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vol.19 número2Traducciones, comentarios y debates: en búsqueda de la palabra inspirada de DiosLUDUEÑA, Ezequiel (Introducción, traducción y notas) Platón. Banquete Editorial Colihue, Buenos Aires, Argentina, 2015, 379 pp. ISBN 978-950-563-077-6 índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
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Circe de clásicos y modernos

versão On-line ISSN 1851-1724

Circe clás. mod. vol.19 no.2 Santa Rosa dez. 2015

 

RESEÑAS

MAQUIEIRA, Helena y FERNÁNDEZ, Claudia (eds.)
Traducción y tradición clásica en América Latina.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. UNLP. La Plata, 2012, 439 pp. ISBN 978-950-34-0859-9

por Marta Alesso
[UNLPam - alessomarta@gmail.com]

El libro es el resultado de un laudable proyecto en el que participaron veintisiete investigadores de la Universidad Nacional de La Plata, de la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de La Habana y la Universidad Estadual de Río de Janeiro. Los miembros del equipo son todos especialistas en lengua y cultura grecolatinas. Lideran el grupo Claudia N. Fernández, docente de la Universidad Nacional de La Plata e investigadora del Conicet, y Helena Maquieira, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid. Las directoras del Proyecto conformaron un foro, que funcionó en Madrid, en el que intercambiaron aportaciones críticas y conocimientos sobre la influencia de la Antigüedad clásica en escritores y traductores de América Latina durante los siglos XIX y XX. De aquellos debates nació esta interesante obra organizada en quince capítulos, cuyo contenido los hace merecer un comentario individual. La primera gran división –más que temática, por objeto de estudio– es la que organiza la presentación en I. Tradición clásica y II. Traducción clásica. La tradición clasicista en obras de ficción es variopinta y multigenérica en la literatura latinoamericana y así se presenta también la elección de los autores: el cuento, la novela, la poesía y el drama son el objeto de las investigaciones y conclusiones de la primera parte. En traducciones, el paisaje es más homogéneo: hay una predilección general por Homero, excepto un interés puntual por la traducción de una comedia de Plauto.
Abre el apartado "Tradición clásica" el capítulo "Parodiar la tradición clásica: De Dioses, hombrecitos y policías de Humberto Constantini" de Claudia N. Fernández (pp. 15-41). Un prolegómeno explica quién es el autor Humberto Constantini, un hijo de inmigrantes judío-italiano, veterinario y artesano además de novelista, que debe exiliarse en México en la época de la dictadura en Argentina. La novela obtuvo el premio Casa de las Américas en 1979 y fue reeditada dos veces, en 1984 y en 2009. Es una novela compleja, escrita en un momento peculiar del país, los años bajo gobierno militar, que se recrean en el texto desde una perspectiva paródica. Fernández se detiene especialmente en señalar rasgos de la lengua de la épica homérica en esta obra literaria contemporánea, como los epítetos, los símiles y las repeticiones. También observa las escenas típicas y otras reminiscencias clásicas. Es, por lejos, uno de los mejores capítulos de este libro en que se analizan diversos aspectos y elementos de la cultura antigua en nuevos contextos.
Sigue "El mundo clásico en la obra de Guilherme Figueiredo" de Mimy Flores Santamaría y María Eugenia Rodríguez Blanco, ambas de la Universidad Autónoma de Madrid (pp. 43-64). El capítulo está referido a una de las figuras más notables de la literatura brasileña, Guillerme de Oliveira Figueiredo, que nació en Campinas (São Paulo) en 1915 y murió en Río de Janeiro en 1997. Era este un dramaturgo especialmente atraído por la cultura y literatura grecorromana. Su interés se debe a que fue profesor de la historia del drama y en esa función adquirió un profundo conocimiento del período clásico y del teatro de griegos y romanos. Las piezas objeto de análisis son Um Deus Dormiu lá em Casa y A Rapôsa e as Uvas, recogidas en el libro publicado por Mario da Silvo Brito en 1964. Al capítulo le falta una conclusión integradora con la que las autoras debieran haber debido cerrar el pormenorizado estudio.
El tercer capítulo se titula "Orfismo na literatura brasileira: do século XX à primeira década do XXI" y está firmado por Carlinda Fragale Pate Nuñez de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro (pp. 65-92). La autora demuestra que las ideas revolucionarias que refieren a lo que denomina ‘imaginario órfico’ se observan desde las primeras expresiones de la literatura brasilera y sobreviven aún en épocas contemporáneas o post modernas, manteniendo gran vitalidad especialmente en el campo de la poesía y el arte. Su actualidad se debe al encanto de lo misterioso, lo oculto, lo incompleto, que se resiste además al rigor de un análisis metodológico estricto. El capítulo es una interesante aportación a los estudios sobre el orfismo en la literatura contemporánea y contribuye con una perspectiva innovadora al espíritu general del libro.
"Bioy Casares en clave clásica. Presencia de la tradición grecolatina en tres cuentos de Adolfo Bioy Casares" está rubricado por Lía M. Galán de la Universidad Nacional de La Plata (pp. 93-117). La autora señala que la obra de Adolfo Bioy Casares ha merecido una atención notoriamente menor que la de Jorge Luis Borges. Sin embargo, la calidad narrativa de Bioy Casares puede equipararse fácilmente a la de Borges, pues en ella, las referencias, citas y relecturas de la Antigüedad grecolatina son constantes. Aquí se analizan tres de sus obras: La trama celeste (1948), Homenaje a Francisco Almeyra (1954) y Ovidio (1997). La conclusión de Galán confirma que, consecuente con su formación clásica, Bioy Casares asimila una tradición ligada a la historia de Europa por el idioma e intereses diversos y la transforma en eficaz instrumento para la composición de relatos que tratan temas centrales de la cultura rioplatense. El capítulo es valioso, eficiente, escrito con maestría y servirá para ser utilizado sobre todo en la enseñanza de nuestra literatura argentina.
Un texto interesante es "La poesía en México y Centroamérica: entre Eros, Lumen, Numen y Tántalos, Césares o Acteones" de Carmen Gallardo Mediavilla, de la Universidad Autónoma de Madrid (pp. 119-137). Se propone ocuparse de la poesía latinoamericana del siglo XIX y las dos primeras preguntas que la autora se formula son "¿por dónde empezar?" "¿de qué hablar y de qué no hablar?". Pues bien, habla, por ejemplo sobre la notable cantidad de poemas cuyo título son unas palabras latinas, como "Psalle et sile" o "Silenter", o de poemas con personajes de la historia y de la literatura romanas presentados como modelos literarios o de conducta. Hay muchas citas directas de poemas y termina también con una cita, en este caso de tono risueño, que constituye adecuado broche para concluir la exposición.
La sexta aportación a nuestro libro está a cargo de Lidia Gambón de la Universidad Nacional del Sur y se titula "Huellas clásicas en el teatro argentino. AntígonaS: linaje de hembras de Jorge Huertas" (pp. 139-161). Este capítulo tiene el mérito de indagar en las versiones de la dramaturgia más contemporánea. No solo se interesa por observar cómo se inserta la tradición clásica en la dramaturgia argentina del llamado período postdictadura, es decir después del año 1983, sino también –como es el caso de Jorge Huertas– en las obras que responden al fenómeno teatral posterior a la crisis nacional de 2001. La obra teatral analizada respeta en cierto modo la misma anatomía estructural del drama antiguo en su amalgama de retórica y lírica, diálogo y poesía, pero se trata de una nueva Antígona, de esencia porteña. La obra repite el destino conocido de antemano de la hija de Edipo, mas en él cobran sentido los nuevos interrogantes de nuestro presente. La investigación que llevó a cabo Gambón para realizar este capítulo se yergue sobre bases sólidas y una metodología rigurosa, de allí la importancia de su contribución.
El séptimo capítulo corresponde a Alina Gutiérrez Grova de la Universidad de La Habana y se titula "Influencia clásica en la formación de la cultura cubana. El diálogo en El Papel Periódico de la Havana". El periódico analizado es el primer órgano de prensa surgido en Cuba, en la última década del siglo XVIII. Las argumentaciones de la autora parecen extrapoladas desde otro Proyecto a este. Establece los procedimientos de organización textual más frecuentes en el corpus elegido: diálogo, la carta de relación, la polémica epistolar, etc. De cultura grecolatina, nada. Adolece además del defecto formal de cerrar su trabajo con una extensa cita de Buenaventura Pascual Ferrer, publicada en el Regañón del 25 de noviembre de 1800, que no tiene que ver con lo anterior más que por representar el propio pensamiento de la autora. Lo usual y conveniente es que siempre se concluya un escrito con una frase de cuño personal que sintetice la propia idea sobre el tema objeto de estudio.
"La tradición grecorromana en los primeros libros de poemas de Silvina Ocampo" se titula el capítulo que firma Pablo Martínez Astorino de la Universidad Nacional de La Plata. El autor elige para su análisis las primeras composiciones poéticas pergeñadas por Silvina Ocampo, muchas veces soslayadas o despreciadas por la crítica. Las poesías están escritas con una métrica definida y en el molde clásico del soneto, de las cuartetas o las octavas; además, elaboradas con rima, con una marcada tendencia a un tipo de pareado que prioriza a veces el sonido sobre el sentido. Pero la línea de investigación que elige este autor y las conclusiones que ofrece este capítulo apuntan al plano temático: Silvina Ocampo recurre a la tradición grecolatina en su poesía para ilustrar un motivo, una referencia o un tema frecuentemente amoroso y tiene una tendencia a reformular o adaptar determinadas referencias a mitos con fines literarios específicos; aparece un destacado interés por el motivo de la metamorfosis. El trabajo de Martínez Astorino es impecable y muy útil también para los intereses de los especialistas en literatura argentina.
Manuela Ribeiro Barbosa y Tereza Virgínia Ribeiro Barbosa, de la Universidade Federal de Minas Gerais, son las autoras de "O mundo antigo na cadência de Bandeira: um ritmo dissoluto" (pp. 205-224). Aclaran en primer lugar por qué se utiliza la expresión ritmo disoluto en el título de este ensayo: designa también un libro de poesía de Manuel Bandeira (1886-1968) que comprende veinticuatro poemas de los cuales las autoras analizan especialmente tres: "Gesso", "Vigília de Hero" y "Na rua do sabão". No dejan de señalar la fascinación que les presenta como tema de investigación la identificación y el análisis de temas clásicos en la literatura brasileña, pero también los obstáculos y dificultades en la detección de mecanismos por los que se establece la relación intertextual. El capítulo está correctamente escrito y es ilustrativo, pero no alcanza el nivel académico de los restantes que conforman este libro.
"Un poeta griego del siglo V a.n.e traducido por una cubana del siglo XX" de Mariana Fernández Campos de la Universidad de La Habana (pp. 227-247) abre la segunda parte del libro: "Traducción clásica". El capítulo está dedicado a Laura Mestre, con especial énfasis tanto en la época como en la familia en la que le tocó vivir a la traductora. El análisis de la investigadora se dirige en este caso a la obra de la cubana Estudios griegos, compuesto por siete ensayos acerca de la lengua y de la cultura griega y publicado en 1929. El cuerpo del trabajo analiza los modos y dificultades de la traducción al español de Píndaro. Destaca la importancia que tienen las versiones de los epinicios pindáricos no solo dentro de la tarea de Laura Mestre, sino también en el marco de la historia de la traducción en el ámbito cubano y en el hispanohablante en general. Los problemas de la traducción de un clásico en general y en el contexto de La Habana de principios del siglo pasado en particular están adecuadamente examinados, con explicaciones claras y aguda sensibilidad.
Otra contribución se titula "La traducción de Andrés Bello de la comedia Rudens de Plauto" y pertenece a Rosario López Gregoris, de la Universidad Autónoma de Madrid (pp. 249-274). Comienza con una breve semblanza del filósofo y educador Andrés Bello, quien fuera mentor del movimiento de independencia de las naciones hispanoamericanas e impulsor de la cultura como forma de progreso político. Señala el gusto de la época por los grandes poetas de la edad de Augusto, exponentes máximos del canon de la mejor literatura europea. Se concentra finalmente en la comedia de Plauto que, en noticia recogida por Menéndez Pelayo, tradujo Bello, la Rudens o El cable del navío. El capítulo concluye –apropiadamente– con una serie de concisos asertos que recopilan las cuestiones más importantes del trabajo.
Una de las editoras de este libro, Helena Maquieira, de la Universidad Autónoma de Madrid, suscribe el trabajo "La traducción de las partículas en las traducciones de la Ilíada de Lugones, Mestre y Bonifaz" (pp. 275-307). El capítulo pasa revista a la traducción o falta de traducción de algunas partículas en los cuatro primeros cantos de la Ilíada de las versiones del argentino Leopoldo Lugones (1924 y 1928), la cubana Laura Mestre (1943) y el mexicano Rubén Bonifaz (1996). Luego de un pormenorizado análisis, con métodos y técnicas rigurosos aplicados al texto en lengua original cotejando continuamente con las distintas versiones en español, la autora concluye que una traducción palabra a palabra no es necesariamente la mejor. Así, la cubana de Mestre es la versión en este sentido más fiel, lo que no lleva a afirmar que sea superior en calidad. Entiende además que hay cuestiones de estilo que se deben tener en cuenta. No es lo mismo una traducción en prosa que en verso. Es menester que el traductor fije su propio estilo y proponga alternativas de traducción o silencio cuando un elemento aparece de forma muy frecuente en un mismo período. La lectura puede resultar tediosa pero para un estudio comparado de traducciones de Homero este trabajo–realizado con suma seriedad– es imprescindible.
La décimotercera colaboración es "Laura Mestre y su traducción de la Ilíada" de Elina Miranda Cancela, de la Universidad de La Habana (pp. 309-332). Laura Mestre y Hevia, nacida en 1867, nunca llegó a ver publicada la traducción a la que parece haber dedicado su vida entera, la que, todavía hoy, permanece manuscrita en los fondos de archivo del Instituto de Literatura y Lingüística, en La Habana. Esta traducción subraya el paradigma de valores en que –según creía Mestre– debía formarse la juventud y al mismo tiempo pretende, sin traicionar su apreciación de la obra homérica, usar un lenguaje más cercano al del posible lector para que, sin necesidad de otros auxilios filológicos, pueda disfrutar y captar adecuadamente el sentido de la Ilíada. El capítulo es interesante y escrito con estilo diáfano e ilustrativo, no solo de la génesis y la elaboración de una traducción, sino también de una época, un lugar y la situación de la mujer con intereses intelectuales en ese marco.
También dedicado a la homerista cubana está "Laura Mestre, traductora inédita de la Odisea" de Juan Manuel Tabío, de la Universidad de La Habana (pp. 333-348). La traductora cubana encuentra en esta obra colectiva el momento de gloria que no encontró en su vida de sometimiento a las leyes intelectuales locales masculinas, tal es la atención que se le dedica. En este capítulo, Taíbo comienza preguntando por la intención de Mestre cuando decide traducir los dos poemas homéricos al español e intenta una respuesta a través de los fragmentos que la traductora dedica a Homero por un lado y a su traducción por otro. Las conclusiones del trabajo son complementarias de aquellas a las que arribó Elina Miranda Cancela en su propio capítulo; se percibe una intención de incorporar el texto traducido al contexto cultural de la lengua de llegada. Esto se logra a través de la domesticación, de la postergación –hasta donde esto sea posible– de toda rareza o dificultad que impida al lector hispanoparlante la comprensión de la obra homérica.
Cierra el segundo apartado y el libro en su conjunto el muy interesante trabajo "Las traducciones de Homero en América Latina" de Emilio Crespo y Jorge Piqué, de la Universidad Autónoma de Madrid (pp. 349-431). El capítulo es extenso: más de ochenta páginas y ninguna ociosa o innecesaria. La primera de las dos partes está dedicada a las traducciones en español y comienza con la versión latina de la Ilíada del mexicano Francisco Xavier Alegre de 1776; también menciona las del chileno Guillermo Jüneman, del argentino Lucio A. Lapalma, de la cubana Laura Mestre, del argentino Leopoldo Lugones y del colombiano Leopoldo López Álvarez, así como las mexicanas de Alfonso Reyes, de Rafael Ramírez Torres y de Rubén Bonifaz Nuño. La segunda parte, redactada en portugués, trata sobre las traducciones al portugués, especialmente sobre las publicadas en Brasil. El capítulo, altamente ilustrativo, es el evidente fruto de una ardua tarea investigativa, detallada y útil.
En términos generales esta obra es práctica y provechosa tanto para los profesores de estudios clásicos como para los de literatura latinoamericana. Los capítulos están ordenados lógicamente y los títulos de cada uno son claros y específicos y denotan con precisión el contenido. El estilo va dirigido a una audiencia extendida, los ensayos se basan sobre investigaciones llevadas a cabo con rigor académico pero no utilizan un lenguaje críptico o inaccesible. No ha sido poco esfuerzo reunir a especialistas con intereses diversos y ofrecer un trabajo homogéneo y valioso, por esa razón, obras colectivas como la presente merecen apoyo y difusión.

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