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Estudios y perspectivas en turismo

On-line version ISSN 1851-1732

Estud. perspect. tur. vol.25 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Jan. 2016

 

DOCUMENTOS ESPECIALES

Cooperación y participación en el proceso de planificación y desarrollo turístico

Un estudio de caso en comunidades étnico-rurales en el estado de Paraná - Brasil

 

Poliana Cardozo*

Diogo Fernandes**

Universidad Estadual do Centro-Oeste Irati, Brasil

Joélcio Soares***

Universidad Federal do Paraná Curitiba, Brasil

Carla Holm****

Universidad Estadual do Paraná Campo Mourão, Brasil

* Doctora en Geografía por la Universidad Federal de Parana (UFPr), Curitiba, Brasil. Posee una Maestría en Turismo por la Universidad de Caxias do Sul, (UCS), Caxias do Sul, Brasil, y una Licenciatura en Turismo por la Unioeste, Foz do Iguaçu, Brasil. Se desempeña como docente e investigadora en la UNICENTRO - Universidad Estadual do Centro-Oeste, Irati, Brasil. E-mail: polianacardozo@yahoo.com.br

** Doctor en Geografía por la Universidad Federal de Parana (UFPr), Curitiba, Brasil. Posee una Maestría en Turismo y Hotelería por la Universidad do Vale do Itajaí (Univali), Balneário Camboriú, Brasil y una Licenciatura en Turismo por la Universidad Estadual de Ponta Grossa (Uepg), Ponta Grossa, Brasil. Se desempeña como docente e investigador en la UNICENTRO - Universidad Estadual do Centro-Oeste, Irati, Brasil. E-mail: diggtur@yahoo.com.br

*** Posee una Maestría en Gestión del Territorio por la Universidad Estadual de Ponta Grossa (Uepg), Ponta Grossa, Brasil y una Licenciatura en Turismo por la Unicentro, Irati, Brasil. Doctorando en Geografía en la UFPR - Universidad Federal do Paraná, Curitiba, Brasil. E-mail: joelciosoares@yahoo.com.br

**** Posee una Maestría en Desarrollo Comunitario por la Unicentro, Irati, Brasil, y una Licenciatura en Turismo por la misma institución. Docente en turismo en la UNESPAR - Universidad Estadual do Paraná, Campo Mourão, Brasil. E-mail:karol_holm@hotmail.com


Resumen:

Las comunidades de Castrolanda, Witmarsum y Entre Rios situadas en el estado de Paraná, Brasil, poseen procesos de cooperación con estructuras de desarrollo que involucran su contexto socioeconómico. Así, el problema de investigación de este artículo es ¿Cómo influyen en la planificación y gestión del turismo las formas de organización vía acción colectiva que se desarrollan en las comunidades? El objetivo general fue analizar la planificación y gestión del turismo a partir de las formas de organización y acción colectiva emprendidas en estas comunidades, buscando proponer directrices para la planificación turística participativa en comunidades rurales. El estudio es cualitativo y exploratorio con procedimientos metodológicos de relevamiento bibliográfico y documental buscando aprender sobre la génesis, características y dinámicas e involucrando a cada comunidad y su historia. También se realizaron entrevistas semiestructuradas con representantes y líderes ligados al turismo de las comunidades. El análisis de los resultados fue por emparejamiento teórico-práctico en base a los aportes teóricos sobre acción colectiva de Elinor Ostrom. Las comunidades tienden a organizarse vía acción colectiva para desarrollar actividades sociales y económicas, pero cuando se trata del turismo la competencia directa entre los establecimientos dificultada los procesos cooperativos. La planificación turística participativa no se da sólo a partir de la preexistencia de relaciones cooperativas, sino que necesita acuerdos específicos, monitoreo de las acciones de los interesados, reglas para la resolución de conflictos y reconocimiento de los derechos de la organización para permitir un desarrollo turístico de carácter colectivo.

PALABRAS CLAVE: Cooperación; Planificación y desarrollo turístico; Planificación participativa.

Abstract:

Cooperation and Participation on the Planning Process and Tourism Development. A Case Study in Ethnic Rural Communities in the State of Parana, Brazil. The ethnical and rural communities named Witmarsum, Entre Rios and Castrolanda located in the State of Paraná-Brazil, have structures for their socioeconomic development some process of cooperation. Thus, the problem of this research consisted of: how the organization’s forms, via collective action, undertaken in communities influence the planning and management of tourism? The overall objective of this research was to analyze the planning and management of tourism from the forms of organization and collective action undertaken in these communities, aiming to propose guidelines for participatory tourism planning in rural communities like those. The study is exploratory and qualitative with the methodological procedures: bibliographical and documental seeking to understand the genesis, characteristics and dynamics involving each community and its history, as well as semi-structured interviews with representatives and leaders of the tourism-related communities. The analysis of the results for theoretical-practical pairing occurred based on theoretical about collective action of Elinor Ostrom. The communities have a tendency to organize by collective action to develop social and economic activities, but when it comes to the direct competition among tourism establishments this cooperative processes become difficult. It’s understandable that the participatory tourism planning does not occur only from the pre-existence of cooperative relations, needs of specific agreements, stock monitoring, establishment of rules that enable conflict resolution mechanism and the recognition of the rights of the organization to allow the practice of tourism in a collective way.

KEY WORDS: Collective action; Participatory tourism; Ethnical communities; Rural communities; Tourism planning.


INTRODUCCIÓN

Con una economía cada vez más desafiante y con la necesidad de diversificar la oferta de productos y servicios dentro de un mercado competitivo, el turismo surge como una alternativa que complementa el sector productivo de las localidades que lo promueven. Considerando que la actividad puede ser una aliada que utiliza elementos preexistentes y los transforma en materia prima para su práctica, la promoción de la actividad como un segmento económico a ser explotado debe coincidir con la realidad local, dependiendo de una planificación adecuada que corresponda las expectativas de todos los involucrados en la práctica del turismo. Es decir que se debe pensar en el desarrollo del turismo a partir del compromiso de organismos públicos, instituciones privadas, sectores del trade y pobladores locales del sitio donde se ofrece la actividad como una alternativa económica y sociocultural.

La planificación del turismo es una herramienta que busca comprender la localidad donde se desea promover la actividad obteniendo información sobre sus potencialidades y limitaciones que permitan proponer estrategias y acciones para mejorar y/o transformar positivamente la localidad en cuestión. Por medio de este instrumento de desarrollo se podrán aumentar las chances para que todos los involucrados puedan disfrutar los beneficios de la actividad turística. Así, se resalta la importancia de la participación y cooperación de los actores políticos y sociales para lograr un resultado satisfactorio mediante el turismo.

El objetivo de esta investigación fue analizar la planificación y gestión del turismo a partir de las formas de organización y acción colectiva emprendidas en comunidades étnico-rurales del estado de Paraná, buscando proponer directrices para la planificación turística participativa en estas localidades. La elección del objeto de estudio se debe a que posee en sus raíces históricas una importante influencia de inmigrantes que contribuyeron a la colonización y desarrollo de la región sur del país como un todo. En principio estos grupos usaban estas tierras para el cultivo agrícola y el estado observó la amplia producción del campo y las distintas culturas que comenzaban a construir el estado paranaense. La existencia de esta diversidad cultural en Paraná, sumada a los paisajes naturales del estado, proporcionaron las condiciones necesarias para la explotación del turismo por parte de estos inmigrantes, utilizando el patrimonio natural y cultural, elementos capaces de atraer la demanda turística.

Este estudio se propone estudiar tres de estas comunidades: Castrolanda, Entre Rios y Colônia Witmarsum (Figura 1), todas formadas a partir de la llegada de inmigrantes europeos durante el siglo XX. Dichas comunidades conservan características étnicas de los holandeses, alemanes suábios y alemanes menonitas respectivamente, y realizaron actividades rurales como la producción lechera en el caso de Castrolanda y Colônia Witmarsum, y  la producción agrícola fundamentalmente cebada, soja y maíz en el caso de Entre Rios. Más allá de estas características de formación inmigratoria, las comunidades se asemejan en el uso del modelo de cooperativas para su organización, promoviendo por medio de acciones colectivas el desarrollo socioeconómico de estas localidades.


Figura 1: Localización de las comunidades objeto de estudio
Fuente: Elaboración propia

El turismo surgió como una alternativa de ingreso para los pobladores de estas comunidades por tratarse de una actividad que se vale de elementos preexistentes para su promoción, como se dijo anteriormente, un conjunto patrimonial compuesto por bienes materiales e inmateriales relacionados con la cultura de estos inmigrantes. Así, la actividad turística ha mostrado viabilidad económica, social, cultural y ambiental, asegurando a los involucrados directa e indirectamente beneficios según sus distintas perspectivas.

Como es una actividad relativamente reciente en las tres comunidades, se cuestiona si el modelo de cooperación existente en el trabajo del campo también se aplica a la organización y gestión del turismo. Para buscar respuestas a esta problemática, este estudio se basó en la investigación bibliográfica. Además se realizó una investigación exploratoria in loco para comprender la realidad de las localidades involucradas. A partir de estas dos etapas los datos obtenidos fueron analizados vía emparejamiento teórico-práctico, alcanzando el objetivo propuesto. 

De esta forma, la investigación está estructurada en las siguientes secciones: metodología, donde se presentan los pasos y procedimientos seguidos para concluir el estudio; revisión bibliográfica que sirvió de base para el debate propuesto; análisis de los resultados obtenidos en el trabajo de campo, presentando la realidad de las comunidades; y consideraciones finales en la cual se dialoga sobre la forma en que la cooperación y la gestión participativa pueden ser positivas para la planificación y el desarrollo del turismo en estas comunidades étnico-rurales.

METODOLOGIA

El presente estudio se caracteriza por ser de caracter "cualitativo" (Veal, 2011: 75) y "exploratorio" (Gil, 2009: 50). A partir del relevamiento de datos sobre un fenómeno social determinado se buscó aprender sobre el origen, dinámicas y características que fueron analizadas a la luz de los fundamentos teórico-metodológicos.

La construcción de la investigación se realizó a partir de etapas predeterminadas, las cuales se presentan a continuación. La primera etapa contempló como procedimiento metodológico la investigación bibliográfica. Se buscaron libros, artículos y otros trabajos académicos con abordajes que interesaran al estudio, con estos temas clave: a) acción colectiva y procesos cooperativos; b) planificación participativa para el desarrollo del turismo en comunidades; c) planificación y gestión del turismo.

La segunda etapa tuvo como objetivo el relevamiento de datos sobre las comunidades. Se utilizaron tres procedimientos metodológicos distintos. Primero se tomaron fuentes documentales (datos primarios presentes en documentos proveídos por miembros de las comunidades). En un segundo momento se consideraron fuentes bibliográficas (datos secundarios adquiridos a partir de bibliografía local y regional sobre las comunidades) buscando datos históricos sobre las comunidades y posibles dinámicas sobre su desarrollo turístico. Posteriormente se realizaron entrevistas con miembros de las comunidades: dos individuos en Witmarsum (un líder local y propietario de una agencia de turismo receptivo, y una propietaria de un emprendimiento de hospedaje); dos individuos en Castrolanda (el responsable del museo local y quien organiza parte de las visitas a la comunidad; y una propietaria de una posada); y un individuo en Entre Rios (el responsable de la fundación cultural local que trabaja directamente con el turismo). Las entrevistas fueron "semi-estructuradas" y se utilizó una "guía de preguntas específicas" (May, 2004: 148).

La Tercera Etapa contempló el análisis de los datos relevados por medio del emparejamiento teórico-práctico en base a los aportes teóricos sobre acción colectiva de Elinor Ostrom (2011), presentados en la sección teórica de este estudio. A partir del análisis y cruzamiento de los datos fue posible alcanzar el objetivo propuesto.

MARCO TEÓRICO

El objetivo de esta sección es presentar la base conceptual que dirigió el análisis efectuado sobre las comunidades estudiadas. Primeramente se presenta un debate sobre la acción colectiva y la cooperación a partir de los supuestos de Elinor Ostrom. Posteriormente se traza un debate conceptual sobre planificación del turismo y la planificación participativa.

Acción colectiva y procesos cooperativos: reflexiones a partir de Elinor Ostrom  

El desarrollo de acciones colectivas en grupos que presentan intereses comunes contempla una serie de factores que influyen directamente en su consecución. Más allá del contexto y la característica del recurso que se tiene a mano, o de la actividad que se pretende desarrollar, existe el interés de cada miembro de la comunidad, que varía de un individuo a otro. En este sentido, tanto el recurso o actividad, como el factor humano deben ser estudiados y analizados con cautela a fin de que el proceso cooperativo sea exitoso.

Al hablar de procesos cooperativos y acción colectiva, Elinor Ostrom (2011) es uno de los principales referentes del debate contemporáneo, sea en las ciencias sociales o humanas, ya que logra estructurar un debate tomando elementos clave de estas dos grandes áreas del conocimiento y alcanza resultados importantes en lo que se refiere a los procesos comunitarios en relación a la acción colectiva, los procesos cooperativos y el uso de recursos comunitarios.

Para construir sus aportes Ostrom (2011) atraviesa un camino teórico investigando estudios y teorías ya desarrolladas, y un camino empírico donde testea si esas teorías son confiables en los trabajos de campo. Las principales bases iniciales de los estudios de Ostrom (2011) fueron los trabajos de Garrett Hardin (1968) y Mancur Olson (2011).

Hardin (1968) escribió un artículo bastante polémico sobre formas de uso común aliadas a procesos colectivos de gestión. El autor (1968) defendía que los grupos humanos eran incapaces de gerenciar el uso de un determinado elemento de forma colectiva y que para que el proceso ocurra de la mejor forma posible era necesaria la intervención externa, sea del estado como institución o de la iniciativa privada.

Para ilustrar su debate Hardin (1968) presenta una parábola sobre el uso del pasto. Primero el autor pide que se imagine una gran extensión de pasto donde llevan a sus ovejas a alimentarse. Inicialmente hay pasto en abundancia y nadie se fija en el hecho de que dicho recurso puede escasear si no se regula su uso. El tiempo pasa y cada persona al ver la posibilidad de que aumente su lucro a partir del incremento del rebaño, comienza a adquirir cada vez más ovejas y las lleva a pastorear. Llega un momento en que la actitud racional en relación al lucro de cada miembro, pasa a ser irracional debido al manejo sin discreción del pasto que comienza a ser insuficiente hasta desaparecer. Para Hardin (1968: 1244) "Ahí está la tragedia. Cada hombre se encuentra preso en un sistema que lo obliga a aumentar su ganancia sin límites, en un mundo que es limitado. La ruina es el destino hacia el cual todos los hombres se dirigen, persiguiendo cada uno su propio interés en una sociedad que cree en la libertad de los bienes comunes".

De acuerdo con Hardin (1968) los individuos que tienen acceso a los bienes comunes por su propio interés y por la falta de organización en el uso de los bienes, acaban en la ruina debido al uso desordenado, llevando a la tragedia de los comunes. Las inferencias del autor (1968) no contemplan directamente el análisis sobre el uso común de los recursos a pequeña escala, sino que reflexiona sobre los problemas que involucran recursos naturales como el aire y el agua, que afectan a toda la humanidad, considerando que ''gran parte del mundo depende de recursos que están sujetos a una posible tragedia de los comunes'' (Ostrom, 2011: 38).

A pesar de dirigir su análisis hacia los recursos naturales se puede aplicar el debate de Hardin (1968) al desarrollo del turismo, pues la actividad también puede seguir el camino de la "tragedia de los comunes" o por medio de un desarrollo ordenado seguir lineamientos basados en la "inteligencia colectiva" (Yázigi, 2009: 51). Al llevar el debate de la tragedia de los comunes al turismo, Yázigi (2009: 51) afirma que "lo indeseable también ocurre en el turismo a un nivel que da temor. Un lugar turístico que se abre a cualquier iniciativa receptiva, sin un riguroso control oficial (leyes de uso y ocupación del suelo, código de edificación, distintos límites, vigilancia, etc.), cae inevitablemente en la tragedia de los comunes. La historia de los lugares turísticos brasileños muestra casos de una acelerada favelización, mercantilización abusiva del espacio, pérdida de carácter y descuidos".

Se observa que el problema de los comunes va mucho más allá del simple uso de un espacio de pastoreo, sino que abarca diversos elementos, formas de organización y actividades de carácter económico. Considerando la reflexión de Yázigi (2009) se puede entender que en el turismo las situaciones negativas surgen de la falta de procesos de gestión y planificación integrados y basados en la realidad de cada comunidad o espacio que desarrolle el turismo.

El segundo autor que será punto de partida de Ostrom (2011) es Mancur Olson (2011). El debate de Olson (2011) se centra en la lógica de la acción colectiva a partir de organizaciones, instituciones o grupos con intereses comunes o colectivos que luchan en conjunto para alcanzar sus deseos. Olson (2011: 17) destaca que el punto "para iniciar cualquier estudio sistemático sobre organizaciones es el propósito". Existe una diversidad de tipos de organizaciones y una multiplicidad de objetivos. Por lo tanto es de extrema importancia primero saber cuál es el objetivo que el grupo persigue a partir de sus acciones colectivas para iniciar un estudio.

Para Olson (2011: 15) existe "un propósito que es característico de la mayoría de las organizaciones y con certeza de prácticamente todas las organizaciones con un importante aspecto económico, que es la promoción de los intereses de sus miembros". Se puede afirmar que es común que las "organizaciones frecuentemente perezcan" cuando no consiguen ventajas en la búsqueda del interés colectivo previsto al crearse (Olson, 2011: 18).

Un segundo enfoque tomado por Olson (2011) se refiere a la superposición que se da en los grupos y organizaciones de los intereses individuales sobre los colectivos. Para Olson (2011: 14) "la idea de que los grupos tienden a actuar a favor de sus intereses grupales es concebida como una extensión lógica de una premisa ampliamente aceptada del comportamiento racional y centrado en los propios intereses". O sea que si todos en el grupo persiguen un interés que les es común, se debe a que al alcanzar el objetivo todos estarán en mejor situación que si alcanzan un objetivo individual.

Para Olson (2011) la acción colectiva existirá aunque la motivación central sea el alcance de un objetivo individual. Se destaca que el objetivo puede ser común y los grupos se organizan para alcanzarlo, pero el interés es individual y la acción colectiva suprimirá necesidades individuales, donde cada uno es hasta cierto punto egoísta. Esto también es planteado por Hardin (1968).

Ostrom (2011: 42) indica que "Olson cuestionaba el supuesto de que la posibilidad de beneficio para un grupo era suficiente para generar una acción colectiva para la consecución de este beneficio". Sería el caso de "la acción colectiva no solidaria, involucrando algún lazo interno de la comunidad motivada por intereses propios".

Olson plantea que "[...] al menos que el número de individuos del grupo sea realmente pequeño, o que haya coerción o algún otro dispositivo especial que haga actuar a los individuos según su propio interés, los individuos racionales y centrados en su propio interés no actuarán para promover sus intereses comunes o grupales" (2011: 14). El autor presenta algunos puntos que según él pueden llevar a la acción colectiva, como el tamaño del grupo y las formas de punir actitudes que no sean positivas para el desarrollo de la acción.

Estas situaciones expresadas por Olson (2011) pueden verse en el turismo. Como ejemplo puede mencionarse una comunidad que posee una organización colectiva volcada al desarrollo del turismo local. Inicialmente, como todos los emprendimientos están aún en fase de estructuración, el intercambio de ideas y las acciones colectivas pensando en la comunidad como un todo pueden darse de forma positiva. Pero, cuando la comunidad comienza a recibir visitantes y surge la competencia entre los emprendimientos, el interés individual puede superar al colectivo. En el caso del turismo se puede ir mas lejos, ya que pueden surgir conflictos debido a la competencia directa y la organización colectiva puede resultar inviable y dejar de existir al no alcanzar su propósito central.

Observando la tragedia de los comunes y la lógica de la acción colectiva, Ostrom (2011: 42-43) infiere que son "[...] conceptos estrechamente relacionados con los modelos que definen el modo en el cual la perspectiva de uso general enfoca muchos de los problemas que los individuos enfrentan cuando buscan alcanzar beneficios colectivos".

Estas cuestiones muchas veces derivan de la forma en la que son observadas las comunidades estudiadas, donde en algunos casos se parte de una visión estrecha sobre las particularidades de éstas. Ostrom (2011: 45) al referirse a los ámbitos que involucran problemas de acción colectiva destaca que "[...] con frecuencia el observador busca invocar la imagen de individuos indefensos y presos de un proceso inexorable de destrucción de sus propios recursos" por la falta de un proceso de gestión comunitaria bien estructurado.

En realidad en la mayoría de los casos eso no ocurre. Muchas comunidades se organizan vía acción colectiva de forma de utilizar recursos y bienes de uso común, presentando formas innovadoras en su gestión y división. Aunque en otras les falta una forma de organización de la acción colectiva vía planificación participativa que se encuadre en su realidad, para evitar que las decisiones tomadas de forma inconveniente lleven a que las comunidades se crean incapaces y dependientes de una organización externa (Soares & LöwenSahr, 2012).

En este contexto los estudios de Elinor Ostrom cambian la imagen impuesta por Hardin (1968) y Olson (2011), de que las comunidades o grupos no son autosuficientes en lo que se refiere a gestionar sus recursos y acciones comunitarias de forma participativa. Ostrom (2011) organiza su investigación con vistas a validar o refutar las conclusiones de Hardin (1968) y Olson (2011). Para Ostrom (2011: 55) en vez de suponer que los individuos que comparten un interés o bien común, o que desarrollan acciones colectivas "se encuentran presos de manera inevitable en una trampa de la cual no pueden escapar, se debe argumentar sobre la capacidad de los individuos para resolver los problemas contemplando distintos tipos de dilemas, que pueden variar de situación en situación".

El objetivo de Ostrom (2011) es comprender cómo algunas comunidades logran el éxito involucrando el uso comunitario de recursos a partir de la acción colectiva, mientras otras no lo alcanzan. La autora (2011) parte de un estudio empírico en comunidades que se encuadraban en la temática propuesta utilizando la técnica de meta-análisis, a través de la cual analizó innumerables estudios de caso sobre uso comunitario y acción colectiva. Además, relevó variables presentes en las comunidades con el fin de comprender qué elementos estaban presentes cuando se tenía éxito en la acción, así como aquellos elementos que no existían en las comunidades que fracasaban en el proceso cooperativo.

Ostrom (2011: 73) logró comprender "cómo se organizan y gobiernan a sí mismos los individuos para obtener beneficios colectivos en situaciones en las cuales las tentaciones de no cooperar y de romper compromisos son significativas". A partir de sus análisis Ostrom (2011: 74) "desarrolló conjeturas fundamentadas sobre las causas que hacen que algunos individuos se auto-organicen para administrar sus recursos, mientras otros no tienen la misma actitud".

Como resultado de sus estudios la autora estructuró elementos para analizar las comunidades que denominó "principios de diseño". Según ella deben ser entendidos "como un elemento o condición esencial que permite explicar el éxito de las instituciones para administrar un sistema de recursos de uso común y sustentar el cumplimiento de las reglas de uso, generación tras generación de usuarios" (Ostrom, 2011: 168). Estos principios pueden ser considerados como un descubrimiento tanto teórico como metodológico, ya que como es el caso del presente estudio se presentan como hipótesis para el análisis de comunidades donde se dan procesos de acción colectiva.

Para Ostrom (2011) el punto inicial del éxito de cualquier actividad de acción colectiva es la existencia de una institución que administrará y organizará dichas acciones en base a ocho principios de diseño: límites claramente definidos; coherencia entre las reglas de apropiación y provisión y las condiciones locales; acuerdos de elección colectiva; monitoreo; sanciones graduales; mecanismos para la resolución de conflictos; reconocimientos mínimos de organización; y emprendimientos anidados.

A partir de la existencia de una institución gestora de la actividad, ésta deberá orientar y dirigir los principios citados anteriormente para el buen funcionamiento de las acciones colectivas. El primer principio trata de los límites a ser definidos en cuanto al número de individuos que estarán autorizados a practicar dicha actividad y cuáles son las acciones que deben ser ejecutadas por cada uno. La ausencia de estas indicaciones puede proporcionar incertidumbres que dificulten el entendimiento de qué es y para quién se está gestionando la acción, así como afectar la distribución de los beneficios del trabajo ejecutado.

En el caso del turismo dicha definición se torna relevante ya que la saturación de la oferta de equipamientos y servicios turísticos en una localidad llevará a una competencia más feroz y a la necesidad de reducir las ganancias económicas, sociales y ambientales.

El segundo principio del diseño consiste en la coherencia entre las reglas de apropiación y provisión y las condiciones locales. Dichas reglas deben restringir la cantidad de emprendimientos y la forma de apropiación de los recursos que se pretende utilizar, de modo de mantener los recursos y los beneficios de su uso equilibrados de forma equitativa entre los emprendimientos o los individuos que los utilizan.

En base al estudio anticipado de la realidad de cada recurso es importante que se defina la forma de uso de los mismos. En la práctica del turismo esta definición debe darse por la delimitación de las reglas de cómo utilizar los recursos para mantener su atractivo, así como del reconocimiento del mercado que se quiere alcanzar y la cantidad de cada tipo de emprendimientos que se debe implantar en la localidad para no saturar y reducir las ganancias individuales y colectivas. Hay que considerar que la competitividad entre los mismos tipos de servicios no mine la forma de trabajo y la organización de las acciones colectivas de la comunidad.

El próximo principio de diseño indicado por Ostrom (2011) se refiere a los acuerdos de elección colectiva, que significa que los individuos directamente involucrados en las reglas y en los límites anteriormente descriptos pueden y deben participar de forma colectiva de sus definiciones y modificaciones si fuera necesario.

En el turismo dicho principio es importante ya que los individuos involucrados directamente en la práctica del turismo conocen y entienden las realidades locales, indicando sus potencialidades y restricciones, pudiendo determinar las alternativas de uso basados en las circunstancias únicas de cada comunidad, adaptando las normas y orientaciones existentes a un contexto espacial y temporal específico.

El cuarto principio de diseño estipulado por Ostrom (2011) para el éxito de las instituciones de acciones colectivas es el monitoreo y se da teniendo en cuenta el control de los apropiadores y de las formas de uso que se ejercen sobre los recursos de uso colectivo, de modo de mantener las reglas y límites definidos y el aumento de la confianza entre los individuos, fiscalizando la relación entre pérdidas y ganancias entre los usuarios. La distribución de éstas debe ser de forma igualitaria entre los involucrados en el proceso y es importante que el monitoreo permanezca en las manos de los propios usuarios y no a cargo de organismos externos.

El monitoreo en el caso de la práctica de acciones colectivas en el turismo es un principio primordial, por tratarse de una actividad de servicios que utiliza recursos que deben mantener su atractivo y porque la competitividad entre los emprendimientos es una realidad. Considerando que la demanda muchas veces es estacional y limitada, es importante que la distribución de las ganancias y el mantenimiento del atractivo permitan la continuidad de las prácticas económicas volcadas al turismo en la localidad.

El quinto principio de diseño contempla las sanciones graduales estipuladas por la institución que gerencia los recursos y las prácticas de acciones colectivas, para mantener la participación de todos los usuarios mediante el control, las reglas y los límites estipulados, puniendo de forma adecuada las acciones contrarias a los mismos. Dicho monitoreo debe ser realizado por usuarios que de forma voluntaria busquen mantener las normas para lograr un buen funcionamiento del sistema y la protección de los recursos comunes.

El principio de la sanción gradual en la actividad turística intenta inhibir la violación de las reglas y de los límites de modo de salvaguardar el desarrollo armonioso entre los individuos y el medio donde ocurre esta práctica, proporcionando un funcionamiento más equilibrado y benéfico del turismo para las comunidades que lo gestionan de forma participativa y colectiva.

El sexto principio de diseño se refiere al mecanismo de la resolución de conflictos. Éste se fundamenta en la necesidad de la participación de los usuarios en el ámbito local para diligenciar y solucionar los conflictos entre los usuarios y las autoridades. Es necesario exponer los conflictos y sus soluciones para que sean conocidos por la comunidad y que su resolución se de inmediatamente, limitando las divergencias y aumentando la confianza entre los miembros participantes.

En el turismo es común la existencia de conflictos de diversas naturalezas que deben ser solucionados para estimular el trabajo en conjunto y las asociaciones para atender al turista, ya que el mismo evalúa la localidad visitada como un todo y no por servicios y equipamientos separados. Así, es importante que se integren los individuos que ofrecen servicios turísticos en la comunidad para atender mejor a los visitantes, posibilitando una evaluación de la comunidad como destino turístico por medio de la unión de los servicios con los atractivos existentes, proporcionando a los turistas experiencias de calidad única.

El séptimo principio de diseño de Ostrom (2011) se refiere al reconocimiento mínimo del derecho de organización, siendo que las reglas y límites creados por los usuarios necesitan el reconocimiento del gobierno local, de modo que la organización de la institución por parte de los participantes no sea cuestionada por las autoridades externas.

En la práctica del turismo este principio puede ser aplicado en parte. Las normas y orientaciones en cuanto a las limitaciones de la práctica del turismo desde el punto de vista económico, ambiental, social y cultural, pueden ser estipuladas por la institución si no están en desacuerdo con las leyes federales.

El último principio del diseño son los emprendimientos anidados, es decir que la institución debe estar organizada en niveles diferentes de entidades que creen y ejecuten los límites, las reglas, el monitoreo y las sanciones, de modo de facilitar la gestión y planificación interdependientes entre las unidades.

Dicha práctica en el turismo debe posibilitar una gestión más organizada y participativa enfocada en las especificidades de cada práctica en la comunidad, buscando soluciones más locales a los problemas, y planeando la actividad turística en base a las potencialidades humanas y ambientales de la comunidad.

A partir de los principios de diseños de Ostrom (2011) se observa la posibilidad de desarrollar el turismo en las comunidades de forma colectiva y cooperada, con la participación de los individuos involucrados directamente con la práctica turística. Considerando una gestión y planificación institucionalizada de modo participativo, proporcionando soluciones locales a los conflictos, aumentando la confianza entre los usuarios, y propiciando la distribución de los beneficios del turismo de manera equilibrada e igualitaria para los individuos involucrados en esta práctica de acción colectiva.

Planificación participativa del turismo

La planificación se presenta como una herramienta básica cuando se trata del desarrollo de acciones que involucran al turismo, más aún si su objetivo es organizar formas participativas de gestión. Si la organización de un emprendimiento aisladamente necesita acciones planeadas, cuando se trata de toda la comunidad el proceso resulta indispensable, pues son muchos los intereses en juego, más allá de la existencia de diversas inversiones que exigen múltiples estudios para que las facilidades sean organizadas de acuerdo con la realidad local.

Se entiende que la planificación ''[...] consiste en establecer un curso de acción que conduzca a obtener una situación deseada, mediante un esfuerzo constante, coherente, organizado, sistemático y generalizado'' (Molina, 2001: 45). El proceso tiene la intención central de presentar directrices para el desarrollo local organizado, de forma sistémica, considerando todas las partes que componen el turismo.

Para Barretto (2005: 31) ''la planificaicón es un proceso científico e implica un cierto grado de previsión basado en el estudio de los factores estructurales y coyunturales, y no debe ser confundido con profecía, especulación futurista o promesa de tribuna''. El proceso debe ser conducido de forma coherente en toda su implementación por ser indispensable.

Haciendo una relación entre planificación y turismo Molina (2001: 46) destaca que ''[...] es un proceso racional cuyo mayor objetivo consiste en asegurar el crecimiento y el desarrollo turístico. Este proceso implica vincular los aspectos relacionados con la oferta, la demanda y todos los subsistemas turísticos, en concordancia con las orientaciones de los demás sectores de un país''. Para el autor el uso coherente del proceso se configura como la forma de asegurar el desarrollo de la actividad, haciendo del mismo un eslabón entre las partes que componen la estructura turística, sea local o regional. En este sentido, la planificación más allá de indicar los caminos a ser recorridos por determinada comunidad, puede presentar como elemento importante el involucramiento de las partes interesadas en el desarrollo de la actividad.

Como complemento Petrocchi (2009: 2) dice que "la planificación del turismo debe considerar todas las formas posibles de contribución al bienestar de los pobladores y el desarrollo integral del destino. Porque el turismo no es un fin en sí mismo y en los núcleos receptores existe la aspiración de la sociedad por otras actividades económicas". Se observa que se considera al destino como un todo y no se ve al turismo como una solución o una actividad superior a otras, sino como parte de las actividades económicas desarrolladas en determinado espacio respetando los deseos de las sociedades donde se da la actividad.

Partiendo de estas premisas se tiene un modelo de planificación que se discute no sólo cuando se trata de turismo, sino también cuando se involucran otras actividades económicas o sociales dentro de comunidades y municipios. Se trata de la planificación participativa. Si se considera al turismo, abordarlo con una planificación participativa resulta un tema delicado teniendo en cuenta la diversidad de personas que involucra, sea sector público, representantes del mercado turístico, técnicos, profesionales o la comunidad local. Cardozo (2008: s/p) destaca que "se coincide en que la planificación participativa puede ser la clave para el éxito, especialmente porque involucra a la comunidad local y receptora". Hay modelos de planificación turística que al abordar las cuestiones contextuales parcialmente dejan a parte de la comunidad de lado al tomar decisiones, lo que puede llevar a ''obtener resultados tendenciosos y siendo la comunidad local la que más sufre los impactos de la actividad turística es necesario oírla y considerar sus opiniones, necesidades y deseos. Esta es la esencia de la planificación participativa" (Cardozo, 2008: s/p).

La planificación participativa debe ser encarada como una forma de conocer los intereses de todos aquellos que de alguna manera serán y/o son alcanzados por la actividad turística en determinada localidad, y no puede considerarse sólo como una simple consulta a la comunidad sino como un medio para atender las necesidades del contexto en el cual éste será implementado. Esta forma de planificación es bastante compleja y aunque en la bibliografía se observan breves descripciones sobre el tema, difícilmente se encuentran casos empíricos.

Se observa que la aplicación de la planificación participativa no es una tarea simple. No obstante, Molina (2001) afirma que en América Latina esta forma de planificación se presenta como una necesidad, aunque también aparece como una dificultad ya que debe basarse en el compromiso entre las partes para proponer acciones, tomar decisiones e implementar el proceso.

Molina (2001) presenta algunas características centrales de esta tipología de planificación turística: a) deberá presentar objetivos y metas que contemplen los deseos de todos los involucrados; b) el plan, programas y proyectos serán fruto de la acción de la sociedad; c) deberá contribuir de forma directa a suprimir posibles conflictos; y d) debe tener como norte la valorización del medio donde se den sus acciones. Si se contemplan estos ítems Molina (2001) dice que su desarrollo podrá contribuir a que la comunidad de forma integral pase a autoconocerse y a aprender cada vez más, comprendiendo su propia realidad y la de cada uno de los involucrados en el proceso (Cardozo, 2008). Pero como cualquier forma de planificación, en la participativa se debe considerar el rigor metodológico en todo el proceso.  

Vignati (2008) presenta una metodología para el desarrollo turístico participativo. Entiende que el desarrollo participativo es una respuesta de la sociedad a la necesidad de asegurar que las decisiones atienden los intereses legítimos. Afirma que la metodología puede ser utilizada para acciones pequeñas, la formulación de la marca de un producto o proyectos mayores como la definición de estrategias comunitarias pensando en el turismo local.

La metodología presentada por Vignati (2008) está dividida en etapas. La primera trata de la Convocación Pública, en la cual la sociedad civil, la iniciativa privada, las organizaciones públicas y los poderes políticos interesados, son invitados a participar del proceso participativo.

La segunda se refiere a la Formación del Equipo Técnico para organizar y coordinar el proceso participativo. Debe estar compuesto por personas con experiencia en trabajos con grupos, desarrollo participativo y turismo (Vignati, 2008).

La tercer etapa concierne a la Identificación de Necesidades, Oportunidades y Beneficios, donde a partir del debate entre los miembros del grupo por medio del brainstorm, se buscará entender el deseo de todos los involucrados en el futuro desarrollo participativo (Vignati, 2008).

La cuarta etapa contempla la Formación de Grupos de Trabajo con el objetivo de delimitar el debate a partir de los puntos identificados en la sección anterior, y discutir sobre ideas y las acciones a ser implementadas en el destino, teniendo en cuenta los intereses de todos los involucrados (Vignati, 2008).

 quinta etapa abarca el Análisis y Diagnóstico, en la cual las ideas y acciones estructuradas por los grupos de trabajo son presentadas a todos los involucrados, se debate y se delimita lo que es necesario y lo que será puesto en práctica, siguiendo como premisa básica la satisfacción de todos los involucrados al tomar las decisiones (Vignati, 2008).

Concluidas estas etapas, la comunidad debe buscar los medios necesarios para implementar las acciones colectivas, poniendo en práctica las ideas transformadas en proyectos. Los miembros del grupo deben administrar la puesta en práctica, los resultados alcanzados y el proceso de retroalimentación para proponer nuevas acciones (Vignati, 2008; Barretto, 2005).

A pesar de que los pasos presentados por el autor son bastante simples la puesta en práctica con un grupo de personas puede ser muy diferente. Las ideas de los interesados difícilmente son las mismas, teniendo cada uno intereses individuales, donde el papel de un equipo técnico es primordial para oír y satisfacer de la mejor manera a todos lo involucrados. No obstante, Vignati (2008) sólo presenta la metodología para iniciar la organización participativa pensando en el desarrollo de acciones para el turismo, pero no presenta ningún caso de aplicación.

Pero hay que pensar en los pasos posteriores referentes a la gestión del turismo y de los proyectos propuestos y desarrollados de forma participativa. De todas formas, si bien hay poca bibliografía sobre planificación participativa, este trabajo busca presentar un caso empírico de gestión participativa analizando comunidades que usan procesos participativos para organizar el turismo.

RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN

El objeto de estudio de esta investigación se refiere a comunidades de inmigrantes situadas en el Estado de Paraná: Witmarsum, en el municipio de Palmeira; Castrolanda, en el municipio de Castro; y Entre Rios, en el municipio de Guarapuava. Estas comunidades fueron creadas después del primer aluvión inmigratorio que recibe Paraná. Primero se funda la comunidad de alemanes en Rio Negro en 1829 y luego la comunidad holandesa de Carambeí en 1911 (Balhana et al., 1969). A diferencia de lo que ocurre con las comunidades creadas en este ciclo iniciado en el siglo XIV, que en su mayoría presentaron problemas por la falta de planificación, las comunidades tomadas aquí como objeto de estudio fueron planificadas según las ideas del cooperativismo. Este ciclo migratorio al cual están ligadas las comunidades de Castrolanda, Witmarsum y Entre Rios se denomina "Inmigración Moderna" (Wachowicz, 2002: 156).

Balhana et al. (1969) afirma que estos fueron, entre otros movimientos de colonización dados a partir de 1950, los más importantes y que indican una fase positiva para los nuevos emprendimientos agrarios involucrando a los inmigrantes. En cuanto al origen étnico de los pobladores de estas comunidades, Castrolanda fue poblada por holandeses, Witmarsum por alemanes menonitas, y Entre Rios por alemanes suábios. Estos grupos llegaron a Paraná "[...] en movimientos planeados y asistidos por entidades internacionales. Su establecimiento fue dirigido y financiado a diferencia de la inmigración pionera durante el siglo anterior" que se dio sin ayuda, con la consecuente dificultad de supervivencia y desarrollo socioeconómico (Wachowicz, 2002: 156). A continuación se expone una breve historia sobre la formación de las comunidades objeto de estudio.

Comunidad de Witmarsum

La fundación de Witmarsum está ligada a la reinmigración. Los alemanes menonitas, que constituyen la comunidad, forman parte de un "[...] grupo socio-religioso que proviene del movimiento anabaptista de la época de la reforma. A pesar de ser de origen holandés, los menonitas adquirieron la cultura alemana por su larga permanencia en la región de Dantzig, desde donde emigraron a Ucrania y Rusia en el siglo XVIII" (Balhana et al., 1969: 227).

Parte de este grupo migró a diversos países a principios del siglo XX, y en América los países buscados fueron Canadá, México, Paraguay y en 1930 llegan a Brasil con ayuda de entidades alemanas y holandesas. En 1934 se instalan en Curitiba, entre otras regiones, debido a las dificultades que encontraron en Santa Catarina en el Vale do Rio Krauel (Balhana & Machado, 1968; Camargo & Enns, 2000). Así, después de 21 años en Santa Catarina "se lanzaron juntos a un nuevo emprendimiento en los Campos Gerais del planalto paranaense" (Pauls, 2010: 155).

En 1951 llegan a Fazenda Cancela, en el municipio de Palmeira, un grupo de 54 familias que dejan Santa Catarina y se instalan en lo que hoy es el municipio de Witmarsum (SC), y 20 familias procedentes de Paraguay que forman la comunidad denominada Nueva Witmarsum (Balhana & Machado, 1968; Pauls Júnior, 1980; Setti, 2011).

Los Campos Gerais se adecuaban a las tierras que buscaban los menonitas, planas y con condiciones para la producción lechera. En el municipio de Palmeira, en la antigua Fazenda Cancela "[...] instalaron una de las cooperativas más prósperas de Paraná, a pesar de la baja fertilidad del suelo. La cooperativa fue denominada Witmarsum debido al origen de sus colonizadores" (Setti, 2011: 45), y aún se mantiene en actividad.

Esta comunidad al principio poseía una forma de organización particular. Balhana et al. (1969: 228) afirman que "la comunidad fue organizada con un sistema de vida comunitaria y de tierras comunales". Sin embargo, esta forma de uso fue modificada en Witmarsum, reorganizando la estructura agropecuaria de la comunidad mediante la forma de propiedades individuales. Aunque mantuvieron la organización colectiva por medio de la cooperativa y las asociaciones comunales.

Comunidad de Castrolanda

La comunidad de Castrolanda se instaló en octubre de 1951 en la Fazenda Capão Alto situada en las proximidades del municipio de Castro. Su organización estuvo a cargo de una institución denominada Christian Emigration Center, que poseía ayuda de los gobiernos estadual y federal de Brasil. Los colonos venían de provincias situadas al norte de Holanda y sumaban unas 400 personas divididas en 64 familias (Balhana et al., 1969; Kiewiet & Kiewiet, 2011). A su llegada trajeron 1250 cabezas de ganado y 2500 metros cúbicos de equipamientos agrícolas. En un primer momento la comunidad se instaló con el objetivo de producir lácteos, pero luego agregaron las actividades agrícolas teniendo dos fuentes de ingresos (Balhana et al., 1969).

Su éxito también estuvo atravesado por la organización en cooperativa (Sociedad Cooperativa Castrolanda Ltda), la cual aún permanece activa (Setti, 2011). Castrolanda es considerada hoy la mayor planta lechera del país.

Comunidad de Entre Rios

Alrededor del año 1949 una organización que ayudaba en los movimientos de la inmigración, denominada "Ayuda Suiza para Europa", presenta una solicitud y nombra una comisión encargada de localizar en América del Sur tierras para ubicar una delegación de alemanes suábios (Balhana et al., 1969). Después de analizar varios proyectos y espacios para organizar una comunidad, se eligió la región centro-sur de Paraná en las proximidades del municipio de Guarapuava, una localidad denominada Entre Rios. "Comenzó entonces la preparación de un proyecto de colonización para 500 familias, totalizando cerca de 2500 personas (Balhana et al., 1969). [...] Además, el gobierno brasileño garantizó a los suábios del Danubio la posibilidad de continuar cultivando sus tradiciones y conservar su lengua" (Leutner, 1990: 11). Asimismo, conociendo las formas de organización de este pueblo se previó "como entidad jurídica de preservación del proyecto, una sociedad cooperativa fundada en Brasil el 05 de mayo de 1951, la Cooperativa Central Agraria" (Leutner, 1990: 11).

Estos inmigrantes organizaron sus actividades por medio de la cooperativa y se iniciaron en la agricultura. La actividad agrícola se dio de forma colectiva con el uso común de la tierra durante el período de 1951 a 1953, momento en que se dividen los lotes rurales (Balhana et al., 1969; Setti, 2011). Ellos continúan con sus actividades agrícolas y hoy es una de las cooperativas más prósperas del Estado de Paraná, responsable por la mayor producción de cebada y malta de América del Sur. Además, es importante la producción de soja y maíz (Setti, 2011).

Este desarrollo y organización se deben a la forma de gestión de las actividades económicas por medio de la acción colectiva, con integrantes de la comunidad liderando la institución cooperativa, que tiene un rol primordial como coordinadora de la planificación y la aplicación de acciones en Entre Rios. Las tres comunidades también se diferencian en relación a la estructura y el tamaño de las cooperativas (Cuadro 1).

Cuadro 1: Características de las comunidades estudiadas
Fuente: Elaborado por los autores

Por medio de las visitas y las entrevistas a los representantes de la comunidad que trabajan en turismo, se observó la realidad de la actividad turística en las comunidades, identificando cómo ésta es planificada, administrada y ejecutada. Se puede decir que todas las comunidades estudiadas reciben turistas de Brasil y de otros países, y su principal atractivo es su herencia cultural étnica, su gastronomía, modo de vida, museos, cooperativas y técnicas de producción.

La organización de las comunidades se da por medio de la asociación de los pobladores entre sí en cooperativas que gerencian y ejecutan la principal actividad económica de las localidades que es la agropecuaria. Esta forma de organización no se da en el turismo en todas las comunidades, ya que la única que posee un órgano que debate sobre turismo con los representantes de la comunidad es Castrolanda. Al investigar el turismo en esta comunidad se constató que el desarrollo del mismo tiene más condiciones que las otras comunidades para ser trabajado como acción colectiva con una planificación participativa. En base a los estudios teóricos de Ostrom (2011) el elemento primordial para un sistema de organización de recursos de uso común es la existencia de una institución que discuta y delimite reglas, orientación y normas para el desarrollo armonioso de la actividad colectiva. A través de las entrevistas fue posible observar que en Castrolanda hay un consejo que discute sobre turismo y reúne a los principales responsables de los emprendimientos de la localidad. En el caso de Witmarsum y Entre Rios existía una institución parecida que desapareció debido a los conflictos internos de intereses y cooperación.

Ostrom (2011) deja claro que el éxito de las actividades de acción colectiva está directamente relacionado con la existencia de una institución fuerte que posibilite aglutinar a los emprendimientos y las acciones que viabilicen la confianza y la cooperación en el uso de recursos de usos comunes. Durante las entrevistas y visitas se observó que la principal dificultad para el funcionamiento del turismo en las comunidades es la inexistencia de una institución que reúna atractivos, emprendimientos y personal para organizar un producto que sea ofrecido a los turistas y genere beneficios a los empresarios y a la comunidad.

Una de las principales funciones de esta institución sería establecer los principios de diseño definidos por Ostrom (2011). En el caso de las comunidades estudiadas la delimitación de límites claros y definidos en el turismo permitirá limitar la oferta de emprendimientos turísticos que aumenten la competitividad entre los usuarios del recurso de uso común, estimulando la competencia y reduciendo el nivel de cooperación entre ellos.

En la única comunidad que se observó dicho límite fue en Castrolanda, donde los emprendimientos existentes son pocos y diversos; y necesitan estar aprobados por el consejo existente. En Entre Rios y Witmarsum dicho límite no es claro y no está definido. En el caso de Witmarsum se produjo una saturación de emprendimientos del mismo segmento generando una fuerte competencia entre los empresarios y dificultando la cooperación.

Otro principio esencial para Ostrom (2011) es que la institución debe trabajar de forma participativa con la actuación de todos los usuarios involucrados en la práctica del turismo con coherencia entre las reglas de apropiación y provisión y las condiciones locales. La definición de las reglas de cómo el recurso de uso común debe ser apropiado por los usuarios es fundamental para mantener el atractivo del mismo. También debe estar definida la organización de los servicios para que la calidad de la experiencia de los turistas en la comunidad genere satisfacción; y el modo y las condiciones de uso para generar ganancias económicas, un desarrollo responsable y respetuoso del patrimonio ambiental y cultural, y equidad social.

Los límites y las reglas no deben ser definidos de forma autoritaria. Así, el próximo principio de Ostrom (2011) consiste en acuerdos de elección colectiva donde los usuarios deben definir y cambiar los límites y reglas de forma participativa. Este principio es importante pues son estos usuarios los que conocen la realidad de la actividad en la que están involucrados, pudiendo definir más precisamente las acciones correctivas e indicar las oportunidades para el turismo. Por medio de las entrevistas se observó que sólo en Castrolanda se da este principio. En las demás comunidades los usuarios trabajan de forma aislada.

El cuarto principio del diseño de Ostrom (2011), el monitoreo, debe ser realizado por los asociados que están directamente involucrados con la actividad turística ya que el control y mantenimiento de las reglas y límites permitirá una distribución igualitaria de las ganancias entre los usuarios de la acción colectiva, generando mayor confianza entre ellos y en la institución e incentivando la cooperación entre los miembros. En turismo la preocupación por el cuidado de los recursos de uso común debe darse de modo de mantener el atractivo del lugar, y para esto es necesario un constante control de la competencia entre los emprendimientos. En las comunidades estudiadas la demanda turística es estacional y limitada, de modo de frenar la competitividad e incentivar la cooperación entre los empresarios.

El principio del diseño que versa sobre las sanciones graduales no fue identificado en ninguna de las entrevistas, pero tiene su importancia en el turismo ya que la falta de sanciones puede generar perjuicios al atractivo de toda la comunidad y aumentar el nivel de desconfianza entre los empresarios que buscan la acción colectiva (si se da la competencia desleal y la falta de cooperación integrada).

El sexto principio del diseño versa sobre la resolución de conflictos para lo cual habrá que elaborar mecanismos de forma participativa e integrada, pues la actividad turística puede generar conflictos de naturalezas variadas. Asimismo, hay que recordar que la calidad del destino no es avaluada de forma aislada sino como un todo, por lo tanto es necesario un trabajo integrado entre emprendimientos, atractivos e infraestructura. Así, la reducción de conflictos y la aproximación al trabajo colectivo de forma organizada entre todos los involucrados en el turismo producirá una experiencia de calidad que dará satisfacción a los visitantes y ganancias a los usuarios del recurso de uso común.

Se observó en las entrevistas que esta falta de integración entre los usuarios y la existencia de posibles conflictos entre ellos es más evidente en Witmarsum, ya que no hay una institución fuerte que limite y establezca reglas claras. De esta manera, ha surgido una serie de emprendimientos similares que compiten entre sí y no logran trabajar de forma cooperada, sea por conflictos personales, políticos o de mercado.

Los dos últimos principios del diseño de Ostrom (2011) se refieren al reconocimiento de los derechos de las organizaciones y a la necesidad de emprendimientos anidados. El primero se centra en el reconocimiento de las reglas y normas establecidas por las instituciones y organismos gubernamentales, y no se cuestiona la legalidad de estas reglas por parte de órganos externos. El segundo principio consiste en la organización de la institución que debe poseer diversos niveles de entidades con trabajos segmentados, y que deben estar integradas, organizadas y subordinadas a la institución.

En el caso del turismo sólo Castrolanda tiene esta organización, el consejo de turismo de la colonia formado por pobladores. En Witmarsum se debilitó y perdió representatividad el consejo de turismo al negarse sus miembros a asociarse a los pobladores. Siguieron trabajando en forma aislada. El turismo gestionado como acción colectiva en base a una planificación y gestión participativa en las comunidades estudiadas aún no es una realidad. Castrolanda es la comunidad que más se aproxima a obtener éxito en esta forma de administrar la actividad turística, porque las comunidades de Witmarsum y Entre Rios aún presentan una forma de desarrollo turístico desordenado que promueve la competencia entre los emprendimientos y no la cooperación.

La planificación y la gestión del turismo de forma participativa no son efectivas en estas comunidades. Como dicen Molina (2001), Cardozo (2008) y Vignati (2008) la planificación participativa no consiste en una simple consulta pública, sino que debe reunir a los interesados en el desarrollo del turismo para definir acciones, proyectos y programas que permitan ganar a todos los involucrados. Son ellos los que deberán contribuir para diagnosticar y elaborar estrategias y soluciones a los conflictos actuales y futuros.

CONSIDERACIONES FINALES

La planificación participativa es indicada como una herramienta próspera en diversos casos y en el turismo esto no es diferente. No obstante, las posibilidades metodológicas específicas para lograrlo aún son escasas y su aplicación aún más. Con esta idea central en mente el objetivo de estudio fueron tres comunidades étnico-rurales de Paraná, donde se analizaron las formas de gestión y planificación del turismo. Tienen en común su histórica familiaridad con el trabajo cooperado y su acervo cultural en la oferta de atractivos y servicios.

Aunque muchos autores negaban las posibilidades de organización de las comunidades con acciones colectivas, este estudio se apoyó teóricamente en Ostrom (2011) y su visión sobre éstas para analizar las comunidades. Los principios de Ostrom fueron aplicados en las tres localidades para reflexionar sobre su forma de organización turística.

En primer lugar es necesario observar que todas esas comunidades están familiarizadas con los principios de la cooperación y de la acción colectiva, puesto que sus principales actividades económicas relacionadas con el agronegocio se basan en el cooperativismo desde sus inicios. Cabe destacar que todas han tenido éxito económico en este sector gracias a la acción colectiva,  según los entrevistados. También hay que destacar que las comunidades están en momentos del desarrollo turístico diferentes y encaran una acción colectiva en el turismo de distintas formas.

Castrolanda resulta la más desarrollada en términos de planificación y gestión del turismo como un todo, con participación colectiva en la toma de decisiones y las acciones, debido a que posee un organismo consultivo y deliberativo destinado al turismo local. Witmarsum se sitúa en el extremo opuesto, pues aunque ya había tenido un órgano similar hoy ya no es considerado por quienes actúan en el turismo local. No casualmente, es la comunidad que presentó los mayores problemas de saturación, competitividad y conflictos. Entre Rios es la comunidad en la cual el turismo se encuentra en su forma más embrionaria y tiende a desarrollarse de forma caótica - desde la óptica de los principios de Ostrom (2011) -, sobre todo en lo que respecta a saturación de servicios, conflictos y competitividad internos.

Se considera que la participación y la colectividad deben ser principios directores de la gestión y la planificación de la actividad turística de estas localidades, debido a sus características culturales que son su principal atractivo. Los miembros de la comunidad deben imponer los límites y las posibilidades de las visitas y del uso de sus recursos patrimoniales y culturales. Si bien no es un paso simple de dar, el proceso debe llevarse a cabo considerando no sólo la gestión y la planificación turística per se, sino también la preservación de los signos diacríticos de la cultura de la comunidad frente a la mirada y la actitud del visitante. Esto se alcanza con un  diálogo franco entre los partícipes de la acción colectiva.

La transformación del uso común del turismo en las comunidades estudiadas para una práctica participativa puede darse por medio del desarrollo del trabajo de acción colectiva utilizando los principios del diseño de Ostrom (2011). El primer paso sería la formación de una institución que posibilite aglutinar a los individuos que están involucrados directamente con el turismo y el desarrollo de forma participativa; cooperando a dinamizar la actividad turística en las comunidades estudiadas y posibilitando la generación de ganancias económicas, sociales, culturales y ambientales equitativamente, con una planificación y gestión del turismo efectivamente participativa.

Esta investigación fue financiada por el Conselho Nacional de Pesquisa - Ministério de Ciência e Tecnologia.

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Recibido el 06 de noviembre de 2015
Reenviado el 10 de noviembre de 2015
Aceptado el 15 de noviembre de 2015

Arbitrado anónimamente

Traducido del portugués

 

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