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Circe de clásicos y modernos

On-line version ISSN 1851-1724

Circe clás. mod. vol.14 no.2 Santa Rosa July/Dec. 2010

 

RESEÑAS

Torres, Daniel A.
La escatología en la lírica de Píndaro y sus fuentes
Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Buenos Aires, 2007, 391 pág. ISBN 978-987-1450-10-7

La crítica especializada ha tenido dificultades para integrar en una visión de conjunto los temas sobre escatología en la obra de Píndaro, posiblemente por el carácter fragmentario de sus referencias y por la extrañeza que provocan -desde el punto de vista de la religión oficial de las épocas arcaica y clásica- sus ideas sobre la perdurabilidad humana después de la muerte. El libro de Daniel Torres, La escatología en la lírica de Píndaro y sus fuentes, enfoca la temática escatológica desde una nueva perspectiva. Por un lado, pone en cuestión una serie de presupuestos teóricos y metodológicos muy arraigados en la moderna crítica pindárica. Por otro, analiza la influencia en el poeta de concepciones propias de los cultos de misterio y de la especulación presocrática, basándose en fuentes secundarias descubiertas muy recientemente y que aportan nuevos datos para nuestra comprensión del orfismo y el pitagorismo.
El trabajo comienza con una delimitación del ámbito escatológico en la lírica de Píndaro (cap. I: "Introducción"). Se distingue entre un sentido amplio y un sentido estricto del término escatología. En el sentido amplio, comprende toda concepción sobre la continuidad y permanencia del individuo más allá de la muerte. Puede tratarse de una trascendencia a través de las obras, mediante el kléos heroico conferido por el poeta, o mediante la obra poética en su condición de memorial. Esta forma de perdurabilidad se limita a algunos individuos, tales como los héroes del pasado legendario, los hombres públicos destacados o los poetas. En sentido restringido, en cambio, la escatología se refiere a las doctrinas que han elaborado explícitamente una idea definida acerca de la continuidad post-mortem, fundamentada en la noción de inmortalidad del alma, a la que se atribuye origen divino. Su alcance se amplía a todos los seguidores de una doctrina o a todos los que intervienen en un culto o comparten los códigos de una asociación más o menos cerrada -hetairíai, thíasoi de cultos mistéricos, círculos filosóficos-. Mientras el sentido amplio del término escatología está elaborado de manera explícita en la poesía de Píndaro y sigue los lineamientos dados por la tradición poética anterior, el sentido estricto es objeto de controversia en la crítica pindárica. Aquí radican los mayores aportes de la obra de Daniel Torres: atiende al tema escatológico tanto en su sentido amplio como estricto, analiza cuidadosamente las fuentes de estas concepciones para determinar en qué medida Píndaro se atiene a la tradición o introduce innovaciones a partir de ésta y, finalmente, integra la temática escatológica al conjunto del corpus pindárico.
En la segunda parte de la "Introducción", el autor examina las tendencias de la crítica pindárica moderna. Se exponen por separado los problemas más relevantes que el estudio de la obra de Píndaro ha suscitado. En este extenso y documentado estado de la cuestión, se revisan los prejuicios hermenéuticos que han condicionado la comprensión moderna de la poesía de Píndaro, desde los derivados del romanticismo -que concebían al poeta llevado por la fuerza de la inspiración y le negaban una auténtica intelectualidad-, hasta la perspectiva retórica que reaccionó contra aquellos. Este último enfoque se centró en la premisa de la exclusividad del propósito encomiástico de los epinicios y redujo sus distintos elementos a convenciones y recursos retóricos que se estudiaban desde su aspecto formulario. Ante estos planteos, Torres propone considerar los tópoi no en relación a sus características formales, sino a su circulación en tanto códigos culturales instalados en el medio y, por tanto, portadores de significados operantes en la sociedad. Por ello el autor asigna importancia a la indagación del contexto cultural. Por un lado, atiende al ambiente religioso en sus variadas expresiones -los cultos públicos, oficiales de la pólis y de alcance panhelénico; los cultos locales ligados a un lugar y un génos; los cultos no públicos, desde las hetairíai hasta formas marginales con respecto a la religión oficial-. Por otro, toma en cuenta el contexto inmediato de la performance, que reclama atención sobre el manejo que el poeta hace de los tópoi para adaptarlos a la ocasión. Finalmente, demuestra que, al vincular la circunstancia particular al "macro-contexto" panhelénico, el poeta cumple una función inter póleis. Respecto del problema de la unidad de cada oda, que ha llevado tradicionalmente a estudiarlas de manera individual, Torres privilegia el enfoque que legitima la transferencia de elementos (imágenes, léxico, sentencias, ejemplos mitológicos) de una oda a otra, lo que permite analizar un epinicio en relación con el corpus pindárico completo.
El capítulo II trata sobre la relación de Píndaro con la tradición poética de la épica. Se analiza la elaboración del sentido amplio de la escatología ligado al oficio poético en su función de memorial, es decir, como transmisor y conservador de la memoria colectiva e individual de los ciudadanos. Al ubicarse dentro de la tradición poética, Píndaro aspira a la permanencia de su propia poesía ya que las fuentes épicas, en razón de su prolongada existencia, son garantía de perdurabilidad. Sin embargo, a partir del análisis de la actitud crítica del poeta frente a las fuentes de la tradición, deslindadas en sus diferentes variantes -teogonía hesiódica, épica homérica y épica del ciclo-, Torres demuestra que al mismo tiempo que se encuadra en esa tradición, Píndaro le da nueva voz y la reformula para su tiempo. En este sentido, el investigador examina el tratamiento del mito de Áyax y Odiseo en la Nemea 7, en relación a las modificaciones que para el siglo V experimentaron los datos y valores heredados de la época arcaica. Se distancia así de los puntos de vista más tradicionales de la crítica pindárica, que conciben a Píndaro como el último representante de los valores aristocráticos ya en decadencia. Al contrario, Torres toma en consideración el contexto de expansión de la pólis y la creciente importancia de la retórica para la discusión en el ágora, que conduce a privilegiar la inteligencia y el poder de persuasión (Odiseo) sobre el esfuerzo físico propio del ideal heroico (Áyax). En consecuencia, el punto de vista de Píndaro aparece estrechamente vinculado a la reflexión crítica sobre los poemas de Homero y Hesíodo instalada en los círculos intelectuales presocráticos.
El examen de la Pítica 3 y la Olímpica 1 (cap. III) tiene como objeto plantear la necesidad de tomar en cuenta tanto el entorno religioso como el contexto especulativo de la filosofía presocrática para acercarse a la obra de Píndaro. En la primera de estas odas, la práxis religiosa aparece como un referente cultural, como un código común entre el poeta y su audiencia que le permite a Píndaro reflejar en el tratamiento del mito hábitos de su propio tiempo. Introduce así, mediante el mito de Asclepio, una crítica -velada y mitigada- a la religión votiva, que apunta a poner de manifiesto los límites de los efectos reales de esas prácticas. Frente a ellas, el poeta ofrece como respuesta alternativa otro tipo de forma cultual de carácter privado: los cultos de misterio. En la Olímpica 1, la crítica al material mitológico remite al cuestionamiento sobre la naturaleza y función de la poesía propio de las preocupaciones intelectuales de la época. Esa crítica manifiesta en el lenguaje la estructura lógica de las especulaciones cosmológicas presocráticas y se apropia de los métodos alegóricos atribuidos a los círculos pitagóricos, lo que demuestra la familiaridad de Píndaro con el contexto filosófico.
Las representaciones escatológicas de los textos de Píndaro que remiten al sentido estricto del término escatología se relacionan con las doctrinas que elaboraron el tema de la continuidad existencial. Para analizar estas doctrinas, Torres recurre al estudio de fuentes secundarias provenientes de recientes hallazgos arqueológicos. Examina en detalle las láminas de oro y las tabletas de Olbia -incorporando incluso el texto en griego y la traducción- (cap. IV), como también el Papiro de Derveni (cap. V), todos documentos que la crítica ha vinculado principalmente con los ámbitos del orfismo y del pitagorismo. Si bien algunos de estos testimonios reciben una datación posterior a Píndaro, Torres los toma en consideración en la medida en que presentan marcas de doctrinas y creencias remontables a los siglos VI y V a.C. En efecto, las láminas de oro y las tabletas de Olbia manifiestan un uso cultual: las primeras fueron descubiertas en tumbas de diversas regiones del mundo griego y contienen textos con indicaciones al alma para que encuentre el camino correcto en el Hades; las segundas son tabletas de hueso halladas en la zona de un támenos, de las cuales sólo tres presentan una inscripción. Esta evidencia arqueológica refleja una creencia cuyo primer paralelo literario se encuentra en los textos escatológicos de Píndaro. Las similitudes de léxico y expresiones, incluso, no se limitan a este poeta, sino que pueden reconocerse también paralelismos con el lenguaje de Empédocles y del Carmen Aureum, un compendio de ética pitagórica que corresponde aparentemente al primer pitagorismo. La relevancia del Papiro de Derveni -que contiene un comentario alegórico a una teogonía de Orfeo circulante en el siglo V a.C.- concierne a la preexistencia del poema órfico, a la exégesis alegórica como método hermenéutico y a las vinculaciones del comentario con el marco general de la especulación presocrática. Además, ciertas observaciones del comentarista (como la referencia a los "charlatanes de los misterios") son indicios de una realidad cultual y parecen constituir una crítica al orfismo.
El capítulo VI, el más extenso del trabajo, se dedica al análisis detallado de la Olímpica 2, una oda que la crítica ha relegado como anómala con respecto al resto de la producción poética de Píndaro debido, justamente, al carácter alternativo que asume la nueva representación escatológica en relación con la de la épica. Torres, contrariamente a las aproximaciones tradicionales a este poema, no considera decisivo determinar si el mito escatológico responde a los intereses o creencias personales del poeta o de su patrón. En cambio, "lo que cuenta es que el poeta se hace portavoz de esa idea en tanto integrante de una tradición poética" (p. 288). La novedad en la representación escatológica se vincula con un cambio radical en la concepción misma del sujeto humano. Surge el concepto de ψυχή, que indica la separación y diferenciación de las funciones anímicas e intelectuales del ámbito de lo corpóreo. Por eso el término se asocia a la noción de continuidad de la existencia individual e implica una modificación en la concepción subjetiva de la responsabilidad. El nuevo concepto supone cambios en los códigos culturales, especialmente en los referidos a la religión griega, y en el plano social conlleva la aplicación de nuevas pautas de conducta que derivarían en la elaboración de una ética. Estas transformaciones se articulan, a su vez, con los comienzos de la reflexión filosófica. Respecto de la Olímpica 2, en la elección del mito y las figuras mitológicas, así como en el tratamiento particular que reciben el léxico y las imágenes, se perciben afinidades con lo órfico y pitagórico, como también con Empédocles, una figura en la que se conjugan especulación racional y pensamiento mágico religioso. Más allá de que Píndaro tuviera en mente alguna de estas elaboraciones en particular al componer la oda, el hecho es que el auditorio estaba familiarizado con las nuevas concepciones que circulaban en el contexto cultural compartido y no habría dejado de establecer la relación. Por otra parte, la variedad de testimonios del mismo Píndaro, que en ocasiones retoma la concepción antigua del alma, tanto en el conjunto del corpus como de modo específico en la Olímpica 2, evidencia un estado de transición de las ideas. Si bien la impronta de una teogonía órfica sobre la Olímpica 2 parece limitada a unas pocas marcas, Torres concluye que "es el contexto escatológico mismo, con las divergencias con respecto a las otras fuentes épicas, el que hace valer esas marcas como auténticos indicios de que Píndaro se ha librado a la compleja tarea de articular las versiones panhelénicas y locales, ambas de circulación comunitaria, con las más restringidas y cerradas de la emergente religión alternativa" (p. 354). El análisis, al final del capítulo, de los fragmentos de trenos que tratan el tema escatológico permite apreciar las correspondencias con la Olímpica 2 y con las doctrinas de los círculos mistéricos. En conclusión, Torres considera las representaciones escatológicas de Píndaro -en el sentido estricto del término- como descripciones mitologizadas de las doctrinas que elaboran la continuidad existencial. La cuestión de la clasificación precisa de estas doctrinas como órficas, pitagóricas, báquicas o eleusinas -problema muy discutido entre los investigadores-, resulta secundaria para el autor, por considerar que las diversas formas de cultos mistéricos comparten un esquema básico de representación de la realidad y de la existencia post-mortem.
Este estudio sobre la escatología pindárica, surgido como una tesis doctoral y publicado en la colección Textos y Estudios, Anexo a la revista Anales de Filología Clásica de la UBA, ofrece al lector un brillante y original análisis de los epinicios de temática escatológica de Píndaro, a la vez que aporta una abundante y actualizada discusión bibliográfica que será un referente imprescindible para futuras aproximaciones a la obra del poeta. En síntesis, el libro La escatología en la lírica de Píndaro y sus fuentes constituye un valioso aporte que abre nuevas perspectivas a la investigación sobre la lírica de Píndaro y sobre sus relaciones con las doctrinas de los cultos de misterio, cuyo estudio y comprensión se ha renovado gracias a la aparición reciente de importantes testimonios. La revisión de los presupuestos teóricos y metodológicos de la crítica pindárica invita a refrescar la mirada y a repensar los problemas desde nuevos puntos de vista, que atiendan a un contexto cultural complejo, de transición de ideas y valores, del que Píndaro no puede desligarse.

Laura Pérez

Universidad Nacional de La Pampa

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