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Avá

On-line version ISSN 1851-1694

Avá  no.34 Posadas June 2019

 

ARTÍCULO

Portugués, español, alemán y brasilero. Lenguas y variedades en contacto en el Alto Uruguay (Misiones, Argentina)

 

Leonardo Cerno*  

* Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Instituto de Estudios Sociales y Humanos (IESyH/CONICET) Universidad Nacional de Misiones (UNaM).

e-mail: leonardo_cerno@yahoo.com.ar

Agradezco al Profesor Dr. Joachim Steffen y a la Dra. Martina Steffen (Universidad de Augsburgo, Alemania) la amable lectura y comentarios sobre el primer manuscrito de este artículo. Los errores que quedan son de mi absoluta responsabilidad.

Fecha de Recepción: 12/02/2019
Fecha de aceptación: 04/04/2019


RESUMEN

En este trabajo presentamos una aproximación a la comunidad multilingüe de portugués y español en Misiones desde una perspectiva sociolingüística y empleando métodos etnográficos. Entre otras características, esta comunidad incluye el uso del alemán como lengua de herencia por parte de ciertos sectores, y en este sentido consideramos esa tercera lengua como parte de la descripción. Nuestros datos proceden de entrevistas y registros de observación tomados en dos colonias rurales del este provincial. Sostenemos la idea de que existen dos modos principales de uso entre los nativos de las diferentes lenguas y variedades, correlacionados a su vez con dos tipos contrapuestos de representaciones y actitudes sociolingüísticas. En las conclusiones se mencionan problemas y desafíos para investigaciones futuras, en vista de que el presente trabajo constituye un estudio preliminar para una documentación más amplia proyectada para los próximos años.

Palabras Clave: Portugués–Español en Contacto; Alemán en el Extranjero; Ideologías Lingüísticas; Mezcla de Códigos.

ABSTRACT

This work presents an approach to the multilingual Portuguese-Spanish speech community in Misiones (Argentina) from a sociolinguistic perspective with focus on the internal structure of the community. Among other traces, this community includes several groups with German as heritage language and we include consequently German in our description. The data for the study proceeds from ethnographic interviews and registers obtained in two rural communities in the east of the province. We postulate the existence of two different language use patterns, both in turn corelated with two series of linguistic attitudes and representations. In the conclusions we formulate some problems and challenges for future research, given that the present article represents a preliminary study for a larger documentation which is planned to be conducted in the upcoming years.

Key words: Portuguese-Spanish in contact; German as heritage language; Language ideologies; Code mixing.


INTRODUCCIÓN

En el extremo nordeste argentino, la provincia de Misiones, lindante con Brasil y Paraguay en un 90 % de su frontera, cuenta con una diversidad lingüística derivada de su historia, su posición geopolítica y su composición étnica. Su entrada en los tiempos modernos comienza hacia 1880, después de la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870). Al terminar el conflicto que enfrentó a Paraguay con Argentina, Brasil y Uruguay, el territorio misionero, entonces sólo habitado por indígenas, recibió migración de los países limítrofes (Paraguay y Brasil) y de la vecina provincia de Corrientes. El Estado nacional acompañó parcialmente el proceso poblacional con la (re-)fundación1 de pueblos y el desarrollo de programas de colonización (Gallero y Krautstofl 2009:249). Desde fines del siglo XIX llegaron grupos de inmigrantes de Europa central y del norte (polacos galizianos, alemanes, ucranianos, finlandeses, suecos, etc.) que compartieron su destino con hablantes de castellano, guaraní criollo y portugués también llegados a la provincia. Desde ese entonces varias comunidades de hablantes conviven en un territorio que tiene al español como lengua oficial. A lo largo del siglo XX, con la declinación progresiva de las lenguas de inmigración europea, el portugués (del Brasil) se constituyó en la lengua extranjera más hablada, centrándose su influencia en la franja oriental del territorio, a lo largo del límite con Brasil. El alemán es una de las pocas lenguas de migración que sigue contando con una gran comunidad de hablantes, pese a encontrarse en un acelerado proceso de desplazamiento (Putnam y Lipski 2016, Lipski 2017:393).


Mapa de la Provincia de Misiones2

Son muy pocos los trabajos actuales dedicados a presentar, con vocación empírica, los diferentes escenarios del multilingüismo misionero. El conocido especialista del contacto entre portugués y español, John Lipski, ha sido prácticamente el único en aproximarse a la variedad misionera de portugués, y sólo en los últimos tiempos (Lipski 2015, 2017). Su contribución es importante en la definición preliminar de las características internas y sociolingüísticas de esa variedad, y también en la definición de los temas y problemas que hacen de la comunidad portugués-español hablante de Misiones un campo de investigación de gran interés, parcialmente semejante al caso del “fronterizo” uruguayo (Lipski 2015, 2017; Carvalho 2007; Elizaincín 2008). En el plano específicamente estructural-cognitivo, el autor toma el caso misionero como base para la discusión en torno al problema de los modelos universales de mezcla de lenguas (code mixing).3 El código mixto del “portuñol” de Misiones mostraría que el fenómeno de la mezcla entre español y portugués no depende necesariamente de factores extralingüísticos, sino que la poca distancia estructural entre ambas lenguas sería suficiente para que ocurra en situaciones de contacto intensivo: “whereas sociolinguistic considerations shape the intensity of and tolerance for language mixing, language internal factors alone account for the specific phenomena that emerge from unconstrained Spanish-Portuguese mixing” (Lipski, 2015: 253).

El alemán de Misiones por su parte ha llamado escasamente la atención de la investigación lingüística. El trabajo de Putnam y Lipski (2016) constituye la primera exploración. Los autores se ocupan de un rasgo morfosintáctico del “misionero german”, que es la elisión de sujetos y objetos pronominales, los cuales son obligatorios en las lenguas germánicas. Hipótesis muy razonables de causación por contacto con lenguas pro-drop como el portugués y el español sostienen la explicación.4

La tarea que emprendemos ahora consiste en una aproximación a una comunidad multilingüe de Misiones desde la perspectiva de su diversidad interna, considerando dimensiones tales como lenguas, variedades, (normas de) usos y actitudes sociolingüísticas. Dado que el sector hablante de alemán se superpone parcialmente al portugués-hablante, nuestro campo de descripción se amplía teniendo en cuenta también las funciones sociales de esta lengua y su situación actual.

Este trabajo se basa en los resultados del trabajo de campo de 10 días en el nordeste y sureste provincial, en dos enclaves próximos a la frontera argentino-brasileña. Se trata de un trabajo que espera ampliarse a futuro, por lo tanto nuestros resultados deben considerarse provisionales. En el nordeste provincial residimos ocho días en la colonia Piñalito Norte, a unos 30 kilómetros de las ciudades gemelas de San Antonio (Argentina) y Santo Antônio (Brasil). En el sureste la investigación se llevó a cabo en el pueblo Itacaruaré, a 15 km de San Javier/Porto Xavier y a 6 km de la frontera. La selección de estos dos enclaves se basó en la posibilidad de comparar la frontera nordeste, recién poblada a mediados de los ‘70, con la frontera sureste de la provincia, cuyo movimiento poblacional (desde el Brasil) comienza a fines del siglo XIX. Nuestro corpus se forma con 24 entrevistas no estructuradas, que promedian la hora de duración, y con registros de observación tomados durante el trabajo de campo. El formato de las entrevistas fue intencionalmente libre, buscando asimilarlas lo más posible al género de la conversación. Accedimos a los entrevistados mediante una informante colaboradora con quien “visitamos” a los vecinos en el rol de “un profesor de Posadas” que quiere saber “de los idiomas que habla aquí la gente”. En este sentido no procedimos con módulos temáticos sino con preguntas generales que buscaron (como un aprendiz frente a un experto) acceder a los sistemas de significados nativos. Las entrevistas fueron realizadas primero en español, y luego en portugués y, dado el caso, en alemán, a fines de obtener muestras de las hablas vernáculas. Los informantes son normalmente bilingües o trilingües, con configuraciones de tipo español-portugués (12 informantes), español-alemán (3 informantes), y español-portugués-alemán (9 informantes), si bien con diferentes niveles de competencia y/o diferentes órdenes de adquisición de las lenguas. Todos los informantes nacieron en la zona portugués hablante o cuentan con más de 20 años de residencia en las colonias en estudio. Sólo 4 de ellos tienen escolarización que va más allá de la escuela secundaria. Menos 6 consultantes, el resto hace o hizo tareas vinculadas con la vida rural. Excepto dos residentes en las ciudades de Andresito y Santo Antônio (Brasil), todos viven en la colonia. La generación mayor de informantes (más de 60 años) cuenta con 4 hombres y 9 mujeres, la generación adulta (30 a 60 años) cuenta con 6 hombres y 5 mujeres. Los nombres con que aparecen en este artículo han sido cambiados para resguardar la confidencialidad.

Entorno geográfico y humano

Piñalito Norte es una pequeña colonia situada a medio camino entre las ciudades de Bernardo de Irigoyen y Comandante Andresito, en el departamento General Belgrano, hacia el nordeste de Misiones (ver mapa adjunto). Pertenece al municipio de San Antonio. Por su parte San Antonio tiene unos 11.000 habitantes (Censo 2010, INDEC), cifra que incluye su centro urbano y varias colonias periféricas. Como otras ciudades limítrofes, San Antonio cuenta con una ciudad gemela en frente, en este caso Santo Antônio (Brasil). La frontera natural es el arroyo homónimo. En Piñalito los vecinos se dedican en parte a la agricultura de subsistencia y algunos son propietarios de hectáreas productivas, existiendo también actividad agroforestal. Piñalito Norte fue fundada en la década del 60 con fines de poblamiento y extracción de la madera. Para ello se empleó como mano de obra a muchos brasileño-alemanes que ya habitaban San Antonio, y a los campesinos brasileños que cruzaban ilegalmente la frontera. Actualmente unas 3000 personas viven en esta colonia, que es quizás la más grande del municipio. La escuela primaria funciona desde 1970. Desde 2008 cuenta con una escuela secundaria. Muchos de los que habitan en la colonia tienen relaciones familiares o amistosas en San Antonio (y/o en Santo Antônio).

Itacaruaré se ubica en el departamento de San Javier, en el sureste provincial. Es un pueblo de 3500 habitantes, a 15 km de la capital departamental San Javier, que tuvo mayoría de población de origen brasileño hacia fines del siglo XIX (Gallero y Krautstofl, 2009; Schiavoni, 1998,1999). En esta latitud los países están separados por el río Uruguay. Del otro lado del río se ubica la ciudad de Porto Xavier (Brasil). Itacaruaré existe desde la década de 1920, fundada en vistas a usar las fértiles tierras para yerbales, teales y arroz. Desde 1960 produce caña de azúcar en mayor escala. Hay ocho escuelas primarias y una escuela secundaria. Un gran número de los habitantes son descendientes de inmigrantes brasileños. Parece que aquí el componente étnico (brasileño-)alemán es mucho menor que en Piñalito Norte.

En ambas colonias el paso de la frontera tiene principalmente el objetivo de adquirir mercaderías para el uso o el comercio, y también por situación de empleo fijo en aquel país. Los paseos y visitas a familiares son otro de los motivos por el cual se cruza la frontera. De hecho existe cierto número de matrimonios argentino-brasileños y de familias nucleares o colaterales separadas sólo por el límite nacional (Schiavoni, 1998/1999; Kaufmann 2009:279-270).

Variedades del portugués, el español y el alemán en Misiones

El portugués que se habla hoy en Misiones no debe asociarse al portugués general brasileño (o português padrão) que replica la norma culta de las grandes ciudades y se escucha en los medios de comunicación. Tampoco debe confundirse con la lengua de encuentro o de frontera, inestable y circunstancial, que muchos llaman “portuñol” y que se emplea a lo largo de todo el límite de Brasil con los países hispanohablantes (Lipski, 2015:261). Este “portuñol” es un portugués con muchas interferencias del castellano y que se habla con fines de intercambios comerciales o para trámites en el país lusohablante. El portugués de Misiones es por el contrario una lengua nativa, que llegó con los campesinos sur-brasileños que hablaban variantes rurales que todavía existen y que se conocen como portugués caipira. Se trata entonces de una extensión regional de esos dialectos, ocurrida por emigración (Lipski, 2015:275 y Lipski, 2017:401). Esta variedad posee rasgos fónicos y gramaticales característicos y, en cuanto al léxico, una importante cantidad de préstamos del español, lengua con la que ha estado en contacto desde tiempos coloniales (Gonçalves, 2017:372; Battisti, 2014:9). En este trabajo llamamos a esta variedad portugués não padrão, y cuando escribamos portugués sin más calificativos nos referiremos a ella.

Por su parte, el español de Misiones se forma en una región tradicionalmente guaraní hablante y tiene como base el habla de los paraguayos y correntinos que poblaron el suroeste del territorio desde el último tercio del siglo XIX. La variedad estándar, establecida posteriormente con la escolarización de las capas sociales media y alta, contribuyó a formar la norma culta del habla misionera, en la cual convergen con cierto equilibrio algunos rasgos del español paraguayo (que conserva la oposición entre [´] y [j]) y otros del español general argentino (p.ej. oposición entre acusativo lo(s), la(s) y dativo le(s), en lugar de la generalización de le(s) o leísmo). Llamamos aquí a esta variedad el “español general misionero”5, caracterizada por su mayor proximidad a la estándar nacional. Con ella conviven modalidades marcadas y subestándares provinciales (Amable, 1975). Estos dialectos se extienden territorialmente formando dos áreas. Sobre la franja que limita con el Paraguay predomina la variedad formada con sustrato guaraní. Hacia el este, es decir, sobre la franja lindante con el Brasil, predomina la variedad con sustrato portugués. En este trabajo, para referirnos a este español en contacto con el portugués emplearemos la expresión “español regional” a secas.

Una tercera lengua es el alemán, o mejor dicho los diferentes dialectos de la lengua germánica que llegaron a la provincia con los colonos alemanes, suizos y austríacos, principalmente a partir de 1920. De los trabajos consultados sobre la historia de la inmigración alemana (Rosenberg, 1998; Bein 2012: 55-66; Gallero y Krautstofl, 2009) se infiere una presencia fuerte del “alemán-brasileño”, dialecto de convergencia formado a lo largo de un siglo en las colonias alemanas de Rio Grande do Sul, también conocido como “hunsruquiano riograndense”. Junto a esta variedad debe contarse el alemán del Volga o “alemán ruso”, que tuvo una importante presencia en la inmigración argentina (Bein, 2012:; Rosenberg, 1998:). Pese a ciertos rasgos divergentes, ambas variedades comparten elementos que existen en el Westmitteldeutsch (dialectos del centro-oeste de Alemania, principalmente el franconio) aunque el alemán-brasileño se distingue por un mayor componente del Moselfränkisch y el Rheinpfälzisch (Rosenberg 1998: 265, y Altenhofen 1996, cit. en Rosenberg 1998: 274). Buena parte de los alemanes de origen brasileño llegaron a Misiones después de 1920 con programas de colonización privados (Gallero y Krautstofl, 2009). Eran ya hablantes de una koiné más o menos homogénea con base en el hunsruquiano. Pero también otros grupos germanoparlantes llegaron a Misiones en la misma época. Es posible que variedades del suabo y del pomerano, conservados en algunas islas lingüísticas del Brasil (por ejemplo en Panambi, Brasil) hayan arribado a la provincia desde el país vecino, pero también con la inmigración alemana ingresada por Buenos Aires desde 1875 (Bein, 2012). Un cierto número de estos inmigrantes hablaba también el alemán estándar o “alto alemán” (Hochdeutsch), sobre todo los que fueron escolarizados en Alemania o en las escuelas (evangélicas) del Brasil. No sabemos hasta qué punto ha ocurrido un proceso de convergencia o de nivelación dialectal (dialect levelling) en Misiones, aunque la situación es en varios aspectos diferente a la ocurrida en los estados sur-brasileños, donde hubo mayor homogeneidad de orígenes, un mayor aislamiento y autonomía de las colonias, y un siglo más de comunicación y contacto entre grupos dialectales diferentes (Rosenberg, 1998: 270 y 274).

Socialización lingüística y tipos de bilingüismo

Existen en la sociedad investigada tres modelos de acceso al español y al portugués, también caracterizados por el uso doméstico de estas lenguas. Un grupo mayoritario adquiere el portugués en contexto doméstico y más tarde es ésta la lengua que transmiten a sus hijos. Muchos descendientes de alemanes-(brasileños) forman parte de este sector. Normalmente se trata de familias compuestas por al menos un/a hablante nativo/a de portugués en el rol de padre o madre. En estas familias es común que una parte de la red de parientes tenga antepasados (alemanes-) brasileños. El contacto con el castellano en la generación infantil ocurre con la participación en ciertos contextos vecinales, y en la escucha de radios y televisión argentina, con lo que se forma una competencia pasiva. De manera formal los niños adquieren el español en la escuela, y su dominio de esa lengua suele depender de la cantidad de años de escolarización. Este sector suele ser designado por los no nativos como “brasileros”, término que en castellano es un portuguesismo (“brasileños”) y que al parecer denota identidad lingüística y no necesariamente identidad nacional (Clarissini da Maia y Méndez, 2018). No sabemos si puede ser también una autodenominación.

El caso opuesto es el de las familias hispanohablantes. Se trataría de un grupo minoritario, que tiene el portugués como lengua externa al hogar. La mayoría llegó a la comunidad de la región centro-oeste provincial, donde el castellano es la lengua dominante. Se los suele designar como “castellanos” (Clarissini da Maia y Méndez 2018, ibíd.). Internamente se diferencian por su origen, en algunos casos son criollos y en otros son descendientes de los alemanes (-brasileños) asentados originalmente sobre la franja oeste del territorio (p. ej. en Eldorado, Capioví, etc.). Respecto a su competencia en portugués, se puede decir que hay dos subgrupos en este sector, que coinciden con grupos de edad. Los adultos, que son quienes efectuaron la migración, desarrollaron una competencia deficitaria, una interlengua adquirida “por necesidad” en el trato diario con los vecinos y en los viajes de compras a Brasil. Los niños, por el otro lado, adquieren el portugués en sus grupos de pares y se integran mejor a la comunidad portugués hablante. El español que habla este sector es el más próximo al español general misionero, a la norma estándar y a la variedad que hablan los maestros, gendarmes, policías y otros agentes no locales.

Hay un tercer modelo, al parecer bastante difundido y en parte superpuesto al primero. El portugués es lengua de los adultos, pero el español es la que se habla con los niños. Tanto “alemanes-brasileños” como “brasileros” ponen en uso este modelo, y no infrecuentemente en el marco de matrimonios interétnicos. Una variante es que sólo uno de los padres habla en español con los niños, y el otro en portugués. En todo caso, se motiva que los niños hablen en castellano. Esta estrategia se orienta a preparar a la descendencia para la escuela (Carissini da Maia y Méndez, 2018: 70).

Lo que sigue son fragmentos de nuestras entrevistas:

“Yo en casa con mi señora tampoco hablábamos castellano, pero los dos míos hablaban en castellano con ella al menos” (Mario Engelmann, 46, Piñalito)

Yo [a] mi nena, en casa siempre hablé el portugués con ella, y ella le costó y le cuesta [la escuela]… después, cuando yo le tuve al gurí, y la nena cuando empezó con el problema de la escuela, ahí sí le empecé a hablar [castellano] (Zunilda Aguilar, 42, Piñalito)

Yo con ellos [los hijos] hablaba en portugués, pero ellos nunca me hablaban en portugués (Antonia Silvero, 62, Itacaruaré)

La distribución del español y el portugués en la comunidad hace que no todos logren un dominio autónomo de las dos lenguas, es decir, que lleguen a un bilingüismo coordinado. El dominio del español por parte de un hablante del grupo nativo de portugués depende en buena medida del estímulo en el hogar, de actitudes individuales y de los años de escolarización. Si no se da ninguna de estas condiciones, el hablante no accede al español general, quedando su competencia centrada en el español regional. Por su parte, el hablante nativo de castellano sólo puede aspirar a un dominio del portugués si tuvo una exposición temprana a esa lengua, es decir si participó de actividades diversas en la niñez con hablantes nativos. Las mejores chances para un bilingüismo infantil están entre las familias hispanohablantes porque es frecuente que el portugués se hable entre los vecinos, los pares, parientes y amigos que proceden del sector (alemán) “brasilero”. Por el contrario, los nativos de portugués tienen menos chances de un contacto temprano con el español en redes sociales ajenas a la escuela y los contextos formales.

En tanto “capital cultural”, la competencia bilingüe de estos hablantes no cotiza alto en el mercado lingüístico global, hecho que está en relación con el estatus de las variedades nativas en cada uno de los Estados nacionales. Así, el portugués que se adquiere en Misiones es, en el mundo lusohablante, un dialecto periférico y sin prestigio. Por otra parte, en estas comunidades no hay muchas oportunidades de aprender formalmente el portugués padrão6. Sólo el español general y la variedad estándar escrita, que pueden aprenderse en la escuela, constituyen símbolos de prestigio. La consecuencia de ello es un bilingüismo individual que en el mejor de los casos (si es acompañado del éxito escolar) vale para la promoción social en Argentina, pero no a nivel del Mercosur.

Usos y significaciones del habla

El uso de las lenguas parece estar relacionado con el conocimiento que se tiene acerca de la preferencia o el hábito del interlocutor. La tendencia dominante es la de adaptarse a la competencia del otro:

Si vos te encontrás con personas que habitualmente hablan el portuñol en las casas vas a seguir el mismo hilo, pero si sabés que sólo hablan en castellano, no vas a hablar en portugués con ellos (Liliana Radtke, 36, Andresito)

Es geht nach die menschen… wie wir sprechen… sind deutsche denn deutsch7, sind brasiliener denn brasilienisch, denn spanisch… wie die menschen kommen, denn wird man so sprechen….[depende de las personas, cómo hablamos, si son alemanes, entonces alemán, son brasileros, brasilero, si españoles… así como vienen las personas, así se habla] (Ralf Kramer, 71, Piñalito)

La verdad que si estoy con un portugués sí hablamos [portugués]… si estoy con un castellano, no (Antonia Silvero, 62, Itacaruaré)

Siendo el portugués la lengua más extendida, es ésta la primera opción para hablar entre los vecinos (Lipski, 2015:261; Lipski 2017:400). Con todo, el español se empleará cuando la conversación se entable con alguien del sector castellano hablante, o si el interlocutor es un desconocido. Por otra parte, las situaciones oficiales y formales, y el diálogo con personal administrativo, gendarmes y, sobre todo, con maestras o en la escuela, deben darse en español. Según nuestras fuentes los políticos locales, que esperan conmover a los votantes, usan el español en los actos públicos, y las celebraciones religiosas se efectúan en castellano (regional). En este sentido, una mayor distancia social y una mayor formalidad de la situación involucran el uso de la lengua nacional. En cambio, los intercambios menos formales presentan mayor libertad para el uso de las lenguas. Son contextos en donde es más posible la mezcla de idiomas.

Si se encontremo todo brasilero falemo en brasilero... más si tú estás falando y de repente alguien fala en castellano aí tem que mesclar un poco (Patricia da Luz, 64, Itacaruaré)

pero se mezcla, por eso le digo, se mezcla, depende del ambiente de gente que sea, por ahí alguno le va a salir hablar en brasilero, se mezcla es muy variable (Daniel Fedoruk, 32, Itacaruaré)

Hay caso en que vos estás hablando en portuñol y de repente seguís hablando en castellano. Como si nada. Y después estás hablando en castellano y empezás a hablar el portugués, esa mezcla (Liliana Radtke, 36, Andresito)

Al uso de la lengua orientada hacia el interlocutor (acomodación lingüística) se opone otra pauta que se afirma en el hecho de mantenerse fiel a la propia lengua nativa, con independencia del contexto. Hay dos tipos sociales vinculados con esta práctica, ambos pertenecientes a los sectores más externos de la comunidad: el visitante brasileño, por un lado, y el miembro del sector “castellano” por el otro. La lealtad lingüística de los brasileños, que no renuncian a su lengua al cruzar la frontera, es reportada por diferentes investigadores (Kaufmann 2009: 289-291, Lipski 2015:262).

En nuestra comunidad esta conducta también mereció observaciones:

Muy difícil ellos [los brasileños] hablar nuestro idioma, imposible usted escuchar [de ellos] una palabra en castellano (Daniel Fedoruk, 32, Itacaruaré).

La idioticia más grande que hacemos nosotros de ir allá y hablar portugués con ellos, porque ellos no vienen acá y van a hablar castellano con nosotros (Mario Engelmann, 46, Piñalito)

Yo no sé por qué nosotros tenemos que ir allá a hablar el brasilero. Los brasileros vienen acá y no hacen ni el esfuerzo de hablar algo de castellano aunque sea (Zunilda Aguilar, 42, Piñalito)

Por el lado de los “castellanos”, se trata de sectores que tienden a identificarse más con el castellano que con el portugués, y entre los cuales son pocos los que poseen actitudes positivas hacia la lengua lusa.

Yo hablo en Brasil hablo como puedo el portugués para que me entiendan. Pero acá [con los vecinos], acá yo no entiendo el portugués, acá yo soy ciega, sorda y muda para el portugués (Nelly Ortiz, 74, Piñalito)

Ella […] no te habla el brasileño con nadie. En la comida yo tenía que hablar con ella en castellano porque ella no me hablaba en brasileño (Zunilda Aguilar, 42, Piñalito)

Entiendo casi todo [el portugués] pero no me gusta hablar. No sé, cuando me hablan así yo digo estamos en Argentina, hay que hablar castellano (María Weiss, 81, Piñalito)

Los informantes con esta actitud mostraron algún tipo de asociación entre hablar en español y “hacer patria”, involucrando con el comentario la situación de la frontera. Las personas que practican la lealtad hacia su lengua, tanto los “castellanos” como los brasileños, no ven en su actitud una conducta desafiante, sino algo perfectamente posible en una sociedad de frontera donde “todos entienden” español y portugués. Así, no hemos reportado casos de hostilidad abierta. Con todo, los testimonios citados arriba tienen elementos de indignación o de revanchismo y pueden iluminar una pista en torno a un conflicto lingüístico latente. Entre nuestros informantes, los relatos de hechos en que se les ha reprochado abiertamente hablar en portugués (o en alemán) son escasos y se refieren todos a contextos ajenos a la comunidad (p. ej. en los hospitales de las ciudades del centro provincial). Sin embargo, algunas observaciones permiten pensar que existen ciertas tensiones entre los “brasileros” y los “castellanos”: “Es una guerra fría permanente aquí” (Nelly Ortiz, 74, Piñalito). “Hay algunos que se las quieren dar de brasileños” (Daniel Fedoruk, 32, Itacaruaré). “Cuando hay partido de fútbol suenan más cohetes cuando hace gol Brasil que cuando hace gol Argentina” (Patricia da Luz, 62, Itacaruaré).

Representaciones metalingüísticas

Las concepciones y evaluaciones que los hablantes realizan sobre sus lenguas pueden analizarse como ideologías lingüísticas (Woolard, 1998). En general nuestros informantes no sienten que su portugués (nativo) esté mal hablado en relación con el que se habla en las regiones del Brasil próximas a la frontera. Unos pocos tienen la impresión de que hablan “igual” que en tales regiones. Otros en cambio ven a su propia forma de hablar como una “mezcla” donde el portugués del Brasil se considera una modalidad más pura o auténtica de la lengua.

É diferente, [os brasileros] fala bem diferente... nada que ver con nos... noso idioma é una mezcla, una mezcla viu? (Patricia da Luz, 62, Itacaruaré)

Nosotros no estamos hablando el “brasilero brasilero”, nosotros mezclamos muchas cosas, y allá [en Brasil] nos pasa que cuando hablamos, mezclamos cosas (Zunilda Aguilar, 42, Piñalito)

Hablo bien el portugués, dentro de todo, pero más allá, más para el fondo [Brasil adentro] es como que se ríen un poco de la mezcla (Amanda Suárez, 17, Piñalito)

Se sabe que en Misiones no existe una “tercera lengua”, una variedad mixta diferente al portugués y al español, aun cuando en muchos ámbitos (también académicos) se emplea el término “portuñol” con este sentido. Por otra parte el portugués de Misiones y el code mixing que viene con él no han sido hasta ahora investigados desde una perspectiva contextual. ¿La mezcla se produce de manera inconsciente e involuntaria dada la proximidad estructural del castellano y el portugués (Lipski, 2015:275), o se pueden identificar factores externos que favorecen y desfavorecen la mezcla? ¿Existen registros diferentes, más y menos mezclados, del portugués de Misiones? Estas preguntas permanecen abiertas y suponen que factores como tipos de bilingüismo, situación de habla y géneros discursivos podrían intervenir en la formación de las variedades. Por su parte la ciencia sabe que no hay lenguas puras, que hablar mezclando las lenguas es una característica normal de los bilingües, y que el contexto social puede favorecer o no la alternancia de códigos. En las sociedades monolingües el fenómeno equivalente es la alternancia entre variedades (dialectos y sociolectos) según la situación comunicativa (Mackey, 2005: 1485). Hasta ahora observamos indicios de la existencia de un registro más “cerrado” contrapuesto a otro más “mezclado”:

Acá hay gente que hablan muy bien el portugués como hay gente que mezcla mucho, no habla claro ni una cosa ni la otra (Daniel Fedoruk, 32, Itacaruaré)

[El portuñol] sí entiendo, pero si hay dos o tres que hablan entre ellos me pierdo, me pueden vender lo que quieran (María Weiss, 81, Piñalito)

Por otra parte, nuestros datos sugieren que al interior de la comunidad los hablantes no emplean el término “portuñol” para referirse a su propia habla, con lo que resulta que el término constituye una categoría externa. En efecto, son los entrevistados de los subgrupos más externos a la comunidad quienes emplean esa categoría: brasileños y “castellanos”. Normalmente viene acompañada de juicios negativos:

Es portuñol. Ellos te dicen “hablamos brasilero”, pero no es hablar brasilero. Es hablar portuñol (Liliana Radtke, 36, Andresito)

Não é portugués. É portunhol. [...] É mal, mal. Por ejemplo yo hablo brasilero, y hablo español. El portuñol no es correcto (Marcelo Álvez, 54, Santo Antônio)

Es portuñol, porque acá no hablan el portugués. Para mí no es el portugués (María Weiss, 81, Piñalito)

Nótese en los dos primeros ejemplos el uso del término “brasilero” como contrapuesto a “portuñol” y, por otra parte, como sinónimo de “portugués”. Existen elementos para plantear que en los grupos nativos la relación entre esas categorías es diferente. El uso de “brasilero” es también sinónimo de “portugués”, pero no hay una categoría del mismo nivel como “portuñol” que delimite a las otras dos y también se les oponga. Es decir, los hablantes llaman brasilero a su variedad y eso es portugués, o al menos un tipo de portugués, concebido en torno a nociones que todavía deben investigarse. Es posible que la “mezcla” se conciba como una característica propia de tal variedad y no como una variedad distinta (con un glotónimo distinto). Se puede proponer la existencia de dos sistemas de creencias diferentes en torno de las lenguas y al modo de categorizarlas:

Portugués (= brasilero) ≠ portuñol ≠ español

Portugués (= brasilero) --- “mezcla” --- español

El primer conjunto (a) es el de la sociedad inmediata envolvente, el segundo (b) es el de los nativos8. El primero representa una visión discontinua (simbolizada con ≠) de las lenguas. Los tres componentes están bien diferenciados, y se identifica una variedad mixta que no es “ni una cosa ni la otra”. El segundo conjunto muestra una relación de continuidad (simbolizada con -), donde la “mezcla” es una forma intermedia pero no claramente diferenciada de lo que se llama castellano (regional) por un lado, y portugués (regional) o brasilero por el otro.

Tanto el portugués como la variante mixta son percibidas por los actores como parte de su realidad, una “costumbre de la frontera”.

Lo que pasa que acá uno habla portugués porque estamos en la frontera (Celso Cuenca, 41, Piñalito)

Pero aquí é una frontera e tudo o mundo fala eh… saben castellano mas falam brasilero aquí (Patricia Da Luz, 62, Itacaruaré)

nosotro aprendimo alemán por los padres, porque ellos son antes, vinieron de Europa y ahí… y allá aprendimo el brasilero, el portugués, y hablo el castellano, todo medio mezclado, porque estamo acá en la frontera. (Ralf Kramer, 71, Piñalito)

Es posible entonces que la ideología (b) de las lenguas como entidades continuas tenga un correlato en la experiencia que estos colonos tienen de la frontera como espacio permeable y de influencia recíproca. Esta experiencia se contrapone a otra que concibe la frontera como espacio discontinuo, visión que se difunde y reafirma desde el Estado y sus instituciones (Schiavoni, 1998/1999).

Las actitudes negativas hacia la mezcla predominan también del lado externo de la comunidad: “no da para mezclar”, “queda feo”, “si no se sabe hablar bien se debe evitar (la mezcla)”. Del sector nativo existen, junto a evaluaciones negativas, también algunas positivas. Así, a dos mujeres les parece “bien” que un niño hable portugués pero que emplee “mi papá” y “mi mama” en vez de “meu pai” y “minha mãe”, y otras dos informantes encuentran más adecuado decir “gracias” en vez de “obrigado”, incluso cuando están en Brasil. Excepto los jóvenes y las mujeres, que tienden a imitar características fónicas del más prestigioso portugués padrão, no percibimos actitudes negativas con respecto a la propia variedad, o complejos de inferioridad con respecto a aquel. Se siente, sí, un alcance regional limitado, tanto en la provincia como al interior del Brasil, pues a más distancia de la frontera, existe mayor saliencia de los rasgos dialectales (entre ellos los hispanismos integrados, como olla por panela, pollo por frango, etc.) Las actitudes negativas vinieron siempre de las maestras y de hablantes con escolarización completa o casi completa. Entre las maestras es fácil notar una visión conflictiva de la variedad vernácula, y afirman “luchar” diariamente con un dialecto al que perciben como un problema.

Situación del alemán

Dependiendo de la historia familiar de migración, la mayoría de los descendientes de alemanes habla también portugués como lengua familiar, y español como tercera lengua. Una pequeña minoría no habla portugués, y se forma una constelación de bilingüismo minoritario de español-alemán. El uso del alemán se da sobre todo entre las generaciones adulta y mayor, y más bien en situación doméstica. En situación comunitaria, cuando el interlocutor es también “alemán”, no es imposible el uso de esta lengua. En presencia de no hablantes se prefiere la lengua común:

Cuando hay gente que no entiende [alemán] hablamos todo en castellano o en brasilero (Ricardo Dumke, 41, Piñalito)

[Deutsch] umso mehr wenn alleine sind wir [alemán sobre todo cuando estamos solos], y portugués con la gente, o sea cuando va gente en casa que no entiende alemán (Mario Engelmann, 46, Piñalito)

Si hay alguien que no entiende alemán, yo no hablo el alemán (Ernesto Schneider, 82, Piñalito)

La lengua está en pleno proceso de desplazamiento, si comparamos las historias de 7 familias que fueron parcialmente entrevistadas. Sólo en una de las siete, se da el caso de una generación joven heredera de la lengua germánica. Se trata de una familia de padre y madre de origen alemán, en segunda generación, y de hijos (ya adultos) que tuvieron poca escolarización. Todos viven del trabajo en la chacra. El cronolecto juvenil está bastante influido por el superestrato hispanoportugués:

Unsre deutsch ist zemlich mehr diferente porque mir [wir] sind die quinta generación más o menos, kambiert ziemlich die dialekt […] mir vertell mehr schon cambiado die voz [nuestro alemán es bastante más diferente porque nosotros somos la quinta generación más o menos, cambia bastante el dialecto, nosotros hablamos ya más cambiada la voz] (Ricardo Dumke, 41, Piñalito)

En el fragmento se observan préstamos léxicos (diferente, voz, cambiado) así como gramaticales (porque) y expresiones fijas (quinta generación, más o menos). También hay un verbo integrado kambiert (< cambiar). El pronombre mir por wir ‘nosotros’, es propio de los dialectos del Mitteldeutsch. El habla de la generación mayor presenta un grado mucho menor de préstamos:

Der [Tabak] hat schon jetzt in eine Monat hat schon despontiert, und despontier die Spitze raus brecht und denn kann man schon in eine Monat schon ernten [El tabaco ya ha de aquí a un mes ya ha despuntado, y despunta, la punta asoma afuera y entonces en un mes ya se puede cosechar] (Angélica Angermeier, 76, Piñalito)

En este fragmento se observa el hispanismo ya integrado despontiert (< despuntar), y para el correspondiente sustantivo se mantiene la voz nativa Spitze ‘punta’. De acuerdo con nuestras observaciones, el desplazamiento en favor del portugués o el español tiene como causa principal el matrimonio exogámico, combinado con la pérdida de contacto con la familia de origen (en el caso de migrantes). La transmisión se detiene cuando el/la consorte no habla la lengua.

Nuestros hijo todos habla, pero como las nuera no hablan alemán, no le enseñan a los hijos (Marta Merz, 71, Piñalito)

Los hijos todos aprendieron alemán, pero los nietos no hay ni uno que hable. Casi todos tienen mujeres que no hablan alemán, y ahí ya está (María Weiss, 81, Piñalito)

Ellos [=mis hijos] por fuerza querían que le enseñe [alemán]. Y como su mamá no hablaba en alemán, yo tampoco nunca hablaba. (Mario Engelmann, 46, Piñalito)

En los relatos se descubre que la diáspora interna de las familias hacia otros puntos del territorio impidió la comunicación entre parientes y con ello la oportunidad de continuar usando la lengua. En algunos miembros de la generación joven existen actitudes de reproche hacia los padres o abuelos por no haberles enseñado el alemán. Estos hablantes tienen sólo un bilingüismo residual (palabras aisladas, expresiones fijas) y muchos de ellos muestran gran interés en recuperar la lengua.

Por otra parte, pocos saben a qué dialecto corresponde la variedad familiar. Suman cinco las variedades que nombran los informantes: el pomerano, el suabo, el alemán del Volga o “alemán ruso”, el alto alemán y el hunsruquiano. Con todo, estas variedades pueden estar influidas por el portugués en mayor o menor medida, dependiendo de la historia de migración del grupo. Los dialectos del alemán brasileño acarrean comentarios de desprestigio, como “alemão cachórro”, alemán “vernegert” o “alemán trucho”. El alto alemán (Hochdeutsch) es tenido como modelo, y tienen contacto con tal variedad a través de un programa de televisión de emisión semanal, o por las eventuales conversaciones con conocidos que han estado en Alemania. Una dialectología del alemán de Misiones está todavía por hacerse.

Multilingüismo, variación y contextos de uso

Ha sido observada una gran tendencia a la variación lingüística en la sociedad que aquí describimos, sobre todo a nivel del idiolecto –del hablante individual en la misma situación de habla (Lipski 2017:406- 407; Steffen 2018). No obstante se ha visto la mezcla de lenguas (a nivel intraoracional) sobre todo como consecuencia del grado de proximidad genética entre el portugués y el español, y el fenómeno de mezclar las lenguas principalmente como un hecho inconsciente o involuntario de los hablantes (Lipski 2015:275). Creemos que esta visión debe ser complementada con un estudio del funcionamiento contextual de la mezcla de lenguas, algo sobre lo que se ha avanzado bastante para el caso del “fronterizo” uruguayo (Carvalho 2007; Muysken 2017). En el habla espontánea de nuestros informantes hay evidencias de que el fenómeno puede asociarse a elementos situacionales. Gladys Neves (74 años) nació en Brasil en la zona fronteriza y vive hace 50 años en Piñalito. El siguiente comentario es una digresión en la entrevista en donde participaban el investigador y dos vecinos del sector “castellano”, todos bilingües.

Y os gato? Hay muito gato aí, né? Agora nós témo uns aí. Los perro son muito mas leve, els não gosta de gato. Eles pega y mata. Aí hay uno que está mansinho con ese.

El fragmento tiene rasgos del portugués coloquial brasileño, como el objeto Ø en eles Ø pega y Ø mata,9 así como del portugués caboclo riograndense, con el plural marcado en el primer elemento del sintagma os gato, muito gato, los perro. Por otra parte hay hispanismos léxicos como perro y el uso del verbo existencial hay (en lugar de los lusismos cachorro y tem) expresados en sintagmas completos como los perro y hay uno. Es seguro que estas inserciones derivan de la competencia bilingüe de esta hablante. Pero ¿no actuaría además su conocimiento de la situación, es decir, el nivel de su competencia comunicativa? Así, el uso del español los perro en lugar del “brasilerismo” os cachorro tendría también que ver con la acomodación a la competencia o hábito de sus interlocutores.

Por su parte, Patricia da Luz (64 años), también nacida en Brasil, en la frontera, vive hace 20 años en Itacaruaré. En la entrevista hay algunos comentarios como los siguientes. Además participan cuatro hablantes bilingües: un vecino, dos investigadores lingüistas y un acompañante:

O produto não da para acá levá. No Brasil le chevam, porque aquí vo cosechá cincuenta bolsa de maíz, quem te compra?, nadie, y lá si vo cosechá seis bolsa vai y traiga tudo.[...] Em Alem tinha o Ch., se fundiu, morreu, o C., nadie le compra dez bolsas de maiz acá, o tené que medio regalá vio?

A diferencia del primer fragmento, en éste el fenómeno de la alternancia alcanza oraciones completas. Los elementos del español podrían estar relacionados con el tema local, aunque extracomunitario: las transacciones para vender los productos en el mercado provincial. Si esto es así, entonces el hecho nos permite suponer factores externos vinculados al code mixing. De aquí nos preguntamos: ¿qué situaciones típicas se asocian al uso del portugués, del español y de la mezcla de ambas lenguas? ¿cuántas variedades existen que los hablantes reconocen y pueden diferenciar? ¿Qué componentes de los sistemas lingüísticos español y portugués (entonación, fonética, gramática, léxico) son indicadores de las diferentes variedades locales desde la perspectiva nativa? La primera es una pregunta sobre la relación entre discurso y contexto. Las dos últimas, sobre la percepción que los hablantes tienen de sus lenguas.

CONCLUSIONES

Nuestra aproximación a la comunidad portugués-castellano hablante de Misiones es todavía parcial, pues el análisis debe completarse todavía con observación del habla en el contexto y entrevistas en profundidad que revelen los marcos interpretativos de la actividad verbal. Con todo, nos parece que una caracterización probable de la comunidad puede efectuarse a partir de las siguientes hipótesis. El sector principal y más numeroso usa el portugués en los intercambios hogareños y comunitarios, y tiene el portugués como lengua materna, aunque la tendencia indica la socialización lingüística en español como preparación para la escuela. Este sector convive con otro menos numeroso, hablante de español en el hogar pero que admite el uso del portugués, al que considera la modalidad de la zona, aunque no siempre se pliega a ella en los diferentes contextos compartidos. Una ideología nacionalista, que asocia lengua con nación, y una concepción purista de las lenguas como entidades que conviene mantener separadas, predomina en este segundo sector. Existiendo un amplio bilingüismo social, el uso de ambas lenguas en diversas situaciones es posible en toda la comunidad, pero lo más probable es que el “brasilero” se acomode al “castellano”, y el castellano a su vez al brasileño, siendo este último el que menos necesidad tiene de cambiar su lengua nativa por el español. Si bien la proximidad estructural del español y el portugués permite las transferencias permanentes entre una y otra lengua, hemos presentado algunas evidencias de que existen factores sociales que subyacen a la selección de las lenguas en el mismo discurso, y que la “mezcla” sugiere contextos informales donde hay participantes de sectores diferenciados. Las condiciones contextuales y las características internas del registro mixto deben todavía ser investigados.

NOTAS

1 Pues la historia de Misiones comienza tres siglos antes, con la actividad de los padres jesuitas que fundaron una treintena de pueblos de guaraníes cristianos entre los siglos XVII y XVIII. Durante el proceso de independencia (1810-1830) esos pueblos fueron saqueados y despoblados. Hacia fines del siglo XIX el Estado argentino se propuso repoblar el territorio y trazó varias colonias sobre algunas de aquellas ruinas –Ej. Santa Ana, Candelaria, San Carlos, Apóstoles, etc. (Gallero y Krautstofl 2009: 249).  

2 Agradecemos al Lic. Lautaro Sosa y a la Mg. Diana Arellano, de la Secretaría de Investigación y Postgrado, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (FHyCS-UNaM), por la elaboración de este mapa.  

3 Distinguimos entre mezcla de códigos (code mixing) y cambio de código (code switching). Ambos conceptos se refieren al cambio de una lengua por otra en un mismo enunciado. Pero, en tanto la mezcla de códigos se refiere al fenómeno en el plano interno de la oración, donde se cambian palabras o sintagmas (p.ej. “Terminá la food que ya llegan los desserts”), el cambio de código se ubica en el nivel interoracional (“Terminá la comida. Desserts are comming now”). Ambos fenómenos también se denominan intrasentential o intersentential code switching, respectivamente. En sus trabajos Lipski se interesa ante todo por el code mixing (Lipski, 2015).

4 La lingüística tipológica conoce como lenguas pro-drop aquellas en donde la expresión del sujeto oracional no es obligatoria, siendo oraciones como Él no toma vino y No toma vino igualmente aceptables. En español y portugués puede elidirse también el objeto: No toma. Por el contrario en lenguas no pro-drop el sujeto y de otros elementos nucleares (como el objeto) deben expresarse obligatoriamente en la oración. En inglés, por ejemplo: He drinks just water es aceptable, pero *drinks just water es agramatical a nivel del sistema y sólo aceptable en nivel de la norma coloquial y aún dentro de ciertos estilos.  

5 Preferimos esta denominación a “español regional estándar” porque queremos reservar el concepto de “estándar” a la norma escrita, cuya difusión y aceptación alcanza el plano nacional e internacional y converge con los dialectos de mayor prestigio. Por su parte una variedad “general” se caracteriza por una difusión más limitada al marco interregional y también por la posible ocurrencia de elementos dialectales divergentes a la estándar escrita.  

6 Sólo existe esta posibilidad en las llamadas “Escuelas de Frontera”. Éstas responden a un programa especial de intercambio con una escuela “gemela” del país vecino. En ellas la lengua extranjera entra en el programa curricular. Las docentes entrevistadas (que no son informantes en este artículo) reconocen las diferencias entre el portugués padrão y el “brasilero” vernáculo, y formulan evaluaciones negativas hacia el vernáculo. En la región investigada hay una escuela con este programa en San Antonio y otra en Bernardo de Irigoyen. También hay un profesorado en portugués en San Antonio.

7 En esta oración se observa una ocurrencia del pro-drop, interferencia del “iberorromance” de contacto y descripto por Putnam & Lipski (2016).

8 La sociedad no inmediata envolvente (p.ej. la de Posadas) parece tener una variante del esquema (a): portugués ≠ portuñol (= brasilero) ≠ español. Es decir, “brasilero” es sinónimo de “portuñol”, con lo que se transforma en el glotónimo del portugués misionero (junto con “portuñol”), diferenciándose de “portugués”. El título de este trabajo da cuenta de esta visión. Se habrá notado, no obstante, que preferimos “brasilero” a “portuñol”, pues el primer término es el que corresponde a la perspectiva nativa.  

9 El objeto cero o Ø es un rasgo que alcanza a muchas variedades del portugués y del español. En el caso que nos toca, ocurre tanto en el portugués coloquial brasileño como en el español del nordeste argentino y el español paraguayo. Así, Compré, llevé, usé y después tiré tiene más vigencia en el vernáculo de Misiones que Lo compré, lo llevé, lo usé y después lo tiré. Para una descripción del fenómeno en el alemán misionero véase Putnam y Lipski (2016). Para una descripción exhaustiva en portugués y español véase Sainzmaza-Lecanda y Schwenter (2017).  

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