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Ciencia, docencia y tecnología

versión On-line ISSN 1851-1716

Cienc. docencia tecnol.  n.33 Concepción del Uruguay nov. 2006

 

HUMANIDADES - CIENCIAS SOCIALES: INVESTIGACIÓN

Dimensiones de la pobreza en Paraná y Concordia. Un estudio comparativo*

Dimensions of poverty in Paraná and Concordia. A comparative study*

Graciela Mingo de Bevilacqua**, Elisa Sarrot, Miguel Bitar, Alicia González Alarcón, Mirta Soijet, César Sione, Gabriela Romero

* Este artículo surge del Proyecto de Investigación "La pobreza desde adentro, pluralidad del concepto en un estudio comparativo entre Paraná y Concordia", desarrollado en la Facultad de Trabajo Social, financiado por la SICTFHR, UNER, agosto 2000 - julio 2003; Informe Final aprobado por Res. CS Nº 303/05. Recibido en octubre 2005, segunda versión en julio 2006, aceptado en agosto 2006.
** Profesora Titular Ordinaria de Metodología de la Investigación Social, Metodología y Técnicas Cuantitativas y Análisis Estadístico, Metodología y Técnicas de Análisis Cualitativo, Facultad de Trabajo Social, UNER. E-mail: gbevi@arnet.com.ar

Resumen

Este estudio comparativo buscó develar las heterogeneidades de la pobreza urbana que enmarcan la vida de las familias pobres de dos aglomerados de la Provincia de Entre Ríos: Paraná y Concordia. Se partió del concepto de pobreza como fenómeno heterogéneo, no sólo por su magnitud e intensidad, sino también por su configuración, condicionada por el entorno urbano y las estructuras económico-sociales. En la última década del siglo XX y en los primeros años del actual siglo XXI, la pobreza se fue acentuando; tuvieron lugar en la Argentina las transformaciones estructurales que, sin duda, profundizaron las desigualdades sociales. Ellas se pueden sintetizar en: reforma del estado, privatizaciones y reforma laboral, procesos recesivos y terciarización de la economía. Las perspectivas de descripción y análisis metodológico se encuadran en el estilo de complementariedad, en pos de una aproximación más profunda a la reproducción de la pobreza y las estrategias de los hogares pobres.

Palabras clave: Pobreza; Pobreza urbana; Distribución; Estrategias; Migraciones

Abstract

This comparative study attempted to reveal the heterogeneities of urban poverty that frame the life of poor families in two agglomerations of the Province of Entre Ríos: Paraná and Concordia. We considered poverty as a heterogeneous phenomenon, not only by magnitude and intensity but also by configuration, conditioned by the urban environment and the economic and social structures. Over the last decade of the 20th Century and the first years of the 21st C., poverty was enhanced and several structural transformations occurred in Argentina which, undoubtedly, made social inequality worse. They can be summarized in: state reform, privatizations and labor reforms, recessive processes and outsourcing of economy. Description perspectives and methodological analyses are framed within the style of complementarity, in order to achieve a deeper approach to reproduction of poverty and the strategies of poor homes.

Key words: Poverty; Urban poverty; Social inequality; Migrations

I. Introducción

Este artículo trata de develar, desde la perspectiva de los procedimientos lógicos de la comparación, las heterogeneidades de la pobreza urbana a través de la descripción de las condiciones sociodemográficas, educativas, laborales y migratorias que enmarcan la vida de las familias pobres de dos aglomerados de la Provincia de Entre Ríos: Paraná y Concordia. La disponibilidad de información junto con el análisis estadístico posibilitan, en su combinación, explorar un gran potencial para la descripción socio-económica y poblacional de los procesos sociales vivenciados en ambos espacios urbanos.
En este enfoque investigativo se conjugaron, dentro del estudio comparativo, los aportes ya explicitados desde lo cuantitativo junto a la perspectiva cualitativa, robusteciendo complementariamente el análisis de lo micro-social, que no deja de lado la descripción contextual del entorno económico y social que atraviesa a la Argentina en diferentes instancias. El propio concepto de pobreza como fenómeno heterogéneo se enriquece, no sólo por su magnitud e intensidad, sino también por su configuración, condicionada por el entorno urbano y las estructuras económico-sociales. Se identifican en este artículos cuáles son dichos entornos y estructuras y cómo inciden en el acontecer de la pobreza, en qué se asemejan o distancian los hogares pobres en los dos centros urbanos de mayor población urbana de Entre Ríos. Se hace luego referencia a las formas constitutivas de las nuevas estrategias que van construyendo los distintos sectores sociales pobres y empobrecientes. La información surgida a partir de encuentros con líderes barriales nos permitió cómo se fueron configurando -desde la intersubjetividad de los actores- los elementos simbólicos que expresan sus nuevas estrategias de vida. La mirada cartográfica se implementa como contribución a una visión integral de la problemática de la pobreza con la utilización de recursos aptos para ello, como son los Sistemas de Información Georreferenciados (SIG).
Todos nuestros aportes nos permiten decir que somos y fuimos concientes de que, sin equidad social, el crecimiento económico no puede ser sostenible. Si no se amplían a todos los ciudadanos las oportunidades reales disponibles, los mercados trabajarán únicamente para las élites.

I.1. La identificación del contexto político, económico y social

Al trabajar el fenómeno de la pobreza, el anclaje del contexto social y económico es una dimensión argumentativa que no puede estar ausente y para ello se ubica como un hito temporal la década del '90, momento en que se fue operando en la Argentina un cambio estructural que transformó el sistema productivo y que además trasladó el proceso de ajuste al sistema institucional. Los cambios tuvieron lugar en el campo económico-social y también en el político-institucional y cultural.
Las transformaciones económicas y las decisiones políticas desde la agenda pública incidieron significativamente la estructura social produciendo cambios en las condiciones de vida de la sociedad argentina y, por ende, al concentrar en mayor número de hogares la pobreza, situación que también afectó a la conformación de la sociedad entrerriana. Estas modificaciones profundizaron las formas y la intensidad de la pobreza, los pobres estructurales, los empobrecientes o nuevos pobres se multiplicaron y la caída de los sectores medios en transición hacia abajo se agravó. Apareció un fenómeno novedoso: la heterogeneidad que estos sectores sociales muestran en su interior. Entre los pobres estructurales podemos citar la presencia de pobres carecientes (al no concretar necesidades esenciales como vivienda, nivel educativo), pobres indigentes (que no pueden satisfacer una canasta alimentaria), pobres emergentes (por no superar los umbrales de pobreza) y también los nuevos pobres con la imprecisión territorial de su localización, su invisibilidad, en los primeros momentos de la década de los noventa.
Otros dos fenómenos sociales de inusitada relevancia, no resueltos una vez iniciada la primera década del siglo XXI, fueron el problema del empleo y el de la inequidad en la distribución del ingreso. El primero va unido a una cadena de manifestaciones que comienzan por la vulnerabilidad social expresada en el encadenamiento de degradaciones de las condiciones laborales, la precarización del trabajo, su terciarización, cuentapropismo, autoexplotación familiar, subocupación, hasta caer en los últimos umbrales de la desocupación abierta y la oculta. La inequidad se expresa en una constante traslación de los ingresos hacia el veinte por ciento más rico de la población (el último quintil), descompensando una sociedad como la argentina, caracterizada por su tradicional equilibrio social expresado por una clase media expandida y aparentemente consolidada y un sector popular de considerable calidad de vida en relación con el resto de América Latina.
Las políticas sociales se encontraban en una etapa de transición entre el modelo dominante en la etapa del Estado Social, caracterizadas por un discurso universalista, centralizadas en el Estado Nacional y que giraban alrededor de los sectores del trabajo con los objetivos de pleno empleo y de la promoción de la demanda en el mercado-interno, a un modelo en el que predominaron políticas selectivas de matriz compensatoria, denominadas focalizadas, que se caracterizaron por estar dirigidas a la pobreza estructural y a sus enclaves territoriales.
Junto a las políticas de descentralización, privatización, desregulación, la reforma administrativa y la apertura económica, aparecen nuevas cuestiones sociales cobrando relevancia para los actores locales, tanto de los gobiernos como de la sociedad civil y el mercado, provocando malestar social.

II. El encuadre teórico conceptual
La pobreza es un fenómeno con múltiples facetas estrechamente relacionadas entre sí. Así como se puede decir, comúnmente, que hay una falta de lo necesario para asegurar el bienestar material, en particular alimentos, vivienda, tierra y otros activos, se agregan las definiciones formuladas por la propia población pobre.
Por ello están las consideraciones desde el lugar de los pobres, quienes tienen una profunda conciencia de su falta de voz, poder e independencia que los expone a la explotación. Hablan del dolor que les produce no mantener su identidad cultural, lo que muchas veces los hace vulnerables y lleva a la desintegración de sus relaciones sociales. Tienen muchos temores, fundamentalmente a las enfermedades, ya que las personas enfermas no pueden ganarse la vida, dicen, además de provocar miseria en sus familias.

II.1. Pobreza, fenómeno de múltiples facetas: diversidad, libertad, desigualdad
Pluralizar el concepto pobreza implica entenderla como un fenómeno múltiple, cuyo referente empírico se abre en abanico:
• En magnitud: se mide más o menos pobreza en un seguimiento histórico y con metodologías diferenciadoras de acuerdo a umbrales acordados, por la forma directa o indirecta.
• En intensidad: se es más o menos pobre, se asciende o se desciende, según las faltas que se encuentren en los hogares y las personas, Se es pobre estructural, empobreciente, nuevo pobre.
• En situación: según la mirada intentada por nuestro estudio, los contextos o entornos caracterizan la pobreza, la tiñen con carácter local (Paraná y Concordia presentado sus asimetrías y sus semejanzas en sus pobrezas) y también lo hacen los períodos o épocas, es decir, la historían.
• En nuestro país, la pobreza sufrió un incremento, en particular la urbana, por lo cual se han conformado zonas de vulnerabilidad social y económica crecientes, en términos absolutos y relativos, que incluye a pobres estructurales, a nuevos pobres y a amplios sectores medios que viven en distintos aglomerados. Este incremento ha definido también impactos hacia otros sectores urbanos, visibles o no, audibles o
silenciados.
Cuando decimos pobreza estamos haciendo referencia a los hogares que sufren privaciones esenciales, entendiendo a éstos como grupos de personas, parientes o no, que viven bajo un mismo techo de acuerdo con un régimen familiar y comparten sus gastos, principalmente el de alimentación. Hogares que tienen déficits de vivienda, que pueden mostrar hacinamiento, con deficiencias sanitarias, con trabajos precarios y bajos ingresos o donde el jefe de familia posee bajo nivel de educación o que no pueden tener los ingresos necesarios para satisfacer una canasta básica de alimentos.
Hacemos mención a las pobrezas, incorporando diversos criterios que sintetizamos en la satisfacción de necesidades de una persona o un hogar dependiendo del nivel educativo, el ingreso corriente, los derechos de acceso a servicios o bienes, las habilidades y destrezas como capacidad de hacer o entender. Asimismo, ampliamos el concepto de pobreza desde la perspectiva de la diversidad, dimensión asociada a la diversidad real de los seres humanos, remitiéndonos a lo que expresa Sen (1995): "Somos profundamente diferentes, tanto en nuestras características internas, tales como la edad, el género, las capacidades generales, los talentos particulares, la propensión a la enfermedad, etc."(1). Nosotros agregamos que también somos diversos en las concepciones ideológicas que nos guían, en los valores que fomentamos y seguimos, así como en las actividades desarrolladas de acuerdo al espacio, a las circunstancias climáticas y al entorno social en donde vivimos.
Incorporamos una de las perspectivas de Sen (1995) quien precisa: "el centro de atención en el análisis de la pobreza tiene que ser la capacidad en contraposición con los logros, incluso aunque algunas veces podamos utilizar información sobre los logros para deducir la capacidad de que disfruta una persona..." (2). Se agrega, dentro del esquema de análisis, la forma en que el desarrollo, entendido como un proceso de expansión de las libertades fundamentales, se redistribuye de manera poco equitativa intensificando la escasez de oportunidades económicas y las privaciones sociales sistemáticas de los que conforman los grupos de pobreza.
Las desigualdades no siempre acaban en pobreza, pero ésta siempre proviene de algún tipo de desigualdad; son fruto de la trayectoria histórica de las sociedades y es en los contextos espaciales reales donde cobran relevancia empírica los conceptos que venimos sosteniendo respecto de las innumerables y múltiples miserias a las que se somete al hombre. Hemos analizado la pobreza en los dos mayores aglomerados urbanos de Entre Ríos, que tienen características propias y a la vez diferentes, en las cuales la desigualdad no sólo se debe diferenciar por la distribución del ingreso, sino por la desigualdad real de oportunidades.
Finalmente, la migración como fenómeno complejo, y según sus modalidades, tiene manifestaciones que juegan e inciden positivamente o no en el desarrollo social y económico y de allí su asociación con el entrelazamiento que tiene en la configuración de la pobreza.

II.1. El estado postsocial y sus reformas
El Estado Postsocial se fue definiendo a partir de las reformas de primera generación: políticas de privatización, desregulación, desmonopolización de las empresas estatales, reforma administrativa, convertibilidad, apertura económica, flexibilización laboral y descentralización (transferencia de servicios básicos de la Nación a provincias y municipios: educación, salud, obras sanitarias). Estas políticas redefinieron la relación Estado/sociedad y entre el Estado Nacional o Central con las otras jurisdicciones subnacionales (provincias y municipios).
Las reformas de Primera Generación o "quirúrgicas" (Ozslak, 1996) reforzaron los denominados procesos de municipalización o glocalización (3), a través de los cuales aparecen en los municipios nuevas demandas que trascienden, para los gobiernos locales, sus clásicas funciones de alumbrado, barrido y limpieza (ABL) o las 3B (barrido, bacheo, bombitas). Aparecen nuevos problemas en su agenda: básicamente la cuestión social en todas sus manifestaciones, el fenómeno del desempleo y la cuestión productiva con las suyas, la necesidad de nuevas estrategias de generación de empresas y la oportunidad de definir estrategias de desarrollo integral desde adentro hacia fuera. Estos también son nuevos problemas para la agenda social: las organizaciones de la sociedad civil se ven ante la necesidad de asumir un rol activo o resignarse frente a la desocupación generando nuevos movimientos sociales de protesta ante derechos cercenados.
En el modelo anterior de las políticas estatales (PPEE), la resolución de los problemas estuvo vinculada a las acciones emprendidas por el Estado Central o Nacional y por las organizaciones sociales o económicas también centralizadas. La solución a las necesidades se decidía en un centro, por sectores y verticalmente (Ej.: convenios colectivos de trabajo). Esto se fue modificado, las políticas se descentralizaron y la sociedad les plantea sus problemas y demandas a los gobiernos locales y a las provincias, en mucha mayor proporción que en el modelo anterior. Para muchas cuestiones, ya no existe un sólo centro sino que los gobiernos de las provincias y los municipios tienen más que ver con sus resoluciones, así como los actores de la sociedad civil local y del mercado local (ej.: flexibilización laboral).
Podemos afirmar que esta etapa, la de las reformas de primera generación, determinó en general procesos reactivos. Una búsqueda a tientas de cómo sobrellevar la crisis y la inflación de las demandas para los gobiernos de los municipios y una nueva acción colectiva en su sociedad civil, para resolver "cómo ir arreglándoselas" ante los cambios.

II.2. La nueva cuestión social
Las reformas enunciadas significaron un desplazamiento del Estado Nacional de su centralidad y la clara determinación de consolidar una economía de mercado abierta. A su vez se desestructuraron los mecanismos integradores del orden social previo, atacándolo en sus mismas bases de sustentación. La sociedad salarial se debilitó: se desindustrializó y disminuyó el empleo, se produjo la terciarización de las ocupaciones, el aumento del cuentapropismo, el autoempleo, la microempresa y otros mecanismos de la economía informal. Este proceso dio lugar a la aparición del desempleo abierto, el subempleo, las ocupaciones de refugio. Simultáneamente se abrió el abanico salarial, se fragmentó la oferta y la demanda de mano de obra (Carpio y Novakovsky, 1999). Apareció la prefiguración de una nueva estructura social signada por el predominio de un sector externo caracterizado por la producción de comodities con una reducida capacidad de generación de empleo y distribución de la riqueza, la relevancia hegemónica del sector financiero en lo interno y un nuevo rol del Estado y de la política en la Argentina, condujeron a la delegación de responsabilidades sociales en la sociedad civil y cierta renuncia a la voluntad de intervención social como agente de equidad y justicia social.
Considerando las situaciones arriba enunciadas de participación de la población en el mercado de trabajo, se puede inferir que se afectó en forma directa el perfil de la estructura social en la Argentina. Pueden describirse tendencias a constituir una sociedad de tres velocidades:
1.Un sector incorporado, integrado, a los rendimientos de la alta productividad internacional, que caracteriza a las empresas de capital intensivo predominantes en la nueva etapa de desarrollo capitalista, caracterizado por un pleno ejercicio de la ciudadanía en sus diversas acepciones.
2.Otro sector altamente vulnerable, precariamente incorporado al mercado de trabajo a través de empleos inestables de baja productividad, generalmente ligados al mercado interno o al Estado, con trabajos flexibles, "eventuales", sin protección ni seguridad social, cuyo ejercicio de la ciudadanía se ve restringido.
3.Un último sector en franca desventaja, constituido por la pobreza estructural, de muy bajas calificaciones laborales, condenado al mercado informal, a los empleos transitorios, a la asistencia pública. Su ejercicio de la ciudadanía está prácticamente borrado o es difuso.

II.3. El capitalismo nómada y la relación políticas sociales/crecimiento económico. La dimensión local
Las políticas sociales se fueron retirando de la composición de la política salarial (salario solidario o social), que en el modelo anterior le permitía multiplicar el poder adquisitivo de los sectores del trabajo. Y se dio lugar a un proceso de descentralización y horizontalidad. Establecieron una nueva relación con el territorio de la mano de la focalización o la selección de los beneficiarios de sus programas privilegiando a la población con necesidades básicas insatisfechas (NBI). Se abandonó al trabajo como factor de asignación e integración. El rol de las políticas sociales estuvo constitutivamente condicionado por la necesidad de compatibilizar las presiones derivadas de las necesidades sociales ligadas a la reproducción del trabajo y a la satisfacción de las necesidades humanas, con la dinámica sistémica de la reproducción ampliada del capital en cada una de sus fases. Las políticas sociales "emergentes" no desarrollaron respuestas satisfactorias: la sociedad de tres velocidades lo ejemplifica rotundamente.
Con la gestión encabezada por el Justicialismo que se inició a fines del 2001, se incorporaron nuevos matices en las políticas sociales. El caso más significativo es el del programas Jefas y Jefes de Hogar Desocupados, cuya matriz universal evoca por parte de sus mentores el "ingreso ciudadano". Es importante considerar que estos programas no terminaron de desarrollar capacidades en su población objetivo, que el vínculo con el crecimiento económico sigue ausente, que los desajustes entre las distintas jurisdicciones permanecieron inalterados, que la coordinación y articulación de políticas sigue siendo un horizonte lejano. En ese contexto, el aporte de las políticas sociales a la reversión de los síntomas de la pobreza estuvo ausente y parece estar cada vez más lejos de superar la brecha que sigue ensanchándose entre los excluidos y el resto de la sociedad.

II.4. Coordinación y articulación de políticas sociales a nivel local. Configuración organizacional
En el marco del proceso de municipalización de los problemas antes analizados, parece obvio afirmar que son los gobiernos locales aquéllos a los que les va de suyo el mayor peso en la coordinación y articulación de las políticas sociales que se ejecutaron en su territorio.
El primer obstáculo que encontramos desde la indagación empírica fue la falta de capacidad y de tradición técnica en la gestión de políticas públicas sociales. ¿Cómo revertir estas tendencias? La clave de la coordinación y articulación de las políticas sociales está en el territorio local, en sus gobiernos, en los efectores de las políticas, en sus beneficiarios y en la gestión asociada que estos puedan llevar adelante.
Un modelo de gestión asociada de las políticas sociales debe involucrar al conjunto de los actores teniendo al gobierno local como conector estratégico en su territorio y a los gobiernos nacional y provinciales como socios en la tarea de acondicionamiento de la sociedad y de las estructuras organizacionales de los gobiernos locales.
La coordinación y articulación de las políticas sociales debe pensarse en función de estrategias de desarrollo. Cuando se supera el divorcio entre políticas sociales y políticas económicas es cuando se deja de trabajar sobre los síntomas de la pobreza para pasar a trabajar sobre sus causas (García Delgado, 2000).
Otra cuestión que se agrega a la anterior y profundiza su trascendencia es el proceso de burocratización que acosó o acosa a las instituciones del Estado Social. En cierto modo de espaldas a los beneficiarios, las organizaciones estatales terminaron más abrazadas a sus propias necesidades que a los objetivos y necesidades que proclamaban venir a satisfacer. La gestión por programas, por objetivos, el presupuesto cero, el presupuesto participativo, la planificación estratégica, la planificación participativa comunitaria, etc., son algunas de las herramientas de las nuevas modalidades de gestión.

III. Pobreza y espacialidad urbana
El aporte disciplinar desde la Arquitectura, que se ha pretendido implementar como contribución a una visión integral de la problemática de la pobreza, ha definido ya desde la programación la utilización de recursos aptos a ese efecto.
Los Sistemas de Información Georreferenciada (SIG), al valorizar el dato mismo vinculado a un determinado lugar del territorio, enriquecen y clarifican la interpretación analítica de la ciudad, constituyéndose en una herramienta pero también provocando una actitud de "pensar" esta relación para llegar al planteo de consultas sobre el comportamiento posible de los atributos y relaciones definidos, y así abordar problemas de definición de patrones espaciales con interactuación de múltiples variables.

III. 1. Características de Paraná y Concordia
Tanto Paraná como Concordia son ciudades que se pueden considerar "intermedias", concepto que está vinculado al tipo de problemáticas que debe enfrentar y los recursos de que disponen y no solamente a su tamaño físico y/o poblacional.
Una de las variables utilizadas para definirlas es la población (entre 50.000 y 1.000.000 de habitantes). Pero tanto o más importante es el papel y la función que la ciudad desempeña en su territorio inmediato, la influencia y la relación que ejerce y mantiene en éste y los flujos y relaciones que genera hacia el exterior. Son ciudades que articulan el territorio y funcionan como centro de referencia para un área más o menos inmediata, son centros proveedores de bienes y servicios mas o menos especializados para el propio municipio y otros cercanos, están ligados a redes de infraestructura de conexión regional y nacional (el Túnel Subfluvial y el Complejo Salto Grande) con fácil acceso a las rutas internacionales.
No son Concordia y Paraná casos de ciudades periféricas de un área metropolitana, pero sí es cierto que ambas forman parte de una situación binuclear (con Santa Fe y con Salto -República Oriental del Uruguay- para los casos de Paraná y Concordia respectivamente). Esta situación deviene en sistemas más equilibrados y sostenibles que las megaciudades pero no están exentas de problemas vinculados a su baja capacidad de competitividad económica (a veces dependientes de un solo sector y en este caso no productivo) y acceso a los flujos de capital.
Asimismo se trata de ciudades costeras fluviales, con asentamientos poblacionales anteriores a su efectiva "fundación" cuya base económica estaba vinculada justamente a esa condición de interfase entre el territorio productivo y el muelle de ingreso y egreso.
En ambos casos los equipamientos más significativos, las calidades más apropiadas (lugares públicos típicos, arquitecturas de valor, dotaciones de equipamiento colectivo, paisaje natural tratado y equipado, recorridos de infraestructuras de servicio, etc.) están limitadas a una parte de su planta urbana. y podría decirse que a una parte central de las ciudades. Resulta necesario reconocer en ambas ciudades una tendencia acentuada en los últimos años a un tipo particular de suburbanización vinculada a la presencia de grandes instalaciones de equipamiento recortados en parcelas de escala territorial y sobre vías de comunicación de primer nivel jerárquico (hipermercados sobre todo).
Concordia se ubica dentro de la categoría de ciudad mediana, actualmente la segunda ciudad de la Provincia de Entre Ríos (141.528 habitantes en 2001) y la más importante sobre la costa del río Uruguay. Es cabecera del departamento homónimo. La organización del espacio urbano manifiesta un modelo segregativo que fue siguiendo la división centro-periferia profundamente marcado por la presencia de los arroyos y más tarde del ferrocarril.
La mayor inflexión se produjo en la década del '70-'80 con la construcción de la Represa de Salto Grande y un crecimiento poblacional cercano al 30%. Más de 28.000 habitantes, mayoritariamente mano de obra no calificada, quedaron en la zona una vez terminada la construcción de la represa, con sus consabidas consecuencias en materia laboral. En el aspecto urbano han conformado un cinturón de "villas", en la periferia y zonas inundables de la ciudad. El 49% de esta población padece NBI (necesidades básicas insatisfechas). La ciudad posee inconvenientes en sus accesos y trama circulatoria en general y presenta un ambiente un tanto degradado por la marginalidad de su periferia, así como en toda la zona costera por la acción modificadora del río Uruguay.
En Paraná, capital de la provincia y la ciudad de mayor magnitud de población (238.023 habitantes en 2001), se conjugan verdaderos enclaves o bolsones de organización interna orgánica vinculados a las discontinuidades de la cuadricula y a la presencia de grandes infraestructuras de equipamiento urbano que datan de las ultimas décadas del siglo XIX y que son las que contienen los niveles mas extremos de precariedad edilicia y ambiental.
Esta somera caracterización lleva a vincular la formación de las áreas de pobreza con varias situaciones diferentes y en algunos casos complementarias: la lejanía a las áreas centrales, las áreas inundables y el recorrido de los arroyos interiores.
Esta manifestación de marginalidad urbana presenta particularidades diferenciables en la consideración de una y otra ciudad como patrón de asentamiento.
En Concordia este trazado cuadriculado adquiere, a medida que se aleja del centro, mayor nivel de deterioro sin perder su continuidad y es dentro de ese soporte estructural que se alojan las áreas de pobreza. Resulta significativo que esas situaciones se den "salpicadas" por la presencia de estructuras fabriles casi en ruinas y abandonadas.
Esta circunstancia no niega la existencia de grupos de asentamiento vinculados a los arroyos que recorren la planta urbana, pero parecen tener menos entidad cuantitativa.

IV. Algunas dimensiones de la pobreza

IV.1. Migraciones internas y pobreza
Nuestra atención estuvo puesta en los procesos migratorios ligados a la movilidad social de grupos y personas que se trasladan entre ciudades o pueblos de la misma provincia, aquellos que se dan desde ciudades de otras provincias, los que se van de un área rural a un área urbana. Nos referimos con esto a los movimientos intra-provinciales y a los interprovinciales, sin hacer demasiado énfasis en los movimientos migratorios desde países limítrofes ya que su incidencia es mínima en los aglomerados que estamos estudiando.
El análisis de la dinámica migratoria incluye el debate teórico que sobre las motivaciones y los efectos de la migración han realizado diferentes autores. Sistematizando ideas esenciales, haremos referencia a la atribución a motivaciones culturales, a la subestimación sobre los inmigrantes que llegan a vivir en ciertos espacios o territorios y a la asociación con cuestiones laborales.
La literatura teórica, desde una postura más tradicional y con fuerte sesgo economicista, resalta los efectos negativos de la migración hacia las ciudades y responsabiliza a las migraciones internas por los problemas que acarrea la sobreoferta de mano de obra en las grandes urbes: aumento del desempleo y del subempleo, deterioro del nivel de salarios, engrosamiento del sector informal, terciarización de la economía, lo que lleva aparejado a un déficit de los servicios sociales en el lugar de asentamiento seleccionado. El supuesto que subyace en esta perspectiva se establece en una relación causal entre migración y pobreza urbana.
Son intelectuales de la década de los '70, como Cardoso-Faletto (1970) y Pintos (1973), los que cuestionan este enfoque rígido y tradicional. La idea central de esta teoría es subrayar el carácter dependiente de las economías periféricas o subdesarrolladas con respecto a los países centrales afirmando que, mediante esta relación, las economías más industrializadas extraen las materias primas que luego son transformadas en productos manufacturados que regresan al mercado de los primeros. Esta situación crea una relación de dependencia que el progreso económico, desigual entre la metrópoli y sus mercados, no logra atenuar. Así, el subdesarrollo sería precisamente ese proceso de marginalización de los países periféricos con relación al crecimiento acelerado de las economías centrales. Esa misma relación se daría en el interior de cada nación subdesarrollada, donde los polos más dinámicos o modernos se concentrarían en las grandes urbes mientras que los otros sectores, como el agrario o el artesanal, hoy en las ciudades pequeñas, quedarían marginados de la economía nacional.
Singer (1975) contempla el proceso de las migraciones internas como una readaptación de la población o de la fuerza de trabajo a los movimientos espaciales de las actividades económicas, las cuales, a su vez, responden a las exigencias técnicas de la producción industrial.
Desde este punto de vista, "la creación de desigualdades regionales puede ser vista como el motor principal de las migraciones internas que acompañan a la industrialización de moldes capitalistas" (4). Los factores de expulsión pueden ser de dos órdenes, de acuerdo con dicho autor: factores de cambio, que se derivarían de la introducción de relaciones de producción capitalistas en ciertas áreas, expulsando o destruyendo otras formas productivas, y, por otra parte, factores de estancamiento que provienen de una creciente presión poblacional sobre la disponibilidad de áreas cultivables. En este caso, son los factores de expulsión -según el autor- los que definen las áreas desde donde se origina el flujo migratorio, "pero son los factores de atracción los que determinan la orientación de esos flujos y las áreas a las cuales se destinan. Entre los factores de atracción, el más importante es la demanda de fuerza de trabajo" (5).
Loïc Wacquant (1998) entiende a la migración como un proceso diferente de organización social "... son personas comunes y corrientes que tratan de ganarse la vida y mejorar su suerte lo mejor que pueden en las circunstancias desusadamente oprimentes y deprimidas que se les han impuesto" (6) en un medio ambiente repleto de "depredadores sociales" y políticamente constituido como "inferior".

IV.2. La migración interna y el crecimiento poblacional en Paraná y Concordia
La ciudad de Paraná, capital de la provincia, es de las dos ciudades consideradas la que tuvo el mayor crecimiento urbano en términos relativos entre los años 1980/91 (27,0 %) y un crecimiento entre los años 1991/2001 del 13,6 % (ver Cuadro 1). La población (según cifras del Censo de Población, Hogares y viviendas 2001) fue de 238.023 habitantes. Entre los factores de crecimiento en las últimas décadas del siglo XX se incorporó la migración del interior de la provincia, de las áreas menores a ciudades cabeceras de los departamentos.

En Paraná, las estructuras económicas productivas se caracterizan por una marcada preeminencia de actividades relacionadas con los servicios (administración pública provincial y municipal, educación, salud) y el comercio. Con la recesión económica el sector de la construcción fue aumentado en la crisis (1999-2001) su población desocupada sin demandar mano de obra.
La ciudad de Concordia se halla ubicada al noreste de la Provincia de Entre Ríos, en el departamento homónimo. Es la segunda ciudad en importancia dada su población y desarrollo socioeconómico. La distancia con relación a la cabecera provincial es de 280 kilómetros. Su población era de 122.561 habitantes en el año 1991. Según el Censo 2001 la población alcanzó los 141.528 habitantes, representando un crecimiento intercensal del 15,5%. Tiene actividades productivas ligadas a la citricultura y a la forestación cuyo mercado de trabajo está conectado con las actividades rurales. Es un polo demandante de mano de obra estacional, con altas tasas de rotación de su población. Aquí también se vio acentuada la desocupación ligada a la construcción y a los sectores industriales, fundamentalmente en los años 2000/01.
Ambas ciudades han sido, en los últimos años de la década final del siglo XX, receptoras de las migraciones internas y, dentro de éstas, las migraciones inter-provinciales y las intra-provinciales. En este estudio se intentó dar respuestas a los siguientes interrogantes: ¿Es posible vincular la migración interna con la pobreza en las ciudades de Paraná y Concordia? ¿Cuáles son algunas de las características socio-demográficas de quienes emigran de una localidad a otra, capaces de identificar las situaciones de pobreza?
Hemos coincidido con el tratamiento de Rofman (2000) cuando dice que "en las áreas de menor desarrollo, se ha intensificado la capacidad de retención de población y son polos de atracción para habitantes de pueblos mas pequeños que buscan encontrar una posibilidad laboral en estos territorios (migración interna) siendo uno de los rasgos relevantes dentro de la crisis en la Argentina contemporánea" (7).

IV.2.1. Los movimientos migratorios en Paraná
La serie considerada permite observar, desde 1995 al 2002, cómo ha evolucionado la migración en Paraná (Gráfico 1). Las categorías utilizadas para clasificar a la población son: Población nativa y Población migrante. La participación relativa de esta última ha crecido fundamentalmente a partir del año 1997 manteniendo una representación creciente y mayor que la propia población nativa hasta la finalización de la década.

Desde el año 2000, la serie comienza a mostrar un cambio en la tendencia viéndose una disminución en la participación relativa de la migración. En ese momento, con la asunción del gobierno por la Alianza, se interrumpen muchos de los planes sociales que se implementaban con la ayuda de la Nación.
Paraná tiene entre un 35 % a un 37 % de población migrante en los primeros años de nuestro estudio, cuyos lugares de procedencia son tanto otras provincias como Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe (capital e interior), como de ciudades menores de la provincia: Crespo, Viale, La Paz, María Grande, Concordia, Diamante, Bovril, Hernandarias, Nogoyá y Santa Elena (Cuadro 2). En menor escala, pobladores que llegan de pueblos o parajes rurales pertenecientes al departamento Paraná y otros del departamento Diamante y La Paz. A partir del 2000 la migración del norte entrerriano empobrecido ha aumentado en Paraná desde lugares como La Paz, Santa Elena, Bovril, Federal; el problema de la precariedad acompaña a muchos de los que vienen de otro lugar.

En los años 1997, 1998 y 1999 Paraná atrajo más población, situación que luego comienza a revertirse. A partir del 2001 se siente mucho más la crisis económica en la Provincia de Entre Ríos. Hay demoras en el cobro de los sueldos y comienza a circular la cuasi-moneda denominada Bono Federal; la migración desde otras provincia decrece mucho más.

IV.2.2. El movimento migratorio en Concordia
En cuanto a Concordia, así como en 1995 se componía con un 25% de población migrante, en 1998 ésta se eleva a un 35% para luego descender a casi un 27% en el 2000. Si hablamos de tendencia, el ritmo se asemeja en ambos aglomerados en estudio.
En el 2000 se registra aquí también un gran repliegue de la población migrante. Fundamentalmente en mayo de 2000 hay una retracción de la PEA y la desocupación trepa al 22,4%. Se produce una caída de la actividad de la construcción, personal público que tenía contrato de servicio o de obra queda afuera de la administración pública.
La población inmigrante proviene de las provincias de Buenos Aires, Corrientes, Capital Federal, Misiones, Chaco, Río Negro y Santa Fe. Esto nos permite conjeturar la incidencia del movimiento estacional de la fuerza de trabajo golondrina que se asienta en un lugar acorde al tipo de actividad que realiza en su lugar de origen. Por ejemplo, la mano de obra rionegrina está asociada a la recolección de la manzana en el Alto Valle y en Concordia se ofrece para la recolección del citrus, y la de Misiones y Chaco atestigua la posibilidad de participar en las actividades relacionadas con la forestación. Las migraciones provenientes de otros lugares de la provincia son de localidades cercanas a Concordia, como Chajarí, Puerto Yeruá, Villaguay, Federación, Colón y con distancias mayores hay gente proveniente de María Grande, Seguí, Paraná, Concepción del Uruguay.
El Gráfico 2 permite apreciar la tendencia observada por el comportamiento que tienen los migrantes y es interesante ver que, en los momentos de mayor crisis, había una contención de lo social en este espacio geográfico a través de planes de asistencia.

IV.3. Nivel educativo: condicionante de la pobreza migratoria. Su relación con el empleo
En Paraná, la población migrante que no asiste pero asistió a la escuela a nivel primario, representaba en 1999 un 15%, aumentando el porcentual a más del 18% para octubre del 2000. Los migrantes que residían en Concordia participaban con una proporción mayor, oscilando entre el 33% y el 21% de población migrante con bajo nivel educativo alcanzado para octubre de los años analizados.
Para el 2001, se registra en Paraná un aumento dentro de los migrantes que tienen bajo nivel educativo, acentuándose más el grupo de población que no asiste pero asistió y no completó la primaria. El guarismo de migrantes con primario incompleto ha trepado a más de 11 % y el total es de 25 % en el 2001.
Apelando a la información vemos, a su vez, que la población migrante con nivel superior/universitario, y fundamentalmente la que asiste, es alta en todos los años analizados y esto está asociado a las ofertas educativas en el aglomerado Paraná. Asimismo, en el aglomerado Concordia, la población migrante con nivel educativo superior/universitario tenía poca significación en los primeros años analizados y es a partir del 2001 que se produce un salto cualitativo en este grupo y trepa de más de un 17% en 1999 a un casi 37% en 2001 y luego baja a más de un 27% en 2002. Siempre sigue siendo más destacada la población que asistió al nivel primario.
De acuerdo a los registros de la serie, la población migrante desocupada registraba valores relativos más altos en ambos aglomerados que la población migrante ocupada, principalmente en los años 1999/2000 (Cuadro 4).

El bajo nivel educativo asociado al análisis de la calificación de la ocupación de los migrantes nos muestra un registro alto de las personas ocupadas cuya calificación está ligada a tareas operativas o no están calificadas. Dentro de la rama de actividad, así como en 1999 la mayoría se encontraban en la Industria y en el Comercio, en los años 2001 y 2002 se ubican más en la Construcción, Servicio Doméstico y Otros Servicios. Esto denota que la actividad productiva demanda poca mano de obra y que los migrantes están más ligados a las actividades terciarizadas. Los sectores demandantes de la fuerza de trabajo se vinculan fundamentalmente al trabajo precario.
En la constitución de los núcleos familiares la migración es un aspecto a considerar y está ligado a las expectativas, al comportamiento y a las oortunidades dentro del campo laboral.

IV.4. Pobreza y distribución del ingreso
Aquí hemos recurrido a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) como fuente rica en información. Luego de procesar la base de datos, hemos construido una serie histórica por quintiles del ingreso per cápita familiar en años seleccionados, tanto en la década de los noventa como del inicio de este nuevo siglo. La estructura por quintiles la semejamos a estructura por estratos sociales: Estrato Bajo - Quintil 1, Estrato Medio Bajo - Quintil 2, Estrato Medio -Quintil 3 , Estrato Medio Alto - Quintil 4 y Estrato Alto - Quintil 5.
La hipótesis en exploración fue: los cambios de la situación económica en un mercado laboral inestable, con la elevación del desempleo, tienden a afectar negativamente el bienestar de la población, en tanto amplía las fluctuaciones de los ingresos y genera más brechas entre ricos y pobres.
Por ello sostenemos que distintas medidas tomadas por las diferentes políticas económicas actúan y han actuado en desmedro de una movilidad social ascendente de los hogares y personas, provocando un acorralamiento de la sociedad civil en su conjunto y, como apreciamos en el momento de trabajar las estrategias comunitarias, se puede decir que también provocan un disciplinamiento social.

IV.4.1. Inequidad en la distribución del ingreso
Junto a la inequidad en la distribución del ingreso hay otros fenómenos sociales que se conjugan, como los problemas del empleo, la pobreza y el empobrecimiento. El primero va unido a una serie de manifestaciones que comienzan por la vulnerabilidad social expresada en la cadena de degradaciones de las condiciones laborales, la precarización del trabajo, la terciarización de la economía, el aumento del cuentapropismo, la autoexplotación familiar, la subocupación encubierta, hasta caer en los últimos umbrales de la desocupación abierta y la oculta. Con la presencia de un mercado laboral volátil, que frustra las expectativas sociales. Las cifras del mercado laboral confirman lo expresado, tanto en la realidad nacional como provincial, con una alta tasa de desocupación (Argentina 16,5 % a mayo del 2001, Paraná con 14,3 % y Concordia con 18,5 %, siendo ciudades que tuvieron valores relativos mayores en octubre del 2001, con más del 17 % y 22 % respectivamente) y en el 2002 específicamente en Paraná llega a más del 20 %.
La desocupación instauró dentro del espacio privado la pérdida de independencia de los miembros desocupados, de confianza en sí mismos y la vulnerabilidad en la salud mental y física. La autonomía se vuelve difícil bajo esas condiciones. La falta de libertad se ve traducida en configuraciones concretas cuando los individuos no pueden satisfacer el hambre, ni conseguir un nivel nutricional suficiente, vestirse dignamente, lograr un remedio y curar una enfermedad tratable, disponer de agua potable, tener un lugar donde dormir y vivir, entre otros ejemplos que hacen a la carencia desde el que siente, vive, soporta, sufre, siendo parte de la pobreza o del empobrecimiento.
Es ese persistente deterioro de la situación económica y el empobrecimiento, con sus matices particulares, lo que atraviesa a toda la sociedad civil. Se generan así los corrimientos de un estrato a otro que muestran la pérdida de posición relativa de la clase media, llegando la inequidad cada vez a más sectores, personas y hogares, aunque de manera diferente y con intensidades también diferenciadas.

IV.4.1.1. La distribución del ingreso en Paraná
A partir de 1991, la economía argentina experimentó avances hacia la obtención de los equilibrios económicos: se controló rápidamente la inflación y se alcanzó un aumento significativo de los niveles de actividad. Para 1992, el 27,2 % de la población ubicada en el primer Quintil, con un ingreso per capita de $ 60, participaba en un 8,1 % en el total de las retribuciones. Sin duda, al confrontar los montos promedios de los Quintiles extremos, la distribución asimétrica del ingreso mostraba, para los años 1992-95, que quienes estaban en el Quintil 5 -estrato altorecibían 8,8 veces más por ingreso que quienes menos recibían, constituyendo el estrato bajo de población.
La inequidad en la distribución comienza a vislumbrase más crítica en Paraná a partir de 1996/97, ya que no sólo decrece el ingreso de los que menos tienen, sino que su participación disminuye y el porcentaje de población se abulta. Es cuando la desocupación crece y los activos incrementan sus deseos y sus necesidades de participar en el mercado laboral, sin encontrar reales posibilidades. Las mujeres intentan encontrar un lugar en el mundo del trabajo, ante la pérdida de un perceptor del hogar desalentado o excluido por quedar desocupado; lo mismo sucede con los jóvenes. En otros términos, la situación de la población de los estratos bajos (Quintil 1) no sólo empeora, sino que el comportamiento del mercado de trabajo desalienta a muchos aumentando la creciente vulnerabilidad de los hogares pobres. "Son más personas para repartir mucho menos"; precisamente en 1997 el ingreso per capita desciende a $ 56. La media de los ingresos más altos muestra una profundización de la inequidad y desigualdad: los que más ganan lo hacen con una diferencia de 12,2 veces más de lo que menos tienen. Con relación al comportamiento del ingreso promedio de la población del Quintil 1, éste sigue decreciendo de manera muy significativa tanto en el 2000 que es de $ 50 como en el 2001 en que sólo alcanza a $ 42.
La situación se complejiza más aun en Entre Ríos a partir de julio del 2001, cuando el gobernador Sergio Montiel comienza a retrasarse en el pago de sueldos, hasta imponer el uso de los Bonos Federales, cuyo
poder monetario se vio devaluado con el correr del tiempo, siendo el valor promedio del ingreso per cápita de $ 32 en mayo de 2002 para la población del Quintil 1. La brecha inequitativa de la distribución del ingreso se profundiza, con una diferencia de 14 veces más en el año 2001, entre los ingresos del estrato alto con relación a los del estrato bajo.

El sistema de la convertibilidad en la década de los noventa evidenció sus fisuras ligadas a los problemas estructurales propios de la Argentina, con un elevado desempleo, sin potestad por parte del Estado de negociación salarial, lo que está expresado en la retracción en los ingresos, dejando así a más hogares y personas en situaciones de vulnerabilidad social. Nuevamente, en el 2002, lo que asomaba como un pequeño cambio se pierde ante la devaluación del peso, a lo que se sumó, como venimos sosteniendo, la devaluación de la cuasi-moneda de utilización provincial. La brecha del ingreso se ensancha y los que más ganan lo hacen ahora en una relación de 19,1 veces más en comparación con los que menos ingresos poseen. Luego la curva se muestra con un guarismo decreciente en octubre del mismo año.

IV.4.1.2. La distribución del ingreso en Concordia
En el caso de Concordia, la tendencia de la distribución del ingreso se registró desde 1995, que fue el primer relevamiento de la EPH realizado después de 1985. Por eso no podemos apreciar si existió algún atisbo positivo o no de la estructura distributiva de acuerdo a la incidencia del plan de convertibilidad.
Al descomponer la estructura distributiva por quintil, el estrato bajo tenía para el año 1995 un ingreso per cápita familiar de $ 50 y participaba con el 28,2% de su población en un 8,9% del total del ingreso. La asimétrica distribución muestra una diferencia 8,9 veces menor de los que tienen ingresos más bajos en relación con los que más ganan (Quintil 5). La creciente vulnerabilidad de la población se fue agudizando y en 1997 el ingreso per cápita de los estratos bajos y medios bajos decrece llegando a $ 41 y $ 88. Paradójicamente, el estrato alto crece con el ingreso per cápita promedio y concentra más ingresos. En 1998 se observó un pequeño aumento en el ingreso medio per cápita del Quintil 1; fue un momento donde las decisiones gubernamentales provinciales (siendo oriundo el gobernador de esa localidad) pusieron en marcha los planes transitorios de empleo provincial y nacional que apuntaban a contener el desempleo.
Los años 2000 y 2002 permiten ver cómo la política nacional y provincial de la Alianza (8) a nivel de la realidad concordiense carcome y pulveriza de manera increíble el nivel de vida de su población; al ser tan exiguo su ingreso, los estratos bajos no pueden satisfacer una necesidad mínima como es la alimentación. Basta mirar los valores del ingreso per cápita de $ 33 y $ 23 respectivamente. Esto implica que hay un incremento palpable de personas que tienen menor participación en el ingreso total, que se explica por la caída bajo la línea de pobreza de los sectores medios y la línea de indigencia de los sectores bajos. Como corolario, la brecha entre ricos y pobres se consolida cada vez más. En el año 1995 los que más ganaban lo hacían con una diferencia de 8,9 veces más y en el 2002 la brecha es de 19 a 20 veces mayor (más del doble).

IV.5. Asimetría en la inequidad de distribución de la riqueza en Paraná y en Concordia
En ambos aglomerados se aprecia un incremento de la brecha entre ricos y pobres en relación con el ingreso per capita.
En mayo de 2002, los guarismos muestran que se acentúan mucho más las brechas de desigualdad entre "ricos y pobres" tras los cambios políticos y las decisiones en el contexto económico nacional devaluación del peso), situación agravada aun más por la crisis política y económica provincial (ajuste en el sector público y circulación de la cuasi-moneda mencionada), que profundiza el efecto sinérgico de la asimetría que ya se venía dando desde años anteriores.
Comparando con la anterior medición (Octubre 2001), la brecha en el ingreso pasa de 12,5 a 19,1 en Paraná y de 17,5 a 20,3 en Concordia en Octubre 2002, lo que muestra un deterioro más notorio en la primera ciudad que registra un incremento de 6,6 puntos en el indicador contra 2,8 puntos que crece en Concordia.
Centrando la mirada en los aglomerados en estudio, en Paraná, el ingreso per cápita medio del Quintil 1 fue de $ 34 contra $ 650 del Quintil 5. En Concordia, en el Quintil 1, el ingreso individual fue de $ 23 contra $ 468 del Quintil 5. El valor del costo de vida creció de manera muy notoria y aceleradamente. Por el contrario, el valor promedio de los ingresos descendió o se mantuvo estable.

IV.6. Otros indicios de vulnerabilidad en la inequidad de la distribución del Ingreso: los perceptores de ingreso en la estructura de los hogares
Seguidamente analizaremos el ingreso en los hogares para desentrañar dos dimensiones seleccionadas: cantidad de miembros del hogar y composición o estructura del hogar de acuerdo a la ubicación de los perceptores de los ingresos.
Cabe señalar que las características de los hogares revisten una importancia no menor en materia distributiva: aún con ingresos idénticos entre perceptores, subsisten potenciales desigualdades en los ingresos per capita si los hogares difieren en su composición y en el número de perceptores.
Los hogares que corresponden a los menores ingresos disponen mayoritariamente de un único preceptor cuyo ingreso es, a su vez, efímero, lo que lleva a una mayor dependencia de ese sujeto familiar, dificultando el despegue. En los hogares de los estratos más altos se incrementa la cantidad de perceptores, mostrando mejores situaciones para solventar el sustento económico familiar.
Se tomó como momento de estudio la onda de Octubre de 2001 de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), ya que fue un momento de transición y comienzo del declive más pronunciado del Plan de Convertibilidad que en sus inicios había mostrado crecimiento y mejor equidad distributiva.
En el aglomerado Paraná, en el Quintil 1 el 92,9 % de los hogares se destaca por la presencia de un único perceptor cuyo ingreso promedio llegaba a los $ 147, y se advierte que en este quintil el tamaño promedio del hogar va de 5 a 6 miembros, siendo muy baja la cantidad de hogares donde más de un miembro percibe ingresos. Tan solo alrededor del 7,1 % de los hogares cuenta con más de una "entrada de dinero" (2 perceptores) para aportar a las necesidades del hogar. En contraposición, en el Quintil 5 es donde la mayor proporción de los hogares tienen al menos dos perceptores (el 44,8 %) que elevan la media de ingresos del hogar (a $ 1.521) y a su vez cuentan con menos miembros en la estructura familiar al tener ésta un tamaño promedio, de 2 a 3 miembros. El conflicto distributivo y el deterioro social es muy crítico y así lo ratifican otros indicadores socio-económicos que están en correspondencia: el aumento de la Línea de Pobreza (LP = 50,1%, octubre 2001) y de la Línea de Indigencia (LI = 18,6%).

En el caso de Concordia la situación planteada en términos generales no difiere demasiado, aunque surgen pequeñas diferencias desventajosas. En el Quintil 1 el 88,0 % de los hogares tenía un único perceptor siendo el ingreso promedio de éste de $ 115. El tamaño promedio de los miembros del hogar se eleva aún más, entre 6 y 7 miembros que dependen del mismo perceptor de ingreso. Esto dista con lo que se observa en el Quintil 5, donde la mayor proporción de los hogares tiene dos perceptores (el 45,5 %) que elevan la media de ingresos del hogar (de $ 1.252) y son los hogares que a su vez cuentan con menos miembros en la estructura familiar (oscila entre 2 y 3 miembros).

IV.7. Desigualdad en la Distribución del Ingreso: comparación entre Paraná y Concordia a través del Coeficiente de Gini y las Curvas de Lorenz
El coeficiente de Gini es un indicador que nos permitió en nuestro caso medir cuantitativamente el grado de desigualdad existente en el reparto de la riqueza entre la población a partir del ingreso per capita familiar.
En la Argentina, este indicador calculado a partir
del ingreso por hogar pasa de 0,408 en 1980 a 0,458 en 1989 y a 0,533 en 1999. Esta tendencia negativa que registra el aumento de las desigualdades es lo que se aprecia y se asemeja en nuestros aglomerados en estudio, como se puede contrastar en el Cuadro 10 que muestra la evolución que ha tenido el coeficiente de Gini en la serie de tiempo seleccionada en la década de los noventa hasta el 2002.

Con relación a los valores del coeficiente Gini registrados se advierte que:
- Son de "moderados a altos" para toda la serie en ambos aglomerados. Para sostener esta calificación, citamos como fuente un informe de la CEPAL que califica a la Argentina en esta categoría, con valores del 0,500 en 1990 y 0,530 en 1999. La misma fuente califica con "alto e inequitativo" a los valores superiores al 0,550 para el coeficiente.
- Los valores del coeficiente se mantienen crecientes para ambos aglomerados en la serie de tiempo procesada.
- En 1997 se produce un aumento abrupto del indicador que, en Paraná, supera en un 3,2 % a la anterior medición registrada; y en Concordia el incremento -también en ese mismo momento- fue más agudo aumentando un 7,3 %.
- En los tres años del nuevo siglo se registran en Paraná pequeñas fluctuaciones entre el 2000 y 2001, para luego producirse un incremento algo mayor durante el 2002 (3,2 puntos porcentuales más). En Concordia se ve una tendencia creciente y sostenida con aumentos leves en cada año, lo que muestra una situación de inequidad que se viene dando desde la década del '90 y que deja en claro que el deterioro y la degradación de la población han sido continuos.
- A octubre de 2002, el indicador supera la marca de los 0,550 en el aglomerado Concordia, llegando a 0,557. Este valor sitúa a Concordia dentro de la calificación de regiones de desigualdad "alta e inequitativa".
Al detenernos en la interpretación del gráfico comparativo de la evolución del coeficiente de Gini en los aglomerados en cuestión, se advierte que, en 1995, Concordia tenía una posición más favorable respecto a Paraná. Pero a partir de allí, esta relación se mantiene inversa y marca una brecha que se amplía cada vez más. En el 2002, el indicador muestra una diferencia de 0,044 puntos proporcionales (4,4 puntos porcentuales) entre ambos aglomerados y es Concordia la que supera y se mantiene siempre por encima de Paraná en cuanto al índice de inequidad que estamos considerando.
Empleamos el método gráfico de las curvas de Lorenz (Gráfico 4) para relacionar los porcentajes acumulados del total de ingresos recibidos con los porcentajes acumulados de familias que reciben dichos ingresos, comenzando el cartografiado por los más pobres. En esta oportunidad se construyeron las curvas de ambos aglomerados para los datos disponibles de la EPH a octubre de 2001. Tanto la curva de Paraná como la de Concordia presentan el sesgo característico de una distribución inequitativa y, como venimos sosteniendo, de degradación social de los hogares y la población, ya que su correlato es más pobreza y exclusión. También se observa que la curva de Lorenz que corresponde a Concordia se mantiene levemente por debajo de la curva de Paraná, lo que refleja una asimetría levemente superior que ya fue puesta en evidencia en forma analítica mediante el cálculo de los coeficientes de Gini.

IV.8. Consideraciones respecto de la distribución del ingreso
Detrás de estas cifras, es posible asociar que el desarrollo económico no es homogéneo, ni sostenido; por el contrario, las diferencias son una forma más de atestiguar las desigualdades en las condiciones de vida de ambos aglomerados.
Nun (2000) afirma, siguiendo criterios de expertos internacionales, que: "Como es habitual presentar los datos nacionales de distribución del ingreso divididos en quintiles, [éstos] diferencian según los modos de apropiación de ese ingreso entre las sociedades 40:40:20 y las sociedades 60:30:10. Las primeras son las menos desiguales: en ellas, el 20% más rico recibe el 40% del ingreso total; el 40% siguiente, un 40% y el 40% más pobre, un 20%...Sin embargo, resulta notable su contraste con las que caracterizan a las sociedades más desiguales: en éstas, el 20% más rico tiende a apropiarse del 60% del total de los ingresos; el 40% siguiente de un treinta; y al 40% más pobre sólo le queda un 10%" (9).
La sociedad de Paraná todavía se parece más a las primeras, a las sociedades 40:40:20, dado que de acuerdo a la medición de 1998, el 20 % de los más ricos accedía a un 40,6 % del ingreso, el 40 % siguiente al 39 % y el 40 % más pobre al 20,4 % del ingreso. Para el 2001, Paraná comienza a mostrar un comportamiento asimilable al de las sociedades más desiguales, sobre todo porque los más pobres superan al 51,3 % participando con menos del 20 % de los ingresos. Así en la década de los noventa, a pesar de la caída, la sociedad de Paraná era una sociedad muy próxima a las sociedades del 40:40:20.
En el caso de Concordia, la tendencia a la sociedad 60:30:10 es más palpable. Para octubre del 2001 el 12% de los más ricos tiene el 44,5 % de los ingresos, luego el 32,7 % de la población recibe el 37,45 % de los ingresos y finalmente el 55,5 % de los más pobres sólo participa con el 18,1 %.
La lucha contra la pobreza debe ser concebida no en términos de beneficencia-asistencia, sino de protección social y de derechos sociales, para lo cual la reactivación económica no es una variante menor sino esencial ante una sociedad que reclama trabajo genuino y poder vivir dignamente sin necesidad de buscar la dádiva de quienes gobiernan. Bajo ese marco, se necesitan políticas de gasto social más redistributivas y que superen los problemas de focalización del gasto que hacen que una proporción no despreciable del mismo sea usufructuada por grupos poblacionales de elevados recursos.

V. Estrategias de vida y estrategias comunitarias: una nueva mirada
El concepto de estrategias de vida tuvo a partir de este proyecto una maduración teórica conceptual sustentada en observaciones que fuimos realizando en el desarrollo de la investigación.
El nudo de la cuestión está en dilucidar si estrategias refiere a que las unidades familiares desarrollan deliberadamente o no determinados comportamientos encaminados a asegurar su reproducción material y biológica. Torrado (1998) dice: "... se ha indicado que el término 'estrategias' connota la idea de que las unidades familiares se enfrentan a opciones de vida entre las cuales pueden elegir 'libremente' (el remarcado es nuestro)... pero hay... 'límites' específicos que enfrenta cada tipo de unidad familiar en función de su pertenencia de clase... determinaciones sociales a las que están sometidas..." (10).
Al respecto, Tilly (2000) señala que entre los mecanismos sociales que producen la desigualdad persistente -explotación, emulación, acaparamiento de oportunidades y adaptación- el mecanismo de adaptación mantiene en su lugar los sistemas de desigualdad categorial, a pesar de que implica invención de procedimientos que facilitan la interacción cotidiana y la elaboración de relaciones sociales valoradas alrededor de las divisiones existentes. Al enfrentar relaciones desiguales, las víctimas mismas improvisan rutinas que las implican en la reproducción de la desigualdad. La adaptación reproduce y refuerza un sistema de explotación. Esta mirada de Tilly indicaría que las unidades familiares pobres, dentro de ese marco, puede decirse que "eligen", en la medida que "inventan" procedimientos que facilitan determinadas cuestiones. Pero la elección se da bajo la presión -que no es leve- de la desigualdad categorial existente. Y paradójicamente, esta "elección" promueve la persistencia de la desigualdad, porque es una elección de tipo adaptativa y no transformadora de la desigualdad.
Ahora bien, como señalan Isla, Lacarrieu y Selby (1999), las estrategias de adaptación son, más correctamente, transformaciones obligadas e identifican dos maneras de analizar los datos sobre las formas relacionales y organizativas de las familias, dependiendo de la condición económica y social del hogar. El hogar ocupa un "espacio de oportunidades" y toma de decisiones para optimizar sus posibilidades, o por el contrario, sobre el hogar pesan presiones formidables -económicas y sociales- que lo obligan a transformars
e para lograr un nivel mínimo de bienestar. El aporte conceptual de estos autores consiste en concebir a los hogares pobres como instrumentando "tácticas" y no "estrategias", en el sentido crítico de de Certeau (1988). Este autor insiste en que el concepto de "táctica" es más relevante a personas o "unidades de la toma de decisiones" cuando el o los que toman las decisiones no pueden controlar sus circunstancias, es decir, cuando el ambiente o espacio de la toma de decisiones es tan reducido que el concepto de racionalidad absoluta no tiene vigencia.
Amartya Sen afirma que "La posición de una persona en la organización social se puede considerar desde dos puntos de vista..., el primero (referido) a los objetivos alcanzados, y el segundo a la libertad para llegar a alcanzarlos". La libertad de elección tiene una "...importancia directa para la calidad de vida y bienestar de la persona.". En este sentido es que concibe a la pobreza como "privación de capacidades". La ecuación podría describirse de la siguiente manera: a mayor pobreza, menor desarrollo de capacidades, mayor privación de la libertad y limitación de la autonomía y la racionalidad.
Existe una "libertad condicionada" dentro de las estrategias de vida de los pobres y empobrecientes ligada a razones tanto económicas y culturales, como de capacidad, entre otras tantas limitaciones para decidir cómo vivir.

V.1. Las estrategias comunitarias
Basados en los resultados de un estudio previo ("La Pobreza: condiciones de vida en Paraná", desarrollado en la Facultad de Trabajo Social, 1997-2000), donde se arribó a una construcción conceptual de las estrategias familiares de vida en los tipos de supervivencia y de refugio; exponemos hallazgos respecto de las estrategias de vida que profundizan en el emergente de un nuevo tipo de estrategias que denominamos comunitarias.

V.1.1. Aproximación a construcciones diferenciadas según se trate de sectores de pobres estructurales o de empobrecientes
Si bien las estrategias familiares de supervivencia y de refugio muestran continuidad y permanencia, hemos observado en el trabajo con la pobreza en Paraná y en Concordia una modificación en el peso que tienen las estrategias de tipo comunitarias. Exponemos ahora los recorridos teóricos y empíricos que permitieron estas precisiones.
Rozas (1996) define al empobrecimiento "...como una situación secuencial, es decir, como un proceso en el cual, de manera más o menos pronunciada y breve, se puede observar el descenso social" (11), llamando la atención sobre la relevancia que tienen los capitales económico, cultural y social que poseen los sujetos, en la determinación del "final" de esta caída.
La aparición de nuevas formas de subsistencia, de actividades, interacciones, funciones, roles, frente al descenso, no necesariamente está dirigida a generar ingresos, sino prioritariamente a evitar la caída, a hacerla menos abrupta, a permitir el acceso a alternativas de solución a los problemas, que sean viables en el marco de las condiciones en las que deben desenvolverse las familias. Estas nuevas formas de subsistencia pueden ser, según diferencia Rozas, estrategias familiares o comunitarias.
Organizarse comunitariamente es un logro que depende en gran medida de lo más o menos fortalecidos que estén los lazos o vínculos de asociación comunitaria del colectivo social. En cuanto a la profundidad de los cambios que pueden producirse a nivel social, las estrategias comunitarias parecen tener más posibilidades. En un momento pareció verse que la nueva pobreza intentó encontrar formas de organización comunitaria que la volvieran paulatinamente más visible, con manifestaciones de lucha, trabajo y acción que no emergieron solamente de las instituciones que tradicionalmente eran su semillero (por poner un ejemplo, el gremio o el sindicato, las comisiones vecinales tradicionales, entre otras), sino que su génesis surgió de otros ámbitos, por ejemplo las asambleas comunitarias, los cacerolazos, que presentaban un nivel de heterogeneidad mucho mayor, traspasando lo barrial. Estas nuevas estrategias pueden verse como no llegando a configurar políticas (considerada la política como proceso emancipatorio), porque son sólo de resistencia, coyunturales, funcionales al realismo gestionario dominante.
Desde la perspectiva de la reproducción de la desigualdad y/o formas conservadoras, encontramos las estrategias generadas en cierto sentido por los programas sociales. En el grupo de pobres estructurales, una de las cuestiones que aparece es que se restringen a mantener y controlar el orden, el no conflicto, la relación de subordinación, a través de la relación estrategias-programas sociales, dado que estos programas terminan cortando toda posibilidad de ruptura o acontecimiento en el sentido de la conceptualización anterior. Como ejemplos mencionamos la distribución de bolsas de alimentos, Planes Trabajar y, actualmente, los Planes Jefes y Jefas de Hogar, etc.
En cambio, al bucear en las estrategias autogeneradas por otros sectores sociales poseedores de un capital cultural, simbólico y social más potente, resaltan en algunos casos los intentos de subversión del orden, el reconocimiento del conflicto. En este último caso, más allá de esperar la acción del Estado asistiendo con subsidios o programas, se trata de afirmar la necesidad de consolidar el trabajo autogestionario, como alternativa para fortalecer la dignidad humana y generar lazos sociales que estaban fragmentados. A modo de ejemplificar mencionamos al trabajo autogestionario y nos referimos a las fábricas o empresas recuperadas.

V.2. Aparición de nuevas formas para hacer frente a la pobreza
Al respecto, Aliverti (2002) sostiene: "Hay alrededor de tres millones de habitantes comprometidos en actividades de caridad o solidaridad. Hay un nuevo comedor comunitario cada cuatro días, sólo en Capital y Gran Buenos Aires... Hay compras colectivas para zafar uno y ayudar al otro. Hay casi un centenar de fábricas quebradas... y retomadas por los trabajadores en experiencias autogestionarias. Hay una movilidad cultural insólita en medio de la miseria más espantosa de nuestra historia. ...Hay tejidos que se reconstituyen en los barrios y en las villas" (12). De este modo, el autor estaría apuntando a pensar en la construcción de un sujeto colectivo distinto, cuya mirada no coincide con los cuadros políticotécnicos con que se trabaja a nivel organizacional o institucional, cuyas representaciones están más unidas a las formas del paternalismo y asistencialismo donde el sujeto está "como esperando", como un sujeto sujetado sin potencia.
De aquí "se desprende el contraste entre clientelismo y ciudadanía, en el orden de la representación y la participación política....mientras que la ciudadanía... da lugar a la constitución de identidades colectivas, y presupone cierta igualdad, el clientelismo funda una relación particularista... que resigna la participación al intercambio utilitarista, que no promueve identidades colectivas estables y autónomas, y que es determinada por la asimetría de poder entre patrón y cliente" (13).

V.3. Modalidades de estrategias comunitarias
Las asambleas constituyen una expresión de trabajo de una multitud heterogénea, donde se da una labor de discusión, coordinación y producción colectiva, más allá de las vías clásicas de la organización política, y actúan por diferenciación con las comisiones o juntas vecinales. Estas últimas resultaron, en su gran mayoría, cooptadas por los mecanismos de poder de los municipios o de algún dirigente político de turno. En Paraná, en entrevistas realizadas a integrantes de la Asamblea de Plaza Alvear, ellos mismos reconocen su pertenencia a los sectores medios, e inclusive más ligados a "los profesionales". Las asambleas surgen como nuevas formas de asociación para tratar los emergentes que aparecen con el empobrecimiento.
En los pobres estructurales, las estrategias comunitarias se emprenden para asegurar el sustento, el alimento, lo básico. En los grupos de empobrecientes, hay un trabajo reflexivo y de creación de ámbitos de debate, de los cuales las asambleas constituyen un contundente ejemplo, aunque hoy parecen estar empalideciendo. También se dan estos ámbitos de debate bajo la forma de asamblea en otros grupos no pobres.
En los pobres estructurales, hay un depender de las políticas asistenciales muy marcado, como señal de sobrevivencia solapada del sujeto tutelado que aquellas políticas crearon como destinatario. La comunicación para la implementación de estrategias comunitarias en los pobres estructurales es "de boca en boca". En los empobrecientes la comunicación es más mediada, se hacen encuentros a los cuales se invita a los distintos sectores de la sociedad, se debaten temas en jornadas que tienen apertura y cierre importantes. Se concurre a los ámbitos académicos. Hay comunicación mediática y a través de Internet.
En Paraná las Asambleas Barriales constituyeron movimientos sociales de cierta potencia y hoy intentan desesperadamente no desaparecer. En Concordia, al menos desde la visión de los vecinos de los barrios pobres estructurales, no hay presencia de este tipo de asociaciones.

V.4. La convivencia entre políticas institucionales y estrategias comunitarias
Han surgido prácticas, ante el retiro paulatino del Estado, que intentan usufructuar los réditos que la tutela ha dejado, a saber: la capacidad instalada que producen los programas sociales, la capacitación recibida por los equipos técnicos de esos programas, y la potenciación de la participación que algunos programas han ido produciendo.
La ausencia de una política integral provocó, por ejemplo, que una escuela de Concordia recibiera libros y computadoras, pero carecía de mobiliario y docentes. De la misma comunidad educativa surgieron dos iniciativas: por un lado las madres organizaron un bingo a fin de recaudar fondos para comprar madera y así hacer los muebles; por otro, dos maestras se capacitaron para poder enseñar computación a los alumnos de la escuela.
Un promotor de huertas barriales y comunitarias combinó la entrega de semillas del Programa Pro-Huerta con personal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que capacitó con charlas y videos, además de realizar un seguimiento que ningún programa preveía.
Con estos avances, queda abierto el debate y el camino de construcción de conocimiento alrededor de estos emergentes. Sin cerrar ninguna cuestión, advertimos que estamos comprendiendo la realidad de "las pobrezas", estamos develando la pluralidad de este concepto.

VI. Conclusiones
Finalizando el siglo XX y en el nuevo milenio, los grupos sociales muestran una tendencia hacia un menor bienestar general de la población cuya estructura social se tornó más compleja. Aumentó la incidencia y la intensidad de la pobreza estructural, los empobrecientes o nuevos pobres se multiplicaron y la caída de los sectores medios en transición hacia abajo se agravó. Apareció un fenómeno novedoso: la heterogeneidad que estos sectores sociales manifiestan en su interior.
Las políticas sociales implementadas en los distintos espacios territoriales han pasado de una etapa de transición entre el modelo dominante en período de auge del Estado Social caracterizadas por un discurso universalista y con una ejecución centralizada en el Estado Nacional, a un modelo en el que predominan políticas selectivas de matriz compensatoria, denominadas focalizadas. Desde las políticas sociales enunciadas, los programas sociales implementados son considerados como asistenciales y de promoción. Se impulsa la transferencia de recursos de forma tal que actúen sobre el grupo considerado en riesgo.
Una de las debilidades observadas en la implementación de las políticas sociales es la escasa estructura técnica que sostienen estos organismos, junto con la falta de coordinación y articulación con diferentes entes provinciales y nacionales. El eje central de las Políticas Sociales se asienta sobre un conjunto de satisfactores comunes para todos. Las políticas de satisfacción prevalecen por sobre las de interpretación de las necesidades sociales. Los discursos de los gobiernos, por un lado, proclaman la participación del conjunto de los representados y, por otro, realizan filtraciones de las cuales asumirán como "actores políticos activos" quienes se encuentren bajo la defensa del dirigente de turno. Será la puja partidaria desde las distintas jurisdicciones quien en última instancia defina el quiénes (o sea los destinatarios) de la política promovida.
Con relación al tema de las estrategias de vida, hallamos que en muchos grupos barriales pobres el usufructo de estas políticas, en calidad de clientes, es una estrategia más, aunque en el discurso de la gente también se ve el resentimiento por el "uso" que se hace de ellos en el sentido de darles para capturar votos. En este sentido decimos que el lugar de los pobres además de ser de riesgo, tienen ellos mismos una profunda conciencia de su falta de voz, de su escaso poder e independencia que los expone a la explotación. No mantener su identidad cultural los hace vulnerables y lleva a la desintegración de sus relaciones sociales. Son conscientes que lo único que poseen es su fuerza de trabajo y tienen temores, fundamentalmente a las enfermedades, pues les impide ganarse la vida. Por otra parte, la díada migración-pobreza muestra a una población pobremente escolarizada que como estrategia de vida busca obtener un empleo precario, de baja calificación y poca permanencia, o caer dentro del grupo de beneficiarios de los planes sociales cuando estos están en auge. Migrar es una decisión no elegida en un ámbito de libertad, como auténtica estrategia, sino constreñida, y en cierta forma, constituye una "transformación obligada" que trae como consecuencia - además de la reproducción de la pobreza y la desigualdad- el desarraigo que aumenta la vivencia de exclusión, aunque en el imaginario de muchos se crea que un mundo mejor podría ser factible.
Seguramente, y ahora relacionando con la distribución del ingreso, la población migrante participa en el aumento de la brecha producida entre la población de cada quintil. El migrante con bajo nivel educativo se incorpora con toda seguridad a la población del Quintil 1. Esto sumado a que deba distribuirse el magro ingreso para todo el grupo familiar, generando más dependencia y determinando una situación de debilidad y vulnerabilidad económica que los condiciona a la pobreza estructural o a la indigencia.
Las desigualdades sociales y la pobreza se aprecian en la distribución del ingreso a través de la "concentración de la riqueza" en los estratos altos, la diversificación, la disparidad y su correlación con otras dimensiones que trasuntan el campo monetario y patrimonial, como son el acceso a los bienes sociales esenciales, a saber: vivienda, educación, cultura, salud. La brecha del ingreso entre los estratos sociales altos y bajos ha sido siempre mayor en Concordia, como también lo ha sido la desocupación. Los demás indicadores procesados (coeficiente de Gini y Curvas de Lorenz) en general muestran la cronología de una creciente inequidad y que afecta aún más a Concordia.
Asimismo, ante la necesidad de que alguien se encargue de las consecuencias de la desigualdad, hemos visto un procesual surgimiento, y en algunos períodos, un empalidecimiento de estrategias diferentes, ya no solo familiares o barriales, sino colectivas o comunitarias, con un objetivo de satisfacer necesidades que las políticas sociales no sacian, pero también, dar presencia social y voz a quienes viven en un "horizonte de silencio". Los sujetos que protagonizan estas estrategias desprecian lo político partidario pero también lo usufructúan, dándose una particular convivencia entre políticos, políticas y estrategias comunitarias.
Al realizar este análisis comparativo cobra significado concreto el concepto de pobreza desde la perspectiva de la diversidad, dimensión asociada a la diversidad real de los seres humanos sostenida por Amartya Sen. A lo que nosotros agregamos que somos diversos en las concepciones ideológicas que nos guían, en los valores que fomentamos, así como también desde las actividades desarrolladas de acuerdo al espacio, las circunstancias climáticas y el entorno social en donde vivimos. Diversidad que se expresa en los materiales de las viviendas, en el tipo de ocupación de nuestras poblaciones, en la accesibilidad a una vida sana, entre otras asimetrías sociales.
La diversidad también se va configurando territorialmente en las ciudades de la pobreza en Paraná y Concordia, disímiles en la morfología del trazado de las áreas de dichos asentamientos. Sin embargo tienen en común la inaptitud de los terrenos para ingresar al mercado inmobiliario "legal", sea por la accidentada topografía, por el tipo de propiedad, por la presencia de contaminantes, por la afectación por inundaciones o por la lejanía a los centros de equipamiento, por la presencia de accidentes geográficos utilizados como depósito de deshechos. Así, la morfología del trazado queda definida por las condicionantes particulares de cada sitio.
Superar la pobreza significa, para nosotros, que los pobres y empobrecientes se constituyan como seres humanos, iguales en dignidad, incluyendo la seguridad de que todos tengan la dotación de recursos y de un modo que les permita ejercer la elección. Hablamos de potenciación de capacidades, desarrollo de potencialidades. Entonces "seguridad y libertad deben garantizarse y no suponerse" (13).

Notas
(1) Sen, 1995, pág. 24.
(2) Sen, 1995, pág. 22-23.
(3) El concepto "glocalización" une la globalización y la localización para tratar de entender el proceso de transformación que se está dando en el mundo, como una especie de articulación entre la dinámica global y lo local. Se refiere a la idea de globalizar lo local y localizar lo global (CLACSO, Red Académica Electrónica).
(4) Singer, Paul; págs. 39-40.
(5) Singer, Paul, págs. 44-45.
(6) Wacquant, Loic, pág.45.
(7) Rofman, Alejandro, pág. 32.
(8) La Alianza es la coalición política que en 1999 gana las elecciones nacionales y en la mayoría de las provincias -incluida Entre Ríos- que aglutina como principales integrantes a los partidos Unión Cívica Radical (UCR), Frente Grande (FG) y Partido
Socialista Popular (PSP). En su discurso político se constituye como opositor al hasta entonces gobernante Partido Justicialista (PJ) y a las políticas implementadas por el presidente Carlos Menem. No obstante, la gestión del presidente De la Rúa se caracteriza por una continuidad en la mayoría de las políticas económicas e incluso la incorporación de Domingo Caballo, máximo referente del diseño del Plan de Convertibilidad y de la reestructuración y privatización de empresas y servicios del Estado, en su gabinete.
En la provincia la gestión personalista del gobernador Sergio Montiel provoca la diáspora de la Alianza a mediados de su mandato, quedando como expresión de la misma la UCR y algunos referentes de agrupaciones sin mayor peso en la escena política.
(9) Nun, José, pág. 95.
(10) Torrado, Susana, pág. 78.
(11) Rozas, Margarita; pág. 28-29.
(12) Aliverti, Eduardo, pág. 13.
(13) Schettini, Patricia y Sarmiento, Julio (2000); pág.113.

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