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Ciencia, docencia y tecnología

versión On-line ISSN 1851-1716

Cienc. docencia tecnol.  no.47 Concepción del Uruguay dic. 2013

 

HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES: COMUNICACIONES

El capital social. Alcances teóricos y su aplicación empírica en el análisis de políticas públicas

 

Freyre, María Laura

Autora: Docente de grado de Sociología en el departamento de Antropología e investigadora, Facultad de Filosofía y Humanidades, UNC (Córdoba, Argentina). Contacto: laufreyre@gmail.com

Artículo derivado de un proyecto de investigación en curso, desarrollado como Becaria doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas -CONICET- en el Centro de Investigaciones"María Saleme de Burnichón"(CIFFYH), Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba -UNC-. (Córdoba, Argentina);
recibido en marzo 2012;
versión corregida ingresada en marzo 2013;
admitido en setiembre 2013.


Resumen

En el artículo presentamos un análisis crítico del concepto de capital social y sus diferentes significados desde la psicología social, la ciencia política, la sociología y la antropología, y su utilidad como categoría analítica para abordar la investigación empírica desde la perspectiva de las Estrategias de Reproducción Social en contextos de pobreza. Para ello, desarrollamos la relación entre la noción de capital social y el concepto de redes sociales, y fundamentamos la opción epistemológica y metodológica de abordar dichos conceptos desde la propuesta de la sociología de Bourdieu. Luego retomamos los aportes de estas categorías para pensar el diseño de la política social que tiene por objeto la disminución de la pobreza, considerando las virtudes de la perspectiva relacional.

Palabras clave: Sociología; Capital social; Políticas sociales.

Social capital. Theoretical reach and its empirical application to the analysis of public policies

Abstract

In this article we present a critical analysis of the concept of social capital and its different meanings from social psychology, political science, sociology and anthropology, and its usefulness as an analytical category to approach empirical investigation from the perspective of Social reproduction strategies in poverty contexts. For this purpose we have developed the relationship between the notion of social capital and the concept of social networks, and we have justified the epistemological and methodological option for the definition given for those concepts in Pierre Bourdieu´s sociological theory. Then we considered the importance of the mentioned categories in order to think the design of social policy aimed at diminishing poverty. Therefore we considered the virtues of the relational perspective to comprehend the heterogeneity in the material and symbolic dimensions.

Keywords: Sociology; Social capital; Social policies.

O capital social. Alcance teórico e sua aplicação empírica na análise de políticas públicas

Resumo

No artigo apresentamos uma análise crítica do conceito de capital social e seus diferentes significados a partir da psicologia social, a ciência política, a sociologia e a antropologia, e sua utilidade como categoria analítica para abordar a investigação empírica na perspetiva das Estratégias de Reprodução Social em contextos de pobreza. Por isso, desenvolvemos a relação entre a noção de capital social e o conceito de redes sociais, e fundamentamos a opção epistemológica e metodológica de abordar tais conceitos desde a proposta da sociologia de Bourdieu. Em seguida voltamos para as contribuições dessas categorias para pensar sobre a concepção da política social que visa a redução da pobreza, considerando as virtudes da perspectiva relacional.

Palavras chave: Sociologia; Capital social; Políticas sociais.


 

I. Introducción

Puede observarse en las ciencias sociales una amplia y también ambigua utilización del término capital social, pero, como bien señala Kaztman (1999), a pesar de la gran aceptación del mismo por parte de la literatura especializada, no existe todavía consenso respecto de su alcance conceptual.
Bajo el supuesto de que esta situación de estiramiento conceptual implica la pérdida de capacidad explicativa y de especificidad de dicho concepto, consideramos pertinente realizar, en este artículo, un análisis de sus diferentes significados y definiciones, desde la psicología social, la ciencia política, la sociología y la antropología, en relación con su utilidad como categoría analítica para abordar la investigación empírica desde la perspectiva de las estrategias de reproducción social de familias pobres. Desarrollamos luego la relación entre la noción de capital social y el concepto de redes sociales y su aplicación analítica en contextos de pobreza, a partir del análisis de su operacionalización en un caso concreto de una investigación doctoral. A partir de los primeros resultados de una investigación en curso que releva los diversos recursos de familias pobres (volumen y estructura de capitales) planteamos la potencialidad de los aportes del capital social y redes sociales como herramientas para la investigación empírica sobre familias en situaciones de pobreza, y su posible contribución en el diseño de las formas de intervención de las políticas sociales que tienen como objeto superar esas condiciones.

II. El concepto de capital social: aportes y críticas

Al analizar la bibliografía existente sobre el tema, observamos que existen diferentes concepciones acerca del capital social que se corresponden con paradigmas teórico-metodológicos y epistemológicos diferentes, y distintas concepciones de la acción social. Por un lado, desde la psicología social, encontramos las primeras definiciones que entienden al capital social como un recurso de los sujetos: la simpatía de una persona o un grupo hacia otra persona o grupo que puede producir un beneficio potencial, una ventaja y un tratamiento preferencial para otra persona o grupo de personas, más allá del esperado en una relación de intercambio (Robinson, 2003).
Desde la ciencia política, James Coleman y Robert Putnam suelen ser los autores clásicos y más reconocidos por su tratamiento del concepto. Coleman se ubica en el paradigma que analiza el capital social desde la estructura de las relaciones sociales. En una posición teórica más cercana al estructural funcionalismo parsoniano, plantea que el capital social es un recurso presente en las relaciones sociales, que le permite a los sujetos alcanzar sus objetivos o intereses, puesto que a partir de la reciprocidad de los vínculos, los favores o dones se traducen en diferentes formas de retribución según los diferentes grados de confianza o cercanía de los vínculos sociales.
Por otra parte, según la visión clásica de Coleman, el capital social no es un recurso individual que pueda poseerse, acumularse o intercambiarse. Este autor se ubica en las perspectivas teóricas interaccionistas, integracionistas e individualistas sobre la acción social enmarcadas en el individualismo metodológico y la teoría de la elección racional, que sostienen que

"... la acción social está fundada en interacciones; en segundo lugar, esas interacciones entre los actores generan su interdependencia, y, en consecuencia, la interacción genera una suerte de estructura para los participantes en ella. En ese sentido, configura un medio donde se desarrolla la acción que va más allá de la noción del actor aislado"(Gutiérrez, 2008:36).

En palabras del propio Coleman (1990:305): "la función identificada por el concepto de capital social es el valor de esos aspectos de la estructura social que los actores pueden usar como recursos para la realización de sus intereses". Así, teniendo en cuenta lo anterior, y tal como señala Gutiérrez (2008), para Coleman, desde el individualismo metodológico y la teoría de la elección racional, los fenómenos sociales se explican por la suma de las acciones individuales y el actor interactúa con sus semejantes a partir de un cálculo racional en términos de costos-beneficios, para obtener el fin deseado.
Desde la perspectiva de análisis a nivel macro de la ciencia política norteamericana que popularizó el concepto, para Putnam (1993:167, cit. en Forni et al., 2004:4), el capital social se define como

"... aspectos de la organización social tales como confianza, normas y redes, que pueden mejorar la eficiencia de una sociedad al facilitar la acción coordinada, en tanto que la reciprocidad y el compromiso cívico explican los diferentes niveles de desarrollo económico y democrático"(Forni et al., 2004).

El eje analítico de este autor norteamericano radica en resaltar la importancia de la vida comunitaria de la sociedad civil en formas de organización asociativa, para lograr el fortalecimiento del desarrollo de la democracia. Desde esta óptica, el capital social y su manifestación en el desarrollo de una cultura cívica se constituyeron como variables explicativas para el estudio del desarrollo y subdesarrollo de los países.
Volviendo a los aspectos comunes respecto de las formulaciones de Coleman y Putnam, siguiendo a Gutiérrez, es importante señalar que:

"... ambos autores difieren acerca de dónde buscar los elementos que definen centralmente el capital social: en los individuos o en la sociedad. Así, mientras para Coleman, el capital social consiste fundamentalmente en recursos insertos en las estructuras de relaciones sociales; para Putnam el acento está puesto en la confianza, en las normas de reciprocidad y en el compromiso cívico, dimensiones más específicamente relacionadas con los actores sociales."(Gutiérrez, 2008: 34-35)

Esta distinción entre los diferentes abordajes también ha sido reconocida por Hintze (2004) y denominada "primacía de la estructura"vs "primacía de la subjetividad". O "perspectiva estructural"del capital social (Bourdieu-Coleman) vs "perspectiva disposicional o cultural"(Putnam-Fukuyama).
El planteo de Gutiérrez (2008) propone la superación de la falsa dicotomía de la clasificación anterior entre objetivismo/subjetivismo, estructura/acción, que la propuesta de Coleman no logra concretar puesto que su concepción de estructura no logra desprenderse de la suma de interacciones individuales.
Luego de señalar la falsa dicotomía entre los planteos de los autores hasta aquí mencionados, y siguiendo con la clasificación propuesta inicialmente, encontramos otro grupo de autores que definen al capital social como un recurso o cualidad de los conjuntos sociales, tal como lo expresa el antropólogo norteamericano John Durston (1999) acerca del capital social comunitario:

"... el capital social comunitario no es un recurso individual sino una forma de institucionalidad social (del conjunto, en este caso de la comunidad local); y los participantes del capital social comunitario (en forma explícita o implícita) plantean el bien común como objetivo, aunque éste puede no lograrse. [...] El capital social comunitario está constituido por normas, prácticas y relaciones interpersonales existentes y observables. Es la institucionalidad informal dentro y fuera de las organizaciones formales, a nivel de comunidad o sistema social más amplio, que determina cómo funcionan tales organizaciones en la práctica"(Durston, 1999: 104).

Tal concepto, según las palabras del propio autor, intenta superar las críticas que habían sido realizadas a la noción de capital social elaborada por la línea analítica que se desprende de los trabajos de Putnam.

"La definición de capital social comunitario (desde la perspectiva neoinstitucionalista) que se desprende de Putnam y de North -según la cual el capital social sería lo que produce cooperación y civismo, de modo que si hay civismo habrá capital social- ha sido correctamente calificada de tautológica o circular"(Portes, 1998; Portes y Landolt: 1996, en Durston, 1999: 104)

Desde este enfoque, retomando los aportes antropológicos del clásico trabajo de Marcel Mauss Ensayo sobre el don, el concepto de reciprocidad a nivel de la comunidad resulta central para definir al capital social. Durston (1999) analiza lo sucedido en una comunidad campesina de Guatemala como un caso que le permite argumentar que resulta posible la creación de capital social. Según él, existen seis factores importantes en las relaciones de reciprocidad en el caso de dicha comunidad: parentesco, identidad compartida, memoria histórica, reducción de la represión, empoderamiento de las mujeres campesinas e interacción de los campesinos con los promotores de desarrollo rural. Por otra parte, tal como mencionamos anteriormente, Durston analiza la creación de capital social en una comunidad campesina a partir de las relaciones de vecinazgo y parentesco entre sus miembros. Su tesis destaca que es posible crear capital social en una comunidad, en un tiempo relativamente rápido, a partir de potenciar las redes sociales existentes con anterioridad, fundamentalmente las de parentesco y vecinazgo.
Ahora bien, cabe preguntarnos aquí si se puede construir o crear capital social y si es posible el desarrollo intencional de capital social en un contexto determinado. A su vez, en relación con lo anterior, nos planteamos si es posible "dar"poder (o "empoderar") a los sujetos sociales, o si -por el contrario- el poder es fruto de luchas y conquistas.
Al considerar lo propuesto desde esta perspectiva, nos detenemos a plantear algunas dudas a modo de crítica: ¿Qué es el bien común? ¿A qué se refiere el autor con esta idea? ¿Podemos afirmar que existe algo como tal en la sociología desde los aportes de Carlos Marx? Y por otro lado: ¿a quiénes se refiere como "participantes del capital social"? ¿Esto implica que el capital social comunitario es una entidad que existe allí y que los sujetos deciden si quieren participar o no? ¿Estas formas de capital social comunitario son las únicas posibles? ¿Las relaciones de vecinazgo y parentesco resultan de igual modo que otro tipo de relaciones sociales como sustento del capital social? Por último, siguiendo el planteo de Durston, cabe preguntarnos acerca de si el capital social es equivalente a democracia o civismo, y, bajo este supuesto, si puede existir capital social en contextos autoritarios o dictatoriales.
Retomando los cuestionamientos a determinadas miradas sobre el capital social, desde las perspectivas críticas, Portes (1999) plantea, como cuestión novedosa, algunos efectos negativos asociados al capital social, como el aumento de las asociaciones privadas y el retiro de la esfera pública en la regulación de la reproducción social, con el consiguiente incremento del accionar de las asociaciones privadas. Según este autor, ese efecto del capital social se hace particularmente visible en cuatro consecuencias negativas: 1) exclusión de los extraños, 2) reclamos excesivos a los integrantes del grupo, 3) restricciones a la libertad individual: normas y castigos sociales que reducen la privacidad y la autonomía, y 4) normas niveladoras hacia abajo (cuando la solidaridad grupal se consolida bajo la vivencia común de la adversidad y la no oposición a la sociedad dominante). Dicha solidaridad es fundada en la experiencia común de subordinación y, por ello, perpetúa la situación misma que los condena. Así, los lazos fuertes que supone el capital social no siempre son beneficiosos para los individuos, y de allí surge la importancia de los lazos sociales más débiles, los cuales permitirían una vinculación con el afuera del grupo. Esta concepción refuerza la idea de solidaridad sólo para la reproducción y no para la transformación. Así, el aporte de este autor es señalar el carácter dual del capital social en sus efectos positivos y negativos. Según Portes, el capital social no es lo mismo que los recursos conseguidos a través de él. Por este motivo, critica la perspectiva de Pierre Bourdieu, para quien el capital social habilita diferentes formas de "movilizar recursos"presentes en una red de relaciones sociales, y necesariamente implica activar a las personas concretas que forman parte de las redes de relaciones sociales. Portes distingue entre poseedores de capital social, fuentes de capital social y recursos en juego. Además, señala las tres funciones básicas del capital social de la siguiente forma:
- Como fuente de control social: permite la imposición de reglas para hacer innecesarios los controles formales o abiertos. El capital social "normaliza", ya que nadie debe destacarse o diferenciarse del grupo de pertenencia, gracias al efecto de la mirada del otro.
- Como fuente de apoyo familiar: permite transferencias hechas de padres a hijos y apoyo familiar como contrapeso de la pérdida de lazos comunitarios.
- Como fuente de beneficios a través de las redes extra familiares: que habilita bienes ganados gracias a la pertenencia a redes comunitarias y de otro tipo.
Por último, Portes (1999) distingue las fuentes del capital social. Por un lado, encontramos aquellas teorías sobre capital social centradas en motivaciones consumatorias, es decir, aquellas posturas que ponen énfasis en los procesos de internacionalización de las normas sociales. Y por otro, aquellas centradas en motivaciones instrumentales, es decir, las que ponen énfasis en la acumulación de obligaciones por parte de otros sujetos bajo los supuestos de las normas de reciprocidad.
La distinción que realiza el mencionado sociólogo cubano sobre las teorías del capital social se dan entre quienes destacan la solidaridad circunscripta de disposiciones altruistas de los actores dentro de los límites de la comunidad que habitan y, por otra parte, la integración social, cuando la expectativa de retribución supone la inserción de los actores en una estructura social común. De este modo, su planteo resulta interesante, puesto que nos permite retomar algunas de las críticas mencionadas anteriormente y contextualizarlas, al comprender que, desde algunas perspectivas, el capital social es analizado en función de su contribución a la reproducción y reforzamiento de valores y normas para el orden social, como una consecuencia positiva asociada a las funciones de control social. Así, si desde estas ópticas, el capital social refuerza la tendencia al equilibrio social, cabe preguntarnos: ¿qué lugar tiene la transformación social en este tipo de esquemas?

II.1. La intensidad de las relaciones, tipos de capital social y su lugar en las redes sociales
En la bibliografía sobre el tema existen otras clasificaciones que, de acuerdo con la intensidad de las relaciones de "solidaridad", hacen referencia a los diferentes grados de la intensidad del capital social y distinguen entre: capital social de unión o nexo (bonding) como relaciones sociales estrechas y frecuentes, basadas en puntos de coincidencia y sentimientos intensos), de vinculación (linking) en tanto que relaciones sociales medianamente estrechas, caracterizadas por el respeto, la confianza y el compañerismo, y de puente o aproximación (bridging), correspondientes a las relaciones sociales asimétricas, con pocos puntos de coincidencia y contacto personal limitado (Robinson, 2003).
Este tipo de distinción en función de la intensidad del capital social es retomada por Putnam, para quien el vínculo social que tiende puentes entre personas diferentes y asimétricas, cuando se crean lazos en organizaciones comunitarias, es el tipo de capital esperable y deseable de fortalecer, para que las sociedades sean más pacíficas y democráticas y resuelvan mejor sus conflictos.
En este marco, otro de los debates generados hace alusión a cuál es el contenido de las relaciones sociales que constituyen el capital social de una persona, es decir, las relaciones sociales cercanas y los lazos sociales "fuertes"o las relaciones sociales lejanas y los lazos sociales "débiles". Así, podemos mencionar la teoría de Granovetter (1973) sobre "la fuerza de los vínculos débiles"y la teoría de Burt sobre las "brechas estructurales y las conexiones puente". El sociólogo estadounidense Mark Granovetter destaca la relevancia de los vínculos no primarios a partir de los resultados de una investigación acerca de las formas de las redes sociales y contactos para conseguir empleo:

"Una idea natural a priori es que aquellos con quienes se tiene vínculos fuertes están más motivados para ayudar sobre información acerca de trabajo. Contrarios a esta gran motivación están los argumentos estructurales que he estado realizando: aquellos con quienes estamos débilmente vinculados son más propensos a moverse en círculos distintos al propio y, por tanto, tendrán acceso a una información diferente a la que nosotros recibimos". (Granovetter, 1973, cit. en Forni et al., 2004:8)

Siguiendo a Ronald Burt (cit. en Forni, Siles y Barreiro, 2004), la construcción de capital social parte de la capacidad de los actores para establecer diferentes relaciones fuera de su grupo de pertenencia, como la mejor forma de acceso a información de entornos sociales lejanos. Así, es la relativa ausencia de lazos ("brechas estructurales") lo que facilita la movilidad individual, en tanto que, mientras las redes densas tienden a transmitir información redundante, los vínculos más débiles pueden, en cambio, ser fuentes de nuevos conocimientos y recursos (Portes, 1999). De este modo, retomando las formulaciones de Granovetter, desde el enfoque de Burt, el capital social asume una función de mediación en cuanto al acceso a oportunidades. Así, los sujetos que logran superar las "brechas o agujeros estructurales"entre los diferentes grupos adquieren una ventaja competitiva respecto del resto, ya que dicha mediación les permite acceder a información diferencial. En este sentido, desde esta mirada teórica, los nexos, centros o líderes adquieren un lugar importante en la conformación de redes sociales, porque quiebran los flujos de información redundante. Las conexiones puente logran conectar a los individuos con grupos distintos a los que pertenecen y suponen la ventaja de facilitar un volumen mayor de información, al relacionarse indirectamente con personas diversas, y la ventaja de control, al posibilitar el contacto con personas para el logro de algún interés. Así, para Burt, la construcción de capital social no parte del establecimiento de vínculos estrechos sino de la capacidad de los actores para establecer diferentes relaciones fuera de su grupo de pertenencia, ya que un individuo que establece relaciones superando los agujeros estructurales cuenta con un grado mayor de capital social, en tanto sus redes de relaciones le otorgan mayores posibilidades de acción (Forni et al., 2004).
Sin embargo, independientemente de considerar al capital social como un recurso individual o colectivo, los autores que hemos analizado hasta aquí coinciden en destacar al capital social como un recurso que surge a partir de la existencia de relaciones sociales bajo la forma de redes sociales. Capital social y redes sociales son conceptos que se encuentran íntimamente relacionados. En las perspectivas analizadas, encontramos posturas que ponen énfasis en la interacción, los vínculos y las dinámicas que se generan en los intercambios entre los sujetos sociales.
Es en este sentido que podemos relacionar la noción de capital social con la de red de relaciones que se generan entre los individuos. Algunas posturas destacan la horizontalidad, solidaridad y confianza como elementos característicos de las redes sociales. Asimismo, siguiendo las ideas del argumento anterior, otros autores plantean a modo de crítica que: "para casi todos los teóricos del capital social, las relaciones de reciprocidad vertical son lo contrario del capital social, porque unen a personas de poderes desiguales y son, por ende, asimétricas."(Durston, 1999:110). Ahora bien, podemos preguntarnos si la reciprocidad vertical se constituye como una forma de capital social y, al mismo tiempo, si las relaciones asimétricas pueden fundar capital social. Para responder estos interrogantes, resulta útil retomar los aportes de aquellas perspectivas que ponen el eje en un enfoque estratégico de la acción social, tomando en cuenta la existencia del conflicto y las relaciones de poder como algo inherente a las relaciones sociales.
Teniendo en cuenta la distinción anterior, destacamos que las primeras concepciones acerca del capital social presentadas aquí se corresponden con las perspectivas que se ubican dentro de aquellas teorías que comprenden al orden social desde la integración y el equilibrio social.
Según dichas posturas, la integración social se genera a partir de la interacción de los individuos, de modo tal que la confianza y la reciprocidad se constituyen, para aquellos autores, en el motor de las prácticas sociales. Así, es necesario mencionar aquí las diferencias que podemos encontrar respecto de otras corrientes teórico-epistemológicas que consideran al conflicto y las relaciones de poder como la matriz a partir de la cual analizar las prácticas sociales de los agentes y comprender el sentido del orden social. Dentro de las definiciones sobre capital social que se enmarcan en este último posicionamiento, Gutiérrez (2008), siguiendo a Woolcock y Narayand (2000), plantea que puede efectuarse una clasificación de los estudios sobre capital social que distingue entre la visión comunitaria, la visión de redes, la visión institucional y la visión sinérgica, presentando una breve sistematización de los estudios que involucran el concepto de capital social "según estas cuatro 'visiones' diferentes del problema en consideración"(Gutiérrez, 2008:32). Sin embargo, también menciona que privilegia el análisis desde el consenso, la integración, la armonía y el orden, sin poder dar cuenta de las fuentes de poder, conflicto, diferencias sociales y del diferente posicionamiento los agentes sociales (Gutiérrez, 2008).
Dentro del enfoque estratégico de la acción social podemos ubicar a la teoría de Pierre Bourdieu, quien analiza el capital social en el marco de la perspectiva de la economía de las prácticas. El concepto de capital social en Bourdieu es una herramienta analítica que permite contemplar las relaciones de poder y los conflictos y, por ello, habilita una visión crítica de la realidad social. Siguiendo a Marx y siendo fiel a una perspectiva relacional respecto al análisis de los fenómenos sociales, este autor entiende al capital como una relación social y no como una cosa (Gutiérrez, 2008). Es en este sentido que destacamos las diferencias respecto de las perspectivas interaccionistas, puesto que en ellas no está presente la idea de dominación, mientras que Bourdieu define a los capitales como diferentes especies de poder que se distribuyen desigualmente en los distintos campos, generando estructuras de posiciones de dominación-dependencia (Gutiérrez, 2005).
Portes (1999:245) establece que el tratamiento de Bourdieu sobre el capital social es "instrumental"puesto que: "se concentra en los beneficios que reciben los individuos en virtud de su participación en grupos, y en la construcción deliberada de la sociabilidad con el objetivo de crear ese recurso". Aquí quisiéramos plantear una disidencia, puesto que entendemos que, desde la perspectiva de Bourdieu, la construcción de la sociabilidad no siempre es "deliberada"sino que forma parte de las estrategias de los sujetos, y, siguiendo la idea desarrollada anteriormente, las mismas no siempre son conscientes. Para Bourdieu, las prácticas sociales, entendidas como estratégicas, tienen la característica de ser resultado de las disposiciones de los habitus y, por lo tanto, no son siempre producto de una acción reflexiva; pueden ser tanto conscientes como inconscientes (2). En este punto, la teoría de este sociólogo francés sobre las prácticas sociales se distancia, y establece una crítica a la teoría de la elección racional, puesto que, para él, los sujetos no son racionales ni conscientes maximizadores del costo-beneficio que suponen sus acciones.
El capital social, desde esta perspectiva, es un recurso susceptible de suscitar interés por parte de las familias o los individuos y, en tanto tal, forma parte de las estrategias y apuestas de las familias para mejorar o sostener su posición en el espacio social.

II.2. El concepto de capital social en la teoría de Pierre Bourdieu
A continuación, retomaremos los aportes del enfoque estratégico de la acción social, como una forma de complejizar y analizar críticamente la categoría de Capital Social. Es así que, siguiendo a Bourdieu, el capital social se define como:

"... conjunto de recursos actuales o potenciales que están ligados a la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de interconocimiento y de inter-reconocimiento; o, en otros términos, a la pertenencia a un grupo, como conjunto de agentes que no están solamente dotados de propiedades comunes (susceptibles de ser percibidas por el observador, por los otros o por ellos mismos), sino que están también unidos por lazos permanentes y útiles. [El capital social a su vez, es el producto de] estrategias de inversión social consciente o inconscientemente orientadas hacia la institución o reproducción de relaciones sociales directamente utilizables, a corto o a largo plazo"(Bourdieu, 2007:203).

Alicia Gutiérrez, siguiendo a Bourdieu, profundiza el concepto y destaca que el capital social

"... sería el conjunto de relaciones sociales que un agente puede movilizar en un momento determinado, que le pueden proporcionar un mayor rendimiento del resto de su patrimonio (los demás capitales, económico y cultural especialmente). Además, son también una fuente de poder, y por ello constituyen 'algo que está en juego', que se intenta acumular y por lo cual se está dispuesto a luchar [...] El capital social es, por otra parte, como todo capital, un poder que exige inversiones permanentes, en tiempo, en esfuerzo, en otros capitales, y que puede aumentar o disminuir, mejorando o empeorando las chances de quien lo posea. Se fundamenta pues, en lazos permanentes y útiles, que se sostienen en intercambios, a la vez, materiales y simbólicos". (Gutiérrez, 2005:13)

Desde el enfoque estratégico de la acción social, específicamente en los aportes de Gutiérrez (2007), el concepto de capital social se encuentra estrechamente relacionado con los análisis de redes sociales. Así, se plantea que, en el espacio social, pueden identificarse diferentes tipos de redes, a saber: las redes de intercambio de reciprocidad indirecta especializada, que se instituyen entre pobres y no pobres; las Redes familiares de intercambio diferido intergeneracional entre familias pobres (Gutiérrez, 2007); las Redes de resolución de problemas en el marco de políticas sociales que se articulan con redes clientelares (Auyero, 2001), y las Redes de reciprocidad generalizada que sustentan los nuevos pobres para asegurarse recursos de parientes, amigos o conocidos y también significados y juicios atribuidos (Kessler, 1998). (Gutiérrez, 2007).
En estas definiciones podemos contemplar que, desde la perspectiva estratégica, las redes sociales a partir de las cuales entender el capital social no se conciben como relaciones sociales entre sujetos semejantes e iguales o pares, que establecen intercambios basados en la reciprocidad y la confianza, sino que, por el contrario, se reconoce la existencia de intereses, de conflictos y relaciones de poder como el sustrato en el que se construyen las diferentes redes sociales. De esta forma, en el marco de este paradigma, la reciprocidad vertical puede constituirse como una forma de capital social. Esta especie de capital es el que circula -por ejemplo- en las redes sociales que vinculan a pobres y no pobres, los cuales se relacionan sobre la base del capital político. En las Redes de intercambio de reciprocidad indirecta especializada, las familias pobres intercambian capital social colectivo a cambio de capital político para los sectores no pobres, en redes de "intercambio de ayuda y acompañamiento a cambio de servicios políticos y capital político colectivo que encuentra su origen en el capital social colectivo"(Gutiérrez, 2004:272).
Asimismo, desde los aportes de Gutiérrez también podemos complejizar la noción de reciprocidad desde el concepto de capital social doméstico y de Redes de intercambio diferido intergeneracional, puesto que, en este tipo de vínculos, la reciprocidad no se actualiza en el mismo intercambio, ya que quien recibe la prestación no está directamente obligado a devolverla a quien la ofrece; la circularidad de la reciprocidad puede darse entre cualquiera de los miembros del sistema familiar.

"Plantear la hipótesis de una distribución desigual de capital social (de relaciones) implica una revisión de la noción de reciprocidad: no es lo mismo movilizar asiduamente la red o, de manera puntual, no es lo mismo tener o no tener relaciones con agentes que ocupan otras posiciones sociales en otras estructuras de sostenimiento y de apoyo, de dominar o no las informaciones útiles para acceder a diferentes mecanismos de obtención de recursos [...] Todos estos elementos constituyen fuentes desiguales de poder que deben ser tomadas en consideración en el momento de analizar la diversidad de las estrategias de reproducción de las unidades domésticas."(Gutiérrez, 2004:269)

En definitiva, recuperar estos aportes nos permite discutir la idea de reciprocidad, confianza, compromiso, interacción y reconocimiento mutuo, como base de la estructuración de las redes sociales y el capital social.

III. Capital social, redes sociales y estrategias de reproducción social en la pobreza

Luego de la discusión teórico-conceptual, consideramos importante plantear algunas cuestiones relativas a la utilización empírica de los conceptos de capital social y redes sociales, como: ¿Qué particularidades adopta el capital social y qué sucede con el mismo en contextos de atomización, fragmentación, segmentación e individuación social? ¿Qué sucede cuando se produce la transformación de las características y dinámicas de los vínculos sociales? ¿Se pueden discutir los alcances del concepto? ¿Puede aplicarse su uso para el análisis de las situaciones en los barrios pobres? Varios autores han intentado acercarse a responder a esas cuestiones en distintas investigaciones (Forni et al., 2004; Forni, 2001 y 2004; Gutiérrez, 2005 y 2007).
Los trabajos de Larissa Lomnitz (1978) se encuentran entre los estudios clásicos que vinculan las estrategias de supervivencia de familias pobres con las redes sociales. Desde otra perspectiva, los trabajos de Javier Auyero (2001) vinculan las redes sociales de resolución de problemas con el clientelismo político. Según Lomnitz, las redes se constituyen a partir de relaciones de intercambio recíproco de bienes y servicios, con cierta regularidad, entre individuos, y se pueden clasificar en dos tipos: las egocéntricas, como conjunto de relaciones centradas en un individuo determinado, y las exocéntricas, aquéllas conformadas a partir de un grupo social, unido por una relación de cooperación, caracterizada por el intercambio de todos con todos basado en un principio de "reciprocidad generalizada", en el cual no existen personas que centralicen las funciones de intercambio (Forni, Siles y Barreiro, 2004).
A partir de los resultados de estas investigaciones se destaca que, en contextos de pobreza, las redes sociales son recursos alternativos para hacer frente a la inseguridad económica y la precariedad.

"Siguiendo a Lomnitz, estas redes se establecen y se sustentan en instituciones 'tradicionales' tales como el parentesco, el compadrazgo y la amistad masculina, significando claramente la activación, fundada en la confianza, la cercanía física y condiciones materiales semejantes, de los recursos sociales"(Gutiérrez, 2004:268).

El capital social puede cobrar diferentes formas. En investigaciones anteriores, Gutiérrez ha identificado tres formas de capital social: individual, familiar o doméstico y colectivo (Gutiérrez, 2005).

III.1. Capital social, redes y organizaciones en las políticas sociales: un ejemplo de operacionalización en una investigación empírica
Teniendo en cuenta los aportes de las investigaciones mencionadas hasta aquí, resulta importante destacar que las redes sociales son productos de una construcción histórica y política, y, por ello, no resulta fácil su creación a partir de la iniciativa estatal. Si no existe identidad ni compromiso entre las partes, si son redes conformadas ad hoc, tienden a desaparecer en el corto plazo o conforman redes de tipo oportunista y clientelares. Estos planteos aportan ideas para comprender los motivos por los cuales la mayoría de los programas sociales que apuntan a la creación de emprendimientos productivos y redes asociativas con el objetivo de gestionar formas de economía alternativas, muchas veces terminan en fracasos.
El análisis de las estrategias de reproducción social de familias pobres a partir de las categorías de capital social y de redes resulta un aporte pertinente, dado el proceso de institucionalización de las organizaciones de la sociedad civil y de territorialización de los sectores populares que se ha producido en la última década (Svampa, 2005; Merklen, 2005).

"En la actualidad, este nuevo tejido territorial, cuyos contornos asoman a partir de la multiplicidad de las redes de sobrevivencia y la experiencia de la segregación socio espacial, abarca un conjunto muy vasto y heterogéneo de organizaciones, desde ONGs fuertemente disímiles (rubro y carácter); organizaciones religiosas en su mayoría jerárquicas y verticalistas; diferentes organizaciones piqueteras; comedores y sociedades de fomento muchas veces vinculadas al poder político"(Svampa, 2005:196).

Tal es así que, en los sectores populares o barrios pobres, la visión negativa respecto de los asentamientos puede convivir con un gran sentimiento de pertenencia e identidad sobre la comunidad local, producto del proceso de territorialización de los sectores populares, según Svampa (2005). En estos contextos, la figura del vecino, pariente y amigo son categorías difusas que se mezclan y adquieren una importancia fundamental como fuente de apoyo. En muchos casos, los vínculos con la realidad exterior de la comunidad en la que habitan las familias pobres son escasos y, por ello, planteamos la importancia de las organizaciones de base y las redes, como elementos centrales en las estrategias de reproducción social de estas familias.
Por estos motivos, consideramos importante la aplicación de estos conceptos en el análisis concreto en el marco de una investigación doctoral sobre las estrategias de reproducción social de familias pobres residentes en un municipio pobre de la Provincia de Córdoba (3). El objetivo general de la investigación se plantea indagar acerca del papel de distintos tipos de políticas sociales destinadas a la promoción del empleo y el sostenimiento de ingresos en las estrategias de reproducción social de las familias beneficiarias, evaluando si las mismas contribuyen a superar o a reproducir sus condiciones de pobreza. Para ello, en un primer momento de la investigación se realizó un relevamiento destinado a caracterizar la situación objetiva de las familias en estudio, a partir del trabajo con matrices de datos y encuestas, para intentar resumir la ubicación de las mismas en el espacio social, en base a un análisis que toma como categorías centrales el volumen y la estructura del capital (económico, cultural y social). De este modo, se intenta configurar la estructura de las relaciones objetivas entre posiciones sociales, como primeros esbozos para la construcción de un campo, considerando a la política social como recurso en juego, entendido como capital político y social, es decir, aquél capaz de suscitar algún tipo de interés y apuestas de lucha.
En este marco, los conceptos de capital social y redes sociales resultan de fundamental importancia para analizar de qué modo las familias pobres se relacionan con los agentes sociales encargados de la distribución de los planes sociales, y de qué manera se articulan estas estrategias en las formas de reproducción social, para evaluar luego si la mismas contribuyen o no a superar sus condiciones de pobreza. El capital social es "reconvertible en diferentes especies de capital político, permite la acumulación inicial de las otras formas de capital y por ello, se constituye en la fuente de poder más importante, especialmente en su forma colectiva"(Gutiérrez 2004:277). Así, como indicadores a partir de los cuales reconstruir el capital social de las familias, en los cuestionarios aplicados se tomaron datos referentes a: la participación en instituciones religiosas, escuelas u otras instituciones (sindicatos, clubes, ONGs, etc.) y pertenencia a alguna organización cooperativa o movimiento en la actualidad o en el pasado. Y por último, para obtener los primeros datos acerca de la presencia de capital político en las unidades domésticas, se consideró si eran beneficiarias de algún plan social (Plan Jefas y Jefes de Hogar Desocupado, Plan Familias, Plan de Empleo Comunitario, Plan Vale lo Nuestro y Bolsón de alimentos otorgado por la municipalidad) y el monto de dinero recibido en los casos en que fueran prestaciones monetarias. Las unidades domésticas en contextos de pobreza cuentan con estos capitales, que al estar desigualmente distribuido, se constituyen en objeto de luchas y, en este sentido, pueden ser considerados como uno de los principios de diferenciación de los grupos en el interior del universo estudiado, es decir, como distinción a partir de la cual construir clases que permitan aprehender y construir teóricamente el espacio social empíricamente observado.
Se tomaron los elementos mencionados para comenzar a delinear el espacio social, a partir de una construcción teórica, como un espacio de posiciones y relaciones entre esas posiciones. Ésta se planteó como una de las primeras estrategias metodológicas con el objetivo de establecer relaciones entre determinado tipo de prácticas y las posiciones diferenciales ocupadas por las unidades domésticas en el espacio social construido.
Abordar la problemática de la pobreza a partir de los conceptos de estrategias de reproducción social, redes y capital social resulta de utilidad para comprenderla en el marco de un análisis relacional que:
a) Permite enfrentar la necesidad de vincular dicha problemática de manera dialéctica con los mecanismos de reproducción, dominación y perpetuación del orden social en su conjunto, es decir, estudiar las prácticas sociales de reproducción de los sectores pobres junto a los lazos estructurales (y simbólicos) que unen dichas prácticas con la reproducción de los sectores dominantes de la sociedad (Gutiérrez, 2007).
b) Posibilita articular la interrelación entre las conductas individuales y los determinantes estructurales de la posición en el espacio social. Permite reservar un margen de opción a los agentes sociales, pues, en efecto, la propia noción de estrategia permite comprender que las prácticas sociales de los agentes "no están determinadas por factores estructurales ni son el mero resultado de una libre elección individual [...] ni son elaboradas por las unidades familiares de manera necesariamente consciente, deliberada, planificada"(Gutiérrez, 2007:3).
c) Permite revelar las características sociales y colectivas que adquieren las formas de reproducción social, a partir de considerar como unidad de análisis a la familia, en tanto unidad doméstica y espacio donde se estructuran y organizan las estrategias (Gutiérrez, 2004; Eguía y Ortale: 2007).
d) Hace posible identificar diferentes tipos de redes sociales que construyen las familias pobres, en tanto apelan a ese recurso y comprometen vínculos intrafamiliares, con sus pares, con las instituciones sociales y con los sectores no pobres, desde la concepción que resalta la idea de capital social como recurso (Gutiérrez, 2004; Auyero, 2001).
e) Complejiza el abordaje de las condiciones de vida en la pobreza al contemplar los recursos sociales de las familias pobres, tanto en sus formas objetivadas como incorporadas a la subjetividad (Gutiérrez, 2004).

IV. Conclusiones

En el presente artículo hemos discutido las diferentes conceptualizaciones sobre la noción de Capital Social. Siguiendo a Menéndez (1999:148), comprendemos que "los conceptos se crean en función de problemas, y que por lo tanto a través de los mismos se articulan, frecuentemente sin saberlo, concepciones derivadas de diferentes teorías", es decir que, conservando la misma denominación, los conceptos pueden ser usados con significados diferentes y a veces, contradictorios. Por eso, teniendo en cuenta los problemas de estiramiento conceptual derivados de una amplia y ambigua utilización del concepto de capital social en las ciencias sociales, hemos intentado realizar una reconstrucción y sistematización del mismo, argumentando acerca de los fundamentos de la polisemia asociada a la noción de capital social. Así, hemos introducido sus alcances teóricos y aplicaciones empíricas desde diferentes miradas y disciplinas de las ciencias sociales, y su articulación con las diferentes perspectivas que centralizan su atención en el análisis de redes sociales.
Luego, fundamentamos nuestra opción teórica, metodológica y epistemológica por la definición de capital social desde la teoría de Bourdieu (4). A partir de la ejemplificación de una de las formas de su operacionalización en el caso de una investigación doctoral en curso, proponemos a la misma como una herramienta conceptual idónea para el abordaje de investigaciones empíricas desde el enfoque de las Estrategias de Reproducción Social en general, y, específicamente, sobre el impacto de las políticas sociales en familias en contextos de pobreza.
Asimismo, resulta importante destacar que concebir al capital social como una relación social es fundamental para la aplicación de esta categoría en los análisis de las condiciones de vida de familias en contextos de pobreza, puesto que permite considerar aquellos recursos y disposiciones que los hogares pobres tienen y pueden poner en juego para la reproducción de sus condiciones de vida. Es decir, este tipo de análisis aborda la comprensión de las situaciones de pobreza de las familias, no desde un enfoque que evalúe las carencias, las necesidades básicas insatisfechas o la escasez de ingresos necesarios para alcanzar los valores de la línea de pobreza o de indigencia; sino desde una mirada que priorice las capacidades, los saberes y las experiencias organizativas desplegadas por este sector social. Pensamos que, para lograr la factibilidad y sustentabilidad de los emprendimientos y proyectos sociales que apuesten a la superación de las condiciones de pobreza de los sujetos, es conveniente contar con un diagnóstico previo sobre las dificultades y desafíos que presupone el trabajo asociativo y al cual intentamos aportar el análisis propuesto desde este trabajo.
Las posibilidades de acceso y aprovechamiento de las prestaciones ofrecidas por las políticas sociales podrían mejorarse considerablemente si apuntaran a fortalecer aquellas prácticas asociadas con la economía social, el capital social y la asociación en redes de intercambio, que están presentes entre los recursos con los que cuentan las familias pobres. Aquellos recursos, capitalizados en forma de diversos tipos de redes, son desplegados no sin tensiones y conflictos, como parte de las estrategias colectivas que los sectores vulnerados ponen en juego para asegurar su reproducción cotidiana (múltiples intercambios en forma de redes sociales, ollas populares, trueque, relaciones con punteros políticos, instituciones gubernamentales, ONGs, etc.). Así, recuperar estos saberes y prácticas desde la política social estatal constituye el mayor desafío para lograr la sustentabilidad y el mejoramiento del impacto de las iniciativas desarrolladas.
Siguiendo nuestra argumentación principal, comprendemos que el capital social resulta de fundamental importancia para analizar de qué modo las familias pobres se relacionan con los agentes sociales encargados de la distribución de la ayuda social, y de qué manera se articulan estas estrategias en las formas de reproducción social, para evaluar luego si la mismas contribuyen o no, a superar sus condiciones de pobreza.
En definitiva, hemos intentado rescatar los aportes teóricos y empíricos desde una perspectiva particular del capital social, puesto que consideramos que la misma resulta de utilidad para el diseño e implementación de políticas sociales que tengan como objetivo la reducción de la pobreza. De modo que el círculo vicioso de reproducción intergeneracional de la pobreza ceda paso a un círculo virtuoso, que permita la utilización de los recursos y capitales que poseen los hogares pobres, y sean éstos contemplados en el diseño de estrategias de intervención social. Patrones de acción y prácticas sociales que, con el acompañamiento de la acción de intervención de la política pública, permitan que los sujetos mejoren sus condiciones de vida de manera autónoma, desde sus capacidades y a partir de un cambio en la dinámica y características de las estructuras sociales que los incluyen. Para ello, destacamos en este artículo la importancia de un abordaje relacional de la problemática de la pobreza, que permita reconocer que los mecanismos a partir de los cuales la misma se reproduce no son independientes de los mecanismos que reproducen la riqueza.
Desde una postura crítica, los conceptos de capital social y redes aportan a una ampliación de las definiciones y formas de medición de la pobreza en sus manifestaciones actuales. Así, la opción epistemológica por dichos conceptos contribuye a comprender la importancia de lo simbólico, lo social y lo cultural como variables que permiten complejizar el análisis y no reducir la problemática a la posición económica. Bajo estos supuestos, a lo largo del artículo hemos intentado hacer hincapié en plantear que la pobreza no involucra únicamente la escasez relativa de recursos y bienes materiales, sino también una determinada manera de establecer y reconocer diferencias simbólicas en el plano social y cultural. Esta perspectiva nos habilita a contemplar la heterogeneidad en el interior de una población aparentemente homogénea en su despose

Notas

1 Desde la perspectiva teórica de Pierre Bourdieu, las Estrategias de Reproducción Social se definen como "el conjunto de prácticas fenomenalmente muy diferentes, por medio de las cuales los individuos y las familias tienden, de manera consciente o inconsciente, a conservar o a aumentar su patrimonio, y correlativamente a mantener o mejorar su posición en la estructura de las relaciones de clase"(Bourdieu, 2000: 122).

2 En la teoría bourdieusiana, las prácticas son el producto del aprendizaje del juego social. Así, la noción de estrategia cobra relevancia en tanto es el producto del sentido práctico como sentido del juego incorporado por los agentes. Desde las nociones de estrategia y habitus, Bourdieu critica la concepción de sujeto de la teoría de la acción racional. El habitus no deja de ser pre reflexivo, lo que hace que el agente social no se comporte como el sujeto calculador de la economía racional.

3 Investigación doctoral titulada "Los planes sociales de promoción del empleo y sostenimiento de ingresos en las estrategias de reproducción social de familias pobres: un estudio de caso en una localidad cordobesa", financiada por una beca interna de posgrado del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y enmarcada en el Programa de investigación titulado "Reproducción social y Dominación: la perspectiva de Pierre Bourdieu"radicado en el Área de Ciencias Sociales del Centro de Investigaciones "María Saleme de Burnichón"de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC (CIFYH-FFYH-UNC), dirigido por la Dra. Alicia B. Gutiérrez. La recolección de información de las encuestas fue realizada en la Tercera Sección de la localidad de Malvinas Argentinas, en la Provincia de Córdoba, durante los meses de febrero y julio de 2007. El trabajo de campo fue realizado por el Programa de investigación en el marco del proyecto "Redes y Capitales en las estrategias de reproducción social de familias pobres", con subsidio de SECYT-UNC (Resolución 12254/06), año 2006-2008, código: 05/F569. La encuesta se aplicó sobre un total de 186 casos.

4 Intentamos diferenciarnos de otras visiones como las políticas propuestas por los organismos internacionales de financiación, que apuestan a utilizar los capitales que tienen los pobres para que ellos mismos salgan de la pobreza. Aquí hemos querido señalar la importancia de otro tipo de políticas sociales, que tengan por objetivo romper las estructuras de subordinación de estos sectores y apunten a sus potenciales capacidades y concepciones para desarrollar con éxito formas nuevas de inclusión económica y social.

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