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Ciencia, docencia y tecnología

On-line version ISSN 1851-1716

Cienc. docencia tecnol.  no.51 Concepción del Uruguay Dec. 2015

 

HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES: INVESTIGACIÓN

La universidad como agente político en su relación con el entorno municipal

 

Romero, Lucía Ana*; Buschini, José**; Vaccarezza, Leonardo***; Zabala, Juan Pablo*

*conicet, Universidad Nacional de Quilmes;
**conicet,
***Universidad Nacional de Quilmes.

Contacto: luromero19@gmail.com

Este trabajo constituye una reflexión teórico-metodológica surgida a partir de las dificultades asociadas a un trabajo de consultoría solicitado por una universidad pública para realizar un diagnóstico sobre las demandas de conocimiento de la sociedad hacia la institución. El pedido motivó diferentes decisiones teórico-metodológicas que constituyen el objeto de este trabajo. El trabajo, en versiones preliminares, fue presentado en dos congresos;
presentado el 16/02/2015,
admitido el 20/04/2015


Resumen

El objeto de este trabajo es una reflexión teórico metodológico sobre la gestación y el desarrollo de vínculos entre la universidad y el entorno. En este marco, se discuten las implicancias que conlleva estudiar la relación entre universidad y entorno en términos de la constitución de problemas sociales y redes sociales.

Palabras clave: Vinculación universidad-entorno social; Problemas sociales; Redes; Nuevas universidades argentinas.

Abstract

The university as a political agent in its links with the environment

The aim of this paper is a theoretical and methodological reflection on the emergence and development of links between the university and its environment. We discuss the implications of studying this link focusing on the constitution of social problems and social networks.

Keys Words: University-social media links; Social problems; Networks; Argentine universities.

Resumo

A universidade como agente político na sua relação com o entorno municipal

O objetivo deste trabalho é uma reflexão teórico metodológica sobre a criação e o desenvolvimento de vínculos entre a universidade e seu entorno. Neste contexto, são discutidas as implicações envolvidas no estudo da relação entre universidade e entorno em termos de constituição de problemas sociais e redes sociais.

Palavras chave: Vinculação universidade-entorno social; Problemas sociais; Redes; Novas universidades argentinas.


 

I. Introducción

Este trabajo constituye una reflexión teórico-metodológica a propósito de la utilidad social del conocimiento científico-académico; específicamente, en cuanto al tipo de relaciones que se establecen entre la institución universitaria y el entorno local, acotado al territorio municipal. Este esfuerzo por construir herramientas conceptuales y metodológicas surgió a partir de las dificultades asociadas a un trabajo de consultoría solicitado por una universidad pública para realizar un diagnóstico sobre las demandas de conocimiento de la sociedad hacia la institución. El pedido motivó diferentes decisiones teórico-metodológicas que constituyen el objeto de este trabajo. Por lo tanto, los resultados del trabajo no deben ser considerados como el producto de una investigación empírica sino como una reflexión a propósito de la estrategia de investigación para realizar un diagnóstico de este tipo.
Una primera cuestión a precisar fue qué comprendíamos por demanda de conocimiento de la sociedad hacia la universidad. Al respecto, como veremos luego, nos apartamos de los trabajos que pensaron esta relación desde perspectivas centradas en la oferta, en la demanda o inclusive en la interacción entre dos actores puntuales. Por el contrario, proponemos observar cómo se construyen colectivamente los problemas sociales y cuál es el papel que juega la universidad en estos procesos, ya sea contribuyendo a su identificación, liderando su emergencia como tales o participando en instancias clave de decisión a propósito de estrategias de intervención, entre otras posibles alternativas.
Estas consideraciones dan cuenta de las dificultades para diseñar una estrategia teórico-metodológica que permita tanto estudiar el modo en que se construyen demandas de conocimiento y saber experto entre el entorno municipal y la universidad como generar herramientas para orientar a la institución universitaria en el establecimiento y el desarrollo de este tipo de vínculos. Tanto las diferencias entre estilos de relación de la universidad con el entorno como la tensión entre inserción local y dinámicas académicas internacionales suponen que estas estrategias no pueden ser reducidas a la mera recolección de opiniones pre-conformadas sobre temas delimitados con claridad en sus significados sociales y cognitivos; es decir, no se trata simplemente de definir normas y procedimientos eficaces para la identificación de necesidades, problemas y demandas que se conviertan en tópicos de conocimiento. Dado que esta facilidad de identificación no existe, es necesario abordar la indagación mediante caminos indirectos y múltiples que incluyen la detección de representaciones sociales acerca de la Universidad, las situaciones sociales y los problemas emergentes, la exploración de diagnósticos y análisis expertos sobre distintos acápites problemáticos del entorno, la indagación del discurso político y la agenda pública acerca de tópicos de gobierno, la formulación de las problemáticas desde la perspectiva de la construcción de conocimientos y estrategias de resolución.
Por esta razón, para estudiar la vinculación de la universidad con el entorno en términos interactivos y sin visiones normativistas o prescriptivas, resulta útil entender que el proceso de identificación de demandas forma parte del proceso de construcción de problemas sociales, en los términos antes definidos. Esto abarca situaciones disímiles que incluyen en un extremo la posibilidad de que algún sector de la comunidad presente directa y explícitamente a la Universidad un hecho social como problema (y allí entonces sí aparezca más claramente como una demanda puntual) y en otro extremo que la Universidad o algunos de sus integrantes, en un rol más activo, se orienten a identificar problemas o mismo a construir hechos sociales como problemas para generar luego acciones de intervención, vinculación o transferencia de conocimientos y/o capacidades técnicas.
Junto a esto, fue necesario delimitar cuál es el alcance territorial en el cual se expresan estos problemas sociales debido a que, como es sabido, la universidad es una institución que tiene una zona de influencia variable a nivel de los actores sociales y de los espacios institucionales con los que se relaciona, que pueden estar ubicados en diferentes ámbitos territoriales. En este sentido, a los fines del trabajo de consultoría nuestra decisión fue acotar el análisis al territorio municipal. En este caso, se trata de un municipio suburbano de metrópolis, caracterizado por su elevada densidad poblacional, la importante presencia de industria manufacturera -especialmente protagonizada por unidades pequeñas y medianas-, porcentajes relativamente altos de pobreza y bajo desempleo y problemas agudos del medio habitacional y la infraestructura urbana.
En segundo lugar, un presupuesto de nuestra indagación parte por reconocer que las relaciones que las universidades establecen con el entorno no son homogéneas ni generalizables. Por el contrario, son sumamente variables y esto depende en gran medida de características propias de la universidad entre las cuales destacamos algunas para confeccionar una tipología del tipo de orientación predominante que la universidad tiene hacia el entorno.
Por último, encontramos que la noción de red es especialmente adecuada para articular una estrategia metodológica que dé cuenta de la complejidad involucrada en los procesos mediante los cuales las relaciones entre diferentes actores -incluyendo a la universidad- conducen a la construcción de problemas sociales.
Por lo tanto, el presente trabajo se estructura en sendas secciones correspondientes a las herramientas teórico-metodológicas presentadas. Una última sección ofrece un ejemplo de aplicación de esta metodología a modo de ilustración del modo que opera ante un caso concreto. En el trabajo de consultoría hemos analizado diferentes redes articuladas en torno a distintos problemas sociales (desarrollo productivo, salud, género, medioambiente) y aquí ofrecemos una descripción de esta última. El énfasis está colocado en caracterizar a los diferentes actores que constituyen la red y dan lugar así a la identificación de determinados problemas sociales y a la formulación de propuestas de intervención sobre los mismos.

II. La relación entre la producción académica y la apropiación/utilidad social del saber científico

En las acciones de promoción y evaluación del sistema científico argentino ha prevalecido un marcado sesgo por priorizar la excelencia académica, usualmente medida por producción científica en revistas internacionales con arbitraje de alto impacto. En relación a la dinámica de la utilidad del conocimiento científico, ello ha subrayado el papel de la «investigación por oferta»: los investigadores deciden libremente sus temas, dentro de sus posibilidades presupuestarias, del estado de conocimiento de su disciplina o especialidad y del prestigio internacional.
En las últimas décadas se desplegó, tanto en la promoción como en la evaluación, en el plano del análisis académico como en el de la doctrina, una concepción renovada del papel de la Universidad -y en especial de la Universidad pública- como entidad destinada a cumplir múltiples funciones en la sociedad organizada en torno al conocimiento científico y la innovación tecnológica. Tal variabilidad funcional refiere, más allá de las originarias funciones de formación profesional e investigación, a la articulación con procesos productivos caracterizados por innovaciones significativas, la prestación de servicios y avances de desarrollo tecnológicos a los sectores productivos de la sociedad, la cooperación con grupos sociales en la resolución de problemas sociales.1 De esta manera, las funciones de docencia, investigación, vinculación tecnológica y, de acuerdo a la nominación tradicional, extensión universitaria configuran la misión de una institución compleja en sus objetivos y en sus parámetros organizacionales. Esta renovación ha dado mayor peso relativo a la «investigación por demanda», cuya orientación está guiada por las posibles respuestas y soluciones que pueden brindar a las necesidades nacionales, regionales y locales, ya sea en términos de transferencia de conocimientos, de capacidades técnicas, de servicios puntuales o de innovaciones productivas (Etzkowitz y Webster, 1998; Dagnino y Thomas, 2000; Geiger, 2011; Gibbons y col., 1994; Lundvall, 1992; Pestre, 2003; Slaughter y Leslie, 1997; Shinn, 2002; Vessuri, 1995; Ziman, 1996).
La reciente ola de creaciones de universidades públicas en Argentina favoreció la identificación de algunas de éstas -tal el caso de la Universidad que presentamos como caso empírico- con el contexto inmediato de su área de influencia, lo que las lleva a un énfasis particular, entre sus misiones, en la atención al medio social. Tanto la institución a través de sus políticas como sus miembros (profesores, investigadores, estudiantes) se conciben como vector eficaz en la consideración de su entorno económico, productivo, ambiental, social y político, proponiéndose como agentes activos entrelazados al medio social circundante. Esto plantea un desafío cognitivo en el sentido de que el abordaje de esta cuestión supone revisiones de los abordajes sobre la interrelación de la universidad con su contexto social, un tema para lo que no basta un replanteamiento funcional de la institución sino el análisis de la articulación de la universidad con el entorno (entendida no sólo como institución, sino también como grupos de intereses, estructuras, culturas consolidadas, prácticas emergentes de diversas tradiciones, etc.).
Podría afirmarse que se trata de nuevos imperativos emergentes de diversos niveles sociales: sistémicos (del sistema científico y tecnológico nacional), en la medida en que las políticas públicas de ciencia y tecnología en Argentina en los últimos 30 años inducen de manera creciente a la producción de conocimientos aplicados;2 institucionales (la universidad), en cuyo ámbito se ha observado la emergencia de políticas y recursos organizacionales que refuerzan la vinculación con el medio;3 e individuales (las unidades mínimas de organización de la investigación: grupos e individuos), si se tiene en cuenta el surgimiento de patrones de producción de conocimientos orientados más sistemáticamente a su aprovechamiento comercial o social.4 Estos imperativos recientes plantean nuevos desafíos e interrogantes tanto a la indagación empírica y a la interpretación teórica de los hechos como a las políticas y estrategias de consolidación y ordenamiento de estos cambios. Señalemos dos de los más significativos de cara a los objetivos de nuestro trabajo: ¿Cómo se plantea institucionalmente la cuestión de la identificación de las demandas de conocimiento que pudieran emanar del entorno municipal inmediato? ¿Cuáles problemas sociales del entorno municipal inmediato pueden llegar a expresarse como demandas de conocimientos y saberes expertos a la universidad? La posibilidad de avanzar en el análisis de estas dos problemáticas y sus diferentes dimensiones requiere al menos una sucinta reflexión en torno a las implicancias conceptuales y metodológicas de ambas nociones: demandas y problemas sociales.

II.1. Problemas sociales y demandas de conocimiento
En la perspectiva de análisis de la que partimos entendemos que la conformación de cualquier situación (tal como la pobreza, la inseguridad, el medioambiente) como un problema social no se debe de manera exclusiva (ni siquiera predominante) a las condiciones de vida desfavorables que puede implicar sino centralmente a que un conjunto de actores lo constituye como tal en procesos que involucran, entre otras cuestiones, la existencia de voceros, la apelación a conocimientos científicos, negociaciones y disputas.5 De este modo, sin negar que cuestiones tales como la contaminación ambiental o el delito tengan un carácter negativo para la vida de los sujetos implicados, esta perspectiva pone el acento en comprender el modo en que esas «situaciones objetivas» se transforman en un problema de agenda pública y, principalmente, cuáles son las posibles intervenciones sobre esos problemas que se derivan de las distintas formas de concebir las causas, dinámicas y consecuencias que pueden implicar esos hechos.
Así, la traducción de una serie de hechos observados en un problema social nunca es un proceso lineal sino más bien la consecuencia de una serie de interacciones entre diferentes actores (incluidos los investigadores profesionales o «expertos», los beneficiarios, los oponentes, las autoridades civiles, etc.) en donde se negocian los límites del objeto en cuestión, los beneficios y perjuicios de su vigencia, los intereses en juego (de raíces económicas, políticas, profesionales, ideológicas, sociales), las representaciones acerca de su naturaleza y efectos, las expectativas de transformación, entre otros aspectos. El problema social, entonces, lejos de la objetividad que podría esperarse identificadas ciertas condiciones observadas, adquiere un carácter maleable en sus formas, de acuerdo a las circunstancias en que se produce ese reconocimiento. Y fundamentalmente, las distintas concepciones acerca del problema habilitan y legitiman diferentes formas de intervención e implican toma de decisiones acerca de cómo utilizar los recursos disponibles que definen y refuerzan las relaciones de los actores vinculados al problema.
Por cierto, en toda comunidad circunscrita por los límites de un municipio existen en cada momento una serie de problemas sociales que son considerados significativos, cuyo reconocimiento puede estar dado por su integración a la agenda política de las instancias de gobierno, por reclamos articulados por actores colectivos en la esfera pública o por diagnósticos que se deriven de análisis expertos de la realidad local. En este sentido, la definición (o redefinición) del problema nunca se realiza desde cero sino que parte de una serie de sentidos previos que le dieron forma y existencia al problema, que lo ubicaron en la agenda pública y que incluso lo pueden haber dotado de una existencia que excede a un actor social particular.
Desde la perspectiva de la Universidad, el registro de estos hechos como problemas sociales puede ser traducido en términos de identificación de demandas de la comunidad y en plataforma para diseñar estrategias de intervención. No obstante, no debe descuidarse que la conformación de estas demandas no se puede entender por fuera del proceso interactivo que se da entre actores que integran la comunidad y la Universidad. En términos generales, no es esperable que una indagación directa del medio social ofrezca un catálogo confeccionado de demandas claramente definidas, sobre todo teniendo en cuenta que la formulación de una demanda depende no solamente del grado de conocimiento de un actor social sobre su propia situación y los caminos para su resolución sino también del tipo de interlocución que puede establecer con otros actores sociales que forman parte del problema o tienen potencialidades para involucrarse en él. Asimismo, el conocimiento que los agentes sociales del entorno tienen de la propia universidad es variable, fragmentario y fuertemente sesgado por valores y tradiciones que con frecuencia han hecho de la universidad una entidad excéntrica de los entornos inmediatos.

II.2. Universidad y entorno: la construcción de la demanda de conocimientos
Un aspecto clave para la construcción de nuestro objeto consistió en reconocer que las relaciones entre distintas universidades y el entorno municipal pueden ofrecer características variadas. Esta situación nos llevó a avanzar en la elaboración de una tipología compuesta por las siguientes variables: compromiso-distanciamiento, pericia-militancia, centralización-disgregación. No son variables éstas de las que podamos ofrecer mediciones estrictas de sus valores sino que nos sirven para el manejo conceptual de la tipología. La primera refiere al grado de involucramiento o cercanía social de la universidad con el entorno municipal, expresado en la toma de decisiones (acerca de currícula, profesiones, temas de investigación, ámbitos sociales de la promoción de la universidad), las actividades extracurriculares de los docentes, la orientación y magnitud de los esfuerzos de extensión. Más que una cuestión de magnitud a propósito de cuánto la universidad «mira» la demanda, se trata de comprender cómo la universidad se involucra con necesidades y problemas del entorno municipal, tanto a nivel de sus políticas institucionales como de la actividad que realizan sus miembros individuales. La segunda variable refiere a aquello que aporta la universidad en su relación con el entorno municipal: principalmente saber experto como una cualidad de la profesión académica o lo que definimos como una «entrega militante». En el segundo caso, el tipo de aporte realizado no sólo implica el interés por resolver problemas sino también el de identificar necesidades, visibilizarlas como problemas sociales concretos y movilizar a la población afectada. La tercera variable refiere a la organización de la universidad: esto es, si la relación de la universidad con el entorno está fuertemente guiada, estimulada o promovida por la política del gobierno de la universidad o si tal relación fundamentalmente es responsabilidad de sus miembros de manera «disgregada», involucrando o no a una proporción mayoritaria o importante de sus integrantes.
Los ocho tipos resultantes (ver Gráfico 1) deben verse como rasgos tendenciales de la universidad y no tanto como una caracterización justa. De esta manera, el tipo i refiere a una universidad que acentúa la vida (y profesión) académica, más preocupada por ofrecer saber experto disciplinar que por involucrarse en la identificación y resolución de problemas sociales del entorno municipal. Esto, de manera enfática, es presentado como un perfil definido de la política oficial de la universidad y es compartido por los patrones de conducta homogéneos de sus integrantes. El tipo ii parece difícil de concebir en cuanto la pauta militante implica un compromiso alto con el entorno municipal. Pero sí es factible el tipo iii en la medida en que la política institucional estimula la investigación de temas significativos del entorno a partir del compromiso con la utilidad de los conocimientos producidos. La diferencia con el tipo iv es que, tendencialmente, la política universitaria de ésta se inclina a movilizar a los beneficiarios del conocimiento en tanto la de aquélla puede prescindir de esta función que posiblemente reconozca en otras instituciones (como el gobierno, las organizaciones sociales no gubernamentales formalmente constituidas). Claramente, el tipo iii estaría inclinado a responder a «demandas» y el tipo iv a identificar y resolver colectivamente problemas sociales. Los mismos modelos se repiten en la fila inferior (v, vi, vii y viii) distinguiéndose de los primeros en el hecho de que el perfil de la universidad está montado sobre la dinámica que con cierta autonomía desarrollan las unidades de producción de la universidad (su base operativa: profesores, investigadores, alumnos) registrándose ausencia relativa de política respecto al entorno de parte del gobierno de la misma.

Gráfico 1. Tipos de relación con el medio y tipos de toma de decisiones

Entonces, en el marco de cada uno de estos tipos, la relación que la universidad establece con el entorno municipal adopta especificidades, incluyendo su papel en la identificación y resolución de problemas sociales, y la recepción de demandas. Como una hipótesis inicial, que no someteremos a prueba en este trabajo sino que derivaríamos a un análisis comparativo de universidades, se afirma que a) «distanciamiento» y «pericia» refuerzan la orientación de la universidad como receptora de demandas (vinculación en base a demandas) en tanto «compromiso» y «militancia» refuerzan la orientación hacia la resolución de problemas sociales en procesos de movilización social de la población del entorno o beneficiaria, b) la «centralización» de decisiones refuerza aún más esta última alternativa, la cual tiende a disminuir su importancia (o encuentra límites de desarrollo) en universidades «disgregadas».

III. Aproximación teórica al concepto de redes: la conformación de redes en la gestación de vínculos entre la Universidad y el medio

El concepto de red es una herramienta flexible y eficaz para entender la dinámica de producción e interacción de conocimientos, capacidades y demandas cognitivas. En particular, el de red social, nacido en la escuela de Manchester en antropología urbana en los años cincuenta6, adquiere una fuerte raigambre en la tradición intelectual de América Latina, especialmente desde su desarrollo sistemático por parte de Larissa Lomnitz en los años 70, destacando su valor como eje de organización en condiciones de marginalidad y exclusión social en base a relaciones de reciprocidad. Desde otra perspectiva, en el campo de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología, la teoría del actor-red (Callon, 1986 ) generó un marco rico de interpretación de las relaciones entre agentes humanos y objetos en los procesos de construcción de conocimiento tecnológico, en el cual los actores producen procesos de traducción y enrolamiento de intereses ajenos a fin de imponer soluciones cognitivas en el marco de relaciones de poder y competencia en situaciones variables.7 Aplicado a procesos de negociación de significados, tanto los trabajos de Clarke, Fujimura y Star (Clarke y Fujimura, 1992; Clarke y Star, 2008; Star y Griesemer, 1989) -que emplean los conceptos de «mundos sociales», «objeto fronterizo» y «traducción»- como los aportes de Galison (1997) en relación con la existencia de «zonas de intercambio» enriquecen la batería de herramientas conceptuales útiles para el tratamiento de las redes sociales en tanto permiten captar los modos en que se produce el contacto entre sentidos, lenguajes e intereses diferentes.
En este trabajo se adopta un punto de vista descriptivo, pensando a la red como un tejido interactivo en el que se hacen presentes múltiples actores heterogéneos articulados por vínculos, de intensidad variable, y orientados por objetivos e intereses que también difieren. Concebir y analizar la vinculación entre la universidad y el entorno municipal según la conformación de redes implica colocar el énfasis en las dinámicas de relaciones e intercambios que se dan entre los distintos actores de dichas redes en el proceso de vinculación y en los objetos que se intercambian.
Las redes sociales no se configuran homogéneamente a partir de ejes o criterios universales sino que se arman a partir de elementos o puntos de partida particulares. Así, la trayectoria de una red no necesariamente implica el mantenimiento de sus criterios de configuración sino que su significado, contenido y principios organizadores y reguladores pueden variar en el tiempo por efecto de procesos de poder externo o micropoderes internos, de transformaciones técnicas, de logros o fracasos de objetivos, de resignificaciones que determinados agentes sociales logran imponer en su evolución. Así, por ejemplo, algunas de las redes identificadas en la consultoría realizada se originan, organizan y estabilizan según áreas de problemas sociales y/o de conocimiento (tal como la cuestión del medioambiente) mientras que otras redes se generan, dinamizan y consolidan alrededor de un objeto o un producto a partir del cual se enrolan actores con distintos intereses y de naturaleza diversa (por ejemplo, un proyecto para construir un filtro de efluentes). En ambos casos es posible advertir que se suma otro factor dinamizador fundamental en el origen y desarrollo de toda red que reside en la movilización o capacidad de influencia efectiva y/o simbólica de alguna figura particular, ya sea debido al capital simbólico y científico que detenta o el poder de contar con alianzas y apoyo social, político o económico.
Un enfoque de redes también le otorga especial importancia al área de influencia, es decir, a la circunscripción y alcance geográfico/territorial/espacial y político/simbólico de la red. Una y otro no siempre coinciden entre sí.
En efecto, una red puede tener una inscripción territorial / jurisdiccional -de nivel municipal y/o provincial- y un alcance que supere estos límites, llegando a tener presencia o impacto político y simbólico nacional o internacional. O bien puede una red con gran injerencia en estos últimos planos aunque sin ninguna presencia en el nivel local-territorial.

III.1. Estrategia de análisis de las redes de conocimiento e intervención
Postulamos la siguiente estrategia metodológica para analizar la conformación y la dinámica de las redes de vinculación de la universidad y el entorno:
a) Identificación de actores sociales. Indudablemente, una estrategia de abordaje de la red parte de la identificación de actores sociales relevantes diferenciando dos categorías: públicos-estatales y privados. Dentro de los primeros, se encuentran los gobiernos de nivel municipal, provincial y nacional, organismos públicos descentralizados y la universidad objeto de estudio. Dentro de los privados se hallan las empresas, las cámaras o asociaciones que las representan y las ongs y fundaciones. Los agentes sociales pueden ser individuales o colectivos, con grados diversos de institucionalización y aún con grados variables de estabilidad. Ciertamente, como unidades eficaces para la provisión de información al análisis y como participantes en los procesos de conformación y sostenimiento de la red adquieren relevancia los actores sociales institucionalizados y permanentes. Asimismo, para el trabajo empírico estos actores resultan más eficaces como proveedores de información. Sin embargo, la informalidad suele ser una fase ineludible en el proceso de conformación de los actores sociales como miembros de la red, aunque el avance del proceso de constitución y desarrollo de la red (y de los procesos de cambio de la situación a ella ligada) induzca fuertemente la institucionalización de tales agentes.
b) Identificación de temas como problemas sociales. La aparición de ciertos temas como problemas sociales relevantes, sobre los cuales construir demandas (necesidades) y brindar respuestas se vincula con la capacidad de acción e instalación pública que los actores del entorno (incluidos los de la universidad) han logrado acumular y poner en juego, en una trama de negociación, cooperación y competencia entre sí. En nuestro caso, por ejemplo, tópicos como violencia de género, saneamiento de una cuenca hídrica, la reconversión productiva de empresas, la relocalización de población y el procesamiento de la basura han sido temas que suscitaron la atención de distintas organizaciones sociales públicas y privadas.
En la práctica, la identificación de actores sociales y de problemas sociales se dan de manera simultánea y se refuerzan mutuamente. Así, captar actores permite reconocer ciertos problemas y la delimitación de estos trae a la luz a nuevos actores.
c) La posición que ocupan los actores del entorno municipal en la red es lo que les otorga entidad y significado para el análisis. Dicho de otro modo, ni los actores ni los temas tienen sentido por fuera de la dinámica de construcción de la red y del problema social que se trate en particular. La relación de estos actores con el problema se traduce en la posición ocupada por el agente en el espectro de sentidos con que se expresa el problema. Posición significa en esta estrategia la definición de intereses específicos (entendidos en términos de racionalidad individual o grupal) de los agentes afectados por el problema; la definición de las soluciones propuestas, defendidas, resistidas; la ubicación de los actores en términos de la estructuración de la red,8 lo cual da lugar a diferentes tipos de participación en ésta: liderazgo, seguimiento, dependencia, oposición, insurgencia, etc.; la magnitud y tipos de recursos empleados por cada agente en el marco de la red (económicos, de conocimiento, diversos tipos de capital social, simbólicos).
d) Las diferentes representaciones sociales que los agentes de la red expresan sobre los componentes puestos en juego en la misma: representaciones sociales sobre el problema social en cuestión, sobre el significado y legitimidad de las demandas propias y ajenas en torno al mismo, sobre los demás agentes participantes de la red, sobre la completitud, composición, perdurabilidad, dinamismo de la red, sobre los sentidos, alcances, eficacias de las soluciones, sobre la estructura o jerarquía entre los actores, etc. Al igual que el análisis de la estructuración de la red, las representaciones sociales a ella vinculadas constituyen también objetos dinámicos en la medida en que tienden a cambiar en el tiempo por efecto del flujo de interacciones, las variaciones temporales de los problemas, el ejercicio de acciones, etc.
e) Las acciones (y no-acciones) de los agentes son el quinto tópico del análisis de la red. Estas acciones, obviamente, pueden ser individuales o colectivas (de agentes grupales o institucionales), pueden ser ejercidas aisladamente por un actor o en procesos de interacción con otros actores; asimismo, pueden manifestarse en el plano de la conciencia discursiva o de la conciencia práctica (Giddens, 1984), o bien como conjunto inestructurado de acciones u organizadas en estrategias diseñadas. Quizá con más atención que los otros tópicos, el análisis exige una selección de acciones pertinentes a la dinámica de la red, ya sea que sus resultados sean evidentes en el racconto de aconteceres o que se basen en conjeturas plausibles de parte del analista sobre los efectos futuros.
f) Por cierto, toda red se define por la interacción de actores e intermediarios (Callon, 1986). El intermediario es el objeto fáctico del problema social en torno del cual se estructura la red. Su identificación es una instancia relevante del análisis, lo cual incluye no solamente su registro y conteo sino también la función que cumplen para los distintos agentes, el significado variable atribuidos por éstos, la estabilidad o inestabilidad de su conformación, la medida en que tales intermediarios tienden a reemplazar, para algunos agentes, la finalidad de la red. Por ejemplo, las relaciones domésticas en relación con la violencia de género o la basura en torno de la problemática medioambiental.
Estos son algunos elementos -no exhaustivos, por cierto- que configuran una estrategia metodológica para el análisis de las redes de vinculación de la universidad con el entorno. Si bien la conformación de la red en el ejercicio analítico se realiza a partir de la universidad y de los intereses definidos de ésta (sean indicados por la política rectoral o por grupos internos) -lo cual recorta dicha conformación de una determinada manera-, la universidad en sí misma debe ser tratada como un nodo o agente entre otros cuya participación específica se define de acuerdo a la dinámica de la red. Desde una perspectiva evaluativa de la acción institucional de la universidad, esta participación debería ser juzgada en términos de debilidad-fortaleza de la vinculación, pertinencia (con los problemas del entorno y con las propias capacidades de respuesta), oportunidad, sustentabilidad y continuidad.

IV. El establecimiento de redes y la conformación de problemas sociales medioambientales

IV.1. Los problemas medioambientales como marco
Los problemas medioambientales conciernen en modos diversos a los habitantes de la zona y constituyen un objeto de intervención para funcionarios municipales, organizaciones sectoriales, agrupaciones de la sociedad civil, entes estatales interjurisdiccionales y la propia universidad. Presentamos dos tópicos de esta problemática a fin de mostrar el modo en que esta cuestión general es traducida en problemas específicos a partir de las definiciones que realizan un conjunto de actores que tienen capacidades diferenciales para dar curso a iniciativas destinadas a su resolución. Tales tópicos son dos: un curso hídrico con altos niveles de contaminación y la gestión de los residuos urbanos. Estas cuestiones, que por cierto no agotan la problemática ambiental de la localidad, nos permitirán observar la dinámica de interacciones a partir de las cuales se van definiendo un conjunto de «problemas» y el potencial de intervención de la Universidad.
La conformación de estos «problemas», la identificación de soluciones consideradas apropiadas y el éxito o fracaso en su implementación adquieren la forma de entramados sociales de gran complejidad en que las intervenciones puntuales de los diferentes actores poseen racionalidades y temporalidades heterogéneas, dotando a estos entramados o redes de cierta autonomía con respecto a las acciones de sus miembros. Asimismo, las relaciones que entablan estos actores adoptan formas diversas, que incluyen dinámicas cooperativas, de competencia y de conflicto.

IV.1.1. Los actores sociales
Un primer conjunto de actores identificados pueden ser denominados de base (algunos institucionalizados) por contraposición a los actores institucionales. Entre ellos se cuentan, en primer lugar, los habitantes, ciudadanos o vecinos activos respecto a la cuestión; es decir, que ejercen algún reclamo al respecto al municipio o hacia alguna ong del sector sobre todo en relación a la calidad ambiental y el deterioro habitacional de una parte importante del territorio. En segundo lugar, el empresariado de pequeñas y medianas empresas que se ve afectado por la cuestión ambiental debido a la creciente presión sobre ellos por parte de autoridades públicas para reducir los niveles de contaminación y, como consecuencia, la necesidad de someterse a auditorías, reconvertir sus plantas y/o pensar estrategias de relocalización según los casos. Estos empresarios, en general, cuentan con escasos recursos propios para lograr estos requisitos y ejercen demandas a sus representantes institucionales, como cámaras sectoriales y funcionarios municipales. En tercer lugar, los carreros (cartoneros). Son actores que recolectan residuos de manera informal como modo de subsistencia, una actividad que históricamente tuvo una difícil relación con el marco legal establecido aunque recientemente han ganado legitimidad como parte constitutiva del «ciclo de vida» de la basura y lo que se busca es encuadrar su actividad, regularla. Por último, la empresa privada de recolección de residuos que cuenta con un gran diferencial de poder en las negociaciones frente al Municipio, dado su carácter cuasi-monopólico, constituyendo un límite importante a éste para abordar iniciativas novedosas sobre el tema.
Entre los actores institucionales identificamos a los siguientes. En primer lugar, el Municipio, que encara las cuestiones medioambientales desde un organismo de ordenamiento ambiental recientemente creado, abarcando múltiples funciones relativas a higiene urbana, residuos, arbolado, recuperación ambiental de zonas de deterioro, control de contaminación industrial. La lógica de las intervenciones de los funcionarios municipales se ve afectada por su pertenencia a dependencias estatales que compiten por recursos escasos a partir del potencial que su accionar puede tener de cara a generar una imagen positiva de la gestión gobernante frente al electorado.9 Así, estos funcionarios deben responder de manera cotidiana a las demandas múltiples (en ocasiones contradictorias) de sus votantes y, junto a estas tareas cotidianas, el organismo tiene como función la proyección de políticas a largo plazo aunque esto no siempre resulte posible debido a la pesada carga que supone la gestión de los asuntos más inmediatos. Esta tensión aparece en el imaginario de los propios funcionarios como un campo potencial de interacción con la universidad, sobre la que configuran representaciones sociales de carácter positivo, aunque no estén ancladas en interacciones reales sino imaginadas. Asimismo, el funcionariado municipal establece interacciones con otros agentes sociales: las asociaciones civiles con las cuales trabaja de manera articulada en «cuestiones menores» y puntuales, y el sector empresarial lo cual se da de manera predominante en forma directa con los empresarios más que con las entidades gremiales.
En segundo lugar, las cámaras empresarias, que proveen servicios a sus afiliados que incluyen asesoramiento profesional gratuito, circulación de información y organización de eventos que buscan conectar a los diferentes actores involucrados en el saneamiento hídrico. La lógica que orienta las acciones de estas cámaras puede considerarse similar a la de los funcionarios municipales aunque con un tipo de actor específico: compiten por la representación del empresariado del distrito. Así, sus acciones se concentran especialmente en resolver sus problemas y legitimar su imagen frente a la comunidad, enfatizando propuestas y acciones ligadas a la «Responsabilidad Social Empresaria». Mantienen relación de cooperación con asociaciones civiles defensoras del medio ambiente, si bien estas relaciones también están atravesadas por el conflicto y la desconfianza mutua en tanto se expresan intereses contradictorios. En relación con las universidades, estos actores las perciben como instituciones que podrían resultar de gran utilidad (en casos de asesorías o tareas técnicas) aunque adolecen de un conocimiento efectivo de las capacidades técnicas de aquéllas.
En tercer lugar, existen algunas asociaciones civiles destinadas a intervenir en el cuidado del medioambiente, cuyas funciones son variables: promoción social en relación al tratamiento de residuos domiciliarios, protección y asistencia de árboles, educación ambiental, demanda sobre saneamiento de aguas. Algunas tienen vinculación directa con la Universidad en torno a funciones de capacitación y prácticas pre-profesionales en el área ambiental. Estas asociaciones realizan eventos que incluyen a diferentes actores vinculados con temas medioambientales en los que intervienen especialistas de las cuestiones que se abordan. Prevalece en general un tono crítico que denuncia el accionar de los empresarios y funcionarios municipales. De esta manera, lo que estos actores buscan es la construcción de una agenda alternativa que coloque en el primer plano las cuestiones medioambientales y permita generar normativas y prácticas conforme a lo que ellos consideran que es un uso adecuado del medioambiente. La lógica que orienta su accionar, por lo tanto, no es la de la representación de actores específicos (como si lo hacían los funcionarios municipales y las cámaras empresarias) sino una concepción ideológica sobre modos de vida alternativos que impliquen una relación distinta entre sociedad y naturaleza. Las posiciones de estas asociaciones civiles con respecto a los diferentes actores caracterizados no son homogéneas y suelen variar de acuerdo al mayor o menor grado de radicalidad de su perspectiva ambientalista. Con respecto a la Universidad, las posturas presentan mayor homogeneidad percibiéndola como un espacio de gran utilidad potencial. Se considera que la Universidad es un espacio que puede proveer de conocimientos que ellos no siempre disponen y que puede ser de utilidad para pensar e inclusive dar curso a ciertas iniciativas asociadas al cuidado del medioambiente.
En cuarto lugar, la Universidad, que posee capacidades asociadas a una carrera específica de gestión ambiental. Los docentes-investigadores pertenecientes a ella tienen trayectorias profesionales ligadas a estos temas y también han encarado investigaciones académicas sobre las mismas. En los últimos años, asimismo, han dirigido esfuerzos hacia la función de vinculación con el medio sustentados en su experiencia docente y en el desarrollo de algunas líneas de investigación consolidadas. Aunque aún incipientes, se han iniciado relaciones con el entorno que consistieron en la realización de jornadas de encuentro con actores de distintos ámbitos (funcionarios municipales, cámaras empresarias, asociaciones civiles) como un modo de conocer demandas potenciales y generar capacidades para responder a ellas. También, se avanzó en la realización de convenios con cámaras empresarias y funcionarios municipales para la realización de algunos proyectos específicos y tareas de consultoría técnica. En este marco, la institución decidió la creación de nuevos laboratorios que apuntan a fortalecer esta área.
Por último, identificamos un actor externo al distrito de influencia de la Universidad pero que tiene un papel significativo en estas cuestiones. Se trata de un organismo interjurisdiccional que tiene a su cargo gestionar la remediación ambiental vinculada a la cuenca hídrica. La capacidad de imponer estructuras normativas, de prodigar recursos, de fiscalizar las acciones de otras instancias de gobierno y privadas y de coordinar acciones de diferentes jurisdicciones (nacionales, provinciales y municipales) lo convierten en un actor fundamental en la red. Los demás actores, especialmente los funcionarios municipales y las cámaras empresarias, tienen una valoración ambigua sobre este organismo debido a que, por un lado, tiene la capacidad para obligarlos a emprender ciertas acciones pero, por otro lado, cuenta también con los recursos para llevarlas adelante. Es, por lo tanto, un actor con una presencia muy activa en el territorio, con el que se establecen constantes fuentes de cooperación, conflicto y negociación.

IV.1.2. La conformación de problemas medioambientales en el distrito: el saneamiento hídrico y el problema de la basura
a) El saneamiento de la cuenca hídrica tiene al organismo interjurisdiccional como parámetro determinante de las acciones del resto de los actores debido a que sus disposiciones están sustentadas en fallos judiciales que ordenan el saneamiento de este curso hídrico bajo apercibimiento para los funcionarios involucrados.
De esta manera, los actores municipales -principalmente funcionarios, cámaras sectoriales y empresarios- encuadran sus acciones concernientes a esta cuestión dentro del programa establecido por este organismo que tiene entre sus grandes ejes de acción los siguientes: i) sobre ordenamiento del territorio y urbanización de villas y asentamientos; ii) limpieza de los márgenes y liberación del camino costero; iii) un plan de reconversión industrial encaminado a reducir la contaminación ambiental y iv) la construcción de una unidad sanitaria ambiental destinada a combatir las enfermedades ambientales ligadas a la contaminación del curso hídrico. Surge, así, una suerte de agenda obligada que lleva a que los actores municipales deban emprender acciones ligadas a estos temas. Así, por ejemplo, en el municipio se crea un área específicamente destinada a la atención de enfermedades ligadas a la contaminación ambiental, se comienza a trabajar para reubicar los asentamientos establecidos en el camino costero y se proyectan iniciativas para redefinir funcionalmente ese camino. De igual modo, los empresarios comienzan a reconstruir sus plantas o llevan adelante las tareas necesarias para sortear con éxito las auditorías.
Para los otros actores institucionales mencionados, las organizaciones ambientalistas y la Universidad, esta cuestión abre ventanas de oportunidad. En el primer caso, porque se trata en general de organizaciones con pocos recursos que ven cómo ahora sus actividades cobran interés para otros actores que disponen de mayores recursos. En el segundo caso, porque aparece la posibilidad de generar asesorías rentadas o iniciar tareas de investigación que se articulan con actores ajenos a la Universidad en base a las capacidades propias. De esta manera, por ejemplo, se proyectan investigaciones para darle un sentido turístico al camino costero liberado o se organiza un laboratorio que esté capacitado para realizar asesorías técnicas vinculadas con la contaminación de las empresas.
b) El problema de la basura constituye uno de los que concita mayor preocupación entre los habitantes del distrito y es motivo de reclamos constantes y crecientes debido a los distintos tipos de contaminación que se producen por la acumulación de residuos en lugares de la vía pública que han sido tomados como puntos fijos de descarga. Según interpretan los funcionarios municipales, esto se debe a una serie de causas concatenadas: escasez en la asignación de recursos humanos y de infraestructura municipal para la gestión de residuos; límites para la recolección de residuos domiciliares voluminosos, y prácticas de actores que intervienen en la generación y tratamiento de la basura (vecinos, carreros y acopiadores que vuelcan residuos sólidos voluminosos en sitios inadecuados). En la constitución actual del tratamiento de la basura como problema -y, por tanto, en la eventual conformación de una red de actores que graviten en torno del mismo-, el municipio aparece como el actor que mayor incidencia ha tenido en su definición aun cuando no ha sido el único en realizar intervenciones en este sentido, destacándose la presión normativa ejercida por el organismo interjurisdiccional y la acción de promoción y educación de las asociaciones civiles. El papel del Municipio se manifiesta en procesos de negociación con diferentes actores involucrados en el «ciclo de vida» de la basura, como la empresa formalmente a cargo de la recolección y una serie de recolectores informales (carreros y cartoneros) para arribar a algunos acuerdos sobre las prácticas aceptables y deseables. También en campañas de concientización ambiental de la población y los actores informales del ciclo de la basura, incluyendo la incorporación de los recuperadores de residuos en los procesos de gestión. Con el fin de contrarrestar la práctica de deposición de residuos en lugares inadecuados se lleva a cabo un programa de educadores ambientales realizado de manera articulada con algunas asociaciones ambientalistas. De esta manera, aunque la elaboración de este plan ha sido por el momento una tarea de los equipos técnicos del municipio, su carácter por un lado incipiente y por otro participativo da lugar a la intervención de otros actores sociales que puedan proponer acciones desde su experiencia o conocimiento acumulado.
En torno de la gestión de los residuos, por lo tanto, se conforma una red de actores que incluye a funcionarios municipales, entidades formales e informales encargadas de la recolección, asociaciones civiles vinculadas con el medioambiente y los propios habitantes del partido. En esta red, como dijimos, el municipio se ha consolidado como el actor central a la hora de definir el «problema» y la forma de resolverlo, aun cuando esta capacidad se encuentra restringida especialmente por el accionar (a través de prácticas cristalizadas a lo largo de muchos años) de los propios habitantes, los recolectores informales y la empresa de recolección, cada uno de ellos con lógicas e intereses que no siempre resultan fáciles de modificar. Intervienen, también, aunque con menor capacidad de incidencia, las asociaciones civiles, cuyo accionar en este plano parece plausible de ser articulado con el del municipio a través de algunas acciones concretas. En este marco, la Universidad, con las capacidades de investigación ya poseídas en el área de gestión ambiental o las que están en proceso de consolidación (nuevos grupos de investigación y extensión, la creación de los laboratorios de gestión ambiental e información geográfica), cuenta con un potencial de inserción en esta red especialmente a partir de contar con la posibilidad de realizar investigaciones a largo plazo. Esto, por cierto, aparece en la representación de los propios actores involucrados, tanto municipales, como las asociaciones civiles. De igual modo, en las representaciones de los propios actores universitarios, que han desplegado iniciativas para tener una inserción efectiva en esta red.

V. Comentarios finales

La identificación de demandas de conocimientos a los medios académicos suele ofrecer dificultades derivadas del hecho de que tales demandas no se encuentran -en el espacio social de significaciones- consolidadas como afirmaciones explícitas de los diferentes actores sociales en juego, o cuando se encuentran consolidadas, se presentan antagónicas o diferenciadas entre diferentes agentes comprometidos con el problema y por lo tanto con las soluciones. Por el contrario, aquellas suelen ser resultado de procesos de interacción entre diferentes agentes que cooperan y compiten en la imposición de un significado de problema específico, en donde se juegan intereses, lógicas y racionalidades propias, rasgos culturales y hábitos variables y grados diferenciales de poder para la determinación de una agenda pública, institucional o comunitaria. De esta manera, una problemática específica -y el carácter mismo de problema que se le asigna a determinado tema, ítem o contenido socialmente distribuido- es resultado de una red de actores humanos y de componentes no humanos que interactúan e intermedian dinámicamente.
En relación al caso presentado, se encaró la descripción de problemas como derivados de redes de actores del entorno que otorgan prioridades, significados y valores diferentes a los elementos de la situación. La caracterización de la Universidad estudiada, en función de la tipología realizada, nos mostró que a nivel discursivo (tanto de las autoridades como del personal docente-investigador) se acerca al tipo iii (es decir, la Universidad reivindica su fuerte compromiso con el medio a partir de lo que se conciben como actividades militantes y esto es el resultado de una política explicitada por las autoridades universitarias) aunque en la práctica esto conviva con actividades propias de los tipos vii y viii, es decir, que los investigadores o grupos tienen márgenes de autonomía para definir los modos de relacionarse con el entorno que en algunas ocasiones pasa por el compromiso militante y en otros por la venta de saberes expertos.
En cualquier caso, y aunque esto sea algo tendencial que no cubre la totalidad de la universidad, sí pudimos ver la fuerte presencia de discursos y acciones asociados con la fuerte presencia de la universidad en su entorno inmediato. En una universidad con estas características, en las que el vínculo con el entorno inmediato aparece como una pieza clave de las representaciones y acciones tanto de autoridades como de investigadores, la herramienta teórico-metodológica desarrollada se muestra especialmente útil en un doble sentido. En primer lugar, en términos analítico-descriptivos, nos permitió observar cómo se da efectivamente esa vinculación de la universidad con su entorno inmediato o, podríamos decir, su participación/inserción en redes en torno de las cuales se configuran problemas sociales específicos. Esta mirada, que entiende la conformación de problemas sociales como el resultado de su definición por parte de entramados de actores que establecen entre sí relaciones de dependencia mutua que incluyen dinámicas cooperativas, conflictivas y de dominación, permitió ir más allá de la comprensión del vínculo entre la universidad y el medio como un asunto de oferta de conocimientos, respuesta ante la demanda o siquiera interacción entre universidad y el entorno. Por el contrario, pudimos observar que la institución universitaria es un actor más (con sus capitales específicos, que le otorgan mayor o menos capacidad para definir la situación, los modos de abordarla, etc.) entre otros, en cuanto a la capacidad de configurar al problema social y que sus posibilidades de intervención se encuentran vinculadas a los modos en los que se va organizando la red. Así, en términos descriptivos-analíticos, pudimos observar qué actores pesaron a la hora de determinar un determinado problema y cuál fue la intervención concreta de la universidad en esta forma singular en que se configuró el problema.
En segundo lugar, la herramienta analítica diseñada resulta un instrumento útil de gestión en tanto permite identificar la configuración de problemas sociales a partir de su definición por parte de redes específicas. De esta manera, permite a las universidades reorientar sus estrategias de intervención en función de las capacidades y capitales poseídos pero también a partir de una lectura adecuada de la situación en el entorno, que no lleve a las habituales frustraciones asociadas a fórmulas de gestión pensadas en términos de decisiones y procedimientos lineales que se sustentan en considerar que las soluciones a los problemas sociales son esencialmente de índole técnica, desconociendo que son también el resultado de esas configuraciones en las que intervienen racionalidades e intereses divergentes.

Notas

1 Etzkowicz, H. y Leydesdorff, L. (2000) han referido a esta ampliación de funciones como la «segunda revolución académica», sucedánea de la primera correspondiente a la incorporación de la investigación en la universidad a comienzos del siglo xix en Alemania, paulatinamente extensible al resto del mundo.

2 Ver Hurtado de Mendoza, D., (2010), Hurtado de Mendoza, D. y Mallo, E. (2012), Versino (2007).

3 Ver Vaccarezza, L., (1997), Buschini, J., y Di Bello, M., (2013), Vazen, F. (2012), Versino, M., (2007), Versino, M., Guido, L. y Di Bello, M., (2012), Riquelme, G. (2008), Krotsch, P., Camou, A., Prati, M. (2007), Llomovate, S. (2006).

4 Ver, por ejemplo, Vaccarezza, L. y Zabala, J.P. (2002), además del clásico libro editado por Vessuri, H. (1995), «La academia va al mercado», referido a distintas experiencias en América Latina.

5 Esta concepción se opone a una visión que ha sido denominada «objetivista» por diversos analistas (Blumer, H., 1971; Hilgartner, S., 1988; Lahire, B., 2006), según la cual los problemas sociales son reconocidos como tales debido a su «naturaleza intrínsecamente dañinas o malignas para la sociedad, en contraste con una sociedad “normal” o saludable» (Blumer, H., 1971: 298).

6 Una obra representativa de la escuela es la de Mitchell, J. C., (ed.) (1969) y, en particular, su estudio sobre la danza de Kalela, en Rodhesia del Norte de 1956.

7 Según Grossetti, M. (2007), el análisis de redes sociales encontró una aplicación en la sociología de las ciencias con el trabajo pionero de Nicholas Mullins, de 1972, «The Development of a Scientific Specialty: The Phage Group and the Origins of Molecular Biology», publicado en Minerva, que devino en el desarrollo del estudio de las co-publicaciones como indicador de relaciones de cooperación entre investigadores. La segunda concepción, según el autor, apareció con los trabajos de Latour y la idea de simetría extendida, que otorga estatus teórico a los «no-humanos» en el análisis de la construcción de los hechos científicos. Luego, fue continuado por Callon cuando desarrolló la noción de «red socio-técnica», intentando establecer una corriente teórica alrededor de la noción de «actor-red». Grossetti (2007) compara la primera y segunda concepción, señalando límites y ventajas en cada una de ellas y promoviendo una integración entre ambas, particularmente el autor propone introducir ideas procedentes del estudio de las redes socio-técnicas en el análisis de los fenómenos de innovación.

8 Preferimos emplear el concepto de estructuración antes que de estructura en la medida en que el análisis de la red se plantea como un ejercicio dinámico de interpretación y bajo el supuesto que toda red es un sistema móvil de relaciones, en continuo proceso de estructuración.

9 Cabe destacar que en la consolidación de las orientaciones de estos funcionarios también resulta clave la inserción del municipio en entramados sociales, políticos y jurídicos más amplios -provinciales y nacionales- que restringen los grados de libertad con que pueden operar y, de esa manera, determinan ciertos cursos de acción. En el caso de la actuación de un organismo nacional con jurisdicción sobre la cuestión hídrica ambiental, se destaca la presencia fuerte de éste en la gestión municipal, entablando relaciones tanto cooperativas como de conflicto-dominación.

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