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Estudios y perspectivas en turismo

On-line version ISSN 1851-1732

Estud. perspect. tur. vol.21 no.6 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Dec. 2012

 

La [re]tradicionalización de los territorios aborígenes por parte del turismo
Un estudio comparativo entre los Kadiwéu (Brasil) y los Maorí (Nueva Zelanda)

 

Djanires Lageano Neto de Jesus*

Universidad Estadual de Mato Grosso do Sul Campo Grande - Mato Grosso do Sul - Brasil

* Bachiller en Turismo por la Universidad Católica Don Bosco (UCDB), Campo Grande, Brasil; Bachiller en Administración por el Centro Universitario da Grande Dourados (UNIGRAN), Dourados, Brasil; Especialización en Gestión Emprendedora de Negocios por el UNIGRAN, Dourados, Brasil; Master en Geografía por la Universidad Federal de Mato Grosso do Sul (UFMS) Dourados, Brasil; y Doctor en Geografía por la Universidad Federal do Paraná (UFPR), Curitiba, Brasil. Se desempeña como profesor adjunto de la Universidad Estadual de Mato Grosso do Sul (UEMS), Campo Grande y Dourados, Brasil. E-mail: netoms@uems.br

Recibido el 09 de marzo de 2012
Correcciones recibidas el 16 de abril de 2012
Aceptado el 30 de abril de 2012
Arbitrado anónimamente
Traducido del portugués

 


Resumen:

El presente estudio tiene como objetivo evaluar las transformaciones ocasionadas por el incremento del turismo en comunidades aborígenes a partir de dos realidades, la de los Kadiwéu y la de los Māori. Esta actividad puede causar una intensificación en la degradación, masificación y homogeneización cultural, y promueve el mantenimiento y la revitalización de la cultura, de su poder simbólico y de sus características pretéritas en un proceso continuo de [re]tradicionalización. Los métodos y técnicas empleados en el estudio se basaron en la asociación directa entre la investigación bibliográfica, documental y de campo. En cuanto a la investigación bibliográfica se realizaron lecturas vinculadas a los estudios de la geografía, la antropología y el turismo. Se consultaron los planes, programas y proyectos vinculados a los organismos públicos que fomentan y califican al turismo brasileño y neozelandés. Además, se establecieron aproximaciones a la realidad Māori y Kadiwéu, sistematizadas en un diario de campo, entrevistas y testimonios. Los resultados indican que el turismo aborigen en Nueva Zelanda tiene la función de potencializar la cultura local, principalmente los elementos ligados a la danza, las artesanías, la pintura, la lengua nativa y la agricultura. Y esto puede ser adaptado a la realidad brasileña.

Palabras clave: Turismo aborigen; Tradicionalización; Kadiwéu; Māori.

Abstract:

The [re] traditionalization of Aboriginal Territories for Tourism: a Comparative Study between the Kadiwéu (Brazil) and the Maori (New Zealand). This paper seeks to introduce the evaluation and the transformations caused by the increase of tourism in the indigenous communities. It is believed that tourism, while causing an intensification of degradation, cultural homogenization and massification also promotes and maintains a revitalization of indigenous culture as well as their symbolic power and its characteristics in a continuous [re] traditional process. The methods and techniques employed in this study were based on the direct association between the literature review, documents and a research in the field. In regards to the literature, an analysis was made related to the study of Geography, Anthropology and Tourism. In the documents research by means of a comparative view plans, programs and projects related to public agencies that promotes and qualifies the Brazilian and New Zealand Tourism were consulted. In the field researched, approaches were made with Maori and Kadiwéu tribes' reality as well as a systematized field, photographic database, interviews and testimonials. As the results of the research, as well as  the indigenous tourism of  North Island New Zealand also uses  its functions to enhance the local culture, mainly related to dance, crafts to painting, singing and prayer, the native language, ethnic foods and beverages, agriculture, among others can be adapted to Brazilian reality.

Key words: Indigenous tourism; Traditionalism; Kadiwéu, Maori.


 

Introducción

Para que un territorio aborigen se constituya en atractivo turístico es imprescindible pensar en el conjunto de vivencias y realidades de dicho pueblo. Para entender las relaciones socioculturales en esos territorios es necesario comprender el proceso subjetivo de construcción territorial que contemple el espacio de reproducción física, la subsistencia y la supervivencia. Dimensionar y evaluar las interferencias directas que el turismo aborigen puede provocar en esos núcleos tradicionales es una cuestión básica para la constitución de una actividad que valore el espacio utilizado como reproducción cultural. La actividad turística posibilita acciones de planificación a largo plazo con propuestas de capacidad de carga, conservación y revitalización de la cultura. Por otro lado, también potencializa el turismo de masas que posee el atractivo del dinero fácil con resultados inmediatos, principalmente cuando el fenómeno del turismo se presenta como slogan o como recurso para generar empleo ignorando las inversiones necesarias para sobrevivir y mantenerse.
Con el fortalecimiento económico y la creciente expansión del turismo, acompañados por el aceleramiento del flujo en destinos turísticos diferenciados, esta actividad pasó a recibir mayor atención de los gestores en la elaboración de políticas públicas específicas para su desarrollo así como acciones ordenadas dirigidas hacia diversas regiones y localidades (Bahl, 2003). El objetivo de este artículo es evaluar las transformaciones producidas por el incremento del turismo aborigen además de verificar si dicha actividad contribuye a modificar las relaciones pasadas construidas históricamente por la comunidad aborigen neozelandesa (Maorí) en comparación con la potencialidad turística de los pueblos aborígenes del sur del Mato Grosso, como es el caso de los Kadiwéu.
Al constituir el turismo aborigen se genera una relación dialéctica en el campo cultural. Al mismo tiempo se intensifica la degradación, masificación y homogeneización cultural promoviendo el mantenimiento y la revitalización de esa cultura. Los factores internos y externos influyen en la transformación dando un nuevo impulso a la tradición y a su poder simbólico (Grünewald, 2001).
La investigación consideró un contexto multidimensional. En el caso del área aborigen localizada en el Mato Grosso do Sul las interferencias no se agotan en el aspecto ambiental y cultural sino que se extienden al proceso de exclusión socio-espacial (Vinha, 2004). La realidad neozelandesa mostró características distintas de descaracterización cultural en función del propio proceso de colonización.
Aunque en la actualidad se han producido cambios significativos a causa del desarrollo turístico (Zigadlo, 2003). Asimismo, el turismo aborigen en el territorio Maorí permite su [re]tradicionalización.
La potencialidad turística enfocada en la cultura aborigen Kadiwéu induce a la necesidad de un análisis interdisciplinario entre varios campos de estudios como el turismo, la geografía y la antropología para comprender cómo se configura un segmento turístico tan delicado. Para entender las dinámicas internas y externas de la actividad turística se planteó analizar en qué medida las culturas aborígenes Kadiwéu y Maorí "pierden" su autenticidad y tradicionalismo en virtud de las transformaciones provocadas por la actividad turística y de qué forma el turismo favorece las prácticas culturales familiares y sociales de la comunidad aborigen en la producción y transformación del espacio.
La función del turismo aborigen, como es el caso de la Isla Norte de Nueva Zelanda y de diversas localidades brasileñas y de países de América del Sur, es potenciar la cultura local (los elementos ligados a la danza, las artesanías y la pintura, el canto y la oración, la lengua nativa, las bebidas y comidas típicas y la agricultura). Además, posibilita nuevas formas de subsistencia tanto para la sociedad aborigen como para quienes se involucran es su territorio.
Los métodos y técnicas empleados en el presente trabajo se basan en la asociación directa entre la investigación bibliográfica, documental y de campo. La investigación bibliográfica contempló la lectura de libros, tesis, disertaciones y artículos sobre geografía, turismo y antropología. La investigación documental se centró en una visión comparativa de la realidad aborigen Kadiwéu (Silva, 2004; Siqueira Jr., 1993; Vinha, 2004) y del pueblo Maorí (Ryan, 1998; Whitfield, 2008; Zygadlo, 2003).
Los grupos aborígenes estudiados fueron seleccionados teniendo en cuenta su concentración territorial y su potencialidad para el desarrollo del turismo local. La elección del pueblo Morí se debe a su tradición de fomentar el turismo en territorio aborigen en Nueva Zelanda desde hace más de un siglo y de generar ingresos significativos para todos los actores del segmento turístico del país. Se destaca que el autor eligió el pueblo Maorí debido a su oportunidad de vivir en el campo a estudiar (Nueva Zelanda) por cuatro meses y de poder vincular la experiencia con los pueblos aborígenes de América del Sur. En relación al pueblo Kadiwéu la elección se debió a la tradición de sus artesanías, su distribución territorial y otros elementos culturales significativos en la historia del Estado de Mato Grosso do Sul.
Se consultaron planes, programas y proyectos vinculados a los organismos públicos que fomentan y califican al turismo brasileño y neozelandés en lo que hace al aspecto cultural del turismo en territorios aborígenes y las políticas generales indigenistas en cada realidad observada. Para analizar la bibliografia se utilizó el método comparativo propuesto por autores como Bloch (1983). En base a las conexiones de sentido referencial fue posible medir la distancia existente entre el tipo ideal (formado como una acción racional en relación a fines) y el desarrollo histórico y social influenciado por irracionalidades de todo tipo (convicciones, errores y accidentes).
Bloch (1983: 53) señala que aplicar el método comparativo en el cuadro de las ciencias humanas consiste [...] en buscar y explicar las semejanzas y las diferencias que presentan dos series de naturaleza análoga, tomadas de medios sociales distintos. Los medios sociales citados pueden ser caracterizados por sociedades distantes en el tiempo y el espacio, o sociedades sincrónicas, vecinas en el espacio, que poseen uno o más puntos de origen común. Bloch (1983: 17) afirma que son necesarias dos condiciones para poder comparar, [...] cierta similitud entre los hechos observados y cierta diferencia entre los medios donde fueron producidos. Además de determinar no sólo la generalidad de que dos objetos no son parecidos, sino la tarea infinitamente más difícil pero también más interesante de determinar los caracteres precisos que los distinguen (Bloch, 1983: 27).
Considerando lo que Bloch (1983) propone se puede afirmar que la analogía, la semejanza y el contraste son los elementos metodológicos principales en el análisis comparativo de dos realidades observadas. En este estudio se trabaja con dos realidades semejantes en lo que respecta al contexto cultural aborigen tanto en el caso del pueblo Maorí como Kadiwéu. Poseen contextos geopolíticos distintos por tratarse de dos territorios en diferentes niveles de desarrollo a más de del contraste establecido en el grado de evolución del fomento del turismo.
Además de los métodos abordados, el estudio de caso contribuye efectivamente a buscar las estrategias que requiere el segmento turístico. El referido método es una modalidad de investigación que permite observar el ambiente involucrado buscando la solución de un determinado problema y la gestión necesaria de la actividad propuesta. Así, las técnicas sugeridas asociadas a la investigación bibliográfica, al análisis documental y al mapeo comparativo de las similitudes y diferencias de ambas realidades observadas proporcionan parámetros para contribuir con los actores involucrados en la actividad turística en lo que respecta a las estrategias concretas de planificación participativa.
Para relevar la información necesaria para la investigación científica se recurrió al material de organismos públicos federales, estaduales y municipales, a la iniciativa privada, la sociedad civil organizada, las empresas turísticas y los grupos aborígenes neozelandeses y del Mato Grosso do Sul durante marzo de 2008 hasta diciembre de 2011. Asimismo, se buscó acompañar el debate de la temática con la participación en eventos de naturaleza técnica y científica ligados al área.
Las relaciones territoriales aborígenes como expresión de sus tradiciones
Las relaciones territoriales aborígenes son expresiones complejas ligadas directamente a la identidad cultural. El territorio incorpora las expresiones de los modos de vida tanto del pasado como del presente y contiene significados culturales residuales y emergentes. Todo territorio posee conexiones que promueven el movimiento, la fluidez y la [des]territorialización (Haesbaert, 2004).
El concepto de territorio deriva de la connotación de "tierra" como substrato físico y material. En el caso de los aborígenes la [des]territorialización no está totalmente relacionada con la exclusión del acceso a la tierra como medio de producción y subsistencia sino con lo simbólico-cultural. Aunque la sociedad aborigen posea el dominio sobre determinado territorio le pueden faltar las referencias territoriales de su cultura que constituye el propio "imaginario geográfico", condensado simbólicamente en determinados espacios (Haesbaert, 2004).
El territorio para el aborigen es al mismo tiempo un espacio de reproducción física y de subsistencia material y un espacio cargado de referencias simbólicas para su afirmación étnica y para establecer las diferencias multiculturales en la actual globalización. Por lo tanto, es necesario combatir la [des]territorialización como una exclusión sociocultural y espacial de cada pueblo.
Comprendiendo los mecanismos de diferenciación, intercambio y modelo cultural se destacan dos hechos principales en la historia de la cultura: las ideas y técnicas tienden a difundirse y la herencia cultural de los pueblos tiende a aumentar acumulativamente. Tanto por la evolución interna como por la difusión, la cultura crece y se dispersa. Cuando se habla de "etapas" no significa que un complejo substituya y elimine a otro sino que a las características culturales viejas se suman otras nuevas para coexistir. Eventualmente pueden surgir nuevos modelos pero se mantienen los más viejos (Rosendahl & Corrêa, 2003).

Se puede afirmar que el propio acto de producción altera no sólo las condiciones objetivas (transformando aldeas en ciudades) sino que también surgen nuevas posibilidades de transformación de los territorios de modo que las relaciones pueden convivir en una situación paradigmática según lo establecido entre los nuevos y antiguos patrones de desarrollo del territorio. Uno de los aspectos destacados de las transformaciones en los territorios aborígenes se proyecta hacia la apertura de nuevas oportunidades, incluso de negocios, como es el caso del turismo aborigen.
La cultura y la tradición están ganando cada vez más notoriedad como potencial de desarrollo. Dentro de esta perspectiva de tradicionalización el turismo surge como una forma de contribuir a la sustentabilidad, sensibilización y educación, aunque también puede aumentar los conflictos de reajuste del imaginario según las diferentes interpretaciones.
Es imposible hacer referencia a la cultura sin considerarla como una de las más importantes motivaciones de los viajes turísticos. Mientras que el deseo de conocer la cultura regional no siempre va acompañado del debido respeto, la debida consciencia de valor y el legítimo interés por parte de los visitantes. Los impactos provocados por el turismo en la cultura merecen un tratamiento especial cuando los objetivos son contrarios o conflictivos y las diferentes culturas se repelen haciendo difícil la aceptación del turismo.
Relacionando esta problemática al turismo aborigen las atracciones desarrolladas por ellos en lo que se refiere a danzas, indumentaria, rituales, hábitos y costumbres son valores subjetivos de carácter espiritual y no siempre todas las manifestaciones pueden presentarse al público espectador. La interferencia del visitante sobre estas características puede generar vergüenza y falta de respeto por la propia cultura aborigen. Esto se debe a la falta de conocimiento por parte del visitante sobre la cultura del pueblo visitado ya que no debe prevalecer lo que él desea sino lo que determina la comunidad local (Zygadlo, 2003).
Diferentes factores compiten con intensidad y ritmos temporal y espacialmente diferenciados en la producción del espacio turístico. Esos factores no son sólo de orden local sino que también provienen de espacios muy distantes de aquellos sobre los que ejercen alguna influencia. Se destaca que el turismo tiene como objetivo la experiencia que implica la aprehensión subjetiva de las relaciones sociales y culturales del escenario a ser visitado, con un flujo comunicativo dentro de una situación histórica marcada por el contacto de diversos segmentos sociales surgido de la creación de un polo turístico. No obstante, en general se trata sólo el aspecto económico y se olvidan las cuestiones sociales, culturales y ambientales provocando la destrucción y el desarraigo e incluso el conflicto.
Al visitante le gusta entrar en un mundo diferente del habitual y experimentar cosas, productos y lugares desconocidos y actitudes diferentes relacionadas con esa sociedad y medioambiente. Los efectos generados por la actividad turística contribuyen a una promisoria "comercialización" de culturas, entre ellas la aborigen. Dicha producción generada por el turismo amplía la posibilidad de una alternativa económica creada y desarrollada por pueblos aborígenes tanto en Brasil como en el exterior y promueve la transformación de esos territorios en territorios turísticos (Zygadlo, 2003).
Observando el campo epistemológico disponible con las escasas definiciones encontradas para turismo aborigen se puede señalar que éste atiende las necesidades globales del segmento y prioriza las ansiedades socioeconómicas y culturales de las propias comunidades. Con el fin de avanzar sobre el conjunto de elementos que componen el segmento turístico en sí, este tópico intentará reunir los conceptos ya tratados en las definiciones de turismo cultural, turismo étnico o etnoturismo, turismo nativo, ecoturismo, ecoturismo aborigen, turismo aborigen, entre otros, para buscar un concepto más próximo a la realidad pretendida con el segmento turismo aborigen.
Según Bahl (2003) el turismo cultural es una tipología que utiliza recursos provenientes de herencias patrimoniales de referencial cultural/histórico tales como monumentos, obras de arte, documentos y manifestaciones tradicionales. Estos son capaces de atraer personas generando desplazamientos y permanencias temporarias. Es evidente que en la complejidad de las actividades esos elementos son primordiales aunque no exclusivos en la práctica de la actividad en sí, ya que las actividades volcadas a la naturaleza marcan las características específicas de la simbología y territorialidad aborigen.
En cuanto al turismo étnico, también denominado etnoturismo, Bahl (2009: 124) señala que surge a partir de los resultados de dos tipos de sentimientos fomentados por la identidad entre individuos o del grupo en cuestión: El primero está asociado al aparato social y cultural de una localidad como su marco de identidad y diferenciación y el segundo se asocia a la idea de difusión de la existencia de una etnia o grupo en particular buscando su reconocimiento e inserción en un contexto nacional o internacional.
Otra nomenclatura que está surgiendo comercialmente es el turismo nativo. La misma es promovida por el Ministerio de Turismo de Brasil (Mtur) conjuntamente con la Organización de la Sociedad Civil de Interés Público (OSCIP) denominada Instituto Futuro de Desarrollo Social, Educacional, Cultural y Ambiental. El propósito según el sitio de internet es reafirmar la importancia de las culturas, la riqueza y la diversidad de las ceremonias tradicionales y crear un movimiento positivo, donde el conocimiento genere respeto e involucre a las nuevas generaciones en el trabajo de valoración y afirmación cultural (Turismo Nativo, 2011). El objetivo de la OSCIP es valorar los aspectos ligados a la cultura aborigen en la práctica de la actividad turística aunque no se observan elementos que posibiliten la sustentabilidad económica por medio de la generación de ingresos. Así, no genera un concepto aplicativo sino un instrumento mercadológico y publicitario para difundir la cultura aborigen brasileña.
Entre las definiciones y prácticas que han sido abordadas para comprender algunos de los elementos que contempla el turismo aborigen está el ecoturismo. Muchas comunidades aborígenes practican las técnicas fomentadas por el ecoturismo para crear y comercializar sus productos turísticos. El concepto se apoya sobre tres elementos: interpretación, conservación y sustentabilidad. Considerando los aspectos abordados, el Ministerio de Medioambiente (MMA) publicó en 1997 un documento denominado Manual Aborigen de Ecoturismo para difundir por medio de un lenguaje accesible las ventajas que el ecoturismo puede proporcionar a las comunidades aborígenes brasileñas (MMA, 1997).
En líneas generales el manual posee información que contribuye a difundir la actividad turística en los territorios aborígenes. Es evidente que la tradición cultural debe prevalecer sobre los intereses del ecoturismo, o sea que se debe respetar y valorar la cultura local. La comunidad debe participar de todo el proceso del turismo en sus tierras, incluso en la gestión del ecoturismo por medio de la asociación, generando ingresos y calidad de vida. Asimismo, es claro que la actividad debe ser complementaria y de apoyo a la conservación de las prácticas tradicionales y a los proyectos desarrollados por la comunidad aborigen.
La definición académica del término ecoturismo adoptada por diversas organizaciones internacionales (World Tourism Association - UNWTO, Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente - PNUMA, Sociedad Internacional de Ecoturismo - The  International Ecoturismo Society - TIES) es la propuesta por el mexicano Hector Ceballos-Lascurain, quien lo define como el encuentro del Hombre con la Naturaleza en su estado salvaje (Ceballos-Lascuráin, 1995: 19) y agrega que es la modalidad turística que tiene como motivación principal viajar hacia áreas naturales poco modificadas y libres de contaminación con el objetivo específico de estudiar, admirar y disfrutar activamente de sus paisajes, plantas y animales existentes en esas áreas (Ceballos-Lascuráin, 1995: 19).
Ceballos-Lacurian (1995) señala que la actividad requiere de diferentes actores sociales en el proceso provocado por el turismo, además del ejercicio de sus responsabilidades sociales, culturales y ecológicas. Por lo tanto, depende de la integración del turista, de su preocupación y su compromiso con el medioambiente buscando reducir las interferencias negativas y maximizar los puntos positivos para lograr el desarrollo sustentable.
Aproximando el campo teórico a la realidad práctica varias comunidades aborígenes de Brasil (los Pataxó en Bahia, los Caiapó al sur de Pará, los aborígenes de Xingu en el Mato Grosso, los Marajoaras de Pará) y de otros países (los Maorí de Nueva Zelanda, Mapuches de Chile, Nevería de México, Wichí de Argentina, Kuna de Panamá, Maracaibo de Venezuela) han desarrollado la actividad turística basada en las técnicas del ecoturismo. De este modo, el término está directamente asociado al turismo sustentable y relaciona las necesidades de los turistas y de las regiones receptoras protegiendo y fortaleciendo oportunidades para las futuras generaciones. Se considera la gestión de los recursos económicos y sociales además de las necesidades estéticas conservando la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la biodiversidad y los sistemas de soporte de la vida.
Faria (2008: 46) define el segmento de la siguiente manera: El turismo aborigen, como el nombre sugiere, es el turismo desarrollado en los límites de las tierras aborígenes o fuera de ellas en base a la identidad cultural y al control de la gestión por parte del pueblo-comunidad aborigen involucrado. Es claro que la motivación para el desplazamiento son los atractivos turísticos culturales, en este caso enfocados en la cultura aborigen. Buscan estar presentes en una aldea aborigen incluso transformada para la ocasión mediante la comercialización de artesanías, danzas y modos de vida para permitir la experiencia turística sea en forma satisfactoria o no. La autora muestra la importancia del ecoturismo en los territorios aborígenes clasificándolo como una nueva segmentación turística.
El turismo que involucra aborígenes tanto dentro como fuera de sus territorios ocupados es tratado según opiniones diversas, principalmente en cuanto a su autenticidad. Los aborígenes son los actores de la representación cultural y en la lucha por la supervivencia sufren con las relaciones del mercado para producir y comercializar los objetos y elementos culturales. Los empresarios del sector turístico que asumen la responsabilidad de vender artesanías muchas veces buscan su propio lucro y dejan muy poca participación a los aborígenes. El poder público que fomenta la actividad por el hecho de que genera divisas e impuestos para el lugar, la critica porque destina recursos financieros y logísticos para mantener los servicios prestados. Los turistas transformados en espectadores de la escena cultural presentada por parte de los aborígenes en algunos casos se frustran por la falta de tradición "primitiva". Incluso los científicos tratan el tema con restricciones, principalmente en función de los impactos sociales, culturales y económicos generados por dicha actividad.
La autenticidad como perspectiva turística existe de hecho pero no e instrumental, ni siquiera para comprender el movimiento de los turistas a los lugares de visita. Según Grünewald (2001: 36) Incluso en la ruptura de las expectativas respecto de la autenticidad de las construcciones locales, esto no le quita autenticidad a la cultura ya que ésta última fue generada en un contexto que aunque no sea considerado por los turistas es socialmente legítimo. Los estudios antropológicos como los fomentados por Grünewald, entre otros antropólogos, han demostrando en el ámbito científico que la actividad turística promueve una experiencia auténtica. Dicho abordaje se hace presente principalmente cuando los estudios no están dirigidos sólo a la esfera económica, sino al aspecto cultural que posibilita a los agentes involucrados en el atractivo el intercambio de valores y la experiencia emocional.
Así, el turismo surge como un inmenso juego cultural donde las poblaciones mundiales se encuentran para reconocerse como detentoras de patrimonios culturales diferentes. La patrimonialización pasa inevitablemente por la presencia, incluso imaginaria, de interlocutores exógenos al origen de los objetos convertidos en patrimonio contribuyendo a la validación cultural ya que la visión externa del "otro" sirve de parámetro para transformar las propias prácticas culturales en algo extraordinario (Ryan, 1998).
En el espacio apropiado por el turismo es preciso considerar los temas sociales y culturales además de sus funciones económicas. La necesidad de reforzar ese sentimiento será producida en articulación con la multiplicidad de procesos de identificación territorial a una escala más reducida. De esa forma, el turismo aborigen puede ser comprendido como un segmento de la actividad turística que es desarrollado dentro o fuera de los territorios tradicionales, segmento éste que fomenta acciones de base comunitaria abarcando en su esencia la conservación y sustentabilidad sociocultural y ambiental, así como la revitalización de modos de vida tradicional coherentes con la realidad de vida actual y la generación de ingresos para la comunidad. Ésta última decidirá las acciones a ser desarrolladas y articuladas con los agentes de fomento del turismo.

Similitudes y diferencias entre Brasil y Nueva Zelanda

Según la cronología de ambas realidades estudiadas, las mismas iniciaron su historia con la actividad turística de los medios de hospedaje. Comienzan con las antiguas hospederías y hacia fines del siglo IXX se construyen los grandes hoteles. Mientras que a diferencia de Brasil, Nueva Zelanda dio un gran paso en lo que se refiere a la organización profesional del turismo. En 1901 se convirtió en el primer país en el mundo en organizar el turismo nacional con la implementación del Departamento de Turismo y Resorts de Salud y en 1911 fundó la agencia The Government Tourist Bureau (Zygadlo, 2003). La primer iniciativa para desarrollar el turismo nacional en Brasil fue la creación del Touring Club en 1923, el cual cobró importancia en 1958 con la creación de la COMBRATUR (Bahl, 2003).
Analizando los datos estadísticos de Brasil y Nueva Zelanda se observa un crecimiento acentuado de visitantes extranjeros y las ganancias que deja el mercado turístico provocan grandes impactos positivos en la balanza comercial, generando empleo e ingresos. En Brasil la desventaja es la media de permanencia de los visitantes en el país (9 días) al contrario de la realidad neozelandesa (18 días). Entre los factores que provocan esta diferencia está la variedad de atracciones disponibles, los precios de los pasajes, la seguridad pública, etc.
En este contexto mercadológico la actividad turística presenta impactos que merecen atención porque están relacionados con su desarrollo. El mayor estímulo para su fomento es el económico ya que el dinero que dejan los turistas genera nuevos recursos que circulan en la economía local transformándose en un "efecto multiplicador", beneficiando a la variedad de segmentos del mercado. Analizando el contexto en el que se proyecta el turismo mundialmente, tanto Brasil como Nueva Zelanda acompañan la tendencia general de reducir el turismo en diferentes escalas con una finalidad económica.
Ante la necesidad de expandir el negocio turístico las políticas públicas nacionales de Brasil han procurado fomentar junto a los organismos federales, estaduales y municipales modelos de gestión descentralizada y compartida a fin de reestructurar la oferta turística nacional. Se lanzó recientemente el PNT 2011-2013 que promueve varios eventos nacionales de fomento del turismo y la reformulación de la legislación turística con la promulgación de la Ley del Turismo (Brasil, 2011).
El escenario neozelandés sigue el ritmo de la expansión turística gradual. Desde el inicio de la organización turística han intentado intensificar y calificar su oferta hotelera, de agencias, de transporte, de ocio y entretenimiento, de alimentación y de mano de obra especializada, entre otros. Entre las acciones fomentadas por el gobierno se cuentan el relanzamiento de la campaña "100% Pure New Zealand", cuya finalidad es promover positivamente la imagen del país junto al mercado externo utilizando diversas estrategias de publicidad y marketing on line (Zygadlo, 2003).
Observando las políticas públicas de Nueva Zelanda se puede afirmar que de hecho se llevan a cabo y son eficaces. Uno de los factores se debe a la forma de gestión pública adoptada. Según la ONG Transparency Internacional (2010) el país se presenta junto con Dinamarca y Singapur en el primer lugar entre los países menos corruptos del mundo, y Brasil ocupa la 69º posición.
Así, se van configurando las definiciones de la segmentación del turismo en ambos países basadas en el principio de transformación de la realidad de las localidades, lo que hace surgir alternativas para potencializar los recursos disponibles. Los territorios aborígenes, incluso en Brasil y Nueva Zelanda, aparecen como escenarios para representar la cultura y la identificación étnica. Por lo tanto son utilizados en la organización turística para el desarrollo local.
Los territorios pasan a tener poderes simbólicos de múltiples facetas (ora reforzando la segregación ora viabilizando dinámicas de convivencia o de activación de múltiples identidades). Por lo tanto, cada grupo cultural posee características monolíticas y cerradas o dinámicas y abiertas. El hecho no es sólo identificar esas características sino que las personas estén abiertas a reformular la propia identidad aceptando la convivencia y el diálogo plural con las identidades ajenas.
Paralelamente a los casos presentados de turismo en los territorios de Brasil y Nueva Zelanda cabe resaltar que las transformaciones provocadas por la actividad deben considerar las necesidades de las comunidades aborígenes al considerar los beneficios sociales que pueden generarse y no sólo el factor económico como propulsor del desarrollo social y espacial.
Se observa que en las últimas décadas las decisiones comunitarias están constituyendo un nuevo modelo para el desarrollo responsable del turismo. Barretto (2005: 20) afirma que la comunidad debe tener el derecho de pronunciarse, incluso sobre el no desarrollo del turismo en determinado lugar y sobre cómo debe ser conducida la actividad a partir de políticas, programas y proyectos que la incluyan desde la planificación.
Tanto en Brasil como en Nueva Zelanda se observan diferentes niveles de desarrollo e incentivos que permiten invertir en los equipamientos y servicios de un determinado núcleo receptivo y en la calificación de la mano de obra aborigen. En el caso Maorí se ve un incentivo público mucho mayor en el desarrollo del turismo y en el impulso al protagonismo local. En Brasil los territorios aborígenes muchas veces quedan a merced de acciones exógenas para su desarrollo.
Los estudios realizados sobre la política de turismo aborigen vigente en Brasil son prácticamente inexistentes. Hay planes, programas, lineamientos y metas relacionadas directamente con el desarrollo del turismo pero no con la segmentación turística específica, como es el caso del turismo aborigen. Los proyectos, sobre todo el de ecoturismo, ejecutados en territorios aborígenes contemplan asociaciones entre los sectores públicos, privados, de la sociedad civil y las comunidades tradicionales,. En Brasil se creó la Política Nacional de Ecoturismo en 1994 con el objetivo de incluir a los pueblos aborígenes estimulándolos a participar en la planificación para preservar su patrimonio cultural y ambiental. Aunque no se organizó el segmento con el fin de atender a los grupos que ya trabajaban con el turismo o a aquellos a los que les gustaría insertarse en la actividad de forma profesional. O sea que existe una informalidad establecida por las políticas públicas incipientes y por la falta de lineamientos y leyes específicas que regulen los territorios y grupos aborígenes. Las comunidades están segregadas e incapacitadas de buscar apoyo logístico y financiero para desarrollar proyectos de turismo aborigen por no estar reglamentadas.
En cambio, Nueva Zelanda se ha proyectado en el escenario mundial por la consolidación de sus políticas gubernamentales y las organizaciones que permiten la participación activa del pueblo aborigen en la planificación del turismo. Se observa el compromiso de la gestión pública y privada para posibilitar la inserción del aborigen dentro de la oferta turística. Los equipamientos específicos y de infraestructura poseen nombres alusivos a los pueblos tradicionales valorando la cultura cotidiana neozelandesa. El Ministerio de Desarrollo Maorí propicia la orientación y el apoyo a los emprendimientos turísticos culturales. En el período 2009-2010 se creó el Programa de Turismo Maorí, Mentoring, para asesorar a los emprendimientos turísticos aborígenes para que sean rentables y sustentables (NZMTC, 2011). Asimismo, los aborígenes reciben capacitación constante sobre hospitalidad, planificación, desarrollo, gestión y comercialización de productos turísticos.
Tanto en la bibliografía como en las experiencias de éxito o las acciones gubernamentales y privadas que contemplan la planificación participativa se observa que la gestión integrada permite a las comunidades evaluar los impactos permitiendo establecer prioridades y desarrollar un programa de turismo responsable. Así, el ciudadano se compromete con la planificación porque vive diariamente las causas, consecuencias y efectos del desarrollo del turismo en la localidad. Aunque es un gran desafío encontrar condiciones para que el turismo sea más sustentable y capaz de contribuir al desarrollo sin depreciar los recursos naturales y culturales locales.
Tanto Nueva Zelanda como Brasil, con mayor o menor grado de desarrollo, aprovechan los elementos culturales disponibles (tradiciones arraigadas o transformadas con el tiempo) para la producción turística. La producción del turismo en los territorios aborígenes provoca modificaciones significativas y positivas. Cuando se analiza el turismo aborigen en Brasil y Nueva Zelanda se observa que la autonomía económica y de gestión potencia la difusión de la cultura no sólo a los consumidores de turismo (turistas) sino a los niños y jóvenes aborígenes. Y en el futuro éstos pueden lograr que el turismo sea una alternativa profesional viable y de conservación cultural e histórica.

Los Kadiwéu y la experiencia turística Māori

Al evaluar al pueblo Kadiwéu considerando la posibilidad futura de implementar el turismo aborigen en base a la experiencia de los Maorí se observaron los elementos culturales potenciadores de la [re]tradicionalización. Paralelamente se presentaron las similitudes y diferencias del contexto neozelandés posibilitando indicativos necesarios para trazar futuros lineamientos de fomento de la actividad turística aborigen en el Mato Grosso do Sul.
El Estado de Mato Grosso do Sul (MS) posee la segunda mayor población aborigen del país, después del estado de Amazonas. Según el IBGE (2011) en MS hay 73.295 aborígenes (14.475 pobladores urbanos y 58.838 rurales) distribuidos en 75 aldeas de la mayoría de los municipios del Estado. Las etnias que componen el escenario aborigen estadual son: Atikum; Guarani: Kaiowá y Ñandeva; Guató; Kadiwéu (localizados en el extremo oeste del MS, la mayor área aborigen fuera de la Amazônia Legal en el municipio de Bodoquena); Kinikinau; Ofaié; Terena; Kamba y Chiquitano (Funai, 2011).
Aunque el territorio aborigen Kadiwéu pertenece al municipio de Porto Murtinho (250 kilómetros de la sede del municipio), está localizado más próximo al área urbana de la ciudad de Bodoquena (55 kilómetros), en la Región Pantanal. El territorio es de difícil acceso porque el camino es sinuoso, con pozos y médanos, y su población se estima en 2.000 personas. La Reserva Indígena Kadiwéu (RIK) está formada por seis aldeas y las dos más grandes se ubican próximas a la oficina de la FUNAI. La aldea mayor, Alves de Barros (antiguo Puesto Aborigen Presidente Alves de Barros) se localiza al nordeste de la Terra Indígena, al pié de la Serra da Bodoquena, vecina a la aldea Campina situada a 5 kilómetros de ésta. En el oeste de la RIK se ubican las aldeas Barro Preto, São João, Tomázia y Córrego do Ouro, la más reciente (Funai, 2011).
Nueva Zelanda es un país compuesto por dos grandes islas, la Isla Norte (IN) y la Isla Sur (IS). IS es la de mayor extensión territorial e IN concentra más de dos tercios de la población de toda Nueva Zelanda, incluyendo a 505.000 Maorí, o sea el 76% del total de aborígenes del país. Son 52 tribus de las 60 existentes en el país y allí se sitúan las mayores ciudades del país y la mayoría de los emprendimientos turísticos aborígenes (Whitfield, 2008).
Analizando los datos obtenidos, la Reserva Aborigen Kadiwéu presenta un fuerte potencial para el desarrollo del turismo aborigen de forma sustentable promoviendo la [re]tradicionalización cultural de los pueblos que la habitan. Los elementos con potencial atractivo turístico de la cultura Kadiwéu, también utilizados en la creación del producto turístico Maorí, son:

  • Artesanías: El proceso de producción de artesanías Kadiwéu contempla la recolección de la materia prima (arcilla y sedimentos rocosos), trituración manual del material, mezcla de arcillas, amasado y modelado, diseño, cocción y pintura. Este proceso conserva hábitos y costumbres antiguas y está a cargo de las mujeres. En Nueva Zelanda hay interacción directa entre las artesanas y los turistas porque la elaboración se hace en el taller que ofrecen las mismas aborígenes al receptivo turístico. Diferenciados positivamente de la realidad neozelandesa, los Kadiwéu pueden ir más allá y ofrecer esta interacción también durante la recolección de la materia prima pues poseen un escenario más rústico y natural. Participar en talleres organizados por las artesanas Kadiwéu estimularía aún más el interés de los visitantes.
  • Iconografía: Analizando el significado asociado al uso simbólico de imágenes o formas representadas en obras de arte, la iconografía Kadiwéu es la expresión de la identidad y alteridad de ese pueblo. A pesar de que pocos aborígenes se dedican a conservar los trazos culturales, la representación iconográfica aún se destaca bastante. También la iconografía Maoríestá marcada por significados y simbologías ancestrales. En la producción turística neozelandesa la iconografía está catalogada en publicaciones, documentales, museos, tiendas de artículos aborígenes, equipamientos turísticos, universidades y otros lugares de acceso público. Se necesita una rápida acción para que las interpretaciones promovidas principalmente por los Kadiwéu más ancianos se transformen en documentos y permitan que ese saber sea pasado a las generaciones siguientes. Las universidades deben trabajar de forma asociada en la producción de material etnográfico escrito y traducido por los Kadiwéu, buscando materializar los significados culturales aborígenes como se hace en Nueva Zelanda.
  • Organización familiar y jerarquización social: Las familias Kadiwéu aún están divididas en clanes. El clan superior domina internamente y el resto están compuestos por familias mestizas. Existen las jerarquías entre los individuos y las aldeas y el mayor poder lo tiene el Cacique que representa a cada comunidad interna y externamente. La RIK posee seis líderes y cada comunidad tiene su dinámica social. Las familias están compuestas por el padre, la madre, los hijos(as), yernos, nueras y nietos(as) y comparten las tierras y los hábitos diarios. En la tradición Maorí, como en la de los Kadiwéu, la comprensión de la unión se cultiva desde el nacimiento y la familia ejerce un papel preponderante para establecer jerarquía y principios morales. En relación al contexto turístico, los aborígenes neozelandeses entendieron que la visita a los Marae era un fuerte atractivo imbuido de sentimientos y simbologías milenarias. Por eso los aborígenes construyeron espacios diferenciados de visita en los cuales se permiten algunas escenificaciones culturales. Esto podría ser reproducido por los Kadiwéu.
  • Economía: La economía Kadiwéu se basa en la subsistencia, o sea en la agricultura familiar distribuida en pequeñas roças (parcelas de tierra cultivada unifamiliares) y en los patios, y en la venta de artesanías. Las bolsas de asistencia social del gobierno y los arrendamientos eventuales (debido al largo período de inundación de las aguas del humedal) de pasto para la cría de ganado a los productores agropecuarios de la zona también contribuyen a aumentar el ingreso. En el caso de los Kadiwéu, por tratarse de una Reserva demarcada se sugiere que la actividad turística sea sólo complementaria para el ingreso de las familias, minimizando los impactos negativos generados por la dependencia excesiva a un solo segmento económico.

A diferencia de los Maorí, independientemente de no estar listos para el desarrollo de la actividad turística pueden enumerarse algunos aspectos culturales que necesitan de estímulo para que se promueva la [re]tradicionalización de los Kadiwéu:

  • Lengua Nativa: A pesar de que gran parte de la comunidad habla el idioma tradicional Kadiwéu, según el relato de los aborígenes más ancianos y lo que se observó durante el trabajo de campo, las nuevas generaciones no usan el idioma. Algunos de los factores que explican esto son los casamientos con personas externas a la RIK. En las escuelas instaladas en las aldeas la educación no es sólo en el idioma aborigen e incluso el material didáctico es producido en portugués. Es preciso crear mecanismos de traducción del material didáctico y promover estímulos para que las familias difundan el idioma Kadiwéu como los hacen los Maorí. Éstos intentan difundir y revitalizar el idioma a través de las escuelas públicas ofreciendo educación aborigen diferenciada. Asimismo es preciso pensar en profundizar estudios y promover acciones por parte de las universidades.
  • Danzas, Fiestas y Rituales: Observando los testimonios y la información recolectada se percibe que los eventos culturales son actividades prácticamente en desuso en la cultura Kadiwéu. Son varios los factores que contribuyen a esto como los gastos de la realización y la falta de estímulo personal, además de la influencia de las iglesias evangélicas instaladas en las aldeas que indican que las manifestaciones culturales rituales son pecaminosas. En Nueva Zelanda los eventos ligados a la danza, fiestas y rituales aborígenes son formas concretas de difusión cultural y superan cualquier diversidad religiosa existente. Además de ser un mecanismo de interacción sociocultural entre los propios aborígenes es un fuerte atractivo para los turistas quienes visualizan las formas de manifestación cultural (definidas para esta finalidad) e interactúan en aquellas dedicadas a las bienvenidas, la protección de la vida, la prosperidad y el agradecimiento. Frente a la experiencia positiva los Kadiwéu podrían incentivar la práctica cultural asociada al interés religioso diverso, promoviendo el respeto mutuo para convertirse en un instrumento revitalizado culturalmente y en un atractivo turístico local.
  • Indumentaria: Analizando el caso Kadiwéu se verifica que la indumentaria utilizada en la actualidad está totalmente influenciada por la moda contemporánea. En las casas visitadas no se vieron vestimentas o adornos que respondan a las características culturales del grupo a no ser por medio de fotografías. Una acción aislada de [re]tradicionalización se observó en la RIK por medio de una Kadiwéu capacitada en moda y estilismo que utiliza elementos del pasado e introduce las tendencias de la moda actual. En este aspecto, los aborígenes neozelandeses organizaron un estudio para revitalizar la indumentaria del pasado y ésta fue introducida en las escenificaciones turísticas. Al mismo tiempo se producirán piezas modernas resignificando el pasado para atender demandas distintas. De la misma forma los Kadiwéu podrían apoyar esta idea asociando la representación histórica de las vestimentas con las tendencias contemporáneas de la moda, incluyendo vestimentas específicas en la producción turística para reconstruir la historia del pueblo.
  • Pintura Corporal y Facial: Estas pinturas están asociadas a los rituales y ceremonias tradicionales y si bien aún viven aborígenes ancianas que conocen perfectamente las técnicas artísticas y simbólicas ya no las usan. En cambio los aborígenes neozelandeses conservan y difunden los tatuajes y la pintura facial y corporal masculina y femenina entre sus pares y entre los no aborígenes que visitan el país. Realizan diseños corporales asociando el significado de cada técnica empleada. Aprovechando el conocimiento de las ancianas Kadiwéu se podría capacitar a los más jóvenes e incluir las pinturas corporales en la producción turística.
  • Cabalgatas: A pesar de que históricamente los Kadiwéu fueron conocidos como "indios de a caballo" o "indios guerreros" por su participación en las guerras entre las tribus y la guerra contra Paraguay, durante el trabajo de campo no se registró ningún evento que representara las cabalgatas históricas de los Kadiwéu. Las mismas despiertan el sentimiento de conquista, valentía y protección entre las familias. En la RIK se observó la cría de caballos, pero actualmente sólo se hacen paseos esporádicos entre las aldeas porque en general se usan los automóviles. Podrían realizarse representaciones de cabalgatas históricas y paseos a caballo por la RIK en los cuales los aborígenes enseñaran a los visitantes las técnicas de ensillar y montar. No se identificaron testimonios sobre la habilidad con los caballos entre los Maoríes, considerados "indios navegantes" por su conocimiento y participación en las grandes navegaciones de guerra. Actualmente se incluyen en la producción turística paseos en las Wakas tradicionales. Esto puede adaptarse perfectamente a la realidad Kadiwéu en lo que respecta a las actividades con caballos.
  • Vivienda: La mayoría de las viviendas de la RIK están construidas de material (hormigón o ladrillos) con recursos públicos (estilo popular) y existen algunas pocas casas con estructuras tradicionales de bambú, barro y hojas de palmera. Además existen edificaciones antiguas utilizadas por personalidades históricas asociadas a los Kadiwéu que actualmente se encuentran abandonadas. No se espera que los Kadiwéu vuelvan a construir las viviendas originales sino que destinen algunas de esas casas que aún sobreviven para ejemplificar las tradiciones, como sucede en Nueva Zelanda.
  • Alimentación: Los hábitos y costumbres actuales se centran en la agricultura de subsistencia, la cría de bovinos, aves y cerdos, la pesca y la caza. Cultivan maíz, habas, mandioca, batata, hortalizas y frutas. Paralelamente han introducido alimentos industrializados como enlatados y embutidos. No se observaron características tradicionales que pudieran ser un factor diferenciador de la oferta turística como sucede en Nueva Zelanda. Sería oportuno realizar un estudio de los alimentos y bebidas tradicionales de los Kadiwéu para introducirlos en el menú ofrecido a los turistas durante la visita a la RIK.
  • Ocio y Entretenimiento: A pesar de la marcada presencia de niños Kadiwéu no se observaron juegos tradicionales. En cambio se vio que se practican actividades aborígenes no tradicionales como el fútbol. Independientemente de las motivaciones personales de ocio, que superan las fronteras de la RIK, se sugiere un estudio sobre las actividades de ocio y recreación tradicionales para ofrecerlas a los visitantes como ocurre en Nueva Zelanda. Los Maorí ofrecen la oportunidad de participar de juegos tradicionales, danzas y juegos colectivos e individuales; y al mismo tiempo son excelentes jugadores de rugby a nivel mundial. La interacción social promovida a través de las actividades lúdicas entre los aborígenes y los visitantes se propone despertar alegría, satisfacción y respeto por la diversidad cultural.

A partir de las evidencias obtenidas en la experiencia turística de los Maorí se puede establecer un análisis comparativo sobre el territorio simbólico y las proyecciones necesarias para la producción del espacio turístico Kadiwéu. Se destaca que el crecimiento del turismo aborigen en Nueva Zelanda se refleja directamente en los sectores económicos, sociales y culturales de las comunidades que lo fomentan, principalmente los aborígenes que habitan los territorios demarcados impregnados de valores espirituales, mitología y modos de vida tradicionales. Cuando la identidad personal y colectiva de los pueblos aborígenes está unida con el paisaje cultural puede suceder que los visitantes extranjeros deseen experimentar dichos valores (Whitfield, 2008).
Desde mediados de la década de 1980 se han elaborado diversos informes sobre el involucramiento de los Maoríen la actividad turística, donde se observa que la comunidad expresa preocupación por los impactos negativos que podrían provocarse sobre su cultura. Se ve en el país un elevado nivel de concientización sobre riesgos tales como la reproducción sin autorización de imágenes de los aborígenes Maorí (en postales por ejemplo) (Whitfield, 2008).
En la década de 1990 se vivió un período de rápido crecimiento del turismo Maorí, desde las performances culturales tradicionales hasta los diversos productos destinados al turismo distribuidos a nivel nacional. Hasta el año 2000 había aproximadamente 250 empresas Maoríinvolucradas en el sector. Mientras que en 2010 había más de 650 empresas de turismo Maoríempleando directa e indirectamente más de 20.000 personas (NZMTC, 2011).
Observando que el pueblo Kadiwéu vive dentro de un territorio demarcado para uso colectivo en donde busca la subsistencia familiar y su representación étnica, es preciso cuidar el uso no aborigen. El territorio simbólico actualmente posee un escenario atípico dado por la inserción de las Iglesias Evangélicas en la RIK que han modificado los hábitos y costumbres culturales. El uso del territorio para eventos de carácter ritual ha sido dejado de lado debido a la nueva religión y a la falta de estímulos para continuar con los mismos. Además, en las residencias de las familias cada terreno presenta una dinámica social y de agricultura familiar diferenciada.
Pensando en la dinámica territorial cabe afirmar que para dimensionar el espacio turístico es preciso fundar una cooperativa turística para organizar la actividad. Asimismo, es preciso reservar lugares específicos para la inserción de actividades de ocio y entretenimiento que muestren los valores culturales aborígenes. En la RIK es preciso inventariar los elementos culturales para crear mecanismos de (re)tradicionalización. Existen espacios ya construidos como la casa utilizada para la oficina de la FUNAI, también usada por el investigador Darcy Ribeiro, que podría ser reciclada como espacio para recibir turistas y realizar talleres de artesanías o pinturas, entre otras actividades. También existen espacios de uso colectivo como galpones y la escuela, que podrían ser readecuados y utilizados con otros fines. Las actividades externas podrían ser realizadas al aire libre aprovechando los recursos naturales disponibles.

Conclusión

Aunque los pueblos aborígenes de la Isla del Norte y del estado de Mato Grosso do Sul provienen de medios geográficos, culturales y económicos diferentes poseen problemas y oportunidades comunes. Observando los dos pueblos en cuanto a cultura, turismo y desarrollo local se puede afirmar que las prácticas y manifestaciones de ambos se relacionan en la medida en que el factor cultural se muestra como una herramienta capaz de movilizar e integrar acciones. Tanto los Kadiwéu como los Maorí presentan valores locales, historia y una cultura que se integran y son las vías de apertura al mundo, donde el turismo aborigen surge como posibilidad para exacerbar el desarrollo y la [re] tradicionalización.
Asimismo se puede afirmar que incentivar el turismo en comunidades aborígenes es la meta del desarrollo local, reuniendo los recursos existentes sin dejar de lado las variables que recaen sobre ellos para conservarlos. Así, la localidad con potencial turístico como el pueblo Kadiwéu debe presentar condiciones que le permitan desarrollar el turismo considerando los deseos y necesidades de la comunidad.
La actividad turística se ha configurado como un mecanismo eficaz para el desarrollo socioeconómico y cultural de una localidad al aportar beneficios colectivos si es planeada adecuadamente. En la planificación del turismo aborigen se deben adecuar las motivaciones del flujo turístico y del núcleo receptor. Por eso se debe procurar atender las expectativas del primero sin desmerecer los derechos del segundo, en lo que concierne al equilibrio ecológico, social y cultural considerando que la actividad turística trasciende la esfera económica (Faria, 2008).
La búsqueda de dicho equilibrio debe ser cuidadosa para que las comunidades aborígenes no "reduzcan" su autenticidad y tradicionalismo masificándose debido a la actividad turística. Existen casos tanto en Brasil como en Nueva Zelanda donde las comunidades fueron influenciadas por el aspecto económico del turismo dejando de lado su valor cultural lo que provocó serios problemas y en algunos casos desapareció la actividad. Frente a este riesgo las comunidades deben fomentar la [re]tradicionalización de forma que ésta se convierta en un factor diferencial dentro de la organización del turismo. La artificialización de la cultura no contribuye a la diferenciación y a la motivación de la demanda turística, sino que puede estimular una demanda indeseada que provoque depredación y prejuicios.
Igualmente importante es el desarrollo de un sistema de participación en las decisiones como resultado de un proceso socio-comunitario. Éste debe proponer condiciones histórico-culturales que prioricen la relación entre los individuos y restauren la capacidad individual y colectiva de cooperar con un objetivo único. Se deben favorecer las prácticas culturales familiares y sociales de las comunidades aborígenes en lo que hace a la producción y transformación del espacio a partir del turismo, sea por el arte, la cultura, la tradición, la naturaleza, entre otros elementos [re]tradicionalizados.
La alteridad y la identidad aborigen son fundamentales para la planificación específica del receptivo turístico local. La participación de la comunidad aborigen en las decisiones y en la recepción turística permitirá minimizar las interferencias negativas.

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