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Ciencia, docencia y tecnología

versión On-line ISSN 1851-1716

Cienc. docencia tecnol.  n.36 Concepción del Uruguay mayo 2008

 

HUMANIDADES - CIENCIAS SOCIALES: INVESTIGACIÓN

Cooperativas de trabajo y pequeñas empresas solidarias en la micro-región de Paraná (Argentina)*

Worker cooperatives and small solidarity companies in the Paraná microregion (Argentina)*

Barbosa,Oscar G. **, Mingo, Graciela***; Grippo, Rodolfo***; Frutos,Silvia***; Reziale, Edgar***; Gamarci, Andrés***; Corvoisier, Fernando***

*) Artículo derivado del PID UNER Nº 4033, desarrollado en la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Entre Ríos (Argentina), financiado por la SICTFRH, UNER; recibido en octubre 2007, aceptado en febrero 2008.
**) Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Entre Ríos, Paraná y CERIDE / CONICET (Santa Fe), Argentina. cparana@santafe-conicet.gov.ar
***) Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Entre Ríos, Paraná, Argentina.

Resumen: Se analiza la relación entre desempleo, pobreza, economía social y desarrollo local. Se sostiene que para superar los niveles de subsistencia, se requiere insertar las iniciativas cooperarias en un sistema de economía del trabajo articulado y avanzado dentro de una estrategia de desarrollo local capaz de plasmar un verdadero sistema de innovación social y tecnológico desplegado territorialmente. En la década del 90' desaparecieron numerosas cooperativas. Las condiciones posteriores al 2001 brindan un contexto favorable. Hay dificultades para conformar localmente un sistema de innovación, cuestión que (en general), no está en la agenda del Estado, ni de las organizaciones del sector cooperativo. No obstante experiencias exitosas, el cooperativismo no actúa como movimiento social. Las iniciativas Nación-Municipios de constitución de cooperativas de trabajo como política activa de empleo son valorables, pero salvo excepciones, no garantizan sustentabilidad y autonomía institucional ni de los actores hacia el futuro.

Palabras clave: Economía; Cooperativas de trabajo; Pequeñas empresas solidarias; Desarrollo local

Abstract: The relationship between unemployment, poverty, social economy and local development is analyzed. It is argued that to overcome subsistence levels, it is necessary to introduce cooperative initiatives in an articulated and advanced work economy system based on a local development strategy capable of embodying a true social and technological innovation system throughout the country. During the 1990s several cooperatives disbanded. After 2001, conditions have provided a favourable setting. Some difficulties are encountered in generating an innovation system at the local level; this issue is not usually included in the Government's agenda, or in the agenda of the cooperative organizations. Despite successful experiences, cooperativism does not act as a social movement. The active employment policies of national and local governments that promote the formation of worker cooperatives are valuable, but they do not guarantee sustainability and institutional or actors' autonomy in the future.

Key words: Economy; Worker cooperatives; Small solidarity companies; Local development

I. Introducción

El presente trabajo busca realizar una sistematización de casos y experiencias de pequeñas empresas de economía social, especialmente cooperativas de trabajo y otras pequeñas cooperativas ligadas a la producción o prestatarias de servicios a emprendedores, generadas por trabajadores para superar situaciones de desempleo, trabajo precario, pobreza extrema, quiebra de empresas pequeñas o medianas y, en general, dificultades para insertarse en el mercado de trabajo formal, en la micro-región Paraná de la Provincia de Entre Ríos (Argentina).
Se intenta producir conocimiento sobre estas expresiones de la economía social y sus aportes reales y potenciales a los sistemas productivos locales, para, por esta vía, contribuir a mejorar las políticas económicas y sociales activas en relación a los problemas del desempleo, la pobreza estructural, la economía social y el desarrollo local. El período en que se realizó el estudio es entre los años 2005 y 2006.

II. Marco de Referencia

La decisión de poner en marcha esta investigación nació de la confluencia de líneas de investigación de los integrantes del equipo del proyecto, que consideramos asociadas a la temática Estudios sobre la Pobreza en la ciudad de Paraná (Mingo de Bevilacqua, 2001), y actividades de investigación y sistematización con relación al Cooperativismo, las empresas de Economía Social y el Desarrollo Local (Barbosa, 2005), y la estrategia de enseñanza-aprendizaje de la cátedra de Metodología de Investigación Económica Social, caracterizada como enfoque unificado de aprendizaje- investigación- servicio (al medio social).
La pobreza y la exclusión social irrumpieron con fuerza en nuestro país especialmente durante el primer quinquenio de la década de 1990, a partir de los procesos de reestructuración y ajuste en las actividades productivas y el Estado que lo caracterizaron, si bien la crisis del empleo se empieza a manifestar explícitamente desde mediados de 1980 (Monza, 995). Estas cuestiones no son independientes de los modos de inserción de la economía nacional global dentro de lo que llamamos "el proceso de Globalización hegemónica", sus reglas de juego y marcos regulatorios impuestos, pero tampoco de las capacidades de respuesta y estrategias que se dan los Estados (responsables de las políticas económicas y sociales globales) y los sistemas productivos locales y sus actores en cada momento histórico frente a estos desafíos (Ferrer, 1999).
Los indicadores de desempleo y subempleo (acumulados) que nos aporta la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) para el aglomerado Gran Paraná también muestran una tendencia a la disminución. Entre el 2001 (año de salida de la convertibilidad monetaria) y el primer semestre del 2006, aparece en estos indicadores una disminución del 54%, pasando de 34,2% a 15,7%, como puede observarse en el Cuadro 1.


Cuadro 1. Tasa de desocupación y Subocupación en Aglomerado Gran Paraná

Sin embargo debemos señalar que estos valores de desocupación y subocupación siguen siendo muy elevados con posterioridad. Para el segundo semestre del 2005, la suma de desocupación más subocupación implica aproximadamente unas 18.000 personas(1), lo cual denota situaciones de precariedad laboral.
Si además, tenemos en cuenta que la población encuadrada en la EPH como Ocupados por Cuenta Propia es una alta proporción (se estima entre un 50% y 60%) y expresa al sistema de economía informal urbana e implica trabajo "inventado" por los sectores populares ante la escasez de trabajo (Carbonetto,1997), el Aglomerado Gran Paraná tiene en el segundo semestre del 2005 alrededor de un tercio de su población económicamente activa con problemas absolutos o relativos de empleo (Cuadro 2).


Cuadro 2. Población ocupada agrupada por categoría ocupacional.

II.1. Economía social y Economía del Trabajo
Desde una conceptualización ortodoxa se considera que la Economía Social hace referencia a: "actividades económicas de carácter privado, basadas en la asociación de personas en entidades de tipo democrático y participativo, con primacía de las aportaciones personales sobre las de capital" (Schujman, 1997: 28).
En la misma perspectiva, trabajos recientes sostienen que: "…la economía social agrupa actividades económicas ejercidas por sociedades, principalmente cooperativas, mutualidades y asociaciones cuya ética se traduce en los siguientes principios: a) finalidad de servicio a los miembros o a la colectividad en lugar de beneficio, b) autonomía de gestión, c) procesos de decisión democrática, d) primacía de las personas y del trabajo sobre el capital en el reparto de los beneficios" (Defourny, Develtere y Fonteneau; 2001: 57).
Estos conceptos no tienen en cuenta que una de las particularidades de la economía de los países periféricos es la presencia de un importante sector de economía informal, que canaliza las necesidades de subsistencia de un también importante sector de la población económicamente activa hacia diversas formas de trabajo, mayoritariamente de relativa baja productividad y bajo formas familiares, asociativas, solidarias, legales, ilegales, que son generadas por los propios trabajadores, como producto de una insuficiente demanda empresarial de empleo frente a la oferta laboral de la población (Carbonetto, 1997). Por ello, desde un punto de vista más amplio, consideramos como economía social (Economía del Trabajo) tanto a las expresiones formales de ésta (anteriormente caracterizada) como a las diversas formas de emprendimientos individuales, familiares, grupales, asociativas, pre-cooperativas, registradas, no registradas, que tienen su centralidad en el trabajo (Coraggio, 2004a).
Algunos autores perciben la aparición de nuevas formas de economía social (u Economía de solidaridad, hacia fines de la década de 1970, en países en vías de desarrollo, ligadas a la crisis de las estrategias de desarrollo centradas en las iniciativas estatales, y, por el contrario, la valorización de las iniciativas "surgidas desde la base", privilegiando los proyectos en pequeña escala, generadores de ingreso o satisfacción de necesidades. Otros autores (Fonteneau, Nyssen y Salan, 2001: 241) muestran que hay un cierto solapamiento entre economía social y economía informal y, para ello, rescatando el concepto de Economía Popular de Luis Razeto, sostienen que si bien son configuraciones distintas pueden ser crisol de prácticas de economía solidaria.
Durante la década de 1990, entre los esfuerzos para mantener las fuentes laborales afectadas por la crisis económica, se aprecia la reconversión de PYMES en cooperativas de trabajo y producción. En forma similar, se observa la conformación de cooperativas informales o pre-cooperativas, dentro de sectores sociales de mayor pobreza. Esas experiencias de reconversión productiva bajo formas cooperativas, y precooperativas en los sectores informales es lo que denominamos nuevas formas de la economía social.
Todas estas razones están recibiendo más recientemente una especial atención, en particular a partir de percibirse la crisis manifiesta del modelo de Globalización hegemónica (verificada tanto en su gran inestabilidad como en los altos niveles de exclusión que está generando en todos los países, especialmente aquellos de menor desarrollo), como por la renovada presencia de la sociedad civil y su capacidad de iniciativa para promover una globalización a "escala humana"(2).
Luis Razeto (1988 y 1990) introduce el concepto de economía popular: iniciativas, experiencias de sectores populares marginados, ya sea de la economía formal privada o de la actividad estatal, que les sirven para obtener sus ingresos y satisfacer sus necesidades. Existiría así una"Economía Popular de solidaridad" que se desarrolla desde los sectores marginados de la economía formal, basada en pequeños grupos que intentan resolver carencias y necesidades básicas y que movilizan relaciones y valores solidarios. Coraggio (2001:2) retoma estas cuestiones y propone "desarrollar cuerpos teóricos que aún siendo incompletos, puedan permitir sistematizar ideas, informaciones, orientar hipótesis de investigación, y de acción superando el ciclo corto problema-solución-acción y reabriendo la posibilidad de pensar dialécticamente y proponer, prospectiva y estratégicamente", una verdadera globalización alternativa basada en la solidaridad.
No obstante sus avances, en la actualidad la "Economía Popular" es (en buena medida) un conjunto inorgánico de actividades realizadas por trabajadores (excluidos y subordinados), que debe transformarse en un subsistema económico orgánicamente articulado (Economía del trabajo). Para ello, la Economía de Solidaridad debe estar abierta a la experimentación, sistematizando y aprendiendo de cada una de tales actividades, superar la fragmentación mediante la articulación, el aislamiento mediante la asociación, la acción reactiva y defensiva mediante una acción programática que dé respuesta a la emergencia pero creando condiciones para otra globalización (Coraggio, 2001).
En esta perspectiva, la Economía Popular de Solidaridad, la Economía del Trabajo, debe potenciarse utilizando todas las posibilidades que abre la nueva Sociedad del conocimiento y sus instituciones. En ello tienen una gran responsabilidad la Universidad y los intelectuales (Coraggio; 2004b). En este proceso, ". .elementos tecnológicos, económicos, políticos y culturales deben vincularse sinérgicamente para potenciar las iniciativas de los trabajadores orientándolas hacia la construcción de un sistema de economía como el propuesto. . "; en tal sentido, es imprescindible que ". . .el sistema científico tecnológico, las universidades e institutos terciarios y el sistema de educativo público en general se conecten con las necesidades de aprendizaje de los agentes y organizaciones de este sector de la economía (Coraggio, 2004c:160).
Como resultado de un largo proceso de luchas sociales, de institucionalización del Estado social, de reflexión sobre las prácticas sociales y organizativas de los trabajadores en sus esfuerzos por satisfacer sus necesidades, afirmar su identidad y crear respuestas organizativas que permitan reproducir la vida, se ha conformado progresivamente una economía (plural) donde conviven, bajo formas históricas e institucionales variables, tres polos: a) la economía mercantil o de mercado; b) la economía no mercantil (bienes públicos), tutelada o regenteada por el Estado, y c) la economía de la reciprocidad o solidaridad. Estamos evolucionando, entonces, hacia una economía plural con mercado, pero en la cual éste no es el único productor de riquezas y empleo (Laville, 2004:23) Estas perspectivas no separan la economía de lo social y lo político, y demandan una visión integrada y sistémica del desarrollo. De allí la importancia de analizar el proceso de construcción de la economía del trabajo o economía social y su sustentabilidad.
En Argentina, especialmente hacia fines de la década de 1990, se inicia un proceso en que las cooperativas (como parte del sector PYME) son afectadas por las condiciones macroeconómicas (convertibilidad, apertura, desregulación comercial y financiera) (Barbosa y Grippo, 2005). En el mismo tiempo histórico, nuevas cooperativas, particularmente de trabajo y producción, se constituyen en las ciudades más industrializadas, buscando mantener las fuentes de trabajo de PYMES afectadas por la crisis económica, a las cuales sus trabajadores reconvierten en cooperativas en circunstancias diversas pero generalmente conflictivas (Magnani, 2003). En otros casos, como ya fue apuntado, es observable, a nivel de los sectores más pobres de la sociedad, tanto en el campo como en las ciudades, en forma autónoma o alentada por sectores y organizaciones de la sociedad civil, la constitución de grupos asociativos, cooperativas, pre-cooperativas (cooperativas informales) que agrupan a pequeños productores o trabajadores desempleados, y que buscan mediante las mismas, integrarse a la actividad productiva, a los circuitos de producción, comercialización y satisfacción de necesidades (de vivienda por ejemplo).
A partir de 2004, los Ministerios de Desarrollo Social y de Planificación Federal y Viviendas de nuestro país dan un impulso particular a la formación de grupos asociativos y cooperativos como estrategia para la generación de puestos de trabajo mediante el Plan Manos a la Obra (del primero de dichos ministerios) y la construcción de obras de Infraestructura social y comunitaria (Centros integrados comunitarios -CIC- y viviendas en convenio con los municipios (el segundo de esos ministerios). Según documentos oficiales, ello se concreta hasta mediados del 2006 en la creación de 911 cooperativas de trabajo que dan trabajo a 13.665 personas; además, el Programa Manos a la Obra ha financiado más de 15.000 unidades productivas con una inversión de 171 millones de pesos(3).

II.2. Las Relaciones entre Economía Social y Desarrollo Local
En la actualidad, varias cuestiones confluyen para otorgar una nueva entidad y especificidad al estudio de lo territorial o local: la emergencia de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, los nuevos patrones de organización industrial, las nuevas condiciones políticas de la globalización han otorgado una gran capacidad de movimiento al capital transnacional y sus empresas que planifican mundialmente. Esto ha puesto en marcha procesos de reconversión y adaptación de las economías nacionales, sus regiones y ciudades, con un alto costo social en términos de desarticulación de los sistemas productivos locales y nacionales, empleo y calidad del ambiente.
Estas experiencias otorgan un valor esencial a las capacidades de innovar; pero la innovación tiene una característica clave: funciona en redes; tales redes requieren un alto nivel de articulación económica y social, particularmente en lo territorial. La importancia creciente del entorno territorial se explica, entonces, porque el accionar de las empresas en los mercados ya no es una cuestión individual; la relación de la empresa y su entorno es hoy más compleja y rica; ello se expresa en la actualidad en un concepto de la competitividad distinto al sustentado por el pensamiento neoclásico. Al respecto, Porter (1994) señala que las empresas que se destacan en la competencia mundial adquirieron capacidad competitiva y se expandieron primero en su región, es decir, en su base nacional. Hay una revalorización de las capacidades locales de iniciativa, del rol de la sociedad civil local y del reconocimiento de que la competitividad no se agota en la microeconomía de las firmas, sino que, por el contrario, la competitividad de las MIPYMES y el desarrollo local demanda un sistema de innovación desplegado territorialmente en lo local y sectorial (Alburquerque, 2004). La existencia de instituciones, actores, redes, entendidos como espacios de articulación entre los mismos y una nueva gobernabilidad capaz de procesar las nuevas relaciones entre Estado, Mercado y Sociedad resultan clave para multiplicar las posibilidades de crecimiento y empleo de la economía territorial (Boscherini y Poma, 2000).
En tal sentido, entendemos por sistema de innovación a: "…el conjunto de diferentes instituciones y actores sociales que, tanto por su acción individual como por las interrelaciones que se producen en ellas, contribuyen al desarrollo y difusión de las nuevas prácticas productivas". Este concepto concibe a las innovaciones como un proceso social e interactivo en el marco de un entorno social específico y sistémico (SECYT, 1997). En este proceso social e interactivo y en el marco de un entorno social y territorial específico, interesa no sólo la capacidad para mejorar, innovar, "apreender" (incorporar creativamente) nuevas prácticas productivas; también la capacidad de incorporar y desarrollar innovaciones en el plano social y cultural.
A partir de Arocena (1995), Alburquerque (1998) y Coriat (1998), proponemos entender por Desarrollo Local a: un proceso eminentemente social, en el cual una economía y sociedad local, transforma un conjunto de iniciativas individuales en voluntad colectiva de cambio, refuerza su identidad y construye y reconstruye cooperativa y creativamente, el sistema de innovación y aprendizaje social y tecnológico de su territorio, para participar activamente en la economía y sociedad nacional y global, sin desmedro de las posibilidades de trabajo, empleo, ingreso, producción y calidad de vida de la población local.
Los conceptos presentados anteriormente reafirman nuestra convicción sobre la necesidad y posibilidad de vincular el desarrollo de las formas de Economía social o Economía Popular de Solidaridad y la cuestión del desarrollo local.
En la actualidad, según cierto sentido común, existe la convicción de que gran parte de las cooperativas de trabajos que fueron creadas en la década del 90' (y ello sería extensible a las que se crean más recientemente al calor oficial, son "empresas de subsistencia"). Un medio de prensa nacional se expresaba de esta forma respecto a las mismas: ". .Para la mayoría de los expertos las empresas reconvertidas son un esquema de subsistencia que casi siempre debe ser apoyado desde el Estado; la alternativa es desempleo o apoyo al crecimiento de estas nuevas PYMES de subsistencia, que son empresas viables pero con bajo nivel de rendimiento…"(4).
¿Cómo construimos, entonces, empresas de economía social, con capacidad de enfrentar los desafíos del mercado y crecer en una economía globalizada? Para ello planteamos analizar el sector de la economía social en la micro-región de Paraná y zona de influencia (tomada como un "caso ampliado"). Sostenemos como hipótesis de trabajo que la superación de los niveles de subsistencia de las cooperativas de trabajo requiere insertar las iniciativas colectivas y cooperarias en un sistema de economía del trabajo orgánicamente articulado y avanzado, capaz de asegurar la sustentabilidad y continuidad de dichos emprendimientos; para ello es imprescindible disponer de un verdadero sistema de apoyo a la innovación social, laboral y tecnológica de las empresas cooperativas y solidarias. Sólo ello puede garantizar la mejora progresiva de las condiciones de vida e ingresos de la población afectada por la desocupación o el trabajo precario e indecente (OIT).

III. Metodología de trabajo

En primer lugar, se estudiaron un conjunto de emprendimientos cooperativos, de pequeña o mediana magnitud (mayoritariamente cooperativas de trabajo), a modo de "estudio de casos", mediante entrevistas con los directivos e integrantes de las cooperativas. En segundo lugar, se desarrolló una labor de campo participativa con un conjunto de siete cooperativas de trabajo creadas en los últimos años en la ciudad de Paraná, y que expresan el despliegue local de la política de desarrollo de cooperativas del Gobierno Nacional a partir del 2002 - 2003, en coordinación con los Municipios (en este caso el de la ciudad de Paraná). Se desarrollaron, con los integrantes de las mismas, actividades de capacitación e interacción que funcionaban a modo de "grupos de discusión" y permitían un proceso de reflexión muy activo sobre sus fortalezas y debilidades. En tercer lugar, se procesó un conjunto de información secundaria tanto estadística como bibliográfica sobre el sector cooperativo, la evolución del empleo en la micro-región y las correspondientes políticas públicas vigentes en materia de cooperativas.

IV. Resultados

Los materiales obtenidos de las entrevistas referidas a las cooperativas tomadas como casos lo hemos sintetizado en el Cuadro 3 y el Cuadro 4, donde se muestran los rasgos principales -a modo de categorías- de los emprendimientos estudiados. De acuerdo al análisis realizado, podemos encontrar algunas relaciones institucionales que describiremos a continuación.

Cuadro 3: Comparativo de cooperativas y experiencias solidarias de generación de empleo

Cuadro 4: Comparativo de cooperativas y experiencias solidarias de generación de empleo

IV. 1. Cooperación entre cooperativas
La cooperación entre cooperativas (uno de los principios del cooperativismo) es casi inexistente en el conjunto de casos estudiados. En el caso de Cooperativa SIME, la colaboración no provino de cooperativas del ámbito local, sino del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) y de profesionales independientes de Paraná, y estuvo acotada a colaborar en el inicio de la cooperativa. En el caso de la cooperativa UBAJAY hubo un apoyo de la cooperativa de Agua Potable de esa localidad, de institutos educativos locales y del ámbito científico (CERIDE/CONICET). Cabe destacar también la capacitación en gestión cooperativa que prestó la cooperativa de Vivienda VICOER a la cooperativa de Cerámica, que posibilitó a la primera mencionada el vincularse posteriormente con algunas cooperativas importantes, para ampliar la comercialización de sus productos. Sin embargo, no se observan lazos orgánicos entre cooperativas entre sí, con carácter de hecho estructural, y gran parte de los entrevistados no conocían que ello fuera todo un principio de acción del cooperativismo. Esa es también una muestra de la ausencia de políticas educativas en materia de cooperación.

IV.2. Relaciones Cooperativas - Estado
El organismo del gobierno central nacional responsable de diseñar y ejecutar las políticas de apoyo al cooperativismo y la economía social es el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES). Localmente, se detecta que no hay acciones concretas del mismo en el territorio bajo estudio. Tampoco hay acuerdos de trabajo conjunto del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, el INAES y las Universidades de la región.
El Estado Provincial centra su intervención en las funciones de control contable y legal de las cooperativas y, en menor medida, en las labores educativas y de promoción. En determinadas circunstancias políticas, el Estado Provincial ha dado un aporte crediticio significativo(5), pero como hecho excepcional, ya que no es su norma de actuación. El organismo de Promoción Cooperativa provincial administra un fondo para proyectos de formación- educación, establecido por ley nacional en base a aportes de las cooperativas, que se distribuye y asigna con el asesoramiento de entidades cooperativas de segundo nivel, integradas en un consejo asesor. Acceder a esos recursos exige formular un proyecto educativo debidamente planificado y fundamentado, que depende en buena medida de la capacidad técnica adquirida por las cooperativas de primer grado o sus organizaciones de segundo grado. La pequeña cooperativa, con pocos recursos técnicos y baja participación en las entidades cooperativas, tiene entonces dificultades para acceder al mismo, y en muchos casos desconoce totalmente la existencia de este fondo. Ello actúa en contra de los procesos de construcción de la identidad cooperativa de las nuevas instituciones que se crean. En el caso de las nuevas cooperativas de trabajo, se observa una gran debilidad en aspectos organizativos, desconocimiento de elementales ideas respecto del cooperativismo y falta de aprovechamiento de las oportunidades para integrar políticas sociales.
El Programa Nacional de Promoción del Empleo y la Economía Social Manos a la Obra, si bien tiene una motivación y fundamentación que estimamos correcta, en la práctica muestra una capacidad de respuesta tardía y parece orientarse más hacia la inversión en herramientas y equipos, más que a la creación de capital social cooperativo y asociativo. Con ello, la construcción de una economía social verdaderamente dinámica queda, por lo menos, desdibujada. Por otro lado, en todos los niveles del Estado persiste una concepción de la promoción y la asistencia técnica más de producto que de proceso. El Estado subnacional y local muestra, asimismo, una baja capacidad para gestionar estos procesos dando la importancia apropiada a las diversas dimensiones de esta economía social en formación.

IV.3. Relaciones Cooperativa - Universidad
La presencia de la Universidad y de los organismos científicos en el sector de la economía social, al menos en nuestro medio, es todavía esporádica y puntual. En la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), esta cuestión tiene un desarrollo incipiente(6). En los casos bajo estudio, sólo tres de las 10 experiencias analizadas demuestran alguna presencia de la Universidad y de las instituciones científicas. En esto hay problemas de demanda y oferta de saberes y conocimientos que habría que profundizar. La Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) tiene una licenciatura en Cooperativismo y Mutualismo que está en proceso de consolidación y proyección, que se ha trasladado desde la ciudad de Paraná a la localidad de Crespo.

IV.4. Las cooperativas y los profesionales
De los diez casos estudiados, cinco destacaron por mostrar una excelente relación de trabajo con los cuadros profesionales, especialmente en los aspectos técnicos. De esos casos, en tres experiencias aparece una labor ad honorem de ciertos profesionales.
Sin embargo, la distancia cultural y educativa existente entre trabajadores y los niveles técnicos- profesionales es una brecha que cuesta superar. Esta brecha no se observa sólo entre el trabajador de planta y los profesionales sino también entre trabajador de planta y trabajadores administrativos; los saberes en materia comercial, servicios bancarios y contables llevan a formas de concentración de poder que terminan reproduciendo las formas jerárquicas propias de la historia empresaria originaria. En tres casos encontramos situaciones conflictivas, ya sea con la experiencia de Gerentes "profesionales" o de profesionales que trivializan absolutamente los aspectos democráticos de la gestión cooperativa, fundados en la lógica de la eficacia. Esos casos son los que, al mismo tiempo, están transitando situaciones de crisis empresaria o directamente han desaparecido.

IV.5. Experiencias de formación y capacitación
Siete de diez casos analizados muestran que no tuvieron o no tienen dentro de la empresa labores formativas para distinguir el rol del socio de la cooperativa del trabajador cooperario colectivo. También siete de diez casos se destacan por haber realizado experiencias de capacitación en lo técnico. La intervención del Estado en la realización de actividades de formación cooperativa sólo se cumple al principio de la constitución y desde una concepción de producto y no de proceso, buscando la autonomía de los miembros.

IV.6. Experiencias Innovativas Tecnológicas y sociales. Modos de gestión
Siete de los casos estudiados muestran -con distintos grados y modalidades- formas de gestión relativamente abiertas y horizontales, es decir, democráticas. Sin embargo, no hay experiencias de utilización de tecnologías de gestión específicas del modo cooperativo (Balance social, Planeamiento participativo, instrumentos de comunicación e información institucionalizados), aspectos que resultan cuasi desconocidos.
Los modos de gestión más horizontales y compartidos parecen estar facilitados cuando la cooperativa está integrada por pocos socios, cuando se ha logrado una fuerte confianza mutua, producto tanto de años de trabajo en común como de la importancia que tuvo la solidaridad en la etapa de crisis laboral que vivieron antes de la formación del nuevo emprendimiento. La cooperativa más importante por su capacidad de creación de empleo ha consolidado con el tiempo formas de gestión totalmente jerárquicas. No hay experiencias de mejoras tecnológicas endógenas (basadas en capacidades propias); sí de incorporación de tecnología informática y de comunicaciones y de nuevos equipos y maquinaria. Todos estos procesos se han cumplido en un contexto en que, a nivel cooperativo, predomina el accionar individual. Salvo tres de los casos, la experiencia de las cooperativas y otras empresas solidarias analizadas se da sin relacionarse con otras empresas similares.

IV.7. Participación en la comunidad y en entidades civiles o del cooperativismo
La participación social en el medio o en entidades de la sociedad civil o del cooperativismo es muy reducida. Siete de los casos estudiados muestran una presencia casi inexistente en relación a ello. Se infiere que hay un trabajo solitario.

IV.8. Proyectos desarrollados por el Plan Nacional Manos a la Obra
Hemos mencionado algunos de los planes que forman parte de la agenda, y aquí nos detenemos en la presentación de uno de estos planes impulsado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Según la Oficina territorial del Ministerio de Desarrollo Social en Paraná (Entre Ríos), durante 2004, el Plan Manos a la Obra financió en toda la provincia 120 proyectos por un total de $ 1.430.000, con 448 beneficiarios y $ 3.200 por puesto de trabajo. Durante 2005, se financiaron 175 proyectos por $ 1.520.000, con 430 beneficiarios y $ 3.550 por puesto de trabajo. En 2004, el 56 por ciento de los beneficiarios eran personas integradas a proyectos asociativos, en tanto que en 2005 lo eran el 22 por ciento. Siempre de acuerdo con información de la fuente citada, en la ciudad de Paraná, durante el 2005 se pusieron en funcionamiento 60 emprendimientos productivos apoyados por el Plan Manos a la Obra. La Municipalidad creo una repartición especial y colaboró en la gestación de 40 proyectos productivos (individuales y familiares); el resto fueron promovidos por ONGs locales y entidades empresarias. Los proyectos promovidos desde el Municipio fueron familiares(7); de acuerdo al análisis de proyectos realizados en otras jurisdicciones, se estima que, en promedio, cada micro empresa da trabajo a tres personas.
En el sector rural, en el marco de un convenio INTA - Gobierno de Entre Ríos (Secretaría de la Producción), se conformaron 80 grupos asociativos que involucraron a 785 productores de toda la Provincia y a 12 actividades productivas tradicionales y no tradicionales. Es importante resaltar que esa labor se hizo con 67 promotores coordinadores de grupo, que llevaban a cabo una labor de apoyo y seguimiento permanente de los grupos, en la que fue importante la experiencia del INTA en materia de extensión rural, su capacidad de gestión institucional, su presencia en todo el territorio y una larga experiencia en materia de transferencia de tecnología, a la cual se la concibe como proceso y no como producto. A ello se suman los equipos provinciales que están consustanciados con esta dinámica. El INTA cuenta con un sistema de planificación estratégica institucional participativo y un despliegue territorial, a través de sus Centros Regionales, donde las organizaciones del sector rural tienen un espacio importante de decisión(8).

IV.9. Cooperativismo de Trabajo en Entre Ríos
De acuerdo a los registros del INAES, hasta el 2005 figuraban en funcionamiento en la ciudad de Paraná, 74 cooperativas de trabajo. El reempadronamiento y actualización de registros realizado durante el 2005-2006 detectó que estaban efectivamente en funcionamiento siete(9), es decir que sólo continuaban poco menos del diez por ciento de las cooperativas de trabajo. De igual formal, los padrones del INAES tenían registradas, para la ciudad, a fines del 2005, 175 cooperativas, y el reempadronamiento mencionado detectó en funcionamiento un total de 30 cooperativas de todo tipo.
Para el Departamento Paraná (incluida la ciudad capital), se estableció que, sobre 217 cooperativas, estaban en efectivo funcionamiento 48, lo que representa poco más del 20 por ciento. De ello se deduce que, de cada diez cooperativas que se inscribieron en el INAES (hasta el 2005), continuaban (aproximadamente) entre dos y tres. Dicho de otra forma, por los menos 7 de cada 10 cooperativas creadas desaparecieron con posterioridad.
En otra publicación hemos destacado la desaparición de numerosas cooperativas en los sectores apícola y lácteo (Barbosa y Grippo, 2005); también han desaparecido cooperativas de pescadores, que se crearon en varias ciudades sobre la costa del Río Paraná (sólo queda una en Victoria, Entre Ríos). El gobierno ha destinado muchos recursos en diversas administraciones, para apoyar estas iniciativas con resultados finales muy costosos económica y socialmente. El trabajo de reempadronamiento en otras localidades de la costa del Río Paraná, en Entre Ríos, detecta que, en promedio, sólo quedaban en funcionamiento efectivo entre un 25 y 35 por ciento de las cooperativas que figuraban en los registros formales de años anteriores(10).

IV. 10. Nuevas cooperativas de trabajo en Paraná a partir del 2004- 2005
A partir del 2004, los Ministerios de Desarrollo Social y de Planificación Federal promueven la creación de empleos mediante la formación de cooperativas de trabajo: trabajadores desocupados que son beneficiarios de Planes denominados Jefas y Jefes de Hogar, crean su propio emprendimiento, generalmente en el marco de un proyecto alentado por los estados locales o una ONG. En otros casos, estas cooperativas son propiciadas por el Ministerio de Planificación Federal por vía de convenios Nación-Municipios, asumiendo la cooperativa la construcción de obras de infraestructura social municipal (Centros Integrados Comunitarios) y viviendas. También los trabajadores agrupados en las cooperativas reciben subsidios del Plan Jefas y Jefes de Hogar y una remuneración complementaria.
En Entre Ríos se pusieron en funcionamiento 135 nuevas cooperativas de trabajo. En la ciudad Paraná, espacio de nuestro estudio, están en funcionamiento 5 de estas nuevas cooperativas de trabajo. En realidad, los Municipios se interesan en estas cuestiones por el componente de obras públicas y la posibilidad de generación de empleos para la ciudad; plasmar ello mediante cooperativas de trabajo es una propuesta que viene del Gobierno Nacional. La creación de cooperativas de trabajo es un medio, no una política explícita, ya que, fundamentalmente, se intenta resolver o atenuar las condiciones de desempleo o subempleo de trabajadores que arrastran una historia de trabajo precario muy fuerte y viven en los barrios más humildes de la ciudad. Las cooperativas creadas no son una decisión autónoma de los trabajadores sino una decisión del Estado Nacional y Municipal.
Esta cuestión no mereció un tratamiento en las conclusiones del XV Encuentro de Cooperativas de Entre Ríos realizado en julio del 2005 en Paraná, Entre Ríos(11). Sí ha sido analizada en los medios de prensa, por una reconocida especialista en aspectos legales del cooperativismo. Con relación a los aspectos operativos, cada cooperativa tiene un responsable o "tutor" que generalmente es un técnico o profesional de la construcción.
En la actualidad, estas obras públicas están en muchos casos en su fase final; las cooperativas podrían tener continuidad en otras pequeñas obras urbanas municipales. De acuerdo a información brindada por autoridades locales del MDS, los servicios de apoyo y capacitación para las cooperativas encuadradas en la Resolución Nº 2038 para la Formación Laboral y Construcción de la Identidad Cooperativa quedan a cargo de los equipos del INAES a nivel central. Sin embargo, en Entre Ríos, aparentemente, el INAES no se hizo presente ya que el Instituto Provincial de Cooperativas no conoce de la realización de actividades formativas en el medio local. Consultas realizadas a informantes calificados nos permitieron conocer que el Instituto de Cooperativas de la Provincia de Entre Ríos incorporó, a partir de 2005, dos profesionales de las Ciencias Sociales provenientes de otras reparticiones provinciales para responder a ciertas demandas recibidas en esta materia. Hasta ese momento, el organismo provincial de cooperativas solo intervenía en los aspectos constitutivos de las mismas y en su control legal formal; ello es, claramente, la tónica dominante. Estos profesionales de las Ciencias Sociales (Educación y Trabajo Social) desarrollaron una cierta labor de apoyo a las nuevas cooperativas encuadradas en la mencionada resolución. Su tarea consistió en la realización, en cada ciudad donde se crearon estas cooperativas, de un Taller en el que se trataba de abordar didácticamente los aspectos que fortalecen a una cooperativa como grupo humano en formación; en ese encuentro, se procuraba que los trabajadores descubrieran sus posibilidades, potencialidades, derechos y obligaciones. De acuerdo con la experiencia lograda por esos profesionales en diversos talleres realizados en las ciudades más importantes de la provincia, fue dable observar que las personas llegaron a esas cooperativas con grandes dificultades para el trabajo en grupos organizados, pero también se sumaron los municipios con sus equipos técnicos. Ello determinó que en varios municipios se suscitaran conflictos con los integrantes de la cooperativa. Esos conflictos se expresaron en denuncias frente al Organismo Provincial de Cooperativas, paros de actividades, arduas negociaciones. Los talleres realizados por el personal del Instituto de cooperativas de la Provincia servían, entonces (según la expresión de los mencionados profesionales) para acercar posiciones, informar, reflexionar. Sin embargo, dada la naturaleza de los problemas, la cantidad de nuevas cooperativas creadas y su despliegue territorial, fue evidente la dificultad para cumplir acabadamente esos esfuerzos formativos.
Podríamos sostener que en estas nuevas y particulares cooperativas de trabajo se plantean, por lo menos, dos conflictos. Uno, entre las prácticas de organización del trabajo jerárquicas (tayloristas) en que se han educado los profesionales y técnicos de la construcción, y los modos de funcionamiento específicos (más horizontales) que tiene una empresa cooperativa; otro, entre los modos de gestión estatal y sus exigencias legales y contractuales, su rigidez administrativa, y una organización (la cooperativa) donde el grupo humano esta en formación, hay poca historia de trabajo en común, una cultura cooperaria en génesis y, posiblemente también, cercana a distintos movimientos sociales y políticos desplegados en el territorio. Las cooperativas aparecen atravesadas por esas cuestiones.
No obstante, queda claro que muchos de los trabajadores, luego de esta experiencia, ya no son los mismos. Hay una cierta socialización y aprendizaje en la cultura del trabajo organizado. Queda en duda la sustentabilidad y autonomía de la cooperativa como emprendimiento económico y como proyecto social específico (la cooperativa y su identidad) y, por ende, la autonomía de sus integrantes.

V. Conclusiones

Los casos, procesos descriptos y datos analizados, muestran las restricciones que hoy tienen las cooperativas de trabajo y empresas solidarias (es decir, de la economía social) para llegar a desenvolverse como una totalidad que tiene una lógica distinta de las empresas capitalistas mercantiles.
Sin un proceso educativo y de aprendizaje sobre la lógica de la cooperación y la gestión democrática, se tiende a reproducir en las cooperativas las relaciones sociales para las cuales prepararon a los trabajadores durante décadas. Cambios en esas relaciones sociales sólo pueden producirse en un lapso más largo.
Las instituciones universitarias radicadas en la región (especialmente nuestra UNER) tienen una presencia y preocupación incipientes en materia de economía social. Una universidad privada confesional, en la ciudad de Santa Fe, y la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) tienen propuestas formativas en materia cooperativa; sin embargo, por alguna razón no hay una gran presencia de sus graduados en las cooperativas. Los contenidos curriculares de la Facultad de Ciencias Económicas de UNER (en la que desarrollamos nuestras actividades) no tratan con la debida profundidad (salvo aspectos contables o jurídicos) los aspectos económicos y sociológicos de esta problemática. El profesional (no sólo de Ciencias Económicas) en buena medida desconoce la experiencia cooperativa, mutualista, salvo en sus aspectos técnicos más generales, y tiende a trivializar los aspectos de gestión democrática específicos de las cooperativas.
En la década de 1990 desaparecieron numerosas cooperativas. Las condiciones posteriores al 2001 brindan un contexto favorable en los aspectos macroeconómicos para fortalecer las cooperativas existentes y alentarlas como estrategia de generación de empleos y mejora social. Los esfuerzos que hoy se hacen para promover la generación de empleo mediante el desarrollo de nuevas cooperativas de trabajo son muy rescatables; sin embargo, es más una política de promoción del empleo"mediante" cooperativas de trabajo, que una política de desarrollo del cooperativismo y la economía social. En ausencia de un sistema de apoyo y acompañamiento a estas nuevas cooperativas, está en duda su sustentabilidad y continuidad en el tiempo y su autonomía, dado que un cambio en las políticas de obras públicas nacionales y municipales podría hacer caer económica y socialmente a gran parte de las mismas.
Por otro lado, sus resultados concretos en términos de generación de nuevos empleos son demasiado limitados como para gravitar en una efectiva resolución de los problemas del desempleo, el subempleo y la informalidad. A la fecha de nuestros estudios, el Gran Paraná tiene un tercio de su población económicamente activa en condiciones de desempleo, subempleo y actividades económicas de baja productividad. Es necesario introducir correcciones y profundizar y mejorar estas políticas para no quedar en la mera legitimación simbólica del Estado o de un Gobierno. Las nuevas cooperativas que se crean necesitan un acompañamiento en lo educativo, laboral y tecnológico, cuestión aceptada en todo el mundo como imprescindible para las MIPYMES y las cooperativas. Sin embargo, ello no es brindado orgánicamente ni por el Estado ni por el Movimiento Cooperativo. Tampoco hay una presencia activa y orgánica de la Universidad, aunque sí algunas iniciativas esporádicas.
Ello nos lleva a pensar que una parte importante de proyectos cooperativos, asociativos y familiares, que hoy son apoyados por el Estado y diversas ONGs, tendrán dificultades para superar las condiciones de mera subsistencia y llegado el caso, como en la década de 1990, desaparecerán.
La necesidad de contar con un sistema de innovación local integrado (en lo educativo, laboral y tecnológico) para las cooperativas nuevas o ya existentes no está actualmente en la agenda del Estado, ni provincial ni local, ni de las organizaciones de segundo grado del sector cooperativo ni de la Universidad en general; al menos, ante la relevancia y magnitud que tienen el desempleo, el subempleo y la pobreza, en nuestras sociedades locales. A nivel del Estado, más allá de lo que se dice, las acciones concretas muestran que hay inversiones en infraestructura social, herramientas y equipos pero muy poca labor dirigida hacia la creación de capital social cooperativo y asociativo.
Si bien el Estado Provincial y local tienen limitaciones en su capacidad de gestionar el crecimiento del sector de economía social, en muchos casos disponen de recursos humanos que, en el marco de un proyecto estratégico de desarrollo local y de la economía social, pueden ser valorizados y realizar aportes realmente significativos; es decir, no es un problema de recursos humanos sino de objetivos y políticas.
En lo que hace al sector cooperativo propiamente dicho, existen experiencias, esfuerzos individuales, sectoriales y locales exitosos, pero creemos que falta una visión global sobre el aporte de la economía social a la solución de los problemas de la pobreza; se suma a ello una concepción dominante muy tradicional de la economía social.
En el Estado (nacional, provincial y local), falta superar la administración puramente normativa y burocrática (tradicional), por los modos de gestión fundados en la definición de estrategias compartidas de desarrollo y la participación de la sociedad organizada (conviene ver, al respecto, la positiva experiencia del INTA).
Las políticas de empleo y en el campo de la economía social, para ganar en efectividad, necesitan una fuerte (e independiente) presencia de la sociedad civil y las organizaciones del cooperativismo y mutualismo, cumpliendo un rol de auditoria ciudadana. El cooperativismo es, en nuestros territorios, una importante fuerza económica y social, con experiencias exitosas en ciertas localidades, empresas y sectores; sin embargo no alcanza a perfilarse todavía, como un movimiento social capaz de incidir proactivamente en la agenda de las políticas públicas que gravitan no sólo sobre el cooperativismo y el mutualismo sino sobre la sociedad que estamos construyendo. Salvo excepciones, advertimos poca solidaridad de las consolidadas cooperativas con las pequeños y modestos proyectos cooperativos, asociativos y pre-cooperativos. Tampoco se observa un debate con relación a las políticas estatales de economía social (por ejemplo: en los dos últimos años se crearon en Entre Ríos más de 130 cooperativas de trabajo encuadradas en la resolución 2038 de INAES; sin embargo esto es un proceso en el cual las organizaciones de segundo grado del cooperativismo regional no participan y que tampoco han analizado públicamente. Ello es consecuencia -a nuestro juicio - de otro debate ausente, sobre el rol de la nueva economía social en la resolución de los problemas de la pobreza, en una época en que esta cuestión nos interpela urgentemente.

Notas

1) De acuerdo a estimaciones de la EPH, hacia fines del 2005 la población total del Aglomerado superaba las 260.000 personas y la población económicamente activa las 101.000 personas.
2) Por ejemplo. el II Encuentro Internacional sobre Globalización de la Solidaridad, Quebec Octubre de 2001, El Encuentro Internacional de Lima de 1998, sobre Economía Solidaria y Cooperación Norte - Sur, la Reunión Mundial Rio Cooperativo 2000, promovida por la ACI, el Foro Social Mundial de Porto Alegre de Enero del 2002 que desarrolló un ciclo especial de conferencias y debates sobre " La economía Solidaria: Un modelo renovado de desarrollo".
3) "Rendimos cuentas" 2005 -2006, Ministerio de Desarrollo Social (www.desarrollosocial.gov.ar, www.obraspúblicas.gov.ar)
4) Modelo de crisis. las empresas que nacen sin empresarios. Clarín Económico, 14 de octubre de 2001
5) A la cooperativa VICOER.
6) A través del grupo de investigación generado en la Facultad de Ciencias Económicas responsable del presente trabajo.
7) Gacetilla de Difusión de Dirección de Manos a la Obra, Municipio de Parana, 2006; ver también El Diario, Parana, 29 de julio del 2006.
8) Ver www.inta.gov.ar y El Diario, Suplemento Rural, Paraná, Entre Ríos, 3 de junio del 2006. también www.eldiario.com.ar
9) Información suministrada por responsables regionales del trabajo de campo de reempadronamiento. Convenio INAES - Universidad Nacional de tres de Febrero.
10) Información suministrada por responsables locales del relevamiento.
11) Ver www.lar.coop.ar. Conclusiones del XV Encuentro Provincial de Cooperativas (02-
07-05).

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