SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.22 número1Algunas conclusiones sobre el curriculum universitario: La posición de los organismos internacionalesMemoria colectiva y posicionamientos diferenciales: figuras de la historia argentina en estudiantes de psicología índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.22 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2015

 

Psicología Social, Política y Comunitaria

Un análisis sobre la confianza y el interés cívico en Argentina: estudio de los datos de la World Values Survey 1984-2013

An analysis of trust and civic interest in Argentina: a study of data from the World Values Survey 1984-2013

Delfino, Gisela I.1; Beramendi, Maite R.2

1 Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Profesora Pro-titular, Universidad Católica Argentina. E-mail: giseladelfino@conicet.gov.ar

2 Becaria Post-doctoral, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Docente Regular, Universidad de Buenos Aires.

RESUMEN
En base a las 6 tandas disponibles (n total = 6398), de forma abierta y gratuita, de la Encuesta Mundial de Valores (WVS), se analiza el perfil de cultura política de los argentinos y sus variaciones a lo largo de 3 décadas.
La cultura política refiere a un fenómeno de masas subjetivo que consiste en orientaciones hacia objetos claves del sistema político y al rol de los individuos en él. La cultura política argentina se caracteriza por una baja confianza interpersonal con una confianza en las instituciones nacionales, un interés por la política y una competencia cívica de nivel medio-bajo, una motivación de logro intermedia y altos niveles de tolerancia social y orgullo nacional.
En las comparaciones entre los diferentes años, se destaca la marcada y constante disminución, iniciada en 1991, de la confianza en el Congreso y en el Sistema jurídico, que es la institución peor evaluada en 2013.

Palabras clave:
Democracia - Participación política - Actitudes políticas - Valores sociales

ABSTRACT
Based on the 6 free and open available waves (total n = 6398) of the World Values Survey (WVS), the profile of argentine political culture and its variations over 3 decades is analyzed.
Political culture refers to a subjective mass phenomenon that consists in orientations to key objects of political system and the role of individuals in it. Argentina’s political culture is characterized by low interpersonal trust, middle-low level of trust in national institutions, interest in politics and civic competence, average level of achievement motivation and high levels of social tolerance and national pride.
Marked and steady decline of confidence in Congress and in legal system, that began in 1991, stands out in comparisons between different years, being legal system the worst evaluated in 2013.

Key words:
Democracy - Political participation - Political attitudes - Social values

Introducción
Hace ya casi medio siglo, el estudio de Almond y Verba (1970) mostró cómo los datos de encuestas podían ser usados para caracterizar la cultura política subjetiva de una nación y plantear preguntas sobre la congruencia entre patrones de orientaciones políticas subjetivas y estructuras políticas. El acceso público a los datos que proporciona la Encuesta Mundial de Valores (World Value-Survey, WVS), invita a discutir y analizar, y facilita la replicación y elaboración de los resultados. En la actualidad, se cuenta con seis tandas u olas de encuestas que permiten realizar una comparación no sólo entre países, sino intra-país, a lo largo del tiempo. El presente trabajo estudia la cultura política en base a las muestras representativas tomadas por la WVS para Argentina en 1984, 1991, 1995, 1999, 2006 y 2013 (WVS, 2015).
La noción de cultura política refiere a un fenómeno de masas subjetivo que consiste en orientaciones hacia objetos claves del sistema político y al rol de los individuos en él (Almond & Verba, 1970). La cultura política de una nación es la distribución específica hacia los objetos políticos entre los miembros de la nación. Así, la propuesta de describir la cultura política de una sociedad da por sentado, de forma implícita, que los miembros de la sociedad comparten o tienen en común algunas actitudes y valores. Para representar la cultura política, los valores centrales deben estar ampliamente compartidos por las personas en la sociedad, siendo duraderos aunque no inalterables (Inglehart, 1990).
Siguiendo la propuesta de Silver y Dowley (2000), la cultura política democrática se caracteriza, básicamente, por un sentimiento de competencia cívica, interés por la política, confianza interpersonal, tolerancia social, motivación de logro, orgullo nacional y confianza en las instituciones nacionales. Se entiende que niveles elevados de estas actitudes, valores y sentimientos se relacionarán con un mayor desarrollo y fortaleza del sistema democrático.
Según Bobbio (1995) la democracia es un conjunto de reglas procesales para la toma de decisiones colectivas en el que está prevista y propiciada la más amplia participación posible de los interesados. La esencia de un régimen democrático, y lo que en última instancia lo legitima, es la posibilidad que tienen los ciudadanos de incidir en el curso de los acontecimientos políticos (Sabucedo, 1988).El funcionamiento eficaz del sistema democrático necesita y exige contar con la participación de los ciudadanos en la vida pública (cf. Delino, 2013; Morales, 2006).
La situación ideal sería aquella en la que todos los ciudadanos participen, en mayor o menor medida en los distintos ámbitos que proporcionan la sociedad civil y la política, y en los asuntos generales de la comunidad (Sabucedo, Arce & Rodríguez,1992).
En este contexto, las relaciones de identificación que los sujetos establecen con distintas instancias del mundo político: el propio sistema político, los partidos políticos y el grupo, son centrales para el desarrollo del sistema democrático. La vinculación de los sujetos con esas diferentes entidades provoca que aquéllos se integren en las dinámicas y actuaciones promovidas por éstas (Milbrath, 1965). La competencia cívica, esto es, sujetos que se perciben a sí mismos como bien informados y poseyendo las destrezas básicas para su participación en la vida política (Almond & Verba, 1970), también puede ser conceptualizada como eficacia política: el sentimiento de que la acción política individual tiene, o puede tener, un impacto sobre el proceso político, o el sentimiento de que el cambio político y social es posible, y que el ciudadano individual puede jugar una parte en la consecución de este cambio (Campbell, Gurin & Miller, 1954).
La confianza interpersonal constituye una variable clave de la cultura cívica y política de una sociedad. Al determinar en gran medida la capacidad de los individuos y grupos de la comunidad para cooperar en la solución de los problemas colectivos, parece tener una inluencia significativa en el funcionamiento de la política, en el desarrollo económico y en muchas áreas de la vida social (Jorge, 2006). De acuerdo con Power (2002), la confianza interpersonal está causalmente relacionada al mantenimiento de la democracia. Públicos con confianza representan un aspecto clave de la legitimidad del régimen en las democracias modernas. "Investigaciones internacionales han puesto al descubierto una fuerte relación empírica entre
la conianza interpersonal y el número de años de democracia continua en un país determinado" (p. 97), siendo la correlación entre el número de años consecutivos de democracia y el porcentaje de ciudadanos diciendo que se puede confiar en la mayor parte de la gente de ,72 (Inglehart 1997, p. 174). Parecería que confianza interpersonal y democracia estable van de la mano.
Siguiendo a Jorge (2013) es interesante remarcar la "diferencia de naturaleza que existe entre la confianza particularizada en las personas que conocemos -como los familiares y los amigos- y la confianza generalizada, es decir, la que depositamos en los individuos que no conocemos" (p. 106). Solo la confianza generalizada sirve de base a la reciprocidad difusa y a la expansión de la cooperación social (Durston, 2003). Sin embargo, es imposible que confiemos en las personas desconocidas fundándonos en información previa, suponemos que son "de fiar". Uslaner (2003) apunta que esa suposición descansa en la creencia de que tenemos valores en común con esos desconocidos. La fuente de la confianza generalizada sería pues la percepción de valores compartidos entre los miembros de una sociedad.
Relacionado a la confianza interpersonal pero ya más específico de la política, hay otro elemento que resulta central para el tema de la participación política y, por extensión, para el sistema democrático, es el de la confianza política. Según Almond y Verba (1970), el sentimiento de confianza en la élite política -la creencia de que no se trata de fuerzas ajenas y abusivas, sino de parte de la misma comunidad política - hace que los ciudadanos estén dispuestos a entregarles el poder. Su opuesto, la desconfianza política, se traduce en actitudes negativas sobre la honestidad, capacidad, etc. de los dirigentes o de la forma de gobierno. Al respecto, Aberbach y Walker (1970) explican que la existencia de ciudadanos desconfiados, convencidos de que el gobierno sirve al interés de unos pocos y no a los de la mayoría, es una barrera para la realización del ideal democrático. Los líderes en una democracia no pueden tener éxito hasta que se hayan ganado la confianza de sus ciudadanos. Esta dimensión de confianza política puede estar referida fundamentalmente a dos de las figuras claves del mundo político: los gobernantes y el régimen. Según Sabucedo (1988), en el primer caso, esa confianza implica actividades de apoyo para aquellas personas que estuviesen ocupando los puestos de autoridad y para las políticas que diseñasen.
En el segundo, hay un respaldo hacia las instituciones y normas básicas del sistema. Estos vínculos conducen al sujeto a actuar de acuerdo con las demandas de las autoridades y del sistema, y a evitar los comportamientos
que significasen enfrentamientos con los mismos.
El interés por la política es otra variable que resulta importante para la participación política y puede pensarse como componente central de la cultura política de un grupo. Según van Deth (1990) el interés por la política es relevante para distinguir entre sujetos políticamente activos y pasivos y es central en los esquemas que unen los factores psicosociales a las actitudes y conductas políticas. Sabucedo (1989) afirma que la desconfianza y el recelo hacia los elementos importantes de la vida política y los sentimientos de poca eficacia conducen a una pérdida de interés hacia esa esfera de actividad. Sin lugar a dudas, la desconfianza en las personalidades e instituciones políticas pueden conducir a un desinterés por esta faceta del mundo social.
Pero también es posible que se siga manifestando esa preocupación por los asuntos públicos a pesar de que se mantengan creencias negativas sobre la propia eficacia política y sobre el sistema (Sabucedo, 1988).
Al analizar la relación entre interés por la política y confianza en las instituciones, Jorge (2008) muestra cómo la confianza en los partidos políticos se relaciona de forma directa y significativa con el nivel de interés por la política que los argentinos presentan.
Los datos de la WVS permiten establecer un perfil de la cultura política de los argentinos, posibilitando analizar la tendencia general y también evaluar los cambios o variaciones en la misma a lo largo de tres décadas.

Método
Muestra
La muestra total estuvo compuesta por 6398 participantes que contestaron la WVS en alguno de los seis sondeos o tandas en la que se tomó. A continuación se describen cada una de esas muestras representativas (WVS, 2015).
• Año 1984 (ola WVS 1981-1984): 1005 participantes. 50,8% eran mujeres. Media de edad 41,59 (DE=16,20) con un rango 16-84.
• Año 1991 (ola WVS 1989-1993): 1002 participantes. 52,7% eran mujeres. Media de edad 42,89 (DE=16,48) con un rango 17-86.
• Año 1995 (ola WVS 1994-1998): 1079 participantes. 52,5% eran mujeres. Media de edad 42,73 (DE=17,15) con un rango 17-89.
• Año 1999 (ola WVS 1999-2004): 1280 participantes. 53,4% eran mujeres. Media de edad 42,05 (DE=17,43) con un rango 18-90.
• Año 2006 (ola WVS 2005-2009): 1002 participantes. 53,4% eran mujeres. Media de edad 41,59 (DE=16,20) con un rango 18-88.
• Año 2013 (ola WVS 2010-2014): 1030 participantes. 53,1% eran mujeres. Media de edad 43,17 (DE=17,61) con un rango 18-92.

Instrumento
El cuestionario utilizado contiene distintas secciones y preguntas (cf. WVS, 2015) de las cuales aquí solo se reportan las relativas a la cultura política, que se muestran a continuación y han sido recodificadas de forma que puntuaciones más altas se relacionen con una cultura política más democrática1.
Sentimiento de competencia cívica. Tomado sólo en el sondeo de 1991, fue operacionalizado por un ítem que plantea: Si el gobierno aprobara una ley injusta, yo no podría hacer nada. Las opciones de respuesta van de 1 (completamente de acuerdo) a 5 (completamente en desacuerdo), siendo que una mayor puntuación en la escala implica un sentimiento de competencia cívica mayor.
Interés por la política. Evaluado a través de: ¿Cuanto interés Ud. diría que tiene en la política? Las opciones de respuesta son: 1 = ningún interés; 2 = no muy interesado; 3 = algo interesado; 4 = muy interesado.
Confianza interpersonal. La pregunta plantea si Hablando en general, ¿Ud. diría que se puede confiar en la mayoría de la gente o que se debe ser precavido? y las opciones de respuesta son: 0 = es necesario ser precavido; 1 = se puede confiar.
Tolerancia social, operacionalizada como opuesta al etnocentrismo (Silver & Dowley, 2000), solicita a los participantes que marquen, a partir de una lista dada, qué grupos de personas no querría como vecinos. Los grupos que computan para esta variable son: inmigrantes, personas con SIDA y homosexuales. La escala de Tolerancia queda constituida con un continuo que va de 1 (tolerancia más baja) a 4 (alta tolerancia). Esta pregunta no se incluyó en el sondeo del año 1984.
Motivación de logro. Se calcula en base a la respuesta que los participantes pueden dar a la pregunta: ¿Cuáles son las cualidades que se deben enseñar a los niños en casa? Si el participante nombra la cualidad se introduce 1, si no la menciona se introduce 0. Las cuatro cualidades consideradas para etnocentrismo son: ahorrar (cosas y dinero), determinación y perseverancia, fe religiosa, obediencia. Ahorro y determinación suman para motivación de logro, mientras fe religiosa y obediencia restan. La escala de motivación de logro calculada tiene un continuo de respuesta que va de 0 (más bajo) a 4 (más alto).
Orgullo nacional. Consulta por ¿Cuan orgulloso está Ud. de ser argentino? En un continuo de respuesta que va de 1 (nada orgulloso) a 4 (muy orgulloso).
Confianza en las instituciones nacionales. Indaga el nivel de confianza, en un continuo de 1 (ninguna confianza) a 4 (mucha confianza) en cinco instituciones nacionales: Fuerzas Armadas, Policía, Congreso, Gobierno (no se preguntó en el año 1984 ni en el año 1991) y Sistema Jurídico (no se preguntó en el año 1999).

Resultados
Caracterización de la cultura política de los argentinos
La Tabla 1 muestra las puntuaciones obtenidas para cada una de la dimensiones que operacionalizan la cultura política. La columna General reporta los valores promedio obtenidos al tomar en conjunto los seis sondeos de la WVS.
Con la limitación de que los datos obtenidos respecto a competencia cívica sólo refieren al año 1991, puede decirse que la misma es media, algo más baja que el promedio teórico (2,74 en un escala de 1 a 5). De quienes contestaron a esta pregunta, un 38,6% afirmó que podría hacer algo frente a una ley injusta, mientras que un 8,7% se mostró dudoso y el 57,7% dijo no poder hacer nada.
El interés por la política exhibe un nivel similar al de la competencia cívica, con promedio algo por debajo del promedio teórico (1,97 en una escala de 1 a 4). Un 39% dice estar nada interesado en la política, un 32,2% afirma que está no muy interesado, un 21,1% declara estar algo interesado y un 7,6% reporta un claro interés en la política.
La confianza interpersonal es claramente baja (0,20 en una escala de 0 a 1), el 79,8% no duda en afirmar que es necesario ser precavido con la gente en general. Sin embargo, y a pesar de esta clara desconfianza interpersonal, el nivel de tolerancia social es claramente alto (3,59 en una escala de 1 a 4) y un 72,3% de los participantes presentarían alta tolerancia hacia los grupos señalados por la WVS como más típicamente discriminados.
En lo que hace a la motivación de logro, la puntuación obtenida de 1,82 (en una escala de 0 a 4) habla de una motivación de logro media, algo más baja que la media teórica, donde un 7,9% presenta una motivación de logro claramente baja, un 28,5% una motivación media-baja, un 39,9% una motivación media, un 21,0% una motivación media-alta y sólo un 2,6% de los encuestados tienen una clara motivación de logro, entendiendo que es importante enseñar a los niños a ahorrar y a ser perseverantes y determinados, sin priorizar la fe religiosa ni la obediencia.
Un tema relevante en la cultura política de una nación es el sentimiento de orgullo que los ciudadanos sienten respecto de su pertenencia a ese grupo. En el caso argentino, el orgullo nacional es alto (3,44 en una escala de 1 a
4), declarando un 89,3% estar algo (32,2%) o muy orgulloso (57,1%) de ser argentino.
La confianza en las instituciones nacionales es media-baja. Ninguna institución alcanza la media teórica (2,5), siendo, en promedio, el sistema jurídico la institución en la que más se confía (2,10) y la policía en quien más se desconfía (1,95).
Así, en línea general, puede decirse que la cultura política argentina se caracteriza por una baja confianza interpersonal con una confianza en las instituciones media-baja, un interés por la política y una competencia cívica media-baja, una motivación de logro media y altos niveles de tolerancia social y orgullo nacional.

La cultura política a lo largo del tiempo
La Tabla 1 también exhibe los resultados obtenidos en cada dimensión de la cultura política para cada uno de los sondeos de la WVS efectuados.
Respecto del sentimiento de competencia cívica, al haberse evaluado la variable sólo en el año 1991, no se pueden efectuar comparaciones.
En lo que hace al interés por la política (F(5, 6336)=44,661; p<0,001), se observa que, posiblemente muy influenciado por la vuelta a la democracia, el año 1984 es el que presenta mayor interés por la política (2,28) con 42,6% de los encuestados declarando estar algo o muy interesados en la política. Este interés por la política habría disminuido en los años posteriores, siendo apenas un 18,3% quienes decían estar algo o muy interesados en el año 1999 (un 49,2% afirmaba estar nada interesado). Este desinterés de finales de la década del ’90 parecería haber comenzado a revertirse lentamente, alcanzando un 24,2% los interesados en 2006 y un 34,7% en 2013.
Con la confianza interpersonal (F(5, 6147)=11,447; p<0,001) parece haber sucedido algo similar a lo hallado para el interés por la política. Si bien la confianza en el año 1984 sólo alcanzaba un 26,1%, para el año 1999 había disminuido más de 10 puntos porcentuales (15,9%), registrándose una leve mejora en 2006 (16,9%) y obteniéndose valores bastante cercanos a los de 1984 en 2013 (23,2%).
La tolerancia social (F(4, 5388)=97,987; p<0,001), no evaluada en el año 1984, exhibe un claro aumento a lo largo de los cinco sondeos analizados. En el año 1991 un 54,3% presentaba alta tolerancia mientras que en 2013 este porcentaje asciende a 85,3%.
La motivación de logro (F(5, 6392)=41,949; p<,001) que en 1984 (1,96) se acercaba al promedio teórico (2,00),muestra un claro descenso a través de los años, siendo el sondeo de 1999 (1,58) el que exhibe menores puntuaciones. En los últimos años se registra una clara recuperación, superando en el 2013 (2,10) el valor de 1984.
Por su parte, el sentimiento de orgullo por ser argentino (F(5, 6077)=19,020; p<0,001), registraba en 1984 su nivel más bajo, con un 49,1% que declaraba estar muy orgulloso. Este sentimiento asciende en 1991 y en 1995, llegando a estar un 67,2% muy orgulloso en 1999. En 2006 este sentimiento disminuye, alcanzando a una cifra similar a la de 1984 en 2013 (un 48,1% dice sentirse muy orgulloso).
En lo que hace a la confianza en las instituciones nacionales, las Fuerzas Armadas (F(5, 6179)=9,928; p<0,001) registraban, posiblemente producto de la dictadura militar de los años anteriores, su nivel de mayor desconfianza en el año 1984, con 80,7% de poca (43,4%) o ninguna (37,3%) confianza. En los sondeos posteriores, esta desconfianza desciende un poco (aunque con un leve aumento en 1995) siendo en 2013 de 71,5 % (28,6% no confía nada y un 42,9% confía poco).
La confianza en la Policía no muestra variaciones a la largo de los sondeos (F(5, 6308)=1,984; p=0,078).
Por su parte, el Congreso (F(5, 6142)=394,650; p<0,001), que despertaba bastante (48,5%) y mucha (24,2%) confianza en 1984, exhibe un abrupto y alto descenso en los años posteriores. En 1991, quienes decían confiar bastante (14,4%) y mucho (2,3%) sólo sumaban 16,7% y en 1999 esta cifra disminuía a 11,2% (8,7% bastante y 2,5% mucho). Si bien en la última década se registra un leve aumento, en 2013 la confianza en el Congreso apenas llega a un 26,3%, donde un 23% declara confiar bastante y sólo un 3,3% confía mucho.
No se cuenta con datos para la evaluación del Gobierno en 1984 y 1991. En 1995, sólo un 26,1% confiaba bastante (21,1%) o mucho (5%) en esta institución (F(3, 4272)=30,483; p<0,001). Para 1999 la evaluación del mismo empeoraba aún más: sólo un 18,8% confiaba bastante (14,2%) o mucho (4,6%) en él. En 2006 la confianza aumenta de forma considerable, alcanzando un 36,5% siendo de todas formas bastante baja. Si se considera los porcentajes de quienes dicen no confiar nada en el gobierno, en 1995 quienes desconfiaban completamente alcanzaban un 31,7%, en 1999 eran un 38,6%, en 2006 un 22,6% y en 2013 un 30,3%.
El Sistema jurídico (F(4, 5051)=171,611; p<0,001), que no registra datos para el año 1999, en 1984 contaba con una evaluación bastante buena (2,67) donde 59,1% decía confiar bastante (45,6%) o mucho (13,5%). Sin embargo, esta evaluación disminuye de forma importante para la década de 1990 (en 1991 el 16,6% coniaba bastante y el 6,8% mucho y en 1995 el 19,9% coniaba bastante y el 7,1% mucho) pero la peor evaluación la obtiene en la última década, cuando apenas un 19,4% confía en 2006 (17,1% bastante y 2,3% mucho) y un 18,3% lo hace en 2013 (15,8% bastante y 2,5% mucho).
Si se compara la apreciación de las instituciones nacionales en cada uno de los años analizados, se obtiene que en 1984 la institución peor evaluada era la Fuerzas Armadas, en 1991, 1995, 1999 y 2006 es el Congreso y en 2013
es el Sistema jurídico.
Al comparar con los datos suministrados por un estudio desarrollado en 2008 (Aruguete & Muñiz, 2012) para México, se puede decir que el interés por la política y el nivel de orgullo nacional en México (2008: Interés por la política = 2,19; DE=0,94. Orgullo nacional = 3,8; DE=0,49) son mayores que en Argentina (2006: Interés por la política = 1,86; DE=0,90. Orgullo nacional = 3,44; DE=0,76).

Cultura política según sexo, edad y clase social subjetiva
Tomando en conjunto todas las encuestas se pudieron detectar diferencias en función del sexo como también correlaciones con la edad y la percepción de clase social.
Los hombres, en comparación con las mujeres presentan puntuaciones más altas en competencia cívica (t(910)=2,500; p=,013. H=2,87; M=2,61), interés por la política (t(6159,135)=8,743; p<,001. H=2,08; M=1,87), motivación de logro (t(6347,703)=5,059; p<,001. H=1,88; M=1,76), confianza en las Fuerzas Armadas (t(6052,149)=2,279; p=,023. H=2,04; M=1,99) y confianza en el Gobierno (t(4153,751)=2,950; p=,003. H=2,06; M=1,98). Por su parte, las mujeres puntúan más alto en tolerancia social (t(5145,186)=-6,404; p<,001. H=3,52; M=3,65). No hay diferencias en el nivel de confianza interpersonal (t(6036,106)=1,702; p=,089), orgullo nacional (t(6081)=-,918; p=,359), confianza en la Policía (t(6172,155)=,457; p=,648), en el Congreso (t(6146)=1,882; p=,060) ni en el Sistema jurídico (t(5054)=-1,419; p=,156).
En lo que hace a la edad, los más jóvenes presentan niveles más elevados de tolerancia social (r = -,159; p < ,001; n=5393) mientras que los de mayor edad exhiben un mayor orgullo nacional (r = ,104; p < ,001; n=6083), confianza en las FFAA (r = ,068; p< ,001; n=6185), en la Policía (r = ,112; p < ,001; n=6314), en el Gobierno (r = ,056; p < ,001; n=4276) y en el Sistema jurídico (r = ,052; p < ,001; n=5056).
En lo que hace a la clase social (subjetiva; 1 = clase alta y 5 = clase baja), se constató que el interés por la política (r = -,194; p < ,001; n=5110), la confianza interpersonal (r = -,089; p < ,001; n=4971), la tolerancia (r = - ,058; p < ,001; n=4236), la motivación de logro (r = -,084; p < ,001; n=5158), la confianza en el Gobierno (r = -,285; p < ,001; n=4924) y la confianza en el Sistema jurídico (r = -,214; p < ,001; n=3867) son más altas en quienes se perciben como perteneciendo a las clases más favorecidas mientras el orgullo nacional (r = ,098; p < ,001; n=4898) y la confianza en las Fuerzas Armadas (r = ,069; p < ,001; n=4958) son más elevados entre quienes se perciben entre las clases menos favorecidas.

Discusión
Con el objetivo de describir la cultura política argentina, el trabajo analiza los datos proporcionados por seis sondeos representativos para Argentina de la WVS. La cultura política argentina se caracteriza por una baja confianza interpersonal, una media-baja confianza en las instituciones nacionales, una competencia cívica e interés en la política medio-bajos y una motivación para el logro media con altos niveles de tolerancia social y orgullo nacional.
El análisis comparativo realizado de las distintas rondas efectuadas a lo largo de tres décadas permite esquematizar la tendencia de cada uno de los componentes de la cultura política. El interés por la política, la confianza interpersonal y la motivación de logro, que habrían disminuido durante la década de 1990 y principios del 2000, en los últimos años parecen estar aumentando, acercándose a los valores de 1984 o incluso, en el caso de la motivación de logro, superándolos. La tolerancia social, si bien siempre alta, con el paso del tiempo se fue fortaleciendo. Entre los componentes de la cultura política que parecen necesitar de atención están el sentimiento de orgullo nacional y, especialmente, la confianza en el Congreso y en el Sistema jurídico. Durante la década de 1990 el orgullo de ser argentino muestra un incremento pero baja a puntuaciones similares a las de 1984 en 2013. Pero el foco de atención debe ir al Congreso y al Sistema jurídico. Con niveles de confianza donde entre 3 de 4 o 5 argentinos decían confiar en estas instituciones en el año 1984, ambas instituciones han sufrido un continuo descenso siendo que en 2013 sólo 1 de 4 o 5 argentinos declara confiar en las mismas.
Los análisis en función de variables sociodemográficas indican que los hombres, al ser comparados con las mujeres, exhiben un mayor interés por la política, sentimiento de competencia cívica, motivación de logro y evalúan de forma más positiva a las Fuerzas Armadas y al Gobierno. Por su parte, las mujeres presentan mayores niveles de tolerancia social. La edad se relaciona de forma inversa con la tolerancia social (los más jóvenes son más tolerantes) y de forma directa con el orgullo nacional y la confianza en las instituciones en general.
Por otro lado, percibirse como perteneciendo a las clases más favorecidas se relaciona con niveles mayores de cultura política, especialmente en lo que hace al interés por la política, la confianza interpersonal, la tolerancia social, la motivación de logro y la confianza en el Congreso y el Sistema jurídico.
Una de las hipótesis sobre la cultura política democrática, la relaciona fuertemente con el nivel de desarrollo económico de la nación en cuestión. Según Inglehart (2001) el desarrollo económico lleva a dos tipos de cambios que son conducentes a la democracia. Por un lado, tiende a transformar la estructura social de la sociedad, llevando a niveles más elevados de urbanización, educación masiva, especialización ocupacional, igualdad de los ingresos y moviliza la participación política de los ciudadanos.
Por otro lado, el desarrollo económico también conduce a cambios culturales que ayudan a estabilizar la democracia. Tiende a desarrollar la confianza interpersonal y la tolerancia, y lleva a la difusión de valores postmaterialistas que priorizan la autoexpresión y la participación en la toma de decisiones. En este sentido, y en el contexto europeo, van Deth y Elff (2004) encuentran que el nivel de interés por la política claramente depende del nivel de desarrollo económico de la sociedad. Jorge (2006) explica que la confianza entre las personas de una sociedad parece estar altamente relacionada con la distribución del ingreso y las redes de asociacionismo cívico, de forma que donde la distribución de la riqueza es regresiva, la confianza interpersonal es baja. Es posible que parte de las variaciones en el interés por la política y la confianza interpersonal observadas en los datos reportados puedan ser explicadas por la situación económica imperante en el país en cada relevamiento efectuado.
Un estudio con muestra no probabilística de la zona metropolitana de Buenos Aires (Zubieta, Delfino & Fernández, 2008) exhibe resultados que pueden ayudar a entender la pronunciada disminución de la confianza en el Congreso y el Sistema jurídico en las dos últimas décadas. Además de la baja confianza en las instituciones, hallan un clima socioemocional negativo de alta problemática social donde resaltan la inseguridad y los problemas para conseguir trabajo.
No obstante, hay otro factor, complementario, que posiblemente pueda explicar mejor los cambios en los niveles de interés por la política y, especialmente, confianza en las instituciones nacionales: la percepción de corrupción.
Sautu (2004), en un trabajo que analiza en detalle el tema de la corrupción en Argentina, refiere que la desconfianza en las instituciones públicas y privadas es profunda y marcada. Según explica, la gente le asigna a la corrupción un nivel de gravedad que tiene consecuencias para las instituciones democráticas y se constata una clara relación entre alta percepción de corrupción y baja confianza en las instituciones. De acuerdo con Rodríguez Kauth (2001), la desconfianza en el sistema por parte de los individuos incrementa el sentimiento de impotencia y desesperanza. Se favorecen las condiciones para el resquebrajamiento del entramado social que se refleja en la pérdida de la solidaridad social y el aumento del individualismo egoísta.
Justamente, al analizar los datos de la WVS para Argentina del año 1999, Carballo (2005) plantea que la muy alta desconfianza en los funcionarios públicos en general y, la elevada proporción de argentinos que creen que los funcionarios son propensos a recibir sobornos, eran manifestaciones generalizadas en la opinión pública que se habían profundizado en los últimos años. Los datos indicaban que el 62% de población creía que el país no era gobernado por la voluntad de la gente, el 69% estaba muy o bastante insatisfecho con la manera en que el gobierno manejaba los temas del país y el 83% percibía que el país era administrado teniendo en cuenta los intereses de unos pocos.
Asimismo, la alta percepción de corrupción podría estar también relacionada con la disminución en el sentimiento de orgullo por ser argentino. En este sentido, Sautu (2004) refiere que "la educación y la salud pública que siempre fueron motivo de orgullo de los argentinos se encuentran en terapia intensiva (por no decir en estado de coma)" (p. 26). Efectivamente, Sautu y Dalle (2004) al analizar las respuestas de los sujetos de entre 18 y 40 años a la pregunta por cuál es el principal perjuicio que genera la corrupción en el sistema democrático, encuentran que la amplia mayoría de los jóvenes acuerda que produce un desvío de los fondos públicos de salud y educación.
Carballo (2005) señala que la falta de confianza en las instituciones afecta a la sociedad aumentando la brecha entre ciudadanos y políticos, generando una crisis de representatividad. Mientras que en otras regiones, como Europa, la desconfianza en las instituciones estaría relacionada con la burocracia, en Argentina la principal causa sería la corrupción, que es percibida como muy extendida (Sautu, 2014).
A largo plazo, la adquisición de la democracia por una sociedad no sólo se realiza a través de cambios institucionales o políticas inteligentes de sus gobernantes sino que su supervivencia depende de lo que los miembros de la sociedad piensan, sienten y perciben. En este sentido es positivo el marcado y permanente crecimiento de la tolerancia social que este estudio muestra respecto de Argentina en las tres décadas aquí analizadas. La diversidad se está convirtiendo en un valor normativo central de la democracia del siglo XXI (Jorge, 2011). El nuevo ideal democrático no pide al Estado que trabaje para crear una sociedad homogénea, borrando las diferencias étnicas, lingüísticas, religiosas o de estilo de vida, sino que las reconozca, valore y proteja.

Tabla 1
Componentes de la cultura política. Promedio general y por años.

1 El cálculo de Tolerancia Social y de Motivación de Logro se ha efectuado en base a Inglehart (1997, p. 390).

REFERENCIAS
1- Aberbach, J. D. & Walker, J. L. (1970). Political trust and racial ideology. American Political Science Review, 64 (4), 1199-1219.         [ Links ]

2- Almond, G. A. & Verba, S. (1970). La cultura cívica: estudio sobre la participación política democrática en cinco naciones. Madrid: Euroamerica.         [ Links ]

3- Aruguete, N. & Muñiz, C. (2012). Hábitos comunicativos y política. Efectos en las actitudes políticas en población mexicana. Anagramas, 10(20), 129-146.         [ Links ]

4- Bobbio, N. (1995). Derecha e izquierda. Madrid: Taurus.         [ Links ]

5- Campbell, A. Gurin, G. & Miller, W.E.(1954). The voter decides. White Plains, New York: Row, Peterson & Company.         [ Links ]

6- Carballo, M. (2005). Valores culturales en el cambio de milenio. Buenos Aires: Nueva Mayoría.         [ Links ]

7- Delfino, G. I. (2013). Participación política y factores psicosociales. Un estudio con estudiantes universitarios. Saarbrücken, Alemania: Editorial Académica Española.         [ Links ]

8- Durston, J. (2003). Capital social: parte del problema, parte de la solución, su papel en la persistencia y en la superación de la pobreza en América Latina y el Caribe. En R. Atria, M. Siles, I. Arriagada, L. J. Robinson & S. Whiteford, S. (Comp.) Capital social y reducción de la pobreza en América Latina: en busca de un nuevo paradigma (pp. 147-202). Santiago de Chile: CEPAL.         [ Links ]

9- Inglehart, R. (1990). Culture shift in advanced industrial society. Princeton, NJ: Princeton University Press.         [ Links ]

10- Inglehart, R. (1997). Modernization and postmodernization: Cultural, economic, and political change in 43 societies. Princeton, NJ: Princeton University Press.         [ Links ]

11- Inglehart, R. (2001). Cultura y democracia. En S. P. Huntington & L. E. Harrison (Eds.). La cultura es lo que importa. Buenos Aires: Planeta.         [ Links ]

12- Jorge, J. E. (2006). La confianza interpersonal en la Argentina. Questión 1(12), 1-6.         [ Links ]

13- Jorge, J. E. (2008). Factores que influyen en el interés por la política entre los argentinos: un análisis basado en evidencia empírica. Questión 1(17), 1-12.         [ Links ]

14- Jorge, J. E. (2011). El trabajo de la democracia. Tolerancia y discriminación en la cultura política argentina. Questión 1(32), 1-17.         [ Links ]

15- Jorge, J. E. (2013). Comunidad cívica y capital social. Questión 1(40), 101-111.         [ Links ]

16- Milbrath, L.W. (1965). Political participation. How and why do people get involved in politics? Chicago: Rand McNally & Company.         [ Links ]

17- Morales, L. (2006). Instituciones, movilización y participación política: el asociacionismo político en las democracias occidentales. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.         [ Links ]

18- Power, T. J. (2002). La confianza interpersonal brasileña en perspectiva comparada. América Latina Hoy, 32, 91-115.         [ Links ]

19- Rodríguez Kauth, A. (2001). Corrupción e impunidad: dos estilos de cultura política latinoamericana. Probidad, 14, 1-12.         [ Links ]

20- Sabucedo, J. M., Arce, C. & Rodríguez, M. L. (1992). Xuventude e política en Galicia. Santiago de Compostela: Univesidade.         [ Links ]

21- Sabucedo,J.M.(1988).Participación política. En J. Seoane & A. Rodríguez. Psicología política. Madrid: Pirámide.         [ Links ]

22- Sabucedo, J. M.(1989).Factores psicosociales asociados las formas de participación política institucional y no institucional. En M. Villareal (Dir.) Movimientos sociales. San Sebastián, España: Servicio Editorial Universidad del País Vasco.         [ Links ]

23- Sautu, R. & Dalle, P. (2004). La democracia argentina: crisis, corrupción y derechos ciudadanos. En R. Sautu (Comp.). Catálogo de prácticas corruptas. Buenos Aires: Lumiere.         [ Links ]

24- Sautu, R. (2004) (Comp.). Catálogo de prácticas corruptas. Buenos Aires: Lumiere.         [ Links ]

25- Sautu, R. (2014). La corrupción endémica en un país prebendario: un intento de construcción teórica. En E. M. Zubieta, J. F. Valencia & G. I. Delfino (Eds.). Psicología Social y Política procesos teóricos y estudios aplicados (Pp. 103-128).Buenos Aires: Eudeba.         [ Links ]

26- Silver, B. D. & Dowley, K. M. (2000). Measuring political cultura in multiethnic societies. Reaggregating the World Values Survey Comparative Political Studies, 33(4), 517-550.         [ Links ]

27- Uslaner, E. M. (2003). Confianza y corrupción: sus repercusiones en la pobreza. En R. Atria, M. Siles, I. Arriagada, L. J. Robin son & S. Whiteford, S. (Comp.) (2003). Capital social y reducción de la pobreza en América Latina: en busca de un nuevo paradigma (pp. 229-243). Santiago de Chile: CEPAL.         [ Links ]

28- vanDeth, J. W. &Elff, M. (2004). Politicisation, economic development andpolitical interest in Europe. European Journal of Political Research, 43(3), 477-508.         [ Links ]

29- vanDeth, J. W. (1990). Interest in politics. En M. Jennings, M. Kent, J. W. van Deth et al. (Eds.). Continuities in political action: a longitudinal study of political orientations in three Western democracies (pp. 275-312). Berlin-New York: De Gruyte and Aldine.         [ Links ]

30- WVS (2015). World Value Survey 1981-2015 oficial aggregate v.20150418, 2015. World Values Survey Association (www.worldvaluessurvey.org). Aggregate File Producer: JDSystems Madrid.         [ Links ]

31- Zubieta, E. M., Delfino, G. I. & Fernández, O. D. (2008). Clima social emocional, confianza en las instituciones y percepción de problemas sociales. Un estudio con estudiantes universitarios urbanos argentinos. Psykhe, 17 (1), 5-16.         [ Links ]

Fecha de recepción: 18/05/15
Fecha de aceptación: 20/10/15

 

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons