SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número20La construcción de un parque temático religioso como ciudad análogaMetafísicas caníbales: Líneas de Antropología Posestructural. Eduardo Viveiros de Castro. Katz Editores. Madrid. 2010 índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

  • Não possue artigos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Avá

versão On-line ISSN 1851-1694

Avá  no.20 Posadas jun. 2012

 

ARTÍCULOS

Esa cancha es nuestra: una etnografía con niÑ@s sobre espacio público

This field is ours: an ethnographic with children about public space

 

Jesús Jaramillo*

* Profesor en Ciencias de la Educación. Becario de Investigación de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Comahue (FCE-UNCo). Maestrando en Investigación Educativa mención Socioantropológica en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba (CEA-UNC). E-mail: jesusnqn@gmail.com

 


RESUMEN

En este artículo analizo las formas de aprehensión discursiva y los usos de la cancha de futbol de un grupo de niÑos y niÑas que viven en una zona "periférica" de la ciudad de Neuquén, provincia del mismo nombre, al norte de la Patagonia Argentina. Para ello recupero los relatos de un trabajo de campo etnográfico realizado en 2010 que incluyó un trabajo en colaboración con niÑos y niÑas con los que hicimos recorridas por el barrio, entrevistas, registros fotográficos, producciones gráficas y narrativas. A través de la descripción de sus narraciones y considerando al espacio como "lugar practicado" (De Certeau, 2007) que incluye el relato del mismo, recupero aspectos significativos y simbólicos de su cotidiano social para mostrar las formas en que estos niÑos y niÑas construyen y definen el espacio público en contextos urbanos.

PALABRAS CLAVES: Etnografía; Narraciones; Trabajo en colaboración con niÑ@s; Espacio público.

ABSTRACT

In this article I analyze the discursive forms of apprehension and uses of a soccer field to a group of children living in a "peripheral" in the city of Neuquén, province of the same name, in northern Patagonia, Argentina. For that, recovery stories of ethnographic fieldwork conducted in 2010 which included collaborative work with children with whom we traveled through the neighborhood, interviews, photographs, graphics and narrative productions. Through the description of his stories and considering the space as "practiced place" (De Certeau, 2007) that includes the story of it, recover significant and symbolic aspects of their everyday social to show the ways in which these children build and define the public space in urban contexts.

KEY WORDS: Ethnographic; Narratives; Collaborative work with children; Public space.


INTRODUCCIÓN, EL RELATO DEL TEXTO.

En este artículo me interesa reflexionar sobre los diferentes modos en que niÑos y niÑas se apropian del espacio público en contextos urbanos de desigualdad y pobreza.1 Para ello, analizo las formas de aprehensión discursiva y los usos de la cancha de futbol de un grupo de niÑ@s que viven en una zona "periférica" de la ciudad de Neuquén, provincia del mismo nombre, al norte de la Patagonia Argentina. En este sentido, recupero sus relatos a partir de un trabajo de campo realizado entre los meses de octubre y diciembre de 2010 en el barrio Toma Norte, en el marco de un proyecto más amplio de investigación etnográfico orientado hacia el estudio de las infancias y las dimensiones políticas de las prácticas escolares.2 El mismo incluyó, además de las estrategias habituales utilizadas en una etnografía, un trabajo en colaboración con niÑos y niÑas entre 8 y 14 aÑos de edad con los que hicimos recorridas por el barrio, entrevistas, registros fotográficos, confecciones de mapas y producciones narrativas. Incluir sus visiones, interpretaciones y prácticas me permitió conocer y registrar aspectos significativos y simbólicos de un espacio barrial en particular compartido por el grupo: la cancha de futbol. Pude advertir, a partir de esto, que las narraciones de l@s niÑ@s referidas a la cancha comunicaban significados de actuación, identificación y vínculo con el espacio público que, a su vez, referenciaban aspectos de la comunidad local en la que viven.

De acuerdo con esto, he decidido organizar el trabajo en tres apartados centrales. En el primero, describo la importancia de lo espacial como organizador de sus representaciones y relatos (Milstein, 2010), y como lugar de apropiación, identificación y movilidad social. En el segundo, tomo dichos enfoques para caracterizar y analizar las referencias de la cancha tanto histórica como espacialmente, lo que me permitirá indicar que alrededor de la cancha se sitúan, se perciben y se viven otros lugares del barrio. A través de ambos análisis, finalmente, intento mostrar cómo l@s niÑ@s mediante prácticas singulares y colectivas participan muy activamente en la tarea de construir y definir el espacio público urbano.

EL ESPACIO COMO ORGANIZADOR DE EXPERIENCIAS

Como parte del proyecto general en el que se inscribe este trabajo, el primer acercamiento al campo como investigador fue con la escuela estatal primaria N°312 cercana al barrio, en donde realicé observaciones y entrevistas a diferentes actores escolares aunque atendiendo en particular a niÑos y niÑas. En el proyecto estaba claramente expuesta la intención de dar visibilidad a este conjunto de actores por lo general ausentes en las relaciones entre escuela y política (Milstein, 2009 y 2010b). Esto hizo que durante varios meses mantuviera conversaciones informales con niÑ@s de diversas edades en situaciones de clases y recreos.

En el transcurso de esos primeros encuentros, advertí que la mayor parte del alumnado que asistía a esta escuela era del barrio Toma Norte3, en su mayoría perteneciente a sectores pobres, ligados al trabajo precario, temporario e informal y a subsidios y programas estatales. El esfuerzo por llegar a captar su perspectiva, hizo que junto con otra colega nos acercáramos al barrio para indagar las relaciones vinculadas a los complejos sistemas sociales que atraviesan a la escuela (Nespor, 1997). Al mismo tiempo, buscábamos un espacio en el que pudiéramos hacer trabajo de campo en colaboración con niÑ@s. Conocimos entonces el comedor comunitario Toma Norte, espacio en el que todas las tardes alrededor de unos veinte niÑos y niÑas esperan recibir la cena que el "Cefe -así es nombrado por ell@s- y algunas mujeres preparan en la cocina del lugar. Allí conocimos por primera vez al grupo de niÑ@s con los que luego hicimos trabajo de campo, todos ell@s alumn@s de las dos escuelas más próximas al barrio, escuela N°312 y N°336.

Así fue que el grupo inicial estuvo compuesto por Fernanda, su hermano Ernesto y Jhony, Alejandro, Ruth y su hermana Violeta. Luego se sumaron Jhon, Marcos, Elías (hermano de Ruth y Violeta), Nico, Pedro y, con menos frecuencia, Lucas (hermano de Marcos). En total, fueron tres niÑas y nueve varones los que conformaron el grupo y con quienes trabajamos intensivamente durante tres meses. Nuestro lugar de encuentro, elegido por el grupo, fue el comedor. Allí nos juntábamos los días sábados durante un periodo de una o dos horas en las que realizamos conversaciones grupales, observaciones, entrevistas grabadas y escritas, registros fotográficos con lo que luego hicieron una lectura de las imágenes y la confección de mapas individuales del barrio y uno colectivo. Además armaron un libro al que le pusieron "Grupo Conociendo Toma Norte" donde pueden leerse algunas narraciones referidas a las fotos que ell@s mism@s seleccionaron para su confección. El conjunto de estas actividades estuvieron orientadas a conocer lo que pensaban y sabían del barrio, aunque también se incluyeron las voces de vecin@s adult@s. En los dos primeros encuentros, presentamos nuestro proyecto y comentamos los roles de cada integrante, hicimos un listado de aquello lugares a los que les gustaría sacar fotos y elaboraron preguntas para entrevistar a vecin@s. A modo de ejemplo, transcribo las que dijeron y anotaron en sus cuadernos: ¿cómo se fue creando el barrio? ¿cómo se fueron juntando los vecinos? ¿cómo se conocieron? ¿cómo se ayudaron sin problemas? ¿cómo era el barrio antes? ¿cuánto hace que vive acá? A partir de estas preguntas, l@s niÑ@s recogieron testimonios de familiares, vecin@s y propios. En una entrevista realizada por Jhon, un vecino afirmó: "somos un barrio que estamos en la barda4, cuesta que llegue el agua". En general, l@s adult@s seÑalaron su llegada al barrio "cuando no había luz, no había agua, no había gas, no había nada...". Al momento de hacer con el grupo la primera recorrida por el barrio, Fernanda dijo que "acá hay chorrerío, hay que tener cuidado, que no hay que traer mochila porque pasan con las motos y te las arrancan". En varias oportunidades nos contaron hechos relacionados con el "chorreo del barrio", las bandas del lugar y la muerte de algunos de ellos. La primera vez que hablé con Alejandro (el más pequeÑo) comentó que hace mucho que su mamá vivía en el barrio y que trabajaba todo el día, que se tomaba el cole, y que su papá era chileno. Ese mismo día pregunté al grupo por el nombre del barrio y Fernanda contestó: "porque esto era una toma, creo que por cómo son las casas".

El barrio Toma Norte forma parte de la zona oeste de la ciudad neuquina caracterizada como un enclave de pobreza urbana cuya geografía barrial combina diferentes planes de vivienda ubicados en el barrio Gran Neuquén Norte y una extensa zona lindante conformada por la ocupación espontánea de terrenos que los habitantes del lugar denominan "tomas".5 Una maÑana de sábado del mes de octubre, caminamos por la calle principal del barrio -que luego nombraron como "Rodhe"-  hasta una esquina en que Violeta nos indicó que había que doblar para ir a su casa. Luego decidimos acompaÑar a Fernanda hacia al final de la "Rodhe", lo más alto del barrio. En ese lugar l@s niÑ@s me indicaron una cancha de futbol y alcancé a observar un espacio amplio al pie de la barda, cercado con alambre tejido y dos arcos, pero sin gradas ni pasto. Ese día había una cantidad de niÑos, niÑas, hombres y mujeres en su mayoría jóvenes que, según el grupo, estaban festejando el día de la madre. Y agregaron que todos los vecin@s habían sido invitados al lugar. Esa fue la primera vez que l@s niÑ@s hablaron de la cancha.

Como indiqué más arriba, también hicieron un listado de lugares para fotografiar. Nombraron una canchita, la plaza, la comisaría N°18, el comedor, la barda que está detrás de la canchita, y el hospital público y el supermercado Topsy que se encuentran ubicados más allá de la avenida Novella que separa al barrio Gran Neuquén Norte del Gran Neuquén Sur. Sin embargo, al momento de salir de recorrida con la cámara eligieron fotografiar unas casillas de madera muy precarias que el grupo definió como el lugar "de mayor pobreza" y la cancha de futbol vista desde la barda. Más adelante, cuando ya habían transcurrido un poco más de tres semanas de trabajo de campo, le propusimos a cada niÑ@ que confeccionara un mapa del barrio con el objetivo de representar lo que hasta ese momento habíamos explorado en nuestras recorridas y conversaciones entre nosotros y con vecin@s del lugar. En ese proceso de elaboración los varones fueron los que dibujaron ocupando toda lo hoja, y del conjunto de lugares mencionados cuatro forman parte de un mismo relato: la calle principal, el comedor, un lugar vacío reservado para lo que ellos nombraron como "acilo" 6 y la cancha de futbol Toma Norte (Imagen 1 y 2). Ese día, Ruth y Fernanda no pudieron asistir al encuentro, sin embargo éstos y otros lugares ya habían sido nombrados, fotografiados y recorridos también por las niÑas. En general, coincidieron en destacar la "barda roja" diferenciándola del resto de las bardas, sus casas y otras identificadas con nombre y una cancha de futbol más pequeÑa que a veces también suelen jugar y entrenar. Sólo a dos niÑos se les ocurrió dibujar las dos escuelas primarias cercanas al barrio, "el jardín 42", "la comisaría 18" y el "puesto de seguridad" que se ubica sobre la barda (Imagen 3 y 4). A partir del registro de estas experiencias de trabajo de campo, advertí que l@s niÑ@s construyeron y organizaron sus representaciones y relatos apelando constantemente a dimensiones espaciales (Milstein, 2010). En este sentido, el espacio condensó "lo vivido" por el grupo en el seno de un conjunto de relaciones sociales y circunstancias.


Imagen 1. Mapa realizado por Yon y Nico.


Imagen 2. Mapa realizado por Marcos.


Imagen 3. Mapa realizado por Lucas.


Imagen 4. Mapa realizado por Elias.

En la búsqueda por entender esto que había llamado mi atención, me apoyé en mis lecturas de Michel de Certeau (2007) para pensar al espacio constituido por el conjunto de acciones y discursos de sujetos históricos. Esto me permitió mirar a la cancha nombrada por niÑas y niÑos, y dibujada por éstos últimos, como espacio social. En este sentido, creo conveniente subrayar la diferencia y, al mismo tiempo, la implicancia que tiene esa doble dimensión - material y social - del espacio. En relación a esto, De Certeau, retomando a Merleau-Ponty, plantea una distinción entre "lugar" y "espacio":

 "Un lugar es el orden (cualquiera que sea) según el cual los elementos se distribuyen en relaciones de coexistencia (...) Hay espacio en cuanto que se toman en consideración los vectores de dirección, las cantidades de velocidad y la variable de tiempo. El espacio es un cruzamiento de movilidades. Está de alguna manera animado por el conjunto de movimientos que ahí se despliegan" (De Certeau, 2007:129).

De este modo, es importante para mi argumento, entender al espacio como "lugar practicado" (De Certeu, 2007)que incluye la interlocución y circulación de prácticas singulares y colectivas mediadas por el relato. Los relatos en este artículo son "recorridos de espacios" con valor de sintaxis espacial. Desde esta concepción epistemológica de realidad, de origen psicoanalítico, las narraciones sobre el espacio de nuestros interlocutores privilegiados - niÑos y niÑas -  no son meras enunciaciones desplazadas y trasladadas al campo del lenguaje, sino redefinidas desde el aspecto simbólico como constituyentes del espacio. En la visión de estos niÑ@s el espacio es, ante todo, vivido y representado y no solamente geométrico, homogéneo y abstracto (Segaud. En Lemay, 2009). Aquello que dibujaron fue acompaÑado por comentarios y escritos como "ésta es la canchita", "acá tiene que haber césped", "lo pinto de verde", "así tiene que ser", "acá jugamos nosotros", "este cerco se lo robaron todo". Esto último hizo que los niÑos contaran enojados que unos días antes habían robado todo el alambrado de la cancha y que sabían quién había sido. A medida que nos alejamos del centro de los mapas, cobra mayor visibilidad la cancha como espacio de recreación, identificación y movilidad social.

LA CANCHA: EJE Y REFERENCIA

Como puede observarse en los mapas, la calle "Rodhe", la cancha y la barda son espacios significativamente más grandes que otros. La "Rodhe" es el espacio que l@s niÑ@s subrayan con mayor vida social y comercial del barrio. En dos de las fotos sacadas por ell@s, se observa el "kiosco la familia" y la garita de la parada del único colectivo que pasa por esa calle para "entrar" al barrio. Según l@s niÑ@s, el cole sirve para llevar y traer a la gente cuando va o viene de trabajar, por eso en la imagen 2 y 3 puede verse dibujado el colectivo aunque sin ningún tipo de referencia. Así, la "Rodhe" sobredimensionada en relación a las casas del lugar, aparece en los dibujos como vehículo de entrada y salida al barrio. La primera vez que decidimos conocer el barrio junto al grupo, Violeta propuso caminar por esta calle en dirección más arriba, "hasta la cancha", aclaró.  

Precisamente, lo más relevante en los mapas fue la cancha. En más de una ocasión el grupo comentó que a menudo se juntan ahí para realizar actividades sociales que muchas veces coincide con festejos barriales (día de la madre, día del niÑo o algún día patrio, por ejemplo). Esto hizo que una vecina del lugar, en alguna oportunidad, mostrara entusiasmada fotos en la que Violeta y Fernanda junto con otras niÑas, aparecían jugando, disfrazadas o tomando la leche. Cuando le preguntamos a los niÑos sobre aquello que habían dibujado dijeron que se repetía la canchita, que aparecía en todos lados porque "ahí hacen entrenamiento y juegan a la pelota", y que "algunas nenitas juegan al vóley". NiÑos y niÑas nombran, dibujan y ocupan la cancha, allí pasan gran parte de su tiempo, sobre todo antes y después de la escuela, durante los fines de semana y en vacaciones. No tardaron en decir "esa cancha es nuestra".

Al encuentro siguiente de haber elaborado estos mapas, le propusimos al grupo que dibujaran entre tod@s en un papel afiche un mapa del barrio (Imagen 5). Su dibujo fue muy parecido a los mapas individuales y su proceso de elaboración esta vez incluyó el trazo de las niÑas, lo que me orientó una vez más en el análisis de la percepción colectiva del lugar.


Imagen 5. Mapa elaborado por el grupo.

Nuevamente lo primero que dibujaron fue la cancha, luego la "Rodhe", el comedor, sus casas y algunas viviendas de vecin@s que en esta oportunidad fueron identificadas y caracterizadas. A ambas orillas de la "Rodhe" en color rojo y negro, puede leerse: "casa ciber, casa robona, casa viejos, el viejo que no saluda, casa real, grupo jeo, casa pincha pelotas, grupo mariyen, testigos, casa gorda sapa, bruja, casa del pool, casa de la bieja loca, cosa de la gey, casa mía Yhon, casilla, tasista, biejo jil, cuidador de los perros, piba fea". Como se puede apreciar, l@s niÑ@s conocen a sus vecin@s y, además, estiman saber lo que "hacen".

Asimismo, resulta interesante advertir que los dibujos de l@s niÑ@s expresan un sentido de realidad en torno a la casa que tienen y no a la que quisieran tener (Vogel y otros, 1995). En general, las casas son pequeÑas y apretadas entre sí, sin ninguna división en su interior. La plaza y las escuelas no aparecen y la única calle que se destaca es la "Rodhe". En este caso, aparece dibujada como algo más que una línea divisora que seÑala la vereda del conjunto de las casas. Sobre ella se encuentran algunos comercios ("menduca", "kiosco claudia") y el recorrido del colectivo que esta vez fue identificado con el nombre de la empresa encargada del servicio de transporte público en la ciudad: "indalo". Los comentarios sobre la "Rodhe" también mi indicaron una referencia del camino por el cual la gente del lugar (incluido ell@s) puede llegar a su casa. Se constituye, entonces, en el espacio barrial que padres, madres y niÑ@s recorren diariamente. Más de una vez me encontré con l@s niÑ@s en diferentes esquinas de la "Rodhe", solían estar en grupo hablando o esperando en la vereda de la casa de alguno de sus compaÑeros. Asimismo comentaron que sobre la "Rodhe", en el negocio de "la menduca", también se puede comprar droga, "todo el mundo lo sabe" dijeron. Ernesto, refiriéndose a la calle, seÑaló "acá después de las nueve o diez te roban, sobre todo mochilas".

En relación a la cancha, Fernanda indicó a sus compaÑeros dónde debían dibujarla para luego ubicar la Rodhe y demás calles. Nuevamente la organización espacial del barrio quedó circunscripta a la cancha. "Así tiene que ser la cancha", dijo Elías mientras resaltaba con color verde ese espacio. Y agregó que el verde representaba el césped de una cancha de futbol y aclaró: "como debe ser una cancha de futbol". Cuando preguntamos al grupo de quién dependía la cancha respondieron "depende de nosotros", y al preguntar sobre algún encargado, Elías contestó "el encargado no es nadie, es pública". Así, lo público fue definido como aquel espacio "que lo pueden usar todos". Violeta, como varios de l@s niÑ@s del grupo, con frecuencia recordó algún festejo en el que había participado y que se había realizado en la cancha, "suelen ir todo los pibitos", dijo Ruth. Transcurrido algunos meses, los niÑos y dos de las niÑas me invitaron a mirar partidos de futbol en el que ellos fueron protagonistas. En esos encuentros, Ruth comentó quiénes jugaban, de qué equipos se trataba y a quién debíamos hacerle "hinchada". Es posible decir, entonces, que para estos niÑ@s la cancha se constituye en espacio abierto, público y de uso compartido. En relación a esto, en una conversación en el comedor, dos niÑos contaron que habían jugado en la cancha "Maronese", un club de futbol privado cercano al barrio, y que habían pagado cincuenta pesos la inscripción y cincuenta pesos por mes, pero que "no les cabía" porque siempre "jugaron más en un equipo de barrio", sentenciando que "los del maro son re creídos". En ocasiones, l@s niÑ@s y algunos vecinos se juntan alrededor de la cancha. A medida que fui conociendo a la gente del lugar, los adultos también hablaron de la cancha como el lugar en que se hacen "festejos del barrio". Como vemos, los modos de apropiación de la cancha trascienden al futbol, adquieren un valor de encuentro y reconocimiento. L@s niÑ@s han sido testigos de la creación de la cancha, proceso en el que se reconocen partícipes activos. En varias oportunidades recordaron que "Palito", el papá de Pedro, fue quien tuvo la iniciativa de hacer la cancha con algunos elementos de una plaza que estaban abandonados en lo que fue un "descampado".

"Mi papá la empezó a hacer esa cancha. La hizo con la placita que había ahí, porque había yuyos y mi papá empezó a sacarlos (...) un día estaba a palo de madera y unos pibes (...) rompieron los arcos de madera y mi papá cortó una placita e hizo los arcos. Ahora esos arcos, los hizo con fierros" (Conversación informal con el grupo, 24/10/2010).

"[Palito] se levantaba muy temprano para irse a trabajar y le cebaba mate al de la máquina y le decía si por favor no podía tirar el baldío más para atrás porque era todo un descampado acá enfrente donde está la cancha" (Entrevista del grupo a una vecina, 31/10/2010).

Si bien estos relatos deben entenderse como parte del conjunto de diálogos con el mundo adulto (Szulc, 2006; Milstein, 2008 y 2010a), no puede perderse de vista el modo genuino en que estos niÑ@s se apropian de aquello vivido. En efecto, l@s niÑ@s contaron la historia del barrio a través del espacio de la cancha: "ahí antes había una placita", "antes había yuyo acá", "esto era un descampado", "les decimos a los políticos que arreglen la cancha pero no hacen nada". En ese proceso de "toma" a "barrio" l@s niÑ@s vivieron, entre otras cosas, la creación de la cancha, un aspecto importante que hace que el grupo la considere propia. La vez que comentaron los mapas, el grupo dijo que la cancha era lo que más aparecía: "Está la cancha, mi casa, la casa de Nico", "yo vivo en frente de la cancha" comentaron dos niÑos. Un medio día, estando en el comedor, varios de l@s niÑ@s sacaron algunas guirnaldas que colgaban de las paredes y luego decidieron llevarlas a nuestro recorrido semanal que, al igual que otras veces, finalizó en la cancha. En ese momento, decidieron "adornar la cancha" colocando sobre una parte del alambre tejido las guirnaldas con las que un rato antes habían estado jugando. Uno de los niÑos recordó que una semana anterior a ese día, la cancha también había estado adornada porque habían festejado el día de la madre, que lo hacía porque le había gustado que hubiera peloteros y guirnaldas de distintos colores. A su vez, cuando preguntamos por la Toma Norte 2, l@s niÑ@s la identificaron como "los que les habían robado el cerco de la cancha", y uno de los varones agregó: "espero que tengan una cancha, espero". Recuerdo haberles dicho que creía que tenía una cancha, pero preguntaron si tenía reja, entonces "Jon" resaltó que "eran más pobres". Asimismo, en una entrevista que Pedro realizó a su mamá, preguntó sobre aquello que le gustaría que se mejore del barrio. La mamá seÑaló la importancia de tener "espacios verdes, una plaza bien linda como para ir a tomar mate ahí y salir de lo común de acá". Sin embargo, Pedro no tardó en preguntar por la cancha, lo que hizo que su madre agregara al discurso una consideración particular respecto de mejorar la cancha y la necesidad de "que los vecinos no anden robando el cerco". Es alrededor de la cancha que se sitúa, se percibe y se viven otros lugares del barrio. Desde el punto de vista de estos niÑ@s, el espacio de la cancha organizó la representación del barrio en su totalidad. Se trata de un espacio vivido, experimentado y re-definido por la intensidad de las relaciones sociales (Massey, 1994) y las interacciones cotidianas del grupo.

  NIÑOS Y NIÑAS CONSTRUYEN Y DEFINEN EL ESPACIO PÚBLICO

Describir esta experiencia de trabajo de campo, entre otras cosas, me permitió entender cómo l@s niÑ@s re-definen su lugar en el mundo. Ello supone trabajar a partir de dos principios teóricos y metodológicos que deseo subrayar: el primero, obedece en reconocer a l@s niÑ@s con agencia en las relaciones sociales y en su producción de sentidos y significados; el segundo, mi interés por considerarlos interlocutores de sus experiencias cotidianas e incorporarlos como colaboradores etnográficos. Los niÑos y las niÑas, con sus reflexiones y acciones dan cuenta de una participación ciudadana situada en una desigualdad social y cultural particular. De este modo, el énfasis en sus relatos no sólo obedece a la imagen geográfica que ell@s construyen de su contexto próximo en términos de cantidad de espacios reconocidos o lugares preferidos, sino un interés por estudiar la forma en que viven y transforman el espacio público urbano. Incluso Brian Harley (2005), en sus estudios sobre la historia de la cartografía, sugirió estudiar a los mapas como fuentes de la historia cultural y social en tanto son algo más que una mera descripción, son textos culturales que emplean "significados, acontecimientos y objetos dentro de movimientos y estructuras más amplias". En este sentido, la cancha sirve de ejemplo para visibilizar el modo en que l@s niÑ@s se apropian del espacio público en las llamadas "periferias" urbanas, como despliegue de una actividad social que propicia la relación e identificación entre ell@s y con sus vecin@s.

La manera en que lo realizan debe entenderse de modo distinto al sentido moderno que adquiere el vínculo social con el espacio público. Las formas de percibir, sentir, valorar, pensar y actuar en los espacios públicos han sido habitualmente miradas y analizadas desde la determinación del Estado y sus instituciones. Comprendido de este modo, el espacio público en tanto forma de vincularse con los otros y de participar en un proyecto común de nación, siempre estuvo vinculado a una normativa estatal presente en instituciones de propiedad pública (escuelas, universidades, hospitales, parlamentos, etc.). Es por eso que, en Argentina, lo público quedó más asociado a una concepción institucional-estatal formal que a una idea de ocupación y participación genuinamente ciudadana. Sin embargo, la dinámica propia de la ciudad y las prácticas de sus agentes crean espacios públicos reconocidos no necesariamente como estatales.

En los relatos de estos niÑ@s la cancha pertenece a un "nosotros" que identifica tanto al grupo como a los demás vecin@s jóvenes y adult@s del barrio. Esto supone un dominio público, un uso social colectivo que para l@s niÑ@s trasciende el futbol y su entrenamiento, es pensado, construido y valorado como espacio de encuentro, reunión y festejo. Esto hace que la cancha adquiera para estos niÑ@s dos sentidos ambivalentes que encierran la generalidad de "lo público": espacio que es "de nadie" y al mismo tiempo un lugar de "todos", de pertenencia y encuentro entre ell@s y con otros grupos de niÑos, niÑas y jóvenes del barrio y otras "tomas" cercanas al mismo.

De acuerdo con esto, las formas de participación de estos niÑos y niÑas se encuentran definidas por su capacidad de actuación respecto de la cuestión de "quiénes son", íntimamente ligada con "dónde están" y "dónde están los otros" (Gustafson, 2009). En una de nuestras recorridas habituales por el barrio, l@s niÑ@s mostraron un cartel casero con letras grandes que colgaba del alambrado de la cancha en el que se leía: "cuidemos la limpieza". No solo decidieron sacarle una foto, además la pegaron en el libro realizado por ell@s comentando que aquel cartel había sido colocado para que cuando se hagan las fiestas, la cancha pueda estar limpia. "Nosotros con los chicos siempre vamos, limpiamos toda la cancha y tiramos la basura a la barda", "Nosotros le decimos a los que viven más cerca que la vigilen", dijo Elías. Estas situaciones son las que me permiten advertir que no es el Estado el que l@s convoca, son los niÑos y las niÑas los que en diferentes momentos participan y se involucran en este espacio, generando un modo de definir "lo público". Al ser "de todos", se construye un espacio de apropiación, representación y movilidad social. La particularidad e importancia de sus prácticas singulares y colectivas radica en su estrecha vinculación con la forma en que estos niÑ@s viven la cancha y, por intermedio de ella, "la toma". En nuestro país, la toma de terrenos urbanos ha sido un fenómeno acentuado en estos últimos quince aÑos cuyas características remiten a contextos de desigualdad y pobreza, la contraparte de esta tendencia emana de las prácticas cotidianas de estos niÑ@s que intervienen en las relaciones de la vida social, redefiniendo su lugar en el barrio y su modo de vivir la niÑez de acuerdo a los modos en que los espacios públicos son re-construidos en su habitar.

Notas

1. Una primera versión de este artículo titulada "Yo, de Toma Norte. Esa cancha es nuestra: Narraciones etnográficas con niÑ@s sobre espacio público", fue presentada en las I Jornadas sobre Etnografía y Procesos Educativos en Argentina, realizadas en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES) de Buenos Aires,  los días 16 y 17 de Junio de 2011.

2. Proyecto de investigación "La escuela y las infancias: otras dimensiones de lo político. Un estudio etnográfico en escuelas primarias de la ciudad de Neuquén" acreditado y subsidiado por la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), y dirigido por la Dra. Diana Milstein. Agradezco sus comentarios y sugerencias para la versión final del texto.

3. La escuela N°312 se encuentra a unas ocho cuadras del punto céntrico del barrio Toma Norte al pie de la barda, situación que varía según el lugar de ubicación de las casas (más abajo o más arriba). Lo cierto es que durante los horarios de entrada y salida de ambos turnos, diariamente una cantidad de madres, padres, niÑos y niÑas "suben" y "bajan" para acudir a la escuela.

4. El término "barda" se utiliza para referirse a una especie de montaÑa no muy alta, característica de la Patagonia Argentina, de tierra árida y rocosa, con una forma plana en la parte superior debido a la erosión del viento.

5. En general las viviendas de la zona son de ladrillo, otras de madera con techo a dos aguas de chapa o cartón. Este tipo de vivienda resulta más precario en aquellas "tomas" que son relativamente nuevas en su asentamiento. En el transcurso de elaboración de este artículo, pude experimentar en más de una oportunidad esta situación en algunas de las "tomas" que actualmente se han conformado en el oeste de la ciudad.

6. El uso de esta forma idiomática, como otras usadas en este trabajo, muchas veces no se corresponden con la forma oficial. Sin embargo, recupero las maneras de nombrar de los niÑos y las niÑas, como una forma de indicar las transformaciones que éstos hacen a las normas o convenciones ortográficas.

BIBLIOGRAFÍA

1. De Certeau, Michel 2007. La invención de lo cotidiano. 1 Artes de hacer. México: Universidad Iberoamericana, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.         [ Links ]

2. Gustafson, Katarina 2009. "Us and them - children´s identity work and social geography in a swedish school yard" En: Ethnography & Education, London: Routledge, Taylor & Francis Group Vol 4, N°1, pp.: 1-16          [ Links ]

3. Harley, John Brian 2005. "Hacia una deconstrucción del mapa". En: Laxton, Paul (Comp.) La nueva naturaleza de los mapas. Ensayos sobre la historia de la cartografía, México: Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

4. Lemay, Marie 2009. "ReseÑa de 'Anthropologie de l'espace' de Marion Segaud". En: Centro-h, N°3. Recuperado el 23 de abril de 2011, de http://redalyc.uaemex.mx/pdf/1151/115112536010.pdf         [ Links ]

5. Massey, Doreen 1994. "General Introducción". En: Space, place and gender, Minneapolis: Univesrity of Minnesota Press        [ Links ]

6. Milstein, Diana 2010. Encuentros etnográficos con niÑ@s: espacio y reflexividad. Manuscrito no publicado, Universidad Nacional del Comahue-IDES, Buenos Aires, Argentina.         [ Links ]

7. Milstein, Diana 2010a "Children as co-researchers in anthropological narratives in education". En: Ethnography and Education Vol. 5, No. 1. Recuperado el 28 de junio de 2010, de http://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/17457821003768406         [ Links ]

8. Milstein, Diana 2010b "Politics is also 'child's play´''. Em: Teaching and Teacher Education, Orlando: Elsevier V 26, N°1, pp.: 136-143         [ Links ]

9. Milstein, Diana 2009 "Infancias y política en la antropología de la educación argentina". En: Avá (Posadas) No.15. Recuperado el 12 de mayo de 2010, de http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-16942009000200016&lng=es&nrm=iso&tlng=es         [ Links ]

10. Milstein, Diana 2008 "Conversaciones y percepciones de niÑos y niÑas en las narrativas antropológicas" En: Sociedade e Cultura, Universidade Federal de Goiás V 11, N° 1. Recuperado el 12 de mayo de 2010, de http://redalyc.uaemex.mx/pdf/703/70311105.pdf         [ Links ]

11. Nespor, Jan 1997. Tangled up in school. New Jersey: Lawrence Erlbaum Associates.         [ Links ]

12. Szulc, Andrea 2006. "Antropología y niÑez: de la omisión a las 'culturas infantiles'" En: Wilde, Guillermo y Schamber, Pablo Javier (Comp.) Culturas, comunidades y procesos urbanos contemporáneos, Buenos Aires: Paradigma indicial.         [ Links ]

13. Vogel, Arno; Vogel, Vera Lúcia y Leitão, Gerônimo Emilio. 1995. Como as Crianças Vêem a Cidade. Rio de Janeiro: Pallas, FLACSO, UNICEF.         [ Links ]