SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.21 número1Apoyo social y fortalecimiento de las redes en la apertura del museo IMPA a la comunidadCirculación de saberes especializados entre agentes de salud de distintos niveles de complejidad: Dispositivos de formación a partir de problemas de la práctica índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.21 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2014

 

Psicología Social, Política y Comunitaria

Saliendo de los márgenes. Las transformaciones de la subjetividad en el marco de una acción política alternativa

Leaving the boundaries. Transformations of subjectivity in the context of an alternative political action

Robertazzi, Margarita1;Ferrari, Liliana2; Bazán, Claudia3; Petit; Lucrecia4; Lado, Gisela5

1 Licenciada en Psicología, UBA. Magister Scientiae en Metodología de la Investigación Científica, UNER. Doctora en Psicología, UP. Profesora Adjunta Regular en el Área Psicología Social Comunitaria, a cargo de Psicología Social II. Facultad de Psicología, UBA. Directora del proyecto de investigación UBACyT "Luchas por y en el Territorio: Fronteras en Movimiento y Prácticas de Ciudadanía". E-mail: mrobertazzi@fibertel.com.ar

2 Licenciada en Psicología, UBA, Magister en Psicología Social, UAB, Doctora en Psicología Social, UAB. Profesora Adjunta Regular en Psicología del Trabajo, Profesora Adjunta en Psicología Social II y Profesora Adjunta a cargo en Problemas Sociológicos en Psicología, Facultad de Psicología, UBA. Co-Directora del proyecto de investigación UBACyT.

3 Licenciada en Psicología, UBA, Doctora en Psicología de la UP. Jefa de Trabajos Prácticos en Psicología Social II, Facultad de Psicología, UBA. Investigadora Formada del proyecto de investigación UBACyT.

4 Licenciada en Psicología UBA. Profesora en Psicología en Nivel Medio y Superior, UBA. Doctoranda en Psicología, UBA. Becaria Tipo II CONICET / Instituto de Investigaciones, Facultad de Psicología UBA. Ayudante de Trabajos Prácticos Regular en Psicología Social, Facultad de Psicología, UBA. Investigadora becaria del proyecto de investigación

5 Licenciada en Psicología. Profesora de Enseñanza Media y Superior en Psicología, UBA. Especialista en Psicología Clínica. Ayudante de Trabajos Prácticos Regular, Facultad de Psicología, UBA. Investigadora en formación del proyecto de investigación UBACyT.

RESUMEN
La investigación que sirve de marco a este artículo es "Luchas por y en el territorio: fronteras en movimiento y prácticas de ciudadanía" -Programación Científica UBACyT 2011/1014- que explora y describe las luchas que se producen en y por el territorio, en distintos hábitats humanos. Sus objetivos son: Identificar y comparar movimientos sociales urbanos y sus respectivas modalidades de luchas. Analizar la ausencia/presencia y modalidad efectiva de políticas de Estado aplicadas a cubrir las demandas de los derechos sociales. El estudio es exploratorio- descriptivo, diseñado a partir de casos múltiples, seleccionados intencionalmente. El método, cualitativo, es la Investigación-Acción-Participativa (IAP). Analizamos una cooperativa de promotores ambientales -ex cartoneros1 - del barrio de Villa Crespo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), El CorreCamino, haciendo foco en las transformaciones identitarias de sus miembros, producto, al menos en parte, de una acción política que se enlaza con el cuidado ambiental.

Palabras clave:
Autoorganización - Trabajo cooperativo - Territorio - Transformación

ABSTRACT
This paper is part of Scientific Programming UBACyT 2011-2014 Project "Fights for and in territory: borders on the move and citizenship practices". Their purposes are: To identify needs expressed by people and/or groups participating in ights of socio-territorial and socio-spacial movements. To analyze public policies intended to grant social rights and their eventual way of regulation of that kind of conflicts. Design is multiple, intentionally selected, case study. The qualitative method it's a participatory action research (PAR). We analyze a cooperative of environmental promoters - ex paperboard pickers - in the Villa Crespo neighborhood of Buenos Aires (CABA), "El Corre Caminos" (The Roadrunner), focusing on the identity transformations of its members, product, at least in part, of a political action that is linked to the environmental care.

Key words:
Self-organization - Cooperative work - Territory - Transformation

INTRODUCCIÓN
La investigación que sirve de marco a este artículo estudia las luchas por y en el territorio que llevan adelante diferentes actores sociales, en distintos hábitats humanos, fuente de sufrimiento/frustración y/o satisfacción/realización. El territorio es concebido como expresión de la espacialización del poder y resultado de relaciones de cooperación y/o conflicto. La investigación busca comprender y acompañar las formas que adopta la resistencia, en determinados espacios/territorios, donde se despliegan las experiencias de vida de personas, grupos y comunidades relegadas. Es en ese contexto -y ya desde proyectos anteriores- que el equipo de investigación dirigió su atención a diferentes movimientos sociales que conformaron cooperativas o se constituyeron en empresas recuperadas por sus trabajadores, para dar respuesta a las problemáticas de vivienda y trabajo (Robertazzi, Ferrari, Pertierra y Bazán, 2009). Estas cooperativas y empresas recuperadas tienen hasta cierto punto una posición rupturista, tanto con la tradición cooperativa como con la de las organizaciones formales.
Las políticas neoliberales que comenzaron con el golpe militar del '76 -y llegaron a un punto de inflexión en el 2001- produjeron una progresiva disminución de las garantías sociales, la multiplicación de condiciones de inseguridad, y el empobrecimiento y la precarización de los trabajadores a partir de la flexibilización laboral; condiciones que se agudizaron en los sectores más desventajados (Ferrari, Bazán y Logiúdice, 2014). Si bien desde 2002 la economía argentina empezó a recuperarse -como consecuencia del contexto local e internacional- la política establecida aún resulta un modelo insuficiente, fracasado o falaz para grupos y personas que circulan en los márgenes. Por eso, múltiples colectivos atravesados por el descontento, la indignación, la precariedad y la desprotección toman la palabra y la acción para dar respuesta a sus propias necesidades con el fin de instalar otros modos de hacer política de manera directa, alternativa o en espacios no habituales, usando los recursos del sistema, al tiempo que transforman las identidades en juego. En particular, este artículo se detendrá en una cooperativa situada en el barrio de Villa Crespo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), dedicada al reciclado de residuos secos e inorgánicos, cuyos intereses y prácticas se extienden a la inclusión social y laboral de los ex-cartoneros. Busca comprender el proceso de transformación de la subjetividad que subyace a la acción política plasmada en la creación de una cooperativa de trabajo autogestionado. Se analiza especialmente el proceso psicosocial por el cual un grupo social se propone dejar de ser cartonero para situarse como trabajador y cooperativista, transformando su identidad social y laboral, así como los vínculos con el entorno.

MÉTODO
El diseño de la investigación que sirve de marco, flexible y abierto, es un estudio de casos múltiples (Bonet, Khoury y Robertazzi, 2007; Stake, 2006), intencionalmente seleccionados. Los casos elegidos ponen de manifiesto un entrelazamiento de relaciones sociales asimétricas caracterizadas por intercambios económicos, culturales y políticos, fuertemente desiguales. El método es cualitativo, así como las principales técnicas para la elaboración de los datos. Las entrevistas y observaciones etnográficas son participativas, dentro del marco de la Investigación-Acción-Participativa (IAP). El trabajo con las fuentes primarias se complementa con el análisis de documentos (página Web de la cooperativa, notas periodísticas, folletería, etcétera). El análisis es tanto de contenido (Bardin, 1986) como de discurso (Iñiguez Rueda, 2003; van Dijk, 2005).
Es un propósito del equipo de investigación ir más allá del mero estudio o contemplación de los casos, procurando alcanzar participación y compromiso (Montero, 2004, 2006), en una praxis (reflexión-acción-reflexión, o bien acción-reflexión-acción) que promueve tomar parte en las experiencias del grupo estudiado, con herramientas propias de la disciplina. Como señala Montero (2006), al asumir esa perspectiva, el carácter de la intervención es dinámico, plástico, participativo y dialógico; orientado a la transformación social. Implica dos tipos de agentes catalizadores y facilitadores de los cambios, los profesionales y la misma comunidad, quienes promueven "[...] mutaciones tanto en el entorno físico, económico y de las relaciones sociales, como de la conciencia sobre lo que ocurre, por qué y para qué ocurre" (Montero 2006:46). Todos los actores implicados, en niveles variables, tienen una posición activa, de aprendizaje creativo y por lo tanto son transformados en el proceso (Pichon Riviére, 2007 [1971]). Es posible identificar como hitos en la relación entre el equipo de investigación y los miembros de la cooperativa los momentos que se desarrollan a continuación.
Desde los primeros meses de 2012, los miembros del equipo de investigación vienen acompañando, asesorando y colaborando con la cooperativa El CorreCamino en un proceso de mutuo enriquecimiento (Pichon Rivière, 2007 [1971]; Montero 2004, 2006). El vínculo nació cuando uno de los miembros del equipo fue abordado por el presidente de la cooperativa en el contexto barrial: "¿Nos conoce? ¿Sabe quiénes somos?", entregando folletos e invitando a separar los residuos secos de los húmedos en el domicilio particular, ofreciendo pasar a retirar los secos. A partir de ahí, el equipo de investigación decidió acercarse a la cooperativa. Las primeras acciones estuvieron destinadas a facilitar la familiarización entre los agentes externos e internos -de afuera hacia adentro y de adentro hacia afuera- lo que permitió la sensibilización de los investigadores acerca de la comunidad y sus problemas (Montero, 2004; 2006). Algunas de las actividades realizadas por ser espacios propicios para las observaciones etnográficas participativas, consistieron en:

• Acompañar a los cooperativistas en su recorrido, en "el camioncito", cuando van a recoger materiales (botellas de vidrio y plástico, cartones y papeles, latas de conserva, entre otros) que los vecinos separaron y lavaron previamente en sus domicilios.
• Compartir reuniones participativas con otras cooperativas de cartoneros, algunas de las cuales tienen una modalidad de funcionamiento similar a El CorreCamino.

• Sostener conversaciones con los cooperativistas, mientras se toma mate y se observa el trabajo cotidiano de separar material. Esto permitió relevar el vínculo con los vecinos y con otros cartoneros -quienes se llevan parte del material que recoge El CorreCamino, o pesan y etiquetan sus productos para evitar ser estafados por los galponeros2 cuando venden el material. La cooperativa sostiene y reivindica una actitud solidaria frente a sus compañeros, es decir los cartoneros no cooperativizados.
• Asistir a reuniones del Consejo Vecinal de la Comuna 15. A partir de estos encuentros surgió el interés del Consejo en elaborar un proyecto para la instalación de un Centro Verde -lugar donde almacenar y clasificar el material3-. Miembros del equipo de investigación y de la cooperativa elaboraron conjuntamente dicho proyecto, que fue presentado en el 2013 a la Junta Comunal de la Comuna 15 y en este momento está siendo evaluado por el director general de Reciclado del Ministerio de Espacio Público de la Ciudad.
• Participar conjuntamente en reuniones con los vecinos para contribuir con la tarea de concientización acerca de las ventajas del reciclado, entre otras actividades vinculadas con el medio ambiente y la vida barrial en comunidad.

La interacción entre la cooperativa y el equipo de investigación permitió profundizar el conocimiento de los aspectos de la cultura de cada grupo, necesarios para consolidar el vínculo y la conianza mutua. Sentó las bases para encontrar puntos de referencia comunes, evaluar los intereses de cada grupo y comenzar a desarrollar un proyecto común (Montero, 2006).
Algunos de los productos que surgieron de las actividades enumeradas, y de las reuniones de reflexión participativa entre miembros de la cooperativa y del equipo de investigación, en un proceso dialógico, son:
• Las gestiones ante el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) con el objetivo de solicitar equipamiento para alcanzar mayor rentabilidad y seguridad, dentro del marco de la Ley Nº 992 de la CABA (ver más adelante).
• La presentación de un proyecto de cooperación internacional al Ayuntamiento de Castell de Felds, Barcelona, España, para la convocatoria 2013: dicho proyecto fue seleccionado, por lo que el dinero otorgado (4000 euros) posibilitará a los miembros de la cooperativa mejorar las condiciones laborales e incluso incluir a nuevos miembros. Como enfatiza el presidente de la cooperativa: "Este proyecto pretende, además de lograr sanear el ambiente, ser una alternativa para personas que se han convertido casi en residuos humanos, que han quedado afuera del sistema".
• Asistencia a programas radiales en los que participan miembros de la cooperativa y miembros del equipo de investigación, dando cuenta de los saberes de uno y otro grupo, para aianzar un proceso de mutuo fortalecimiento comunicativo.
• Participación de la Cooperativa en seminarios desarrollados en el ámbito de la Cátedra de Psicología Social II de la Facultad de Psicología (UBA). Estas exposiciones cumplen con múltiples propósitos. Por un lado, dan a conocer una experiencia nacida "desde abajo" y un modelo de acción social y política creada por los propios protagonistas. Por otro, es también un espacio en el que difundir y buscar nuevos adherentes y multiplicadores a la propuesta de saneamiento colectivo y al modelo de trabajo cooperativo. Asimismo, busca sensibilizar a docentes y alumnos con la realidad que viven diariamente colectivos como la cooperativa en estudio.
• Participación en reuniones con la empresa de reciclado de PET (botellas plásticas) Cabelma, con el objetivo de evitar los intermediarios y vender el material directamente a la fábrica de materia prima secundaria.

En efecto, el tipo de investigación que se lleva a cabo está orientada a la movilización de la conciencia con el fin de transformar no solo el ambiente y las condiciones materiales de vida, sino a los hombres y las mujeres en su identidad social y en la valoración de sí mismos como ciudadanos, actores sociales y constructores de la realidad. Las transformaciones son producidas con la comunidad, desde ella, para ella y por ella. Desde sus inicios, la IAP buscó la transformación de las comunidades y de los actores sociales que en ella participan, facilitando o catalizando el desarrollo de sus capacidades y auspiciando su fortalecimiento para obtener y producir nuevos recursos conducentes a los cambios deseados y planificados por los mismos actores en su entorno (Montero, 2006). Es para destacar que, en el proceso, el grupo investigador también resultó enriquecido.

EL CONTEXTO DE SURGIMIENTO DE LA COOPERATIVA
Hasta la década del '90, la identidad de gran parte de los trabajadores asalariados argentinos estuvo fuertemente atravesada por el empleo, en el contexto de políticas de estado proteccionistas con una al ta regulación del mercado laboral. A partir de ese momento, la identidad laboral y consecuentemente social entró en crisis, influida por el profundo impacto que tuvieron en la Argentina las políticas neoliberales de reforma del estado y ajuste estructural (Muñiz Terra, 2007) llevadas a cabo en el contexto local, nacional y regional desde los años ‘90.
Esta situación se cristalizó en un acelerado deterioro de las condiciones de vida de la población, agudizando la pobreza y el desempleo, lo que ocurrió aún en la jurisdicción de la CABA, que tiene los mejores indicadores de calidad de vida del país. La recesión económica de fines de la década y la crisis subsiguiente, agravaron las ya críticas condiciones sociales. Entre 1998 y 2003, por ejemplo, la pobreza creció del 24,7% al 43,5%; siendo los sectores más desprotegidos quienes sufrieron de forma más cruda la recesión (Arakaki, 2011). Esto significó un aluvión masivo de desempleados en busca de un mínimo ingreso que el mercado laboral formal no brindaba.
Paralelamente y en contraste con el contexto económico de pauperización, el problema ambiental que se relaciona con la producción de basura fue en aumento. La paradoja se sostiene en una política en torno a los residuos que tarda en desplegarse en términos prácticos como un mayor grado de conciencia de los problemas ambientales y una dificultad de encausar las prácticas ciudadanas en torno al tema del destino de los residuos, más allá de los negocios puntuales. Esta es una dificultad particularmente relevante para las grandes ciudades. La ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, produce alrededor de 10.000 toneladas diarias de residuos (entre seco y orgánico).
En el cruce entre un contexto general de precarización y el aumento en la producción de bienes de consumo que lleva al incremento de los residuos, surge la figura del cartonero. Si bien el cartoneo es una de las injusticias sociales más evidentes y visibles de la Argentina post-crisis del 2001, representó una alternativa y forma de trabajo para grupos de trabajadores informales provenientes de sectores con bajas posibilidades de inclusión dentro del sistema formal, que comenzaron a revolver los tachos de basura como medio de subsistencia. El cartoneo se diferencia del trabajo del recolector de residuos porque es un emprendimiento individual no planificado ni asalariado, que obtiene modestas retribuciones.
La contracción del mercado de trabajo dejó sin efecto el ideal de pleno empleo, pero al mismo tiempo fue el escenario propicio para generar propuestas alternativas o inhabituales. La cooperativa El CorreCamino es un producto de ese contexto, que prioriza la ecología y la dignidad en el trabajo. Lo que aglutina a sus miembros es la exclusión social antes y después de la crisis. Esto los posiciona de un modo particular, ya que es necesario diferenciar la situación de quien estuvo incluido en el mercado formal del trabajo, de aquellas personas que han desarrollado su vida laboral perteneciendo al mercado informal (Ferrari, 2007).

LA COOPERATIVA
La cooperativa El CorreCamino, que nace en el año 2001 y después de diez años logra afianzarse y tener una marca en el barrio, está conformada por personas que pertenecen a sectores marginales, la mayoría de las cuales vive o vivió en situación de calle. El proyecto cuenta con un video institucional donde se sintetiza el trabajo diario de recolección y reciclado, como aporte a un medio ambiente más sano. Los cooperativistas comercializan la basura para que, en vez de enterrarse, pueda salir un nuevo producto reciclado, generando empleo y saneamiento ambiental (Arnoli, 2011).
Sin duda el encantamiento que provoca el proyecto se debe a las características personales de su presidente, así como al proceso que él fue desarrollando y que busca que se desarrolle en los demás cartoneros. En el video de la cooperativa, se presenta así:
Yo viví siempre en basurales, en casas tomadas, rancheríos, con un montón de gente. Donde llegábamos hasta a c... a palos en un restaurant por un pedazo de sobras de comida que tiraban. El CorreCamino propone... se puede ser sustentable con esto y se puede crecer trabajando dignamente, dentro del marco de la ley. [...] El CorreCamino descubrió que en la capacitación, en la educación, podemos echar por tierra todo lo negativo que tenemos incorporado en nosotros mismos. Y el cambio empieza por uno mismo, si yo no me propongo subirme al cambio, nada va a cambiar.

En la entrevista al diario Miradas al Sur, se presenta como "ciruja de toda la vida" (Arnoli, 2011) y en otra entrevista puntualiza que antes se nombraban cirujas, después fueron cartoneros y ahora son promotores ambientales (Wayar, 2011), dando cuenta, en cada modo de designarse, de las transformaciones que experimentó en su quehacer y en la subjetividad a lo largo del tiempo en el que transitó los carriles del trabajo informal.
La tarea que desarrolla la cooperativa garantiza la disposición final de los residuos sólidos y secos. Los vecinos separan la basura en domicilio y ellos pasan a recogerla con un camión. Luego comercializan esos residuos que van a ser destinados a una línea industrial, donde se produce materia prima secundaria, es decir, que proviene de material reciclable. Cabe destacar que este proceso de reciclaje no es hoy política pública4 ni práctica privada generalizada.
En la actualidad, la cooperativa ya está funcionando en pequeña escala, sin apoyo del Estado, casi sin logística y "a pura prepotencia de trabajo y de conciencia ambiental", como sostiene su presidente. A lo largo del proceso en el que se fue consolidando, se tomaron algunas decisiones como la de afirmarse en los propios recursos, por eso el sitio para establecerse fue la casa de su presidente, en Villa Crespo. Allí comenzaron las transformaciones de la subjetividad, de los vínculos entre las personas y del espacio habitado. Lo que hasta ese momento era un lugar para vivir pasó a cumplir nuevas funciones, pues se convirtió al mismo tiempo en el lugar donde reciclar los residuos. Necesariamente, en la medida en que los usos del espacio fueron cambiando, también se modificaron los decorados, las ambientaciones, los habitantes, los intercambios requeridos para desplegar las nuevas rutinas, para cumplir con los roles específicos requeridos por las también nuevas actividades (Malfé, 1991; Robertazzi, 2009), esas que los protagonistas no dudan en calificar de productivas. Para ello, la primera transformación fue colectivizar el ámbito en el que antes solo transcurría la vida privada y también la vida íntima. Ahora, en cambio, parte de la casa fue demolida para que funcione como depósito, la cocina es el comedor de los cooperativistas, el living son sus oficinas. Asimismo, cumple la función de vivienda "para los compañeros que no tienen donde quedarse".
El desprendimiento que consiste en ofrecer aquello más propio que se posee -un lugar donde vivir- es un tipo de acto límite que se visualiza también en otros ambientes precarizados. De ese modo, la casa se convierte en el ámbito en el que brindan determinados servicios a la comunidad, por ejemplo puede transformarse durante el día en comedor comunitario o guardería para niños y niñas, entre otras opciones, con todas las gratificaciones y todas las limitaciones que trae consigo esta fusión entre lo público y lo privado. En todo caso, es un movimiento con el que se intenta la resolución de un conlicto que afecta la propia vida y la de otros semejantes.
En verdad, cada conflicto puede considerarse tomando en cuenta sus dimensiones espaciales porque la vida misma transcurre en determinados hábitats en los que se estudia, se trabaja, se establecen lazos con otras personas, se realizan los más variados intercambios; en los que se experimenta placer y se padece. El lugar colectivo que funde aspectos de la vida privada y pública es un espacio que se politiza no solo hacia el interior de la cooperativa/vivienda, sino que se extiende hacia el barrio y los vecinos, con el propósito de abarcar "a la sociedad toda, a corto o largo plazo".
Sin embargo, a pesar de haber apostado tan fuerte a favor del proyecto de inclusión social, valorando los intereses colectivos por encima de los individuales, el espacio de la vivienda, ahora cooperativa, no alcanza para cubrir las necesidades del grupo.
La tarea que realiza la cooperativa aún no es suficientemente rentable por la falta de un espacio físico más grande que admita almacenar productos, y de herramientas que permitan minimizar volumen y así aumentar la cantidad de productos acopiados (compactar los plásticos, triturar los vidrios, etc.). En el caso de contar con esos requerimientos indispensables, se podrá optimizar el precio de venta del material, logrando maximizar la productividad.
La mejora de las condiciones laborales -compra de maquinarias, camiones, espacio donde almacenar y clasificar el material reciclable- les permitirá dar un salto cualitativo. Que el trabajo sea más eficiente y redituable posibilitará no solo cubrir las necesidades básicas de alimento y vivienda, sino también mejorar la calidad de vida y la autoestima de los trabajadores de la cooperativa. Los cooperativistas pasarán de realizar un trabajo marginal, mal pago y humillante (revolver la basura), a cumplir un servicio para la sociedad. Asimismo permitirá una reconversión de las consecuencias negativas que en materia de salud, higiene y contaminación resultan del tratamiento que actualmente se da a los residuos en la CABA, que a su vez repercute de modo perjudicial en los residentes del Gran Buenos Aires (donde la basura se entierra indiscriminadamente).

EL MARCO LEGAL
La recolección informal o cirujeo fue prohibida en el ámbito porteño a través de una ordenanza municipal del año 1977, durante la última dictadura militar. El conflicto que se generó entre la ley y la masividad del cartoneo (actualmente circulan por la CABA 8.000 cartoneros según las
cifras oficiales que cita Sánchez (2014), llevó a su derogación y a la sanción en diciembre del 2002 de la Ley Nº 9925, que habilitó la recuperación de materiales reciclables en la vía pública. Dicha ley propone objetivos como los que se detallan a continuación:

a. Concebir una Gestión Integral de los Residuos Urbanos en la CABA, que permita la recuperación de materiales reciclables y reutilizables, y deje sin efecto, como disposición inal, el entierro indiscriminado de los residuos en los rellenos sanitarios.
b. Priorizar la asignación de zonas de trabajo, considerando la preexistencia de personas físicas, cooperativas y mutuales.
c. Coordinar y promover con otras jurisdicciones y organismos oficiales, acciones de cooperación mutua, planes y procedimientos conjuntos que tiendan a optimizar y mejorar el fin de la presente Ley, generando procesos económicos que incluyan a los recuperadores.
d. Diseñar un Plan de Preselección Domiciliaria de Residuos.
e. Implementar una permanente campaña educativa, con la finalidad de conscientizar a los habitantes de la CABA sobre los siguientes puntos:
1. El impacto favorable que genera la actividad de recuperación y reciclado en su aspecto ambiental, social y económico.
2. El beneficio que acarrea la separación de residuos en origen y/o previamente a su disposición final, facilitando de este modo el trabajo de los recuperadores y contribuyendo a la limpieza de la Ciudad y al cuidado del medio ambiente.

Además, son fundamentales la Ley Nº 19.587, decreto 351, que habla de prevenir daños al trabajador, y la Ley Nº 1.854 de la CABA, que invita a separar en origen lo que se produce como residuo, lo que se identifica como residuos comunes. Asimismo, la autoridad competente debe suministrar el equipamiento necesario para equiparar la recolección al sistema de higiene urbana. En este sentido, el 13 de abril de 2010 se firmó un compromiso entre Diego Santilli, por entonces Ministro de Ambiente y Espacio Público de la CABA y varios recuperadores urbanos en consonancia con la Ley Nº 992. De esta forma, las distintas comunas de la CABA están en condiciones de exigir el cumplimiento de lo normado y también de organizarse y autoorganizarse para dar lugar a una mejora en su calidad de vida a través de nuevas formas de tratamiento de los residuos.
Con este marco legal, proyectos como el que propone El CorreCamino son especialmente relevantes en el momento actual, en que el Gobierno nacional anunció que no ampliará el terreno disponible para el relleno sanitario (donde se depositan los residuos urbanos) que ya está casi colapsado; por lo que el único camino es bajar la cantidad de basura que se entierra indiscriminadamente.
Asimismo, el Gobierno de la CABA prometió reducir el volumen de basura que lleva a la provincia de Buenos Aires, ya que sus gobernantes no quieren recibir más los residuos de la capital. Cada día se exportan miles de toneladas de basura hacia el Gran Buenos Aires y solo durante el 2010 se depositaron más de dos millones de toneladas provenientes de la CABA. Es alarmante que cada vez se produce más basura, que a su vez es menos biodegradable (Gallacher, 2012). Por eso, en enero de 2013, se puso en funcionamiento el predio de la Ceamse de José León Suárez, que permitirá reducir en 600 toneladas por día la cantidad de residuos que se entierra en el relleno sanitario (Perelló, 2013). Esta planta recibe 1000 toneladas de residuos por día (600 son las recicladas), lo cual deja un enorme volumen de residuos por fuera del reciclado. Por eso es válido preguntarse ¿qué se puede hacer con el material que aún no se recupera?, ¿cuál es la alternativa?
Las opciones que propone el Estado aún son insuficientes, por lo que es necesario desarrollar nuevas formas de cuidar el medio ambiente que propician nuevas formas de participación política, es decir, de interés por los problemas públicos. El presidente de El CorreCamino, según una entrevista brindada al diario Página 12, explica que la cooperativa es producto de "[...] habernos cansado de cortar la calle. Los subsidios que nos ofrecían eran siempre proyectos de cartoneros, es decir conseguían financiamiento internacional y nacional, y se llenaban los bolsillos a nuestra costa y nosotros sin nada" (Wayar, 2011). En ese sentido, los miembros de la cooperativa enfatizan: "No levantamos banderas partidarias, pero no somos apolíticos". Muy por el contrario, su propuesta es claramente política en la medida en que atiende a lo público, al bien común. Si bien se trata inicialmente de un movimiento ligado a la posibilidad de sostener la propia vida, "recuperar la mesa de nuestro hogar, dejando de lado los comedores comunitarios que antes usábamos", la tarea que llevan adelante implica ofrecer a la sociedad una verdadera herramienta de saneamiento colectivo: "nosotros no éramos vistos como una herramienta [al servicio de la sociedad], eso lo descubrimos nosotros".

LOS RECICLADORES URBANOS
Los residuos son un aspecto particularmente sensible para la CABA, ya que son un obstáculo político frecuente por las complicaciones que traen. La basura en la CABA ha implicado problemáticas socioambientales en dos direcciones. En primer lugar, el cambio climático y la manera en que las lluvias frecuentes acarrean inundaciones que el sistema actual de recolección agrava. En segundo lugar, por las dificultades que conlleva en términos del transporte hacia los espacios del conurbano para su tratamiento elemental, que es el enterramiento, sin ningún procesamiento.
Para enfrentar esta problemática, actualmente, en la CABA conviven tres tipos de recicladores urbanos (junto con las empresas que se ocupan de la gestión de los residuos en el área metropolitana):
• Aquellos que no tienen afiliación, trabajan solos o con su grupo familiar y venden lo recolectado al final del día de forma individual.
• Un segundo grupo son las cooperativas que han firmado convenio con el Estado. La CABA está dividida por zonas, a cada una de las cuales le corresponde una cooperativa de promotores ambientales. El gobierno les da uniformes, credenciales, recursos y logística. Además reciben subsidios, muy por debajo del sueldo mínimo (salvo un pequeño grupo, que no llega al 5% del total de recicladores urbanos). Es por eso que para completar el ingreso pueden vender el material que recogen, de la misma forma que lo hace el grupo anterior. Sin embargo, es preocupante advertir que el gobierno no realiza ningún tipo de control respecto de la recolección del material: no se paga adecuadamente la labor, ni se controla que se realice.
• Finalmente, cooperativas como El CorreCamino, que están asociadas pero que no tienen relación directa con el gobierno de la ciudad, juntan lo producido, alcanzando mayor volumen y por lo tanto mejor precio de venta. El CorreCamino propone la autogestión e independencia organizativa, para evitar la manipulación política y que el proyecto fracase.
Según el Director General de Reciclado del Ministerio de Espacio Público de la Ciudad, cada vez hay más cartoneros en las calles debido a la crisis económica y a que ahora les pagan mejor por los materiales que recolectan. Actualmente, sostiene, hay más de 8.000 cartoneros, de los cuales 4.500 están cooperativizados (Sánchez, 2014). Sin embargo, como ya se dijo, el tratamiento de los residuos de la capital que realiza el gobierno no llega al 10%, lo que da cuenta de la necesidad de desarrollar proyectos alternativos.

Propuestas como la de los recicladores de El CorreCamino son entonces una opción, en tanto sirven para enfrentar la crisis y resolver el problema ambiental. Su actividad no es pensada como marginal por los propios protagonistas, sino que distingue al reciclado como contribución social y enfatiza el papel activo del trabajador en solidaridad con los vecinos y el espacio urbano. Desde su perspectiva, la sociedad está dividida "entre quienes tiran la basura y otros que la recogen y revuelven en ella". Sin embargo, a partir de una postura ética y política, entienden que ambos grupos sociales necesitan del otro para la subsistencia y la sustentabilidad. El tipo de servicio que la cooperativa ofrece requiere del vecino en el rol de "empleador solidario". Por eso el espacio que transita El CorreCamino trasciende el de la propia casa-cooperativa-taller de reciclado, para volver nuevamente a la calle, donde se produce un encuentro con los vecinos que tiene por finalidad sumarlos como miembros de esta empresa colectiva.
En ese sentido proponen que su labor, a diferencia del ‘cartoneo', es una tarea ecológica, no solamente de subsistencia. En el cartoneo muchos de los productos reciclables se pierden, pues se privilegian los de máxima cotización en este nivel de producción. Si solo se dedican al cartón, al cobre o al papel -los productos mejor cotizados- sería una tarea económica pero no suficientemente ecológica. Por eso realizan un trabajo más arduo pero más saludable para el medio ambiente, que es no discriminar productos, clasiicarlos al 100% -aunque muchos de esos materiales casi no son hoy comercializables.
Los miembros de la cooperativa realizan un trabajo diario de recolección, haciendo hincapié en no revolver la basura ni romper bolsas, conscientes de los problemas que esto puede acarrear tanto para quienes hacen ese tipo de trabajo, como para los vecinos y el barrio. La actividad que efectúan posiciona a El CorreCamino en una situación de privilegio por la significación que tiene para la ciudad y, en la medida que se replique, para todo el país. Sin embargo, como la comercialización de la basura es una actividad altamente lucrativa, la cooperativa está expuesta y en una posición de fragilidad, pues su accionar puede obstaculizar los intereses de los grupos de poder político y económico que pretenden quedarse con el negocio.
LAS TRANSFORMACIONES IDENTITARIAS Los individuos construyen su identidad en una interacción permanente con el mundo social. Este es un proceso que dura toda la vida y está sujeto a permanentes redefiniciones de uno mismo. A medida que crecemos vamos integrando a nuestra persona los roles sociales y los valores propios de nuestro entorno. Siguiendo a Dubar (2002), la identidad implica una doble dimensión: una personal, que refiere a la unidad y continuidad temporal del individuo, y otra social que se construye en el vínculo con los otros y que estaría relacionada con las identificaciones atribuidas por los otros. Una y otra se retroalimentan mutuamente.
Stone (1962) postula que la identidad da las coordenadas de dónde se encuentra la persona en términos sociales. Cuando alguien tiene conformada su identidad se sitúa en la sociedad mediante un reconocimiento de su posición que le proveen los otros actores sociales. Si se piensa esta concepción desde la teoría de los roles, este intercambio entre identidades posibilitarían los status sociales complementarios. En este sentido, se destaca la valoración que los individuos dan al ‘trabajo', en tanto define cómo se perciben a sí mismos y cómo son percibidos. En muchos casos el proceso de transformación y superación de ciertas posiciones identitarias que se realiza en torno al trabajo es una forma de superar los estigmas iniciales; tal como lo marca el presidente de la cooperativa, bajo la forma de autosuperación en un contexto que valora esta clase de despliegues.
Se entiende a la identidad, entonces, como la pertenencia a determinados grupos sociales y la exclusión de otros, las afinidades y diferenciaciones, las cercanías y distanciamientos. Está vinculada con la concepción de sociedad y con la percepción que se tiene de la propia posición dentro de ella. Asimismo incluye las expectativas, los valores y las normas compartidas en un determinado contexto (Grafigna, 2004).
El trabajo, en el caso de la cooperativa El CorreCamino, es el vehículo para transformar la propia identidad. Su presidente subraya sistemáticamente su condición de trabajador. Esto le permite reairmar su posición ‘dentro' de la sociedad, como quedó en evidencia en el siguiente fragmento de una charla informal con uno de los integrantes del equipo de investigación. Cuando el entrevistador enfatizó su capacidad discursiva y argumentativa, se produjo un malentendido y, a pesar de que estaba recibiendo un elogio, el presidente se sintió agredido: "Yo no soy un charlatán, uno de esos que lo único que hacen es hablar, yo soy un trabajador".
El caso que nos ocupa sostiene su identidad, ya no en el mercado laboral sino en un tipo de práctica que socialmente se entiende como trabajo y por lo tanto, del que se recibe legitimidad. Por un lado porque el trabajo se convierte en una nueva forma de ser percibido por su contexto social, se aporta alguna clase de bien o servicio que resulta útil para los otros. Por eso los cooperativistas se niegan a revolver los contenedores. Si bien el lema de la cooperativa es Tu basura es mi tesoro, la misma botella que es un tesoro cuando viene limpia y seca de la mano del vecino, es decir en el momento del reconocimiento y del encuentro, se convierte en basura cuando está en el contenedor. Por otra parte, la subsistencia se enlaza a la actividad y al esfuerzo (Peiró y Prieto, 1996), otorgando también legitimidad. Además, se incluye bajo una suerte de relato del mérito de ser el que hace en vez de quien espera. Desde esta perspectiva, quienes van a la cooperativa son más trabajadores y menos marginales. Entonces, la necesidad de afianzar esta nueva etiqueta social y su prestigio es tan importante como la actividad misma (Ferrari, 2007).
"[Hay que insertar a los compañeros] con calidad productiva, producir para lo que necesita ese tipo para vivir... ni hablar si caíste en cana, te aprietan dos botones y no te da laburo nadie, ven tu dirección en la villa y no te dan trabajo, muchos mienten en su dirección... y yo no soy ojos rubios, es portación de cara... Tatuajes, se crucificó para toda la vida, esos mensajes a veces de tumberos6 que se ponen los cositos acá [señala sus brazos] si ustedes vivieran acá lo tendrían... y a veces da bronca chocarte con una pared de acero que no podes pasar, que te llevan a hacer cosas que no querés... por eso necesitamos que este tipo de proyectos crezca, que nos provean un espacio físico... tenemos que cortar este cáncer de raíz, es un cáncer..." (Presidente de la cooperativa)

En la cita anterior, se ve claramente la marginalidad, más precisamente la condición de exclusión en la que se desarrolla el ciclo de vida por fuera de los sistemas sociales formalizados. Sin embargo, no es cualquier forma de trabajo sino el de este espacio intermedio, autogenerado y autosostenido, distante de la alta selectividad de otros sistemas sociales y de sus exigencias de rendimiento. Es una nueva forma de actuar en los márgenes que algunos autores han denominado ‘ciudadanía precaria' (Salvia, 2009).
Un segundo elemento que aparece en las entrevistas es la necesidad mutua entre los cooperativistas y la sociedad: la sociedad los necesita para proteger el medio ambiente para las futuras generaciones y ellos necesitan de políticas de inclusión. Establecen, entonces, una cadena de "necesariedad": no necesito tu compasión, nos necesitamos mutuamente; es más, nos necesitamos todos; si yo no estoy, falta una parte. Con este movimiento se colocan como pares, con un lugar legítimo dentro de la sociedad, son uno más. Construyen esta ciudadanía alternativa, ya que son ellos quienes se corren del margen. Como diría Foucault (1992), no necesitan que nadie les diga quiénes son o qué tienen que hacer; ellos saben.

Por eso, permanentemente destacan la importancia de su trabajo para el saneamiento urbano. Como contracara, enfatizan que los políticos deberían ocuparse de fomentar proyectos como el de esta cooperativa, porque un hombre sin trabajo, sin expectativas, sin un lugar de pertenencia, es un peligro para sus conciudadanos:
"Hay una nueva generación de personas que está apuntando a sanear el medio ambiente con su trabajo... pero nuestro mayor objetivo es sanar la moral del ser humano [...] Lo que nos pasa es duro y encima no tenemos lugar para poder sanear esas heridas, ¿viste? Por eso, este tipo de proyectos tienen que ser avalados por el gobierno si es que de verdad quieren hacer una política de inclusión social [...] entonces digo ¿cómo recuperar estas personas que necesita la sociedad? Para que mañana no cause un acto de inseguridad... o que no estando en sus cabales entre a su casa y le arruine toda la familia". (Presidente de la cooperativa)

Esta ciudadanía precaria no se ha conformado desde el centro hacia la periferia, sino en el sentido inverso. Desde allí se remarca, con una insistencia pragmática, en el interés que una sociedad puede adquirir en generar espacios que aumenten el número de ‘reciclados' y atemperen la amenaza potencial que enlaza a los excluidos con la inseguridad. Así, esta nueva forma de mentalidad comprende que subsidiar es criminalizar en varias direcciones. Por lo que quita de agencialidad, por el vínculo que se establece entre ‘sin trabajo' y criminalidad, y en una tercera dirección por la relación entre trabajos precarios y sustentabilidad del medio ambiente físico y social. " [...] Demos en la extremidad de la necesidad; alguien que no puede valerse por si mismo merece una ayuda, solidaridad en toda su expresión, pero el dar por dar es criminalizar" (Presidente de la cooperativa).
Por último, otro valor fundamental en la transformación de su identidad social es la educación. Permanentemente los miembros de la cooperativa destacan que están estudiando, haciendo cursos. Plantean a la educación como vía de acceso a la igualdad de oportunidades y de crecimiento personal:
"Hoy por hoy, hay un espacio vacío en la Argentina que pareciera ser rehén de una política con asistencia sin ningún tipo de educación. [ ...] Pedro (22 años) quiere superarse, está con problemas, lucha contra la marea que la sociedad no tiene una inserción para él digna, donde él pueda decir: cómo me respetan, ¿no? Tengo lugar en mi país para poder superarme con las pretensiones que yo tengo... porque no terminó la primaria, la secundaria, yo no
tengo la respuesta, pero ¿si no rescatamos a ellos, el futuro dónde está, la seguridad dónde está?"

AGENCIALIDAD Y SOLIDARIDAD
Otro de los aspectos que enfatizan los cooperandos es la importancia de la inclusión social y que esto abre paso a pensarse como ciudadanos en el sentido de agentes políticos, protagonistas de sus propias luchas, con posiciones críticas que cuestionan la naturalización de una realidad que los segrega (Montero, 2006; Hernández, 1996; Martín-Baró, 1998). En este sentido rechazan tanto el asistencialismo como los subsidios a los cooperativistas. En coincidencia con Sennett (2003), sostienen que el asistencialismo puede ser capaz de neutralizar, alterar, desvirtuar, o hasta prostituir, un proyecto destinado a mejores cosas. "En este nivel de carencia, recibir plata puede llevar a la vagancia, la droga y el alcohol. La asistencia hace a la cooperativa vulnerable." (Presidente de la cooperativa)
Tal rechazo marca la afinidad con un conjunto de grupos y sectores de niveles sociales distintos que comparten idéntico rechazo relativo a los procesos de asistencia a los sectores desventajados. Esto podría entenderse como una filiación social imaginaria que les permite sustraerse de las personas pasivas que solo reciben y no hacen, que esperan y no contribuyen. "Nosotros, ¿por qué no queremos subsidio? Porque queremos ser legítimos, yo quiero sostener mi economía, todos los días servir la mesa, mínimamente lo que vamos a consumir... ¿por qué tengo que esperar a que me den?"

La agencialidad relacional de grupos como El CorreCamino, que surgieron desde los márgenes, se sostiene en la solidaridad, que es entendida a partir de integrar con otros un grupo de trabajo predominantemente organizado. Pero de un modo más básico implica responsabilizarse por la alteridad, lo que constituye para Dussel (2011) el principio de toda postura ética.
En consonancia con las propuestas de la Psicología Comunitaria (Montero, 2006), la Cooperativa El CorreCamino está orientada a la transformación de la comunidad y de los actores sociales que en ella participan. Problematizan el poder, la desigualdad y las transformaciones del ambiente. Promueven la capacitación, la solidaridad, la comunicación, la organización y la autogestión (Hernández, 1996). No obstante, es claro que en la construcción discursiva de solidaridades se han entramado argumentos e imágenes que representan también a otras clases sociales. Tal es el caso de la resistencia al subsidio, al devenir asalariado del Estado e incluso las alusiones a la condición peligrosa de quien se encuentra en situación de desempleo. Esta construcción discursiva permite que la cooperativa ingrese en la comunidad barrial en un rol complementario y factible de integrar. Siendo más ‘uno con nosotros que uno de nosotros', hasta este momento del despliegue de la historia.

EL ESPACIO POLÍTICO Y LA INTERSUBJETIVIDAD
El CorreCamino representa un espacio de entrecruzamiento de múltiples aspectos en transformación. Por una parte, estos pueden ser revisados desde la perspectiva del principio motor del desarrollo comunitario barrial, que tiene lugar en el espacio de la CABA. Las comunidades como territorios con intereses y necesidades propios, son convocadas a actuar en defensa de sostener y desarrollar algo que también emerge en términos de tendencia contemporánea, como es la calidad de vida, la conciencia ecológica y los niveles de consumo sustentables.
Por otra parte, la CABA misma ha sido, en términos de administración y gestión, parcelada en comunas, lo que muestra una tendencia en dirección a una acción destotalizada que refuerza y colisiona la realidad de los entornos barriales y de sus mecanismos de gestión. En este escenario, lo precario es, muchas veces, no solo la condición de vida de los vecinos sino además, la gestión y el alcance del Estado como presencia aseguradora de sus necesidades y derechos. Es por esto que la auto-organización aparece como una práctica necesaria en muy distintos ámbitos de la vida cotidiana. La vertiente misma de la seguridad, de la previsibilidad, de la prudencia, está hoy, más cerca de las propias prácticas de los entornos barriales, que en otros momentos históricos, donde la delegación y la representación resultaban los métodos más apropiados. En paralelo, las políticas gubernamentales parecen impulsadas por estos intereses, al menos en términos discursivos, pero en la mayoría de los casos, el acompañamiento es espasmódico y las decisiones tomadas por los vecinos en los Consejos e incluso en las Comunas, tienen una viabilidad relativizada, demoras, posposiciones. El margen de acción está circunscripto a tópicos específicos que revelan que la delegación por parte de las autoridades de responsabilidades y de la capacidad de decisión en los organismos barriales, es muchas veces más un medio de gobierno que una acción real.
En este espacio El CorreCamino busca, procura y obtiene la atención de las necesidades latentes y manifiestas de los vecinos. La politización consiste aquí en dar batalla en torno a cómo protagonizar el reciclado en lugar de permitirlo, y también en promover emprendimientos organizativos que dependan de los miembros mismos de la comunidad y no de los intereses de las distintas corporaciones en juego. El otro de El CorreCamino es el barrio e incluso los establecimientos a quienes luego del procesamiento vende el material. Mucho más distantes, los programas políticos y sus funcionarios, resultan interlocutores con los cuales la dificultad es encajar un proyecto que representa diferencias considerables con las prácticas alentadas.

REFLEXIONES FINALES
La actividad de la cooperativa se define como política en la medida en que se desarrolla en un campo de la vida cotidiana que atiende cuestiones de orden público, constituido por una serie de acciones con determinadas finalidades, que estructuran consensos y disidencias que se manifiestan en una serie de interacciones sociales y que están atravesadas por una lógica de poder. El CorreCamino se propone unir aquello que está fragmentado socialmente por la desigualdad: dejar de revolver en la basura y "poder llevar el pan a la mesa". Al intentar subvertir ese ordenamiento social injusto, propone para un sector excluido la posibilidad material de participar de los derechos que formuló el discurso político de la modernidad.
En términos de Dussel (2006) la actividad política es la que organiza y promueve la producción, reproducción y aumento de la vida de los miembros de una comunidad, alcanzando la mayor potencia cuando las distintas voluntades son capaces de aunar sus objetivos. Su arquitectónica de todo orden político posible cuestiona la concepción eurocéntrica del poder como dominación, pues los movimientos sociales actuales requieren de una noción positiva del poder político, encontrando en la voluntad-de-vivir tal esencia positiva, ese empuje que lleva a evitar la muerte, a postergarla y a permanecer en la vida. En tal perspectiva, cuando las necesidades se experimentan como negatividades, el ser viviente debe procurarse los medios de sobrevivencia para satisfacerlas.
En la trayectoria del CorreCamino que aquí se analiza, se protagoniza esa voluntad de vivir, con el plus de obtener una valoración social positiva: auto designarse como trabajadores, bastarse a sí mismos por la dignidad que otorga el trabajo en el marco de un sistema capitalista moderno, pero aún más, se trata al mismo tiempo de promover el encuentro con un otro para generar un tipo de intercambio que sea capaz de suscitar respeto mutuo (Sennett, 2003), responsabilidades y solidaridades compartidas.
Paralelamente, desde el lugar del equipo de investigación, de acuerdo con Prilleltensky (2004) incluir la dimensión política implica analizar los efectos del poder en las relaciones asimétricas que no dejan margen para que pueda realizarse una ciudadanía plena, y contribuir a combatir las fuentes de desigualdad y explotación que se encuentran en todos los niveles y todos los resquicios de la vida cotidiana (Montero, 2004; Prilleltensky, 2004).

1 El `cartoneo´ es una actividad que alcanzó una fuerte expansión en Argentina, especialmente en la CABA y el conurbano Bonaerense, luego de la profundización de la crisis económica y social del 2001. Esta actividad consiste en recolectar cartón y otros derivados del papel -y residuos secos en general- para luego comercializarlos. La persona que realiza esta actividad es llamada `cartonero´.

2 Los galponeros son intermediarios que compran la mercadería a bajo precio. Ellos, a diferencia de los cartoneros, tienen capacidad de almacenamiento, por lo que pueden obtener mejores ganancias al revenderla. Algunos de los galpones son propiedad del gobierno de la CABA.

3 El CorreCaminos propone establecer pequeños Centros Verdes en terrenos vacíos de la Ciudad, donde los vecinos puedan llevar el material limpio y seco (para garantizar la higiene y la seguridad) y que funcionen a su vez como espacios educativos donde se enseñe a los vecinos las ventajas del reciclado y la mejor manera de hacer la preclasificación en el hogar.

4 Si bien la legislación porteña promueve el reciclado, como se desarrollará más adelante, aún no es una política eficiente en la CABA, tal como puede verse por el estado de las calles de Buenos Aires.

5 La ley puede consultarse en el boletín oicial de la CABA: http://www.buenosaires.gob.ar/areas/leg_tecnica/sin/normapop09.php?id=31157&qu=c&ft=0&cp=&rl=1&rf=0&im=&ui=0&printi=&pelikan=1&sezion=796791&primera=0&mot_toda=&mot_frase=&mot_alguna=

6 La palabra `tumberos´ hace referencia a la vida carcelaria y a los presos. Se utiliza coloquialmente en el habla popular simbolizado en los tatuajes realizados en privación de la libertad, y específicamente da cuenta de las marcas en las personas al estar presos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1- Arakaki, A. (2011). La Pobreza en Argentina 1974-2006. Construcción Y Análisis De La Información. Documentos de Trabajo 15, Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (CEPED). Instituto de Investigaciones Económicas, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires. Recuperado el 14 de marzo de 2014 de http://www.econ.uba.ar/www/institutos/economia/Ceped/publicaciones/dts/DT%2015%20-%20Arakaki.pdf        [ Links ]

2- Arnoli, J. (2011, 24 de abril). Qué hacemos con la basura. Miradas al Sur.         [ Links ]

3- Bardin, L. (1986). El análisis de contenido. Madrid: Akal.         [ Links ]

4- Bonet, F., Khoury, M. & Robertazzi, M. (2007). Diseños e Instrumentos en Investigación Cualitativa. Buenos Aires: Ministerio de Salud, Presidencia de la Nación.         [ Links ]

5- Dubar, C. (2002). La Crisis de las Identidades: La Interpretación de una mutación. Barcelona: Bellaterra.         [ Links ]

6- Dussel, E. (2006). Veinte Tesis de Política. México: Siglo XXI/Crefal.         [ Links ]

7- Dussel, E. (2011). Filosofía de la liberación. México: Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

8- Ferrari, L. E. (2007). Insignificantizaciones y resignificaciones del trabajador precario. Estudio de la experiencia de trabajo en Buenos Aires entre el 2003 y el 2005. Tesis doctoral no publicada. Barcelona, España: Hemeroteca, Universitat Autònoma de Barcelona.         [ Links ]

9- Ferrari, L.E.; Bazán, C.I. & Logiúdice, A. (2014). Los derechos sociales y las políticas públicas: una psicología social entre la autoorganización social y el ejercicio de la ciudadanía. Athenea Digital, 14, (1), 68-89.         [ Links ]

10- Foucault, M. (1992). Microfísica del poder. Madrid: La Piqueta.         [ Links ]

11- Gallacher, G. (2012). Cartoneros: desigualdad, externalidad y equilibrio. Documentos de desarrollo económico. Trabajos ganadores del concurso "La Economía de la Ciudad de Buenos Aires y su Impacto sobre el Desarrollo Económico Argentino" | edición 2011. Recuperado el 14 de marzo de 2014 de http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/produccion/subs_produccion/archivos/Publicacion_doc_de_03.pdf        [ Links ]

12- Grafigna, M.L. (2004) Identidad laboral e identidad social: La construcción simbólica del espacio social. Lavboratorio/n line, Revista de Estudios Sobre Cambio Social, 14. (Recuperado el 25 de junio de 2012).         [ Links ]

13- Hernández, E. (1996). La comunidad como ámbito de participación. Un espacio para el desarrollo local. En E. Hernández (Coord.), Participación, ámbitos, retos y perspectivas (pp. 21-44). Caracas: CESAP.         [ Links ]

14- Iñiguez-Rueda, L. (2003). Análisis del discurso. Manual para las Ciencias Sociales. Barcelona: UOC.         [ Links ]

15- Malfé, R. (1991). El espacio institucional. Revista Argentina de Psicología, 19, (39), 89-92.         [ Links ]

16- Martín-Baró, I. (1998). Psicología de la liberación. Madrid: Ediciones Trotta.         [ Links ]

17- Montero, M. (2004). Relaciones entre Psicología Social Comunitaria, Psicología Crítica y Psicología de la Liberación: Una respuesta latinoamericana. Psykhe, 13, (2), 17-28.         [ Links ]

18- Montero, M. (2006). Teoría y práctica de la Psicología Comunitaria. La tensión entre comunidad y sociedad (3s ed.). Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

19- Muñiz Terra, L. (2007). La privatización de la identidad petrolera: de la ilusión al desarraigo, AIBR. Revista de Antropología Iberoamericana, 2 (1), 91-114. Madrid: Antropólogos Iberoamericanos en Red.         [ Links ]

20- Peiró, J.M. & Prieto, F. (1996). Tratado de Psicología del Trabajo. Volumen II: Aspectos Psicosociales del trabajo. Madrid: Editorial Síntesis.         [ Links ]

21- Perelló, C. (2013, 4 de enero). No los unió el amor sino la basura. Página 12.         [ Links ]

22- Pichon Rivière, E. (2007 [191]). El Proceso Grupal (Del psicoanálisis a la psicología Social, I). Buenos Aires: Nueva Visión.         [ Links ]

23- Prilleltensky, I. (2004). Prólogo. En M. Montero, Introducción a la Psicología Comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos (pp. 13- 40). Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

24- Robertazzi, M. (2009). Pujas territoriales. Volver desde los márgenes: el caso de las empresas recuperadas por sus trabajadores y trabajadoras. Revista Encrucijadas. La Revista de la Universidad de Buenos Aires, Nº 48, 57-61.         [ Links ]

25- Robertazzi, M.; Ferrari, L.; Pertierra, L. & Bazán, C. (2009). Derecho de ciudadanía, derecho a habitar el territorio urbano. XVI Anuario de Investigaciones, 16, T.1, 277-286. Buenos Aires: Facultad de Psicología, UBA.         [ Links ]

26- Salvia, A. (2009). El modelo argentino: efectos de una matriz social fragmentada. Encrucijadas. La revista de la Universidad de Buenos Aires, 48, 8-15.         [ Links ]

27- Sánchez, N. (2014, 30 de marzo). El problema de la basura: Crece el número de cartoneros que recogen residuos en Capital. Clarín.         [ Links ]

28- Sennett, R. (2003). El respeto. Sobre la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad. Barcelona: Anagrama.         [ Links ]

29- Stake, R. (2006). Multiple Case Study Analysis. New York: Guilford Press.         [ Links ]

30- Stone, G. (1962). Appearances and the Self. Human Behavior and Social Processes. An Interactionist Approach. Boston: Houghton Miflin        [ Links ]

31- Van Dijk, T. (2005). Política, ideología y discurso. Quórum Académico. 2(2), 15-47.         [ Links ]

32- Wayar, M. (2011, 11 de noviembre). Sin desperdicio. Página 12. Suplemento Soy.         [ Links ]

Otras fuentes:
Video institucional de la cooperativa realizado por Lucía Alvarez Renó, Gastón Durand Vadas y Facundo Ariel Pippia

Fecha de presentación: 11 de abril de 2014
Fecha de aceptación: 9 de junio de 2014

 

 

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons