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Avá

versión On-line ISSN 1851-1694

Avá  n.11 Posadas jul. 2007

 

RESEÑAS

Simbolismo, Ritual y Performance. Buenos Aires, editorial. Colección paradigma inicial. Serie Antropología sociocultural.

Las prácticas simbólicas y rituales constituyen uno de los campos de la etnología, en tanto orientación antropológica. En el caso argentino, los compiladores plantean que el estudio etnológico ha tenido preeminencia en los años 40, con figuras como José Imbelloni (1885-1967), pero actualmente no han quedado rastros de aquel temprano auge en la academia local (Wilde y Schamber, 2006: 7, 8). Asimismo agregan que este alejamiento de algunos temas clásicos de la teoría antropológica, tales como magia, totemismo, tabú, hicieron que Argentina quedara relegada del debate y actualización global en el campo de la antropología americanista, especialmente renovado a partir de las discusiones teóricas instaladas por Lévi-Strauss desde los trópicos sudamericanos (Ibidem, 10).   

El libro se presenta como el resultado del trabajo de un grupo de investigadores que pretende abordar la dimensión simbólica en los estudios antropológicos, recuperando la producción renovada del campo del simbolismo y el ritual, haciendo intervenir el concepto de performance como variable dinámica.    

En este sentido, el libro intenta constituirse en una muestra de la nueva producción en la que se reformula el estudio de problemáticas etnológicas clásicas, abrevando en una producción heterogénea originada principalmente en los países centrales, con autores tales como Claude Lévi-Strauss, Víctor Turner y Philippe Descola, evidenciando una geopolítica del conocimiento renovada, que tiene en cuenta el carácter material y político del símbolo. Se compone de cinco ensayos, que los compiladores inscriben bajo dos ejes temáticos centrales sobre simbolismo y ritual: el problema etnológico sobre el pensamiento indígena y las tradicionales clasificaciones primitivas1 y el otro de tipo metodológico, vinculado a la definición de una antropología de la experiencia que atiende al mundo de los sentidos, las emociones y las percepciones corporales a través de categorías pragmáticas como la de performance.2  

Estos ensayos proponen a partir de datos empíricos de diferentes grupos, debates sobre la naturaleza de las representaciones nativas, la eficacia simbólica, las variaciones y contradicciones individuales en los relatos míticos, la construcción de espacios simbólicos, el dilema del cambio sociocultural inscripto en las prácticas rituales y las técnicas corporales, específicamente la danza y la música.   

Los artículos se basan en referencias teóricas que remiten sin conexiones necesariamente explícitas a las definiciones de la antropología simbólica. Asimismo los compiladores reconocen que no existe una línea teórico-metodológica de trabajo coherentemente definida en el propio ámbito, razón por la cual no puede etiquetarse el contenido del libro en la antropología simbólica.    

El ensayo de Lorena Córdoba analiza las representaciones del grupo chacobo (Bolivia), introduciendo una descripción densa de los modos de categorizar los conceptos de persona, naturaleza y cultura. Asimismo, sugiere que los procesos de condición de la humanidad no son inmanentes sino que están sujetos a cambios: estos deben ser ganados, cuidados y merecidos. El relato mítico se presenta como el fundamento de la noción de humanidad, como elemento a partir del cual se piensa y problematiza la vida en sociedad.

El artículo escrito por Federico Bossert y Diego Villar, retoma discusiones de clásicos de la antropología acerca de las diferentes interpretaciones indígenas de la máscara, sus significaciones y usos rituales, a partir de un tipo de máscara [aña-hanti] estrechamente vinculada con el alma de los muertos entre los chané de la provincia de Salta.   

Los autores plantean que la máscara, en tanto corporización misma de las almas de los muertos, pone en cuestión las modalidades nativas de representación, dejando en evidencia el problema de la eficacia simbólica de los ritos a partir de que la conducta del enmascarado proporciona una base para la identificación entre máscaras y muertos.3 Por otra parte agregan, la reflexión sobre la muerte, la finitud y el imaginario de los ancestros, en el contexto metafórico del ritual, indican un modo de conceptualizar la existencia y el devenir en los términos nativos, llevándonos a pensar en los mecanismos indígenas de construcción del tiempo y la memoria.4

 El artículo de Silvia Citro analiza las prácticas corporales, en tanto vehículos de identidades o perte-nencias colectivas,5 a partir del concepto de performance entrelos aborígenes tobas. Según Citro, las performances indican relaciones interétnicas y procesos de etnogénesis, que se manifiestan en cambios estilísticos y en modalidades de expresión corporal. La autora examina los cambios y continuidades de los cantosdanzas de este grupo, conjugando aportes de la etnomusicología y la lingüística, mostrando las adaptaciones de expresiones por influencias de contactos e interacciones con la sociedad envolvente.6 A partir de estas manifestaciones de carácter indicial, se torna posible inferir episodios y significaciones olvidados o invisibilizados estratégicamente y directamente omitidos del discurso verbal. Asimismo discute el lugar de la danza como vehículo del goce, el placer y la seducción en el contexto específico de interacción y relacionamiento sexual, enfatizando la creatividad envuelta en las prácticas rituales y simbólicas.7   

El ensayo de Gustavo Ludueña plantea una etnografía del silencio a partir de los gestos, los movimientos corporales y las miradas, indagando las significaciones de los usos del espacio y las interacciones cotidianas en monasterios de clausura en Argentina. El artículo se propone indagar la construcción del espacio simbólico desde el concepto de liminaridad, enfatizando la complejidad de la espacialidad monástica, en el análisis de construcción de los límites simbólicos entre el adentro y el afuera del monasterio.8 En este sentido, el autor plantea la sociabilidad definida a partir de la condición liminar que atraviesa y se desarrolla por los diferentes espacios y referentes estructurales (público, íntimo, privado comunitario, sociológico e individual) a partir de una lógica que distingue lo que es clausura de aquello que no lo es.

Para Ludueña el carácter indicial de los rituales y prácticas corporales como actos de institución define pertenencias y establece fronteras simbólicas. En este sentido, habitar un espacio implica estar en él en forma activa, guardando estrecha relación con el lugar en el que se desarrolla (Ibidem, 27).9   

El ensayo escrito por Pablo Cirio aborda la problemática de los procesos migratorios a partir del estudio de la música de la colectividad gallega en Argentina, enfatizando la cuestión de los índices estéticos del cambio sociocultural.   

El trabajo retoma el análisis musical y sonoro del trabajo etnográfico, explorando el universo de datos y significaciones de los gallegos, quienes articulan un sentido de pertenencia altamente eficaz, por la vía de adopción de símbolos sonoros.10  

Para Cirio, la música puede dar cuenta de valores tanto estéticos como éticos; tanto normativos como de historia del grupo. Estas expresiones centrales en la vida cotidiana y la construcción de la memoria de este grupo les permite jugar creativamente entre la cercanía y el distanciamiento con su espacio original o su espacio receptor, guiando la selección de elementos (sonoro - verbales) que los representan.

Asimismo el ensayo realiza una propuesta metodológica de análisis de siete variables o elementos de preservación y cambio, que están basados en la influencia de las tradiciones peninsulares y en la de los contextos receptores.   

Los compiladores señalan que el caso revela que la música constituye una fuente privilegiada para abordar los procesos de globalización, confirmando que las contradicciones y ambigüedades propias del interjuego entre lo global y lo local se reflejan en una amplia gama de fenómenos musicales marcados por la simultaneidad y la heterofonía, que se imbrican en la vida cotidiana de los actores de la diáspora, sirviéndose de vehículo para superar concepciones binarias, como lo indica Martín Stokes (Stokes, 2004:59 y 62). Estos fenómenos culturales replantean los límites entre lo tradicional y lo moderno, como la capacidad humana para la conservación y la innovación, e indirectamente las posibilidades de la disciplina antropológica para conceptualizar los fenómenos socioculturales (Ibidem, 30).

En síntesis, siguiendo los ejes propuestos por los compiladores, podemos agrupar tanto el ensayo de Córdoba como el de Bossert y Villar bajo el contenido de las tradiciones cosmovisionales mantenidas hasta el presente, en el marco de la discusión sobre el pensamiento amerindio. Mientras que los trabajos de Citro, Ludueña y Cirio se vinculan con la dimensión de la experiencia y la construcción de espacios y tiempos sociales, definiendo una variante del campo de la antropología de la experiencia.

Cada uno de los artículos plantea estrategias de aproximación a la problemática de estudio que resultan interesantes y que representan un aporte en cuanto al tratamiento de la dimensión simbólica de los estudios socioculturales, a la luz de los debates actuales en el campo de la antropología.

Noelia Gimena Potschka* Críspulo Ibarra**

*  Estudiante del Postgrado en Antropología Social, UNaM. E-mail: noepotschka@hotmail.com
** Estudiante del Postgrado en Antropología Social, UNaM. E. yosoycrispulo@hotmail.com

Notas

1 Según los compiladores, este debate plantea en primer lugar si el pensamiento amerindio constituye un tipo de pensamiento radicalmente diferente al pensamiento occidental y moderno o si presenta continuidades con él. Y en segundo lugar define la repetición de determinados patrones cognitivos y esquemas de acción que guían el relacionamiento entre el ser humano y el ambiente físico, a partir del vasto universo de representaciones míticas indígenas. Estas cuestiones resultan de importancia para concebir la noción de humanidad y la pertenencia a un grupo social determinado (Wilde y Chamber, 2006: 15,16).

2 Según Wilde y Schamber, la antropología de la experiencia enfatiza la noción de cuerpo, sobre los aspectos dinámicos de la estructura y los procesos de cambio simbólico.

3 Para los autores, las teorías y prácticas corporales operan una transposición de la organización social constituyendo un objeto central de pensamiento, un lenguaje articulador de significaciones sociales y cosmológicas

4 Escriben los autores: "La máscara chané no resulta eficaz por ser símbolo de un sistema de creencias ni de una ideología articulada. Buena parte de su poder, más bien proviene de que evoca la reflexión, acaso la conciencia de lafinitud" (Wilde y Chamber, 2006: 79-80)

5 En este sentido la autora concibe a la performance como un conjunto de expresiones corporales, visuales y sonoras, capaces de brindar información sobre aspectos más generales de la sociedad, susceptibles de ser leídas como textos (Wilde y Chamber, 2006: 27).

6 Tal como lo indica Citro, la reconstrucción de las transformaciones en los cantos-danzas permite constatar que la interrelación con diversos sectores criollos ha generado sus propios cambios en la dinámica sociocultural del grupo (Ibidem, 115).

7 Revisa la visión reduccionista de las prácticas como catarsis de tensiones sociales, proponiendo un esquema donde estas prácticas comprendan el incremento placiente del estímulo que culmina con la relación sexual. Según los compiladores, este planteo remite a la dimensión erótica del sonido, que expresa lo inexpresable. Sobre este aspecto, centro de la actividad creativa, cae el aparato de control social, el aparato de vigilancia de los cuerpos (Ibidem, 28).

8 Ludueña aborda el ritual en el marco del enfoque turneriano. Asimismo establece conexiones entre lo sagrado y lo numinoso, definidos por el teólogo Rudolf Otto. El monasterio de clausura, en tanto espacio sagrado multiforme, discontinuo, heterogéneo, de naturaleza fragmentada, permite hablar de la de-construcción de la liminaridad organizada en una estructura de espacios liminares dentro de un espacio liminar (Ibidem, 123).

9 Para Ludueña los ámbitos religiosos introducen discontinuidades en la percepción social del espacio, tal y como los rituales introducen discontinuidades en la estructura del tiempo. Según los compiladores, Ludueña introduce una paradoja conceptual donde lo ritual se transforma en cotidiano y lo cotidiano en ritual. Las nociones de tiempo y espacio que introduce el ritual, como una cuña en lo cotidiano, son vividas por los actores como realidades cotidianas en las interacciones sociales del contexto monacal (Ibidem, 27, 28). 10 Según Cirio, la música constituye para el gallego emigrado un eficaz medio de comunicación allende en mar, pues mediante ella logra un determinado contacto con su tierra, con sus seres queridos, con su pasado (Ibidem, 176).

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