Este trabajo constituye un avance de la Beca de Doctorado UNLP de la Lic. D'Agostino (Directora de Beca y Tesis: Psic. Edith Alba Pérez). Forma parte del proyecto de Investigación "Los psicólogos en el ámbito público: ayer y hoy. Salud- Desarrollo Social- Seguridad y Justicia" (Directora Psic. Edith Alba Pérez).
En el presente escrito presentamos una caracterización del concepto de significaciones imaginarias sociales, distinguiéndolo del de representaciones, a partir de la crítica que Castoriadis realiza respecto a la ideología y la racionalidad. Para esto tenemos en cuenta la relación entre el imaginario social y la institución, entendiendo el imaginario en su aspecto de creación.
En un segundo momento mencionamos diferentes modos de indagar los imaginarios sociales que son utilizados actualmente en investigación, ya que su estudio no puede ser reducido a una técnica que sólo tenga en cuenta aspectos fragmentados del comportamiento humano.

Palabras clave:
Imaginario social - Ideología - Representaciones - Metodología

ABSTRACT
This work is an advance of Comes D'Agostino Ph.D. fellowship inanced by UNLP (Thesis Director: Psic. Edith Alba Perez). It is framed from the investigation project titled: "Psychologists in the public sector: Past and Present Health-Development-Social Security and Justice" (Director Psic. Edith Alba Perez).
In this article, we make a distinction between social imaginary and social representations. To do this, we consider the relationship between the social imaginary and the institution, understanding of the imaginary as creation.
In turn, we consider criticism of the concept of ideology and rationality made by Castoriadis. In the second place, we list different ways of investigating social imaginary that are currently used in research. We conclude that their study cannot be reduced to a technical note that only fragmented aspects of human behavior.

Key words:
Social imaginary - Ideology - Representat ions - Methodology

Introducción
Este trabajo se enmarca en un proyecto UNLP titulado: "Los psicólogos en el ámbito público: ayer y hoy. Salud- Desarrollo Social- Seguridad y Justicia" cuya directora es la Psicóloga Edith Alba Pérez. El recorte que se presenta a continuación forma parte de una Beca de Doctorado otorgada por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNLP:"Imaginarios estudiantiles acerca de las prácticas del psicólogo en política pública" (Directora: Psicóloga Edith Alba Pérez) con lugar de trabajo en el Instituto de Investigaciones en Psicología, UNLP. Se trata de un avance de tesis, en el que se desarrollan nociones conceptuales referidas a la noción de significaciones imaginarias e imaginación. Con el objetivo de investigar las significaciones imaginarias, recurrimos a una exposición de los diferentes tipos de metodologías que se han utilizado en investigación para su abordaje.

Imaginario social
La noción de imaginario social ha aportado al campo de lo social una nueva perspectiva para interpretar fenómenos como la producción de subjetividad y la forma en que se invisten afectivamente los cuerpos (Dawney, 2011). La idea de las figuras en la imaginación radical, la creatividad, la alteridad fundamental de la materia y el ámbito histórico-social, nos conduce a la crítica de Castoriadis sobre el carácter determinista de la teoría social y la filosofía y aporta una alternativa al paradigma dominante del cognitivismo social (Langdridge, 2006). Las reflexiones de Castoriadis acerca de la tensión entre psique y sociedad son algunos de sus más innovadores e importantes aportes, su trabajo ha sido base para gran parte de los estudios de los teóricos sociales (Elliott, 2002; Cegarra, 2012). A su vez, sugiere un modo de escapar a la venerable dicotomía entre el individuo y la sociedad, ya que el individuo es una de las múltiples instituciones particulares, siendo el individuo parte de la auto institución de la sociedad (Pérez Campos, 2003).
El enfoque de Castoriadis acerca del lenguaje y el inconsciente entra en desacuerdo con ciertos paradigmas dominantes en la filosofía y la teoría social; estas teorías se han ido alejando progresivamente de las ideas de "representación" y de la noción de que la mente "representa" las palabras, hacia el estudio de la lengua como sistema de signos arbitrarios y el análisis de las prácticas discursivas. Al utilizar el término "representación", Castoriadis lo opone a las ideas de "imitación" o "copia", insistiendo que el imaginario no es una imagen especular de un dominio pre-constituida, mero relejo (Elliott, 2002).
Consideramos importante señalar respecto al debate entre las significaciones y las representaciones sociales, dos aspectos:

-La crítica que establece Castoriadis al pensamiento filosófico heredado clásico, al funcionalismo y a la sociología clásica, a partir de la introducción de la noción de imaginación; y con ello la crítica a la noción de representación como ideología, a partir de la cuál Castoriadis desafía las nociones planteadas tanto por Marx (1946) como por Durkheim (1982) (Colombo, 1989; Lourau, 2007).
-Los avances sobre la noción de representación social, con aportes de autores propios de la psicología social, como Moscovici (2003), Farr (1986), Jodelet (1986), y que centran su interés en aspectos cognitivos y de la psicología del desarrollo de Piaget (1979) y Vigotsky (1988).
En el presente trabajo optaremos por el primer aspecto, nuestro interés se concentrará en el planteo que Castoriadis (1975) realiza sobre el concepto de representaciones y la relación entre el imaginario social y la institución.

Consideramos pertinente resaltar que el imaginario colectivo se constituye a patir de los discursos, prácticas sociales y los valores que circulan en la sociedad. Se trata de un dispositivo móvil que produce materialidad: efectos concretos en los sujetos y su vida de relación (Díaz, 1996). Las significaciones imaginarias sociales se encuentran determinando las prácticas, tanto individuales como sociales, públicas y privadas, que se hallan siempre en constante movimiento y cambio debido al inter juego entre la cara social e individual del imaginario social (Fernández, 1997).
Las significaciones otorgan sentido y están caracteriza- das por una triple función: -estructuran las representaciones del mundo en general, -designan las finalidades de la acción, y - establecen los tipos de afectos característicos de cada sociedad. Se las denomina sociales porque sólo existen estando instituidas o siendo objeto de participación de un ente colectivo, impersonal y anónimo. En este sentido el trabajo con las significaciones imaginarias se trataría de la posibilidad de trasformación de la subjetividad a partir de un trabajo de de-construcción, de hacer visible lo invisible: atender a lo no pensado, a lo omitido, es decir, de un trabajo de elucidación (Castoriadis, 1997).

Representaciones sociales e Institución
En el objetivo de caracterizar la noción de significación imaginaria social distinguiéndola de la noción de representación social, observamos que, ambas concepciones se vinculan con diferentes maneras de entender a la institución y sus producciones subjetivas.

Para poder abordar este punto, en primer lugar realizaremos una breve consideración a las concepciones de institución que desarrolla Lourau (1975) respecto a los aportes Durkheim y Marx. Para luego abordar la crítica que Castoriadis, realiza sobre el marxismo, el racionalismo, en la forma de comprender la institución, en vinculación con la noción de imaginación radical.

Ideología como superestructura
Lourau (1975), señala que en Marx el análisis de los imaginarios se expone en el esquema del materialismo histórico, aplicado al análisis de la ideología.
La ideología consiste en el conjunto de representaciones que una clase se da a sí misma y de sus relaciones antagónicas, así como de la estructura global de la sociedad: una clase social expresa sus aspiraciones, justifica moralmente y jurídicamente sus objetivos, concibe su pasado e imagina su futuro. Se trata del campo dónde sucede la lucha de clases. De esta manera, la ideología dominante se encuentra conformada por las representaciones de una clase dominante y es transportada e impuesta por instituciones cómo el Estado, la Iglesia o la enseñanza.
La ideología mantiene así una doble función, por un lado expresa la situación e interés de una clase, por el otro, realiza una deformación y ocultamiento de las reales relaciones entre las clases. Es decir que se trata de deformación, ocultamiento y reproducción del conflicto de clases, se caracteriza por su intensión y puede ser superada gracias a la conciencia de clase.
La principal crítica que sostiene Lourau respecto a esta postura, es que se consideran las representaciones e ideologías como parte integrante de las prácticas colectivas, pero por otro lado sólo les da, en el juego de relaciones entre estructura y supra-estructura, el status de lo ilusorio que deforma la última realidad, que forman las relaciones socio- económicas. A su vez, plantea que la tesis marxista más habitual consiste en asimilar instituciones e ideología, situando ambos conceptos en el plano de las superestructuras. La superestructura sería un reflejo, el cual, en el mejor de los casos jugará dialécticamente con las infraestructuras, sin cambiar con ello su índole secundaria y determinada. Marx plantea que las instituciones (y las leyes) constituyen la icción ideológica (la superestructura) de la sociedad. La institución es siempre sobredeterminada por el análisis de la infraestructura económica. En tanto objeto real, la institución oculta la índole de las relaciones de producción y sirve de justificación para la clase dominante.
Según Lourau existen dos aspectos del obstáculo institucional en el marxismo. El primero consiste en que el partido como institución con funciones hegemónicas presenta dificultades en la experiencia de su proyecto instituyente, cuando debería favorecer esta capacidad en sus miembros, sus instancias y la población, cumple una función inversa, presentándose como algo concluido, como cosa instituida y no como fuerza instituyente. En segundo lugar, el obstáculo consiste en la capacidad que experimenta el partido para analizar en términos sociológicos su segmentariedad, su heterogeneidad y conflictos internos: "Con respecto al estado y las grandes instituciones dependientes de él, hablar simplemente de ideología impide plantearse el problema en términos institucionales, sin embargo estas están siempre presentes: preexisten a la aparición de una nueva formación económica, influyen sobre la organización y la institucionalización de estas formaciones y son a su vez modificadas por estas; subsisten mucho tiempo, en proceso de extinción o manteniéndose intactas, luego de la desaparición de una o varias formaciones económicas" (1975, pp. 82).

Representaciones colectivas y elementos racionales
La concepción de Durkheim (1982) extiende la noción de institución a la noción más general de hecho social. Pero al extenderse, esta tiende a perder su precisión. Durkheim, describe la institución como sinónimo de regulación social, lo que constituye el objeto mismo de la sociología. Para que una sociedad exista y se sostenga, para que pueda asegurarse un mínimo de cohesión y hasta de consenso, es imprescindible que los agentes sociales crean en la superioridad del hecho social sobre el hecho
individual, que tengan una conciencia colectiva. Un sistema de creencias y prácticas que unen en una misma comunidad, a todos los que adhieren a ella. Las representaciones mentales de los individuos, tendrán por contenido las representaciones colectivas.
Uno de los principales caracteres del hecho social es precisamente su aspecto simbólico: sólo podrá haber comunicación entre los hombres por medio de los símbolos, exteriores a los estados mentales individuales, por medio de signos tomados luego como realidades.
Las representaciones colectivas expresan siempre en algún punto un estado del grupo social, reflejan su estructura actual y la manera en que reaccionan a uno u otro acontecimiento.
Se trate de formas sociales, de normas o de representaciones, la institución sería siempre anterior y trascendente a los grupos humanos, a la par que es inmanente a la vida social. Las instituciones estarían presentes para garantizar la posibilidad de constituir una sociedad, no para constituirla. Así la regulación social paliaría las insuficiencias de la solidaridad, recurriendo al depósito de normas que son las instituciones vigentes. Durkheim plantea la heteronomía entre el individuo y la sociedad. El primero está sujeto al cambio continuo: aparece y desaparece sin cesar, la segunda permanece: en ella reside el único continuo, es la condición primera para la realización del individuo. Esta constitución del vínculo social es posible gracias a una solución pedagógica, solamente la educación puede restituirla continuidad del vínculo social . "La sociedad supera al individuo y con ello cumple la primera condición necesaria para servir de fin a la actividad moral. Pero por otro lado empalma con el individuo, ningún vacío la separa de él. La sociedad hunde en nosotros raíces profundas y vigorosas. Con esto no se ha dicho todo, la mejor parte de nosotros no es más que una encarnación de la colectividad" (1975, pp.112).

Podemos ver que se describen las representaciones colectivas según el modelo habitual de pensar las representaciones mentales individuales. Se refiere a individuos que asociándose configuran el sustrato de las representaciones colectivas, a partir de algo ya conformado. Se conserva en su idea los diferentes niveles de realidad, aun teniendo que pagar el precio por introducir el dualismo a nivel individual (Pérez Campos, 2003).
El desarrollo de la Sociología, la Psicología de Grupos y la Psicología Institucional toman y señalan distintas perspectivas por las cuáles se consideran las diferentes nociones de institución en relación a los grupos- representaciones o a la institución cómo elemento imaginario. Hay en el concepto de imaginario una perspectiva política de la institución y el individuo.

La institución y lo imaginario. Critica a la racionalidad y a la ideología
Como señala Poirier (2006), para recobrar la perspectiva emancipadora y revolucionaria en su pleno sentido, es necesario que en el pensamiento de Castoriadis se produzca una ruptura con la filosofía determinista de la historia. En sus palabras: "A partir de su reflexión sobre la historia concebida como elemento constitutivo de la acción política, Castoriadis había vislumbrado que la imaginación era el elemento esencial que permitiría aprehender el fenómeno de la creación (emergencia de lo radicalmente nuevo y no mera repetición de lo mismo con distintas variantes), otorgando así a la historia una dimensión creadora originaria" (Poirier, 2006, pp. 26).
En el texto "La institución imaginaria de la Sociedad", Castoriadis plantea que la historia será inconcebible fuera de la imaginación productiva o creadora, ya que las significaciones no son simple relejo de lo percibido, ni simple prolongamiento, ni sublimación de las tendencias de la animalidad, ni elaboración estrictamente racional de los datos (Castoriadis, 2010). "La historia es imposible e inconcebible fuera de la imaginación productiva o creadora, de lo que hemos llamado imaginario radical, tal como se manifiesta a la vez e indisolublemente en el hacer histórico y en la constitución, antes de toda racionalidad explícita de un universo de significaciones" (Castoriadis, 2010, pp. 235).
La sociedad deberá deinir su identidad, respondiendo a ciertas cuestiones fundamentales, como: ¿Quiénes so-mos cómo colectividad, quiénes somos los unos para los otros, dónde y en qué estamos, qué queremos, que deseamos, que nos hace falta? Sin las respuestas a estas preguntas no habría mundo humano, ni sociedad ni cultura. Si bien las significaciones imaginarias sociales serán las encargadas de dar respuesta a estas preguntas, el autor señala que estás preguntas y respuestas no están planteadas explícitamente en el lenguaje, ya que no se trata de una cuestión discursiva. Es en el hacer mismo de una sociedad, en su propia actividad que aparece como sentido encarnado las respuestas a esas preguntas, así es cómo la sociedad se constituye haciendo emerger su vida (Castoriadis, 2010).
Con la introducción de estas nociones, Castoriadis intenta superar aquellas críticas a la propuesta de Marx, al señalar que en la misma son confundidas las formas jurídicas de la propiedad con el contenido social y económico efectivo de las relaciones de producción; indicando que el carácter burocrático del capitalismo demuestra que las clases no se forman en la producción ni por la producción, sino que existen relaciones de dominio exteriores al proceso de trabajo mismo y que implican la constitución de un poder sobre la sociedad y la apropiación por parte de un grupo particular (Castoriadis, 2005). El dejar de pensar estos términos como ideología, para pensar la imaginación como creación en el dominio histórico social, desliza la visión de la ideología como intención (deformación, ocultamiento y reproducción), distinguiéndose en el hecho que el aspecto de creación no se trata de decisiones y elementos conscientes. La psiquis como tal no puede sobrevivir si no se convierte en un individuo, lo que implica convertirse en una de las instituciones que encarnan las significaciones imaginarias sociales (Castoriadis, 1997). Este aspecto no es consciente, sino que está basado en la misma disfunción del psiquismo humano: "El predominio de la imaginación condiciona la no funcionalidad del aparato psíquico humano... Disfuncionalización de la psique humana, predominio de la imaginación" (Castoriadis, 2004, pp. 21).
A su vez, en esta crítica al análisis de Marx, Castoriadis critica el principio mismo de la teoría, que no puede concebir en definitiva el principio de autonomía del proletariado (Poirier, 2006).
La institución de la sociedad está constituida por múltiples instituciones particulares. Aquello que mantiene unida a la sociedad es el magma de significaciones sociales imaginarias, llamadas así porque no corresponden a elementos racionales o reales, ni se agotan al referirse a esos elementos, sino que surgen a partir de la creación (Castoriadis, 1988).
Castoriadis (2010) plantea que la colectividad se define por un nosotros, pero este nosotros es ante todo un símbolo, un nombre. El hombre no sólo denota a las sociedades, sino que también las connota y está connotación no puede referirse a un aspecto racional o real, sino imaginario. Sin la imaginación nada sería, nada habría. No se trata de lo ficticio, lo especular, la imagen en el espejo, lo que no es, lo que no tiene consistencia y es independiente de la postulación de algo, de lo que eso puede ser "en sí", no es "lo que la cosa es". La religión toma esta forma de creación: creación por imitación, formación determinista que no es ex nihilo. En esta manera de considerar la creación y el tiempo (de manera discreta y antinómica) no hay lugar para la creación más importante de todas: de los sentidos y significaciones.
La creación refiere a aquello que en el ser no está plenamente determinado, forma que ha sido encubierta por la filosofía tradicional en pos de la determinación. Se trata del resultado de un impulso vital, del esfuerzo para liberarse de la materia, centralizándose exclusivamente en la vida, oponiéndose a la fabricación, a lo cuantitativo, al contenido, lo discreto y antinómico. Los sentidos y significaciones son creaciones. Podemos así considerar que las significaciones como creación se deben a su aspecto socio histórico. Estas se tornan únicas y singulares, propias de cada sociedad particular, más allá del contenido y lo discreto (Castoriadis, 2010).
Los imaginarios no se oponen a lo real, sino que son producidos a través de prácticas y tecnologías y constituyen la forma en que experimentamos el mundo. Cuando una sociedad instituye una significación implica comportamientos especíicos y diversos tipos de dispositivos que le dan existencia. De la siguiente manera es como lo expresa Castoriadis: "Algunos quieren hacer del imaginario social un conjunto de representaciones sociales, expresión nueva y más apropiada para la ideología, lo que "disimula" a los actores sociales, lo que ellos son y lo que hacen (...) todo lo que circula con el nombre de imaginario social se refiere a lo que yo llame imaginario segundo, un producto cualquiera de lo imaginario instituyente" (Castoriadis, 2005, pp.64).
Pintos (2004) define los imaginarios sociales como: "siendo esquemas socialmente construidos que nos permiten percibir, explicar e intervenir en lo que en cada sistema social diferenciado se tenga por realidad. Los imaginarios sociales operan como un meta-código en los sistemas socialmente diferenciados, a través del código relevancia/opacidad, y generan formas y modos que fungen como realidades" (2004, pp. 17).
Por un lado intenta una definición conceptual que no"esencialice" a los imaginario sociales, bajo el prefijo de lo que "son", a partir de proponer la forma temporal "están siendo". En sus elementos, se refiere al grado de abstracción que es dado a través de un código relevancia/ opacidad socialmente diferenciado; que nos permite referencias de percepción, de explicación y de intervención. La realidad no es única, ni puede identificarse con una única verdad, sino que en cada sistema social se presenta diferenciado. Por otra parte pone el acento en la capacidad de operar que poseen los imaginarios. Esta operación, que según el autor es al modo de un meta-código, no opera solo en los sistemas sociales diferenciados, sino que opera en el campo propio de la construcción de la realidad, a través de diferentes "medios", generando formas que "naturalizan" las construcciones de la realidad diversa. Por un lado se deine lo que queda dentro y fuera del campo y por el otro la presencia y ausencia.
Entre las funciones que Pintos le asigna a los imaginarios sociales, se encuentran las de producir una imagen de estabilidad frente a la fragmentación y las relaciones sociales cambiantes, generar percepciones de continuidad en experiencias discontinuas, proporcionar explicaciones globales a los fenómenos fragmentarios y permitir intervenir en los procesos construidos desde perspectivas diferenciadas. Las ideologías tradicionales serían inoperantes al momento de brindar referencias globales que incluyan los fragmentos heterogéneos como sentimientos, ideas, emociones o creencias. Los imaginarios proporcionarían "esquemas complejos que orienten la pluralidad de referencias".
"Los imaginarios sociales a diferencia de las ideologías, no permiten percibir la contingencia de nuestras propuestas y la necesidad de propuestas alternativas que mantengan abierta la operatividad de las sociedades" (2004, pp. 26). En gran parte del trabajo sobre los imaginarios de la literatura sociológica, se corre el riesgo de posicionarlos como existentes por separado de las relaciones materiales, y como tal inmersos en una relación entre el idealismo y el materialismo (Dawney, 2011). Las significaciones sociales, en tanto producciones de sentido, en su propio movimiento de producción inventan- imaginan el mundo en que se despliegan. Las significaciones imaginarias no son explícitas y no constituyen aquello que los individuos se presentan consciente o inconscientemente, ni lo que piensan. Son eso por medio de lo cual los individuos son producidos como individuos sociales con capacidad de participar en el hacer y en el representar- decir social. Las significaciones sociales imaginarias no son fenómenos meramente mentales, sino que son al mismo tiempo "principio de existencia, principio de pensamiento, principio de valor, principio de acción" (Castoriadis, 1988).

Siguiendo los aportes de Fernández, podemos decir que los universos de significaciones, al operar en lo implícito, construyen latencias colectivas que no sólo rigen en las ideas o argumentaciones de una sociedad, sino que sostienen las prácticas y participan en la construcción de los cuerpos, "Forman parte de las múltiples máquinas sociales de producción de objetivación y subjetivación. Objetivan en tanto nominan, narran, argumentan, legitiman científica, política y culturalmente los ordenamientos de sentido. Subjetivan en tanto producen las modalidades en que piensan, sienten, actúan los integrantes de los colectivos sociales involucrados" (Fernández, 2007, pp. 103-4). Sintetizando lo trabajado hasta el momento podemos señalar algunos puntos que distinguen a las significaciones imaginarias sociales:
-Las significaciones imaginarias sociales surgen en el hacer mismo de una sociedad, en su propia actividad. Se manifiesta a la vez e indisolublemente en el hacer histórico y en la constitución.
-No son simple reflejo de lo percibido, ni simple prolongamiento, ni sublimación de las tendencias de la animalidad, ni elaboración estrictamente racional de los datos.

-No se trata de lo ficticio, lo especular, la imagen en el espejo, lo que no es, lo que no tiene consistencia, y es independiente de la postulación de algo, de lo que eso puede ser "en sí", no es "lo que la cosa es".
-No son explícitas y no constituyen aquello que los individuos se presentan consciente o inconscientemente, ni lo que piensan.
-No se oponen a lo real, sino que son producidos a través de prácticas y tecnologías y constituyen la forma en que experimentamos el mundo.
-Las significaciones sociales imaginarias no son fenómenos mentales, sino que son "principio de existencia, principio de pensamiento, principio de valor, principio de acción".
-Estas se tornan únicas y singulares, propias de cada sociedad particular, más allá del contenido y lo discreto.
-Cuando una sociedad instituye una significación implica comportamientos específicos y diversos tipos de dispositivos que le dan existencia.

Podemos anticipar, a partir de las distinciones presentadas, que el estudio acerca de los imaginarios sociales no puede ser reducido a una técnica que sólo tenga en cuenta aspectos fragmentados del comportamiento humano. En el siguiente apartado mencionaremos la forma en que diferentes autores plantean posibilidades en su abordaje.

Indagación de las significaciones imaginarias sociales
Si bien pareciera existir un acuerdo acerca de las características de los imaginarios, el modo en que pueden ser abordados para su análisis en investigación, resulta ser un tema bastante controvertido (Langdridge, 2006, Fernández, 2007, Sodré, 2012, Cegarra, 2013).
Desde una perspectiva política, Bassok justifica que en la actualidad y a partir de las demandas de parte de disciplinas académicas de obtener evidencia empírica rigurosa, se presentan dificultades para quienes intentan retratar la sociedad en su conjunto. La tendencia dominante reduce problemas complejos a preguntas pequeñas que puedan ser respondidas con evidencia empírica. Para ejemplificar esto, utiliza el caso de Kahn, quién intenta plasmar una imagen del imaginario social de américa, evitando un examen sistemático de la evidencia empírica, pero que sin embargo, debe hacer frente de alguna manera la fuerte
base científica de estas limitaciones metodológicas recurriendo a la "persuasión y convicción". No obstante, señala que es fundamental el recurrir a elementos empíricos para su fundamentación y análisis, ya que una imagen del imaginario social que no sea compatible con el trabajo empírico puede representar nada más que las observaciones casuales del escritor, esta evidencia tampoco puede sostenerse solo en el discurso de los participantes. A partir de comprender que el imaginario social y sus significados se transmiten por artefactos que existen en el mundo, se concluye que sus manifestaciones pueden ser medidas también en imágenes, productos de la cultura, libros, etc. (Bassok, 2012).
El imaginario está siempre demandando un esfuerzo conceptual (Sodré, 2012; Cegarra, 2013). La dimensión imaginaria en el orden de los discursos, toma su potencial de la remisión directa de la realidad. Es decir, mientras que el orden simbólico implica una mediación entre el discurso y el mundo, el imaginario pasa por encima de la mediación entre el discurso y el mundo, restablece la historia, considera la dimensión política y da margen a la construcción de posibles. Por lo que el imaginario social, no está compuesto como un conjunto de representaciones estáticas o cristalizadas, sino que se transforma de forma activa y colectiva. Si bien para su estudio debe ser considerado el lenguaje; el sentimiento y el mito también son formas primordiales del orden imaginario y formas de aprensión del mundo que superan las barreras de la "mediación" (Sodré, 2009).
Desde la perspectiva de los estudios iconográficos Martínez Posada y Muñoz Gaviria, han desarrollado un modelo de abordaje metodológico al tema de los imaginarios sociales. La importancia del estudio de los imaginarios es central para la reconstrucción de las formas de vida y para que estos puedan ser analizados se requieren reconstrucciones, tanto en un nivel micro sociológico o de los mundos de la vida, o macro sociológico o del sistema social. Para estudiar los imaginarios es necesario en primer lugar, que los mismos sean ubicados en contextos sociales específicos, recuperando discursivamente los espacios simbólicos incluidos en las manifestaciones e ideales estéticos; en segundo lugar el reconocimiento del escenario de experimentación de la vida cotidiana y el lugar de los determinismos impuestos por la tradición y las instituciones. En tercer y último lugar es necesario el análisis de los fenómenos estructurales o imaginarios centrales (Martínez Posada & Muñoz Gaviria, 2008).
Debido a la complejidad en el estudio de los imaginarios sociales, es necesario que se reconozca el imaginario social como esquema de inteligibilidad social; no como algo intencionado, referido o ideal, sino como lo que vuelve posible las manifestaciones de sentido (Murcia- Peña; Pintos De Cea Naharro; Ospina-Serna, 2009). Para poder realizar el trabajo de investigación se basan en el diseño metodológico etnográfico desde el principio de complementariedad, que considera la no pertinencia de apoyarse en un solo método en la comprensión de las realidades sociales, debido a su complejidad. (Murcia- Peña y otros, 2009). El diseño de esta metodología consta de tres momentos que interactúan durante todo el proceso de investigación. Un primer momento de preconfiguración, donde se realiza una aproximación a la realidad sociocultural con el fin de focalizar el problema de investigación; un segundo momento o coniguración de la realidad investigada a partir de un profundo trabajo de campo y el tercer momento de reconfiguración, en el cuál se redimensiona o relativiza la estructura sociocultural, relacionando elementos teóricos, datos etnográficos e interpretaciones del investigador (Murcia Peña y Jaramillo Echeverry, 2000). Considerando la posibilidad complementaria de métodos, y para mostrar la historicidad de los simbólicos y sus significaciones en el marco de la relevancia y opacidades, Murcia- Peña y otros (2009), asumen la arqueología de Foucault; en esta tarea constituyen archivos conformados con ordenanzas acuerdos y normas instituidas.
Pintos (2004), señala que la cualidad de evidente es siempre algo construido; por esta razón, el primer paso para la investigación de los imaginarios sociales es la crítica a las evidencias presentes acerca del tema que nos ocupa. Las evidencias tienen un punto ciego, al no ser permanentes, se construyen a través de la supresión de las diferencias. Lo observable tiene un límite, partiendo de que no todo puede ser observado. El autor recurre a distinguir la observación de primer orden, donde se cuenta lo que se ve, de la observación de segundo orden, que permite establecer un "procedimiento científico de construcción de la realidad social" (pp. 35). Se observa al observador en cuanto observador, en relación al modo y manera como observa, desde dónde ve y cuenta.
El paso siguiente consiste en distinguir las relevancias y opacidades. Observando el mecanismo de descripción de las relevancias, el modo en que se naturalizan, narrativizan, priorizan y organizan, se pueden deinir las opacidades de los presentes, como ausentes, "los imaginarios sociales son la forma que representa la unidad de la diferencia relevancia/opacidad" (2004, pp. 37). Pintos otorga importancia al tratamiento que los medios de comunicación (diarios, revistas, radio, publicidad, tv, etc.) le dan a un tema determinado; de todas formas los recursos para recolectar y analizar los datos y discursos deben ser decididos en cada investigación concreta. El trabajo no debe realizarse sobre categorías aisladas lingüísticamente, sino sobre campos semánticos de significado, más que la representatividad estadística se busca el sentido de complejidad, estos aspectos constituyen lo relevante, lo posible de ser visto y es considerado como la "representación del imaginario correspondiente", para interpretar la construcción de la realidad es necesario que tomemos en cuenta el lugar de lo opaco (la opacidad), o desde la construcción de exclusión/inclusión. El punto ciego puede ser arribado a partir de la observación de las relevancias y su construcción (Pintos, 2004).
Fernández (2004, 2007, 2011) presenta como modalidad de trabajo para la exploración de los imaginarios sociales, el uso de la metodología de problematización recursiva, la cual, junto con su equipo de trabajo han desarrollado en Argentina desde el año 1995. Esta metodología se configura desde cánones algo diferentes a la metodología utilizada comúnmente en las ciencias sociales. Se caracteriza por la observación de situaciones o acontecimientos sociales in situ, a la vez que estos acontecen y tiene como finalidad explorar las lógicas colectivas cuando operan en un campo de problemas de la subjetividad. Esta metodología se fundamenta en trabajar problemas, diferenciándose de la aplicación de marcos conceptuales previos ya que también las categorías conceptuales que permiten abordar los problemas se van construyendo a medida que el trabajo en terreno lo requiere, lo que permite habilitar la indagación de procesos heterogéneos en su especiicidad (Fernández, 2007, 2013).
Tanto en intervenciones institucionales o comunitarias, en la coordinación de grupos o el análisis de investigaciones en terreno, al indagar imaginarios sociales, deben articularse las siguientes estrategias de trabajo: "por un lado distinguir y puntuar insistencias; por el otro, indagar en las prácticas y atravesando ambas, crear condiciones de posibilidad para alojar lo inesperado" (Fernández, 2007, pp. 105). Es necesario pensar con fuertes recaudos de método, para no simplificar los caminos en un solo sentido en la relación de significaciones- prácticas, ya que podría caer en un sesgo idealista, si se considera que una práctica, para ponerse en acto, necesita estar fundamentada en una significación que la antecede. Esto puede operar de esta forma, pero también es necesario considerar que puede operar de forma inversa. Estudiar las prácticas implica la indagación del conjunto de las maneras de hacer que están constituidas como lo real, ya que es una de las modalidades que hacen posible que los participantes de un colectivo institucional se objetiven o subjetiven como sujetos. Para trabajar sobre estas prácticas, se trabaja con múltiples sentidos posibles a partir de datos del material y la consideración de diferentes niveles de implicación: climas grupales, situaciones, lo institucional, lo cultural, los discursos que circulan en el socio- histórico, entre otros. Estas operaciones no son realizadas por el coordinador de los grupos, sino que son solicitadas a los propios participantes. Esto permite ampliar la diversidad de sentidos que operan en la latencia en un campo de enunciación, sin legitimar como verdad aquello que sería una de las líneas de significación que operan en la latencia de un colectivo (Fernández, 2007).
La autora recurre a los dispositivos de los grupos, dónde a partir de la figura del coordinador se puede pensar los abordajes grupales operando como espacios tácticos, los dispositivos grupales forman parte del dispositivo de los grupos, "(...) en la medida en que se diseñan espacios constituidos por un número numerable de personas para la producción de efectos específicos en diversas formas de intervenciones institucionales y comunitarias" (2007, pp. 136). Los dispositivos elaborados por Fernández para la investigación están conformados por diferentes momentos: reunión plenaria inicial, talleres, plenarios de cierre y jornadas, manteniendo como ejes centrales el trabajo de talleres con multiplicación dramática, que consiste en presentar una escena inicial que opera como disparadora de una sucesión de escenas que surgirán a partir de conexiones y desconexiones que realizan los participantes con la escena inicial u algunos de sus elementos. La multiplicación dramática permite que en la diversidad de producciones y en la sucesión de escenas se impida la lectura de un sentido único al no tratarse de una narrativa lineal; en palabras de la autora: "Hemos hecho de la suspensión de la comprensión un modo de trabajo (...) rehusar la comprensión es hacer posible la interpretación. Comprender el sentido es lo opuesto a indagar los sentidos posibles" (2007, pp. 161).
Llegado este punto, nos encontramos en condiciones de plantear que si bien existen diferentes propuestas metodológicas y modalidades de abordar los imaginarios sociales, también encontramos coincidencias en considerar la necesidad de implementar diversos enfoques, que permitan una aproximación más pertinente que dé cuenta de la complejidad del fenómeno social, la realidad es imposible de medir en su totalidad (Cegarra, 2012).
De este modo es importante señalar que una coincidencia en los abordajes presentados, consiste en recurrir a elementos empíricos, un abordaje respecto a los imaginarios sociales meramente teórico resulta reduccionista. Es necesario en la indagación de los imaginarios, el recurrir a técnicas que permitan realizar un abordaje socio-histórico de sentido, que permitan un acercamiento al campo social que considere diferentes perspectivas y que considere las dimensiones políticas, económicas, sociales de producción y creación. El trabajo con las imágenes, los productos de medios de comunicación, el discurso de los participantes, el análisis de documentos, la observación de situaciones grupales, entre otros, son elementos válidos que nos permite realizar aproximaciones de lectura. Estas aproximaciones, en lugar de conducirnos hacia la interpretación o comprensión, nos permiten abrir el juego entre los sentidos posibles.

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Fecha de recepción: 14 de abril de 2014
Fecha de aceptación: 8 de julio de 2014

 

 

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