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Avá

versão On-line ISSN 1851-1694

Avá  no.25 Posadas dez. 2014

 

ARTÍCULOS

La problemática rural y étnica en la obra de Leopoldo Bartolomé

 

Roberto Ringuelet*, Gabriela Schiavoni** y Fernando Jaume***

Antropólogo, docente e investigador UNLP. E-mail: rringuelet@ciudad.com.ar
Antropólogo, docente e investigador FHyCS- PPAS-UNaM. E-mail: jaumefernando@gmail.com
Antropóloga, docente e investigadora PPAS-UNaM-CONICET. E-mail: gacha@arnet.com.ar

 


Resumen

El artículo resume, en la perspectiva experta de tres antropólogos sociales argentinos, el aporte de Leopoldo Bartolomé como factótum y en lo conceptual- metodológico. Se organiza en tres secciones, cada una escrita autónoma y complementariamente por los coautores. Ringuelet refiere a 5 trabajos centrales de Bartolomé en la conformación del campo de los estudios de las áreas no pampeanas con metodología etnográfica, hecho que redunda en la renovación de la antropología social, a partir de la antropología rural de la década de 1970. En este proceso los autores coinciden en señalar la relevancia del Grupo CLACSO de procesos de articulación. Esta visión es complementada por Schiavoni, quien puntualiza la comprensión 'bartolomeana' del régimen de familiaridad y diferenciación étnica en la economía campesina de Apóstoles. Por su parte, Jaume analiza la instrumentación del concepto de estrategias adaptativas en los estudios de población rural colona y urbana relocalizada.
Concluyen que la perspectiva teórico-metodológica adoptada por Bartolomé aporta a todas luces al desarrollo de nuestra disciplina antropológica: sus investigaciones son más amplias que una descripción etnográfica clásica en los estudios de localidad, permitiendo dar cuenta de procesos de cambio y diversidad dentro de la sociedad nacional.

Palabras claves: Leopoldo Bartolomé; Antropología rural; Articulación social; Estrategias adaptativas; Etnicidad.

Abstract

From the expert perspective of three Argentine social anthropologists, the article summarizes, the contribution of Leopoldo Bartolomé as factotum and on the conceptual-methodological. It is organized into three sections, each autonomously and complementary written by co-authors. Ringuelet refers 5 Bartolome's central works in shaping the field of studies of non-Pampas areas with ethnographic methodology, a fact that leads to the renewal of the social anthropology from the rural anthropology of the 1970s. In this process, the authors agree on the importance of CLACSO Group in investigating the problem of social articulation. This view is complemented by Schiavoni, who points out the 'bartolomean' understanding of the regime of familiarity and ethnic differentiation in the rural economy of Apóstoles. Meanwhile, Jaume discusses the instrumentation of the concept of adaptive strategies in studies of rural farmer population and urban relocated settler. They conclude that the theoretical and methodological perspective adopted by Bartolomé clearly contributes to the development of our anthropological discipline: their research are broader than the classic ethnographic descriptions of the studies of localities, allowing to account for processes of change and diversity within the national society.

Key words: Leopoldo Bartolomé; Rural anthropology; Adaptative strategies; Social articulation; Ethnicity.


 

PRESENTACIÓN

Este artículo integra elaboraciones parciales de los coautores, quienes con un enfoque especializado, presentan el legado y trayectoria de Leopoldo Bartolomé. Comienza con una primera sección elaborada por Roberto Ringuelet, que sitúa los estudios rurales de Bartolomé como pioneros en el aggiornamiento de la antropología social argentina en la década de 1970. A continuación, Fernando Jaume analiza el concepto de estrategias adaptativas en los estudios de población rural colona y urbana relocalizada. Finalmente, Gabriela Schiavoni presenta el régimen de familiaridad y la diferenciación étnica en los procesos de capitalización campesinos estudiados por Leopoldo.

LEOPOLDO BARTOLOMÉ Y LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ANTROPOLOGÍA RURAL EN ARGENTINA

El objetivo del presente texto es señalar la importancia de Leopoldo Bartolomé en los estudios sociales rurales en Argentina y, más específicamente, en la construcción inicial de la antropología social como antropología rural.

Me voy a centrar en la etapa profesional inicial de Bartolomé, en los años 70. Hizo una carrera académica continua desde sus estudios de grado y luego de posgrado en Wisconsin en los primeros años de la década de 1970 y muy pronto se labró un lugar en la antropología social del país.

Eran tiempos convulsionados, de alternancia de gobiernos militares y civiles de los años 60, de inestabilidad universitaria que no se pudo recomponer suficientemente desde el golpe militar de 1966, y fueron precisamente esos años hasta el inicio nefasto del Proceso Militar los que constituyeron el período fundante (aunque desordenado y fragmentado) para las modernas ciencias sociales en Argentina en general y para la antropología social en particular. La antropología argentina experimentaba entonces cambios hacia una reorientación teórica y organizativa de la disciplina, incorporando enfoques que habían sido total o parcialmente ignorados, tal como las teorías dinámicas socioculturales que transformaron el primer cultural-funcionalismo de lengua inglesa y asimismo diversas teorías sociológicas. No pretendo aquí focalizar las transformaciones generales como tema principal, sino que lo vemos como contexto1. Vamos a vincular este nuevo ámbito académico con los nuevos estudios rurales, en donde la obra y acción académica de Leopoldo Bartolomé ha sido importante2.

Esta naciente antropología social saltó desde un enfoque difusionista tradicional a los 'nuevos enfoques', y la atención centrada en los indígenas y en el folklore se transfiguró en 'estudios campesinos' y rurales en general, en el interés creciente en las migraciones campo ciudad y en las 'villas' (en gran medida derivadas de los procesos migratorios). También se estaba procesando en la época un cambio en el posicionamiento científico de la relación entre generación de teoría y trabajo de campo como una relación dialéctica, entendida la situación como una relación 'experimental' y que comportaba un sentido de reflexividad etnográfica.

Esta evolución teórica y de posicionamiento científico se resolvió en Argentina en poco tiempo y contrastivamente merced a la persistencia de rígidas estructuras académicas y de enfoques teóricos del siglo XIX. La nueva antropología social, convengamos que contó con algunos desarrollos teóricos diferentes a las grandes teorías difusionistas o evolucionistas, de tipo culturalista-funcionalista más moderno, pero estas contribuciones fueron puntuales y no alcanzaron a constituirse en una etapa definida (Ratier y Ringuelet, 1997).

El transcurso histórico que las antropologías inglesa y norteamericana habían cumplido evolutivamente a través de una serie de etapas, se reprodujo en nuestro país de modo comprimido. En EE.UU. pasaron de Morgan a Boas con una larga elaboración del modelo cultural relativista, orientado a la reconstrucción histórica indígena y, paulatinamente, el enfoque teórico se reorientó y se proyectó como "continuo folk urbano" hacia un nuevo referente en el indígena campesino. Y en adelante incorpora un enfoque teórico más complejo y dinámico con obras tales como la de E. Wolf o S. Mintz (Ringuelet, 1986). En el caso de algunos países de Latinoamérica como México y aun Brasil, ocurrió algo similar aunque con menos desarrollo (Ringuelet, 2008).

La modernización de nuestra disciplina pareció transitar los mismos pasos 'naturales' que siguieron las 'antropologías centrales'. Los resultados concretos y más consistentes de la nueva antropología social devienen en trabajos sobre actores sociales rurales y sus transformaciones. Estudiados localmente mediante trabajos de campo y vistos en su situación presente (o mejor: desde el presente) en una situación histórica de acelerada transformación. Cuando Norma Giarraca como socióloga rural historió su disciplina en aquellos años reconoció que, en rigor, el interés sobre el tema y los estudios respectivos fueron los que hicieron los antropólogos (Giarraca, 1999). Los sociólogos estaban enfocados a problemas exclusivamente teóricos o a problemáticas político-económicas generales u otros temas privilegiados como la comunicación.

En la nueva antropología social en la cual vemos que la antropología rural cumplió un papel básico, hubo un componente de intervención social como parte del trabajo de campo, del enfoque de los procesos de cambio y de la inserción profesional frecuentemente relacionada con organismos de intervención. Este componente pudo tener diferentes significados y características, pero formó parte del enfoque general adoptado por los antropólogos de la época. De manera más directa por la incorporación a programas de extensión, como actividad profesional en los mismos organismos de intervención o indirectamente por menciones en los textos científicos3. Cuando en septiembre de 1974 en la Universidad Nacional de Tucumán se organiza el "Seminario sobre la explotación agrícola familiar" en Horco Molle del que participó, entre otros, Leopoldo Bartolomé presentando una primera versión de trabajo sobre los colonos (Bartolomé, 1975; ver asimismo Vessuri, 1975), hay una intención explícita de apoyo a los agricultores familiares. En toda la carrera de Leopoldo podemos ver la articulación de investigación-extensión-práctica profesional. En 1968 se vinculó con el INTA y en adelante muchas de sus actividades se sitúan en un contexto de desarrollo regional.

Un evento paradigmático ocurrió en julio de 1974, cuando se llevó a cabo en Buenos Aires la reunión constitutiva del grupo de trabajo sobre Articulación Social de CLACSO, coordinado por Esther Hermitte. En esta reunión Bartolomé tuvo una activa participación que derivó, más adelante, en la publicación de las ponencias (Hermitte y Bartolomé, 1977). Yo había presentado en la ocasión una comunicación sobre mi investigación de maestría del Museo Nacional de Río de Janeiro: "Migrantes Estacionales de la Región del Agreste del Estado de Pernambuco" (Ringuelet, 1977). Leopoldo presentaba una ponencia vinculada a sus estudios sobre colonias agrícolas: "Sistema de actividad y estrategias adaptativas en la articulación regional y nacional de colonias agrícolas étnicas: el caso de Apóstoles (Misiones)". 

El enfoque general de la reunión fue ordenar estudios antropológicos con trabajo de campo en Argentina, acorde a la gran temática de la conexión de las realidades locales en contextos más amplios y de las transformaciones sociales inherentes. En gran medida se trató de problemáticas rurales o periurbanas, por lo que aquella reunión constituyó un evento importante para aglutinar y consolidar estudios analíticos sobre el mundo rural.

Varios de los trabajos fueron contribuciones de un sector vinculado con Esther Hermitte, profesora de Historia de la Universidad de Buenos Aires y doctorada en antropología en Chicago actuando desde el Instituto Di Tella, centro de vanguardia intelectual. Eduardo Archetti y Kristi Stölen presentaron "La herencia entre los colonos del norte de Santa Fe"; Hebe Vessuri "Procesos de transición en comunidades de obreros rurales y articulación social"; Esther Hermitte y Carlos Herrán "Sistemas productivos, instituciones intersticiales y formas de articulación social en una comunidad del Noroeste Argentino". La mayoría de las otras ponencias fueron de investigadores norteamericanos relacionados con Hermitte con trabajo de campo en Argentina. Estos antropólogos argentinos con estudios o vinculaciones en el exterior, estuvieron atentos a la bibliografía mundial sobre la temática rural y ellos mismos, como Bartolomé y Archetti, publicaron obras generales importantes en nuestro país, tal la compilación de Leopoldo Bartolomé y Enrique Gorostiaga "Estudios sobre el campesinado latinoamericano: la perspectiva de la antropología social" (Bartolomé y Gorostiaga, 1974) y la publicación en español de la obra de Alexander Chayánov "La organización de la unidad económica campesina", con presentación y estudio posterior de Eduardo Archetti (Archetti, 1974)4.

Volver al objetivo general de aquella reunión, me permite algunas precisiones teóricas sobre la "antropología rural" del momento y la particularidad de sus marcos teóricos. En la introducción que hacen Hermitte y Bartolomé, se señala que "las investigaciones se centraban sobre aspectos que hacían a las relaciones conectivas entre unidades sociales de diversa índole y magnitud dentro del marco de una sociedad compleja" y que "fundamentalmente queríamos incluir procesos conectivos que no implicaban necesariamente una pérdida de atributos diferenciales entre las unidades consideradas, es decir, procesos cuya resultante no fuese por fuerza la homogeneización" (Hermitte y Bartolomé, 1977:10). Años después, Bartolomé (1980), precisa el significado que le estaban dando al concepto de "articulación social" centrado en el propio tejido conectivo de la sociedad antes que en sus unidades constituyentes, remitiendo a una concepción dinámica, procesual. En una presentación posterior dice del grupo convocado por Hermitte que provenían "de horizontes teórico ideológicos muy variados, que iban desde variedades del marxismo hasta enfoques interaccionistas y centrados en el actor, pasando por versiones heterodoxas del estructural-funcionalismo anglosajón. Empero, coincidíamos en la incomodidad que nos producían los determinismos extremos y las perspectivas excesivamente estructuradas de la vida social" (Bartolomé, 1996:4). En rigor, diríamos que una marca distintiva de los 'antropólogos rurales' en su conjunto (incluyendo a otros sectores académicos) que iniciaron esta perspectiva de la antropología, fue su visión creativa de la realidad social, desde diversos marcos teóricos5.

En otros países latinoamericanos con importantes estudios rurales como México y Brasil, la antropología se fue expandiendo desde los años de 1970 a un ritmo más continuo y acelerado, pues sea que hubo un incentivo a su producción (México) o posibilidades de cierta continuidad bajo un gobierno autoritario (Brasil). Por otra parte, sus realidades eran distintas a la Argentina, con una base campesina fuerte y una integración nacional problemática. En México y Brasil el foco de los estudios rurales fueron las vicisitudes de las transformaciones campesinas y las diversas formas de persistencia de subordinaciones tradicionales. Se realizaron muy elaborados trabajos de campo y reflexiones teóricas tanto de antropólogos cuanto de sociólogos, bajo marcos teóricos con gran influencia de los estructuralismos dinámicos europeos (con fuerte componente marxista) y de la crítica a la dependencia y a las formas coloniales.

En nuestro país, las obras clave fueron señalando la particular identidad de la historia agraria argentina, centrándose en las agriculturas familiares de constitución en tanto tales relativamente reciente y, en general, en situaciones consideradas muy articuladas a las relaciones sociales capitalistas; reconociendo, sin embargo, las especificidades locales-regionales mediante enfoques comprensivos de las relaciones socioculturales. Planteando problemáticas que se retomaron paulatinamente luego del resurgimiento de la vida académica post Proceso y que aún conservan un significado vigente 40 años después6.

En este marco, fueron importantes algunos lineamientos de Bartolomé que tomamos como ejes paradigmáticos y que seleccionamos de tres obras: "Sistemas de actividad y estrategias adaptativas en la articulación regional y nacional de colonias agrícolas étnicas: el caso de Apóstoles, Misiones" (Bartolomé, 1977); "Colonos, plantadores y agroindustrias. La Explotación Agrícola Familiar en el sudeste de Misiones" (Bartolomé, 1975); "Base social e ideología en las movilizaciones agraristas en Misiones entre 1971 y 1975" (Bartolomé, 1982).

En el primer texto, presentado originalmente en el Seminario CLACSO de 1974, se plantean algunas problemáticas que el autor venía trabajando en su tesis doctoral, centrada en una comunidad agrícola originalmente poblada por inmigrantes polacos y ucranianos. Se analizan las relaciones respecto de la sociedad regional y nacional que la enmarca considerando su economía, organización y contexto cultural:

"Más que la persistencia o no persistencia de los mencionados elementos diferenciales, el autor trata de explicar por qué la colonia no se constituyó en un enclave étnico-cultural a pesar que las condiciones originales favorecían dicha alternativa. El concepto de articulación que instrumenta Bartolomé remite prima facie a la vinculación de unidades y segmentos, sin que los mismos se vean necesariamente afectados en sus características distintivas. Desde este punto de vista, la existencia de formas y mecanismos conectivos puede ser considerada de modo analíticamente independiente de la posible presencia de fenómenos homogeinizadores (aculturación, asimilación, etc.), aun cuando la red conectiva generada en el proceso de articulación pueda actuar como elemento catalítico para el desencadenamiento de procesos de esa índole. De esta manera, y centrando su análisis en a) los cambios en la estrategia productiva, b) el proceso adaptativo de los colonos y c) las consecuencias de la inserción de la colonia dentro de un tipo de producción cuyos mecanismos de toma de decisión excedía en mucho el marco local, el autor postula que la conversión masiva a un cultivo industrial (la yerba mate), rompió decisivamente el encapsulamiento inicial de la colonia, y generó una red conectiva o articulatoria que sirvió de base para el desarrollo de diversos procesos de confluencia cultural" (Hermitte y Bartolomé, 1977:18).

En este texto aparecen algunos puntos característicos que queremos reseñar: a) La necesidad de un enfoque histórico procesual imprescindible para entender los sentidos del comportamiento de los productores y las situaciones sociales en las que están inmersos; b) su inclusión regional y nacional, buscando dialécticamente su especificidad en el marco de sus articulaciones contextuales; c) la comprensión de las especificidades de cada tipo social y aun entre los mismos productores familiares; d) el dar cuenta de las particularidades de la estructura agraria regional dentro del conjunto general del país; e) enfatizar el enfoque antropológico al ver las problemáticas regionales como hechos sociales totales.

En el trabajo "Colonos, plantadores y agroindustrias.", que tuvo una primera versión en la reunión de Horco Molle en septiembre de 1974, continúa de modo general con los desarrollos del texto anterior. Y aquí el autor suma una propuesta amplia sobre las determinaciones de los productores familiares, por cuanto abre un diálogo de acuerdos y diferencias con autores locales y de rango mundial sobre la 'cuestión campesina' y sobre la especificidad de la estructura agraria argentina, entendiendo que se precisa un análisis que, a la vez que aproveche la riqueza de enfoques diversos no se constituya en imposición indiscutible de ninguno. Contempla, en tal sentido, la heterogeneidad de los sectores sociales agrarios y hace una comparación con amplio sustento bibliográfico con casos europeos, latinoamericanos y de los EE.UU.

Remarcamos en este trabajo su tratamiento de los procesos de etnización-desetnización en el análisis de la construcción del colono misionero y el análisis de la racionalidad económica en contextos culturales diversos, comparando los colonos polacos y ucranianos.

En el trabajo sobre las movilizaciones agraristas, presentado originalmente en el Seminario sobre articulaciones de CLACSO Ecuador en diciembre de 1976, el autor reafirma los desarrollos del trabajo anterior en un elaborado texto teórico-analítico en el cual se remarcan las características específicas argentinas de los levantamientos sociales estudiados vis a vis de los tradicionales movimientos campesinos. Utiliza, asimismo, aquí una bibliografía comparativa amplia que le permite sustentar su enfoque. Y en continuidad con los desarrollos anteriores, se ve la importancia de un análisis procesual contextualizado en diversos niveles y la particular consideración de una visión sociocultural comprensiva en el análisis de lo político. Se destaca en el trabajo el depurado ejercicio analítico de los diversos sectores en sus articulaciones y en su organización interna; precisamente en el estudio del comportamiento político-ideológico y en las categorizaciones analíticas respectivas en donde Bartolomé se cuida particularmente de no hacer extrapolaciones que han sido muy comunes en la época. En este sentido es que el autor critica a autores como Viñas (Viñas, 1973) que usa categorizaciones generales derivadas de otras situaciones sociales.

En conclusión de lo que venimos comentando en párrafos anteriores, citamos a Bartolomé cuando expresa que: "la naturaleza de clase de un determinado grupo o categoría no puede ser identificada exclusivamente sobre la base de indicadores económicos, y sin tener en cuenta los aspectos superestructurales pertinentes, o sea, valores, orientaciones generales, ideologías, etc. (.) que remiten al papel de la ideología como sistema cultural" (Bartolomé, 1982:48).

En estas notas pretendimos señalar la importancia de la obra de Leopoldo Bartolomé en la consolidación de una antropología rural en Argentina con identidad propia y la importancia, a su vez, de estos estudios rurales para consolidar la naciente antropología social. En las secciones siguientes, Fernando Jaume y Gabriela Schiavoni sintetizan en sendos acápites, aportes conceptuales centrales en la obra de Bartolomé, refiriendo a los eslabones teóricos con los que enlaza tradiciones locales e internacionales.

ESTRATEGIAS ADAPTATIVAS Y CAMBIO SOCIOCULTURAL EN LA ANTROPOLOGÍA DE LEOPOLDO BARTOLOMÉ

La etnografía de los inmigrantes eslavos en Apóstoles fue desarrollada por Bartolomé a lo largo del año 1973, en un contexto donde la antropología social aún no tenía cabida en la universidad Argentina. El difusionismo de Imbelloni y la fenomenología de Marcelo Bórmida dominaban el campo antropológico de la UBA y continuaron hegemonizándolo sin demasiados cuestionamientos hasta 1983. Por el contrario, la antropología social anglosajona era repudiada y los antropólogos económicos marxistas como C. Meillassoux, M. Godelier o E. Terray apenas se conocían en el ámbito nacional. La difusión de la perspectiva social en antropología comenzó entonces por los márgenes, con la creación en 1974 por iniciativa de Bartolomé, de la licenciatura en Antropología Social en la Universidad de Misiones, en tanto Eduardo Menéndez lideraba un proceso similar en la Universidad de Mar del Plata.

El proyecto modernizador de la Antropología de Misiones incorporó tanto los aportes teórico-metodológicos anglosajones, como su tradición de trabajo etnográfico prolongado y en profundidad. Asimismo, Bartolomé, que aquilataba una sólida formación académica en economía, integró los abordajes que los antropólogos marxistas habían desarrollado en su investigación de sociedades de economía precapitalista. Estas orientaciones, sin duda innovadoras para la disciplina antropológica argentina de los años '70 (que transitaba la vía muerta del difusionismo), fueron fundamentales tanto en la conformación de la licenciatura, como en la propia trayectoria investigativa del fundador de la carrera universitaria.

LAS ESTRATEGIAS ADAPTATIVAS DE LOS COLONOS DE APÓSTOLES

En su libro sobre los colonos de Apóstoles resultado de su investigación doctoral, Bartolomé se propone: "enfocar la naturaleza del desarrollo agrario en términos de estrategias adaptativas, las variables culturales intervinientes y el rol de la etnicidad en la configuración del comportamiento grupal e individual de esos inmigrantes en el contexto del cultivo agrario" (Bartolomé, 2000:15). Con tal propósito, Bartolomé reseña los trabajos de investigación sobre la inmigración en Argentina, señalando que en su mayoría abordan aspectos demográficos, así como el rol de los inmigrantes en el proceso de modernización de la sociedad argentina, destacando su asimilación a entornos principalmente urbanos, "desde un marco teórico instalado en la dicotomía parsoniana de tradición-modernidad" (Bartolomé, 2000: 20). Menciona también destacables trabajos sobre inmigrantes rurales y refiere a la reciente aparición (última mitad de la década de 1960) de un vigoroso populismo agrario -el movimiento de las Ligas Agrarias- particularmente activo entre los productores de cultivos industriales de las provincias del NEA (algodón, tabaco, yerba mate, te); resultante en buena medida de las condiciones de mercados críticamente inestables. Por el contrario, propone centrar su investigación en la necesidad que enfrentaron los inmigrantes de adaptar sus estrategias de producción y de vida a las nuevas condiciones ambientales, sociales y culturales características de la sociedad que los acogió. En este sentido, el autor afirma que "Los conceptos teóricos más fundamentales utilizados en todo este estudio son los de proceso adaptativo y estrategias adaptativas. En la forma como están utilizados acá esos conceptos implican la suposición de que ni la cultura, ni las exigencias del medio son 'dadas' en un sentido absoluto" (Bartolomé, 2000:27). Una preocupación central será justamente estudiar "como los inmigrantes adaptaron sus modelos culturales tradicionales" para manejar la nueva estructura de posibilidades y restricciones de la nueva situación en Misiones y, en este proceso, generar nuevas formas sociales y culturales. De todos modos, el autor insiste en que su interés está más directamente vinculado con los modos desarrollados para la toma de decisión y la capacidad de resolver problemas, y más alejado de cualquier intento de ponderar el éxito de las medidas adoptadas.

Propone un mecanismo para explicar cómo se difunden y generalizan en la comunidad de inmigrantes las nuevas estrategias implementadas mediante un juego de prueba y error. Sugiere que los actores encaran acciones en función de lo que quieren obtener, cuando esas elecciones resultan en el beneficio buscado, por aprendizaje empírico e imitación tienden a generalizarse en las comunidades de pares, y eventualmente a convertirse en modelos de conducta y a institucionalizarse. Siguiendo a John Bennett emplea el concepto de estrategias adaptativas con el siguiente sentido: ".las múltiples adaptaciones de los individuos durante un período de tiempo, crean un modelo que constituye la amplia estrategia seguida por un pueblo para alcanzar sus soluciones y solucionar sus problemas" (Bartolomé, 2000:29).

Mediante la aproximación conceptual asumida, donde nociones como estrategias adaptativas, proceso adaptativo, estructura de oportunidades y sistemas de actividad, asumen un papel analítico fundamental, el autor explica por qué ".los campesinos inmigrantes se transformaron en algo distinto dentro de un período corto de setenta y cinco años", o como fue el proceso por el cual hoy: ".son parte de una cultura general del colono que es característica de Misiones y no forman un enclave galitziano" (Bartolomé, 2000:121). En este proceso adaptativo que culmina con la conversión de los campesinos galitzianos en colonos misioneros, Bartolomé describe los ciclos agrícolas con sus auges, sus estancamientos y periódicas crisis de rentabilidad y señala la estructura de oportunidades operante -tanto al nivel local como al nacional- y las oportunidades que cada coyuntura ofrecía, discutiendo exhaustivamente cómo las estrategias asumidas por los agricultores, en contextos signados por la confluencia de variables económicas, culturales y ecológicas, determinaron sus posibilidades de existencia y reproducción social (Bartolomé, 2000:140).

En la medida en que atribuye una profunda influencia a las variables culturales como interviniendo significativamente en, por ejemplo: las decisiones de invertir o consumir, de disponer la propiedad en herencia, de contratar o no fuerza de trabajo extrafamiliar o de tomar financiación bancaria, Bartolomé se aleja del riesgo de equiparar las estrategias adaptativas con la simple maximización del homo economicus. En este punto, establece una sutil distinción entre las "estrategias adaptativas" que tienen cierta realidad psicológica y los "procesos adaptativos" cuya realidad es puramente conceptual. Señala asimismo que "Las personas de Apóstoles no se dispusieron conscientemente a planear nuevas estructuras, más bien las estrategias fueron el resultado de un proceso complejo y mayormente inconsciente de tomas de decisiones" (Bartolomé, 2000:124).
En resumen, el trabajo sobre los colonos eslavos de Apóstoles es mucho más que una descripción etnográfica de un grupo de familias de inmigrantes agricultores. Bartolomé efectúa un muy documentado trabajo de historia social, que contempla no solo las tradiciones, ideologías y capital cultural traídos por los inmigrantes desde Europa, sino también las relaciones sociales intra y extra comunidad que fueron tejiendo en cada coyuntura, a lo largo de 3 generaciones. El enfoque es relacional y contempla las 'articulaciones' (Bartolomé, 1975a y 1977) que los recién arribados colonos galitzianos fueron estableciendo con otros tipos de sujetos sociales rurales, cada uno con sus particulares formas de adaptación tecno-ecológica: agricultores de subsistencia, ganaderos extensivos y explotadores extractivos de yerba mate silvestre y maderas (Bartolomé, 2000). Analíticamente distingue entre estrategias adaptativas individuales y colectivas; siendo estas últimas las que determinan la articulación de los colonos a la sociedad misionera, con un énfasis en la deriva hacia el monocultivo yerbatero, sistema de actividades extracomunitario que contribuyó en buena medida al desencapsulamiento étnico.

LAS ESTRATEGIAS ADAPTATIVAS DE LOS POBRES URBANOS

Los trabajos de investigación de Bartolomé sobre las condiciones de vida y las estrategias de adaptativas de los pobres urbanos, han tenido por referente empírico principal a la población de menores recursos residente en la ciudad de Posadas afectada por la construcción de la Represa Hidroeléctrica Yacyretá. Al respecto señala: "La noción de estrategia adaptativa es una construcción etic abstraída de las regularidades y tendencias expuestas por las reacciones producidas por el sistema de supervivencia a través del tiempo" (Bartolomé, 2005:72). El autor analiza el paulatino deterioro de las condiciones de existencia de la población ribereña de Posadas, asentada en zonas inundables del ejido urbano, a partir de los primeros anuncios de la construcción de la Represa en 1974 y particularmente, desde 1979 en que la Entidad Binacional Yacyretá llevó adelante un censo sistemático de población y viviendas despertando fuertes expectativas e incertidumbre en la población costera.

Al momento de discutir el comportamiento de los pobres urbanos de Posadas, prioriza el análisis del conjunto de atributos situacionales específicos por sobre el contraste teórico rural-urbano. Vale decir, no atribuye sus bajos índices de calidad de vida a la migración per se, o a su mala adaptación al nuevo entorno urbano, sino a su inserción en el sector informal de la economía, caracterizado por los bajos salarios, la inestabilidad ocupacional y la ausencia de cobertura social. Recupera perspectivas y referencias de los trabajos de la antropología de la pobreza y la marginalidad, como los muy influyentes de Larissa Lomnitz que destacan la estrategia de construcción de redes de reciprocidad y confianza, los multi-empleos, las amistades instrumentales, las estrategias sociodemográficas presentes en la estructuración de las unidades domésticas y otras apuestas destinadas a minimizar la inestabilidad y a obtener los recursos que la economía formal no otorga. Bartolomé, evitando cosificar la pobreza, reconoce la articulación entre los sectores marginales y el sistema económico social urbano: "Sin ignorar la presencia de poderosos determinantes estructurales, así como el predominio inherente al sistema de clases político y social" (Bartolomé, 2005:61).

Además de describir la situación de los pobres urbanos de Posadas, Bartolomé propone un modelo analítico generalizable para situaciones similares, en el que otorga un rol prioritario a los rasgos cruciales del sistema de supervivencia y las estrategias adaptativas, entre los que deberá considerarse la identificación y descripción de: 1) los recursos y reservas acumulados por la sociedad, incluidos no solo aquellos que detentan los pobres, sino los de todos los sectores sociales "Se incluyen aquí aquellas relaciones determinadas por la posición de clase social, identidad étnica, y relación de los pobres con el gobierno"; 2) los recursos y reservas del sistema urbano, particularmente las fuentes de bienes y actividades disponibles para los sectores pobres urbanos; 3) "Aquellos componentes del sistema de supervivencia más propensos a ser movilizados" (cfr. Bartolomé, 2005:61 ). El análisis arroja luz sobre dos componentes centrales del sistema de supervivencia de los pobres urbanos: "su anclaje espacial y valor crítico de continuidad de las relaciones sociales y el ingreso de recursos" (Bartolomé, 2005:70); que en el caso particular de Posadas inciden muy negativamente sobre los pobres que fueron relocalizados compulsivamente, desintegrando buena parte de sus redes sociales basadas en la co-residencia.

A continuación, Gabriela Schiavoni analiza el aporte de la investigación de los antropólogos rurales del Grupo CLACSO de Articulación Social, en especial Archetti, Gatti y Bartolomé en la comprensión del régimen de familiaridad y la diferenciación étnica en los procesos de capitalización campesinos.

DE CAMPESINOS A YERBATEROS: EL RÉGIMEN DE FAMILIARIDAD EN LOS PROCESOS DE ARTICULACIÓN SOCIAL

Como se ha señalado, la perspectiva de Bartolomé sobre los fenómenos rurales está arraigada en la experiencia de una colonia agrícola polaco-ucraniana, en el extremo nordeste de la Argentina (Bartolomé, 1975; 1977 y 1990). El asentamiento tiene su origen en la instalación de campesinos galitzianos a fines del S. XIX, en el marco del impulso a la colonización de tierras públicas en el recién creado Territorio Nacional de Misiones.

Como advierte el autor, quien estudia a estos sujetos ochenta años después, se trata de un análisis en términos de articulación, y no de integración o asimilación, ya que la conexión a la sociedad nacional no conlleva la disolución de las fronteras étnicas. La idea de proceso resulta fundamental para comprender esta "unión sin homogeneización" que contiene la noción, diferenciándose de la versión taxonómica de articulación de modos de producción, asociada al concepto de campesino y muy gravitante en los estudios agrarios de la década de 1970 en América Latina7.

Si bien Marx constituye una referencia significativa para los integrantes del grupo de trabajo sobre procesos de articulación social (cfr. Archetti, 1974; Gatti, 1975), las dinámicas empíricas que analizan sugieren una complejización de la transición agraria. El carácter doméstico aparece como una dimensión responsable de esta no-homogeneización sobre la que insisten los autores. Así, los agricultores comerciales del norte de Santa Fe, los colonos eslavos del sudeste de Misiones o los obreros cañeros organizados en cooperativas en Tucumán participan en la economía nacional a través de la gestión autónoma de sus lazos familiares. Por eso también Chayánov resulta un autor muy nombrado en el repertorio de las contribuciones del grupo8.

Podríamos catalogar a estos antropólogos rurales en términos de marxismo-chayanoviano (cfr. Booth, 1985). Sin embargo, a diferencia de los autores tributarios de ese enfoque, los estudios de articulación en la Argentina no sustentan una visión dicotómica, admitiendo la posibilidad de formas de totalización susceptibles de incorporar las diferencias.

CONFIGURACIONES DOMÉSTICAS Y ADSCRIPCIONES ÉTNICAS

Los sujetos que describe Bartolomé no son campesinos en un sentido wolfiano -implicados en situaciones en las que el acceso a la tierra está mediado por una relación de dominación que se expresa en la renta- pero se asemejan a éstos por el carácter familiar de la organización de la producción.

El cultivo de yerba mate constituirá el principal dispositivo del proceso de articulación social. Recién a principios del siglo XX, se torna conocida la forma de multiplicación de esta planta y los yerbales cultivados sustituyen a la explotación silvestre. La distribución de la tierra fiscal en condiciones ventajosas generó escasez de mano de obra en las grandes extensiones impidiendo que la yerba se transformara en un cultivo de plantation. En este proceso, las unidades familiares de los colonos se convierten en agentes de provisión de materia prima para la industria yerbatera.

Los campesinos galitzianos abandonan el esquema de granja y producción de alimentos, volcándose al monocultivo yerbatero en la década de 1920. Esto evitará que la colonia se convierta en un enclave étnico y gradualmente los insertará en la economía y en la sociedad nacional, metamorfoseándolos en yerbateros, con un estilo cultural específico. ¿Qué papel juega en esta especificidad el orden doméstico?

La colonia agrícola no se configuró en base al parentesco. En efecto: "En vez de la familia galitziana tradicional cementada en su apego a la tierra ancestral, la situación en Apóstoles se caracterizó por núcleos dispersos de casas (.) El patrón de inmigración en oleadas sucesivas dificultó el poblamiento conjunto de parientes, y el patrón de asentamiento los dispersó en la colonia reduciendo la frecuencia de la interacción" (Bartolomé, 1990:168).

Los lazos kum, semejantes al compadrazgo y generalmente sancionadas con este rito, se establecieron tomando como base la amistad e institucionalizando estas relaciones mediante el casamiento en la familia o a través del padrinazgo de los hijos. Estos vínculos, sin embargo, no dieron lugar a formas de reciprocidad con consecuencias en la organización económica de las unidades (reclutamiento de trabajo, por ejemplo).

La familia individual constituyó el agente principal. A nivel de la unidad doméstica, las transformaciones se orientaron a conseguir trabajadores hombres. En este sentido, Bartolomé identifica la práctica de la transmisión de tierra a las hijas mujeres con el fin de atraer yernos (ante la imposibilidad de vender las parcelas originadas en la colonización pública), lo que incidirá en un aumento de la residencia uxorilocal.

Con respecto a la herencia, si bien prima la participación igualitaria, el autor identifica prácticas diferenciales entre los colonos de origen ucraniano y los polacos. La distinción entre polacos y ucranianos representa el núcleo duro de la argumentación del autor en torno a las estrategias familiares de incorporación a la economía y la sociedad nacionales. Estas adscripciones étnicas, sin embargo, no remiten a bagajes culturales ancestrales sino que se forjan en el mismo proceso de articulación, dibujando los nichos ecológicos que ocupan los grupos.

Así, entre los ucranianos, las prácticas de tipo cooperativo tendientes a evitar la subdivisión de los predios otorgan la tenencia a uno de los miembros y compensan a los demás. Las explotaciones de este grupo se agrupan en el estrato medio (25 a 50 ha).

Los colonos de origen polaco, en cambio, no impiden la subdivisión, con el resultado de que muchos terminarán vendiendo sus lotes inviables, lo que, a su vez, favorecerá la concentración en manos de otros. La distribución de las explotaciones de los colonos de origen polaco se concentrará en los extremos. Las unidades del extremo superior (75 a 100 ha), lo suficientemente rentables como para producir ganancias con fines de reinversión, darán origen a los colonos industriales, dedicados al procesamiento de la yerba mate.

Aun así, también surgirán entrepreneurs en el grupo ucraniano porque el elemento clave de estas trayectorias, señala el autor, no radica sólo en la posesión de mayores extensiones de tierra sino en la capacidad de innovación técnica vinculada al procesamiento de la yerba mate.

Así, el entrepreneur de origen polaco desarrolla un molino que utiliza energía hidráulica y permite abaratar los costos de elaboración. Mediante gestiones en el Congreso de la Nación obtendrá el primer permiso expedido en la Argentina de utilización privada de recursos hídricos.

En el caso del entrepreneur de origen ucraniano será la invención de un dispositivo para separar los palos de las hojas de yerba mate, que patenta en 1944, y que incorpora a su empresa favoreciendo la capitalización.

Se trata en ambos casos de empresarios familiares, pero Bartolomé distingue estrategias de tipo aperturista en la familia del entrepreneur de origen polaco, con un perfil más schumpeteriano. En esa familia la totalidad de hijos e hijas se casa con no-eslavos y si bien los varones continúan a cargo de la empresa, abandonan la residencia en la localidad. Consolidan así una empresa industrial de alcance nacional mientras que el entrepreneur ucraniano restringe su actividad a la localidad, orientándose más hacia el comercio que a la industria (representante de la empresa Ford).

Se decantan así nichos ecológicos para cada grupo que condicionan los ámbitos de participación política. El hecho que el Estado regule en gran medida los eslabones agroindustriales explica la mayor participación política de los colonos de origen polaco en las esferas provinciales y nacionales. Los ucranianos desarrollan un tipo de sociabilidad étnica de base local con una orientación más marcada hacia el comercio (el entrepreneur de origen ucraniano preside el Mercado Consignatario de Yerba Mate canchada, una institución de gran relevancia en el sudeste de Misiones en la década de 1970).

Estos casos de industriales yerbateros con origen campesino ponen de manifiesto la conectividad familiar existente entre posiciones que resultan antagónicas en la estructuración de la cadena yerbatera: proveedores de hoja verde y elaboradores.

LA FAMILIARIDAD COMO FORMATO DE ARTICULACIÓN

Es decir, el carácter familiar imprime notas características a los procesos de incorporación a la sociedad nacional, volviendo pertinente el uso de la noción de articulación. Sin embargo, no estamos aquí frente a agrupamientos sociales estructurados por el parentesco. El orden familiar, o componente campesino, que los antropólogos rurales del grupo de articulación identifican como pauta no-homogeneizante coincide con la organización de la unidad doméstica descripta por Chayánov.

Rememorando el tipo de antropología rural que se hacía en Argentina en la década de 1970, Hebe Vessuri cuenta la decepción de Evans-Pritchard y Rodney Needham, sus mentores, cuando les comunicó su interés por hacer una tesis sobre los campesinos sin tierra de Santiago del Estero, en el contexto de transformación derivado de la construcción de la zona de riego en el Río Dulce. Estos santiagueños, en efecto, "no tenían un patrilateral cross cousin marriage system o cosas como las que le gustaban a Needham" (Vessuri, 2013:22).

De este modo, en su análisis de la cooperativa de trabajadores cañeros de Campo Herrera, Vessuri (1977) subraya este aspecto cuando señala que el grupo de trabajo es la familia y que el objetivo es aumentar el ingreso familiar y no exclusivamente el salario. Los hijos de 15 años que antes, en la compañía privada, sólo podían participar como cuarta de un familiar, ahora son incorporados como trabajadores.

También Archetti y Stölen (1977) destacan la autonomía de la gestión familiar de los chacareros frente a las presiones homogeneizantes del código civil cuando describen las pautas de herencia en el norte de Santa Fe. A su vez, los peones de la hacienda Luracatao estudiados por Gatti (1975) que usufructúan parcelas de subsistencia no se reconocen como asalariados y es en virtud de la importancia del grupo doméstico que el autor sugiere denominarlos semicampesinos.

Los trabajos de estos autores realizados en la década de 1970 en distintas zonas rurales de Argentina describen formas heterodoxas y débilmente institucionalizadas de incorporación al capitalismo agrario. Los desarrollos de las últimas décadas del siglo XX y comienzos del siglo XXI han acentuado esta tendencia a la unión sin homogenización, ya que los sujetos agrarios en transición han alcanzado cierta estabilidad y los procesos de diferenciación interna exhiben niveles crecientes de heterogeneidad.

Estas configuraciones otorgan relevancia a los modos de totalización que contemplan la singularidad de las relaciones y los seres que éstas conectan, permitiendo comprender la centralidad del régimen de familiaridad como forma de coordinación económica.

A MODO DE CIERRE

La obra de Leopoldo Bartolomé es clave en la consolidación de una antropología rural relevante y con identidad propia en Argentina. Estos estudios rurales son a su vez, transcendentes para la renovación de la antropología social local. La perspectiva teórico metodológica adoptada por Bartolomé en sus investigaciones sobre la comunidad de agricultores eslavos asentados en Apóstoles y los pobres urbanos relocalizados de Posadas, aporta a todas luces al desarrollo de nuestra disciplina antropológica con propuestas significativas e innovadoras. En este sentido, entre otros puntos de interés, pueden mencionarse:

El planteo de nuestro autor encuadra, en términos generales, en una versión ecléctica de las tradiciones funcionalistas de la antropología social británica, preocupada por atender a la complejidad de los fenómenos bajo estudio, teorizando siempre a partir de la información provista por trabajos etnográficos concretos.

Las situaciones críticas -migración desde Europa, coyunturas económicas críticas entre los colonos, o relocalización compulsiva en el caso de los pobres urbanos-, constituyen situaciones cuasi experimentales para el análisis de los procesos adaptativos.

Adopta un modelo de análisis multidimensional, rechazando explícitamente la dicotomía parsoniana tradición-modernidad; por el contrario busca comprender la articulación y las mutuas influencias entre variables ambientales, tecnológicas y socio culturales.

Discute la articulación que los actores sociales investigados (colonos y/o pobres urbanos) establecen con otras fracciones de la sociedad y con otros niveles más allá del ambiente local; es decir rehúye cualquier intento de explicación cosificante y esencialista de los comportamientos humanos atendiendo en cambio a los procesos de aprendizaje, resultantes de las trayectorias individuales y colectivas hilvanadas por múltiples decisiones, exitosas o fallidas, que tienen lugar siempre en un campo social que funciona a la vez como espacio de posibilidades y de restricciones (Bartolomé, 2000; 2005).

Sobre estos principios propone un modelo de análisis que le permite explicar, por ejemplo: por qué los inmigrantes eslavos pudieron convertirse en colonos misioneros o argentinos a partir de su origen campesino, polaco y/o ucraniano, y cómo avanzaron en un proceso de desencapsulamiento étnico; en este proceso el carácter familiar imprime notas características a los procesos de incorporación a la sociedad nacional, volviendo pertinente el uso de la noción de articulación. Sin embargo, no estamos aquí frente a agrupamientos sociales estructurados por el parentesco. El orden familiar, o componente campesino, coincide con la organización de la unidad doméstica descripta por Chayánov.

Notas

1 Anteriormente incursionamos en la temática en Ratier y Ringuelet (1997), Ringuelet (2007) y otros textos. Si bien no deja de haber polémica en el campo antropológico sobre la reconstrucción histórica, creemos que, para lo que nos interesa comentar el tema hay coincidencias. En una consideración amplia, es verdad que se discute, en la historia de la antropología, el grado y tipo de continuidades, el grado de consolidación académica de las teorías y, entre otros puntos, las relaciones entre actor teórico y actor político. Pero creemos que, focalizándonos en aquellos años, hubo una coincidencia de distintos sectores profesionales en la necesidad de hacer una amplia actualización teórica y realizar una lucha contra un mundo académico anquilosado; elementos que aunaban diversas situaciones y carreras profesionales. Por otra parte, las disidencias teóricas y políticas no se desarrollaron frente a un enemigo en gran medida común y con un campo académico fragmentado.

2 Las denominaciones "antropología social" y "antropología rural" no necesariamente son autoreferenciales de los mismos antropólogos, lo que ha tenido sus variaciones (Bartolomé, 2007). Estoy usando los términos desde mi propio marco referencial interpretativo del momento histórico.

3 Y en esto hubo diversidad de formas de participación. Hubo algunos casos más definidos hacia la profesionalización al estilo de los técnicos agrarios, como el caso de Santiago Bilbao. Una vertiente, asimismo integró fuertemente la práctica etnográfica a la militancia política, como se puede ejemplificar en Ratier, que publicó dos textos derivados de investigaciones, de amplia difusión nacional (Ratier, 1971a y 1971b) (ver referencias en Guber, 2005 y Visacovsky y Guber, 2002).

4 La obra de Eduardo Archetti ha sido paralela a la de Bartolomé y muy coincidente. En 1975, publicaría junto a Kristi Stölen un texto fundamental de los estudios rurales que fue "Explotación familiar y Acumulación de capital en el campo argentino" sobre los colonos del Departamento de Avellaneda en el norte de Santa Fe.

5 En otro lugar desarrollamos más extensamente el tema general de "la antropología y el medio rural en la Argentina" (Ratier y Ringuelet, 1999).

6 Sobre todo desde la década de 1990, paulatinamente se van sumando estudios sobre campesinados de raíz indígena y, en general, sobre la problemática de los pueblos originarios. Pero esta ya es otra historia.

7 El trabajo de Gatti, preparado para el segundo encuentro del grupo de articulación social realizado en Quito en 1975, toma en cuenta el concepto de campesino y analiza la articulación de la hacienda con la plantación, cuando los campesinos subordinados al hacendado son compelidos a vender estacionalmente su fuerza de trabajo al ingenio.

8 Aunque, en el comentario bibliográfico del libro Procesos de articulación social, compilado por Esther Hermitte y Leopoldo Bartolomé y publicado en 1977, Denis Baranger (1978) destaca que sólo un aire de familia conecta las distintas utilizaciones de la noción por parte de los distintos autores de la compilación

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