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Avá

On-line version ISSN 1851-1694

Avá  no.20 Posadas June 2012

 

DOSSIER

Gobernabilidad y ambientalismo en la selva Paranaense

Governance and environmentalism in the Paranaense jungle

 

Raimundo Elías Gómez*, Brián Germán Ferrero**

* Licenciado en Antropología Social, Becario CONICET, Programa de Postgrado en Antropología Social de la FHyCS de la UnaM.  Email: lsgomez001@gmail.com 
** Doctor en Antropología Social, Investigador Adjunto de CONICET. E-mail: brianferrero@conicet.gov.ar

 


Resumen

En este artículo analizamos los principales elementos de la configuración actual del ambientalismo en el norte de la provincia de Misiones. Los ejes centrales son los modos en que agencias con vinculaciones transnacionales encaran intervenciones conservacionistas en zonas de amortiguamiento de Áreas Naturales Protegidas. Estas configuraciones seÑalan la emergencia y consolidación de un nuevo estilo de gobernanza medioambiental signado por la tensión entre desarrollo y conservación. Los principales proyectos de conservación y desarrollo que se implementan en la región son impulsados por JICA (Japan International Cooperation Agency) y por AECID (Agencia EspaÑola de Cooperación Internacional para el Desarrollo), conformando los pilares sobre los cuales se asienta, la gobernabilidad, el ambientalismo y la conservación de gran parte de la selva paranaense en la provincia de Misiones.

PALABRAS CLAVES: Gobernabilidad; Desarrollo sustentable; Ambientalismo.

Abstract

The article describes the main elements of the current configuration of environmentalism in northern areas of Misiones province. The central themes are the ways in which transnational agencies linkages face projections and conservation interventions in buffer zones of Protected Natural Areas. These presences and activities point to the emergence and consolidation of a new style of environmental governance, marked by the tension between development and conservation. The main conservation and development projects encouraged by JICA (Japan International Cooperation Agency), and AECID (Spanish Agency for International Development) thus constitute the pillars on which governance, environmentalism, and conservation of much of the Paranaense jungle in Misiones is based.

KEYWORDS: Governability; Sustainable Development; Environmentalism.


 

Introducción

Frente a la evaluación de la acelerada pérdida de biodiversidad a nivel global, organismos estatales, no gubernamentales nacionales e internacionales, impulsaron desde la década de 1980 políticas y programas que estimularon la conservación de los recursos naturales. Con estos programas se implementaron estrategias conservacionistas territorializantes, basadas en la creación de áreas protegidas estrictas, donde no se permitía o se restringía la presencia de poblaciones humanas (Ferrero, 2008). A partir de la década de 1990 se inicia un proceso basado en la premisa de abordar la conservación integrando aspectos socioculturales, esto respondió a un cambio de eje de trabajo que pasó de focalizarse en la conservación estricta a la incorporación de problemas de desarrollo. Con tales transformaciones en las políticas conservacionistas, que se fortalecieron durante la primera década del siglo XXI, se va dejando de lado la idea de que la conservación se opone a la presencia humana y se comienzan a desplegar estrategias que incluyen a las poblaciones locales como agentes activos.

Estos procesos implican nuevas formas de gobierno de los territorios y las poblaciones, que pueden ser pensados en términos de "gobernabilidad" en el sentido dado por Foucault para referirse al "...conjunto de instituciones, procedimientos, análisis y reflexiones, cálculos y tácticas que han permitido ejercer formas específicas y muy complejas de poder que tienen por blanco la población (...)" (Foucault, 1991: 25). Desde esta perspectiva, la gobernabilidad se presenta como un fenómeno moderno fundamental, por medio del cual vastos ámbitos de la vida cotidiana son apropiados, procesados y transformados de manera creciente por una multiplicidad de tecnologías y conocimientos expertos.

En la selva misionera, en torno a las Áreas Naturales Protegidas, la gobernabilidad se construye sobre estrategias de planificación y ejecución de proyectos, diagnósticos y evaluaciones de programas, que establecen cómo debe ser la vida social, política y económica de las poblaciones; al tiempo que fijan a las mismas como blanco de saberes e intervenciones concretas. El proceso de gobernabilidad se extiende al orden de los espacios naturales a partir del manejo planificado del territorio llevado a cabo por el Estado, las agencias transnacionales y las ONG's locales mediante conocimientos científicos de los bosques y la agricultura, la gestión del desarrollo sostenible y el manejo de los territorios y poblaciones. Cuando los procesos de gobernabilidad son movilizados por objetivos ambientalistas, podemos seÑalar como Lemos y Agrawal  la presencia de una "gobernabilidad ambiental", conformada por un "...conjunto de las regulaciones, procesos, mecanismos y organizaciones a través de los cuales los actores políticos influyen en las acciones ambientales y sus resultados" (Lemos y Agrawal, 2006: 298).1

En el presente artículo, nuestro objetivo es analizar entonces, "el gobierno" de los territorios y las poblaciones que habitan la zona de influencia2 de las Áreas Naturales Protegidas del norte de la provincia de Misiones. En estos procesos no sólo interviene el Estado en sus niveles municipal, provincial y nacional, sino también organizaciones no gubernamentales ambientalistas y de desarrollo como las agencias internacionales ligadas a los Estados de EspaÑa y Japón. En este caso, el proceso de gobernabilidad implica en el caso de las intervenciones de la cooperación japonesa: a) esfuerzos por la homogeneización de procedimientos y prácticas de agentes gubernamentales y de poblaciones locales. Y por otro lado, en el caso de la cooperación espaÑola: b) negociaciones y concesiones a pobladores locales de acuerdo a sus condiciones sociales e intereses diferenciados. Se trata en suma, de resultados de la doble naturaleza de la gobernabilidad: como disciplina de gobierno que de una parte, condiciona mediante normas, reglas y proyectos; mientras que como herramienta de expansión del capital, persigue crear estructuras de incentivos económicos y simbólicos para atraer intereses y motivar la participación de agentes locales (Fletcher, 2010).

En primer lugar, describimos los principales programas que están actuando en la región, focalizándonos en los dos más importantes en tanto manejan mayor presupuesto, y actúan sobre un área de trabajo que abarca un tercio de la provincia, en particular toda la región norte. En segundo lugar, analizamos cómo el gobierno del territorio que éstos programas desarrollan, llevan a la creación y definición de espacios y poblaciones particulares. Y en el tercer apartado, analizamos un elemento central de estos programas, que radica en la necesidad de involucrar a las "poblaciones locales" en el gobierno de los territorios, de modo que en el análisis de este proceso también abordamos el estudio de las respuestas de las poblaciones locales a tales propuestas. El interés por la "zona norte" de la provincia de Misiones radica en que un tercio de su superficie se encuentra bajo alguna categoría de conservación, lo que ha llevado al interés de diversas agencias por desplegar en esta región programas de conservación y desarrollo.

Conservación en la selva misionera

Desde hace más de dos décadas, diversas agencias implementan proyectos y lineamientos para la conservación de la selva paranaense. A partir de 1994 se realizó una serie de talleres en los que estuvieron involucradas agencias con incumbencia en Áreas Naturales Protegidas en la selva paranaense de Brasil, Argentina y Paraguay. Por parte de Argentina participaron la APN (Administración de Parques Nacionales), la presidencia del Parque Nacional Iguazú, el Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables (MERNRyT) dependiente del gobierno provincial, los gobiernos municipales de Puerto Iguazú y Andresito, y la ONG nacional Fundación Vida Silvestre Argentina. Estas reuniones se realizaron con el apoyo de UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) y WWF (World Wildlife Fund), que impulsaban el diseÑo e implementación de acciones de conservación transfronterizas.

En uno de estos talleres, realizado en Hernandarias (Paraguay) en 1996, se estableció la construcción de un "Corredor Biológico Trinacional". Este corredor cubriría un área que se extendería incluyendo la Reserva Natural del Bosque Mbaracayú y el Monumento Científico Moisés Bertoni en Paraguay, los Parques Nacionales do Iguaçú en Brasil y de Iguazú en Argentina, hasta el Parque Provincial Moconá en Argentina y el Parque Estadual do Turvo en Brasil. Con tal extensión se abarcaba más de la mitad de la superficie de la provincia de Misiones. La constitución del Área Natural Transfronteriza no consiguió concretarse, pero como resultado de estas discusiones, el Poder Legislativo de la provincia de Misiones, sancionó a fines de 1999 la creación de un "Área Integral de Conservación y Desarrollo Sustentable" denominado Corredor Verde Misionero. Un Área Protegida que se extiende por el centro y norte provincial con una superficie de un millón de hectáreas que incluye pequeÑos centros urbanos, grandes explotaciones forestales, medianas y pequeÑas unidades productivas rurales, y Reservas Naturales estrictas. Se creaba así, un mosaico de paisaje que combinaba conservación estricta con distintas formas de explotación de los recursos naturales.

En la sanción de la ley estuvieron presentes directivos de WWF internacional, mostrando el interés de la agencia conservacionista internacional por la selva misionera. Estas primeras interdependencias enfatizaban la necesidad de alianza entre desarrollo y conservación, así como de intervención sobre "zonas de influencia y amortiguamiento" de Áreas Naturales Protegidas. A partir de mediados de la década de 1990, comenzaron a implementarse mecanismos que buscaban "concientizar a la población sobre la necesidad de cuidar la naturaleza" (tal como proponía un volante del Ministerio provincial de Ecología de 1999). Con tal objetivo, la Administración de Parques Nacionales, el Instituto Nacional de Tecnología Agraria (INTA), el MERNRyT y la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA) han venido llevando a cabo numerosos talleres, charlas, cursos, seminarios sobre educación ambiental tendientes a generar compromisos más fuertes con la naturaleza y a capacitar a técnicos y al personal de agencias locales.

La educación ambiental comenzó a considerarse uno de los motores para la conservación de la selva, por lo cual la FVSA desde el aÑo 2007 comenzó a repartir en las escuelas rurales del norte misionero cajas con videos y libros de actividades, que presentan conocimiento científico presentado de manera didáctica sobre los valores de la selva y las actividades apropiadas para su cuidado. Ya a partir de la década de 2000, los dos principales proyectos de conservación y desarrollo que se implementaron en Misiones, corresponden a alianzas entre distintos tipos de agencias. Participaron instituciones gubernamentales como la Administración de Parques Nacionales (APN), el Ministerio provincial de Ecología (MERNR), las ONGs Fundación Vida Silvestre Argentina y Petjades de EspaÑa, y las agencias de cooperación internacional de los gobiernos de Japón y de EspaÑa que de alguna manera bosquejan las principales diferencias entre proyectos de conservación y desarrollo.

I) De un lado, la Japan International Cooperation Agency (JICA) que en conjunto con agencias gubernamentales y no gubernamentales, han llevado a cabo investigaciones y diagnósticos especializados, coordinando equipos de investigación, elaborando proyectos de ecoturismo, organizando talleres, cursos e intercambio de técnicos con Japón con el propósito del mejoramiento de la eficacia de sistemas de manejo y gestión de áreas naturales protegidas. De forma, que invirtió en proyectos conjuntos que demandaron equipamientos, materiales específicos, viviendas, oficinas, automóviles, u otros. También ha aportado entrenamiento y capacitación en uso de tecnologías adecuadas a la gestión y administración más eficiente, de áreas naturales protegidas.

II) Por otro lado, la Agencia EspaÑola de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID) ha coordinando las acciones del Proyecto Araucaria XXI, del que también formó parte la APN y el MERNR, junto a cooperativas de producción y ONGs conservacionistas locales. El Proyecto Araucaria XXI desarrolló planes de manejo de Áreas Naturales Protegidas, otorgó becas para investigación al interior de áreas naturales y apoyó proyectos de desarrollo sustentable de organismos estatales. Los principales objetivos explícitos de Araucaria XXI fueron: mejorar la calidad de vida y la participación de poblaciones cercanas o involucradas de alguna manera con áreas naturales protegidas, y promover el desarrollo sustentable. A continuación exponemos con mayor detalle las características de cada uno de estos dos programas de conservación y desarrollo.

Cooperación japonesa en el norte de Misiones. Proyecto Cabure-í


Mapa 1. Ubicación del área del Proyecto Cabure-í. Mapa cedido por OPDR (Hugo Chávez). En color lila el área del Proyecto Cabure-í y en color verde las áreas naturales protegidas.

La Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo (CTPD), de la cual Argentina forma parte, comenzó a tomar impulso a partir de la Conferencia llevada a efecto por la Organización de las Naciones Unidas, en la que se adoptó el Plan de Acción de Buenos Aires (1978). Las relaciones de cooperación entre Argentina y Japón no son nuevas, el convenio de cooperación entre ambos países de 1979 fue ratificado en 1981, y hasta fines de la década de 2000 JICA en Argentina abarcó áreas del desarrollo social, preservación del medio ambiente, desarrollo de la economía, educación y apoyo a la cooperación horizontal. En este marco, en el aÑo 2000, la APN solicitó asistencia técnica a JICA para diseÑar la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Iguazú. JICA por su parte contrató especialistas japoneses del Japan Wildlife Center para que se encargasen de esta asistencia.

Lo que en la propuesta de JICA se denominó Sector Este de la zona de influencia del Parque Nacional, área que limita con la localidad de Comandante Andresito, fue el sector prioritario considerando que aquí se presenta la mayor cantidad de población rural que presiona sobre el Parque. Expertos japoneses coordinaron una evaluación de los problemas del área y diseÑaron un Diagnóstico de la situación, y finalmente en el aÑo 2003 se firmó el Acta de Deliberación (Record of Discussions) entre la APN, el Ministerio provincial de Ecología, la Municipalidad de Comandante Andresito y JICA. El primer nombre del resultado de esta acta de deliberación, iniciado en el aÑo 2004, fue el de "Proyecto de Conservación del Ambiente Natural de la Región de Iguazú de la República Argentina"; luego resumido como "Proyecto Cabure-í" (en adelante PC). Los objetivos del PC alentaban el mejoramiento del sistema de manejo del Parque Nacional Iguazú y de las áreas naturales protegidas provinciales, en especial del Corredor Verde, siendo el objetivo principal fortalecer el sistema de manejo de conservación del ambiente natural (Proyecto Cabure-í, 2005). De manera específica, se trató de elevar la capacidad de manejo del ambiente natural por parte del personal de la Administración de Parques Nacionales, del Gobierno provincial y de la Municipalidad de Comandante Andresito. Las actividades realizadas a propósito de este proyecto, fueron: capacitaciones en educación ambiental y ecoturismo, diagnósticos sobre uso de la tierra en la colonia Cabure-í, seminarios y disertaciones sobre usos y circulación de información, recepción de turistas japoneses y monitoreo de programas de educación ambiental y ecoturismo. Uno de los resultados de esta cooperación fue la construcción de un centro para alojamiento de turistas en la localidad de Andresito, viviendas y oficinas en el destacamento Cabure-í dentro del Parque Nacional, junto a la colonia del mismo nombre.

El apoyo de JICA implicó desde entonces, tanto asistencia técnica como tecnológica,  donaciones, y aportes financieros a proyectos conjuntos elaborados en la zona desde ese momento. El PC se inició en marzo de 2004, originalmente la cooperación de Japón se extendió hasta marzo de 2007, para renovarse en 2008 hasta mediados del 2010. En el aÑo 2011, la cooperación de JICA involucra al proyecto "Perspectiva de conservación de  la biodiversidad de la Selva Atlántica interior en Misiones (2008-2011)", el organismo de contraparte es el MERNRyT. Nuevamente, se trata de un proyecto que tiene por objetivo la formación de recursos humanos para la gestión de áreas protegidas y la preservación de la biodiversidad en la Selva Atlántica de la Provincia de Misiones (Ministerio de Producción Secretaría de Turismo y Administración de Parques, 2009). La acción de JICA desde el 2000 se orienta así, a la capacitación y mejoramiento de "recursos humanos", tanto de organismos estatales, como de agencias ambientalistas descentralizadas.

Cooperación espaÑola en el norte de Misiones


Mapa 2. Localización de principales áreas protegidas y poblaciones aledaÑas en el núcleo norte. Cedido por el Área de planificación, Araucaria XXI.

En el aÑo 2006, a la configuración del desarrollo en el norte de Misiones se sumó el proyecto Araucaria XXI con el apoyo de la AECID, como resultado de un acuerdo entre la Agencia EspaÑola de Cooperación Internacional para el Desarrollo, APN, el Ministerio de Ecología de la provincia y la Fundación Vida Silvestre Argentina. La cooperación espaÑola para Argentina, amplió las posibilidades de la cooperación descentralizada, la cual permitió vincular directamente a ONGs y organizaciones locales con financiamiento y coordinación de agencias transnacionales. Esta es una de las principales diferencias con el accionar de la cooperación japonesa, estrechamente dependiente de acuerdos firmados entre representantes de los Estados de Argentina y Japón.

El apoyo de JICA y la emergencia de Araucaria XXI, impulsaron el nacimiento de la Oficina de Proyectos de Desarrollo Regional (OPDR), la cual se constituyó en julio de 2005 como una dependencia de APN, con los objetivos de coordinar actividades con las comunidades vecinas al Parque y con otros organismos nacionales, provinciales, municipales y extranjeros al PN Iguazú, articulando también trabajo con las demás oficinas de la Administración del Parque (OPDR, 2007). Esta oficina  fue construida con fondos de JICA y funciona en el destacamento Cabure-í, ubicada dentro del Parque Nacional Iguazú junto a la colonia Cabure-í en Andresito.

El "Plan de Manejo del Núcleo Norte de la Provincia de Misiones" elaborado en el 2007 con la participación de Araucaria XXI, casi un aÑo después de que ésta comenzó a operar, incorporó como preocupación central la articulación de las dimensiones naturales y culturales en la planificación del manejo de áreas protegidas (Revista Curí, 2009 -Publicación periódica del Proyecto Araucaria XXI). Esta preocupación llevó a incorporar temporalmente a investigadores y académicos provenientes de diferentes centros de investigación y enseÑanza universitaria, tanto nacionales como internacionales.

Durante el 2009 el equipo de Araucaria XXI tuvo como tareas prioritarias, en materia de planificación, la confección de los Planes Estratégicos y de Manejo de las mayores Áreas Protegidas del norte provincial, región que en el Proyecto Araucaria XXI se comenzó a denominar "Núcleo Norte" (delimitación geográfica que trataremos más adelante). Diferentes equipos de trabajo de Araucaria se dedicaron a trabajar sobre las problemáticas de poblaciones aledaÑas al Parque Nacional Iguazú, generándose estrategias para combinar las actividades productivas de los pobladores con la conservación. Un proyecto al que se abocaron en particular, fue el de articular las actividades de las poblaciones aborígenes con los requerimientos del turismo. Los resultados de este último proyecto fueron la construcción de stands para la exposición de artesanías y otros productos aborígenes, el armado de sendas y recorridos al interior del monte en tierras de comunidades, y la capacitación para guiar y tratar a turistas extranjeros en lo que respecta a creencias y modos de vida de la población guaraní. Un papel importante desempeÑado por Araucaria XXI se relaciona con el tratamiento de problemas jurídicos y políticos, en particular respecto a la tenencia legal de tierras por parte de pobladores rurales y comunidades indígenas, la usurpación de terrenos por parte de empresas, y la explotación ilegal de montes pertenecientes a aldeas aborígenes. Otras líneas de acción se han dedicado ejecutar proyectos para el cuidado de vertientes al interior de las chacras, y sobre la prevención de los peligros vinculados a los agrotóxicos. Se crearon para esto equipos comunitarios de trabajo, cooperativas para tratar en conjunto problemáticas locales (Cooperativa Cabure-í), y construir alternativas productivas en vistas a la sustentabilidad de los ecosistemas locales.

Hasta el aÑo 2010, Araucaria XXI implementó en el Núcleo Norte el "Proyecto de desarrollo sostenible para los pobladores locales asentados en las áreas de amortiguación del Parque Nacional Iguazú y de otras áreas protegidas provinciales, incluidas en el ámbito de incumbencia del Proyecto Araucaria XXI" (Curí, 2010). Este proyecto fue financiado por la Fundación Biodiversidad a través de la Asociación Territorios Vivos de EspaÑa. El objetivo general del Proyecto en cuestión fue favorecer el desarrollo sostenible de aldeas aborígenes y de los pequeÑos productores rurales del núcleo norte de la Provincia de Misiones, fomentando de modo principal la creación y fortalecimiento de prácticas sustentables para mantener la biodiversidad del sistema en el área de amortiguación de los espacios protegidos (Curí, 2009).

La producción de territorios y poblaciones "ambientalistas"

El gobierno del territorio que realizan las agencias de conservación y desarrollo, lleva a la producción de una nueva territorialidad en el norte de la provincia de Misiones. Cuando a lo largo del siglo XX, el objetivo de las políticas de desarrollo era la ocupación agrícola del espacio misionero, se consideró a la selva como un freno al progreso, una barrera verde cuya expansión era necesario combatir para convertirla en agrícola. Pero, con la nueva mirada conservacionista la provincia de Misiones comenzó a ser valorada entre los últimos espacios con selva del planeta. El territorio misionero pasó a presentarse por parte de las agencias de conservación como parte del ambiente global; y entre los colonos comenzó a ser común la referencia a Misiones como un "pulmón del planeta". La selva aparece como un ambiente global a ser gestionado, cuidado, porque de él depende el bienestar del mundo. De manera que los pobladores locales adquieren la responsabilidad de ser "guardianes de la selva".

En el caso de los Proyectos Araucaria XXI y Cabure-í, estos focalizan su accionar en la zona norte de Misiones, región conformada por los departamentos Iguazú y General Manuel Belgrano. Esta región es denominada "Núcleo Norte" por el Proyecto Araucaria XXI, y "Sector Norte" por JICA. Los dos departamentos presentan en su interior un alto porcentaje de áreas naturales protegidas, en torno a las cuales hay poblaciones indígenas y colonas con las que trabajan los proyectos Araucaria XXI y Cabure-í.

En Iguazú, el turismo es la principal actividad económica, mientras que la hotelería y el comercio son las principales actividades productivas generadoras de trabajo. En General Manuel Belgrano, si bien comienzan a construirse alternativas económicas ligadas al turismo, la mayor parte de su población vive de actividades relacionadas con la producción primaria. En la actualidad, los datos provisionales para el aÑo 2010 seÑalan una población de 81.215 personas para el departamento Iguazú, y 42.929 para el departamento General Manuel Belgrano. La estructura demográfica es diferencial no solo en la cantidad de pobladores, sino en el tipo de pobladores, así, el departamento General Manuel Belgrano posee una población rural mejor representada estadísticamente que el departamento Iguazú.3

La ambientalización del territorio se produce junto a cambios en la forma en que son conceptualizados los pobladores locales, ya sean los pequeÑos y medianos productores rurales de origen criollo o descendientes de inmigrantes europeos -los colonos-, o las poblaciones indígenas mbyá-guaraní. Durante la mayor parte del siglo XX, los colonos se presentaron como los heroicos constructores de la civilización en el interior de la provincia: ellos fueron quienes lucharon contra ese "infierno verde" que es la selva, abrieron la muralla de monte para permitir que la producción agrícola enriqueciese a la nueva Misiones. Pero hacia finales de la década de 1990, cuando la frontera agraria estaba terminando de ocupar las tierras fiscales con selva y se fortalecía la industria forestal, la imagen de los colonos se comenzó a transformar, se puso en discusión la relación de éstos con la naturaleza. Los colonos comenzaron a ser presentados como los destructores de la selva, responsables por las pérdidas de la naturaleza. Por entonces, se multiplicaron en los diarios locales las noticias sobre incendios forestales originados en los rozados con fuego hechos por los colonos, a su vez que se remarcaba la poca colaboración que prestan para apagar el fuego. Esta imagen de los colonos sirvió para legitimar las políticas de creación de Áreas Naturales Protegidas, como espacios de selva a salvo de los colonos, y a su vez se comenzó a asistir a enfrentamientos entre pobladores rurales y guardaparques.

Durante todo el siglo XX, las comunidades mbya-guaraní que poblaban el territorio misionero fueron expulsadas de sus territorios por la presión agrícola. A su vez, estas poblaciones se articularon con la producción rural como peones y mano de obra no especializada. En la actualidad, con el predominio de la producción agrícola y forestal, las comunidades indígenas habitan latifundios de propiedad privada y en tierras otorgadas por el Estado provincial, en condiciones de extrema pobreza, ocupándose en general como trabajadores jornaleros, así como en la producción y venta de artesanías, y la producción de subsistencia.

A partir de la presencia en la región de agencias que buscan combinar la conservación con el desarrollo, colonos y aborígenes comienzan a ser presentados por estas agencias como potenciales aliados para la conservación. Los colonos pasan a ser considerados como poseedores de capacidades para una producción artesanal, a pequeÑa escala, que se opone al tipo de producción que llevan a cabo las grandes empresas forestales que transforman grandes extensiones de selva en monocultivos de coníferas. Mientras, las comunidades indígenas comienzan a ser valoradas por su relación estrecha con el ambiente natural. Tal como seÑala un boletín del Proyecto Araucaria XXI: "La comunidad guaraní de la provincia de Misiones, al igual que la selva que los ampara, son resabios de un mundo que vivió en armonía, por comprender en su cosmovisión, una única integridad entre la vida y la muerte, entre la naturaleza y el espíritu, y por sobre toda las cosas, en el sentido de la pertenencia. La tierra no es de ellos, según su filosofía de vida, sino, que son ellos los que pertenecen a la tierra. El objetivo central de Proyecto Araucaria XXI, en particular el componente siete: contribuir a recuperar la identidad del mundo mbyá-guaraní" (Curí 2009: 2)

En este mismo sentido, el Proyecto Araucaria organizó reuniones "de recuperación de la espiritualidad guaraní", donde se consensuó con los indígenas que para la asistencia a las mismas recibirían un pago en efectivo. Dentro de este Proyecto, la cultura aborigen pasa a basarse en un "esencialismo estratégico" (Spivak, 1987; Brosius, 1999), que le da existencia como entidad cerrada, con posibilidades y limites bien definidos frente a otras poblaciones.

La noción de "esencialismo estratégico", fue desarrollada por Gayatri Spivak (1987) en relación a las estrategias políticas desarrolladas por grupos subalternos. Esta noción participa en la deconstrucción de las identidades fijas y estables, y muestra la agencia política de los grupos subalternos en la construcción de identidades colectivas. Si bien toda identidad colectiva forma parte de estrategias políticas, este concepto muestra cómo un grupo se esencializa a sí mismo en ciertas coyunturas políticas. En relación al discurso ambientalista, Tuhiwai Smith (1999) observa que diferentes grupos indígenas desarrollan argumentos basados en mantener relaciones espirituales con el universo, el paisaje, montaÑas, rocas, felinos, etc. Con esto se fortalecen distinciones y oposiciones a la lógica moderna occidental de relación con la naturaleza. Pero tal esencialismo estratégico también puede ser generado en las agencias de conservación y desarrollo. El Proyecto Araucaria XXI  ha optado por este tipo de estrategia, tal como se observa en el informe sobre  "daÑo cultural" (Araucaria XXI, 2010) que sufrieron miembros de la aldea aborigen de Iriapú en Iguazú en el aÑo 2010. En este documento se plasma este esfuerzo por construir una unidad armónica entre aborígenes, naturaleza y cultura:

"En primer lugar, surgen evidencias de un daÑo grave sobre la cosmovisión guaraní y sobre el 'estar' de la persona en su tierra. Los entrevistados manifiestan persistentemente un dolor especial causado por el espectáculo de la tierra removida, los árboles cortados, la selva destruida, las plantas y animales muertos. Este impacto que podría calificarse de 'daÑo moral' o 'psicológico', constituye en este caso, además, un importante daÑo cultural, dada la íntima relación entre la subjetividad mbya y la tierra." (Araucaria XXI, 2010).

Vale seÑalar que las concepciones esencialistas son para las agencias ambientalistas inevitables, en especial a la hora de tomar posiciones en defensa de poblaciones aborígenes, como recuerda Brosius: "...sea lo que sea lo que se propongan, los movimientos u organizaciones ambientalistas están preocupados esforzándose por valorizar comunidades naturales o culturales que históricamente han estado disgregadas, subyugadas, o de otra forma, desprestigiadas" (Brosius, 1999:280).

Otra representación que desde las agencias de desarrollo y conservación se construye sobre indios y colonos, está dada en considerarlos como "pobladores locales", con la cual se hace referencia a quienes habitan los territorios donde desarrollan proyectos estas agencias. El término "local" se presenta como una referencia universal, ya que alude a lugares indiferenciados: cada rincón del planeta es un lugar local, de manera que la identidad que adquieren los "pobladores locales" se define por oposición a lo "global" (Escobar, 2007). De esta manera, a cada actor se le asigna un campo de acción determinado al que ha de restringir sus prácticas.

Mientras las agencias transnacionales, nacionales y provinciales son presentadas en los proyectos como actores "globales", las poblaciones de colonos e indígenas son los "locales". Esto implica que a cada tipo de actor se le asignan responsabilidades ligadas a campos de acción determinados. Los globales planifican proyectos y políticas a implementar a niveles de ecoregión, ecosistema, nación, provincia; mientras que los actores "locales" tienen la responsabilidad de ser los ejecutores en el campo de tales políticas y proyectos. Queda en evidencia la diferencia en capacidades de acción y poder entre unos y otros. Las agencias "globales" de conservación y desarrollo buscan saldar este problema, otorgándoles poder a los locales o "empoderándolos" (término caro a este discurso ambientalista); pero el poder que circula en las relaciones entre "globales" y "locales" es restringido, debido que es delimitado por los primeros.

La gobernabilidad en base a alianzas. Conservación con población

Una de las bases de acción del Proyecto Araucaria XXI así como del Proyecto Cabure-í, radica en lograr que las poblaciones locales se involucren con la implementación en campo de los proyectos. Esto constituye una de las bases de legitimación de las acciones que este tipo de organizaciones lleva a cabo en la región. Asimismo, contar con la participación de pobladores locales hace posible que se implementen proyectos que van más allá de la conservación, impulsando el desarrollo. A continuación, veremos cómo se presenta el vínculo entre agencias de conservación y desarrollo, y poblaciones locales; y luego presentaremos algunas líneas de análisis que permitan estudiar la respuesta de las poblaciones frente a los proyectos de conservación y desarrollo. Vale seÑalar que frente a tales proyectos, las poblaciones también generan enfrentamientos, negociaciones y alianzas.

Hacia mediados de la década de 1990, se inició una serie de transformaciones en la relación entre pobladores rurales y el sector ambientalista. Tal proceso de transformaciones se fortaleció con la presencia de agencias de conservación y desarrollo, cuando las estrategias de conservación dejan de tener por objetivo principal incrementar la cantidad de áreas protegidas, y apuntan a establecer puentes entre conservación y producción agrícola. Entre ambos, el sector conservacionista y el de desarrollo rural, se crean alianzas que de a poco irán desdibujando los límites entre uno y otro, como consecuencia de lo cual se observa una expansión del ambientalismo a nivel de las colonias, así como el crecimiento de su legitimidad entre los colonos.4

El sector conservacionista ha desarrollado dos modalidades básicas de implementación del nuevo paradigma conservacionista. Por un lado, gestó una nueva forma de expansión territorial, buscando conectar las reservas existentes, con lo cual se pretende consolidar corredores biológicos que abarquen grandes áreas e integren diversas situaciones sociales, productivas y ambientales; el principal ejemplo de esto es el Corredor Verde Misionero. Otra de las estrategias, ha radicado en la expansión del ambientalismo hacia nuevos sectores sociales, fundamentalmente incorporándose en las actividades de conservación a agencias de desarrollo y a poblaciones locales. Las transformaciones que caracterizan este período pueden sintetizarse en cuatro procesos:

A) El sector ambientalista misionero se hace eco de cambios teóricos mundiales sobre estrategia de manejo de Áreas Naturales Protegidas, que apuntan a integrar a las poblaciones locales en los programas de conservación y en el manejo de las Áreas Naturales Protegidas. Esto comienza a verse en las reuniones ambientalistas desde la década de 1990 y se profundiza entrado el siglo XXI.5 Las ANP van siendo consideradas como territorios que deben resguardar el patrimonio natural y cultural intangible, ya no deben dedicarse sólo a la conservación de la biodiversidad. Inclusive uno de los objetivos de las ANP pasa a ser "...asegurar la provisión de servicios ambientales y contribuir al desarrollo económico sostenible. Mientras en el ámbito local, deben mejorar la calidad de vida y contribuir a la superación de la pobreza» (CLPN y AP, 2007:2).6

B) Cuando en la provincia se agotan las tierras fiscales sin ocupantes, y no hay más tierras fiscales con selva a conservar, se comienza a trabajar en la conexión de las reservas existentes y la conservación al interior de unidades productivas de colonos. En las nuevas estrategias implementadas por las agencias conservacionistas, es central el hecho de que durante la década de 1990 finaliza la expansión de la frontera agraria en la provincia, con lo cual termina la carrera entre el frente agrario y el frente conservacionista por ocupar los últimos espacios fiscales con selva. Ya no quedan más porciones públicas de selva por conservar, con lo cual los pasos que toma el frente conservacionista son consolidar las reservas ya existentes, lo que se plantea en la estrategia de establecer corredores biológicos y trabajar en la conservación de las selvas que se encuentran dentro de las unidades productivas. En tal sentido se proponen, por ejemplo, programas de desarrollo sustentable y proyectos de utilización de los bosques con fines no maderables, es decir sin desmontarlos.

C) Las agencias de desarrollo rural comienzan a integrar perspectivas conservacionistas en sus programas. La configuración del sector ambientalista a partir de los aÑos 1990, se caracteriza por contar con una fuerte participación de agencias de desarrollo rural que difunden perspectivas de desarrollo sustentable. Estas agencias permiten que el ambientalismo ingrese a la vida cotidiana de las colonias. De manera que en términos generales, estas agencias a la vez que denuncian y cuestionan el deterioro del medio ambiente derivado del modelo productivo basado en monocultivos, también impugnan las formas de distribución de la riqueza social, los procesos de concentración de la tierra y la pobreza. Las principales líneas de trabajo, además de aspectos productivos, persiguen el fortalecimiento organizativo de los productores, lo que incluye cuestionamientos de las relaciones de producción al interior del grupo doméstico. En términos generales, puede decirse que estas agencias buscan consolidar una agricultura familiar ecológica, niveles de comercialización local y la organización de los productores con participación de la mujer.

D) El marcado empobrecimiento de los colonos durante la década de 1990 favoreció que muchos productores se sumasen a propuestas de producción sustentable o agroecológica. De manera que no sólo se comienza a trabajar con la población que habita dentro o en torno a las ANP, sino que pasa a considerarse a estas poblaciones como parte de la "riqueza cultural" de las reservas. A su vez, y tal vez más importante, las ANP comienzan a presentarse como potenciales "ejes de ordenamiento regional sostenible". El documento previo al Congreso Latinoamericano de Parques Nacionales y AP de Bariloche (2007) inclusive propone que "...las ANP pueden convertirse en espacios claves que detonen el desarrollo regional y que favorezcan la superación de la pobreza y las desigualdades sociales" (CLPNy AP, 2007:5). Las políticas conservacionistas que crecientemente se implementan, apuntan a que las Áreas Protegidas no generen un costo para los pobladores locales, sino por el contrario, que sean un beneficio que les permita mejorar su calidad de vida y tender hacia el desarrollo sostenible. En síntesis, en Misiones los cambios reseÑados en las políticas conservacionistas, se han presentado de forma muy gradual, y lo expuesto en este sentido apunta a seÑalar una tendencia general en las discusiones dadas en ámbitos internacionales.

Consideraciones finales

El proceso de gobernabilidad suscita la producción de poblaciones y territorios desde sectores con intereses diversos (Foucault, 2008; Escobar, 2007). En el caso aquí analizado, la tendencia para el gobierno del territorio y las poblaciones se basa en la construcción de alianzas. Agencias transnacionales de desarrollo y conservación como JICA y AECID, buscan puntos de acuerdo con organismos estatales, investigadores y miembros de ONG's no gubernamentales. En estas alianzas se generan estrategias que esencializan la relación de las comunidades locales con la naturaleza. La idea de que es posible recuperar la comunión quebrantada entre comunidades locales y naturaleza, es una de las bases de los proyectos de acción conservacionista y de desarrollo social. Para Araucaria XXI por ejemplo, "La comunidad guaraní de la provincia de Misiones, al igual que la selva que los ampara, son resabios de un mundo que vivió en armonía, por comprender en su cosmovisión, una única integridad entre la vida y la muerte, entre la naturaleza y el espíritu, y por sobre todas las cosas, en el sentido de la pertenencia. La tierra no es de ellos, según su filosofía de vida, sino, que son ellos los que pertenecen a la tierra." (Aguyjevete, 2007:1).

Para justificar proyectos, financiamientos e intervenciones varias los organismos estatales, agencias transnacionales y Ong's locales necesitan homogeneizar poblaciones objetivos (Scott, 1998; Arach, 2003). En este sentido, el aporte de cualquier esencialismo, estratégico o romántico (Brosius, 1999), otorga fuerza política a agencias ambientalistas y organismos estatales. Estos esencialismos, también dan visibilidad a grupos con problemas y características particulares, pero oscurecen la comprensión de la situación actual de estas poblaciones en términos de  procesos económicos y políticos concretos.

Brosius (1999) distingue al esencialismo estratégico del esencialismo romántico, ligando el segundo a un sesgo frecuente entre científicos sociales, y el primero a una visión de lucha política comprometida con objetivos civiles responsables. El primero involucraría de modo fundamental a defensores de los derechos de comunidades aborígenes, y el segundo a los antropólogos de comienzos de la antropología. SeÑala Brosius "... es bastante irónico que justo en el momento en que los antropólogos han adoptado una perspectiva crítica, comunidades históricamente marginadas han comenzado a reconocer la potencia política de los esencialismos estratégicamente desplegados." (Brosius, 1999: 281). Pero el trabajo antropológico, según Brosius, suele crear nuevas formas de esencialismo "La ironía aquí es que en el proceso mismo de tratar de poner en primer plano la existencia de zonas de enfrentamiento, el aparato analítico que empleamos en la descripción de esas zonas tiene el efecto de la rutinización y naturalización de las luchas." (Brosius, 1999: 281). La ironía indica de alguna manera, el peligro de volver a la antropología una intermediaria política "neutra" de grupos de interés incluso opuestos.

Al extremar posturas afines con la lucha por los derechos aborígenes, y opuestas al olvido de aquellos en planificaciones políticas, culturales y económicas, emergen conceptualizaciones tan esencialistas como las posturas contrarias. De acuerdo con Dove, el problema de las apuestas desarrollistas-indigenistas es que "Al problematizar una supuesta división entre lo local y lo extralocal, el concepto de conocimiento indígena oscurece los vínculos existentes o incluso la identidad entre ambos y puede privilegiar a autoridades políticas, burocráticas, con un interés personal en la distinción (ya sea para el mantenimiento o  el colapso de aquellas)" (Dove, 2007:196). De no tomarse como problema este punto crucial, la intermediación política descontrolada asumirá diversas posturas "comprometidas" que poco tienen que ver con el respeto hacia modos de vida diferentes. En otras palabras, "....es necesario analizar los conocimientos locales como formas de conocimiento sumamente situadas, que han estado sujetas a múltiples formas de dominación e hibridación."(Nygren, 1999: 270).

Notas

1. Datos del Censo Nacional 2001, INDEC 2001.

2. Proceso ligado a lo que Agrawal (2005) ha denominado "environmentalism".

3. Por ejemplo puede verse en el IV Congreso Mundial de Parques Nacionales realizado en Caracas (1992), el I Congreso Latinoamericano de Parques Nacionales y Otras Áreas Protegidas, en Santa Marta (Colombia, 1997), o el V Congreso Mundial de Parques en Durban (Sudáfrica, 2003).

4. En el documento preparatorio al II Congreso Latinoamericano de Parques Nacionales y otras Áreas Protegidas (Bariloche, 2007) se seÑala que "Las ANP no solo son los espacios que permiten la evolución de la biodiversidad del planeta y su conservación en el largo plazo, sino que son también los espacios más importantes que proporcionan un conjunto de servicios ambientales que no han sido valorados y que ofrecen a la población humana opciones económicas directas para el bienestar social" (Comité Organizador CLPNy AP, 2007, pp.4).

5. Las traducciones al espaÑol aquí presentadas, de textos originalmente escritos en inglés, han sido realizados por los autores de este artículo.

6. Área de amortiguamiento o "buffer zone", es la denominación de la franja de territorio que rodea al núcleo de las áreas  naturales protegidas. La función de esta zona es amortiguar el efecto antrópico sobre los ecosistemas resguardados.

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