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Estudios y perspectivas en turismo

On-line version ISSN 1851-1732

Estud. perspect. tur. vol.16 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Apr./June 2006

 

El estudio del turismo ¿Un paradigma en formación?

Alfredo César Dachary* y Stella Maris Arnaiz Burne**

*Dr. en Ciencias Sociales y se desempeña como profesor investigador en el Centro Universitario de la Costa de la Universidad de Guadalajara, México. E-mail: alfredocesar7@yahoo.com.mx
**Dra. en Antropología y se desempeña como profesor investigador en el Centro Universitario de la Costa de la Universidad de Guadalajara, México. E-mail: stellaarnaiz@yahoo.com.mx

Resumen: Este artículo presenta una revisión de los principales trabajos que han abordado el estudio del turismo desde las primeras décadas del siglo XX hasta la actualidad. El enfoque a partir de la sustentabilidad le da a la visión sociológica un papel prioritario, que va más allá del estudio de los impactos que genera el turismo. En el siglo XXI, el reto de la Sociología, como el de todas las Ciencias Sociales, es enfrentar la crisis actual de paradigmas luego del ocaso del socialismo como modelo alternativo al hoy hegemónico mundo capitalista.

Palabras clave: Sociología del turismo; Sustentabilidad; Visión holística.

Abstract : The Study of Tourism: A Paradigm under Construction? This article reviews the main studies that have analyzed tourism since the beginning of the XX century until present time. The sustainability scope gives Sociology a new important role which goes beyond the study of the impacts created by tourism. Sociology's main challenge during the XXI century, as it is for other Social Sciences, is to face the actual crisis of paradigms due to the fall of socialism as an alternative model of the actual hegemonic capitalist world.

Key words: Sociology of tourism; Sustainability; Holistic vision.

Introducción

El turismo, esa compleja actividad que ha ido cambiando acorde al desarrollo general del capitalismo hasta trasformarse hoy, en la era de la globalización, en uno de sus pilares económicos e ideológicos requiere ser abordado para su estudio desde múltiples ángulos y diversas disciplinas. Esta actividad se ha transformado en un corto tiempo en una de las más importantes fuentes de riqueza de los países donde se desarrolla que son, en primer lugar, los con mayor desarrollo económico y luego, en los países de la periferia, lo que la ha llevado a ubicarse entre las primeras actividades del mundo en cuanto a inversiones, movimientos financieros y el empleo generado.

Con estos antecedentes, llama la atención el hecho de que éste sea un fenómeno relativamente poco analizado en relación con su articulación en el capitalismo globalizado, ya que sí hay una alta producción de trabajos sobre la industria del turismo, con especial referencia a la hotelera, el marketing turístico y los trasportes, entre otros temas empresariales específicos.

La existencia de ciertos prejuicios para estudiar el ocio como origen de un proceso de desarrollo, la falta de una visión amplia de lo que éste representa en el sistema productivo y las grandes potencialidades del mismo, han incidido en su reducida presencia, en relación con los estudios de género y la problemática ambiental, temas ejes en la agenda mundial en la segunda parte del siglo XX.

La falta de una correlación entre el desarrollo de esta actividad y el estudio de la misma se pretende asociar a una lectura muy parcial de este fenómeno moderno, que generalmente se lo limita a visitantes, hoteles y otros servicios, como una actividad comercial o productiva. Sin embargo, desde el comienzo del turismo de masas han existido voces que alertan sobre el real impacto del turismo, principalmente en las sociedades menos integradas a la economía de mercado. La definición inicial de la “industria sin chimeneas”, en momentos en que emergía el problema ambiental, distorsionó totalmente el análisis al tratar de verlo como una industria cerrada, sin los impactos sociales que tiene y ello marcó una lectura parcial y sesgada sobre el turismo como actividad económica (César y Arnaiz 2002).

Con el objeto de analizar las principales tendencias teóricas actuales sobre este fenómeno, realizaremos un breve recorrido de la evolución de este conocimiento desde una perspectiva de las ciencias sociales, aunque a veces sea difícil de identificar disciplinariamente, ya que la complejidad del mismo exige una perspectiva inicialmente interdisciplinaria.

Los retos que implican estos estudios desde la óptica social y los nuevos enfoques que se nos presentan con los planteamientos actuales del fenómeno que exigen de visiones amplias, como sería una ciencia global, son parte del desafío a un   intento de acercamiento a esta compleja actividad.

El pensamiento pionero

La mayoría de los autores que han abordado el estudio del turismo coinciden en que hay dos grandes etapas de evolución de esta actividad, la cual concuerda con dos períodos del pensamiento sobre el tema, que tienen como punto de partida las primeras décadas del siglo XX y como parteaguas, la segunda posguerra mundial.

Fernández Fuster, uno de los autores con mayor obra escrita en España, país pionero en el turismo masivo, siguiendo esta perspectiva divide a la evolución del pensamiento turístico en cuatro generaciones. La primera que arranca con el siglo y concluye en la mitad del mismo y de allí tres más, que conforman subdivisiones de la denominada etapa del turismo de masas. (Fernández Fuster 1991).

El autor subdivide esta etapa en lo que denomina la segunda generación (1950-70), época de auge de lo que en ese momento se denominó “industria sin chimeneas” en referencia a la posible inexistencia de impactos; la tercera, que comprende a la década de los 70's; y la cuarta, que se sitúa en las últimas dos décadas del siglo XX. Fernández Fúster caracteriza a estas dos últimas generaciones, como una nueva etapa del pensamiento turístico, ya que comienza la percepción crítica de los costos que el mismo implica, situación que coincide con la emergencia de la perspectiva ambiental.

Se analizará inicialmente la primera, que es donde se sientan las bases de estos estudios, y se generan algunas de las perspectivas que luego reaparecerán, cuando emerge el denominado turismo de masas, aunque los cambios que se dan en la segunda posguerra cambiarán radicalmente la sociedad y, por ende, la perspectiva de esta actividad.

En los años 1920 surge la denominada ciencia de movimientos de forasteros en Alemania, con ideas que provenían de Suiza e Italia. Estos estudios intentaban unir los estudios de la economía de empresas y la economía política para interpretar el naciente fenómeno del turismo.

Entre los primeros textos de esta época moderna estaría “La industria del forastero en Italia: Economía Política del Turismo” que aparece en 1922, obra del italiano Ángelo Mariotti, trabajo pionero para el desarrollo de los estudios sobre los forasteros (Fernández Fúster 1985).

Pocos años después, Morgenroth aborda el tema de los motivos del viajero, y desde Jena plantea una nueva definición sobre el tránsito de forasteros en sentido estricto, sosteniendo que: “es el tránsito de personas, que temporalmente se ausentan de su domicilio habitual, para satisfacción de exigencias vitales o culturales o deseos personales de diversos tipo, convirtiéndose por otra parte en usuarios de bienes económicos o culturales” (Morgenroth 1929).

Bormann agrega un nuevo elemento a esa definición en construcción al plantear el origen del viaje como una “situación especial”, lo que plasma en su definición sobre el movimiento de forasteros que define como “los viajes emprendidos por motivos de reposo, diversión, comerciales o profesionales iniciados en muchos casos por acontecimientos o situaciones especiales, donde la ausencia de su vivienda es transitoria y que excluye a los desplazamientos a lugares de trabajo” (Bormann 1931).

En la misma época, dentro de la escuela alemana, Léopold von Wiese   predice lo que muchas décadas después será una realidad incuestionable para entender al turismo, al afirmar que el término extranjero, que se asocia a forastero, evoluciona de ser algo hostil a un culto de su presencia cuando se obtenía provecho de la misma.  

Este autor plantea una tipología inicial de los forasteros dividiéndolos en tres grupos, primero los que llegan a un lugar extraño a ellos con poder, como los funcionarios, conquistadores, militares; segundo, los que pasan y no quieren tener vinculación con el lugar de paso; y por último, el huésped que llega y tiene tratos con los lugareños (Wiese 1930).

Pocos años después, Glucksmann sostendría que el movimiento de forasteros es la suma de las relaciones entre las personas que realizan su estancia circunstancialmente en un lugar y los habitantes habituales del mismo. Esta conceptualización es hoy reconocida como una de las primeras definiciones sociológicas del turismo, ya que logra integrar a la esencia de la misma, las relaciones sociales que genera el visitante entre él y el receptor (Glucksmann 1935).

En esta etapa, el pensamiento social sobre el turismo se puede dividir en tres corrientes: la primera define estos movimientos como hechos económicos, por sus resultados inmediatos, destacando en ésta, autores alemanes como Scullerm que en 1911, ya escribe sobre este fenómeno desde la perspectiva económica.

Hay una segunda corriente que se denomina cinética, que define al turismo como un hecho de movimientos, un hecho cinético. Esta escuela está unida a la denominada escuela de Berlín, donde destacaría Schwink (1929), quien define al turismo como: “un movimiento de personas que abandonan temporalmente su residencia habitual por motivos relacionados con su espíritu, cuerpo o profesión” (Jiménez Guzmán 1990); en esta escuela se ubica también Bormann, cuya definición sobre el movimientos de forasteros, ya fue analizada.

La tercera corriente es la psico-social, que tiene también varios autores alemanes y suizos, como Morgenroth   y Stradner (1930), este último se conoce por ubicar al turismo en una actividad asociada al estatus, situación que sigue vigente hasta la actualidad aunque su dimensión haya variado (Jiménez Guzmán 1990).

Stradner retoma los trabajos de Thorstein Veblen (1899), sobre consumo ostentoso y lo lleva al turismo, logrando una definición muy gráfica sobre el mismo, que ha tenido mucha vigencia en los estudios del turismo. De esta escuela saldrán dos conceptos que tendrán incidencia años más tarde: el turismo como tendencia democratizadora, una polémica que el turismo siempre ha tenido en su interior y que ha emergido en paralelo a las luchas sociales, y el concepto de consumo turístico, que hace a una de las esencias de esta actividad, aunque hoy la mercadotecnia le ha dado una dimensión diferente (Jiménez Guzmán 1990).

En general, los estudios pioneros se concentran en Europa, desde la perspectiva eurocentrista, en las zonas que históricamente generaron los primeros   movimientos turísticos, las primeras actividades sociales masivas, desde los clubes Alpinos a los clubes de la naturaleza, dos propuestas diferentes por el contenido social, que han jugado un papel pionero en los movimientos masivos locales.

Estos pasos sólo fueron superados por la idea de Thomas Cook que es, sin lugar a dudas, el pionero en el movimiento masivo de visitantes, aunque inicialmente se dio por motivos religiosos, una constante que viene desde la peregrinación que algunos autores consideran la prehistoria del turismo moderno ( Knebel 1974).

Hacia una sociología del turismo

En la segunda mitad del siglo XX, con el inicio del turismo de masas, se da un proceso de expansión del análisis de este fenómeno nuevo, en el cual va a destacar el análisis   sociológico del turismo.

Inicialmente, la escuela económica siguió manteniendo su posición dominante en los análisis, dado que el impacto más significativo en los primeros años de auge de este proceso masivo son los resultados económicos.

El turismo es visto como un factor determinante en el crecimiento económico ya que aún no es claro su impacto o papel en el desarrollo, más bien se lo ve como un redistribuidor del gasto y como un generador de divisas entre las principales funciones o resultados (Fernández Fúster 1985).

En la base de un pensamiento social más amplio se encuentra la escuela humanística, una subdivisión del pensamiento sociológico contemporáneo, cuyos fundadores fueron Walter Hunziker y Kurt Krapf, autores del “Allgemeine Fremdenverkehslehre” que aparece en 1942 para transformarse en la piedra angular de un análisis más amplio e integrado del turismo.

Su definición, que dominó los espacios académicos de su época, conceptualizaba al turismo como “un conjunto de relaciones y fenómenos producidos por el desplazamiento y la permanencia temporal de personas fuera de su lugar de residencia habitual, sin que sean motivadas por el lucro” (Knebel 1974). Ya se pasaba de la descripción tradicional de la época del movimiento de forasteros a un fenómeno complejo, aunque todavía hay más peso en la perspectiva desde el turista, que desde los que habitan en los poblados de acogida.

En el comienzo de los años 1950, Krapf presenta su trabajo denominado Sociología del Turismo, como un primer esfuerzo de sistematización del fenómeno desde una perspectiva social pero multidisciplinaria, en momentos en que estaba en auge la sociología en el denominado mundo occidental, ya que en el mundo socialista, la otra cara de la guerra fría, dominaba el pensamiento marxista aunque muy acotado por el socialismo de estado.

En este modelo neosocialista emergerá como respuesta del estado, el denominado turismo social, contraparte al turismo masivo que plantea el capitalismo.   

Un salto cualitativo muy importante fue el que realizó el intelectual italiano Alberto Sessa, que en los 1970   presentó un trabajo pionero de interpretación del fenómeno turístico en los países receptores de la periferia, y donde define esta actividad como “un fenómeno vivo, cuyo epicentro es el sujeto humano, ya que se da una relación entre seres humanos antes que una relación entre mercancías” (Sessa 1972).

Sessa enriquece el análisis porque conoce los costos que empezaban a darse en lo que Ash define como la “Periferia del Placer”, los países del que se denominaba tercer mundo, un área importante de recepción en el auge del turismo de masas.

Pero para la mayoría de los autores, el origen de un análisis sociológico del turismo se podría encontrar en el trabajo de Johan Huizinga, “Homo Ludens”, escrito a finales de los años 1930 y cuya ubicación inicial fue una visión interdisciplinaria entre la sociológica, la antropológica y la   histórica. Esta perspectiva de lo lúdico como una condición innata de libertad, se asocia a una conducta diferente del hombre en un período determinado en el que él rompe con su cotidianidad, desprovisto de todo interés material con sus propios presupuestos de tiempo y espacio para integrar nuevos grupos sociales con características especiales: los vacacionistas (Knebel 1974).

En forma paralela a estos intentos de macrovisiones hay una serie de estudios puntuales que dan las bases de un análisis más amplio, destacando entre otros:

* Las visiones del turismo desde el ángulo de la afectividad (T. Tyblewski 1978).

* Las matrices de comportamiento de los sujetos en la relación social turística (Cohen 1985 y Baldion 1976).

* Los aspectos étnicos del turismo (Van der Berghe   1980).

* La ritualidad (MacCannell 1976).

* La psicosociología   (Stringer y Fridgen 1984).

* El impacto social (Butler 1974). 

La existencia de estudios puntuales, o sea, basados en paradigmas disciplinarios, no terminaba de definir cual sería la ciencia que debería tutelar a estos estudios.

Los estudios pioneros modernos, como los de Hunziker y Krapf, definen al turismo como un fenómeno económico-social, dándole a lo económico el mayor peso en relación con lo social.

Por oposición Sessa y Wahab consideran que la situación es inversa; el fenómeno es inicialmente social con consecuencias económicas, pero los motivacionistas como Dann y otros le dan prioridad a la psicología social, porque entienden que el turismo es un fenómeno psico-social.

Una cuarta corriente da prioridad al espacio físico y la cultura, lugar donde se realiza el encuentro entre los turistas y los habitantes de los pueblos de acogida; punto de encuentro de conflicto, espacio compartido y competido.

En la denominada tercera generación del pensamiento turístico, que inicia en los años 1970, se empieza a perfilar lo que será la problemática actual de este fenómeno, lo que llevará a redefinir las dimensiones y las variables de estos estudios, a partir de los impactos que éste genera principalmente en las sociedades de acogida.

El planteamiento de Nash que identifica al turismo con el imperialismo por la doble función de los países imperiales de ser los principales emisores de turistas por un lado y llevar a la adecuación de la periferia, al obligarlos a transformarse según   sus gustos y necesidades (Nash 1989).

En una posición de avanzada similar esta Jurdao Arrones, que pone al descubierto la utopía del desarrollo del turismo en los países de bajo desarrollo, a la que define como una falsa ideología (Jurdao 1992).

La cuarta generación, la actual, va del ecoturismo al turismo sustentable, pasando por estudios focales muy profundos en búsqueda de dos grandes metas: ubicar esta actividad en la nueva dinámica del desarrollo sustentable y ajustar la misma a los grandes cambios que plantea el siglo XXI en tecnología, y demanda una combinación que va a ser fundamental para potencializar esta compleja actividad.

Pero estas divisiones eminentemente disciplinarias corresponden a una visión en proceso de superación, ya que en la actualidad el conocimiento científico es cada vez menos compartimentado y por ello interdisciplinario, por lo que plantearemos a continuación una propuesta de síntesis, que permite superar los límites de la perspectiva anterior.

El pensamiento moderno del turismo

Jafari, quien dirige una de la más reconocidas publicaciones periódicas sobre los estudios del turismo, hace un planteamiento de síntesis, para poder entender los diferentes grupos de pensadores y las distintas visiones de los problemas, que han generado a su entender, plataformas de análisis diferenciadas. En esta perspectiva, señala cuatro plataformas diferentes, en las que coincide el tema como el período histórico, por lo que cada una se genera de la anterior, sin desaparecer (Jafari 1994).

La primera es la Plataforma Defensora cuyo eje fue la escuela económica, ya que los estudios coincidían en que para esa época, la segunda postguerra, el turismo comienza a ser una actividad importante para varios países y un complemento fundamental para las economías de otros. Esta posición está aún vigente ante la necesidad de algunos países de basar en esta actividad su desarrollo, como lo son muchas islas del Pacífico, del Caribe y del Mediterráneo, entre otros.

La mayoría de los trabajos que sostienen esta plataforma se escribieron en la década de los 1960, y entre sus principales autores destacan: Clement (1961), Davis (1967), Lickorish (1958) y Peters (1969).

En los 1970 aparece la denominada Plataforma de Advertencia, que coincide con el comienzo de una crítica al desarrollo económico y con la irrupción de las ideas ecologistas; de su crítica a la economía en lo general, se pasa al turismo, donde aparecen los costos de esta actividad. Así se perfilan los estudios de impactos económicos, culturales, sociales y ambientales, una especialidad que aún tiene gran vigencia en los estudios puntuales del turismo.

Los autores de mayor significación o aporte para esta plataforma son: Kadt (1979), Erisman (1983), Foster (1964), Harrington (1974), Jafari (1974), Mathieson y Wall (1982), Turner y Ash (1975) y Young (1973). A ellos se les suman estudios de la UNESCO sobre el impacto del turismo en la cultura.

La tercera plataforma fue la de Adaptación que nace en medio de la disputa de las dos anteriores, basando sus paradigmas en los planteamientos emergentes del ambientalismo, como el ecodesarrollo. En general, esta plataforma plantea un turismo blando de baja intensidad, el cual es viable en algunas comunidades muy primitivas, en los centros pocos desarrollados, pero era más complejo enfrentar en los grandes desarrollos turísticos.

Esta era una plataforma limitada, como lo ha sido el planteamiento del ecoturismo, interpretada muy parcialmente y muy válido para determinadas áreas pero no para la mayoría de los centros turísticos.

A esta perspectiva parcial la construyeron entre otros: Britton (1977), Cohen (1979), Long (1981), Krippendorf (1986) y Rodemburg (1980). De todas las alternativas, el ecoturismo es el que ha tenido mayor éxito y sus planteamientos se han mantenido como el eje del turismo alternativo, llegándose a consolidar encuentros internacionales sobre esta forma de turismo, que tiene mucha vigencia en el denominado tercer mundo.

Las tres plataformas anteriores generaron un importante avance en los estudios y comprensión de lo que es el turismo, lo que da origen a la cuarta plataforma, definida como la Plataforma basada en el Conocimiento, ya que las anteriores ayudaron con sus enfoques a dimensionarlo y a ubicarlo como un meganegocio que crece de una manera casi geométrica a nivel mundial y, que por ello, sus impactos, beneficios, definiciones, problemas y otras consecuencias deben ser ordenadas y estudiadas desde una perspectiva amplia.

Así nace esta plataforma que sistematiza una visión académica y científica del fenómeno, multidisciplinaria y global, una aspiración que hace dos décadas y media Wahab definió como la necesidad de realizar un análisis sistemático para conocer la estructura real de este fenómeno.

Sus autores vienen de diferentes plataformas y además aparecen nuevos trabajos, todos enfocados a ver esta dimensión amplia del fenómeno turístico: Cohen (1979), Dann, Nash y Pearce (1988), Graburn y Jafari (1991), MacCannell (1976), Mitchell (1979), Nash (1981), Pearce (1982) y Van der Bergher y Keyes (1984). Todos estos estudios plantean una visión holística del turismo, que a nuestro entender es la única forma de lograr conocer en todas sus dimensiones este complejo fenómeno, que está desproporcionado en la relación entre conocimiento y crecimiento.

Esta plataforma es el punto de partida de una perspectiva del estudio del turismo menos disciplinario, más holístico y global como el tiempo que estamos viviendo.

La existencia de un desarrollo tan complejo en las últimas cuatro décadas, que para un clásico del pensamiento turístico como Fernández Fúster es factible de dividirse en cuatro generaciones y el más significativo exponente de la perspectiva moderna, Jafari, lo divide en cuatro plataformas, nos habla de una velocidad desproporcionada, de una tendencia por década, una situación muy dinámica y creativa como lo exige un fenómeno muy complejo y con un crecimiento geométrico.

Las diferencias de enfoque de una historia de la formación del conocimiento son en realidad relativas, ya que ambos coinciden en que los períodos son cortos y las nuevas ideas son muy dinámicas, que la tendencia va de la perspectiva disciplinaria a multidisciplinaria pero hacia una visión holística del fenómeno.

Ambas coincidencias sientan las bases de nuestra reflexión de síntesis sobre esta breve relación de un fenómeno muy antiguo pero que estalla como un proceso líder hace apenas cuatro décadas.

Las diferentes percepciones mayoritariamente han sido diseñadas desde los países emisores, que son los más desarrollados, los que poseen un gran turismo interior y un significativo turismo hacia el exterior, principalmente de sus propias regiones de influencia.

Falta desarrollar plenamente un análisis desde una perspectiva diferente, de las zonas del subdesarrollo que se plantean un cambio muy brusco y en casos violento, vía el desarrollo turístico, como la planteada por Sessa que aún está en construcción, por lo que plantearemos algunos estudios e ideas que nos han   guiado (Sessa 1975).

Los problemas actuales

La construcción de una perspectiva regional sobre el turismo, entendida   como latinoamericana, debería partir de los estudios en la región Caribe que es una de las zonas con mayor desarrollo turístico, y se ha transformado en un referente del turismo mundial, no sólo por su belleza sino por haber desarrollado las primeras economías nacionales dominantemente turísticas, lo que algunos denominan la cuarta plantación.

En el área de las Antillas Menores, el denominado Caribe inglés y francés, los estudios más significativos han sido realizados por los expertos de las metrópolis, aunque desde los 1970 han comenzado a emerger estudios locales que han analizado este fenómeno desde dos grandes perspectivas: primero, desde la económica, por ser una de las principales opciones de desarrollo para esta región; y desde la cultural, muchas veces disimulada o amortiguada por la unidad lingüística y la identidad derivada de la potencia colonial.

Los estudios del director y fundador de la Caribbean Tourism Association, J. Holder (1979), generados a partir de los años 70's, fueron los trabajos pioneros en la región, a los que luego se le sumaron, entre otros, los estudios de Molina y Rodríguez (1986), Boullon (1993), Sebreli (1984), Getino (1991), César et al. (1991), Arnaiz y César (1995), Ascanio (1992), Schlüter (1993), Troncoso (1993) y Boo (1990).

Al igual que en los países centrales, la dinámica de los estudios fue de los focales a los integrales, de los disciplinarios a los inter y multidisciplinarios, una dinámica que hoy se sintetiza en la búsqueda de una visión holística como lo es la propuesta del denominado turismo sustentable.

La viabilidad de la sustentabilidad como modelo alternativo de desarrollo, mucho más enfocado al caso del turismo, va de ser una   utopía para muchos a una necesidad para otros, dada la dinámica general del mundo y la nueva correlación de poderes que se da en la globalización.

El enfoque a partir de la sustentabilidad le da un papel prioritario a la visión   sociológica, porque se exige una perspectiva social más allá de los impactos que genera el turismo, una sociedad sustentable no sólo en términos ambientales sino sociales, donde las especialidades y la estratificación derivada de los diferentes actores y sus papeles, no reproduzcan las polaridades y contradicciones de sociedades agrarias, donde la asimetría social va acompañada de una carencia de práctica democrática. La sustentabilidad se construye a partir de una sociedad civil fuerte, que exige mayores controles a un desarrollo que no ve límites, cegado por la dinámica de éxito que plantea el turismo, lo cual deriva generalmente en grandes impactos y externalidades sociales, tanto o más fuertes que las que dieron los modelos agrarios.

Sin embargo, son muchos los retos que debe enfrentar la sociología o, las ciencias sociales en general, frente a la nueva dimensión del fenómeno del turismo, un desafío que   interesa por ser los lugares donde se da el gran proceso de modernización para unos, de transición para otros, en síntesis, la sustitución de sociedades agrícolas, de pescadores u otras actividades, por un fenómeno moderno que abarca todas las dimensiones de la sociedad, desde lo económico a lo cultural, pasando por la estructura social.

La experiencia del gran desarrollo turístico del Caribe mexicano, Belice, Cuba   y otras áreas nos plantea una serie de preguntas que tomaremos como los problemas – temas que son centrales para los estudios de la problemática del turismo desde la posición de los países emisores.

En los últimos cuarenta años se han abierto nuevos centros turísticos, hoy nuevas ciudades; se han reciclado pueblos de pescadores, hoy importantes polos de desarrollo turístico, en ambos algo en común: la emergencia de una nueva sociedad turística.

¿Cuáles son sus características, dada su estructura poblacional, dominada por una polarización entre viejos habitantes y un masivo contingente de inmigrantes de lugares muy lejanos? En Aruba, por ejemplo, los dominicanos o venezolanos llegan huyendo de la miseria y atraídos por el resplandor del turismo, lo mismo que   los haitianos en Guadalupe y Martinica.

¿Qué características tienen esas sociedades constituidas en pocos años, que ven combinar las transformaciones de una forma de vida y economía con la propia estructura poblacional de la sociedad?

La imposibilidad aparente de lograr una sociedad integrada es un reto para los planes creados por el Estado para una función específica como es el turismo. Los ejemplos de Cancún, Huatulco, Iztapa, Loreto y otros más, son un desafío para el análisis sociológico de estos fenómenos que en corto tiempo generan grandes transformaciones.

La emergente sociedad con nuevos actores y grupos líderes que representan a otros países, intereses y culturas es transformada radicalmente. Las sociedades turísticas son pioneras en un modelo que hoy nos plantea la globalización, de nuevos actores activos en nuestras sociedades, profesionales, agentes de diferentes países que se asientan y toman papeles de importancia en la ingeniería social de estas nuevas ciudades.

Lo que para los antropólogos es el problema de la aculturación, para estas sociedades emergentes es la construcción de un nuevo tipo de sociedad, donde cambia desde el idioma, elemento de unidad a lo étnico. Esta nueva sociedad, con valores importados porque lo exige la escenografía del turismo, difiere mucho de las capitales europeas que reciben más turistas que todo el Caribe pero que mantienen su identidad, lo cual nos lleva a nuevas hipótesis sobre la compleja relación entre los visitantes de estas sociedades y los pueblos de acogida.

Si bien estos problemas son diferentes a los que debe enfrentar una sociedad   de los países industrializados cuando se da una masiva presencia del turismo, hace que estos estudios tengan características diferentes de acuerdo a los niveles de desarrollo de las sociedades, el proceso de mundialización acorta las distancias y coloca a esta sociedad turística emergente como un modelo propio.

Conclusiones

El desarrollo de la teoría sociológica ha seguido la dinámica diferenciada de la sociedad mundial, por lo que no es de extrañar el retraso histórico de las sociedades de los países de la periferia en elaborar una respuesta a los retos sociales que le dan los diferentes tipos de cambio que se dan en ellas.

En los estudios del turismo esta desigualdad es mayor dado el contexto mundial de un reducido número de especialistas en el tema. De allí la importancia que tiene el profundizar estos estudios que están transformando radicalmente importantes áreas de nuestra realidad, desde los centros de turismo de aventuras en el corazón de la selva a los destinos masivos de playa.

Pero el reto no está limitado a la voluntad académica, sino que debe enfrentar al igual que todas las ciencias sociales, la crisis actual de paradigmas luego del ocaso del socialismo como modelo alternativo al hoy hegemónico mundo capitalista. El desafío es más amplio porque los nuevos problemas de la sociedad del siglo XXI han puesto en evidencia los límites de las disciplinas decimonónicas, una situación que complica más el análisis de estos nuevos fenómenos globales, como es el caso del turismo.

La necesidad de una visión holística para entender este fenómeno, no excluye en forma definitiva a los estudios focales que pueden hacerse desde la sociología, aunque si los puede dejar fuera de contexto, ya que los mismos deben dar respuestas a los problemas planteados por estas sociedades emergentes. En esta situación, los retos son cada vez mayores, como lo es también la necesidad de conocer más específicamente este nuevo fenómeno de masas.

El turismo es un complejo puente entre culturas y formas de vida diferenciadas, que ha logrado abrir más caminos que los que realizó el viejo imperio británico en el siglo pasado; ha ayudado a consolidar una parte importante del proceso de mundialización y pese a ser una de las actividades más dinámicas del planeta, aún es para las ciencias sociales un fenómeno poco conocido, lo cual nos lleva a dejar la necesidad de no subestimar la industria compleja que se ha montado sobre el ocio, porque éste es hoy un componente insustituible de una sociedad nueva, la de la era post-industrial.

Este es un camino que une a sociedades modernas con otras muy tradicionales, un escenario similar en su apariencia a lo que fue el encuentro de dos mundos hace cinco siglo, acontecimiento que dio lugar al Eurocentrismo, hoy concluido en la mundialización, lo cual hace del mismo un fenómeno que debe ser comprendido en toda su extensión.

Las razones de los primeros estudios sobre forasteros fueron suficientes para abrir este nuevo espacio de reflexión en la sociología, un territorio que hoy se ha ampliado más de lo previsto y que exige una participación efectiva en la agenda de estudios pendientes del siglo XXI, por ser parte fundamental de esta nueva realidad.

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Recibido el 15 de junio de 2005.
Correcciones recibidas el 01 de agosto de 2005.
Aceptado el 05 de agosto de 2005.
Arbitrado anónimamente

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