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Avá

versão On-line ISSN 1851-1694

Avá  no.29 Posadas dez. 2016

 

ARTÍCULOS

Antagonismos y matrimonio. La retórica de “putos peronistas”

 

Cecilia Beatriz Díaz*

* Becaria CONICET para finalización de doctorado en Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata. Docente investigadora de la Universidad Nacional de La Matanza. Email: diaz.ceciliab@gmail.com

Fecha de recepción del original: septiembre de 2016.
Fecha de aprobación:
mayo de 2017.


RESUMEN

Con el objetivo de observar la disputa discursiva sobre el significante matrimonio, a partir de la construcción equivalencial de demandas y el establecimiento de la frontera nosotros/ellos, el presente artículo analiza la construcción retórica de identidad política de la agrupación “Putos Peronistas”, en torno a la ley de matrimonio igualitario, sancionado en Argentina en 2010. Desde la propuesta de análisis del discurso populista de Laclau, se releva la reflexión de la trayectoria y de los actores clave como el movimiento kirchnerista, el colectivo de la diversidad sexual y la Iglesia católica, en lo particular la figura del Papa Francisco, desde la subjetividad de sus militantes.

PALABRAS CLAVE: Matrimonio; Populismo; Identidad; Discurso.

ABSTRACT

In order to observe the discursive dispute over the signifier marriage, from the equivalential construction demands and the establishment of the border us/them, this article analyzes the rhetorical construction of political identity of the group “Putos Peronistas” in around the equal marriage law, enacted in Argentina in 2010. Since the proposal populist discourse analysis Laclau, reflection of the trajectory and key actors such as the kirchnerism is relieved, the collective of sexual diversity and the Church Catholic, in particular, the figure of Pope Francis, from the subjectivity of its members.

KEYWORDS: Marriage; Populism; Identity; Discourse.


INTRODUCCIÓN

La aprobación de la ley 26.618 de reforma del código civil argentino sobre “matrimonio igualitario”, en 2010 implicó la ruptura del binarismo hombre-mujer y sobretodo, el reconocimiento y acceso a los derechos conyugales a las parejas homosexuales. A su vez, este nuevo marco convirtió a la Argentina en el primer país de América Latina, y el décimo en el mundo, en reconocer iguales derechos a todas las parejas y familias.

En el proceso del debate parlamentario, participaron agrupaciones partidarias y civiles –en particular de derechos humanos; del colectivo lesbianas, gays, trans, bisexuales, intersex y queer (LGTBIQ) y de instituciones religiosas– que se presentaron en las audiencias del Senado, para fundamentar su postura frente a la propuesta legislativa. Asimismo, se sucedieron marchas, concentraciones y actos en la vía pública impulsados por distintos sectores de la sociedad civil, momentos en que se llevaban a cabo las sesiones parlamentarias.

En ambas ocasiones estuvo presente la agrupación Putos Peronistas (PP), que se autodescribe como integrado por “Tortas, travestis, trans y putos del pueblo”. Ese espacio de militancia nació en 2007, en el km 35 de la ruta 3, en la localidad González Catán, del distrito de La Matanza 1 , el más populoso del cordón urbano que rodea a la ciudad de Buenos Aires. A diferencia de otros colectivos que reivindican la diversidad sexual, este grupo tiene la particularidad de autodefinirse desde los términos peyorativos pero propios de la lengua popular, al tiempo de identificarse con un movimiento político popular como lo es el peronismo.

De acuerdo a trabajos anteriores 2 se entiende a la agrupación Putos Peronistas como una articulación del populismo peronista-kirchnerista 3 que se consolida en ocasión de la sanción del matrimonio igualitario (Galzerano y Díaz, 2015). Además, la trayectoria de los PP permite trazar un paralelismo con el sujeto pueblo del kirchnerismo. Esto se debe a que el artículo toma como objeto la construcción retórica de la identidad política y las estrategias utilizadas por los y las militantes de PP a los fines de relevar la reflexión de la trayectoria de la agrupación y la relación con otros actores: desde movimiento populista del kirchnerismo hasta el colectivo de la diversidad sexual, sin soslayar el rol de la Iglesia católica en el debate público.

Respecto a los objetivos, se pretende observar la disputa discursiva sobre el significante matrimonio, a su vez la construcción equivalencial de demandas y el establecimiento de la frontera nosotros/ellos. Por ende, se trata de una estrategia metodológica cualitativa que pretende aplicar la propuesta de análisis de discurso de Laclau en las alocuciones públicas de 2010 durante la deliberación del matrimonio igualitario y en las entrevistas individuales, semiestructuradas, en profundidad, a los y las militantes durante 2014-2015, a los efectos de observar regularidades de categorías identitarias presentes en su enunciación.

En esa línea, existen antecedentes significativos para la comprensión, por ejemplo, de las identidades populares que se articulan en el populismo kirchnerista (Schuttenberg, 2014); reconfigurando los movimientos y organizaciones territoriales que resistieron a la crisis neoliberal (Retamozo, Schuttenberg y Viguera, 2013), desde una construcción discursiva del pueblo (Biglieri, 2007; Retamozo y Muñoz, 2008).

Asimismo, el trabajo se inserta en dos debates de la teoría política contemporánea, dada su inserción temática. Por un lado, la definición de estrategias políticas por parte de los grupos subalternos, en lo particular de aquellos que representan la otredad del patriarcado, con respecto a ¿cuáles son los caminos de la práctica de la emancipación? ¿quién es el sujeto político de la lucha emancipatoria? ¿qué lo define?

Por otro lado, se introduce en los estudios sobre el populismo en América Latina en el siglo XXI que supone una discusión del alcance del término, dada la diversidad de enfoques teóricos en los que se articula la definición de “populismo” como fenómeno histórico y categoría analítica. Sin embargo, la presente investigación entiende al populismo en términos de Laclau (2005). Es decir, concibe lo político desde una ontología discursiva en la que las identidades se articulan en cadenas de significantes extendidas cuyo límite es la figura del antagonista. De tal forma que es inevitable la trasformación de esos signos en interacción al llenar/vaciar aquel que constituye la representación de la totalidad.

Sobre el aspecto problemático del término, el primer apartado desarrolla el marco teórico basado en la teoría ‘laclausiana’ del populismo. A continuación, se explica la estrategia metodológica que se ha utilizado para construir los datos y luego, en el tercer apartado, se analizan enunciados de acuerdo a la propuesta de teoría del discurso de Chantal Mouffe y Laclau (1985). En el cuarto apartado, se expone los resultados en torno a la disputa discursiva sobre el significante matrimonio, a su vez la construcción equivalencial de demandas y el establecimiento de la frontera nosotros/ellos antes y después del reconocimiento de derechos. Finalmente, en las conclusiones se presentan los aportes y nuevas líneas de investigación.

EL POPULISMO SEGÚN LACLAU

Populismo es un término polisémico y polémico por una tradición que lo utiliza como un epíteto despectivo. En ese escenario, es donde el aporte de la teoría del populismo de Laclau adquiere relevancia. En primer lugar, porque al ubicar la especificidad del populismo en un plano del discurso ideológico define su método de análisis. Mientras que, al romper con el determinismo marxista, plantea que el populismo no tenía una especificidad de clase sino que dependía de una lógica de articulación en la que el ‘pueblo’ aparece que opuesto antagónico al ‘bloque de poder’.

La propuesta del autor argentino se trata de un desarrollo teórico ontológico de la práctica política, en tanto la ontología se ocupa de comprender formalmente el modo en que la ‘realidad’ se instituye, sus fundamentos y sentidos. Desde esta perspectiva, la sociedad se estructura como discurso, asumiendo que no se limita a lo lingüístico en el sentido del habla o palabra escrita, sino a toda relación de significación.

El populismo, entonces, es caracterizado como un tipo específico de la formación social que tiene al pueblo como sujeto político construido a partir del discurso4 en tanto configura una articulación hegemónica (Biglieri, 2007). En esa constitución hay dos lógicas operantes: la equivalencia y la diferencia, mientras que las unidades de análisis constitutivas de grupo bajo la figura de pueblo, como forma específica de una identidad populista, son las demandas.

Al respecto, Laclau señala que el término demanda (demand, en inglés) resulta ambigüo porque puede significar tanto una petición como un reclamo. De modo que su sentido estará dado por el contexto en el que se desarrolla. Es decir, se inicia como una petición que si no se resuelve, puede volverse reclamo con posibilidad de establecer una relación equivalencial con otras demandas no absorbidas5 por el sistema institucional.

De ese modo, la lógica de la equivalencia implica una unificación en un significante o elemento que las represente. En tanto que uno de los componentes asume la representación de la totalidad, en la medida en que se vacía de sus rasgos particulares, funciona como significante vacío, y eso ocurre cuantos más elementos entren en equivalencia en la cadena respecto del elemento excluido. Así, paradójicamente, el significante vacío es, a la vez, el más lleno. Este carácter lo convierte en un elemento disputable entre cadenas equivalenciales diferentes, en consecuencia, esos los significantes vacíos son significantes flotantes.

Lo que se infiere es que las demandas no son datos preexistentes, objetivos, sino que se tejen de manera relacional. Eso es lo que permite la equivalencia, dado que toda demanda tiene dos caras, que lejos de estar en una relación de exclusión, se contaminan mutuamente (Orsini, 2007:107), ya que la equivalencia no elimina la diferencia, y la diferencia continua operando al interior de la equivalencia6 (Laclau, 2005:105).

En consecuencia, entre demanda e identidad hay un vínculo estrecho, dado que ambas pretenden el reconocimiento de otro Orsini (2007). Cuando se trata de cadenas de demandas/identidades lo que aglutina y al mismo tiempo dicotomiza es el llamado “afuera constitutivo” –que Laclau toma de Staten (1984)–. Esto es que toda identidad (y objetividad social) por sí está dislocada en tanto depende de otro exterior que –a la vez que la niega–, configura su existencia, es decir, es su condición de posibilidad. Asimismo, la identidad tiene una capacidad performativa e inaugura una nueva posición de sujeto.

La articulación hegemónica populista se orienta a sostener la relación equivalencial entre una pluralidad de demandas sociales, que pone en juego la figura del pueblo y establece una frontera antagónica (o una dicotomización del espacio social) entre un ‘nosotros/ el pueblo’, identificados y representado por un líder, y un ‘ellos/ los enemigos del pueblo’. En ese sentido, Laclau (2005) presenta al ‘pueblo’ del populismo como una plebs que reclama ser el único populus legítimo. Esto es una parcialidad (la plebs, los menos privilegiados) que quiere funcionar como totalidad de la comunidad (el populus, el pueblo como nombre de la comunidad). Pueblo aparece, entonces, opuesto antagónicamente al ‘bloque de poder’, como sintetiza Aboy Carlés (2005). Esa ruptura se establece a partir de la presentación de las interpelaciones popular-democráticas como conjunto sintético respecto de la ideología dominante.

Finalmente, para Laclau hay una relación estrecha entre la construcción de un pueblo y los mecanismos de representación. Dado que si el momento homogeneizante de las heterogeneidades mediante un significante vacío es la condición sine qua non de la emergencia de un pueblo, éste puede operar como un punto de identificación sólo porque representa una cadena equivalencial. Y, a su vez, el proceso identitario termina de configurarse en el proceso mismo de la representación. De esta forma hay un doble movimiento, un ‘locus de tensión’ de los representados hacia el representante y viceversa (Laclau, 2005: 78). De este modo, esta perspectiva teórica entiende que la mayoría de ellas concibió la voluntad del pueblo como algo constituido antes de la representación.

ESTRATEGIA METODOLÓGICA PARA EL ANÁLISIS DE LA CONSTRUCCIÓN EQUIVALENCIAL DE DEMANDAS

La investigación núcleo que da origen a este trabajo se trató de un estudio diacrónico sobre la constitución, composición y consolidación de un sujeto popular en particular: la agrupación Nacional Putos Peronistas en el contexto del kirchnerismo. En este artículo nos circunscribiremos a abordar las representaciones de sus militantes, en particular en torno a la sanción del Matrimonio Igualitario en Argentina y la postura que sostuvo ese colectivo en el ámbito público.

Para tal fin, la estrategia metodológica utilizada en la investigación es de tipo cualitativa, mediante el análisis del discurso desde la teoría de la hegemonía propuesto por Laclau y Mouffe (1985) sobre los datos recolectados mediante entrevistas semiestructuradas a militantes de la Agrupación, en tanto fuentes primarias; junto al análisis de fuentes secundarias como las alocuciones públicas de PP. La realización de las entrevistas se llevó a cabo durante el año 2015 es decir, hay una distancia temporal respecto a la promulgación de la reforma del Matrimonio Civil (2010), lo que contribuye a recolectar la reflexión de los miembros de la agrupación sobre el debate parlamentario que significó un parte aguas en la trayectoria del colectivo LGTBIQ en Argentina y de sus principales actores políticos. Este último periodo, a su vez, adquiere relevancia por constituir el último tramo del kirchnerismo7 en el poder.

Asimismo, por su identidad con el peronismo hay otro hecho significativo es ese lapso de tiempo que es la designación del cardenal argentino Jorge Bergoglio como jefe del Estado Vaticano y máxima autoridad de la Iglesia católica. Es decir, la asunción del Papa Francisco obligó a repensar las relaciones con la institución, el Estado y el peronismo. De allí, que indagamos sobre qué apreciaciones suscitaba su figura entre los militantes del colectivo y la postura de diversas religiones en el debate público.

Por otra parte, se seleccionaron como discursos oficiales de la agrupación en la presentación realizada en la comisión del Senado de la Nación (previa a la sanción de la norma en el parlamento), se observó la vigilia realizada durante la votación final en el espacio público en la Plaza de los dos Congresos en la madrugada de la sanción de la ley 26.618 y se analizaron fragmentos del documental “Putos Peronistas: cumbia de un sentimiento” (Cesatti, 2011).

En cuanto al esquema de análisis, la configuración que determina el posicionamiento estratégico de la agrupación en estudio y de las otras agrupaciones referentes de los derechos a la diversidad sexual respecto a la cuestión social problematizada, integra los siguientes ejes:


Fuente:
Biglieri, 2007

De este modo, la teoría del discurso populista de Ernesto Laclau establece el modo en que se expresan las articulaciones políticas que se basan en las condiciones subjetivas de los actores, quienes se transforman al integrar una cadena de significantes tanto por lógicas de equivalencia como de diferencia.

En ese sentido se pretende observar la construcción equivalencial de demandas en torno al matrimonio igualitario, la disputa discursiva sobre el significante matrimonio y el establecimiento de la frontera nosotros, el pueblo/ellos, los enemigos del pueblo (también llamados “antipatria”).

ANÁLISIS DISCURSIVO

“Putos Peronistas” se destaca entre el colectivo argentino de la diversidad sexual por su impronta en la lucha del lenguaje. En este sentido, se enuncia como una agrupación de “Tortas, travestis, trans y putos del pueblo” que se articula con el espacio discursivo del peronismo que ha producido desplazamientos de significados o de connotaciones sobre los términos negros, grasitas, descamisados, a los que se invierte su significado simbólico otorgándoles un nuevo status: el protagónico espacio de los trabajadores y que, a su vez, de modo herético, las palabras antes estigmatizantes se vuelven emblemáticas del orgullo (Barbieri, 2007).

Además, como sostiene Laclau (2005:10), el populismo estuvo siempre vinculado a un exceso peligroso, que cuestiona los moldes claros de una comunidad racional, al utilizar la denominación que el exterior constitutivo –la otredad o el adversario en términos políticos– despliega para nombrar al peronismo de modo despectivo –y por añadidura, al kirchnerismo, en este caso–. La herejía de gran potencia retórica, capaz de movilizar una sensibilidad popular, consiste en una clara transgresión: la de “…otorgar y aceptar la dignidad, el respeto propio y el orgullo de los sectores antes excluídos” (Barbieri, 2007:135).

Resulta interesante, entonces, que la frontera antagónica está determinada en el interior del movimiento LGTBIQ y eso está impreso en el nombre. Esto se observa en su documental “Putos Peronistas, cumbia de un sentimiento” (Cesatti, 2011) donde se muestran pintadas en las paredes que rezan: “el puto es peronista, el gay es gorila”. De ese modo, subvierten el aspecto peyorativo y discriminatorio de llamarse ‘putos’ porque constituye un aspecto de su identidad que no es solo sexual, sino también peronista y conurbana. Esto no es un mero regionalismo, sino que “viven fuera de la frontera ‘gay friendly’ que marca la General Paz. Son sobrevivientes del conurbano bonaerense, donde el gay es marginado y no tiene acceso a la salud, la educación ni el trabajo” (Galzerano y Díaz, 2015). Sumado a que el epíteto gorila refiere a la élite que aborrece el ascenso de las clases populares mediante el reconocimiento de derechos o el acceso universal a los ámbitos antes vedados a los desposeídos. De algún modo, se trata del escozor que provoca la pérdida de los privilegios naturalizados.

A su vez, esa frontera se vuelve equivalencial en el orden del nombre. Es decir, no es peronistas putos, ni putos y peronistas, porque en el primer caso, resulta un insulto a una identidad partidaria dado que putos funciona como calificativo; mientras que en el segundo caso, supondría dos fragmentos separados. En suma, la nómina putos peronistas es el sujeto de la oración y por ende, un sujeto político.

Es que la agrupación Putos Peronistas no asume un lugar de minoría sexual sino que al reconocer a un antagonista retoman la ‘huella’ (Derrida, 1995) del peronismo, significante tangencialmente vacío (Laclau, 2009) que opera como construcción identitaria duradera asociada, fundamentalmente a lo popular; a la plebs que se erige como populus en tanto se alega encarnar los intereses de la patria. Esto se evidencia en frases como: “ellos no son el otro, son el nosotros porque la única minoría que existe es la oligarquía” (Cesatti, 2011), identidad reconocida como exterior, ‘el otro’ excluido y constitutivo de la cadena equivalencial asociada al peronismo.

“Porque en este momento histórico, los putos, las tortas, las travestis que siempre estuvimos y hemos sido parte del pueblo, nos organizamos y luchamos junto a las organizaciones del campo popular, por una patria justa, libre, soberana y diversa” (Discurso Putos Peronistas por ley de matrimonio igualitario, 2010).

En este enunciado, parte del discurso en la plaza pública en la vigilia por la sanción del matrimonio igualitario, se refuerza la asociación pueblopatria- peronismo, al sumar las demandas de la diversidad a un ideario de las luchas y las banderas del movimiento. Es que desde los discursos públicos y el documental antes referido, los militantes fundadores de Putos Peronistas explican que asumen como antecedente al Frente de Liberación Homosexual, creado a principios de los años 70, que marcha con el movimiento con una bandera que decía: “Los putos con Perón”, al regreso del líder al país tras los años de proscripción.

En efecto, se vuelve evidente el esfuerzo de marcar su correspondencia con el peronismo y no con los colectivos de la diversidad a los que asocian con los valores antipueblo.

“Somos la parte de la diversidad sexual que no acepta el individualismo y el consumismo como constitutivo de nuestra identidad, que es ante todo: nacional y popular. Porque como parte del pueblo argentino, nosotros vivimos en carne propia las atrocidades que estos valores hechos políticas de estado hicieron con nosotros. Somos hijos de estos años, en los que la política vuelve a ser una herramienta para pelear contra la injusticia social y en donde el sueño de liberar nuestra patria, vuelve a ser posible” (Putos Peronistas en el Senado, 2010)

En el populismo, lo central es la articulación entre una pluralidad de demandas sociales en la que prevalezca una relación equivalencial que tiene como sujeto emancipador al pueblo (Laclau, 2005; 2009). Pero lejos de determinar la identidad pueblo como esencia, ésta es contingente en el proceso discursivo, al tiempo que “establece una frontera antagónica entre un ‘nosotros el pueblo’ y un ‘ellos los enemigos del pueblo’, es decir debe producirse una dicotomía en el espacio social” (Biglieri, 2011: 97). En la enunciación de Putos Peronistas se evidencia la pertenencia al kirchnerismo desde la lógica equivalencial:

“Desde el 2003 comenzó un proceso de profundos cambios en nuestro país llevado a cabo, primero, por Néstor Kirchner y ahora por Cristina Fernández. Estamos recuperando el trabajo como base social de nuestro país. Nos estamos independizando políticamente de los poderes internacionales, nos abrimos hacia nuestros hermanos latinoamericanos, estamos reconstruyendo nuestra historia poniéndole fin a la impunidad de los genocidas de la última dictadura militar y a sus cómplices. Los laburantes volvimos a estar contemplados por el poder político, recuperamos la dignidad de nuestros jubilados y jubiladas y logramos una ley de medios de comunicación que le quitará el dominio de la comunicación a las corporaciones económicas para dársela a su pueblo. En este proceso en el que nosotros decimos: vamos por más. No hay mejor momento que este para el debate de la ley de matrimonio y estamos orgullosos de que sea el peronismo, el que una vez más, le coloque el cascabel al gato, porque como decía la compañera Evita: ‘donde existe una necesidad, nace un derecho’. Apoyamos este proyecto porque significa el reconocimiento de nuestros derechos sociales: el derecho a una obra social, a una pensión, el derecho de las hijas y los hijos de contar con el reconocimiento de sus dos padres o sus dos madres, porque un derecho que no es para todos, más que un derecho es un lujo” (Discurso Putos Peronistas por ley de matrimonio igualitario, 2010)

En cuanto a la dicotomía del espacio social, los Putos Peronistas reconocen como antagonista del pueblo a las corporaciones, como ya se señaló anteriormente: “la única minoría es la oligarquía”.

“Como en la 125 y en la ley de medios, el dilema vuelve a ser: democracia o corporaciones. Porque como nos ha enseñado la historia frente a una Iglesia Católica que desde sus jerarquías nos trata como una ‘movida del diablo’ y se planta en contra del pueblo” (Discurso Putos Peronistas por ley de matrimonio igualitario, 2010)

De esta forma, la agrupación no solo convoca a la comunidad LGTBIQ sino que apela a un ideario emancipador del populismo kirchnerista. Asimismo, la agrupación en este fragmento identifica al enemigo en el debate: se trata de la disputa por el significante matrimonio a la jerarquía de la Iglesia Católica (Biglieri, 2013).

LA DISCUSIÓN POR EL MATRIMONIO

Se sucedieron diferentes iniciativas en los parlamentos y recursos de amparo en la Justicia para alcanzar el derecho al matrimonio igualitario, al tiempo que generaron controversia. En el año 2010, en el interior del colectivo LGTBIQ se postulaban dos proyectos: la unión civil para personas del mismo sexo (incluso podrían ser más de dos) con reconocimiento legal sobre bienes, enfermedad, herencia y pensión, sostenida desde la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), mientras que desde la Federación de Lesbianas, Gays, Trans y Bisexuales (FLGTB) se proponía la reforma del código civil en el texto sobre matrimonio como unión entre personas, con la omisión del requisito sobre “distinto sexo”. De modo que bajo el lema “el mismo amor, los mismos derechos”, la postura de la FLGTB predominó y dirigió el debate.

En las entrevistas a los militantes, realizadas años después, se observa el reconocimiento a una estrategia de posicionamiento político que pretendía lograr una visibilización de la agenda de la diversidad.

“Ir por el matrimonio, era ir a disputar políticamente con la Iglesia. […] A mí, el valor del Matrimonio me chupa un huevo ¿Desde cuándo el Matrimonio es sinónimo de liberación? ¿Desde cuándo el Matrimonio es sinónimo de vanguardia? Qué sé yo, es el Matrimonio, es una porquería. Pero sí me parece que abría que arrebatarle a la Iglesia, la potestad de decidir quién podía amar y quién no, quién era enfermo y quién era sano. Entonces, desde ese lugar, sí me parece que estuvo bien pelear el Matrimonio y no Unión Civil” (Militante D, entrevista 4, agosto de 2015)

Con frecuencia en las entrevistas se evidencia la tensión entre la no creencia en el matrimonio por considerarla como una institución burguesa sumado a considerar una demanda superflua frente a otras necesidades más urgentes de la diversidad sexual8.

“A mí me importaba que mi vecino tenga laburo más que yo me pueda casar. Eso es un poco lo que provocaba. En cambio, me parece que sí a ciertos sectores de la diversidad medio caretas, si vos le dabas el casamiento y si vos le permitís un circuito de consumo más o menos fluido, propio, ya con eso satisface. Y nosotros medio que decíamos: ‘Ahí, no’. Todo bien pero este es un tránsito nuestro para poder liberarnos como país y como pueblo, digamos, no es que nos interesa poder casarnos, me parecía como un reclamo muy miserable” (Militante C, entrevista 3, junio de 2015).

Nuevamente, la primera postura ante el proyecto de ley sobre matrimonio igualitario marca la diferenciación con el colectivo LGTBIQ más que con el peronismo, dado que se parte de la jerarquía del empleo más allá del deseo individual de la unión conyugal. Es justamente en el trabajo donde encuentran el camino emancipador, más que la reforma en el código civil argentino. Entonces, ¿qué ocurre para que asuman una posición más visible en el debate?

“…por supuesto que todos estamos a favor de que se legalice, que se amplíe el matrimonio, pero nos parecía que había prioridades. Lo que sí nos pasó es, cuando empieza el debate, surge una oposición muy violenta, muy fuerte, en contra. Entonces, bueno, fue como que en ese momento, todos nos tuvimos que poner en el mismo lado y defender, ¿No?” (Militante E, entrevista 5, septiembre 2015).

En efecto, en este fragmento se evidencia que lo que articula es la acción del antagonista conformado, en este caso, por diversos sectores religiosos conservadores, parte de la sociedad civil y legisladores que no sólo debatieron en el parlamento sino en los medios de comunicación y hasta manifestaron la oposición en las calles. Sin embargo, ninguno de estos grupos puede pensarse como homogéneo en tanto en el interior de la comunidad creyente hubo apoyos como así también el rechazo a la propuesta desde representantes del peronismo.

De tal modo que la estrategia discursiva de Putos Peronistas enuncia el conflicto con la Iglesia por el sentido del significante: matrimonio y la familia, en el interior de la identidad peronista9. Nuevamente, puede reconocerse el movimiento pendular entre la lógica de la equivalencia y la lógica de la diferencia. Al mismo tiempo, da cuenta de que toda experiencia depende de “condiciones discursivas de posibilidad precisas” (Laclau, 2005: 156) y, como afirman Biglieri y Perelló: cada vez que cierto elemento aparece en distintos contextos, incorpora una diferencia. “Para que un signo perdure en el tiempo tiene que ser repetido, pero al reproducirse se reinstituye (…), así para la deconstrucción (propia del pensamiento derridiano), conservar la identidad significa transformarla” (Biglieri y Perelló, 2012: 32). Es decir, es el peronismo resignificado que suma a la diversidad sexual.

“Queremos dirigirnos, especialmente […] pero que se sienten y se reconocen como parte del movimiento nacional, a quienes como escuchamos durante el debate en la Cámara de diputados afirman que el peronismo defiende, ante todo, a la familia y es la versión política de la doctrina social de la Iglesia. […] Desde el inicio del peronismo hasta el día de hoy, es posible reconocer entre los cambios sociales, la emergencia de nuevas formas familiares: las familias ensambladas, las familias monoparentales, las familias sin hijos y las familias diversas son una realidad. Por eso no compartimos el argumento al que se aferran, aquellos que rechazan este proyecto planteando que el matrimonio es el espacio relacional humano basado en una sexualidad sólo con fines reproductivos. La realidad muestra lo contrario y es la única verdad” (Putos Peronistas en el Senado, 2010)

En esta enunciación de la identidad de los y las militantes de PP también se niega al esencialismo biológico al que apelaban quienes estaban en contra del matrimonio entre dos personas del mismo sexo. De modo que la cadena de significantes se estructura entre matrimonio-familiaderechos- igualdad.

Con la aprobación del Senado de la Nación, la Cámara más conservadora al representar por igual a todas las provincias, el reconocimiento se resignificó al obtener un apoyo transversal de todos los partidos. Para las y los militantes de Putos Peronistas, la sanción se percibió como emancipación.

“Sentí como una sensación de alivio, de dignidad, de que existís, de reconocimiento. Es inexplicable y es muy emocionante […] Nos dio muchos derechos a nosotros, nos hizo muy visibles, nos dio dignidad. No somos unos paria, ¿me entendes? […] Porque, además, a ese puto le dio como una posibilidad de pensarse un poco más allá de su lugar, digamos, porque lo obligó a pensarse más políticamente, lo obligó a hacerse más preguntas que ver dónde la pone y a qué boliche sale a la noche. Me parece que hay cuestiones de dignidad y reconocimiento que son increíbles de haber vivido y fue un poco eso el Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género” (Militante C, entrevista 3, junio 2015).

Resulta interesante que la percepción de libertad está vinculada a la inclusión no solo social, sino política. La demanda se volvió transformadora de las subjetividades de la comunidad de la diversidad sexual, en particular y de la sociedad, en general: “…la discusión que se dio, me parece que estuvo buenísima. Que después del matrimonio Igualitario, fuimos otra sociedad. No hay ‘tutía’ con eso. No fue la primavera de los putos, se siguió habiendo un montón de situaciones horribles en todo el país, pero así y todo, permitió como un nivel de apertura mucho más grande” (Militante D, entrevista 4, agosto 2015).

Las demandas en cuanto se satisfacen funcionan como puertas a nuevas demandas, dando lugar a nuevas posibilidades de relación equivalencial asociadas a otros significantes vacíos. En ese sentido, “…la potencia de la demanda por el matrimonio igualitario implica una transformación mucho más radical, porque no solo modificaría la concepción de matrimonio y familia, sino que además desactivaría en buena medida la acción de estas instituciones como instrumentos de dominación” (Perelló, 2012:122). Por eso, la agrupación considera a la reforma del matrimonio como parte de otras reivindicaciones y de un ideario emancipatorio:

“Ninguna patria se libera si no implica a todo su pueblo en el proceso y ninguna liberación sexual es posible si no está en el marco de la liberación nacional” (Discurso Putos Peronistas por ley de matrimonio igualitario 2010).

Interpretar esta lucha como parte de un conjunto de emancipaciones implica dejar de lado la concepción marxista de la emancipación en singular para pensar en emancipaciones a nivel de la demanda Como lo afirma Biglieri (2007: 12) “Si tenemos entonces demandas particulares y populares, la demanda emancipatoria, es una demanda por la verificación de la igualdad. Entonces, toda lucha emancipatoria de corte populista implicaría una lucha por la igualdad”.

FRANCISCO, EL PAPA PERONISTA

“Dentro de lo que es la tradición de la Iglesia católica, este tipo es una especie de Che Guevara, ¿Viste?”
(Militante D, entrevista 4, agosto de 2015)

Las entrevistas a los y las militantes de la agrupación Putos Peronistas adquiere relevancia por el contexto en el que fueron realizadas, un periodo que marca cierta distancia con las leyes reinvindicativas de la diversidad sexual y sobre todo, por la designación del cardenal argentino Jorge Bergoglio como Jefe del Estado Vaticano y máxima autoridad de la Iglesia Católica.

Recordemos que al momento de interpelar al Congreso de la Nación, la agrupación Putos Peronistas no cuestionaba la religión, dado que se reconocen creyentes, sino que se dedicaban a evidenciar las tensiones históricas entre la justicia social propugnada por el peronismo y la Iglesia Católica.

“Considerando la historia reciente de nuestro país, el peronismo ha dejado en evidencia la existencia de dos cristianismos: […] Podemos recordar al padre jesuita Juan Benitez, confesor de Evita, cuando decía: ‘yo distinguía muy bien lo que era la religión del cuerpo eucarístico de Jesucristo, de la religión del cuerpo bioquímico de Jesucristo, el pobre. […]’. Por eso les pedimos a esos senadores compañeros y senadoras compañeras que dudan de su posición, […] que recuerden ¿cuál es el lugar que la jerarquía de la Iglesia católica ha ocupado tantas veces en nuestra historia? Como por ejemplo, en el Golpe del 55’ o en la última dictadura militar de 1976” (Putos Peronistas en el Senado, 2010)

De modo que la cúpula eclesiástica aparece como el enemigo del pueblo y éste representado por el peronismo. Sin embargo, la asunción del Papa Francisco, el primer latinoamericano en ser elegido como Santo Padre de los cristianos, conllevó a una discusión y reposicionamiento dentro del peronismo kirchnerista dado la férrea oposición pública de Bergoglio en el debate público por el matrimonio igualitario, entre otros temas. Esa complejidad también se observa en los análisis de los militantes.

“Y que a mí me pasó años después derrotar dos veces al Papa. Lo derroté con la Ley de Identidad y la de Matrimonio Igualitario. […] Lo que pasa es que el tipo es peronista y ¿sabés qué? es cuestión gestual […] Si Francisco dice que el capitalismo es malo, nosotros digamos sí, hay que terminar con el capitalismo. Me parece piola en lo semántico, no sé, qué se yo, para mí no ha cambiado nada. […] Después decíamos: hemos mandado al Vaticano un Papa que viene de un país con leyes igualitarias, ¿no?” (Militante B, entrevista 2, enero 2015)

Tal como se observó frente a la discusión del matrimonio igualitario, los y las militantes de Putos Peronistas enfatizan en las luchas sociales contra el capitalismo en la figura del Papa Francisco y en ese punto, lo identifican con el peronismo por sus valores y conducción. Pero, ¿cómo se resuelve la oposición de Bergoglio ante la ley 26618?

“Creo que en ese momento la posición de Bergoglio era una posición mucho más dialoguista, mucho más tolerante, moderada. Lo que pasa que él pierde la Conferencia Episcopal con la línea de Aguer que está en la posición más radicalizada y él como representante máximo de la iglesia, porque es orgánico […] el chabón va a salir a mantener la posición que ganó. Y, de hecho, esto que haya hecho visible esa carta, seguramente lo hizo visible el sector de Aguer para dejarlo en offside a él. […] La Iglesia Católica en estos tiempos de Francisco me parece mucho más una institución para salir a llenar y a promover y a estimular. Mira, yo tengo mucha simpatía por el Papa Francisco, pero además de eso tengo mucha simpatía por una iglesia preocupada por los pobres” (Militante C, entrevista 3, junio 2015).

En efecto, se destaca y se justifica la estrategia política de Bergoglio/ Francisco en el interior de la Iglesia Católica, que no escapa a la dicotomización de lo social. Y que dentro del amplio colectivo LGTBIQ, también trastoca las alianzas, dada la visión conservadora sobre las demandas basadas en género y diversidad sexual que sostiene el Vaticano.

“Y ahí hay también una discusión con el progresismo porque prioriza que el Papa se pronuncie sobre el matrimonio gay a que se pronuncie por la desigualdad social en el mundo, por la concentración de la riqueza en el mundo, o por la violencia o las guerras en el mundo. A mí me preocupa mucho más que el tipo hable en contra de la injusticia del capitalismo mundial que sobre el matrimonio gay que también, en efecto, lo está haciendo. Y está permitiendo cosas muy interesantes” (Militante C, entrevista 3, junio 2015).

En suma, desde la perspectiva de Putos Peronistas las desigualdades basadas en el género son secundarias frente a las estructurales. Al respecto, refuerzan la posición sobre la disputa del significante familia como punto de encuentro entre el catolicismo y el peronismo. En ese sentido:

“La preocupación de la Iglesia Católica en tal caso, la preocupación válida para mí, es conservar la familia. Entonces, cuál es el pensamiento de Francisco: por qué voy a echar gays si yo tengo una familia que está desintegrada, tengo fieles que se me están yendo a otras religiones, me voy a poner en forro si yo necesito fieles […] Porque, además, una preocupación que tiene Francisco como buen peronista que es, tiene una preocupación por la conducción. […] como decía don Antonio Cafiero: ‘El peronismo es como el caos organizado’. O sea, no puede conducir el caos, el Opus Dei quiere conducir a todos los católicos iguales, y Francisco como buen peronista dice: ‘No, no somos todos iguales. Hay una serie de variables, pero conduzcámoslo’. Pero él se propone como objetivo conducir” (Militante C, entrevista 3, junio de 2015).

Nuevamente, se sostiene que el Papa es peronista lo que no solo implica una identificación con Francisco sino toda una resignificación de la estrategia política de Bergoglio en el interior de las perspectivas internas del catolicismo. La lógica de la organización de los diferentes, a la que alude el fragmento anterior no es más que la representación de un significante vacío al frente de una cadena de equivalencias.

Asimismo, la asunción de Francisco generó reposicionamientos en el interior del populismo kirchnerista en el que se inscriben los Putos Peronistas. En este sentido, si antes la cúpula eclesiástica era enemigo del pueblo, ¿qué ocurre cuando la líder del movimiento Cristina Fernández de Kirchner celebra la designación de Bergoglio?

“Bergoglio es un ser político, lo que está haciendo es el rol que tiene dentro de la Iglesia lo está haciendo muy astutamente, llevando esto del mensaje a la juventud. […] Y bueno, creo que Cristina estuvo bastante astuta como presidente de un país, no podés negar algo […] Es un líder de otro país. Se acercó y bueno, como mejores amigos y para mí, lo está conteniendo desde ahí, como desde la cercanía. Claramente, una parte de la sociedad, esperaba con la asunción de Bergoglio, que bajara un línea a de bueno ‘derroquen a la yegua, saquen a esta montonera zurda de acá’. No pasó, se lo están cobrando, la derecha religiosa es rapidita para eso. No sé, creo, lamentablemente para nosotros, tener un Papa argentino a ciertas causas como son el aborto más la educación sexual integral, les juega en contra” (Militante E, entrevista 5, septiembre de 2015).

En suma, la incorporación del Papa en una cadena equivalencial del populismo kirchnerista genera tensiones en el interior pero es incluido ante la potencia adjudicada al antagonista: la derecha. Que no sólo es un enemigo de Francisco, sino también de Cristina Fernández de Kirchner, según este fragmento. En esa línea, se justifica un retroceso en las demandas democráticas como la legalización del aborto, en pos de defender la ‘liberación nacional’.

CONCLUSIONES

Con la finalidad de demostrar el funcionamiento de la construcción identitaria populista, se ha dado cuenta del caso de la agrupación Putos Peronistas en el contexto de una lucha emancipatoria como lo fue el matrimonio igualitario. Al respecto, se puede afirmar que se trata de un ejemplo de lo que Laclau llama las precondiciones del populismo: por un lado, la formación de una frontera interna antagónica separando el “pueblo” del poder; por el otro, una articulación equivalencial de demandas que hacen posible el surgimiento del pueblo y, el desarrollo posterior de un importante proceso de movilización: la unificación de estas diversas demandas –cuya equivalencia, hasta ese punto, no había ido más allá de un vago sentimiento de solidaridad– en un sistema estable de significación (Laclau, 2005: 99).

Esto se vincula con la irrupción de la agrupación en el colectivo de la diversidad sexual que marcó esa frontera nosotros/ellos desde el nombre, es decir la acción fue sobre el discurso, porque los putos son el sujeto de la oración en tanto sujeto político. El puto peronista configura su identidad mediante la representación kirchnerista –de “huella” peronista– en cadena equivalencial con otras demandas articuladas hegemónicamente por este movimiento, y de modo diferencial con las demandas del movimiento más amplio del LGTB, que en este sentido, se constituirían como demandas democráticas, pero no populares por no entrar en equivalencia en un proceso social más amplio.

Por otro lado, en sus intervenciones evidenciaron la lucha de posición por el sentido de los significantes familia y matrimonio, en plena confrontación con autoridades clericales. Es menester aclarar que no se genera una ruptura con la creencia religiosa de los militantes ya que se asumen cristianos y se apropian de la Doctrina social de la Iglesia como argumento para convencer a los legisladores peronistas y a la ciudadanía.

También se ha observado que en la enunciación está presente un ideario emancipatorio, que articula otras luchas como la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y la Asignación Universal por Hijo, entre otras. A la vez, esa apropiación configura la frontera radical en el interior del colectivo LGTBIQ, dado que el sello de la agrupación no escinde su identidad sexual de la política, ni de la territorialidad: la patria.

Otra característica que da cuenta del proceso populista es observar que en las apreciaciones de las y los militantes el matrimonio igualitario es más que un mero reconocimiento de derechos, sino que se trata de una emancipación. En caso contrario, “estaríamos restringiendo nuestro estudio a un modo de pensar la política arraigado en la matriz liberal, es decir, pensar a la política como una mera cuestión de acceso a derechos que, en tanto tales, siempre remiten a individuos” (Biglieri, 2013).

Por otro lado, resulta evidente que la figura del Papa Francisco repercute en el interior de la relación equivalencial del kirchnerismo pero es resuelta, retóricamente, por la identificación del antagonista que obtura el trayecto emancipatorio. Sólo en ese sentido, Bergoglio es resignificado en la identidad de los Putos Peronistas. Por ende, se considera que una nueva línea de investigación es observar la construcción de Francisco como líder populista.

Finalmente, este caso demuestra que “lo verdaderamente transformador y que subvierte al orden establecido es hacerse un lugar allí donde la existencia es imposible” (Perelló, 2012: 130). Es decir que, parafraseando a Paco Jamandreu10, en un país despiadado ser puto, pobre o ser Eva Perón es lo mismo: es ser pueblo.

Notas

1 El municipio concentra una población de 2 millones de habitantes lo que la constituye como un bastión electoral no sólo del distrito de Buenos Aires, sino del país. Desde la irrupción del peronismo, este territorio ha sido gobernado mayoritariamente por el partido Justicialista (PJ) –órgano partidario del movimiento– por su perfil de producción fabril y domicilio de las clases trabajadoras.

2 Resultados parciales del proyecto de investigación PROINCE- UNLAM 2013 “Emancipaciones y populismo. El kirchnerismo y el surgimiento de nuevos sujetos populares: el caso de la Agrupación Putos Peronistas de La Matanza” (D028), bajo la dirección de la Dra. Paula Biglieri (CONICET-UNLAM).

3 Se hace referencia a la sucesión de gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011 y 2011-2015) que reconfiguraron la identidad nacional y popular, al retomar elementos emancipatorios del peronismo, del radicalismo (1983-1989) y de las demandas representativas de las asambleas populares del 2001.

4 De esta forma, se aleja definitivamente de cualquier esencialismo y de la interpretación del marxismo clásico acerca de la lucha de clases en una dialéctica materialista dirimida en posiciones del sujeto en las relaciones de producción.

5 A su vez, Laclau establece una distinción entre las demandas democráticas, aquellas que permanecen aisladas del proceso equivalencial –independientemente de que éstas hayan sido satisfechas o no– y demandas populares, las que establecen una articulación equivalencial y pasan a constituir una subjetividad social más amplia.

6 Esta operación hegemónica es caracterizada por Laclau (2005) como catacrética, en alusión a la “catacresis” de la retórica clásica que alude a un término figurativo que no puede ser sustituido por otro literal.

7 El periodo kirchnerista se extiende desde el 25 de mayo de 2003 hasta el 10 de diciembre de 2015, cuando asume una alianza de centroderecha denominada “Cambiemos”, por decisión del voto popular.

8 Hacemos referencia, en línea con lo manifestado por las y los militantes de PP, a la transfobia, persecución policial, feminicidios y el reclamo de la inclusión laboral trans.

9 El movimiento peronista tiene relaciones ambiguas con la Iglesia Católica ya que en el primer gobierno de Perón (1946- 1952) eran aliados mientras que en el Golpe de 1955 la cúpula eclesiástica azuzó el levantamiento militar, tras los avances legislativos del Estado al reconocer con los mismos derechos a los hijos naturales –es decir, nacidos fuera del matrimonio– y el intento de incorporar el divorcio vincular.

10 Diseñador de moda de Eva Perón.

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