SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.22 número1Dominancia, contra-dominancia social y selección institucional: un estudio con estudiantes universitarios civiles y militares¿Poblaciones superfluas? Estrategias asociativas en luchas locales emergentes en respuesta a problemas globales índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.22 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2015

 

Psicología Social, Política y Comunitaria

Etnografía y reflexividad en el marco de la psicología social comunitaria: desde el plan de investigación a la elaboración de la tesis

Ethnography and reflexivity in the framework of the community social psychology: from the research plan to the development of the thesis

Polin, Mariano1; Robertazzi, Margarita2

1 Licenciado en Psicología, UBA. Docente, Psicología Social II, Cátedra Robertazzi. Becario UBACyT de Maestría. Maestrando, Maestría en Psicología Social Comunitaria, Facultad de Psicología, UBA. Integrante de equipo de Investigación Programación Científica UBACyT. E-mail: marpolin@hotmail.com

2 Licenciada en Psicología, UBA. Magister Scientiae en Metodología de la Investigación Científica, UNER. Doctora en Psicología, UP. Maestranda en Análisis del discurso, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Profesora Adjunta Regular en el Área Psicología Social Comunitaria, a cargo de Psicología Social II. Facultad de Psicología, UBA. Directora del proyecto de investigación UBACyT. E-mail: mrobertazzi@fibertel.com.ar

RESUMEN
Este artículo se enmarca en la Beca de Maestría UBACyT "Reconfiguraciones espaciales, territoriales y subjetivas en una fábrica recuperada por sus trabajadores y trabajadoras", desarrollada dentro del Proyecto UBACyT 2011-2014 "Luchas por y en el territorio: fronteras en movimiento y prácticas de ciudadanía". A partir del trabajo de campo que dio forma a la investigación desarrollada durante los últimos años, junto con el cursado de la Maestría en Psicología Social Comunitaria de la Facul tad de Psicología (UBA), se ahondará en el proceso de transformación que impone la incorporación del/a investigador/a en el campo. En tal sentido, la perspectiva de Investigación-Acción Participativa sugiere la retroalimentación de quienes integran una investigación, acarreando la necesidad de revisión de teorías y conceptos; objetivos y preguntas guías. Se profundiza en el proceso de cambios introducidos en el Plan de Tesis, ubicando a la etnografía y la reflexividad como dos conceptos de relevancia para el establecimiento de una relación epistemológica que incorpore el conocimiento que el campo -ambiente, sujetos, historia, sentimientos - ofrece.

Palabras clave:
Investigación - Etnografía - Reflexividad - Tesis

ABSTRACT
This article is part of the Master Scholarship UBACyT "spatial, territorial and subjective reconigurations in a factory recovered by their workers", which is part of the 2011-2014 UBACyT " Struggles for and en the territory: moving boundaries and practices of citizenship". From fieldwork that shaped the research developed in recent years, along with the completed the Master of Social Community Psychology, Faculty of Psychology (UBA), will get deeper into the process of transformation which requires the incorporation of a researcher in the field.
In this regard, the prospect of Participatory Action Research suggests feedback from those who make up an investigation, entailing the need for revision of theories and concepts; objectives and guiding questions. It delves into the process of changes in the thesis plan, placing ethnography and reflexivity as two concepts of relevance to the establishment of an epistemological relationship that incorporates the knowledge that field -ambient, subject, history, feelings - offers.

Key words:
Research - Ethnography - Reflexivity - Thesis

Introducción
El plan de investigación que al se circunscribe la Beca de Maestría UBACyT "Reconfiguraciones espaciales, territoriales y subjetivas en una fábrica recuperada por sus trabajadores y trabajadoras" -desarrollada dentro del Proyecto UBACyT 2011-2014 "Luchas por y en el territorio: fronteras en movimiento y prácticas de ciudadanía"1 -tiene como tema de interés el proceso de transformación que se produce en la empresa recuperada por sus trabajadores y trabajadoras IMPA2, tomando, como casos de tal escenario, dos colectivos de reciente conformación: el Museo IMPA y la Universidad de los Trabajadores. La intención del estudio se dispone indagar acerca de proyectos incipientes y las particularidades que presenten, por lo que, oportunamente, se había aclarado en el protocolo que podrían ser incluidos otros emprendimientos de IMPA que comiencen luego de iniciado el plan.
Este escrito tiene el propósito de revisar el proceso por el que atraviesa un/a investigador/a desde la construcción del plan imaginado y elaborado, pasando por el ingreso y el acercamiento al campo hasta las transformaciones que, necesariamente, deben producirse en el contacto con el objeto/sujeto de estudio.
Ahora bien, ¿cómo da comienzo al armado de un plan de investigación psicosocial?
Inicialmente, se identifica y distingue el material que será de utilidad para la confección del mismo, donde el campo puede ser -como en el caso que se propone exponer -conocido para quien investiga. Esto supone una serie de aspectos acerca del objeto/sujeto de estudio que son identificados y que sirven para la organización de, por ejemplo, las preguntas iniciales con la que comienza toda investigación.
Así, un plan de investigación da sus primeros pasos, acompañado por el establecimiento de un marco teórico que proporcione fundamentos, enriquezca y profundice la comprensión acerca del fenómeno social elegido, referido -en el caso en cuestión -a un proyecto de investigación más amplio, enmarcado en la Programación Científica UBACyT al que pertenece el/la investigador/a. De tal modo que se diseña la investigación, se definen metodologías, técnicas e instrumentos; se exponen objetivos y preguntas guías; se categorizan conceptos; se establece la población con quienes se trabajará o los casos en estudio y se proponen tareas en un cronograma. Con este andamiaje a bordo, se dispone el armado adecuado para dar comienzo a la práctica de campo, los primeros acercamientos, la identificación de los primeros contactos.
Al tratarse de un plan que orienta su práctica en el espacio de conluencia de la intervención y la investigación, desde la perspectiva de la Investigación-Acción Participativa (IAP), el intercambio e integración de saberes para, con y desde la comunidad deben ser incorporados en la investigación, nutriendo y transformando la misma.
En este sentido, como propone Fals Borda (2013), a partir de la IAP es posible liberarse de la tradición positivista que establece una fuerte distinción entre sujeto y objeto, mercantilizando así la labor investigativa, para incorporar formas horizontales de producción de conocimiento, participativas desde los inicios del estudio hasta formas de devolución sistemática adecuadas a cada población. Se instala así una perspectiva simétrica de las relaciones, respetuosa, productiva y confiable: la de sujeto-sujeto.
La IAP aporta elementos para el desarrollo de un proceso heurístico de investigación y un modo de vida altruista, que promueva la convergencia entre saberes académicos y saberes populares, puesto al servicio de las clases relegadas, de la "gente del común" (Robertazzi, Pérez Ferretti, Gilbert, Zito Lema, Polin, et. al., 2013), en palabras de Fals Borda (op. cit.), enfrentando la noción fetichista propuesta por el positivismo de la ciencia-verdad.
Asimismo, el componente ético queda evidenciado dentro de la propuesta de la IAP (Fals Borda, 2013; Montero, 2004) en la actitud de empatía con el Otro, concibiendo que, en todo proceso de investigación, se produce una relación entre investigador/investigado que debe abandonar presupuestos positivistas de objetividad y distancia, para introducir la posibilidad de involucramiento en los padecimientos de las personas, grupos y comunidades, integrando en el proceso el saber popular, las formas de significación de la realidad y sus perspectivas de transformación. Vale decir que la dimensión ética en investigación social incorpora la mirada del Otro -antes comprendido como ajeno, extraño, susceptible de ser dominado- en su particularidad, su conformación singular, alejándose de posiciones que lo estructuran como complemento o por oposición o contraste, sino más bien aceptándolo como sujeto cognoscente en su diferencia o distinción (Montero, 2001).
Al partir de la simetría en la relación social, incorpora en su proceso valores participativos como el altruismo, la sinceridad de propósitos, la conianza, la autonomía y la responsabilidad social (Fals Borda, 2013).
Por lo tanto, intervención e investigación se integran de forma tal que se potencien, promoviendo acciones en las que la comunidad se integra a la producción de conocimiento, siempre ligado a la búsqueda de abogar por sus intereses. Por lo que resulta coherente que las prácticas en el trabajo de campo impongan una revisión de lo estipulado previamente, que modifique o profundice aspectos que, o bien están minimizados, o han quedado oscurecidos.
Cabe preguntarse entonces: ¿cómo se produce este proceso?; ¿qué aspectos inciden en el establecimiento de nuevas formas de considerar los fenómenos sociales?; ¿de qué modo se elaboran las experiencias, diálogos, observaciones, registros en pos de incorporar la mirada de la comunidad?; ¿cómo se produce ese pasaje, qué aspectos facilitadores y obstaculizadores surgen?
Estos son algunos de los interrogantes que funcionarán cómo guía para el desarrollo del presente escrito, con el objetivo de relatar dicho recorrido en un caso particular de la propia práctica, exponiendo así un modo de incorporar esos emergentes que surgen del trabajo de campo.
A continuación se presentarán objetivos, preguntas guías, técnicas, instrumentos y marco teórico del denominado plan de investigación -que apl icó y obtuvo una Beca UBACyT de Maestría- para luego exponer las formas que adquirió el trabajo de campo y el modo en que, a partir de lecturas vinculadas a la etnografía (Guber, 2011; Ameigeiras, 2012) y la relexividad (Bourdieu, 1997; Ibáñez, 1992), puede reformularse el mismo para la presentación del Plan de Tesis.

Plan de investigación
En el año 2011, se concreta el plan de investigación que se entrega para ser evaluado -resultando posteriormente aprobado- en el marco del otorgamiento de Becas de Maestría UBACyT, que promueven la formación académica de posgrado de docentes de la UBA y las tareas de investigación.
Desde la experiencia previa con la empresa recuperada IMPA y formando parte del Equipo de Investigación ya referido, se definen preguntas guías, objetivos y marco teórico para el estudio de las transformaciones que se producirían a lo largo de la conformación de nuevos proyectos dentro de la fábrica metalúrgica.
A continuación, se exponen brevemente las características de ese plan, con la intención de presentar la perspectiva de trabajo que se sostenía en esa etapa, en los inicios de la Beca3:
IMPA está poniendo en marcha emprendimientos embrionarios, educativos y culturales, que la obligan a ceder y modificar partes de su establecimiento, parece ser un tiempo propicio para indagar, por el tipo y la magnitud de tales transformaciones.
Por tratarse de una investigación exploratoria-descriptiva no presenta hipótesis a ser corroboradas o refutadas, pero este plan comienza por plantearse una serie de preguntas que guiarán la investigación:
¿Cuáles son las formas en los que se desarrollan esos proyectos educativos, rememorativos y conmemorativos en el interior de una empresa originalmente dedicada a la producción de bienes de consumo?; ¿Qué impacto subjetivo presenta en los/as trabajadores/as ese tipo de proyectos?; ¿Qué espacios simbólicos ocupan estas nuevas actividades en el proyecto general de IMPA?; Si es que lo hubiera, ¿Cuál es el ensamblaje que se configura entre prácticas y objetos diferentes? ¿O bien, no habría articulación, sino yuxtaposición y se trataría simplemente de partes fragmentadas/desvinculadas?; ¿Cuáles son las transformaciones y la re-utilizaciones de los espacios en la lógica de cada proyecto (respecto de su planificación, construcción e implementación)?; ¿Las transformaciones que suceden en el establecimiento reconfiguran el territorio, la autoridad, los derechos?
El proyecto que funciona como marco para este plan de trabajo ubica el problema que procura explorar y describir en las formas que adopta el proceso psicosocial, psicopolítico y psicocultural de la resistencia, pero otorgando la mayor atención al espacio íntimo de los sujetos y el que se produce entre los sujetos, en determinados espacios/territorios, aquellos en que se despliegan las experiencias de vida de personas, grupos, comunidades relegadas.
Se entiende que todo proceso de resistencia, que pretenda ser transformadoramente crítico, requiere de cambios en la base, en los modos de subjetivación (Robertazzi, Ferrari, Pertierra, Siedl, 2010).
De acuerdo a lo anteriormente desarrollado, se determinan los siguientes objetivos para el Plan de Trabajo:
Objetivo general
1. Explorar y describir los eventuales procesos de reterritorialización, así como sus efectos en los modos de subjetivación y relaciones intersubjetivas, en el ámbito de una empresa recuperada por sus trabajadores y trabajadoras.
Objetivos específicos
1.a. Identificar e historizar los nuevos espacios (educativos, culturales y rememorativos) que se están consolidando en la empresa recuperada IMPA.
2.a. Analizar el tipo de prácticas psicosociales, psicopolíticas y psicoculturales que se promueven a partir de complejizar las ofertas educativa, cultural y rememorativa, articuladas con la vida productiva de la fábrica, en los actuales re-ensamblajes.
3.a. Describir la lógica espacial/territorial que se despliega y los posibles niveles de integración entre espacios productivos, culturales, educativos, rememorativos en el interior de la fábrica y en su vínculo con la comunidad.
Se identifica inicialmente el interés por la transformación del espacio -en su vínculo con la noción de territorio- en tanto incorporación de nuevos emprendimientos (forma en que se define en el plan a lo que podría nombrarse como colectivos, según quienes participan activamente en alguna propuesta de la fábrica o que interesa a las personas que allí trabajan). En tal sentido, se busca establecer la relación entre emprendimientos; las relaciones con el proyecto IMPA en general; las transformaciones subjetivas que este proceso implicaría.
El marco teórico que fue organizado en torno a estos interrogantes y objetivos de investigación, versaba sobre concepciones ligadas un espacio entendido con Fernández Christlieb (2005) como un a priori de la cultura, condición necesaria para que el sentir, la creencia, la fuerza puedan desplegarse. Esta noción indica un espacio pensado como mítico, social, imaginario, espacio a ser habitado, espacio que se siente.
Se consideraban también las teorizaciones de Malfé (1991), cuando refería que los edificios, los establecimientos son lugares propicios para lo instituido, preguntándose acerca de qué ocurre cuando se encuentran en permanente transformación, tal como en el caso del que ese plan buscaba encargarse. Vale decir, si cabría indagar en la metalúrgica si cambiaban o permanecían los antiguos modos de utilización del espacio, las representaciones sociales, la dimensión imaginaria, las relaciones en torno a derechos, poder, autoridad, entre los agentes que los usan y los modifican.
El concepto de territorio se encuentra contenido en las perspectivas de Fernándes (2005) por lo que es concebido como cambiante, desequilibrado, pues expresa la espacialización del poder y las relaciones de cooperación o de conflicto que de ella se derivan.
Se indagaría si el proceso en IMPA se trataba de un proceso socioterritorial, ya que cambiaría la realidad del espacio, reterritorializando, modificando las relaciones sociales y las formas de organización, o solamente socioespacial, donde se pelea por un recurso.
Estas transformación son ubicadas en el plan en el marco de los denominados nuevos movimientos sociales (Tourraine, 1987) o movimientos sociales urbanos Castells (1974a; 1974b), interrogándose acerca de las particularidades que adopta el caso IMPA.

Trabajo de Campo, Etnografía y Reflexividad
A continuación, se ahondará inicialmente en la concepción y perspectiva desde la etnografía, para más tarde introducir más específicamente el trabajo realizado en IMPA, ubicando modos de acercamiento, tipo de registros y aspectos emergentes de dichas tareas. Finalmente, se recurrirá al concepto de reflexividad y su utilidad en el proceso de producción de conocimiento y transformación de supuestos establecidos en el plan, descripto en el apartado anterior.

Recorridos de la Etnografía
El surgimiento de la etnográfica se encuentra estrechamente vinculada a la necesidad de comprensión del "otro", entendido como diferente, ajeno o extraño, en el marco de una diversidad de culturas con costumbres, tradiciones, usos y cosmovisiones que evidencian "lo diferente" e intentan ser comprendidas (Amangeiras, 2012). Desde el siglo XV comienzan a distribuirse informes acerca de formas de vida distintas, pero recién en el Siglo XIX -que se establecen expediciones en las que los antropólogos europeos realizan para obtener el contacto directo no mediatizado por el recolector, encargado anteriormente de enviar la información- se llega a lograr el prestigio disciplinar para esta praxis (Guber, 2011).
La perspectiva evolucionista dominante en las ciencias sociales de la época cristaliza una visión de los "otros" y de la "diferencia cultural" convergente en un esquema que convalida la supremacía de la civilización europea (Amangeiras, op. cit, p. 110).
Uno de los más reconocido representantes de esta tradición es Herbert Spencer -primero en utilizar la expresión supervivencia del más apto4-, quién sostenía que tanto los seres humanos como las sociedades progresaban desde estados más homogéneos e indiferenciados, hasta estados de heterogeneidad y diferenciación crecientes, aún más complejos: "Spencer pensaba que los organismos más evolucionados eran mejores y esta idea le llevó a defender la superioridad intelectual del europeo" (Alvaro & Garrido, 2003, p. 50).
A partir de los trabajos de Boas en Gran Bretaña y de Malinowski en Estados Unidos, se da comienzo a una nueva etapa en la que los investigadores pasan temporadas en las comunidades que investigan, se proponen abordar aspectos de las lenguas nativas, las formas de pensar, hablar y sentir de las diversas culturas. Sin embargo, mientras que para Boas y sus discípulos/as las permanencias debían ser cortas, y vivenciadas como un "mal necesario" en el rescate de las culturas indígenas, para Malinowski las estadías debían ser prolongadas para permitier vivenciar la perspectiva de las comunidades estudiadas, vivir entre ellos/as. Únicamente "estando allí" era posible vincularse con ese mundo, acercarse a sus palabras, distinguir entre lo que la gente hace y lo que dice que hace (Guber, 2011). De tal modo que la Observación Participante comienza a considerarse como eje de la etnografía llegando a fusionarse con este:

La etnografía (o su término cognado, la observación participante) simplemente es un método de investigación social, aunque sea de un tipo poco común puesto que trabaja con una amplia gama de fuentes de información. El etnógrafo o la etnógrafa participa, abiertamente o de manera encubierta, de la vida cotidiana de las personas durante un tiempo relativamente extenso, viendo lo que pasa, escuchando lo que se dice, preguntando cosas, o sea recogiendo todo tipo de datos accesibles para poder arrojar luz sobre los temas que él o ella ha elegido estudiar (Hammersley & Atkinson, 1994, p. 15; citado en Amangeiras, 2012, p. 113)

Actualmente, la etnografía es pensada desde tres acepciones: como enfoque, como método y como texto, en la búsqueda de conocer los modos de describir, comprender y explicar los fenómenos sociales a partir de la perspectiva de sus protagonistas (Guber, 2011).
Es un enfoque, ya que promueve una descripción de hechos sociales, pero que incluyen en ellos una interpretación del/a investigador/a, es decir que el enfoque etnográfico genera una descripción producto de la interpretación elaborada por el/la investigador/a.
Es un método, en tanto que, pese a incorporar diversidad de instrumentos, está sostenido en la observación participante, la entrevista no directiva y la permanencia prolongada en el ámbito donde el grupo se desenvuelve (Amaigeiras, 2012; Guber, 2011; Souza Minayo, 2009).
Es, finalmente, un texto característico en el que teoría, campo e investigador/a se entrecruzan, a partir de una posición epistemológica -que incorpora la reflexividad- que logre mediatizar este proceso.
También es ubicada como una metodología de observación directa que tiene por objetivo "[...] la comprensión de los símbolos y categorías empíricas que un determinado grupo usa para referirse a su mundo y a los procesos que está viviendo" (Souza Minayo, 2009, p. 122).
Para Geertz (1979, citado en Souza Minayo, op. cit.), al entrar en contacto con el grupo que se observa y evalúa, se ponen en juego marcos de significado de quien investiga y del grupo investigado y es, dentro de ese espacio intermedio, que la etnometodología trabaja.
Dicha tarea etnográfica se produce a lo largo del trabajo de campo, cuando el/la investigador/a va tomando contacto con el lugar, sus integrantes, cuando identifica referentes o intelocutores, escuchando, dialogando, sintiendo y escribiendo. En el caso de la puesta en marcha del plan en cuestión, ese acercamiento se realiza desde la participación activa, como integrante del Museo IMPA, puerta de acceso al resto de los colectivos que funcionan en la fábrica, pero principalmente a la Universidad de los Trabajadores, el segundo de los espacios elegidos para el estudio.

Etnografía y Observación Participante
Dentro de las técnicas de abordaje etnográfico, la Observación Participante y la Entrevista no dirigidas suelen destacarse como instrumentos privilegiados para la recolección de información (Guber, 2011; Souza Minayo, 2009; Amangeiras, 2012).
Retomando el origen de la técnica, la observación -desde una perspectiva amplia -es ubicada por Sabino como el "[...] uso sistemático de los sentidos orientados a la captación de la realidad que queremos estudiar" (1986, p. 132). Sin embargo, el autor la diferencia ésta de la observación de tradición científica, ya que se trataría de un tipo de Observación que se orienta a la recolección de datos de interés del estudio, definidos previamente en la investigación. En tal sentido, y en estrecha vinculación con la perspectiva epistemológica de cada investigación, la Observación puede ser Simple o Participante: la primera como registro indirecto de hechos públicos y la segunda referida a un proceso más prolongado, con mayor implicación emocional, y mayor involucramiento del investigador/a (Sabino, 1986).
El registro etnográfico fue -y continúa siendo- organizado según la propuesta que describe Guber (op. cit.) a partir de lo que denomina como PATE: Persona, Actividad, Tiempo y Espacio, que permite otorgar las categorías quién, qué, cuándo y dónde, con intención de incorporar datos que puedan ser analizados posteriormente y que habilite a repreguntar sobre lo registrado.
En armonía con los registros descriptos por Guber, Montero (2006) sugiere tomar nota de aspectos que brinden información acerca del lugar, la gente, los actos y actividades, los propósitos, el tiempo, el clima y los sentimientos.
De este modo, quienes participan, los ambientes en los que suceden los acontecimientos, los momentos que transiten, lo que las personas dialoguen, las actividades que se realicen o las emociones que se pongan en juego se configuran como material de registro para la tarea etnográfica.
En la investigación que es objeto de análisis de este artículo, este proceso se efectúo con el registro de notas de campo durante y luego de los encuentros en eventos del Museo -tales como las aperturas mensuales, las visitas guiadas por la historia de la fábrica, los encuentros con otras instituciones educativas, las reuniones del equipo Museo- o en entrevistas no directivas realizadas a integrantes del mismo Museo y a participantes de la Universidad de los Trabajadores, desde sus coordinadores, hasta docentes o estudiantes.
Se trata de un trabajo etnográfico realizado desde el año 2012, que incluye la participación en diversos momentos de la vida cotidiana de la fábrica, el diálogo con quienes participan en ella o quienes se acercan a visitarla. En las siguientes líneas, que se extraen de las notas de campo, se destacan algunas de las palabras, sensaciones, pensamientos o acciones que surgen de ese recorrido5:
El arribo inaugural a la fábrica puede impresionar en varios sentidos: la estructura de hierro en el techo con el nombre IMPA que puede verse desde unas cuadras antes o desde las vías del Ferrocarril Sarmiento; las imágenes de la lucha en la puerta de ingreso; el ruido de la máquinas que aún funcionan, el olor del metal -ligado a un taller mecánico, a la grasa o al aserrín metalúrgico-; desde los diversos espacios, algunos en desuso pero reconocibles en sus funciones del pasado; la luz, en su ingreso por los vidrios quebrados del frente, proyectando haces de luz -rayitos de sol -al modo de una catedral.
También impresiona desde lo que brinda: desde la oferta cultural -teatro, canto, performances, talleres, entre otras actividades del Centro Cultural - publicada en su cartelera al ingresar; la invitación a estudiar en el Bachillerato Popular; la información sobre las carreras, las exposiciones o seminarios dentro de la Universidad de los Trabajadores; hasta eventos del Centro de Salud, publicaciones de Barricada TV o la apertura del Museo IMPA.
De modo tal que el espacio, las actividades, las propuestas, las imágenes y el olor se entrelazan con personas que entran y salen continuamente por la puerta de ingreso, informando a qué lugar asistirán o consultando a través de qué pasaje del laberinto "Escehriano"6 -que por momentos parece IMPA- se llega al destino deseado.
En el caso del becario, uno de los autores que escribe este artículo, el primer contacto se produce en 2010, en dos reuniones casi continuas. La primera con vecinos y vecinas pertenecientes al entonces Centro de Jubilados; y la segunda con docentes universitarios y estudiantes de disciplinas varias y trabajadores/as de la Cooperativa 22 de Mayo. El objetivo de estos encuentros era la conformación de un Museo dentro de la fábrica, que ponga en valor espacios inutilizados al momento y cristalice un deseo de quienes "ocuparon, resistieron y produjeron" en los primeros años de resistencia7.
En 2010, al igual que en la actualidad, era necesario incorporar a la vida de la fábrica proyectos que ocuparan el espacio, que, apoyando la resistencia, ofrezcan a la comunidad propuestas culturales convocantes.
Las primeras sensaciones eran de cierta familiaridad con el lugar, algo resonaba de ese espacio. A decir verdad, el primer contacto había sido en 1999, cuando se promocionaban fiestas en un fábrica a la que había asistido. Pese a tratarse de una sola oportunidad de contacto con el lugar, lo recordaba claramente: la dificultad para encontrar la dirección -IMPA se encuentra en la calle Querandíes, que solo tiene unas pocas cuadras y cuyo acceso se produce entre calles que se cortan y no continúan, cerca de la vías del tren-, el ingreso por la puerta principal, las escaleras de material con líneas amarillas y negras en el pasamanos. La música se escucha desde la vereda y me recordaba a algún documental sobre las fábricas de Manchester desmanteladas durante la Inglaterra de Thatcher8, que se transforman en espacios para eventos culturales.
Era en el final de la década del `90 y la situación económica expulsaba cada día más a trabajadores/as de sus puestos y precarizaba a quienes mantenían su fuente de trabajo. Cerraban fábricas, se vaciaban, se desmantelaban; aumentaba la pobreza y la indigencia, y la sensación colectiva era que el futuro había dejado de ser incierto para esbozar algunas certezas: siempre negativas, expulsivas, represivas.
Para la temprana edad del autor de este artículo, la situación social era reconocible y habitada con cierta naturalidad y desesperanza, pero sin poder vincularla lo que estaba sucediendo en esa fábrica, que desafiaba los destinos preestablecidos para sus trabajadores/as y resistía el desalojo.
Ese primer encuentro con la fábrica quedó marcado por cierta fascinación por sus amplios y a hasta casi infinitos espacios, sus lugares oscuros y claros, sus paredes derruidas, su olor a metal, su música, sus laberintos.
Al retomar el acercamiento desde las actividades académicas, en 2012, cuando se produce el otorgamiento de la beca, las tareas de investigación favorecieron el incremento de los lazos establecidos con diferentes colectivos de la fábrica (Bachillerato Popular, Universidad de los Trabajadores, entre otros), además de la continuidad dentro de las actividades del Museo. Se produce en esta época el pasaje al trabajo etnográfico, en el que la observación participante -al modo en que fue oportunamente conceptualizada- se constituye: notas de campo sobre encuentros, reuniones o visitas, incluyendo aspectos antes mencionados como diálogos, comentarios, climas, lugares, actividades, entre otros registros; entrevistas no dirigidas a integrantes de la Universidad y el Museo.
Con el bagaje teórico y metodológico que incluía el plan presentado en 2011 y el comienzo de la Maestría en Psicología Social Comunitaria en 2012, las tareas etnográficas estaban orientas a indagar sobre los objetivos preestablecidos y desde una perspectiva teórica definida. Las formación de postrado introdujo una serie de posibilidades para revisar los parámetros iniciales, que acompañó el proceso de descubrimiento y reconocimiento que emerge del contacto directo y prolongado con quienes se acercan de formas diversas a la fábrica y con quienes la habitan permanentemente. De ese modo, comienzan a aparecer diferencias entre quienes tiene más de una década de participación y los recién llegados/as; quienes son espectadores de un espectáculo o visitas de un evento; quienes se incorporan para capacitarse o encontrar un espacio de formación, entre otras alternativas.
Asimismo, el habitar con mayor frecuencia el espacio, al recorrerlo y sentirlo se producen en el investigador becario sensaciones de familiaridad, búsqueda de permanencia, más claramente, de protección o amparo que el espacio otorga, similar a lo expresado por una entrevistada:
[...] [sobre IMPA] es como que fuera, qué te digo, un asiento de hierro, duro y arriba un tapiz de piel, porque es tan suave la forma de ser de ellos, sin embargo el soporte abajo es bien duro y bien macizo... es lo que yo siento (Alejandra, 55 años, estudiante de la Universidad de los Trabajadores, entrevista no dirigida).
El vínculo con el espacio va más allá de las dificultades para transformarlo, debido a cambios necesarios de lugares que antes tenían destinos fabriles, para incorporar en la actualidad tareas educativas o rememorativas (Polin, 2013). Este vínculo pareciera establecerse más imaginariamente, ligado al pasado, un momento en la historia que, desde el presente, es posible de pensar y sentir como más estable, más seguro que el actual. En los registros del diario de campo donde constan las vistas al Museo IMPA, se identifican fragmentos con comentarios reiterados acerca de sentimientos provocados por el espacio, a modo de ejemplo:
- [Durante la Noche de los Museos 2013] Una persona de unos 60 años, con su pareja y amigos se encuentran haciendo la visita guiada, llegando a la última etapa [de la recuperación de la fábrica, etapa autogestionada]. Mientras escucha las representaciones de trabajadores/as en la ocupación de 1998, me consulta si la fábrica sigue produciendo, le explico que sí, en un sector alejado de donde estamos. Su esposa y amigos/as lo chistan para poder seguir escuchando. Me hace una ademán para retirarnos unos metros y me comenta que de joven trabajó en IMPA, en la década del `60. Me indica en qué máquinas estuvo, ubicadas en las zonas que hoy son el Museo. Me explica su trabajo, entusiasmado en medio de centenares de personas. Se encargaba del diseño de matrices que luego de usaban para darle forma al aluminio que salía a gran temperatura de los hornos. Me pregunta, casi como un pedido, si es posible acceder al sector donde se fábrica. Le pido que espere a que termine la visita y lo llevo al lugar. Se mostraba exaltado por la oportunidad. Consulto con un trabajador que estaba esa noche en la portería e ingresan. Más tarde lo paso a buscar y me comenta: "qué increíble lo que sucede en esta fábrica... hace muchos años que no pasaba... no se puede creer lo que son éstas máquinas y que algunas sigan funcionando... lo que esta gente hace, lo que ustedes hacen es bárbaro... ¿cómo puede ser todo esto haya terminado así, no?" (Entrevista no dirigida a Roberto, ex trabajador de IMPA en los `60, Noviembre de 2013).
Luego de la evaluación de la última Noche de los Museos, surge fuertemente el interés del público visitante por las máquinas, para qué servían, cuándo dejaron de trabajar, por qué, si es posible ponerlas en marcha nuevamente (Registro de notas de campo, reunión de equipo Museo IMPA, Noviembre de 2013).
- En la visita del día hoy, un joven pasa por la zona donde se muestran los objetos en vitrinas, mira principalmente hacia arriba, los techos, las estructuras de metal; luego baja y se acerca a las máquinas, las toca, las acaricia. Me acerco y le hago un comentario sobre el uso de dicha máquina y me mira asombrado, dice9: "increíble cómo está esto... no se puede creer que esto funcionaba hasta hace no tanto y mira como está... me da una sensación como...como de melancolía" (Registro de notas de campo, Apertura Museo IMPA, Octubre de 2014).
- En las visitas guiadas de este año y algunas del año pasado [2015 y 2014] se reiteran preguntas acerca de las máquinas, del espacio y cómo se utilizaba y si era posible recomponerlo para volver a producir como antes. Al entender que no es posible y frente a esos gigantes de acero que se emplazan en la planta baja de la fábrica, lxs visitantes al museo se quedan perplejos, expresando cierta lástima o pena por el destino de las mismas. Por momentos, en los diálogos establecidos con visitantes o en entrevistas improvisadas, parece haber una tensión entre algo que se perdió, valorando una pasado perdido, y algo que resiste, que intenta recuperar(se), ya que conocer sobre las actividades que se realizan en la fábrica, la apertura a la comunidad y -por sobre todas a las cosas- el sostenimiento de la fuente de trabajo y la resistencia de los/as trabajadores/as, ese sentimiento de pérdida parece balancearse (Registro de notas de campo, evaluación de las visitas guiadas a instituciones, Abril 2015).
Al repasar estas notas de campo, el becario que investiga tiene la oportunidad de reflexionar acerca de las preguntas guías, objetivos y marcos teóricos, incorporando en el proceso emergentes que surjan de los que las personas que participan dicen, expresan, maniiestan, hacen.
De modo tal que se reconoce lo que mencionan Schwartz & Schwartz al apuntar que en la Observación Participante, el/la investigador/a "[...] está en relación cara a cara con los observados y participa de sus vidas, en su escenario cultural, colecta datos. Así, el observador es parte del contexto bajo observación, al mismo tiempo modificando y siendo modificado por este contexto (1955, p. 355; citado en Souza Minayo, 2009, p. 225).
Más allá de la discusión acerca de la tensión entre la pura observación, distanciada y objetiva (según el positivismo) o la participación que impide una observación adecuada de la realidad estudiada (Montero, 2004, 2006; Guber 2011), se trata de una técnica imprescindible en la investigación social ya que, como menciona Guber, "[...] el único medio para acceder a esos significados que los sujetos negocian e intercambian es la vivencia, la posibilidad de experimentar en carne propia esos sentidos, como en la socialización. Tal como un juego se aprende jugando, una cultura se aprende viviéndola" (op. cit., p. 55). De modo tal que se participa para observar y se observa para participar, y el involucramiento que impone la observación participante ya mencionado en este escrito -como inherente a la etnografía - resulta ser parte de la investigación y del proceso de conocimiento social (Holy, 1984, citado en Guber, 2011).
Admitiendo lo antes expuesto, se impone en el transcurso de la tarea etnográfica la perspectiva de la comunidad en cuestión, los modos de significar el mundo, de darle sentido, de sentirlo, vivirlo y nombrarlo, como sugiere Fernández Christlieb (2005).
Amangeiras (2012) sostiene que la etnografía invita a indagar y comprender los significados e interpretaciones que se otorgan al mundo desde el punto de vista de quienes lo viven. Pero da un paso más allá cuando insiste en que este proceso supone "[...] un involucramiento personal del investigador; donde la experiencia personal y los conocimientos se vinculan en el entramado del saber del sentido común y profesional, académico y disciplinar" (p. 118).
Podría afirmarse entonces que, si el conocimiento es en la relación, y la etnografía trabaja en la confluencia de las relaciones, ¿qué aporta el concepto de reflexividad en la producción de conocimiento?
Bourdieu (1997) propone para la investigación en sociología -aunque transferible a otras ciencias sociales- la necesidad de ejecutar para con uno las herramientas planteadas para con nuestros estudios y "estudiados". Es decir, poder considerarse dentro de un marco social, implicaría el ejercicio de lo que denomina reflexividad, entendida como efecto especular sobre las palabras ejercidas a otrxs, que deben volver sobre quien las enuncia. De este modo, la reflexividad, dice Bourdieu:

[...] apunta a objetivar el inconciente trascendental que el sujeto que conoce invirtió sin saberlo en sus actos de conocimiento o, si se prefiere, su habitus como trascendental histórico, el que cabe decir que existe a priori en tanto que estructura estructurante que organiza la percepción y le estimación de cualquier experiencia y a posteriori en tanto estructura estructurada producida por toda una serie de aprendizajes colectivos o individuales (p. 47).

Entiende a este proceso como una especia de vigilancia epistemológica, oportunidad de control que las ciencias sociales deben practicar sobre sí, proponiendo una reflexividad que avance sobre las condiciones sociales de posibilidad que construyen determinados objetos para la ciencia.
Para Guber (2011), la reflexividad de quien investiga se pone en juego junto con la reflexividad de los sujetos o comunidades que son investigadas. O para ser más exactos con el posicionamiento epistemológico definido en función del plan, "[...] si los datos de campo no provienen de los hechos sino de la relación entre el investigador y los sujetos de estudio, podría inferirse que el único conocimiento posible está encerrado en esta relación" (Guber, 2011, p. 46).
El conocimiento es producido en la relación y, al decir de esta autora, el lenguaje constituye la realidad, por medio de descripciones y afirmaciones, siendo códigos eminentemente prácticos. Es así que Guber aclara que el conocimiento científico reside en el control de la reflexividad y su articulación con la teoría social, y por lo tanto "[...] el investigador se convierte entonces en el principal instrumento de investigación y producción de conocimiento" (Heritage, 1991, p. 18; Briggs, 1986, citados en Guber, 2011, p. 45).
La reflexividad del/a investigador/a debe someterse a una continúa deconstrucción de supuestos acríticamente asumidos (Ibáñez, 1992) o bien al análisis o vigilancia en sus tres dimensiones:
Sobre la relexividad en tanto persona que integra la cultura de su época, con condiciones políticas y sociales (género, edad, pertenencia étnica, clase, entre otras).
Sobre la reflexividad del/a investigador/a definida por su posición en el campo científico, entendido como habitus para Bourdieu y Wacquant (1992): perspectivas teóricas, interlocutores académicos, prácticas disciplinares, entre otras dimensiones no menos importantes. Y, por último, vigilancia sobre la reflexividad de la población que se estudia.
En definitiva, es en la interacción donde se producen y otorgan sentidos al mundo, y por la propiedad reflexiva del lenguaje -es decir, por su capacidad de preformativa constituir la realidad- puede afirmarse que los datos obtenidos en el campo no son puros, son siempre interpretados por medio del lenguaje y por un/a investigador/a. En el proceso de producción de conocimiento, se utiliza el lenguaje natural, el mismo que pertenece a su época, que cristaliza relaciones de dominación, que invisibiliza violencias. Vale decir, no existe un por fuera del lenguaje, en el que las ciencias se sostengan (Ibáñez, 1992).
De aceptar estas afirmaciones, podríamos sintetizar diciendo que debe producirse un tránsito de reflexividades, estando allí, permaneciendo en contacto con los sujetos de estudio; generando contactos, diálogos y prácticas en, con y para la comunidad, ya que es en la relación que se produce el conocimiento (Ameigeiras, 2012; Guber, 2011; Montero, 2004).
Por medio de la etnografía y sus instrumentos, es posible promover ese tránsito, ya que "[...] la reflexividad inherente al trabajo de campo consiste en el proceso de interacción, diferenciación y reciprocidad entre la reflexividad del sujeto cognoscente -sentido común, teorías, modelos explicativos -y la de los actores o sujetos/objetos de investigación" (Guber, op. cit., p. 50).
En el próximo apartado se presentan las modificaciones que se incorporaron hasta el momento en la confección del plan de tesis, atento a los emergentes que se desprenden del establecimiento de relaciones con los sujetos de estudio, en el ámbito donde ocurre el fenómeno, participando como un integrante más de esa comunidad.

Elaboración del Plan de Tesis
La elaboración del plan de tesis surge del entrecruzamiento de las prácticas investigativas en la fábrica -oportunamente mencionadas- y la formación producto de la participación como Maestrando en la Maestría en Psicología Social Comunitaria (Facultad de Psicología, UBA), generando las condiciones de posibilidad para la incorporación de nuevos sabreres académicos provenientes de la perspectiva comunitaria.
A lo largo del cursado de diferentes materias, estudiando a los autores propuestos, por las experiencias debatidas, los textos presentados, entre otras tareas, se favoreció la revisión crítica del plan inicial.
De modo tal que, en la actualidad, el plan sostiene algunas preguntas, objetivos y/o marcos teóricos iniciales, pero añade conceptos inexistentes en el protocolo original; preguntas nuevas que se derivan de la experiencia de campo; y un nuevo planteo del problema, surgido del contacto y reflexión en el campo.
A continuación se exponen brevemente esas mutaciones: en el plan en proceso de elaboración se agregan a las preguntas originales, interrogantes que permiten distinguir entre formas diversas de participación. Esto surge del trabajo de campo, en el que se evidencian diferencias sustanciales entre quienes integran emprendimientos desde hace algunos años; quienes sostienen su práctica desde hace una década; o quienes se acocan esporádicamente por eventos, talleres o encuentros. Algunas de las preguntas guía son: ¿De dónde vienen y qué esperan los nuevos integrantes de los dispositivos?; ¿qué transformaciones subjetivas se producen en esa participación?; ¿qué tipo y nivel de participación existe en los integrantes?; ¿cuál es el grado de compromiso de los/as participantes con los dispositivos en particular y con IMPA en general?
Asimismo, llegar a identificar lo ocurrido en IMPA en el pasado o con el proceso actual de resistencia -en estas dos vertientes mencionadas anteriormente, una más ligada a lo perdido y la melancolía, y otra más relacionada con la recuperación y lo reivindicativo- impuso el establecimiento de nociones referidas a la identidad e con sus respectivos interrogantes: ¿qué rol cumple la identidad ("la o el IMPA") en la construcción de cada dispositivo?; ¿existen vínculos entre la identidad y la participación?; ¿de qué modo se produce algún sentimiento de pertenencia y respecto de qué aspectos?
Al reformularse las preguntas, los objetivos debieron tomar un camino similar, incluyéndose entonces:
• Identificar la elaboración emocional del espacio por parte de integrantes de los nuevos proyectos.
• Describir los modos, tipos y niveles de participación de integrantes en los nuevos dispositivos.
• Analizar el entramado de identidades que detentan integrantes de los nuevos dispositivos.
Estas transformaciones surgen también de la revisión del marco teórico que se ajusta ahora a los emergentes del campo, determinando hasta el momento la inclusión del concepto de participación e identidad:
La participación puede ser considerada como el centro del método comunitario (Sanchez Vidal,1991), ya que se trata de transformar a las personas en sujetos agentes "hacedores". Implica tomar parte, fijar objetivos y tomar decisiones, considerando tres tipos de participación: espontánea, institucional y organizada.
Otros autores sostienen que la participación puede ser entendida como un proceso, donde la población coopera en proyectos externos a la comunidad, o como un fin en sí mismo, involucrando un aumento del poder y el control (Clayton, Oakley y Pratt, 1998, citado en Jiménez-Domínguez, 2008).
Pueden definirse tres versiones de la participación: como tener parte en algo, como tomar parte y como ser parte (Stringer, 1972, citado en Sánchez, 2000).
Sánchez (2000) sostiene que la participación, más allá de sus formas, debe ser política en el sentido de tener efectos en la vida pública de una comunidad, y rescata el modo de entender la misma desde los propios participantes, quienes la definen como: involucrarse, tomar parte, ser solidario, la importancia del alojo, la organización, las metas comunes, la ayuda mutua, la lucha compartida, el crecimiento.
En la actualidad, frente a la creciente globalización, se profundiza la caída de la presencia del estado y sus posibilidades, el achicamiento del mismo durante las últimas décadas vinculado a las políticas neoliberales de privatización y endeudamiento, produjeron según Bayardo y Lacarrieu (1997) el quiebre de la identidad nacional sostenida durante el siglo XX.
Los autores sostienen que "[...] este nuevo escenario [...] conlleva la transformación de los múltiples espacios que hasta muy recientemente obraron como conformadores unívocos de identidad" (Bayardo & Lacarrieu, op. cit., p. 21), ubicando a la producción industrial como uno de ellos.
Definen también que, frente la complejización entre lo local y lo global, se producen reivindicaciones microsociales referentes al reclamo en contextos urbanos, en una suerte de reparación histórica en el marco de luchas por los espacios (Bayardo & Lacarrieu, 1997).
Desde mediados de la década del ´70, emerge el concepto de identidad ligado al surgimiento de los denominados movimientos sociales, en la crisis del Estado-Nación. Es considerado un concepto interdisciplinario, ya que se encuentran desarrollos en la sociología, la antropología y la psicología social (Giménez, 1997).
La identidad es comprendida, de este modo, "[...] ya no como una esencia, un atributo o propiedad intrínseca al sujeto, sino que tiene un carácter intersubjetivo y relacional" (Giménez, op. cit., p. 4). Es decir, no existe un yo esencial o un colectivo verdadero, sino que es construido por medio de prácticas, discursos y posiciones (Hall, 1997).
Profundizando acerca de las características del concepto, pueden delimitarse elementos que la componen (Giménez, 1997), que se organizan respecto a:
• La pertenencia a pluralidad de colectivos: lealtad, incorporación del complejo simbólico-cultural como emblema.
• El conjunto de atributos relacionales: disposiciones, habitus, tendencias, actitudes o capacidades. Derivan de la interacción social, variables en tiempo y espacio.
• La narrativa biográfica: vinculada a la historia personal, la auto-narrativa personal.
En este sentido, la identidad es ubicada en su dimensión práctica, vinculada a la acción a partir de reconocer sus actos como propios (Melucci, 1982, citado en Giménez, 1997).
El material expuesto en este apartado tiene un tiempo de haber sido escrito y aún no ha sido presentado como Plan de Tesis, por lo que, en la actualidad, incluso algunos aspectos están en proceso de revisión. Podría resumirse que ya no es de interés del estudio únicamente los emprendimientos que recién comienzan, sino que se incorporan participantes con diversidad de participación. Además, el planteamiento del problema no versa exclusivamente sobre las diferencias en dicha participación, sino tomando como eje el proceso más amplio del mundo del trabajo: antes, como organizador social del pasado; integrador y otorgador de identidad y futuro para la clase trabajadora; hoy, en proceso de crisis (Castel, 2004; Bauman, 2003); cuando el trabajo deja de ser organizador de las sociedades y el salario ya no actúa como mecanismo de distribución (Robertazi & Murúa, 2014).
Como asegura Bauman (op. cit.), hacia el final del siglo pasado los vínculos que se establecen son veloces, a corto plazo, frágiles, efímeros, y los procesos de individualización se acentúan, dificultando la integración social y las construcción de lazos estables que ofrezcan seguridad y estabilidad en la vida cotidiana.

Consideraciones finales
A lo largo del presente escrito se profundizó en los conceptos de etnografía y reflexividad como enfoques que permiten y promueven formas de producción de conocimiento que incorporan la perspectiva de los protagonistas y al/a investigador/a como integrante del proceso.
Se instala, desde esta perspectiva, lo que Montero (2004) denomina una episteme de la relación, el considerar que cualquier abordaje comunitario debiera sostener su práctica en el estudio de la relación, ya que se "es" en relación con otros.
Al utilizar la Observación Participante, se viabiliza el transcurso de la reflexividad del investigador con el de los sujetos de estudio, posibilitando en ese pasaje la incorporación de las voces de la comunidad -siempre interpretadas por el investigador -en la elaboración del próximo plan de tesis. Se nutre así el conocimiento y se establecen modos de producción en los que la relación con el Otro genera conocimientos.
Quedan por implementar formas de participación en la investigación que introduzcan en mayor medida a los sujetos de estudio, referidas a las propuestas de la IAP, que superen y amplíen la devolución sistemática del conocimiento producido.
La instalación de técnicas etnográficas permite ahondar en aspectos de la empresa recuperada IMPA que no estuvieron presentes para el investigador becario en ocasión del armado del plan inicial: los sentimientos vivenciados por quienes se acercan y/o participan de diversas maneras; la relación con el espacio y sus reminiscencias que conducen a otras etapas de la clase trabajadora; las sensaciones de protección, alojo o seguridad que brinda la fábrica; sus lazos con relatos familiares o propios expresados con añoranza y melancolía.
Como Teseo -quien utiliza el hilo que Ariadna le entrega con el propósito de encontrar la salida del Laberinto de Creta -quienes se acercan, permanecen, participan y apoyan la resistencia en IMPA parecemos convertirnos en "Teseos/as" en la búsqueda de un destino distinto, de una salida diferente del laberinto: colectiva, autogestiva, comprometida y solidaria.

1 Proyecto de Investigación UBACyT Dirigido por la Dra. Margarita Robertazzi.

2 Industria Metalúrgica y Plástica Argentina. Empresa recuperada en 1998.

3 El uso de las cursivas da cuenta de que es un material que reproduce el plan de tesis inicial.

4 Frase atribuida equivocadamente a Charles Darwin.

5 Las cursivas indican que se trata de material escrito extraído de otros documentos.

6 Pintor holandés, a cuya pintura "Relativity" se hace referencia. Ver http://www.mcescher.com/

7 Derivada de la consiga "Ocupar, Resistir y Producir" Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) del que es integrante la Cooperativa 22 de mayo, es decir, los trabajadores/as de IMPA.

8 Margaret Thatcher, Primer Ministro de Gran Bretaña entre 1979 y 1990, representante por excelencia de las políticas neoliberales.

9 El uso de comillas indica la introducción de otra voz en el discurso.

BIBLIOGRAFÍA

1- Álvaro, J. & Garrido, A. (2003). Los inicios del pensamiento psicosociológico en la segunda mitad del siglo XIX. Psicología Social: Perspectivas psicológicas y sociológicas (pp.13-63). Madrid: McGraw-Hill.         [ Links ]

2- Ameigeiras, A. R. (2012). El abordaje en la investigación social. En Vaselachis de Gialdino, I. (coord) Estrategias de Investigación Cualitativa (pp. 107-149). Buenos Aires: Gedisa.         [ Links ]

3- Bayardo, R. & Lacarrieu, M., (1997). Notas introductorias sobre la globalización, la cultura y la identidad. En Bayardo, R. & Lacarrieu, M., (comp.) Globalización e Identidad Cultural. Buenos Aires: CICCUS.         [ Links ]

4- Bourdieu, P. (1997). El oficio de científico. Ciencia de la ciencia y reflexividad. Barcelona: Editorial Anagrama.         [ Links ]

5- Bauman, Z. (2003). Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Bs. As., Siglo XXI.         [ Links ]

6- Castel, R. (2004). Las trampas de la exclusión. Trabajo y utilidad social. Buenos Aires: Topía.         [ Links ]

7- Castells, M. (1974a). Movimientos sociales urbanos. Madrid: Siglo XXI.         [ Links ]

8- Castells, M. (1974b). La cuestión urbana. Madrid: Siglo XXI.         [ Links ]

9- Fals Borda, O. (2013). Sección II: metodología (IAP). En Herrera Farfán, N. A. & López Guzmán, L. (comp.) Ciencia, Compromiso y Cambio Social. Antología (pp. 211-333). Buenos Aires: Editorial El Colectivo.         [ Links ]

10- Fernandes, B. (2005). Movimientos socioterritoriales y movimientos socio espaciales. Observatorio social de América Latina. Buenos Aires, v. 16, p. 273-284.         [ Links ]

11- Fernández Christlieb, P. (2005). Aprioris para una Psicología de la cultura. En Athenea Digital - Num. 7: 1-15 (primavera 2005). En versión digital: http://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.php/atheneaDigital/article/view/178/178        [ Links ]

12- Gimenez, G. (2008). Materiales para una teoría de las identidades sociales. Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Artículo recuperado [versión digital] en: http://docentes2.uacj.mx/museodigital/cursos_2008/maru/teoria_identidad_gimenez.pdf        [ Links ]

13- Guber, R. (2011). La Etnografía. Método, Campo y Reflexividad. Buenos Aires: Siglo XXI.         [ Links ]

14- Hall, S. (1999). Introducción: ¿quién necesita "identidad"?. Identidad cultural y diáspora. Recuperado [versión digital] en: http://www.unc.edu/~restrepo/intro-eeccs/quien%20necesita%20identidad-hall.pdf.         [ Links ]

15- Ibáñez, T. (1992). La tensión esencial de la psicología social. En Paez, D., Valencia, J., Morales, J., Sarabia, B., Ursua, N., Teoría y método en Psicología Social (pp. 13-29). Barcelona: Antrhopos.         [ Links ]

16- Jiménez-Dominguez, B. (2008). Ciudadanía, participación y vivencia comunitaria. En Jiménez-Dominguez, B. (coor) Subjetividad, Participación e Intervención Comunitaria. Una visión crítica desde América Latina. Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

17- Montero, M. (2006). Hacer para Transfomar. El método en la Psicología Comunitaria. Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

18- Montero, M. (2004). Capítulo III. El paradigma de la psicología comunitaria y su fundamentación ética y relacional. En Introducción a la Psicología Comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos. Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

19- Montero, M.(2001). Ética y política en Psicología. Dimensiones no reconocidas. Recuperado de http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/informacion_ adicional/obligatorias/036_psicologia_social2/bibliografia.html, el 22 de octubre de 2010, en Athenea Digital.         [ Links ]

20- Polin, M. (2013). Prácticas transformadoras en una empresa recuperada por sus trabajadores y trabajadoras: de espacio fabril a espacio educativo. En XX Anuario de Investigaciones (pp. 211-213). Tomo II Buenos Aires: UBA, Facultad de Psicología, Secretaría de Investigaciones.         [ Links ]

21- Robertazzi, M. & Murúa, E. (eds). (2014, noviembre). Revista Museo IMPA. Único Museo Vivo de Empresa Recuperada por sus Trabajadores y Trabajadoras, Nº 2. Buenos Aires: Autor.         [ Links ]

22- Robertazzi, M.; Perez Ferretti, L.; Gilbert, J.; Zito Lema, V.; Polin, M.; et al (2013) Museo IMPA: intercambios entre saberes académicos y saberes populares. Poster presentado en Jornada de los Programas Interdisciplinarios de la Universidad de Buenos Aires. Facultad de Derecho, UBA.         [ Links ]

23- Robertazzi, M.; Ferrari, L; Pertierra, L. y Siedl, A. (2010). Urgencias habitacionales, fantasías de salvación y retorno del desamparo. XVII Anuario de Investigaciones (pp. 241-251). Tomo I Buenos Aires: UBA, Facultad de Psicología, Secretaría de Investigaciones.         [ Links ]

24- Sabino, C. (1986). El Proceso de investigación. Buenos Aires: Editorial Lumen.         [ Links ]

25- Sanchez Vidal, A. (1991). Psicología Comunitaria. Bases Conceptuales y operativas, métodos de intervención. Barcelona. PPU. Cap. 2 y 8.         [ Links ]

26- Sanchez, E. (2000). Todos con la Esperanza. La continuidad de la Participación Comunitaria. Caracas.CEP-FHE. Cap.2 y 5.         [ Links ]

27- Souza Minayo, M. C. (2009). La artesanía de la investigación cualitativa. Buenos Aires: Editorial Lugar.         [ Links ]

Fecha de recepción: 18/05/15
Fecha de aceptación: 06/10/15

 

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons