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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.21 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul. 2014

 

Psicoanálisis

La problemática del carácter: un contrapunto entre Sigmund Freud y Wilhelm Reich

The character problems: a counterpoint between Sigmund Freud and Wilhelm Reich

Farje, Melina2; Delgado, Osvaldo L.1

1 Becaria UBACYT, Plan de Investigación: "El carácter: defensa frente a lo real y/o testimonio de lo real mismo. Un recorrido conceptual y sus consecuencias en las clínica psicoanalítica". Docente en "Psicoanálisis Freud I", Facultad de psicología, UBA. E-mail: melinafarje@hotmail.com

2 Director del Proyecto UBACYT 2013-2016 "Sintoma - sinthome: las huellas freudianas en la última enseñanza de Lacan".

RESUMEN
El presente artículo se propone dar cuenta de los primeros avances del plan de beca de maestría: "El carácter: defensa frente a lo real y/o testimonio de lo real mismo. Un recorrido conceptual y sus consecuencias en la clínica psicoanalítica". Siendo su marco el Proyecto UBACyT 2013-2016: "Síntoma-sinthome: las huellas freudianas en la última enseñanza de Lacan", dirigido por el Dr. Prof. Osvaldo L. Delgado.
El objetivo de este trabajo es analizar los desarrol los freudianos sobre el concepto de carácter, con la finalidad de realizar un contrapunto con las elaboraciones que realiza Wilhelm Reich en el libro Análisis del carácter.
Para dicho fin, se examinarán dos lecturas sobre el carácter presentes en la obra de Freud. La primera, se articula con la defensa primaria como paradigma de la neurosis obsesiva. La segunda lectura, surge de la vinculación entre los rasgos de carácter con la fijación y la compulsión de repetición.

Palabras clave:
Carácter - Coraza caracterológica - Defensa - Resistencia

ABSTRACT
This article proposes to give a preview of the master´s scholarship plan: "Character: defense against the real and /or testimony of the real itself. A conceptual journey and its impact on clinical psychoanalysis". Its framework is 2013-2016 UBACyT Project: "Symptom- Sinthome: The freudian ingerprints on the last teaching of Lacan", directed by Prof. Dr. Osvaldo L. Delgado.
The aim of this paper is to analyse the Freudian developments about character concept, with the purpose of carry out a counterpoint with the elaboration that Wilhelm Reich makes in the book Character analysis.
To this end, it will be examined two readings about the character presents in Freud work. First, it articulates with the primary defenseas a paradigm of obsessional neurosis. The second reading comes from the link between the character traits with fixation and repetition compulsion.

Key words:
Character - Coraza caracterológica - Defense - Resistance

Introducción
En Introducción a la epistemología freudiana Assoun indica que el genio de Freud surge gracias al mantenimiento de un imperativo elemental aprendido en el terreno nuevo de la clínica. Se trata de preguntarse con obstinación "cómo funciona eso", reconstituyendo la génesis del hecho, sin desistir antes de haber comprendido (Assoun 1982, 112).

En la misma dirección, Osvaldo Delgado señala que Freud construye una clínica orientada por el obstáculo: "Freud hace del obstáculo un lugar fecundo que no se lo desecha sino que se lo hace comparecer, se lo cita" (Delgado 2011, 160).
Desde esta perspectiva, Freud introduce el concepto de carácter para nombrar aquello que hace obstáculo al trabajo interpretativo.
A partir de su introducción en el campo psicoanalítico, el carácter ha sido objeto de diversos entramados conceptuales, de los cuales a su vez, se desprenden distintas operaciones analíticas.
El presente artículo se propone partir de la conceptualización del carácter como obstáculo clínico para el desciframiento del síntoma, con el objetivo de analizar los desarrollos freudianos concernientes al tema y establecer un contrapunto con las elaboraciones que realiza W. Reich en el libro Análisis del carácter.
Para dicho fin, se examinarán dos lecturas sobre el carácter presentes en la obra de Freud: la primera, reconoce el carácter como el paradigma de la defensa primaria en la conceptualización de la neurosis obsesiva. La segunda lectura surge a partir de la articulación entre los rasgos de carácter y los conceptos de fijación, y compulsión de repetición.
Se intentará demostrar, el modo en que la primera perspectiva resuena en los desarrollos de Reich, fundamentalmente aquellos concernientes al concepto de "coraza caracterológica"; mientras que la segunda lectura ha sido prácticamente ignorada por el autor post freudiano, y es precisamente la que interesa a los fines de esta investigación.

El carácter en su valor de obstáculo: su relación con la defensa primaria en la conceptualización freudiana de la neurosis obsesiva
En el texto Valor epistemológico del obstáculo en la reforma de la razón freudiana, Osvaldo Delgado recurre al capítulo III de Más allá del principio de placer, para producir un ordenamiento alrededor de las transformaciones que fue sufriendo la técnica analítica desde sus inicios.
El autor, ubica tres momentos que resumen dicha transformación: El primero es nombrado por Freud el "arte de la interpretación", coincide con la formulación de la regla fundamental y la conceptualización del inconciente descriptivo y dinámico.
Alcanza su límite cuando se produce el cierre del inconciente. La detención de las asociaciones anuncia el surgimiento de la resistencia de transferencia. Emergen los modos de la transferencia negativa gobernados por las dimensiones eróticas u hostiles. Es el momento en el cual se produce el viraje hacia el segundo período que Delgado denomina "levantamiento de las resistencias". Aquí, la función del analista consiste en descubrir las resistencias y mostrárselas al paciente (Delgado 2011, 160).
Cuando Freud se encuentra con el actuar (agieren) como un modo de recordar (Freud 1914), cae la teoría de la rememoración y se anticipa lo que más adelante será elaborado bajo el concepto de "compulsión de repetición" (Freud 1920). Este nuevo impasse en la teoría freudiana, produce el pasaje del segundo momento al tercero, en el cual, con la introducción de un nuevo dualismo pulsional (pulsión de vida-pulsión de muerte) y el surgimiento de las resistencias estructurales (resistencia del ello y del superyó), la tarea analítica se enfrenta con los mayores obstáculos para la finalización de una cura.
Se observa entonces, que el pasaje de un momento a otro se produce a partir del surgimiento de un obstáculo que, como lugar fecundo, conduce hacia una nueva conceptualización de la función del analista. El primer impasse, está marcado por la articulación transferencia - resistencia. No obstante, en el texto mencionado, Delgado señala que la transferencia negativa no es el único obstáculo que se presenta al inicio del análisis. El autor airma que "otro nombre del obstáculo es el carácter, aquello del síntoma integrado a la personalidad y que se manifiesta como conducta" (Delgado 2011, 159).

Esta primera perspectiva del carácter se encuentra desarrollada por Freud muy tempranamente. En el texto Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa formula la "trayectoria típica de la neurosis obsesiva", donde ubica un "estado de salud aparente" que se caracteriza por la presencia de "síntomas defensivos primarios" (vergüenza, escrupulosidad y desconfianza de sí mismo). Lo designa como un período de "defensa lograda", que antecede al de la "enfermedad propiamente dicha" que se singulariza por el "retorno de lo reprimido, es decir, por el fracaso de la defensa" (Freud 1896, 170).
En Elaboraciones lacanianas sobre la neurosis, Claudio Godoy menciona que en 1915 el concepto "síntoma defensivo primario" será abandonando y modificado por el de "formación reactiva" (Godoy 2012, 156). Sin embargo, el autor subraya que se mantiene la idea de una defensa primera y luego un fracaso: "Primero alcanza un éxito pleno: el contenido de representación es rechazado y se hace desaparecer el afecto. Como formación sustitutiva hallamos una alteración del yo en la forma de unos escrúpulos de conciencia extremos, lo cual no puede llamarse propiamente un síntoma" (Freud 1915, 151).
Es decir, que en el marco de la metapsicología, Freud propone que los "síntomas defensivos primarios" no son propiamente síntomas. Esta referencia, se fundamenta en que los síntomas de la defensa primaria no poseen la cualidad de presentarse con la extrañeza que caracteriza a los síntomas que retornan de lo reprimido. En este sentido, el carácter no constituye una patología y se encuentra integrado a la personalidad.
En Inhibición, síntoma y angustia Freud vuelve a referirse a la "formación reactiva" como una acción defensiva del yo contra la moción pulsional. Lo denomina contrainvestidura y señala que consiste en un refuerzo de la actitud opuesta a la orientación pulsional que ha de reprimirse. La ubica fundamentalmente en la neurosis obsesiva como "exageraciones de rasgos de carácter normales" (Freud 1926, 147).
Estos "síntomas defensivos primarios", que luego pasan a ser "formaciones reactivas", son egosintónicos, es decir que se encuentran integrados al yo del neurótico obsesivo, y le aportan una estabilidad a la estructura. Asimismo Delgado señala que "es el carácter como equilibrio neurótico lo que se presenta como obstáculo en la clínica" (Delgado 2011, 159).
En la misma dirección, Freud menciona que "la certidumbre de haber vivido con arreglo a la moral durante el período de defensa lograda impide creer en el reproche que está envuelto en la representación obsesiva" (Freud 1896, 174).
Es decir, que la escrupulosidad de la conciencia moral como "síntoma defensivo primario", continúa teniendo vigencia, aún cuando se produce el retorno de lo reprimido. Con el afán de mantener el equilibrio logrado, la creencia de "haber vivido con arreglo a la moral", como argumento que sostiene con fijeza los rasgos de carácter, tiene ahora la función de hacer familiar aquello que en el síntoma se presenta con carácter de ajenidad.
Esta misma idea, será retomada por Freud en 1926 para dar cuenta de la "ganancia secundaria de la enfermedad" que se manifiesta como resistencia en la cura (Freud 1926). Esta última referencia formará parte del contrapunto entre S. Freud y W. Reich, que se realizará a continuación.

La conceptualización del carácter en W. Reich: un contrapunto con las elaboraciones de Freud
Esta primera perspectiva del carácter, como defensa obsesiva que mantiene estabilizado al sujeto, se vincula con los desarrollos que realiza W. Reich en su libro Análisis del carácter.
Pese a que el autor no se refiere especialmente a la neurosis obsesiva, se observan en sus desarrollos huellas freudianas en lo concerniente al tema.
De acuerdo al ordenamiento de los tres momentos que nombran la dirección de la cura en Freud, las elaboraciones que realiza Wilhelm Reich nacen del impasse que va del "arte de la interpretación" al "levantamiento de las resistencias".
El autor introduce la problemática del carácter señalando que "si desde el comienzo del tratamiento nuestros pacientes siguiesen la regla fundamental, así fuera en un grado razonable, no habría motivo para escribir un libro sobre análisis del carácter" (Reich 1949, 32). Por lo tanto, también para Reich el carácter se presenta en la experiencia como un obstáculo al trabajo de interpretación.
Sin embargo, el autor conceptualiza el carácter como núcleo de la neurosis. Se sirve de la oposición que establecen Glover y Alexander entre "neurosis sintomáticas" y "neurosis caracterológicas", para diferenciarse de ambos autores y postular que la base de toda neurosis sintomatológica es un carácter neurótico. Es decir que en todo análisis habrá que ocuparse de las "resistencias neuróticas del carácter" (Reich 1949, 64).
Al igual que Freud, Reich sostiene que uno de los obstáculos al inicio de la cura, es la transferencia que deviene en resistencia y se opone al progreso del tratamiento. En efecto, sostiene que la correcta comprensión y el manejo de la primera resistencia transferencial, junto con la resolución de las resistencias es "el aspecto más importante de la labor analítica" (Reich 1949, 29).
Sin embargo, Reich le otorga a la transferencia negativa un lugar fundamental en sus elaboraciones sobre el carácter. Menciona que dicha transferencia es inherente al inicio de todo tratamiento. Inevitablemente, "(...) todos y cada uno de los casos, sin excepción, comienzan el análisis con una actitud más o menos explícita de desconfianza y crítica que, por regla general, permanece escondida" (Reich 1949, 53).
Partiendo de esta premisa, divide la curación en dos partes que denomina "fase introductoria" y "proceso de curación propiamente dicho". Considera que la primera fase es de mayor relevancia, a tal punto que sostiene que el destino de un análisis depende de cómo se lo inicie.
El autor, circunscribe el análisis del carácter a esta fase preliminar. Sostiene que se trata del momento en el cual se debe dejar al paciente desarrollar su "personalidad analítica", sin interpretar el significado de los síntomas. Es un modo de hacer lugar a la manifestación de la transferencia negativa.
Precisamente, los casos más peligrosos son aquellos en los que la transferencia negativa no se expresa en modo directo. El autor denomina "resistencia latente" a la resistencia que se manifiesta indirectamente mediante el comportamiento del paciente.
En esta primera fase del análisis, "no interesa tanto el contenido como el aspecto formal del material" (Reich 1949, 52). Reich pone especial atención a la mirada del paciente, su manera de hablar, su expresión facial, su ropa, su forma de dar la mano. El autor señala que estos "elementos formales" han pasado a ser "el más importante punto de partida para el análisis del carácter" (Reich 1949, 53).
Esta última perspectiva, ha sido objeto de una fuerte crítica por parte de Jaques Lacan cuando en Variantes de la cura tipo señala que basta con ir a buscar la resistencia fuera del discurso mismo y "la desviación será sin remedio" (Lacan 1955, 321). El psicoanalista francés cuestiona fundamentalmente que el material de análisis surja de la conducta del paciente, dejando en un segundo plano su discurso; y es precisamente este "desvío" el que, según J. A. Miller, ha dado origen al surgimiento de la psicología del yo (Miller 2011).

En La experiencia de lo real en la cura analítica (Miller 2011), Miller, haciendo referencia a los desarrollos de Reich, señala que la transferencia negativa como premisa inaugural de un análisis, halla su fundamento en la conceptualización del carácter que propone el autor: "El carácter consiste en una alteración crónica del yo a la que podríamos calificar de rigidez. Es la base de la cronicidad del modo de reacción característico de una persona. Su significado es la protección del yo contra peligros exteriores e interiores. Como mecanismo de protección que se ha hecho crónico, puede denominársele una coraza. Esta coraza significa una disminución de la movilidad psíquica total" (Reich 1949, 159).
La "coraza caracterológica", como defensa del yo que obstaculiza la regla fundamental, le ofrece al sujeto un "cierto equilibrio neurótico". Este es el punto en el que se produce un entrecruzamiento entre el carácter como coraza y la transferencia negativa: el analista se convierte en el perturbador de dicho equilibrio, "se convierte en el enemigo" (Reich 1949, 54).
La técnica que propone para operar con la "coraza caracterológica", consiste en aislar los rasgos de carácter y mostrárselos al paciente. Esta tarea se realiza repetidas veces con la intención de transformar el rasgo de carácter en un cuerpo extraño. La insistencia tiene el objetivo de lograr que el paciente lo mire en forma objetiva y lo experimente como un síntoma doloroso.
Según Reich, el rasgo de carácter se diferencia del síntoma porque este último nunca está racionalizado tan a fondo como el carácter. "El síntoma aparece como carente de significado, mientras que el carácter neurótico se racionaliza en medida suficiente como para no aparecer falto de sentido o patológico". (Reich 1949, 65).
Esta última perspectiva, en la cual el sujeto no experimenta el rasgo de carácter como perturbador, se articula con los desarrollos que realiza Freud en el capítulo III de Inhibición, síntoma y angustia. Allí, introduce una "ganancia secundaria de la enfermedad" que "viene en auxilio del afán del yo por incorporarse el síntoma" (Freud 1926, 95).

Esta "lucha defensiva secundaria" consiste en el intento del yo por cancelar la ajenidad del síntoma, aquello que Reich sitúa como lo no racionalizable o carente de sentido. Freud señala, que en este intento del yo, hay algo que resiste a dicha síntesis. Ubica una perturbación que parte del síntoma como una "exigencia de satisfacción" que se renueva una y otra vez (Freud 1926, 96). Se trata, de una satisfacción anómala, patógena, que muy tempranamente describe como lo compulsivo del síntoma (zwang), aquello que "no se puede solucionar..." (Freud 1896, 265).

Freud señala que "cuando después intentamos prestar asistencia analítica al yo en su lucha contra el síntoma, nos encontramos con que estas ligazones de reconciliación entre el yo y el síntoma actúan en el bando de las resistencias" (Freud 1926, 95). Y agrega, que no es fácil soltarlas.
Esta dificultad, es la que conduce a Reich a repetir insistentemente la tarea de aislar y mostrarle al paciente el rasgo de carácter. La consecuencia de este procedimiento es precisamente el surgimiento de la transferencia negativa.
Un punto en común entre ambos autores es la referencia a la protección narcisista que conlleva el carácter, y que a su vez, es responsable de su función resistencial. En Reich " la defensa narcisista encuentra en la coraza caracterológica su expresión concreta crónica" (Reich 1949, 69). Además de las resistencias que se oponen al material inconciente, existe un factor constante y formal originado en el carácter del paciente, que el autor denomina "resistencia caracterológica".
Asimismo en Freud, tanto las "formaciones reactivas" como la "lucha defensiva secundaria" del yo contra el síntoma, dan cuenta de la "satisfacción narcisista" que las habita y las convierte en un obstáculo a la tarea analítica: "Las formaciones de sistemas de los neuróticos obsesivos halagan su amor propio con el espejismo de que ellos, como unos hombres particularmente puros o escrupulosos, serían mejores que otros..." (Freud 1926, 95).
Esta referencia pone de relieve lo que en Reich aparece como racionalización del carácter y en Freud como un argumento neurótico que sostiene la satisfacción narcisista que el sujeto se resiste a abandonar.
Es precisamente esta satisfacción, la que convierte al neurótico obsesivo en alguien refractario al análisis. Freud se refiere a esta cuestión, cuando señala que "el yo es mucho más que en la histeria el escenario de la formación de síntoma" (Freud 1926, 114). El autor encuentra que la fortaleza yoica es un obstáculo en sí mismo para el inicio de una cura. Una vez más, haciendo referencia al neurótico obsesivo, subraya que la dificultad para obedecer a la regla fundamental radica en que el yo se atiene con firmeza en su vínculo con la realidad y la conciencia, apelando a recursos intelectuales, "es más vigilante (...) y no le está permitido dejarse ir..." (Freud 1926, 116)1.
En definitiva, para Reich, el carácter se presenta como una defensa del yo, que obstaculiza el seguimiento de la regla fundamental. Se expresa en el análisis como una "resistencia caracterológica", cuyo sello específico no es el contenido, sino la manera de reaccionar del paciente.
Por su parte Freud, en 1926 ofrece "un panorama completo de las resistencias con que nos topamos en análisis" (Freud 1926, 149). De las tres resistencias yoicas que introduce, una la denomina "resistencia de transferencia" y es la que permite revivir un vínculo con la persona del analista, y así "reanimar como si fuera fresca, una represión que meramente debía ser recordada" (Freud 1926, 150). En esta referencia, queda implícito el valor de obstáculo de la transferencia como resistencia y al mismo tiempo, se destaca la importancia de los fenómenos transferenciales que "nos brindan el inapreciable servicio de volver actuales y manifiestas las mociones de amor escondidas y olvidadas de los pacientes" (Freud 1912, 105).
Por otro lado, todo lo que ha sido expuesto como "carácter obsesivo", se manifiesta bajo la modalidad de las otras dos resistencias yoicas: la primera, la denomina "resistencia de represión", y la ubica en la contrainvestidura que se manifiesta como formación reactiva en el interior del yo; mientras la segunda, corresponde a la "ganancia secundaria de la enfermedad" y se basa, tal como se ha mencionado, "en la integración del síntoma en el yo" (Freud 1926, 150).
A diferencia de Reich, Freud agrega dos resistencias más que no parten del yo. Se trata de las resistencias del ello y del superyó, y que se manifiestan como los obstáculos mayores para la finalización de una cura. Ambas se relacionan con la segunda perspectiva del carácter que este artículo se propone explorar a continuación.

Los rasgos de carácter: su relación con la fijación y la compulsión de repetición
A partir de 1920, con la introducción del concepto de pul- sión de muerte, la pregunta que orienta la producción freudiana gira en torno a los obstáculos que impiden la curación2 . En ¿Pueden los legos ejercer el análisis? dice: "Llamamos resistencias del enfermo a todas las fuerzas que se oponen al trabajo de curación. (...) La lucha contra todas estas resistencias constituye nuestro principal trabajo en el curso de la cura analítica, comparada con ella la tarea de las interpretaciones no es nada..." (Freud 1926, 209).
Freud se está refiriendo a las resistencias del ello y del superyó. La primera, la define a partir de la necesidad de "reelaboración". Señala que tras eliminar la resistencia yoica, es preciso todavía superar el poder de la "compulsión de repetición" (Freud 1926, 150). Por otro lado, la resistencia del superyó, la más "oscura" y el más poderoso obstáculo al restablecimiento (Freud 1923, 50), brota de la "necesidad de castigo" que se opone a todo éxito, "también a la curación mediante el análisis" (Freud 1926, 150)3.
Efectivamente, con el Más allá del principio de placer, el "hecho nuevo y asombroso" es que "la compulsión de repetición devuelve también vivencias pasadas que no contienen posibilidad alguna de placer..." (Freud 1920, 20).
Se trata de la repetición de fragmentos de vida que siempre fueron penosos. El "eterno retorno de lo igual" da cuenta de la fijación a cierto padecimiento que el sujeto se resiste abandonar.
En este sentido, en el texto Moisés y la religión monoteísta, Freud apela a los conceptos de "fijación al trauma" y "compulsión de repetición", para dar cuenta del empeño del sujeto por revivir el trauma, a pesar de él mismo. Señala que se trata de los efectos positivos del trauma que tienen la finalidad de devolverle su vigencia y los articula con los "rasgos de carácter inmutables" (Freud 1939, 73). La tendencia contrapuesta, la constituyen las "reacciones de defensa", que persiguen la meta de no repetir ni recordar "nada de los traumas olvidados" (Freud 1939, 73).
También estás reacciones negativas contribuyen a la formación del carácter. En este sentido, el carácter como efecto de la defensa se articula con las "formaciones reactivas". Sin embargo, Freud diferencia esta última tendencia, de los efectos positivos del trauma, que parecen indicar una relación más directa entre la pulsión y los "rasgos de carácter inmutables".
En 1933, el trauma como lo inasimilable, se relaciona con vivencias en el cuerpo propio, o bien con restos de lo visto y lo oído, vale decir, "vivencias o impresiones" (Freud 1933, 72). En este sentido, es interesante recordar que Freud señala que "lo que llamamos nuestro carácter se basa en las huellas mnémicas de nuestras impresiones, las que nos produjeron un efecto más fuerte, las de nuestra primera juventud, son las que casi nunca devienen concientes" (Freud 1900, 533).
Por lo tanto, más allá del "carácter obsesivo" como formación reactiva contra la moción pulsional, surge una perspectiva del carácter que pone en evidencia un acercamiento aún mayor entre rasgo de carácter y pulsión.
En este sentido, en Carácter y erotismo anal Freud señala que los rasgos de carácter que permanecen son "continuaciones inalteradas de las pulsiones originarias, sublimaciones de ellas o bien formaciones reactivas contra ellas..." (Freud 1908, 158).
El rasgo de carácter como "continuación inalterada de las pulsiones originarias...", permite reflexionar sobre el carácter como testimonio mismo del encuentro con lo traumático, de allí su articulación con el concepto de fijación, que de algún modo da cuenta de la existencia de una memoria pulsional.
En el artículo Huellas freudianas en la última enseñanza de Lacan, Osvaldo Delgado menciona que hay dos acepciones del concepto de fijación en Freud: Una de ellas remite al momento lógico de detención de la pulsión; sin embargo, en su segunda acepción, la fijación se traduce como " transcripción" y se conecta con la represión primaria. Así, el autor menciona que "la primera transcripción es letra" (Delgado 2012, 120); se trata de las primeras transcripciones que en la "Carta 52" son insusceptibles de conciencia.
Esta última referencia, se relaciona con la perspectiva que sostiene Miller cuando señala que "el carácter se presenta como lo que no se deja leer según el modelo de las formaciones del inconciente" (Miller 2011, 113).
En este sentido, lo que resiste como carácter, y se hace"más inasequible al análisis que los procesos neuróticos" (Freud, 1913, 343), es el goce de la marca que, más allá del principio de placer, se constituye en testimonio del encuentro con lo inasimilable del trauma.

Conclusiones
Existen en Freud al menos dos perspectivas sobre el carácter. La primera se articula con la defensa primaria en su conceptualización de la neurosis obsesiva. La "forma
ción reactiva" así como la "lucha defensiva secundaria" que emplea el yo para cancelar la ajenidad del síntoma, permiten pensar el carácter como defensa obsesiva frente a la exigencia pulsional.
En esta primera lectura, lo rasgos de carácter se convierten en un obstáculo a seguir la regla fundamental. La egosintonía se sostiene en una satisfacción narcisista que el sujeto se resiste a abandonar y que es precisamente lo que se constituye en un obstáculo al inicio de la cura.
Esta perspectiva del carácter, se encuentra presente en los desarrollos de Reich concernientes al concepto de "coraza caracterológica". Precisamente, cuando se refiere a la función protectora de la coraza, que le aporta al sujeto "cierto equilibrio psíquico", y cuando la define como "barrera narcisista" que se constituye en un obstáculo durante la "fase introductoria".
Sin embargo, Reich circunscribe el análisis del carácter a una fase preliminar del tratamiento, otorgándole a esta primera instancia un lugar central en la cura. A tal punto que resuelta esta fase, el curso del análisis "puede dejarse sin peligro alguno en manos del paciente" (Reich 1949, 32). El autor deja prácticamente por fuera de su proposición, aquello que acontece en el transcurso y en el final de un tratamiento.
Por el contrario Freud, a partir de 1920, luego del período donde la tarea del analista consiste en el "levantamiento de las resistencias", se encuentra con la "compulsión de repetición" como nuevo obstáculo clínico. Se propone entonces interrogar aquel lo que, insiste en devolver vivencias que no contienen posibilidad alguna de placer, y que a su vez, resiste a las intenciones del análisis.
En este impasse, nace una nueva perspectiva del carácter que articula los "rasgos de carácter" con la fijación y la compulsión de repetición.
En este sentido, el rasgo de carácter como "continuación inalterada de las pulsiones originarias..." (Freud 1908, 158) se articula con la resistencia del ello y del superyó, es decir, con los obstáculos mayores que impiden la finalización de la cura. Esta perspectiva, se encuentra en pleno proceso de investigación, motivo por el cual el presente artículo esboza, simplemente, un primer acercamiento al tema.

1 Esta perspectiva del carácter vinculada a la defensa obsesiva, se encuentra articulada con la noción de "neurosis no desencadenada" en el proyecto de Investigación 2008-2010, P022. El Sinthome en las Neurosis: Abordajes de las Neurosis en el Último Período de la Obra de Jacques Lacan (1974-1981), cuyo director es Schejtman, Fabián Darío.

2 En el capítulo II del texto Análisis terminable e interminable Freud señala que la intensidad constitucional de las pulsiones y la alteración del yo en la lucha defensiva son dos factores desfavorables para el efecto del análisis. En ese contexto, señala que "en vez de indagar cómo se produce la curación por el análisis (...) el planteo del problema debería referirse a los impedimentos que obstan a la curación analítica" (Freud 1937, 224).

3 En El malestar en la cultura Freud define la "necesidad de castigo" como una exteriorización pulsional del yo que ha devenido masoquista bajo el inlujo del superyó sádico, vale decir, que emplea un fragmento de la pulsión de destrucción interior, preexistente en él, en una ligazón erótica con el superyó" (Freud 1930, 132). Freud le otorga a la necesidad de castigo un lugar central en su conceptualización de la reacción terapéutica negativa como resistencia del superyó, que pone al descubierto la necesidad del sujeto de conservar el padecimiento. En este sentido, se produce una nueva divergencia con Reich, quien señala que la conceptualización de "la necesidad de castigo" desplaza la fuente de sufrimiento de su verdadero origen que es la "frustración del mundo exterior" (Reich 1949, 224).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Fecha de presentación: 10 de abril de 2014
Fecha de aceptación: 4 de agosto de 2014

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