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Circe de clásicos y modernos

On-line version ISSN 1851-1724

Circe clás. mod. vol.16 no.2 Santa Rosa Dec. 2012

 

RESEÑAS

GOLDHILL, Simon
Sophocles and the language of tragedy
Oxford University Press, New York, 2012, 296 págs. ISBN 978-0-19-979627-4

por Luciano A. Sabattini
[Universidad Nacional del Sur ~ lucianosabattini@yahoo.com.ar]

El título del nuevo libro de Simon Goldhill, que recuerda al de la obra de Felix Budelmann (The language of Sophocles, 2000), es un caso de ambigüedad trágica. En la lengua inglesa, la palabra language, que reviste muchos significados, puede traducirse al español por 'lenguaje' (término general que alude a la capacidad humana para la comunicación pero también, en sentido más amplio, a una serie de sistemas naturales de comunicación humanos o no, p. ej. cuando hablamos de 'lenguaje de señas' o 'lenguaje de las abejas') y/o por 'lengua' (término particular que refiere a un sistema concreto de comunicación, que no solo se aplica a los propiamente admitidos como lenguas naturales, sino también a lenguas artificiales como el esperanto y a sistemas de notación como los utilizados en matemática, lógica o informática) El autor, consciente de los múltiples usos de este vocablo, utiliza la expresión the language of tragedy en dos sentidos: en un sentido primero y obvio, alude al lenguaje/lengua del drama sofocleo, que el autor analiza con el fin de hallar el significado dramático de la comunicación a través del discurso, la canción y el silencio. Pero en un segundo y no tan obvio sentido, refiere al lenguaje 'técnico' con que la crítica occidental moderna decimonónica y posterior se ha apropiado del género trágico, lenguaje que Goldhill examina para descubrir el significado atribuido a sus términos y su desarrollo en el discurso moderno; en suma, para esbozar una historia del lenguaje técnico de la tragedia empleado por los críticos.
En efecto, si bien la primera mitad del libro presenta el esperable análisis crítico filológico de la obra sofoclea, no debemos creer que el autor se limitará a seguir la antigua tradición de grandes intérpretes como Segal, Winnington-Ingram, Easterling, entre otros pues la segunda mitad del escrito toma participación en un debate más reciente, cuyos inicios pueden ubicarse en Steiner (Antigones, 1984), que consiste en un acercamiento crítico histórico a la recepción que ha hecho de ella la cultura occidental moderna, aproximación que ya ha realizado en otras obras suyas, como por ejemplo en Who needs Greek? Contests in the cultural history of Hellenism (2002) o en Victorian culture and classical antiquity (2011).
Goldhill propone así una síntesis o interrelación de, por un lado, la interpretación de Sófocles a partir de su propio lenguaje/lengua y por otro, la mirada histórica sobre la recepción del drama sofocleo desde la forma en que el lenguaje de la tragedia definió el género a la modernidad a partir del siglo XIX, sea en su puesta en escena o en su crítica. La meta final del libro es, entonces, relacionar una apreciación detallada de la poesía dramática de Sófocles (que Goldhill denomina 'formalista') con una comprensión histórica de las lecturas del dramaturgo griego en los distintos tiempos y lugares a donde se extiende la cultura occidental moderna. El autor, a pesar de que considera que su obra se halla dotada de un cariz conservador (conservative), ya que ambas maneras de abordar la tragedia sofoclea no son nuevas, observa que lo renovador (revolutionary) de su libro radica en su estructura y en la discusión a la que esta se acopla y se dirige: ¿qué tan histórico es o debe ser un compromiso con Sófocles? Esta discusión pone en el tapete la mayor tensión que atañe a las disciplinas clásicas en tanto tales: la que existe entre la auto-conciencia histórica y los valores que se atribuyen a los textos clásicos: ¿cuál es el valor y la autoridad de los clásicos en esta era de literatura mundial, pos-colonial y post-imperial, en la que se polemiza acerca de la ideología del canon literario clásico?
La primera sección, Tragic language (Lenguaje trágico/Lengua trágica, dividida en cinco capítulos, indaga sobre cinco elementos formales que dan cuenta de los aspectos esenciales de una descripción del lenguaje trágico/lengua trágica de Sófocles, vale decir, de su carácter distintivo, haciendo hincapié en los textos en relación con su contexto antiguo (ideológico, político, religioso, literario, etc.).
Los primeros dos capítulos vislumbran cómo el lenguaje/lengua del drama sofocleo atrae a su audiencia. El primer capítulo, Deshaciendo: lusis y análisis de la ironía - Ironía e inversión, propone superar las lecturas decimonónicas sobre la audiencia, que consistían en enfatizar su superioridad con respecto a los actores en escena debido al conocimiento que tenía de los sucesos representados, preguntándose cómo se pone en duda la seguridad del conocimiento de la trama que tiene el lector o el espectador. El capítulo se escinde a su vez en dos apartados (El drama sofocleo del deshacer y El análisis de la ironía sofoclea). Es notable que este capítulo juegue con su propia normativa de ironía e inversión al construir y deshacer su propio análisis del lenguaje de la
λύσις o desenlace.
El segundo capítulo, La audiencia en el escenario: retórica, emoción y juicio, a partir del lugar común de que Sófocles introdujo el tercer actor, se pregunta cómo se construye una audiencia en el escenario a través del mirar, escuchar y juzgar, y también a través del silencio. Asimismo, analiza la forma en que los distintos tipos de audiencia se vuelven modelos de audiencia. También se halla dividido en dos apartados, sin nombres.
El tercer capítulo, Línea por línea, analiza la στιχομυθία (diálogos entre personajes que hablan en verso alternado) para explorar el conflicto y la violencia en y a través del lenguaje de la tragedia: ¿cuál es la relación entre la forma dialogada y el disenso social y moral puesto en escena en y a través de ella?
Los siguientes dos capítulos investigan la construcción del rol y funcionamiento del coro como voz lírica y como actor del drama, partiendo del testimonio de la Poética de Aristóteles y del rumor (gestado en la antigüedad) de que Sófocles escribió un libro sobre el coro (lo cual hace pensar que su escritura coral fue históricamente autoconsciente), para examinar cómo funciona el interjuego dialógico entre coro y actor dentro de la trama y el paisaje sonoro de la tragedia, lo que implica un énfasis especial en los metros utilizados. De este modo, pretende entender la importancia política de la escritura coral de Sófocles. En estos debates se intenta invertir la visión idealista alemana, que generalizaba sobre el coro. El cuarto capítulo, llamado Coreografía: la voz lírica de la tragedia sofoclea, se divide en dos apartados (La construcción de la voz coral y La voz del coro: el metro y las desviaciones de la canción); el quinto, El coro en acción, en tres (El kommos y la narrativa emocional, El coro como actor: experimentando con la forma en Filoctetes y Conclusión: ¿una política de lo colectivo?).
La segunda sección del libro, The language of tragedy (El lenguaje de la tragedia), expone una construcción histórica de las lecturas de Sófocles; más precisamente, pretende establecer la relación entre el pensamiento crítico del siglo XIX y nuestras discusiones actuales acerca del lenguaje/lengua de la tragedia. Cada uno de los capítulos se concentra en un elemento esencial del discurso moderno con respecto a Sófocles y se halla estrechamente relacionado con las temáticas de la primera sección. El análisis se dirige al pensamiento idealista alemán sobre la tragedia: las generalizaciones acerca de ella y del coro que el autor discute se remontan a Hegel, Schlegel, Schelling y Schiller, mostrando que la influencia de esta corriente ha sido tan invasiva y dominante que ha provocado el olvido de las escuelas críticas anteriores por parte de la mayoría de los estudiosos, hecho que evidencia la relación específica, dirigida e instrumental entre el desarrollo de las ideas e ideales de la tragedia y nuestro discurso moderno contemporáneo.
El sexto capítulo, Generalizando sobre la tragedia, dividido en cuatro apartados, parte de la idea de 'lo trágico' como término generalizador aplicado al género para develar de qué modo esta noción abre una agenda para la crítica de los dramas griegos antiguos; en particular, cómo ha afectado la comprensión moderna de la política en la tragedia, y cómo ha lidiado con la propia exploración del lenguaje con que sus héroes y heroínas comprenden su experiencia trágica.
El séptimo capítulo, Generalizando sobre el coro, que comprende cinco párrafos, participa en la discusión sobre la voz coral en Sófocles (capítulos 4 y 5) para examinar en detalle cómo una noción generalizadora del coro se desarrolló a través del siglo XIX y afectó su tradición de representación así como la producción crítica posterior: ¿las discusiones modernas sobre el coro pueden escapar del mapa intelectual dibujado por estos teóricos principalmente alemanes?
El octavo capítulo, El lenguaje de la tragedia y la modernidad: cómo perdió Electra su piedad, comienza su análisis con uno de los juicios críticos más repetidos en el siglo XIX (que Sófocles era 'piadoso') y explora qué podría significar este término, a través de una historia de las lecturas de su Electra a lo largo de los dos últimos siglos, especialmente en Gran Bretaña. Aquí se muestra cómo el drama sofocleo ha sido evaluado y reevaluado a través de las categorías de la primera sección del libro, pudiéndose ver la forma en que las generalizaciones examinadas en los capítulos 6 y 7 se convierten en una mera instancia en el tratamiento de una única obra, y la forma en que el pensamiento religioso y social no solo enmarca sino también informa e incluso constituye juicios acerca del lenguaje trágico de Sófocles.
El noveno capítulo, Antígona y la política de la hermandad: el lenguaje trágico del compartir, dividido en dos apartados sin nombre, II y III, sin I, toma a Antígona, a Electra y a algunas de sus lectoras feministas de los siglos XIX y XX (en tanto estas le responden a Hegel) para examinar cuál era el significado de las ideas de comunidad, conflicto y género que proveyeron la agenda para la discusión acerca de la στιχομυθία (capítulo 3).
El libro finaliza con una breve coda, La lectura, con o sin Hegel: del texto al guión, que intenta interrelacionar las dos grandes secciones de la obra.¿Cómo afecta a la comprensión histórica del lenguaje de la tragedia (las instituciones y los discursos cambiantes de la crítica de la tragedia) el trabajo de apreciar el lenguaje de la tragedia sofoclea? ¿Hasta qué punto los críticos son capaces de escapar de su posición histórica, hasta qué punto están autorizados por ella? Las disciplinas clásicas conocen esta tensión quizás más que cualquier otro campo de estudio, en tanto se hallan atrapadas entre las arrasadoras fuerzas políticas conservadoras y renovadoras. Con ello se muestra que el libro como un todo usa la ambigüedad de la expresión the language of tragedy para crear, a través de la multivocidad de la palabra language (que en este libro puede ser entendida de manera muy general como 'modo de comunicación que constituye un sistema'), un doble y potencialmente inquietante movimiento entre sus dos secciones (el trabajo filológico, que opera con la lengua y el trabajo de la crítica histórica, que opera con el lenguaje en tanto aparato de términos técnicos con sus propios conceptos y vocablos) cuya carga de tensión no se resolverá en esta obra, pero se pondrá de relieve con el fin de encontrar la unión entre filología e historia.

Las palabras griegas no fueron transliteradas según un criterio único: cuando la ortografía inglesa lo obligaba, la υ se transliteró como y (dithyramb, lyric, polyptoton, stichomythia), pero cuando se trataba de una simple transliteración, como u (lusis, ekkuklema).
El aparato de notas se encuentra a pie de página, debajo del cuerpo del texto. Al final del libro se incluye un pequeño glosario de términos técnicos, una bibliografía general, un index locorum y un índice general ordenado alfabéticamente.
En suma, Sophocles and the language of tragedy es una lectura obligada para los especialistas en Sófocles que quieran comprender la tradición en que se enmarcan como tales, y también para los investigadores de la recepción de los clásicos en las culturas occidentales que quieran centrarse en la acogida del drama sofocleo. Asimismo es una interesante lectura para el público no especialista con deseos de profundizar su acercamiento a los clásicos, ya que cuenta con el glosario de términos técnicos que ayuda a la comprensión de los mismos. El análisis filológico es profundo y claro y da cuenta de algunas dificultades en la traducción de ciertos pasajes, combinando el análisis textual y métrico con los elementos dramáticos de que los mismos textos y la tradición dan cuenta. Por otro lado, el análisis histórico de la recepción de Sófocles pone en tela de juicio el análisis filológico anterior: aunque no es exhaustivo, permite establecer la continuidad histórica de una forma de hacer filología que comienza con la filosofía del idealismo alemán y que muchas veces ha establecido generalizaciones teóricas en pos de hacer coincidir la interpretación del drama sofocleo con los presupuestos filosóficos de dicha doctrina. En esta última sección, entonces, se exponen las principales líneas interpretativas y los intérpretes que han contribuido a forjar esta tradición, así como sus principales detractores, al mismo tiempo que se abren interrogantes, por un lado, de carácter histórico, acerca de la recepción anglosajona de los clásicos, y por otro, de carácter epistemológico, acerca de la unión entre la filología y la historia. No obstante, ninguna de las dos secciones constituyen análisis completos o cerrados, y están deliberadamente diagramadas para establecer su interrelación.