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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.22 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2015

 

Psicoanálisis

Los signos perceptivos como huellas freudianas de lo real

Perceptual signs as freudian traces of the real

Delgado, Osvaldo1; Pino, Silvia2; Córdoba, M. De Los Ángeles3

1 Doctor en Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Lic. en Psicología, UBA. Profesor Titular de la Cátedra I “Psicoanálisis: Freud”, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Prof. Adjunto a cargo de de la Cátedra “Construcción de los conceptos psicoanalíticos”. Director de Proyectos de Investigación UBACyT. E-mail: od@osvaldodelgado.com.ar

2 Lic. en Psicología, UBA. Profesora Adjunta de la Cátedra I “Psicoanálisis Freud”. Docente Regular de la Cátedra I “Psicoanálisis Freud”. Jefa de Trabajos Prácticos de la Cátedra Construcción de los conceptos psicoanalíticos. Investigadora UBACyT, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires.

3 Lic. en Psicología, UBA. Jefa de Trabajos Prácticos de la Cátedra I “Psicoanálisis Freud”. Docente Regular de la Cátedra I “Psicoanálisis Freud”. Jefa de Trabajos Prácticos de la Cátedra “Construcción de los conceptos psicoanalíticos”. Investigadora UBACyT.

RESUMEN
Inconciente y real se leen topológicamente como una banda de Moebius, esta formulación es solidaria de los desarrollos epistémicos de la última enseñanza de J. Lacan.
La hipótesis general que nos orienta en este trabajo es que aquello que en Lacan es el último giro de su enseñanza, tiene solidaridad con lo que en Freud encontramos al inicio de la suya.
En particular nos centraremos en la construcción freudiana del primer modelo de aparato psíquico. En este los signos perceptivos nos orientan respecto de la conceptualización lacaniana de cuerpo y letra.

Palabras clave:
Signos perceptivos - Huellas - Transcripción - Cuerpo - Goce

ABSTRACT
Unconscious and real is read topologically like a Moebius strip, this formulation is binding with the epistemic developments of the last teaching of Lacan.
The general hypothesis who guides us in this work is what in Lacan is the latest twist in his teaching, is solidary with what in Freud found in his beginning.
In particular we will focus on the construction of the first Freudian model of psychic apparatus. The signs perceptive orientate us about the Lacanian conceptualization of body and letter.

Key words:
Perceptive signs - Traces - Transcription - Body - Enjoy

Introducción
Inconciente y real se leen topológicamente como una banda de Moebius, esta formulación es solidaria de los desarrollos epistémicos de la última enseñanza de J. Lacan.
A partir de esta operación de lectura nos proponemos avanzar en un rasgo delimitado de nuestro proyecto de investigación UBACyT “Síntoma-sinthome: las huellas freudianas en la última enseñanza de Lacan”1.
La hipótesis general que nos orienta en este trabajo es que aquello que en Lacan es el último giro de su enseñanza, tiene solidaridad con lo que en Freud encontramos al inicio de la suya.
Lacan caracteriza a finales de su enseñanza a lo real como su respuesta a la elaboración freudiana del inconsciente. Este giro implica tanto diversas conceptualizaciones de lo que Freud llamó aparato psíquico, como las distintas orientaciones de la cura y el final de análisis, y de lo “inatrapable” del invento freudiano: el analista.
Por lo tanto, las “huellas freudianas” las hallamos en diversos giros de la conceptualización de lo real, y cuando parece desprenderse de Freud, nos encontramos en Lacan con la llamada por él “respuesta sintomática”.
En particular nos centraremos en la construcción freudiana del primer modelo de aparato psíquico. En este los signos perceptivos nos orientan respecto de la conceptualización lacaniana de cuerpo y letra.
Pensamos que Freud no extrae consecuencias clínicas ni epistémicas a esta conceptualización de los signos perceptivos tal como los postula en la carta 52 de la correspondencia con Fliess, quedan como tope y no como límite en su obra.
Es Lacan quien en relación a la topología del sinthome le extrae consecuencias epistémicas, políticas y clínicas.
El síntoma para ser leído a diferencia del síntoma para ser escuchado, es la hipótesis que conduce la clínica y el desarrollo epistémico de Lacan en el giro que produce su última enseñanza para salir de los encierros del psicoanálisis en torno a la maquinaria infinita del sentido- sin sentido.

Acerca de la última enseñanza de Lacan
El último Lacan implica un movimiento inverso respecto de su primera enseñanza.
Su punto de partida había sido el lenguaje, el inconciente estructurado como un lenguaje y la palabra dirigida al Otro como batería de los significantes y lugar desde donde el sujeto puede obtener efectos de significación y significado. Síntomas como metáfora en relación al encuentro con el Otro y como respuesta a la barradura del Otro, al deseo del A.
Esta primera enseñanza se sostiene en la subordinación del goce al primado del lenguaje, de su estructura.
El movimiento en el último Lacan es partir de “hay el goce”, relación originaria al goce, donde el lenguaje no sería sino secundario y derivado de lalengua, Implica la subordinación del lenguaje, de su estructura al goce.
Lalengua es la palabra antes de su ordenamiento gramatical y lexicográfico. Palabra no como comunicación sino como goce, disyuntiva de la estructura del lenguaje. Es preestructural, es un enjambre de S1.

Dependencia originaria entre goce y palabra.
El lenguaje es una elucubración de saber sobre lalengua, una elucubración sobre este enjambre de S1, un ordenamiento simbólico. (Lacan, 1981).
El inconciente es un saber hacer con lalengua.

Para “delimitar el período de la última enseñanza de Lacan”, tomaremos los siguientes binomios: los conceptos verdad-real y la diferenciación de las categorías goce fálico-goce suplementario.
Situamos en El Seminario 20, un salto abductivo en los desarrollos lacanianos.
Los enunciados de Lacan que nos orientan para situar este salto son:
“Esto me hará interrogarme una vez más sobre lo que aparentemente se confunde de lo verdadero y de lo real.
Que lo verdadero apunta a lo real, es un enunciado fruto de una larga reducción de las pretensiones a la verdad.
Cada vez que la verdad se presenta, cada vez que se afirma como un ideal cuyo soporte puede ser la palabra, no es cosa fácil alcanzarla.” (Lacan, 1981 p.110-111)

Más adelante dice respecto de esto:
“La meta es que el goce se confiese, y precisamente porque puede ser inconfesable. Espectro de la ley que regula el goce esa es la verdad buscada.” (Lacan, 1981 p.111)
“Algo más nos tiene maniatados en cuanto a la verdad, y es que el goce es un límite. Ello se debe a la estructura misma que evocaban en la época en que los construí para ustedes, mis cuadrípodos: el goce sólo se interpela, se evoca, acosa o elabora a partir de un semblante.” (Lacan, 1981 p.112)
Las consecuencias de estos enunciados se pueden leer en la siguiente frase:
“Lo real no puede inscribirse sino con un impase de la formalización.” (Lacan, 1981 p.112)
En relación con el segundo binomio, goce fálico-goce suplementario.
A partir de las fórmulas de la sexuación Lacan ubicará un goce más allá del falo, el goce femenino:
“Hay un goce, ya que al goce nos atenemos, un goce del cuerpo que está, si se me permite, más allá del falo” (Lacan, 1981 p.90)
“Ese goce que se siente y del que nada se sabe ¿no es acaso lo que nos encamina hacia la ex-sistencia? ¿Y por qué no interpretar una faz del gran Otro, la faz de Dios, como lo que tiene de soporte al goce femenino?” (Lacan, 1981. p.93)
Tomamos como modelo del nuevo concepto de goce (soporte del giro de la llamada ultimísima enseñanza), al goce femenino como goce suplementario.
Ya no se trata del goce traumatizado y negativizado por la castración sostenido en las variaciones del objeto a, sino de un nuevo régimen de goce que no entra en la significación fálica. La problemática de lo femenino implica una operación sobre el goce como tal, es decir, no edípico.
El goce que amplía el concepto de síntoma dando lugar al sinthome, como nombre de lo incurable, se reduce al acontecimiento de cuerpo. Avanzando en su enseñanza Lacan deja en claro que ese goce suplementario no requiere del falo ni de la castración sino se debe entender en función de la inscripción de las primeras experiencias de goce, condición de posibilidad de la constitución misma del aparato psíquico. De ahí que son necesarios tres conceptos para iluminar aquello que sitúa en los primeros momentos de la vida humana: lalengua, el goce y el cuerpo.

Los primeros desarrollos freudianos
Nos interesa destacar, que a partir de los primeros postulados acerca de la constitución psíquica, Freud sitúa: Una perturbación primera que es de orden endógena, que proviene del cuerpo propio. Un factor cuantitativo fuera de todo orden simbólico.
Unas primeras huellas que se fijan y se inscriben por simultaneidad no por razones causales ni de contenido.
Eso que se fija es del orden del fuera de sentido.
Y se destaca de entrada la relación con un otro auxiliador que introduce el lenguaje como función simbólica secundaria a la perturbación que es del orden de lo real.

Lo perturbador proviene de lo corporal
Freud en el Proyecto de psicología, tiene la ambición de “averiguar qué forma cobrará la teoría del funcionamiento psíquico si se introduce en ella un enfoque cuantitativo, una especie de economía de la energía nerviosa” (Freud, 1950 p. 326).
Se decide por partir de un sistema neuronal como soporte para pensar metafóricamente la constitución de lo que llama el aparato psíquico.
Propone como principio fundamental la inercia neuronal, las neuronas procuran aliviarse de la cantidad.
Este principio es quebrantado desde el comienzo a causa de los estímulos endógenos provenientes de lo corporal, de los que no es posible sustraerse y solo cesan bajo precisas condiciones que Freud llama acción específica.
Para dar cuenta de la constitución de este aparato psíquico recurre a dos experiencias míticas que dejan huellas perdurables e imborrables y que son la base de todo desarrollo posterior.
Vivencia o experiencia de dolor y vivencia o experiencia de satisfacción.
En cuanto a la vivencia de satisfacción, Freud explica que los estímulos endógenos que perturban desde el inicio provocarán un afán de descarga para ser aligerados, el infans prematuro para producir la acción adecuada, “…la vía que a raíz de ello primero recorre es la que lleva a la alteración interior (expresión de las emociones, berreo, inervación vascular)” (Freud, 1950 p. 362).
Esta alteración no produce la descarga pues la recepción de estímulos continúa y sigue la tensión. Solo es posible el aligeramiento si se elimina por un tiempo el desprendimiento de cantidad a través de una acción específica.
Para eso se requiere del auxilio ajeno un individuo experimentado que advierte el estado del niño.
Si ese otro auxiliador realiza la acción específica se modifica la perturbación en el cuerpo y este proceso constituye una experiencia de satisfacción. Esta tiene las más hondas consecuencias para el desarrollo de las funciones en el individuo:
- Descarga del estímulo endógeno que pone término a la alteración interior
- Investidura de una huella mnémica de esa experiencia
- Enlace, facilitación de la relación del estímulo y la huella de la experiencia que quedan asociadas por una ley de asociación por simultaneidad y constituye la base de todas las conexiones posteriores. Por eso cuando vuelva a aparecer la excitación endógena, se investirá psíquicamente la huella mnémica de la primer experiencia para volver a producirla alucinatoriamente buscando una identidad de percepción.
La otra experiencia fundamental es la de dolor, para Freud el dolor consiste en la irrupción de grandes montos de cantidades hipertróficas en el aparato. Es el más imperioso de los procesos. Fracasan todos los dispositivos de protección, para él no existe impedimento de conducción. Deja como secuelas unas facilitaciones duraderas, es decir que cancelan por completo la resistencia producto de barreras de contacto para no dejar pasar esa excitación.
Por lo tanto el dolor deja las siguientes huellas en el aparato psíquico
- un acrecentamiento de nivel sentido como displacer, un displacer que es del orden del mas allá del principio de placer
- Una inclinación a la descarga
- Una imagen mnémica del objeto hostil
- Una inclinación a la descarga ante cualquier estado que pueda investir la huella del objeto aunque no se produzca dolor.
- La reproducción de la vivencia cuando se inviste el recuerdo. Repetir el primitivo intento de huida ante cualquier situación que despierte una percepción similar al recuerdo penoso.
- El afecto2 como resto de esta primitiva experiencia de dolor. En el afecto se produce un nuevo desprendimiento de displacer. El modelo de este desprendimiento desde lo corporal Freud lo encuentra en la conducta del desprendimiento sexual.
- El dolor deja como secuela unas facilitaciones de particularísima amplitud.

Ambas experiencias dejan como restos motivos compulsivos: la atracción del deseo y la defensa primaria como repulsión a la investidura.
El deseo como resto de la experiencia de satisfacción es lo que impulsa a trabajar al aparato psíquico. Deseo irreductible por la imposibilidad de la identidad de percepción.
Imposibilidad del encuentro con un objeto que satisfaga completamente, pérdida de un objeto adecuado, falta de objeto, encuentro siempre fallido. Deseo indestructible, inmortal, traumático, motor del aparato psíquico, inconciente, infantil y sexual.
El afecto como resto de la experiencia de dolor implica una defensa primaria como desprendimiento repentino de displacer, una repulsión a mantener investida la imagen mnémica hostil y todo lo que entre en conexión con ella.
Es el factor cuantitativo que pone en marcha todo el desarrollo del aparato psíquico sostenido en la defensa contra esa cantidad perturbadora.

Por lo tanto, el resto que deja la experiencia de satisfacción: el deseo, realiza el tratamiento psíquico de lo que dejó como resto la experiencia de dolor: el afecto. Este es el antecedente de la diferencia deseo-pulsión. Antecedente que da cuenta de las dos doctrinas principales de todo el andamiaje teórico-clínico freudiano: la doctrina de los sueños, la doctrina de las pulsiones.

La inscripción de las huellas
Freud en el marco de su correspondencia con Fliess, en la Carta 52 del 6 de diciembre de 1896 propone un primer ordenamiento del aparato psíquico, antecedente del esquema que construirá en el capítulo 7 de la Interpretación de los sueños, germen de su primera tópica.
En ese momento trabaja con el supuesto de un aparato psíquico ordenado de manera múltiple, “…generado por estratificación sucesiva, pues de tiempo en tiempo el material preexistente de huellas mnémicas experimenta un reordenamiento según nuevos nexos, una retranscripción (umschrift)” (Freud, 1950 p. 274).
Entendemos que las primeras huellas producto de las vivencias de dolor y de satisfacción son la materia prima, la causa de la constitución de todo el material psíquico y el motor de todo su posterior desarrollo y mecanismo.
Hay por lo menos tres transcripciones posibles del material psíquico -signos de percepción, inconciencia y preconciencia-.
Esta estratificación podemos pensarla como niveles de resistencias. Un reordenamiento de las huellas mnémicas por inscripción y retranscripción.
Las percepciones que se anudan a la conciencia, no conservan huella ya que conciencia y memoria se excluyen entre si.
Llama signos de percepción a la primera transcripción de las percepciones, fixierung - fijación / niederchrift- transcripción, fijación de la transcripción: una primera inscripción que da origen a la vida, a la vida del cuerpo.
Es insusceptible de conciencia y las huellas se articulan por una asociación por simultaneidad, sin nexos causales ni de contenido. Puras marcas en el cuerpo, fuera de sentido. Fundamento de las transcripciones posteriores.
Podemos pensarlas como lo que se inscribe de las primeras vivencias de dolor y satisfacción. Marcas intraducibles e inhibibles. Germen de todo el posterior desarrollo.
Segunda transcripción. Las huellas Ic, inconciencia ordenada según otros nexos, tal vez causales. Son inasequibles a la conciencia, pero no insusceptibles de conciencia. Proponemos que abre el campo del sin sentido y la posibilidad de traducción en palabras, un lenguaje a descifrar gobernado por las leyes del inconciente, condensación y desplazamiento.
Tercera transcripción. Prc - preconciencia ligada a representaciones palabras, desde aquí las investiduras devienen concientes. Es el campo del lenguaje como función secundaria y del sentido.
Subrayamos:
- La fijación (fixierung) como inscripción-trancripción (niederchrift) de la huella mnémica a diferencia de la fijación como detenimiento del movimiento libidinal: fijación de una pulsión a un objeto y fijación a un cierto punto de su desarrollo.
- La facilitación en la conexión de las huellas mnémicas como una compulsión no inhibible. Que abre el campo de la atracción y la repetición.
- La resistencia como barrera de contacto al paso de la cantidad de las huellas, como inhibición y repulsión a la investidura. Lo que da lugar a la defensa primaria y la repetición de la evitación.

Facilitación y resistencia es lo que permite la inscripción de las huellas mnémicas y sus posibles e imposibles transcripciones y traducciones del material psíquico. Resistencia que remite tanto a la defensa como a la constitución y funcionamiento mismo del aparato psíquico.
Por ejemplo en la histeria la particularidad de la defensa es la conversión. La conversión, nos parece, implica al menos dos cosas: el falso enlace que por desplazamiento del afecto al cuerpo expresa mediante un síntoma corporal algo que es del orden de lo psíquico, cuerpo de representación, cuerpo que habla. Pero también un cuerpo de condensación, cuerpo afectado por las huellas, las marcas que se conectaros por la ley de simultaneidad pero que son marcas intraducibles y no inhibibles en los términos de la carta 52. El cuerpo de Elizabeth como lugar en que se enlaza el “pensamiento otro” y las marcas de satisfacción autoerótica primeras.
La operación psíquica requiere en su prosecución la traducción, la reescritura del material psíquico en el pasaje de una transcripción a otra. En las psiconeurosis esa traducción no se produce para ciertos materiales, la denegación de la traducción es motivada por el desprendimiento de displacer, “como si este displacer convocara una perturbación que no consintiera el trabajo de traducción” (Freud 1950, p 276).
Un displacer en la traducción y un displacer que no consiente traducción. El problema del afecto, entonces tiene una doble descendencia: por un lado la sexualidad infantil desplazada en los síntomas, “la naturaleza sexual del suceso y su ocurrencia dentro de una fase anterior” (Freud 1950, p 277); por otro lado la fuente independiente de desprendimiento de displacer, fuera de la ligadura representacional, pura marca sin traducción, fuera del campo de las significaciones. Lo que demanda traducción y produce desprendimiento de displacer: por un lado, se traduce anudado a la sexualidad infantil, por otro lado y al mismo tiempo, algo resta de ese desprendimiento como independiente e imposible de toda traducción.
La fijación de la transcripción de las huellas la entendemos como primer signo que introduce la sustitución en el humano, acontecimiento de cuerpo, acción de un significante que opera fuera de sentido y es anterior a la función secundaria del lenguaje.

El lenguaje como función secundaria
En la vivencia de satisfacción Freud sitúa que la alteración interior del niño que no produce el efecto de descarga deseado: el llanto, el pataleo, el grito. Es decodificado por otro auxiliador que advierte el estado del niño y produce la acción adecuada. Esta vía de descarga indirecta, a través del auxilio ajeno cobra la función secundaria del entendimiento o comunicación y da cuenta del inicial desvalimiento del ser humano como la fuente primordial de todos los motivos morales.
Freud dice:
“La inervación lingüística es originariamente una vía de descarga que opera a modo de una válvula para y, a fin de regular las oscilaciones de Qn; es un tramo de la vía hacia la alteración interior, que constituye la única descarga mientras la acción específica esté todavía por descubrirse. Dicha vía cobra una función secundaria, pues llama la atención del individuo auxiliador (por lo común, el objeto-deseo mismo) sobre el estado anhelante y menesteroso del niño, y a partir de entonces sirve para el entendimiento {comunicación}, siendo así incluida dentro de la acción específica.”
“Al comienzo de la operación de juicio, cuando las percepciones interesan por causa de su posible vínculo con el objeto-deseo, y sus complejos se descomponen en una parte inasimilable y una consabida para el yo por su propia experiencia -lo que se llama comprender-, se producen dos enlaces para la operación de lenguaje. En primer lugar, se encuentran objetos -percepciones- que lo hacen gritar a uno porque excitan dolor, y cobra enorme sustantividad que esta asociación de un sonido (que también incita imágenes de movimiento propio) con una [imagen]percepción, por lo demás compuesta, ponga de relieve este objeto como hostil y sirva para guiar la atención sobre la [imagen] percepción. Toda vez que ante el dolor no se reciban buenos signos de cualidad del objeto, la noticia del propio gritar sirve como característica del objeto. Entonces, esta asociación es un medio para hacer conciente, y objeto de la atención, los recuerdos excitadores de displacer: ha sido creada la primera clase de recuerdos concientes” (Freud, 1950 p. 414-5).
La alteración interior produce una descarga originaria que abre las vías del entendimiento a partir que un otro significa el estado del infans. Alteración y descarga corporal que entra en una decodificación fuera de sentido (asociación de un sonido) pero que abre el campo mismo de la comprensión y comunicación. Todo este proceso podemos asociarlo a lo que Lacan ubica como acontecimiento de cuerpo, el encuentro del cuerpo y lalengua.
Prosigue Freud:
“De aquí a inventar el lenguaje no hay mucha distancia.
Existen otros objetos que de manera constante producen ciertos fonemas, y dentro de cuyo complejo de percepción, entonces, un sonido desempeña cierto papel. En virtud de la tendencia a la imitación que alora a raíz del juzgar, es posible hallar la noticia de movimiento para esta imagen sonora. También esta clase de recuerdos pueden ahora devenir concientes. Todavía resta asociar sonidos deliberados con las percepciones, y entonces los recuerdos, cuando se registren los signos de descarga sonora, devendrán concientes como las percepciones y podrán ser investidos”.
Así el lenguaje aparece como una creación, invención secundaria a partir del encuentro de la alteración del cuerpo asociada a los sonidos de la palabra.

Inconciente y real
Si bien Freud chocó con lo real del síntoma bajo el nombre de restos sintomáticos como un fuera de sentido que aparece en el final de los análisis y deja un resto inanalizable.
Estos restos de los cuales Freud da cuenta en su texto “Análisis terminable e interminable” los ponemos en conexión con sus primeros desarrollos: la niederschift, primera transcripción de los signos perceptivos que no constituye el inconciente, tienen estatuto de letra y el inconciente es una respuesta que arma cadena y otorga sentido.
La última enseñanza de Lacan nos pone sobre la pista que “el goce es lo propio del cuerpo como tal, que es un fenómeno de cuerpo. En ese sentido, el cuerpo es lo que goza, pero relexivamente. Un cuerpo es lo que goza de sí mismo, es lo que Freud llamaba el autoerotismo. Pero eso es verdad para todo cuerpo viviente. Podemos decir que es el estatuto del cuerpo viviente el gozar de sí mismo. Lo que distingue el cuerpo del ser hablante es que su goce sufre la incidencia de la palabra. Y precisamente un síntoma testimonia que ha habido un acontecimiento que marcó su goce en el sentido freudiano de Anzeichen (signo) y que introduce un Ersatz (sustituto), un goce que no haría falta, un goce que trastorna el goce que haría falta, es decir el goce de su naturaleza de cuerpo.
Y es precisamente esta incidencia significante lo que hace del goce del síntoma un acontecimiento, no solo un fenómeno. El goce del síntoma testimonia que hubo un acontecimiento, un acontecimiento de cuerpo después del cual el goce natural entre comillas, que podemos imaginar como el goce natural del cuerpo vivo, se trastornó y se desvió. Este goce no es primario pero es primero en relación con el sentido que el sujeto le da, y que le da por su síntoma en tanto que interpretable” (Miller, 2011).
Una fijación que no solo implica una estasis libidinal sino que implica la escritura de un acontecimiento que marcó el cuerpo. El cuerpo se constituye a partir de esas marcas fuera de sentido que se transcriben a partir de la satisfacción y del dolor. Cuestión que en Freud podemos retomar con la formulación de la segunda tópica y el “ello” como sede de las pulsiones mudas. Lo que J. A. Miller retoma en su curso del año 2011 para dar cuenta del paso de “eso habla, no sabe lo que dice, pero goza” al “eso no habla pero goza”. Es este “ello” el que permite captar la autonomía del goce del cuerpo. Y así separar dos inconcientes diversos y heterónomos. El de los signos de percepción como inconciente real insusceptible de conciencia, fuera de sentido y el inconciente transferencial como defensa, el llamado por Freud inconciente dinámico.
Es Freud quien el 17 de abril de 1921, en la intimidad de la correspondencia con Groddeck, confiesa que no le basta con el Inconciente y que considera imprescindible el Ello, ya que se trata de el yo en tanto éste conluye con el núcleo de lo reprimido.
El ello que Freud hace derivar del de Groddeck es anterior y más fundamental a la constitución de un sujeto, de un yo y de la polarización de sujeto y objeto. El ello sustancia o voluntad shopenhauriana rebasa los límites de la subjetividad.

1 Sintoma-Sinthome: Las huellas freudianas en la última enseñanza de Lacan. Instituto de Investigaciones -Proyecto UBACyT. 20020120100185 Grupo consolidado proyecto subsidiado. Director Osvaldo Delgado. Programación científica 2013-2016.

2 Un afecto incluye inervaciones motrices o descargas; ciertas sensaciones que son de dos clases: las percepciones de las acciones motrices ocurridas y las sensaciones directas de placer y displacer que prestan al afecto su tono dominante.
Para Freud el monto de afecto era una manifestación particular de la suma de excitación.
En Apéndice. Surgimiento de las hipótesis fundamentales de Freud (Freud 1894).

BIBLIOGRAFÍA

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Fecha de recepción: 18/05/15
Fecha de aceptación: 25/09/15

 

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