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Avá

versión On-line ISSN 1851-1694

Avá  n.10 Posadas mar. 2007

 

ARTÍCULOS

La gran red: una era nueva entre la ciencia y el mito

María del Rosario Contepomi*

* Magister en Antropología Social. Docente e investigadora de la Universidad Nacional de Misiones. Directora del Proyecto de investigación "Sociedad, Cultura juvenil y Educación formal". E-mail: rosariocontepomi@arnet.com.ar

"Eisenhower entra en una sala llena de computadoras y les hace una pregunta: ¿Existe Dios?. Y todas las máquinas se echan a andar, las ruedas giran, las luces se encienden, y al cabo de un momento una voz dice: Ahora sí". Joseph Campbell

Resumen

El propósito del trabajo es relacionar concepciones en torno al concepto red adoptadas por el movimiento espiritualista "Nueva Era" de la ciudad de Posadas, Misiones, Argentina, con aquellas planteadas por teóricos de la "Era de la Información y Comunicación" en el campo de las ciencias sociales. Dadas la complejidad y amplitud que se atribuye a esta noción, hemos denominado la Gran Red a esa construcción fáctica y virtual a la que se le asignan múltiples denominaciones: interconexión, interrelación, articulación. Estos complejos y heterogéneos vínculos se desarrollan entre elementos, dimensiones y niveles diferentes, tales como materialidad y espiritualidad, hombre y naturaleza, sociedad e individuo. Conforme a ello, nos preguntamos respecto a las creencias religiosas, creaciones ideológicas, producciones científicas o construcciones mitológicas que conforman el mundo-red de la cosmovisión la Nueva Era y la cultura-red de los enfoques socio-antropológicos.

Palabras Clave: Red; Movimiento religioso; Ciencia; Creencia; Mito

Abstract

The purpose of this work is to relate conceptions around the concept of net adopted by the spiritualist movement "New Era" from the city of Posadas, Misiones, Argentina, with those considered by theorists of the "Era of Information and Communication" in the field of Social Sciences. Given the complexity and range that it is attributed to this notion we have designated the Great Net to that factual and virtual construction which is assigned multiple names: interconnection, interrelation, articulation. These complex and heterogeneous links develop among elements, dimensions and different levels, such as material nature and spirituality, man and nature, society and the individual. In accordance with that we ask ourselves regarding religious beliefs, ideological creations, scientific productions or mythological constructions that constitute the world-net of the view of the world of the New Era and the culture-net of the socio-anthropological approaches.

Key words: Net; Religious movement; Science; Belief; Myth

Fecha de recepción: Marzo 2006
Fecha de aprobación: Julio 2006

El propósito del trabajo es relacionar concepciones en torno al concepto red adoptadas por el movimiento místico-religioso "Nueva Era" de la ciudad de Posadas, provincia de Misiones, Argentina1, con aquellas planteadas por teóricos de la "Era de la Información y Comunicación" en el campo de las ciencias sociales. Dadas la complejidad y amplitud que se atribuye a esta noción -conformada por saberes y creencias, realidades y mitos-, hemos denominado la Gran Red a esa construcción -fáctica y virtual2- a la que se le asignan múltiples nombres: interconexión, interrelación o articulación entre elementos, dimensiones y niveles diferentes tales como materialidad y espiritualidad, hombre y naturaleza, sociedades e individuos. El concepto red se ha originado y difundido desde disímiles tradiciones culturales y campos de producción de conocimiento, así como a partir del desarrollo de acontecimientos de trascendencia histórica -científicos, tecnológicos, económicos, filosóficos-, pretéritos o recientes, de los cuales sólo abordaremos aquellos que han sido incorporados a la cosmovisión de los new agers locales3:

El modelo explicativo de la vida propuesto por teorías provenientes de las ciencias naturales, uno de cuyos principios clave es la influencia e interconexión total entre seres, objetos y dimensiones.

El enfoque holístico o totalizador de la vida sostenido por las tradiciones filosóficas y místico-religiosas orientales adoptadas por Occidente.

La vinculación económica, política, social y cultural promovida por el proceso de globalización engendrado y animado por el capitalismo actual.

La conexión instantánea a nivel planetario generada por el desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación (TIC's).

Estos fenómenos o procesos forman parte de las sociedades actuales bajo formas de organización -v.g. transnacionalización de bienes- y modos de ver el mundo merced a la divulgación de teorías que circulan a nivel planetario. Conforme a la relevancia que adquirieron, fueron incorporados a la "cultura espiritualista" Nueva Era y su modus operandi (Contepomi 2002), y algunos de ellos constituyen objetos de estudio de las ciencias sociales.

Como todo fenómeno social sólo puede ser comprendido en relación con el contexto macro social, es insoslayable identificar -al menos someramente- las principales características de las sociedades del presente. A partir de los años '80 del siglo XX en el mundo se producen grandes transformaciones que encuentran su máxima expresión en la desaparición del Bloque Socialista Soviético y de la Guerra Fría, la hegemonía global del mercado, el anuncio del Fin de las Ideologías, de los Grandes Relatos (Lyotard, 1994) y de la Historia (Fukuyama, 1992). Estos cambios estructurales multidimensionales -que se expresan en transformaciones económicas, sociales, políticas y tecnológicas4- establecieron y consolidaron nuevos valores y modelos en el cuerpo social.

Actualmente -en la denominada era posmoderna-, ciertas variantes filosóficas y científicas exacerban las críticas a los fundamentos y legitimidad de la razón ilustrada que exhiben el reconocimiento de "la derrota en la que parece encontrarse la razón" (Vattimo, 1996: 18). La posmodernidad es hostil a la idea de una verdad única, objetiva, externa, verdad que, en palabras de Ernest Gellner (1993: 38), "es asumida como elusiva, polimorfa, interna, subjetiva ...". De este modo, el positivismo -expresión de la racionalidad- es puesto en duda: se cuestiona la seguridad de la existencia y validez de los hechos objetivos así como la posibilidad de explicar tales hechos por medio de una teoría universal. Así, en la actualidad, la formulación resuelta y sin ambigüedades de la modernidad ha cedido paso a singulares formas de relativismo y sincretismo. Por ello, las formas culturales de hoy se manifiestan, de acuerdo a Gilles Lipovetsky (1993), como excéntricas y heteróclitas, dogmáticas y heterodoxas, vanguardistas y retro.

También la globalización constituye uno de los rasgos emblemáticos de las sociedades del presente. Como sostiene Anthony Giddens (1991), la influencia de acontecimientos distantes sobre sucesos próximos se ha profundizado y convertido en un hecho habitual. Este proceso de "universalización"5 -actualmente precipitadoatañe al entrelazamiento de acontecimientos y relaciones sociales lejanos con los contextos locales, y significa la inevitabilidad de las transformaciones generadas por la modernidad en cuanto, al menos, algunos de sus mecanismos de acción. Así, numerosos aspectos de las realizaciones modernas, incluso las que actúan en pequeña escala, afectan a sujetos que viven fuera del mundo desarrollado en las que se han originado.

Bajo el primado de la era de la información y la comunicación, se produce la circulación de bienes culturales generados en sociedades lejanas y su arraigo en otras diferentes en cuanto a las realidades socioculturales que le dieron origen. Arjun Appadurai (1994) se refiere a cinco fajas de producciones culturales cuyos flujos se encuentran globalizados. Estos flujos de la cultura que circulan por el planeta son designados por el autor como "etnoscapes", "mediascapes", "technoscapes", "finanscapes" e "ideoscapes". A éstos, Rita Segato (1997) añade uno más, el de los "paisajes religiosos o "religionscapes" como otra dimensión de los contenidos culturales que peregrinan y traspasan las fronteras nacionales.

Como resultado de la aceleración de este proceso, la Argentina no ha escapado a la influencia de las expresiones de la posmodernidad, aunque la cobertura social sea más restringida y su interpretación o conciencia social se articule con una realidad diferente a la de origen, es decir, a la de las sociedades con alto desarrollo industrial, automatización y extendido consumismo. De igual modo, la cultura globalizada se ha arraigado en Posadas a partir de la década del '80, adquiriendo mayor relevancia desde los años '90 hasta el presente. A través de las tecnologías de la información y comunicación, impactó la sociedad local vehiculizando nuevos saberes y cosmovisiones, y originando la vinculación entre sectores y ámbitos dispares.

En tanto uno de los bienes globalizados, la Nueva Era también se arraigó en la Argentina y, como tal, en la ciudad de Posadas a partir de los años '806. Este movimiento se gestó en Europa Occidental y en los Estados Unidos de Norteamérica durante los años '70 y, en las últimas dos décadas, se ha extendido por diversos continentes, tanto en países económicamente ricos como pobres7. A principios de la década del `70, en Posadas se produce un conjunto de acontecimientos que son reconocidos por los actuales adherentes como hitos fundacionales de una manera de pensar, sentir y obrar alterna a las convencionales. Surgen figuras sindicadas por éstos como "pioneras" de una corriente de ideas, valores, creencias y prácticas que, en la década del '80, se consolidaría conformando la red Nueva Era local8.

A partir de la ciudad capital progresivamente se irradia a otras localidades provinciales donde surgen grupos que se "conectan" entre sí pero, fundamentalmente, con los posadeños9. En los núcleos urbanos mayores los adherentes se aglutinan conforme a intereses, y en determinadas áreas rurales aisladas se crean tres centros de encuentro a los que asisten "para conectarse con la energía vital y la Madre Tierra, fuentes de sanación y purificación"10.

Uno de ellos se convirtió a comienzos de la década de los '90 en el espacio preferencial de reunión de los "nuevaeristas" locales: la estancia "La Esperanza"11. Las propuestas de su dueño eran "que la gente tome contacto pleno con la naturaleza" y desarrolle actividades individuales o grupales con la finalidad última de "encontrarse consigo mismo y llegar a otro estado de consciencia". En ella se concretó el "Primer Encuentro de Intercambio de Técnicas de Autoconocimiento Misionero" con el propósito de realizar un trabajo multidisciplinario vivencial en el cual cada participante pudiera "hacer contacto con las fuerzas más profundas de su alma y de acuerdo a la propia evolución que cada uno pueda alcanzar".

I. El Mundo-Red de la "Nueva Era"

En la ciudad de Posadas, la Nueva Era exhibe un pluralismo interno representado por una vasta heterogeneidad de creencias12, mitos y conocimientos científicos, por el entrecruzamiento de relatos y prácticas, y por una dinámica que construye y reestructura su configuración interna generando un ensamble móvil originado a través de la incorporación, mezcla y "mestizaje" incesante de vertientes. Está compuesta por tradiciones científicas, místicas, religiosas, esotéricas, filosóficas y terapéuticas provenientes de orígenes espacio-temporales y socio-culturales diversos: corrientes filosóficas, religiosas y científicas heterodoxas occidentales, religiones y técnicas terapéuticas orientales, sistemas de creencias indígenas y populares. Así, el budismo e hinduismo, el culto a seres sobrenaturales o extraterrestres, los métodos y técnicas de curación como el Reiki o el Rebirthing, el chamanismo aborigen americano, formas de adivinación como la astrología, el I Ching o el Tarot son sólo algunos de los caminos que -según testimonios de los adherentes- conducen a la búsqueda y materialización de la transformación individual de la conciencia y a los cambios espirituales de la humanidad, objetivos centrales de su horizonte de ideas, creencias y valores.

De dicha diversidad, abordaremos aquellos saberes que provienen de la ciencia, las creencias y los acontecimientos socio-históricos de los que abrevan los new agers locales relacionados con nuestro tema de interés -la Gran Red- mencionados precedentemente. Empero, es importante destacar que -conforme a los nuevos sentidos otorgados por los participanteshan sido re-semantizados, re-simbolizados e interrelacionados de manera singular. Este proceso de apropiación ha derivado en las particulares cosmovisión, prácticas y forma de organización del movimiento que describiremos a continuación.

I.1. Partiendo de las Ciencias Naturales

Una de las raíces de la concepción del mundo de la Nueva Era procede de las ciencias naturales, más exactamente de la Física Nuclear y de la Biología. Se trata de la Teoría General de Sistemas enunciada en la década del ´30 por su precursor, Ludwing Von Bertalanffy (1992), cuyo concepto central es el de "totalidad integrada". Desde esta perspectiva, no se parte del esquema unilineal de causa y efecto, sino de la captación de las correlaciones de los elementos entre sí dentro del marco de la totalidad. Para esta teoría, un sistema es un conjunto de elementos entre los que existen relaciones recíprocas, todos los elementos de un sistemaestán unidos y conectados entre sí por mediode una red. Pequeñas oscilaciones en esas acciones recíprocas pueden dar lugar a cualidades completamente nuevas del sistema, impredecibles y que no pueden ser deducidas de sus elementos. Esta teoría considera que todas los elementos o cosas -células, órganos, individuos, sociedades- son sistemas, que todos los sistemas están compuestos de sistemas menores y que, a su vez, están integrados a sistemas más amplios13.

Un referente relevante de la Nueva Era mundial en el campo de la Física cuántica -Fritjof Capra (1997:15)14- sostiene que la estructura de la teoría de los sistemas provee una extensión natural de los conceptos de la Física a otros campos: Biología, Psicología y ciencias sociales. Aplicada a la Biología, esta perspectiva permite considerar a todos los organismos vivos como sistemas de autoorganización y autorrenovación dinámicos, que se derivan de la interacción de los elementos y que dependen unos de otros. Como una pequeña oscilación en las correlaciones tiene efectos sobre la configuración y evolución del sistema total, éste se adapta a la nueva situación y desarrolla estrategias de supervivencia. Dado que los sistemas incluyen en sí varios planos de sistemas -desde la célula hasta cosmos-, se llega a una nueva concepción del mundo y de la vida.

Para éste, la teoría cuántica demuele los conceptos de la Física clásica sobre los objetos sólidos y las leyes deterministas de la naturaleza. Sostiene que la física atómica ha demostrado que las partículas subatómicas no tienen sentido como entidades aisladas sino que sólo pueden entenderse como interconexiones. De este modo, "la teoría cuántica ha revelado la unidad básica del universo. La naturaleza [...] aparece como una complicada telaraña de relaciones existentes entre las diversas partes del conjunto" (Capra, ídem.: 94).

De acuerdo a los new agers locales15, una de las manifestaciones que conduce a la transformación de la humanidad -a través del "Plan evolutivo universal16"- se patentiza en la llamada revolución científica17, por ejemplo, por la Física cuántica y su figura emblemática: Capra. Esta concepción de la vida fue explicada por un "terapeuta natural" del siguiente modo:

"La vida no está matemáticamente determinada tal como estamos acostumbrados a concebirla; no se da de manera lineal sino en forma de red, de red tridimensional como el sistema circulatorio que es una red tridimensional, que si la sangre no circula de acá a acá va a circular de acá a acá y va a llegar a lo mismo".

Los adeptos aseveran que el mundo moderno representa la era de los grandes dualismos -encabezada por las figuras de Descartes y Newton-, hecho que ha conducido a la humanidad a la decadencia que vive. El nacimiento de la ciencia moderna fue precedido y acompañado por una evolución del pensamiento filosófico que llevó a una formulación extrema el dualismo espíritu-materia. La división cartesiana -mente y materia- permitió a los científicos tratar a la materia como algo separado de ellos mismos. Asimismo, desde esta perspectiva, el mundo natural es percibido como una multitud de objetos y acontecimientos aislados, y las sociedades fragmentadas en naciones, razas o religiones. La idea de que todos los elementos y sus partes -hombre, naturaleza y sociedades- están realmente separados, es considerado por los adherentes como la razón esencial de las crisis ecológicas, sociales y culturales de la actualidad.

Por ello, la cultura actual es caracterizada por los new agers como una relación del hombre con el medio que convierte a éste en objeto e instrumento. Por lo tanto, en la ciencia -y "conciencia"- moderna, el hombre se ha limitado a ser un sujeto de conocimiento que analiza, manipula y posee, mientras que la naturaleza es circunscripta a la categoría de objeto de experimentación. El método empleado por las ciencias naturales para analizar y efectuar experimentos es exaltado a la categoría de ideal normativo, y el universo concebido como un sistema rígido y mecánico compuesto por materia y elementos. También a esta manera de pensar se le atribuye la extrema objetivación del hombre que lo ha convertido en objeto de manipulación científica y técnica.

Otra de las teorías recuperadas por la Nueva Era es la "Teoría de las Estructuras Disipativas" formulada por el premio Nobel de Química Ilya Prigogine. Esta teoría explica los procesos irreversibles que tienen lugar en la naturaleza, y el movimiento hacia un orden vital cada vez más perfecto. Prigogine y Stengers (1983) sostienen que la naturaleza está compuesta de sistemas abiertos y cerrados y que los primeros están implicados en un continuo intercambio de energía conformando estructuras disipativas. Mientras más complejo es el sistema, más fluidez existe y más inestabilidad poseerá. El continuo movimiento de energía a través del sistema se traduce en fluctuaciones que, de ser importantes, logran perturbarlos. Es allí cuando los elementos de la antigua estructura entran en contacto con nuevas formas y nuevas conexiones, y se reorganizan en una nueva totalidad.

Esta teoría es retomada -entre otros líderes del movimiento local- por Marilyn Ferguson18 (1994:186), quien hace hincapié en los conceptos de fluidez, proceso, energía e inestabilidad, claves en la concepción New Age dado que, como expresa la autora, "la inestabilidad es la clave de la transformación de todos los fenómenos, entre ellos la conciencia".

Estos conceptos trasladados al análisis del funcionamiento de las sociedades, permite a los new agers explicar sus transformaciones y cambios cualitativos. Por ejemplo, advierten que las fluctuaciones de la conducta de un número crítico de partidarios del cambio puede reorganizar el entorno por su propia virtualidad interna y provocar la transformación de la sociedad. El cambio en la manera de pensar y el movimiento de "conspiración pacífica" que se va extendiendo, son considerados como disparadores de la autoorganización de la sociedad humana. Estas fluctuaciones que se están produciendo alterarán todo el sistema y permitirán superar las crisis actuales que amenazan su supervivencia.

I.2. Partiendo de las tradiciones filosóficas y religiosas orientales

La nuevas teorías de la Física son asociadas por algunos líderes de la Era de Acuario19 a la llamada filosofía holística de la naturaleza, construyéndose así una abarcante concepción de la vida. Consecuentemente, contemplan el universo en su conjunto como un gran sistema holístico, como una unidad indivisible y dinámica cuyos elementos están estrechamente vinculados. Desde esta perspectiva, todo está unido entre sí, básicamente, por una red, y el todo está presente en cada una de las partes.

En ese sentido, la cosmovisión aportada por las tradiciones espirituales de Oriente20 son consideradas por los adeptos como un ejemplo de la nueva manera de ver el mundo o, más exactamente, de la sabiduría que permite mostrar el verdadero "Ser" del mundo. En la tradición budista (Antolín y Embid, 1972), el Avatamsaka -uno de sus textos más importantes-, aborda como tema central la unidad e interrelación existente entre todas las cosas y sucesos. Todas las cosas son consideradas como partes inseparables del conjunto cósmico, como diferentes manifestaciones de la misma realidad última.

Por su parte, el hinduismo (Bhogavad- Gita, 2002), se basa en la idea de que la multitud de cosas y acontecimientos que rodean al ser humano no son más que expresiones de una única realidad. Sus enseñanzas advierten que la multiplicidad de las apariencias oculta la existencia de la Unidad fundamental que se personifica en Brahma. Desde este punto de vista, en la naturaleza todas las formas son el relativo, fluido y siempre cambiante maya21. El mundo de maya cambia porque la lila22 es una obra rítmica y dinámica. La fuerza dinámica de esta obra es el karma que es el principio activo de la creación, el universo total en acción, donde todo está dinámicamente relacionado con lo demás.

Conforme al taoísmo (Bloffeld, 1999), el yin y el yang son los dos grandes principios complementarios de los cuales depende la totalidad del universo. Todos los cambios que se dan en la naturaleza son manifestaciones de la interrelación entre estos dos opuestos polares, todo se reduce al ejercicio del poder generado por la fusión de dichos contrarios complementarios23. Apoyado en la idea de complementariedad, pero asimilada a Oriente y Occidente, una simpatizante de Posadas afirmaba:

"Los opuestos son complementarios: Occidente necesita orientalizarse y Oriente necesita occidentalizarse y encontrar esa síntesis en la fusión. Esa fusión no tiene que ser forzada ni la oposición de un modelo prefabricado para el consumo mundial, sino la interrelación a nivel mundial de las individualidades y de los grupos menores en cuyo proceso nos enriquecemos todos, asimilando, absorviendo valores universales que realizan las culturas en ese proceso, de esa fusión, de esa síntesis".

Los adherentes consideran que el aporte más importante de la visión que proviene de Oriente es la conciencia de la unidad e interrelación existente entre todas las cosas y sucesos, los cuales no son más que manifestaciones de una unidad básica.

A partir de referentes internacionales del movimiento, sostienen que existe similitud entre las explicaciones dadas por las ciencias en la actualidad y la visión del mundo propia de las tradiciones orientales. Solidarizados con Capra (1998), aseveran que la unidad conocida desde hace centurias por Oriente, es ahora revelada y demostrada por la Física cuántica y la teoría de la relatividad.

Capra -indagando el paralelismo existente entre la Física y el misticismo oriental- afirma que no existen partículas, cosas, sustancias en sí, sino "una compleja red cósmica de relaciones entre las diferentes partes", un universo que representa "una red de relaciones vinculadas entre sí" (ídem: 86). Observa significativas coincidencias entre ellos, tal como lo expresa en sus libros El Tao de la física y el Punto Crucial. Sostiene que la mística y las sabidurías orientales aportan a los fenómenos científicos una armónica unidad de cosmovisión, de forma tal que otorga validez universal a lo que se observa en el ámbito subatómico: "La física moderna ha confirmado del modo más espectacular una de las ideas básicas del misticismo oriental: que todos los conceptos que empleamos para describir la naturaleza son limitados, que no son rasgos de la realidad sino creaciones de la mente, partes del mapa, no del territorio. Cada vez que ampliamos el ámbito de la experiencia, las limitaciones de la mente racional se hacen evidentes y tenemos que modificar, o incluso abandonar, algunos de nuestros conceptos previos" (Capra, 1997: 209).

De igual modo, para Ferguson (ídem: 441), "así como la ciencia demuestra la existencia de una red de relaciones subyacente a todo cuanto existe en el universo, también la experiencia mística de la totalidad trasciende toda separación". En particular, respecto a la teoría formulada por Prigogine, advierte que guarda un fuerte parecido con las concepciones de las filosofías orientales y la de los místicos.

Dada la satisfacción que brindan a las necesidades espirituales, los "buscadores"24 locales atribuyen el gran interés que el misticismo ha despertado en Occidente durante los últimos treinta años. Afirman que esa inquietud es parte de una tendencia más amplia que trata de contrarrestar el profundo desequilibrio existente en la cultura, pensamientos, sentimientos, valores y actitudes del presente. Para ellos, la cultura occidental a favorecido el aislamiento a costa de la integración, el análisis sobre la síntesis, el conocimiento racional sobre la religión, la competencia sobre la cooperación.

Conforme a lo expresado, una de las ideas clave de la Nueva Era consiste en sostener la unidad universal y concebir tanto lo visible como lo invisible como una totalidad. Todo es uno: Dios y el mundo, el espíritu y la materia, el hombre y la naturaleza, el yo y el tú, el cuerpo y el alma. Todas los seres y cosas están enlazados unos con otros y unidos en red. Todas las cosas y sucesos percibidos por los sentidos están conectados e interrelacionados y no son sino diferentes manifestaciones de una única realidad última. El conocimiento de esa totalidad constituye el camino decisivo de salvación de la humanidad, camino que la Física, Medicina, Psicología y Biología han comenzado a recorrer exitosamente.

De este modo, rescatan la unidad y la totalidad de la realidad en contraposición a la idea de separación del hombre de la naturaleza y de Dios. No son los grandes dualismos sujeto-objeto los que determinan la concepción del mundo y la relación con él, sino la unidad de todos los seres en el contexto único y total de la autoorganización cósmica.

I.3. Partiendo de la globalización

Desde la cosmovisión Nueva Era, el actual proceso de globalización es una expresión de la dinámica hacia la unidad total planetaria. La articulación económica -v. g la fusión monetaria- y financiera y entre países o regiones son solamente una primera manifestación de la tendencia subyacente que alcanzará, a futuro, a los demás niveles de la vida de las sociedades y existencia humana. En ese sentido, un adepto local sostenía:

"Con la globalización el asunto es hallar la integración. A nivel económico la mayoría quiere lograr una integración mundial, un mercado mundial, el Mercado Europeo, el MERCOSUR, y después llegar al mercado mundial. Y bueno, todas las áreas que no son económicas también van a llegar a eso, a una globalización por así llamarlo y, para eso, vamos a tener que tener patrones en común, formas comunes y capturar y entender todas las necesidades que las personas tienen, o sea, no solamente la necesidades tradicionales acostumbradas hasta ahora a nivel oficial".

La globalización es asociada también al desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación, las cuales colaborarían con la unión de los seres humanos. Un simpatizante reflexionaba:

"La globalización es positiva si la sabemos manejar y controlar. Fijate la importancia que tiene la comunicación tecnológica, Internet, los congresos, revistas y todas las formas de comunicación que ahora tenemos al alcance gracias a la tecnología".

Atestiguan que la denominada "nueva conciencia global" o "cambio de paradigma" pueden ser reconocidos en diferentes ámbitos y planos de la vida cotidiana de los seres humanos. Por una parte, se manifestarían en la comprensión alcanzada por los hombres respecto a la necesidad de colaboración para preservar o solucionar problemas del medio ambiente. Y, en la dimensión espiritual, en la relevancia de los nuevos movimientos religiosos -v.g. la Nueva Era- que serían expresiones embrionarias de las fuerzas que impulsan a la unidad de la familia humana con lo sobrenatural.

Desde esta cosmovisión, el proceso de globalización es motorizado por las "energías de Acuario" que han comenzado a manifestarse impulsando los cambios que ocurren a escala mundial. Las transformaciones reflejan la cualidad y naturaleza de la energía acuariana, energía que está representada por la Síntesis. Esta energía de Síntesis, fusionando y combinando los elementos de la vida, tiene la labor de conducir a la humanidad hacia la conciencia de la Unidad. Las sociedades están creando lazos de cooperación y unificando las fuerzas dispares en un todo sintético.

Alegan que este fenómeno se manifiesta a través de individuos que, dentro de los campos científico, político, económico y social, han abierto su conciencia y aceptado realidades negadas hasta el presente por la cultura occidental. Las primeras señales son reconocidas en la apertura que revelan las ciencias en sus respectivos campos de acción.

No obstante, algunos advierten sobre los aspectos negativos de la globalización, a pesar de los esfuerzos que se realizan desde diferentes ámbitos. Por un lado, la exclusión de grandes sectores de la humanidad de dicho proceso y, por otro, la homogeneización que desata, es decir, el desvastamiento de las particularidades socioculturales. Una adherente, Magister en Políticas Jurídicas, expresaba:

"Este mundo esta manejado por sectores absolutamente ajenos a nosotros, donde hay dogmas, cánones, formas de vida, códigos que le corresponden a ese estrato que no tiene nada que ver con las naciones, ni sus formas de hablar, ni sus códigos y sus formas de relacionarse. A nosotros nos trae una realidad donde encontramos sectores que comulgan absolutamente con esta forma de vida y, por otro lado, está el pueblo, la gente común, la base de la pirámide de la sociedad que vive su mundo donde las decisiones pasan absolutamente por encima de sus apetencias íntimas. ¿Dónde quedan las tradiciones folclóricas, la propia identidad, si pensamos en el Brasil, en el samba, si pensamos en el Caribe, en los bailes tan ricos de sensualidad y de picante como ser la comida, el color y la piel negra?".

I.4. Modus operandi

En relación con el modus operandi -análogo a su forma de concebir el mundo-, la Nueva Era local opera como una red sin una organización central, una red alternativa a las instituciones formales, integrada por individuos, grupos y corrientes. Consideran que gracias a ella se está, por una parte, superando la antigua conciencia del hombre y conformando una nueva y, por otra, generando un "nuevo paradigma" que regula todas las relaciones del hombre consigo mismo y el mundo. Sus componentes constituyen una red flexible -no rígidamente imbricada- que ha de extenderse por toda la Tierra. Cada sujeto o grupo, actuando en su lugar con métodos específicos, harán que la nueva conciencia vaya penetrando y transformando progresivamente todos los espacios sociales.

La consigna del movimiento es "formar redes" (networking) que abarquen la totalidad de las dimensiones de la vida social y, al mismo tiempo, se entretejan unas con otras. Una de las maneras de lograrlo es apropiándose de la tecnología, cuya expansión reviste "caracteres epidémicos" sin precedentes en la historia. Consideran que el mundo está rodeado por una urdimbre global de comunicaciones que no deja escapatoria: todo el planeta vive hoy en base a enlaces instantáneos, todos los seres humanos se apoyan mutuamente en base a redes de comunicación y cooperación. Al respecto, un adepto reflexionaba:

"Se está produciendo una implosión de la información y de la comunicación. Todo el planeta es hoy un pueblo total. Nadie hubiera podido prever la rapidez con que los individuos iban a poder beneficiarse de la tecnología e iban a poder comunicarse. Pero es importante que la comunicación no sólo sea amplia sino profunda....".

Propugnan la creación de "redes subterráneas" de cambio25. Para ello, invitan a que en cada ciudad, en cada institución "los hombre nuevos" se vayan fusionando en pequeños grupos, formando lo que han dado en llamar "inorganizaciones nacionales". Cada adherente debe convertirse en antena y transmisor, escuchando y comunicándose a la vez, actuando como amplificador y sumándose a algún circuito de la red.

La red posadeña forma parte de una red mayor gracias a los vínculos que genera y reproduce con participantes o agrupaciones nacionales e internacionales. "Navegar" o "chatear" a través de Internet, asistir a cursos en otras ciudades o países, viajar a centros espirituales, albergar a líderes e instructores extra locales, permite a sus miembros ampliar las relaciones o consolidar los contactos previos. Utilizando la metáfora como imagen ilustrativa, podemos considerar a los adherentes o agrupaciones como neuronas cuyas dendritas y axones sinapsan en función de las expectativas o intereses, de la oferta y la demanda.

En Posadas, los miembros de la red adoptan formas diferentes para comunicarse y mantenerse unidos: encuentros personales o grupales26, intercambio de material impreso o videográfico27 o el uso de tecnología que les permite poseer una página Web y disponer de una dirección electrónica personal. La comunicación a través de Internet es un práctica habitual en los adherentes; la posibilidad que le otorga "la red Internet" es considerada como invalorable para "estar al tanto", mantener vínculos interpersonales y difundir sus propias ofertas de bienes espirituales.

El ingreso a Internet nos permite constatar que los principales referentes locales cuentan con páginas Web con el propósito de obtener clientes, establecer relaciones con aquellos que se encuentran en la misma búsqueda, o propiciar vínculos entre pares. Uno de los ofrecimientos "virtuales" expresa:

"Hola a todos los que pasen por aquí. Quiero contarles que soy masoterapeuta: aplico masajes terapéuticos como reflexología, digitopuntura, además soy reikista de segundo nivel, hago meditación, soy vegetariana. Me gusta todo lo referente a la vida al aire libre, leo teosofía, Feng shui, aromaterapia, gemoterapia. Desde ya gracias por haber leído todo esto!!! Mis datos personales son....".

A partir de lo expuesto se desprende que la red es una idea clave en la cosmovisión Nueva Era; apropiándose de las fuentes señaladas, los adeptos las recuperan y recrean construyendo una visión de mundo-red. Paralelamente, sus formas organizativas y operativas reproducen el modelo de vinculación en red. La apropiación de teorías científicas, filosóficas o religiosas y de sucesos históricos basados en la red, les permiten explicar la naturaleza de la vida y sus maneras de expresarse, como también organizarse conforme a las formas estructurales profundas que reconocen en los fenómenos materiales o invisibles.

II. La Cultura-Red en las Ciencias Sociales

Al igual que en la Nueva Era, investigadores y teóricos en el campo de las ciencias sociales dan cuenta de una inédita forma de operar en los ámbitos de la economía y la tecnología en las sociedades contemporáneas, modalidad que dio nacimiento a lo que -incluyendo otros ámbitos del quehacer social- Gustavo Lins Ribeiro (1995) designa como la "cultura de la red".

La revolución tecnológica ha modificado, según Manuel Castells (1996), las estructuras económicas e instituciones políticas. Sostiene que la ecuación entre productividad, competitividad y equidad deben redefinirse en la era de la información, es decir, en la relación y tipo de economía y sociedad que se han conformado en las últimas dos décadas y que, según este autor, se encuentran agotadas. La introducción de la economía de la información -la economía red- estaría a punto de producir una liberación de la productividad a gran escala y, en consecuencia, progreso material y creatividad intelectual y cultural.

Respecto a las condiciones de competitividad, propone que uno de los cambios que deben ejecutarse en el mercado es la transformación de las estructuras organizativas a través de su funcionamiento en red, instrumento que sería determinante de la economía y de la sociedad. Esta transformación en el campo de la economía exige la aparición de un nuevo tipo de empresas, que Castells denomina empresas red.

Afirma que las sociedades están frente a dos grandes "mini revoluciones": una es la hipertrofia cualitativa y cuantitativa de las tecnologías de la información y la comunicación -a saber, la masificación del uso de Internet- y la otra, sus formas de utilización operativa. Concluye que "sin las tecnologías de la información y la comunicación no hubiera habido proceso de globalización posible" (Castells, ídem: 10).

Por otra parte, no debemos olvidar que la estandarización del consumo y la circulación de mercancías a nivel mundial también ha adoptado la forma de red: una red internacional de comercios que expenden los mismos bienes -materiales, culturales, etc.-, en similares locales -hipermercados, shoppings-, en cualquier ciudad -Posadas, París, Nueva York-, se hace cada vez más visible y transforma los espacios locales en espacios cuasi globalizados.

Dada la relevancia que adquirieron estos procesos, un importante número de científicos sociales (Robertson, 1990; Wallerstein, 1993; Giddens, 1991; Harvey, 1992; Follari, 1994; Eagleton, 1997) han investigado la "transnacionalidad", la "universalización", la "globalización", la "mundialización", la "desterritorialización", términos que -con variantes conceptuales según los autores- remiten a un proceso estructural que se define por trascender los límites geopolíticos nacionales o regionales creando lazos o redes mundiales.

Entre los especialistas, existen entusiastas de la redificación -valga el neologismo- que muestran a la red como un fenómeno universal, necesario e inevitable para el desarrollo económico y social en la Era de la información. Uno de ellos es Castells (1990), quien no sólo habla de la "economíared" o de la "empresa red" sino también de la "sociedad red", "funcionamientoen red", "organización en red", "trabajadoren red" y "redes de contención social". Respecto a las consecuencias que acarrea el desenvolvimiento tecnológico de la información, George Landow (en Ribeiro, 1995) analiza su historia -a través de sus formas operativas- y revela una creciente y consecuente democratización o diseminación del poder en las sociedades.

Advertimos así que, analógicamente a la perspectiva adoptada por la Nueva Era para explicar las múltiples dimensiones de la vida y experiencia humana, para algunos intelectuales de las ciencias sociales la red también sería la base y el demiurgo de un mundo que, si la economía, la política y la sociedad se acomodan a ciertas propuestas para solucionar su "anomalías" actuales, crecerían en productividad e igualdad social.

Ribeiro (ídem: 1) analiza la "transnacionalidad" centrándose en la dimensión simbólico-ideológica y sostiene que, para avanzar en los debates en curso, es necesario tener en cuenta el concepto de "comunidad transnacional imaginada, o mejor, de comunidad transnacional virtual". Argumenta que la virtualidad es un concepto clave para comprender la cultura de la comunidad transnacional ya que constituiría una característica humana por cuanto los hombres son capaces de ser transportados simbólicamente a otros lugares y, al mismo tiempo, crear realidades a partir de estructuras que son puras abstracciones. Añade que, para la emergencia de esta comunidad, la base principal es "la red global de computadoras" (ídem: 3) y que, lo más importante, es que éstas se han convertido en poderosas máquinas de comunicación.

Por otra parte, advierte que la cultura de la red no puede ser separada del análisis del poder y del surgimiento de nuevos fetiches, oponiéndose así a aquellos -especialmente a los ideólogos- que la reconocen como una forma de liberación posmoderna y como un nueva herramienta de la democracia. Este autor retoma a Arthur Kroker y Michael Weinstein, quienes afirmar que lo que está en juego en el ciberespacio es la acumulación capitalista, el control político y la subordinación de la red a "intereses comerciales depredatorios" de parte lo que denominan "clase virtual" (ídem: 4).

También Segato (ídem) sugiere que, cuando se habla de globalización, no debe perderse de vista las relaciones de poder que la acompañan, en el sentido de la capacidad concentrada de direccionamiento, inducción y regulación del tránsito de bienes económicos, políticos, y culturales de parte de los países tecnológica y económicamente más desarrollados. Aludiendo a la tecnología en particular, Ribeiro (2000) también afirma que siempre estuvo vinculada a conflictos de poder y que la relación tecnología-poder es tematizada de diversas formas en historias, mitos y ficciones.

En su artículo Tecnotopia versus Tecnofobia, Ribiero (ídem) señala que la ciencia y la tecnología son herederas de los más poderosos mitos de la civilización, alimentando promesas de progreso ilimitado, de organización racional de la vida social, política y económica, y de desarrollo social. En relación con la tecnología, otros autores señalan la creación y fomento de mitos en torno a ella. Por ejemplo Krugman, (en Castells: ídem) menciona dos de los mitos que se han generado y ganado notoriedad a partir de la década de los '80: uno es el de la revolución informática y, el otro, el aumento de la productividad que ésta generaría.

A partir del análisis del desarrollo histórico de la tecnología, Mundford (en Ribeiro, 2000) sostiene que a partir del siglo XVII, la mecánica se constituye en la religión del mundo moderno y la máquina en su Mesías. Apoyado en esta afirmación, Ribeiro (2000) aclara que en la actualidad -la edad electrónica-informática- la información se volvió una religión y las computadoras su Mesías. Con una postura similar, David Harvey (1992: 48) expresa que la tendencia modernista "hace un verdadero culto a la eficiencia de la máquina, como mito suficiente para encarnar todas las aspiraciones humanas".

Gravitando en los conceptos de "tecnotopía"28 y "tecnofobia"29 formulados por Ribeiro (ídem), podemos adentrarnos en el tema de la cultura-red e interrogarnos sobre cómo es analizada por estudiosos y especialistas de las ciencias sociales: ¿Cuánto de lo que podríamos denominar redtopía y redfobia existe en sus posturas y enfoques conceptuales? En el primer caso damos cuenta de perspectivas que las consideran unívocamente como la única solución para edificar un mundo mejor, mientras que en el otro, aludimos a aquéllos que las juzgan como una construcción ideológica o mitológica que obnubila la mirada del estudioso -o profeta- impidiéndole observar que sólo sirven para legitimar los intereses del poder hegemónico.

Entre ambos polos, existen posiciones intermedias y un debate socioantropológico inconcluso. Por ello, lo que pretendemos es continuar esbozando preguntas para avanzar en la discusión sobre los márgenes "grises" de la problemática, y reflexionar sobre las ideas que se han planteado sobre los nuevos mitos -o no- que surgen en torno a nuevos hechos históricos.

Así como la globalización se presenta analíticamente como un objeto evasivo e inmanejable y, por lo tanto, se debe recurrir a narraciones y metáforas para analizarla (García Canclini, 1999), podemos conjeturar si un modo semejante de proceder no estaría operando en relación con la red. Y aún más, si esos relatos no habrían ido o estarían transformándose en mitos dentro de los espacios académicos y científicos, formando parte de las tensiones y conflictos de poder que se libran en estos campos de producción de conocimiento.

III. Una analogía socio-espiritualista

Lo expuesto precedentemente nos ha remitido a los planos de las ciencias, filosofías, ideologías, creencias religiosas y mitos que, en el tema que nos ocupa, se entrecruzan bajo una multiplicidad de formas. Hemos podido constatar que la forma e imagen reticulares están presenten en las antiguas filosofías y tradiciones religiosas, en ciertas ramas y teorías de las ciencias, y en el mundo fáctico observable.

Considerando como conceptos síntesis al mundo-red de la cosmovisión la Nueva Era y a la cultura-red de los enfoques socio-antropológicos, podemos reconocer entre ellos cierta analogía. En los campos de los que proceden, saberes científicos, posiciones ideológicas, realidades y mitos se crean y recrean -en grados y con matices diferentes- conformando una nueva visión del mundo. Cuando hablamos de realidades, nos referimos a hechos históricos concretos -v. g. el acelerado desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación-, y cuando aludimos a los mitos damos cuenta de "relatos" que explican el origen y existencia de dichos acontecimientos.

En el orden ideológico, Castells (1996: 6) sostiene que la globalización no es una ideología sino "también una ideología". Con ello se propone señalar la existencia de un "proceso histórico, real, importante, fundamental que, sino sabemos reconocer, realmente pasará por encima de lo que intentemos hacer". En otras palabras, el autor confirma su existencia empírica, si bien puede ser interpretado o utilizado ideológicamente.

Este razonamiento, trasladado a otros fenómenos históricos, nos obliga a cuestionarnos sobre la objetividad de los conceptos científicos que los describen y explican "positivamente". Aplicado al concepto red, nos preguntamos: ¿Las redes existen tal y cómo son explicadas por las ciencias sociales?, ¿cuánto de ideología o de utilización ideológica del término existe en la producción científica?, ¿cuánto de certeza filosófica o de construcción mitológica se infiltra e impregna a ésta?

Respecto a las explicaciones sobre los vínculos intersocietales -sociedades red-, los augurios de libertad, igualdad y fraternidad enunciados desde esta época posmoderna, ¿no serían una expresión de deseo de ciertos argonautas en busca de un nuevo vellocino de oro?, ¿en el mismo sentido, qué sucede dentro de cada conjunto social en relación con sus sectores y subsectores: no persiste el vaticinio que, en este caso, anuncia una real inclusión de todos a la Gran Red?, ¿en particular, las tecnologías de la información y comunicación, constituyen una red que une y tiende a igualar a todas las sociedades e individuos, como algunos afirman?, ¿estas profecías, no se asemejan a las de la modernidad sobre desarrollo ilimitado, idea sostenida por una concepción teleológica de los procesos históricos?

Las ideologías y los mitos no se reducen a creaciones que se generan o reproducen fuera del campo científico. En la modernidad y posmodernidad la ciencia también habría creado sus propios mitos: el desarrollo inevitable, el progreso inexorable y, actualmente, la globalización ineludible. Estos son algunos de los que tradicionalmente han sido y son objeto de sacralización y que, legitimados por el prestigio de la ciencia, se han encarnado en los escenarios sociales. En este sentido, ¿la red no constituiría un nuevo mito de la posmodernidad que debemos continuar analizando?

Explicando los planos de la realidad y el mito, Mircea Eliade (1992: 13) afirma que el mito es considerado por los individuos o "nativos" como "una historia verdadera puesto que se refiere siempre a realidades", es decir, porque siempre "hay cosas que están ahí para probarlo". Por ello, y considerando las diferentes conceptualizaciones sobre realidad y mito que se construyen, no podemos evitar interrogarnos sobre el objeto que estamos analizando: ¿Desde la ciencia, no se afirmará que la red existe sólo porque "está ahí para probarlo", parafraseando a Eliade?; ¿adoptando esta postura, no podemos conjeturar que la Gran red podría también ser un mito, dado que se la asume sin vacilaciones como una realidad concreta y palpable?; ¿los "nativos" de las ciencias sociales no obrarán como aquellos que analiza Eliade?30; ¿no serán estos intelectuales -blancos occidentales- "unos" nativos que proceden a imagen y semejanza de los "otros" nativos?; ¿los científicos sociales no adoptarán, insospechadamente, una postura emic -en este caso, la perspectiva propia de los nativos de su específico campo de relaciones y, en particular, desde su posición en él, mientras creen proceder bajo estrictos procedimientos científicos?

Advertimos que tanto desde la ciencia como desde el pensamiento mítico se recurre a la facticidad para confirmar la existencia de los hechos. Desde la "cultura espiritualista" Nueva Era se apela a la materialización de los deseos como una prueba irrefutable de la certitud de las convicciones y la confirmación práctica de que el mundo "es así" y no de otro modo. En este caso, la imposibilidad de refutación empírica es factible gracias a que los servicios "mágicos" ofrecidos cuentan con su propia lógica autovalidante, es decir, con criterios de validación específicos y elementos que permiten justificar la interpretación de los hechos.31

Por ello, debemos interrogarnos si en las ciencias sociales no existiría una lógica autovalidante que albergaría, insospechadamente, a creencias o elementos míticos, en este caso, sobre la forma en que se concibe a la red. Según Clifford Geertz (1995) las creencias - ideológicas, filosóficas, científicas o de sentido común- emanan de la experiencia, de la conciencia profunda, de la especulación reflexiva y del análisis lógico. Por consiguiente, debemos estar alerta y dar cuenta de la dificultad que plantea desbrozar el mito de la creencia en la producción científica.

Consecuentemente, podemos conjeturar que las creencias y mitos cobran nuevos rostros de la mano de hombres -incluyendo científicos- que los recrean desde un aquí y un ahora. En el Poder del Mito, Joseph Campbell (1999: 50) afirma que las viejas creencias y tradiciones se mantienen vivas gracias a la renovación que se realiza a partir de circunstancias presentes. Por ejemplo, respecto a la tecnología, sostiene que "las máquinas nos ayudan a consumar la idea de un mundo hecho a nuestra imagen y semejanza, y queremos que el mundo sea lo que creemos debería ser", una idea que, al mismo tiempo, va transformándose en función de los momentos históricos.

En la era posmoderna -como hemos mencionado-, ciertas formulaciones explicativas proponen la equiparación de diferentes concepciones teóricas y epistemológicas. En el ámbito científico, se denuncia cierta concepción de la ciencia, -objetivismo, mecanicismo- y se impulsa "un cambio de paradigma" que se apoya en la falibilidad y limitaciones de los esquemas de conocimiento sostenidos como únicos y verdaderos por la comunidad científica. Se cuestiona el carácter unilateral y excluyente de una visión de la realidad nacida de la epistemología moderna dado que, mediante la absolutización de ese ideal, desaparecen o descalifican espacios decisivos -como la experiencia intersubjetiva- que fueron relegados de la vida social y científica.

En ese sentido, uno de los fenómenos sociales que constituye un ejemplo paradigmático del "espíritu posmoderno", es la Nueva Era. Para encontrar el verdadero conocimiento, ésta posiciona en paridad de condiciones a determinadas posturas de las ciencias, a las tradiciones religiosas y esotéricas, a las teorías y técnicas terapéuticas tradicionales y heterodoxas, a las artes adivinatorias y a los cultos a seres sobrenaturales o extraterrestres.

Por lo tanto, si una de las características de la "condición" posmoderna es que todo se "mezcle"32 y, según Jeffrey Alexander (1992), la producción teórica es influenciada por el momento histórico en el que se formula, coincidimos con el autor cuando plantea que la pregunta fundamental a formular es: ¿Cómo se generan las explicaciones y teorías?. Si bien el razonamiento teórico guarda una autonomía relativa respecto al mundo real, éste marca límites muy estrictos a la teorización. Consecuentemente, para hablar de teoría es necesario remitirse a los contextos y circunstancias históricos en las que se gestaron y desarrollaron. Como "quienes crean las teorías sufren la influencia de su época, podemos leer sus teorías como dirigidas a ella". Por lo tanto, referirse a las teorías contemporáneas "nos obliga a hablar de nuestra época", y hablar de ella es aludir a las teorías actuales por la influencia que han ejercido (ídem.: 11).

De igual modo, el mito representa a la época y la sociedad en las que nace o recrea. Como François Laplantine (1977) afirma, "el mito es el lenguaje mismo de lo político, si se acepta definir a éste como el conjunto de las relaciones humanas en su actividad de fabricación del mundo". Y como hemos analizado, en la era posmoderna, en todos los campos sociales han surgido mitos que nos cuentan cómo es el mundo y de dónde proviene.

"Nuestra época" se caracteriza por la flexibilización y permeabilidad entre las fronteras simbólicas de los diferentes campos, una convivencia y un cierto compartir mutable, a saber, entre racionalidad e intersubjetividad, episteme y sentido común, dado que el movimiento y la multiplicidad anulan cual quier lógica que intente reducir todo a lo mismo. Consideramos que estas formas parciales, estos encuentros incompletos definen los umbrales para nuevos encuentros, nuevas aperturas o nuevas posibilidades hasta ahora inexperimentadas.

En el cruce entre los mundos usualmente separados de la ciencia y la "ficción", la realidad y la virtualidad, la historia y la narrativa, la racionalidad y el inconsciente, el mito irrumpe como un relato que nunca termina de significar, como un discurso sin fin (Laplantine, ídem), mientras que la explicación racional surge para interrumpirlos, subvertirlos o complejizarlos. La ciencia y lo "poético" se contaminan y, a veces, el realismo y lo fantástico se confunden. Empero, si bien el mito y la ciencia pueden entrelazarse, la relación es asimétrica, a saber, cada uno de ellos no habita en el otro de igual manera.

Como metáfora de lo que hemos intentado mostrar en este trabajo, el epígrafe habla por sí solo.

Notas

1 Este movimiento transnacional contemporáneo constituyó el objeto de investigación de mi Tesis de Maestría Flores de Loto e Irupé: El movimiento Nueva Era en Posadas, en el Postgrado de Antropología Social de la Universidad Nacional de Misiones, Posadas.

2 Utilizamos el término virtual en una doble acepción: nos referimos a la intangibilidad de ciertos campos (v.g. Internet) y a hechos no comprobados por procedimientos estipulados por la comunidad científica.

3 Si bien las neurociencias contemporáneas han aportado lo suyo respecto a la temática de interés, no son incluidas en este trabajo por cuanto no fueron mencionadas por los adherentes.

4 Harvey (1992) señala que entre las décadas del ´70 y ´80 se pasa a un régimen capitalista de acumulación enteramente nuevo que denomina "acumulación flexible", apoyado en la flexibilidad de los procesos de producción y los mercados de trabajo, en las nuevas pautas de consumo que envuelven patrones de desarrollo desigual entre sectores y regiones geográficas, en el aumento del desempleo, la baja de salarios y el retroceso del poder sindical. Se instala también un individualismo mucho más competitivo dentro de una cultura voluntarista que permea la vida social en su totalidad.

5 Respecto a las "conexiones" entre sociedades y culturas, no puede soslayarse la obra de Eric Wolf (1993:15) Europa y la gente sin historia en la cual muestra "que el mundo de la humanidad constituye un total de procesos múltiples interconectados y que los empeños por descomponer en sus partes a esa totalidad, que luego no pueden rearmarla, falsean la realidad".

6 A excepción de la Tesis antes mencionada, en Misiones y región nordeste del país no se han desarrollado investigaciones sobre el movimiento Nueva Era en el campo de las ciencias sociales. En la ciudad de Buenos Aires se destaca el estudio realizado por María Julia Carozzi (2000). También véase Carozzi (org., 1999) que incluye trabajos realizados en Argentina y Brasil.

7 Véase Lewis, James y Gordon Melton (1992).

8 Cabe resaltar que esta "cultura espiritualista" ha ido permeando el tejido social local y trascendido los límites de la red de participantes, hecho constatable en cierta terminología utilizada cotidiana y masivamente por residentes de Posadas. También sucede con la adopción de determinadas temáticas, relatos o personajes mitológicos, creencias religiosas indígenas, cosmologías orientales que han pasado a formar parte de los intereses de la población en general. La conducta del "mercado" de ir al encuentro de este segmento emergente de la sociedad revelan, tal vez mejor que cualquier otro aspecto, un cambio de conciencia en la sociedad.

9 Oriundo o que pertenece a la ciudad de Posadas.

10 "Es muy fuerte el color de la tierra. Tanta tierra!, una tierra muy fuerte, muy colorada, con el verde tan intenso, junto con tanta agua..., son emociones muy fuertes que nos impulsan a acercarnos a lo espiritual" (adherente).

11 Es un establecimiento de 1.000 has. ubicado a 30 km. al sur de Posadas, en un paraje aislado que no dispone de los servicios de agua corriente y luz eléctrica domiciliaria por expresa voluntad de su propietario.

12 Véase la clasificación de creencias realizada por Talcott Parsons (1966). María del Rosario Contepomi/La gran red:una era...

13 Para las teorías y métodos de la Complejidad y el Caos, véase Carlos Reynoso (2006).

14 Dada la importancia que le otorgan los adherentes, centraremos el análisis en la producción teórica de Capra, quien ha realizado investigaciones en física teórica y energética en universidades de Francia, EE.UU. y Gran Bretaña.

15 Cuando nos referimos a la Nueva Era, es necesario destacar que el término red es una transcripción literal de las expresiones utilizadas por los adherentes y por los autores de los textos que éstos reconocen como referentes del movimiento.

16 Para los adeptos, existe un Plan evolutivo que, en la Era de Acuario por la cual el cosmos está transitando, se expresa en la ampliación de la conciencia, la profundización de la cura interior, la relación superior entre los seres humanos y el reino natural, y en la formación de canales para que el hombre entre en sintonía con la vida inmaterial.

17 Desde las ciencias de la psiquis, las corrientes psicológicas jungiana, reichiana y transpersonal son otros hitos fuertemente reconocidos como parte de la revolución científica.

18 Marilyn Ferguson es la autora de La Conspiración de Acuario (1994), uno de los libros de cabecera de los adeptos.

19 Actualmente la humanidad se hallaría en un etapa crítica que se describe -mediante conceptos esotéricoastrológicos- como la transición de la Era de Piscis a la de Acuario. Durante dos mil años la energía cósmica que condicionó la vida en la Tierra ha provenido de la constelación de Piscis, influencia que se está trasladando a la de Acuario y que regirá hasta el año 4000.

20 Conforme al objetivo de este trabajo, no abordaremos las diferencias que existen entre las distintas tradiciones orientales.

21 Brahman -el supremo, la realidad última, la esencia de todas las cosas- se transforma en el mundo y realiza esta hazaña con su mágico poder creativo que constituiría el maya en el Rig Veda.

22 El tema básico de la mitología hindú es la creación del mundo mediante el autosacrificio de Dios, acto donde éste se convierte en el mundo, el cual, finalmente, vuelve a ser Dios de nuevo. A esta actividad creativa de la divinidad se la denomina lila.

23 Estos polos están dotados de cualidades fundamentales que definen su naturaleza: el yin es receptivo, intuitivo, cooperador, relacionado con el medio ambiente, y el yang es racional, analítico, competitivo y egocéntrico. María del Rosario Contepomi/La gran red:una era...

24 Cuando se refieren a sí mismos utilizan expresiones tales como "soy un buscador...", "es un verdadero buscador", "somos buscadores de...", como atributo de una identidad compartida. El término conlleva la idea de movimiento, mudanza, versatilidad o acción, cualidades consecuentes con la filosofía y cosmovisión que sustentan.

25 En estudios sobre movimientos sociales, Melucci (en Carozzi, ídem) ha introducido la temática de las "redes sumergidas", y sostiene que los movimientos sociales son generalmente precedidos por el establecimiento de redes que operan como usinas de cambios sociales y culturales. Este concepto es retomado por Carozzi, quien reconoce a la formación de redes como una de las características de la Nueva Era y analiza el circuito alternativo como red sumergida del movimiento.

26 Como fue mencionado, cuentan con espacios urbanos y rurales donde plasmar inquietudes de aprendizaje, intercambiar conocimientos y compartir experiencias. Estos brindan la posibilidad de realizar eventos organizados o facilitan el encuentro casual y espontáneo entre pares.

27 El material impreso también constituye un medio importante de publicidad. Por ello, tarjetas personales de presentación y folletos son distribuidas con la intensión de generar una clientela en el corto plazo.

28 La tecnotopía "...es, en buena medida, el gran metarrelato de salvación del mundo contemporáneo" (Ribeiro, 2000: 46).

29 La tecnofobia "...son los discursos catastróficos apoyados en el terror a las fuerzas destructoras desencadenadas por diversas invenciones" (Ribeiro, 2000: 46).

30 Mircea Eliade (1992: 189) habla de los mitos del mundo moderno refiriéndose a "...ciertos comportamientos que perduran aún ante nuestros ojos". Aclara que no se trata de supervivencias de una mentalidad arcaica, sino de que determinados aspectos y funciones del pensamiento mítico son constitutivos del ser humano y, por ello, perduran y existen en las sociedades contemporáneas.

31 Véase Frigerio, Alejandro (1998).

32 En la actual coyuntura histórica donde las creencias se sustantivizan singularmente, constituyendo una dimensión abierta y permeable a tradiciones y movimientos con orígenes espacio-temporales y socio-culturales diversos, el fenómeno de convivencia y renovación de éstas se plasma en diferentes ámbitos y niveles. Como señala Danièle Hervieu Léger (1999), el mundo actual exhibe "compétences bricoleuses" socialmente diversificadas en el marco de un proceso de descomposición y recomposición de las creencias en el que éstas no desaparecen sino que se fisuran, multiplican, diversifican e permean todos los campos de la sociedad.

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