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Avá

versión On-line ISSN 1851-1694

Avá  no.21 Posadas dic. 2012

 

DOSSIER: "ESTADO Y POLÍTICA EN LA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA"

 

La politización del movimiento cromañón entre los 'modelos caseros' y los 'modelos del observador'

 

Diego Zenobi*

*Doctor en Antropología (Universidad de Buenos Aires), Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. E-mail: diegozenobi@yahoo.com, diego.zenobi@gmail.com

 


RESUMEN

En este artículo me propongo abordar lo que considero que ha sido una frecuente confusión entre la categoría local de 'politización' y los usos analíticos del mismo término, en diversas investigaciones sobre un movimiento de familiares de víctimas en Argentina. Sugiero que la interpretación local de ese proceso, debe ser rastreada en el carácter ambiguo que 'la política' reviste para estos familiares. Con el objetivo de reponer las perspectivas locales, creo necesario promover un abordaje de los sentidos nativos en su propio contexto de uso, a través del análisis de situaciones concretas en las que los actores sociales actualizan sus representaciones sobre su propio mundo social.

PALABRAS CLAVE: Familiares de Víctimas; Politización; Conceptos Analíticos; Categorías Nativas.

The politicization of the cromañón movement between 'home-made models' and the 'observer's models'

ABSTRACT

In this article I will address what I believe has been a frequent confusion between the local category of 'politicization' and the analytical uses given to the same expression in the context of various investigations about a protest movement, developed in Argentina by relatives of victims. I suggest that the local interpretation of that process must be traced to the ambiguous nature that the category of 'politics' has for these subjects. In order to reinstate the local perspective, I think we need to approach the native meanings of that category in their own context of use, through the analysis of the concrete situations in which social actors update their representations of their own social world.

KEY WORDS: Relatives of Victims; Politicization; Analytical Concepts; Native Categories.


 

'MODELOS CASEROS' Y 'MODELOS DEL OBSERVADOR'

La noche del 30 de diciembre de 2004 se desató un incendio en el local nocturno República Cromañón de la ciudad de Buenos Aires, mientras se desarrollaba allí un recital de rock al que asistían unos 3000 jóvenes. El siniestro comenzó cuando un fuego de artificio lanzado desde el público impactó en el revestimiento acústico del lugar. Según consta en la causa judicial, el local funcionaba bajo una habilitación irregular y no contaba con las garantías de seguridad requeridas por la normativa vigente, tales como salidas de emergencia habilitadas, materiales ignífugos, etc.

El 'movimiento Cromañón' se fue conformando a la par de las movilizaciones públicas en demanda de justicia1iniciadas días después del hecho por familiares de las 194 víctimas, sobrevivientes del incendio y militantes de partidos políticos que los acompañan.2 Entre los colectivos de demanda impulsados por familiares de víctimas surgidos en las últimas décadas en Argentina,3 el 'movimiento Cromañón' se destaca tanto por su tamaño como por la intensa actividad pública que promueve.

Frecuentemente, las investigaciones que se han ocupado de analizar la actuaci ón pública de familiares de víctimas (Claps, 2007; Filc, 1998; Gingold, 1997; Jelin, 2007; Vezzetti, 2003) han enfatizado que sus manifestaciones de demanda de justicia son una consecuencia del 'dolor' y del 'sufrimiento' personal de esos padres, madres y hermanos. En este contexto 'politización' ha funcionado como un concepto analítico que permitiría comprender el pasaje protagonizado por los familiares entre espacios diferentes y opuestos: de lo 'privado' a lo 'público', de lo 'individual' a lo 'colectivo' y de lo 'familiar' a lo 'político'. En el presente artículo me propongo problematizar esta utilización de 'politización' y ofrecer una nueva mirada sobre ese término.4

En su trabajo desnaturalizador, esforzado en extrañarse del contexto que estudia, el etnógrafo tiene como tarea aprender a pensar con las categorías de la gente que está estudiando. Éste se mueve entre aquellas premisas y valoraciones que le resultan propias de su grupo social y aquellas del grupo estudiado de las que debe dar cuenta, y al hacerlo pone en entredicho tanto el sentido nativo del mundo como su propio sentido común. En ese sentido, sin reducirse a ellas, la etnografía se construye a partir de las categorías que los actores sociales utilizan en su vida cotidiana.

Pero, si bien la perspectiva de los actores se constituye en el centro estratégico de la investigación, el etnógrafo no debe confundir las narrativas o los sentidos locales con su propia elaboración teórica. Resulta indispensable apelar a los recaudos epistemológicos necesarios con el objetivo de evitar la confusión entre el modelo interpretativo del analista y el modelo nativo; cuestión que cobra especial relevancia cuando el objeto a ser analizado forma parte de la propia sociedad del etnógrafo. En ese caso el esfuerzo que debe realizar el antropólogo nativo para llevar a buen puerto su trabajo desnaturalizador, debe ser doble.

Orientado por las premisas señaladas, en el presente trabajo propongo que al abordar los usos de politización como una categoría nativa movilizada por los protagonistas del movimiento Cromañón en contextos de situación específicos, tal expresión adquiere sentidos diferentes a los que usualmente se le ha dado en el contexto de los estudios sobre familiares de víctimas mencionados. Propongo que antes que remitir a un pasaje entre dominios opuestos -como aquellas investigaciones sugieren-, entre los familiares de Cromañón 'politización' hace referencia a un desplazamiento desde ciertos modos de actuar en relación a la política -tal como ellos mismos la entienden- que son valorados positivamente, hacia otros considerados como inadecuados. De esta manera, pretendo abordar aquello que considero como una frecuente confusión entre los 'modelos del observador' y los 'modelos caseros' (Pitt-Rivers, 1973) en relación a los usos del término 'politización'.5

La diferencia entre unos y otros modos de considerar 'politización' como un concepto analítico por un lado y como una categoría nativa por el otro -esto es, como 'politización'-, no es abordada ni problematizada en los estudios sobre el tema. En cambio, tales investigaciones se encuentran estructuradas sobre las nociones de 'política' predefinidas por los propios analistas que se imponen sobre los sentidos locales del término. En tal sentido, con el objetivo de evitar imponer definiciones a priori de política y politización, considero que tales términos deben ser abordados como categorías nativas que es preciso desnaturalizar evitando asumirlas como autoevidentes.

Orientado por la idea de que "no hay límites atribuibles a priori a lo que pueda ser pensado y vivido como propio de la política y que los eventuales límites, construidos socialmente, no gozan del privilegio de la inmutabilidad" (Barreira y Palmeira, 2006:9), me interesa comprender la perspectiva de los familiares protagonistas del movimiento Cromañón sobre tales cuestiones. Teniendo en cuenta que el significado de un término es una función del contexto (Pitt-Rivers, 1973),considero fundamental analizar los modos de acción situados en los que ellos producen y actualizan las representaciones sobre su vida social.

La importancia de los 'contextos de situación' para acceder a esos sentidos, se revela por el hecho de que "el verdadero conocimiento de una palabra se logra por la práctica del uso apropiado de ella dentro de una situación (...) así, no puede haber definición de una palabra sin que esté presente la realidad que ella significa" (Malinowski, 1964:341). La opción por considerar al lenguaje como un 'modo de acción' y no sólo como un 'medio de pensar' (Malinowski, 1964), domina esta concepción del lenguaje según la cual las expresiones verbales y las situaciones en que son actualizadas están entrelazadas en forma inextricable, unas con otras.

El trabajo de campo se presenta como una herramienta privilegiada para comprender la relación entre contextos y significados en la medida en que a través del mismo resulta posible presenciar cómo son utilizadas 'a lo vivo' ciertas expresiones por parte de los actores. En lo que hace a mi propio trabajo de campo en el 'movimiento', el mismo se inició en el mes de mayo de 2006, extendiéndose -con algunas interrupciones- hasta agosto de 2009. A lo largo del trabajo en terreno pude asistir a las reuniones de algunos grupos de familiares y sobrevivientes de los fallecidos en el incendio, a las marchas que se realizan mensualmente en demanda de 'justicia', e inclusive a las audiencias del juicio oral penal. A su vez, se incluyó el abordaje de documentos escritos tales como leyes, causas penales y civiles, así como el análisis de crónicas y entrevistas periodísticas.

En el presente artículo analizaré algunos usos de 'política' y 'politización' a partir de la descripción de ciertas tensiones entre los protagonistas del movimiento en torno de la politización de la lucha. Al hacerlo prestaré especial atención al carácter ambiguo que la política reviste para ellos.

Luego de analizar el modo en que las investigaciones sobre el caso Cromañón han utilizado aquellas expresiones, sugeriré que los usos locales contrastan con el modo en que 'política' y 'politización' han sido utilizadas como conceptos analíticos en los estudios sobre el caso. Considero que es preciso destacar estas diferencias puesto que los 'modelos del observador' y los 'modelos caseros' son diferentes: entre unos y otros "el fundamento de la distinción hay que buscarlo en el 'locus' del modelo: ya se halle en la mente de los actores o en la del investigador" (Pitt-Rivers, 1973:44). Orientado por esta idea, hacia el final de este trabajo propondré que el 'locus' del concepto de 'politización' como un tránsito de 'lo privado' hacia 'lo público', debe buscarse en los modelos de análisis que han sido construidos a partir de una oposición abstracta entre 'lo familiar' y 'lo político' sin recuperar los puntos de vista de los actores sobre la cuestión.

FAMILIARES, MILITANTES Y POLITIZADOS

La noche del 30 de diciembre de 2004, Darío había concurrido con un amigo al recital de Callejeros, su grupo de rock favorito. Los dos adolescentes de 14 años disfrutarían su primera salida acompañados por el tío adulto de uno de ellos, ya que sus familias eran amigas desde hacía varios años y se conocían por ser vecinos del mismo barrio. El mismo está situado en la humilde localidad de Isidro Casanova, perteneciente al área suburbana conocida como Gran Buenos Aires que rodea a la Capital Federal. Esa noche, Darío y su amigo fueron víctimas del incendio que se produjo durante el show. Mientras que el primero de ellos falleció, el segundo sobrevivió a la tragedia.

El caso de Darío no fue el único en la zona, al día siguiente del siniestro sus vecinos pudieron saber que más de una decena de fallecidos pertenecían a aquella localidad. Luego de enterarse de las malas noticias, algunos militantes políticos del partido de izquierda denominado Frente Obrero Socialista (FOS) que actuaban en la zona, promovieron un corte de ruta o 'piquete' en el cruce de rutas más importante de Isidro Casanova. Al mismo se sumaron vecinos, sobrevivientes, familiares y amigos de las víctimas. Se trataba de gente de diferentes barrios de la misma localidad, que se congregaban con el objetivo de pedir justicia. En esa intervención de protesta en las calles, se encontraban las primeras señales de vida del grupo de familiares que más delante se daría a conocer con el nombre de Comisión de familiares de Cromañón (COFACROM).

Con el paso del tiempo COFACROM se fue organizando en torno de la figura de Mariela Marconi y Juan Gutiérrez. Estos padres, habitantes de la misma localidad, quienes se conocieron luego del incendio en una de las actividades organizadas por los militantes del FOS, tenían una historia de militancia en diversas corrientes de izquierda. Mariela era militante del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) y Gutiérrez, por su parte, había militado en diferentes agrupaciones de la izquierda revolucionaria.

Desde su perspectiva militante, para Gutiérrez la organización de los familiares de los fallecidos era necesaria para enfrentar al poder: "nos dimos cuenta, que si no estábamos organizados nos iban a pasar por encima" (Disponible en: http://diarionco.com/a3316/nota2.html, accedido el 22/04/2010). Como parte de esa lucha que representaba una continuidad en su larga historia de militancia, en el año 2007 decidió presentarse como candidato a legislador por el partido denominado Frente de Izquierda.

Miri es la madre de Darío y fue una de las primeras personas que los militantes del FOS fueron a buscar para participar del corte. Sin embargo, el estado de ánimo devastado y el cansancio agotador tras la búsqueda del cuerpo de Darío la noche anterior le impidieron hacerse presente.6 Antes de la muerte de su hijo ella nunca había tenido un contacto fluido, personal, con los militantes que habían organizado el corte ya que nunca se había acercado a espacios de militancia política ni a las organizaciones sociales o 'piqueteras' de la zona, sólo los conocía 'de vista', porque eran vecinos del barrio.

A pesar del interés demostrado por estos jóvenes militantes en organizar la protesta en las primeras reuniones de COFACROM, Miri rechazaba la participación de las organizaciones políticas. Esta postura traía constantes tensiones con Gutiérrez y Mariela. Ella recuerda que "todo lo que nosotros hiciéramos, así fuera bien o mal, era por decisión propia y no impulsados por un partido. Ellos dos venían con una ideología que nos querían meter en la cabeza 'cosas políticas', manifestaciones, ir a lugares a pedir cosas..."(Entrevista a Miri, Buenos Aires, julio de 2009).

Estas "cosas políticas" no formaban parte de la experiencia de vida de Miri y para ella, esos compañeros de COFACROM buscaban satisfacer intereses distintos a la búsqueda de justicia que ella impulsaba y creía propia del movimiento de demanda. Por ese motivo acusaba a las organizaciones políticas y a estos familiares de tener un compromiso interesado: "cuando estaba Mariela, muchos buscaban postulaciones políticas y querían obtener una banca en el Congreso como diputados" (Entrevista a Miri, Buenos Aires, julio de 2009). Al hacer esta referencia, Miri recordaba la postulación de Gutiérrez como candidato por el Frente de Izquierda.

Las actividades de demanda impulsadas por los referentes públicos del grupo eran vividas como acciones interesadas que venían a mezclarse y a contaminar el reclamo puro por la muerte de Darío: "Mariela decía que teníamos que salir ganando nosotros, que teníamos que obtener algo del Estado, aprovecharnos de la situación... Pero estaba la muerte de mi hijo y yo no podía lucrar con eso" (Entrevista a Miri, Buenos Aires, julio de 2009). En su evaluación del comportamiento politizado de estos familiares, Miri consideraba que ellos buscaban sacar provecho de una situación que todos vivían como dolorosa.

La vida de COFACROM fue corta ya que aproximadamente a un año de iniciado, al interior del grupo se produjo un cisma. Gutiérrez recuerda que en la época en que el grupo había comenzado a organizarse, "el tema de los partidos disgustaba a mucha gente, se decía que se politizaba el tema Cromañón". Las tensiones sobre la posible politización a partir de la relación con los partidos, se presentaban como un obstáculo para las relaciones entre sus miembros. Para él, ese rechazo estaba relacionado con la diferencia entre quienes tenían conocimientos de la práctica militante y quienes no los tenían: "había muchos padres que no tenían conocimiento de estrategia política, entonces decían que no había que meterse con estos partidos. Y es por eso que con Mariana decidimos abrirnos" (Entrevista citada en Sanz Cerbino, 2009: 362).

Si para Gutiérrez se trataba de una lucha política, en la cual quienes no tenían experiencia en ese mundo estaban lejos de comprenderla; para Miri la diferencia entre quienes tenían experiencias políticas previas y quienes no las tenían también cobra especial relevancia cuando se trata de comprender las tensiones entre unos y otros. Ella recuerda que cuando discutía con Mariela y le presentaba sus desacuerdos con ciertas formas de proceder a las que consideraba como inadecuadas, "Mariela me decía que ella sabía bien lo que hacía, que tenía muchos años de militancia" (Entrevista a Miri, Buenos Aires, julio de 2009).

Así, la división de COFACROM, fue leída tanto por Gutiérrez como por Miri como un producto de las diferencias entre quienes traían historias militantes y quienes no, en relación a cómo considerar la relación con las formas de acción pública, las relaciones con los partidos políticos de izquierda, etc. En fin, se trataba de tensiones alrededor de la politización de la protesta.

Luego de la división de COFACROM Mariela y Gutiérrez formaron la Asociación de Víctimas de la Inseguridad Social en Argentina (AVISAR), mientras que Miri y otros familiares decidieron armar un nuevo grupo llamado Asociación de Padres con Hijos Asesinados en Cromañón (APHAC), quienes con la ayuda de un alto funcionario político local consiguieron un salón en el humilde barrio en el que viven y pudieron empezar a hacer sus reuniones semanales.

Allí también comenzaron a realizarse algunas reuniones con otros grupos de familiares con el objetivo de articular la acción pública. Tanto en las reuniones del grupo como en las reuniones de articulación entre grupos, participaban militantes de organizaciones políticas y sociales de la zona. Así, a pesar que desde APHAC se mantenían las reservas y se miraba con desconfianza el vínculo con los partidos políticos, el grupo continuó interactuando con militantes que seguían participando de sus reuniones.

A partir de estas nuevas experiencias, Miri modificó algunas de sus percepciones sobre ese universo al que miraba con suspicacia y, con el paso del tiempo, fue considerando positivamente el involucramiento con ciertas prácticas a las que considera como políticas. Así expresaba ese cambio: "Al principio, a mí me parecía que nosotros no podíamos estar en un reclamo por gente desocupada, 'piqueteros' que pedían subsidios por desocupación, porque nosotros no íbamos a pedir un subsidio, ni trabajo... Quizás ahora pienso que quizás sí... todo lo que sea para aportar algo o para ayudar a otra persona, me parece bien está bien apoyar una causa. Hace un tiempo, vinieron unas cuantas vecinas a decirme si yo podía ir a ayudarlas a apoyar un corte de ruta, porque querían que viniera el intendente y les diera chapas para los techos, y yo las ayudé" (Entrevista a Miri, Buenos Aires, julio de 2009).

Con el paso del tiempo aquella consideración de que su reclamo no era político fue cambiando, y Miri fue apreciando que la protesta de la que era protagonista sí debía ser considerada de ese modo: "...los primeros meses me molestaba mucho que vinieran los partidos políticos porque yo decía que Cromañon no tenía nada que ver con la política, porque a mi hijo lo mató Ibarra, lo mató Chaban...pero no lo relacionaba políticamente... hasta que después me di cuenta y dije -'Sí, qué mierda no va a ser político, si los chicos murieron por toda la corrupción que hay en el gobierno'!" (Entrevista a Miri, Buenos Aires, julio de 2009).

De esta manera, si bien en un principio el movimiento no era considerado como político, fue así considerado algunos años después. Las causas de que Miri haya comenzado evaluar las cosas de este modo se encuentran en que los familiares demandan a políticos y funcionarios estatales, ya que creen que los chicos fallecieron a causa de la corrupción. Ellos sostienen que de haberse controlado adecuadamente el local por parte de los inspectores municipales, las muertes se podrían haber evitado. Pero debe destacarse que la apreciación de Miri acerca de que su lucha es política, no genera contradicción con la impugnación dada a la forma de actuar de Gutiérrez y Mariela, a quienes ella aún hoy llama familiares politizados.

En este contexto no parece correcto asociar a las propias acciones que los familiares consideran como políticas una valoración positiva a priori. La presencia de familiares politizados implica reconocer que algunos de ellos pueden ser acusados de actuar políticamente de un modo inadecuado.  

'FAMILIARES' EN CAMINO HACIA 'LA POLÍTICA'

Algunos estudios sobre los familiares de víctimas de la dictadura militar argentina de 1976, han analizado las relaciones entre las representaciones de los vínculos familiares asociados al mundo de lo privado, y aquellas vinculadas a 'la política', entendida como parte de lo público (Filc, 1998; Jelin, 2007; Vezzetti, 2003). Desde algunos de estos trabajos se considera que si la organización de padres, madres, hijos y hermanos como familiares demandando en las calles fue posible, ello se debió a que "la pérdida familiar impulsó la salida de los lazos y sentimientos privados hacia la esfera pública, rompiendo decisivamente la frontera entre la vida privada y el ámbito público" (Jelin, 2007:44). Según se ha afirmado, este proceso "llevó a la privatización de 'lo político' en cuanto ámbito del estado, a la vez que politizaba 'lo privado'" (Filc, 1998:197). En este contexto, 'politización' ha funcionado como una expresión capaz de dar cuenta del camino recorrido por aquellos familiares de lo privado hacia lo público, de lo individual y personal hacia lo social y colectivo.

En el caso de las investigaciones sobre el denominado 'movimiento Cromañón' los usos del concepto 'politización' no son estrictos ni están claramente definidos, por lo que resulta sumamente difícil entender qué se quiere decir en cada caso al utilizar tal expresión. De todos modos, estos estudios comparten un común denominador al respecto. En efecto, al igual que en aquellos trabajos sobre las organizaciones de Derechos Humanos, aquella expresión funciona como un nexo que vincula las representaciones sobre los lazos de sangre y el mundo de lo público, es decir, sobre 'la familia' y 'la política'.

Implícitamente en algunos trabajos, explícitamente en otros, la idea de 'politización' expresa que el proceso de demanda pública puesto en marcha habría conducido a los familiares a politizar sus prácticas impulsadas desde el dolor y las representaciones sobre la familia. Esto habría significado el cruce del Rubicón, es decir, habría hecho posible transformar la experiencia personal en una cuestión colectiva, "convertir el dolor íntimo ligado a la muerte en un dolor colectivo, público, capaz de dar lugar a la lucha" (Agencia La Vaca, 2005:120), y a la consecuente impugnación al Estado.7

En algunos trabajos se ha señalado que desde los primeras marchas organizadas por los familiares de los fallecidos hubo disputas entre los familiares que consideraban que la suya era una lucha política,por un lado; y aquellos otros que creían que el reclamo debía mantenerse en el domino de la pureza propia de los lazos de sangre y el dolor, por el otro. En tal sentido, Crivelli y Tufró (2009) han señalado que la diferencia entre AVISAR y Que No Se Repita (QNSR) era una diferencia entre quienes promueven "la construcción de la lucha de Cromañón como una lucha política o no política" (Crivelli y Tufró, 2009:5). En esa investigación también se ha destacado que esas formas diversas de considerar el tema se veían expresadas en formas contrastantes de manifestarse públicamente. Se sugería en ese sentido, que el modelo de movilización "religioso" promovido por QNSR "estaba asociado al recogimiento y al duelo personal, que se expresa en el silencio y en las velas" (Crivelli y Tufró, 2009:5).

De un modo contrario, el modelo "político" o "militante" de AVISAR, descrito por los autores, proponía marcar la presencia en el espacio público a partir del establecimiento de vínculos con partidos políticos y agrupaciones de izquierda. A diferencia de quienes estaban vinculados a QNSR, estos familiares pretendían hacer de su lucha una causa política. Ellos proponían "'politizar' la lucha de Cromañón en un contexto marcado por una valoración negativa de la política" (Crivelli y Tufró, 2009:16).

En un sentido similar al propuesto por los autores anteriormente citados, otras investigaciones (Murillo, 2008; Sanz Cerbino, 2009) han señalado que la preocupación de una parte de los padres de los fallecidos por la presencia de partidos políticos de izquierda en el movimiento, estaba relacionada con algo que los inquietaba: la posibilidad de la politización del reclamo. Al respecto, los familiares expresaban: "no vamos a seguir politizando el dolor, están haciendo política sobre el cadáver de nuestros hijos" (Sanz Cerbino, 2009:359). Así, se ha afirmado desde aquí que sobre todo en los primeros meses del movimiento primó un intento de "'despolitización', que se expresó en el rechazo a la participación de los partidos de izquierda" (Sanz Cerbino, 2009:38), y un énfasis en el carácter 'familiar' y 'puro' del mismo.

El rechazo de parte de los familiares a la 'politización'de su lucha, fue tratada como un efecto de los "prejuicios hacia los partidos que orientaron correctamente un reclamo que no podía no ser 'político'" (Sanz Cerbino, 2009:360). Desde un punto de vista tal, esos prejuicios contra las expresiones de la política conducirían a una suerte de moralización que "tiende a despolitizar la voz de la sociedad civil" (Murillo, 2008:156). De todos modos, y a pesar de lo que esos familiares (erróneamente) pudieran creer, "La política es ineludible, puesto que por naturaleza el hombre es un ser conflictual, y es precisamente el antagonismo el que suscita la dinámica de la relación amigo-enemigo" (Murillo, 2008:73). Por ese motivo, en el marco de la protesta había sólo una "aparente despolitización (...) que en realidad era una nueva forma de politización (...) [que] se presenta como apolítica" (Murillo, 2007:2).

Desde esta perspectiva, independientemente de aquello que los actores creyeran al respecto, 'no puede borrarse con el codo lo que se escribe con la mano': al manifestarse en las calles demandando justicia al Estado, estos familiares actuaban como ciudadanos implicados en la 'res' pública y su lucha se veía inevitablemente politizada. Entonces, mientras que el 'experto' sabe que los familiares se han politizado y que actúan políticamente, pareciera que éstos 'lo hacen pero no saben que lo hacen'.

A lo largo de las investigaciones reseñadas aquí resulta inquietante la persistente tensión entre la perspectiva de los analistas, que han considerado a la 'politización' como un proceso prácticamente inevitable, y la perspectiva de algunos de los actores movilizados que insistían en la necesidad de evitar la 'politización de la lucha'.

Siguiendo a Balbi (2007) considero que toda vez que el analista se encuentra "con un tipo de explicación recurrente para acciones de cierta clase debe prestarle una atención desprejuiciada tanto como intentar explicarlas" (Balbi, 2007:67), esto es, debe tomar seriamente las palabras de los actores. En tal sentido, creo que aquello que ha sido tratado como una negación ingenua o un desconocimiento de parte de los familiares sobre la realidad del movimiento, puede ser repensado como una tensión entre diferentes usos de un mismo término, a saber, los usos analíticos y los usos nativos expresados en los 'modelos del observador' los primeros y en los 'modelos caseros' los segundos.

'QUE NO SE REPITA' Y LOS FAMILIARES POLITIZADOS

Si bien realicé trabajo de campo en diversas instancias del movimiento, mi principal labor en el terreno se centró en la asistencia a las reuniones semanales del grupo Que No Se Repita (QNSR). Mi llegada al grupo se dio a través de Juan, tío de una víctima fatal del incendio. Él es el padre de una amiga personal a la que me encontré casualmente en una de las movilizaciones públicas en demanda de 'justicia'. A partir de una invitación realizada por él decidí comenzar a participar en tales encuentros, extendiéndose esa participación por un período de algo más de dos años.

Con el objetivo de informarse respecto de la situación de la causa judicial y de organizar sus manifestaciones públicas, unos cincuenta miembros de QNSRse reúnen en un salón del microcentro porteño semana a semana. Todos los participantes del grupo se autodenominan familiares directos y en el mismo noparticipan sobrevivientes del incendio, ni militantes políticos de los partidos de izquierda que acompañan el reclamo.Debido a su oposición a la politización del movimiento, cuestión que explicaría la ausencia de militantes políticos en el grupo, QNSR ha sido señalado como un conjunto 'antipolítico' u opuesto a la política (Isacovich, 2009; Mauro, 2009; Sanz Cerbino, 2009; Crivelli y Tufró, 2009).

Sin embargo, a lo largo de mi trabajo de campo entre estos familiares me encontré con que algunos de sus miembros cuentan con intensas trayectorias de militancia política y sindical. Unos de ellos es Pablo, quien además de ser el padre de un joven fallecido en el incendio, es también el abogado de QNSR. Desde su estudio jurídico, él trabaja en la causa judicial relativa al incendio. En las reuniones semanales del grupo, desde su doble rol, es Pablo quien modera y orienta los encuentros.

Aunque la política no formaba parte de su universo familiar, tempranamente a sus 17 años a principios de la década de 1970, Pablo comenzó a participar en reuniones políticas en el colegio secundario. Algunos años después, cuando ya había decidido su vocación y estaba cursando la carrera de derecho en la Universidad Católica Argentina, la política pasó a formar parte de su vida de un modo más intenso y orgánico. Militó en una agrupación universitaria peronista que pretendía obtener la dirección del centro de estudiantes de esa casa de estudios.

Una vez recibido de abogado, Pablo ingresó a trabajar al Poder Judicial de la Nación, y al mismo tiempo que iba haciendo su carrera judicial comenzó a militar en una agrupación gremial de los empleados judiciales, actividad que se vio interrumpida cuando el golpe de Estado de 1976. Hacia el regreso de la democracia en 1982, él volvió a encontrarse con algunos de aquellos viejos amigos de la Universidad Católica Argentina y comenzó a trabajar como asesor de un diputado peronista, dejando a la familia judicial. A diferencia de sus actividades políticas previas, ésta era la primera vez que vivía en primera persona el trabajo político profesional en el parlamento nacional. Pero también, sería la última incursión de Pablo en el terreno de la política: apenas dos años después, dejaría su trabajo parlamentario para dedicarse íntegramente al derecho en forma privada.

Para Pablo, quien expresa que conoce de cerca lo que él llama el mundo de la política, está claro que las acciones que promueve el movimiento Cromañón son políticas: "la pelea que se desarrolló en el año 2005 y 2006 fue una pelea política", cree el padre-abogado (Entrevista a Pablo, Buenos Aires, agosto de 2009). Ello se debe a que tales intervenciones de demanda contra la corrupción estatal implican establecer vínculo diversos con los políticos y con la política puesto que están orientadas a producir efectos en relación a ese 'mundo'.

En un contexto tal, para Pablo los conocimientos adquiridos durante su vida previa a Cromañón resultaron relevantes en el contexto de su lucha. Al igual que aquellos padres como Mariela y Gutiérrez, integrantes con experiencia militante del grupo AVISAR, él le otorga una relevancia particular a los conocimientos propios de quienes saben de política: "la mayor parte de las cosas que hice en mi vida me sirvieron estos años (...) tenía un entrenamiento en hacer análisis político, calcular, anticipar qué jugadas iba a hacer el otro..." (Entrevista a Pablo, Buenos Aires, agosto de 2009).

A diferencia de Pablo, Analía -hermana y sobreviviente del incendio- no había establecido vínculos con lo que denomina como 'la política' antes de su participación en el movimiento y en QNSR en particular. Sin embargo, a partir de su movilización pública como una 'familiar' ella se vinculó con expresiones propias de un mundo al que desconocía y en relación al cual tenía recelos. Según cree, eso era inevitable puesto que "La política no puede quedar al margen de Cromañón porque es un tema judicial y político, porque la habilitación irregular que tenía el local era producto de la corrupción política" (Entrevista a Analía, Buenos Aires, julio de 2009). Las relaciones establecidas con la política no son valoradas negativamente por Analía de un modo apriorístico, sino que tal evaluación está relacionada con el modo en que la misma es 'usada'.

En los días previos a la votación para que la legislatura porteña determinara si iniciaba el juicio político a Aníbal Ibarra, desde el grupo QNSR surgió la iniciativa de realizar una entrega pública de diplomas en reconocimiento al compromiso con su lucha demostrado por diversos personajes de la política. Un grupo de familiares de QNSR entre los que estaban Pablo y Analía, contactó a varios funcionarios y legisladores y los invitó a un encuentro en un teatro de la Capital Federal en el que les entregaron los diplomas de reconocimiento. Con el acto se pretendía demostrar que una buena parte del mundo de la política apoyaba a los familiares: "Acto para avalar el pedido de juicio a Ibarra. Apoyo político a familiares", titulaba un importante diario nacional (Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-54542-2005-08-03.html, accedido el 22/01/2010). Los familiares de QNSR consideraban al acto como un reconocimiento honesto y genuino a tales personajes y, al mismo tiempo, lo veían como una estrategia que les permitiría comprometer el voto de esos legisladores a favor de iniciar el juicio político al entonces Jefe de Gobierno.

Analía considera que a pesar del rechazo de algunos familiares a la construcción de vínculos con partidos políticos, sus dirigentes y militantes en el contexto de su lucha, los conocimientos sobre el mundo de la política así como los contactos personales con los políticos fueron muy positivos e importantes para alcanzar la destitución del ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: "nosotros no queríamos que los partidos participen en las marchas, pero durante el juicio político a Ibarra nos reuníamos con políticos de todos los partidos. Era una actitud contradictoria" (Entrevista a Analía, Buenos Aires, julio de 2009). Por ese motivo considera que "el contacto político nos sirvió (...) A los padres les servían los políticos". Desde este punto de vista los políticos 'sirven', son 'útiles', para que los familiares movilizados alcancen su objetivo de justicia. Se trata de 'usar' a los políticos antes que 'ser usados' por ellos.

A pesar de la consideración positiva de ciertas acciones asumidas como políticas y de las relaciones establecidas con personajes de ese 'universo', a lo largo de mi trabajo de campo en QNSR presencié varias situaciones en las que se cuestionaba el papel de los familiares politizados. Desde la perspectiva de algunos miembros del grupo ciertos padres como Gutiérrez de AVISAR o Miri de APHAC -aunque no sólo ellos-, son apreciados en estos términos. Según creen, en la organización pública del movimiento ellos suelen 'mezclar' consignas de carácter político con otras a las que ven como propias de Cromañón.

Son consignas políticas el hecho de dar señales en favor de alguna huelga sindical o estudiantil, de solidaridad con grupos 'piqueteros', o de la difusión de denuncias o de actividades de familiares de víctimas de la violencia policial, por ejemplo. La imposición de estas consignas como parte de la lucha del movimiento realizada por los familiares politizados,es interpretada por algunos padres de QNSR como un intento de imponer intereses políticos sectarios con los que se identifican esos familiares, que no son -desde su perspectiva- los del conjunto del movimiento. Por ello entienden que esos padres responden a intereses coyunturales, partidarios, e intentan sacar provecho personal del movimiento.

Quienes creen que esas actitudes deben ser evitadas entienden, como Pablo, que las organizaciones y protestas con las que los politizados pretenden vincular al movimiento "no tienen nada que ver con Cromañón. Y justamente nuestra ventaja es que esto es puro y no es un reclamo sindical o partidario" (Entrevista a Analía, Buenos Aires, julio de 2009). Atentos a esta preocupación, desde QNSR siempre se ha enfatizado en evitar lo que llaman "la politización de Cromañón". En este contexto, para Analía la oposición a la politización implica la presencia de un límite entre formas contrastantes: "Vos te podés reunir con un político y hacer que eso te sirva para tus objetivos, pero no tenés que equivocarte en el rumbo. No politizar tiene que ver con conocer ese límite, con tener en claro con qué se busca la ayuda de los políticos" (Entrevista a Analía, Buenos Aires, julio de 2009). Se trata de un límite entre lo deseable y aquello que debe evitarse, en relación a los modos de vincularse con 'la política'.

De acuerdo con lo señalado hasta aquí puede sugerirse que, como categoría local, 'política' incluye formas y modos de hacer que son apreciados de maneras distintas. Desde la perspectiva de QNSR sus miembros encarnan el modo correcto de 'usar' la política, mientras que los familiares de otros grupos como Miri de APHAC o Gutiérrez de AVISAR son vistos como padres que 'usan' Cromañón para sus propios intereses políticos.

EL 'LOCUS' DEL MODELO

La expresión 'politización' ha formado parte de las explicaciones sobre las acciones públicas de diversos movimientos de familiares de víctimas, como un concepto que daría cuenta de un pasaje o una transformación de lo 'familiar' en 'político'. Considero que tal utilización del término es una consecuencia del tratamiento in abstracto de los conceptos de 'familia' y 'política'.

En el caso de los estudios a los que aquí he hecho referencia, la noción de 'politización' expresa una distinción entre 'familia' y 'política' que parece basarse en una cierta visión de sentido común sobre la separación entre esos 'dominios'. La construcción histórica de 'lo familiar' como un 'dominio' distinto de 'lo político' forma parte de una diferenciación más amplia entre 'lo privado' y 'lo público'. En tal sentido se ha señalado que "nuestra noción de familia tiene su origen en el contraste entre la esfera 'pública' y la 'privada'" (Collier et. al 1982:10, traducción propia). De acuerdo con las ideas instituidas en torno a lo familiar, este 'dominio' es percibido según los autores "como opuesto a un exterior moldeado por la política" (cf. Bourdieu 1997).

Considero que aquellas oposiciones sobre las que se fundamentan los sentidos analíticos de 'politización', deben dejar de ser tomadas como datos autoevidentes de la realidad social, para ser abordados como instrumentos de la construcción de esa realidad. Tal como han demostrado algunas investigaciones a contramano de este tipo de orientación analítica,  lejos de tratarse de dominios autónomos y específicos, 'familia' y 'política' son siempre construcciones difusas productos de procesos de clasificación social (Barreira y Palmeira, 2006; Marques, 2002; Neiburg, 2003).

En el caso analizado, y tal como la entienden los propios familiares, 'la política' presenta un carácter ambiguo. En efecto, no se trata de una actividad valorada apriorísticamente de un modo negativo ni positivo sino que al ser pensada como una actividad desarrollada por personas concretas, que están inmersas en un entramado de relaciones sociales al interior del movimiento y vinculadas a una historia en el mismo, la misma puede ser bien o mal practicada. Así, las consideraciones en torno de la política no se dan en abstracto y no pueden ser escindidas de la persona social que actúa 'políticamente'. En tal sentido, así como hay familiares que actúan políticamente de un modo considerado como adecuado, otros son acusados de hacerlo de forma politizada. En este contexto 'politización' implica un tránsito entre formas diversas de hacer y de vincularse con la 'política'.

Resulta evidente entonces que -en contraste con su uso como concepto analítico-, 'politización' no puede operar una transformación entre un estado previo ('privado', 'personal' y 'familiar') y uno posterior ('público', 'colectivo' y 'político'). Ello se debe a que aquella expresión implica un desplazamiento entre formas diversas de lo mismo, 'la política'. Para los familiares de los que aquí me he ocupado, señalar que otros se han politizado no es un modo de expresar que 'han salido al mundo de lo público', ni es un modo de referirse a quienes impugnan al Estado o se relacionan con los políticos como si quienes no están politizados no lo hicieran. De considerarse esta interpretación como correcta, entonces el 'locus' del concepto de 'politización' como un tránsito de 'lo privado' hacia 'lo público', debe buscarse en los modelos de análisis que han sido construidos a partir de una oposición abstracta entre 'lo familiar' y 'lo político' y no en los 'modelos caseros'.

A diferencia de aquellas investigaciones que parten de los sentidos de 'política' predefinidos e impuestos por los analistas, un análisis contextual centrado en el estudio de situaciones concretas supone que debe prestarse especial atención a la relación que tienen determinados sujetos, en ciertas circunstancias específicas, con la política tal como ellos mismos la entienden. Ello se debe a que "las prácticas clasificatorias de los agentes sociales son necesariamente contextuales, la mayor parte de las veces asistemáticas, pero siempre vinculadas a un cierto juego de posiciones y a las relaciones entre ellos" (Barreira y Palmeira, 2006:9).

Debe comprenderse que el problema sobre el que he intentado llamar la atención en este artículo no reside en la utilización de conceptos analíticos que son puestos en juego en los 'modelos del observador'. En cambio, me he propuesto problematizar la construcción de modelos explicativos que no asignan papel alguno a la perspectiva de los actores en la argumentación o que -directamente- la rechazan.

El 'modelo del observador' construido desde una perspectiva etnográfica, incorpora los modos locales en que los actores se representan su propia vida cotidiana en dos sentidos interrelacionados. En primer lugar, la descripción etnográfica realizada por el antropólogo debe ser producida a través de la paulatina modificación de sus propios 'marcos de referencia' en función de su confrontación con las perspectivas locales. En segundo término, el producto final del proceso de investigación, la etnografía, "debe integrarlas coherentemente como parte de la descripción del mundo social analizado, dando cuenta de sus lógicas, fundamentos y vinculaciones con los procesos sociales examinados" (Balbi 2010:178). Así, el antropólogo construye su propio modelo interpretativo en diálogo con las categorías locales que constituyen los 'modelos caseros', de acuerdo con los criterios que él estima relevantes según sus propios objetivos.

Notas

1 A lo largo del trabajo señalo en cursivas las expresiones propias de los actores y utilizo las comillas dobles para destacar las expresiones citadas textualmente de las fuentes bibliográficas, mientras que me reservo el uso de las comillas simples para destacar las expresiones que no son citas textuales.

2 Quienes se movilizan sostienen la existencia de una connivencia entre los inspectores de locales bailables del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, sus autoridades políticas, agentes de la Policía Federal y el empresario que -sin ser el dueño- gerenciaba el lugar. Durante el primer año de demandas y manifestaciones públicas el colectivo se ocupó de promover el juicio político al ex Jefe de Gobierno de la Ciudad, Aníbal Ibarra, por considerarlo responsable político de la corrupción que, según señalan, hizo posible la falta de controles en el local. Finalmente, un año y algunos meses después del incendio, Ibarra fue destituido por el cuerpo legislativo local a través de un proceso de enjuiciamiento. Luego del juicio político las movilizaciones continuaron demandando el encarcelamiento de los procesados en la causa penal: se trata del gerenciador y el jefe de seguridad de República Cromañón, de los músicos de la banda de rock Callejeros que tocaba esa noche y de algunos funcionarios policiales y municipales. Entre 2008 y 2009 se llevó a cabo el juicio oral penal por el incendio. Los procesados tuvieron distinta suerte: los funcionarios estatales, el gerenciador del local y el manager de la banda de rock fueron condenados a prisión, cumpliendo estos dos últimos condenas efectivas. Los músicos, por su parte, fueron absueltos. Pero las condenas no quedaron firmes sino que una Cámara de Casación Penal exhortó al tribunal, en el año 2011, a rebajar las penas del gerenciador y del manager y aumentar las de los músicos. Sin embargo, todos ellos realizaron apelaciones a la Corte Suprema de Justicia, tribunal que aún no se expidió sobre tales pedidos.

3 En las últimas décadas, en Argentina, hemos sido testigos del surgimiento de diversas expresiones públicas de familiares de víctimas. Entre aquellos que cuentan con mayor visibilidad pública y protagonismo se encuentran la Asociación Madres del Dolor que nuclea a familiares de víctimas de accidentes de tránsito y de delitos comunes (Claps, 2007); los familiares de jóvenes asesinados por la policía que están organizados en varios grupos, como la Comisión contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI), la Asociación Miguel Bru, la Comisión de Familiares de Víctimas (COFAVI) (Gingold, 1997; Pita, 2010) y los familiares de los fallecidos en el atentado a la mutual judía Amia, organizados en la Asociación Memoria Activa (Aronson, 2000), entre los más destacados. Por otra parte, si bien no han conformado un colectivo ni una organización institucionalizada, los familiares de víctimas de hechos de inseguridad urbana también suelen manifestarse en marchas y actos públicos reclamando justicia (Kessler, 2007).

4 Una versión preliminar de este artículo fue presentada como ponencia en el X Congreso Argentino de Antropología Social realizado en Buenos Aires en el 2011.

5 Los actores categorizan y clasifican los fenómenos de su vida cotidiana de acuerdo con las necesidades que la misma les presenta y, en consecuencia, actuan coherentemente en su propio universo social. Por su parte, el investigador social también establece sus propias clasificaciones, pero lo hace con un objetivo bien distinto: el de analizar, interpretar y explicar el modo en que tales universos operan. Así es cómo éste descubre "consecuencias, fundamentos o inconsistencias que aquellos no ven y lo que a éstos parece razonable puede que no le parezca a él y viceversa" (Pitt-Rivers, 1973:42). Mientras que el primer tipo de operaciones constituyen el 'modelo casero', el segundo tiene pretensiones generalizadoras y da lugar al 'modelo del observador'.

6 Entre los padres de los fallecidos las explicaciones de carácter emocional cobran una especial relevancia al momento de dar cuenta de sus posibilidades y dificultades para la acción pública. Al respecto véase: Zenobi (2010b).

7 En otra parte he sugerido que las relaciones del movimiento con el Estado y sus agentes no son sólo de oposición, sino que tanto familiares como sobrevivientes se constituyen en 'víctimas' a través de las relaciones que establecen con aquéllos (Zenobi 2010a; 2011).

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