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Avá

versión On-line ISSN 1851-1694

Avá  no.19 Posadas dic. 2011

 

ARTíCULOS

Aproximaciones a las distancias sociales entre jóvenes de sectores populares

 

Mg. Pablo Molina Derteano*

* Becario de post grado tipo II CONICET y docente de metodología de Investigación- Miembro del Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, Instituto de Investigaciones Gino Germani. Email: pablomd2009@gmail.com

 


RESUMEN

El presente artículo intenta aproximarse a las formas en que se construye las distancias sociales en la movilidad intergeneracional de jóvenes y jóvenes adultos residentes en barrios populares del Gran Buenos Aires. Por un lado, se emplea la técnica de chances relativas para medir las oportunidades de movilidad de una clase social de origen (la de los padres) hacia otra superior. Por otro lado, se analizan los imaginarios de deseabilidad y factibilidad de alcanzar determinadas posiciones sociales.

PALABRAS CLAVE: Jóvenes adultos; Distancias sociales; Movilidad social intergeneracional; Oportunidades y estrategias

ABSTRACT

The current article approaches the ways in which social distances are built, concerning intergenerational social mobility of young and young adults living in working class proletarian neighborhoods in the Gran Buenos Aires. On one hand, chances of moving from parent social classes to another above are measured through odd ratios. On the other hand, social imaginaries of feasibility and desirability to reach certain social position are also analyzed.

KEY WORDS: Young adults; Social distances; Intergenerational social mobility; Opportunities and strategies


 

INTRODUCCIÓN

"Yo me puedo imaginar voy a tener hijos, que esto que lo otro,
pero así, pasan los años y seguís en la misma, seguís
en el mismo lugar&..."

Existe una complicidad ontológica entre la construcción de la juventud como período del ciclo vital bajo estudio y como grupo vulnerable y la movilidad social intergeneracional. En efecto, hay cierto consenso en reconocer a la juventud como un período de transición entre la adolescencia y la adultez; mientras que la movilidad social intergeneracional resulta de comparar los "logros" o posiciones sociales de una generación con respecto a su directa antecesora. Son estos logros laborales, educativos, familiares, habitacionales  los que se construyen en la transición. En este sentido, la indagación en este artículo se sitúa en tender puentes conceptuales y empíricos entre los estudios de juventud y la movilidad social intergeneracional (Ashton et.al 1991; Savage y Egerton, 2000; Weller, 2003; Jacinto, 2008).

Dentro del amplio espectro de tensiones y problemas que se pueden plantear desde estos campos de estudio, este artículo se indaga por las formas en que se construye la "distancia" social en un espacio social proyectivo como es la juventud. En este sentido, el presente escrito se aproxima desde una óptica praxeológica buscando captar la interacción y tensión entre las dimensiones socio-estructurales, socio-simbólicas y las condiciones sociales de construcción del campo de indagación (Bourdieu y Waqcuant, 2005; Molina Derteano, 2009). Puede decirse que la distancia social es el espacio interdependiente y recíproco entre las diferentes clases sociales; en este sentido el espacio "medido" como proyección intergeneracional. O, en otras palabras, cuál es la posición social de las y los jóvenes (18 a 24 años) y los jóvenes adultos (25 a 35 años) con respecto a sus padres. Éste es el objeto de indagación.

Debe advertirse que la distancia social estará atravesada por el concepto bourdeano de Doxa. En cierta forma, la doxa constituye un conjunto de saberes y creencias previos a la experiencia pero sólo interpelables por ella. Este corpus flexible de prenociones hacen que, entre otras cosas, el orden dominante sea percibido como natural. Este concepto bourdeano guarda cierta relación con el concepto de interés definido como lo que mueve la acción en virtud de aquello que está en juego o enjui. (Bourdieu, 2007). En este caso, el interés será la movilidad social ascendente.

Atravesados por éstas coordenadas bourdeanas, la indagación será praxeológica teniendo en cuenta a) el conjunto de disposiciones objetivas para la movilidad (chances relativas); b) el conjunto de percepciones sobre las formas de instrumentar agencialmente el movimiento intergeneracional (dialéctica interpretativa de recursos y estrategias) y c) una reflexión analítica sobre las implicancias del análisis desde el campo académico.

Caben, sin embargo, algunas advertencias. En primer lugar, se sostiene que resulta muy complejo hablar de una juventud como franja etárea, sino que se trata de diferentes experiencias de vida según las diferentes clases sociales. (Margulis y Urresti,2000; Saintout, 2009) Aquí se indagará las particularidades de aquellos jóvenes adultos de sectores populares de barrios del segundo y tercer cordón bonaerense del Gran Buenos Aires.

En segundo lugar, una vez definida la población de estudio, la indagación se sitúa en las formas en que se construye la distancia social de acuerdo a la juventud. Cuestiones semejantes han sido abordadas en otros estudios. Aquí se intenta indagar partiendo de la certeza provisoria de un acuerdo social de presentar a la juventud desde una dimensión proyectiva. Si se acepta de que hay un imaginario de la juventud como proyección a futuro, entonces una forma de "desnaturalizar" esa concepción a la vez que se la pone a prueba, es indagando sobre las formas posibles de "medir" las diferencias sociales en esas proyecciones.

'DARSE EL LUGAR'. UNA APROXIMACIÓN A LAS CONDICIONES OBJETIVAS.

Si se parte de la idea de que los diferentes campos sociales son series de posiciones interrelacionales e  interdependientes cuyo principal agente estructurador es la adscripción a una determinada ocupación en la división del trabajo social. (Torrado, 1992; Goldthorpe y Mills, 2008).

¿Cómo medir de una forma agregada y/o estructural la desigualdad social? Una pregunta de esta naturaleza es muy compleja y abarcativa; a los fines de este artículo nos aproximaremos a "medir" la distancia social en términos de movilidad social mediante la razón de momios o chances relativas. En efecto, el conjunto de rasgos de las posiciones sociales ocupadas definen también las oportunidades de que quiénes las ocupen puedan cambiar a otras posiciones, en este caso de ascenso social.

Las chances relativas parten de un análisis que mide las probabilidades de que un fenómeno ocurra frente a la posibilidad de que no ocurra. Proviene de una matriz de cuatro celdas. Se hace un cálculo de razones y se obtienen entonces las chances relativas de que un evento de movilidad acontezca frente a que no ocurra. (Savage y Egerton, 1997; Goldthorpe y Kuha, 2007). Tomemos como ejemplo la clásica obra de Florencio Sanchez "M´hijo el dotor". ¿Cuáles son las chances relativas de que un/a hijo/a de padres/madres de clase trabajadora se vuelva un profesional.  La fórmula sería:

Por su definición el numerador contiene el cálculo de la razón inversa, es decir que chances existen de que los profesionales se reproduzcan sobre las chances de que desciendan a la clase trabajadora. El denominador contiene la razón de aquello que se busca probar: que los hijos de la clase trabajadora alcancen la clase profesional en vez de reproducirse.

El cálculo de razones cruza las chances de que los hijos de los padres cambien posiciones sociales en vez de reproducirlas. Cuanto más bajo sea el valor obtenido, mayores serán las probabilidades porque el denominador (que mide la relación que se quiere probar) será sensiblemente más alto que el numerador. Inversamente, entre más alto sea el valor mayor será la chance relativa de que ocurra la razón opuesta: que los cuadros profesionales se alimenten de sus propios hijos.

Los resultados pueden luego ser estandarizados como índices de probabilidades que facilitan la comparación. Este índice varía entre 1 y 0, siendo que si tomara el valor de 1 sería la máxima probabilidad de que ocurra y 0 que no habría chance. Pero al tratarse de un índice bidireccional del cruce de un cuadro 2x2, los valores se influencian mutuamente. A saber:

  • Si el índice tomara el valor 0,50 quiere decir que no hay definición. Tanto el movimiento propuesto como que no ocurra tienen iguales chances de tomar lugar.
  • Si el índice oscilara entre 0,51 y 0,99 , entonces las chances serían favorables al movimiento propuesto. El movimiento inverso tendría menos chances de tomar lugar.
  • Si los valores oscilaran entre 0,49 y 0,01 las chances en el sentido propuesto serían menores que el movimiento opuesto.

Para poder dar cuenta con un mayor grado de exigencia se amplía el rango de indefinido a los valores entre 0,40 a 0,60. Más allá de la construcción del dato estadístico como chance de probabilidad, se debe tomar en consideración las formas en que este indicador puede ser leído. Aquí no se considerara su grado de predicción, sino que se lo empleara como proxy de las distancias sociales (Cortes y Escobar Latapi, 2007). En efecto, las chances relativas de que los hijos/as de padres y madres de clases trabajadoras se vuelvan profesionales resultan de una serie de factores que combinan lo demográfico, lo histórico y las vivencias individuales. Todos y cada uno de éstos elementos se encuentran conjugados en el cálculo, si bien no puede discriminarse cuanto aportan cada uno al resultado final. Las chances se reducirán conforme se hable de una movilidad intergeneracional entre clase cuya distancia sea mayor; esta "distancia" varía históricamente generación tras generación indicando cuál es el grado de apertura del sistema social en su conjunto. A su vez, permite comparar las diferentes distancias entre clases.

Para este estudio se trabaja con una base de 416 casos relevados en un partido del tercer cordón del Gran Buenos Aires. Se comparan dos generaciones de jóvenes adultos de 25 a 35 años. Quienes alcanzaron esa edad en 1994 ingresaron al mercado laboral en la década de los 80, mientras que quienes ostenten la mencionada franja en 2008 habrían ingresado al mercado laboral lo habrían hecho en la década siguiente. Se definen cinco estratos ocupacionales tomando como criterio de clasificación el CIUO (Clasificador Internacional Unificado de Ocupaciones), propuesto por Torrado para comparar diferentes estructuras sociales de países medianamente y/o altamente industrializados (Torrado, 1988). Un punto importante a resaltar es que la ocupación es tomada como el indicador empírico más directo de la clase social, entendida ésta como una posición de actividad y prestigio en la escala tanto económica como simbólica. A partir de esta escala, éstos serían los estratos-socioprofesionales resultantes:

Estrato socio-ocupacional I: Profesionales, altos directivos y dueños de unidades económicas grandes. Incluye funcionarios públicos de alto y mediano rango.

Estrato socio-ocupacional II: Trabajadores independientes especializados y dueños de pequeños talleres, comercios o cualquier unidad económica de 5 o menos empleados.

Estrato socio-ocupacional III: Trabajadores manuales con cualquier grado de calificación, trabajadores no manuales y empleados públicos sin autoridad. Todos ellos son asalariados regulares (en blanco).

Estrato socio-ocupacional IV: Trabajadores semi o no calificados no regularizados (en negro).

Estrato socio-ocupacional V: Trabajadores marginales, changarines, vendedores ambulantes, trabajadores a destajo, jornaleros, empleadas domésticas y asistidos por programas sociales y otros cuentapropia de subsistencia.

A partir de esta clasificación, que toma como insumos el tipo de ocupación, la calificación de las tareas que realiza, el grado de autoridad sobre otros trabajadores y/o la autonomía en sus ocupaciones así como otros elementos de prestigio socio-ocupacional. Además esta clasificación toma en cuenta elementos históricos de la vinculación entre formalidad e informalidad laboral en el Gran Buenos Aires (Carpio y Novacovsky, 2000).

A continuación, se presentara una tabla de movilidad. En las columnas se encuentran los estratos socio-ocupacionales alcanzados por los jóvenes adultos entre 25 y 35 años y en las filas aquellos ostentados por el principal sostén del hogar cuando el respondiente tenía 14 años. La primera tabla refiere a aquellos jóvenes adultos que tengan esa franja de edad en 1994.

Puede verse que las chances relativas de que los hijos de cuentapropias independientes de acceder al estrato I son considerables y otro tanto se puede decir de las probabilidades de que los hijos de asalariados en negro en pequeños establecimientos de alcanzar un empleo regularizado. (Ver tabla 1)

Tabla 1: Tabla de movilidad de chances relativas para las y los jóvenes adultos entre 25 y 35 años en 1994.

Puede verse como las chances relativas de alcanzar el estrato más alto son bastante más bajas para los estratos III a IV, con 0,32 para el estrato II; 0,16 para el estrato IV y 0,11 para el estrato V. A su vez, puede verse que para los hijos provenientes del estrato marginal las chances de mejorar su situación son bastantes bajas (Tabla 1).

Si se toma en consideración el período, se trata del proceso de empobrecimiento de las capas medias que serían los estratos I y II. Las chances de que se alcancen se mantienen bajas. Pero el dato es más profundo. Se trata de trabajadores especializados y profesionales, que ocupan puestos a los que se accede por una mayor educación. En este sentido, uno de los tradicionales "ascensores" parece estar fuera del alcance de amplios sectores.

A su vez, el cierre de los pequeños establecimientos informales integrados al anterior modelo de desarrollo también repercute en la reducción de oportunidades. Finalmente, puede destacarse que los valores más altos, si se exceptúa el pasaje de II a I se concentran en las chances relativas de que los hijos e hijas de asalariados precarios asciendan a ser asalariados estables con 0,72 y de que los hijos e hijas del estrato marginal también asciendan a tal destino.

El panorama del 2008 muestra en general mejorías en las distancias. Las chances de movilidad ascendente han mejorado para todos los movimientos posibles, con  excepción del pasaje que podrían realizar los hijos e hijas del estrato II al primero y los del IV al II (Tabla 2).

Tabla 2: Tabla de movilidad de chances relativas para las y los jóvenes adultos entre 25 y 35 años en 2008.

Los valores más altos, es decir las chances de mayor ascenso se encuentran en aquellos hijos e hijas de padres de clase trabajadora que deseen volverse cuenta-propia especializados (0,71) y entre los hijos e hijas de la clase trabajadora precarizada y marginal que quieran alcanzar la clase trabajadora regularizada (0,81 y 071 respectivamente) (Tabla 2).

En este sentido, en el barrio, la mejora está ligada a las mayores oportunidades de poder convertirse en clase trabajadora propiamente dicha con el pleno reconocimiento de sus derechos y los beneficios económicos que conlleva.

Cabe destacar que se trata de un ejercicio de aproximación al estudio de las distancias sociales. Aquellos movimientos menos probables son aquí interpelados en términos de qué condiciones y estrategias exigen a quienes quieran alcanzarlos. Dichas estrategias están en tensión o cooperación con las condiciones adscriptivas.

En este sentido, la formación profesional y la posibilidad de convertirse en directivos de pequeñas o medianas empresas figuran entre las ocupaciones menos probables. El deterioro de las chances de alcanzar ocupaciones dependientes parcialmente de la educación secundaria y superior es el rasgo más sobresaliente. Dichas dificultades, cabe destacar se explican más por las barreras económicas y simbólicas para poder encarar estas estrategias de movilidad.

En el escenario opuesto, las mejores chances están en la posibilidad de alcanzar el estrato III que se caracteriza principalmente por sus condiciones de formalidad antes que por el requerimiento de alguna calificación que supere el nivel técnico. En este sentido, se trata de mecanismos de movilidad ad hoc antes que certificaciones de tipo formal (Groisman, 2003).

El campo, entonces, ha sido definido como probabilidades de acción si el interés es la movilidad social ascendente. Estas posiciones conllevan probabilidades de movilidad que resultan de la combinación de los recursos con que se cuenten y las formas de interpretar su disponibilidad.

´DARSE EL LUGAR' APROXIMACIONES IMAGINARIAS

En el acápite anterior pudo verse como se distribuyen las posiciones sociales relacionales desde las chances relativas de llegar a unas partiendo de otras más bajas. Aquí las coordenadas se vuelven más subjetivas y la indagación se sitúa en la forma en que los y las jóvenes de los sectores populares interpelan esas distancias en términos de proyecciones de acción.

Sobre este punto cabe destacar que un interrogante de este tipo se presta a interpretaciones que buscan reducir a los y las jóvenes a actores racionales maximizadores de beneficios (Albano y Salas, 2007; Molina Derteano, 2008). Desde una óptica de la estructuración podemos aproximarnos desde la interpretación de reglas y recursos y desde el accionar de los imaginarios sociales. 

Puede decirse que en las formaciones sociales hay una distribución asimétrica de reglas y recursos. En este sentido, los y las jóvenes interpeladas cuentan con

"ciertos recursos linguísticos o de conocimiento mutuo a los que los actores recurren como formas de "hacer que suceda la acción" [agencia] y permitir que ésta tenga su espacio y tiempo. En contraste, la dimensión distributiva refiere a la distribución desigual de ciertas reglas y recursos en la estructura social.(&...)destacamos la conexión integral entre poder, formas de dominación y distribución desigual de los recursos como efectos continuos de la reproducción social".(Ashton et.al 1991:4491).

De igual forma, se interpelan los imaginarios desde la propuesta de Michel Maffesoli. (2001). Este autor, critica los análisis sobre imaginarios sociales que los reducen a "manifestaciones individuales de la realidad social", algo así como lo que sujeto puede pensar acerca de cómo funciona la sociedad. Si este sería el enfoque predominante, la palabra social debe ser separada de la definición.

En este sentido, Carretero Pasín (2003) afirma que los imaginarios sociales en este autor están atados al proceso de dominación; son parte integral del mismo. Un imaginario social, para cohesionar, debe primero convocar a los mitos. Estas representaciones, cumplen la función de mito ordenador expresando no sólo los disloques de la estructura social y las representaciones, sino también la condición de posibilidad

En Maffesoli el mito remite a lo vivencial, a lo cotidiano dinamizándolo; en las sociedades modernas marcadas tanto por la complejidad como por la exclusión, el mito de cohesión (fundamentalmente tribal) organiza la experiencia cotidiana. Trazando un paralelo con Ashton y sus colaboradores (1991), organiza las reglas cotidianas de apropiación desigual de las reglas.

Los mitos como ordenadores hacen creer que existe un orden, un sentido del que - si el sujeto se apropia - puede comprender y ser exitoso en el mundo. Pueden ser interpeladas por las construcciones discursivas comunes, extraídas de la dinámica del grupo focal. Estas construcciones, también implican una cohesión. Al igual que la entrevista, el grupo focal es una experiencia performativa en sí. (Denzin, 2001) Construye una representación del mundo en ese momento y bajo esa situación; pero esta representación ya está presente a priori, aunque no puede verbalizarse sin la interacción, sin el otro significativo. Se requiere entonces una aproximación desde un diseño cualitativo.

Los diseños cualitativos se apoyan en varios paradigmas teóricos (Creswell, 2002). Es un diseño fundamentalmente reflexivo y flexible, incorporando instrumentos de captación de datos que tienen en cuenta la posición del investigador en el campo de registro. (Valle, 2002; Kornblit, 2004). Su reflexividad está dada por esto último. Se divide en tres etapas: registro de la información, construcción del dato y construcción de los modelos analíticos, y su carácter flexible le permite transitar de principio a fin y viceversa estas etapas, hasta lograr la saturación de la información. (Jelin et. al, 1986) Se apunta a la construcción de un dato denso, más cercano al campo problemático - interpretativo que al dato descriptivo en sentido positivista.  Antes que los términos de confiabilidad y validez, los paradigmas cualitativos se apoyan en el trinomio de flexibilidad, consistencia y coherencia (Holloway y Les Todres, 2003).

Existe mucha afinidad entre los estudios de caso y los diseños cualitativos. Por definición, los estudios cualitativos buscan captar las dinámicas sociales en detalle mediante observaciones reducidas en número pero con gran profundidad analítica.

Nuestro análisis será una comparación de los emergentes frente a un estímulo condicional. A su vez, se analizan fragmentos referentes a imaginarios sobre la movilidad obtenidos de la dinámica del grupo. A estos últimos, se le agregará otros relatos obtenidos mediante entrevistas semi-estructuradas.

Se procedió a una codificación abierta y axial; se busco la homologación de nodos de análisis significativos y luego se los estructuró por ejes emergentes. De esta forma, se busca resaltar las pautas identificatorias espontáneas, que se vinculen a instancias de decisión, percepción y valoración.

De esta forma, el análisis se centro en cómo se vislumbra un futuro "exitoso". Las verbalizaciones se organizan en la forma de conseguir tal éxito y como lo describen. Se comenzará con esta última parte.

El empleo ideal no es descrito en forma clara por las mujeres participantes. Las verbalizaciones más contundentes provienen de los varones: 

"Y en el futuro espero estar más tranquilo, con menos preocupaciones, al menos desde un punto de vista laboral. Tener un trabajo más estable, teniendo un programa propio. Espero no estar preocupándome del día a día. No ir de entrevista en entrevista para que te bicicleteen y te den vueltas. No tener un trabajo de mierda." (Germán, 21 años, abril 2007)

"... a mi me gustaría llegar bien con salud, todo tener un trabajo ... de chofer , de cualquier cosa... con mi familia, con un trabajo...en una fábrica."(Gabriel, 20 años, abril 2007)
Éstas y otras verbalizaciones presentan una comparación entre su situación actual y la deseada. En este sentido, se trata de superar un trabajo inestable o de poco ingreso como  serían los de estratos IV y V, para llegar a un empleo que pueda ser fundamentalmente estable. Incluso se menciona la "fábrica"; el deseo se objetiva en el empleo de la clase obrera manual industrial. Pero además se sugiere que no sólo se trata de la estabilidad, sino de la integración 
"Mas una casa, la familia puede estar o no, digo, bah, tiene que estar. Vivo me imagino. Trabajando, si se puede seguir estudiando, yo creo que si. Y trabajando en lo que me gusta. Y seguir progresando, más o menos saber, de acá a 10 años que voy a estar haciendo. Es independiente de la familia, me puedo separar y voy a buscar otra familia, entonces&... Tener cierta independencia y no estar a la deriva. Ser parte de algo, un proyecto"(Roberto, 23 años, marzo 2007.)

Las verbalizaciones masculinas encuentran el progreso en la integración a la instancia familiar y laboral, el trabajo estable asalariado y la estabilidad familiar componen un proyecto. Las femeninas acompañan pero expresan cierto miedo respecto a lo familiar. De hecho, y ya pasando a las estrategias, pueden vislumbrarse

Coordinador: "[Esta chica que es exitosa ¿estudió?]2
 Si... /Psicología, abogacía, medicina (Jessica, 22 años).
Coordinador: [Trabaja?]
 Si, es contadora, en un estudio de abogacía, tiene su propio estudio jurídico. (Mariela, 21 años)
Coordinador:  [No está casada?]
No, está en pareja, le gusta divertirse (Risas) (Jessica, 22 años)"

(Grupo focal, marzo de 2007)

Se reivindica a la mujer exitosa aquella que no tiene hijos y que mantiene una pareja estable pero informal. Quizás sea esta una forma de representar el evento de una maternidad no esperada, la cual es muchas veces descrita como obstáculo para los estudios en particular y el ascenso social en general. También entre los hombres surge con fuerza el estudio y una mejor profesión. Sin embargo, estas apreciaciones provienen de los ideales de éxito, ideales que se corresponden que visiones que ellos mismos niegan. Que conforman aquello que quisieran ser pero que no pueden lograr ser.

Las estrategias están definidas en torno a la posibilidad de planificar racionalmente, de tomar una serie de decisiones que abarcan la continuidad del estudio y la planificación familiar. Estas estrategias resultan de la confluencia de dos imágenes complementarias. Por un lado, el trabajo obrero y la integración fabril que se presenta como la mejor opción frente a la imposibilidad de acceder a un mejor empleo especializado y / o profesional, quizás hasta en posiciones jerárquicas. En este sentido, su visión de la movilidad es una visión dóxica. Si la distribución asimétrica de los recursos es naturalizada, las y los jóvenes consideran inválidos o imposibles las estrategias basadas en la educación formal o incluso en la actitud emprendedora. Valoran aquello que es el rasgo más fuerte del estrato socio-ocupacional III. La consecución de un trabajo estable que les garantice integración, regularidad y previsibilidad. Y es, el que más chances relativas tienen de conseguir. Como el habitus,3 la doxa funciona como profecía autocumplida; dados sus recursos ésta es la mejor estrategia.

"DARSE EL LUGAR". APROXIMACIONES ANALíTICAS

Sin embargo, esta lectura sólo rasguña la superficie de las formas de definir las distancias sociales. Como se señala con anterioridad, los imaginarios cohesionan negativamente en virtud de un poder. Al respecto, señala Foucault que "en realidad, uno de los efectos primeros del poder es precisamente que un cuerpo, unos gestos, unos discursos, unos deseos, se identifiquen y constituyan como individuos. Vale decir que el individuo no es quien está enfrente del poder; es creo, uno de sus efectos primeros. El individuo es un efecto del poder y, al mismo tiempo, en la medida misma en que lo es, es su relevo: el poder transita por el individuo que ha constituido" (Foucault, 2006:38). Las distancias sociales consagran asimetrías que hacen a las formas en que se da la estratificación social. Formas históricas que tienen su correlato más claro en el espectacular crecimiento de la precariedad y la informalidad laboral (Carpio y Novacovsky, 2000).

En sus formas, vale decir objetivas, están las chances relativas que se presentan como una serie de probabilidades de movimientos ascendentes. Medidos en 1994 y 2008, consagran una distribución en la que los movimientos más probables de ascenso son aquellos que involucran pasar de los estratos IV y V hacia el estrato III. Pero además las distancias entre los estratos más bajos y los estratos II y I se hicieron más grandes en 2008 en comparación a 1994. Esto ocurrió para la mayoría de los movimientos posibles. (Ver Tablas 1 y 2). Esto implica un cierre del sistema social para las oportunidades de ascenso social, se delimitan una serie de posiciones según el grado de chances relativas que brindan a sus ocupantes a partir de las condiciones de vida y trabajo de la generación anterior.

En sus formas, vale decir subjetivas, estrategias y recursos planteados desde una doxa los llevan a describir como deseable lo posible. En este sentido, mucho de lo que se reclama como elementos centrales en su vida se ajustan a los "beneficios" que otorga un empleo asalariado semi o no calificado manual o no manual. Inclusive algunas otras fuentes de prestigio como la colegiatura profesional, la independencia o la autoridad sobre otros no son mencionadas.

Concluir que por los efectos de dominación las y los jóvenes eligen aquellos que pueden elegir y se abstienen de no pedir demasiado, sería una interpretación demasiado simplista. Sus horizontes de movilidad tanto de sus condiciones materiales (captadas desde el análisis de las chances relativas) como de sus propias percepciones refieren a un proceso de vulneración de sus condiciones ciudadanas. Las condiciones de vida y trabajo precarias se han expandido en la última década mientras que lo que ahora se convierte en horizonte de deseo constituye la mínima base legal del empleo asalariado. Todas y todos son sujeto de derecho y tienen derecho a un empleo digno según las leyes vigentes (ODSA, 2007). Este reclamo invisibiliza, en cierto modo, la destrucción de los mecanismos de ascenso social del pasado como la educación masiva.

De esta forma, para éstas y éstos jóvenes residentes en barrios populares del Gran Buenos Aires, la distancia social se articula en torno a la puja por el reconocimiento como sujetos de derecho. La movilidad ascendente posible y deseable está articulada en virtud de lograr alcanzar las seguridades que brinda un empleo formal. Dentro de este arco de movimientos, quedan fuera, en las distancias siderales, el ascenso por el desarrollo personal, la microempresa propia, la autoridad y la formación profesional. Fuera de su campo de posiciones, fuera de su horizonte de deseabilidad.

 

NOTAS

1. Traducción propia.

2. En un momento a las y los participantes se les pedía que dibujen una figura humano con una línea divisoria en el medio. En un lado estaría el lado exitoso y en el otro lado la del "fracaso" o del no-éxito. De esta forma,  estos criterios eran provistos en la interacción ya que formaba parte de la indagación ¿cómo se construye las imágenes de éxito y fracaso?

3. Bourdieu  lo define como "sistema de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a un fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio expreso de las operaciones "regulares", sin ser el producto de obediencias a reglas y, a lavez,que todo esto, colectivamente organizado, sin ser el producto de la acción organizadora de un director de orquesta"(2007:98) Debe destacarse que el autor refiere también al habitus como "profecía autocumplida" (2007:100)

 

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Documentos

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