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Estudios y perspectivas en turismo

versão On-line ISSN 1851-1732

Estud. perspect. tur. vol.25 no.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires out. 2016

 

DOCUMENTOS DE BASE

La dádiva y el intercambio simbólico

Supuestos sociológicos y filosóficos para la teoría de la hospitalidad en las sociedades antiguas y modernas

 

Leandro Benedini Brusadin*

Universidad Federal de Ouro Preto Ouro Preto, Brasil

Alexandre Panosso Netto**

Universidad de São Paulo São Paulo, Brasil

* Bachiller en Turismo por la Pontificia Universidad Católica, Campinas, Brasil. Maestría en Hospitalidad por la Universidad Anhembi Morumbi (bolsista CAPES), São Paulo, Brasil. Doctor en Historia por la Universidad Estadual Paulista (UNESP), Franca, Brasil. Posdoctorado en Ciencias (Hospitalidad) por la Escola de Artes, Ciências e Humanidades (EACH) de la Universidad de São Paulo (USP), São Paulo, Brasil. Profesor Adjunto del Departamento de Turismo de la Universidad Federal de Ouro Preto, Ouro Preto, Brasil. E-mail: leandrobrusa@hotmail.com

** Graduado en Turismo y en Filosofía por la Universidad Católica Dom Bosco, Campo Grande, Brasil. Maestría en Historia por la Universidad Federal de Mato Grosso do Sul, Campo Grande, Brasil. Doctorado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de São Paulo, São Paulo, Brasil. Posdoctorado en Turismo por la Universidad Europea Miguel de Cervantes, Valladolid, España; y Libre Docencia en Teorías del Turismo por la EACH-USP, São Paulo, Brasil. Profesor de la Escola de Artes, Ciências e Humanidades de la Universidad de São Paulo (EACH/USP). E-mail: panosso@usp.br


Resumen:

El carácter antropológico de la obra de Marcel Mauss en Ensayo sobre el Don es la noción de la teoría del intercambio, en las sociedades antiguas, como denominador común de ejercicio humano por medio del dar, recibir y devolver. Este artículo, con su presupuesto epistemológico, tiene como objetivo analizar el sistema de la dádiva como una prerrogativa  moderna y contemporánea sobre la característica de las sociedades arcaicas, por lo que se conjetura que esta teoría no vincula los momentos aislados de la historia social como base de la teoría de la hospitalidad. Se asume en este trabajo que el estudio epistémico de la sociología y la antropología, en relación con la filosofía, es imprescindible para la investigación de la hospitalidad y la comprensión de la alteridad del acogimiento a otros. Se utilizaron como herramientas para este estudio las entrevistas grabadas con transcripción y autorización a académicos exponentes de la hospitalidad. Se concluye que la hospitalidad, a la luz de la teoría de la dádiva, puede ser entendida como un instrumento de intercambio simbólico asimétrico en el sentido de la forma de acogimiento a otros.

PALABRAS CLAVE: Dádiva; Hospitalidad; Teoría; Intercambios simbólicos; Acogimiento a otros.

Abstract:

The Quality of the Gift and the Symbolic Exchange Scheme: Sociological and Philosophical Assumptions for Theory of Hospitality in Ancient and Modern Societies. The anthropological character of the work of Marcel Mauss in The Gift is the notion of exchange theory, in ancient societies, such as common denominator of human exercise by means of giving, receiving and return. This paper, under the epistemological nature, aims to analyze the system of gift as a prerogative so modern and contemporary about the characteristic of archaic societies, so that conjecture that this theory does not link to isolated moments of social history as basis of hospitality theory. It is assumed, in this work, the epistemic study of sociology and anthropology, to its interface with philosophy, it is imperative to research in hospitality and the understanding of their practices of otherness in hosting others. Qualitative interviews taped, transcribed and authorized with academics exponents of hospitality were also used as tools for this paper. It is concluded that the hospitality, in the light of the theory of the gift, can be understood as an instrument of asymmetric symbolic exchange in the form of hosting others in the social sense and unforeseen actions that goes beyond commercial hosting contracts.

KEY WORDS: Gift; Hospitality; Theory; Symbolic exchanges; Host others.


INTRODUCCIÓN

A pesar del importante significado de la categorización y el análisis de los estudios sobre la hospitalidad realizados en los últimos años, se verifica el carácter teórico incipiente de los trabajos, principalmente interdisciplinarios, que son realizados sólo con estudios empíricos que exigen resultados prácticos. De aquí surge la justificación para elegir la temática del presente artículo, ya que se entiende la fragmentación postulada entre la teoría y los datos recolectados en una investigación como un obstáculo para el desarrollo científico de ese campo. El trabajo epistemológico basado en las prerrogativas del acogimiento al otro por medio de las teorías sociológicas clásicas se convierte en un desafío para el desarrollo de las ciencias sociales aplicadas, teniendo en cuenta que las teorías no pueden ser entendidas como un fetiche para ilustrar un dato objeto de estudio, y mucho menos con la intención de proveer supuestos parámetros de intelectualidad.

Las ideas esbozadas en este artículo nacen de inquietudes provenientes de la contribución epistemológica de las ciencias sociales, especialmente la sociología y la antropología, al turismo y la hospitalidad, contempladas en el área de las ciencias sociales aplicadas. Se establece aquí un debate conceptual interdisciplinario en relación a los procesos socioculturales del acto de recibir y acoger. Se entiende que las ciencias sociales dan sentido al trabajo de investigación por su ambición teórica sobre los sistemas de representaciones y clasificaciones. En este caso, el rol social del intercambio permite una reflexión dialógica entre dichos ámbitos científicos cuyos objetivos buscan, según Santos (2005), superar las oposiciones epistemológicamente ficticias entre los teóricos y los empiristas. En otros términos, este tipo de estudio busca entender los episodios vinculados a la hospitalidad como hechos sociales construidos a partir de problemas sociológicos y antropológicos significativos.

Los estudios de caso, basados en posiciones empiristas, son utilizados en muchas investigaciones sobre turismo como el objetivo de la misma y no como un método de investigación que recurre a la experiencia como vía para transmitir el conocimiento. La crisis filosófica que deriva de la incredulidad del amor al conocimiento como valor supremo de la filosofía (se puede incluir la sociología y la antropología) tiene su origen en la técnica científica, que no es capaz de responder a todos los problemas. Esta limitación se refleja en los estudios sobre turismo (y hospitalidad) y excluye sus valores históricos y sociales, pues asume una visión puramente económica derivada de una estrecha y limitada teoría con escasas definiciones conceptuales y argumentos débiles (Panosso Netto, Tomillo Noguero & Jäger, 2011). El presente artículo expone un debate epistemológico sobre la hospitalidad, que ante su amplitud y profundidad busca destacar elementos que están más allá de los atributos empíricos utilizados en este campo.

LA HOSPITALIDAD DESDE EL PUNTO DE VISTA EPISTEMOLÓGICO

La hospitalidad, bajo el punto de vista de la epistemología y la dádiva, carece de respuestas. De acuerdo con Botterill (2004: 275) "los investigadores de la hospitalidad tienen la oportunidad de ofrecer contribuciones al debate epistémico como resultados legítimos de sus estudios dentro de las ciencias sociales". El desafío es contribuir en la búsqueda de profundización del debate epistemológico y de una voz científica más sólida en la sociedad académica.

Ser acogido reaviva una nostalgia primaria y arcaica: la seguridad, el calor del refugio, la lactancia, el rosto de la madre (Montandon, 2002). El autor analiza la hospitalidad que Telémaco recibe de Néstor en Pilos, y de Menelao en Esparta. El sistema ritual instaura el código necesario para el juego de lo simbólico y del imaginario en la triangulación existente entre el teatro y la hospitalidad, que para este autor al igual que en el erotismo se da jugando con lo sagrado, con la transgresión y con la muerte. Así, tiene sentido llevar la teoría del intercambio en los rituales (Mauss, 2008) hacia el campo del turismo, como una forma de acogimiento hospitalario.

La hospitalidad aparece como un acto de acogimiento social antiguo en el juego simbólico afectivo y material en relación a la dádiva o regalo contemporáneo. "Tanto el llanto como toda la serie de expresiones orales de los sentimientos no son fenómenos exclusivamente psicológicos o fisiológicos, sino fenómenos sociales caracterizados por la más perfecta obligación y la falta de espontaneidad" (Mauss, 1921: 147 citado por Oliveira, 1979). En esta idea la manifestación de los propios sentimientos es un modo de exponer a los otros a una acción simbólica.

"Cualquier cultura puede ser considerada como un conjunto de sistemas simbólicos en cuya primera fila se ubican el lenguaje, las reglas matrimoniales, las relaciones económicas, el arte, la ciencia y la religión" (Mauss, 2008: 17).

Sahlins (1990) dice que la acción simbólica es un doble elemento, constituido por un pasado ineludible y un presente irreducible. Un pasado ineludible porque los conceptos a través de los cuales la experiencia se organiza y es comunicada proceden del esquema cultural preexistente; y un presente irreducible a causa de la singularidad del mundo en cada acción. "En la medida en que lo simbólico es, de este modo, pragmático, el sistema es a través del tiempo la síntesis de la reproducción y la variación" (Sahlins, 1990: 9).

En esta concepción simbólica, los fenómenos de la civilización son comunes a varias sociedades más o menos próximas, perteneciendo a un núcleo común formado por un sistema hiper social capaz de evocar y significar una familia en una extensión geográfica y en un determinado tiempo. El dominio social está compuesto por símbolos tales como los gestos, el nudo de la corbata, y el modo de caminar y hablar (Mauss, 1929 citado por Oliveira, 1979).

Se tiene en cuenta que el uso del símbolo (y del imaginario) está fuertemente ligado a la hospitalidad antigua, implicando relaciones hereditarias entre huéspedes que tal vez nunca se hubieran encontrado. Tanto en el teatro como en la vida el símbolo (explican los latinos en la tessera hospitalis ) es el medio usado en numerosas escenas entre personas extrañas. Para Caillé (2002) el Estado, el mercado y la ciencia, aunque son impersonales, sólo pueden funcionar apoyándose sobre la sociedad primaria, en la cual el regalo y el simbolismo reúnen sus reservas de sentido y de motivación. Se destaca que el regalo maussiano puede ser un maleficio o un beneficio y que la palabra de Mauss no es un anuncio del evangelio, una verdad revelada e incuestionable. 

Así, en los símbolos antiguos también se puede encontrar la relación entre dádiva y hospitalidad. Se menciona como ejemplo la "tésera", una pequeña placa de bronce recortada en forma de jabalí que posee al dorso una inscripción ibérica de cinco líneas, entendida como un "pacto de hospitalidad" entre las ciudades de la tradición antigua céltica. De acuerdo con Merinos & Albertos (1981) ese objeto fue encontrado en excavaciones arqueológicas y data del período del Imperio Romano.

Otro ejemplo de hospitalidad simbólica aparece en el trabajo de Felix Tomillo Noguero (2010: 225) al estudiar la hospitalidad en la antigua Grecia. El autor dice que la falta de hospitalidad ocasional era causada por la incapacidad de recibir forasteros. "Esta vejación y exclusión las sufría el desconocido, el diferente, el alter, el otro, pero no el semejante [...]". En cuanto a los anfitriones el autor relata que algunos entendían la hospitalidad como forma de dominación que "suscita una relación de rechazo y dominación, incluso de persecución y violencia hegemónicas [..]". 

Partiendo de esta idea se establece que la hospitalidad es un intercambio simbólico no asimétrico que en el trato con el otro puede vincularse al espíritu de la dádiva, según cada época histórica. Las razones de la hospitalidad pueden variar de acuerdo con las formas de regalar y retribuir, independientemente de la lógica económica y de la puesta en escena de los actores, pues lo que prevalece es la relación humana de intercambio en el tejido social. No obstante, este entendimiento epistemológico surge con problemáticas conceptuales que deben ser reflexionadas en el campo filosófico y social de la dádiva.

LA ALTERIDAD ANTE EL OTRO: FENOMENOLOGÍA FILOSÓFICA DE LA HOSPITALIDAD

Este trabajo epistemológico se basa en Derrida (1995) al indicar que si bien el regalo es una simulación, surge el deseo de prestar atención al otro. Para el autor, luego de entregar un presente comienza a anularse, o al menos las condiciones que hacen posible el regalo comienzan a hacerlo imposible.  La paradoja del don desencadena una economía circular de intercambio, retribución, agradecimiento y generosidad que acaba por anular al propio presente. La expresión que titula su obra "Donner la mort" indica que el don tal vez alcanza su mayor responsabilidad con la muerte por suicidio, o sea morir sacrificándose por el otro. Así, el don se entrelaza con la muerte y se vincula a la inmortalidad del alma. Esta muerte está unida a cada decisión que se toma en la vida.

"This other way of apprehending death, and of acceding of responsability, comes from a gift received from the order, from the one who, in absolute transcendence, see me without my seeing, hold me in his hand while remaining inaccessible" (Derrida, 1995: 40).

Derrida (1992) intenta responder las aspiraciones expresadas en la obra de Marcel Mauss en relación a la dádiva, y enfatiza que el don retribuido ante el conocimiento del don dado anula al regalo propiamente dicho. Si así fuera, el don interrumpiría el proceso de circulación económica inherente a la práctica capitalista. Para este autor el don puro está en la hospitalidad incondicional y "sin reservas", la cual se distingue de la actitud soberana del anfitrión y del parasitismo del huésped. Derrida (1992) dice que lo que se da puramente ya no es un don sino un tiempo.

Jacques Derrida, referente teórico en el campo de la filosofía de la hospitalidad, trabajó muchos años para articular reflexiones filosóficas, desde la lectura de textos canónicos sobre el tema hasta los problemas urgentes de esa sociedad, especialmente el caso de los migrantes. Emmanuel Lévinas (2004: 272), uno de los protagonistas de la obra de Derrida, asegura que es en la relación personal de uno con el otro donde el acontecimiento ético, la caridad y la misericordia, la generosidad y la obediencia, elevan a la persona por encima del ser. "(...) No es la conciencia la que da origen al Bien, sino que es éste el que llama a la consciencia. La sabiduría es lo que el Bien ordena. Es debido al Bien que toda alma hace lo que hace, tal como dice Platón". La fenomenología de la alteridad (Lévinas, 2004) tiene la siguiente dimensión: "traté de hacer una fenomenología de la sociabilidad a partir del rostro de otro hombre (a partir de la proximidad), viendo antes del mimetismo, antes de toda expresión verbal".

En la cultura ética el rosto del otro (o de lo absolutamente otro) despierta en la identidad del yo la inaccesible responsabilidad por el otro hombre y la dignidad de lo elegido, acto que se vincula a la justicia. El amor al prójimo y su derecho original de único e incomparable por quien se debe responder apelan a la razón capaz de comparar lo incomparable, a una sabiduría del amor. Una medida que se sobrepone a la "extravagante" e infinita generosidad "para con el otro" (Lévinas, 2004).

Derrida (2004)se cuestiona cómo interpretar en nombre de Lévinas esa hospitalidad. Para el autor la hospitalidad concierne a las relaciones entre una ética de la hospitalidad y un derecho o una política de hospitalidad con vistas a la paz universal. Resta analizar la hospitalidad más allá del hogar  familiar, en el espacio social, nacional, estatal o en el estado-nacional. Se toma el enunciado de Derrida (2004) que dice que la hospitalidad precede a la propiedad, teniendo en cuenta que el huésped acogedor que se cree propietario de los lugares es en verdad un huésped en su propia casa, bajo la égida de un tratado incondicional y paradójico de la ley de la hospitalidad.  Según el autor, la hospitalidad universal instituida como paz, debe poner fin a la hostilidad natural como establece Kant. Mientras que para Lévinas la hospitalidad no pertenece al orden y al espacio político.

Pero el ser humano tiende a vivir en sociedad y quiere preservar su identidad a cualquier costo, en lo que Kant (1999) denomina "insociable sociabilidad". Este principio conflictivo del hombre es esencial para el desarrollo de prácticas de la vida social como ideal proyectado por la propia razón de la paz definitiva con un fin y un deber (Oropeza, 2004). 

Frente a este debate entre los estudios filosóficos de la hospitalidad se debe situar primeramente a Kant, cuando define a la conversación "descartada" como finalidad sin fin. Lévinas en sus estudios sobre el "otro", fuente de inspiración para Derrida, situó el concepto de "hospitalidad incondicional", aquella que sólo dice sí al otro. De acuerdo con Camargo (2008) la dimensión filosófica de esos autores se centra en la dimensión ética que se refiere al fenómeno de las migraciones contemporáneas.

De acuerdo con Tomillo Noguero (2013), Kant construyó una idea de benevolencia proveniente de la profundidad del ser que suscita los deberes con los otros de forma sincera, por medio de fundamentos morales en una orientación práctica determinada, con la finalidad de hacer amigos y de evitar enemigos ejercitando la virtud humana.

Lévinas (2004) orienta su interpretación hacia la equivalencia de tres conceptos: fraternidad, humanidad y hospitalidad, siendo esta última el lugar ofrecido al extranjero, hombre y hermano, unida al recuerdo de la palabra de Dios. La hospitalidad indica una paz que no es puramente política en el sentido tradicional del término, ni simplemente política. Pertenece a un contexto en el cual la reafirmación de la ética, la subjetividad del huésped como subjetividad del rehén, desencadena el paso de lo político a lo que está más allá de lo político o lo que "ya no es político".

Cuando el otro no ha sido acogido de alguna manera en la epifanía no tendría sentido hablar de paz. Jamás un Estado Nación, cualquiera sea su régimen (incluso democrático), de derecha o de izquierda, se abrirá a una hospitalidad incondicional o al asilo. Este Estado desea siempre controlar el flujo inmigratorio (Derrida, 2004).

Así, se pondera que puede existir la hospitalidad entre personas y estados de modo que la inmigración es sólo un ejemplo de eso, puesto que las naciones no abrirán sus puertas a los extranjeros sin imponer límites o condiciones. No obstante, desde el punto de vista de Derrida (2004: 111) es preciso acentuar el derecho al refugio expuesto por la propia hospitalidad por todas partes (Israel, Ruanda, Europa, América, Asia) donde millones de personas sin documento ni domicilio fijo exigen, al mismo tiempo, un derecho internacional, otra política de fronteras, otra política humanitaria con un compromiso que se mantenga más allá del interés de las naciones. "(...) la palabra "hospitalidad" corresponde al recibimiento en la casa, pero sólo cuando se da con acogimiento, como expresa Lévinas en ‘Totalidad e Infinito’".

En síntesis, Derrida (2004) entiende la ley de la hospitalidad de la siguiente forma: el anfitrión que recibe (host), quien acoge al invitado o huésped (guest), el propietario del lugar, es en verdad un huésped recibido en su propia casa. Recibe la hospitalidad que él ofrece en su propia casa y de su propia casa, que en el fondo ya no le pertenece. El anfitrión como host es un guest. La habitación se abre a ella misma, a su "esencia" sin esencia, como "tierra de asilo". Quien invita es invitado por su invitado. Quien recibe es recibido, recibe la hospitalidad de aquello que considera su propia casa, incluso su propia tierra. Así, para el autor es preciso acoger al otro en su alteridad sin esperar y no se limita a reconocer sus predicados reales.

Aquí la palabra "hospitalidad" traduce, lleva adelante, reproduce las dos palabras que la precederán: "atención" y "acogimiento". Una paráfrasis interna, también una especie de perífrasis, una serie de metonimias que expresan la hospitalidad, el acogimiento: tensión en dirección a otro, intención atenta, atención intencional, sí al otro (Derrida, 2004: 40).

Derrida (2004: 43) en su análisis fenomenológico del acogimiento supone que este último determina el "recibir", la receptividad del recibir como relación ética. "Abordar al Otro en el discurso es acoger su expresión que traspasa a todo momento la idea que se podría tener de él. Es recibir del Otro más allá de la capacidad del yo (...)".

Tomillo Noguero (2013: 171) dice que el encuentro con el otro que es diferente de uno, o sea un desconocido, tiene una función liberadora y en determinadas circunstancias la apertura hacia el otro es "sentirse responsable por él y así manifestar su donación, don y dádiva".  También para ese autor, Lévinas fue uno de los grandes filósofos de la ética de la hospitalidad al decir que cuando la casa es acogedora se torna un "hogar" y su interior es al mismo tiempo abierto y cerrado, con la necesidad de reunión en su espacio privado. Lévinas basa la hospitalidad en las leyes de la Biblia vinculadas a la ética hebraica.

"El hombre se identifica con las cosas e identifica las cosas consigo mismo, manteniendo al mismo tiempo el sentido de las diferencias como también de las semejanzas que establece" (Mauss, 1923: 163 citado por Oliveira, 1979), de modo que las personas confunden el alma y el nombre en un gran número de sociedades. Mauss (1923 citado por Oliveira, 1979) quería encontrar el fundamento real de este mito de la identidad del alma y del nombre en la organización social. Las civilizaciones se delimitan por la capacidad de adoptar costumbres ajenas y de expandirse, pero también por la resistencia a la adopción de las costumbres de las sociedades que las incluyen. Este movimiento de apertura y resistencia se da en el campo de la hospitalidad, ante el espíritu de la dádiva, como modelo teórico de este estudio.

Para tener la audacia de decir bienvenidos, por ejemplo, se insinúa que se está en la propia casa. Se sabe lo que quiere decir estar en casa y que en casa se recibe, invita u ofrece hospitalidad, apropiándose de un lugar para acoger al otro, o peor aún, acogiendo al otro para apropiarse de un lugar y hablar el lenguaje de la hospitalidad. El "ser huésped", o "ser rehén" pertenece a la subjetividad del sujeto como "responsabilidad del otro". El rehén es sobre todo alguien cuya unicidad sufre la posibilidad de sustitución. Sufre esta sustitución y es sujetado, sujeto sometido al momento en que se presenta la "subordinación" (Derrida, 2004).

La experiencia de la hospitalidad es bajo esta visión una "hospitalidad infinita, pura o incondicional" que hace repensar la cultura y la ética. Derrida (2001: 43) delimita tal propuesta de la siguiente forma: La hospitalidad es la propia cultura y no una ética entre las culturas. En la medida en que la ética se refiere al ethos, a saber, el hogar, la casa propia, el lugar de residencia familiar así como el modo de estar, de relacionarse consigo y con los otros (cercanos o extranjeros), es hospitalidad; co-extensiva con la experiencia de la hospitalidad sea cual fuere el modo como se la abra o se la limite. 

En este artículo se cree que la hospitalidad es la razón por la cual se es capaz de acoger a un ser inesperado en la imposibilidad y lo imprevisto. La palabra acogimiento acarrea consigo señales de apertura y al mismo tiempo de restricción con el otro. Derrida & Dufourmantelle (2003: 62) proponen lo siguiente: "digamos sí al recién llegado antes de cualquier determinación, antes de cualquier identificación, se trate de un extranjero o no, de un inmigrante, de  un invitado o de un visitante inesperado, animal o divino, vivo o muerto, masculino o femenino". Por otro lado, el autor se cuestiona cómo distinguir un huésped de un parásito. Esta pregunta se depara entre el huésped y el parásito, que quedan estrictamente diferenciados, y deben someterse al derecho al acogimiento. No todo recién llegado es recibido como huésped si no se beneficia con el derecho a la hospitalidad, puede ser introducido en la casa del anfitrión pero como parásito, abusivo, ilegítimo, clandestino y pasible de expulsión. Derrida (2004: 64) concluye: "la hospitalidad supone la "separación radical" como experiencia de la alteridad del otro en relación al otro".

Araujo Pezzarolo et al. (2013: 146) dicen que "eso significa que  para que ocurra la acogida ambos sujetos  tienen que ajustarse mutuamente a las necesidades del otro, lo que exige de cada uno la mirada del otro, el abdicar de la tranquila certeza del saber previo, el ejercicio empático de la comprensión aunque de forma sincrónica en el tiempo y en el espacio". Así, se puede observar que la idea de mirar al otro fundamenta su punto de vista sobre la hospitalidad en la superación de la tolerancia y en el concepto cristiano de caridad como obligación.

La tolerancia es la hospitalidad condicional de modo que representa la subordinación ante las condiciones del otro, subordinándose a su autoridad y soberanía. La hospitalidad incondicional representa la apertura total al otro de forma imprevisible e identificable. La hospitalidad hiperbólica supera todos los excesos de expectativas que serían razonables en una relación asimétrica y dispar (Tomillo Noguero, 2013).

De esta manera, surge el debate de los tiempos de la hospitalidad y sus formas de donación y/o mercantilización. ¿Sería posible la dádiva en los tiempos modernos ante las actitudes concebidas por la lógica financiera? ¿Los atributos simbólicos de la dádiva antigua estudiados por Mauss serían posibles en la hospitalidad actual? Estas preguntas no parecen tener respuestas únicas, pero carecen de un debate profundo que a veces se siente ausente en el campo de las ciencias sociales aplicadas.

DON ARCAICO Y DON MODERNO: ¿HOSPITALIDAD PAGA O GRATUITA?

La comprensión de la hospitalidad desde la perspectiva de la antropología y la sociología presenta mejores alternativas de estudio en base al ensayo de Mauss, que se refiere a la hospitalidad como ritual básico del vínculo humano. Aunque importa verificar su posible vínculo con otros campos de conocimiento de forma interdisciplinaria. A fin de entender interdisciplinariamente el tema, Montandon (2011) incluye un conjunto de trabajos sobre hospitalidad en el ámbito de la historia, la filosofía, la antropología, la sociología y la literatura.

Se observan las diversas facetas de los estudios de hospitalidad en los autores clásicos y contemporáneos que buscan lograr la comprensión social del tema a través de la historia. Lashley (2015: 75) presenta el vínculo entre la noción de hospitalidad y el pasado de las religiones judeocristianas que "desarrollaron una fuerte consciencia de la necesidad de ofrecer hospitalidad y dar alimento, bebida y hospedaje a los extranjeros y necesitados" de forma distributiva. Mientras que se sabe que los ideales cristianos de hospitalidad fueron absorbidos parcialmente en sus prácticas y que los ideales de dádiva no tienen exactamente un origen cristiano como se ve en los estudios de las tribus antiguas realizados por Mauss (2008).

La hospitalidad comercial actualmente ofrecida por los medios de hospedaje podría aprender mucho de las obligaciones sociales antiguas al punto de atender las necesidades del cliente. Tomillo Noguero (2013: 180) destaca que "entre los protagonistas, la hospitalidad crea un vínculo de afecto, una relación de ayuda, que hace paradójicamente al anfitrión más vulnerable, lo cual incita a denominarlo huésped, término que históricamente ha seguido esta evolución: enemigo, extranjero, hospedado y anfitrión".

Camargo (2004: 18) se cuestiona cómo entender la continuidad y permanencia del ritual de la hospitalidad con sus leyes no escritas. Para el autor, el origen de la hospitalidad surge no de alguien que invita, sino de personas que necesitan abrigo y buscan calor humano al recibir al extraño. Las leyes escritas de la hospitalidad se resuelven en el foro de la justicia y las leyes no escritas son reglas ancestrales que no poseen foro de debate. Así, surge el concepto de inhospitalidad u hostilidad, es decir que la hostilidad es el resultado de un encuentro inhospitalario (Camargo, 2008). La noción de hospitalidad sería para ese mismo autor un conjunto de leyes no escritas que regulan el ritual social y cuya observancia no se limita a los usos y costumbres de las sociedades arcaicas o primitivas. Continuaron vigentes hasta hoy y se encuentran con toda fuerza en las sociedades contemporáneas.

Estos supuestos son cíclicos, engendrados en el sistema del don arcaico y moderno, y estudiados de formas dispares. Así, como elemento teórico director de la construcción epistemológica de hospitalidad, es importante destacar dos escuelas y sus abordajes principales:

1. La francesa, que se interesa por la hospitalidad doméstica y la hospitalidad pública, dando poca atención a la hospitalidad comercial;

2. La americana, que no se vincula con los estudios antiguos y remite a la actual versión comercial, basada en el contrato e intercambio establecido por los sectores del turismo y la hotelería.

A pesar de esto, se verifica que dichos abordajes vienen siendo tratados en los últimos años de forma más interdisciplinaria y algunos estudiosos franceses buscaron comprender el tema comercialmente, aunque fueron criticados. Por otro lado, algunos estudiosos anglosajones trataron el tema de la hospitalidad de manera más amplia al incluir la lógica doméstica y pública en sus estudios, esencialmente en el diálogo con los investigadores brasileños, tal como se constató en esta investigación. Estos diferentes abordajes influyeron en los temas de estudio del propio campo del turismo. A partir de esto se ve la necesidad de establecer puentes entre dichas corrientes para la noción de "hospitabilidad", o sea la cualidad y la condición de la hospitalidad que trae luz a la comprensión subyacente de ambos problemas conceptuales, esencialmente a la contrariedad del concepto de hospitalidad en el mercado turístico.

Así, hay que enfrentar la problemática epistemológica y filosófica entre las relaciones de mercado de la sociedad actual y la dinámica del sistema del don de Marcel Mauss. ¿Hasta qué punto los intercambios establecidos en la hospitalidad comercial se valen de la tríada dar-recibir-retribuir? Camargo (2004) se pregunta: ¿Dónde estaría el sacrificio en la hospitalidad comercial y ésta trae consigo elementos del sistema del don? Para el autor, no todas las acciones turísticas se desarrollan en el sistema comercial, algunas relaciones comerciales utilizan e incluyen acciones del sistema del don y muchas acciones (aparentemente vinculadas al sistema comercial) trasbordan hacia el sistema del don.

Dencker (2004: 189) dice que "las relaciones de mercado no existen aisladamente, sino que coexisten con otras formas de relación de intercambio, porque forma parte de la condición humana interactuar con el otro". Hoy esas relaciones parecen definir la propia identidad de los individuos. Godelier (2001) establece que en la sociedad la dádiva es una práctica subjetiva expresada en las relaciones entre personas situadas en el mercado y el Estado, aunque critica lo que él llama el comercio de las dádivas antiguas y modernas.

Aún así en una sociedad en la cual el Estado debe recomponer la sociedad, momento en el cual la economía de mercado necesita hacer las mejores elecciones liberales para la sociedad, surgen innumerables "organizaciones caritativas" que piden al potencial donante, generoso y solidario, no que comparta directamente su dinero sino aquello que compró con ese dinero y que destinaría a su propio consumo. Esta demanda se modernizó al punto de utilizar a los medios para sensibilizar a la opinión pública con el objetivo de triunfar en causas diversas, tales como la lucha contra enfermedades o conflictos de guerra. El mercado aprovechó la tradición de los regalos, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, creando una verdadera industria que se desarrolla sin cesar y ofrece cada día más opciones para satisfacer esa tradición. Esto se contrapone, al mismo tiempo, a los nuevos comportamientos de ahorro que han dado origen a campañas para simplificar la práctica de los presentes o regalos. Esto refuerza que la economía de los dones equivalentes fue expandida en las relaciones comerciales capitalistas al igual que la economía de los dones potlatch (Godelier, 2001).

Plentz (2005: 67) considera que no se trata de contrariar el intercambio de mercado pues forma parte de la realidad y también es necesario, "sino de rescatar algo más, lo que está por detrás de la hospitalidad comercial". El estudio de la hospitalidad puede resaltar el valor del vínculo entre los seres humanos y sus intercambios bajo formas de virtudes, al punto que no todo puede ser negociable en cuanto a los lazos de los individuos. Para la autora, por más que haya confort en un establecimiento comercial o en un destino, las relaciones son siempre establecidas en el contacto con el otro, pues aunque estén pagando los servicios es imperativa la sensación de bienestar y confort social más allá de la lógica material.

Paradójicamente se verifica que la hospitalidad moderna "es exactamente contraria a lo que el mercado procura: crear las condiciones de intercambio de bienes entre extraños que son iguales (...). El mercado podría entonces ser definido como un don dividido" (Godbout, 1992: 242), lo cual destaca que el valor del vínculo de un objeto no tiene equivalencia monetaria. Para el autor el don establece relaciones de hospitalidad y a diferencia de lo que sucede con el mercado, el universo del don requiere lo implícito y no lo dicho, de modo que el equilibrio del don se encuentra en la deuda recíproca y en la experiencia compartida como un "boomerang".

Bajo este punto de vista se inserta la óptica de Godelier (2001: 234) en la cual la moneda tiene dos funciones y lugares al mismo tiempo. Uno en el corazón del intercambio, donde funciona como medio de pago; otro más allá del intercambio, el cual resulta un punto fijo que sirve de referencia para medir el valor de lo que circula. Incluso en su perspectiva marxista, este autor considera que el don subjetivo se opone a las relaciones comerciales, pero siempre acarrea sus estigmas. El autor indica que siempre hay en lo social cosas que escapan al contrato, que no son negociables, que se sitúan más allá de la reciprocidad. "Sólo la intrusión de mercaderías y monedas (europeas u otras) no destruye la economía de los dones o lleva el potlatch a su límite o lo hace desaparecer. Se necesitan otros factores no económicos: transformaciones culturales e ideológicas que afecten a la sociedad en profundidad". 

De ese modo es preciso considerar la historicidad de la relación entre la hospitalidad y la moneda. Gotman (2009: 4) considera que la hospitalidad comercial tiene sus raíces en la Edad Antigua griega y judaica, y más recientemente estableció relaciones vacías entre los viajeros y los locales. Para la autora existe en el comercio de la hospitalidad una "antinomia que opone el paradigma de la dádiva al paradigma del comercio. [...]Este último para imponerse debe recurrir permanentemente al primero, incluso deformándolo o privándolo de sus características". Así, la hospitalidad y la relación comercial actúan simultáneamente en oposición y favoreciendo a una y otra en un orden mimético, a través del tiempo, en variadas situaciones que extrapolan la lógica del turismo contemporáneo.

Entre las problemáticas de las relaciones entre anfitriones y visitantes en el campo del desarrollo del turismo y sus posibilidades de humanización por la dádiva, se sitúa al pensamiento de Tomillo Noguero (2013: 207) quien establece que "la hospitalidad turística es una condición necesaria para desencadenar primero e incrementar después el desarrollo local en cualquier comunidad", de modo que sin hospitalidad no hay desarrollo local. Así, en el presente artículo, se considera la hospitalidad de una comunidad como un hecho sociológico anterior a las premisas necesarias para el desarrollo económico del turismo local.

Se puede coincidir con Gotman (2009) cuando asegura que la relación entre la hospitalidad establecida por el dinero y por la equivalencia entre precio y servicio es anónima. Por eso la sociedad moderna prefiere tal relación, pues hospedarse en un hotel dispensa el esfuerzo de sociabilidad, lo que se diferencia de la hospitalidad gratuita en la cual se da la "asimetría de reciprocidad", dimensión constitutiva de la dádiva y de la propia hospitalidad. De esa forma, paradójicamente, para establecer la dádiva en el comercio de la hospitalidad es necesario romper la indiferencia de los servicios hoteleros en torno de la generosidad que exigen "extras improvisados" en la prestación de servicios que no son meramente materiales. Debe entenderse que el huésped es por definición alguien con necesidad o dificultad, no porque está lejos de su casa sino porque está privado de su casa (Gotman, 2009). La autora concluye que sólo de esa forma puede darse una relación comercial personal y no personalizada en la conversión del turista en invitado. Las investigaciones sobre la hospitalidad en la teoría de la dádiva presentan puntos de vistas paradójicos entre lo arcaico y lo antiguo, lo pago y lo gratuito, pero todo eso se cruza en el tejido social en el acogimiento al otro y sus intercambios de símbolos.

LA TEORÍA DE LA DÁDIVA Y LA INVESTIGACIÓN EN HOSPITALIDAD

Se entiende que las relaciones entre dádiva y hospitalidad se establecen en las relaciones de intercambio entre anfitrión y huésped, pues cuando hay un intercambio la persona con quien se estableció contacto deja su marca de alguna forma en la memoria (Pimentel et al., 2007). Desde la perspectiva de la dádiva Gotman (2009: 19) garantiza que lo más importante es que ocurra un cambio positivo tanto en la lógica del anfitrión como en la perspectiva del turista. "En materia de turismo, las buenas prácticas pueden realizar la reciprocidad de la dádiva, de la cual la hospitalidad es el corazón". Entre las relaciones paradojales entre el comercio turístico y la dádiva hay que considerar el impacto causado por el primero en las relaciones entre el visitante y el residente.

Lashley (2015) considera que los estudios del dominio comercial han sido foco de los debates académicos así como los dominios doméstico y cultural (social) han sido limitados. Aunque las economías industriales modernas no guarden las mismas obligaciones morales en relación a la hospitalidad, el estudio de los dominios cultural y doméstico brinda percepciones que son capaces de evaluar críticamente la hospitalidad comercial. Uniendo estos factores se resalta a O´Marrony (2015: 127) quien indica que "el valor de las relaciones entre anfitrión y huésped y de la reciprocidad y el desarrollo de vínculos fuertes resultan componentes fundamentales para el lucro y la sustentabilidad de las empresas".

Al extrapolar sus primeros abordajes los estudios de Marcel Mauss son citados por investigadores anglosajones al reflexionar sobre los intercambios económicos y sociales de la dádiva. Lynch et al. (2011) se preocupan por las relaciones de alteridad no comerciales, por el factor romántico dado bajo el abordaje utilitario. "The precise nature of the exchange in hospitality and the extent to which some descriptions of non-commercial exchange may be overly  romanticize is a matter of debate" (Lynch et al., 2011: 10). Esos mismos autores consideraron el debate de la hospitalidad de modo interdisciplinario en una publicación de la revista Hospitality & Society, inaugurada con la intención de relacionar la teoría y la práctica en esa área. En síntesis, algunos autores anglosajones comprendieron el estudio de la hospitalidad como una metáfora del intercambio social y económico entre extraños. El problema es encuadrar diferentes disciplinas en una plataforma de estudio, pues "hospitality is framed quite differently in the social sciences than it is the manegerial sciences" (Lynch et al., 2011: 4). 

La hospitalidad en el sentido sociológico y antropológico ha ganado fuerza con diversas investigaciones. Una de ellas se relaciona con el Centro de Literatura Contemporánea de la Universidad Blaise Pascal, de Francia, coordinada por el profesor Alain Montandon. Otro grupo reunido por Alain Caillé en torno de la Revué du M.A.U.S.S. busca reubicar el paradigma maussiano en el centro del debate.

Otros trabajos coordinados por la socióloga Anne Gotman(2015), de la Universidad de París, también están discutiendo las bases del acogimiento social, aunque la autora alegue realizar ese trabajo aisladamente en Francia (en entrevista realizada in loco). Anne Gotman aborda las dimensiones de la hospitalidad contemporánea en la ciudad y la arquitectura. Otro grupo de estudio está coordinado por la profesora Isabel Batista de la Universidad de Porto, y se refiere a la hospitalidad como un modo privilegiado de la vida humana, marcada por la apertura de la subjetividad a la alteridad de las prácticas del recibir.

Los estudios de la hospitalidad en Brasil, bajo la perspectiva de la dádiva maussiana, se estructuraron en tres lugares específicos: el Programa de Posgrado en Sociología de la Universidad Federal de Pernambuco, el Programa de Posgrado en Hospitalidad de la Universidad Anhembi-Morumbi y el Programa de Posgrado en Turismo y Hospitalidad de la Universidad de Caxias do Sul. No obstante, diversos estudios han sido realizados en forma aislada en otros programas de posgrado que aún no están integrados a la formación de un grupo académico sólido en Brasil.

Camargo (2008) trabaja con estudios de la hospitalidad desde el punto de vista socio-antropológico y los vincula con la dádiva de Marcel Mauss. En la entrevista realizada in lococon Luiz Octávio de Lima Camargo(2015), se percibió su formación en la escuela francesa con el aporte de autores como Derrida y Mauss, aunque el autor discuta dicha relación con la hospitalidad comercial.

El hecho de que el intercambio social sea al mismo tiempo interesado y obligatorio por un lado, y desinteresado y libre por otro, expone la complejidad del sistema de la dádiva de Marcel Mauss que aún carece de entendimientos epistemológicos en varios campos, incluso en el turismo. El hecho es que la dádiva no busca igualdad o ambivalencia en un movimiento multilateral, en un intercambio material y espiritual, como forma de comunicación entre almas. La dádiva produce alianzas políticas, religiosas, económicas y jurídicas en el establecimiento de relaciones humanas que son introducidas en el tejido social.

De carácter más reciente en lo que concierne a los estudios de hospitalidad es necesario situar la publicación de Lashley & Morrinson (2004), en la cual la hospitalidad es central para entender el turismo, aunque no considere el sistema del don como herramienta de análisis propiamente dicha. En una entrevista realizada in loco con Conrad Lashley (2015) se verificó su interés por discutir las relaciones de la hospitalidad según la lógica de la dádiva, aunque la óptica de mercado tienda a prevalecer ante su dinámica de estudio y el trabajo en la Stenden University, institución a la cual sigue vinculado actualmente.

Gehrels (2015: 220) discute la internacionalización de la investigación sobre hospitalidad, indicando que existe un vacío entre el mercado y la academia como resultado de las diferencias entre ambos. Este autor indica que la "cocreación de estudios entre esos dos grupos puede sumar valor agregado a quienes hagan uso de los beneficios de la investigación", asociándose en una red capaz de desarrollar un camino constructivo. El autor menciona el ejemplo del hotel de la Stenden University que presenta un paradigma tácito entre el mercado hotelero y la educación superior en hospitalidad.

Es importante destacar el trabajo de Spolon (2015), quien relata su experiencia aproximando las corrientes de pensamiento de la hospitalidad brasileña y anglosajona con los profesores Luiz Octávio de Lima Camargo y Conrad Lashley, respectivamente. La convivencia personal entre la autora y los referidos investigadores en sus propias residencias permitió la publicación de trabajos en un ambiente afectivo practicando la hospitalidad académica. Del mismo modo, Spolon et al. (2015) describen la relación establecida con el Profesor Félix Tomillo Noguero, de carácter emotivo y dadivoso pues era impulsada por la empatía y la admiración mutuas. Se destaca la necesidad de establecer dichos vínculos en la academia, pues existe una contradicción entre la educación y la investigación en cuanto a las relaciones de hospitalidad y práctica académica entre profesores y alumnos. Algunos académicos la denominan "hospitalidad académica".

Phipps & Barnett (2007: 244) estudiaron el concepto de hospitalidad en el ámbito universitario bajo diferentes formas y prácticas, considerando la vida académica cotidiana como conferencias, lineamientos de investigación y publicación y el propio lenguaje académico. Los autores consideran que la "hospitality requires the embrace of the other withim the limits of the limits of what is not know to be possible. It enacts an ethical of enconunter between the co-extensive fragilities of self and other; other-as-self." Ellos indican que ese ambiente debe estar abierto a nuevas formas de conversación, teniendo en cuenta que el arte de la conversación es el arte de la hospitalidad.

Frente a los estudios de los ingleses Conrad Lashley y Alison Morrinson, y de los programas de posgrado en hospitalidad, incluso con visones distintas, se verifican los esfuerzos de la integración de esas variadas corrientes, puesto que tanto la hospitalidad comercial como la hospitalidad pública se nutren de la misma matriz, la hospitalidad doméstica. Asimismo, el estudio de la inhospitalidad, característica de la sociedad moderna que afecta tanto a los inmigrantes como a los turistas, puede ser interpretado como falta de hospitabilidad, de capacidad de hospitalidad, tanto de los anfitriones como de los huéspedes. Se utiliza el término hospitabilidad, acuñado por el grupo de Lashley, para designar la capacidad necesaria para las aptitudes doméstica, pública y comercial. 

De acuerdo con O´Marrony (2015) la falta de hospitabilidad ocurre en instancias en las cuales la prestación de servicios puede tener un impacto negativo sobre la satisfacción, como la no aceptación de tarjetas de crédito internacionales, la ausencia de señales y la provisión de instructivos para los usuarios del transporte público. Los actos de hospitabilidad son la obligación mutua, la reciprocidad y el virtuosismo.

O´Marrony (2015) considera que o libro "En busca de la Hospitalidad" de Lashley & Morrinson (2004) es innovador por incluir constructos sociológicos provenientes de la antropología, la historia y la filosofía, específicamente en la delimitación de los dominios privado, social y comercial. Esa publicación generó una serie de otras publicaciones y nuevas posibilidades de estudios para el área, transponiendo la educación tradicional de la administración hotelera y de las ciencias sociales. O´Marrony (2015: 127) asegura que en los textos reunidos en esa publicación, que discute los gestos de amistad que "generan experiencias mutuamente benéficas y orientan a establecer relaciones, tuvieron grandes implicaciones comerciales". Entender esas relaciones y su impacto en la experiencia de la hospitalidad se torna esencial para generar experiencias memorables para los huéspedes y ofrecer los servicios básicos alimentando, dando bebidas y brindando hospedaje en un rol inferior.

El abordaje de los tres dominios de Lashley (2015) brinda una estructura útil para encapsular e iluminar los elementos sociales de la hospitalidad y permite a los investigadores interpretar, didácticamente, el impacto de las tendencias sociales emergentes, junto con los estudios del gerenciamiento de la hospitalidad. A pesar de eso, se destaca que dicha publicación no penetra en los debates filosóficos y antropológicos de la dádiva de Mauss y Derrida que se han presentado anteriormente en este artículo, como teorías fundamentales de la hospitalidad.

La hospitalidad como investigación académica aún es utilizada por los estudiantes con sentido común, indica Camargo (2008: 23) al analizar que el término es utilizado como sinónimo de hotelería y turismo. La noción sustantiva de hospitalidad debería sustituir la adjetivación atribuida al carácter de los negocios de la actividad turística en un nuevo paradigma y como condición primera de la actividad. De ese modo, se atribuye valor a la idea del encuentro entre anfitrión y huésped en una ética implícita. "[...] analizar la hospitalidad, hoy, en cualquier circunstancia, es develar el panorama ora de hospitalidad ora de inhospitalidad (o de hostilidad) que rodea a las relaciones humanas".

Por lo tanto, se puede decir que "la hospitalidad surge justificada como uno de los trazos fundamentales de la subjetividad humana en la medida que representa la disponibilidad de la consciencia para acoger la realidad fuera de sí", (Baptista, 2002: 157).  Al acoger al otro como huésped significa que se acepta recibirlo en la propia ciudad, la propia casa, poniendo a su disposición lo mejor que se es y se posee en busca de lugares de elección para la mediación humana. Esta misma autora destaca que la hospitalidad permite romper con un ciclo egoísta, por medio de una dimensión ética, solidaria y responsable con la vida en común en los espacios sociales.

CONCLUSIÓN

Mauss (2008: 195) concluye su tesis diciendo que una parte considerable de la moral y la propia vida siempre permanece en este ambiente de la dádiva, la obligación y al mismo tiempo la libertad. Felizmente, no todo está clasificado exclusivamente en términos de compra y venta. "Las cosas tienen un valor sentimental más allá de su valor venal, suponiendo la existencia de valores que sean sólo de este género". Aunque el dinero corrompa los valores éticos, felizmente no todo está clasificado exclusivamente en términos de compra y venta.

La hospitalidad entendida bajo la perspectiva de la dádiva puede dar origen en el escenario contemporáneo a un debate ético acerca de los aspectos sociales y económicos que forman parte del mercado turístico y sus relaciones con la comunidad local. Así, ciertas relaciones de intercambio entre anfitriones y huéspedes, basadas en la empatía ante la mirada del otro, ayudarían al desarrollo de sociedades en las cuales el valor material no se contrapone a los sentimientos de altruismo y benevolencia.

No se trata de colocar el mercado y lo humano de forma dicotómica con una visión maniquea, sino de comprender que muchos sentimientos superan la lógica capitalista, como el amor entre padres e hijos, la amistad, la complicidad de una pareja, la dedicación al trabajo, la relación con los animales y el acto generoso de acoger a desconocidos. A partir de este análisis epistemológico se propone el concepto de "dádiva hospitalaria" a fin de utilizar los recursos sociológicos y antropológicos del espíritu de la dádiva para interpretar el don de la hospitalidad en la relación filosófica con el otro. Dicho atributo conceptual podría vincular con más profundidad los estudios de la hospitalidad con el modelo sociológico y antropológico de la dádiva, en la relación filosófica con el otro ante el acto de acogerlo. Aquí, no se entiende a la dádiva como sinónimo de hospitalidad, sino como un fundamento teórico que puede nutrir este campo científico y crear directrices afectivas para el sector comercial y público de la hospitalidad, esencialmente en la relación de intercambio simbólico y afectivo entre anfitrión y visitante, en un régimen asimétrico en busca de la empatía con el otro.

La idea de hospitalidad no implica la inexistencia de hostilidad y no deja de lado las formas arbitrarias de dominación y manipulación. La hospitalidad prevé relaciones sociales asimétricas que no constituyen elementos utópicos de igualdad social y económica. Los símbolos afectivos transitan la lógica de la dádiva y de la hospitalidad y pertenecen a la esfera del poder, pero no se explican únicamente por la lógica material. Los rituales estudiados por Mauss (2008) en las sociedades antiguas y determinados vínculos sociales contemporáneos como actitudes humanas particulares en el ámbito comercial de los servicios, pueden ser las premisas de una sociedad más desarrollada y comprometida con el otro. En este sentido, el término hospitalidad comercial atiende la comprensión de las formas de hospedaje creadas a partir del turismo que no necesariamente se distinguen, en parte, de las formas supuestamente sociales de hospitalidad, pero pueden incluir la idea de reciprocidad y acogimiento a otro.

Finalmente, es claro que el hombre debe viajar por ocio y por trabajo, y puede encontrar nuevos puntos de vista e intercambios sociales y comerciales. La formación del conocimiento y las prácticas de hospitalidad suponen relaciones donde la mirada siempre es selectiva ante una perspectiva simbólica. En este sentido, el turismo moderno busca relaciones de hospitalidad genuinas para el desarrollo de prácticas dadivosas entre sus protagonistas (huéspedes y anfitriones). Así, la sociedad tiene una oportunidad de realizar intercambios asimétricos, ya que para la utopía de la igualdad no es prioritaria en la dádiva, sino el sacrificio por el otro a partir de sí mismo y para sí mismo. En conclusión la hospitalidad, a la luz de la teoría de la dádiva, puede ser entendida como un instrumento de intercambio social y simbólico capaz de acoger al otro aún frente a la imposibilidad, o bien mediante acciones programadas que extrapolen las relaciones de los contratos comerciales y sociales ante la imprevisibilidad de las relaciones humanas en los intercambios asimétricos simbólicos.

Agradecimientos:

Trabajo oriundo del posdoctorado realizado en la EACH – USP, en 2015, con el uso de recursos del CNPq.

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Recibido el 16 de febrero de 2016
Reenviado el 28 de marzo de 2016
Aceptado el 03 de abril de 2016

Arbitrado anónimamente

Traducido del portugués

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