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Circe de clásicos y modernos

versión On-line ISSN 1851-1724

Circe clás. mod. vol.19 no.1 Santa Rosa jun. 2015

 

RESEÑAS

Pégolo, Liliana
Tensiones literarias e ideológicas en la poesía de Aurelio Prudencio Clemente: el Cathemerinon
Buenos Aires, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras, Colección Saberes, 2014, 548 págs. ISBN 978-987-3617-49-2

por Juan Manuel Danza
[CONICET / UNS - juanmanueldanza@hotmail.com]

En Tensiones literarias e ideológicas en la poesía de Aurelio Prudencio Clemente, inscrito en los estudios sobre Antigüedad tardía, Liliana Pégolo analiza las relaciones, siempre complejas, entre literatura e ideología en el Cathemerinon.
La investigación de Pégolo resulta atractiva por tres motivos, todos ellos esenciales: la época, el autor y su obra. El s. IV es un período de grandes transformaciones culturales, caracterizado por el ascenso del cristianismo al poder y sus enfrentamientos con el mundo pagano. En este contexto, la figura de Prudencio como vir romanus y su labor como poeta christianus resultan fundamentales, porque, como protagonista de los conflictos de la época, registró sus convicciones literarias y espirituales, confirmando el proyecto poético del cristianismo. La tarea sincrética de Prudencio puede apreciarse en el Cathemerinon, porque, en palabras de la autora, "representa la combinación de los fundamentos de la paideia retórica y el ideario doctrinal" (p. 441).
En la introducción se inscribe, por un lado, la poesía de Prudencio en la tradición de la literatura latina y, por otro lado, se ubica su figura como poeta y ciuis Dei en el contexto de la Antigüedad tardía.
El libro está dividido en cuatro partes. La primera, "El Imperium Romanun Christianum", está compuesta por cuatro capítulos. El primer capítulo, "De Diocleciano a Constantino (284-324)", se abre con un revisión del período, sustentada por historiadores de renombre como A. Alföldy, E. R. Dodds y P. Brow. Además, aunque las secciones 1.3 y 1.4 traten sobre la sucesión post-constantiniana y el advenimiento de Teodosio, los dos primeros, 1.1 y 1.2, se ajustan, como su título sugiere, al análisis de la crisis del siglo III y de la conversión de Constantino, respectivamente. En el capítulo segundo, "Las transformaciones culturales", Pégolo plantea cómo, a partir de la asunción de Constantino, toda la esfera social y política romana fue trastocada, en función de la cristianización de la estructura romana y de la supervivencia de la Iglesia. El tercer capítulo, "Dogma y herejía: la embestida arriana", trata sobre la "definición de la naturaleza de Cristo" (p. 63) y los debates teológicos originados en torno a la concepción de Cristo como hijo de Dios o como una segunda deidad diferente. La estudiosa presenta tres ítems, en los que: a) explica, desde Orígenes (185-254), las "bases del futuro arrianismo" (p. 65) y el influjo que ejercieron el platonismo y el neoplatonismo, tanto en las ideas tributarias de la unidad de Dios, cuanto en aquellas partidarias del concepto trinitario; b) comenta la controversia arriana, refiriendo a dos hechos fundamentales para la institución del cristianismo niceno: el concilio de Nicea (325) y el concilio de Constantinopla (381), tutelados por Constantino y por Teodosio I, respectivamente; c) analiza en el Cathemerinon la "síntesis ideológica" del cristianismo, cuyas formulaciones trinitarias revelan el compromiso de Prudencio con la causa nicena. En el último de estos cuatro capítulos, "El monasticismo en Occidente: del anacoretismo al cenobio", Pégolo describe la propagación del monacato, desde Oriente a Occidente, y el tránsito del anacoretismo al cenobio con el fin de emparentar el Cathemerinon con la producción literaria del 'monacato docto', en cuanto a la poetización de reglas ascéticas. De este modo, analiza los motivos advirtiendo la existencia de "un canon de espiritualidad" (p. 90). Además, señala que, si bien Prudencio se muestra conocedor de la literatura ascética, este hecho no es traslaticio a su vida, ni tampoco síntoma de una tendencia social y cultural de la época.
"¿Existe una literatura cristina?", esta inquietante pregunta –reminiscencia del escepticismo foucaultiano– encabeza la segunda parte del libro. En el capítulo quinto, "¿Literatura cristiana o literatura latina de contenido cristiano?", la estudiosa argumenta a favor de la existencia de una "literatura cristiana en lengua latina" (p. 111) y, al mismo tiempo, revisa un procedimiento genéricodiscursivo, característico del período: la utilización de las antiguas formas para proveer nuevos contenidos. En el capítulo sexto, "Retórica: tradición e innovación", la autora analiza los límites de la retórica y su relación con la homilía y la poesía, invitando a la reflexión sobre el lenguaje utilizado con fines religiosos. En el capítulo séptimo, "La poesía tardoantigua: de lo profano y lo sagrado", examina el decurso de la poesía pagana a la poesía cristiana, considerando los siguientes ejes: a) "La producción épica: la epopeya tardoantigua", repaso de la importancia de Virgilio y de la reaparición de su hexámetro desde la perspectiva de Juvenco, Ausonio, Proba y Prudencio; b) "Otras variantes de la poesía hexamétrica", observación del desarrollo de "contenidos mitológicos y eróticos" (p. 153) sobre un mismo sustrato formal; c) "La poesía lírica y los carmina minora", breve exploración de los poetas y de sus diversas posibilidades métricas y genéricas. En el capítulo octavo, "Los orígenes complejos de la himnodia cristiana", la estudiosa consigna que, si bien la variedad de la poesía profana fue vital para la Antigüedad tardía, su gran innovación la marcó el himno cristiano. Además, no solo la reconstrucción de la historia del himno cristiano prima en este capítulo, sino también los problemas en torno al género "lingüístico-musical" y al surgimiento de la poesía rítmica. En el capítulo noveno, "Hilario, Mario Victorino y Ambrosio: la propaganda antiarriana", se ocupa de la revitalización que estos poetas efectuaron a partir de las formas del psalterium en la himnodia cristiana, al concebir una suerte de "contra-propaganda" (p. 191). Como advierte la autora, los casos de Hilario y M. Victorino representan "dos intentos de conciliación del material himnódico con la necesidad de poner freno a los avances heterodoxos" (p. 199). No obstante, quien concibe un modelo poético y estrófico de fácil recepción y "clausura", al mismo tiempo, "la etapa experimental de la producción lírica cristiana" es Ambrosio, cuya poesía, perceptible en toda la obra de Prudencio, sustenta la "estructura inicial y final de Cathemerinon" (p. 208).
La tercera parte del libro, titulada "La conversión poética de Prudencio", reúne tres capítulos: el décimo, "Prudencio, poeta cristiano"; el undécimo, "Funcionalidad político-religiosa de los poemas hexamétricos"; y el duodécimo, "Himnodia, lirismo y martirologio: Cathemerinon y Peristephanon". En este apartado, Pégolo desarrolla un conjunto de temas imprescindibles (la introspección poética y la clave autobiográfica en los textos metapoéticos, la labor del poeta cristiano y su programa poético, la relación extratextual de los poemas hexamétricos con los hechos históricos y la relación intratextual del Cathemerinon con los poemas hexamétricos, el lirismo y la himnodia en el Cathemerinon) para la demostración de su tesis: el Cathemerinon representa, considerando el prólogo y el epílogo, un tercer texto metapoético, que anticipa los temas doctrinales del resto de la obra prudenciana.
El cuarto apartado, cuyo título, "¿El Cathemerinon es un programa poético de la vida monacal?", conlleva un interrogante que la crítica ha intentado probar (p. 285), es el más extenso y analítico del volumen. Compuesto por los últimos cuatro capítulos, se adentra en el estudio del proyecto literario de Prudencio. El capítulo decimotercero, "El Cathemerinon y sus relaciones con el género himnódico", trata sobre la innovaciones efectuadas por Prudencio, en Cathemerinon 1, 2, 5, 6 y 9, 11, respectivamente, a partir de los modelos de Ambrosio e Hilario. Con respecto a Ambrosio, Prudencio añade "nuevos términos al sistema semántico-simbólico" (p. 290) y amplifica los tópicos por intermedio de un trabajo retórico-poético. Con respecto a Hilario, nuestro poeta asimila la propaganda pro-nicena e incorpora metros y tonos épicos para cantar la gesta Christi insignia (Cath. 9.2). En los capítulos decimocuarto y decimoquinto, "El lirismo de Horacio en los himnos de cada día" y "El virgilianismo de Prudencio", Pégolo examina las reminiscencias de la poesía horaciana y virgiliana en el Cathemerinon. Asimismo, aunque la polimetría en Prudencio es la característica de la lírica horaciana más apreciada por los críticos, el poeta "imita" a partir de los "imitadores", consideración que lo vuelve "deudor de los poetas imperiales y de Ausonio" (p. 336). En cuanto a Virgilio, Prudencio es tributario de su poesía en toda su diversidad genérica. La capacidad sincrética y la mentalidad dual del poeta cristiano, que combina antiguos esquemas con nuevos contenidos, se materializa en Cathemerinon y se observa, puntualmente, en la fusión entre la himnodia ambrosiana e hilariana y la poesía virgiliana y horaciana. No obstante, este análisis hubiera resultado todavía más fructífero a la luz del estudio de F. Mora-Lebrun, L'Enéide Médiévale et la Chanson de Geste (Paris 1994). El último capítulo, "La estructura compositiva del Himnario de las horas", presenta dos planos de análisis: los motivos alegóricos y los ascéticos. La autora explora la inclusión de las figuras bíblicas como exempla alegóricos, indicando que su interpretación ofrece las claves para la espiritualidad monástica. Al describir el modelo ascético de Juan el Bautista, Pégolo advierte que estamos ante el "surgimiento de un nuevo tipo de hombre que echó por tierra al varón urbano, acostumbrado a lujos y refinamientos de una vida sometida a la molicie y el placer; la urbanitas, cuyos principios Prudencio resquebraja a través de su personaje, se mostraba ajena a la búsqueda de la salvación" (p. 417). Sin dudas, este comentario ayuda a comprender la nueva configuración utilizada por los autores medievales de Whitin Piscator y Ecbasis cuiusdam captivi per tropologiam –por citar dos ejemplos de alegoría cristiana–, que, a través de la pugna spiritualis, escenificaron las prácticas de la vida ascética y monacal a la manera de Cristo.
Finalmente, en el apartado "Cathemerinon: una construcción sincrética del Tardoantiguo", la estudiosa expone sus conclusiones. Apegada a un estilo de descripción estético, perceptible en toda la investigación, concluye, como si se tratara del arte barroco: "la poesía de Prudencio representa un conjunto variado de luces y sombras que se esfuerzan por mantenerse escindidas, diversificadas y, por momentos, se iluminan oponiéndose unas a otras. Este juego de claroscuros, que diluye los contornos del objeto creado para dar la impresión de que el fondo y la forma entran en conflicto, es lo que define a las expresiones artísticas y literarias del tardoantiguo". En resumen, Pégolo demuestra con sólidos fundamentos que la conciliación de modelos, a priori opuestos en el Cathemerinon, constituye, más que un proyecto poético, "un proyecto de vida cristiana, afín a los intereses de una clase escolarizada y devota" (p. 443).
El estudio se cierra con un apéndice, Himnos para cada día, que confiere una traducción del Cathemerinon. Aunque la autora no indica la fuente en particular, de todas las asentadas en la bibliografía, desde la que traduce el texto prudenciano, reconoce haberse apoyado en las versiones castellanas de J. Guillén e I. Rodríguez y L. Rivero García. La traducción en verso, desprovista de notas y comentarios, actualiza las anteriores, a las que modifica levemente. Asimismo, todas las citas latinas poseen a pie de página una traducción que amplía el horizonte receptivo de la obra, incluyendo a un público no especializado.
La bibliografía, actualizada y legitimada por la consulta en varios idiomas, se encuentra discriminada según fuentes, enciclopedias y diccionarios, obras de consulta, estudios generales sobre Antigüedad tardía y particulares sobre Prudencio. Si bien existen escasas erratas, comprensibles descuidos dactilográficos o de edición, conviene desambiguar la confusión de dos filólogos, aunque homónimos, distintos, cuyas obras se hayan homologadas en la bibliografía: Alan Cameron y Averil Cameron (Cfr. pp. 529-530).
Tensiones literarias e ideológicas en la poesía de Aurelio Prudencio Clemente: el Cathemerinon representa un aporte significativo para los estudios sobre Antigüedad tardía. En América Latina, los estudios sobre la obra de Prudencio cuentan con una breve, pero marcada tradición, en la que Pégolo, sin dudas, se asienta.

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