SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número20De recursos naturales a bienes comunes: la minería a cielo abierto índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

  • Não possue artigos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Avá

versão On-line ISSN 1851-1694

Avá  no.20 Posadas jun. 2012

 

DOSSIER 

De enemigo vencido a tesoro cercado: un estudio etnohistórico sobre el ambiente en la producción forestal del Alto Paraná de Misiones (Arg.)

From defeated enemy to fenced treasure: an ethno historical study on environment in Misiones Alto Paraná forest production (Arg.)

 

Andrea Mastrangelo*

*Programa de Ecología Humana, FHyCS-UNaM. Investigadora CONICET, Investigadora Responsable PICT 676/2006. Email: andreaveronicamastrangelo@gmail.com.

 


RESUMEN

Se presenta una etnohistoria ambiental de la producción forestal en el bosque atlántico altoparanaense de Misiones, (Argentina) entre 1874 y 2010. Para ello se utiliza el enfoque de la historia ambiental que se propone conocer las prácticas e ideas con las que una sociedad interviene la naturaleza (Arnold 1992). Es etnohistoria, porque se orienta a caracterizar la diversidad de grupos sociales ágrafos y subalternos. En base a diferencias tecnológicas, de recurso y de territorio en uso, el período estudiado se subdividió en tres etapas:
a) 1874 a 1920: la representación hegemónica es la selva como enemigo a vencer para integrar a Misiones a la nación.
b) 1930 a 1960: la selva es fuente de materia prima a costo cero.
c) 1970 a 2010: la selva es resguardada en áreas de reserva, se define a la plantación monocultivo de árboles como bosque.
La hipótesis central del artículo es que este abordaje histórico y etnográfico a la vez, posibilita entender la relación naturaleza-cultura como un proceso de configuración simultánea de dominios excluyentes, donde la clase y la diversidad étnica determinan experiencias sociales particulares del ambiente.

PALABRAS CLAVE: Forestación; Monocultivo; Ecología Política; Etnohistoria Ambiental.

ABSTRACT

In this article, an environmental ethno history of forest production in the  Altoparanaense Atlantic woods of Misiones (Argentina) among 1874 and 2010 is presented. To accomplish this, the environmental history approach is used, in which the practices and ideas of a society related to their nature intervention are pursued (Arnold, 1992). It is ethno history because it is oriented to diversity characterization of illiterate and subordinate social groups. Due to technological, resources and used territory differences, the studied period is subdivided into three stages:
a) 1874 - 1920: Hegemonic representation of the jungle as the enemy to defeat in order to integrate Misiones to the nation.
b)  1930 - 1960: The jungle as a zero cost raw material source.
c) 1970 - 2010: The jungle is protected in reservation areas. The monoculture plantation is defined as forest.
The central hypothesis is that the historical and ethnographic approach allows understanding the nature-culture relationship as a simultaneous configuration process among excluding domains, in which the type and ethnic diversity determine particular social environmental experiences.

KEY WORDS: Forestation; Monoculture; Political Ecology; Environmental Ethnohistory.


 

INTRODUCCIÓN

El artículo desarrolla una etnohistoria del ambiente en el territorio forestal del Alto Paraná misionero (Argentina) entre 1874 y 2010. Para ello, se vale del enfoque de la historia ambiental que se propone conocer las prácticas e ideas con las que una sociedad interviene la naturaleza (Arnold, 1992). Es etnohistoria, porque se orienta a caracterizar la diversidad de grupos sociales ágrafos y subalternos. La hipótesis central del artículo es que este abordaje histórico y etnográfico a la vez, posibilita entender la relación naturaleza-cultura como un proceso de configuración simultánea de dominios excluyentes, donde la clase, la diversidad étnica y el género determinan experiencias sociales particulares del ambiente.

Misiones, y especialmente el extremo norte, representan la frontera de colonización de la Argentina en el siglo XX (Frente extractivo en Abínzano, 1985; Frontera agraria en Schiavoni, 1997). Esta condición de frontera nacional a la vez que frontera agraria hace que en las fuentes históricas abunde su mención como un espacio vacío, en el que, sin embargo, siempre aparecen sujetos de los que se da noticia anecdóticamente (obrajeros, fugitivos, asentamientos indígenas abandonados, puertos de uso esporádico).1 Aun cuando estuvo habitada por población mbyá guaraní y criolla, que circulaba entre Paraguay, Brasil y Argentina, acomodándose en procesos socioeconómicos y políticos (guerras, contrabando, disputas por control aduanero o militar, inundación o derrumbe de algunos puertos),2 las políticas estatales la dieron por deshabitada y cuando planificaron la colonización privada,3 no incluyeron la población pre existente (Bertoni, 1922).4

Si a grandes rasgos, en la primeras décadas del s. XX el sur provincial se colonizó entregando minifundios a colonos inmigrantes, el norte se ocupó gracias a los permisos de extracción de vegetación nativa (maderas y yerba mate no implantada -Ilex paraguaiensis- del ambiente selva paranaense, bosque atlántico) que otorgó el Estado a empresarios particulares, en grandes superficies sin mensura rigurosa (Bernárdez, 1901) o mediante la extracción no planificada y clandestina (Spegazzini, 1907; Antonini, 1920). Por ello, la caracterización histórica del ambiente en el Noroeste provincial (en adelante NO) se realiza centrándonos en la actividad forestal.

El artículo se organiza en cuatro secciones en las que se presentan las tres etapas5 en que se desarrolla la producción forestal entre 1874 y 2010, y una sección con reflexiones finales.

ETAPA A): EXTRACTIVISTA CON MÍNIMA ELABORACIÓN LOCAL 1874-1920

En el Alto Paraná la extracción de maderas se asocia a la de yerbales naturales, y en su historia reciente fue iniciada por el Pacto de la Selva, en 1874, entre Fructuoso Moraes Dutra y varios pueblos aborígenes radicados en la región de las misiones, que comprende parte de los actuales Estados de Argentina, Brasil y Paraguay (Ziman y Scherer, 1976). En el paradigma de época, el progreso de Misiones surgiría de dominar "la selva" y a los "indios" que habitaban en ella (Wilde, 2008). Para la colonización planificada de principios del s. XX, cuando los yerbales naturales comenzaron a declinar en producción, se proponía someter a la naturaleza de Misiones a la producción agrícola, para lo cual aquella tierra estaba "obstruida de troncos enormes" (Bernárdez, 1901:73).6 En el modelo de colonización de aldeas, la madera nativa fue la materia prima del fuego y las viviendas, a la vez que un "sustento logrado sin esfuerzo", mientras se daba lugar a los cultivos.7 (Bernárdez, 1901; Barrett, 2010 [1911]; Koutché, 1928).

Las concesiones legales para explotación de monte nativo se sucedieron por Decretos presidenciales desde 1900, hasta que la Ley de Tierras Nº4167 de 1903 la incorporó como figura legal, para el aprovechamiento económico de los territorios explorados en las últimas campaÑas militares.8

Un estudio de productividad forestal del bosque nativo misionero seÑalaba la existencia de 100 m3/ha de madera aserrable. Sin embargo, sobre ese total, las condiciones de mercado hacían vendibles solo 16 m3/ha (Koutché, 1928).

¿Cuáles eran esas condiciones de mercado? En Posadas (cabecera de la colonización de Misiones) se importaban maderas noruegas o norteamericanas a un costo 25-30% menor que las nativas. Por otra parte, la organización productiva de los emprendedores de obraje tenía preferencia por el cedro (Cedrela fissilis), una madera de mediano peso específico y dúctil para uso en construcción y mueblería. Por su facilidad de trabajo el cedro era también preferido por los colonos del sur en la construcción de sus casas y chacras9 En 1901 se estimaba la existencia de 1.600 cedros maderables cada 25 km2 (Basaldúa, 1901, en Torres, 1974:12).

Así, en el NO provincial la producción forestal fue encabezada por "buscadores de cedro" (Bernárdez, 1901:82-83) y otras pocas maderas con valor de mercado (peteribí -loro negro-, incienso y lapacho; Bernárdez 1901; Koutché, 1928).

El libro de Bernárdez, "De Buenos Aires al Iguazú", es una de nuestras fuentes más fecundas. En él, el autor realiza una insistente propaganda sobre la necesidad de poner racionalidad económica para extraer "lo que estorba para echar semillas" (Bernárdez 1901:94), reclamando con prosa encendida que en una unidad de tierra de 25 km2 se incluían más de 40 especies valiosas comercialmente que no estaban siendo aprovechadas, como:

"Gigantescos Lapachos, Guayaibíes, férreos Urundays, Curupays, Cancharanas, Pterebíes (que reemplazan al Nogal), Espina de corona, Laureles negros, que dan una preciosa madera de mueble; Laurel crespo, que ofrece un corte morado, con manchas anilladas amarillas de un efecto bellísimo; va el Incienso, de suavísimo aroma y consistente madera de fácil pulimento; va el valioso Palo rosa, el fuerte Tarumá (equivalente al teak de los ingleses); va el corpulento Ingá, (semejante al Haya), el copudo Sota-caballo, la gigantesca CaÑafístola, el durísimo Anchico (blanco y colorado), y el hermoso Alecrín; va el patriarcal Timbó de preciada madera, que flota como el Cedro y el Pteribí; va la Canela batalla, que da una madera bellísima, veteada amarilla y rosada como el Alecrín; van en fin, otras veinte o treinta especies de maderas excelentes blancas y poco densas, para carpintería en general, o de ley, rojizas y duras, para obras de resistencia, para durmientes, para rodados, para carpintería de edificios [...] Todas esas maderas pueden ser aprovechadas [...] usando las mil cascadas del territorio para montar aserraderos" (ibid.:95).

Es probable que en algunos sectores del territorio el acceso a los cedros se viera facilitado por los piques abiertos para explotación de los yerbales naturales (Spegazzini, 1907). Dado que la yerba mate nativa se explotaba intensamente: "...Los campamentos yerbateros cambian cada aÑo y la selva queda recorrida en consecuencia por un enorme número de piques que constituyen un verdadero laberinto, cuyos misterios sólo son capaces de descifrar montaraces vaqueanos, que han pasado la vida en la penumbra de la selva" (Spegazzini, 1907:89).

La extracción de madera estaba estrechamente relacionada con los yerbales: se la usaba como leÑa para sapecado y secado, para el abrigo y elaboración de alimento y como combustible para el transporte fluvial (Barrett, 2010 [1911]; Koutché, 1928; Torres, 1974). Según Niklison (1914), en las barbacuás se quemaba: Ibirahobí, Zapeco, Ibirayé piró, Laurel Canela, Ibirapiú, e Ibirá pepé. También se usaron Guatambó, Ibiranetí e Ibirao-bi para construir barbacoas. Para consumo en Posadas y los vapores se taló leÑa de Guatambú, Caroba, Guaribá e Incienso.

En una crónica de viaje de 1901, los obrajes madereros se ubicaban a 15 km de las cataratas sobre el río Iguazú, en la costa brasileÑa (Pto. Poujade, según Bernárdez, 1901). De hecho, eran puertos de obraje lo único que encontraban las expediciones turísticas que pretendían acceder a las cataratas (ibid. y también Spegazzini, 1907).10 Así, cuenta Bernárdez, eran las mulas del obraje del vasco Poujade y el mismo obrajero quienes guiaban a los turistas por las picadas abiertas en la selva (Bernárdez, 1901).

OBRAJEROS MESTIZOS

La historiografía crítica (Jaquet, 2001; 2002) seÑala que en el período comprendido entre la expulsión de los jesuitas y la Guerra de la Triple Alianza, los protagonistas de la historia en el actual territorio de Misiones no fueron "argentinos", sino "paraguayos, "portugueses" e "indios" (Jaquet, 2001:62). Este punto de partida permite caracterizar las relaciones interétnicas entre las parcialidades mestizo-indígenas, colonizadores informales que ocupaban ya Misiones, y la colonización promovida por el Estado nacional, que ingresó desde el sur.

En la composición de la fuerza de trabajo de los obrajes de madera y yerba mate de los puertos Tacurú Pucú y Bertoni, Niklison (1914) enumera la presencia de pobladores originarios de las parcialidades guayaná, caingüá o tehy. Bertoni, seÑala que al sur de Paraguay los Tapé o Tapes, eran:

"Los más pequeÑos, más buenos y más inteligentes de todos los indígenas enumerados,11 igualmente estimados en el Brasil y en el Río de la Plata; nación muy numerosa pero cruelmente diezmada por las invasiones de los Mamelucos,12 deportada en gran parte de San Paulo, y de cuyos restos diseminados sólo una parte pasó a este territorio.

[...] Sin contar elementos menores, es de estas naciones mezcladas con los EspaÑoles de las que se formó la nueva raza paraguaya, de la cual se pudo decir: que 'aventaja' a la de Buenos Aires (...) y de luces más claras que los criollos (hijos de espaÑoles y espaÑolas) y que los espaÑoles de EspaÑa también (Bertoni, 1922:156-158).

Un cronista de viaje hace ambigua referencia a la prevalencia indígena entre los forestales, seÑalando como de uso el siguiente dicho: "¡Echa leÑa, que el monte la da y el indio la trae!" (Bernárdez, 1901:114), mientras describe a los baqueanos como "pardos de pata en el suelo" (ibid.:118).13

Por otra parte, al este del área de estudio, en el actual territorio de Brasil, la población colonizadora portuguesa también se había mestizado con aborígenes que no aceptaron la evangelización cristiana. En los estados del sur del Brasil, desde el s. XVII funcionó "La colonia y República de Piratininga o São Paulo", que es la guerrilla paulista o de mamelucos que gobernaba la región desde los actuales Estados brasileÑos de Paraná y Minas Gerais hasta el actual límite con Uruguay. La colonia paulista mestiza recibió el nombre de "mamelucos".

Bertoni (1922) cuenta que así empezó la formación de una población en la que los indígenas tenían mayoría. Los mamelucos tenían una religión que unía la guaraní y la católica. De la guaraní tenía la limitada poligamia y el no ser de rigor el celibato sacerdotal, también adoptó el "kurupá", procedimiento para obtener visiones y comunicaciones de los espíritus. Los paulistas impedían que los indios adopten la religión cristiana, de la que sólo copiaban algunos rituales y formas sociales.

En claro contraste con la diversidad social en juego en el mestizaje en estos testimonios, en las descripciones de los inspectores gubernamentales (Alsina, Spegazzini y Niklison) destinados en la región a principios del s. XX, predominan las diferencias por origen nacional. Para Alsina, los trabajadores de obrajes del Alto Paraná "son todos criollos, paraguayos o brasileÑos" (Alsina, 1905:331 y ss.). Para Niklison son "paraguayos de nacionalidad o argentinos de Corrientes o Misiones" (Niklison, 1914:127). El Dr. VillafaÑe, director de la asistencia pública en Posadas describe a los trabajadores del Alto Paraná como "un tipo racial único: el peón criollo formado por el habitante de esta zona, Misiones, N de Corrientes y Sud de Paraguay y Brasil" (en Niklison, op.cit.:169).

Podemos comprender así, que son los agentes gubernamentales quienes estructuran un discurso de modo tal que todas las diferencias étnicas y de género quedan encubiertas en el origen nacional, opacando la comprensión de cómo operan estos clivajes en relación con la clase (Briones y Siffredi, 1989).

En este discurso oficial, la masa asalariada es "criolla", definición que pretende homogenizar a la población local en un tipo racial. Sin embargo, al comparar la acepción de "criollo" en Bertoni (1922) con las de los otros autores, encontramos que esa idea del mestizo criollo, solo tiene en común el mestizaje, siendo bastante poco esclarecedora sobre qué grupos son los que se mezclaron. Así, para Bertoni, el "criollo" es el hijo de espaÑoles nacido en América. Mientras que para VillafaÑe (en Niklison, 1914) se trata de un grupo endogámico regional entre las poblaciones del sur de Paraguay y Brasil con los argentinos del norte de Corrientes y Misiones.

La construcción del mestizo que realizan los archivos gubernamentales, se completa cuando se considera que la identidad predominante entre estos "criollos" son sus orígenes nacionales, por sobre las parcialidades étnicas históricamente preexistentes14, cuando es de suponer que en una situación de frontera, en una etapa con incipiente burocracia estatal, los trabajadores pueden haber tenido registro de su nacimiento en un país, residencia en otro, y documentos públicos emitidos por los dos Estados. Lo cierto es que, para estos funcionarios del Estado argentino, la peonada forestal y yerbatera es un otro interno al cuerpo de la nación que representan.15

ETAPA B): EXTRACTIVISTA CON ELABORACIÓN MECÁNICA 1930-1960

Esta etapa se caracteriza por la persistencia del transporte de maderas por vía fluvial, que progresivamente va virando a terrestre, y por el comienzo de la industrialización de las llamadas maderas blancas en fábricas en el campo, con villas obreras y población campesina que la abastece en su entorno.

La construcción del tendido ferroviario hacia el puerto de Buenos Aires permitió, a partir de 1912, los trasbordos de maderas en el sur de Misiones con el resto de los mercados (Bolsi, 1976). Sin embargo, el río Paraná continuó siendo la principal vía de transporte hasta la década de 1940, ya que el ramal ferroviario llegaba solo hasta Posadas y las rutas no estaban consolidadas (Ziman y Scherer, 1976). En la costa del río Uruguay los trasbordos se hacían en Santo Tomé -puerto maderero hasta 1947, existían cinco aserraderos- y Monte Caseros -donde en 1875 se inauguró un tramo ferroviario que empalmaba a Concordia- (Scalerandi, 2011).

Hacia fines de la década de 1930, los bosques cuya explotación no resultaba antieconómica por el costo de acarreo se ubicaban en una faja de 25 km de distancia de los ríos Paraná y Uruguay. Esta distancia era el límite para trasladarlos con bueyes y alzaprimas hasta la costa del río y continuar el traslado como jangada. Si bien se utilizaban tanto cedro como timbó para mantener a flote las balsas, el transporte en jangadas comenzó a verse limitado ante la escasez de cedro, que tenía mayor valor comercial (Koutché, 1938 y Entrevista PN 2/2010). Las "maderas de ley" se habían transformado en esta época (1938) en "maderas con salida comercial asegurada". Una vez que se las entresacaba del monte a las costas, el interés comercial en el bosque cesaba por no encontrar las maderas restantes una demanda suficiente en el mercado (Koutché, 1938:17, 20).

Aunque "varios ensayos de parte de propietarios particulares fracasaron para establecer un mercado para dichas maderas", en la década de 1940 la demanda de madera y la industrialización sustitutiva de importaciones estaban en marcha, por lo que 16 especies nuevas comenzaron a explotarse comercialmente, logrando algunas de ellas cotización en la "bolsa maderil de la Capital Federal". Estas nuevas especies provenían de aserraderos en el interior del territorio y eran CaÑafístola (rollizos, vigas, tablones, tirantes), Laurel (vigas tablones, tablas), Mora (vigas), Palo rosa (vigas), Guatambú (vigas), Ybirá Pere (rollizos) y Cancharana (tablas y tablones) (Koutché, 1938:20-21).

Una comparación de precios realizada por Koutché muestra que aun con predominio del cedro, otras maderas nativas elaboradas en el interior de Misiones empezaban a ser rentables para los pequeÑos industriales bajo estas nuevas condiciones de mercado (Mastrangelo, Scalerandi y Figueroa 2011: Tabla 1).

Sin embargo, al igual que en la etapa anterior, la comercialización nacional de maderas no era el único mercado, la demanda de los colonos para la construcción, transporte y generación de energía, sumada la marcada escasez del cedro, llevó a que los pobladores locales utilizaran otras maderas menos abundantes (Mastrangelo, Scalerandi, Figueroa 2011: Tabla 2).

En noviembre de 1943 se crea la Dirección Forestal del Ministerio de Agricultura con jurisdicción sobre el manejo forestal de la vegetación nativa, para promover la "explotación racional" y la reforestación (Arrighi, 1945). Hacia 1948 se promulga la Ley Nacional Nº13.273 de Defensa de la Riqueza Forestal, que regula el uso de montes naturales e implantados en áreas fiscales y privadas. Como parte de los planes de explotación racional, esta Ley promovía, mediante exenciones impositivas a la inversión, la elaboración in situ delrecurso natural para generar puestos de trabajo y agregar valor localmente (Art. 41, Ley 13.273; Zarrilli, 2004; Scalerandi, 2011).

Para esta nueva política forestal, la colonia Yerbal Viejo, cerca de Oberá, es el modelo de explotación de recursos naturales forestales de mediados de la década de 1940, donde el Estado entrega concesiones de "bosque virgen de propiedad fiscal medido en diez secciones de explotación" a los colonos asentados que realizan producción agrícola de yerba mate implantada (Koutché, 1928 y Arrighi, 1945). A la vez, se propone la gestión del bosque nativo para "recuperar las masas forestales devastadas", incentivando la reforestación con especies maderables nativas y exóticas (Toscano de Castelar, 1945:420).

Se crean cinco Estaciones Forestales Demostrativas, en Chaco, Misiones, Santiago del Estero, Neuquén y San Luis. En la misma época, Camerlich publicita un vivero de reproducción en almácigos de Araucaria angustifolia en Misiones (Camerlich, 1945). A través de estas Estaciones Forestales, la Dirección Forestal del Ministerio de Agricultura de la Nación entrega plantines de Cedrela, Pteribí, Tipa Anchico (especies todas nativas) y Teca, Eucaliptos (saligna y rostrata), Pinos resinosos y Paraísos en la localidad misionera de L.N. Alem, en el sur de Misiones (Cozzo, 1960). Según Cozzo, la reforestación con Araucaria fue iniciada por C.A.S.A (Celulosa Argentina S.A.) hacia 1944, cuando la compaÑía adquirió la propiedad que va desde "puerto Piray a San Pedro" (Cozzo, 1960: 6). También en la década de 1940, Ragonese y Castiglioni (1946) dan cuenta de importantes reforestaciones con araucaria de las empresas C.A.S.A. (Pérez Companc en Eldorado) y Safac (Bemberg en Pto. Libertad).16

Durante el trabajo de campo relevamos testimonios de obreros que para 1968 trabajaban para la empresa Pérez Companc, quienes seÑalan que fueron a San Antonio para realizar raleos con hacha en antiguas plantaciones de araucaria (Entrevista M 4/2009).17 En la misma época, un antiguo obrajero de la colonia Lanusse rememoró haber trabajado en plantaciones de paraíso (Melia azedarach), que se habían hecho abundantes para sustituir la productividad del monte nativo como productor de madera(Entrevista PZ 4/2009).

Las limitaciones técnicas (la flotación) y de mercado (la demanda) no fueron las únicas razones para abandonar el transporte fluvial. Por un lado, al ser el río Paraná límite internacional, al embarcar y desembarcar, aun entre puertos argentinos debían hacer aduana (en Buenos Aires y Rosario, principales destinos de la madera embarcada), trámite del que estaban eximidos si la mercadería circulaba por tierra. Por otro lado, el transporte terrestre eliminaba la limitación que los ciclos de bajante e inundación imponían a la descarga de jangadas y a la navegación (Scalerandi, 2011).

Una investigación de Gutiérrez (2008) precisó que para 1974, 21 de las 34 fábricas de compensado que existían en la Argentina estaban ubicadas en Misiones, en 2002 quedaban apenas siete establecimientos. Para 1979, aún el principal producto forestal que aporta Misiones son los terciados. Para esta época, las fuentes consultadas (Torres, 1974) dan cuenta de la crisis de este modelo extraccionista con elaboración de madera aserrada y terciada (también denominada multilaminada o contrachapada). Este autor evidencia una enorme presión de mercado de consumo sobre el trabajo obrajero. Esa presión genera "un precio inusual sobre la madera nativa y la incorporación al mercado de especies antes despreciadas durante generaciones", con el agravante de que no se realizaban cuidados culturales para la conservación o enriquecimiento del bosque nativo (Torres, 1974:7,10).

FÁBRICAS EN EL CAMPO

La explotación forestal en esta época generó dos núcleos de trabajo en el espacio monte: los obrajes -donde se extrae madera nativa en los inicios y Araucaria reforestada entre 1940 y 1979- y las fábricas de aserrados, laminados y terciados con su villa obrera.

La capacidad tecnológica determinaba si una industria tenía uno o varios obrajes. Centros y periferias de trabajo se reproducían en un territorio móvil, a medida que las maderas de interés comercial se agotaban en un punto del monte nativo. Luego de pasar quince o cuarenta días en el monte, los obrajeros volvían al centro de la fábrica y la villa obrera. Según la superficie en uso para la extracción de maderas, un obraje podía tener campamento central y secundario. Algunos empresarios forestales locales se dedicaban solo a la extracción de maderas nativas en obraje. Muchas veces estas explotaciones no contaban con el permiso fiscal adecuado, ingresando para hacer "una segunda pasada" en áreas de monte nativo ya explotadas por otros (Entrevista CÑ 4/2009, EP 4/2009).

El dinamismo de la actividad generaba la villa obrera en el entorno de las fábricas de terciado o aserraderos. Unidades de producción doméstica radicadas en la villa obrera abastecían de peones forestales y productos alimenticios a la fábrica y el obraje. Aun en los casos en que un aserradero se ubicaba en el entorno de una colonia agrícola polaca (Lanusse s/d) el trato que los colonos mantenían con el aserradero era comercial, funcionando la villa obrera del aserradero como centro de la vida social colona.

El obraje era un campamento mayoritario de hombres solos, mientras las mujeres y los niÑos permanecían en núcleos poblados. Las mujeres de la villa obrera trabajaban en tareas domésticas (cocinera, lavandera) para los empleados solteros.

El territorio que articula la producción de laminados a partir de maderas nativas hacía posible la circulación de materias primas y trabajadores entre Paraguay, Argentina, y Brasil. Según la referencia de un informante, su primera experiencia laboral fue a los 16 aÑos en 1951, trasladando rollos en un camión en Paraguay para un patrón argentino. Los obrajes se ubicaban a 40 o 50 km de la costa del Paraná y los trabajadores eran llevados hasta puerto Campichuelo, donde las materias primas se embarcaban para ser elaboradas en Argentina (Entrevista PN 4/2009). Para las laminadoras y obrajes más cercanos al río Uruguay, la población trabajadora se componía de brasileÑos provenientes de Capanema (a unos 20 km de Andresito, en territorio brasileÑo), Planalto, Pranchita y Santo Antonio, que habían fijado residencia en chacras ocupadas del lado argentino (Entrevista N 2/2009). Las chacras ocupadas espontáneamente tenían entre 1 y 6 ha, solo excepcionalmente 25 ha.

Por otra parte, paraguayos y criollos llegaban jóvenes a trabajar y formaban familia en la villa obrera. Se asentaban en "conventillos" -cuartos con baÑo común ofrecidos por el patrón- (Entrevista N 4/2009).

Esta movilidad en el territorio se daba entre empresas del mismo o de distinto capital, y era constante de los trabajadores forestales de todas las tareas. En la historia de vida de las familias forestales es frecuente que, a consecuencia de ello, se narre que los hijos han nacido en diferentes villas obreras (MN 4/2009).

ETAPA C): REFORESTACIÓN CON TRANSFORMACIÓN MECÁNICA-QUÍMICA, 1970-2010

Si bien el proyecto de reforestación con especies de rápido crecimiento aptas para la producción de celulosa se remonta en Misiones a la década de 1930, sostenemos que van a pasar 35 aÑos hasta que conforme la estructura socioeconómica que conocemos en el presente: inversión trasnacional, orientación exportadora, monocultivo y concentración de la renta y propiedad agraria.

Sin embargo, como documentan varias fuentes (Cozzo, 1960; Amable et al., 2008) el proyecto de las plantaciones para producir celulosa se inicia en Misiones hacia 1939 cuando los ingenieros de Celulosa Argentina S.A. realizaron estudios de factibilidad en Corrientes, Misiones y Formosa, eligiendo Puerto Piray como la locación de una nueva planta celulósica. En la década de 1940 se comienza la construcción de infraestructura, en 1951 la planta está instalada y se inaugura en 1956.

En 1961 se sanciona el decreto de creación de Papel Misionero, una planta provincial de elaboración de papel de fibra larga que se comienza a construir en 1970 y se pone en marcha en 1976 en Puerto Mineral. En ese mismo aÑo se amplía la planta de Celulosa Argentina en Piray, y comienza el proyecto de otra planta celulósica en Puerto Segundo- actual APSA- (Scalerandi, 2011).

A fines de la década de 1940 se documentan importantes reforestaciones con Araucaria Angustifolia en Eldorado (Celulosa Argentina S.A.) y Pto. Libertad (hasta 1955, Pto. Bemberg). AcompaÑando esta reforestación con fines comerciales, los productores pequeÑos y medianos plantaban también Araucaria como cortina forestal del tung y como alternativa a la imposibilidad de intensificar los cultivos de yerba mate (Scalerandi, 2011). Sin embargo, es a partir de la década de 1970 cuando se invierte la jerarquía entre la producción de maderas, terciados y laminados a pasta celulósica y tableros de mediana densidad (MDF, OSB, Waferboard).18

En otra publicación (Mastrangelo, Scalerandi y Figueroa 2011, Gráficos 2 y 3) mostramos la progresión de hectáreas reforestadas desde 1949. Allí se ilustra también el progresivo aumento de la reforestación con pinos resinosos. El pasaje al monocultivo de este tipo de árbol se da abruptamente en la siembra de 1960, cuando casi se quintuplica la superficie implantada de la especie (pasa de 219 ha en 1959 a 911,6 ha en 1960). Para 1967 casi la totalidad de la reforestación se hacía con pinos (6001,3 ha/6.455,5 totales).

Una primera ola de intensificación se dio en 1979, mientras que una segunda ola de reforestación con pinos resinosos de rápido crecimiento se dio a principios de la década de 1990, en base a una renovación de incentivos fiscales. Desde 1992 el gobierno nacional aplicó el Régimen de Promoción Forestal, con el objetivo de lograr nuevos emprendimientos y que se ampliaran los existentes. El incentivo consistía en un beneficio no reintegrable equivalente a un porcentaje del costo de plantación y se entregaba contra la plantación lograda, entre los 12 y 18 meses de realizada la inversión. A fines de 1999 este régimen fue sustituido por la Ley Nº25.080, que amplía los incentivos al mantenimiento, manejo, riego, protección, cosecha, investigación, desarrollo e industrialización de la madera. Esta norma mantuvo el mismo esquema promocional de beneficios económicos no reintegrables hasta 2009, e incluye beneficios impositivos y estabilidad fiscal por entre 30 y 50 aÑos. Asimismo, devuelve (previa evaluación de impacto ambiental) el IVA a los bienes de capital importados. En tanto que instrumento de promoción de la implantación forestal esta Ley es altamente efectiva, pues desde 1992 a 2003 se lograron 580.000 plantaciones nuevas (SAGPYA, ORA, 2007:27). En Misiones esta "promoción forestal" aumentó la destrucción de bosque nativo y su sustitución por plantación forestal de pino resinoso. Según estadísticas oficiales, en 2002 y 2003, se produjeron más de 300.000 m3 de rollos de maderas nativas y reforestadas (SAGPYA, ORA, 2007:24-25). Es decir, se extractaron tantos m3 de madera nativa como de pinos reforestados.

'AHORA TODOS SOMOS EMPLEADOS DE LA EMPRESA'

Actualmente, el trabajo en monte para los aserraderos y las empresas de celulosa queda en manos de contratistas llamadas "empresas de servicios forestales". A octubre de 2006 se registraron 22 contratistas prestado servicios en el área de estudio. El trabajo de estas empresas se organiza en turnos diarios y semanales. Quienes están trabajando en turno diario salen de su casa a las 3, 4 o 5 hs. de la maÑana (según cuán alejados vivan del punto de encuentro con el transportista), y pueden viajar entre una y tres horas hasta el pinal. Trabajo, almuerzo y, a las 18 hs., el camión comienza el viaje de regreso. Los deja en el mismo lugar donde los recogió de madrugada. De ahí, caminata hasta la casa. Ironizando, un peón de raleo dijo: "Nuestro trabajo no es de sol a sol. Es de luna a luna" (Entrevista PZ, 4/2009).

Los peones de turno semanal, entran en la madrugada del lunes y vuelven el sábado por la tarde. Salen en los mismos transportes y permanecen en los campamentos, donde deben llevar colchón y abrigo. En los campamentos hay cocineros y baÑos químicos. El trabajo diario comienza a las 6 o 7 hs. de la maÑana. Se descansa una hora al mediodía para almuerzo o siesta, y siguen trabajando hasta las 18 o 19 hs., según la empresa y productividad. A las 21 hs. se apagan las luces del campamento.

El componente de productividad que incluyen los salarios hace que la prestación alimentaria, el baÑo, y el agua potable que provee el contratista, sean una comodidad relativa para los trabajadores. Algunos trabajadores nos contaron que cuando se trabaja a más de 2 km del campamento se come de vianda, se llevan un bidón con hielo y van al baÑo donde pueden, porque es mayor el tiempo que insumen los traslados que el disponible para comer o descansar.

Al presente, las empresas consumidoras de madera reforestada están facilitando la mecanización de la cosecha, financiando la compra de maquinaria a los contratistas. La mecanización es impuesta, desplazando trabajadores casi continuamente y sin que se generen alternativas de empleo, lo que produce tensiones gremiales por el despido de cortadores y motosierristas (Entrevista OP 4/2009).

En la perspectiva de las empresas, la mecanización soluciona varios problemas a la vez: aumenta la productividad, reduce el costo de producción y el riesgo de accidentes en los trabajadores. En empresas medianas, la compra de maquinaria es también una forma de diversificarse a la prestación de servicios de cosecha a las grandes empresas, lo que les permite superar crisis de demanda de los mercados externos e internos.19

La organización de la producción de árboles como "empresas de servicios forestales", refleja tanto el empobrecimiento de colonos polacos que tuvieron acceso a minifundios en la colonización de 1927 (v.g., Colonia Gobernador J.J. Lanusse), como la capitalización de criollos que se asentaron como trabajadores en los obrajes y laminadoras. En un trabajo anterior (Mastrangelo y Trpin, 2008), presentamos cómo la compra de un camión para transporte de personal o maquinaria fue la salida de algunos pequeÑos propietarios luego de vender su chacra a una empresa reforestadora con coníferas. Del mismo modo, algunas empresas de servicios forestales reflejan el ascenso social de los "pelitos negros" que acumularon siendo capataces o choferes.

REFLEXIONES FINALES

La información presentada en el artículo nos permite inferir tres representaciones hegemónicas del ambiente Selva Paranaense, que se corresponden con las etapas definidas para la explotación forestal.

En la etapa 1874-1920 la selva es representada como un enemigo a vencer, los árboles que hay que derribar para poner semillas. La producción de maderas extraídas de la vegetación primaria, especialmente cedro, es la forma de incorporar a Misiones a la nación. Esa incorporación tiene lugar también retóricamente, cuando inspectores del trabajo, científicos y otros funcionarios del Estado nación describen al "criollo misionero" como otro interno. El diacrítico de identidad de esa otredad mestiza se coloca en diferencias nacionales (mezcla con paraguayo y brasileÑo) por lo que vencer a la selva es, paralelamente, establecer los límites del territorio y la población nacionales. Releyendo las fuentes desde una historiografía crítica (Jaquet, 2001; 2002), podemos entender que esos criollos son mestizo entre paraguayos, portugueses y parcialidades indígenas que recorren ese paisaje que la nación enuncia como espacio vacío de tenebrosa naturaleza.

En la escala local, ese ambiente y población narrados por científicos y funcionarios nacionales estaban tramados de caminos y picadas forestales y yerbateras de Barracón a Puerto Paulito, posibilitando circulación internacional de personas y mercancías para sortear las dificultades de la navegación fluvial y las aduanas.

En la etapa comprendida entre 1930 y 1960, la definición hegemónica del ambiente selva se realiza claramente dentro del modelo de industrialización por sustitución de importaciones. La selva y la frontera nacional - agrícola son tierra de oportunidades para los pioneros de la industrialización. En esa intersección de conjuntos, la selva capitalizaba una fábrica de terciados proveyendo materia prima a costo cero.

En el Alto Paraná, las fábricas rurales de madera compensada estructuraron con las colonias agrícolas una formación económica y social. En esta articulación los colonos, además de procurarse su subsistencia, estaban centralmente dedicados al abastecimiento de productos primarios a los obrajes y la villa obrera de los aserraderos-laminadoras.

Finalmente, la etapa que se inicia en 1970 y continúa en la primera década del s. XXI, la visión hegemónica de la naturaleza es que la selva remanente es escasa, que la demanda de tierras para cultivo es su principal amenaza y que hay que resguardarla en áreas de reserva que sólo pueden ser contempladas. En contados espacios de reserva es posible la presencia de residentes permanentes, en los espacios que la ecogénesis identifica como de naturaleza protegida. En paralelo con estas intervenciones, se incrementan exponencialmente las plantaciones forestales monocultivo, a las que FAO20 y la política nacional de desarrollo definen como "bosque implantado". Esta denominación encubre su impacto social en la concentración de la propiedad de la tierra, la riqueza y la reducción de biodiversidad. La reforestación monocultivo es una economía de plantación, como lo fueron el algodón, la de caÑa de azúcar o el café.

Notas

1. Consideramos a la frontera como una región y no como una línea. La disputa por la definición de los usos de esa región es parte de la noción de "frontera" (Schiavoni, 1997:197).

2. Cfr. Ambrosetti, 2008 [1894]:45-46, 119; Bernárdez, 1901:19, 44, 51, 86; Spegazzini, 1907:39, 40, 47.

3. v.g., la de CompaÑía Colonizadora del Norte, hacia mediados de la década de 1920.

4. Bertoni fue un suizo anarquista que vivió en la región de estudio entre 1884 y 1929, cuando muere de fiebre amarilla. Fundó la Colonia Guillermo Tell, actual Puerto Bertoni en el Alto Paraná paraguayo, como proyecto familiar y como utopía. Fue asesor agrícola para la colonización del gobierno paraguayo y argentino. Elaboró un herbario y un calendario agrícola para la región, todavía útiles. Fue un auténtico representante del pensamiento utópico europeo (había tratado con Kropotkin en Suiza) y se dirigió a América del Sur encarnando la búsqueda utópica de una sociedad ideal, que de alguna manera vio confirmada con el descubrimiento de la cultura guaraní, a la que dedicó su obra, La Civilización Guaraní. En 1916 funda una editorial, Ex Sylvis, que utiliza la pasta celulosa que procesa su familia, publicando a su propia costa parte de su obra inédita (Bouchoud, 1999).

5. Las etapas fueron establecidas considerando las relaciones sociales de producción, la segmentación étnica de las tareas forestales y los medios de producción En base a este análisis se determinaron los territorios efectivamente en uso en cada etapa. La transición entre una y otra década de las etapas delimitadas, son momentos de decadencia del predominio de una forma de producción y el surgimiento y consolidación de otra (Mastrangelo, Scalerandi y Figueroa 2011).

6. Esta oposición entre naturaleza y progreso se encuentra también en los viajes de Ambrosetti (Wilde, 2008).

7. Sistema de roça y quema: se corta con machete la vegetación primaria baja y se prende fuego. Se planta maíz, legumbres o tubérculos cavando con un palo (saracuá) o machete en el suelo entre los troncos. El segundo y tercer aÑo se repite la quema del rastrojo, lo que permite agregar herramientas como la azada y el arado (Bernárdez, 1901; Koutché, 1928).

8. Desde entonces, las concesiones se rigieron por el art. 18 de esa Ley, los Decretos del 27/11/1903 y del 18/12/1903, y algunos otros accesorios sobre casos particulares. Registro Nacional de la Rep. Argentina

9. El uso del cedro como tablillas de cultivo de yerba en el sur de Misiones empobreció los bosques fiscales de toda la provincia. Según una ecuación de Koutché, de un cedro de dimensión promedio se podían sacar 200-300 tablillas, los colonos plantaban 1.000 plantas de yerba por ha, por lo que para cada ha de yerba que se plantó se cortaron 4-5 cedros, cantidad de ejemplares que el colono no encontraba en su propiedad y obtenía de los montes fiscales remanentes (Barrett, 1911:132; Koutché, 1928:80; Torres, 1974:7).

10. De norte a sur, sobre el Paraná, puertos activos a 1907 eran: Paulito, Esperanza, Delicia, Pareja, Piray; Pampa (Leoncio Alvez) León, Tabay (Spegazzini, 1907:65).

11. El norte y el noreste de Paraguay "estaban poblados por 6 o 7 pueblos Avá-Mbya, más retraídos que los demás pueblos indígenas de la región, más pacíficos y de una moralidad más perfecta que la de los Guaihraré" (cita en Bertoni, 1922).

12. Mamelucos brasileÑos: quizás con la misma etimología árabe (mamlūk: «poseído») aunada por similitud fonética a una palabra aborigen (maloka: «aldea»), en Brasil se llamó mamelucos o mamalucos (o, luego, malucos) a los conjuntos de guerreros aborígenes (principalmente tupíes) o mestizos que luchaban a las órdenes de los portugueses o de los bandeirantes brasileÑos, especialmente efectuando incursiones (malocas) para capturar esclavos de otras etnias aborígenes (en especial los de orígenes guaraníes que vivían en las Misiones). Los bandeirantes étnicamente eran descendientes de portugueses, en su mayoría mestizos con indígenas. A partir del siglo XVII, hablaban una lengua franca llamada Lengua General Paulista o Nheengatu Paulista, derivada del idioma de los indios Tupy. Los tupís participaban en sus expediciones, en gran número. Representaban entre el 80% y 90% de la fuerza de una "bandeira" (Wikipedia, 25/11/2008).

13. Siguiendo la definición de Azara, la población de la región se componía de tres castas: indios, europeos o blancos y africanos o negros. "Las tres se mezclan francamente resultando los individuos de que voy a hablar llamados con el nombre general de Pardos" (Azara, s/f).

14. Los guaraníes no constituyeron una población compacta y homogénea. La revisión de fuentes jesuíticas por etnohistoriadores da cuenta de la persistencia del modelo de relaciones interétnicas de parentesco de pobladores originarios aun entre "indios reducidos" (Levinton, 2005). Según Susnik (1979), en muchas áreas estos indios formaron simples colonias de avanzada migratoria con una característica ocupación paulatina de su periferia. Por eso destaca que en la zona recorrida por los ríos Paraná, Uruguay y Yacuí hasta la costa atlántica, la población lingüísticamente guaraní presentó fuertes indicios de integración en núcleos étnicamente heterogéneos. Por ejemplo, a los yapeyuanos los designa como "mestizos intertribales" por provenir de parejas de guaraníes y charrúas. Asimismo, menciona la participación de chandules, que según las Cartas Anuas, también estaban emparentados con charrúas (Levinton, 2005).

15. La diversidad étnica de esta etapa no se limita a estos mestizos. En 1913 se intentó incorporar como peones forestales a 150 inmigrantes italianos, espaÑoles, rusos y austríacos provenientes de Buenos Aires. En menos de un mes organizaron una huelga con fuga. El episodio es analizado en Mastrangelo, Scalerandi y Figueroa (2011).

16. La reforestación era parte de la exigencia de los planes forestales de explotación de vegetación primaria (Scalerandi, 2011).

17. Además del uso como madera, terciado y láminas, la araucaria estaba siendo sembrada para abastecer a la planta que Celulosa Argentina S.A. tenía operando en Rosario desde 1931 (Cozzo, 1960).

18. Medium Density Fiber, Oriented Strand Board, el Waferboard, que es parecido al OSB pero se diferencia por el tamaÑo de sus virutas y porque éstas no tienen ninguna orientación predeterminada dentro del tablero.

19. http://www.argentinaforestal.com.ar/noticia.php?id=6445 y http://www.forestalweb.com/Noticias-nacionales/avanza-la-mecanizacion-en-la-cosecha-forestal/ acceso 20/4/2011.

20. Siglas en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Bibliografía

1. Abínzano, Roberto 1985. Procesos de integración en una sociedad multiétnica: la provincia argentina de Misiones. Universidad de Sevilla: Tesis doctoral, mimeo.         [ Links ]

2. Alsina, Juan 1905. El obrero en la República Argentina. Buenos Aires: mimeo.         [ Links ]

3. Amable, María Angélica; Dohmann, Karina y Rojas, Liliana 2008. Historia de la Provincia de Misiones. Siglo XX. Centro de investigaciones Históricas "Guillermo Furlong", Posadas: Ediciones Montoya.         [ Links ]

4. Ambrosetti, Juan Bautista 2008 [1894]. Tercer Viaje a Misiones. Fundación de Historia Natural Félix de Azara, Buenos Aires: Editorial Albatros.         [ Links ]

5. Antonini, Helvecio  1920. "Problemas económicos de la Yerba Mate", Conferencia en la Sociedad Científica Argentina. En: Disertaciones sobre Chaco, Formosa y otras regiones de la Patagonia por la conferencia de agrónomos. Buenos Aires:CompaÑía Gráfica Argentina.         [ Links ]

6. Arnold, David 1992. La naturaleza como problema histórico. México: Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

7. Arrighi, A.A 1945. "El bosque y la tierra". En: Almanaque del Ministerio de Agricultura, Buenos Aires, págs. 311-314.         [ Links ]

8. Barrett, Rafael 2010. [1911] El dolor paraguayo. Lo que son los yerbales. Buenos Aires: Capital Intelectual.         [ Links ]

9. Bernárdez, Manuel 1901. De Buenos Aires al Iguazú. Crónicas de un viaje periodístico a Corrientes  y Misiones. Buenos Aires: Imprenta de La Nación.         [ Links ]

10. Bertoni, Moisés 1922."Parte I: Etnología. Paraguay". En: Bertoni, Moisés La civilización guaraní, Paraguay: Ex Sylvis.         [ Links ]

11. Bolsi, Alfredo 1976. "El proceso de poblamiento en Misiones (1830-1920)". En: Folia Histórica del Nordeste, Nº 2. Resistencia: Instituto de Historia, Facultad de Humanidades - Universidad Nacional del Nordeste.         [ Links ]

12. Bouchoud, Alí 1999. "Moisés Bertoni". En: Suplemento Sed. Posadas, Misiones: Diario El Territorio, 23/05/1999.         [ Links ]

13. Briones, Claudia y Siffredi, A. 1989. "Discusión introductoria sobre los límites teóricos de lo étnico". En: Cuadernos de Antropología, Nº 3, Buenos Aires: EUDEBA, págs. 5-24.         [ Links ]

14. Carmelich, J.N.F. 1945a. "El territorio de Misiones está cubierto por bosques en un 95 % de su extensión. En los 2.800.000 hectáreas que ellos cubren se encuentran maderas de alto valor industrial". En: Almanaque del Ministerio de Agricultura, Buenos Aires, págs. 435-437.         [ Links ]

15. Carmelich, J.N.F. 1945b. "Instrucciones para el cultivo de pinos". En: Almanaque del Ministerio de Agricultura, Buenos Aires, págs. 281-282.         [ Links ]

16. Cozzo, Domingo 1960. "Trabajos de investigación forestal de interés para la provincia de Misiones". En: Serie técnica Nº 8, Posadas: Instituto Agrotecnológico de Misiones.         [ Links ]

17. Gutiérrez, Carlos  2008. Del monte al distrito industrial: especialización, innovación y política en la historia de una fábrica misionera de terciados. Posadas: Universidad Nacional de Misiones, mimeo.         [ Links ]

18. Jaquet, Héctor 2002.  Haciendo historia en la aldea, Misiones.1996. Posadas: Talleres La Impresión.         [ Links ] 

19. Jaquet, Héctor 2001.  En otra historia. REUN-UNaM. Posadas: Editorial Universitaria de Misiones.         [ Links ]

20. Koutché, Vsevolod 1938. Los bosques y las maderas de Misiones. Buenos Aires: Dirección General de Tierras, Ministerio de Agricultura.         [ Links ]

21. Koutché, Vsevolod 1928. Los bosques de Misiones en la región de Yerbal Viejo. Buenos Aires: Dirección General de Tierras,Ministerio de Agricultura.         [ Links ]

22. Levinton, Norberto 2005. "Las estancias de Nuestra SeÑora de los Reyes de Yapeyú: tenencia de la tierra por uso cotidiano, acuerdo interétnico y derecho natural (Misiones jesuíticas del Paraguay)". En: Revista complutense de historia de América, Vol. 31, Madrid, págs. 31-55.         [ Links ]

23. Mastrangelo, Andrea; Scalerandi, Verónica y Figueroa; Marianela 2011. "Del recurso natural a la plantación: condiciones de trabajo en la producción forestal del Norte de Misiones". En: Mastrangelo, Andrea y Trpin, Verónica (comp.) Entre chacras y plantaciones. El trabajo rural en producciones que Argentina exporta. Buenos Aires: CICCUS.         [ Links ]

24. Mastrangelo, Andrea y Verónica Trpin 2008. "Etnografía e historia de las relaciones interétnicas. Nativos y antropólogas en el alto Paraná misionero". En: Bartolomé, Leopoldo y Schiavoni, Gabriela (comp.) Desarrollo y estudios rurales en Misiones.Buenos Aires: CICCUS, págs. 293-317.         [ Links ]

25. Niklison, José 1914. "Informe sobre la investigación realizada en el Alto Paraná". En: Boletín del Departamento Nacional del Trabajo Nº 26, Buenos Aires.         [ Links ]

26. Ragonese, Arturo y Castiglioni Juan 1946. Los pinares de Araucaria Angustifolia en la República Argentina. Buenos Aires: Laboratorio de Botánica, Dirección General de Laboratorios e Investigaciones - Ministerio de Agricultura de la Nación.         [ Links ]

27. Scalerandi, Verónica 2011. Cabure-í. Tesis de maestría. Posadas: Programa de Postgrado en Antropología Social- UNaM. Mimeo.         [ Links ]

28. Schiavoni, Gabriela 1997. "Las regiones sin historia. Apuntes para una sociología de la frontera". En: Revista Paraguaya de Sociología, Nº 100, págs: 261-280.         [ Links ]

29. Spegazzini, Carlos 1907. Al través de Misiones. Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación-Subsecretaría de planeamiento de la provincia (1984), Convenio Red de Centros de Servicios Rurales de la Provincia de Misiones, Tomo 1, pág. 95, Cuadro Nº 25, Posadas, mimeo.         [ Links ]

30. Susnik, Bratislava 1979. Los aborígenes del Paraguay. Etnohistoria de los guaraníes. Época colonial. Asunción, Paraguay: Museo Etnográfico Andrés Barbero.         [ Links ]

31. Torres, Ricardo 1974. "Génesis. Historia forestal de Misiones", II Congreso Forestal Argentino, Oberá, Misiones, Argentina.         [ Links ]

32. Toscano de Castelar, Adela 1945. "Proyecciones culturales de la Dirección Forestal". En: Almanaque del Ministerio de Agricultura, Buenos Aires, pág. 420.         [ Links ]

33. Wilde, Guillermo 2008. "Imaginarios contrapuestos de la selva misionera. Una exploración por el imaginario oficial y las representaciones indígenas del ambiente". En: Alvarado Merino, Gina et. al., Gestión ambiental y conflicto social en América Latina. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - CLACSO, págs. 193-225.         [ Links ]

34. Ziman, Ladislao y Scherer, Alfonso 1976. La selva vencida. Crónica del departamento Iguazú. Buenos Aires: Miramar.         [ Links ]

DOCUMENTOS

35. ACTA, Agencia de Noticias de la Central de Trabajadores de la Argentina http://www.agenciacta.org/ 10/4/2009        [ Links ]

36. 2010 Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas. INDEC, Ministerio de Economía y Producción.         [ Links ]

37. SAGPYA-ORA 2007 Riesgo y seguro en el sector forestal, Secretaría de Agricultura Ganadería, Pesca y Alimentos, Oficina de Riesgo Agropecuario, Ministerio de Economía y Producción, República Argentina.         [ Links ]

38. Página 12. La invasión forestal. Autor: Darío Aranda. Sociedad. 26/7/2009 http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-128844-2009-07-26.html        [ Links ]

39. CNPHyV (2001), Censo Nacional de Población Hogares y Viviendas, INDEC, Ministerio de Economía y Finanzas. República Argentina.         [ Links ]        [ Links ]