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Estudios y perspectivas en turismo

On-line version ISSN 1851-1732

Estud. perspect. tur. vol.24 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Apr. 2015

 

DOCUMENTOS DE BASE

Turismo, trabajo femenino y empoderamiento de las mujeres en bahías de Huatulco, Oaxaca - México

 

Martha Marivel Mendoza Ontiveros*

Jazmín de Verano Chapulín Carrillo**

Univesidad Autónoma del Estado de México Texcoco - México

* Doctora en Ciencias Antropológicas. Profesora de Tiempo Completo del Centro Universitario UAEM Texcoco de la Universidad Autónoma del Estado de México, Texcoco, México. E-mail: marivelmo@hotmail.com
** Licenciada en Turismo por la Universidad Autónoma del Estado de México, Centro Universitario UAEM, Texcoco, México. E-mail:
jaz_vera89@hotmail.com


Resumen:

En la actualidad, cuando el turismo se ha consolidado en muchos territorios y la llegada de turistas es parte constitutiva de ellos, no es posible ignorar la capacidad estructurante del hecho turístico en las sociedades receptoras. Lo anterior remite a estudiar las dinámicas sociales y culturales promovidas por la llegada de turistas. La situación anteriormente planteada se exploró en Bahías de Huatulco Oaxaca, México. Este destino, concebido como un núcleo receptor de turismo de sol y playa dirigido hacia visitantes extranjeros enclavado en una zona habitada por comunidades tradicionales en las que los roles y el estatus de género, las relaciones entre géneros y la división de las tareas por sexo están marcadamente diferenciados, constituye una circunstancia conveniente para el análisis del hecho de que el contacto cultural, así como la probabilidad de acceder a un trabajo remunerado favorezca el empoderamiento de las mujeres a partir del modelo de Rowlands (1997). Gracias a la metodología cualitativa en la que se hicieron 21 entrevistas a profundidad a mujeres trabajadoras en el sector turístico, pudo concluirse que se ha dado mayor empoderamiento en las mujeres que son sus propias jefas a diferencia de las que son empleadas en empresas turísticas.

PALABRAS CLAVE: Trabajo turístico; Mujeres; Empoderamiento; Bahías de Huatulco.

Abstract:

Tourism, Female Work and Women's Empowerment at Bahías de Huatulco, Oaxaca. Nowadays, when tourism has been consolidated at many territories and the tourist arrivals are the constitutive part of them, we cannot dissociate the structuring capacity of the tourism fact at local communities. This refers to study the social and cultural dynamics promoted by the tourist arrivals. The situation was explored at Bahías de Huatulco Oaxaca, Mexico. This destination, device as a host core for sun and sand tourism and aimed to foreign tourists, located in an area inhabited by traditional communities, in which roles and gender status, the relationship between genders and the division of the labor by sex are clearly differenced, is a convenient circumstance to analyze the fact that the cultural contact and the probability of access into a paid work promotes the empowerment of women based in Rowland's model (1997) Because of qualitative methodology, in which 21 depth interviews were made with female workers in the tourism sector, it could be concluded that there is a greater empowerment for women who are their own bosses than women that are employees in tourism enterprises.

KEY WORDS: Tourism work; Women; Empowerment; Bahías de Huatulco.


INTRODUCCIÓN

Debido a sus características, el turismo se configura como una de las actividades dinamizadoras más importantes en los procesos de desarrollo, ya que promueve el crecimiento económico de forma directa, incrementando el ingreso doméstico e indirectamente estimulando el crecimiento de otros sectores. Esto lo ha convertido en el elemento clave para el progreso socio-económico de diversas regiones, consagrándolo como un sector de relevancia económica a nivel mundial, aspecto que trae consigo su continuo crecimiento así como su profunda diversificación (Ruiz, 2008).

González (2012) entiende al turismo como un producto de la sociedad que tiene que ajustarse a sus condiciones, ya que el espacio donde se desarrolla es uno de los escenarios donde se observa de forma clara, contundente y objetiva las transformaciones que induce en la sociedad. Tomando esto en cuenta, puede decirse que los roles y relaciones de género son un elemento importante del proceso de desarrollo turístico ya que tanto hombres como mujeres se involucran de forma distinta en los procesos y actividades turísticas debido a que juegan un papel diferente dentro de su propia cultura, en consecuencia los efectos sociales y culturales son percibidos y vividos de forma diferente (Kinnaird et al., 1994).

El trabajo femenino ha sido una de las líneas de investigación más estudiadas a partir de distintas disciplinas sociales. En economía se ha hecho visible la importancia del trabajo doméstico históricamente devaluado, la difícil compatibilidad entre el trabajo remunerado y la familia, la desiguladad vivida en el espacio productivo y el impacto de las posibilidades de empoderamiento de las mujeres a partir de participar en el trabajo productivo (Díaz Carrión, 2012).

Así el estudio de los efector socioculturales del turismo desde un enfoque de género se convierte en un campo de investigación en el mundo anglosajón en la década de 1990. Garsson & Winter (1992) y Evans & Ilbery (1992), citados por Díaz Carrión (2012), comienzan a dar cuenta de la diversidad de efectos en la vida cotidiana de las mujeres inglesas. En castellano, en la misma década García Ramón et al. (1995), Diéguez Castillón et al. (2011) y Sparrer (2003) conciben al turismo como un elemento que se inserta en una estructura de poder y, por tanto, presta mayor atención a la desigualdad de género. De esta forma, se denuncia que en un entorno turístico también se encuentra una situación de desventaja para las mujeres con relación a los hombres que se materializa en su marginación, falta de acceso a los recursos, a la educación, así como su vulnerabilidad ante la pobreza y la violencia.

v En México, las investigaciones empiezan a principios de la década pasada (Martínez, 2003; Soares et al. 2005; Lara Aldave & Vizcarra Bordi, 2008; Díaz Carrión, 2012 y 2013), ofrecen evidencia empírica que revela que los empleos que las mujeres encuentran en el sector turístico constituyen una extensión de las labores domésticas (lavar, limpiar, cocinar, servir), sólo que ahora obtienen un salario por ello. Asimismo, se ha acreditado que existe desigualdad en materia de salarios, falta de acceso a capital y tecnología, discriminación ocupacional debido a la maternidad y lactancia. Por otra parte, algunos estudios tanto de los académicos anglosajones como iberoamericanos son más optimistas al postular que el trabajo en el sector turístico puede conducir a cambiar la situación y la condición de la mujer, a ganar independencia e incluso a habilitarla para el poder o empoderarla, entendido esto como la capacidad de decidir sobre su propia vida, a la afirmación y satisfacción de sus necesidades y a la consecución de sus objetivos (Iakovidou, 2002; Sparrer, 2003; Treminio Sánchez, 2005; Vandegrift, 2008). Cones (1995) sostiene por ejemplo que las oportunidades de trabajo femenino en el ámbito turístico han permitido a las mujeres adoptar formas de pensamiento similares a las de las turistas y con ello rechazar normas tradicionales de su comunidad que las pone en desventaja social y económica respecto a los hombres de su comunidad.

* Ante este panorama cabe preguntarse si el contacto cultural ocurrido con ocasión del turismo, así como las oportunidades de empleo que éste proporciona a las mujeres, ha modificado su autopercepción, es decir, la manera en cómo se piensan y se definen a sí mismas. En este sentido, el objetivo de este trabajo de investigación fue conocer si existe una relación entre empleo femenino en el sector turístico y empoderamiento de las mujeres.

Estudiar al turismo con un enfoque de género implica analizar los procesos de empoderamiento para evaluar avances o retrocesos en el acceso a las oportunidades de desarrollo y participación que tienen como fin último, reducir la brecha entre géneros, es decir, conocer si el trabajo turístico permite pasar de un contexto de subordinación a otro de autonomía para las mujeres. Una mujer empoderada es capaz de participar activamente en espacios de los que antes era excluida.

TURISMO Y PERSPECTIVA DE GÉNERO

De acuerdo con Lamas (2006) las diferencias sexuales entre hombres y mujeres han implicado una desigualdad social de forma histórica ya que el género asignado a cada uno ha dado a ambos sexos atributos considerados como naturales que no son más que características social y culturalmente construidas y que no se relacionan con las características biológicas de ambos. En este sentido, INSTRAW (2006) se refieren al género como los diferentes roles, actitudes, comportamientos, valores, poder relativo e influencia que la sociedad asigna a ambos sexos de forma diferenciada. Desde esta óptica, puede verse al género como un instrumento de análisis de las condiciones de las mujeres en los procesos sociales y, por lo tanto, en los procesos de desarrollo (De la Cruz, 1998).

Luego puede hablarse de enfoque de género, también conocido como perspectiva de género, que señala la importancia y la existencia del poder en las relaciones sociales (género, etnia, clase y generación). El análisis de género está constituido por las divisiones de los derechos y las responsabilidades entre géneros, así como por los ingresos, conocimientos y la capacidad de tomar decisiones, además de los sistemas ideológicos de género que refuerzan una división jerárquica de la posición que ocupan hombres y mujeres en sociedades específicas. De esta forma, el objetivo de aplicar dicho enfoque en el turismo es develar la caracterización de los diversos mecanismos y roles sociales tradicionalmente asignados que sostienen las inequidades y, al mismo tiempo, limitan el acceso de las mujeres a los espacios sociales tangibles e intangibles (Martínez, 2000; Lagarde, 1996). Debido a esto, se toma en cuenta las condiciones diferentes de las que parten mujeres y hombres (INMUJERES, 2010).

Molyneux (1985 citado en León, 1997 y Universitas, 2006) plantea que los intereses de las mujeres pueden clasificarse en prácticos, los que surgen como resultado de carencias materiales; y estratégicos, aquellos que buscan un cambio en la subordinación de la mujer, al mismo tiempo que permiten colocar a las mujeres en una mejor posición con respecto a los hombres. Young (2006) por su parte, entiende estos intereses como la condición y posición de la mujer, donde la primera se refiere a aspectos materiales y prácticos para un óptimo nivel de vida; en cambio, la posición se refiere al reconocimiento social y económico, así como el estatus de la mujer con respecto al hombre. En este sentido, la autora habla de necesidades prácticas e intereses estratégicos como potencial transformador para modificar las relaciones de género y las estructuras de subordinación, ya que es necesario distinguir entre los deseos o limitaciones cotidianas y la imaginación consciente de los requerimientos colectivos, que generalmente implican algún grado de cambio en el orden existente de las cosas.

TRABAJO TURÍSTICO Y MUJERES

Hernández (2006) expone que las mujeres juegan un papel activo, aunque no siempre reconocido en el ámbito económico. Lo anterior se deriva de la concepción genérica del trabajo, basada en que las mujeres se dedican exclusivamente a actividades de la esfera privada (doméstica), escasamente valorada. Por otra parte, se añade que en México predomina un sistema económico caracterizado por la división sexual de trabajo, en el que la mayor parte del género femenino accede al mercado laboral, básicamente de dos formas: cubriendo puestos precarios y poco calificados; e insertándose en las denominadas "profesiones femeninas", que no son más que la prolongación del trabajo doméstico y de los roles tradicionales, muy habituales en el sector servicios (Ferguson, 2010).

Ferguson (2010) develó que el empleo femenino en el sector turístico se ha caracterizado por la flexibilidad de condiciones de trabajo, rotación del personal, la prevalencia de trabajadores eventuales, aspecto que justifica de algún modo la amplia reserva de trabajo para mujeres y jóvenes durante temporadas altas. Por consiguiente, se ve al turismo como la actividad económica que permite integrar a las mujeres en actividades productivas de los procesos de desarrollo. Aunado a esto se encuentra el hecho de que las características del trabajo en el sector turístico permiten que las mujeres puedan combinar un trabajo remunerado con la vida familiar (Alonso & Rodríguez, 2011). Tomando en cuenta lo anterior puede decirse que en el sector turístico existe una importante brecha entre géneros en el mercado laboral ya que generalmente las mujeres y los hombres se colocan en ocupaciones diferentes. En este sentido, los niveles y ocupaciones inferiores con pocas oportunidades de desarrollo profesional están dominados por las mujeres y las posiciones gerenciales clave siguen estando ocupadas por los hombres (SECTUR & CM, 2011; OIT, 2004; Alonso & Rodríguez, 2011).

Considerando estos aspectos, la ONU Mujeres hace relevante para el turismo la presentación de los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres (PEM) que, son un conjunto de medidas voluntarias que ayudan a las empresas a promover la equidad de oportunidades entre hombres y mujeres en el lugar de trabajo, así como en toda la cadena de producción (SECTUR, 2011b; OMT, 2011)

Bajo este marco, la OMT está incorporando el componente de género en cada uno de los proyectos y está dando una atención prioritaria a proyectos que favorecen el empoderamiento de las mujeres y su participación equitativa en las actividades turísticas. A nivel nacional, la Secretaría de Turismo (SECTUR), en conjunto con sus organismos sectorizados se ha comprometido a provocar los cambios necesarios para alcanzar la equidad entre mujeres y hombres por medio de talleres que posibilitan el empoderamiento con enfoque de equidad de género de las mujeres que operan MIPYMES turísticas (SECTUR, 2011a y 2010). Lo anterior debido a que Stefanovic & Dimitrijevic (2007, citados en SECTUR & CM, 2011) sostienen que el turismo y la gestión del sector representan un reto especial para las mujeres. Bajo esta óptica puede verse el lento pero constante incremento de mujeres profesionales dentro de las empresas turísticas. Sin embargo, cabe mencionar que la naturaleza de las opciones profesionales de las mujeres continúa impidiendo el ascenso dentro de las jerarquías de las organizaciones ya que se ha considerado que las responsabilidades familiares de las mujeres y el trabajo remunerado son incompatibles (OIT, 2004). Es decir, que la condición de las mujeres continúa limitada bajo ciertos parámetros. Lo anterior refleja el fenómeno denominado techo de cristal, una barrera sutil e invisible que impide a las mujeres llegar a ascender en su carrera laboral (Belausteguigoitia & Belausteguigoitia, s/a; Guil, 2008; Alonso & Rodríguez, 2011; Toledo, 2007; Bustos, 2002).

Finalmente puede señalarse, con apoyo de los trabajos revisados, que el turismo ha tenido un impacto radical en las relaciones de género, de igual modo ha demostrado su potencial para crear empleos y fomentar actividades generadoras de ingresos para beneficio de las comunidades locales en diversos destinos. No obstante, los patrones de trabajo turístico en las comunidades muestran inequidades en términos de género. Sin embargo, también provee varios puntos de entrada para el empleo y oportunidades para las mujeres al crear el auto-empleo en actividades generadoras de ingresos de dimensiones pequeñas y medianas, para crear caminos que conduzcan a la eliminación de la pobreza de las mujeres y las comunidades locales en países en desarrollo. Este hecho ha permitido que esos trabajos resulten en cierta medida benéficos para dar pauta al proceso de empoderamiento de las trabajadoras ya que logran mejoras personales gracias a su independencia económica, además de que tienen el potencial de fomentar que las mujeres actúen por sí mismas, para sí mismas, al mismo tiempo que demanden un trato más justo en sus lugares de trabajo, en el hogar y en la sociedad (Ferguson, 2010; UNED, s/a), en muchas ocasiones cambios que se generan gracias al contacto con otras personas con diferentes formas de pensar y de ser, el otro cultural. En este sentido, no se trata únicamente de reducir la brecha de género, sino de un cambio de percepción para potenciar el rol y condición de la mujer (Alonso & Rodríguez, 2011).

PODER Y EMPODERAMIENTO DE LA MUJER: ¿PROCESOS, CAMBIOS O RESULTADOS?

El término empoderamiento se ha convertido en el tema central dentro del discurso y práctica del desarrollo, esto ha generado que dicho término adquiera diversos significados según el contexto sociocultural y político. No obstante, la mayoría de los términos centran sus definiciones sobre el poder y la capacidad de tomar decisiones para mejorar el nivel de vida, debido a esto, es necesario entender al poder, así como las diferentes concepciones que se tienen del mismo (FRIDE, 2006).

Frecuentemente, las definiciones de poder se centran en la capacidad de una persona o grupo de ellas para lograr que otro haga algo en contra de su voluntad. A esta concepción tradicional del poder se le ha denominado poder sobre y representa un juego de suma cero, ya que el incremento de poder de uno representa la pérdida de poder de otro. Dicho enfoque implica una dinámica de opresión que caracteriza la toma de decisión y forma de ejercer influencia sobre otros (FRIDE, 2006; FUSDA, 2008; León, 1997)

Sin embargo, el poder visto como núcleo de toda práctica política y social, necesita superar la idea del poder suma cero y dar paso a una noción más amplia, integral, dinámica y constructiva; en otras palabras, considerar al poder más que como una posesión, como una construcción que se genera en las relaciones sociales (FUSDA, 2008). De esta forma, surge la visión de poder como un proceso, siendo esta noción la que se ha puesto en práctica para la construcción del término empoderamiento. En este sentido, se entiende que el poder ha pasado de ser una facultad exclusiva o atributo de algunos privilegiados (poder sobre), a ser una facultad compartida o ejercicio tanto de personas como de grupos que habían sido marginados en el proceso de toma de decisiones (poder para) (Foucault, 1970).

Es así, que para el desarrollo social y comunitario, el empoderamiento pretende incrementar la capacidad individual y colectiva de las personas para ser sujetos autónomos y autosuficientes. Es decir, que surge también como una propuesta para una interpretación integral del poder cuyos mecanismos se han aplicado principalmente a grupos sociales vulnerables como la población pobre y las mujeres (FUSDA, 2008). De este modo, el empoderamiento en la práctica ha demostrado que además de ser una estrategia es un fin en sí mismo. En este sentido, Deere & León (2001) explican que el empoderamiento será o se vivirá diferente en cada individuo o grupo, ya que depende del contexto histórico y nivel de subordinación que se viva con respecto a los niveles de organización social.

Jo Rowlands (1997) por su parte, expone otra forma de entender el poder, explicando que el empoderamiento no sólo debe abrir el acceso a la toma de decisiones, sino que también debe incluir los procesos que logran que las personas puedan verse a sí mismas con la capacidad y derecho de estar o ser parte del espacio decisorio.

MODELO DE EMPODERAMIENTO ROWLANDS, DIMENSIÓN PERSONAL

Rowlands (1997) desarrolla el modelo de empoderamiento a partir de la experiencia obtenida con dos organizaciones de mujeres en Honduras. Esta autora identifica tres dimensiones de empoderamiento:

a) Personal. El empoderamiento desarrolla el sentido del yo, la autoconfianza, la capacidad individual y deshace los efectos de la opresión interiorizada.

b) Relaciones próximas. Se desarrolla la capacidad de negociar e influir en la naturaleza de la relación, así como la toma de decisiones en ella.

c) Colectiva. El trabajo de los individuos en conjunto para lograr un impacto más amplio del que podían lograr por separado.

Dichas dimensiones se basan en tres tipos de poder que superan al poder sobre o poder de suma cero y que al mismo tiempo sirven para comprender los alcances del empoderamiento:

· Poder para. Entendido como la capacidad para generar nuevas posibilidades y acciones sin dominar

· Poder con. Es el poder colectivo

· Poder desde dentro. Alude al poder interior de las personas, es decir, al poder espiritual.

En cada dimensión se dan cambios que influyen directa o indirectamente en las otras dimensiones, sin embargo, que se dé el empoderamiento en alguna de éstas no garantiza que se dé en las otras. Por tal razón dichos cambios serán diferentes para cada mujer debido a que existe para cada dimensión un aspecto importante que debe tomarse en cuenta: la experiencia personal, la experiencia del grupo en lo colectivo y la experiencia de relaciones que hayan tenido las mujeres. Para efectos de la presente investigación se analizó sólo la dimensión personal del proceso de empoderamiento, donde el factor que se toma en cuenta es la experiencia personal.

Cada dimensión se compone de tres elementos: el núcleo, entendido como la transformación del individuo y, que puede abrir la puerta al empoderamiento; las circunstancias en las que se da dicho proceso, entendidas como los factores inhibidores e impulsores; y los cambios, reflejo de las transformaciones que se dan en el núcleo. En la dimensión personal, específicamente, los factores que conforman el núcleo de la dimensión personal son la confianza, autoestima, el sentido para generar cambios, la dignidad y el sentido de "ser" en un amplio contexto, y donde el empoderamiento se manifiesta en cambios tales como el incremento de las habilidades para formular ideas, expresarse, participar, influir en nuevos espacios, aprender, analizar, obtener y controlar recursos e interactuar fuera del hogar, así como el incremento en el sentimiento de que las cosas son posibles (Hidalgo 2002).

En contraste, Ferguson (2010) menciona que la autonomía e independencia económica a través del trabajo no incide de manera significativa en las relaciones de poder dentro del núcleo familiar, razón por la cual se analiza el rol de las mujeres en el trabajo, específicamente del sector turístico.

CENTROS INTEGRALMENTE PLANEADOS: EL CASO DE BAHÍAS DE HUATULCO

El CIP se localiza en la región costa del estado de Oaxaca, en el Municipio de Santa María Huatulco, para el cual el turismo se ha vuelto una actividad relevante. Además forma parte de la segunda zona turística más importante ya que se localiza dentro de un corredor turístico que une las playas y sitios de interés de Puerto Escondido, Ventanilla, Mazunte, Zipolite, Puerto Ángel y las Bahías de Huatulco (Gómez, 2006).

La construcción de Huatulco se inició en 1984 con la expropiación de alrededor de 21,000 has. para destinarlas al desarrollo del CIP y siguiendo un Plan Maestro determinado. No obstante, para esta fecha y durante la última década FONATUR había adquirido experiencia gestionando desarrollos turísticos a gran escala, aspecto que buscaba la prevención de posibles efectos negativos que ya se habían experimentado anteriormente en otros desarrollos turísticos (Gullette, 2007).

El complejo turístico abarca nueve bahías (Conejos, Tangolunda, Chahué, Santa Cruz, Maguey, El Órgano, Cacaluta, Chachacual, y San Agustín) y en conjunto suman 36 playas, cinco de las nueve bahías (Bahía Maguey, Santa Cruz, Chahué, Tangolunda, Conejos) (Gómez, 2006).

Actualmente el Municipio de Santa María que alberga al CIP Bahías de Huatulco cuenta con una población total de 38,629 habitantes, de los cuales 18,726 (48,47%) son hombres y 19,903 son mujeres (51,52%) (INEGI, 2011; SEDESOL, 2012). De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, 16,144 habitantes (41,79% de la población total del municipio) son considerados como Población Económicamente Activa (PEA) el 63,67% (10,279 del total de la PEA del municipio) son hombres y 36,33 % (5,865) corresponden al género femenino (INEGI, 2011).

Por su parte, la PEA municipal ocupada, se encuentra distribuida por sector de actividad económica, concentrándose 13.52 % (2,132 hab.) en el sector primario (Oaxaca, 2011). En cuanto al sector secundario se refiere, está representado por el 13.96% (2,301 hab.) de la población; y el 71.65% (11,299) en el sector terciario, en servicios inmobiliarios, comercio, transportes y comunicaciones, servicios de esparcimiento y cultura, de restaurantes y hoteles, así como en servicios educativos, principalmente (Oaxaca, 2011).

El sector terciario caracteriza a la economía de Santa María Huatulco con la aparición del turismo, el municipio recibió un impulso considerable al mismo tiempo que se convirtió en un importante proveedor de empleos y generador de ingresos (SEMARNAT, 2003 citado en García & Sánchez, 2011) lo que ha generado la migración de personas de los municipios cercanos, principalmente, que buscan mejores condiciones de vida.

A partir de su designación como Centro Integralmente Planeado, en 1984, y Centro Turístico Seleccionado en 2001, Huatulco ha tenido flujos de inversión importantes, mismos que han convertido al municipio en uno de los más importantes del estado de Oaxaca que presenta una relación ventajosa en cuanto a la existencia de recursos naturales y disponibilidad de infraestructura para la actividad turística. En consecuencia el turismo se convirtió en el eje de la economía municipal generando así infraestructura adecuada para su promoción.

De acuerdo con el Plan de Desarrollo del Estado de Oaxaca se pretende que para el 2016 Oaxaca sea reconocido a nivel nacional e internacional por sus avances en la defensa y el respeto a los derechos humanos, la equidad entre mujeres y hombres. Lo anterior ha propiciado la participación de las mujeres en la vida empresarial principalmente en aspectos sociales entre los que destacan los giros de confección, artesanías, servicios de hospedaje y restaurantes, entre otros. De este modo, se busca la apertura de oportunidades que permitan su desarrollo hacia el futuro.

En este sentido y, de acuerdo con el INEGI (2011), en 2007 la tasa de participación económica femenina en la entidad era de 42.5%, ligeramente mayor al promedio nacional (41.4%). Por su parte, la tasa de desempleo es similar para las mujeres (1.8%) y los hombres (1.5%). Sin embargo, las mujeres siguen realizando la mayor parte del trabajo no remunerado, tanto para el mercado, como el que comprende las actividades domésticas. De esta forma, puede verse que el crecimiento de sectores y actividades económicas como las manufacturas ligeras, el turismo, el comercio y los servicios ha propiciado la participación de las mujeres en la vida empresarial de Huatulco (Oaxaca, 2011).

Además de los negocios individuales y familiares, las empresas sociales resultan ser otra alternativa para las mujeres, entre las que destacan los giros de confección, artesanías, servicios de hospedaje y restaurantes, entre otros. Por otro lado, gran parte de las mujeres se desempeñan en la economía informal del municipio, tomando en cuenta la venta de collares y artesanías en locales, plazas públicas y playas, tejido de trenzas en la playa y venta de excursiones, principalmente.

METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN

Baylina (1997) expone que la mayoría de investigadoras feministas han criticado los métodos convencionales (cuantitativos), ya que inhiben la investigación sobre las mujeres. Algunas razones de esta detracción han sido la ausencia de estadísticas que distingan a las mujeres de su familia; que solamente se registre el trabajo asalariado y no se tenga en cuenta el trabajo no remunerado; no poner en cuestión la unidad familiar y la definición del hombre como cabeza de familia; principalmente. Es decir, no examinan en absoluto las relaciones de poder internas dentro de la unidad familiar.

En contraste, Rivas (2006) menciona que la investigación cualitativa enfatiza la importancia del contexto, la función y el significado de los actos humanos, estima la importancia de la realidad, tal y como es vivida por las personas, sus ideas, sentimientos y motivaciones; intenta identificar, analizar, interpretar y comprender la naturaleza profunda de las realidades, su estructura dinámica, aquella que da razón plena de su comportamiento y manifestaciones.

Por otra parte, Mucchielli (1991 citado en Baylina, 1997) indica que la validación de los métodos cualitativos puede llevarse a cabo a partir de algunos criterios establecidos como son la aceptación interna, la saturación, la coherencia interna y la confirmación externa. Cubriendo dichos requisitos puede lograrse la fiabilidad de la investigación, cualidad atribuible a la metodología cualitativa, al contrario de la fidelidad, que es difícilmente posible en este tipo de investigación, ya que los procesos sociales así como las condiciones de los fenómenos son dinámicos y por tanto cambiantes. En este sentido, la representatividad se vuelve uno de principales argumentos en relación con la cientificidad de la investigación, ya que se adquiere un significado distinto en la metodología cualitativa. Es decir que la representatividad del muestreo se logra con la saturación interna.

Rodríguez et al. (1996) por su parte, explican que el método es la forma característica de investigar y se determina por la intención sustantiva y el enfoque que la orienta. A partir de esto, las técnicas utilizadas para reunir la evidencia son distintas, entre estas puede encontrase, la entrevista a profundidad, la observación participante, el análisis de documentos entre otros que generen datos de naturaleza descriptiva, propios de la metodología cualitativa o fenomenológica.

La presente fue una investigación cualitativa en la que utilizó la perspectiva de género, con el fin de analizar la realidad tomando en cuenta la existencia de identidades y roles diferentes para hombres y mujeres en un contexto socioeconómico y cultural específico. Dado lo anterior se describe la utilización de técnicas e instrumentos cualitativos ya que uno de los rasgos que identifica el proceso de recolección de datos en la investigación cualitativa es su flexibilidad, es decir, que el plan de recolección de información se va completando y precisando en la misma medida que avanza el contacto con las personas y situaciones fuentes de datos. De esta forma, la mayor parte del trabajo de campo supone el ejercicio de observación y entrevistas, ya que permite al investigador ampliar la visión y conocimiento sobre el fenómeno social que es objeto de estudio (Babbie, 2000).

De esta forma, se emplearon los indicadores del modelo de empoderamiento propuesto por Rowlands (1997), ya que permite identificar los factores impulsores, inhibidores, así como los cambios que intervienen en el proceso de empoderamiento en su dimensión personal de las mujeres que laboran en el sector turístico del CIP Bahías de Huatulco. Bajo este contexto y para el logro del objetivo de investigación, se emplearon entrevistas semiestructuradas, cuyo guión se diseñó sobre los factores y subfactores de la dimensión personal del proceso de empoderamiento.

Las entrevistas fueron realizadas a mujeres que trabajan directamente en el sector turístico del Centro Integralmente Planeado Bahías de Huatulco, sin importar que pertenecieran a la economía formal o informal. Dado el perfil que se requirió para la selección de informantes, estas fueron seleccionadas por conveniencia, es decir, no se siguió una selección aleatoria ya que se buscaba explorar a profundidad las percepciones, el sentir y cambios que las mujeres habían experimentado a partir de su incorporación al mercado laboral, específicamente el relacionado con la actividad turística. El trabajo de campo se realizó en dos etapas, la primera en noviembre de 2012 y la segunda junio-julio de 2013, en las que se realizaron un total de 21 entrevistas. Al mismo tiempo se tuvieron conversaciones informales con algunas vendedoras de artesanías y camaristas, a través de las cuales pudo obtenerse información valiosa que ayudó a complementar los datos, así como a lograr contacto con otras informantes.

Por otra parte, y con la finalidad de complementar los resultados de la presente investigación, se realizaron tres entrevistas que brindaron información adicional sobre datos, estadísticas y cursos que surgieron a lo largo de la investigación. Dichas entrevistas se realizaron con los siguientes informantes clave:

1. Empleada en el IMSS (encargada Salud Pública y programa de PrevenIMSS en empresas)

2. Encargados de la regiduría de Equidad de Género del municipio Santa María Huatulco

3. Profesor del Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial (CECATI) 148, La Crucecita, Huatulco.

Con el fin de obtener información y opiniones variadas se entrevistaron mujeres de diferentes edades, en este sentido, las informantes oscilaron entre los 18 y 55 años de edad. Por otra parte, 38 % fueron solteras, 47,6% casadas, 9,5% divorciadas y sólo 4,7 % viudas. Esto permitió que la muestra abarcara voces de diferentes mujeres por edad y estado civil. Además, 66,6 % de las entrevistadas son empleadas ya sea de comercios informales o empresas establecidas, por el contrario, 33,3% fueron dueñas de los establecimiento o sus propias jefas como en el caso de las comerciantes de artesanías o agentes de viajes locales. El hecho de que las mujeres sean empleadas de alguna empresa/comercio o que sean las dueñas o sus propias jefas es un aspecto importante ya que influye en el nivel de empoderamiento de las mujeres como se verá más adelante.

Los resultados se agruparon por factores impulsores, inhibidores y los cambios que reflejan las transformaciones a nivel personal.

RESULTADOS

Factores impulsores

Dadas las respuestas de las informantes, puede deducirse que el turismo ejerce mayor efecto en las relaciones sociales, ya que a través de las entrevistas las mujeres hicieron énfasis en que el turismo permite conocer nuevas personas, formas de pensar, aspecto que lleva al análisis y comparación de situaciones similares y diferentes que se viven en la comunidad, peculiaridad que hace diferente al fenómeno de otras actividades laborales en las que se tiene contacto con las personas habituales y del mismo contexto, por ejemplo trabajadoras del campo o en fábricas. Es decir, el contacto con personas diversas y diferentes favorece la reflexión sobre su situación y condición como mujeres.

Me aburriría estar tanto tiempo en mi casa, necesito hacer algo y aquí viniendo a trabajar pues me entretengo, conozco más gente, platico con los clientes y pues eso te mantiene activa (Laura, 46)

A mí no me gusta andar en mi casa, yo soy de calle, a mi me gusta andar en la calle y mi trabajo con el turismo me lo permite más que ningún otro trabajo. Aparte yo siempre he trabajado desde que era chica, en hoteles y en turismo y prefiero andar trabajando que estar haciendo quehaceres de la casa (Amalia, 51)

Aquí pues haces más amigas y pues podemos platicar de muchas cosas, no como en el campo que casi siempre iba con mi familia, pero no es lo mismo platicar con ellos que con una amiga (Lupita, 23)

Analizando las respuestas, destaca la facilidad de conocer lugares nuevos por medio de conversaciones establecidas con los turistas, aspecto de gran interés para las y los habitantes que por motivos económicos o laborales no pueden viajar. Por otra parte, puede notarse que entre dichas habilidades se encuentra el análisis de situaciones, puesto que se comparan actitudes y comportamientos de los turistas con los de los habitantes locales, emitiendo juicios sobre lo que consideran correcto o no. Además, puede decirse que gran parte de las habilidades desarrolladas están en función de la satisfacción de necesidades de los turistas.

El turismo te ayuda a conocer mucha gente, hacer contactos, también a hacer amistades, pero fíjate que a mí no me gusta andar en el chisme, prefiero platicar con el turismo, conocer de otros lugares, porque aparte ellos traen otra forma de pensar, no tan tradicional como la que a veces tiene acá. Porque además, es más satisfactorio que ser empleada, con un patrón, pues nunca te agradece nada, todo es tu obligación porque por eso te estoy pagando y aquí el turismo cuando se le da un buen trato pues se le agradece y pues a partir de eso empiezas a ganar más amistades, más libertad, bueno al menos yo más libertad porque pues cuando está uno sujeto a la casa no hay libertad y aquí pues sí (Claudia, 54)

Claro que el turismo te ayuda a aprender y mucho, porque pues te relacionas y conoces a mucha gente, porque pues yo siempre he trabajado de recepcionista, pero aquí, con el turista, es muy diferente, porque traen nuevas formas de pensar y de ver las cosas (Marcela, 55)

Cabe resaltar que además de las habilidades que el turismo ofrece o permite desarrollar a las mujeres, también hay un inhibidor por ser una extensión del trabajo doméstico, aspecto que perpetúa su rol tradicional en la esfera reproductiva.

Pues si se aprenden cosas, pero como pues aquí me dedico a hacer limpieza y tender camas pues no es mucho que digamos, tal vez aprendes de todos esos detallitos que se hacen para agradar al turista, pero de ahí en fuera pues no mucho (Pamela, 26)

Factores inhibidores

Una vez analizadas las respuestas de las informantes, puede decirse que las mujeres identifican algunos de los aspectos que las limitan en la toma de decisiones, al mismo tiempo que perciben una disminución de los mismos.

Yo pienso que en el trabajo, la situación entre hombres y mujeres ya es igual, porque no hay ninguna desventaja, al contrario a veces hasta encuentra más rápido trabajo una mujer que un hombre, e incluso porque a veces una hasta gana mejor que ellos (Laura, 46)

Al principio, los tratos eran con los hombres (aunque ellos fueran empleados o choferes, pero hombres), a mi chofer le decían, tú tráemelos y yo te lo voy a recibir en tanto, y se los recibían más barato. Y de alguna manera uno se va dando cuenta, en mi caso, yo me fui dando cuenta y cambiaba y les decía es que no me gusta que a él se los estés recibiendo barato y a mi más caro (Claudia, 54)

Hoy en día ya no son los hombres los que mandan, ya todos tenemos las mismas oportunidades tanto en casa como en el trabajo (Magda, 35)

Además, la administración de su tiempo es un factor que influye en gran medida en el empoderamiento, pues dependen saber combinar las actividades derivadas del trabajo doméstico y del asalariado, ya que situación define la forma de cómo se distribuye el tiempo, no por elección sino por obligación.

Pues me tengo que apurar en las mañanas para dejar hecha la comida para mis hijos porque están chiquillos, en la primaria y secundaria y ya en la tarde me vengo a vender y a veces me quedo un día en mi casa para hacer lo que no me da tiempo en la semana (Carmen, 53)

Trato de siempre organizarme para poder realizar las cosas de mi casa, este negocio y de ir a dar mis vueltas al negocio que tengo el mercado (Graciela, 50)

Cambios en la dimensión personal

De acuerdo con los factores observados anteriormente, la incursión de las mujeres con empleos formales e informales dentro del sector turístico ha logrado hacer cambios importantes, en menor o mayor grado dentro de su vida personal, aspecto que indica un proceso de empoderamiento. Bajo este contexto, se percibe un incremento en la valoración como persona y hacia su trabajo.

Cada vez que atiendes a alguien y te dice te felicito o es admirable lo que haces o estas joven y tienes este negocio o sea, todos esos halagos que te dicen son bonitos porque es día con día, porque trabajas y la gente te dice felicidades, porque eres buena en esto, esas cosas, son los reconocimientos que tienes, pero de las personas que atiendes y vienen y se van satisfechas (Natalia, 32)

Una mujer es lo máximo, hacemos lo que nos proponemos y lo más importante, nunca descuidamos lo primordial que son nuestros hijos y familia (Rocío, 42)

Al menos aquí en Huatulco y por lo que he visto y vivido tanto hombres como mujeres tenemos las mismas oportunidades de trabajar en lo que queramos, digamos que es parejo el asunto, no sé si sea el turismo o qué, pero es como si aquí fuera otra vida, diferente a la de los pueblos, como que las mujeres tienen los ojos más abiertos (Gema, 33)

Ambos podemos realizar cualquier tipo de trabajo, por ejemplo aquí en el hotel tanto hombres como mujeres ocupan todo tipo de puesto, por ejemplo, hemos tenido de contador a hombres y mujeres, en los pasillos haciendo limpieza vez tanto a hombres como a mujeres, igual en cocina y de meseros (Tania, 18)

Generalmente cuando eres una mujer trabajadora, te vuelves una mujer independiente, ya no eres de pedir permiso porque te vuelves autónoma, haces tus cosas por ti misma, y por el contrario, cuando no trabajas pues quieres y te tiene que atener a lo que el marido tenga, lo que te dé y pues prácticamente lo que él decida y si es bien diferente (Eunice, 28)

De esta forma puede decirse que salir de casa y relacionarse con otras personas es una de las habilidades que cobran mayor importancia ya que permite a las mujeres autoafirmarse como seres capaces y productivos en diferentes aspectos de la vida. Bajo este contexto, y de acuerdo con las respuestas de las entrevistadas, el turismo ha permitido a ellas la convivencia, el intercambio de experiencias al mismo tiempo que les ha facilitado las herramientas para la interacción fuera de la esfera doméstica.

CONCLUSIONES

En consecuencia puede decirse que el desarrollo de la actividad turística permite la generación y diversificación de empleos, aunque estos, en su mayoría extienden las actividades domésticas al ámbito productivo, facilitan la incorporación de las mujeres al mercado laboral. Lo anterior no sólo admite que las mujeres tengan ingresos económicos propios, sino que además, favorece el desarrollo o mejora de habilidades, el establecimiento de nuevas amistades o relaciones sociales y su participación como miembro familiar proveedor y no sólo reproductor de la familia, incrementando así su nivel de seguridad y confianza para la toma de decisiones, dentro y fuera de casa.

El reconocimiento de sus fortalezas y ventajas comparativas las vuelve independientes en pensamiento y en acción, y con ello re-valoran su condición de mujer y le atribuyen un significado diferente. Como resultado modifican su situación en la familia, con sus parejas, padres, hermanos y jefes en el trabajo, factores que son detonantes para iniciar el proceso de empoderamiento en su dimensión personal.

Por otra parte, es importante resaltar que el nivel de empoderamiento entre mujeres empleadas y empresarias o que son sus propias jefas, es diferente. En el caso de las empleadas, las responsabilidades son menores y su toma de decisiones se ve limitada por el lugar que ocupa en el organigrama de la empresa, a lo anterior se suma el hecho de que están sometidas a horarios establecidos, e incluso extralaborales, lo que les impide el control total sobre su tiempo y distribución del mismo; por el contrario, en las mujeres empresarias o que se autoemplean, como las vendedores de artesanías, de excursiones o las que hacen trencitas a la orilla de la playa, el nivel de responsabilidad y la toma de decisiones es mayor, ya que no dependen, ni están sujetas a alguna subordinación. El éxito o fracaso de su negocio depende de su habilidad y de su capacidad para tomar las mejores decisiones. Así mismo, el turismo exige que las mujeres desarrollen la habilidad para platicar, convencer e interactuar con la gente, muchas de ellas manifestaron que dejaron atrás su timidez gracias a su trabajo, esta situación las hace percibirse como mejores que los hombres en ese sentido.

Además, las mujeres analizan su situación actual y la comparan con la de otras personas en diferentes contextos y épocas, en este caso los y las turistas o mujeres que habitan en espacios no turísticos, en consecuencia, buscan mejorar su situación y condición, al mismo tiempo que tratan de disminuir los aspectos que limitan o detienen su desarrollo y crecimiento. Como resultado, se ha propiciado la democratización no sólo del empleo, sino también de los relaciones entre géneros, relaciones de poder, ya que hoy en día las mujeres tienen la necesidad e iniciativa de buscar la equidad tanto en la esfera doméstica, como en la pública. Lo anterior se ve reflejado en el incremento paulatino de mujeres empresarias, y de hombres en empleos considerados tradicionalmente como femeninos.

Luego puede afirmarse que el turismo y particularmente el trabajo turístico es un factor que impulsa o favorece el inicio del proceso de empoderamiento de las mujeres en el CIP Huatulco, ya que el contacto e interacción con personas de culturas diferentes al contexto habitual facilita y agiliza los cambios que dan pie a dicho proceso.

Por otra parte, en los últimos años se han desarrollado algunas políticas y programas a nivel nacional e internacional. Sin embargo a nivel regional, específicamente en el CIP Bahías de Huatulco, dichas políticas y programas no se han aplicado de forma sistemática y deliberada, ya que si bien las mujeres han logrado un nivel de empoderamiento, este se ha dado de forma espontanea, en la búsqueda por mejorar su situación y condición, no precisamente por la implementación de dichas políticas y programas.

La compensación económica que obtienen las mujeres, por realizar tareas que, podrían denominarse domésticas, puede dar como resultado una revaloración de la actividad misma y de la mujer como individuo que contribuye económicamente a sostener a la unidad familiar. Con esto quiere decirse que la valoración de la actividad realizada se convierte en el factor que determina un posible cambio en su autopercepción, es decir, el proceso más importante se da a nivel individual, en el establecimiento del yo capaz de pensar y actuar de manera diferente y de valorar este pensamiento y acciones no como algo circunstancial y adaptativo, sino como intencional y transformador.

En este sentido, es importante considerar "cómo" ocurre la integración de las mujeres en la vida laboral. Esto quiere decir, si el proceso de integración a la vida laboral se concibe como un proceso que surge de una necesidad por preservar la vida, la familia, el bienestar y la mejoría de la unidad familiar desde la perspectiva económica exclusivamente, o si por el contrario tal integración contempla aspectos que superan las necesidades estrictamente económicas, entonces el proceso de empoderamiento puede presentar indicios de una verdadera reestructuración de su situación y condición.

Luego entonces, puede decirse que las modificaciones en las percepciones que las mujeres tienen de sí mismas están en un proceso que se relaciona directamente con la toma de conciencia y revaloración de sí misma. Del mismo modo, dicho proceso de reestructuración se da de forma diferenciada en cada mujer, puesto que varía de acuerdo con la condición, posición desde su propia perspectiva, así como de las necesidades e intereses de las mismas.

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Recibido el 06 de abril de 2014
Reenviado el 02 de agosto de 2014
Aceptado el 10 de agosto de 2014

Arbitrado anónimamente