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Circe de clásicos y modernos

versión On-line ISSN 1851-1724

Circe clás. mod. vol.21 no.2 Santa Rosa jun. 2017

http://dx.doi.org/10.19137/circe-2017-210201 

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/circe-2017-210201

 

ARTÍCULOS

 

La traducción italiana del Annus Patiens del P. Peramás: Reescritura, manipulación e imagen de un original

The italian translation of Peramás´ Annus Patiens: rewriting, manipulation and image of an original

 

Marcela Alejandra Suárez
[Conicet - Universidad de Buenos Aires]
[m.suarez61.ms@gmail.com]

 

Resumen: América, tradicionalmente, ha ofrecido a la historia de la Compañía diarios muy variados. Entre los testimonios americanos más destacados cabe mencionar el diario de José Manuel Peramás, jesuita catalán de la provincia del Paraguay, en sus dos versiones: la primera en español (Narración de lo sucedido a los jesuitas del Paraguai) y la segunda en latín (Annus patiens siue Ephemerides). La Narración es la versión más difundida y consultada. El Annus Patiens, prácticamente desconocido para el mundo académico, ha circulado, en especial, entre los historiadores, en la versión de Giuseppe Boero. En esta ocasión focalizaremos, pues, nuestra atención en el análisis de las estrategias de traducción puestas en juego por el jesuita italiano, sobre la base de los conceptos de reescritura y manipulación.

Palabras clave: Peramás; Annus Patiens; Traducción; Reescritura; Manipulación

Abstract: America, traditionally, has offered to the history of the Company very varied journals. Among the most outstanding American testimonies, mention should be made of the diary of José Manuel Peramás, catalan jesuit from the province of Paraguay, in its two versions: the first in Spanish (Narración de lo sucedido a los jesuitas del Paraguai) and the second in Latin (Annus patiens siue Ephemerides). The Narración is the most widespread and consulted. The Annus Patiens, practically unknown for the academic world, it has circulated, especially among historians, in Giuseppe Boero’s version. This time we will focus our attention on the analysis of the translation strategies put into play by the Italian Jesuit, on the basis of the concepts of rewriting and manipulation.

Keywords: Peramás; Annus Patiens; Translation; Rewriting; Manipulation

 

En 1767 Carlos III decide expulsar a los jesuitas de los territorios de la corona. A esta altura, los hijos de Ignacio saben que la escritura forma parte de su labor pastoral y por ello se lanzan al desafío de dar cuenta de lo sucedido. La producción de los textos relacionados con la experiencia trágica de la expulsión apunta no solo a conformar un fondo documental sino también a construir la memoria histórica de la Compañía. En este sentido, se pone en evidencia un interés apologético, esto es, la voluntad de que el corpus textual sirva a la causa de la orden1. Múltiples son los diarios, memoriales, relaciones o itineraria escritos por los jesuitas españoles y americanos que narran los días oscuros del exilio y se centran no solo en la descripción de cómo les fue intimado el mandato de destierro en sus diferentes colegios o provincias, sino también en los detalles del viaje hasta llegar a los Estados Pontificios donde se instalan.
América, tradicionalmente, ha ofrecido a la historia de la Compañía diarios muy variados2. Desde su implantación en aquellas tierras, los jesuitas cumplen su tarea de cronistas de los viajes, exploraciones y experiencias vividas, elaborando documentos de singular importancia y muy diverso interés. Los expulsos continúan con esta tradición, en virtud de la cual se conservan más de una docena de escritos sobre sus vivencias en los viajes del destierro. Entre los testimonios americanos más destacados cabe mencionar el diario del P. José Manuel Peramás, jesuita catalán3 de la provincia jesuítica del Paraguay, en sus dos versiones: la primera en español (Narración de lo sucedido a los jesuitas del Paraguai desde el día de su arresto hasta Faenza en Italia en carta de 24 de diciembre 1768, escrita en Turín a un Señor Abate de la ciudad de Florencia)4 y la segunda en latín (Annus patiens siue Ephemerides quibus continetur iter annum Iesuitarum Paraquariorum Corduba Tucumaniae profectorum)5. La Narración es la versión más difundida y consultada a partir de la publicación llevada a cabo por el P. Furlong (1952) y la reedición de Lila Perrén de Velasco (2004). Sin embargo, el Annus Patiens, prácticamente desconocido para el mundo académico, ha circulado, en especial, entre los historiadores, en la versión de Giuseppe Boero.
En esta ocasión focalizaremos, pues, nuestra atención en el análisis de las estrategias de traducción puestas en juego por el jesuita italiano, sobre la base de los conceptos de reescritura y manipulación.
En 1730 el P. Giuseppe Antonio Patrignani6, retomando la tradición del género biográfico tan fructífera entre los hijos de Loyola, publica el Menologio di pie memorie d´alcuni religiosi dalla compagna di Gesù che fiorirono in virtu e santita raccolte dal 1538 al 1728, esto es, un catálogo que incluye la vida de religiosos, mártires canonizados o no, organizado por meses, cuyo objetivo es crear arquetipos de imitación en los jóvenes religiosos7. Esta obra fue continuada y publicada en 1859 por el jesuita Giuseppe Boero8, reconocido por su obra hagiográfica, a quien se le debe la incorporación de un apéndice donde figura la traducción al italiano del Annus Patiens9 del P. José Peramás10.
Backer-Sommervogel (1869-1876: 1855), a propósito de las noticias biobliográficas sobre Peramás y su diario de viaje, hacen referencia al trabajo del jesuita italiano: “Le P. Boero en a donné dès 1858 une traduction italienne”.
En la Advertencia al lector (Avviso al lettore) el P. Boero deja constancia de algunos de los criterios adoptados en su traducción:

La narrazione, finora inedita, è esposta a modo di semplice Diario, e vi se notano brevemente dì per dì gli avvenimenti particolari. Ed io non farò che trasportarla liberamente nella nostra favella, lasciando del tutto o compendiando alcune digressioni, che l´autore ha stimato bene di fare, riguardo a´suo tempi, e che ora sarebbono forse di noia ai lettori.

[La narración, no publicada hasta ahora, es expuesta a la manera de un simple diario y allí se anotan día por día brevemente los acontecimientos particulares. Y yo voy a traducirla libremente a nuestra lengua, dejando de lado la totalidad o resumiendo algunas digresiones, que el autor estimó oportuno incluir en relación con su época y que hoy resultarían un error para los lectores].

En virtud de lo expresado en la advertencia, comenzaremos por centrarnos en el análisis del título.
El título completo del AP11 es el siguiente: Annus patiens siue Ephemerides quibus continetur iter annum Iesuitarum, qui Corduba Tucumaniae egressi sunt, iussi a Rege Catholico Carolo III regno excedere et in Corsicam nauigare. Anno MDCCLXVII, mense Iulio.


Annus Patiens siue Ephemerides. Título completo.

El año padeciente o bien Efemérides en las cuales está contenido el viaje anual de los jesuitas, quienes salieron de Córdoba del Tucumán obligados, por orden del rey católico Carlos III, a retirarse del reino y a navegar a Córcega, en el mes de julio de 1767.


Traducción de Boero.
Título completo del Annus Patiens siue Ephemerides.

En su traducción Boero propone:

L´anno di patimenti ossia Diario in cui si raccolta il viaggio dei PP della Compagnia di Gesù nel Paraguai cacciati in bando per decreto di Carlo III dalla città di Cordova nel Tucuman in Italia.

[El año del padecimiento o bien Diario en el que se cuenta el viaje de los Padres de la Compañía de Jesús en el Paraguay conducidos al exilio por orden del rey católico Carlos III desde la ciudad de Córdoba del Tucumán a Italia].

En el título de la versión latina –Annus patiens siue Ephemerides– se advierte explícitamente la pertenencia al género ya que el término ephemeris no solo apunta a la noticia de sucesos notables ocurridos en el pasado sino también a los hechos acaecidos día a día12. Según consigna el ThLL (s.u.), ephemeris significa libellus quo res per singulos dies gestae notantur; diarium, commentarius diurnus13. En efecto, el relato de Peramás responde a las características del diario, género literario o subgénero14 que se destaca en el marco de la literatura neolatina jesuítica15. Además de la referencia al género de la obra, el título menciona el decreto de extrañamiento promulgado por Carlos III que obliga a los jesuitas a abandonar los territorios pertenecientes a la corona española y dirigirse a Córcega.
Cabe destacar que cualquier traducción deriva de alguna forma de paráfrasis en cuanto esta implica la versión variada y modificada de un modelo, obtenida mediante la aplicación de cuatro categorías modificativas: adiectio, detractio, immutatio y transpositio.16El P. Boero rescata en su traducción la noción genérica de Diario17 y hace referencia al decreto real, pero por medio de la aplicación de la detractio, simplifica las indicaciones locativas específicas del texto de origen (TO) (regno excedere et in Corsicam nauigare). Asimismo, es de notar que incluye la mención del exilio al cual los padres son condenados (cacciati in bando), hecho que en la versión de Peramás está atravesado por la retórica del silencio y de lo implícito.
En el marco de la teoría de la traducción de los últimos años, los conceptos de reescritura y manipulación resultan clave.18 Toda reescritura implica una manipulación que puede ser positiva o negativa, según la incidencia que ejerza para perpetuar o socavar el poder establecido. Ambos conceptos, en efecto, están íntimamente relacionados con el problema de la ideología. La traducción es, pues, el caso más paradigmático de reescritura, en la que “los reescritores adaptan, manipulan, en cierta medida, los originales con los que trabajan” (Lefevere 1997: 21)19. En este sentido, la traducción del título del AP que aporta el jesuita italiano es una reescritura del título original que revela una primera manipulación.
Sin embargo, la reescritura más notable que ofrece el P. Boero en su traducción se relaciona con la estructura y el contenido de la obra original. Desde el punto de vista estructural el AP se caracteriza por contar con un prólogo, varias digresiones y una elegía final.

El prólogo

El AP se abre con un prólogo epistolar:

Josephus Peramasius Sociis Paraquariae Prouinciae Societatis Iesu salutem.
Iter, quod semel uobiscum feci, bis repetii cum bis scripserim, Hispane et Latine: nec me istius scriptionis paenituit, aut paenitet. Quae enim patienda erant grauia corpori siue in itinere, siue in nauigatione, ea animus in rerum, quae ocurrebant, contemplatione, et scriptione defixus uel minuebat, uel minus sentiebat. Quotidie, quod Iulius Caesar, non armorum magis, quam litterarum amans, in expeditionibus suis fecisse dicitur, breuiter adnotabam, quae dies ipsa tulerat. Ex his dein commentariis integras Ephemeridas iter, et nauigationem continentes, effeci, ea mente, ut ego, uosque, socii dulcissimi, quae passi fueramus, oculis relegentes, id solatii caperemus, quod praeteriti pariunt labores. Huius rei probe conscius heros ille Aeneas troius tristes nauigationis socios, laborum, quos tolerarant, memoria consolabatur (Lib.I) :
Vos et Scyllaeam rabiem penitusque /sonantes
Accestis scopulos. Vos et Cyclopeia /saxa
Experti. Reuocate animos maestumque /timorem
Mittite. Forsan et hac olim meminisse /iuuabit.
In rebus narrandis, non simplici aliquanto narratione contentus, adieci quaedam, quae delectationi, eruditionique seruirent: nusquam tamen a uia longius diuertens, nisi cum de Guaraniis narro, quod credo, uobis non erit iniucundum. Imitatus ea parte sum uiatores, qui siqua in itinere, urbibusque qua traseunt, notatu digna et admiranda occurrunt, cernunt auidi et notant ; et paulisper stant moranturque ut itineris hac re molestias leuent.In reddendis uirorum nominibus, id secutus sum, ut ad uitandam asperitatem, quae in nominibus non flexis est, flexerim nomina et cognomina. Cui, quaero, si quidem aures habet, barbara illa et aspera non sint: Fernandez dixit id Gonzalez. Haereat hic lingua, stupeant aures necesse est; nec mens satis diuinat uter utri rem dixerit. Quanto dulcius et clarius id:Fernandius dixit id Gonzalio? Sed ne Hispana origo et terminatio periret quod in multis scriptorum libris fieri uidi integram eam reddidi uel in principio periodi, uel ubi suauitati minus officeret; uel saltem si perpetua inflexione nominis usus sum nomen ipsum ad marginem deduxi: quo satis consultum est hispane origini. Quare Fernandius et Gonzalius non ubique ius sonant: sunt etiam alicubi Fernandez et Gonzalez.Inde ferme in reddendis rerum americanarum nominibus praestiti, consulens semper suauitati quam uulgatis acceptionibus priorem habui. Dicunt ferme urbem Boni Aeris: malo Bonas Auras dicere. Id conformius est antiquis illis formis Aquas sextias, Fossam clodiam, aliis. Inflectere autem peregrina et ignota romanis nomina tam opus est, ut scribi omnino latine sine istis inflectionibus non possit: id quod possem confirmare testimoniis omnium scriptorum aetatis aureae: qui cum barbarorum hominum et locorum nomina ubi bella gessit PR reddunt, romana semper inflexione reddunt ut in Caesaris Bello Gallico et in Livii libris omnibus uidere licet. Quod si uos, socii dilectissimi, minus nossem, peterem ad extremum, ut mihi quidquid in his Ephemeridibus peccatum est, condonaretis. Sed precibus opus non est, monet uos satis natura uestra, et amor nostri : et cum Annus Patiens (sic enim inscribere uolui) Ephemerides nostrae sint, a uobis per se ipsae petunt patientes aures, patientes oculos. Quin id etiam meministis, me eas scripsisse sine libris quos siquid dubitassem consulerem, sine mensa ubi scriberem, sine otio et secessu strepentibus undique uel in nauigio uectorum uel in custodia militum uocibus et tamen scripta eiusmodi secessum scribentis et otia poscunt. Valete.

[Repetí dos veces el viaje que llevé a cabo con ustedes porque lo escribí en español y en latín; no me arrepentí de haberlo escrito ni me arrepiento. En efecto, la pesadumbre que el cuerpo debía soportar ya en el camino por tierra, ya en la navegación, la disminuía y la sufría menos el espíritu, inmóvil en la contemplación de los sucesos que ocurrían y en la escritura. Cotidianamente, porque se dice que Julio César, no más amante de las armas que de las letras, lo hacía en sus campañas, anotaba en pocas palabras lo que había sucedido el mismo día. A partir de estos comentarios escribí las efemérides completas que incluían el camino y la navegación para que nosotros, queridísimos compañeros, releyendo lo que habíamos sufrido encontráramos el consuelo que dan a luz los pretéritos esfuerzos. Perfectamente conocedor de esta situación aquel héroe troyano, Eneas, consolaba a sus entristecidos compañeros de navegación con el recuerdo de los esfuerzos que habían soportado: “Vosotros os acercasteis a la furia de Escila y a los escollos que resuenan en lo profundo; experimentasteis los peñascos ciclópeos. Recobrad el ánimo y desechad el temor que os entristece. Tal vez algún día os ayude evocar estos recuerdos”. Al narrar los hechos, no contento con una narración bastante simple, agregué algunos episodios que deleitaran y enseñaran, sin alejarme demasiado del camino, a no ser cuando hago referencia a los guaraníes, porque creo que no os será desagradable. En esa parte imité a los mensajeros oficiales, quienes si algo digno de destacar y admirar sucede en el camino y en las ciudades por donde pasan, ávidos lo manifiestan y lo señalan, y se quedan un momento y se demoran para aliviar con esto las molestias del camino. Al traducir los nombres de los varones, flexioné los nombres y apellidos para evitar la aspereza que no existe en la flexión nominal. A quién, me pregunto, si por cierto tiene oído, no le resultará bárbara y áspera esta oración: Fernández dixit id González. Necesariamente la lengua se aparta de aquí y los oídos se quedan atónitos; ni la mente adivina suficientemente quién de los dos dice algo al otro. Cuánto más dulce y claro es esto: Fernandius dixit id Gonzalio. Pero para que el origen y la terminación hispanos no desaparecieran, porque en los libros de muchos escritores vi que se hacía, traduje la oración o bien en el principio del período o bien donde eclipsara menos la suavidad, o, al menos, si utilicé permanentemente la flexión del nombre, escribí el mismo en el margen para preservar suficientemente el origen español. Puesto que Ferdinandius y Gonzalius no flexionan en todas partes, en algunos pasajes también aparecen Fernandez y Gonzalez. De ahí que comúnmente al traducir los sustantivos americanos me destaqué por preservar siempre la suavidad, a la que consideré más importante que todas las acepciones habituales. En general, dicen ciudad de Boni Aeris: yo prefiero decir Bonas Auras. Esto concuerda con aquellas formas antiguas: Aquas Sextias, Fossam Clodiam, entre otras. A los romanos les resulta tan necesario flexionar los sustantivos extranjeros y desconocidos que no pueden ser escritos en perfecto latín sin estas flexiones. Esto puede confirmarse por los testimonios de todos los escritores de la edad dorada, quienes cuando traducen los nombres de los pueblos bárbaros y los lugares a donde el pueblo romano ha llevado la guerra, siempre los traducen con la flexión romana, como se puede ver en la Guerra de las Galias de César y en los libros de Livio. Si os conociera menos, queridísimos compañeros, os pediría por último que me perdonarais por los errores cometidos en estas efemérides. Pero no son necesarios los ruegos, vuestra naturaleza y nuestro amor os aconsejan lo suficiente, y puesto que el Annus patiens (así en efecto quise titularlo) son nuestras efemérides, os pido a través de ellas mismas oídos y ojos tolerantes. Es mejor que recordéis, incluso, que las redacté sin libros a los cuales consultar si tenía dudas; sin mesa donde escribir; sin sosiego ni alejamiento, mientras resonaban las voces por todas partes, ya en el trayecto de los pasajeros, ya en el puesto de guardia de los soldados, aunque este tipo de escritos reclaman el alejamiento del escritor y su sosiego. Adiós.]

Esta parcela textual apunta a garantizar una buena lectura de la obra y una mejor comunicación entre el autor y el receptor, marcando los límites del texto que presenta, definiendo su forma y su génesis y buscando retener al/los lector/es mediante su propia retórica. El discurso ‘prologal’ del Annus Patiens se presenta, pues, como el espacio en el que Peramás despliega las estrategias destinadas a asegurar definiciones contextuales y controlar el proceso lector, o dicho de otro modo, como un paratexto textualizado que lleva en sí su propia teoría y reflexión20. El jesuita hace referencia a una obra que presenta una génesis particular: la doble redacción, en español y en latín. Esta particularidad implica poner el acento en la valoración que se hace de estos textos en el interior de la Compañía y explica por qué los diarios de los expulsos cuentan, en ciertos casos, con varias copias. Asimismo, explicita la causa scribendi vinculada con la intención catártica de aliviar la congoja del exilio a través de la escritura, menciona las fuentes y el método de trabajo utilizados, y apela al topos de la captatio beneuolentiae, es decir, a la necesidad de crear un clima de buena acogida y aceptación. La escritura del prólogo es “un acto de lenguaje gracias al cual el autor-o su figura- toma una posición respecto a un problema en concreto o […] responde a algo dicho y a algo que está por decir” (Caturla Viladot 2010: 90).
Una vez finalizado el prólogo, el jesuita catalán da comienzo al registro día por día.

Las digresiones

Peramás desplaza en varias ocasiones la narratio del viaje hacia el exilio para dar lugar a la digressio. En términos retóricos una digressio es una auersio, es decir, una figura que implica el apartamiento o separación del objeto del discurso21. Esto significa que el tema tratado se abandona por un momento con el fin de incluir explicaciones, episodios o aspectos destinados a enriquecer y profundizar el tema principal.22
El día 4 de agosto el jesuita incorpora la primera digresión. Se trata de la topografía de la pampa y la descripción laudatoria de la fauna pampeana a partir de la inclusión de seis ejemplares autóctonos (quirquincho, zorrino, perdiz, ñandú, colibrí, caballo). Transcribimos solo un pasaje:

Die IV. Venimus in locum insularum. Insulae ab incolis dicuntur tres breues siluae quae non longo inter se spatio positae, distinguunt uiam pamparum. Haec ab ultimo fluminis tertii anfractu incipiunt. Dicitur autem pampa planities quaedam inmensa, quoquo uersus prospicias, ut ne minimus quidem tumulus seu limes appareat. In pampis omnia uasta sunt, inculta, infesta serpentibus. Non ibi lapides, nec arbores, nec fontes, nec lacus sunt. Herba dumtaxat gignitur, quam pascitur genus glirium, quos uocant quirquinchos incolae.Quadrupes est instar porcelli, toto armatus corpore lorica squamata, qua sese statim conuoluit, siquis uelit manu prehendere: conuolatum autem uix ui summa explices. Quodsi cauum subierit, et uel medium dumtaxat corpus texerit, sic squamis hispidis terram tenet, ut non nisi sudatis, et funibus eum foras trahas. Sunt eorum alia etiam duo genera: mulitae et bolae, dictae incolis.

[El día 4 llegamos al lugar de las islas. Las islas son consideradas por los habitantes tres pequeños bosques que, ubicados entre sí en un espacio poco generoso, van cortando el camino de las pampas. La pampa comienza a partir del último recodo del río tercero. Se denomina pampa a cierta llanura tan interminable, cualquiera sea la dirección en que se mire, que ni siquiera aparece una pequeña elevación o un mojón. En la llanura pampeana todo está despoblado, sin cultivar, es hostil a causa de las serpientes. No hay allí piedras, ni árboles, ni manantiales, ni lagos. Solo existe la hierba de la cual se alimenta una clase de lirones a los que los lugareños llaman quirquinchos. Es un cuadrúpedo semejante a un cerdito, armado de una escamosa coraza en todo el cuerpo, con la cual de inmediato se enrolla, si alguien quisiera atraparlo, pero apenas se puede desplegar con suma fuerza al que se enrolla. Si entra en la cueva e incluso cubre solo medio cuerpo, así ocupa la tierra con las escamas erizadas para que, a no ser que se hayan humedecido, no se lo arrastre hacia afuera incluso con sogas. Existen también otros dos tipos llamados por los habitantes mulitas y bolas.]


Annus Patiens siue Ephemerides.
Día 4 de agosto. Descripción de la pampa y su fauna.

En el registro del 31 de octubre, la narratio del viaje se interrumpe nuevamente para dar lugar a la descripción de los guaraníes, segunda digresión anticipada por la inclusión de un pasaje del Praedium Rusticum de Jacques Vanière23, a quien se le adjudica el temprano renombre de la comunidad guaraní. El jesuita catalán produce su propia versión sobre la comunidad indígena en consonancia con la recomendación de Ignacio de Loyola de escribir informes de actividades y descripciones de los lugares y pueblos visitados. El objetivo de Peramás es aportar una descripción etnográfica detallada y refutar algunas de las inexactitudes del texto francés. Por razones de espacio transcribimos aquí solo un pasaje:

Sed cum ego diu inter Guaranios fuerim et testis sim eorum quae cecinit Vanierius, operae pretium fore duxi, si illius uersibus aliqua addidissem, non quod omnia quae dici possunt de guaranicis rebus uelim dicere, opus enim erat ad ea integrum uolumen, sed ut quae strictim ille posuit, ego latius explicem. Ergo diuisis membratim carminibus breuem explicationem subiiciam.

[Pero como yo estuve durante mucho tiempo entre los guaraníes y fui testigo de lo que Vanière celebró, consideré que valdría la pena si agregaba a sus versos algunos detalles no porque quisiera decir acerca de los asuntos guaraníes todo lo que puede decirse, en efecto para esto sería necesario un volumen entero, sino porque lo que él expuso brevemente, yo lo desarrollaría ampliamente. Por lo tanto, tras dividir el poema en grupos de versos añadiré una breve explicación.]

¿Cuál es el objetivo de Peramás al incluir estas digresiones? Dar testimonio, sin clasificaciones científicas ni especialización disciplinar, de su relación con el mundo natural a partir de un dispositivo de credibilidad vinculado con la experiencia personal y el principio de autopsia (‘yo mismo vi’), y traducir el efecto de sorpresa o asombro frente a la novedad y la grandeza del entorno. En síntesis, al incorporar estas digressiones, el jesuita se legitima a sí mismo como un verdadero intérprete de la naturaleza americana y del encuentro con el escenario guaraní y se suma, de este modo, al debate epistemológico en el marco de un contexto europeo adverso y controversial.

La elegía final

Al concluir el registro diario, el P. Peramás escribe:

sed iam uiae et Ephemeridum piget taedetque. Hic finis sit: sit laborum et scriptionis meta pulchra Fauentia, quam his salutare libet elegis.

[Pero ya el viaje y las efemérides me provocan pesadumbre y hastío. Que este sea el final: que el término de los esfuerzos y la escritura sea la bella Faenza a la que me agrada saludar con esta elegía.]


Annus Patiens siue Ephemerides.
Finis Anni Patientis elegia.

En esta composición titulada Finis Anni Patientis elegia24 y escrita con posterioridad en 1776, el jesuita catalán vuelve a narrar desde el dolor, la expulsión de los jesuitas americanos y argentinos y su tortuosa odisea. Las adversidades acentúan el lamento por lo que ha quedado atrás, pero también aportan consuelo: huc fessos paxque quiesque uocant (4)25. La imagen del reposo está estrechamente vinculada con el dolor que ocasiona la muerte y el duelo (quantis haec luctibus empta quies!, 6)26 y la paz aparece unida a la hipérbole de las lágrimas. De este modo, plasma el jesuita el sentimiento de los americanos y su lamento: Intonuit lacrimis sanctis Nouus Orbis, et amnis / Argenteo manans fletibus auxit aquam. (9-10)27. En la literatura del destierro, el exilio suele estar asociado con la muerte o la enfermedad. En la elegía escribe: […] Gades / meta maris, sed non meta fuere mali. (21-2)28. Sin mencionarlo, se refiere al exilio por medio del lexema malum, que en latín admite la acepción de “mal físico o moral” y, especialmente, la de “castigo”. El 6 de enero de 1768 los jesuitas llegan a Cádiz, pero este no es el fin del viaje. El destino de la Compañía es seguir viajando. España rechaza a sus propios hijos y los arroja a un nuevo destierro que Peramás define con patetismo como el abandono del suelo paterno y de los seres queridos: Linquendi patrii fines, fratresque domusque, / et soror, et mater squalida, flensque pater./ Non unquam posthac tellus Hispana uidenda est. (45-7)29. El 10 de junio son embarcados rumbo a los Estados Pontificios. Al respecto, comenta Furlong (1952: 20):

Se había resuelto arrojarlos sobre los Estados Pontificios, como un reto y un insulto a la Santa Sede, y a ese fin era más conducente el que fueran transportados en naves extranjeras y no en nacionales. Se forzaba así al Papa a recibirlos.

En este largo peregrinar, Faenza representa el último destino, el último destierro. En este rincón de la antigua Romania algunos jesuitas logran descansar de tantas fatigas: Audiit, o Superi! uotisque Fauentia fauit / nec tantum frustra nomen et omen habet (vv. 77-78)30.
Veamos ahora la traducción de Boero. Inmediatamente después del título, el jesuita italiano comienza por el registro diario, es decir, inicia su traducción desde el día 12 del mes de julio omitiendo el prólogo epistolar, tal como se advierte en la imagen:


Traducción de Boero.
Título y registro del día 12 de julio.

En relación con las digresiones, cabe remarcar que el jesuita italiano elimina ambas: la de la fauna pampeana correspondiente al 4 de agosto y la de los guaraníes incluida en el registro del 31 de octubre.


Traducción de Boero.
Día 4 de agosto. Descripción de la pampa.

Con respecto a la elegía final, según se advierte después del último día registrado (24 de enero de 1769) por el comentario del propio traductor solo cita el último dístico:

E qui il buon padre Peramás chiude il suo diario con due elegie latine, in una delle quali disfoga la sua gratitudine celebrando le lodi della nobilissima familia Cantoni, e fa grata menzione non pur del conte Francesco, e della contessa Mazzolani sua consorte, ma eziandiodi monsignor Antonio allora arcivescovo di Ravenna,e del padre Giovanni della Compagnia: nell´altra, pria describe i disastri del suo viaggio, e poi volgendosi con una apostrofe a Faenza, e alle lodi di essa intrecciando i suoi voti di trovar nel suo seno quella stabile ospitalità e quel riposo, che da tanto tempo andava indarno cercando altrove, prende occasione di conchiudere, ed esclama:
Audiit, o Superi! uotisque Fauentia fauit:
Nec tantum frustra nomen et omen habet.

[Y aquí el buen padre Peramás cierra su diario con dos elegías latinas: en una de ellas manifiesta su gratitud celebrando las alabanzas de la nobilísima familia Cantón y hace una grata mención no solo del conde Francisco y su esposa, la condesa Mazzolani, sino también de Monseñor Antonio, arzobispo de Ravena y el padre Juan de la Compañía; en la otra, primeramente describe los desastres de su viaje y luego dirigiéndose con un apóstrofe a Faenza y entretejiendo sus alabanzas con su promesa de encontrar en su seno aquella estable hospitalidad y aquel reposo, que por tanto tiempo en vano andaba buscando en otra parte, tiene la oportunidad de concluir, y exclama:
Audiit, o Superi! uotisque Fauentia fauit:
Nec tantum frustra nomen et omen habet.]


Traducción de Boero.
Fin del Annus Patiens siue Ephemerides.

A menudo, los traductores, crean imágenes que pueden disponer de mucha fuerza y difusión, en tanto que suelen alcanzar a un público más amplio, y dichas imágenes suelen no corresponderse con las ofrecidas por el texto de origen. Es por ello que “la reescritura manipula y lo hace de un modo eficaz” (Lefevere 1997: 22).
Boero, al aplicar la categoría modificativa de la detractio o sustracción, es decir, siendo fiel a la consigna de dejar de lado o reducir algunas digresiones, expresada en la advertencia al lector, opera una maniobra de manipulación que no solo afecta la estructura misma de la narratio, sino que la despoja de la valiosa información que Peramás le aporta a sus lectores en relación con la génesis de la obra y su vinculación con el exilio.

La traducción del registro diario

El AP se extiende desde el 12 de julio de 1767 hasta enero de 1769 y da cuenta de los días oscuros del exilio centrándose no solo en la narración de cómo fue intimado el mandato de destierro, sino también en los detalles del viaje hasta llegar a los Estados Pontificios. Teniendo en cuenta que la versión latina suma un total de 225 folios, llevar a cabo un análisis minucioso y exhaustivo del registro diario para reflexionar acerca de la reescritura propuesta por el P. Boero sería una tarea que excedería los límites de este trabajo. Por tal razón solo focalizaremos nuestra atención en el día 22 de julio.
El día 22 de julio registra la partida de la ciudad de Córdoba. Este es el momento de mayor desconsuelo, cuando los jesuitas abandonan su querida Universidad, sus buenos amigos, sus alumnos dilectos y sus amados manuscritos:

Die XXII. Venit hoc mane ad triclinium Parochus Cordubensis Martinus Guzmendi, afferens Academiae, cuius ipse notarius erat, tabulas quas obiciens scripta candidatorum duo nomina, obsignatus iusserat P. Vincentius Sans. Cancellarius. Ingressus ille, plenus lacrimis amplexus omnes est interque aplectendum:en quo, aiebat scientiae demum uirtusque recidere? Quid fiet ouibus meis sine pastoribus? Mentiar nisi ego curam hanc dimisero si mihi uicarii, adiutoresque pares Iesuitis non dentur.
Prima noctis uigilia uenit tribunus nos extremum salutaturus. Secunda post vigilia, transportati sunt ad paratos foris carros lecti et quaedam arcula, quibus uestes ibant; has enim dederant solum et Breuiaria: librorum seu typis editorum seu manu scriptorum, et chartae uel purae uel litteratae, datum nihil; intercepta haec omnia faciant summo studio nec minore asseruabantur. Demum sub mediam noctem iussi sumus triclinio egredi. Egressis milites armati laternaeque quibus uia monstrabatur et turba sequens silentio, tristissimam oculis animoque speciem obiecerunt. Sed multo illud fuit tristius, cum nobis ambulacra, collegii atriaque et porticus et nota cubicula praetereuntibus occurrebat menti iam non uidenda amplius antiqua domus, ubi tot nos annis, tot maiores nostri, fati et sortis futurae ignaui vixeramus. Ergone et templum et sepulcra patrum, et sacros in sepulcros cineres nullus iam curabit! Haec omnia habebunt milites! Vestram, Superi, fidem! Vestram opem! Sed eundum est, sed parendum: uenit summa dies et tempus ineluctabile. Fuimus Iesuitae. Fuit Societas.
Stabant ad ostium quadraginta quattuor carri. In carris commodioribus e senibus sacerdotibus positi sunt bini, adiutor unus. In aliis carris quaterni sacerdotes, studiosiue, adiutoresue. Carrorum Americanorum longitudo duodecim palmorum est, et semis; latitudo quinque palmorum; altitudo nouem. Loca tu his in angustiis quattuor hominum corpora cum lectis, cum uestium arculis et eris mihi mensor Archimedes. Egressi sumus Corduba sacerdotes XXXVII. Studiosi adolescentes LII. Adiutores XXX. Tirones XI. In urbe remanserunt Antonius Miranda, sacerdos, et Antonius Castillo, adiutor, procuratores qui siquid in libris accepti et expensi et in cernendis collegii praediis, difficultatis occurreret, explicarent: iusserat enim rex in eam rem domorum procuratores detineri. Iosephus Latorre ob impotentiam mentis insanabilem remissus est domum suam.
Igitur ubi auditi sunt stridentes carrorum axes rotaeque et longum agmen tardis boum passibus ire coepit, magnus erupit tristium famulorum ululatus. Ciuium praeter urbis magistratum qui egressionis nostrae testimonium tribuno faceret, affuit nemo, quod obsiderentur militibus uiae collegio proximae. Reliquum illius noctis quae longior anno uisa est transactum nobis est carro inclusis, et umbra tectis et plenis maestitia.

[Día 22. En la mañana vino a este refectorio el cura cordobés Martín Guzmendi trayendo los libros de la Universidad de la cual él mismo era secretario, a los cuales el escribano P. Vicente Sanz había ordenado firmar exponiendo los nombres escritos de dos candidatos. Después de haber ingresado, él, llorando, abrazó a todos y, en medio del abrazo, decía: “¿en quién recayeron finalmente la ciencia y la virtud? ¿qué será de mis ovejas sin pastores? A menos que yo dejara de lado esta preocupación, mentiría si no se me otorgan representantes y colaboradores de la categoría de los jesuitas.
En la primera vigilia de la noche vino el pregonero para despedirse de nosotros. Después de la segunda, fueron transportados a las carretas preparadas afuera las camas y algunos cofrecillos en los que se guardaba la ropa y los breviarios; en efecto solo esto nos habían dado. Ni las hojas en blanco ni las escritas, nada nos fue dado, con suma solicitud todo había sido interceptado y no con menor solicitud era archivado. Finalmente ya a media noche se nos ordenó salir del refectorio. Una vez que salimos, los soldados armados, los faroles con los que se iluminaba el camino, y la multitud que acompañaba en silencio ofrecían un espectáculo tristísimo para los ojos y el espíritu. Pero aquello fue mucho más triste cuando, al pasar por delante de los corredores, los atrios del colegio, los pórticos y los conocidos aposentos, nos vino a la mente que jamás habríamos de ver la antigua casa donde nosotros y nuestros mayores habíamos vivido tantos años, despreocupados por el destino y la suerte futura. Por lo tanto, ¡ya nadie cuidará del templo, de los sepulcros de los Padres y de las sagradas cenizas en los sepulcros! ¡Los soldados se apoderarán de todo! ¡Por vuestra protección, dioses! Por vuestra asistencia. Hay que partir, hay que obedecer. Ha llegado el último día y el tiempo ineluctable. Fuimos Jesuitas. Fue la Compañía.
Junto a la puerta había cuarenta y cuatro carretas. En las carretas más cómodas fueron ubicados dos de los sacerdotes más ancianos y un hermano coadjutor. En las otras cuatro sacerdotes, estudiantes y coadjutores. La longitud de los carretas americanas es de doce palmos y medio; el ancho es de cinco palmos y la altura, de nueve. Ubica tú en esta estrechez los cuerpos de cuatro hombres con las camas, los baúles de ropa y ¡serás para mí el arquitecto Arquímides! Salimos de Córdoba treinta y siete sacerdotes, cincuenta y dos estudiantes, treinta coadjutores, once secretarios. En la ciudad permanecieron los procuradores, el sacerdote Antonio Miranda y el coadjutor Antonio Castillo, para que dieran explicaciones en caso de que ocurriera alguna entrada o algún desembolso en los libros y alguna dificultad en el reconocimiento de los bienes del colegio: en efecto, el rey había ordenado que los procuradores de las casas se mantuvieran al margen en esta situación. José Latorre, a causa de su incurable impotencia mental, fue enviado a su casa.
Por lo tanto, cuando se escucharon los ejes y las ruedas estridentes de las carretas y la larga fila de bueyes comenzó a avanzar con pasos lentos, estalló el profundo lamento de los tristes esclavos. Ninguno de los ciudadanos estuvo presente, salvo el magistrado de la ciudad para dar testimonio de nuestra partida ante el oficial, porque fueron sitiados por los soldados de la calle próxima al Colegio. Atravesamos el resto de aquella noche que pareció más larga que el año, encerrados en las carretas, cubiertos por la sombra y repletos de tristeza.]

Cabe señalar que en este pasaje se consignan, sobre todo, interesantes detalles vinculados con la mención de los efectos personales que los jesuitas no pudieron llevarse (et chartae uel purae uel litterae, datum nihil: intercepta haec omnia fuerant summo studio nec minore asseruabantur)31.
Desde el instante en que los integrantes de la orden son arrestados se los somete a una estricta incomunicación oral y escrita y a una constante vigilancia armada32. El jesuita pone el acento en la tristeza que embarga a todos aquellos que acompañan la partida, dentro de los cuales también se encuentran los milites armati. Asimismo, evoca la vida compartida en armonía y serenidad a partir de aquellos lugares de pertenencia (ambulacra, atrium, cubiculum) que se convierten en símbolos mnemónicos de identidad. Se menciona además el templum, un espacio sagrado destinado a mantener viva la memoria de los antepasados, en virtud de la costumbre de enterrar a los religiosos bajo el atrio. Con una formulación transida de desconsuelo, el jesuita evoca no solo el abandono y la soledad sino también la prueba de la separación y el desarraigo. El catalán apela entonces a la práctica de la cita e incorpora unos versos de Virgilio (Eneida 2. 324-5): Venit summa dies, et ineluctabile tempus Dardaniae./ Fuimus Troes, fuit Ilium33. Quien transplanta un pasaje, quien cita, como Peramás, valora lo repetido, no calcando sino recalcando34. La significación propia de los hexámetros virgilianos se suma a la del nuevo contexto.35 La intertextualización de la cita supone además una reescritura. El jesuita destaca la obediencia profesada por la orden con un tono explícito y conmovedor: Vestram, Superi, fidem! Vestram opem. Sed eundum est, sed parendum: uenit summa dies et tempus ineluctabile. Fuimus Iesuitae. Fuit Societas36. Y, de este modo, le pone fin a su despedida subrayando lo irreversible, a la manera de una inscripción sepulcral37.
En el último párrafo Peramás retoma el sentimiento de la partida y lo intensifica a partir de imágenes relacionadas con la soledad, el encierro y la oscuridad.

Veamos ahora la traducción de Boero. De los cuatro párrafos que figuran en el AP, el jesuita italiano elimina el primero, traduce el segundo y el tercero de manera incompleta, y el cuarto completo:

Giorno 22. A un´ora di notte venne il capitano a darci l´ultimo addio. Un´ora dopo furono trasportati sui carri, ch´erano già fuori apparechiati, i letti e le valigie, in cui era la nostra biancheria: non essendoci stato permesso di togliere altro, tranne i breviarii, ed esclusi ancora gli scritti particolari. Sulla mezza notte ci fu ordinato di uscire del refettorio, e partire. Eran disposti alla porta in ordine quaranta carri. Nei più agiati furono collocati due sacerdote dei più vecchi ed infermicci con un coadiutore laico: negli altri, quattro Padri, o altrettanti giovani studenti, o fratelli laici. Questi carri, nei quali suol farsi viaggio in America, sono lunghi dodici palmi, larghi cinque, e alti nove. Quindi può immaginarsi la stretezza, in cui erano quattro persone coi loro letti e bagagli. Eravamo tra tutti trentasette sacerdote, cinquantadue giovani studenti, undici novizzi, e trenta fratelli coadiutori. Al primo muover de´carri tirati dai buoi, si udì un disperato piangere di tutti i servi della casa, che lamentavano la nostra partenza: de´cittadini niuno potè accostarsi essendo guardati e chiusi da soldati in arme tutti i capi delle strade, che mettevano al nostro collegio. Si viaggiò assai lento per quell´ultimo acorcio della notte, con quanta afflizione e mestizia nostra, è più agevole immaginare che descrivere.

[A cierta hora de la noche vino el capitán a darnos el último adiós. Una hora después fueron transportadas en las carretas, que ya estaban dispuestas afuera, las camas y las valijas: no habiendo sido permitido tomar otra cosa, salvo los breviarios, y excluidos incluso los escritos personales. Sobre la media noche se nos ordenó salir del refectorio y partir. En la puerta estaban dispuestas en orden cuarenta carretas. En las más lujosas fueron ubicados los dos sacerdotes más ancianos y enfermos con un coadjutor laico. En las otras, cuatro sacerdotes, otros tantos jóvenes estudiantes y hermanos laicos. Estas carretas en las que se solía viajar en América tienen doce palmos de largo, cinco de ancho y once de alto. Por lo tanto, es posible imaginarse la estrechez en la que se encontraban las cuatro personas con sus camas y equipajes. Éramos entre todos treinta y siete sacerdotes, cincuenta y dos jóvenes estudiantes, once novicios y treinta hermanos coadjutores. Al mover primero las carretas tiradas por bueyes, se escuchó el desesperado llanto de todos los criados de la casa que lamentaban nuestra partida: ninguno de los ciudadanos podía acercarse porque era observado y cercado por soldados armados, todos los jefes de las calles, que estaban apostados en nuestro colegio. Se viajó muy lentamente en el último tramo de la noche, con cuánta aflicción y tristeza es más fácil imaginarlo que describirlo.]

En este caso, el P. Boero traduce el registro del día 22 de julio apelando una vez más a la detractio que apunta a aquellos detalles que refieren el dolor de la pérdida, la corporización de la nostalgia y la selección de recuerdos. La reescritura del jesuita implica a su vez la ablación de la alusión virgiliana, lo cual representa un ejemplo palmario de manipulación del TO, sobre todo si tenemos en cuenta el significado y el valor que, en el marco de la literatura jesuítica, adquiere la práctica de la intertexualidad y la tradición clásica. Es de notar además que, a diferencia de Peramás que puede describir la magnitud de la pena al momento de abandonar Córdoba (“el resto de la aquella noche que pareció más larga que el año fue atravesada por nosotros encerrados en carretas, no solo cubiertos por la sombra sino cargados de tristeza”), el jesuita italiano recurre a la adiectio hacia el final del último parágrafo, es decir, agrega su propia impresión o comentario personal (es más fácil imaginar que describir con cuánto dolor partieron los religiosos).
Fernández Arrillaga (1997: 83-84), quien ha estudiado las profecías, coplas, creencias y devociones de los jesuitas exiliados en Italia, afirma:

La pena, al alejarse de todo lo que la mayoría de ellos conocía, les suponía un dolor tan profundo como inesperado y, por eso mismo, inconcebible. […] Y esa congoja que, con el tiempo, se irá convirtiendo en un opresivo estado de ánimo, no podía aliviarse solo con la resignación.

Algunos jesuitas intentan transmitir en sus textos una sensación de normalidad.38 Otros integrantes de la Compañía, en cambio, de espaldas al optimismo o al sarcasmo, adoptan un discurso que lleva la impronta del desarraigo39. Tal es el caso del diario de Peramás, cuyo testimonio acerca de la expulsión resulta uno de los más patéticos. Sin embargo, la versión italiana toma cierta distancia de la subjetividad del autor y la escritura marcada por el dolor de la pérdida.

Conclusiones

Las consideraciones tradicionales sobre la traducción afirman que el traductor no debe alterar en absoluto el texto original, no debe interpretar ni mucho menos manipular. Pero esto resulta imposible, pues frente a las traducciones que se limitan a reproducir el contenido, el estilo y la intención del texto fuente, estén o no de acuerdo con esta última, también se dan casos en los que el texto meta responde a una manipulación, en mayor o menor grado, resultado de distintos condicionamientos.
Lefevere (1996) señala que la traducción es un tipo de reescritura, la más influyente en potencia, porque es capaz de proyectar la imagen de un autor o una obra a otra cultura y/o época diferentes de las de origen. Asimismo, destaca que dicha reescritura implica una manipulación al servicio o bajo las limitaciones de determinadas corrientes ideológicas o poetológicas del momento.
A partir de este apretado recorrido por la traducción italiana del AP, queda claro que el P. Boero ha llevado a cabo un proceso de reescritura fundado básicamente sobre la detractio o sustracción de pasajes relacionados con la matriz del exilio, en los que el catalán despliega estrategias retóricas, aporta información vinculada con la realidad americana y expresa su dolor y sus sentimientos de pérdida.
En este sentido, la reescritura y manipulación puesta en marcha por el jesuita italiano incide sobre la realidad del texto de Peramás y, en consecuencia, modifica la visión del original que recibe el lector de la cultura meta o, en palabras de Lefevere (1996: 139), “create the ‘image’ of the original for those readers who have no access to the ‘reality’ of that original.”

Notas

1 Según García Cárcel (2010: 17), “la historia de la Compañía de Jesús es la historia de la imagen de sí misma.”

2 Cfr. Page (2011: 55-56).

3 P. José Peramás murió desterrado, añorando América, una tierra que sentía como suya. Su testimonio acerca de la expulsión resulta uno de los más patéticos. De origen catalán, nace el 17 de marzo de 1732. Después de haber ingresado en la Compañía de Jesús, es enviado a tierras americanas en 1755. A fines de ese mismo año, llega a Córdoba del Tucumán. Trabaja un tiempo en la reducción de San Ignacio Miní y en ese mismo período se le encarga la redacción de las Cartas Anuas de la Provincia del Paraguay. Al cabo de tres años debe abandonar sus tareas apostólicas y regresar a Córdoba donde se hace cargo de la cátedra de Retórica y Teología Moral. Acepta la carga con el espíritu de siempre y se entrega en cuerpo y alma a la enseñanza. Pero su laboriosa y pacífica vida es interrumpida en 1767 cuando el rey de España, Carlos III, da la orden de expulsar a los jesuitas de los territorios americanos.

4 El autógrafo se conserva en la Biblioteca del Colegio de la Cartuja (Granada).

5 El autógrafo se encuentra en el Archivo General de la Compañía de Jesús (Roma).

6 Giuseppe Antonio Patrignani nació en 1659 y murió en Roma en 1733. Se destacó como escritor, educador, dramaturgo. Fue también prolífico poeta.

7 Cfr. Page (2011).

8 Guiseppe Boero nació en Isolabona en 1814 y murió en Roma en 1884. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1831 y ocupó distintos cargos. Se destacó por su obra hagiográfica. Cfr. Backer- Sommervogel (1869-1876).

9 El Annus Patiens se extiende desde el 11 de julio de 1767 hasta enero de 1769 y da cuenta de los días oscuros del exilio centrándose no solo en la narración de cómo fue intimado el mandato de destierro, sino también en los detalles del viaje hasta llegar a los Estados Pontificios.

10 Backer-Sommervogel (1869-1876) consignan “Ephemerides ou Journal de voyage du Paraguay à Faenza. Le pere Boero le traduisit en italien et l´insera dans son Melonogio, t. II pp. 548-586. D´après cette traduction parut la française inserée dans le Document P du P.Carayon.”

11 Para referirnos al Annus Patiens utilizaremos en adelante la abreviatura AP.

12 La obra de Franz Xaver Trips lleva por título Ephemerides siue diarium Ecclesiae Honneffensis (1691).

13 Ephemeris significa pequeño librito en el que se consignan día por día las acciones llevadas a cabo; diario, comentario diurno.

14 Guzmán Rubio (2013) considera que la autobiografía, los diarios, las cartas, la crónica, el relato de viajes propiamente dicho y los relatos híbridos son subgéneros, submodelos o ‘moldes’ en los que el relato de viajes se ha plasmado.

15 Cfr. Ijsewijn – Sacré (1998: 215 ss.).

16 Cfr. Quintiliano, Instituciones oratorias. 1. 5. 38; Lausberg (1967: §462).

17 El P. Furlong, al publicar el autógrafo en español en 1952, le da por título Diario del destierro, y menciona el comentario de Giuseppe Boero.

18 Cfr.Bassnett - Lefevere (1990); Lefevere (1997).

19 Como apunta Lefevere (1997: 22), la noción de reescritura no se limita a la traducción, sino que se extiende a cualquier selección determinada, sea esta una antología de un poeta o una corriente, una historia de la literatura, etc.

20 Cfr. Deremetz (1995: 82).

21 Cfr. Quintiliano, Instituciones oratorias 4. 3. 14; Lausberg (1967: §848).

22 La digressio puede presentarse bajo la forma de los distintos tipos de euidentia o hipotiposis, esto es, bajo la forma de una descripción.Según la Retórica a Herenio (4. 68), la descripción consiste en narrar algo de manera tal que parezca que los acontecimientos se representan y desarrollan ante nuestros propios ojos (Demonstratio est, cum ita arbouerbis res exprimitur, ut geri negotium et res ante oculos esse uideatur). Prisciano (Praeex. 10) afirma que la descriptio es un discurso (oratio) colligens et praesentans oculis quod demonstrat.

23 Jacques Vanière (1664-1739). Jesuita, poeta y latinista nacido en Causses. Se lo conoce como el Virgilio francés por su poema geórgico Praedium rusticum publicado de manera completa (16 libros) en Toulouse en 1730.

24 Por cuestiones de espacio y dada la extensión de la elegía solo transcribiremos algunos versos.

25 Hasta aquí la paz y el descanso convocan a los fatigados.

26 ¡Por cuántos pesares se logró este descanso!

27 Resonó el Nuevo Orbe con santas lágrimas y un afluente del Río de la Plata acrecentó su caudal con el llanto.

28 Cádiz fue el fin del mar, pero no el fin del castigo.

29 Debemos abandonar los confines patrios, los hermanos, la casa, la hermana, la débil madre y el padre que llora. Ya nunca en adelante habremos de ver la tierra española.

30 ¡Oh Dioses! Faenza escuchó y favoreció nuestros deseos. No en vano tiene tan auspicioso nombre.

31 Ni las hojas en blanco ni las escritas, nada nos fue dado, con suma solicitud todo había sido interceptado y no con menor solicitud era archivado.

32 Cfr. Clair Segurado (2005: 187).

33 Ha llegado el último día y el tiempo ineluctable de Dardania. Fuimos los troyanos, fue Ilión.

34 Cfr. Guillén (1985: 276).

35 Acerca de la intertextualidad en la obra de Peramás, cfr. Suárez (2004).

36 Por vuestra protección, Superiores! Por vuestra asistencia. Hay que partir, hay que obedecer. Ha llegado el último día y el tiempo ineluctable. Fuimos Jesuitas. Fue la Compañía.

37 Según Ijsewijn- Sacré (1998: 255), la mayoría de las descripciones neolatinas de viajes se han escrito en verso (carmina hodoeporica).

38 Baste como ejemplo un pasaje de la carta del P. José Isla, escrita en Italia. Alejada de sus furibundas diatribas contra los responsables de las desdichas de la orden, ilustra una actitud optimista y es la clara expresión del “todo va bien”: Estoy bueno, robusto, alegre, flaco y viejo, voy a entrar en los setenta años. No me morí a tres jornadas de Turín, llamado del Rey de Cerdeña, según dixeron predicar en Ginebra el próximo Adviento. Nada tengo y nada me falta, porque estoy más contento con mi nada que quando me sobraba todo. (Carta que escribió desde la ciudad de Bolonia a un amigo suyo el abate Joseph Francisco de Isla, Barcelona, 1786).

39 Entre estos testimonios, inéditos en su mayoría aunque conocidos por los historiadores, cabe destacar el diario del P. Manuel Luengo de la provincia de Castilla, la crónica del P. Francisco de Isla, los diarios manuscritos de los jesuitas de la provincia de Andalucía, la obra del P. Francisco Javier Puig, sobre el éxodo de los jesuitas filipinos. Los diarios de los PP. Luengo e Isla se ocupan de narrar las desventuras de los jesuitas en España y juzgar duramente a quienes provocaron la ruina de la Compañía. Ambas obras se caracterizan por presentar la verdad descarnada sobre los excesos y violencias cometidos sobre los expulsos. El relato del P. Puig presenta rasgos diferenciales ceñidos al devenir de los sucesos y al tiempo que duró el viaje (un año), lo cual en muchos casos mediatiza la narración. Frente a estos documentos, los diarios de los PP. andaluces se destacan por ser anotaciones cotidianas, espontáneas, sin aspiraciones apologéticas, que captan lo más relevante de lo vivido. Cabe mencionar el Diario de la navegación de los jesuitas de la Provincia de Andalucía desde el Puerto de Santa María y Málaga a Civitavecchia, del P. Diego de Tienda, y Continuación del diario de viaje de los Jesuitas de Andalucía desde Civitavecchia a 31 de mayo de 1767, del P. Alonso Pérez. La primera parte de este diario recoge los detalles del viaje, pormenores sobre la vida cotidiana y el estado de ánimo de los viajeros. En la segunda, el tono cambia: predominan los tintes sombríos y la sensación de abandono emergen. En el Viaje de los últimos jesuitas andaluces y descripción de Ajaccio, el P. Marcos Cano, se detiene en detalles costumbristas y etnológicos, describe la ciudad, sus actividades económicas y sus recursos. Cfr. Giménez López- Martínez Gomis (1997:197-211; 115-160).

 

Ediciones y traducciones

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Recibido: 10-10-2017
Evaluado: 18-11-2017
Aceptado: 26-11-2017

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