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Estudios y perspectivas en turismo

versão On-line ISSN 1851-1732

Estud. perspect. tur. vol.24 no.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires out. 2015

 

PRESENTACIÓN

Turismo y sexo entre hombres

La complejidad del discurso y la praxis

Cuando las personas se encuentra fuera de sus ámbitos cotidianos, como ocurre en los períodos vacacionales, suelen modificarse sus normas comportamentales e incluso relajarse, de ahí que con frecuencia la literatura académica especializada aluda consistentemente a que el turismo incentiva la situación liminar (o también es de uso común el término en inglés liminal) del viajero. Esto es una posición o percepción del individuo en la que, fuera de sus condiciones cotidianas de vida, se siente con mayor libertad para ampliar ciertas limitaciones sociales, físicas o intelectuales; como lo sucedido con paseantes que pueden ver potenciada su interacción sexual con los acompañantes con quien iniciaron su periplo, con otros turistas conocidos en sus desplazamientos o con personas locales del lugar visitado.

Así, Anne Marie Van Broeck y Álvaro López López en el capítulo que abre este número especial de Estudios y Perspectivas en Turismo, Turismo y sexo: una reflexión teórica desde el homoerotismo y el espacio, y en base a una extensa revisión bibliográfica internacional, exponen los principales planteamientos sobre la relación entre turismo y sexo en lo general y sobre el turismo de prácticas homoeróticas en lo particular. Se evidencian las variadas posibilidades de interacción sexual entre hombres en contextos turísticos, en términos de los actores involucrados, las identidades de género y sexuales y los espacios abordados en el estudio de la literatura especializada, entre otros.

El artículo de Anne Marie Van Broeck y Álvaro López es una base teórica que puede contextualizar el resto de los artículos de este número especial que son variados entre sí, pues si bien tienen en común el abordaje de experiencias homoeróticas en atmósferas turísticas, cada uno tiene escenarios territoriales particulares que matizan la relación turismo-sexo, en especial si se reconoce que los autores provienen de disciplinas distintas como la Geografía, Antropología, Estudios Turísticos, Psicología, entre otras.

Turistas y varones locales

Desde el punto de vista territorial los estudios de caso de este número especial se centran en México, Brasil y Perú. Tres países que sin duda tienen un papel destacado en el mapa latinoamericano del turismo. Aunque esto no descarta el hecho de que en otros países de América Latina la relación turismo-sexo entre hombres también sea común, pero oculta a amplios sectores de la población que desconocen las formas en que los hombres se relacionan sexualmente con otros hombres durante sus viajes, si bien distintas circunstancias han limitado su abordaje.

Además de su consideración por países los estudios de este número especial pueden agruparse de distintas maneras, pero quizá la más ilustrativa sea en función de los sujetos abordados centralmente en cada artículo. Los trabajos en ciudades mexicanas de Álvaro López, Oswaldo Gallegos y Gino Jafet Quintero (Ciudad de México), Nora Bringas y Ruth Gaxiola (Tijuana), Rosío Córdova (Veracruz), Salvador Vargas y Brenda Alcalá (Acapulco), Cristóbal Mendoza (Puerto Vallarta), Lucinda Arroyo y Karina Amador (Cancún), así como el de Perú de Carlos Cáceres, César Nureña y Ada Gomero (Lima, Cusco y Amazonas), centran su análisis en las perspectivas de los varones locales. En estos casos se trata de sexoservidores que se vinculan con turistas, principalmente turistas hombres, aunque en el texto de Cáceres Nureña y Gomero también mencionan relaciones entre varones locales denominados bricheros, término usado en la jerga local para aludir a los varones que indistintamente se vinculan con turistas varones o mujeres.

Los trabajos que se han referido a México tienen en común el haberse derivado de un proyecto desarrollado en el Instituto de Geografía de la UNAM (del 2007 al 2013) y coordinado también por Álvaro López y Anne Marie Van Broeck, sobre el trabajo sexual de varones que ofertan en forma significativa sus servicios a turistas. También tienen en común el haber empleado una base teórica análoga y que las entrevistas semiestructuradas hayan sido empleadas en todos los estudios; aunque los espacios de reflexión, y por lo tanto los resultados, tiene peculiaridades importantes. Por ejemplo, las ciudades de México y Tijuana son ciudades grandes y complejas en términos económicos, políticos y socioculturales. La primera es una megalópolis y capital federal y la segunda, limítrofe con Estados Unidos de América, responde a una dinámica turística binacional. Por su parte, Acapulco, Puerto Vallarta y Cancún son destinos de playa internacionalmente famosos, aunque en las dos últimas ciudades sea mucho mayor la presencia de turistas extranjeros que en la primera.

En contraste con los anteriores sitios señalados de México y Perú los trabajos de Juan Carlos Monterrubio (Zipolite), Ricardo Lanzarini (Brasil) e Isadora Lins França (Brasil), más bien centran su análisis en los visitantes, cuyos alcances territoriales y rutas predominantes de viaje son variados. En el caso del estudio de Juan Carlos Monterrubio más bien se abordan a los turistas que arriban a Zipolite y cuya procedencia puede ser nacional o internacional, dado que este lugar ha adquirido la fama de ser la playa nudista más importante de México, la cual también tiene cabida para las interacciones homoeróticas entre turistas o de turistas con locales. Por su parte, los estudios de Ricardo Lanzarini e Isadora Lins França se centran en el abordaje de los brasileños como turistas que durante sus viajes dentro o fuera de su país buscan la vivencia de experiencias sexuales en función de imaginarios predominantemente construidos a partir de la subcultura gay.

Una primera dimensión importante en el análisis del turismo y el sexo en este número especial, que es abordada por Anne Marie Van Broeck y Álvaro López a partir de la literatura consultada, es la discusión de si la interacción sexual es "el" propósito principal de alguien que tuvo o ha tenido experiencias sexuales en sus viajes. Si bien no se duda que en realidad exista este tipo de turismo y turistas, lo cierto es que la literatura académica internacional muestra que esto no es la norma, que más bien predominan los turistas que viajan con múltiples propósitos e incluso muchas veces la interacción sexual es resultado de situaciones coyunturales que se presentaron de forma no planeada en el lugar de destino, por aludir sólo a una posibilidad.

En concordancia con el párrafo anterior conviene señalar que Lanzarini refiere que muchos viajeros brasileños establecen contacto con varones locales a fin de tener experiencias sexuales, por lo que resulta interesante observar cómo el Internet y las nuevas tecnologías de comunicación permiten que los turistas puedan coordinar con antelación eventuales encuentros sexuales en sus destinos de arribo. Pero lo cierto es que en muchos casos el propósito del periplo de los sujetos estudiados ha sido, en primera estancia, el viaje de negocios. Por su parte, Cáceres, Nureña y Gomero mencionan que no hay evidencias que permitan afirmar que los visitantes extranjeros a Perú (en la Amazonía de Iquitos, Cusco o Lima) sean turistas sexuales y sigan un patrón de comportamiento similar al que define el turismo sexual. Más bien señalan que no es suficientemente clara la importancia que ponen los viajeros en la búsqueda de experiencias sexuales como una motivación que determine o no su viaje a tal o cual lugar.

En base a la literatura especializada, Van Broeck y López retoman los cuestionamientos de ¿cuál de los actores tiene un rol de viajero en el turismo-sexo? ¿Sólo el turista o también el poblador local pueden desplazarse a sitios turísticos en la búsqueda de vínculos sexuales con turistas? Normalmente se da por hecho que quien viaja es el turista buscador de sexo, pero lo cierto es que muchas personas que ofertan servicios sexuales suelen desplazarse a las zonas turísticas en temporadas altas. Así lo expresaron Córdova, Mendoza, Vargas y Alcalá, en el caso de centros litorales, donde varios sexoservidores provinieron de un entorno rural regional. Esto también se puede observar en França y Lanzarini, pues se dice que varios migrantes brasileños radicados en Portugal o España han ofrecido u ofrecen servicios sexuales a los turistas. Asimismo López, Gallegos y Quintero comentan que muchos de los trabajadores sexuales de la Ciudad de México se convierten en turistas cuando son invitados a ser compañías de turistas que desean hacer recorridos más allá de las fronteras de esta área metropolitana.

Los lugares y/o espacios de los encuentros

Es notorio que casi todos los casos de estudio, a excepción de la playa nudista mexicana de Zipolite, están centrados en contextos urbanos (ya sea de ciudades grandes como la Ciudad de México, Lima, Sao Paulo o Barcelona, o de ciudades medias o pequeñas como Tijuana, Veracruz, Acapulco, Puerto Vallarta, Cusco, Iquitos). Si bien esto puede tener varias explicaciones, las más contundentes tienen que ver con el anonimato del cual pueden gozar los turistas y los locales y con que estas localidades sean más tolerantes con las prácticas homoeróticas en relación a otras localidades situadas en sus entornos regionales. En este sentido, aunque las ciudades no sean únicamente destinos gays, algunas como Barcelona o Puerto Vallarta son promocionadas frecuentemente como destinos gays a tal grado que França desvela que Barcelona es promovida como "Una capital que inspira a vivir en libertad", en total alusión al ámbito gay y lésbico.

Son múltiples los espacios de encuentro homoerótico y los alcances de cada uno de ellos, pero pueden ir desde lugares de flirteo o "ligue" hasta aquellos que permiten los actos sexuales directos: espacios públicos como calles, plazas, parques centrales; espacios turísticos como hoteles; áreas gay donde se concentran negocios dirigidos a este público como bares, cafés, clubes privados y saunas; espacios con eventos temporales como marchas LGBTTTI o el festival de música electrónica de Barcelona más grande de Europa y dirigido a gays. Como se puede apreciar, son lugares que pueden estar destinados a un público gay o bien sitios donde los gays son bienvenidos o tolerados. De manera destacada se aprecia en las ciudades latinoamericanas, y muy especialmente en México y Perú, la existencia de dos tipos de espacios: el tradicional y el global. Al respecto vale la pena referir un fragmento de Córdova en este número especial.

Así, es posible apreciar que el trabajo sexual ligado al turismo presenta en Veracruz dos formas relativamente excluyentes, que es posible vincular con la conformación geo-histórica del puerto y sus actividades económicas. Por un lado, se encuentra el antiguo casco español que atrae a los visitantes por sus lugares de interés histórico, su colorido y sus actividades asociadas con una festiva cultura 'caribeña' y, por otro, la nueva infraestructura turística desarrollada en el municipio conurbado de Boca del Río, la cual ha permitido configurar un área muy cosmopolita en torno a grandes hoteles y centros de diversiones.

En esta cita se aprecian dos espacios que relativamente se pueden diferenciar en función de la forma en que se negocian la oferta y la demanda del homoerotismo: el tradicional y el global. En el primero aún persisten identidades locales o regionales tradicionales y en el segundo hay una asimilación de la subcultura gay y sus formas de interacción. Pero las interacciones homoeróticas no sólo se acuerdan en espacios cartesianos o físicos, también se pueden pactar en el ciberespacio como lo señala Lanzarini cuando habla de varones que se auto-identifican como heterosexuales casados que suelen viajar por sus trabajos y que pueden anticipar encuentros sexuales por Internet con otros varones, en espacios que asocian con momentos de libertad y que perciben como más seguros por el anonimato que supone la lejanía de casa.

Sexualidad en el turismo: de lo transaccional a las interacciones sin beneficios materiales

En los artículos de López y Van Broeck, así como en el de Cáceres, Nureña y Gomero, se explica que las interacciones entre dos o más personas que se involucran en una relación sexual pueden ser de diferente índole en términos de lo que media la relación, y puede ir desde una relación transaccional en donde se busca un reembolso monetario (cuyos actores locales son los trabajadores sexuales) o bien gratificaciones por medio de regalos, invitaciones a restaurantes, bares u ofrecimientos de viajes que se obtienen como producto de la seducción (de varones que en México suelen denominarse "chichifos" y en Perú "bricheros"), hasta vínculos sexuales que no buscan beneficios materiales sino más bien de orden sólo sexual o sexo-afectivo.

En los trabajos de este número especial predominan los análisis de las relaciones basadas en el sexo transaccional y son más las del comercio sexual que las asociadas con gratificaciones no monetarias, sobre todo en México (Ciudad de México, Tijuana, Acapulco, Puerto Vallarta y Cancún) y Perú (Lima, Cuzco e Iquitos). Sin embargo, vale la pena destacar que muchas veces es difícil distinguir con claridad la línea limítrofe de estas dos formas de interacción y pactos entre varones como se verá en detalle en las lecturas correspondientes. Por otro lado, los estudios de Monterrubio, França y Lanzarini, si bien pueden aludir al sexoservicio más bien centran su reflexión en sujetos que buscan la interacción sexual en función de gratificaciones, o bien sin ningún interés de beneficio material, en donde más bien se establecen relaciones entre pares y que transitan del voyerismo al coito como lo señala Monterrubio en su artículo de este número especial.

La playa nudista pública es atractiva en la medida que ofrece un número amplio de oportunidades para los nudistas, desde voyerismo y exhibicionismo, hasta el coito y otras experiencias ampliamente determinadas por los significados atribuidos por los actores sociales.

Prácticas e identidades sexuales

Los sujetos de estudio de los artículos de este número especial se asumen genéricamente como hombres en su gran mayoría. En conformidad con la literatura contemporánea que deconstruye la idea de que debiera haber una correspondencia entre el sexo de un individuo, su género y su orientación sexual, una de las temáticas más interesantes de este número especial es el asunto de la orientación sexual de los individuos involucrados en prácticas sexuales con otros hombres, pues se puede apreciar que no existe una regla clara al respecto como tampoco existe en la sociedad humana.

En los artículos de este número especial se evidencia que prácticas e identidades sexuales son cosas distintas. No se debe asumir que un hombre que tenga prácticas sexuales con otros hombres debiera asumirse como homosexual o gay. Si bien es cierto que en la sociedad occidental contemporánea la identidad gay pareciera ser dominante y por lo tanto el término gay se emplea para aludir a todo hombre que ocasional o frecuentemente tiene relaciones sexo-afectivas con otros hombres, lo cierto es que esto no es así. Los trabajos de la Ciudad de México, Puerto Vallarta, Veracruz, Zipolite y Perú, reafirman esta situación. Se alude con frecuencia a que muchos trabajadores sexuales tienen sexo con turistas (dentro de la esfera del trabajo), pero ellos se autodefinen como bisexuales o heterosexuales u otras categorías sólo conocidas en ámbitos locales.

En contraste con las identidades "gay" u "homosexual" ya globalizadas, construidas y reforzadas en entornos sociales, académicos y médicos específicos, y que han permeado ampliamente a destinos turísticos latinoamericanos de gran contacto internacional, son particularmente ilustrativos varios de los artículos pues hablan acercan de que las identidades asumidas por varios de sus sujetos de estudio sólo son conocidas en un ámbito local o regional. Por ejemplo, Córdova alude a los "mayates", "chichifos" o "chacales" como aquellos individuos que aunque puedan practicar sexo con otros hombres, interiorizan o comprenden sus experiencias sexuales en función de categorías que nada tienen que ver con lo que significa ser gay. Y que aunque se involucren sexualmente con turistas que puedan autodefinirse como gays, ello no significa que los trabajadores sexuales necesariamente se sientan parte de un colectivo gay.

Cáceres, Nureña y Gomero se refieren a los bricheros como aquellos individuos que pueden mantener vínculo sexual con hombres o mujeres, pero el propio término que los define mantiene una distancia de las identidades homosexual y gay, aunque sí es cierto que algunos pueden asumirse como bisexuales. López, Gallegos y Quintero refieren que algunos trabajadores sexuales se autodefinen o son definidos por otros como "bugas" (heterosexuales) o simplemente como "hombres". Por su parte, Monterrubio dice que nombrar de manera genérica a Zipolite como una playa gay es simplificar las innumerables prácticas y significados existentes entre varones en contextos culturales específicos y por ello él considera conveniente hablar de una playa nudista homoerótica. Otra afirmación de la diversidad de identidades se distingue en el texto de Lanzarini cuando habla de turistas que viven en matrimonio heterosexual y que se autodefinen en consecuencia como heterosexuales, independientemente de que pudieran tener vínculos sexuales con otros hombres durante sus viajes turísticos.

Para finalizar

Hemos expresado en esta presentación sólo algunos aspectos contenidos en la amplitud de propuestas teóricas, metodológicas y empíricas sobre la relación turismo y homoerotismo, desde perspectivas que buscan dejar de lado los prejuicios tradicionales. Somos conscientes de que la interacción entre turismo y la sexualidad supone una infinidad de prácticas que pueden ser desde aquellas que suponen una afectación a la integridad de las personas como la explotación infantil y la trata de personas, hasta las vivencias sexuales en contextos turísticos bajo el consentimiento y que son apreciadas de manera positiva por sus actores. Entre estos dos extremos existen variados matices, valoraciones, espacios, actores, turistas, sexoservidores, etcétera, que pueden dar cuenta de la extraordinaria complejidad de turismo-sexo, tal como se puede apreciar en las páginas de este número especial.

En este número especial también se presenta el trabajo de Víctor Vladimir Sánchez Mendoza y Arturo Santamaría Gómez; si bien este artículo no aborda expresamente el tema del homoerotismo (que en asociación con el turismo son los hilos conductores del número), la decisión de incluirlo radicó en su afinidad temática, en términos del vínculo turismo-sexo, así como de su contribución académica. Ellos realizan una investigación cualitativa a partir de un estudio de caso en Mazatlán, México, cuya finalidad es analizar la participación del inconsciente del imaginario de los turistas en la construcción del imaginario turístico del destino turístico de sol y playa donde se realiza el estudio de caso. Desarrollan un análisis teórico en la asociación de la relación entre el sexo y el turismo de sol y playa.

Por último, expresamos nuestro agradecimiento a la revista Estudios y Perspectivas en Turismo del Centro de Investigaciones y Estudios Turísticos de Argentina que, a través de su Editora en Jefe Regina G. Schlüter, nos hizo la invitación de ser Editores Invitados de este número especial. Con esto, creemos que en América Latina se van abriendo mayores oportunidades de dar a conocer visiones contemporáneas del turismo en esta región del mundo.

Álvaro López López y Anne Marie Van Broeck

Editores Invitados

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