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Avá

versión On-line ISSN 1851-1694

Avá  no.18 Posadas ene./jun. 2011

 

CONFERENCIA

Investigar problemas ambientales en antropología social y científica: una aproximación al campo

 

Karin Skil*

* Department of Management and Engineering, The Political Science division, Linköping University - Suecia. (karin.skill@yahoo.com.ar).

 

INTRODUCCIÓN

Este texto abordará la importancia de la investigación de problemas ambientales en antropología social. Podemos afirmar que la relación entre sociedad y naturaleza se ha mantenido como tema de interés desde los inicios de la antropología como disciplina, primeramente, con aportes desde el determinismo ambiental, y luego, con estudios sobre la etnociencia, las clasificaciones y conocimiento de la flora y fauna (Conklin, 1955; Berlin, 1973), la adaptación ecológica y ecosistemas (Steward, 1968; Rappaport, 1968), y la relación entre hombres y otras especies (White, 1949; Ingold, 1986; Haraway, 2003; Raffles, 2010). Este interés se ha acentuado en las últimas décadas al incrementar la atención en la situación climática, la crisis ecológica y los problemas ambientales (Haenn & Wilk, 2006) que han dado un giro a la forma en que experimentamos nuestro entorno, así como en las construcciones y entendimientos de estos problemas.
A fines de los 70 y a principio de los 80 es cuando la antropología ambiental comienza a ser tenida en cuenta por el marxismo estructural, la economía política, la antropología interpretativa, y el posestructuralismo (Escobar, 2008). Este texto mostrará posibles maneras para abordar investigaciones sobre la relación entre naturaleza y cultura, y específicamente sobre las construcciones de problemas ambientales. Primero, se presentará una breve explicación acerca de la antropología ecológica, comúnmente llamada antropología ambiental, para continuar con un estudio acerca del desarrollo sustentable en Suecia, en comparación con un caso argentino en organizaciones socioambientales. Para lo cual, se vinculará el rol de la antropología a la antropología aplicada.
 A finales de los '90, un renovado interés por el análisis de cuestiones ambientales se advierte entre los antropólogos, al volverse un espacio importante para pensar la producción de cultura. El ambientalismo va más allá de la naturaleza y la ciencia, porque tiene que ver con cuestiones de poder, identidad, representaciones, espacio y territorialidad, lo global y lo local, acción política, y la producción de conocimiento (Brosius, 1999; Escobar, 1999). Es en la relación de la antropología ambiental con otras disciplinas, como ser la Geografía, Semiótica, Filosofía, Ciencia Política y Sociología, que se conforman estudios multidisciplinarios, y, aunque la mayoría de la inspiración teorética  suele venir de otras disciplinas y áreas académicas, la antropología resulta una articuladora hábil de estas teorías (Hvalkof 1999). Esta incorporación entre teorías y análisis políticos que realiza la antropología ambiental, es lo que permite que surjan nuevas áreas de estudio, como son  la antropología ecológica aplicada y la ecología política (Kottak, 1999).
La antropología tiene un rol importante en mostrar cómo el medio ambiente es construido, representado, apropiado y mantiene su carácter conflictivo (Brosius, 1999). Para poder concebir un problema, debe existir algo que vale la pena cuidar o preservar. Igualmente un grupo puede movilizarse a favor o en contra de algo, y articular alternativas en distintas maneras. Sin embargo, la antropología se empezó a interesar por los movimientos ambientales relativamente tarde en comparación a otras disciplinas (Brosius, 1999), siendo algunos de sus ejes centrales los siguientes:
1) Crítica a las  representaciones románticas y esencialistas,
2) Énfasis en conflictividad, y
3) Globalización y transnacionalismo de discursos y movimientos (Brosius, 1999; Tsing, 2005; Ribeiro, 2008).
Históricamente, las descripciones de la naturaleza y los problemas ambientales han variado de manera constante (Worster, 1996). Ahora, el interés se orienta a la construcción de riesgos, problemas y soluciones, y a las formas en que los diferentes actores los visibilizan y comunican. En los '60, varios antropólogos se interesaron por el ecosistema, la adaptación y el equilibrio (Rappaport, 1968). Posteriormente, abandonando esta idea del equilibrio y la homeostasis, se empezaron a cuestionar las maneras en que el cambio tiene lugar. Los antropólogos comenzaron a indagar en las distintas formas en que grupos o individuos responden frente a los riesgos, las amenazas y las catástrofes ambientales, y cómo se aprende de estas experiencias (Vayda y McKay, 1975). Además, se prestó atención a cómo se manejan situaciones nuevas, y cómo se aprende y responde desde un nivel organizativo. En los años '70 se desarrolló la teoría del sistema-mundial (Wolf, 1972; Friedman, 1974) y la teoría de la dependencia. Esta rama, hoy día, se puede encontrar en la ecología política, especialmente en las discusiones de conflictos ambientales y ecológicos (Martinez-Alier, 2002). La territorialidad es un asunto que merece atención (Escobar, 2008) y tiene que ver con la defensa del lugar. Otra cuestión central que podemos mencionar es el estudio etnográfico de las distintas maneras de gestionar la naturaleza. Podemos notar que las respuestas institucionales  priorizan la adaptación al cambio climático por sobre la transformación de las actividades que lo causan (Brosius, 1999). Todos existimos en contextos políticos (nacionales) y la posición que se tiene en la sociedad influye en cómo podemos manejar o reaccionar frente a estos riesgos y problemas ambientales (Skill, 2008).

Historia de la naturaleza, los problemas ambientales y el amanecer del desarrollo sustentable

La relación entre el hombre, la sociedad, la cultura y la naturaleza se ha debatido por miles de años,  manteniendo un rol importante en la antropología.  La dicotomía entre pensar al hombre como  parte de la naturaleza o como quien la controla, por ejemplo,  tiene distintas interpretaciones (Worster, 1996). Algunos interpretan a la naturaleza sin la intervención de los hombres. Pálsson y Descolá manifiestan que "esta dicotomía [mente y cuerpo, lo natural y lo cultural] no solamente es otra categoría analítica que pertenece a la caja de herramientas de las ciencias sociales; sino, que es la base principal de la epistemología de la modernidad" (Pàlsson y Descolá, 1996:12, traducción propia). Según Fox Keller, fue Francis Bacon quien fundó la dicotomía entre el hombre y la naturaleza, y la jerarquía que presenta al hombre como dominador de la naturaleza (Fox Keller, 1985). Esta noción fue intensificada con la revolución científica y el desarrollo de nuevas tecnologías, que implicaron una desconexión y polarización entre seres humanos y la naturaleza, en la que los hombres (europeos) pensaron que podían controlar la naturaleza a través del conocimiento de la misma (Verran, 1998). La dicotomía entre hombre y naturaleza fue acompañada de otras separaciones, como la de hombre y mujer,  razón y emoción. En esta rama hay una influencia del feminismo y los estudios de lo incorporado, del esencialismo, y de las Mujeres del Sur, que se llama eco-feminismo (Diamond y Ornstein, 1990; Mies y Shiva, 1993). Existen estudios de ciencia y tecnología (que no sólo incorporan a la antropología) donde se denota un interés por los transgénicos, por el cuerpo y por las diferentes maneras de teorizar la naturaleza y lo natural (Haraway, 1988; Descolá y Pálsson, 1996). Tim Ingold ha contribuido a la teorización de la trascendencia del dualismo cartesiano entre mente-cuerpo y cultura-naturaleza. Ingold (2000) forma parte de un constructivismo etnográfico que no necesariamente se puede entender en términos de discursos o poder. Otro ejemplo de este tipo de trabajo es el de Descola y Pálsson (1996) sobre modelos culturales de la naturaleza. La más reciente de las ideas en antropología ambiental incluye el abordaje de cómo los hombres se relacionan con las demás especies (Raffles, 2010; Tsing, 2005; Haraway, 2003), lo que Tsing y Haraway llaman "relatos de multi-especies".
El concepto ecología viene de la palabra griega oikos que significa "doméstico", así como "economizar con recursos". Así, la idea de ecología se impregna con teorías de economía nacional, y el modernismo (Worster, 1996). Se puede notar una idea de evolución cultural en estudios sobre la relación entre el hombre y el medio ambiente (White, 1949). Esta idea plantea concepciones sobre quién puede cuidar el medio ambiente, y cómo entendemos la relación entre diferentes hombres y la naturaleza - los hombres menos "desarrollados", según ésta idea, son los más cuidadosos y más dependientes de la naturaleza (Netting, 1977). En esta concepción, el hombre "moderno" es el que se independiza de la naturaleza a través de la revolución industrial, lo que implica, a su vez, la noción de que los indígenas pueden cuidar a la naturaleza de una mejor manera (Nygren, 1999). Loomba, quien trabaja con postcolonialismo, dice que fue la idea de "la 'objetividad' de las observaciones y la ciencia, la que justificó la penetración europea en otras tierras" (Loomba, 1998:61). La idea de control se puede notar en la superioridad del hombre sobre las otras especies y como se distingue de los animales porque puede transformar, controlar, y domesticar  la naturaleza (Ingold, 2000). Por eso, los antropólogos tienen que atender el dualismo de tipo moderno-tradicional, natural - cultural.
En los '60,  la naturaleza se transformó en "medio ambiente". El desarrollo tecnológico y científico ha tenido una gran influencia en la visión del mundo, ejemplificada en la capacidad de ver el planeta desde el espacio. La bióloga marina estadounidense Rachel Carson escribió Primavera Silenciosa en 1962, que trata sobre los efectos del DDT en la vida silvestre. Contribuyó a la puesta en marcha de la moderna conciencia ambiental. A su vez, la crisis energética en 1973 implicó una reinterpretación de la naturaleza y en vez de abundancia se vio escasez. En 1972, el Club de Roma, constituido por empresarios e investigadores, publicó el informe Los límites del crecimiento (Meadows et al., 1972). Este informe puso la atención en la superpoblación, la destrucción de recursos naturales, y la crisis alimentaria, argumentando que el uso sin límite de los recursos naturales tenía que reducirse. Aunque el movimiento ambiental cuestionó el consumismo desmedido, por ejemplo en el libro Lo pequeño es hermoso (Schumacher, 1974/1989), los problemas ambientales en general se entendieron como cuestiones que tenían que tenían que ser resueltas por los gobiernos retrospectivamente, con legislación y tecnología (Hajer, 1995). En los '80 es cuando se empieza a discutir la vida cotidiana y las elecciones individuales del consumo, y es cuando la idea de la responsabilidad y solución de los problemas ambientales comienza a cambiar (Skill, 2008). El desarrollo sustentable resulta importante para entender este cambio.
Los documentos políticos centrales del desarrollo sustentable son Nuestro futuro común o el Informe Brundtland de 1987 (CMMAD (1987/1988), y Agenda 21, que fue el resultado de la Cumbre de Rio de Janeiro, Brasil en 1992. Analíticamente, el desarrollo sustentable se puede entender como una modernización ecológica (Hajer, 1995; Skill, 2008). La propuesta política es utilizar los mecanismos del mercado para resolver problemas ambientales, como por ejemplo "pagar para contaminar" que se encuentra en el Protocolo de Kyoto de 1997, y la responsabilidad social de las corporaciones. La gestión moderna de los recursos naturales se basa en la racionalidad económica liberal. Wolfgang Sachs argumenta que el desarrollo sustentable "pretende la conservación del desarrollo, en vez de la conservación de la naturaleza" (Sachs, 1993:10). Hay varios antropólogos que analizan el desarrollo desde una perspectiva crítica (Ribeiro, 2008; Escobar, 1995).
El ambientalismo ha sido unos de los discursos alternativos más visibles y efectivos dentro del campo del poder, en el cual se sitúa la discusión sobre el desarrollo (Ribeiro, 2008). En el primer encuentro internacional en Estocolmo 1972, se pudieron observar ideas globales de la gestión del medio ambiente. Se vislumbraba un enfoque en la preocupación por la superpoblación, y no en la distribución de recursos y problemas. Para entender las respuestas políticas a la crisis ecológica, el texto The Tragedy of the Commons [La tragedia de los comunes] (1966) escrito por Garrett Hardin es central, ya que aborda la intervención estatal y el interés privado individual. Hardin desarrolla la teoría de como aquella parte de los recursos de propiedad común eran tratados en forma desconsiderada por los individuos, al no reconocerlos como propios. La solución a este problema era la propiedad privada de todos los recursos comunes, según Hardin, postura criticada posteriormente por la politóloga Elinor Ostrom, por citar un ejemplo.
Uno de los primeros antropólogos que se interesó por el ambientalismo, lo hizo centrando su enfoque en la construcción cultural de los riesgos ambientales (Douglas, 1972). El trabajo sobre la "sociedad de riesgo" del sociólogo alemán Ulrich Beck (1992; 1995) funcionó como inspiración a muchos estudios posteriores sobre riesgos ambientales. Como sociólogo, Beck estudia la modernización, los problemas ecológicos, la individualización y la globalización. Es fundamental discutir conceptos como confianza e incertidumbre en el análisis del riesgo ambiental. Los antropólogos con intereses en ambientalismo deben entender como las distintas nociones de riesgo conforman los futuros movimientos ambientales, las instituciones y las intervenciones (Brosius, 1999). En este sentido, se puede notar un cambio de enfoque que se aleja de los problemas inmediatos, para acercarse a los problemas más complejos que atraviesan las fronteras nacionales, que se acumulan en el tiempo, y que son difíciles de percibir. Estos riesgos pueden ser considerados manejables o aceptables, en los cuales la ciencia tiene un rol importante.
En éste texto considero a los problemas ambientales como construcciones sociales. Eso no significa que no existen en sí mismos, pero que, para ser considerado como un problema ambiental, un grupo o un individuo debe poner su atención en él, o comunicarlo como un problema para la salud humana, o como un cambio en el medio ambiente (Skill, 2008). Los problemas ambientales son definidos por los actores sociales. Para entender y analizar esta construcción es fundamental investigar cómo los actores sociales tratan de convencer a otros de que el problema es importante, cómo movilizan y "visualizan" el problema. Es común el uso de fotos, estadísticas, testimonios etc. El concepto enrolar también es útil para investigar cómo se movilizan, quién se hace portavoz de quién, en quién se confía, a quién se escucha, y a quién se ignora (Tsing, 2005). En la actualidad, la ecología política domina la antropología ecológica, y "las cuestiones ambientales significativas son políticas" (Alimonda, 2002:8). Se entiende a las cuestiones ambientales como espacios de luchas políticas y territoriales, como por ejemplo los de acceso y derecho a tierras, o conflictos sobre la contaminación ambiental.
Es importante investigar el desarrollo de la política ambiental en instituciones nacionales e internacionales, porque el medio ambiente y su gestión generalmente están interpretados en un marco nacional. El descreimiento en los actores políticos afecta a la política ambiental (Auyero & Swistun, 2008), y es vinculado a la creación de responsabilidades sobre el medio ambiente. Si hubiera confianza en las autoridades, los ciudadanos podrían esperar ser advertidos si algo resultara riesgoso o peligroso (Skill, 2008). El nacionalismo es importante para el ambientalismo, porque tiene que ver con el control y manejo legítimo de los recursos naturales (o bienes comunes,  como lo llaman algunos actores). Brosius comenta que tenemos que prestar atención a la cultura política e ideologías nacionales, y preguntarnos, por ejemplo: ¿Qué rol juegan las ideas sobre ciertas poblaciones en las decisiones referentes a la localización de actividades mineras, de represas, y plantaciones? (Brosius, 1999).
La antropología ecológica fundó la valorización del conocimiento indígena (Brush y Stabinsky, 1995, Brush, 1980), y logró un avance en la gestión local de estas comunidades, recursos naturales y parques nacionales. Muchas veces el ambientalismo sirve como una crítica a la cultura hegemónica y es común utilizar a los grupos indígenas como ejemplos de poblaciones que mantienen una relación menos dañina con la naturaleza. Pero esta idea esencializada de los indígenas y la naturaleza silvestre que se suele utilizar en campañas ambientales, construye a los indígenas como íconos y les niega su capacidad de manifestarse como "actores políticos auténticos"  (Brosius, 1999:280).  De este modo, los indígenas son considerados "nobles salvajes verdes" que simplemente cuidan el medio ambiente (Skill, 2002; Brosius, 1999).
Por otra parte, se presenta otro desafío para la antropología ambiental que considera incorporar lo urbano. "El medio ambiente todavía es considerado mayoritariamente como paisajes rurales, que se presentan como un estadio evidente de la naturaleza" (Baviskar, 1999:278). Se puede notar una "distribución de trabajo" entre antropólogos y sociólogos en este sentido, en la que los sociólogos abordan mayoritariamente los procesos ambientales en las ciudades y en la "modernidad".

PRODUCCIÓN, CONSUMISMO Y POLÍTICA AMBIENTAL

 "Todo lo que compramos, usamos, comemos y manejamos nos conecta en alguna manera al medio ambiente natural a través de largas cadenas de conexiones" (Wilk, 2006:418, traducción del inglés). Primero, se desarrollaron estudios antropológicos de la vida moderna y el sistema capitalista entre el marco del sistema-mundo (Wolf, 1982; Mintz, 1985). Se produjeron etnografías del consumismo y la construcción de demandas en procesos globales. "Gente que no se conoce entre ellos está vinculada a través de tiempo y espacio - no solo en política y economía, sino a través de una cadena de conexiones que se sostiene por la producción" (Mintz, 1985:xxiv, traducción del inglés). Hoy en día, existe un enfoque del consumismo que lo considera como problema ambiental (Kneen, 1996; Wilk, 1996/2006). Guimarães (2002:53) cita a un chico que dice: "Yo quiero... tener el poder de comprar un auto importado, para tener el placer de no comprarlo". Hay que realizar estudios sobre la relación entre la gente, la tierra y los recursos con procesos globales, la política y las relaciones institucionales.
No todos los grupos sociales interpretan al medio ambiente de la misma manera, así como los problemas ambientales en general no afectan a los diferentes grupos sociales de la misma manera. Para analizar desigualdades en términos de afectación, se desarrollaron estudios de justicia ambiental. Como los estudios ambientales suelen ser  multidisciplinarios, resulta fructífero utilizar herramientas y conceptos de distintas disciplinas y áreas para el abordaje de los mismos. En estudios de justicia ambiental, se habla de "comunidades contaminadas", y el concepto de "epidemiología popular" ha resultado útil para una aproximación a estas temáticas (Brown y Mikkelsen, 1990). Se entiende por "epidemiología popular" al proceso por el cual las víctimas detectan un patrón de enfermedades, "a leukemia cluster" (una ramificación leucémica), quetiene que ver con quién es considerado un experto, quién produce conocimiento relevante, y cómo se pueden aplicar las herramientas antropológicas/académicas (Escobar, 2008; Conway, 2006). Es por esto que, en conflictos ambientales sobre salud, los activistas tienen que aprender a jugar al "juego político" (Auyero y Swsitun, 2008). Diferentes "ambientalismos" identifican distintos grupos humanos, o especies en peligro, por ejemplo, "en Madagascar, muchos intelectuales se preocupan porque los extranjeros parecen más preocupados por los lémures y otras especies en peligro, que de la gente de Madagascar" (Kottak, 1999:27). Además de hablar de diferentes grupos en peligro, se pueden identificar diferentes problemas, diferentes soluciones, y proponer distintas actividades para llegar a estas soluciones.
El ambientalismo es algo que muchos actores tienen que afrontar. Es por esto que podemos hablar de un discurso global (Milton, 1996). Se trata de casos como el "green wash", donde empresas utilizan el discurso ecológico para presentarse de una mejor manera ante la sociedad,  y ser considerados actores responsables (Skill y Gyberg, 2010). En el estudio etnográfico sueco se percibe como común la frase "estamos pensando en el medio ambiente". Esto de saber cómo se debe cuidar y opinar sobre el medio ambiente ha resultado una actividad en sí misma. La actividad ecológica más común es separar y reciclar basura. En este sentido, vale discutir la distinción metodológica que hace Marvin Harris sobre lo emic y lo etic. Esto tiene que ver con las actividades que la gente realiza y como son motivadas (emic), y la manera en que son observadas por los antropólogos (etic). En este contexto, también podríamos mencionar otros ejemplos en donde el ambientalismo ha sido una herramienta política para cuestionar las estructuras tradicionales de dominación, o maneras extractivas dañinas que niegan los derechos de las comunidades locales (Brosius, 1999; Tsing, 2005). Es por esto que el rol del ambientalismo en ocasiones puede parecer amenazante.
Con la atención que se presta a las elecciones cotidianas en la política ambiental y el desarrollo sustentable vale discutir el encuentro entre lo supuestamente "privado" y político. En los '70, el discurso feminista sostenía que lo "privado es político". En su teoría política normativa de ciudadanía ecológica, Andrew Dobson (2003) utiliza el mismo argumento. Para poder analizar la administración y el gobierno del desarrollo sustentable, las posibilidades que ofrece la municipalidad, y las estructuras de ciudadanos individuales, utilizó la teoría de estructuración de Giddens (1989), desarrollando el concepto de "el espacio de acción ecológica" (Skill, 2008).
En Suecia, las municipalidades tienen la responsabilidad de realizar políticas de desarrollo sustentable. No hay muchas leyes que puedan utilizar para gobernar lo que la gente hace en el espacio privado, por lo que tienen que "dar incentivos" con información e instrumentos económicos, y movilizar la buena voluntad. Se puede notar una individualización de la responsabilidad por el medio ambiente (Skill, 2008). El inicio del vinculo entre consumo ecológico y ciudadano fue una campaña sueca en 1989 llamada "Handla miljövänligt", realizada por una organización ecológica que se llama "Asociación Sueca por el Cuidado de la Naturaleza" (SNF). "Handla" es un verbo sueco que tiene dos significados - comprar y actuar, con el que se pretende comunicar que es posible cuidar al medio ambiente a través de mejores elecciones al realizar las compras. Hay una "selva" de etiquetas ecológicas (Skill, 2008) sobre la certificación de productos, hasta de ciudades y hoteles, que puede entenderse como una modernización ecológica, así como una confianza en el sistema capitalista para resolver los problemas ambientales.
El impacto ambiental que producen las actividades cotidianas se entienden en la intersección de lo que usualmente es descripto como lo privado-público, micro-macro, y actores - estructuras. Varias teorías descriptivas de ambientalismo o comportamiento ambiental son basadas en ideas normativas sobre cómo la gente actúa, o debe actuar, en vez de como la gente interpreta o justifica sus prácticas cotidianas (Dobson, 1998, 2003; Eckersley, 2005). En Suecia muchos estudios se han interesado por actividades específicas como reciclaje, la elección de transporte, o la compra de productos ecológicos, o en actitudes y ganas de realizar actividades ecológicas, en vez de la complejidad de la vida cotidiana. Varios estudios suecos, sostienen que hay un discurso ambiental y una norma ambiental (Jamison, 2001). En los documentos políticos se construye la responsabilidad por los problemas del medio ambiente, así como por las soluciones, y propuestas sobre lo que se puede hacer. Un análisis de documentos de desarrollo sustentable y cambio climático en Suecia, de un total de 1900 páginas, demuestran que se usaron los conceptos 'consumidor', 'individuo' y 'cliente' 467 veces, mientras que la palabra 'ciudadano' sólo fue usada unas 16 veces (Lundqvist, 2004:166). Si la idea es plantear la deliberación política y la "participación" como idea central en muchas de las teorías ambientales (Dryzek, 2000), este hecho es grave (Matti, 2006).
Muchas políticas del desarrollo sustentable tienen que ver con cambios de estilo de vida en la esfera privada. Sherilyn MacGregor comenta la individualización de la responsabilidad por el medio ambiente. Se pregunta desde una perspectiva inglesa ¿cuánto tiempo se necesita para realizar las "actividades ecológicas no pagadas" en casa, y cómo afecta la posibilidad de participar en las actividades deliberativas? MacGregor dice que esto es un ejemplo de una política neoliberal que localiza la responsabilidad en la esfera privada femenina. MacGregor crítica las teorías políticas afirmando que hay un "énfasis desproporcionado en la responsabilidad individual, en el discurso del ciudadano ambiental contemporáneo" (MacGregor, 2006:113).
En este texto daré algunos ejemplos de las actividades "verdes" o ecológicas que hacen los suecos, registrados en un estudio doctoral (Skill, 2008). Se trata de consejos muy parecidos a los que divulgan las municipalidades, por lo que se podría considerar que existe cierto acuerdo al respecto: reciclar pilas, vidrio, plástico, latas de metal, papel, cartón; comprar productos ecológicos y orgánicos como la leche; comprar comida producida en lugares cercanos; comer menos carne; usar menos autos particulares y optar por el transporte público más a menudo, caminar o andar en bicicleta; comprar autos que utilicen biocombustibles; ahorrar energía y pagar por energía "verde" (eólica, solar, hidroeléctrica) en las viviendas particulares; organizarse en un partido o una ONG ambiental. En Suecia se puede notar la responsabilidad individual (Skill, 2008), ya que se percibe una atención al consumo parecida a la modernización ecológica. Aunque se presenta a la "sociedad de consumo" como un problema ambiental, muy pocas veces se hace una crítica al sistema capitalista, o mejor dicho, si hay una crítica, faltan alternativas. Además, la convicción de que estas actividades son importantes, no siempre se transforman en acciones concretas. Por eso, la distinción metodológica entre emic y etic resulta pertinente en estos casos.
La virtud está presente en varias discusiones sobre el cuidado de la naturaleza y en muchas teorías ambientales. Esta idea influye sobre la manera de entender  y el porqué nos preocupa ciertas cuestiones. El preocuparse por la propia salud y los acontecimientos locales (egoísmo), se diferencia así de lo que implica preocuparse por lo que sucede en la naturaleza y lo común (virtud). Las responsabilidades cívico-ciudadanas se enfocan en obligaciones hacia los otros, en el colectivismo y el trabajo por el bien de la comunidad. Ya se habla de los ciudadanos que "toman la responsabilidad, tanto en la esfera pública como en la esfera privada", y varias políticas públicas dependen de un estilo de vida responsable (Dobson, 2003:53). Es por esto que podemos decir que se puede notar una politización de la vida cotidiana (Segerberg, 2005), aunque siga resultando difícil para las autoridades controlar lo que los ciudadanos hacen en su propia casa. La motivación que da Dobson es que tenemos que reconocer  que "las actividades de algunos afectan las posibilidades de vida de extranjeros muy lejos... las naciones globalizadas ya están actuando sobre otros" (Dobson, 2003:49). La unidad analítica para Dobson es el Estado Nación, pero cabe mencionar que hay diferencias entre los ciudadanos, como argumentan las feministas, y como demuestran los estudios de justicia ambiental. Como dice Ulrich Beck (1992), los problemas ambientales se hunden en la jerarquía social, mientras la riqueza sube.

Comunicación, concientización y movilización ambiental

Una cuestión central para el estudio del ambientalismo es cómo movilizar a la audiencia. En la esfera pública, diferentes actores se involucran en lo que vale definir como comunicación ambiental: es común usar especies carismáticas como osos pandas, osos polares y pájaros colorados en vez de bacterias y micorrizas, aunque las últimas tengan la misma importancia para el ecosistema. Podemos mencionar a Rachel Carson, quien escribió "Primavera silenciosa" (1962) para un público amplio, haciéndose portavoz, o traductora, del medio ambiente. Así mismo, el poeta indonesio Taufiq Ismail puede ser considerado como otro ejemplo de un "comunicador", habiendo escrito y leído en público, un poema sobre los desmontes que hicieron los japoneses, en 1971. El poema de Ismail fue la chispa que inició el movimiento ambiental nacional en Indonesia y, por un tiempo, el ambientalismo fue el único movimiento pluralista para la justicia social (Tsing, 2005). El movimiento ambiental fue un contexto donde se podía imaginar lo que era posible políticamente. Muir, un estadounidense, es otro ejemplo de un traductor que también escribió poemas y usó la retórica para lograr movilizar al público. Sin embargo, no podemos afirmar que exista un vínculo inmediato entre un problema ambiental, la concientización y comunicación del mismo (Auyero y Swistun, 2008).
En la movilización ambiental, las imágenes tienen un rol central para poder visualizar los problemas. "Las movilizaciones ambientales y las contra-movilizaciones para combatirlas, tratan tanto de las imágenes del medio ambiente, como de la naturaleza real" (Brosius, 1999:285) simplificando de este modo, la complejidad de la misma. En estos procesos, los medios de comunicación, las campañas y las imágenes son centrales para la creación de una preocupación y concientización pública por el medio ambiente.
Como los problemas ambientales trasgreden las fronteras nacionales y no siempre aparecen donde son producidos, es importante prestar atención a la globalización. El movimiento anti/alter globalización representa "la maduración de tendencias inauguradas por el movimiento ambientalista a fines de la década de los ochenta que se desarrollaron en la de los noventa." (Ribeiro, 2008:178). El activismo ambientalista tiene una característica trasnacional que proporciona "una base para la discusión de nociones como ciudadanía trasnacional y, aún más relevante, para la articulación de redes trasnacionales como un poder regulador de la globalización neoliberal" (Ribeiro, 2008:174). Aún se requiere incrementar la cantidad y la complejidad de la bibliografía sobre este movimiento. De hecho, es especialmente necesario elaborar etnografías sobre éste asunto, expone Ribeiro (2008).
En su análisis de la globalización y el movimiento ambiental en Indonesia: "Friction: An Ethnography of Global Connections"1, Anna L. Tsing (2005) utiliza conceptos de estudios de ciencia y tecnología para discutir  el sentido de movimiento que tiene que ver con movilizar y ser movilizado. Tsing se interesa por las redes y las relaciones, incluyendo las retóricas, las alegorías, el conocimiento y los actores. La fricción es necesaria para crear algo nuevo y Tsing la compara con una rueda de goma que no podría moverse sin el contacto con la superficie (2005:4). Esta fricción puede ofrecer posibilidades creativas para la movilización social, pero para lograr esto se necesita atender a las "traducciones" (Tsing, 2005:211), que constituyen un elemento central para su análisis. Las mismas requieren un tratamiento analíticamente simétrico para tener la capacidad de analizar tanto la destrucción, como la lucha por la vida (2005). El enfoque en el análisis de Tsing es cómo el conocimiento se mueve, y cómo los relatos internacionales pueden ser intervenciones sociales en nuevos lugares y contextos. (Vale comparar este concepto con las "interrupciones críticas" de Phaedra Pezzullo, 2001).
Los ambientalistas suelen intercambiar relatos de sus éxitos y fracasos durante sus encuentros y viajes. Tsing propone el concepto de "paquete carismático" para abordar el análisis de estos relatos (Tsing, 2005:227), que se constituye por alegorías construidas con imágenes, canciones, moralejas, planes de organización y cuentos, que comunican la posibilidad de configurar una idea pública y reconocida. "Los paquetes que viajan son traducidos para hacer intervenciones en nuevos escenarios donde toman significado y encuentran su lugar como intervenciones políticas distintas" (Tsing, 2005: 238, traducción del inglés). De esta manera, la posibilidad de hacer escuchar algo, depende del contexto político y cultural particular. El concepto de traducción habla tanto de la transformación de un paquete carismático a un nuevo contexto, y a otro idioma como del indonesio al inglés. Cuando un ambientalista esta asimilando algo extranjero, una forma de traducción tiene lugar. Una estrategia es representar a la destrucción ambiental como algo local y global al mismo tiempo, para enrolar más actores (Tsing, 2005).
"El conocimiento que hace una diferencia para cambiar el mundo, es el que viaja y moviliza, cambiando y creando una nueva fuerza, así como agentes de la historia en su sendero" (Tsing, 2005:8). Un ejemplo de esto es el slogan del evento del Día de la Tierra, fundado en EE.UU. en 1970: "Pensando globalmente - actuando localmente",  que se aplicaba en Buenos Aires en un primer evento en 2008 donde participaron Greenpeace, Vida silvestre, FARN y otras organizaciones internacionales y nacionales.
En el contexto social y político contemporáneo, Duncombe comenta los requerimientos a los activistas: "Saber tocar las puertas de los vecinos, organizar un encuentro en la comunidad, o planificar una protesta en la calle ya no es suficiente. Los activistas de hoy tienen que saber cómo generar símbolos, contar historias, y tocar sueños populares" (Duncombe, 2008: contratapa). De manera similar, Santos dice: "Las ideas y prácticas más innovadoras vienen de afuera del Norte global y de las universidades, por eso, es allí donde los académicos críticos deben buscarlas, así como a los entendimientos que puedan dar un nuevo impulso a las teorías sociales" (Santos, 2007, traducción del inglés). Argumento que nosotros, como académicos, tenemos que aprender de estos movimientos, que nos faciliten maneras de generar conceptos para movilizar, tanto al público como a otros académicos. Una manera de hacer esto es utilizar contrastes o familiarizar lo exótico. Todos estos casos son motivaciones para enfocarse en movimientos ambientales. "Los movimientos sociales son actores principales en la producción de discursos ambientales y por eso deben recibir atención de las investigaciones antropológicas" (Escobar, 1999:292).

Movilización y construcción de riesgo acerca de agro negocios y fumigaciones

En este texto daré ejemplos de un estudio etnográfico argentino, realizado durante los años 2009 - 2010. El objetivo ha sido entender la movilización por el medio ambiente, con preguntas como: ¿Quiénes son los ambientalistas? ¿Quiénes colaboran? ¿Qué argumentos, motivaciones y actores enrolan? ¿Cómo se representan y construyen los problemas y riesgos ambientales? ¿Cómo se construyen las responsabilidades por la producción de problemas, y por la solución de los problemas? La metodología del estudio se basó en observaciones de encuentros para planificar eventos, marchas, y charlas; observaciones de la realización de eventos; entrevistas con ambientalistas; y análisis de diarios y notas.
A través de su movilización, los ambientalistas producen discursos y símbolos en documentales, libros, publicaciones electrónicas, murales y espacios públicos. Para dar algunos ejemplos, se puede mencionar el documental Tierra sublevada (2010) de Fernando Pino Solanas, el libro Vienen por el oro, vienen por todo de Javier Rodriguez Pardo (2009), y el libro Pueblos fumigados de Jorge Rulli (2009). En estas publicaciones los activistas tratan de enrolar científicos y médicos "confiables" para probar efectos negativos. También los activistas visibilizan, concientizan, articulan y producen conceptos para transmitir sus argumentos, como por ejemplo: "agrotóxicos", "socioambientalistas", y "bienes comunes". Varios conflictos ambientales incluyen cómo interpretar el medio ambiente, el valor de los recursos naturales, y cómo comprender los resultados científicos. Varios de los conflictos ambientales en Argentina se entienden como problemas de salud humana.
El  movimiento ambiental es un eje donde convergen distintos conocimientos.  Los ambientalistas tienen que saber y entender muchas cosas: los procesos políticos, las leyes y sus posibles interpretaciones, así como saber  hacer denuncias y a quiénes. Necesitan entender sobre ciencia, sobre el trabajo de los políticos, de los medios de comunicación,  y cómo ser creativos para poder inspirar y movilizar con símbolos. Uno de los objetivos de este estudio es poder comprender las estrategias utilizadas para impactar en la política ambiental, y no sólo en la política partidaria "formal", de una manera simétrica como la llama Tsing (2005). Para cumplir con este objetivo, el éxito y el fracaso son planteos interesantes, tanto en la destrucción como en el cuidado ambiental. Estudios etnográficos sobre movimientos socio-ambientales demuestran una "vuelta del conocimiento", donde no sólo los "expertos" tienen suficiente conocimiento para involucrarse en la política ambiental (Escobar, 2008), sino que sus militantes pueden ser académicos o no, pueden estar cursando en universidades o ser ambientalistas sin títulos académicos pero productores de conocimiento valioso en este campo. Es por esto que resulta difícil hacer una distinción entre expertos y "ciudadanos comunes". Este texto plantea que estos procesos de producción de conocimiento tienen que ver con quién puede enrolar las pruebas suficientes.
Durante los primeros meses de trabajo de campo en Argentina observé actividades referentes a las fumigaciones en la soja transgénica "Round Up Ready" (RR). A continuación, daré un breve cronograma de las actividades registradas:
En marzo 2009, el "Grupo Reflexión Rural" (GRR), "Paren de Fumigar" y  el "Foro Ciudadano de Participación por la Justicia y los Derechos Humanos" (FOCO), invitaron a la documentalista francesa Marie-Monique Robin a Buenos Aires. Ella presentó su trabajo en la Biblioteca Nacional: El mundo según Monsanto, recientemente publicado en español. Las madres de Ituzaingó, activas desde 2002 en la provincia de Córdoba, ejerciendo un rol central en el movimiento "Paren de Fumigar", también dieron una charla donde compartieron las implicancias de las enfermedades de sus hijos. El mensaje de estas presentaciones se podría resumir diciendo que la producción de conocimiento científico en las corporaciones multinacionales, es corrupto, demandando así a científicos autónomos y confiables. Dos semanas después, el 13 de abril, el biólogo molecular Andrés Carrasco, investigador y ex-director de CONICET (Consejo nacional de investigación ciencia, educación y tecnología), contó sus resultados científicos a el diario Página/12, argumentando que el glifosato, un agroquímico fundamental en la producción de la soja transgénica, daña el desarrollo de embriones de anfibios y causa malformaciones. El consideraba que sus datos podrían ser interpretados como una prueba de que el glifosato también es peligroso para los seres humanos, y que se debe limitar su uso en las cercanías de los pueblos que lindan con los campos de soja. La soja transgénica es sembrada en más de la mitad de la tierra agrícola argentina, y se utilizan 180 millones de litros de glifosato cada año. Los resultados de Carrasco fueron un desafío a los productores sojeros. Estos vieron peligrar sus ganancias, que gracias a un modelo económico sostenido por el Estado que se puede denominar "extractivo-exportador" (Svampa, 2009), les otorga una gran rentabilidad. Según varias notas en diarios, Carrasco recibió amenazas después de haber publicado sus resultados. Por otro lado, Carrasco es invitado a varios encuentros con ambientalistas donde asume el rol de un experto, siendo de este modo, enrolado en la movilización.
El conflicto acerca de los riesgos de este agroquímico, es un ejemplo interesante porque involucra datos científicos, ambientalistas, autoridades, y víctimas que han detectado una conexión entre este producto y enfermedades humanas (Brown et al, 2000; Brown y Mikkelsen, 1990; Edelstein, 1988). En este contexto vale preguntarse ¿quién tiene la capacidad de analizar los riesgos ambientales y qué rol juega el Estado y la ciencia?
En el 2009, en la provincia de Córdoba,  con la motivación de los eventos en la comunidad de Ituzaingó Anexo, el gobierno argentino crea una comisión nacional en el Ministerio de Salud "para la investigación, prevención, asistencia y tratamiento en casos de intoxicación, o que afecten, de algún modo, la salud de la población y el ambiente, con productos agroquímicos en todo el Territorio Nacional" (Decreto 21/2009). El CONICET realizó este trabajo, cuyos resultados se presentaron en julio 2009 en un informe llamado "Evaluación de la información científica vinculada al glifosato en su incidencia sobre la salud humana y el ambiente". Se dice que el glifosato tiene baja toxicidad. Sin embargo, en las conclusiones generales se advierte que "En Argentina no existen suficientes datos sobre los efectos del glifosato en la salud humana, por lo cual sería importante promover la realización de los estudios pertinentes." (CONICET 2009:130). "Si bien se ha señalado un aumento en la incidencia de aparición de defectos de nacimiento y de anormalidades en el desarrollo de hijos de aplicadores de glifosato, es difícil establecer una relación causa-efecto, debido a interacciones con agentes ambientales (generalmente mezclas de sustancias) y factores genéticos. ... La información existente alerta sobre la necesidad de contar con más pruebas respecto a los efectos a largo plazo y de exposición a aplicaciones reiteradas sobre las poblaciones, a las interacciones entre organismos y a la consecuente pérdida de hábitat en agroecosistemas" (2009:129).
El movimiento "Paren de fumigar" es considerado un productor de conocimiento, porque recolecta testimonios y datos de comunidades afectadas, hace estudios de los suelos y el agua, juntando evidencia de los efectos negativos de los agro tóxicos, como es el caso del glifosato. Estos datos se publicaron en el libro Pueblos fumigados (Rulli, 2009). De ésta manera se utilizan diferentes tipos de conocimientos, como son las experiencias y testimonios de las comunidades en el campo. El libro antes mencionado es una manera de construir una concientización sobre el riesgo de las fumigaciones, y las responsabilidades acerca de la soja transgénica. El objetivo político de "Paren de Fumigar" es movilizar contra los "agrotóxicos", a favor de una soberanía alimentaria. La cuestión de trabajar en contra o a favor de algo es interesante, porque se pueden observar las distintas alternativas que se proponen.  
En una movilización realizada por "Paren de Fumigar", y la "Unión de Asambleas Ciudadanas" (UAC) en la ciudad de San Lorenzo en septiembre 2009, se veía un cartel que decía: "Desde acá sale la riqueza, quedan las explotaciones, las enfermedades, la contaminación". Esto puede considerarse como un ejemplo de la acción vinculante que realizan las organizaciones ambientales entre los problemas ambientales y la salud humana,  así como la  'sojización' y la megaminería se vinculan en sistemas de movilización contra el saqueo.
Como académico, cada uno puede comprometerse en diferentes niveles del proceso de la investigación científica: de donde viene el financiamiento; con quién se planifican los proyectos y a quiénes se involucra en su realización; y, adonde y a quién que se comunica los resultados. Por ejemplo, vale prestar atención a la motivación de la nota que el biólogo Carrasco (et al.) dio en su publicación en 2010 a una revista estadounidense sobre los riesgos de salud del agroquímico glifosato. Ellos motivaron esta investigación, diciendo que la mayoría de los estudios durante el proceso de evaluación del herbicida fueron realizados por la industria. Carrasco (et al.) presenta su investigación cómo una contribución independiente de las grandes corporaciones y sus intereses económicos.
Si se compara la construcción de problemas ambientales en el estudio sueco, con lo socio-ambiental en Argentina,  podemos notar que la responsabilidad no se le adjudica a individuos, sino a grandes multinacionales. Además, el enfoque no se centra en los consumidores que compran leche orgánica y la reciclan, ni tampoco en cien ciudadanos que se juntan en la calle o cortan rutas como métodos de lucha o denuncia. Sin embargo, vale mencionar que los dos estudios no son completamente comparables porque se los realizó con diferentes segmentos de las poblaciones, si bien sirven para mostrar una posible vía para analizar la construcción de las responsabilidades individuales y colectivas, qué es lo que está en riesgo, y el rol que juega la ciencia en estas construcciones.

El rol que juega la antropología en estudios ambientales - la cuestión del compromiso

La discusión sobre cómo se debe o cómo se puede comprometer un antropólogo, y las responsabilidades éticas y morales que acompañan este compromiso, no son una novedad. Los múltiples debates que han tenido lugar en el desarrollo de la antropología aplicada, dan cuenta de esto (Johannsen, 1992; van Willigen, 2002; Rappaport, 2008). Ya mencionamos que la antropología ecológica está vinculada estrechamente con la antropología aplicada, entendiendo a esta última como la aplicación de prácticas y teorías de la realización de un cambio social dirigido por un investigador con mayor o menor participación de la comunidad (van Willigen, 2002). Se lo entiende como estudios con un grupo, en vez de estudios sobre un grupo. Se pueden abordar cuestiones como: ¿para quién producimos conocimiento?, ¿qué rol tienen los antropólogos? y ¿cómo podemos aumentar la relevancia de  las investigaciones etnográficas? Estas preguntas no sólo son interesantes para la antropología, sino para todas las disciplinas que trabajan con asuntos ambientales (Santos, 2007; Escobar, 2008). Tiene que ver con las expectativas que tienen las comunidades. Durante el trabajo de campo, unos de los mentores de Anna Tsing le dijo que ella tuvo que hablar con la esposa del presidente intentando detener la destrucción ambiental que produjeron las empresas forestales japonesas. "Me da vergüenza, no sé cómo explicar mi debilidad y falta de coraje. Le digo que la única cosa que sé hacer es escribir" (Tsing, 2005:206-7). Pero el argumento a destacar aquí es que existen más posibilidades para que un antropólogo pueda comprometerse y discutir: ¿quién participa en la planificación?, ¿de quién recibimos financiamiento?, ¿para quién escribimos los artículos y monografías?, ¿con qué fin? Los académicos tienen la posibilidad de escribir para diferentes audiencias, con diferentes voces, y en diferentes idiomas (Orlove, 1999; Rochelieau y Radel, 1999). Una sugerencia es escribir con los informantes a manera de "auto-etnografía" (Sangtin writers y Nagar, 2005; Rappaport, 2008), para fortalecer la auto-representación (Johannsen, 1992). Estas ideas son fructíferas para la antropología ambiental, especialmente si pensamos en que la "participación" es central para el desarrollo sustentable (Agenda 21, 1992).
Hay varias críticas hacia la antropología "objetiva" que esgrima no meterse en cuestiones políticas. En algunos ámbitos se la compara a una "torre de marfil", donde los académicos producen un tipo de conocimiento que no es relevante, o  que resulta demasiado especializado. Para desmantelar esta "torre de marfil", es necesario comprometerse con el discurso público, no para decir lo que se debe considerar correcto o incorrecto, sino para reflexionar y participar en el debate sobre los futuros alternativos que podemos imaginarnos.

Conclusiones - Futuros posibles para la antropología ambiental

¿Por qué interesarse por los problemas ambientales? Este texto ha discutido la relevancia de estudiar problemas ambientales en la antropología, habiendo  justificado su rol en mostrar el  carácter constitutivo, representativo, apropiado y conflictivo del medio ambiente.
Otra cuestión aborda el objetivo del conocimiento de la antropología: ¿Se trata de acumular conocimiento, o  de contribuir y participar en debates sobre posibles futuros y alternativas? Como trabajadores intelectuales necesitamos contar con herramientas para analizar las representaciones de la naturaleza, las formulaciones de riesgos y problemas, y las construcciones de las responsabilidades, tanto de los problemas como de las soluciones. Es menester  entender los dualismos (¿el hombre pertenece a la naturaleza o la domina?); así como comprender el vínculo entre cultura-naturaleza. Sin  embargo, lo más importante debe ser la realización de trabajos etnográficos profundos.
¿Qué herramientas sugiero para llevar a cabo estos propósitos? Este texto presenta ciertos conceptos que son útiles para analizar los conflictos ambientales y la construcción de problemas ambientales entre los actores sociales - comunicación ambiental, traducción, y la manera que diferentes actores enrolan ciertos recursos. El enfoque de los movimientos sociales considerados como nuevos sujetos políticos es interesante en este contexto.
El objetivo de la antropología ambiental es producir conocimiento relevante - pero, ¿relevante para quién? La discusión sobre el rol que juega la antropología y el conocimiento que genera, apunta a su modo de aproximarse a los estudios del medio ambiente. Es por esto que, para cumplir con la idea de "participación", el diseño de proyectos resulta vital.
Este texto busca plantear que la antropología ambiental debe estudiar respuestas, tanto institucionales como no-institucionales, frente a los problemas ambientales, siendo un ejemplo concreto de dicha iniciativa,  la política de desarrollo sustentable.

Notas

1"Fricción: una etnografía de las Conexiones Globales".

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