SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número32Después de la protesta: Facebook y los lazos políticos localesLas fronteras de lo humano: Cuando la vida humana pierde valor y la vida animal se dignifica, de María Carman, 2017 índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

  • Não possue artigos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Avá

versão On-line ISSN 1851-1694

Avá  no.32 Posadas jun. 2018

 

ARTÍCULO

Esbozo etnográfico en torno a la escritura sobre cadáveres en 1975-1976

 

Lucía Ríos*

*Universidad Nacional de Córdoba – Secyt UNC. E-mail: luciarios5@hotmail.com

Fecha de recepción del original: 05/02/2018.
Fecha de aprobación: 10/04/2018.


RESUMEN

El presente artículo aborda etnográficamente los modos en los cuales se escribe sobre la muerte en la década de 1970. Estas indagaciones se enmarcan en el trabajo de campo con Sobres de morgue en el Archivo Provincial de la Memoria de Córdoba (Argentina) correspondientes al periodo abarcado desde el 1º de enero al 31 de enero de 1975, y del 1º de marzo al 31 de marzo de 1976 y, asimismo, las Actas de entrega de cadáveres de la Provincia de Tucumán del primer trimestre de 1976.
A través de los interrogantes derivados de mis "entradas" a campo, en torno a los modos de escritura sobre cuerpos y cadáveres en dicha documentación, indago acerca de las posibles "dimensiones productivas" de la muerte, continuando con una perspectiva teórico-metodológica donde ésta no se concibe necesariamente como finalización o clausura, sino como posible apertura a nuevas configuraciones –subjetividades– construidas mediante modos de hacer y de decir.

PALABRAS CLAVES: Cadáveres; Escritura; Córdoba; 1975-1976.

ABSTRACT

This article ethnographically discusses the ways in which is written about the death in the 1970s. These (inquiries) investigations are part of the fieldwork with morgue Envelopes in the Provincial Archive of Memory of Cordoba, Argentina, corresponding to the period covered from the 1st of January to January 31, 1975 and from March 1 to March 31, 1976 and Records of delivery of corpses from the Province of Tucumán in the first quarter of 1976.
Through the questions derived from my field research around the ways of writing about bodies and cadavers in former documents, I query the possible "productive dimensions" of death, to continue with a theoretical-methodological perspective where this is not necessarily conceived as a conclusion or closure, but as a possible opening to new configurations –subjectivities– built through ways of doing and saying.

KEY WORDS: Corpses; Writing; Córdoba; 1975-1976.


INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo se enmarca en un proyecto doctoral que propone indagar etnográficamente los modos de escritura en torno a los cadáveres1 de personas asesinadas por motivos políticos en un periodo de tiempo determinado –un tiempo que posee coordenadas sociales y políticas entramadas en configuraciones específicas, siguiendo la perspectiva figuracional de Elías (Béjar 1991)– en la sociedad cordobesa y en la sociedad tucumana de la década de 1970.

Las reflexiones que aquí presento se enmarcan en el trabajo de campo que vengo realizando en el transcurso de 2017 y 2018 con los sobres de morgue,ubicados en el Archivo Provincial de la Memoria de Córdoba2 (en adelante APM) correspondientes al periodo del 1º al 31 de enero de 1975 y del 1º al 31 de marzo de 1976. Esto abarca 175 sobres hasta el momento y 25 actas de entrega de cadáveres de la Provincia de Tucumán, pertenecientes al primer trimestre de 1976.

Luego de realizar un trabajo de aproximación etnográfica a los documentos, me interrogo sobre los distintos elementos –palabras, marcas, formas de nombrar y eufemismos– en torno a los cuerpos y los cadáveres3 que aparecen enunciados en la escritura: ¿Quiénes escriben sobre esos muertos? ¿Cuáles son las voces autorizadas? ¿Qué instituciones aparecen? ¿Hay transición entre cuerpo y cadáver? ¿Qué efectos generan esas formas de escritura?

Partiendo de estos interrogantes, producto de mis "entradas" a campo, indagaré en torno a las posibles "dimensiones productivas" de la muerte y la violencia, y retomando una perspectiva teórico-metodológica –Bermúdez (2016), García Sotomayor (2014), Villareal (1985), Garaño (2010), entre otros– donde tanto la(s) muerte(s) y los regímenes de violencia durante la dictadura, como el "tratamiento penitenciario" al que refiere Garaño, se conciben como apertura a nuevas configuraciones –subjetividades– construidas mediante modos de hacer y decir. Asimismo, este escrito se inscribe en las líneas de trabajos etnográficos que piensan al Estado durante la dictadura en relación a sus burocracias y administraciones (Sarrabayrouse Oliveira, 2003; Crenzel, 2014) para no solo hacer hincapié en la excepción, sino pensar en las posibles continuidades subyacentes.

En un minucioso análisis, Pilar Calveiro (2004) argumenta que en 1976 las Fuerzas Armadas (FFAA) ya se encontraban consolidadas en lo que respecta al poder que se les había ido otorgando, de una u otra forma, desde la década del 30. La particularidad del año 1976 radicaba en que las FFAA configuraron un proyecto propio, concebido desde la institución y asentado en sus propios intereses. En sus palabras, "el proceso conjunto de autonomía relativa y acumulación de poder crecientes las llevó a asumir con bastante nitidez el papel mismo del Estado" (2004:4). Este proceso fue perpetuado junto a una burocratización que diluía las atrocidades convirtiéndolas en rutina, al fragmentarse las acciones, las responsabilidades se dispersaban.

Siguiendo el argumento de la autora, la función represiva fue nodal en la estructura de poder que se montó en la última dictadura cívica militar, y se desplegó "para controlar, apresar, incluir todo lo que se fuga de ese modelo pretendidamente total" (Calveiro, 2004:14). Es en este contexto donde la represión, la desaparición y el asesinato se vuelven un plan sistemático de ‘aniquilamiento’, en los términos de Garaño (2010). Asimismo, en este periodo se origina la documentación trabajada en este escrito, sin perder de vista que la administración de la vida y la muerte se da aquí no sobre la población en tanto tal, sino sobre las particularidades de administrar la muerte de asesinatos perpetuados por el poder dictatorial.

El trabajo de campo se ha realizado, hasta ahora, mediante una práctica exploratoria de los documentos trabajados, preguntándome sobre las diversas representaciones –formas de nominación, marcas referenciales– y prácticas –propiamente el manejo del cuerpo/cadáver– allí plasmadas.

El método comparativo ha sido de utilidad a la hora de pensar los modos de escritura producidas por distintas dependencias estatales y disciplinares. Sosteniendo junto a Das y Poole (2008: 25) que mucho de lo que refiere al Estado se presenta a través de la escritura, es que hasta el momento este trabajo está articulado en torno a documentos4. Siguiendo también a Muzzopappa y Villalta (2011: 15) que sostienen que el "campo de lo estatal" se encuentra conformado por burocracias varias, lógicas de funcionamiento, grupos sociales y una producción de documentos que, al ser generados por agentes institucionales, llevan consigo la fuerza de lo estatal, es que mis preguntas se encuentran enfocadas a ver las redes de significaciones y agentes que aparecen plasmadas en la documentación.

En cuanto a los nombres de quienes figuran tanto en los sobres como en las actas, se aclara que los mismos no fueron utilizados por el mismo régimen de confidencialidad que posee la institución en la que se encuentran.

CAJAS Y SOBRES: ENTRADA A LOS DOCUMENTOS

Las tres cajas azules "formato caja de archivo" se encontraban sobre el escritorio del Área de investigación, una pequeña oficina ubicada en la parte posterior del ahora Archivo Provincial de la Memoria de la ciudad de Córdoba. Esta área es la que, entre otras cosas, nos provee de información tanto a investigadores como a familiares de desaparecidos o ex presos políticos mediante el llenado de un formulario que es entregado por las trabajadoras del APM.

Las cajas azules contenían cada una, a modo de rótulo y en la solapa lateral, un papel blanco con letras negras que indicaba la procedencia de la documentación5, como así también el periodo que abarcaban los sobres que se conservan. A modo ilustrativo, la caja con la que decidí comenzar a trabajar, por ser la primera en orden cronológico, rezaba lo siguiente:

"Fondo: Morgue Judicial de la Provincia de Córdoba

Serie: Protocolos de autopsia

Fechas Topes: 01/01/1975 al 30/01/1975

N° de orden: 001 al 099

Caja N° 01"

Intentando acomodar los guantes al tacto y la respiración al barbijo6, lo primero que observo en la caja son dos filas de sobres amarillentos, cada uno con un número estampado en el margen superior derecho y en cuya cara posterior se encuentra un nombre (estimo que de la persona fallecida), y lo que infiero que es la causa posible de muerte (traumatismo), una fecha, un sello del encargado en aquel entonces de la  Morgue Judicial7 y escrita en color rojo en el margen superior la frase no tiene salida8.

Al interior de los sobres encuentro doblados cuatro papeles –documentos oficiales. El primer papel consiste en un pedido de la Fiscalía de la Provincia de Córdoba solicitando al director de la Morgue Judicial entregar el cadáver a quien corresponda –cuyo nombre se detalla en el mismo documento– ni bien se haya realizado la autopsia correspondiente y se haya determinado la causa de muerte.

El segundo documento da cuenta de la entrada del cuerpo a la Morgue Judicial. Aquí el muerto se consigna, al igual que en los casos anteriores, bajo la figura del cadáver. El tercer papel es una ficha producida por el Poder Judicial, donde se señalan los datos de la persona fallecida: nombre, edad, estado civil, domicilio, pertenencias.

El último documento, refiere a un pedido labrado por la Policía de la Provincia, tal cual lo indica el sello ubicado en el margen superior derecho de la hoja, realizado por el comisario a cargo. Está dirigido al director de la Morgue Judicial de la Provincia, con el mismo pedido de autopsia. Al muerto se lo nomina aquí como el cadáver del ciudadano

En el escrito elaborado por la Policía de la Provincia, llama mi atención la fórmula del saludo final, que reza: Dios guarde a usted. Siguiendo a Sofía Tiscornia (2008:142), las "formas de etiqueta" y tratamiento poseen una función simbólica importante, ya que explicitan las relaciones implicadas que subyacen y atraviesan la elaboración de esos documentos. Muchas veces estas formas se perpetúan y solidifican en función de la obligación generada por la costumbre, y en las posibles penalidades que implicaría el hecho de no utilizarlas. En los casos analizados por Tiscornia, la fórmula Dios guarde a usted es utilizada en el trato entre jueces y también como cierre en los escritos de los abogados. En mi caso de análisis, la fórmula es utilizada por el comisario a cargo del destacamento policial de turno y dirigido al director de la Morgue Judicial de la Provincia de Córdoba.

Tiscornia (2008) argumenta que muchas de estas fórmulas tienen su origen en el derecho canónico. Comprendo también que en éstas hay una serie de dimensiones consideradas que ameritan ser analizadas con mayor detenimiento, mas no puedo omitir preguntarme por cuáles son y de qué manera determinadas instituciones se visibilizan a través del uso de esa fórmula. En cada uno de esos sobres se condensan tres de las instituciones y disciplinas que desde la constitución de nuestro Estado nación han ocupado un lugar preponderante: la policía, la medicina y la religión, tanto en relación entre sí como también en vinculación a un objeto en común: el cuerpo y su normalización. Instituciones que lo disciplinan, lo diseminan, determinan y articulan hasta ser objetos pasibles de las ‘tecnologías de gobierno’ en los términos de Foucault (2007a) en "El nacimiento de la biopolítica". En relación a la medicina y a la labor de los médicos en la actualidad, argumento con Ariès que, en casos como el analizado hasta el momento, el "médico y el equipo hospitalario son los amos de la muerte, del momento y también de las circunstancias de la muerte" (2000:75). La disciplina médica puesta en práctica mediante la realización de la autopsia, y hecha cuerpo en los médicos y sus firmas, se vuelve fundamental y necesaria a la hora de hablar y reconocer la muerte.

Al respecto, García Sotomayor (2014: 253) sostiene en el caso de muertes de jóvenes por violencia institucional que: "Para el Estado argentino, por su parte, la muerte es un hecho jurídico que se ratifica con un certificado de defunción, que acredita que una persona ha dejado de existir, las causas del deceso y, de corresponder, el procedimiento para la determinación de los responsables".

En los sobres donde no aparece la inscripción externa no tiene salida, encuentro una breve ficha de salida de la morgue emitida por la Morgue Judicial, que detalla la fecha de realización de la autopsia, el diagnóstico, quiénes lo recibieron, los familiares,el destino y las pertenencias. Al final del documento se consigna quién entrega y quién recibe el cadáver. En la parte delantera del sobre, se detalla la hora y fecha de salida, como así también la empresa funeraria que se encargará de los ritos mortuorios correspondientes.

Me percato de que, en el caso de quienes han sido retirados de la Morgue, hay un formato "homogeneizador" en la figura de quienes reciben el cadáver, los familiares– y las pertenencias bajo la fórmula prendas de vestir,sin dar ninguna especificación que lo individualice. Lo mismo sucede con las circunstancias de la muerte, son narradas omitiendo cualquier detalle que las singularice. Estos modos de escritura sin posibilidad de una individualización me dan la pauta de que las marcas de singularidad que pertenencias tenían al momento de la muerte, quienes los buscaban, que prendas vestían eran anuladas para dar paso a una configuración de subjetividad determinada por el criterio clínico-biologicista representado en el cadáver o el occiso en el cual las particularidades se diluyen.

Salvando las distancias en nuestros universos de análisis, retomo lo planteado por Diana Lenton (2016:2) en relación a los modos de nominar especificas del Estado y sus instituciones, donde éste "hace propia una lectura de la ciudadanía que, aunque no define necesariamente los ejes de la otredad, favorece sin duda una representación de lo social". En este caso, la comunidad de muertos definida desde la órbita estatal es representada socialmente como homogénea en su tratamiento y en su administración, el muerto pierde su carácter individual y pasa a conformar una subjetividad homogénea carente de singularidades.

Mientras continúo con las observaciones de los sobres comienzo a tomar nota de los modos de escribir/nombrar a los fallecidos, preguntándome por las formas en las que se evidencia, o no, en la escritura de los documentos el paso del ‘cuerpo vivo al ‘cuerpo muertoo, en los propios términos de los sobres, al cadáver.

Encuentro en los documentos distintas formas de nominar: el cadáver de la persona que en vida se llamara, el cadáver de una persona del sexo femenino, cuya identidad, como así mismo nombre y apellido se desconocen (para el caso de los NN), al cadáver del que en vida fuese, de la menor… quien dejara de existir, el cadáver de NN. Estas maneras de hacer referencia a la distinción vida/muerte, dan la pauta en el relato escrito de un cambio de "estado" en el cual se pasa casi en términos parmenídeos del ‘Ser’ al ‘no Ser’. En esta instancia inicial del campo la pesquisa me ha brindado el indicio de una distinción de carácter ontológico en la escritura burocrático-administrativa9.

En relación con los cadáveres NN, en los sobres encontramos, como documentación "extra", tres copias de las huellas digitales sumadas a una orden expedida por la Dirección General de Cementerios de la Municipalidad de Córdoba, que estaba dirigida al personal del Cementerio San Vicente y en la cual, se solicitaba dar sepultura a los restos mortales.

Los interrogantes hasta ahora que me han generado los sobres de los NN hacen, por un lado, a la diferenciación entre la identidad y los nombres y apellidos ¿Por qué en esas fórmulas la identidad está separada del nombre? ¿Qué es lo que se entiende por la identidad en esas prácticas y discursos? A su vez, se hace referencia a las huellas dactilares como elementos probatorios de identidad en el proceso de identificación. Me remito nuevamente al criterio biologicista que aparece como factor determinante a la hora de decir algo sobre la identidad de los sujetos.

El lugar que ocupan no solo los criterios biologicistas, sino también los diferentes poderes y órbitas que componen al Estado a la hora de dar cuenta del reconocimiento social de la muerte, me lleva a considerar la noción de ‘soberanía’ que utiliza Rita Segato en "La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez". La autora toma la noción definiéndola como el "control legislador sobre un territorio y sobre el cuerpo del otro como anexo a ese territorio" (2013: 20).

La noción de ‘soberanía’ ha sido trabajada previamente por Foucault (2007b) en numerosas ocasiones. En "La historia de la sexualidad I. La voluntad de saber", Foucault señala que el derecho del poder soberano en los siglos previos al XVIII consistía en el privilegio sobre la vida y la muerte de los súbditos. En soberano podía solicitar la muerte de los otros o matar en función de su propia defensa. Este sistema de poder fue mutando a partir del siglo XVIII, cuando aparece un nuevo sujeto político, la "población", y los controles ya no se centran solo en el disciplinamiento del cuerpo sino de la especie. Aparecieron problemas del orden de lo colectivo junto a la estadística, la natalidad, la mortalidad, o el nivel de salud de la población. Aquí ya estaríamos frente a otra forma de poder, un ‘biopoder’ que teje un esquema donde "el viejo derecho de hacer morir y dejar vivir ha sido sustituido por un poder de hacer vivir y dejar morir" (Foucault, 2007a:181).

Siguiendo el análisis planteado por Benente (2012) en relación con la ‘soberanía’, encontramos que, a diferencia del planteo foucaultiano, el filósofo Giorgio Agamben estaría pensando más bien en un vínculo político doble, constituido por la totalización de las estructuras de un poder moderno simultáneo a la individualización. Ese punto de convergencia, a decir de Agamben, no fue tenido en cuenta por Foucault en la mutación del poder soberano al biopolítico. En tal sentido, el autor sostiene que lo que puede arrojar ese punto de convergencia es que esos dos análisis no pueden separarse, y que será justamente la implicancia de la ‘nuda vida’ en la esfera política lo que constituye el núcleo originario del poder soberano (Agamben en Benente 2012: 14-15).

Con estos antecedentes, Segato retoma la noción de ‘soberanía’ y la resignifica en vinculación a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez. Una apuesta será pensar que parte de esos ejercicios de ‘soberanía’ radican en los mecanismos legales de escritura en el proceso del reconocimiento de la muerte, donde el poder soberano bajo la vieja fórmula de "hacer morir, dejar vivir" hace morir socialmente acorde a lo que se dictamine mediante, en parte, lo que se escribe en la órbita de la esfera estatal.

En el contexto argentino del ‘76, la noción de soberanía fue trabajada por Calveiro (2004: 35) en tanto que "La exhibición de un poder arbitrario y total en la administración de la vida y la muerte, pero, al mismo tiempo, negado y subterráneo, emitía un mensaje: toda la población estaba expuesta a un derecho de muerte por parte del Estado (…) El poder de vida y muerte es uno con el poder disciplinario, normalizador y regulador. Un poder disciplinario-asesino, un poder burocrático-asesino".

El interrogante radica en que, tal como veremos en el apartado siguiente, hay modos de escritura donde ya no solo el cadáver, sino las maneras de narrarlo junto a la de las circunstancias de deceso, son la exhibición de un poder que emitía un mensaje de muerte a la población y, al mismo tiempo, son formas de la ‘violencia expresiva’ de la que nos habla Segato (2013)10, que pretende configurar un tipo de subjetividad, la del extremista,donde el territorio se expande desde el cuerpo hasta las maneras de ser narrados, como ejercicio soberano del Estado y como forma de circulación del poder.

EL CADÁVER EXTREMISTA (O DE CÓMO SE ESCRIBE SOBRE EL OTRO)

En paralelo al trabajo de campo con los sobres, logré acceder a distintas actas de entrega de cadáveres de personas asesinadas del primer trimestre de 1976, labradas en la Provincia de Tucumán11. Dichos asesinatos aparecen narrados en términos de enfrentamientos.

A diferencia de lo que fui describiendo en torno a lo encontrado en los sobres donde se encontraban las fichas de entrada y salida a la Morgue Judicial en las actas de entrega de cadáveres no solo encuentro un relato en torno al fallecido más descriptivo de su "trayecto de vida" –ocupación, nivel de estudio, lugares de pertenenciasino que comienzan a aparecer elementos que darían cuenta del carácter subversivo de la persona fallecida. Expresiones tales como "abatida por enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y elementos subversivos" –léase que elementos se usa como eufemismo para hablar de individuos, el objeto (panfletos, banderas rojas, arma, libros comunistas) es eufemismo del sujeto, lo cual puede verse por ejemplo en el acta labrada por la Policía de Tucumán el día 28 de febrero de 1976, que contiene firma al final del documento, pero no hay ninguna aclaración.

Llamativas son también las expresiones de cadáver extremista que dan cuenta de que la característica negativa, condensada en la figura del extremista en los ‘70 por parte de la cúpula militar, era algo que estaba tanto en la vida como en la muerte del sujeto. Esto es posible de verse, por ejemplo, en el acta labrada por la Policía de Tucumán el día 20 de enero de 1976. El acta está firmada por un capitán del Ejército Argentino.

Un elemento ausente en estas actas de entrega de cadáveres son las menciones fenotípicas, a menos que en el caso de los hombres, tengan barba y bigote, elementos que colaboraban a construir en términos weberianos ‘tipos ideales’ de cómo debían ser, vestir, o lucir los extremistas o subversivos. Así también se destaca la presencia de libros con tendencia izquierdistas, armas, sogas y linternas, etc. Comprendo que todos estos elementos constituyen maneras de configurar la subjetividad subversiva, mediante la misma actuación burocrático-administrativa del Estado, representado en la Policía de la Provincia de Tucumán.

En torno a lo encontrado en las actas,utilizo como uno de los criterios de análisis lo planteado por Bermúdez (2016:14) cuando sostiene que, en ciertas circunstancias, las narraciones que hacen las versiones mediáticas y policiales sobre ciertas muertes adjudican a los sujetos las características de, o bien sujetos sospechosos, o bien sujetos que, si no las merecían, justificaban en parte determinadas formas de morir.

Así como la autora sostiene que las familiares de víctimas de violencia institucional apelan a un ‘proceso de moralización’ de estos jóvenes muertos para tornar legitimas las denuncias realizadas ante el Estado y la sociedad (Bermúdez, 2016:14), considero que en las escrituras de las actas estamos en presencia de un proceder opuesto, un ‘proceso desmoralizador’ para quienes fallecieron en situaciones de enfrentamiento con las Fuerzas Armadas, o que fueran asesinados por circunstancias políticas. Caracterizarlos desde el extremismo, o dando cuenta de sólo aquellos elementos que colaboraban a dicha configuración, implicaba la justificación del fatal desenlace.

Vale recordar que estos modos de escritura se dan en el contexto de inicios de la última dictadura cívico-militar. El 24 de marzo de 1976 el gobierno constitucional de la Argentina es derrocado y comienza un periodo dictatorial de represión sistemática, desapariciones y asesinatos. Los destinatarios de esos mecanismos de represión eran denominados, generalmente, como subversivos,y de allí que esos usos en la narración sean significados como un elemento desmoralizador y estigmatizador ya que significaba en muchas ocasiones el secuestro, la desaparición y la muerte.

En tal sentido, es preciso volver a Segato (2013), para explicar que hay modos de escritura donde ya no solo el cadáver, sino las maneras de narrarlo junto a la de las circunstancias de deceso, consisten en una forma de ‘violencia expresiva’ que pretende configurar un tipo de subjetividad, el extremista,donde el territorio se expande desde el cuerpo hasta las maneras de ser narrados, como ejercicio soberano del Estado.

Esa doble operación del tratamiento del cuerpo con criterios biologicistas, por un lado, y con narraciones en torno a elementos subversivos y extremistas, por el otro,me permiten pensar en torno a dos modos de construcción de la subjetividad en un mismo proceso, enfocado en la secuencia muerte/certificados de solicitud de autopsia/entrada a la morgue/autopsia/acta de entrega de cadáver/salida de la morgue12. Generan, por un lado una subjetividad homogénea a través de su biología sin posibilidad de trascendencia, y por otro, una continuidad entre la vida y la muerte dada por las características que configuran la subjetividad del extremista y el subversivo.

La configuración de la categoría cadáver extremista es producto de un ejercicio de poder "productivo" por parte del terrorismo de Estado, que puede leerse en consonancia con lo trabajado por Garaño (2010) en relación al "tratamiento penitenciario" que recibieron los presos políticos a partir del golpe militar del ‘76, bajo el régimen que había sido reformado en 1974 cuando se declara el estado de sitio en Argentina, en el gobierno de María Estela Martínez de Perón. Parte de lo que Garaño analiza, radica en las formas productivas de esa violencia ejercida en el "tratamiento penitenciario" que constituyó identidades y lealtades grupales "como parte de una activa reinterpretación de las políticas represivas por parte de diversos grupos de presos políticos" (2010:114). En dicho tratamiento, señala que los "delincuentes subversivos" eran ubicados en tres grupos: G1: Resistentes, G2: Indefinidos, G3: Dúctiles. El ser ubicado en cada uno de esos grupos definía el tratamiento que tendrían en la institución penitenciaria. Al respecto de esta clasificación, el autor afirma que: "En el caso de los detenidos por razones políticas, esta clasificación (…) les permitió a los presos encontrar unas categorías carcelarias para explicitar y reconfigurar las jerarquías políticas preexistentes a la cárcel (...) A su vez, esta operación de clasificación delineo fronteras sociales que distinguieron al interior del campo de los presos políticos identidades especificas" (Garaño, 2010:125)

En mi caso de estudio, la configuración del cadáver extremista hace a una forma productiva de la violencia a través de un brazo burocrático del Estado, creando identidades o formas de sujeción más allá de la muerte. Pensando en los usos que hacen los presos políticos de esas categorías generadas (Garaño, 2010), sería interesante plantear para este caso que, así como el Estado generó determinados tipos de subjetividades en los ‘70, parte de la sociedad argentina ha configurado en base a estas mismas otro modo de subjetividad colectiva, un "nosotros" Hijos, Nietos, Madres, Ex Presos Políticos que los identifica en la lucha y en el reclamo. Vale aquí la mención porque este doble proceso de determinación de identidad y de apropiación política de la misma no puede pasar desapercibido. Sin embargo, excede las pretensiones de este trabajo y será tratado en otra oportunidad.

Pensar las burocracias administrativas en torno a la muerte tiene sentido al interior de lo que Calveiro (2004:86) denominó "servicio público criminal", fundado sobre la producción constante de documentación y de burócratas que operaban a modo de engranajes. Estas formas de la obediencia y la responsabilidad, podían leerse también en relación con el grado de acceso al conocimiento que tenían los distintos agentes a la hora de asentar determinados hechos en la escritura, o al momento de participar de prácticas y gestiones que si bien se inscribían en el accionar ilegal del Estado, quedaban asentadas en la documentación administrativa. 

En una línea similar a lo planteado, Crenzel (2014) sostiene que la perspectiva que propone al Estado como una maquinaria burocrática que no presentaba ninguna fisura en el momento del aniquilamiento o el exterminio, fue dando paso a otra mirada que presenta matices, grises, sensaciones o escrituras otras que aparecían también en el mismo registro burocrático administrativo generado por el Estado. Pensar en la figura del cadáver extremista podría aparecer también como la presencia de algo que excedía las formas habituales y normalizadas de escritura en documentos oficiales, como por ejemplo las actas de entrega de cadáveres. Este elemento da cuenta de que no se trataba de la administración de muertes en contextos habituales, sino que estamos en presencia de modos que, si bien no dejaban de ser burocracias administrativas, quedaban en evidencia a través de esos modos colados en la escritura de que el tratamiento era, justamente, burocratizar muertes producidas en situaciones de ilegalidad y/o clandestinidad.

CONSIDERACIONES FINALES

En el presente artículo, intenté mostrar distintos elementos que comienzan a aparecer durante el trabajo de campo y que pueden ser comprendidos en relación con ciertos vectores analíticos que hemos venido trabajado a lo largo del escrito. De esta manera, vimos cómo se escribía en torno a los cadáveres desde distintas órbitas estatales en los comienzos de la dictadura cívico-militar en la provincia de Córdoba y Tucumán, dando cuenta de los criteriosbiologicistas de autoridad en torno a las voces legalmente autorizadas para el reconocimiento de la muerte.

Vimos, a su vez, como esa doble operación del tratamiento del cuerpo con criterios biologicistas, por un lado, y con narraciones en torno a elementos subversivos y extremistas,por el otro, generan en el primer caso una subjetividad homogénea a través de su biología sin posibilidad de trascendencia y, en el segundo, una continuidad entre la vida y la muerte dada por las características peyorativas que configuran la subjetividad del extremista y el subversivo.

Siguiendo esta línea, el análisis aquí presentado de la documentación trabajada permite ver una de las formas de ejercicio soberano del Estado en una de sus formas de ejecución del poder, generando tipos de subjetividades que responden a contextos sociopolíticos particulares. Estos modos de configurar subjetividad desde la muerte en función de los modos de narrar nos hacen pensar en una dimensión "productiva" de ésta última, centrando la mirada en los documentos producidos por distintas instituciones pertenecientes a la órbita de la esfera estatal.

Retomando aquí lo planteado en la introducción en relación con el ejercicio de poder que describía Calveiro en la última dictadura cívico militar, comprendo que estas muertes no se tratan de muertes burocratizadas "sin más", sino de la administración burocrática en contexto de dictadura del cuerpo de una persona asesinada, en la mayoría de los casos por motivos políticos o de sospecha. Comprendo que la figura del cadáver extremista condensa en parte esa administración, donde la construcción de la subjetividad puede connotar negativamente al cadáver, como una forma soberana el poder de matar en el ejercicio de poder. El poder de matar y el poder de generar una forma de ser a pesar de ya no existir, una forma de ser extremista a pesar de ser un cadáver y que eso conste en actas, literalmente.

Al ser un trabajo de campo inicial para un proyecto que se pretende mucho más amplio, escribo estas últimas líneas con más preguntas que respuestas. Queda por pensar y caracterizar de modo exhaustivo lo que se comprendía y definía en ambos contextos, tucumano y cordobés, como muerte por motivos políticos en relación con las "otras muertes", las que no entraban dentro de esta categoría. Entiendo que esos modos de configuración de la subjetividad extremista en las actas estarían dando cuenta de algunas características que hacen a la definición.

Otro de los interrogantes pendientes radica en abordar no sólo las maneras por las cuales el Estado configura aquello que nombra, sino pensar cómo en esa misma construcción, el Estado se define a sí mismo. No me resulta menor pensar que algo de esa definición está implícito en el hecho de que durante épocas sociopolíticas complejas, como en el caso del régimen de una dictadura, hay ciertos elementos burocráticos administrativos que siguen funcionando bajo la apariencia de la legalidad y la "normalidad", en tanto no presenta variaciones aparentes entre lo que fue antes, durante y después de la década de los ‘70. Tal como sostiene Sarrabayrouse Oliveira (2003), la dictadura cívico militar argentina de 1976 no fundó un nuevo poder Judicial. De hecho, no creó novedosas burocracias, sino que lo que hizo fue montar nuevas estructuras y prácticas sobre las ya existentes, maximizando eso que ya existía en función de los intereses de las FFAA. Aquí es donde se percibe cierta continuidad que subyace a la contingencia y a la excepción, coincidiendo también con Sarrabayrouse Oliveira (2003:8) en que tanto lo "excepcional" como lo "cotidiano" deben ser pensados como yuxtapuestos y en realimentación, no como antagónicos

Sobre este mismo punto me interesa referirme a lo que se plantea en el prólogo al trabajo realizado por Segato (2013:6) de que en América Latina operaria una "doble realidad" consistente en: "La visible, que agrupa medios, políticas y retóricas y diagnósticos, y otra, que sin embargo organiza la línea misma entre lo visible y lo invisible. No se trata de dos espacios diferidos, sino de una misma dinámica dual. Un modo de desarrollo de la ‘excepción’".

Considero que la pregunta de cuáles serían las formas por las cuales el Estado se construye a sí mismo y construye a los otros, aquellas cosas que indeciblemente están contenidas en las dichas, en el proceder de los mecanismos burocráticos que siguen operando aun en los gobiernos de facto, está ligada a intentar definir con justicia esa "doble realidad".

Continuar indagando desde las ciencias sociales en los modos a través de los cuales esa doble realidad organiza la línea divisoria de lo visible y lo invisible, nos permitirá comprender cuales son los mecanismos de funcionamiento que los Estados poseen a la hora de administrar nuestras vidas y nuestras muertes, y analizar detenidamente si ciertas maneras responden a formas específicas de gobierno o si, en el fondo, esa línea divisoria no es otro modo más sutil, y complejo, de gestionar nuevas formas de (nuestra) sujeción.

NOTAS

1 Como clave de lectura para el trabajo, todas las palabras que aparezcan en itálicas harán referencia a términos nativos, mientras que aquellas que se encuentren con doble encomillado serán expresiones coloquiales utilizadas por la autora, y el entrecomillado sencillo será para términos teóricos y o técnicos.

2 El Archivo Provincial de la Memoria se encuentra ubicado en el centro de la ciudad de Córdoba, específicamente en el Pasaje Santa Catalina 65. En la década de los 70, en el edificio que hoy ocupa el Archivo se establecía la sede del D2, destacamento policial que ofició como centro clandestino de detención durante y antes de la dictadura cívico-militar de 1976.

3 La distinción entre cuerpo y cadáver aparece en la documentación, en la mayoría de los casos, para diferenciar a aquellos que ingresan presentando algún signo vital, que son denominados como cuerpos; del cadáver, que hace referencia a una absoluta falta de signo. Ergo, el que algo sea cuerpo o cadáver no tiene, en este primer acceso, más criterio definitorio que el biológico.

4 Hasta el momento, he realizado una entrevista a David Dib, médico forense perteneciente a la Morgue Judicial de la Provincia de Córdoba, para lograr comprender los "circuitos burocrático–administrativos" de las muertes acaecidas en territorio cordobés.

5 Los sobres corresponden al "Fondo Morgue Judicial –Córdoba. Serie documental: Protocolos de autopsias" que abarca un periodo de 1975 a 1983. Los documentos fueron transferidos al APM el día 22 de marzo de 2010 desde la Fundación San Roque. Dicha fundación pertenece al viejo Hospital San Roque, donde operaba la Morgue de la provincia de Córdoba en aquella época. El volumen de dicha serie es de 8 metros lineales, en 80 unidades de conservación con 100 sobres de 16 cm. x 11 cm. cada uno, soporte papel. Esta última información puede encontrarse en http://www.apm.gov.ar/apm/acervos-documentales. Fecha de última entrada: 29 de julio de 2018.

6 Los guantes y el barbijo encarnaban un ‘hexis corporal’ (Champagne 2012) que me trajeaba de etnógrafa de archivos que se zambulle en el campo, y marcaba también un paso tangible, como lo fue la solicitud de información, en el rito de iniciación de lo que sería trabajar con los sobres en el APM.

7 En aquellos años, la Morgue Judicial de la Provincia se encontraba en el Hospital San Roque de nuestra ciudad. Actualmente esa morgue se encuentra en desuso, y la Morgue judicial de la Provincia fue trasladada a Barrio General Paz, en el mismo lote donde funciona la sede del Equipo Argentino de Antropología Forense en Córdoba.

8 A medida que voy avanzando en el trabajo de campo, –hasta el momento llevo analizados unos 150 sobres aproximadamente– comprendo qué significa cada una de esas inscripciones. La que más curiosidad me daba era la aclaración "no tiene salida" en rojo, que indicaba que el cuerpo no había sido registrado como salido de la morgue, a pesar de que ya se había solicitado el retiro del cuerpo.

9 En este sentido, la obra de Veena Das puede aportar a comprender la relación entre lenguaje, cuerpo y violencia, comprendiendo al cuerpo como el locus depositario de aquello que el lenguaje expresa, por ejemplo el trabajo que realiza sobre el cuerpo de las mujeres en la India en los ritos funerarios, donde sus cuerpos pasan a ser "depositarios de conocimiento como un método para codificar la memoria" (Das 2016: 53)

10 En el prólogo de su libro "La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez" (2013: 8), plantea que la ‘violencia expresiva’ concierne a relaciones entre los cuerpos, las personas y las fuerzas sociales de un territorio, produciendo reglas a través de las cuales circulan consignas de poder.

11 El acceso a dicho material fue posibilitado a través de una docente de nuestra casa universitaria abocada al estudio de la antropología de la violencia, cuya identidad, por razones éticas, hemos decidido mantener en el anonimato. En el caso de las actas de entrega de cadáveres, la totalidad pertenece a personas asesinadas, en su mayoría por motivos políticos o por ser considerados sospechosos de actividades subversivas. La particularidades políticas e históricas, tanto de la Provincia de Córdoba como de Tucumán, están siendo investigadas en la actualidad, por lo que se ahondará en ello en próximos trabajos.

12 Esta secuencia no necesariamente sigue una línea temporal, es más bien a título metodológico para enmarcar el proceso de trabajo sobre el cadáver una vez que ingresa a través de la Policía Judicial a los órdenes estatales, y fue obtenida en función de la entrevista realizada al Dr. David Dib, médico forense de la Morgue Judicial de la Provincia, el día martes12 de septiembre de 2017.

BIBLIOGRAFÍA

1. Ariès, Philippe 2000. Morir en Occidente. Buenos Aires: Adriana Hidalgo editorial.         [ Links ]

2. Béjar, Helena 1991. "La sociología de Norbert Elías. Las cadenas del miedo". En: Revista Española de Investigaciones Sociológicas (REIS), Nº 56, disponible en http://www.reis.cis.es/REIS/PDF/REIS_056_05.pdf         [ Links ]

3. Benente, Mauro 2012. "Rechazo y recuperación de la soberanía. Notas sobre Foucault y Agamben". En: Res pública: Revista de Filosofía política, N° 28, pp. 9-33.         [ Links ]

4. Bermúdez, Natalia 2016. "‘De morir como perros’ a ‘me pinto solo cuatro uñas’. Una mirada antropológica sobre crueldad, moralidad y política en muertes vinculadas a la violencia institucional en Córdoba (Argentina)". En: Revista Publicar en Antropología y Ciencias sociales, Año XIV N° XX// Julio de 2016.

5. Calveiro, Pilar 2004. Poder y desaparición: Los campos de concentración en Argentina. Buenos Aires: Colihue.         [ Links ]

6. Champagne, Patrick 2012. "Los campesinos van a la playa". En: Revista del Museo de Antropología, Nº 5, Córdoba, pp.101-106.         [ Links ]

7. Crenzel, Emilio 2014. "Otra literatura. Los registros burocráticos y las huellas de las desapariciones en la Argentina". En: Estudios de Teoría Literaria. Mar del Plata, Año 3, Nº 6, pp. 29 - 42.         [ Links ]

8. Das, Veena 2016. Violencia, cuerpo y lenguaje. México: Ed. Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

9. Das, Venna y Poole, Deborah 2008. "El Estado y sus márgenes. Etnografías comparadas" En: Revista Cuadernos de Antropología Social, N° 27, pp. 19-52.         [ Links ]

10. Foucault, Michel 2007a. El nacimiento de la biopolítica. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

11. Foucault, Michel 2007b. Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber. México: Siglo XXI Editores.         [ Links ]

12. Garaño, Santiago 2010. "El tratamiento penitenciario y su dimensión productiva de identidades (1974-1983)" En: Iberoamericana, N° 40, pp. 113-130.         [ Links ]

13. García Sotomayor, Cecilia 2014. "La vida de los muertos. Una etnografía sobre relaciones sociales barriales y espacialidad en un barrio de Córdoba". En: Bermúdez, Natalia y Previtali, Maria Elena (Orgs.) Merodear la ciudad. Miradas antropológicas sobre espacio urbano e "inseguridad" en Córdoba. Córdoba: Ediciones del IDACOR, pp. 241-269.         [ Links ]

14. Lenton, Diana 2016. "Tensiones y reflexividad en la aproximación antropológica a la política indigenista". En: Estudios en Antropología Social, Vol. 1, Nº1, pp. 1-13. Disponible en: http://cas.ides.org.ar/publicaciones/revista-estudios-en-antropologia-social/         [ Links ]

15. Muzzopappa, Eva y Villalta, Carla 2011. "Los documentos como campo. Reflexiones teórico-metodológicas sobre un enfoque etnográfico de archivos y documentos estatales". En: Revista Colombiana de Antropología Vol. 47, Nº1.         [ Links ]

16. Sarrabayrouse Oliveira, María José 2003. "Poder judicial y dictadura. El caso de la morgue judicial". En: Cuaderno N°4: Memoria y dictadura. Defensoría del pueblo de la Ciudad de Buenos Aires / Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.         [ Links ]

17. Segato, Rita 2013. La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Territorio, soberanía y crímenes de segundo estado. Buenos Aires: Tinta Limón.         [ Links ]

18. Tiscornia, Sofia 2008. Activismo de los derechos humanos y burocracias estatales. El caso Walter Bulacio. Buenos Aires: Editores del Puerto/CELS        [ Links ]

19. Villareal, Juan 1985. Los hilos sociales del poder. Buenos Aires: Siglo XXI        [ Links ]

 

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons