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Ciencia, docencia y tecnología

versión On-line ISSN 1851-1716

Cienc. docencia tecnol.  no.32 Concepción del Uruguay mayo 2006

 

HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES: COMUNICACIONES

Desempleo oculto. Su medición y representatividad*

Hidden Unemployment. Measurement and Representativeness*

Magdalena Reta**;  Stella Maris Toler

*) El presente artículo se realizó a partir de interpretaciones de la información brindada por la Base Usuaria Ampliada (BUA) de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, en el marco del proyecto de investigación "Evaluación de los planes sociales alimentarios. El caso Concordia", en la Facultad de Ciencias de la Administración, UNER.  Recibido para publicación en  diciembre 2005  y aceptado en abril 2006.
**)  Licenciada en Economía, Directora del referido proyecto, Profesora Titular de Economía II -Microeconomía, Facultad de Ciencias de la Administración, UNER. E-mail: magtro@ai.fcad.uner.edu.ar

Resumen

Medir la dinámica laboral en mercados de trabajo como el argentino, con altas tasas de desempleo abierto y persistentes en el tiempo, significa indagar en la estructura misma de dicho mercado, en el perfil de los ocupados y desocupados.  El presente artículo plantea la necesidad de delinear conceptos y metodologías con la finalidad de concretar la medición del desempleo oculto en el interior de la tasa de actividad.  Constituye una instancia a fin de continuar debatiendo la temática de las estadísticas laborales de países en desarrollo, en los que la composición de la tasa de actividad -ocupados / desocupados- no refleja la situación del mercado laboral.

Palabras clave:  Mercado de trabajo; Desempleo oculto; Encuesta Permanente de Hogares; Precariedad laboral; Aglomerado Concordia.

Abstract

Measuring work dynamics in job markets such as the Argentine one, with high rates of open unemployment, which persist over time, means researching the structure itself of such market, in the profile of those employed and unemployed. The present paper poses the need to outline concepts and methodologies with the aim of realizing the measurement of hidden unemployment within the activity rate. It constitutes an instance so as to continue discussing the topic of job statistics in developing countries, in which the composition of the activity rate - employed/unemployed- does not reflect the situation of the job market.

Key words:  Hidden unemployment; Permanent Home Survey; Concordia agglomeration.

Introducción

El reconocimiento de la existencia de significativos cambios en el mercado de trabajo ocurridos en la década de los noventa implica la necesidad de identificar rasgos que, de alguna manera, ponen en cuestión categorías básicas y el modo de realizar las mediciones. Tomando la dimensión básica de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) referida a la caracterización de la población por su participación en la producción de bienes y servicios, los debates para mejorar la captación de la condición de actividad fueron parciales ya que se centraron más en procurar hacer visibles o recuperar formas invisibles de empleo, sin que se otorgara un tratamiento equivalente al otro componente de la actividad laboral, la desocupación. El equipo técnico de la EPH se hizo eco del debate y reconoció que esta forma de abordaje generaría, finalmente, una deflación de la desocupación abierta, ya que el mismo quantum de desocupados se dividiría por un denominador mayor de población económicamente activa, al engrosarse el componente de ocupados por esas técnicas de recuperación. Se admitió, entonces, que así como el empleo (o la ocupación) tiene formas ocultas, no visibles, también ocurre eso con la desocupación, cuyo referente operacional es la búsqueda activa y tiene formas no visualizadas (Pok, 1996).
Como se expresa en un documento del INDEC(1), medir la dinámica laboral en Argentina significa, entre otras cosas, monitorear la estructura del mercado de trabajo, profundizar sobre el perfil de ocupados y desocupados. La desocupación obedece a múltiples causas y su medición procura generar información y nuevos elementos de juicio para conocer la realidad, orientar decisiones en política económica y efectuar previsiones para paliar este flagelo. Por ello, la EPH se plantea como un instrumento dinámico en el sentido de tener sensibilidad para captar cambios operados y diseñar estrategias técnicas que permitan adecuaciones que, sin afectar la comparabilidad de series históricas, se fundamenten en los requerimientos de información de los usuarios, aportes de investigadores y avances metodológicos internacionales en la materia.
En este marco, interpretamos que es una instancia insoslayable continuar discutiendo acerca de cómo realizar una mejor captación y reconocimiento de quiénes son los desocupados. Por ello, en este artículo
se intentará, recurriendo a fuentes bibliográficas, delinear algunos aspectos conceptuales del desempleo oculto y de discusiones metodológicas para concretar su medición.
Es sólo una primera instancia de reflexiones que, más que cerrar de manera conclusiva o pretender ser exhaustivas en el análisis, nos permitirá continuar acercándonos al estudio de problemas del mundo que nos rodea y fomentar la comunicación entre productores de datos, investigadores, profesores y usuarios(2).También se mostrarán, a modo de una práctica concreta, algunos cálculos referidos al desempleo oculto en el aglomerado Concordia, tomando como fuente la provisión de resultados de la EPH, presentada en la página web del INDEC, en formato de Base Usuaria Ampliada (BUA) correspondiente a la onda octubre del año 2002.

I. ¿Cómo se determina la condición de actividad en la EPH? (3)

Para delimitar los conceptos de lo que se entiende por desempleo oculto, es necesario, en primer término, presentar claramente las categorías básicas  empleodesempleo, tal como se definen en la información que, relativa al mercado de trabajo, se maneja en nuestro país.
En Argentina, los datos relativos al empleo y desempleo no provienen de ningún registro administrativo, como ocurre con el Seguro de Desempleo -para registrar los desempleados- o el Sistema Previsional para contabilizar ocupados. Ninguna de las dos fuentes cubre todos los casos. Tampoco puede esperarse contar con la información de censos, ya que éstos, aunque exhaustivos, debido a su costo y tiempo, sólo pueden realizarse cada diez años. La provisión regular de la información sobre empleo y desempleo proviene de encuestas de propósitos múltiples realizadas por muestreo estadístico, en el marco del programa nacional e intercensal Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, en coordinación con las Direcciones Provinciales de Estadística. Como la selección de viviendas particulares a encuestar -referidas a aproximadamente el 70% de la población urbana- se realiza utilizando métodos de muestreo con bases firmes en la teoría estadística y en la de probabilidades, las tasas de actividad, empleo y desocupación son estimaciones confiables y tienen la posibilidad de cuantificar el error del muestreo o error estándar de la estimación. El trabajo de campo se realiza mediante entrevistas a los habitantes de las viviendas seleccionadas, de
modo tal que no son ni el entrevistado ni el entrevistador los que deciden la condición de ocupado, desocupado o inactivo, sino que esta clasificación definitiva surge de la aplicación de un cuestionario con secuencias de preguntas predeterminadas.
Los conceptos subyacentes en la encuesta siguen recomendaciones internacionales, especialmente las establecidas por la Organización Internacional del Trabajo, determinando la condición de actividad por el cruce de dos variables: Tenencia de trabajo y Búsqueda de trabajo. Así, las personas que trabajan están ocupadas, las que no trabajan y realizan búsquedas activas están desocupadas, y las que no tienen trabajo y no lo buscan activamente están inactivas. Ocupado, desocupado e inactivo son categorías mutuamente excluyentes y todas las personas encuestadas -sin distinguir edades- caen necesariamente en sólo una de ellas. Los ocupados y desocupados en conjunto representan la fuerza laboral y se agrupan en la población económicamente activa.
Se clasifica como ocupado a toda persona que tiene al menos una ocupación, delimitando operacionalmente esta situación para la población que, en tiempo denominado semana de referencia, ha trabajado al menos una hora en forma remunerada, o 15 horas o más sin remuneración. Según la cantidad de horas semanales trabajadas, los ocupados se desagregan en tres grupos -ocupados plenos, sobreocupados y subocupados visibles- que refieren a la intensidad de la ocupación.
Se considera que están desocupados a aquéllos que, sin tener trabajo, lo buscaron activamente en la semana de referencia, o bien que lo venían buscando y en la semana de referencia suspendieron dicha búsqueda por causas circunstanciales. Se incluyen dentro de la tasa de desocupación abierta, resultando un concepto que no agota otras situaciones de vulnerabilidad laboral, que también releva la EPH.
Las personas que no trabajan ni buscan activamente un trabajo conforman la población inactiva, que no resulta un grupo homogéneo ya que se pueden detectar al menos dos categorías incluidas: los inactivos típicos y los inactivos marginales. Los primeros cumplen las condiciones generales y además no están dispuestos a incorporarse al mercado de trabajo, mientras que los segundos, cumpliendo también las condiciones generales, muestran, sin embargo, disposición a incorporarse a la actividad laboral. Estos últimos son los desempleados que están desalentados por la falta de perspectivas.
El reconocimiento explícito, por parte del INDEC, de la heterogeneidad que se presenta en cada una de las tres categorías históricamente utilizadas para establecer la condición de actividad, también es explicada por Pok (1996), quien expresa que dichas categorías"comienzan a incluir, sobre la base de sus definiciones operacionales, subconjuntos de población cuyas características estructurales distan mucho de responder a los supuestos conceptuales que sostuvieron originalmente esa categorización. En otros términos, las categorías operacionales pierden vinculación con las categorías analíticas"(4). En el mismo sentido se expresan Arrillaga, Barletta, Massi (1998), quienes sostienen que es necesario ver "en qué medida las lecturas oficiales que se llevan a cabo sobre los niveles de ocupación y desocupación se adecuan a los mismos, y en caso de que no se verifique concordancia, realizar los ajustes necesarios y posibles a dichos estimadores, a los efectos de que representen del modo más genuino y veraz posible, el concepto teórico que se ha adoptado de dichas categorías analíticas"(5).

II. El desempleo oculto: aspectos conceptuales

El presente apartado presentará algunas conceptualizaciones sobre lo que se entiende por desocupación oculta.
Como ya se ha explicado, la categoría reconocida como inactividad, presenta en su interior un conjunto de población que claramente puede dividirse en dos subconjuntos: los inactivos típicos y los marginales. Estos últimos son reconocidos como población desocupada oculta en la inactividad, es decir, como lo expresa Pok en la obra ya citada, "desocupados desalentados que aparecen en la medición como personas que no tienen ocupación ni la buscan y son clasificados como inactivas"(6).
Arrillaga, Barletta, Massi  (1998), por su parte, expresan que este grupo de población de inactivos está representado por los desalentados o descorazonados y se conforma por personas que perdieron la esperanza de conseguir trabajo, que descreen que la realidad ambiental en la cual se hallan insertas les permita cubrir esta necesidad individual y social básica. Por lo tanto, abandonan o disminuyen el nivel de frecuencia con que asisten a búsquedas o entrevistas. Los mismos autores refieren a la definición que de desempleo oculto en la población inactiva presenta el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en sus Boletines de Estadísticas
Laborales: "se refiere al fenómeno de personas que se retiran de la población económicamente activa por razones vinculadas con el estado del mercado laboral, expresando un potencial de fuerza de trabajo susceptible de regresar cuando aquel cambie"(7).
Para detectar otra porción del desempleo oculto en población ocupada, Pok sostiene que el doble soporte implícito en la medición de la desocupación -estar sin trabajo y buscarlo activamente- responde a un modelo que supone que, si un trabajador es excluido de su ocupación, hay un nivel de percepción de ingresos -indemnización obtenida o seguro de desempleo- que le permiten mantenerse al margen de la actividad laboral mientras busca y selecciona una nueva actividad acorde a su calificación y con condiciones salariales esperadas. Pero ocurre que, en un contexto de mercado de trabajo atravesado por rasgos estructurales y consecuencias de ajuste, esta situación tiene significativas limitaciones. En los hechos, los calificados como desocupados realizan búsquedas activas de empleo en un contexto que los obliga, simultáneamente, a desarrollar estrategias de subsistencia que incluyen la participación en trabajos transitorios puntuales, generación de autoempleo, aceptación de la primera oportunidad laboral que se les presente, o sea asumir prácticas fronterizas con la actividad. Estas modalidades que en condiciones normales pueden ser sólo franjas marginales en el campo ocupacional, adquieren en contextos como los descriptos una significación sustantiva no sólo por el volumen, las características y la forma de existencia, sino porque producen un desplazamiento de las interpretaciones respecto al indicador desempleo abierto, que remite a un complemento en el empleo. Puede detectarse desempleo oculto, en este caso dentro del volumen de la ocupación. Hay, claramente, una ensanchada franja de actividades marginales que hace aparecer, estadísticamente, a quienes las realizan como ocupados, pero la persistencia del indicador búsqueda de trabajo debería llamar la atención sobre la real configuración de este subconjunto. O sea que hay un subconjunto de la población que busca activamente trabajo durante un largo período y, circunstancialmente, desarrolla una ocupación breve -en la semana de referencia- continuando con su búsqueda activa, durante o una vez concluida la misma. Estructuralmente es un desocupado, pero como en la semana de referencia ha realizado una actividad laboral puntual -por ejemplo una "changa" de sólo una hora- queda categorizado como ocupado. La medición es correcta
operacionalmente, pero, de hecho, su situación estructural remite a otra condición, a la de desocupación. Esta condición se ve agravada por la aplicación de recomendaciones internacionales que priorizan la categoría ocupación sobre la desocupación y a la desocupación sobre la inactividad. La captación regular de la búsqueda de empleo en el caso de los ocupados que provee la EPH puede acercar una primera visión de la magnitud de este fenómeno, evidenciándose que esta presión sobre el mercado de trabajo por parte de los que ya tienen una ocupación equipara y aun supera el volumen de la desocupación abierta. Paralelamente, se aprecia que la búsqueda activa de trabajo con la condición de estar ocupado acompaña con más fuerza a la inserción laboral cuanto más débil sea ésta. La autora demuestra que, desagregando (para el Gran Buenos Aires) por nivel de continuidad en el empleo detentado -en una gama que va desde la permanencia a la changa puntual-, se encuentra que el subgrupo de menor permanencia está simultáneamente en la búsqueda en un 82%. Además, presenta gráficamente, para el caso Gran Buenos Aires, período Mayo de 1991 - Abril de 1996, la relación entre tasa de desocupación abierta y tasa de demandantes de empleo ocupados, apreciándose correspondencia en el comportamiento de ambas.
Arrillaga, Barletta, Massi (1998) refieren a la respuesta que se obtiene, respecto de su situación ocupacional, de personas que realizan actividades laborales como limpiar vidrios de autos en los semáforos. Responden: "hago este trabajo/laburo/changa/procuro ganarme unos pesos/porque estoy desocupado". Es decir, esa actividad no es reconocida por los propios actores como un trabajo y hay una clara percepción de sí mismos como desocupados.
En síntesis, cabe atribuir al desempleo abierto un lugar central en los análisis pero no pensar que describe exhaustiva y excluyentemente el fenómeno del desempleo y, menos aun, de la presión sobre el mercado de trabajo. Los agrupamientos heterogéneos ameritan otros análisis. Las reflexiones presentadas por Cynthia Pok permiten proponer reclasificaciones de subconjuntos de población remitiendo ciertas categorías operacionales a otras categorías analíticas. De ello surge que la preocupación por identificar desempleo oculto involucra tanto el"rescate" de los desocupados desalentados clasificados operacionalmente en primer término entre los inactivos, como el "rescate" de los desocupados ocultos, paradójicamente, en la categoría de ocupados.

III. ¿Cómo cuantificar el desempleo oculto?

En su obra ya mencionada, Arrillaga, Barletta y Massi sostienen que, si bien aún no existen formas y metodologías aceptadas de modo sustantivo como instrumentos eficientes para dar lectura a la cuantía de la población que se ubica dentro del concepto de desocupación oculta, es necesaria la adopción de criterios que procuren asegurar una lectura prudente de este fenómeno, no incurriendo ni en sobre ni en subestimaciones, dado que su no consideración por problemas metodológicos lleva, sin duda, al máximo error.
En ese marco nos permitimos presentar algunas opciones de cuantificación que hemos encontrado en la bibliografía consultada.
En consonancia con los análisis presentados en el apartado anterior y tomando como referencia a Pok (1997), Rabazzi y Zandomeni (2003) presentan una cuantificación del desempleo oculto utilizando datos de la EPH, señalando que una aproximación para "rescatar" el desempleo oculto en la franja de los inactivos puede lograrse analizando la evolución de la tasa de actividad.
Una primera forma de realizar esta estimación se presenta en una publicación del Consejo Empresario Argentino(8). Allí, tomando como base datos de la Secretaría de Programación Económica, se estima que el desempleo oculto para el total urbano de Argentina, a junio del año 1991, representaba un 6,4% de la población económicamente activa. La estimación realizada, presentada sintéticamente, expresa que la metodología seguida fue suponer que la "tendencia natural" secular de aumento de la tasa de actividad -en tanto relación entre la Población Económicamente Activa y la Población Total- era de 0,129 puntos porcentuales por año, la mitad del observado en Chile, España e Italia en los ´80. Tomando como punto de partida la tasa de actividad estimada para 1974 que fue del 39,1%, y aplicando la tasa que supone es la tendencia natural, se llega a estimar que la tasa de junio de 1991 debería haberse ubicado en un 41,3%, en lugar del 38,8% observado. Se concluye, entonces, que el desempleo oculto estimado tomando como base a dicha tendencia supuesta resulta, pues, del 2,5% de la población total y del 6,4% de la población económicamente activa.
Otra modalidad de estimación de la población oculta en la población económicamente inactiva, utilizando también la tendencia de la tasa de
actividad, pero sin suponer estimaciones sino siguiendo la tendencia propia de la tasa de actividad, es la presentada por Arrilllaga, Barletta y Massi en la obra ya citada. Expresan que la metodología propuesta es una de las de mayor nivel de aceptación y consiste en estimar los volúmenes de población desalentada que conforman esta categoría que se define como población oculta, a partir de la identificación y cuantificación de los desvíos en la tasa de actividad por debajo de la tendencia de esta tasa calculada en el largo plazo. Se menciona como referente bibliográfico de esta propuesta a Alfredo Monza(9). Se sostiene que el comportamiento social que refleja la tasa de actividad es que la población, como consecuencia tanto de cambios de carácter cultural como en la matriz socioeconómica de un sistema, en sus niveles de ingresos y en el nivel de satisfacción de sus necesidades que le cubren dichos ingresos, va cambiando su propensión media al trabajo. Este cambio resulta generalmente de signo positivo en el largo plazo, influenciado fundamentalmente por el decidido ingreso de la mujer en el mercado laboral. Señalan como ejemplo que en Argentina, para 16 aglomerados a los que se refieren su trabajo, representativos del 89 % de la población urbana alcanzada por la EPH, la tasa de actividad era del 38,2% en el año 85, alcanzando el 42,6% en octubre del 97. No obstante esto, observan que el crecimiento de la tasa de actividad en Argentina no es constante sino que, por el contrario, presenta una evolución irregular, sin abandonar la tendencia positiva a lo largo del tiempo, en los períodos que se encuentra por debajo de la tendencia es necesario indagar sobre la existencia de desempleo oculto(10).
Se reconocen esas variaciones o desvíos como reacciones de la población ante las señales que produce el mercado laboral, exacerbando o restringiendo la actividad de búsqueda de trabajo. De este modo, el método de estimación supone que las caídas que se producen (por debajo de la línea ajustada de tendencia) son consecuencia o producto del desaliento de la población en la búsqueda de empleo. Se califica como una forma conservadora de estimación con relación a otras, remitiendo a un trabajo de Carbonetto (1997) que realiza estimaciones de desempleo oculto en volúmenes superiores a los estimados por ellos.
Una tercera forma de cuantificación del desempleo oculto en la población inactiva es la propuesta por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. En esta modalidad, la estimación se realiza a partir de
los crecimientos que se producen en la tasa de actividad. Arrillaga, Barletta, Massi (1998) critican esta forma porque presupone un desconocimiento de la incidencia de factores culturales en la misma, produciendo una sobreestimación de la desocupación oculta histórica y una subestimación de la presente en términos relativos.
El trabajo ya mencionado de Rabassi y Zandomeni propone una modalidad diferente de cuantificar el desempleo oculto en la población inactiva. Sería una cuarta forma en el detalle que se presenta en este apartado. El modo propuesto es partir de las Preguntas Nº 8 y Nº 9 del cuestionario individual de la EPH. En la Pregunta Nº 8 se indaga, a quienes manifiestan no haber trabajado en la semana de referencia y haber buscado trabajo, sobre las causas de su no-búsqueda. A quienes en la Pregunta Nº 8 esgrimen causas que quedan incluidas en el ítem 8 "Por otras razones" ("No hay trabajo"; "Por la edad"; "Hay trabajos mal pagos"; "Capacitación insuficiente o excesiva" u "Otros"), se los interroga acerca de sus deseos de trabajar (Pregunta Nº 9). Quienes contesten afirmativamente a dicha pregunta se consideran desempleados ocultos en población económicamente activa. Los mismos autores reconocen que hay especialistas que entienden que esta vía de cuantificación del desempleo oculto en la población económicamente inactiva no refleja la verdadera dimensión del problema. Remiten en este sentido a la Neffa y col.(11), que recomiendan realizar una estimación indirecta mediante la utilización de la categoría tasa de actividad.
Nos permitimos presentar otro aspecto a discutir con relación a esta forma de estimación directa a partir de las Preguntas Nº 8 y Nº 9.
Cabe preguntarse si no corresponde profundizar aún más la cuestión y contar sólo como desempleados ocultos en la población inactiva a los que en la Pregunta Nº 10 manifiestan que trabajarían 15 o más horas. De este modo entendemos que se asimilaría, más ajustadamente, la categoríadesempleado oculto en la población inactiva con inactivos marginales.
Para cuantificar el desempleo oculto entre la población ocupada, Rabazzi y Zandomeni (2003) proponen como una primera aproximación realizar la medición a partir de la Pregunta Nº 29 del cuestionario individual de la EPH. En esta pregunta se indaga a todos los ocupados sobre la búsqueda de otra ocupación, lo que permite cuantificar a los demandantes de empleo dentro de los ocupados. Reconocen que no es posible asimilar completamente a los desempleados ocultos con los demandantes de
empleo que surgen de la Pregunta Nº 29, por cuanto, como plantea Neffa "... puede reflejar por una parte, un proceso natural de atracción hacia empleos más estables, más calificantes, mejor remunerados o desarrollados en mejores condiciones de trabajo o, por otra parte, un efecto expulsión o rechazo de su empleo actual, debido al comportamiento de colegas o supervisores, a los bajos niveles salariales, al sistema de remuneración, a la baja calidad de las condiciones y medio ambiente de trabajo, a las inadecuadas políticas de personal o de las relaciones de trabajo"(12).

IV. Estimación del desempleo oculto en el aglomerado Concordia, para la onda octubre de 2002

En el caso del aglomerado Concordia, se manifiesta claramente el cambio en la tendencia de la tasa de actividad. El relevamiento de la EPH fue interrumpido entre octubre de 1985 y mayo de 1995. En los gráficos siguientes que comprenden el período anterior (1975-1984) y posterior (1995-2002) se observa que mientras en el primero la tendencia de la tasa de actividad es decreciente, coincidente con períodos de alta inflación, en el segundo, con estabilidad e incluso deflación, la tendencia de dicha tasa el ascendente.
Como se puede observar en la Tabla Nº 1 y Gráfico Nº 1 en los años 1977 y 1978 se produce una recuperación en la tasa de actividad, al igual que en 1980-81. Por la interrupción en el cálculo de la EPH, no podemos conocer lo que sucede entre los años 1985-1995, pero a partir de este último la tendencia es alcista.

Tabla Nº1

 


Gráfico Nº 1

Como puede apreciarse en el Gráfico Nº 2, según la tasa de actividad informada en la Tabla Nº 2, los períodos donde se manifiestan ciclos por debajo de la tendencia son: 1996-1997, años donde el desempleo se ve afectado por la crisis de México, "Tequila", y el comprendido entre octubre de 2000 hasta octubre de 2002. En ambos intervalos se debería investigar la existencia de desempleo oculto que, como manifiestan  Arrillaga, Barletta y Massi (1998) y Pok (1996), corresponden a los desalentados que abandonan o disminuyen el nivel de frecuencia con que encaran la búsqueda de empleo.


Gráfico Nº 2:

Tabla Nº2

Con la finalidad de realizar una aproximación al concepto de desempleo oculto entre los inactivos, y siguiendo la metodología propuesta por Rabassi y Zandomeni (2003), realizamos un recuento de los mismos para la onda octubre 2002 de la EPH aglomerado Concordia. El total de los que manifiestan que, aunque no buscan trabajo, desearían trabajar (Preguntas Nº 8 y Nº 9 de la encuesta) son 463 personas. Esta cantidad, por ser casos raros, no tiene valor inferencial, por cuanto el error relativo es de aproximadamente 35%, según la tabla de errores que provee el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos para este relevamiento. Por lo tanto, corresponde sólo hacer una descripción de los mismos: un 67% trabajaría menos de 15 horas y sólo el restante 33% estaría dispuesto a trabajar más de 15 horas semanales. Entendemos que estos últimos son los inactivos marginales, desocupados ocultos dentro de los inactivos, como se puede observar en la Tabla Nº 3. Quizás esta situación permita dar argumento a la afirmación de Neffa citada anteriormente.

Tabla Nº 3

Si, por otra parte, consideramos el desempleo oculto dentro de la categoría ocupados, siguiendo la metodología propuesta por Rabassi y Zandomeni pueden detectarse empleos transitorios que hacen aparecer como un ocupado a un desempleado que está desarrollando una estrategia de supervivencia. Para ello se debe buscar a las personas que desarrollan una búsqueda activa dentro de las que están ocupadas (Pregunta Nº 29 del cuestionario de la EPH).
En la onda octubre 2002 de la EPH para el aglomerado Concordia, se observa la situación expuesta en la Tabla Nº 3.
La cantidad de desempleados ocultos (15.291) dentro de la categoría de los ocupados representa un 28,7% de la población económicamente activa (53.250). Esto significa que los ocupados genuinos, aquéllos que no son demandantes de ocupación, serían en términos estrictos, 28.198.
La tasa de desempleo, sumando los desempleados abiertos y los desocupados ocultos dentro de los ocupados, asciende a 25.052 personas, lo que representa un 47% de la población económicamente activa. Este dato muestra más ajustadamente cuál es la real situación respecto del desempleo en el aglomerado Concordia, sin considerar los desempleados ocultos dentro de la población inactiva, que en este caso son raros, por encontrarse la mayor parte de los mismos dentro de los activos.
Este fenómeno entendemos que puede deberse al extenso período por debajo de la tendencia, de aproximadamente tres años, tiempo en el cual los desocupados se ven obligados a desarrollar alguna estrategia de supervivencia.

Tabla Nº 4:

En las siguientes Tablas se exponen datos que permiten indagar aspectos socio-económicos en el interior de la categoría desocupados ocultos en la población ocupada. Confrontando el tipo de ocupación con el nivel educativo máximo alcanzado, la edad y el sexo, se pueden observar las siguientes relaciones:
Puede observarse, en las Tablas Nº 5 y Nº 6, que la mitad de los desempleados ocultos detectados en la población ocupada tienen un empleo permanente (48%) y la otra mitad, changas, de duración desconocida o temporario que representan 7950 casos (52%). Este último dato nos permite precisar la situación del desempleado oculto, ya que de los 15.291 ocupados demandantes estos 7.950 casos son los que deberían sumarse a los desocupados abiertos (9.761) a fin de determinar la desocupación total. La tasa de desocupación total -abierta y oculta- representaría el 33,3%.
Desde la perspectiva del nivel educativo (Tabla Nº 7), más de la mitad tiene como máximo nivel educativo alcanzado el primario (53%). Además, según se visualiza en la Tabla Nº 8, en su mayoría son varones, 9.337 casos, que representan el 61%. Tanto varones como mujeres se encuentran dentro de la edad económicamente activa teórica (15 a 65 años).

Tabla Nº 5

Tabla Nº 6:

Tabla Nº 7

Tabla Nº 8

V. Conclusiones

En los mercados laborales con altas tasas de desocupación abierta y persistentes en el tiempo, resulta pertinente realizar análisis como los que se han desarrollado en el apartado precedente. En el aglomerado Concordia, a fin de determinar la verdadera magnitud del desempleo, se utilizó la metodología propuesta por Rabazzi y Zandomeni (2003). En relación al desempleo oculto en la categoría de inactivos (Preguntas Nº 8 y Nº 9 de la EPH) hemos constatado que el mismo no resulta estadísticamente relevante. Ello da cuenta de que la categoría inactivo sólo incluiría casos como algunas amas de casa o jubilados que estarían dispuestos a incorporarse al mercado de trabajo en caso que se presentaran oportunidades con jornadas reducidas que mejoraran su situación actual.
Por otra parte, creemos que la respuesta afirmativa a la Pregunta Nº 29 de la EPH, que detecta los ocupados que manifiestan estar buscando activamente otra ocupación, es susceptible de incluir personas que, como afirma Julio Neffa, se encuentran en un proceso natural de atracción hacia empleos que representen una instancia de progreso personal. Por ello, se propone indagar en esta categoría a los ocupados demandantes, a fin de determinar la cuantía del desempleo oculto. La composición de la tasa de actividad no refleja completamente la realidad del mercado de trabajo, considerando el alto porcentaje de personas con empleos precarios - changas, temporarios, de duración desconocida- que transitan instancias ocasionales de una trayectoria de desempleo y afines con estrategias de supervivencia. Para el año 2002, el desempleo oculto, en la ciudad de Concordia, está representado dentro de los demandantes, donde más de la mitad -7950 personas de las 15291 (52%)- se encuentran transitando por empleos precarios, con escaso nivel educativo. Ello da cuenta de una instancia de actividad dentro de una trayectoria como desempleado.

Notas

(1) Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. ¿Cómo se mide el desempleo? Centro Estadístico de Servicios. Buenos Aires, 1997.

(2) Objetivos generales del Seminario "Desocupación y Pobreza: su medición y representatividad ", dictado en la Facultad de Ciencias Económicas y Estadísticas de la Universidad Nacional de Rosario, según organización de la Secretaría de Posgrado y Formación Continua. Seminario acreditable para posgrado sobre: Desocupación y Pobreza: su medición y representatividad. Año 2003. Docentes: Dra. Elda Gallese, Est. Nora Lac Prugent y Lic. Marina Fernández.

(3) La elaboración de este apartado se realiza utilizando como bibliografía básica el documento técnico del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. ¿Cómo se mide el desempleo?. Centro Estadístico de Servicios. Buenos Aires, 1997 (mencionado en la Nota al pie N° 2) Cuando se recurra a otra bibliografía se la mencionará específicamente.

(4) Pok (1996), pág.11.

(5) Arrillaga, Barletta, Massi (1998), pág. 14.

(6) Pok (1996), pág.11.

(7)Arrillaga, Barletta, Massi (1998), pág. 18.

(8) Consejo Empresario Argentino. Un trabajo para todos. Empleo y desempleo en la Argentina. Buenos Aires, 1997

(9) Monza, Alfredo. (1997).  Convertibilidad y empleo. Hechos y falacias. Mimeo. Seminario de Convertibilidad y Empleo - FLACSO.

(10) Arrillaga, Barletta, Massi (1998), pág. 21.

(11) Neffa, Julio (Coord); Tanigo, Damián y Pérez, Pablo. Actividad, empleo y desempleo. Conceptos y definiciones. Asociación Trabajo y Sociedad. Programa de Investigaciones Económicas sobre Tecnología, Trabajo y empleo. Ceil-Piette. CONICET. Buenos Aires, 2000.

(12) Rabazzi y Zandomeni (2203), pág.4.

Referencias bibliográficas

1. ARRILLAGA, H.; BARLETTA, M.; MASSI, M. B. (1998). El comportamiento del mercado laboral en el interior argentino. 1985-1997. Colección Papeles de Investigación. Universidad Nacional de La Plata, Universidad Nacional del Litoral y Universidad Nacional de Quilmes. Editorial La Página S.A., Buenos Aires.         [ Links ]

2. CARBONETTO, D. (1997) El sector informal y la exclusión social En: Villanueva E. (Coord). Empleo y Globalización. La nueva cuestión social en la Argentina. Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires.         [ Links ]

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