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Avá

versão On-line ISSN 1851-1694

Avá  no.21 Posadas dez. 2012

 

RESEÑAS

 

Edward B. Tylor, Alfred R. Radcliffe-Brown, Claude Lévi-Strauss y otros (2012) El parentesco: Textos fundamentales. Introducción, selección y traducción de Federico Bossert, Pablo F. Sendón, Diego Villar. Prólogo de R. Tom Zuidema. Buenos Aires: Biblos. 417 p. ISBN: 978-950-786-980-8.

 

Rodrigo Montani

*Licenciado en Antropología en la Universidad Nacional de Rosario, Doctor en Letras en la Universidad Nacional de Córdoba, becario posdoctoral del CONICET. Email: rodrigomontani@hotmail.com.

 

No creo sorprender a nadie, si confieso que pertenezco a una generación de antropólogos que ignora casi todo aquello relacionado con el parentesco. Durante mi formación de grado, a fines de la década de 1990, mi único contacto con la problemática lo debo a dos profesores que en sus respectivas asignaturas incluían, el primero, La sociedad antigua de Morgan, y el segundo Estructura y función en la sociedad primitiva de Radcliffe-Brown, Los nuer de Evans-Pritchard y Las estructuras elementales del parentesco de Lévi-Strauss. El resto del currículo abordaba una pluralidad de materias -incluso por la etnografía de las Américas, de África, de Asia y de Oceanía- sin que, asombrosamente el parentesco, problema exclusivo y definitorio de la antropología, ocupase algún lugar de importancia. La anécdota, hasta cierto punto trivial, se relaciona con circunstancias mucho más generales y significativas, que aquí sólo puedo desarrollar vagamente: el supuesto indemostrado de que en las sociedades contemporáneas el parentesco desempeña un papel insignificante como principio regulador de lo social; el giro interpretativo y particularista de la antropología desde la década de 1970, combinado con una tendencia disciplinar a seguir las modas externas (de la historia, de la crítica literaria, de la filosofía) y a despreciar la continuidad de problemas y teorías estrictamente antropológicas; cierta aversión de los antropólogos contemporáneos a cualquier formalización o cuantificación; y también -un hecho que quizá sea asimismo consecuencia de todo lo anterior-, la dificultad que encontramos los antropólogos de estas latitudes para acceder a los escritos fundacionales sobre las problemáticas del parentesco, que en su mayoría están dispersos en publicaciones periódicas en lengua extranjera.

Los textos que Federico Bossert, Pablo Sendón y Diego Villar han compilado y traducido para el público hispanohablante, por un lado, desafían elegantemente la subestimación del parentesco en la antropología contemporánea, recordándonos que "...desde la segunda mitad del siglo XIX las incursiones [antropológicas] en la comprensión de las sociedades no occidentales (u occidentales pretéritas) se concentraron en el parentesco", que al fin y al cabo es un "hecho social total" y "...puede ser empleado por el observador de cualquier sociedad como el punto de partida para acceder de forma privilegiada a otras manifestaciones institucionales" (pp. 17).1 Por el otro, brindan una herramienta utilísima a los interesados en dedicarse a la problemática del parentesco.

El grueso volumen, de cuidadosa edición, responde concretamente a tres objetivos: a) proveer al americanista de "...un compendio sistemático que incluya los escritos originales que fundamentaron las reflexiones más importantes sobre la materia"; b) "...aportar una herramienta de provecho para la interpretación de los casos particulares" (p. 18); y c) mostrar cómo la casuística sudamericana fue y debe ser pensada en clave comparativa. Para cumplirlos, los editores han elegido textos de célebres antropólogos franceses, norteamericanos e ingleses publicados en el período que va de 1889 a 1984.

En el conjunto de trabajos compilados se encuentran todos los problemas empíricos y teóricos capitales de los estudios del parentesco: su relación con la organización social (Tylor, Durkheim, Rivers); el análisis de las terminologías (Kroeber, Lounsbury); la relación de las mismas con las formas sociales (Kroeber, Rivers); la teoría extensionista (Evans-Pritchard); la del linaje (Goody) y la de la alianza (Lévi-Strauss, Needham), son los más más importantes.imismo, están representadas la mayoría de las regiones del planeta: Oceanía (Durkheim, Needham), Asia (Dumont, Radcliffe-Brown), África (Evans-Pritchard, Goody) y las Américas (Kroeber, Eggan, Radcliffe-Brown, Lévi-Strauss, Lounsbury).

Ahora bien, los objetivos de la compilación quedarían incompletos si faltase el extenso estudio de los editores sobre la "Relevancia y actualidad de los estudios de parentesco en antropología", que introduce magníficamente la obra. En un texto ameno, plagado de erudición, Bossert, Sendón y Villar no sólo contextualizan cada uno de los ensayos que integran el libro, sino que también esbozan "...una lectura histórica [de la antropología] a partir de la consideración conjunta de [estos] ensayos" (pp. 17) y demuestran, asimismo, cómo determinadas problemáticas planteadas en los "textos fundamentales" del parentesco resultan relevantes para el estudio de los casos sudamericanos.

Por un lado, los editores dan cuenta de un conocimiento admirable sobre la materia, señalando en distintas ocasiones la autoría de cierto concepto o de cierta idea perdurable, mostrando las continuidades conceptuales y metodológicas, y ofreciendo referencias bibliográficas generosas sobre los puntos centrales y colaterales de sus argumentos. Por el otro, con ecuanimidad, pasan revista a las disputas feroces que prosperaron a lo largo de un siglo de teoría del parentesco. La evaluación de los conflictos es todo lo imparcial que puede serlo: en cada caso, después de describir los términos de la controversia, Bossert, Sendón y Villar ofrecen sus razones para otorgar su preferencia a uno u otro bando, o bien confiesan la imposibilidad de hacerlo. El balance es siempre sincero, se desentiende de las modas disciplinares y -algo realmente agradable- combate con buen humor los excesos de los enfrentamientos.

La introducción se organiza en una serie de secciones. En "Los antecesores" se pone en relación el estudio que publican de Tylor con el trabajo de Lewis Morgan sobre los Sistemas de consanguinidad y afinidad de la familia humana (1871), se remarca la seriedad del pensamiento del antropólogo británico -que "...no siempre relaciona estos fenómenos [la residencia, la evitación posmarital, la tecnonimia, el matrimonio por rapto, la couvade, etc.] como etapas sucesivas de la evolución humana plausibles de ser analizados teleológicamente sino más bien los considera en su sincronía estructural" (pp. 22)- y se contextualizan los textos de Durkheim que forman parte de la compilación, que también abordan temas similares. Asimismo, en ese apartado se da cuenta de una de las primeras disputas persistentes dentro de los estudios de parentesco: la que existe entre quienes sostienen que las formas sociales determinan la nomenclatura de parentesco (Morgan, y en el libro los ensayos de Durkheim, Rivers, Radcliffe-Brown y Eggan) y quienes lo niegan (Kroeber, también presente en la compilación). El apartado concluye comentando otro debate tan perdurable como legendario. Morgan había distinguido entre terminologías "descriptivas" y "clasificatorias", a lo que Kroeber se opuso taxativamente: "...ningún sistema es 'más' o 'menos' clasificatorio que otro desde una perspectiva cabalmente comparativa". La consecuencia lógica de la postura del segundo fue la necesidad de examinar "...aquellos principios formales o categorías de relación que reflejan las distinciones significativas que identifican a cada sistema de clasificación y a la vez lo distinguen de los demás" (pp. 27); es decir, la búsqueda de una lengua semántica etic (presumiblemente fundada en universales de la naturaleza humana) con la cual describir y comparar los sistemas de parentesco.

La segunda sección comenta los estudios de Radcliffe-Brown sobre la organización social de las tribus australianas, que constituyen uno de los primeros intentos de articular parentesco y organización social desde una perspectiva comparativa. Como podría esperarse, también encontramos en el padre del estructural-funcionalismo el desarrollo de una idea ya presente en Durkheim: en el parentesco, el proceso evolutivo consiste en el reemplazo progresivo de unidades sociales más inclusivas por otras menos inclusivas.

El apartado siguiente revisa la "teoría extensionista" de Bronislaw Malinowski -según la cual la familia es lo biológicamente dado y en consecuencia "...las actitudes de Ego hacia sus parientes más lejanos [...] son 'extensiones' de aquellas que los unen con los miembros de su propia familia nuclear" (pp. 29-30)-, a fin de señalar similitudes y diferencias con el extensionismo del Evans-Pritchard [1929] 'temprano' que forma parte de El parentesco: un Evans-Pritchard que "...no sólo adhiere a la idea de que las actitudes del parentesco se 'extienden', sino que también busca mostrar cómo lo hacen y qué camino siguen" (pp. 31), y que está por cierto muy lejos aún de la teoría del linaje desarrollada en Los nuer (1940). En el mismo apartado se presentan dos críticas firmes al extensionismo: la de Hocart, para quien el mismo es fruto de un malentendido de traducción que produce un malentendido teórico (una crítica equiparable a la que hiciese Kroeber de la distinción morganiana antes señalada entre términos "descriptivos" y "clasificatorios"), y la crítica que figura en el ensayo de Goody [1959] que los editores publican.

La cuarta sección aborda la disputa más importante dentro de la teoría del parentesco: la que existe entre los partidarios de la descendencia y los de la alianza. Varios de los autores compilados pertenecen netamente al primer grupo (Radcliffe-Brown, Goody), y otros tantos al segundo (Lévi-Strauss, Dumont, Needham).

El apartado quinto, vuelve sobre la propuesta de Kroeber de que "...todos los términos de parentesco son en realidad clasificatorios en el sentido de que designan clases de relaciones de parentesco", y que la tarea consiste, por lo tanto, en explorar los principios formales de las terminologías a fin de reducirlas en tipos cada vez más abstractos. Esta tradición incluye los nombres eminentes de Robert Lowie, George Murdock y Ward Goodenogh, y en la compilación está representada tanto por un texto del mismo Kroeber [1909] como por el análisis "semántico" o "formal" de Lounsbury de la nomenclatura de parentesco incaico [1962, 1964]. Bossert, Sendón y Villar aprovechan la ocasión para reseñar dos críticas certeras a este tipo de estudios. Primero, la del andinista R. Tom Zuidema: el análisis formal desencarnado de las condiciones sociales en las que opera el sistema terminológico es poco creíble e infecundo. Luego, la crítica de Needham (1971a): la notación que se obtiene con el análisis formal es más compleja que la terminología misma y el resultado suele ser meramente tautológico.

La sección final de la introducción es una revisión de la "Pertinencia de los estudios clásicos en los casos etnográficos sudamericanos", y por su originalidad está llamada a convertirse otro 'texto fundamental' del parentesco. En ella, los editores revisan primero los "Modelos teóricos sobre el parentesco en la sociedad incaica", señalando la influencia fundamental de Morgan, Rivers, Kroeber y Lévi-Strauss en los análisis de Heinrich Cunow (1891), José Imbelloni (1928), Loundsbury y el propio Zuidema. Luego, se concentran en los "Sistemas dravidianos y kariera en la Amazonia": por un lado, critican con conocimiento de la casuística la importancia del modelo dravidano -en especial tal y como fue analizado por Dumont- para la comprensión de las terminologías de parentesco de las tierras bajas sudamericanas; y por el otro, discuten la relevancia del modelo kariera para la comprensión de la organización social de los grupos amazónicos de la familia Pano. En este punto es remarcable que Bossert, Sendón y Villar alientan a entender los modelos clásicos como: "tipos ideales [...] herramientas analíticas con respecto a las cuales contrastar los casos concretos" (pp. 60).

Las últimas páginas de la sección, se dedican a "El problema de la organización social en el Gran Chaco", región donde "...con un par de raras excepciones, no se encuentran definidas claramente las formas clásicas de un sistema de parentesco" (pp. 61). Se analiza el diálogo que plantea José Braunstein entre los casos chaqueños y la propuesta formalista del Murdock de Social Structure (1949), que lo lleva a idear un "modelo de integración progresiva" de "familias extensas" en "bandas" y de estas últimas en "tribus"; un modelo en el cual, siguiendo la tradición inaugurada por Lowie y Murdock, "...la residencia o el mero hecho de compartir un territorio es el factor determinante en la conformación de los grupos" (pp. 66).

En la antropología de las últimas décadas, desde lugares muy disímiles, la problemática del parentesco ha sido sospechada de insignificante o incluso de inexistente: pienso en aquel desinterés por la temática -que mencioné al inicio- por parte de una antropología con frecuencia taxativamente particularista y casi siempre contraria a toda formalización de sus datos; y pienso también en la fascinante epistemología iconoclasta de Needham (1971b) o en el "giro culturalista" de Schneider (1972). Por momentos, otras problemáticas -el 'género', la 'persona', la 'casa', el 'cuerpo'- han intentado reemplazar al parentesco, y, sin embargo, el mismo subsiste como tema definitorio e imprescindible de la antropología por al menos tres razones. Por un lado, porque como esta compilación demuestra, el parentesco se conecta no sólo con el estudio de las formas de clasificación y la organización social, sino también con temas tales como la reproducción, la muerte, la identidad individual y colectiva, el honor y la vergüenza, la propiedad, la herencia o la sucesión en cargos. Por el otro, porque la larga tradición de estudios descriptivos y comparativos sobre el parentesco le ofrece a la antropología un hilo de Ariadna para salir del laberinto del particularismo extremo y su contrario, el universalismo infundado, y para restablecer el diálogo teórico y metodológico con otras ciencias sociales que han mantenido un interés fecundo por la generalización a partir de la invariancia empírica. Finalmente, porque el parentesco sigue siendo una dimensión ineludible de la vida social y porque "nuevas" formas de filiación y alianza engendran debates públicos sobre los que la abundante casuística y teorización antropológica tienen mucho que decir; sólo para mencionar dos cuestiones candentes en la actualidad argentina: el "matrimonio igualitario" y la adopción homoparental, y la reforma del código civil nacional para dar lugar a formas matrimoniales indígenas penadas por la legislación vigente. En este escenario, justamente, sale a la luz El parentesco: Textos fundamentales, un libro que devolviéndonos la novedad de los clásicos procura contribuir "...con la formulación activa y creativa de soluciones concretas para problemas antropológicos particulares" (p. 22).

Notas

1 Todas las citas textuales corresponden a la introducción del libro reseñado.

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