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Avá

versión On-line ISSN 1851-1694

Avá  n.9 Posadas ago. 2006

 

ARTÍCULOS

"Acá es así". Hinchadas de fútbol, violencia y territorios.

José Garriga Zucal 1

Resumen

Este trabajo propone analizar uno de los mecanismos de legitimación que utilizan los integrantes de una hinchada de fútbol para hacer aceptables sus acciones violentas. La práctica violenta es parte de una forma de ser que define a los miembros de este grupo y que conforma un complejo sistema que otorga prestigio y honor a los practicantes de acciones violentas. La honra de los violentos se sustenta en una base de aceptación de las prácticas distintivas; base que es construida a través de distintas herramientas que confieren legitimidad a prácticas que son socialmente estigmatizadas. Analizaremos cómo ciertas particularidades del espacio, del barrio, son los asideros lógicos, que construyen los adherentes de la hinchada para reconocer la validez de sus acciones. Pretendemos desnudar la lógica subyacente de esta construcción: la retórica de instaurar la validez de las acciones en la morfología del espacio encubre que son los sentidos de las relaciones sociales las que validan prácticas y representaciones.

Palabras clave: Violencia; Honor; Espacio; Legitimidad; Fútbol

Abstract

This work intends to analyze one of the legitimation mechanisms that use the hooligans of a soccer gang to make acceptable their violent actions. Violent practice is part of a way of being that defines the members of this group and forms a complex system that grants prestige and honor to those who perform it. The honor of violent people is founded on the acceptance of distinctive practices; a basis that is built through different tools that confer legitimacy to practices that are socially stigmatized. We will analyze how certain particularities of space, neighborhood, are the logical handholds that hooligans build to recognize their actions validity. We seek to reveal the underlying logic of this construction: the rhetoric of establishing the action validity on the space morphology hides that practices and representations are validated by the sense of the social relationships.

Keywords: Violence; Honor; Space; Legitimacy; Soccer

Fecha de recepción: Agosto 2005
Fecha de aprobación: Octubre 2005

Introducción: sobre hinchadas, violencia(s) y territorios.

Este trabajo describe y analiza las nociones vinculadas al territorio que expresan los miembros de un grupo de simpatizantes del fútbol y, a través de ese análisis, desentraña los vínculos entre espacio y violencia. La constitución de pertenencias territoriales, la delimitación de espacios propios, se entrelaza con la validez que tienen las acciones violentas para un grupo de espectadores del fútbol argentino. Las prácticas violentas aparecen como mecanismos de defensa de un patrimonio, o de ataque a un espacio ajeno que debe ser violado como muestra de superioridad.

Este trabajo es el resultado de una investigación etnográfica entre los integrantes de "la hinchada" del Club Atlético Huracán2. "La hinchada" es uno de los nombres nativos con que se identifican uno de los grupos organizados de espectadores que acompañan a un club de fútbol. Comúnmente son denominados "barras bravas"; pero este término no será utilizado, debido a que contiene una carga negativa que no queremos reproducir. Para referirnos a estos grupos organizados de hinchas, utilizaremos los nombres nativos: como "hinchada", "los pibes" o "la banda". Asimismo, nombraremos como hinchas a los miembros de dichos grupos diferenciándolos del resto de los espectadores.

Las "hinchadas" según sus concepciones son los únicos espectadores que tienen tres cualidades distintivas, que los diferencian y los aglutinan. La primera es la fidelidad: estos simpatizantes afirman ser aquellos que a pesar de las condiciones desfavorables asisten a los partidos, sin importar si la adversidad tiene facetas deportivas o climáticas o de largas distancias. En algunas oportunidades, esta lealtad los arrastra a miles de kilómetros para ver un juego de Huracán o los presenta en forma incondicional no obstante las continuas derrotas o el descenso de categoría.

La segunda cualidad que los define es el fervor: según ellos son los únicos espectadores que durante todo el encuentro deportivo saltan y cantan, alentando a su equipo sin importar si éste pierde, gana o empata. En un encuentro con Argentinos Júnior el equipo perdía tres a cero, y los integrantes de "la hinchada", afónicos y eufóricos, saltaban gritando la grandeza de Huracán, y elogiando su propia actitud de no desilusionarse ante la derrota.

La tercera cualidad será ampliamente desarrollada en estas páginas y tiene que ver con las prácticas violentas. Los miembros de "la hinchada", según ellos mismos, ponen a disposición del honor del club sus posibilidades violentas para no ser ofendidos por las parcialidades adversarias. Es decir, que "los pibes" consideran que subyacente al encuentro futbolístico se dirimen cuestiones de honor y prestigio del club y de sus simpatizantes que sólo pueden debatirse en el plano de la violencia. Un informante en una charla me decía al respecto: "no sabés las veces que yo me jugué la vida por Huracán". En esta frase el integrante de "la hinchada" relaciona el honor del club con la violencia y se muestra como actor en la defensa de la virtud de la institución.

Proponemos analizar la construcción de legitimidad que hacen los actores sobre estas prácticas distintivas, ya que entendemos que son acciones que "crean espacios"; es decir, que los valores y significados que los actores asignan a sus prácticas definen un espacio donde estas sean legítimas. Primeramente describiremos algunas de estas prácticas y la representación de pertenencia territorial para comprender el sistema de prestigio y honor que se organiza en torno a las acciones violentas.

Los pibes, "su" barrio y el "aguante"

El Club Atlético Huracán y el barrio Parque de los Patricios, funcionan en el imaginario de los simpatizantes como pares indiscutibles. Cuando se habla de Huracán siempre se menciona al barrio, a Parque Patricios. M, conversando en la puerta de su casa, me comentaba que le había dicho al cuñado, integrante de "la hinchada" de Racing, que yo estaba haciendo un trabajo sobre Huracán. Cuando el cuñado lo interpeló para saber por qué había elegido a Huracán y no a otros clubes, M me cuenta que le contestó: "porque nosotros somos barrio. Ustedes son unos de Avellaneda, otros de Villa Crespo y un montón de Villa Pueyrredon". Le contesté que los simpatizantes de Huracán son de Barracas y de Pompeya aparte de Parque Patricios. Me dijo que eso era un solo barrio y expresó que allí todos simpatizan por el mismo equipo deportivo.

Para los miembros de "la hinchada" 3, Parque de los Patricios es su espacio, su territorio. "Las hinchadas" definen un territorio propio y uno adversario (Alabarces 2004: 72). En el caso de Huracán, Parque Patricios es el espacio propio y Boedo está vinculado con San Lorenzo, el clásico rival. Sin embargo, no sólo este barrio está identificado con Huracán. La mayoría de "los pibes" viven en Parque Patricios, Pompeya, Barracas o Soldatti. Pero allí no sólo tienen su domicilio sino también sus lugares de reunión con amigos y conocidos. Los cuatro grupos que conforman "la hinchada" tienen lugares de reunión diferenciados que los identifican.

El barrio les "pertenece"; según ellos, porque lo conocen, lo usan, lo habitan. Cuando los hinchas hablan sobre su barrio, rememoran los lugares donde habitaron y donde se juntan o juntaban con sus amigos. Ser vecino no sólo es vivir en el barrio sino usarlo y la forma en que lo usan es "parando" 4 en él. M me comentó en los distintos lugares en que vivió en la zona de Parque Patricios y Pompeya, recordando con principal cariño una casa cercana al estadio de Huracán. N, por el contrario, vivió toda su vida en la misma casa, a la vuelta de la Plaza José C. Paz; desde joven conoce a los muchachos que se reúnen en ese lugar y ha forjado fuertes vínculos de amistad con ellos.

De Certeau (1996: 43) analiza las "tácticas" de apropiación del espacio que utilizan las clases populares sobre territorios que no les pertenecen. Describe cómo la acción de caminar, equiparada a la acción de enunciación, permite una construcción de lo próximo y lo distinto que posibilita la distinción entre un nosotros-ellos. Esta constitución de un territorio propio y uno ajeno requiere ejercicios de delimitación de los espacios, que definan pertenencias.

Los mecanismos de delimitación de los espacios son muy variados. Desde los cánticos que afirman la pertenencia territorial, por ejemplo una canción en una estrofa dice: "Esta es la banda más loca de Parque Patricios". Hasta los dibujos de los globitos que aparecen pintados en muchas paredes de Parque de los Patricios, delimitando su radio de pertenencia. Cuando estos globitos salen de ese radio e invaden los espacios vecinos y contrincantes de Boedo, éstos son tachados, les inscriben insultos o les dibujan una "B" en lugar de la "H"5, satirizando a los Quemeros por haber descendido de categoría.

De la misma manera, gran parte de las banderas que llevan los hinchas a los estadios inscriben delimitaciones territoriales. Algunos trapos de Huracán se caracterizan por tener demarcaciones discriminadas sobre el barrio de Parque de los Patricios. Por ejemplo, tienen una bandera con la inscripción Plaza Jose C Paz, lugar de reunión de "la banda", u otra que dice el parke, una clara referencia al parque que da nombre al barrio. También, tienen una bandera que refiere a una calle donde "los pibes" se reúnen antes de los partidos, Pagola.

Las ideas de pertenencia llevan equiparada una construcción de la imagen espacial, creando una representación de los lugares atravesada por elementos de las competencias futbolísticas. Entre "las hinchadas" compiten por distintos ítems; por ejemplo: el "aguante", la fiesta, los abusos, la locura, etc. "Las hinchadas" manifiestan, a través de canciones, discursos y prácticas, la posesión de cualidades que los ubican en la cúspide de la competencia congrupos rivales. De esta manera, construyenimágenes de su espacio socialque les permiten jerarquizarse en estacompetencia. Entonces el espaciosocial, cada territorio, cada barrio, tienesus características distintivas e identitariasque intentan ubicar a "los pibes"en lo más alto de esta competencia.

Los integrantes de "la banda" de Huracán entienden que su territorio posee "aguante" y que el territorio adversario no. El "aguante" es el principal de los bienes simbólicos y remite al plano de la violencia en su dimensión de enfrentamiento. Ya que sólo en una lucha, en una acción donde se ejerce violencia de hecho y no simbólica se puede probar la posesión del "aguante". Este bien engloba saberes de lucha corporal, de resistencia al dolor y de carencia de temor al riesgo. Estos saberes y formas de actuar sólo pueden ser probados en una contienda corporal, el cuerpo disputa el "aguante". Entonces, en estas luchas ya sea contra parcialidades rivales, contra la policía, entre las facciones que conforman "la hinchada" y entre los mismos integrantes de una facción se dirime la posesión del "aguante". Éste es una forma típica de honor, ya que valora comportamientos y propiedades determinadas como honorables o deshonrosas. En cada sociedad, en cada momento dado, el honor toma aspectos distintos en relación con las formas de vida y el sistema intelectual de cada cultura, que permite expresar la aprobación y desaprobación de conductas y formas de pensar (Pitt-Rivers 1980: 32).

Los hinchas cantan: "vas a ver/ no somos vigilantes/ porque vamos a todas partes/ vas a ver/ nos somos de Boedo/ no nos vamos en patrullero". La canción presenta como característica del barrio rival sus relaciones con la policía, hecho que exhibe la carencia de "aguante", ya que ninguna "hinchada" que posee esta forma de honor traba lazos con la policía. Los integrantes de "la hinchada" a través de diversas construcciones espaciales, del propio y del ajeno, exhiben la posesión o ausencia de "aguante".

Encontramos un sinnúmero de ejemplos que testifican la construcción social de una imagen espacial ligada a otros aspectos que no están relacionados con "el aguante". Los más interesantes tienen que ver con la concepción del territorio como un espacio "loco", donde los abusos del alcohol y las drogas se deben a la pertenencia barrial. La locura, estar "de la cabeza "o "re loco", por el uso de aquellos consumos es un símbolo de prestigio. Por esta razón, los discursos constituyen al espacio social que consideran propio con las características que los nutren de honor. Cantan: Ésta es la banda más loca de Parque Patricios/ la que lo sigue al Globo con todos los vicios. Aquí la locura está ligada al barrio y a los abusos, a los vicios; en búsqueda del prestigio y el honor el espacio reviste de cualidades a sus habitantes. La relación espacio-abuso muestra los sentidos de esta construcción, cimentar las cualidades personales o grupales en atributos territoriales permite un doble ejercicio: generalizar a todos los vecinos de este espacio estas cualidades y fundar estas particularidades en el territorio. Estos puntos serán abordados más adelante.

En el terreno de las prácticas, "las hinchadas" deben validar aquello que expresan en sus discursos. Por ejemplo, deben manifestar la superioridad de su barrio, esto es, indicar que éste es temido por los rivales, que es respetado por su inaccesibilidad. Cuando "los pibes" recuerdan enfrentamientos con "hinchadas" rivales acontecidos en el barrio, nombran las calles dando un sentido material a la apropiación, relatan los enfrentamientos construyendo los espacios y dando una significación a estos lugares. En una oportunidad, N recordando una pelea contra hinchas de Racing, describía el trayecto que habían recorrido los Quemeros en busca del rival: "íbamos caminando por Luna hasta Caseros y doblamos para Colonia, en la otra esquina estaban los de Racing que eran muchos. El Gallego, que iba al frente tiró las muletas y fue al choque". El relato encierra una apropiación del espacio, lo construye mientras se recuerda. Al nombrar las calles, al trazar el recorrido señala una propiedad sobre un espacio que se moldea en el fragor del mismo recuerdo. De Certeau dice que los relatos, las memorias, son trabajos artesanales que permiten hacer lugares, crear espacios, hacer localizable lo ilocalizable (1996: 120). Los relatos de "los pibes" construyen espacios pero además los revisten de los valores que ellos consideran positivos, por ejemplo, la inaccesibilidad.

La superioridad del barrio se demuestra a través de distintas acciones, emboscar a los rivales, robar a quien ose caminar por el barrio con camisetas de San Lorenzo, ir en gran cantidad a los estadios contrincantes e ingresar al barrio rival "caminando". Así buscan presentar como inviolable y respetable el territorio propio y vulnerable el ajeno. Por esta razón, deciden deshonrar la propiedad ajena al "caminar" por el barrio adversario rumbo al estadio. "La banda" que "camina" por las calles del barrio contrincante, que pinta sus paredes, que invade la plaza, siente que su accionar ha confirmado "el aguante" de los miembros del grupo, que ha demostrado la vulnerabilidad rival y la bravura propia. Por esto planifican la forma de llegar a los estadios contrarios de la manera que más le duele al adversario, profanando el territorio ajeno, "caminándole el barrio". Esta acción es especialmente llevada a cabo cuando se enfrentan a los clásicos rivales, Huracán- San Lorenzo.

Numerosas investigaciones han analizado las relaciones entre los simpatizantes de un club y los espacios que consideran propios como Bromberger (1993), Dal Lago y Moscati (1992) y Dal Lago y De Biasi (1994) y Gastón Gil (2002: 77) quien analizó las representaciones territoriales de los simpatizantes de Aldosivi sobre el puerto de la ciudad de Mar del Plata. Estos trabajos, salvando las diferencias de enfoque y de perspectivas, han analizado los sentidos de pertenencia que los simpatizantes de los clubes construyen sobre espacios determinados que consideran propios: el estadio, la sede deportiva, la ciudad o ciertas porciones de ésta, ya sean barrios o espacios determinados.

Parque de los Patricios y Huracán, es un par indisoluble en la concepción del hincha. Las características que definen esta identidad, que delimitan formas de ser y de pensar son mecanismos imbricados en las formas en que se concibe el barrio para "los pibes". Así se genera una genealogía que define formas válidas de actuar y de pensar. La legitimidad de una forma arquetípica como la violencia, se sus tenta en un linaje constituido entre las raíces del barrio y los modelos que aquí tienen un valor positivo.

Entre guapos, compadritos y malevos

Una tarde, estaba conversando con un dirigente y él me dijo: "este es un barrio de guapos". Esta frase era un dato clave para entender cómo el barrio y algunos de sus habitantes se representan. El guapo es una forma arquetípica de ser vinculada a la violencia; los guapos son los que dirimían sus conflictos a puñaladas entre facones y filosos cuchillos. Son muchos los vecinos que entienden al barrio vinculado con la guapeza y la violencia; para ellos, es "la historia" del barrio vinculada a la marginalidad, al tango, al matadero la que establece la relación entre violencia y espacio. Estas historias, muchas de las cuales tendrán lugar en estas páginas, exhiben la "esencia" violenta del espacio.

Según sus historias Parque de los Patricios lleva este nombre desde 1903, antes era llamado Corrales Viejos o Mataderos del sur. Aquí funcionaron desde 1872 los mataderos de la ciudad hasta que fueron mudados al barrio de Nueva Chicago en 1900 (Llanes 1973; 18). Hasta aquí era arreado el ganado para su faena. En este espacio semirural y semiurbano, abundaban los peones emparentados con el manejo de animales y de intimidad con el cuchillo. Nacen así los compadritos cuyas cualidades y virtudes son el manejo de la daga para mantener limpio el honor y lejos la vergüenza. La intrepidez, la bravura y la pronta respuesta a los desafíos serán las virtudes sobresalientes de estos personajes en busca del respeto. En el arrabal, en los márgenes entre la ciudad y el campo, eran legítimos los códigos del coraje que se disputaban en encarnizadas luchas.

Gayol analiza cómo el duelo, señalado como lucha violenta y masculina derivada de motivos de honor a fines del siglo XIX y principios del XX, sufrió transformaciones que escindieron la práctica en dos formas distintas: "el duelo popular" y "el duelo de caballeros" (2002; 43). Estas transformaciones vinculaban al primero con la pasión y los instintos animales practicado por la "peonada" en las noches de arrabal, en cambio "el duelo de caballeros", rasgo de la aristocracia porteña, amoldaba la cólera y la violencia identificando una forma de masculinidad racional y autocontrolada. Desde el momento que se escinde, uno es revestido de ilegitimidad y considerado como delito, señalado como distintivo de arcaicos impulsos primitivos que debían ser controlados y reprimidos. Por el contrario, la violencia en el "duelo de caballeros" es una práctica masculina inscripta en los cánones de la modernidad, que a pesar de ser comprendida como un acto ilegal no era perseguido por la justicia ya que las elites le daban significados positivos y legítimos.

Entonces, los "duelos populares" entre compadritos fueron descalificados y penalizados, asediando no sólo una práctica sino un modelo de masculinidad. No por sus conductas delictivas sino por encontrarse a contramano de la modernidad. Dicen que el compadrito era pendenciero pero honesto, reaccionaba ante la afronta a su honra masculina. Por el contrario, el malevo era ladrón, aprovechador y rufián. Se ubicaban en el "Barrio de las Ranas", una zona de ranchos y casuchas endebles. Este era un antro de delincuentes, cirujas y prostitutas donde emergían los malevos, cuyas características distintivas los asemejan al compadrito y al guapo, pero lo distinguen por sus vínculos con el delito.

El barrio de Parque Patricios vio nacer en sus pulperías y almacenes al tango. Este género musical, hijo de la milonga y del arrabal dio luz al guapo, forma tanguera de denominar al compadrito. Aquí los duelos de guapos gozaban de cierta legitimidad, al igual que el baile y la música del tango.

La guapeza tuvo en Parque Patricios muchos exponentes. Uno de los más recordados es Herminio Masantonio, jugador que brilló en la delantera de Huracán entre 1931 y 1943, recordado no sólo por sus 243 goles sino también por ser un "guapo" en el área chica. Su guapeza está ligada al coraje, a una recordada trompada a un jugador de Newell´s, a la reacción ante la adversidad, a sus fuertes y precisos zapatazos. (Vicente 1994: 46)

Otro guapo que está vinculado indiscutiblemente a la historia de Huracán y Parque de los Patricios es el boxeador Oscar "Ringo" Bonavena. Había nacido en Parque Patricios y era simpatizante fanático de Huracán; campeón peso pesado argentino fue asesinado en Estados Unidos en un confuso episodio a la salida de un cabaret. Muchas son las historias que rememoran el romance de Bonavena y Huracán. Por ejemplo, en 1965 para festejar el título argentino de los pesados, Ringo fue al estadio de Huracán a exhibir su cinturón de campeón. Según sus biógrafos, Ringo se ufanaba de ser "el más guapo de la tribuna de Huracán" (Vicente 1994: 74), cuestión que lo enorgullecía aún más que sus títulos pugilísticos. El boxeo como deporte es el universo de la guapeza, de aquellos que entre las cuerdas pondrán en juego su cuerpo y su integridad para demostrar su coraje. Ringo era un gran boxeador hecho a medida de fuerza y bravura más que técnica y entrenamiento.

Ringo y Masantonio son dos figuras arquetípicas del guapo en Parque Patricios. Ambos son reconocidos e idolatrados. Los dos tienen calles con sus nombres, los dos tienen sus monumentos en el parque enfrente de la sede de Huracán6. En el monolito que recuerda a Masantonio hay muchas plaquetas que rememoran a otros vecinos y Quemeros difuntos, todas las inscripciones hacen gala de la guapeza del homenajeado equiparándola a la del goleador.

El recuerdo de Ringo está aún más vivo en la mente de los simpatizantes de Huracán que el de Masantonio. La tribuna popular local lleva su nombre, una de las murgas del barrio tiene un muñeco que lo representa y cuando van de visita a los corsos de los barrios vecinos, Ringo vincula directamente a la murga con el barrio de Parque de los Patricios.

Antaño los simpatizantes de Huracán gritaban: "somos del barrio, del barrio de la quema, del barrio de Ringo Bonavena". Los hinchas en este canto se presentaban como una continuidad del boxeador, y la posibilidad de constituir una imagen metonímica se sustenta en compartir el mismo barrio. Ser del mismo barrio es tener las mismas cualidades distintivas, la guapeza de Ringo es la misma que tienen los vecinos de Parque Patricios. Así, para ellos, compartir el espacio de socialización es compartir las experiencias que los definen. A este punto nos referíamos cuando mencionábamos que el afianzamiento de una imagen espacial tiene como objeto generalizar cualidades particulares a todos los vecinos.

El barrio, el espacio, es a través de una construcción del pasado vinculado a prácticas violentas; acciones que son expuestas como inmanentes al territorio. El "pasado" del barrio, para muchos vecinos, hace aceptables prácticas presentes. Para otros vecinos, incluidos muchos participantes de "la hinchada", es la exclusión, la marginalidad, del barrio en referencia a otros barrios céntricos u otros espacios más beneficiados de la ciudad, la que confiere a Parque Patricios las características violentas.

Del guapo de la esquina a los pibes de la plaza

En una conversación con M, mientras hablábamos del barrio, los amigos y las peleas, le pregunté por la guapeza del barrio. Quería saber si él, al igual que el dirigente de Huracán, consideraba al barrio como un espacio de guapos. M, un poco extrañado por la pregunta y desconcertado, cómo si el término estuviese desfasado de la realidad, empezó a comentarme sobre "los pibes" y sus vínculos con las actividades delictivas. Él me dijo:

"guapos son los que están en la marginalidad, los que están en la pesada, porque no cualquiera vende faso o merca7, ser guapo es estar en la pesada. Los pibes andan en esto o en aquello y eso los hace pesados, los hace picantes8".

Luego, con una cerveza en la mano dibujó un mapa imaginario y desarrolló las diferencias entre los miembros de "la banda" de Huracán y los de San Lorenzo, me dijo:

"los pibes de acá son más jodidos, son de barrio. Allá tienen más plata (gesticulaba imitando al que cuenta billetes), son todos departamentos. Fijate de donde viene la gente de Huracán, de acá (estabamos en un bar en Pompeya), de Soldatti, de Barracas, son lugares marginales, donde está la pesada. Allá se juntan diez en un departamento y vienen a comprar fasos acá."

Le pregunté si existía mucha diferencia económica entre los dos barrios y me contestó que sí, que eran dos lugares totalmente distintos. En otra charla, N expresaba el mismo punto de vista, para él hay diferencias económicas entre los simpatizantes que integran "la hinchada" de San Lorenzo y los de Huracán, el decía: "ellos vienen de Flores y Caballito que son lugares más chetos9".

La posición revelaba el camino entre el guapo y "los pibes", camino que mencionaba a la marginalidad como situación de producción de los dos modelos. Los guapos de antaño eran el producto cultural de la mezcla de lo urbano y lo rural, de lo inmigrante y del tango. Asimismo, "los pibes" son producto de la pobreza expresada en términos de marginalidad de los barrios carenciados, de las experiencias delictivas, de la cotidianeidad "a las piñas".

La ubicación fronteriza respecto a un modelo ideal trazaba el recorrido de las ramas del árbol genealógico que va del guapo a "los pibes". La valentía y el coraje de los guapos eran sustituidos por lo picante o pesado de los integrantes de "la banda". La comparación que M hace con los simpatizantes de San Lorenzo intenta dar solidez al andamiaje de esta construcción. Los "otros", los simpatizantes de San Lorenzo, no tienen las experiencias delictivas que hacen de "los pibes" de Huracán "picantes" o "jodidos". Estas experiencias están, para M, ligadas a la marginalidad del espacio que ellos habitan en contraposición al espacio rival que es a sus ojos más próspero. La urbanización ejemplifica esta dicotomía, prospero -no prospero, los edificios como marca distintiva de Boedo, en comparación con las casas que distinguen a su barrio son una pista del poderío económico del espacio rival.

Uno de los apodos utilizados por los simpatizantes de Huracán, el de Quemeros, descubre los hilos de esta construcción. A metros de la cancha de Huracán estaban ubicados los predios donde se quemaba la basura recolectada en la ciudad de Buenos Aires hasta 1820. Estos terrenos eran frecuentados por cirujas y otras personas que vivían de la basura. La pobreza, la indigencia y la miseria dibujaban la fisonomía del barrio. La zona lindera a estos predios tomó el nombre de La Quema y son muchos los que se identifican como habitantes de La Quema sin ser este un barrio delimitado sino un territorio que comprende varias barriadas, como parte de Parque Patricios, Pompeya y Barracas.

Muchas canciones de "la banda" hacen referencia a La Quema como el territorio de donde provienen los simpatizantes de Huracán, muchas más de las que hablan de Parque Patricios. Una de estas canciones en una estrofa dice: "soy de La Quema/ soy de Huracán". El espacio que marca la identidad, la pertenencia, no es un barrio sino una forma de definir el ambiente. Otra canción decía:

Nacimos en La Quema/ y acá vamos a morir/ vayas a donde vayas/ te vamos a seguir/con la forma de un Globo es nuestro corazón/ ninguno es vigilante/ ninguno es del Ciclón".

En esta canción quedan claros los vínculos entre el espacio, la identidad futbolística y las cualidades positivas. Nacer en La Quema es sinónimo de ser simpatizante de Huracán y no de San Lorenzo, y eso los conforma como no vigilantes, es decir no policías. Otra canción ligaba los mismo elementos e incluía al "aguante", esta decía:

"Vamos, vamos quemeros / Vamos, vamos quemeros/ yo no soy de Boedo/ yo no soy vigilante/ yo soy hincha del globo/ porque tenemos aguante/ porque tenemos aguante".

Aquí podemos apreciar como se construye una imagen espacial que toma la cualidad positiva del "aguante" como atributo de los Quemeros e hinchas del Globo, y carencia en Boedo, donde son vigilantes.

Ser quemeros, provenir de La Quema, remite a un espacio ligado a lo marginal, donde las cualidades que los identifican y los distinguen, aquellas que tienen un valor positivo emergen como propiedad distintiva del ambiente social. La guapeza como cualidad no ha perdido su valor, pero si han cambiado los términos que designan estos atributos y capacidades. La valentía, el coraje, el arrojo y la osadía son valores positivos que se disputan en los enfrentamientos, antes predominaba el cuchillo y ahora los puños o las armas, pero el modelo sigue siendo el mismo. El prestigio y el honor se ponen en juego en contiendas que tienen sus reglas en las calles, en combates donde uno afrontará con la vergüenza de la derrota y otro alcanzará la gloria y el honor fruto de la victoria. Los guapos han cedido su lugar a "los pibes". Estos no mencionan el linaje del que provienen pero podemos apreciar que los atributos positivos son los mismos, y cómo estas cualidades distintivas se vinculan con las imágenes espaciales.

La Quema es así

Las prácticas violentas son comunes en los contextos de socialización de los integrantes de "la hinchada". Así el enfrentamiento es revelado con la naturalidad que cualquiera de nosotros relataría un encuentro casual con un amigo y el hecho de compartir un café como consecuencia del encuentro. El combate10 es entendido como la única alternativa ante el encontronazo (adrede o no) con el adversario, sólo así podrán probar la posesión del "aguante", probaran ser hombres honrados según los códigos grupales.

Una tarde en que la murga bailaba en Parque Patricios dos murgueros comentaban un incidente sucedido el día anterior: C un joven que baila en la murga y "para" con "los pibes" del fondo, una bandita que va a ver a Huracán y tiene buena relación con los hinchas del Pueblito, había peleado con un compañero a las trompadas. El compañero, quien había sido derrotado a golpes de puño, fue al otro día junto con su padre a hablar con el director de la murga. Por el tono de la charla el episodio parecía que terminaría en una nueva gresca, pero el director puso paños fríos y terminó con la rencilla. Dos jóvenes murgueros que comentaban lo acontecido, bromeaban que el agredido debería haber tomado revancha y que ir con el padre a pelear les parecía un acto de cobardía. Uno de ellos dijo: "Acá se arregla todo así, a las piñas", mientras decía esto arrojaba unos puñetazos en tono de broma a su interlocutor. La frase de este muchacho sintetiza la representación de la violencia que recorre estos espacios sociales. En el barrio esas son las formas legítimas para solucionar los problemas. Por esta razón, los jóvenes deben pelear a golpes de puño para ser respetados, aquellos que no saben defenderse son burlados por sus amigos y terminan siendo excluidos. La práctica cotidiana de los actores que forman "la hinchada" dirime sus conflictos de esta forma, "a las piñas".

La violencia es una herramienta válida para dirimir conflictos, elemento no separado de la vida cotidiana. La práctica "violenta" excede al ámbito del fútbol, conformándose como una práctica más en el campo de lo político, lo doméstico, lo laboral, etc. Por ejemplo, participé de varias instancias en la que los actores resolvieron sus problemas a golpes de puños. Las dificultades que podían estar relacionadas con temas laborales o sentimentales eran solucionadas a "las piñas". Una tarde conversando con M le pregunté qué opinaba acerca de aquellos que los llamaban violentos. Él me dijo: "Obvio, que somos violentos. Acá es así". Que nuevamente aparezca el acá en una frase ligada a la violencia, remitiendo al espacio, exhibía los vínculos que existen para los actores entre prácticas y representaciones del espacio.

Otro hincha en una conversación me comentó que así se arreglaban los problemas en "el barrio", que no era como en la "facultad" donde las cosas se podían conversar, las disputas se zanjaban de esta manera "o te pasan por arriba". Este simpatizante comparaba los ámbitos distintos, la facultad y el barrio, y las formas diferentes de dirimir las disputas; esta comparación remitía a experiencias distintas.

"Acá es así", esta frase, pronunciada por dos personas distintas en situaciones diversas, relacionaban el espacio y la violencia. Relación que parece tener eje en la aceptabilidad que tiene en un espacio determinado un tipo particular de prácticas. Luego de recorrer durante estas páginas, la relación entre espacio y violencia podemos afirmar que la violencia no es legítima en ese espacio por propiedades "naturales" del espacio sino por las particularidades de las relaciones sociales que establecen estos actores. Son los actores los que definen el espacio donde valores morales tienen una validez y no otra. Son "los pibes" de Huracán quienes en sus discursos, cánticos y prácticas hacen de la violencia un valor positivo y buscan un espacio donde ésta sea legítima.

La Quema es una construcción hecha y producida a partir de los valores positivos que el grupo le asigna a sus prácticas. Por esta razón, los límites de los barrios, las formas de definir el espacio, no eran tan importantes en la presentación; lo importante son los valores morales que distinguen formas de hacer y de pensar.

Para "los pibes" la violencia se inscribe en una legitimidad que vincula al espacio con la marginalidad y con su historia arrabalera, dando así validez a sus prácticas representativas. Legitimidad que tiene un doble cimiento. Por una lado, una concepción del espacio "marginal" o pobre vinculado a la violencia, que define como particularidad de la pobreza a la violencia11. Por el otro lado, una recuperación del "pasado" (recorte parcial y tendencioso) que tiene como objeto demostrar que desde hace muchos años la violencia es la característica que define la forma de relacionarse en estos lugares, recuperación que encuentra fuertes vínculos con el primer cimiento. Sin embargo, queda al descubierto en la constitución de la Quema como un espacio moral y no territorial que es la violencia (el es así) lo que define los límites del territorio (el acá).

La traza de la aceptabilidad desde el guapo a "los pibes" es construida, por algunos integrantes de "la hinchada", al compartir formas de hacer y de pensar y no por compartir el espacio. Compartir el espacio permite reforzar los hilos de este andamiaje, ya que es deliberado y proyectado el camino de esta relación. El barrio no sólo vio nacer a guapos, compadritos y malevos, también de estas zonas han salido grandes poetas y escritores, pero éstos no pueden legitimar a la violencia, por eso no aparecen marcando el camino. Como tampoco pueden hacerlos otros grandes ídolos que estuvieron relacionados con el barrio pero no fueron guapos, como Masantonio y Ringo Bonavena, el caso de jugadores habilidosos no caracterizados por su coraje sino por su gambeta como Babington o Houseman.

Es interesante mencionar que una obra de teatro que se realiza todos los domingos en Parque de los Patricios, recorre el parque presentado una historia del barrio. La obra no hace referencia al monumento de Ringo y al monolito de Masantonio, no nombra ni a Huracán ni a la Quema; por el contrario menciona a grandes hombres de las ciencias y las letras que han tenido un lugar importante en la vida del barrio, como el doctor Penna y el profesor Bernasconi. La representación teatral muestra un camino posible de realizar una genealogía que incluya a los participantes en un "nosotros" que muestre valores y representaciones asignadas por el grupo, camino muy distinto al realizado por los integrantes de "la hinchada".

Los discursos de "los pibes" tienen como objeto validar los valores que consideran positivos los integrantes de "la banda", estos están edificados sobre relaciones sociales y no sobre "esencias" del espacio. No todos los miembros de "la hinchada" provienen de barriadas carenciadas o pobres pero, sin duda, señalan este origen como marca distintiva para identificarse. Las diferencias económicas con los espacios rivales que pertenecen a los hinchas de San Lorenzo no son tan claras como ellos afirman12, pero sirven para marcar una posición y manifestar: los Quemeros provenimos de barrios marginales y eso nos hace picantes.Resulta interesante que los rivales de San Lorenzo hagan el mismo planteo, y que en una canción digan: "en el barrio aprendimos a ser picantes".

Sobre la legitimidad de lo ilegítimo

Para de Certeau entre el espacio y el lugar hay distinciones que permiten dar cuenta de la práctica como actividad creadora de espacios; el lugar es el orden según el cual los elementos se distribuyen en relaciones de coexistencia y el espacio es el lugar practicado (1996: 129). Así el barrio definido por los límites catastrales se conforma en La Quema por la valoración de las prácticas ahí desarrolladas.

Los integrantes de "la hinchada" en sus relatos "crean un campo", un espacio donde las acciones futuras o pasadas tienen un aura de legitimidad, de Certeau dice: "Ése es precisamente el papel básico del relato. Abre un teatro de legitimidad para acciones efectivas" (1996:137). Los miembros de "la banda" construyen sus relatos recurriendo a una selección del pasado y a una concepción de la marginalidad como violenta; estos dos megarelatos vinculan el espacio con sus valores y crean un espacio donde sean legítimas sus marcas distintivas. Gayol (2002: 43) en su estudio antes mencionado señala la legitimidad para la elite y hasta para la justicia que tenían algunas prácticas violentas como el "duelo de caballeros" en contraposición al "duelo popular", dejando claro los mecanismos de validación y de deslegitimación de las prácticas según los actores. Sin embargo, remarca que estas prácticas que habían sido deslegitimadas y perseguidas desde los discursos oficiales, la justicia y la mirada de la elite porteña, aún tenían validez para sus actores.

Mencionar la legitimidad de la violencia es una apuesta osada y provocativa en términos teóricos. La legitimidad de estas prácticas es sólo para sus actores, no siendo compartida por otros agentes sociales. Ésta cuestión imposibilitaría el uso del término en su acepción más pura; sin embargo, que otras herramientas teóricas tenemos a mano para referenciar la constitución de validez de prácticas y representaciones que no son hegemónicas pero si son admitidas para un grupo. La definición de qué es violento y qué no, de qué es aceptado y que no son campos de debates atravesados por discursos de poder y conflicto (Isla y Miguez 2003: 29). Riches (1986: 11) mencionaba que la legitimidad de la violencia era una discusión que atañe a los protagonistas de la acción; en el caso de la violencia actuada por "los pibes", en muchos casos, ambas partes implicadas aceptan las reglas del "aguante" y, por esta razón, podemos hablar de la legitimidad de la violencia. Es aquí donde la legitimidad y la legalidad toman caminos diferentes y diferenciados. Las prácticas de los integrantes de "la hinchada" son perseguidas y reprimidas por las fuerzas de seguridad y el discurso estatal. "Los pibes" entran en conflicto con estos sectores al darle valor positivo a las prácticas violentas, a pesar de ser deslegitimadas sus prácticas por las políticas del poder siguen siendo válidas para el grupo. Ésta aparente contradicción no debe impedir analizar la construcción de legitimidad para "los pibes"de lo ilegítimo para el resto del cuerpo social, y de la capacidad de esta construcción de "crear un espacio". El trabajo de construcción de legitimidad del accionar violento está, en este caso, sustentado en premisas espaciales; subyacentes a éstas observamos los valores y las relaciones que validan estas acciones.

Notas

1 Lic. Ciencias Antropológicas (UBA), Maestrando Antropología Social (IDES/IDAES-UNSAM). Becario de Doctorado Conicet. E- mail: joseagarriga@yahoo.com.ar.

2 El club Huracán es una institución ubicada en el barrio de Parque Patricios en la ciudad de Buenos Aires, fundada en 1908. En esta se desarrollan un sinnúmero de actividades deportivas, pero la más importante es el fútbol profesional. Huracán es uno de los clubes más reconocidos del fútbol Argentino, actualmente milita en el nacional "B", pero su historia lo ubica entre los grandes de la primera "A", habiendo obtenido un título en esa categoría. Los simpatizantes de Huracán y la institución reclaman el sexto lugar entre los grandes del fútbol argentino, los cinco grandes son: Independiente, Racing, San Lorenzo, Boca y River. El club Huracán es denominado el Globo, este es el símbolo que lo representa: un globo aerostático. Ya que cuando fue fundado el club las hazañas de Jorge Newbery a bordo del globo aerostático el Huracán eran motivo de admiración. Esto dio nombre al club y a la elección de un signo que lo representará hasta la actualidad. Por otro lado, también se lo denomina Quemero, porque cerca del estadio estaban los terrenos destinados a quemar la basura de la ciudad de Buenos Aires.

3 "La banda" de Huracán está conformada por cuatro grupos: la Pagola, la José C. Paz, Barracas o El Pueblito y Pompeya. Cada uno de estos grupos tiene un líder: Estos líderes son concebidos como los "capos" de la hinchada. Son los jefes, aquellos que definen y planifican los viajes, el traslado de los trapos, la obtención de las entradas, el alquiler de micros, la compra de pirotecnia o globos, etc. Cada uno de estos líderes tiene un perfil que los define, pero todos tienen una dosis de carisma que les permite detentar la posición que ostentan. Estos lideres son los encargados de conseguir los recursos que dispone la hinchada y también de su distribución. Para esto tienen una segunda línea de colaboradores, que se encarga de algunas facetas del reparto de recursos. Este grupo es muy reducido, según los líderes son sus piernas, término que define la lealtad de los colaboradores. Los ajenos los definen como los soldados, refiriendo a la fidelidad respecto a los jefes. En la estructura jerárquica de la hinchada, luego de los soldados, está la tropa. Aquí se encuentra el resto de los espectadores que conforman "la banda". Sobre los líderes cabe aclarar que es el saber violento el que los ubica en esa posición, ningún líder puede serlo si no ha demostrado ser un buen luchador. La tropa o los pibes no sólo provienen de estos cuatro grupos, sino de muchas banditas que se reúnen en esquinas de Parque Patricios, Barracas, Soldatti o Pompeya.

4 Parando o parar: es la forma en que los nativos refieren a la acción de juntarse o reunirse con amigos.

5 El símbolo de Huracán tiene una H y los rivales le escriben una "B" que remite al descenso del club a la segunda categoría del fútbol argentino el nacional "B".

6 El de Masantonio es un monolito de cemento con su rostro tallado en bronce, un poema recuerda a Herminio y su guapeza. Varias plaquetas colocadas en el monolito recuerdan a fallecidos simpatizantes de Huracán, algunas de éstas asimilan la guapeza del recordado con la de Masantonio. El monumento a Ringo es una escultura del boxeador de cuerpo entero. Ringo está vestido con las ropas del boxeador, sólo un pantalón corto, guantes y unas botas. Una sonrisa le dibuja el rostro, los brazos flexionados a la altura del pecho en posición de defensa y las piernas abiertas dibujan al púgil en sus buenos tiempos.

7 Faso es una de las tantas formas en que se denomina al cigarrillo de marihuana y merca es la forma en que se llama a la cocaína.

8 Picantes, pesados se llama a los que tienen aguante pero también a los ladrones profesionales en contraposición con los "pibes chorros"

9 Chetos: es una manera despectiva de dominar a los que tienen dinero, pero también remite a la falta de aguante y de las experiencias que hacen a los pibes marginales duros y con aguante.

10 Combate: nombre que toman las peleas entre hinchadas

11 Es interesante observar como estos sectores revierten los valores estigmatizados que vinculan pobreza a violencia y peligrosidad, haciendo de este estigma un valor positivo para el grupo.

12 El lugar de reunión de los simpatizantes de San Lorenzo es a sólo cuatro cuadras de donde se reúnen los integrantes de la Hinchada de Huracán.

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