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Circe de clásicos y modernos

versão On-line ISSN 1851-1724

Circe clás. mod. vol.19 no.1 Santa Rosa jun. 2015

 

RESEÑAS

BOZIA, Eleni
Lucian and His Roman Voices. Cultural Exchanges and Conflicts in the Late Roman Empire
New York and London, Routledge, Monographs in Classical Studies, 2014, 222 págs. ISBN 978-1-138-79675-1

por Lidia Raquel Miranda
[CONICET / UNLPam - mirandaferrari@cpenet.com.ar]

Luciano, el orador sirio del siglo II, es una figura enigmática que ha alentado muchas, y a veces muy discordantes, interpretaciones de sus tesis culturales y religiosas. El estudio del corpus del autor que realiza Eleni Bozia en Lucian and His Roman Voices. Cultural Exchanges and Conflicts in the Late Roman Empire tiene como principal objetivo probar que debe ser leído como el emblema de una realidad multifacética. Para ello, la autora examina los cambios culturales, la propaganda política y los conflictos religiosos en el Imperio romano tardío a través de la mirada de Luciano, los autores romanos contemporáneos a él y los apologistas cristianos. Así, el libro explora los modos en que Luciano, un sirio que escribió en griego y que llegó a ser ciudadano en Roma, fue afectado por el clima sociopolítico de su tiempo, cómo reaccionó a él y cómo se relacionó con los intelectuales romanos. En dicho proceso, este volumen expone cuestiones como qué significaba el título 'ciudadano romano' para los nativos de Roma y para los otros; cómo eran la lengua y la literatura politizadas y cómo llegaron a significar propaganda social. En síntesis, esta monografía revela la profunda personalidad histórica y autoral de Luciano y las formas en que su actividad literaria describe la realidad del siglo segundo desde la perspectiva de los romanos, los griegos, los paganos, los cristianos y los ciudadanos del Imperio.
Luego del listado de imágenes y de los agradecimientos se ubica la Introducción, que constituye una aproximación a la Segunda Sofística. En esta primera parte del libro, la autora manifiesta su intención de comparar el corpus luciánico con los trabajos de autores romanos contemporáneos o anteriores a él y los de los apologistas cristianos, en un intento de hacer un bosquejo social, histórico, religioso y literario de la segunda centuria desde la óptica de los diversos actores del mundo imperial de aquel período. También expone su propósito de estudiar la recepción de Luciano y la Segunda Sofística en la literatura bizantina y europea ya que, según afirma, existen elementales similitudes así como sugerentes y moduladas apropiaciones de ambos por parte de los autores posteriores. En la Introducción queda claro que la meta de Lucian and His Roman Voices. Cultural Exchanges and Conflicts in the Late Roman Empire no es contextualizar a Luciano, sino, por el contrario, poner en primer plano el contenido de su obra y establecer que él trabajó en el marco de la Segunda Sofística, tanto literaria como cronológicamente, pero no fue definido por ella. En lugar de eso, Luciano creó su propio mundo, que, cuando es cuidadosamente examinado, puede ser percibido como un metalenguaje de la Segunda Sofística y las realidades políticas e intelectuales grecorromanas. Aunque está más allá del alcance del propósito de su estudio, Bozia cree que la sumaria presentación del período ayuda a clarificar su elección de trabajar con Luciano así como con la sección de comparanda. En tal sentido es que expone las aportaciones más destacadas sobre el tema y sus debates más significativos. En esta parte inicial también justifica por qué eligió la evaluación comparativa de la era de la Segunda Sofística en torno a la figura de Luciano: la idea detrás del estudio es comunicar las interpretaciones sobre esta época por medio de una evaluación paralela de sus autores en lengua griega y en lengua latina.
A continuación, entonces, se suceden los capítulos referidos a ello. En primer lugar, Luciano es analizado en relación con Juvenal y Aulo Gelio, no solo por la contemporaneidad, sino también por la similitud de tópicos que utilizan y por la habilidad de los tres para discutir sobre su propia nación y 'el otro'.
El primero de estos capítulos es "Lucian and Juvenal on the Parasitic Life". Tradicionalmente, De Mercede Conductis y Apologia han sido consideradas evidencia de la corruptibilidad cultural de Luciano y su desenfrenada ambición de elevación personal. La autora sostiene, sin embargo, que los escritos del sirio despliegan similitudes estructurales y lingüísticas con las Saturae de Juvenal y que su tratamiento de los clientes funciona como una respuesta frente a las acusaciones romanas contra los griegos. Luciano aparece claramente preocupado por la percepción romana de los extranjeros, cuando tratan de avanzar en los escalones romanos, y por ello subvierte los estereotipos sociales concernientes a los del este. A través de su lectura de Luciano y Juvenal, Bozia hace evidente que la literatura del momento se usaba como propaganda política bidireccional.
El análisis de las impresiones de Juvenal y Luciano sobre el clientelismo desnuda cercanas semejanzas en las fases de la vida parasitaria y la degradación en el ocaso de la 'carrera' presentadas por ambos autores. El modo en que Luciano responde a las acusaciones de Juvenal contra los griegos así como el motivo delπαρακλαυσὶθυροσ, que aparece primero en la Satura 5 y luego en De Mercede Conductis, es una elección consciente por parte de Luciano. Por lo tanto, la investigadora deduce muchas conclusiones mirando a Luciano: él es conscientemente un ciudadano de una nueva sociedad ecuménica; está cómodo con las costumbres (mores) griegas y las romanas y busca construir y promover su adaptabilidad social a través de sus tratados. En relación con los parámetros de De Mercede Conductis y De Parasito, hay un explícito reproche a la virtud romana: mientras Juvenal acusa a los griegos de llenar Roma, Luciano asegura que es Roma la que ha abierto sus puertas a los griegos, sin, pese a ello, absolverlos de toda responsabilidad. Por lo tanto, una lectura comparativa de Luciano y Juvenal encapsula los combates literarios y las complejidades sociopolíticas de la época.
En el siguiente capítulo, "The Literary Context and Social Subcontext in Lucian and Gellius", el análisis de Luciano y Aulo Gelio revela que los problemas de lengua e identidad monopolizan y politizan la escena literaria. Los artículos de Gelio pueden leerse como el manifiesto romano sobre la legitimidad cultural, mientras que Luciano promueve discusión tolerante sobre la etnicidad. Consecuentemente, ambos autores se vuelven voceros de propaganda política y (re)consideración de la identidad étnica en el conglomerado que constituye el Imperio romano.
En este capítulo, la pintura de la segunda centuria a través de los ojos de Gelio y Luciano revela a dos individuos con una imagen de la sociedad desde posiciones diferentes: el primero justifica el pasado y lo propone como la base para la formulación del futuro, mientras que el segundo desea formar el presente y el futuro a partir del nuevo status mundi. En efecto, Luciano es un sirio que escribe en griego sobre los griegos, los romanos y otras naciones, mientras que las Noctes Atticae de Gelio consisten principalmente en capítulos sobre la historia, costumbres y estilo de vida de Roma, y las otras naciones parecen existir solamente como background del medio social. Luciano demuestra su conocimiento social y también provee información sobre la comunicación entre diferentes naciones cuando da la voz a otras naciones que no pertenecen a la poderosa combinación de la eminente cultura grecorromana. Por el otro lado, la representación de Gelio de otras naciones, sus críticas y aun su silencio en algunos aspectos presentan al lector la idea de una Roma más conservadora, que está poco ajustada al nuevo orden del mundo y, focalizada únicamente en el pasado, no alcanza con éxito la evolución y los fermentos que colorean el Imperio y señalan el advenimiento de una nueva era.
El capítulo que continúa es "Lucian's Olympus and the Link to Christianity", del que se deduce que Luciano no solo discute sobre religión sino que fuerza a su audiencia a repensar el paganismo y sus prácticas, por lo que inadvertidamente entra en una consideración estimulante del cristianismo. Bozia explica en este apartado que el antropomorfismo de Luciano en Dialogi Deorum propone una nueva interpretación del envejecimiento olímpico y de la coexistencia de religiones en un mismo momento. Más aún, trabajos como Prometheus, Juppiter Tragoedus, Juppiter Confutatus y De Sacrificiis contribuyen a su comprensión del rol del factor humano en la interpretación de la religión. La autora sugiere que una lectura comparativa de los apologistas cristianos y Luciano revela que comparten una perspectiva, ya que ambos discuten el paganismo para cuestionar o, al menos, reconsiderar su supuesta superioridad.
En este acápite, la autora examina la percepción de Luciano sobre la religión y la transición del paganismo al cristianismo, en un momento histórico en que las deidades paganas ocupaban la posición prevalente y las religiones del este, judíos y cristianos, eran simplemente tratadas por reclamar un lugar en el Imperio romano.
En oposición a la opinión de muchos estudiosos, para Bozia Luciano y los cristianos tenían muchos tópicos en común. Los apologistas interpretan los sacrificios y rituales paganos en sentido literal y los rechazan. Luciano, por su parte, cuestiona elementos centrales de la vieja religión aunque no es posible argumentar con certeza que haya querido deconstruir el paganismo o promover alguna otra tesis religiosa. Él simplemente reconoce la existencia de disputas y se aproxima a ellas desde perspectivas no ortodoxas y siempre bajo la fachada de la escritura de la comedia. El punto focal de su crítica son los dioses paganos que alcanzan los límites del antropomorfismo.
La autora no cree que sea posible determinar con seguridad si la posición de Luciano es acorde a la de los apologistas o no, pero al menos está en posición de argumentar que Luciano es conocedor del cristianismo, tanto como de otras posturas teológicas, y de las afirmaciones que sus adherentes hicieron o pudieron hacer contra el paganismo.
Finalmente, Bozia reflexiona en este capítulo acerca del estilo de vida del cristianismo y cómo De Saltatione de Luciano encaja en esa imagen. Los cristianos proponen una vida de moralidad y abstinencia, privación que engloba también a las representaciones teatrales. Luciano, por el contrario, elogia los efectos positivos que la pantomima tiene en la audiencia y las lecciones de vida que provee. La discusión se vuelve más interesante cuando incluye la posición de Elio Arístides: la correspondencia literaria entre Luciano y Arístides es otro indicio del sentido de los debates sobre los estilos de vida propios, las perspectivas sobre la vida y, en última instancia, las religiones. Luciano se encuentra en un punto focal óptimo para ofrecer una fresca mirada sobre la amalgama religiosa y, tal vez, un camino para suavizar la transición del paganismo a la nueva realidad religiosa.
El último capítulo del volumen es "The Reception of Lucian", como hemos anticipado. Bajo dicho título la autora se ocupa de una serie de autores bizantinos y europeos, cuya elección está basada en la posibilidad de comparación con Luciano con respecto a dos parámetros fundamentales: testimonios de que han leído a Luciano y su propia politización de la literatura y la teología en clave retrospectiva en acuerdo con el espíritu de la segunda centuria.
El desarrollo de esta parte de Lucian and His Roman Voices ofrece una nueva faceta del tema de la recepción de Luciano en la literatura bizantina y europea. Luciano escribió muchos trabajos que, aunque no pueden ser ubicados con facilidad en un género tradicional, resaltan por sus comentarios sociales y políticos, las originales y sutiles técnicas literarias y por la siempre moderna aura de alguien que realmente ha contemplado agudamente la sociedad y la gente, siendo él mismo un componente vital de su tiempo. Estas son algunas de las cualidades de Luciano que brindaron inspiración literaria a futuros autores: Alciphron, Erasmo, Moro, Molière, Holberg, Flaubert y la lista podría seguir. Mediante el análisis comparativo entre Luciano y autores bizantinos y europeos, la autora demostró que indudablemente el sirio ha ejercido su influjo literario sobre muchos. Su lenguaje, sus técnicas, su estilo y su manera de pensar sobreviven y hacen que la exploración de su Nachleben merezca continuarse.
El volumen de Bozia se cierra con la Conclusión, aunque sigue luego un Appendix ("Lucian's Dearum Iudicium in European Art") dedicado a completar el tema de la recepción de Luciano en la cultura posterior, concentrado en este caso en el ámbito artístico: la autora logra establecer que, además de su aporte a la literatura posterior, Luciano también proveyó elementos útiles a los pintores. Un estudio de la ekphrasis permite comprender el efecto de Luciano en el arte visual. Imágenes del dearum iudicium aparecen a lo largo de toda Europa: Rafael Sanzio, Cranach, Rubens, Watteau y Blake son algunos de sus pintores. Incluso el tópico parece haber recorrido los siglos y las escuelas ya que aparece también en trabajos de Renoir y Dalí. La autora puntualiza que uno de los interesantes detalles que diferencian la versión de Luciano de las narraciones tradicionales de la historia, lo cual constituye la base de su argumento de que estos pintores se inspiraron en realidad en Luciano, es que las diosas están pintadas desnudas. Para ella, no se trata de una representación usual y, ciertamente, no está basada en ningún trabajo literario griego. Solamente en las Heroidas V de Ovidio, cuando Enone habla del juicio de Paris, se refiere a la "naked Minerva (more pleasing when she bears arms)" (p. 187). Luciano es el primero que realmente ha trabajado sobre la desnudez de las diosas.
Luego de este breve repaso de los temas y argumentos de Lucian and His Roman Voices. Cultural Exchanges and Conflicts in the Late Roman Empire, solo nos resta concluir con una mención al valor de esta obra en el marco de los estudios clásicos, en general, y de Luciano y la Segunda Sofística, en particular.
Desde el punto de vista estructural, el libro se halla cuidadosamente compuesto y organizado en capítulos, cada uno con un detallado aparato bibliográfico que reconduce el estudio de Luciano hacia otras aportaciones, lo cual instaura un debate muy fructífero. Asimismo, la lista de referencias, el índice y las reproducciones de las obras visuales aludidas profundiza los alcances eruditos del trabajo.
En cuanto a su contenido, Eleni Bozia logra sostener, a través de su propia lectura de las fuentes en lengua original y de la bibliografía específica, que los textos de Luciano lo presentan como un autor representativo de la Segunda Sofística. Con los bosquejos en miniatura de su realidad histórica que exhiben cada uno de sus trabajos se diferencia de otros autores, en tanto forzó a los romanos, a los griegos y a otros extranjeros a entrar en un diálogo y un subsecuente intercambio de ideas sobre la (des)estimación cultural del 'otro': sus obras son prueba de la polémica entre las diferentes religiones en el segundo siglo. En ese marco, la lectura comparativa de Luciano y otros escritores es la elección metodológica más adecuada para comprender la posición de los romanos y su relación con los griegos y viceversa, así como la relación de ambas naciones con otras naciones. También es destacable el análisis que permite a la autora sugerir que la habilidad de Luciano para preservar información histórica y el clima intelectual (Zeitgeist) del siglo II vuelven sus escritos diacrónicos.
Luego de tantos siglos, en un momento en que la intolerancia y los prejuicios contra los 'otros' –en especial extranjeros y, la mayoría de las veces, orientales– persisten, Eleni Bozia incursiona en el problema de los conflictos culturales en los primeros tiempos de nuestra era con una publicación excepcional, bien documentada y exhaustiva en el análisis de las fuentes. Frente a las imágenes que circulan hoy día, las reflexiones de la investigadora son motivo para interrogarnos si, a pesar de hitos culturales como Luciano, no hemos aprendido nada en todo este tiempo.

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