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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.22 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2015

 

Psicoanálisis

Lo visto y lo dicho: notas sobre la diferencia  epistemológica entre las obras de Freud y Lacan y sus consecuencias sobre la noción de sujeto

Seen and said: notes on the epistemological difference between the works of Freud and Lacan, and its impact on the notion of subject

Bonoris, Bruno J.1; Muñoz, Pablo2

1 Psicoanalista. Licenciado en Psicología, UBA. Maestrando en Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Docente de Psicopatología, Cátedra II, UBA. Becario UBACyT. Investigador tesista en el Proyecto de investigación UBACyT (2014-2017): “Articulación de las conceptualizaciones de J. Lacan sobre la libertad con los conceptos fundamentales que estructuran la dirección de la cura: interpretación, transferencia, posición del analista, asociación libre y acto analítico”. Director: Pablo D. Muñoz. E-mail: brunobonoris@hotmail.com

2 Psicoanalista. Lic. en Psicología, UBA. Magíster de la Universidad de Buenos Aires en Psicoanálisis. Doctor en Psicología, UBA. Prof. Reg. Adj. de “Psicoanálisis: Escuela Francesa” de la Facultad de Psicología de la UBA. Prof. Adj. a cargo de “Psicología Fenomenológica y Existencial” de la Facultad de Psicología de la UBA. Prof. Titular Regular de “Psicopatología I” de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba. Director de proyecto UBACyT (2014-2017): “Articulación de las conceptualizaciones de J. Lacan sobre la libertad con los conceptos fundamentales que estructuran la dirección de la cura: interpretación, transferencia, posición del analista, asociación libre y acto analítico”. E-mail: pmunoz@psi.uba.ar

RESUMEN
En el siguiente trabajo, intentaremos plantear las posturas epistemológicas de Freud y de Lacan, pretendiendo ubicar la tradición epistemológica de la que formaron parte, con el objetivo de subrayar sus diferencias y las consecuencias a nivel teórico y clínico. También esbozaremos una alternativa epistemológica, no como solución de los múltiples problemas que la relación entre ciencia y psicoanálisis comportan, sino como punto de inicio para futuras investigaciones que abran nuevamente el debate sobre la postura epistemológica del psicoanálisis.

Palabras clave:
Ciencia - Psicoanálisis - Epistemología - Sujeto

ABSTRACT
In this paper, we will try to raise the epistemological positions of Freud and Lacan, trying to locate the epistemological tradition that formed part, in order to emphasize their differences and implications for theoretical and clinical level. Also we will try to outline an epistemological alternative, not as a solution to the many problems that the relationship between science and psychoanalysis behave, but as a starting point for future research to open the debate on the epistemological stance of psychoanalysis again.

Keywords:
Science - Psychoanalysis - Epistemology - Subject

Introducción
La pregunta sobre el estatuto científico del psicoanálisis no es ninguna novedad; de hecho, es una polémica que se sostiene desde su invención. Si bien parece cierto que Freud tuvo una postura decidida ante esta problemática, al proponer al psicoanálisis como la ciencia del inconsciente psíquico (1922), y al inscribirlo como una rama dentro de la psicología (1932), nunca fue aceptado como tal por la comunidad científica, por el contrario, fue criticado con particular entusiasmo por su falta de validación empírica, su irrefutabilidad, la vaguedad en las definiciones, y la reificación de los conceptos.
Por su parte, los seguidores de Freud más prestigiosos no mostraron un real interés en este tema, e hicieron caso omiso a las críticas recién mencionadas; excepto Lacan, quien señaló con insistencia la falta de espíritu científico de sus alumnos (1960) y la demora que tenía el psicoanálisis en relación a los adelantos de la ciencia. Es indudable que el vínculo entre la ciencia y el psicoanálisis atravesó la obra lacaniana de principio a fin.
En la actualidad, en el ámbito del psicoanálisis lacaniano, la cuestión sobre el posible estatuto científico del psicoanálisis se encuentra obstruida por una respuesta anticipada: el psicoanálisis no es una ciencia, sino una praxis.
¿Por qué motivos? En primer lugar, porque se afirma que la ciencia forcluye al sujeto, mientras el psicoanálisis se ocupa de él; en segundo lugar, porque se asume que la ciencia produce saberes universales e inmutables, a diferencia del psicoanálisis que lo hace a través de singularidades que mutan (Mazzuca, 2001).
Dejando de lado una posible rectificación de los enunciados que afirman la incompatibilidad entre ciencia y psicoanálisis1, creemos que es necesario volver a preguntarse por la perspectiva epistemológica del psicoanálisis.
Por esta vía, en el siguiente trabajo intentaremos, introductoriamente, plantear las posturas epistemológicas de Freud y de Lacan, pretendiendo ubicar la tradición epistemológica de la que formaron parte, con el objetivo de subrayar sus diferencias y las consecuencias a nivel teórico y clínico. También esbozaremos una alternativa epistemológica, no como solución de los múltiples problemas que la relación entre ciencia y psicoanálisis comportan, sino como punto de inicio para futuras investigaciones que abran nuevamente el debate sobre la postura epistemológica del psicoanálisis.

Freud y lo visto

(…) el fundamento de la ciencia, sobre el cual descansaría todo; lo es, más bien, la sola observación.
(Freud, 1914, p. 75)

Según Freud, el psicoanálisis es por completo inútil para formar una cosmovisión propia y debe aceptar la cosmovisión científica, que a su entender, consiste en que el mundo puede ser explicado de un solo modo y que la única fuente para conocerlo es a partir de la elaboración intelectual de observaciones cuidadosamente comprobadas (Freud, 1932).
Desde esta perspectiva, “el psicoanálisis no es hijo de la especulación sino el resultado de la experiencia” (Freud, 1913, p.211), particularmente, de aquello que es capaz de observarse, de verse en la experiencia. El verdadero conocimiento proviene, entonces, de la observación de los fenómenos, y a su vez, “el pensar científico no es diverso por su esencia de la actividad normal del pensamiento que todos nosotros (…) aplicamos en nuestros menesteres vitales” (Freud, 1932, p. 157).
Si seguimos esta teoría del conocimiento- y en estricta relación con el origen del aparato psíquico freudiano- podríamos afirmar que lo primero que sobreviene en cualquier experiencia humana es la vivencia de un fenómeno, luego la inscripción en el aparato psíquico como representación interna; y por último, la realización de un juicio atributivo sobre ésta. Por lo tanto, la ciencia conocería el mundo del mismo modo en que todos los seres humanos lo hacen: primero realizando observaciones de los hechos en la experiencia, y luego pensando y teorizando sobre éstos.

El pensar científico […] se empeña por mantener cuidadosamente alejados los factores individuales y las influencias afectivas, somete a riguroso examen la certeza de las percepciones sensoriales sobre las que edifica sus inferencias, se procura nuevas percepciones inalcanzables con los medios cotidianos y, variando deliberadamente ciertos experimentos, aísla las condiciones de esas experiencias nuevas. Su afán es lograr la concordancia con la realidad (Ibíd., p. 146).

Como puede observarse en la cita, se trataría para Freud de un conocimiento en forma de bucle, pues se parte de lo real a partir de la percepción y se lo elabora mediante un juicio o proposición; una vez establecido el juicio se podría ir en busca de lo real a través de experimentos que intenten confirmar aquella hipótesis surgida de la experiencia. De este modo se llega a la verdadera estructura de lo real que surge por la concordancia entre lo visto y lo dicho.
Parece cierto que Freud creía en la posibilidad de llegar a la verdad a partir de la correspondencia entre el ver y el decir, entre los hechos y las proposiciones. Entendía que los enunciados científicos podían ser verificados en la medida que se correspondieran con los hechos, o que las observaciones empíricas concordaran con las predicciones de la ciencia. Por lo tanto, la meta del trabajo científico es llegar a la verdad -dejando de lado su valor práctico-, entendida como la concordancia de lo enunciado con el mundo exterior objetivo y real (Ibíd.).
Coherente con su teoría, Freud plantea que la filosofía yerra metodológicamente al sobreestimar el valor cognitivo y al admitir otras fuentes de conocimiento como la intuición; el método científico, desde la perspectiva freudiana, debe basarse en la “investigación sin supuestos” (Freud, 1910, p. 61).
En sentido estricto, ubicar a Freud dentro alguna tradición epistemológica es una tarea complicada si se tiene en cuenta que él no poseía formación en esta área y su modo de concebir y llevar a cabo la investigación científica, no estaba bien delimitada. Por un lado podría afirmarse que formaba parte de la tradición anglosajona de la filosofía de la ciencia, en tanto ejerce una suerte de apología ética de la verdad científica e identifica como tarea principal lograr la organización y sistematización de los enunciados científicos, que se logran a partir del descubrimiento y la representación -copia interna y fidedigna- de aquello que se encuentra dado en la realidad. Por otro lado, el primado del elemento práctico, la ciencia entendida como algo que se hace, es decir como una actividad, y la materia del producto científico residiendo en la experiencia, la vivencia y la forma de su proceso (Gallego, 2011); parecen acercar a Freud a la tradición alemana.
Antes de inalizar este apartado quisiéramos acentuar que la idea de que el verdadero conocimiento solo se logra a partir de la experiencia tuvo gran éxito entre gran parte de los psicoanalistas, quienes consideraron que su propia formación consistía esencialmente en la experiencia de su propio análisis. Por fuera de las múltiples críticas que podrían hacerse a esta propuesta, la peor consecuencia que se evidenció fue “la resistencia que oponen los psicoanalistas a la teoría de la que depende su propia formación” (Lacan, 1966, p. 31-32); para decirlo en otros términos, se produjo una importante menoscabo en el estudio, la investigación, y por lo tanto, la producción de nuevos conocimiento.

Lacan y lo dicho

(…) primero hay que tener la idea, la cual se toma de mi experiencia, de que cualquier cosa no puede ser dicha. Y hay que decirlo. Vale decir que primero hace falta decir (Lacan, 1972)

A lo largo de sus seminarios y escritos, Lacan criticó la posición acientífica de los psicoanalistas, llegando a afirmar que el psicoanálisis era “un medio infatuado del más increíble ilogismo” (1960, p. 775) y que padecía de una “carencia de la teoría sumada a un número de abusos en su transmisión, que, (…), resultan tanto la una como los otros en una ausencia total del estatuto científico” (Ibíd., 774).
Formado en epistemología por Alexander Koyré, Lacan se dedicó sistemáticamente a poner en cuestión la perspectiva empirista de Freud, y la idea de que el método científico debe fundarse en la experiencia. Tal fue la insistencia en este punto, que debió explicitar que el uso que él daba al concepto de experiencia, no refería al Erlebnis2 freudiano, sino al de un experimento; es decir al de un campo constituido por algún artificio (Lacan, 1961-62). En otras palabras, el esfuerzo lacaniano radicó principalmente en subrayar que los psicoanalistas quedaron adheridos a una concepción científica que priorizaba la observación del fenómeno en la experiencia, por sobre la teoría, es decir, lo posible de ser dicho. Si en Freud la metodología científica debía basarse en una investigación sin supuestos, en Lacan se plantea exactamente lo contrario: primero hay que tener la idea y hace falta decirla.
Este señalamiento resulta similar al que los epistemólogos de tradición anglosajona -como Popper, Lakatos y Kuhn- y de tradición francesa -como Bacherlard- le hicieron a los positivistas y empiristas que los habían precedido3: “mientras la ciencia anterior partía de las observaciones de los hechos, y desde allí extraía por inducción regularidades generales, el método hipotético deductivo propuesto por Popper invierte ese proceso” (Klimovsky, 2009).
Según Lacan, la ciencia sufrió una degradación al producirse la inversión positivista que colocó a las ciencias del hombre en el coronamiento del edificio de las ciencias experimentales y las subordinó a ella; induciendo a una visión errónea que se fundó sobre el prestigio de un desarrollo especializado de la experiencia (Lacan, 1953).
Agrega que “hoy las ciencias conjeturales, recobrando la noción de ciencia de siempre, nos obligan a revisar las clasificación de las ciencias que hemos recibido del siglo XIX, en un sentido que los espíritus más lúcidos denotan claramente” (Ibíd., p. 273).
Continuando con el argumento, tomaremos lo referido por Lacan en uno de sus Seminarios, específicamente en la clase del 18 de noviembre de 1975:

[…] la interpretación opera únicamente por el equívoco. Es preciso que haya algo en el significante que resuene. Resulta sorprendente que esto no se les haya presentado de ningún modo a los filósofos ingleses. Los llamo así porque no son psicoanalistas. Creen con una convicción inquebrantable que la palabra no tiene efecto. Se equivocan. Piensan que hay pulsiones, y eso cuando tienen la amabilidad de no traducir Trieb por instinto. No piensan que las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir (Lacan, 1975-76, p. 18).

De esta cita pueden extraerse, al menos, tres consecuencias que remiten directamente a lo expuesto hasta aquí: en primer lugar, resulta interesante que Lacan llame a los psicoanalistas, filósofos ingleses; al parecer se está refiriendo los filósofos empiristas (e.g. Bacon, Locke y Hume). En segundo lugar, parece estar criticando el realismo ingenuo freudiano y de sus seguidores, que consideraban a todas las nociones psicoanalíticas -como el inconsciente, la libido, la pulsión- como sustancias dadas en la realidad que podrían ser conocidas, en tanto descubrimiento, a partir de una observación cuidadosa. En tercer y último lugar, es necesario acentuar la utilización del término “hecho”; en esta cita queda explicitado que para Lacan el hecho no es algo dado en la realidad, no es un fenómeno, no es algo posible de ser visto; el hecho es que hay un decir, que se diga que hay, el hecho es siempre un hecho discursivo. En suma, para Lacan, la pulsión, el inconsciente, el deseo, etc. son hechos discursivos.
En última instancia, todo lo expuesto hasta aquí, remite a la pregunta sobre el modo en que se considera al sujeto en psicoanálisis, es decir a su objeto de estudio: en Freud encontramos un sujeto dado, divido internamente, que tiene un inconsciente y que lleva consigo pulsiones y deseos; el modo de conocerlo será, lógicamente, a través de la observación cuidadosa de los fenómenos en la experiencia que nos permitan dar cuenta de aquello que hay en lo real. Para Lacan, en cambio, el sujeto es una hipótesis (1972-73), y solo se manifiesta como una creación, como un efecto del hecho que hay un decir, y solo al decir se puede producir algo como una división subjetiva (entre significantes). Lo real será, consecuentemente, un efecto de lo simbólico, un imposible lógico que solo puede instaurarse en la medida que se diga: no es algo a ser observado; lo real se funda, se inventa, a partir de un decir.
Para constituir su objeto de estudio Lacan recurrió a una herramienta particular de argumentación que le permitiese formular y transmitir el saber en psicoanálisis: la formalización matematizada.4
El uso de la topología de superficies, la teoría de nudos, la lógica, y otros recursos matemáticos -como la teoría de grafos- parece responder a su vocación científica y a la necesidad de “cierta reducción, a veces de realización larga, pero siempre decisiva en el nacimiento de una ciencia, reducción que constituye propiamente su objeto” (Lacan, 1965, p.834).

Conclusión: Entre el ver y el decir
Hemos intentado a lo largo de este trabajo poder señalar la diferencia entre las posturas epistemológicas de Freud y Lacan; caracterizada fundamentalmente por la preeminencia de la experiencia y lo visto en el primero, y la teoría y lo dicho en el segundo. Las dificultades para ubicar a Freud en una de las tradiciones epistemológicas, no se presentarían -en primera instancia- en el caso de Lacan, a quien podríamos situar dentro de la tradición anglosajona de la ciencia por los siguiente motivos: el privilegio de la cuestión cognitiva, la preocupación por la fundamentación de lo cierto, la primacía de lo teórico por sobre lo práctico y lo poiético, y, por último, la asimilación de la ciencia a aquello que se dice, es decir a un cierto tipo de lenguaje (Gallego, 2011).
Cabría preguntarse, dada la aparente incompatibilidad entre el psicoanálisis y el concepto de ciencia que predomina en la actualidad (tradición anglosajona), sino es conveniente pensar esta relación a partir de otra perspectiva epistemológica. Como se dijo al comienzo del trabajo, si entendemos que la ciencia es única, universal e inmutable, y, coherentemente, sus objetos de estudio también; el psicoanálisis no podrá nunca inscribirse dentro de ella.
En otras palabras, si el psicoanálisis se ocupa del sujeto en su singularidad, difícilmente podríamos pensarlo como un hecho “para todos”.
Desde esta perspectiva, el modo en que la tradición francesa aborda la cuestión de lo científico, podría ser atinada para pensar las relaciones entre ciencia y psicoanálisis: la orientación del problema científico sobre lo nuevo y la invención de lo nuevo, el pensamiento como noción central, la cognición científica concebida en términos relacionales, y el problema como asiento y fuente del conocimiento científico.
¿Por qué este punto de vista podría ser pertinente? Porque el sujeto del inconsciente es siempre una invención, que se da en el entre (analista y analizante, enunciado y enunciación, significante y otro significante), a partir de una reducción formalizable en términos matemáticos, y que únicamente es pensable a partir de los que es importante o no lo es, para ese sujeto en su singularidad.
Finalmente, el psicoanálisis podría pensar la ciencia no como lo visto ni lo dicho, tampoco como la equiparación entre ambas dimensiones heterogéneas; sino como lo que acontece entre las visibilidades y las discursividades, entre el ver y el decir. Desde este punto de vista, el matema -como aquella reducción de los dichos en una fórmula posible de ser mostrada-sería una de las vías posibles para construir una epistemología bien fundada del psicoanálisis.

1 A decir verdad la idea de que la ciencia forcluye al sujeto es teóricamente muy difícil de sostener. En efecto, lo que plantearon la mayoría de los pensadores del s. XX -inclusive Lacan -en relación al surgimiento de la ciencia y la subjetividad, es que la ciencia produjo un tipo de sujeto. Lo que Lacan afirmó, específicamente, no es que la ciencia forcluye al sujeto, sino que la ciencia forcluye la verdad del sujeto; proposiciones absolutamente distintas. Por otro lado, predicar que la ciencia plantea saberes universales e inmutables; es sostener una versión muy reducida, y por lo tanto equivocada, de lo científico.

2 El termino alemán Erlebnis remite a la experiencia como lo acontecido, a lo vivido.

3 Consideramos pertinente tomar algunas frases de estos autores para reforzar la hipótesis propuesta, y para ello nos vemos forzados a dejar de lado las enormes diferencias entre ellos, con el objetivo de focalizarnos en la crítica realizada al empirismo. Karl Popper, por ejemplo, plantea que “para que un enunciado pueda ser examinado lógicamente (…) tiene que habérsenos propuesto antes: alguien debe haberlo formulado y habérnoslo entregado para su examen lógico” (1934). Imre Lakatos por su parte dice que “el conocimiento científico no puede ser un conocimiento probado.
Ninguna teoría puede ser probada, todas las teorías son igualmente conjeturales” (1978). Por último Gastón Bacherlard sostiene que “se debe abandonar el principio de realidad. Estamos plenamente, en la física relativista, en una epistemología discursiva (…) Se trata de primacía de la relexión por sobre la percepción” (1992).

4 Es importante aclarar que a pesar de que Lacan haya sido uno de los pocos psicoanalistas que recurrió a la formalización matematizada, esto no significa que ésta haya sido la única herramienta epistemológica que él utilizó. De hecho, es evidente que Lacan recurrió a distintas disciplinas -como la lingüística, la filosofía, la física, etc.- a la hora de construir sus conceptos y transmitir sus hipótesis.

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Fecha de recepción: 27/04/15
Fecha de aceptación: 23/08/15

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