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Ciencia, docencia y tecnología

versão On-line ISSN 1851-1716

Cienc. docencia tecnol.  no.53 Concepción del Uruguay dez. 2016

 

HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES: INVESTIGACIÓN

Sobre las diferencias salariales y la atomización de los agentes en la migración calificada

 

Moreno, María Verónica*

*Universidad de Buenos Aires, flacso, Universidad del Salvador.
Contacto: mveronica_moreno@yahoo.com.ar

Este artículo, que se desprende de una tesis doctoral en curso del programa de Ciencias Sociales (uba), tiene su origen en una ponencia, «Una sistematización de la crítica a la teoría neoclásica sobre la emigración científica desde países periféricos», presentada en el XII Congreso Internacional FoMerco en 2011 y presente en las actas de la reunión (issn: 2237-1311).
Presentado el 27/07/2015 y
admitido el 28/07/2016.


Resumen

Este artículo se desprende de una tesis doctoral en curso que indaga a adultos que emigraron a Estados Unidos (ee.uu.) para realizar su doctorado o posdoctorado en ciencias exactas y naturales, dentro de las últimas tres décadas, y retornaron a Argentina. Su objetivo es reflexionar sobre la pertinencia de la teoría neoclásica; particularmente, analizar el peso de las diferencias salariales existentes entre países y la atomización de los agentes. Para ello, se implementó una estrategia metodológica cualitativa; buscando contribuir al campo de estudios, centrado en la cuantificación de los flujos. Se realizaron treinta entrevistas semi-estructuradas. Veinticinco de ellas a actores que atravesaron la experiencia descripta, tres a personas con el mismo nivel educativo, pero con otras vivencias migratorias para reflexionar sobre los movimientos estudiados y dos a informantes clave, expertos en la materia. Las reflexiones finales iluminan la importancia de considerar múltiples dimensiones y niveles de análisis para favorecer una mejor comprensión y definición de propuestas.

Palabras clave: Migración calificada; Ciencia; Teoría neoclásica.

Abstract

On wage differentials and atomization of agents in skilled migration

This article follows an ongoing doctoral thesis which investigates adults who migrated to the United States (us) to do a doctorate (PhD) or a postdoctoral fellowship in exact and natural sciences and returned to Argentina. It aims to reflect on the relevance of neoclassical theory; particularly, it analyzes differentials in wage between countries and the idea of isolated individual actors. A qualitative methodological strategy was implemented; aiming to contribute to the field of studies, focused on quantifying these flows. Thirty semi-structured interviews were conducted. Twenty-five interviews were conducted with actors who had the described experience, three with people with the same education level, but with other migratory experiences in order to reflect on those movements and two with key informants, experts in the subject. The final reflections illuminate the importance of considering multiple dimensions and levels of analysis of this phenomenon to promote a better understanding and definition of proposals.

Keywords: Skilled migration; Science; Neoclassical theory.

Resumo

Sobre as diferenças salariais e a atomização de agentes na migração qualificada

Este artigo surge de uma tese de doutorado em andamento que investiga a adultos que emigraram para os Estados Unidos (eua) para realizar seu doutoramento ou pós-doutoramento em ciências exatas e naturais, nas últimas três décadas, e voltaram para a Argentina. Seu objetivo é refletir sobre a pertinência da teoria neoclássica; principalmente, analisar o peso das diferenças salariais existentes entre países e a atomização dos agentes. Para isso, foi implementada uma estratégia metodológica qualitativa; visando contribuir para o campo de estudos, focado na quantificação dos fluxos. Foram realizadas trinta entrevistas semi-estruturadas. Vinte e cinco delas a atores que tiveram a experiência descrita, três a pessoas com o mesmo nível educacional, mas com outras vivências migratórias para refletir sobre os movimentos estudados e dois a informantes-chave, especialistas na área. As reflexões finais iluminam a importância de considerar múltiplas dimensões e níveis de análise para promover uma melhor compreensão e definição de propostas.

Palavras-chave: Migração qualificada; Ciência; Teoria neoclásica.


 

I. Introducción

Este artículo se desprende de una tesis de doctorado en curso que indaga la movilidad de adultos de ambos sexos, entre 34 y 54 años, que emigraron a ee.uu. para desarrollar un doctorado o posdoctorado en ciencias exactas y naturales dentro de las últimas tres décadas y que luego regresaron a Argentina. Se escogieron estas áreas de conocimiento porque corresponden a los grupos más predominantes en la repatriación de científicos (dnri-mincyt1, 2011). Su objetivo es analizar esos movimientos en relación con la dinámica del campo y el sistema científico. El campo científico –alejado del enfoque funcionalista del estudio de la ciencia, liderado por Merton– alude a un «…espacio poroso de relaciones materiales y simbólicas, dentro de un contexto social específico (históricamente determinado) que lo atraviesa, dotado de instituciones, de actores, de conflictos» (Kreimer, 2010: 7-8). Bajo ese marco, se busca contribuir a la reflexión sobre la pertinencia de ciertas premisas de la teoría neoclásica –más precisamente, el peso de las diferencias salariales y la atomización de los agentes– para abordar el fenómeno estudiado. Para ello, se tomarán como datos los testimonios recolectados en el curso de una investigación con una estrategia metodológica cualitativa. A partir de las palabras de los propios protagonistas, se busca reflexionar al respecto.
Aunque se han presentado numerosos argumentos críticos y muy bien fundamentados a la teoría neoclásica dentro de los estudios migratorios desde hace algunas décadas, la migración calificada no ha sido un objeto de estudio extensamente trabajado en ese sentido. Pese a que la población aquí analizada tuvo como móvil principal tener una experiencia formativa en ee.uu. y no necesariamente insertarse en el mercado laboral, se cree interesante repensar el caso propuesto porque la movilidad de estudiantes y la internacionalización de la educación superior son aspectos clave de la migración calificada actual y pueden ser la puerta para permanecer en el exterior e insertarse laboralmente. El hecho que se haya trabajado con retornados tampoco es visto como una limitación, dado que varios entrevistados se replantearon la idea de quedarse o volver en función de cómo visualizaron la dinámica de trabajo en ee.uu. Los retornos tampoco se dan necesariamente luego de concluir el propósito inicial del viaje, sino que –en realidad– se presentan trayectorias más complejas.
Se espera que este artículo sirva para seguir repensando, dentro del ámbito de la migración calificada, algunos de los argumentos centrales de la teoría neoclásica: los movimientos como consecuencia de las diferencias salariales, la racionalidad materializada, cálculos de costos-beneficios, la preminencia del mercado laboral en la dinámica de estos flujos y la atomización de los agentes. Por cierto, la influencia de esta perspectiva no ha quedado reducida a los inicios de su problematización, sino que se mantuvo vigente en las discusiones que renovaron el debate en los últimos años. Por ello, aunque se reconoce el alcance acotado del estudio cualitativo, este trabajo se propone como ejercicio reflexionar sobre esta corriente teórica a partir de los testimonios recolectados entre personas que realizaron estos movimientos y otros informantes clave, referentes en la materia.
La estructura del documento fue organizada para presentar, en primer lugar, dos apartados de revisión bibliográfica. Mientras que el primero describe los principios de la teoría neoclásica y su influencia en el debate sobre la movilidad calificada, el segundo revisa las posiciones críticas encontradas al respecto en la literatura precedente. El análisis fue organizado en apartados centrados en otros argumentos del enfoque teórico escogido: las diferencias salariales y la atomización de los agentes. Las reflexiones finales destacan la importancia de analizar el fenómeno de una forma multidimensional y con diferentes niveles de análisis para no omitir variables significativas, cuya incorporación puede favorecer una mejor comprensión del fenómeno y definición de propuestas para la acción

II. Estrategia metodológica

Se optó por una estrategia cualitativa de recolección y análisis de datos porque se pretende indagar el sentido subjetivo que cobra el proyecto migratorio en relación con su pertenencia al campo y el sistema científico para los propios actores involucrados. Por su intermedio, se busca además hacer una contribución al campo de estudios porque, según las indagaciones preliminares, las investigaciones empíricas recientes en esta materia tienden a medir la magnitud del fenómeno, priorizar objetivos de cuantificación y a señalar las limitaciones relacionadas con las fuentes de datos y el carácter aproximado de las estimaciones (Albornoz et al., 2002; Luchilo, 2010). Por tanto, este trabajo pretende aportar –desde otro abordaje metodológico– evidencia empírica sustantiva.
La unidad de análisis fueron las personas con doctorado o posdoctorado –realizado en ee.uu.– en ciencias exactas y naturales ocupados, adultos (entre 34 y 54 años) y retornados a Argentina2. Se trabajó con una muestra intencional donde los casos fueron seleccionados deliberadamente por su relevancia para la investigación. Para este artículo se analizaron treinta en trevistas semi-estructuradas: veinticinco de ellas a actores que atravesaron la experiencia descripta, tres a personas con el mismo nivel educativo, pero con otras vivencias migratorias, para reflexionar sobre los movimientos estudiados desde otra perspectiva, y dos a informantes clave, expertos en la materia. Cabe aclarar que la mayor parte de los retornados entrevistados se insertaron, en línea con la expansión del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (conicet)3 producida en los últimos años, en la carrera de investigador científico. Sólo tres integrantes de la muestra abandonaron este quehacer, luego de la culminación de sus estadías para dedicarse a otros perfiles profesionales.
Se escogieron las ciencias exactas y naturales porque, de acuerdo con los datos oficiales a 2010, el 31 % de los investigadores repatriados argentinos provienen de esas áreas del conocimiento (dnri/ mincyt, 2011)4. La preminencia de estas formaciones, en términos de movilidad internacional, resulta comprensible si se considera la alta demanda de sus graduados, derivada de la escasa oferta nativa en muchos países desarrollados. Todo ello hace suponer que esta población posee un alto nivel de movilidad en comparación con los profesionales de otras disciplinas.
En correspondencia con la situación de dominación de algunos países en el campo de la ciencia y técnica –que, a su vez, condiciona la direccionalidad de los flujos migratorios–, ee.uu. representa uno de los países más importantes en términos migratorios. Del total de la población nacional de científicos repatriados, el 54 % proviene de algún país de América y el 71 % llega de ee.uu. (dnri/mincyt, 2011). Además, el 30 % de los estudiantes argentinos, residentes en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde), se establecieron en territorio estadounidense. Esta centralidad, sin lugar a dudas, no refleja un patrón exclusivo para Argentina. ee.uu. es el principal destino histórico de estudiantes internacionales que se movilizan para realizar estudios superiores fuera de su país de origen (Flores, 2010).
Al tomar como objeto de estudio a las personas entre 34 y 55 años, este trabajo buscó demarcar un rango de edad que incluya a personas de diferentes generaciones que realizaron una estadía en ee.uu. y luego, no necesariamente de manera inmediata, regresaron a Argentina. El rango etario seleccionado marca implícitamente la franja temporal de este estudio. En la práctica, se incluyeron movimientos de ida, efectuados a partir de la recuperación de la democracia en Argentina, y regresos concretados recientemente.
La técnica de recolección de datos fue la entrevista semi-estructurada, porque resulta muy útil para recabar información sobre sentimientos, motivaciones, pensamientos, significados, símbolos, actitudes, recuerdos, intenciones y matices culturales. Algunas de sus principales ventajas residen en la riqueza informativa de las palabras y las interpretaciones de los entrevistados, y la posibilidad que tiene el investigador para clarificar y repreguntar en un marco de interacción directo y personalizado (Sautu et al., 2005). A partir de un diseño flexible e interactivo, la estrategia de análisis estuvo orientada a identificar las categorías emergentes surgidas de forma inductiva durante todo el proceso de investigación, privilegiando el análisis de los casos estudiados en profundidad de acuerdo con el contexto seleccionado.

III. La huella neoclásica en la migración calificada: la influencia ejercida desde la perspectiva de fuga de cerebros hasta los enfoques más recientes

El enfoque más antiguo y conocido dentro de los estudios migratorios es la teoría neoclásica, elaborada originalmente para explicar la migración laboral en el proceso de desarrollo económico. Esta teoría entiende que los flujos internacionales y sus consecuencias internas surgen por las diferencias geográficas en la oferta y demanda de trabajo. A nivel macro, sus principales supuestos son: i) la migración internacional de los trabajadores deriva de las diferencias salariales de los países, ii) si estas diferencias fueran eliminadas, la migración no sucedería, iii) los flujos internacionales de capital humano –es decir, de población altamente calificada– refieren a las diferencias entre índices de beneficios de este capital, lo cual puede provocar patrones opuestos a los de la migración no calificada; iv) los mercados –aparte de los laborales– no tienen efectos considerables en la migración internacional y v) los gobiernos pueden controlar los flujos mediante regulación en los mercados de trabajo. A nivel micro, este enfoque considera a los migrantes como actores racionales que deciden movilizarse en función de un cálculo costo-beneficio, orientado a lograr un rendimiento positivo neto en materia monetaria. Por ello, se espera que los sujetos se dirijan donde anticipen una mayor productividad, además de las inversiones vinculadas al traslado, mantenimiento durante la búsqueda de trabajo, adaptación a nueva cultura y lengua, entre otras (Massey et al., 1993).
Algunas de las características del modelo –la atomización de los agentes, la homogeneidad e intercambiabilidad de los objetos de la transacción, su fluidez e instantaneidad– funcionan dentro del planteo inicial de la migración calificada, delineado a principios de 1960: la fuga de cerebros, que problematiza un drenaje motivado por las diferencias salariales y, en menor medida, las oportunidades de desarrollo profesional. Los migrantes son percibidos como recursos humanos, representantes de un valor comparable e impulsados por la atracción de una oferta que no ejerce resistencia a la asignación de talentos en el mercado de trabajo. Sin embargo, la perspectiva de fuga de cerebros combina paradójicamente una matriz económica neoclásica y ricardiana del intercambio internacional con una valoración negativa del drenaje de capacidades de los países en desarrollo, asociada al modelo de centro-periferia (Meyer y Charum, 1994).
Lejos de ser un enfoque dinámico, este modelo alude a un proceso de cambio de residencia permanente de los migrantes, principalmente provenientes de países en desarrollo y movilizados a lugares más competitivos, y hace hincapié en las ganancias y pérdidas, vinculadas a las capacidades nacionales en ciencia y tecnología, planteando una relación casi lineal entre la cantidad de personas altamente calificadas y el desarrollo de los países involucrados. También identifica claras pérdidas para los lugares de origen en la medida que incurren en los costos educativos de esta población, pero se ven privados de los beneficios de su desempeño profesional e incluso de la consecuente recaudación fiscal. Como contracara, estas pérdidas aparecen como ganancias automáticas para los países de destino porque los migrantes calificados traen ventajas derivadas de: i) los posibles aportes y descubrimientos científicos o tecnológicos; ii) la satisfacción a la demanda en ciertas especializaciones estratégicas para el desarrollo nacional y iii) la contratación de mano de obra competente a un costo más bajo, entre otras cuestiones. En suma, el cálculo propuesto es simple: lo que perdió el país de origen, lo ganó el de destino.
Ahora bien, el planteo neoclásico no se limitó a contribuir con los argumentos iniciales de la migración calificada, sino que sus premisas siguieron teniendo injerencia en las teorizaciones posteriores (Meyer y Charum, 1994). Su influencia también es identificada en el punto álgido de la polémica entre internacionalistas y nacionalistas en las décadas de 1960 y 1970, cuyo núcleo reflejaba el antagonismo entre el pensamiento económico neoclásico/ liberal que concebía a esta movilidad como el resultado de la búsqueda individual de mejores oportunidades económicas y laborales en el exterior –que terminarían redundando en el bienestar global– frente al enfoque nacionalista que destacaba las asimetrías en la distribución de las ganancias entre los países implicados y la importancia estratégica del intervencionismo estatal.
Los internacionalistas, en particular, sostenían que los trabajadores altamente calificados se encuentran insertos en las reglas económicas que dominan la localización óptima de los recursos en las distintas economías a escala mundial. Su planteo mantiene la lógica racional de los supuestos neoclásicos y la teoría del capital humano; afirmando que este capital, al igual que el físico, se dirige –en un mercado de trabajo global– hacia aquellos lugares donde su productividad sea mayor. Y la emigración se impone como proyecto de vida si la productividad de los sujetos –con el supuesto de información suficiente– resulta más elevada en el extranjero. Estos flujos son defendidos entre sus adherentes por considerarlos beneficiosos para los actores individuales y colectivos involucrados y por reflejar las decisiones de los individuos que deciden libremente trasladarse (Myers, 1968; Johnson, 1979; Pellegrino, 2001a; Pellegrino, 2001b; Solimano, 2002). La migración es pensada como una válvula de escape ante situaciones de desempleo, cuyo beneficio colectivo se materializa de diversas formas como, por ejemplo, las remesas (Torrado en Martínez Pizarro, 2005). Desde el plano de la gestión, el enfoque internacionalista defiende un modelo de laissez-faire y sugiere que este tipo de migración deviene en un «banco de cerebros» en los países desarrollados, capaz de ser aprovechado para la promoción nacional del país de origen (Ansah, 2002). Al vislumbrar el problema en su dimensión económica, sus adherentes proponen soluciones orientadas a la mejora de las remuneraciones y al equipamiento tecnológico para el desarrollo de la actividad científica.
En afinidad con el carácter liberal de esta posición, en las últimas décadas se buscó reemplazar el sesgo negativo asociado a la fuga de cerebros y se fue consolidando la perspectiva de la globalización que trae consigo soluciones vinculadas a la conectividad. Desde la década de 1990, ganaron visibilidad los planteos que acentúan las ganancias asociadas a estos flujos debido a que los emigrados representan una fuente potencial de recursos para sus países de origen, ya sea mediante redes de cooperación transnacional, presenciales y virtuales, o a través de su regreso, aumentando el nivel de capital humano nacional. Esta concepción fue complementada con los postulados sobre el intercambio de cerebros, utilizado para referir a la migración transitoria, o la circulación de cerebros que señala básicamente la experiencia de un período de estudio seguido de una práctica laboral (Pellegrino, 2001a; Pellegrino, 2001b; Martínez Pizarro, 2005). Estas reformulaciones –que trascienden el cálculo simple, propuesto por el enfoque de la fuga de cerebros– comenzaron a ser estimadas por los formuladores de políticas públicas porque recuperan las ventajas de la movilidad a partir de la conversión de los migrantes en nexos de las redes globales y locales de desarrollo científico y tecnológico, o bien, en agentes de transferencia de conocimiento.
En resumidas cuentas, la influencia de ciertas aristas de la perspectiva neoclásica en los planteos sobre la migración calificada se evidencia en la centralidad del análisis de corte económico, con énfasis en la libre voluntad de los sujetos que desean trasladarse –con información suficiente– a otros países con mejores condiciones salariales y en la maximización de bienestar (utilidad) derivada en el proceso. Su vigencia se debe posiblemente a su atractivo en términos analíticos y explicativos dado que apela al sentido común, señalando las diferencias de bienestar entre países y la búsqueda de mejores recompensas monetarias (Arango, 2000). En el próximo apartado se presentarán algunas observaciones críticas ya delineadas a fin de continuar complejizando la discusión.

IV. Argumentos identificados para cuestionar la teoría neoclásica de la migración calificada

Ante todo, al identificar las críticas realizadas al enfoque neoclásico, uno de los aspectos destacados es su mirada atomizadora de los migrantes. Sin embargo, las decisiones migratorias no se determinan únicamente a nivel individual, sino que deben considerarse unidades más amplias: lazos parentales, principalmente familias u hogares, en los que los sujetos actúan colectivamente para maximizar las expectativas de rentas como así también minimizar los riesgos y rebajar las constricciones vinculadas a una variedad de mercados, distintos al laboral (Stark y Levhari; Katz y Stark; Lauby y Stark; Taylor; Stark en Massey et. al., 1993).
Respecto a la población estudiada, incluso si se toma la premisa de las diferencias salariales, la migración calificada no alcanza la magnitud esperable según los supuestos neoclásicos. Tampoco este modelo puede explicar la situación de países estructuralmente semejantes –de acuerdo con los parámetros propuestos– que presentan patrones migratorios diferentes. Así, salen a la luz paradojas aparentes: países con niveles de pobreza similares que tienen índices de emigración muy distintos o países con un nivel de bienestar parejo que reciben proporciones muy variables de inmigrantes. Para interpretar y entender estas realidades, supuestamente contradictorias en términos neoclásicos, se debería hacer referencia, por ejemplo, a los vínculos culturales entre antiguas colonias y sus metrópolis. Aunque las retribuciones económicas no son irrelevantes, es preciso incorporar al análisis factores adicionales o complementarios que apuntan a la ampliación del rango de motivaciones. Incluso, al permanecer en la órbita salarial, el cálculo de los migrantes potenciales tendría que considerar una dimensión temporal y trascender el momento presente dado que el salario esperado a lo largo de un período de años tiende a cobrar más importancia que el que se puede recibir al momento de la migración. Por otra parte, el supuesto de información suficiente sobre las condiciones de los países de origen y destino también es criticado porque la decisión migratoria no debería ser necesariamente entendida como el producto de un cálculo racional, fundado en información suficiente, sino como un proceso extenso a través del cual las opciones se van precisando según fragmentos de información de diverso origen y calidad (Luchilo, 2010).
Con el objetivo de sistematizar argumentos críticos y algunos puntos clave que remiten a la población estudiada, recopilados a partir de una revisión bibliográfica, se presenta una tabla (Cuadro 1) que pretende organizarlos según distintos niveles de análisis: individual y familiar, organizacional, relacional y sociopolítico. El último eje plantea una distinción entre diferentes planos: políticas públicas y condiciones sociales en los países de origen, políticas públicas en países de destino y contexto global.

Cuadro 1. Sistematización de argumentos capaces de propiciar críticas a la teoría neoclásica de la migración calificada según diferentes niveles de análisis


Mediante este esquema se pretende ilustrar que es necesario considerar que estas personas se desenvuelven en ámbitos altamente competitivos donde las cuestiones sociales, culturales, organizacionales, políticas, estructurales y globales tienen peso específico e influyen en el proyecto migratorio. En el próximo apartado se delineará el análisis realizado a partir de la salida a campo que si bien retoma algunos de los puntos aquí presentados, los desarrolla con mayor profundidad.

V. Repensando el peso de las diferencias salariales: en búsqueda de la curiosidad, los desafíos profesionales y el prestigio

Las consideraciones sobre las diferencias salariales comienzan a aparecer en los relatos de los entrevistados con anterioridad a la materialización del proyecto migratorio; más precisamente, al momento de elegir la carrera de grado. Sin embargo, las razones esgrimidas cuestionan los argumentos neoclásicos porque la mayoría sostiene que los motivos por los cuales escogió su formación universitaria en ciencias naturales o exactas remiten a inquietudes personales. Varios testimonios señalan que su interés comienza a manifestarse desde la infancia o adolescencia en cuestiones tales como: la inclinación por la naturaleza, la exploración de algún interés específico, la implementación de ciertas formas de resolución de problemas cognitivos y/o la identificación de referentes de la divulgación científica. Incluso, una minoría manifiesta que su recorrido profesional –plasmado en colecciones, estudios o actividades de voluntariado en instituciones relevantes en su campo– puede remontarse a momentos previos al ingreso a la universidad. Y, por supuesto, también influyen los caminos académicos escogidos dentro del círculo primario. Más allá de las características particulares, los motivos para escoger la formación de grado refieren generalmente al desarrollo de inquietudes personales; opacando las consideraciones sobre la posible inserción en el mercado de trabajo o la obtención de salarios elevados, asociados a perfiles profesionales con mayor demanda laboral. Este punto cobra importancia si además se tiene en cuenta que gran parte de los sujetos entrevistados se formó, casi en su totalidad, en instituciones públicas durante períodos donde el apoyo nacional a la universidad y a la ciencia –ámbito de proyección por excelencia en estas disciplinas– estaba en jaque por falta de apoyo y financiamiento y, en consecuencia, las posibilidades de desarrollo profesional eran escasas.
La excepción, sin lugar a dudas, remite a la carrera de ciencias de la computación porque los sujetos reconocen una alta y sostenida demanda del mercado laboral, propulsada principalmente por el sector privado, materializada en sueldos más competitivos y en un horizonte profesional con mayores oportunidades. Pese a estas ventajas comparativas y a riesgo de parecer evidente, como los sujetos de la muestra decidieron tener una formación doctoral, es comprensible que las motivaciones de quienes pertenecen a esta rama del conocimiento también procuren, de una u otra medida, desarrollar su curiosidad por encima de consideraciones económicas. En otras palabras, la población estudiada suele privilegiar ciertos modos de trabajo asociados a la naturaleza de su actividad en detrimento de argumentos derivados de la lógica de mercado de trabajo.
También es cierto que para las disciplinas más tradicionales –como matemática, física o biología– el doctorado aparece como la forma natural, y en algunos casos exclusiva, de progreso en sus respectivas carreras, luego de la graduación. Esa percepción se visualiza en las búsquedas de becas nacionales o extranjeras por parte de los recién recibidos. Una vez más, aquí se presenta otra distinción referida a las ciencias de la computación, porque hasta hace pocos años el país no contaba con una oferta doctoral consolidada ni una masa crítica de egresados y estudiantes en formación. Por tanto, el doctorado aparecía como una alternativa menos nítida y, en caso de realizarlo, la formación en el exterior decantaba como una posibilidad significativa.
En definitiva, la cuestión salarial no parece tener un peso específico preponderante a la hora de identificar las motivaciones para escoger una carrera de grado y continuar la formación de posgrado. De hecho, varios testimonios coinciden al rememorar ciertos momentos en los que sus salarios como becarios no sólo se vieron estancados, sino que fueron recortados, sin que ello implicara un abandono del rol profesional. Por el contrario, las recompensas más buscadas por esta población refieren al reconocimiento de sus pares, o en términos de Bourdieu (2003), a la obtención de capital científico, en forma de conocimiento y reconocimiento mutuo. Ni siquiera entre quienes dejaron de ejercer la actividad científica aparece el salario como variable fundamental de dicho quiebre, sino que al referirse a esa decisión aluden a otras cuestiones de carácter profesional.

«…el ver mes a mes cómo tus pares generan cosas nuevas, interesantes, cómo progresan en los términos que se plantea el sistema científico, que no son monetarios sino de prestigio, los hallazgos que hacen, lo que publican, los resultados que presentan, que te lleva a querer vos también hacer lo mismo.»
(Hombre, 45 años, con doctorado y posdoctorado en instituciones estadounidenses en el área de biología y residente en Argentina)

No obstante, las consideraciones salariales comienzan a cobrar mayor importancia luego de doctorarse y a medida que se avanza en la carrera, acompañada de otros compromisos ligados al plano familiar o expectativas personales. Los individuos reconocen la diferencia entre las remuneraciones esperadas al ser becario, ya sea doctoral como posdoctoral, de las proyectadas a largo plazo; principalmente, en caso de conseguir la ansiada independencia profesional. El hecho de contar con sueldos poco competitivos no sólo hace mella a nivel individual y familiar, sino que también repercute en un plano macro porque los sueldos ofrecidos por el sistema nacional –caracterizado por categorías salariales estandarizadas– no terminan de ser lo suficientemente competitivos a la hora de atraer a científicos de otras nacionalidades, ya consolidados en sus áreas, a trabajar de forma estable en Argentina.

«Las becas eran bajas pero éramos recién recibidos, teníamos la ayudantía, qué sé yo, entonces más o menos nos arreglábamos así. O sea, no podía independizarme totalmente (…) pero sabía que era un paso que tenía que cumplir. Era una temporada que pasé bien, me gustaba mucho lo que estaba haciendo entonces la parte de sacrificio que hacía estaba bien.»
(Hombre, 54 años, con doctorado en institución estadounidense en el área de – matemáticas y residente en Argentina)

Bajo ningún aspecto, lo planteado anteriormente significa subestimar la importancia del salario para las personas entrevistadas en su condición de trabajadores. Las remuneraciones son entendidas en su doble dimensión: instrumental y simbólica. Por un lado, el sueldo representa un medio para garantizar un estilo de vida que debiera trascender la subsistencia, principalmente si se tiene en cuenta el valor agregado de las actividades vinculadas a la ciencia. Muchos entrevistados aluden a los momentos cuando los becarios e investigadores, en el caso de conseguir alguno de los escasos puestos, tenían remuneraciones que ni podían compararse con el parámetro medio ofrecido por el mercado. Esta situación no aparece como un hecho aislado, puesto que la ciencia nacional tiene una larga historia de remuneraciones bajas. En ese sentido, los propios integrantes del campo llegan a cuestionar el rol de ciertos referentes indiscutidos de la ciencia nacional que ayudaron a construir la imagen de un científico austero que debía desarrollar un trabajo de excelencia, desprovisto de cualquier tipo de comodidad material. Sin dudas, Leloir (Premio Nobel en 1970) responde a esta caracterización icónica, aunque lo paradójico de su figura es que su familia pertenecía a la clase alta argentina. Por otra parte, la remuneración también es vista como un reflejo de la valoración de la labor dentro de la sociedad. La frase «que se vayan a lavar los platos» pronunciada por el Ministro de Economía del presidente Carlos Menem, Domingo Cavallo se convirtió en un hito que ilustra la falta de reconocimiento simbólico de la actividad. Ambas cuestiones ponen de manifiesto la importancia del salario, pero colocándolo en un plano diferente al neoclásico.

«Era un tiempo de un ascetismo tremendo en la investigación (…) No les alcanzaba la plata, era un desastre (…) Todos vivían mal.»
(Hombre, 45 años, con doctorado y posdoctorado en instituciones estadounidenses en el área de biología y residente en Argentina)

«Es una cosa bastante antigua (…) un poco puede ser la imagen del investigador ascético y sacrificado de Leloir o de Houssay, trabajando con la silla rota (…) Esas historias que tan mal le han hecho a la ciencia en Argentina, pienso yo. Le ha hecho bien en el sentido del esfuerzo, pero le han hecho mal en el sentido de penalizar las comodidades.»
(Hombre, 39 años, con doctorado en una institución estadounidense en el área de biología y residente en Argentina)

Siguiendo este razonamiento, la preminencia de las diferencias salariales es cuestionada como factor explicativo central de los movimientos migratorios, sin desconocer el carácter racional de los sujetos. La racionalidad no se limita precisamente al cálculo costo-beneficio en términos monetarios, excepto en los casos donde el sujeto no cuenta con la posibilidad de conseguir un ingreso que le permita estudiar en su país de origen. En esta evaluación la diferencia no está en cuánto ganará en cada lugar, sino en la posibilidad de asegurarse un sustento. Esta situación se enmarca especialmente en los momentos de menores oportunidades de inserción laboral o de obtención de becas en el país. Por ejemplo, ciertos entrevistados o conocidos de ellos –luego de haber sido rechazados para becas doctorales del conicet– consiguieron la financiación y la admisión en universidades en ee.uu., incluso, en instituciones pertenecientes a la Ivy League; reflejando cómo el contexto estructural del país operó en las estrategias de los sujetos que, de haber podido brindarles condiciones para permanecer en el sistema, los hubiera podido retener (Moreno, 2014). En esos casos, que no corresponden a totalidad de la muestra, el salario y el estado del mercado laboral fueron cuestiones importantes. De todos modos, de forma casi unánime se plantea que si bien los ingresos recibidos como becarios doctorales en ee.uu. posibilitan la independencia económica, no permiten un estilo de vida holgado ni, por lo general, capitalizarse. De ahí que la remuneración no es un tema en el cual ponen énfasis los entrevistados.

«…la diferencia salarial era…la diferencia entre cero o algo, en ese sentido pesó mucho, era una oportunidad. Pero no, en realidad no. Yo la verdad que suponía que me iba a alcanzar la plata para vivir pero no era algo que me…Yo iba dispuesto a…a ajustarme el cinturón en ese sentido. Dada la gran oportunidad que tenía, de estudiar en un lugar en el que a mí me parecía que estaba bueno estar. No era que iba porque me iban a pagar más o porque iba a poder ahorrar.»
(Hombre, 43 años, con doctorado y posdoctorado en instituciones estadounidenses en el área de biología y residente en Argentina)

«…creo que influye mucho más el poder formarse y trabajar en algo que a uno le gusta, laburar en algo que uno quiera aprender que la retribución económica que uno va a tener. Sin embargo, cuando acá no había chances de haber becas de nada la gente iba por un tema económico, no porque iba a cobrar más que acá sino porque iba a cobrar más que cero.»
(Hombre, 38 años, con doctorado y posdoctorado en instituciones argentinas y extranjeras –no estadounidenses- en el área de biología y residente en Argentina)

Tal como lo anticipan los testimonios, quienes se dirigieron hacia ee.uu. tuvieron en cuenta una multiplicidad de factores. Los principales incentivos remiten a la lógica del ámbito académico, científico y tecnológico y, como señalaba Abelson (en Ansah, 2002), al hecho de estar y trabajar donde se encuentran los mayores desafíos profesionales y donde los sujetos son estimados por sus logros intelectuales y prácticos. La evidencia recolectada coincide al señalar que los potenciales migrantes van detrás de su participación en ambientes estimulantes y altamente productivos, con mejores condiciones para desarrollar la actividad. Pese a que se valora la formación recibida en Argentina, un motivo importante para irse refiere a la interacción con líderes –no necesariamente estadounidenses– en sus respectivos temas de investigación, que se encuentran trabajando allá o circulando por su territorio. Estos intercambios pueden promover un salto de calidad en su experiencia formativa y funcionan como un gran estímulo porque además abren las posibilidades de generar contactos valiosos y conocer nuevas oportunidades profesionales.
Un segundo incentivo es la posible incorporación a instituciones mundialmente reconocidas gracias al prestigio de sus miembros, la calidad de sus investigaciones y los temas abordados. Aquí se evidencia una fuerte dimensión simbólica relacionada a determinadas afiliaciones institucionales que tienen peso tanto en el país de recepción como en el de origen. El hecho de haber formado parte de alguna de estas instituciones puede incidir positivamente en experiencia académica en el exterior como en las posibilidades de progreso profesional esperadas al retornar. Sin embargo, se acuerda que esta pertenencia no tiene peso en sí misma si no va acompañada de una producción a la altura de las expectativas asociadas al lugar de privilegio.
Otra motivación, más personal, se encuentra ligada al sentido de aventura del viaje y la experiencia en el exterior. Muchos de los entrevistados provienen de historias familiares atravesadas por la migración; incluyendo el exilio por causas políticas. Lo cierto es que las experiencias previas, de diversa índole, en el exterior de los propios sujetos son un elemento importante a la hora de analizar su propensión a la migración o, en otras palabras, de reflejar cuán dispuestos están a movilizarse. En alguna medida, funcionan como un capital que el individuo (y sus familias) dispone a la hora de emprender la migración y tratar de integrarse en el país de recepción con todas las incertidumbres, los riesgos y costos que ello conlleva.
Empero, este elemento sigue estando en concordancia con algunos elementos valorados por el propio campo científico, es decir, el hecho de conocer otras realidades, trabajar con gente de diversas culturas y con otras formaciones y, en algunos casos, abordar nuevos temas que permitan un mayor crecimiento profesional. Todos estos factores se destacan como vivencias enriquecedoras y competencias que también pueden potenciar la labor profesional en ciencia.
El movimiento internacional termina siendo valorado no sólo por el sujeto que lo experimenta, sino también por el sistema nacional que lo recibe a su regreso. Se reconoce que las estadías en el exterior –debido a los logros que pueden alcanzarse estando allá y las pertenencias institucionales– favorecen la incorporación al complejo científico-tecnológico nacional y la independencia del investigador a la hora de retornar, materializada al formar su propio grupo de trabajo e incorporar herramientas nuevas y líneas de investigación originales. También se da frecuentemente que los retornados vuelvan, incluso, con fondos de subsidios ganados en el exterior que les permiten armar el nuevo espacio de trabajo en su país de origen.
Por otra parte, los motivos identificados para emprender el retorno tienen generalmente una raíz afectiva familiar. Aunque para muchos la vuelta fue parte inherente del plan, se reconoce que el regreso se materializa para estar más cerca de los seres queridos. Quienes tuvieron hijos destacan la posibilidad de criarlos cerca de la familia extendida y en el entorno cultural donde fueron socializados los padres. Cabe aclarar que la mayor parte de los entrevistados tenía una pareja de su misma nacionalidad. También se señala la necesidad de acompañar las diferentes etapas del ciclo vital de gente de su entorno, como el envejecimiento de los padres. Además del plano familiar, aparecen diversas modalidades asociadas a lo local que rescatan la idiosincrasia nacional como formas de relacionarse, sentido del humor compartido y posibilidad de interactuar en la lengua natal. Desde un punto de vista profesional y macro-social, el regreso puede estar enmarcado en la búsqueda de un contexto de mayor estabilidad y seguridad social que beneficie al científico como a su familia en dos sentidos. Argentina brinda servicios y bienes públicos que pueden convertirse en incentivos para la vuelta. conicet, a su vez, ofrece oportunidades de carrera más estables, con un salario fijo mensual, en comparación con el esquema de mayor flexibilidad de ee.uu., donde el individuo tiene que estar buscando constantemente subsidios que le permitan mantenerse dentro de un entorno altamente competitivo, a menos que tenga una posición estable de profesor. Por cierto, el sueldo de conicet recibido actualmente llega a cumplir con las expectativas de los sujetos; comparado con otros momentos y sin desconocer cuestionamientos sobre posibles mejoras (Moreno, 2014). Incluso, muchos deciden retornar a costa de una reducción remunerativa; contradiciendo directamente las afirmaciones neoclásicas.
En suma, aunque el salario no es un elemento que se debe menospreciar ni ignorar, las diferencias remunerativas no sirven para comprender la complejidad detrás de los motivos y mecanismos que impulsan los movimientos migratorios vinculados al ámbito académico científico. Esto no supone rechazar la racionalidad inherente a los flujos, dado que los sujetos distinguen y persiguen beneficios que creen que promoverán su trayectoria laboral y les posibilitarán un trabajo más desafiante, inserto en un contexto de mayor productividad.

VI. Repensando la atomización de los agentes: cuando no se actúa en un vacío social

Los neoclásicos perciben a los agentes de manera atomizada, pero los testimonios recolectados remarcan varios aspectos que los sitúan en estructuras de distinto nivel, que inciden en la consecución de la migración y la posterior estadía en ee.uu. Estos hallazgos se encuentran en sintonía con los postulados de la nueva economía de la migración que surgió y desafió varias premisas de la teoría abordada al sostener que las decisiones migratorias no son tomadas por individuos aislados, sino por unidades de personas relacionadas (Stark and Levhari; Katz and Stark; Lauby and Stark; Taylor; Stark en Massey et al., 1993).
Ahora bien, al retomar el objeto de estudio de este trabajo y pese a que existen casos donde los sujetos llevan adelante el proceso de admisión en la universidad, la incorporación en un grupo de investigación y la obtención de fondos para la realización sus estudios sin demasiada colaboración de otros –exceptuando las cartas de recomendación–, gran parte de quienes pasaron por esta experiencia se apoyaron en redes activas que los antecedían, sin restar mérito al logro alcanzado. Estos entramados suelen ser de carácter profesional y los individuos comienzan a identificarlos y participar en ellos a través de su inserción en algún grupo de investigación durante los últimos años de la carrera de grado o a principios del posgrado. Esta incorporación no es un dato menor porque al interior de estos espacios se socializan las «reglas del juego» del campo científico; incluyendo la necesidad de contar con: credenciales educativas, publicaciones en revistas académicas preferentemente de alto impacto y en inglés, participación en congresos internacionales, obtención de subsidios, formación de recursos humanos y, posiblemente, experiencias formativas en el extranjero.
A riesgo de parecer evidente, la actividad científica tiene un fuerte componente relacional que se evidencia en distintos aspectos de la producción de conocimiento como el vínculo maestro-discípulo, el trabajo en equipo en los grupos de estudio o investigación, la discusión sobre la recolección y el análisis de evidencia empírica durante el desarrollo de una investigación, la revisión de los artículos y la posterior citación de los hallazgos por pares. Esta modalidad está enmarcada dentro de una estructura de relaciones de jerarquía y lógicas de reproducción social. Así pues, el intercambio y la movilidad internacional aparecen como actividades que se esperan del desempeño científico, capaces de fortalecer el desarrollo del sistema y permitir la ruptura con patrones endogámicos que lo encierran y empobrecen al reducir el intercambio de ideas, inhibir la competencia meritocrática y alejarlo de los debates que se dan en otras partes del mundo.
Bajo ese marco, los individuos destacan la importancia de incorporase a grupos de investigación menos cerrados en sí mismos y con mayores vínculos y proyección internacional. Los espacios de trabajo con dinámicas abiertas facilitan también las trayectorias internacionales de sus miembros. El tutor, los pares o los contactos de estos grupos muestran frecuentemente el camino a seguir a los postulantes. Tal como se ha afirmado, algunas disciplinas –como la física o la biología– cuentan con una larga tradición en ese sentido, plasmada en las numerosas generaciones de investigadores que han transitado parte de su formación en ee.uu. A causa de ello, hay quienes sostienen que los argentinos han logrado consolidar una buena reputación en el exterior basada en la calidad de la formación de grado recibida en el país.
Existen diversas formas de aprovechar los vínculos. A continuación se describirán algunas maneras que no suponen una demarcación nítida entre una estrategia y otra porque, en la práctica, tienden a superponerse. Sin embargo, esta sistematización puede ser útil para identificar tipos de acciones implementadas por los potenciales migrantes, señaladas recurrentemente en la recolección de datos. En primer lugar, quienes todavía no tienen contactos establecidos en el exterior, pero cuentan con relaciones de mayor apertura internacional tienden a interactuar con conocidos que los orientan durante el proceso y, a veces, los apadrinan. Pese a que no consiguen información perfecta y homogénea, aquello que van recolectando les permite tener una idea de cómo manejarse, de lo que pueden esperar y lo que les convendrá hacer una vez estando allá. En otras palabras, los postulantes van generando expectativas sobre la experiencia migratoria a partir de impresiones ajenas. Muchas veces los conocidos funcionan como puentes entre el candidato y los lugares académicos y científicos de recepción, en caso de existir vínculos previos entre ambos.
Otras veces se activan relaciones que el propio candidato fue capaz de ir tejiendo. Una manera se da mediante las colaboraciones en investigaciones realizadas en Argentina junto con laboratorios o grupos de investigación de universidades estadounidenses. Así pues, la persona que viene de afuera tiene la posibilidad de ver, sin intermediaciones, la capacidad y la forma de trabajar del candidato y, si está interesada, puede ofrecerle su colaboración para avanzar en ee.uu. También hay casos de estudiantes que, mientras que cursan su formación de grado o posgrado, consiguen algún tipo de intercambio que les permite entrar en contacto con referentes que terminan siendo clave para el siguiente paso migratorio.
Hay candidatos que buscan promover –por sus propios medios y mediante distintas iniciativas– vínculos profesionales con gente que trabaja en ee.uu. Una manera de hacerlo es a partir de la identificación de ciertas figuras destacadas en sus temas de investigación y su posterior presentación ante ellos mediante correo electrónico, sin ningún tipo de referencia previa. El objetivo del postulante es establecer algún tipo de intercambio en función de las lecturas realizadas sobre los trabajos de dichas personas, los temas de interés en común, etc. En caso de generar una buena interacción, el contacto podrá informarle u ofrecerle –si cuenta con un subsidio– alguna oportunidad profesional. De lo contrario, el postulante tendrá que buscar financiación en otras fuentes. Otra forma deliberada de conocer gente es la participación en congresos internacionales donde los potenciales migrantes pueden encontrar a personas de su interés, generalmente identificadas con anterioridad. Frecuentemente se los contacta anticipadamente para tratar agendar una reunión personal, lo cual permite generar un mayor nivel de acercamiento entre las partes.
Hay quienes planean viajes al exterior para recorrer las instituciones deseadas y, en la medida de lo posible, conocer a los sujetos con los que pretenden estudiar o trabajar. Algunos de ellos realizan este viaje sin ningún tipo de ayuda, otros son recibidos por conocidos –en general, colegas que están residiendo allá– que terminan brindándoles consejos para promover la migración y aprovechar su estadía. También hay casos que son invitados a recorrer y dar charlas en distintos lugares para conocer mejor el ambiente académico estadounidense. Sin lugar a dudas, el viaje es una herramienta muy útil porque les permite configurar una mejor idea del ámbito académico estadounidense y tener más información relevante para evaluar distintos aspectos de la migración como, por ejemplo las ciudades o los lugares donde podrían vivir con sus concomitantes estilos de vida, las mejores formas para aplicar a fin de conseguir una beca, las diferencias entre las distintas instituciones y sus grupos de trabajo.

«Todo el mundo llega porque alguien conoce tu laburo porque no alcanza con ser bueno, por supuesto, es necesario para que estos tipos (en referencia a universidades de la Ivy League) te contraten. Pero la cantidad de gente buena que hay, que es muchísimo mejor que todos los que yo conozco que estuvimos ahí…Es un montón de gente que no tiene esa oportunidad. Eso es porque básicamente esos tipos reciben 500 postulaciones por año, no tienen directamente tiempo de leer todos los currículum. Entonces, si no conocen tu laburo porque alguna vez tuviste la suerte de dar una charla o porque justo el tipo a quien ellos le van a leer una carta… Seguro, es injusto, pero es la única forma que la gente entra a esos lugares (…) No le vas a decir que no a mi estudiante porque yo le dije que sí al tuyo. Esas cosas son tácitas, pero ocurren.»
(Hombre, 40 años, con postdoctorado en una institución estadounidense en el área de física y residente en Argentina)

De acuerdo con lo señalado por el último testimonio, un elemento importante dentro de las reglas del juego del campo es la reciprocidad, donde la retribución, materializada de diferentes maneras, no tiene que necesariamente ocurrir en el corto plazo. De todos modos, se espera que aquel que ha hecho algún tipo de colaboración sea compensado en el futuro en caso de presentarse la oportunidad. Esto no significa que no surjan gestos de carácter más altruista por parte de ciertas personas –en su mayoría, emigrados de nacionalidad argentina– que no necesariamente están buscando algo a cambio. En general, este tipo de gestos no son otorgados a los potenciales migrantes en sí mismos, sino que se les brindan a ciertas instituciones con las cuales los emigrados poseen algún tipo de lazo, a las personas que dirigen grupos de investigación o a las redes informales en las participa el expatriado. Si bien los antecedentes del postulante no son un dato menor, la existencia de historias previas de vinculación tiene un peso más significativo y activa el espíritu de colaboración y la posibilidad del movimiento. Aquí se utiliza el término altruista para describir estas acciones, pero ello no necesariamente significa que los propulsores de los movimientos no se vean favorecidos de alguna manera, por ejemplo al incorporar a un nuevo integrante a su equipo de trabajo. En realidad, se sostiene que muchos de los que adoptan este tipo de posturas han consolidado una trayectoria afuera, pero lo que buscan es contribuir con el desarrollo del sistema científico nacional y seguir manteniendo algún tipo de lazo profesional con el país.

«…a los egresados de acá (…) les dan una carta de recomendación para trabajar allá, le consiguen puestos, organizan e invitan para concursos, vuelven para…para congresos acá. O sea, hay muchos matemáticos que están establecidos en ee.uu. pero que tienen mucha relación con Argentina y ayudan a los matemáticos argentinos a introducirse en el mundo y a tener más relación…»
(Hombre, 54 años, con doctorado y postdoctorado en instituciones estadounidenses en el área de matemáticas y residente en Argentina)

Además de las cuestiones relacionales, también existen otros mecanismos utilizados por las instituciones y políticas de ee.uu. que favorecen la migración calificada. Pese a que no siempre estas políticas se vean explícitamente reflejadas, salen a la luz en los incentivos y las facilidades que propone el país y los actores del sistema académico-científico más importantes. A modo de ilustración, ee.uu. cuenta con un modelo de aplicación medianamente estandarizado (mismos exámenes, criterios, etcétera) que facilita el proceso a los candidatos y los alienta a presentarse a diferentes instituciones dentro del país, funciona un esquema de financiación de visitas, no presenta obstáculos en la gestión de permisos de residencia en caso de querer incorporar o mantener a un buen postulante, posee numerosas fuentes de trabajo que, aunque se insertan en un marco de mayor flexibilización y que no todas responden a lugares de élite, pueden proveer ofertas laborales en el país, entre otras cuestiones.

«…yo no tengo ningún tipo de duda que ee.uu. es una aspiradora de los mejores recursos del mundo. Les ofrecen un trabajo para hacer un doctorado en una universidad buena allá por una guita muy baja y tienen a los mejores cerebros del mundo pensando para ellos (…) me terminaron aceptando en tres (universidades) (…) cuando le dije que sí a una (…) Como que una vez que te aceptan, empezó una especie de campaña de mimos por convencerte. Empiezan a mimarte, que te traen, te invitan, te pagan el pasaje, te llevan a comer, te presentan a todo el mundo.»
(Hombre, 37 años, con doctorado en institución estadounidenses en computación y residente en Argentina)

En términos macro, también es cierto que el país ha tenido históricamente políticas de apoyo al sistema científico más consistentes que las de Argentina, generando una mayor fortaleza institucional y una posición de hegemonía en el campo de la ciencia, la tecnología y la innovación. Posición de poder caracterizada principalmente por la concentración de una masa crítica de referentes en la frontera del conocimiento en diferentes materias, dentro de un ambiente dinámico y estimulante, y de facilidades para la producción de conocimientos, acompañadas por altos niveles de inversión estatal. Pese a que se pueden detectar hitos (positivos y negativos) en el acompañamiento de ee.uu. a la ciencia y tecnología, oscilaciones entre los gobiernos demócratas y republicanos e incluso algunas crisis, no hay duda que la actividad científica tiene un mayor respaldo nacional y eso es un factor que atrae a la población estudiada. Este apoyo se demuestra, a nivel material, en la cantidad de fondos a los cuales los investigadores pueden aplicar para obtener subsidios y, en el plano simbólico, en la jerarquización de la actividad dentro de la sociedad. Otro aspecto de interés es la existencia de una mayor articulación entre la industria y el sector académico-científico que favorece diversidad de opciones profesionales disponibles para las personas altamente calificadas.
A nivel global, también es interesante demarcar otras lógicas que favorecen que la migración sea vista como un paso más dentro de la trayectoria laboral de un científico con ambiciones profesionales. Primero, se acuerda sobre la importancia de estar inserto en las discusiones internacionales. Ejemplos de ello es la publicación en revistas de alto impacto para que el trabajo pueda ser leído y citado por los grupos de investigación competitivos; promoviendo que sea conocido con anterioridad a la migración. Pese a que esta tarea forma parte de los mandatos implícitos dentro de la dinámica de las ciencias en general, algunas disciplinas ni siquiera cuentan o identifican revistas académicas nacionales, lo cual hace que los sujetos estén necesariamente mirando hacia afuera a la hora de su producción. Segundo, como el inglés aparece como «el idioma que habla la ciencia» es imprescindible dominarlo para desarrollar una buena carrera internacional; lo cual favorece el intercambio y la movilidad. Sin embargo, cabe aclarar que su manejo aparece como una habilidad que no siempre está completamente desarrollada antes de la migración, sino que es reforzada por el movimiento e incluso puede ser considerada como un beneficio derivado de éste. Tercero, dentro del marco de ciencia global y como fue comentado, la posibilidad de tener una experiencia en otra sociedad y preferentemente en un ambiente de carácter multicultural también es un elemento sumamente valorado tanto por los protagonistas como por sus pares. Todos estos factores, asociados a la idea de globalización, destacan mecanismos que trascienden las dinámicas nacionales –incluyendo su mercado laboral– o las relaciones entre países y también deben ser considerados.
El regreso, como ya se mencionó, está motivado por razones de índole afectivo, pero a la hora de concretarlo hay un elemento fundamental: haber mantenido lazos profesionales con el país de origen. A fin de no perder esta vinculación estratégica, muchos entrevistados supieron aprovechar sus vacaciones en Argentina para reunirse con colegas, dar una charla en una universidad o participar de un seminario con el objetivo de mantener su presencia en el ámbito nacional. Aunque, por lo general, los retornados solicitan la inserción a carrera del conicet estando en el exterior, con la ventaja de tener la ventanilla abierta durante todo el año, necesitan un lugar de trabajo que los reciba. De ahí que dichas visitas son fundamentales para preparar el terreno al momento del regreso. Asimismo, estos vínculos son canales de difusión de información valiosa sobre nuevas oportunidades laborales como, por ejemplo, los concursos docentes.

«Si no tenés vínculos, no hay programas que te traigan de vuelta. Eso…para mí es muy fuerte lo de los vínculos, entre otras cosas, porque la comunidad es muy chiquita acá. Entonces, necesitás el anclaje…»
(Hombre, 40 años, con postdoctorado en una institución estadounidense en el área de biología y residente en Argentina)

Una vez que los sujetos regresan, el lazo con el exterior no queda necesariamente interrumpido. El país no sólo recibe gente que retorna, sino también nuevos puentes con otros profesionales o instituciones; facilitando la reproducción de los mecanismos que impulsan la migración en las futuras generaciones. Por ejemplo, los retornados alientan a los estudiantes que están a su cargo, o bien, con quienes interactúan, para que atraviesen por la misma experiencia, tanto por cuestiones personales como profesionales. Y los movimientos de los nuevos candidatos resultan valiosos para sus promotores porque es una forma de mantener activas las relaciones antecedentes, reforzándolas. Cabe aclarar que si un profesional logró insertarse en la dinámica internacional con su tema de investigación resulta más probable que mantenga intercambios virtuales o presenciales, con diferentes tipos de duración, sin importar su lugar de residencia. Según Oteiza (2011), todo profesional idóneo conoce mejor que nadie dónde están localizados los especialistas y las capacidades de producción más importantes en sus correspondientes especialidades. Por lo tanto, el establecimiento y mantenimiento de los vínculos fuera de su país son propios de quienes han alcanzado niveles elevados de capacidad en su campo de conocimiento y los contactos adecuados.
En cuanto a lo desarrollado en este apartado, hay dos cuestiones distintas, pero complementarias, que remiten a discusiones de la teoría social y que aparecen de manera implícita en los hallazgos: i) la fuerza de los lazos débiles y ii) el funcionamiento de las redes y cadenas migratorias. En primer lugar, Granovetter (1983) fue el primero en señalar los beneficios de los lazos débiles dentro del debate sobre el capital social a raíz de un estudio sobre la movilidad ocupacional y las formas de acceder a nuevos empleos por parte de los trabajadores. Sus resultados expusieron que quienes se encuentran débilmente vinculados, dado que son los más propensos a moverse en diferentes circuitos, tienen mayor acceso a información variada. La evidencia empírica señaló que las personas con pocos vínculos débiles, no primarios, estaban privadas de información proveniente de distintas partes o quedaban confinadas a las perspectivas e intercambios brindados por su círculo más cercano. Lo cual supone una desventaja dentro del mercado laboral, donde el progreso puede depender del hecho de conocer, por ejemplo, cuándo se abre una nueva vacante justo a tiempo. Estas afirmaciones se ven reflejadas en las discusiones sobre el grado de apertura (o no) de los grupos de investigación, la importancia de tener contactos (no primarios) en el exterior y de fomentar dinámicas no endogámicas en ciencia. La idea de los lazos débiles ayuda a comprender algunos de los mecanismos que impulsan la migración calificada en la medida que los postulantes recurren a estos vínculos para favorecer sus movimientos.
Segundo, los estudios sobre migración calificada también abordan el fenómeno relacional. Pese algunas excepciones (Gainza, 2013; Bengochea y Tomassini, 2013), quienes consideran esta dimensión tienden a reconocer los beneficios de la movilidad asociados a las redes de conocimiento de la diáspora, es decir, las organizaciones de expatriados altamente calificados dispuestos a realizar contribuciones al desarrollo de sus países de origen. No obstante, las redes en funcionamiento en el caso estudiado tienen una naturaleza informal, vinculada al entramado y la dinámica de la disciplina. Lejos están del ejemplo difícilmente replicable de Silicon Valley donde se evidenció la influencia de las asociaciones de los profesionales oriundos de India, China y Corea que –tras graduarse en los ee.uu.– se posicionaron como nexos entre los mercados asiáticos y norteamericanos gracias a sus contactos y al acceso a la tecnología y al capital en ambas sociedades (origen/destino).
Estos enfoques, que destacan las posibles ganancias para los países de origen, iluminan el interés colaboracionista de los expatriados, como sucede con los argentinos en el exterior. Sin embargo, no se evidencia el funcionamiento de un entramado institucional de carácter formalizado que favorezca los flujos, pese a las referencias anecdóticas acerca de los esfuerzos nacionales de promoción de este tipo de redes. Por el contrario, las ventajas habilitantes se dan principalmente a través de vínculos que los integrantes del campo supieron ir construyendo. En ese sentido, resulta pertinente la incorporación del concepto de cadenas y las redes migratorias al análisis.
Entonces, más allá de los contactos débiles, en el camino de la migración calificada también operan en paralelo las cadenas de mayor cercanía que brindan información y apoyo material al potencial migrante para definir o concretar su traslado. Estos entramados caracterizan por su capacidad para facilitar, por ejemplo, el proceso de llegada y salida, la financiación, la gestión de documentos y de la residencia; siendo también canales de intercambio económico, social y político. Por otra parte, las redes migratorias vinculan de forma dinámica a las sociedades de origen y destino; trascendiendo los actores individuales (Pedone, 2005). Así, la emigración una vez iniciada tiende a autoperpetuarse y sostenerse (Arango en Izcara-Palacios, 2011). En línea con los hallazgos de la salida a campo, la posibilidad de migrar de quienes actúan en espacios con altas tasas migratorias y con mayores conocidos que ya lo han hecho es más elevada que la de los que pertenecen a grupos sin dicha tradición (Izcara-Palacios, 2011).
A modo de conclusión, la visión aislada y centrada exclusivamente en el agente tampoco puede sostenerse porque, aunque hay personas que emprendieron el viaje de manera auto-gestionada, es visible la importancia de los lazos interpersonales y de las afiliaciones institucionales en el camino hacia la emigración o el retorno. Entonces, sería reduccionista e incluso inadecuado plantear un análisis que excluya otros niveles de análisis. Sin embargo, el hecho de pensar al individuo en vinculación con otros tampoco desconoce el componente racional del intercambio, porque el aprovechamiento de las tradiciones migratorias sedimentadas y los vínculos precedentes disminuyen los costos y los riesgos asociados al movimiento como así también elevan los resultados durante el período de búsqueda y adaptación.

VII. Reflexiones finales

Este artículo buscó señalar que el análisis de los flujos estudiados, centrado exclusivamente en la perspectiva neoclásica, conduce a la omisión de variables significativas para sus protagonistas. La incorporación de otros aspectos favorece una mejor comprensión del fenómeno y definición de propuestas para la acción. Por medio de los testimonios recolectados, se reconoce que las intervenciones adecuadas para los países de origen demandan el impulso de un paquete de medidas que fortalezcan institucionalmente su complejo científico y tecnológico, sin impedir la movilidad internacional de sus miembros. Este paquete debería incluir: i) financiamiento que permita apuntalar los sueldos y el equipamiento del sector como así también apoyar inversiones de desarrollo estratégicas; ii) un mayor intercambio con centros de producción de conocimiento de vanguardia, situados en países tradicionalmente más consolidados o en polos emergentes; iii) y fundamentalmente el establecimiento reglas de juego claras que se mantengan a largo plazo, desde las políticas nacionales hasta las formas de evaluación.
A grandes rasgos, conviene repasar que los individuos se movilizan detrás de oportunidades formativas y laborales estimulantes y, cuando no hay suficientes vacantes a nivel nacional, se ven empujados a buscar la inserción profesional, que no pueden conseguir en su país, en el exterior. Lo problemático de esta segunda situación se presenta cuando el país de origen no logra retener a gente talentosa que termina emigrando frente a la necesidad de buscar nuevos rumbos, sin que ello haya sido su primera opción. Dentro de este análisis, la oferta y demanda de trabajo son factores que no pueden desconocerse, pero que no llegan a explicar la totalidad del fenómeno. Aunque ee.uu. cuenta con un mercado laboral capaz de ofrecer puestos de trabajo en distintas partes del país, este rasgo no resulta suficiente para retener a quienes fueron a formarse allá. Los niveles de estabilidad de estos puestos, que no siempre corresponden a instituciones de primera línea, los beneficios sociales brindados a los sujetos y los altos niveles de competencia suelen ganar más importancia a la hora de evaluar un posible retorno que la ganancia monetaria neta, sobre todo en caso de haber iniciado una familia propia. Es más, gran parte de los emigrados decide volver justamente cuando se esperaría que la brecha entre el estilo de vida al que podrían acceder gracias al salario obtenido en el extranjero, en comparación al que hubieran podido tener en su país, tiende a agrandarse. Justamente, en contraposición a lo planteado por los neoclásicos.
Por otra parte, resulta reduccionista limitar el análisis a nivel micro e individual porque implicaría desconocer las tramas sociales o el rol de los grupos en los cuales los sujetos están insertos como así también las presiones estructurales –no necesariamente limitadas al mercado de trabajo– que ellos aprovechan, soportan o buscan resolver en su camino hacia la migración, ya sea de ida o de vuelta. De igual forma, sería ingenuo ignorar la centralidad de ee.uu. como referente indiscutido en la producción de conocimiento a nivel mundial, basada en la concentración de profesionales destacados y los altos niveles de inversión estatal. Posición de dominación que efectivamente cuestiona los cimientos equitativos del intercambio y manifiesta la progresiva necesidad de contar con personas calificadas que puedan volverse contribuyentes de los sistemas de seguridad social y que se desempeñen en áreas estratégicas de la innovación y desarrollo, donde haya vacancia de personal.
Si bien este artículo destaca las dinámicas colaborativas que posibilitan los flujos internacionales, se da por supuesto que las relaciones establecidas dentro de la ciencia también conllevan luchas de poder y una fuerte competencia por asuntos simbólicos y materiales. Las mismas no se desarrollaron en este trabajo porque el análisis de las categorías neoclásicas llevó a dar prioridad a otras cuestiones del fenómeno. El reconocimiento del conflicto en estos espacios implica un distanciamiento de la idea de comunidad científica, neutral y mancomunada en pos del avance del conocimiento. Por ello, se optó deliberadamente por mantener la noción de campo para dar cuenta que en este espacio también hay estratificaciones y pugnas. Las tensiones vislumbradas en el análisis no se limitan al interior del campo científico, sino que también refieren a la realidad política de los países involucrados, tanto de origen como de destino. De acuerdo con la premisa de fortalecimiento del complejo científico y tecnológico, los entrevistados hicieron hincapié en ciertos gestos políticos –incluso, en su dimensión simbólica– que tuvieron incidencia a la hora de plantear y evaluar sus movimientos. A modo de ejemplo, muchos entrevistados mencionaron que, a la hora de retornar, reconocían cómo el país iba saliendo de la fuerte crisis económica, política y social acontecida en 2001, pero también consideraron y valoraron algunas señales esperanzadoras referentes a la promoción científica-tecnológica como la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
Finalmente, pese a los cuestionamientos delineados, aquí no se busca denostar el enfoque neoclásico en su totalidad, porque se entiende que cuando un investigador selecciona alguna perspectiva teórica, la decisión está en correspondencia con el problema de investigación planteado y las herramientas conceptuales y metodológicas que la teoría puede brindarle a fin de dar respuesta a una pregunta cognitiva específica. En contraste, las críticas realizadas buscan remarcar las múltiples dimensiones y los diferentes niveles de análisis del fenómeno estudiado (Moreno, 2011). De ahí que es imprescindible que el estudio de la migración de personas vinculadas a la ciencia trascienda los abordajes estáticos de pérdidas y ganancias automáticas y las posturas meramente económicas y aislacionistas que recortan y descontextualizan el problema para asumir miradas de mayor complejidad, en correspondencia con las vivencias de los propios migrantes.

Agradezco los valiosos comentarios realizados por la Dra. Susana Novick a la primera versión de este artículo.

Notas

1 Dirección Nacional de Relaciones Internacionales y Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

2 Este artículo reconoce que los migrantes que partieron para hacer su doctorado y los que se fueron para una tener estancia posdoctoral forman dos grupos con características diferentes. Pese a ello, y debido a una cuestión de extensión, este tema será profundizado en trabajos posteriores.

3 Esa ampliación se reflejó, entre otras cuestiones que hacen a las capacidades de investigación en Argentina, en una política de ampliación de becas e ingreso a carrera. A modo de ilustración, entre 2006 y 2011 las becas doctorales y posdoctorales crecieron un 46.4 %, y el ingreso a carrera se incrementó en un 12.6 % (Rovelli, 2012).

4 Cabe aclarar que, según datos oficiales publicados en la página web del conicet, en 2015 los investigadores se distribuían en las siguientes áreas de conocimiento: 30,3 % Ciencias Biológicas y de la Salud; 23,7 % Ciencias Exactas y Naturales; 22,1 % Ciencias Sociales y Humanidades; 20,7 % Ciencias Agrarias, Ingenierías y de Materiales; 3,2 Tecnología. Cabe aclarar que la tesis en curso–en línea con la agrupación de muchas facultades– considera a las ciencias biológicas, particularmente la carrera de biología, como una parte integrante del conjunto de ciencias exactas y naturales. Para más información: http://www.conicet.gov.ar/recursos-humanos/?graficoid=44263

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