Introducción
En este artículo estudiaremos las estrategias poéticas empleadas por Prudencio en el proemio[1] de la Psychomachia, con el propósito de analizar la tensión entre la materialidad discursiva (forma) y la espiritualidad religiosa (contenido), como un modo mediante el que el escritor señala su propia práctica poética. En primer lugar, presentaremos el proemio de la Psychomachia y comentaremos ciertas partes de su estructura para indicar la importancia que posee el verso inicial. Luego, señalaremos las relaciones intertextuales con la Eneida de Virgilio y con el De rerum natura de Lucrecio, para demostrar que Prudencio establece una filiación con el género épico-didáctico y, al mismo tiempo, rechaza la filosofía epicúrea[2]. Por último, vincularemos esta estrategia poética del autor cristiano con la utilizada por Sidonio Apolinar en su poema, Ad Catulinum, con la finalidad de corroborar que sus procedimientos poéticos convergen en el horizonte de la estética tardoantigua.
La Psychomachia de Prudencio
La Antigüedad tardía es uno de los períodos más originales y novedosos que pueden encontrarse en el decurso de la historia de la literatura occidental; en especial, los siglos IV y V, porque presentan cambios profundos y complejos –el ascenso del cristianismo al poder, las invasiones bárbaras y la caída de Roma–, que modificaron por completo las coordenadas políticas, religiosas y económicas de la Antigüedad y, en consecuencia, originaron nuevas configuraciones, indispensables para la asimilación del pasado cultural y su transformación[3].
Los sucesos históricos que signaron aquellos siglos tuvieron su correlato en los registros literarios de la época, que no solo informan sobre la realidad de su tiempo[4], sino también manifiestan las propias preocupaciones estéticas, a través de reflexiones metaliterarias y cuestionamientos en torno a las posibilidades expresivas del lenguaje[5].
Prudencio es uno de los poetas latinos más importantes de la Antigüedad tardía[6]. Toda su obra, editada por el propio autor en el año 405, se encuentra consagrada por completo al cristianismo[7]. Si bien no sabemos si la Psychomachia fue incluida en esa edición, su composición no se extiende más allá de los primeros años del siglo V[8]. De todos modos, esta epopeya alegórica, primera en su tipo[9], que retrata la lucha entre las Virtudes y los Vicios por la salvación del alma, es uno los poemas más representativos de nuestro poeta.
La Psychomachia presenta una estructura formal poco habitual para la epopeya clásica, ya que los novecientos quince versos en hexámetros que la componen se encuentran precedidos por un prefacio de sesenta y ocho trímetros yámbicos. La presencia de prefacios con métrica diferente a los poemas hexamétricos resulta una tendencia estética característica de la Antigüedad tardía[10], empleada por Prudencio[11] y por Claudiano[12].
El prefacio de la Psychomachia narra los acontecimientos bíblicos que rodean a las figuras de Abraham y de Sara. La interpretación alegórica revela el tema central de la obra: así como Abraham luchó contra las herejías para salvar a su sobrino Lot, toda la humanidad debe luchar contra los vicios; y como recompensa, con la ayuda de Cristo y por la gracia de Dios, al igual que Sara dio a luz a un hijo a pesar de su vejez, concebirá una progenie virtuosa[13]. El relato también aporta el marco interpretativo para la nueva épica cristiana: el modelo ejemplar de Abraham está caracterizado con las cualidades del héroe clásico de factura lucreciana y virgiliana[14], y su gesta marcial prefigura el combate espiritual entre las Virtudes y los Vicios.
El poema comienza con una invocación a Cristo (1-20). Los versos siguientes, casi setecientos (21-725), describen las batallas de siete Virtudes contra siete Vicios. Una vez finalizada la narración de todas las luchas, se celebra la victoria definitiva de las Virtudes que han vencido a los Vicios (726-822), con los discursos de Concordia (749-798) y Fe (799-822). A este apartado sigue la descripción de la construcción de un templo en honor a Cristo (823-887). Por último, en el colofón de la obra, se dedican unos versos de agradecimiento a Cristo por haber brindado su ayuda e inspiración para la composición poética (888- 915).
El proemio de la Psychomachia
A continuación, citaremos los primeros veinte versos de la Psychomachia, sobre los que centraremos nuestro análisis:
Christe, graues hominum semper miserate labores,
Qui patria uirtute cluis propriaque, sed una, ⸺
Vnum namque Deum colimus de nomine utroque,
Non tamen et solum, quia tu Deus ex patre, Christe, ⸺
Dissere, rex noster, quo milite pellere culpas
Mens armata queat nostri de pectoris antro,
Exoritur quotiens turbatis sensibus intus
Seditio, atque animam morborum rixa fatigat,
Quod tunc praesidium pro libertate tuenda
Quaeue acies furiis inter praecordia mixtis
Obsistat meliore manu. Nec enim, bone ductor,
Magnarum uirtutum inopes neruisque carentes
Christicolas uitiis populantibus exposuisti ;
Ipse salutiferas obsesso in corpore turmas
Depugnare iubes, ipse excellentibus armas
Artibus ingenium, quibus ad ludibria cordis
Oppugnanda potens tibi dimicet et tibi uincat.
Vincendi praesens ratio est, si comminus ipsas
Virtutum facies et conluctantia contra
Viribus infestis liceat portenta notare[15].
Oh Cristo, tú que siempre has tenido piedad de los graves sufrimientos de los hombres, tu gloria proviene de la virtud del Padre y de la tuya propia, que no obstante es una sola, porque es un solo Dios al que adoramos bajo los dos nombres; sin embargo, no solo a uno, porque tú, oh Cristo, eres Dios derivado del Padre; explícanos, nuestro rey, con qué soldados la mente armada puede expulsar los pecados del fondo de nuestro pecho, cada vez que, turbados los sentidos, se levanta dentro nuestro una sedición y la lucha de padecimientos fatigan el alma, qué defensa hay entonces para proteger la libertad o qué ejercito resiste con mayor bravura las furias esparcidas en las entrañas; pues tú, bondadoso jefe, no expusiste a los cristianos a los devastadores vicios sin dotarlos de virtudes y energías. Tú mismo diriges las tropas vivificantes para que combatan en el cuerpo sitiado, tú mismo armas nuestro ingenio de excelentes artes con las que, al enfrentarse a los engaños del corazón, sea capaz de luchar para ti y vencer para ti.
El modo de vencer se hace evidente, si está permitido describir de cerca los rasgos propios de las Virtudes y los monstruos que luchan contra ellas con fuerzas hostiles[16].
El proemio de la Psychomachia presenta una estructura sumamente compleja, en la que convergen de manera innovadora el posicionamiento estético e ideológico del poeta[17] y los recursos convencionales de la epopeya, tales como la invocación a la divinidad[18], el diálogo con la tradición genérica[19] y la ilusión de simultaneidad compositiva[20].
De acuerdo con Franchi (2013: 58), la estructura del proemio es susceptible de ser divida en dos largos alientos. La cesura pentemímera del onceavo verso, Ṓbsīstā́t . mĕlĭṓrĕ mănū́. . Nĕc ĕnī́m, bŏnĕ dū́ctor, marca el límite entre la primera parte, comprendida por los primeros diez versos y medio, y la segunda, conformada por la otra mitad del verso y los nueve restantes. En términos generales, la primera sección está compuesta por tres preguntas planteadas a Cristo sobre las armas con las que cuenta la mente para combatir los pecados (quo milite, 5; quod praesidium, 9 y quaeque acies, 10); la segunda sección está constituida por la respuesta a esas preguntas: las Virtudes y, en definitiva, el mismo Cristo (ipse, 14; ipse, 15; tibi, tibi, 17) que son los instrumentos adecuados para combatir y vencer a los Vicios.
Otro modo de segmentación del proemio, que también señala Franchi (2013: 58), consiste en la subdivisión de las dos partes anteriores en siete versos más tres y tres versos más siete, de modo tal que, al excluir el verso inicial, la estructura resultante sea: tres versos (aretalogía de Cristo), más seis y medio (la serie de preguntas introducidas por el epíteto rex noster); seis y medio (la serie de respuestas introducidas por el epíteto bone ductor) más tres (la declaración poética).
El proemio de la Psychomachia y la Eneida
Esta nueva forma de fraccionar el proemio concede mayor autonomía al hexámetro inicial. Ello es completamente aceptable, no sólo por el mayor grado de artificialidad que posee el verso primero con respecto a los restantes del proemio, sino también por su intertextualidad[21] con el canto sexto de la Eneida de Virgilio:
Christe, graues hominum semper miserate labores
Oh Cristo, tú que siempre has tenido piedad de los duros sufrimientos de los hombres
Phoebe, grauis Troiae semper miserate labores (Aen. 6.56)[22]
Oh Febo, tú que siempre has tenido piedad de los duros sufrimientos de los troyanos
La alusión referencial ha sido comentada por numerosos críticos[23] y, a su vez, ha servido para comprender tanto la asimilación genérica de la epopeya, como el pasaje de la épica mitológica pagana a la alegórica cristiana. Con ese verso, Prudencio remite al comienzo de la súplica que Eneas dirige a Apolo, justo antes de la profecía de la Sibila de Cumas. En consecuencia, los estudiosos han interpretado que el tránsito experimentado por el héroe virgiliano en el inframundo constituye el sustrato del combate espiritual por la salvación del alma en la Psychomachia [24].
En el reemplazo de las palabras Phoebe por Christe y Troiae por hominum puede leerse una síntesis de los cambios políticos y religiosos producidos en la Antigüedad tardía y, con más intensidad, desde Constantino y Teodosio en adelante[25]. La primera sustitución léxica marca el pasaje de la mentalidad pagana tradicional (Phoebe) a la cristiana (Christe) y, a su vez, muestra el funcionamiento de la nueva idiosincrasia, al posicionar a Cristo como la única figura con autoridad divina para acceder al conocimiento. La segunda modificación presenta un desplazamiento desde lo particular (Troiae) a lo universal (hominum), puesto que el pedido de piedad no se dirige a un grupo humano específico (la Eneida es una epopeya nacional) sino que abarca a toda la humanidad (universalidad del mensaje de salvación del cristianismo)[26].
En cuanto a la polémica ideológica y la rivalidad estética entre Prudencio y Virgilio, la preponderante referencialidad a la Eneida, presentada desde la primera línea de la Psychomachia, funciona como un sello intertextual difícil de encontrar en otros pasajes de la obra del autor cristiano[27]. La transformación del comienzo de la plegaria dirigida por Eneas a Apolo en la invocación proemial de una obra épica denota la profunda consciencia artística del poeta con respecto a la tradición precedente y, al mismo tiempo, la necesidad estética de explorar las nuevas posibilidades genéricas. En este sentido, la Psychomachia focaliza un episodio central de la Eneida, desde el que anuncia su pretensión de ingresar en el sistema literario de la épica.[28]
El proemio de la Psychomachia y el De rerum natura
Sin embargo, a pesar de la etiqueta que remite a la Eneida, la crítica también ha señalado los rasgos didácticos de la Psychomachia, vinculando la obra con el De rerum natura de Lucrecio.[29] Incluso ha corroborado que el procedimiento y la expresión empleados por Prudencio para la sustitución de Apolo por Cristo deviene de la que había usado Lucrecio (5.43-51), al reemplazar la figura de Hércules por la de Epicuro:[30]
At nisi purgatumst pectus, quae proelia nobis
atque pericula tumst ingratis insinuandum!
quantae tum scindunt hominem cuppedinis acres
sollicitum curae quantique perinde timores!
quidue superbia spurcitia ac petulantia? quantas
efficiunt clades! quid luxus desidiaeque?
haec igitur qui cuncta subegerit ex animoque
expulerit dictis, non armis, nonne decebit
hunc hominem 〈in〉 numero diuom dignarier esse?[31]
Pero si nuestro pecho no ha sido purificado, ¡qué combates y peligros insinuaremos nosotros, ingratos! Entonces, ¿cuántos penetrantes deseos y, a su vez, cuántos temores separan al hombre solícito de las preocupaciones? ¿O qué decir de la soberbia, la suciedad y la petulancia? ¿Cuántos desastres causan? ¿Y el lujo y la desidia? Quien haya sometido todas estas cosas y las haya expulsado de su alma, con palabras, no con armas, ¿no será conveniente que ese hombre sea juzgado digno en el rango de los dioses?”
En tal sentido, la combinación de la referencia virgiliana junto con la apropiación del modus operandi de Lucrecio posibilita el señalamiento de otro tipo de intertextualidad: la alusión de dos niveles (“two.tier allusion”)[32], que, hasta donde tenemos conocimiento, constituye un concepto no aplicado explícitamente hasta ahora al estudio de las obras de Prudencio.[33] La convergencia formal de la palabra hominum, presente en el hexámetro inicial de la Psychomachia y en la primera línea del De Rerum Natura de Lucrecio, nos permite identificar un trasfondo intertextual que va más allá de la referencia al modelo más cercano:
Christe, graues hominum semper miserate labores
(Psych. 1)
Oh, Cristo, tú que siempre has tenido piedad de los duros sufrimientos de los hombres.
Aeneadum genetrix, hominum diuomque uoluptas
(Lucr. 1.1)
Madre de los Enéadas, placer de los hombres y los dioses.
En ambas instancias proemiales, el tema arquetípico de la invocación a la divinidad incluye una declaración programática de las coordenadas genéricas de la épica. Lucrecio nombra todos los elementos constitutivos de la epopeya tradicional: dioses, héroes y hombres[34]; Prudencio, en cambio, los revalúa en función de la nueva épica alegórica, consignando sólo dos componentes: Cristo y hombres.
De la comparación entre las líneas iniciales de la Psychomachia y del De Rerum Natura también se desprende una rivalidad entre la Venus lucreciana y el Cristo de Prudencio: las dos figuras reemplazan a las Musas. Asimismo, la capacidad de la diosa de generar placer a dioses y hombres y, por lo tanto, de evitarles sufrimiento compite con la misericordia de Cristo, cualidad que Prudencio le había transferido a partir de la asimilación de las características de Apolo. Los conceptos miserate y labor poseen una significación más amplia y compleja que la expresada en el hipotexto virgiliano, puesto que la misericordia de Cristo implica ahora la redención de los mortales y la salvación del alma, y los sufrimientos y esfuerzos externos e internos de Eneas y sus compañeros, narrados desde el comienzo de la Eneida [35], se convierten, fundamentalmente, en sufrimientos y esfuerzos espirituales [36].
Asimismo, al confrontar el verso inicial de la Psychomachia con el verso lucreciano, se observa el reemplazo de los dioses paganos (diuom) por Cristo, y del placer (uoluptas) por los esfuerzos (labores). En tal sentido, si la noción epicúrea del placer (uoluptas) había sido reinterpretada por el cristianismo como pecado[37], podría interpretarse asimismo que, en este caso, ha sido desplazada por los nuevos valores espirituales cristianos (labores).
El proemio de la Psychomachia es una construcción, una instancia ficticia en la que Prudencio ofrece a sus potenciales lectores presenciar el momento exacto de la enseñanza divina y, al mismo tiempo, de la creación poética[38]. Hardie señala que el poeta solicita instrucciones a Cristo acerca de cómo salvar el alma, empleando el verbo dissero, el mismo que había utilizado Lucrecio para establecer su programa didáctico[39]:
Dissere, rex noster, quo milite pellere culpas
Mens armata queat nostri de pectoris antro
(Psych. 5-6)
Explícanos, nuestro rey, con qué soldados la mente armada puede expulsar los pecados del fondo de nuestro pecho.
nam tibi de summa caeli ratione deumque
disserere incipiam et rerum primordia pandam
(Lucr. 1.54-55)
Ahora comenzaré a explicarte cuál es la razón del cielo y los dioses y te revelaré el origen de las cosas.
En el caso de Prudencio, la estrategia compositiva consiste en montar un simulacro, atribuyéndole a Cristo la narración del poema. De este modo, la divinidad es colocada en primer plano en detrimento de la figura del poeta[40], que se aleja del objeto literario hasta el punto de anular su presencia en el texto. Así lo constata la construcción impersonal que rige los últimos tres versos del proemio[41]:
Vincendi praesens ratio est, si comminus ipsas
Virtutum facies et conluctantia contra
Viribus infestis liceat portenta notare.
El modo de vencer se hace evidente
, si está permitido describir de cerca los rasgos propios de las Virtudes y los monstruos que luchan contra ellas con fuerzas hostiles.
No obstante, la aliteración de esta tríada que exalta, visual y sonoramente, la raíz del sustantivo vis, cuyo significado se encuentra asociado a la fuerza de la elocuencia y del espíritu[42], representa la potencia poética de la pieza literaria como efecto de la presencia de Cristo en el propio texto (praesens ratio). Este doble movimiento se produce a partir de una tensión entre la disciplina técnica (los recursos formales empleados por el poeta) y la inspiración divina (sugerida en la dimensión semántica), que, como lectores, podemos reconocer desde el comienzo del proemio, en especial, a partir del contraste entre la artificialidad del primer verso, basada en las relaciones intertextuales con Virgilio y con Lucrecio, y la invocación del quinto (dissere, 5).
Al conjugar la artificialidad del primer verso con la invocación a la divinidad del quinto, Prudencio exhibe sus procedimientos poéticos[43]. En un primer movimiento, señala la importancia que tienen los significantes en el sistema literario de la épica latina, cómo sus repeticiones, sustituciones y modificaciones, dentro del esquema métrico, producen nuevos significados. De este modo, al poner de relevancia las posibilidades de todos los recursos poéticos del lenguaje, el poeta exalta la importancia de los elementos constitutivos de la poesía, o bien, en términos de Jakobson, ‘hace gala de su propia materialidad’[44]. En un segundo movimiento, el enunciador realiza una invocación a la divinidad, cuya postergación destaca el funcionamiento del mecanismo como una convención estética[45].
Prudencio construye la Psychomachia aplicando el procedimiento poético de la intertextualidad como principal basamento. Este mecanismo problematiza las coordenadas interpretativas del poema, puesto que hay una superposición de expectativas. Por un lado, tenemos indicaciones precisas de los modos en que opera la consciencia técnica del poeta, fruto de una disciplina de trabajo con el lenguaje; por otro lado, el poeta apela a la tradición épica de la inspiración divina, adoptando una posición más pasiva, que supone la supresión de sus procedimientos poéticos.
Desde el comienzo del proemio, Prudencio explota determinados recursos formales, como las alusiones intertextuales, los cambios rítmicos y los juegos sonoros y visuales, que demuestran, de manera manifiesta, que la obra es un artefacto; sin embargo, simultáneamente, todas estas operaciones poéticas parecen sustraídas del poema, al presentarlo como producto de una inspiración divina. Esta superposición de expectativas nos permite definir a la Psychomachia como un artefacto inspirado.
En la instancia proemial, el poeta se encuentra comunicando a sus lectores cuál es la forma más adecuada de leer e interpretar su obra. Si aceptamos que la palabra hominum del primer verso de la Psychomachia evoca, en segundo grado, el hexámetro inicial del De rerum natura de Lucrecio, podremos profundizar nuestra lectura de la relación entre dos obras que compiten por un mismo propósito: la salvación de la humanidad. Nos hallamos, entonces, en el comienzo de una epopeya espiritual, donde Prudencio se afana por explicitar que su única materialidad está compuesta de palabras (significantes).
Lucrecio se había expresado sobre este tema en tres pasajes de su obra (cfr. 1.196-197; 1.817-827 y 2.686-694), al trazar una analogía entre los átomos y las letras (elementa)[46]. Basado en el movimiento independiente de los átomos, el poeta epicúreo postulaba que las letras del alfabeto podían combinarse de infinitas maneras, hasta concebir, incluso, un poema épico.
El trabajo combinatorio que realiza Prudencio con las palabras del primer verso de la Psychomachia concuerda con este principio epicúreo, pero, a su vez, se vuelve incompatible a causa de la espiritualidad cristiana expresada en el nivel semántico, porque los átomos no están controlados por ningún dios: sus movimientos son azarosos. Tal vez se deba a este mismo motivo, que, a diferencia de Lucrecio, Prudencio no reordena ni recombina letras, sino palabras, cuyo significado puede controlarse de manera no casual. En Contra Symmachum, el poeta refuta la mecánica atomista, con el mismo término que Lucrecio había empleado para referirse a los átomos y las letras[47]: Vnus ego elementa rego (2.227) “Únicamente yo gobierno los elementos”[48]. En esta línea, la tensión entre la materialidad discursiva y la espiritualidad cristiana podría constituir una crítica a la teoría atomista sobre el lenguaje, puesto que la autonomía de las combinaciones estaría supeditada al dominio excluyente del dios cristiano[49].
Al unísono, Prudencio asimila la modificación del código épico realizada por Lucrecio, basada en la sustitución de las armas por las palabras:dictis, non armis (5.50)[50], para establecer su filiación genérica con la épica didáctica[51]. Al repasar el proemio de la Psychomachia, vemos que el campo semántico referido a la batalla de las Virtudes contra los Vicios se encuentra construido sobre el código épico lucreciano: Mens armata (6) “La mente armada” e ipse excellentibus armas . Artibus ingenium (15-16) “Tú mismo armas nuestro ingenio de excelentes artes”.
De acuerdo con Charlet, todas las acciones narradas en el texto de Prudencio aparecen espiritualizadas; si bien la dimensión material no desaparece, se encuentra totalmente alegorizada: la contienda épica entre las Virtudes y los Vicios se despliega en un ámbito marcial, pero la materialidad de los golpes, de las flechas y de las espadas se torna intangible ante la alegoría que les subyace[52].
Estrategias poéticas tardoantiguas: Prudencio y Sidonio
Si bien la alegoría parece resolver la tensión entre las dimensiones material (forma) y espiritual (contenido) planteada por el poeta en el proemio de la Psychomachia, la estrategia narrativa se acentúa, con mayor intensidad, hacia finales del siglo V, cuando el silenciamiento de las voces disidentes (los herejes, los paganos, los gentiles, los Vicios) se transforma en el silenciamiento de la propia poesía, ante la presencia de las invasiones bárbaras.
Un ejemplo paradigmático, en el que se yuxtapone el ambiente socio-cultural a la labor literaria[53], es el testimonio brindado por Sidonio Apolinar (siglo V):
Ad Catullinum
Quid me, etsi ualeam, parare carmen
Fescenninicolae iubes Diones
inter crinigeras situm cateruas
et Germanica uerba sustinentem
laudantem tetrico subinde uultu
quod Burgundio cantat esculentus,
infundens acido comam butyro?
Vis dicam tibi quid poema frangat?
Ex hoc barbaricis abacta plectris
spernit senipedem stilum Thalia,
ex quo septipedes uidet patronos.
Felices oculos tuos et aures
Felicemque libet uocare nasum,
cui non allia sordidumque cepe
ructant mane nouo decem apparatus,
quem non ut uetulum patris parentem
nutricisque uirum die nec orto
tot tantique petunt simul Gigantes,
quot uix Alcinoi culina ferret.
Sed iam Musa tacet tenetque habenas
paucis hendecasyllabis iocata,
ne quisquam satiram uel hos uocaret.
(Carmina, 12.1-22)[54]
A Catulino
¿Por qué, incluso suponiendo que tenga la habilidad, me pides que componga un canto en honor de Venus, amante de la poesía fescenina, a mí que estoy en medio de hordas melenudas, y tengo que soportar palabras germánicas, y alabar, una y otra vez, con cara seria, lo que canta el burgundio glotón que unta sobre su cabellera manteca agria? ¿Quieres que te cuente por qué se quiebra el poema? Expulsada por los plectros bárbaros, Talía desprecia las composiciones de seis pies desde que ve que estos protectores miden siete. Me complace llamar felices a tus ojos y a tus oídos, y feliz también a tu nariz, a la que no le eructan cada nueva mañana el ajo y la cebolla repugnante de diez guisos y no eres invadido incluso antes del amanecer, como un abuelo o un padre adoptivo, por una gran multitud de gigantes que la cocina de Alcino apenas podría sostenerlos. Pero ahora Musa calla y toma las riendas de estos pocos endecasílabos jocosos, para que nadie los llame sátira.
El citado poema, escrito como un rechazo (recusatio) al supuesto pedido de Catulino[55] a componer un epitalamio, manifiesta el impedimento de cumplir con el encargo, no por falta de mérito (etsi ualeam, 1), sino a causa de la grotesca situación que le toca vivir al poeta, en un contexto dominado por las costumbres de los bárbaros.
Toda la pieza se encuentra articulada por contrastes entre la realidad material y la inmaterialidad de la poesía. En la dimensión literaria se fuerza la relación entre los tópicos del lirismo latino clásico y las imágenes más absurdas de la realidad cotidiana de los bárbaros[56]. En el plano lingüístico, se advierte la confrontación entre el registro elevado, de procedencia literaria y mitológica (carmen, 1; Fescenninicolae, Diones, 2; poema, 8; Thalia, 10; Gigantes, 18; Alcinoi, 19; Musa, 20; hendecasyllabis, 21; satiram, 22), y el registro cotidiano, proveniente del universo sensorial (Germanica uerba, 4; Burgundio cantat, 6; barbaricis.plectris, 9; oculos, aures, 12; nasum, 13; ructant, 15) y del campo semántico de lo culinario (acido … butyro, 7; allia sordidumque cepe, 14; apparatus, 15). En el nivel metapoético, nos encontramos con un poema que no sólo niega la existencia de otro poema, sino su propria condición de sátira[57].
La estrategia poética empleada por Sidonio se sustenta, por una lado, en la tensión entre lo material (la realidad) y lo inmaterial (el poema) y, por otro lado, en la presentación de un poema autoconsciente, que se niega a sí mismo, que cuestiona, incluso, su propio principio constructivo. Al respecto, nos interesa este tipo de discurso metatextual, porque es muy común entre los escritores de la tardía Antigüedad, y, particularmente, en Prudencio[58], para inscribir las reflexiones sobre sus propias prácticas, así como sobre su lugar dentro de la tradición literaria, más allá del género en el que escriban[59].
En tal sentido, si la lectura de los autores del período clásico y, en especial, la lectura y reescritura de Virgilio formaban parte de un código común entre los poetas tardoantiguos, que no sólo acentuaba el diálogo poético y la rivalidad ideológica con la tradición, sino también permitía legitimar sus propios discursos e insertarlos en la realidad histórica de su tiempo[60], no parece desacertado vincular la estrategia de Sidonio con la que había utilizado Prudencio.
Al igual que sucede en el poema de Sidonio, la representación de la alteridad se explica en el plano de la confrontación y no en el de la concomitancia: las visiones de mundos tan disímiles (el cristiano y el pagano; el romano y el bárbaro) son irreductibles.
En la Psychomachia, la expresión del cristianismo implica el silenciamiento absoluto, o bien la clausura del paganismo, en favor de una única voz dominante. De hecho, “la mayoría de los Vicios mueren estrangulados o con la garganta destruida, como una forma de cumplir el propósito de silenciar la voz del enemigo y hacer que el discurso de los vencedores se imponga sobre el de los vencidos” (Amiott 2016: 218). El campo léxico que utiliza Prudencio para cumplir con tal propósito está marcado por diferentes formas del verbo frango. En el primer combate de la Psychomachia, Fides alcanza su triunfo con el silenciamiento del rival, mediante la extirpación de su aparato fonador (psych. 34-35):
Fracta intercepti commercia gutturis artant,
Difficilemque obitum suspiria longa fatigant.
Las fauces quebradas de la garganta obstruida comprimen su aliento maligno y largos suspiros debilitan su dolorosa agonía.
A este ejemplo se suman, el éxito de Sobretias sobre Luxuria .psych. 421-426):
Casus agit saxum, medii spiramen ut oris
Frangeret et recauo misceret labra palato.
Dentibus introrsum resolutis, lingua resectam
Dilaniata gulam frustis cum sanguinis inplet.
Insolitis dapibus crudescit guttur, et ossa
Conliquefacta uorans reuomit quas hauserat offas.
El azar dirige la piedra que rompe el aliento en medio de su boca y mezcla los labios con el fondo del paladar. Los dientes caen sueltos hacia dentro y la lengua molida llena su garganta tajeada con trozos de sangre, sin poder digerir estos desacostumbrados manjares, traga huesos blandos, y vomita de nuevo la pasta que había comido.
y, por último, la victoria de Operatio sobre Auaritia .psych. 590-591):
Inuadit trepidam Virtus fortissima duris
Vlnarum nodis, obliso et gutture frangit
Exsanguem siccamque gulam.
Con sus brazos de recias articulaciones atenaza la esforzadísima Virtud este ser tembloroso y, oprimiendo su cuello, rompe su garganta hasta dejarla seca y sin sangre.
Los fragmentos de la Psychomachia citados hasta aquí, que expresan el fracaso discursivo de los Vicios, funcionan —según creemos— como sustrato de otro fracaso discursivo: el anunciado por Sidonio en su poema fracturado (poema frangat, 12.8). El poeta galo lleva al extremo la estrategia discursiva empleada por Prudencio, hasta falsear su mecanismo, porque, en lugar de utilizar el discurso como instrumento para acallar las voces disidentes, termina por silenciar su propia poesía (iam Musa tacet, 12.20)[61].
Consideraciones finales
Si bien las creaciones literarias de Prudencio y de Sidonio se inscriben en contextos históricos disímiles, sus procedimientos poéticos convergen en el horizonte de una misma estética tardoantigua: la ‘poética del silencio’[62].
La utilización de la alegoría como principio interpretativo[63], en un caso, y el empleo del discurso metatextual[64], en el otro, constituyen estrategias poéticas operativas para disolver la tensión entre forma y contenido o materialidad y espiritualidad, o bien, entre la realidad y la poesía. A partir de estas marcadas oposiciones, ambos escritores señalan sus propias preocupaciones artísticas para orientarse hacia el encuentro de nuevas formas de expresión. No obstante, la experimentación poética parece conducirlos hacia el reconocimiento de los límites del lenguaje y, al mismo tiempo, obligarlos a asumir la imposibilidad de librarse del universo lingüístico de la tradición de la poesía latina.
Por último, no resulta un detalle menor que Joris-Karl Huysmans en À rebours (1884), realice una valoración conjunta de las producciones de Prudencio y de Sidonio [65] , elogiando sus principios mecánicos, como un rasgo de la llamada estética decadente [66]:
Il aimait mieux feuilleter la Psychomachia de Prudence, l’inventeur du poème allégorique qui, plus tard, sévira sans arrêt, au Moyen Âge, et les œuvres de Sidoine Apollinaire dont la correspondance lardée de saillies, de pointes, d’archaïsmes, d’énigmes, le tentait. Volontiers, il relisait les panégyriques où cet évêque invoque, à l’appui de ses vaniteuses louanges, les déités du paganisme, et, malgré tout, il se sentait un faible pour les affectations et les sous-entendus de ces poésies fabriquées par un ingénieux mécanicien qui soigne sa machine, huile ses rouages, en invente, au besoin, de compliqués et d’inutiles. [67]
Ediciones y traducciones
Conte, G. B. (ed.) (2009). P. Vergilius Maro. Aeneis. Berlin: De Gruyter.
Deufert, M. (2018). Kritischer Kommentar zu Lukrezens „De rerum natura“. Berlin / Boston: De Gruyter.
Frisch, M. (2020). Prudentius, Psychomachia. Einleitung, Text, Übersetzung und Kommentar (Texte und Kommentare; 62). Berlin / Boston: De Gruyter.
Lavarenne, M. (ed.) (2016[11948]). Psychomachia, Contra Symmachum. Paris : Les Belles Lettres.
Loyen, A. (ed.) (1960). Sidoine Apollinaire, vol. I Poèmes. Paris : Les Belles Lettres.